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Manejo de la fiebre en pacientes pediátricos y usos de medicamentos antipiréticos

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Universidad Tecnológica de Santiago 
Sistema Corporativo 
UTESA 
 
 
Escuela de Medicina 
 
Presentado A: 
Dra. Rosa Morel 
 
Presentado por: 
 
 
Tema: 
Manejo de la fiebre en pacientes pediátricos y usos de medicamentos 
antipiréticos 
 
Asignatura: 
Pediatría 
 
Fecha: 
16/08/2023 
 
Santiago, Rep. Dom. 
 
 
 
La fiebre es la elevación de la temperatura corporal mediada por un incremento del 
umbral hipotalámico que regula el calor. Por consenso, se acepta que hay fiebre cuando 
la temperatura corporal es superior a los 38 0C en el recto, 37,8 0C en la boca o 37,4 0C 
en la axila. 
La fiebre es el principal motivo de consulta pediátrica, constituye un síndrome que 
acompaña a enfermedades banales y autolimitadas y a enfermedades graves que ponen 
en peligro la vida, la etiología no necesariamente es infecciosa, puede tener un fondo 
inmunológico, alérgico y neoplásico, pero lo esencial es que la presencia de fiebre indica 
actividad inflamatoria. En la consulta pediátrica, la fiebre ocupa sin lugar a dudas el 
primer lugar, se habla que entre 25-30% de la consulta a nivel privado, así como en los 
servicios institucionales de consulta externa y de urgencias el porcentaje se eleva hasta 
60%, ese porcentaje es todavía mayor si se incluyen las consultas telefónicas. 
 
 
En el origen de la fiebre hay una gran variedad de 
agentes infecciosos, así como otras condiciones 
no infecciosas que desencadenan la respuesta 
inflamatoria. Las manifestaciones de cualquier 
cuadro febril tienen un carácter estereotipado, 
totalmente independiente de su origen. 
 
En función de la temperatura corporal: 
 
En función del tiempo de evolución se distingue 
entre: 
 Fiebre de corta duración. Está presente durante un período de tiempo inferior 
a 2 semanas. 
 Fiebre de duración intermedia. Se mantiene durante 2-3 semanas. 
 Fiebre de larga duración. Es aquella cuya duración supera las 3 semanas. 
 
 
 
 
De acuerdo con la curva térmica, la fiebre puede ser: 
 Intermitente. Se caracteriza 
porque la temperatura 
desciende cada día a valores 
normales. 
 Remitente. Es aquella en la 
que la temperatura desciende 
cada día, pero sin alcanzar los 
valores normales en ningún 
momento. 
 Mantenida. Es aquella en la 
que la temperatura no muestra 
oscilaciones superiores a un grado a lo largo del día. 
 Recurrente. En la que aparecen alternancias entre períodos febriles y períodos de 
temperatura normal de duración variable. 
El abordaje de la fiebre en el contexto pediátrico suscita una inquietud recurrente entre 
progenitores y cuidadores. La fiebre, respuesta fisiológica intrínseca del organismo ante 
injurias infecciosas o patológicas, generalmente carece de intrínseca nocividad. No 
obstante, se insta a la gestión vigilante de la misma con el propósito de aliviar el malestar 
del infante y atenuar la probabilidad de complicaciones subsiguientes. En este contexto, 
se delinean directrices para el encauzamiento de la fiebre en niños, inclusive la 
ponderación del empleo de agentes antipiréticos. 
 Observación. Se recomienda una observación cuidadosa del comportamiento del 
niño afectado por hiperpirexia, con especial atención a la presencia de comodidad 
subjetiva, interacción lúdica y una ingesta dietética adecuada, factores que podrían 
dictar la dispensa de medidas terapéuticas inmediatas. 
 Hidratación. La atención a la hidratación se erige como elemento crucial, en 
virtud de la propensión de la fiebre a desencadenar desequilibrios 
hidroelectrolíticos. Consecuentemente, se postula la administración de fluidos, 
tales como agua, caldos o zumos con baja concentración, en miras a contrarrestar 
la eventualidad de deshidratación. 
 Vestimenta. La elección de vestimenta ligera se erige como precepto, concordante 
con la consecución de una regulación térmica eficaz. La adopción de prendas de 
bajo calibre favorece la dissipación de calor corporal, excluyendo un abrigo 
exagerado que propicie la termogénesis no deseada. 
 Medios físicos. Para situaciones de hiperpirexia acentuada, la terapia de inmersión 
en agua templada emerge como alternativa viable. No obstante, se desestima el 
uso de abluciones frías, en virtud de su capacidad para instigar mecanismos de 
termorregulación y sus correspondientes escalofríos. 
 Fármacos antipiréticos. La integración de agentes antipiréticos, como el 
paracetamol (acetaminofén) y el ibuprofeno, se contempla en el escenario de 
 
 
fiebre significativa que conlleva malestar sustancial en el infante. La 
cuantificación posológica, dictada por la concentración del fármaco y el peso del 
paciente, obedece a premisas rigurosas, enfatizando la adhesión estricta a 
directrices médicas o etiquetado de medicamentos. 
La dosis recomendada de paracetamol se basa en el peso del niño. Generalmente, se 
administra cada 4 a 6 horas, según sea necesario. La cantidad máxima diaria de 
paracetamol debe respetarse para evitar riesgos de sobredosis. Las siguientes dosis son 
solo una guía general: 
 Para niños menores de 2 años: Por lo general, se recomienda 10-15 mg/kg por 
dosis. 
 Para niños de 2 a 4 años: 120 mg a 250 mg por dosis. 
 Para niños de 5 a 8 años: 250 mg a 500 mg por dosis. 
 Para niños de 9 a 12 años: 500 mg a 750 mg por dosis. 
Al igual que con el paracetamol, la dosis de ibuprofeno se basa en el peso del niño. 
También se administra cada 6 a 8 horas, según sea necesario, y la cantidad máxima diaria 
debe respetarse para evitar problemas de salud. Las siguientes dosis son solo una guía 
general: 
 Para niños menores de 6 meses: Consulta con el médico para obtener la dosis 
adecuada. 
 Para niños de 6 meses a 1 año: 50 mg a 100 mg por dosis. 
 Para niños de 1 a 3 años: 100 mg a 200 mg por dosis. 
 Para niños de 4 a 6 años: 200 mg a 300 mg por dosis. 
 Para niños de 7 a 9 años: 300 mg a 400 mg por dosis. 
 Para niños de 10 a 12 años: 400 mg a 600 mg por dosis. 
El uso de la dipirona en pacientes pediátricos es un tema que ha generado controversia 
debido a preocupaciones sobre sus efectos secundarios, especialmente en relación con el 
riesgo de agranulocitosis, una afección que afecta la producción de glóbulos blancos en 
la sangre. Dado este riesgo, en varios países, la dipirona ha sido prohibida o restringida 
en su uso pediátrico. Es importante destacar que las recomendaciones y regulaciones 
pueden variar según la región y el país. 
 Indicación Específica: Normalmente se reservaría para situaciones de dolor 
moderado a intenso o fiebre que no puede controlarse con otros medicamentos y 
cuando no haya alternativas más seguras disponibles. 
 Monitorización y Vigilancia: Se debe realizar una monitorización cercana de la 
respuesta del niño al tratamiento con dipirona, y cualquier efecto secundario o 
reacción adversa debe ser reportado inmediatamente al médico.

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