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Actualización en Neuroendocrinología José Manuel Gómez Sáez Jefe de Sección del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Bellvitge, L´Hospitalet de Llobregat. Barcelona, España. Profesor Asociado de la Universidad de Barcelona. Investigador del CIBERDEM (Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas). © 2015 Elsevier España, S.L. Travessera de Gràcia, 17-21 08021 Barcelona, España Fotocopiar es un delito (Art. 270 C.P.) Para que existan libros es necesario el trabajo de un importante colectivo (autores, traductores, dibujantes, correctores, impresores, editores…). El principal beneficiario de ese esfuerzo es el lector que aprovecha su contenido. Quien fotocopia un libro, en las circunstancias previstas por la ley, delinque y contribuye a la «no» existencia de nuevas ediciones. Además, a corto plazo, encarece el precio de las ya existentes. Este libro está legalmente protegido por los derechos de propiedad intelectual. Cualquier uso fuera de los límites establecidos por la legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es ilegal. Esto se aplica en particular a la reproducción, fotocopia, traducción, grabación o cualquier otro sistema de recuperación y almacenaje de información. ISBN (versión impresa): 978-84-9022-538-7 ISBN (versión electrónica): 978-84-9022-690-2 Depósito legal (versión impresa): B. 18.217 - 2014 Depósito legal (versión electrónica): B. 18.218 - 2014 Servicios editoriales: Gea Consultoría Editorial, s.l. Advertencia La medicina es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los últimos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para comprobar las dosis recomendadas, la vía y duración de la administración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar las dosis y el tratamiento más indicados para cada paciente, en función de su experiencia y del conocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad alguna por los daños que pudieran generarse a personas o propiedades como consecuencia del contenido de esta obra. El Editor Elvin Aliyev Investigador predoctoral del Grupo de Neoplasia y Diferenciación Endocrina, P0L5. Centro de Investigaciones Médicas de la Universidad de Santiago de Compostela. Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago. CIBERobn. Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de Santiago de Compostela. A Coruña, España. Javier Aller Pardo Médico adjunto, Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario Puerta de Hierro. Majadahonda. Madrid, España. Vocal del Grupo Español de Tumores Neuroendocrinos (GETNE). Majadahonda. Madrid, España. Cristina Álvarez Escolá Médica adjunta de Endocrinología, Hospital Universitario La Paz, Madrid. Profesora Asociada de Endocrinología, Universidad Autónoma de Madrid; Coordinadora del Área de Conocimiento de Neuroendocrinología de la SEEN Clara Álvarez Villamarín Investigadora principal del Grupo de Neoplasia y Diferenciación Endocrina, P0L5. Centro de Investigaciones Médicas de la Universidad de Santiago de Compostela. Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago. CIBERobn. Catedrática de Universidad Acreditada del Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de Santiago de Compostela. A Coruña, España. Dilek Bahar Investigadora predoctoral del Grupo de Neoplasia y Diferenciación Endocrina, P0L5. Centro de Investigaciones Médicas Colaboradores de la Universidad de Santiago de Compostela. Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago. CIBERobn. España. Ignacio Bernabéu Morón Médico especialista en Endocrinología y Nutrición (FEA, Servicio de Endocrinología y Nutrición), Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela. A Coruña, España. Profesor asociado, Departamento de Medicina, Facultad de Medicina y Odontología, Universidad de Santiago de Compostela. A Coruña, España. Mariana Campderá Michelena Médica Residente, Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario Puerta de Hierro. Majadahonda. Madrid, España. David Cano González Investigador básico, Laboratorio de Endocrinología Experimental del IBiS. Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla, España. Jersy Cárdenas Salas Médico Residente del Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario La Paz. Madrid, España. Justo Pastor Castaño Fuentes Catedrático de Universidad, Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología, Facultad de Ciencias, Universidad de Córdoba. España. José Ángel Díaz Pérez Médico adjunto, Servicio de Endocrinología, Hospital Clínico San Carlos. Profesor asociado, Facultad de Medicina, Universidad Complutense. Secretario de la Sociedad Española de Diabetes. Madrid, España. iii Colaboradores iv Esther Díaz Rodríguez Investigadora posdoctoral del Grupo de Neoplasia y Diferenciación Endocrina, P0L5. Centro de Investigaciones Médicas de la Universidad de Santiago de Compostela. Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago. CIBERobn. Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de Santiago de Compostela. A Coruña, España. Javier Estrada García Médico adjunto, Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario Puerta de Hierro. Majadahonda. Madrid, España. Carmen Fajardo Montañana Jefa de Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario de La Ribera. Profesora asociada, Departamento de Endocrinología, Facultad de Medicina, Universidad Católica de Valencia. Vocal de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Alzira. Valencia, España. Eva Fernández Rodríguez Médica adjunta, Servicio de Endocrinología, Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela. A Coruña, España. Manuel Gahete Ortiz Contratado posdoctoral, Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología, Facultad de Ciencias, Universidad de Córdoba. España. Montserrat García Lavandeira Investigadora posdoctoral del Grupo de Neoplasia y Diferenciación Endocrina, P0L5. Centro de Investigaciones Médicas de la Universidad de Santiago de Compostela. Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago. CIBERobn. Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de Santiago de Compostela. A Coruña, España. Ángela García Rendueles Investigadora predoctoral del Grupo de Neoplasia y Diferenciación Endocrina, P0L5. Centro de Investigaciones Médicas de la Universidad de Santiago de Compostela. Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago. CIBERobn. Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de Santiago de Compostela. A Coruña, España José Manuel Gómez Sáez Jefe de Sección del Servicio de Endocrinología y Nutrición, Hospital Universitario de Bellvitge, L’Hospitalet de Llobregat. Barcelona, España. Profesor asociado, Departamento de Endocrinología y Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona. Investigador del CIBERDEM. L´Hospitalet de Llobregat. Barcelona, España. Irene Halperin Rabinovich Consultora del Servicio de Endocrinología y Nutrición, Hospital Clínic Universitari. Profesora asociada, Departamento de Endocrinología, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona. España. Alejandro Ibáñez Costa Becario predoctoral, Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología, Facultad de Ciencias, Universidad de Córdoba. España. Miguel Ángel Japón Rodríguez Médico adjunto, Servicio de Anatomía Patológica, Hospital Universitario Virgen del Rocío. Investigador, Instituto de Biomedicina de Sevilla. España. Alfonso Leal Cerro Investigador responsable del Laboratorio de Endocrinología Experimental, Institutode Investigación de Biomedicina de Sevilla (IBiS). Investigador Emérito del IBiS. Hospital Universitario Virgen del Rocío, Universidad de Sevilla/CSIC. Coordinador Nacional del proyecto del GNE de la SEEN. Estudio de marcadores moleculares de los tumores hipofisarios (REMAH) de la Sociedad Española de Endocrinología. Sevilla, España. Raúl Miguel Luque Huertas Profesor titular, Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología, Facultad de Ciencias, Universidad de Córdoba. España. Colaboradores v Rosa Magallón de Sebastián Médica especialista en Radioterapia, Departamento de Oncología Radioterápica, Hospital Universitario Puerta de Hierro. Integrada en la SEOR (Neurooncología). Majadahonda. Madrid, España. Mónica Marazuela Azpiroz Jefa de Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario de La Princesa. Profesora titular, Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Madrid. España. Moisés Mercado Atri Jefe de la Unidad de Endocrinología Experimental del Hospital de Especialidades, Centro Médico Nacional Siglo xxi, IMSS. Profesor, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Neuroendocrinología. México D.F., México. Nuria Palacios García Médica adjunta, Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario Puerta de Hierro. Profesora asociada, Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Madrid. Majadahonda. Madrid, España. Sihara Pérez Romero Tecnóloga especialista del Grupo de Neoplasia y Diferenciación Endocrina, P0L5. Centro de Investigaciones Médicas de la Universidad de Santiago de Compostela. Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago. CIBERobn. Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de Santiago de Compostela. A Coruña, España. Manel Puig Domingo Jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición, Hospital Universitario Germans Trias i Pujol. Profesor titular, Facultad de Medicina, Universitat Autònoma de Barcelona. Presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). España. Badalona, Barcelona. España. Ana María Ramos-Leví Médica especialista en Endocrinología y Nutrición, Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario de La Princesa. Madrid, España. Mercedes Robledo Batanero Jefa de Grupo del Grupo de Cáncer Endocrino Hereditario del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. Madrid, España. Francisco Romero Portillo Profesor titular, Departamento de Microbiología, Facultad de Biología, Universidad de Sevilla. España. Carmen Sáez Torres Investigadora del Servicio de Anatomía Patológica, Hospital Universitario Virgen del Rocío. Investigadora del Instituto de Biomedicina de Sevilla. España. Javier Salvador Rodríguez Servicio de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra. Pamplona. Director de Departamento de Endocrinología y Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Navarra. Pamplona, España. Alfonso Soto Moreno Jefe de Servicio y Jefe de Unidad de Endocrinología del Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla, España. Joana Sousa Rodrigues Investigadora predoctoral del Grupo de Neoplasia y Diferenciación Endocrina, P0L5. Centro de Investigaciones Médicas de la Universidad de Santiago de Compostela. Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago. CIBERobn. Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de Santiago de Compostela. A Coruña, España María Suárez Fariña Tecnóloga especialista del Grupo de Neoplasia y Diferenciación Endocrina, P0L5. Centro de Investigaciones Médicas de la Universidad de Santiago de Colaboradores vi Compostela. Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago. CIBERobn. Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de Santiago de Compostela. A Coruña, España. Carles Villabona Artero Médico adjunto, Servicio de Endocrinología y Nutrición, Hospital Universitario de Bellvitge. Profesor asociado, Departamento de Endocrinología y Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona. L´Hospitalet de Llobregat. España. vii La monografía Actualización en Neuroen- docrinología tiene como punto de partida la actividad del Grupo de Trabajo de Neu- roendocrinología de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, que viene desarrollando una intensa tarea en los diver- sos campos de esta área de conocimiento; el Grupo, que ahora ya está constituido como Área de Conocimiento, está llevando a cabo diversas actividades, centrándose sobre todo en unificar criterios y formas de actuación a través de reuniones científicas y artículos, destacando las diferentes guías que vienen publicándose desde hace tiempo en nuestra revista Endocrinología y Nutrición. Un paso más dentro de esta actuación global lo cons- tituye la presente monografía, que recoge las principales novedades y puesta al día en este campo tan amplio y fecundo, para lo cual se ha contado con miembros destacados de la mencionada área de conocimiento, entre ellos un colaborador extranjero. La Neuroendocrinología es, por lo tanto, un área de conocimiento de gran interés para los profesionales que a ello se dedican debido a su complejidad y a su naturaleza, ya que además abarca una amplia gama de procesos, que van desde las enfermedades hipofisarias hasta los tumores neuroendocrinos, en los cuales el abordaje multidisciplinario se hace necesario. Gran parte de los avances lo son por los estudios de genética y biología mo- lecular, así como también por el desarrollo y conocimiento de nuevas vías de actuación de fármacos de diseño reciente y otros aspectos como la epidemiología de estas enfermeda- des poco frecuentes o el tratamiento de los tumores neuroendocrinos. En este sentido, la monografía recoge con detalle y precisión, y desde un punto de vista global, aspectos complejos como la actualización en el ciclo celular y la tumorogénesis hipofisaria con los mecanismos intrincados que intervienen en su desarrollo y que hoy se conocen; asi- mismo, se recoge una revisión exhaustiva sobre células madre de la hipófisis y sus im- plicaciones patogénicas. Desde un punto de vista terapéutico, se analizan los receptores de somatostatina en tumores hipofisarios, que van a ser la clave para la elaboración de fármacos que se emplearán en el tratamiento de las enfermedades hipofisarias, así como las nuevas vías efectoras para el tratamiento con análogos de somatostatina, cuya utilidad se destacará después en el tratamiento de la acromegalia. Se analizan la epidemiología del hipopituitarismo en el adulto, sobre el que no hay muchos datos conocidos, y la deficiencia de hormona de crecimiento y el paso de la infancia a la edad adulta con sus particularidades. En cuanto a la patogenia de las enfermedades hipofisarias, se analiza la utilidad que pueden representar para la clí- nica los estudios moleculares de los tumores hipofisarios, puesto que sobre ello se está analizando en España en un amplio grupo de muestras de todo el país. Desde hace no muchos años se conocen los síndromes FIPA (Familial Isolated Pituitary Adenomas) por mutación del gen AIP (Aryl Hydrocarbon Re- ceptor Interacting Protein), que constituyen una vertiente nueva del conocimiento clínico y genético de las enfermedades hipofisarias. Posteriormente se estudia el tratamien- to de la