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TRABAJO PRÁCTICO: “PROYECTO EDUCAR EN EL AMOR”
Contenidos:
· El reconocimiento de la discriminación como expresión de maltrato.
· La identificación de prejuicios y sus componentes valorativos, cognitivos y emocionales.
· La reflexión en torno a la pubertad, adolescencia y juventud como hecho subjetivo y cultural, las distintas formas de ser joven según los distintos contextos y las experiencias de vida. La apreciación y valoración de los cambios y continuidades en los púberes y jóvenes de “antes” y de “ahora”.
· El desarrollo de competencias comunicativas, relativas a los procesos de comprensión de textos orales o escritos; la producción de textos orales o escritos y la apropiación reflexiva de las posibilidades que brinda el lenguaje en función de la optimización de los procesos de comprensión y producción de textos.
Actividades: Desarrollo de actividades de escritura creativa según las siguientes consignas.
1) Elegir entre algunas de estas dos opciones y componer un texto escrito cumpliendo con las pautas establecidas.
a- El pícaro y la novela picaresca: creen un personaje actual que cumpla con las características del pícaro estudiadas. Imaginen su nombre, su edad, su historia familiar, su lugar de nacimiento y de residencia. Descríbanlo de forma física y psicológica creando una imagen para el lector. Vuelquen todos estos datos a modo de biografía, sumando el relato de uno o dos episodios que hayan marcado su vida.
b- El relato enmarcado- relatos en pandemia: tal como se presenta en el Decamerón un grupo de jóvenes que se reúnen para huir de la peste, deben imaginar que ustedes se encuentran junto a su familia en los primeros tiempos de la pandemia en 2020. El marco es un momento después de la cena en el que buscan entretenerse contando historias de juventud que les dejaron algún aprendizaje. Recurran a sus abuelos, padres o hermanos para que les cuenten algún episodio que hayan vivido y que sirva para dejar un mensaje. Vuelquen estas experiencias a modo de cuento, consignando quién lo cuenta y cómo, siguiendo el modelo del texto base.
Tiempo: Primer período- del 01/07 al 13/07
Evaluación: La creación tendrá carácter de trabajo práctico. Se evaluará la presentación en tiempo y forma; la adaptación al género propuesto; el cumplimiento de la consigna; el conocimiento de los temas dados; la originalidad; el compromiso y la reflexión en la escritura.
Cierre: Se compartirán los escritos en clase y realizaremos comentarios y valoraciones sobre el proceso de escritura, las implicancias del mismo; identificamos prejuicios, valores y antivalores, enseñanzas transmitidas y aprendizajes durante este tiempo. 
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Hay cosas que miradas de lejos se vuelven trascendentes y en el momento que ocurren son causales, desapercibidas y hasta incluso molestas!