acromegalia. Si bien es posible un abordaje mediante cirugía o radioterapia, la terapia farmacológica, basada en el conoci- miento de los receptores y vías de activación Prefacio Prefacio viii previamente analizadas, es en la actualidad el pilar fundamental del tratamiento global de la enfermedad. Además, disponemos de pocos estudios específicos relacionados con la farmacogenómica de la acromegalia, fun- damentalmente debido a la baja prevalencia de la enfermedad y a las dificultades que esto conlleva a la hora de realizar estudios aleatorizados. Aun así, los datos disponibles a partir de trabajos observacionalesapuntan a que determinadas variantes genómicas podrían predecir la respuesta a terapias far- macológicas concretas. La actuación habi- tual del paciente con acromegalia se basa, por tanto, en un tratamiento escalonado y secuencial con las diferentes posibilidades de que disponemos, lo que posibilita que el conocimiento de las variantes genómicas que pueden condicionar la respuesta terapéutica a los distintos fármacos constituya un campo de investigación de indiscutible interés y difi- cultad; el fin es poder individualizar y dirigir desde un punto de vista farmacogenómico dicho tratamiento. Se revisan la enfermedad de Cushing y las dificultades que presenta su tratamiento pese al desarrollo de las técnicas de imagen y la cirugía transesfenoidal; ello hace que haya casos de persistencia y de recidiva, cuyas posibilidades de actuación también se describen. Un capítulo importan- te es la conducta a seguir ante los casos de tumores hipofisarios agresivos, que aunque se produzcan en una minoría de pacientes, constituyen un reto terapéutico tanto para el clínico y el neurocirujano como para otros profesionales. La radioterapia ha sido un instrumento clásico en el tratamiento de los tumores hipofisarios y continúa siéndolo en sus diferentes modalidades pese al desarro- llo de la cirugía y de los fármacos disponi- bles. También se revisan los efectos menos conocidos y valorados de la prolactina en humanos, así como su significado. Otro aspecto que se analiza es la gené- tica de los diferentes síndromes incluidos como neoplasia endocrina múltiple, cuyo conocimiento nos facilita el poder predecir su transmisión e incluso su expresión. El tra- tamiento de los tumores neuroendocrinos con inhibidores de mTOR (mammalian Target of Rrapamycin) y de las tirosina cinasas, por su interés y proyección actuales en este y otros campos, constituye uno de los desarrollos más prometedores. Finalmente se estudian el interés y la utilidad de una nueva familia de fármacos, los vaptanes, en el tratamiento de la hipona- tremia por secreción inapropiada de arginina vasopresina por la hipófisis posterior que se presenta en numerosas circunstancias rela- cionadas con lo descrito anteriormente. Hay que destacar el interés y el esfuerzo de los diferentes colaboradores que han apor- tado su conocimiento, esfuerzo y experiencia en estos campos tan complejos, así como agradecer a la editorial Elsevier que haya res- paldado totalmente el ambicioso desarrollo de esta monografía. En conjunto, constituye un tratado actualizado de los principales avances y novedades en Neuroendocrinolo- gía, por lo que puede interesar a un amplio número de profesionales involucrados en este tipo de procesos. José Manuel Gómez Sáez 1© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos Capítulo 1 Ciclo celular y tumorogénesis hipofisaria Carmen Sáez Torres, Francisco Romero Portillo, Miguel Ángel Japón Rodríguez INTRODUCCIÓN Los tumores hipofisarios causan una conside- rable morbilidad por el exceso de producción hormonal o por los efectos de la expansión tumoral. A pesar de su elevada incidencia en la población general, son generalmente be- nignos, o adenomas, y se caracterizan por un crecimiento lento y una buena diferenciación celular hipofisaria. Sin embargo, y aunque la transformación maligna es excepcional, algu- nos subtipos de adenomas hipofisarios pue- den tener comportamientos más agresivos, bien sea por una mayor tasa de proliferación o por su capacidad para invadir las estruc- turas anatómicas vecinas. En la patogénesis de los tumores hipofisarios puede participar una serie de factores extrínsecos que incluyen hormonas y factores de crecimiento, y otros defectos intrínsecos, como anomalías en las vías de señalización, la desregulación del ciclo celular, la activación de oncogenes o la pérdida de supresores tumorales1,2. En relación con estos defectos intrínsecos, los primeros estudios moleculares demostraron la implicación de algunos de los clásicos oncogenes y genes supresores tumorales, por ejemplo, RAS o p53, que se encontraban mutados o acumulados en algunos adeno- mas agresivos y carcinomas hipofisarios. Estudios genéticos y epigenéticos posterio- res revelaron que las alteraciones de uno o varios reguladores del ciclo celular ocurren con frecuencia en los tumores hipofisarios. El conocimiento de las bases moleculares de la tumorogénesis hipofisaria se ha in- crementado también con la identificación y caracterización funcional de los genes im- plicados en las enfermedades hereditarias que manifiestan tumores hipofisarios, tales como la neoplasia endocrina múltiple tipo 1 (NEM1), el complejo de Carney, el sín- drome de McCune-Albright, el síndrome NEM1-like y el adenoma familiar aislado3, si bien no pueden explicar completamente la patogénesis de una mayoría de casos esporá- dicos. Como alternativa, los modelos ani- males han aportado abundante información acerca de los mecanismos moleculares de la tumorogénesis hipofisaria y, en particular, la relacionada con la maquinaria del ciclo celular, cuya disrupción frecuentemente con- lleva la aparición de adenomas hipofisarios en modelos transgénicos4. Estos modelos pueden no reflejar de manera universal los eventos que transcurren en la tumorogénesis hipofisa- ria, pero los estudios realizados en las series clínicas han podido confirmar que muchas de estas alteraciones también aparecen en los adenomas hipofisarios humanos. El estudio de los genes relacionados con la regulación del ciclo celular e implicados en la tumorogénesis tiene un gran interés, pues puede contribuir al descubrimiento Actualización en Neuroendocrinología2 de marcadores con significancia pronóstica y también facilitar el desarrollo de nuevas terapias. En este capítulo revisaremos el ci- clo celular y las alteraciones moleculares de sus reguladores que ocurren en los tumores hipofisarios. EL CICLO CELULAR Y SUS REGULADORES El ciclo celular es el proceso por el cual una célula se divide en dos células hijas y cons- ta de una serie de eventos que se distribuyen a lo largo de cuatro fases: la fase S o de síntesis de ADN, en la que el genoma se duplica; la mitosis (M), en la que se segregan los cromo- somas a las células hijas, y dos fases de cre- cimiento y transición, la fase G1 previa a la fase S y la fase G2, que precede a la mitosis. La progresión del ciclo celular está regulada mediante la tasa de síntesis/degradación y la fosforilación/desfosforilación de las proteínas que lo regulan. Así, el avance a través de las distintas fases del ciclo está cuidadosamente controlado por la formación secuencial, ac- tivación y subsiguiente degradación o modi- ficación de una serie de ciclinas y sus corres- pondientes cinasas dependientes de ciclinas (CDK)5,6. En el humano, existen cuatro CDK involucradas directamente en el avance del ciclo celular: tres CDK interfásicas (CDK2, CDK4 y CDK6) y una CDK mitótica (CDK1). Estas son activadas por las ciclinas, que son las subunidades reguladoras de los complejos ciclina-CDK7. La actividad de las CDK también está controlada por la unión a reguladores negativos (inhibidores de CDK, o CKI), por la fosforilación de residuos es- pecíficos y por la desfosforilación de fos- forilaciones inhibitorias, mediada por las fosfatasas de la familia CDC258. La transición de una etapa a la siguiente está regulada por una serie de puntos de control que impiden la entrada prematura en la siguiente fase del ciclo. La degradación de diversas ciclinas tiene lugar en estos puntos de control y este mecanismo, junto con la interacción con los CKI, permite a la célula entrar en la siguiente fase. En ausencia de señales mitogénicas, las células se encuentran en una fase de quies- cencia denominada G0. En el inicio del ciclo, las señales mitogénicas inducen la expresión de las ciclinas de tipo D (D1, D2 y D3), que se unen y activan a CDK4 y CDK6, promo- viendola progresión a través de la fase G1. En G1 reside un importante punto de control, que se conoce como punto de restricción y a partir del cual el ciclo puede continuar en ausencia de la señal mitogénica inicial. Los principales sustratos de las CDK en la fase G1 son los miembros de la familia de la pro- teína del retinoblastoma (pRB), RB1 y RB2. Los complejos ciclina D-CDK4/6 median la fosforilación parcial de pRB, permitiendo la liberación y activación de los factores de transcripción E2F necesarios para inducir la expresión de las ciclinas tipo E (E1 y E2) y las ciclinas tipo A, que son las encargadas de activar a CDK2. El complejo ciclina E-CDK2 fosforila a las proteínas pRB para su com- pleta inactivación, lo que permite a la célula superar el punto de restricción y progresar hacia la fase S. El complejo ciclina E-CDK2 es esencial para la transición G1/S y facilita la formación del complejo ciclina A-CDK29. En la fase S, el complejo ciclina A-CDK2 fos- forila los sustratos que inician la replicación del ADN y se encarga de la activación de la cinasa mitótica CDK110. La replicación del ADN causa la inactivación de los complejos ciclina-CDK de fase S, con el fin de evitar una segunda ronda de duplicación del geno- ma11. La acción de los complejos activadores ciclina-CDK a lo largo del ciclo se contra- rresta por los CKI, los cuales pertenecen a la familia INK4 (p16/INK4a, p15/INK4b, p18/INK4c y p19/INK4d) o bien a la familia Cip/Kip (p21/Cip1, p27/Kip1 y p57/Kip2). Mientras que las proteínas INK4 se unen es- pecíficamente a CDK4 y CDK6 compitiendo con la ciclina D, la familia de proteínas Cip/ Kip se une a los complejos ciclina-CDK, formando complejos triméricos inactivos. Las ciclinas tipo B (B1 y B2) sintetizadas en la fase G2 forman el complejo ciclina B- CDK1, o factor promotor de la mitosis, para facilitar la transición G2/M. La activación del complejo ciclina B-CDK1 produce la in- ducción de la condensación cromosómica, la rotura de la membrana nuclear, el ensamblaje del huso mitótico y la alineación de los cro- mosomas en la placa metafásica. La entrada 3Capítulo | 1 Ciclo celular y tumorogénesis hipofisaria © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el ito . en mitosis también requiere la inactivación de la fosfatasa PP2A-B55d para permitir el aumento de la fosforilación de los sustratos mitóticos de CDK112. Además de CDK1, otras cinasas mitóticas, como PLK1, Aurora B, MPS1 o BUB R1, influyen en la división celular y están principalmente involucradas en el control espaciotemporal del orden de los sucesos mitóticos posteriores. La activi- dad del complejo ciclina B-CDK1 dirige la mitosis hasta la metafase, pero la progresión hacia las fases posteriores depende de dos mecanismos diferentes: la ubiquitinación y degradación de la ciclina B, lo que produce, a su vez, la inactivación de CDK1, y la des- fosforilación de los sustratos mitóticos por fos- fatasas13. La regulación por degradación de los activadores e inhibidores de las CDK se sitúa en el nivel jerárquico más alto del control del ciclo celular, y se lleva a cabo por el sistema del proteasoma dependiente de ubiquitina. La degradación de una proteína sustrato por este sistema se produce en dos pasos: prime- ro, la proteína es poliubiquitinada, y luego es reconocida y degradada por el complejo proteasoma 26S. La poliubiquitinación de la proteína sustrato requiere la acción coordina - da de tres enzimas, denominadas E1, E2 y E3. La enzima E1 carga con ubiquitinas a E2, que las transfiere al sustrato una vez que este ha sido reconocido y capturado por la enzima E3. Los dos complejos E3-ubiquitina ligasa que in- fluyen principalmente en el ciclo celular son el complejo SKP1-culina-proteína F-box (SCF) y el complejo promotor de la anafase o ci- closoma (APC/C)14,15. A diferencia del APC/C, el complejo SCF permanece activo a lo largo del ciclo celular, reclutando sustratos a una enzima E2 por medio de una de tres proteínas F-box, denominadas SKP2, FBW7 y bTrCP. La interacción con la proteína F-box depende, en muchos casos, del estado de fosforilación del sustrato, indicando que la modificación del sustrato y la disponibilidad de la proteína F-box son los pasos críticos en la degradación dependiente de SCF16. El complejo APC/C es crítico para el desarrollo de la mitosis, y está activo desde la anafase hasta el final de G1. En mitosis, la segregación cromosómica está controlada por el sistema de control del ensamblaje del huso o SAC (spindle as- sembly checkpoint), un sistema de señales que modula la actividad de CDK1 e inhibe la transición metafase-anafase hasta que la alineación de los cromosomas en el huso mitótico es la correcta17. El SAC regula negativamente a CDC20, un cofactor de la ligasa de ubiquitina APC/C, de modo que no pueden degradarse ni ciclina B ni PTTG1 (securina), dos proteínas clave para la sepa- ración de las cromátidas hermanas. En me- tafase, las cromátidas hermanas están unidas por un complejo de cohesinas que evitan la separación prematura de las mismas. La pro- teína separasa es la encargada de escindir las cohesinas, produciéndose la pérdida comple- ta de la cohesión y, por tanto, la separación de las cromátidas hermanas en anafase18. La actividad de la separasa está regulada princi- palmente por la securina PTTG1, que se une a la separasa impidiendo el acceso al sitio activo, y también por la ciclina B1 y la fos- fatasa PP2A. Satisfecho el punto de control SAC, CDC20 activa al APC/C, que promueve la degradación de securina PTTG1 y ciclina B1, liberando a la separasa para facilitar la separación de las cromátidas hermanas, al mismo tiempo que la degradación de la ci- clina B inactiva a CDK1, promoviendo la salida de mitosis (fig. 1-1). ENTRADA Y PROGRESIÓN EN G1: ALTERACIONES DE pRB/ CICLINA D/CDK4/INK4 Los tejidos endocrinos, y en particular la hipófisis, son dianas preferentes de la des- regulación del ciclo celular, según han reve- lado diferentes modelos animales. Los miem- bros de la familia pRB son los principales inhibidores de la progresión del ciclo celular entre G1 y S. Las primeras asociaciones entre la regulación del ciclo celular y los tumores hipofisarios proceden de los modelos de pRB en el ratón. Contrariamente a lo que ocurre en humanos, los ratones heterocigotos para pRB no padecían retinoblastomas, sino que desarrollaban con una elevada incidencia tu- mores hipofisarios del lóbulo intermedio19,20. En los tumores hipofisarios humanos, las Actualización en Neuroendocrinología4 pérdidas alélicas de RB1 son poco frecuentes y parecen ocurrir solo en los tumores alta- mente invasores o malignos21-23. La pérdida de la expresión de la proteína pRB también se ha descrito aproximadamente en un tercio de los tumores hipofisarios humanos analizados, asociada a la hipermetilación del promotor de RB124-26. La progresión en G1 es un momento de particular sensibilidad para el desarrollo de los tumores hipofisarios, y las alteraciones de uno o más componentes de la vía pRB/ciclina D1/CDK4/INK4 parecen ser eventos frecuen- tes. En adenomas hipofisarios humanos, se ha demostrado la sobreexpresión de la ciclina D1 hasta en un 49% de los casos, siendo más frecuente en los adenomas no secretores27. También se ha descrito la sobreexpresión de la ciclina D3 en el 68% de los adenomas hipofisarios28. Se han encontrado desequili- brios alélicos, o amplificación génica, del gen CCND1 en el 25% de los casos, pero estos no se asociaron con la sobreexpresión de ci- clina D1 en estos tumores29, por lo que deben existir mecanismos adicionales para la des- regulación de la ciclina D1. Se ha especulado con que uno de esos mecanismos se deba a la alteración de b-catenina, que actúa como factor de transcripción sobre la ciclina D1, pero no se observó expresión nuclear de b-catenina en ninguno de los adenomas de una serie. Sin embargo,la pérdida del inhibidor de la vía Wnt WIF1 en muchos adenomas y la disminución de la proliferación de las células GH3 transfectadas con WIF1 hacen pensar que la vía Wnt1 sea importante en la tumorogénesis hipofisaria30. Con respecto a los inhibidores del ciclo celular de la familia INK4, la deleción de p18/INK4c en ratones genera la hiperplasia de los lóbulos intermedio y anterior, y ade- nomas en el lóbulo intermedio a los 10 meses con una penetrancia casi completa. Los rato- nes con doble deleción de p18/INK4c y p27/ Kip1 mueren a los tres meses con adenomas agresivos, lo cual sugiere una acción coope- rativa entre ambos inhibidores para suprimir la tumorogénesis hipofisaria31. Sin embargo, la deficiencia de otros miembros de la fami - lia INK4, como p16/INK4a, p15/INK4b o p19/ INK4d, no genera tumores hipofisarios, aun- que sí se observa cooperación en el desarrollo de adenomas cuando se suprimen conjun- tamente p16/INK4a y p18/INK4c32. En los FIGURA 1-1 Esquema de la progresión del ciclo celular. En la fase G1 la ciclina D activa a CDK4/6 para fosforilar e inactivar parcialmente a pRB. Pasado el punto de restricción, el complejo ciclina E-CDK2 fosforila e inactiva com- pletamente a pRB para permitir las siguientes fases del ciclo. En la transición G2/M la ciclina B se acopla a CDK1 para activar el complejo promotor de la metafase. En la transición metafase-anafase, una vez que los cromosomas están bien alineados, la degradación de PTTG1 y ciclina B marca el inicio de la salida de mitosis. 5Capítulo | 1 Ciclo celular y tumorogénesis hipofisaria © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el ito . adenomas hipofisarios humanos, la expresión de p16/INK4a y p15/INK4b está a menudo silenciada. La pérdida de la expresión de p16/ INK4a se comprobó que estaba causada por la extensa hipermetilación del promotor de su gen CDKN2A33. Esta alteración era más frecuente en los adenomas no secretores que en los somatotropinomas, pero, por el con- trario, no discriminaba los tumores invasores frente a los no invasores34. La hipermetila- ción del promotor de p16/INK4a es el cambio epigenético más frecuente en los adenomas hipofisarios, ocurriendo en más del 50% de los casos en algunas series25,26. Se encontró una expresión disminuida de p16/INK4a en el 62% de los adenomas no funcionantes, y especialmente en los macroadenomas de una serie35. La hipermetilación del promo- tor de p15/INK4b puede coincidir con la de pRB o la de p16/INK4a; sin embargo, las metilaciones de pRB y p16/INK4a son mutuamente excluyentes26. La expresión de p18/INK4c se encontró reducida solo en los adenomas corticotropos36, aunque la hiper- metilación de su promotor se ha observado en el 39,5% de los adenomas hipofisarios37. Una mutación de CDK4, R24C (arginina 24 a cisteína), está implicada en la génesis del melanoma y vuelve a CDK4 insensible a los inhibidores de la familia INK4. Introducida en sustitución de la proteína endógena, estos ratones knock-in para CDK4 R24C desarro- llan tumores en múltiples tejidos endocrinos y mesenquimales, hasta en un 25% en la hi- pófisis anterior38,39. Sin embargo, no se han encontrado mutaciones activadoras de CDK4 en tumores hipofisarios humanos40,41. TRANSICIÓN G1/S: ALTERACIONES DE p27/KIP1, CICLINA E Y p21/CIP1 Los ratones deficientes en p27/Kip142-44 desarrollan hiperplasias y tumores del ló- bulo intermedio, al igual que los ratones deficientes en pRB. La deleción combinada de p27Kip1 y pRB genera tumores hipofi- sarios de menor latencia y más agresivos45. En adenomas hipofisarios humanos no se han encontrado mutaciones de p27/Kip1, y los niveles de expresión a nivel del ARN mensajero no difieren entre adenomas e hi- pófisis control46,47; sin embargo, los niveles de expresión de la proteína p27/Kip1 estaban reducidos o ausentes en la mayoría de los adenomas de una serie48, y particularmente en los adenomas corticotropos y en los carci- nomas hipofisarios de una segunda serie49. La expresión elevada de ciclina E en los adeno- mas corticotropos50 puede estar relacionada con los bajos niveles de p27/Kip1 en estos tumores. p27/Kip1 actúa como una proteína supresora tumoral atípica, pues rara vez está mutada en tumores humanos, pero está fre- cuentemente infraexpresada o deslocalizada en tumores. Cabe destacar la observación de que p27/Kip1 puede tener una función on- cogénica independiente de su función como inhibidor de las CDK. Ratones knock-in para una p27/Kip1 mutante que no interacciona con los complejos ciclina-CDK sufren le- siones hiperplásicas y tumores en múltiples órganos, también en el lóbulo intermedio hipofisario, donde desarrollan tumores más agresivos que los generados en los ratones ca- rentes de p27/Kip1. Esta función oncogénica podría estar relacionada con la amplificación de la población de células progenitoras en los epitelios de estos ratones51. Los modelos animales de los defectos de pRB y de los CKI son reminiscentes del es- pectro tumoral de los síndromes de la NEM. Mutaciones en el gen MEN1 se asocian al síndrome de la NEM1, caracterizado por la ocurrencia de adenomas hipofisarios, hiper- plasia paratiroidea y tumores endocrinos pancreáticos. La proteína menina, producto del gen MEN1, es un regulador directo de la activación transcripcional de p27/Kip1 y p18/INK4c52,53. La pérdida de la función de menina tiene como resultado la reducción de la expresión de estos dos inhibidores del ciclo celular, p27/Kip1 y p18/INK4c, y la desregulación de la proliferación celular. En modelos de ratones dobles mutantes para p18/INK4c(–/–) y MEN1(+/–) se incremen- ta la fosforilación de pRB, la proliferación celular y el crecimiento de los tumores endo- crinos, incluidos los hipofisarios, respecto a los mutantes simples por separado. Por el contrario, esta acción sinérgica no se produce en el caso de los ratones doble mutantes para Actualización en Neuroendocrinología6 p27/Kip1(–/–) y MEN1(+/–), lo cual sugiere un diferente nivel de regulación de MEN1 sobre p18/INK4c o p27/Kip154. Mutaciones germinales de CDKNB1, el gen que codifica la proteína p27/Kip1, se han descrito aso- ciadas al síndrome NEM1-like o NEM455, aunque son infrecuentes. Solo el 1,5-3% de los pacientes NEM1-like, es decir, con tumores relacionados con NEM1 pero sin mutaciones inactivadoras del gen MEN1, son portadores de estas mutaciones56,57. En el NEM4, las mutaciones de CDKNB1 pueden disminuir la estabilidad de la proteína p27/ Kip1, prevenir su translocación nuclear o la interacción con CDK258. Se ha sugerido que la pérdida de la pro- teína p27/Kip1, dada la ausencia de altera- ciones transcripcionales, se deba en parte a un aumento de su degradación por el sistema ubiquitina proteasoma. La ubiquitinación y degradación de p27/Kip1 está regulada por SKP2, una proteína F-box con diversas fun- ciones oncogénicas en cáncer16. En un es- tudio, la expresión de SKP2 no difería entre hipófisis normal y una serie de adenomas hipofisarios; sin embargo, sí se observó que la expresión de SKP2 era significativamente mayor en aquellos adenomas con niveles bajos de p27/Kip1, lo que sugiere su im- plicación en este proceso59. JAB1 (JUN activation domain binding protein) facilita la exportación de p27/Kip1 desde el núcleo al citoplasma para que sea degradado por el proteasoma. La expresión de JAB1 no se vio incrementada en una serie de adenomas hi- pofisarios, aunque sí en algunos carcinomas de la misma serie60. En la transición G1/S, el incremento de la actividad de ciclina E-CDK2 es la res- ponsable de la fosforilación nuclear de p27/ Kip1 en la treonina 187, lo que conduce a la degradación de p27/Kip161. La ciclina E y p27/Kip1 mantienen una relación recíproca, de manera que la sobreexpresión de una con- lleva la degradación de la otra. La ciclina E es degradada por el proteasoma, proceso es- pecíficamente regulado por la proteína F-box FBW7. En adenomashipofisarios, particular- mente los corticotropos, se ha observado la sobreexpresión de la ciclina E, y podría es- pecularse que una menor degradación por el sistema ubiquitina proteasoma fuera la causa subyacente. Sin embargo, por el momento no se han encontrado niveles de expresión bajos o mutaciones de FBW7 en tumores hipofi- sarios62. La sobreexpresión de la ciclina E puede hacer que la célula corticotropa vuelva a entrar anormalmente en el ciclo y se pro- duzca inestabilidad centrosomal. Cuando se combina en ratones la deleción de p27/Kip1 y la sobreexpresión de la ciclina E, aumenta la incidencia de adenomas, su tamaño y su índice proliferativo63. Los ratones carentes de p21/Cip1 no desarrollan, por lo general, tumores hipofi- sarios; sin embargo, la deleción de p21/Cip1 en ratones RB1(+/–) acelera la tumorogénesis hipofisaria y reduce la supervivencia de es- tos ratones64. También se produce un efecto sinérgico cuando la deleción de p21/Cip1 se introduce en ratones p18/INK4c(–/–)65 o p27/ Kip1(–/–)66. La pérdida de expresión de p21/ Cip1 en adenomas hipofisarios humanos se ha descrito en una serie hasta en un 71% de los adenomas no secretores. El mismo es- tudio describe la sobreexpresión de p21/Cip1 en el 92% de los adenomas somatotropos67. TRANSICIÓN METAFASE-ANAFASE: ALTERACIONES DEL GEN PITUITARY TUMOR-TRANSFORMING GENE 1 El gen PTTG1 (pituitary tumor-transfor- ming gene 1) se aisló a partir de células hipofisarias GH4 de rata y se denominó así porque, sobreexpresado en fibroblastos 3T3, era capaz de inducir su transformación in vitro y la formación de tumores en rato- nes atímicos68. El gen homólogo humano, hPTTG169,70, codifica una proteína multi- funcional de 202 residuos con capacidad transactivadora, que se expresa, sobre todo, en tejidos proliferativos, como el timo o el testículo, y en tumores. Inicialmente se com- probó su expresión abundante en la mayoría de los adenomas hipofisarios, a diferencia de la hipófisis normal, donde apenas se detec- ta71. La proteína PTTG1 fue poco después identificada como securina en vertebrados, quedando establecida su función principal como regulador de la separación de las 7Capítulo | 1 Ciclo celular y tumorogénesis hipofisaria © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el ito . cromátidas hermanas antes de la anafase72, aunque mantiene funciones a otros niveles del ciclo celular (fig. 1-2). La expresión de PTTG1 está asociada a la proliferación celular y durante el ciclo celular su nivel de expresión es máximo en G2/M, momento en el que PTTG1 se fosforila por CDK173. Dos genes homólogos, PTTG2 y PTTG3, están aún por caracterizar, pero no parecen tener la función principal como securina. Existe cierta controversia acerca de los efectos producidos por la ausencia de PTTG1 en las células de mamíferos, pues las células HCT116/PTTG1(–/–) solo desarrollan inestabilidad cromosómica de manera transitoria74. Se pensó que la ca- rencia de PTTG1 en ratones sería letal o generaría inestabilidad cromosómica y la aparición de cáncer; sin embargo, los rato- nes PTTG1(–/–) son viables, fértiles y no desarrollan tumores75. Curiosamente, los ra- tones machos PTTG1(–/–) presentan un fe- notipo con diabetes mellitus con hipoplasia de células b e insulinopenia76. Las hipófisis de los ratones PTTG1(–/–) son hipoplásicas, y en los ratones heterocigotos para RB1, el cruce de tipo pRB(+/–) y PTTG1(–/–) produce una reducida proliferación celular y disminuye la elevada incidencia de tumo- res hipofisarios en los ratones heterocigo- tos para RB177. El análisis de los ratones PTTG1(–/–) identificó características de senescencia hipofisaria, que incluyen el au- mento de los niveles de p21/Cip1, asociados a la supresión de la actividad de CDK2, de la fosforilación de pRB, y de la expresión de ciclina A, elementos todos ellos requeridos para la progresión del ciclo celular78. En adenomas somatotropos con niveles ele- vados de PTTG1 se observó senescencia dependiente de p21/Cip1, sugiriendo que también la sobreexpresión de PTTG1 puede promover senescencia a través de los fenó- menos de aneuploidía, y que la desacelera- ción del crecimiento tumoral que produce puede explicar la incidencia tan baja de carcinomas en la glándula hipofisaria79. PTTG1 se expresa abundantemente en diferentes tipos de cáncer y se ha propuesto como marcador pronóstico en el cáncer de mama, colon y tiroides80-82, entre otros. La sobreexpresión de PTTG1 resulta en ines- tabilidad cromosómica y aneuploidía, me- canismos que han sido sugeridos como los FIGURA 1-2 Funciones de PTTG1 en el ciclo celular. PTTG1 es una proteína multifuncional que está implicada en funciones tan diversas como el control de la separación de las cromátidas hermanas en mitosis o la reparación de los daños en el ADN en la fase S. En ambos casos, juega un papel esencial su degradación por el proteasoma, ya sea vía APC/C o vía SCFbTrCP, respectivamente. Además, interviene en el control de la transcripción de ciertos genes, directamente o a través del bloqueo de p53, implicados en el inicio del ciclo. Actualización en Neuroendocrinología8 responsables de la capacidad tumorogénica de PTTG183. PTTG1 inhibe la actividad transcripcional de p5384 e interacciona con Ku7085, implicando a PTTG1 en procesos fundamentales de la reparación del daño al ADN. La capacidad transactivadora de PTTG1 también puede tener consecuencias tumorogénicas, pues puede inducir prolife- ración celular a través de la activación de c-myc86, de la ciclina D3, de la interacción con el factor de transcripción Sp187, o promover la angiogénesis a través de la activación de FGF-2 (fibroblast growth factor) y VEGF (vasoendothelial growth factor), factores frecuentemente sobreexpresados en los ade- nomas hipofisarios88,89. La sobreexpresión transgénica de PTTG1 en la hipófisis de ratón inducida bajo el promotor de la sub- unidad a de las hormonas glucoproteicas pro - duce en los ratones machos una hiperplasia plurihormonal con expresión de lutropina, tirotropina e, inesperadamente, hormona de crecimiento90. Este mismo transgén sobre- expresado en ratones heterocigotos para RB1 incrementó 3,5 veces la frecuencia de tumores en el lóbulo anterior91. Son varios los estudios que han demos- trado la sobreexpresión de PTTG1 en los adenomas hipofisarios. Los estudios inicia- les comprobaron la inmunotinción positiva de casi el 90% de los adenomas hipofisa- rios71. Empleando métodos cuantitativos de transcripción inversa-reacción de polime- rasa en cadena, la expresión de PTTG1 era más de un 50% superior en los adenomas hipofisarios que en la hipófisis normal, y en los adenomas secretores la expresión de PTTG1 era significativamente mayor en aquellos que invadían el esfenoides que en aquellos retenidos en la fosa selar, su- giriendo que PTTG1 fuera un marcador de invasividad en esos tumores92. La expresión de PTTG1 y PBF (PTTG1-binding factor), una proteína que facilita la translocación nuclear y la actividad transcripcional de PTTG1, mostró un incremento significativo en una serie de 111 adenomas hipofisarios, aunque ni PTTG1 ni PBF se asociaron a parámetros clínicos88. Un análisis inmuno- histoquímico de 45 adenomas hipofisarios demostró la expresión nuclear de PTTG1 en el 89%, correlacionando estrechamente con la expresión de Ki-67. La expresión de PTTG1 era la variable que mejor discrimi- naba los adenomas recurrentes, y ambos PTTG1 y Ki-67 tenían carácter predictor sobre la recurrencia en aquellos pacien- tes seguidos durante más de un año93. En un estudio molecular, PTTG1 se recogió en un conjunto de nueve genes que dis- criminaban el comportamiento agresivo e invasivo en los prolactinomas94, dato que se corroboró en una serie de 94 pacientes en los que PTTG1 estaba sobreexpresado en los prolactinomas agresivos y asociado con la recurrencia y progresión tumoral95. En una serie de35 adenomas hipofisarios no funcionantes, la expresión de PTTG1 secorrelacionó positivamente con la recu- rrencia y fue máxima en los adenomas que recurrieron de forma temprana96. Por el momento, no se han encontrado mutaciones del gen PTTG1 en tumores hipofisarios97. Fuera de la mitosis, la estabilidad de PTTG1 depende de su estado de fosforila- ción, pues las formas hiperfosforiladas son degradadas por el proteasoma98. Nuestro grupo describió que PTTG1 está implicada en la respuesta de la célula a los daños en el ADN por radiación. En este caso, a diferen- cia de los resultados obtenidos en levaduras, los daños causados por radiación gamma y ultravioleta (UV) inducen una reducción rá- pida de los niveles de PTTG1 en las células de mamífero. Sin embargo, los complejos PTTG1-separasa no cambian, asegurando que no se produzca una separación prema- tura de las cromátidas hermanas. Hemos comprobado que PTTG1 es necesaria para mantener la parada de ciclo tras radiación UV, ya que las células PTTG1(–/–) siguen proliferando tras la radiación, provocando un aumento en el nivel de apoptosis99. La degradación de PTTG1 en respuesta a la radiación UV se lleva a cabo mediante la E3 ubiquitina ligasa SCF, siendo bTrCP la proteína F-box que reconoce a PTTG1 para su degradación por el proteasoma100. De he- cho, hemos identificado su motivo de unión a la F-box y a GSK3b como la cinasa im- plicada en este proceso. Así, hemos encon- trado una correlación entre la inactivación 9Capítulo | 1 Ciclo celular y tumorogénesis hipofisaria © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el ito . de GSK3b y la acumulación de PTTG1 en el cáncer de mama101. A partir de ahí, otras fosforilaciones de PTTG1 pueden tener fun- ciones fundamentales, ya que no hay que olvidar que esta proteína presenta unos 30 aminoácidos potencialmente fosforilables. Por lo pronto, hemos comprobado que la mutación en el residuo T60A, que alarga la vida media de PTTG1, provoca ines- tabilidad cromosómica y mayor capacidad de invasión102. Por tanto, resulta atractiva la hipótesis de que en aquellos tumores, como los adenomas hipofisarios, en los que una baja tasa de proliferación no explica el exceso de PTTG1, sean defectos de la maquinaria de degradación o de las cinasas/ fosfatasas reguladoras los que ocasionen la acumulación de PTTG1. NUEVOS GENES Y PERSPECTIVAS FUTURAS Como hemos comprobado, la desregulación del ciclo celular en la tumorogénesis hipo- fisaria humana implica principalmente a los reguladores de la transición G1/S y también a PTTG1 (tabla 1-1). Sin embargo, se han venido identificando otras alteraciones moleculares en los adenomas hipofisarios humanos que afectan al ciclo y prolifera- ción celular y que pueden constituirse en potenciales marcadores pronósticos. Las proteínas HMGA (high mobility group A) 1 y 2 son modificadores de la cromatina que desempeñan papeles reguladores de la activación transcripcional, y se expresan en tejidos embrionarios y en una serie de tumores. Ratones transgénicos que sobre- expresan HMGA2 desarrollan adenomas hipofisarios mixtos hormona de crecimiento (GH)/prolactina103. HMGA2 se sobreexpresa en prolactinomas humanos, en los que se correlaciona con la amplificación del locus HMGA2 en el cromosoma 12104. La sobre- expresión de HMGA2 se observó en el 39% de los adenomas hipofisarios, es frecuente en los adenomas productores de prolactina, corticotropina y folitropina/lutropina, pero es rara en los adenomas productores de GH, a la vez que se asoció con la invasión tumoral y los adenomas de grado IV105. El papel causal de HMGA1 en la tumorogénesis hipofisaria está menos definido, aunque parece sobre- expresado en todos los subtipos de adeno- mas106. Algunas evidencias señalan que la proteína HMGA2 participa en el desarrollo de los tumores hipofisarios, interfiriendo con la maquinaria del ciclo celular. En concre- to, en la vía pRB-E2F, HMGA2 facilita la acetilación de E2F1, aumentando su estabi- lidad en la forma activa; además, HMGA2 conduce a la sobreexpresión de la ciclina B en ratones transgénicos, y en adenomas hu- manos los niveles de expresión de HMGA2 y ciclina B2 tienen una correlación directa106, implicando a la ciclina B2 en la mayor tasa proliferativa. Recientemente, se ha com- probado que HMGA1 y HMGA2 inducen la expresión de Pit-1107 y que están contro- lados de manera importante por micro-ARN, cuya disminución en adenomas hipofisarios conlleva la sobreexpresión de las proteínas HMGA108. GADD45b y GADD45g perte- necen a una familia de proteínas sensoras de estrés y son reguladores negativos de la pro - liferación celular. Los adenomas GH y los prolactinomas tienen una expresión reducida de GADD45g debido a la hipermetilación de su promotor109. Los adenomas gonado- tropos tienen una expresión reducida de GADD45b110. MEG3 es el homólogo hu- mano del gen de ratón Gtl2, y es un potente inhibidor de la proliferación celular. Muy expresado en la hipófisis normal, MEG3 se pierde por la hipermetilación de su promotor en los adenomas hipofisarios clínicamente no funcionantes111. Finalmente, una mutación en el gen supresor tumoral DKC1, que puede causar la pérdida de p27/Kip1, se ha obser- vado en un adenoma hipofisario humano112. En la actualidad existe poco consenso en cuanto a los marcadores que definen a los adenomas hipofisarios agresivos113. A pesar de los recientes avances en la patolo- gía molecular de los tumores hipofisarios, no disponemos de marcadores pronósticos fiables, y tan solo algunos marcadores como Ki-67 o p53 han pasado a formar parte de los paneles diagnósticos. Algunos marcadores relacionados con los defectos en el ciclo celular podrían reforzar el valor pronóstico de aquellos. En una serie se observó una Actualización en Neuroendocrinología10 correlación inversa entre el índice prolife- rativo Ki-67 elevado y una reducida inmu- notinción para p27/Kip1 en los adenomas invasores y los adenomas corticotropos49. Una correlación positiva se observó entre la sobreexpresión de PTTG1 y el marcaje con Ki-6793. En ausencia de marcadores indivi- duales con valor pronóstico, es posible que los perfiles de expresión génica puedan dis- criminar el comportamiento de los tumores hipofisarios, implicando, probablemente, a genes reguladores del ciclo celular. Así, un análisis transcriptómico ha destacado genes reguladores del ciclo celular, como TABLA 1-1 Alteraciones de los reguladores del ciclo celular en tumores hipofisarios humanos Proteína Tipo de alteración Subtipo de tumor (% de incidencia) Referencias pRB Pérdida de heterocigosidad Invasivos y carcinomas (100) Pei et al., 199523 Hipermetilación del promotor Todos los subtipos (28,6) Ogino et al., 200525 Hipermetilación del promotor Todos los subtipos (35) Yoshino et al., 200726 Expresión reducida Productor de GH y no secretores (22) Simpson et al., 200127 Ciclina D1 Desequilibrio alélico Productor de GH y no secretores (25) Hibberts et al., 199929 Sobreexpresión Productor de GH (31), no secretores (59) Simpson et al., 200127 Ciclina D3 Sobreexpresión Todos los subtipos (68) Saeger et al., 200128 Ciclina E Sobreexpresión Productor de ACTH (37), todos (14) Jordan et al., 200050 Ciclina B1 Sobreexpresión Prolactinomas invasores (89) Wierinckx et al., 200794 Ciclina B2 Sobreexpresión Todos los subtipos (100) DeMartino et al., 2009106 P16/INK4a Hipermetilación del promotor No secretores (70) Simpson et al., 199934 Hipermetilación del promotor Todos los subtipos (71,4) Ogino et al., 200525 Hipermetilación del promotor Todos los subtipos (59) Yoshino et al., 200726 Expresión reducida No secretores (62), macroadenomas (40) Machiavelli et al., 200835 P15/INK4b Hipermetilación del promotor Todos los subtipos (35,7) Ogino et al., 200525 Hipermetilación del promotor Todos los subtipos (32) Yoshino et al., 200726 P18/INK4c Expresión reducida Productorde ACTH Morris et al., 200536 Hipermetilación del promotor Todos los subtipos (39,5) Kirsch et al., 200937 P27/Kip1 Expresión reducida Todos los subtipos (75) Bamberger et al., 199948 Expresión reducida Productor de ACTH y carcinomas (>90) Lidhar et al., 199949 JAB1 Sobreexpresión Carcinomas (70) Korbonits et al., 200260 P21/Cip1 Expresión reducida No secretores (71) Neto et al., 200567 PTTG1 Sobreexpresión Todos los subtipos (90) Sáez et al., 199971 Zhang et al., 199992 11Capítulo | 1 Ciclo celular y tumorogénesis hipofisaria © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el ito . PTTG1, CCNB1 y AURKB, en un panel que discrimina los prolactinomas agresivos94. Conocer los defectos del ciclo celular en los adenomas hipofisarios puede tener importantes aplicaciones terapéuticas. La frecuente sobreexpresión de las ciclinas y la supresión de los inhibidores del ciclo celular sugieren que las CDK están hiperactivas en la mayoría de los adenomas hipofisarios. Las CDK pueden ser dianas de inhibidores es- pecíficos o ser moduladas por combinaciones de fármacos. El octreótido y la rapamicina tienen, por ejemplo, un efecto aditivo frenan- do la proliferación de células de adenomas no funcionantes, que está mediado por la inducción de p27/Kip1 y la inhibición de la actividad del complejo ciclina E-CDK2114. La roscovitina, un inhibidor de los complejos ciclina E-CDK2, induce senescencia en tu- mores corticotropos de ratones, sobreexpre- sando p27/Kip1 y p21/Cip1115. Finalmente, la modulación de las ubiquitina ligasas o sus sustratos puede tener también efectos terapéuticos. En ratones deficientes de pRB, la deleción de la proteína F-box SKP2 o la introducción de una forma no ubiquitinable de su sustrato p27/Kip1 induce apoptosis y bloquea la tumorogénesis de las células hi- pofisarias116. Estos ejemplos preclínicos son buena prueba de que los reguladores del ciclo celular pueden ser, en un futuro próximo, dianas para el tratamiento individualizado de los adenomas hipofisarios. RESUMEN La hipófisis es un órgano común para el de- sarrollo de tumores benignos, o adenomas, en cuya génesis participan factores extrín- secos y defectos intrínsecos que incluyen la activación de oncogenes o la pérdida de genes supresores tumorales. Los modelos animales han demostrado que la hipófisis es particularmente sensible a las alteraciones de los reguladores del ciclo celular, pues la deleción genética de algunos inhibidores del ciclo celular genera tumores hipofisarios. En los últimos años se han descrito numerosas alteraciones genéticas y epigenéticas de los reguladores del ciclo celular en tumores hipo- fisarios humanos que principalmente afectan a la proteína del retinoblastoma y a las cina- sas dependientes de ciclina y sus reguladores durante las primeras fases del ciclo. Además, se demostró la capacidad transformante de la securina, PTTG1, una proteína reguladora del control de la mitosis, cuya expresión está frecuentemente aumentada en los tumores hipofisarios. En el ámbito clínico, algu- nas series indican que las alteraciones de los reguladores del ciclo celular en los tumores hipofisarios pueden tener implicaciones pro- nósticas y discriminar aquellos tumores de comportamiento más agresivo. Finalmente, conocer el impacto de estas alteraciones en la progresión tumoral puede proporcionarnos nuevas estrategias para el tratamiento médico de los adenomas hipofisarios. AGRADECIMIENTOS Los autores agradecen las ayudas de inves- tigación recibidas por parte del Minis- terio de Economía y Competitividad (SAF2011-30003-C02), el Instituto de Sa- lud Carlos III (PI10-2026), la Consejería de Salud (AI-2012-0006), y la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empresa (P10-CTS-06243) de la Junta de Andalucía. Carmen Sáez es investigadora del Programa Nicolás Monardes de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. BIBLIOGRAFÍA 1. Dworakowska D, Grossman AB. The pathophy- siology of pituitary adenomas. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab 2009;23:525-41. 2. Melmed S. Pathogenesis of pituitary tumors. Nat Rev Endocrinol 2011;7:257-66. 3. Elston MS, McDonald KL, Clifton-Bligh RJ, Robinson BG. Familial pituitary tumor syndromes. Nat Rev Endocrinol 2009;5:453-61. 4. 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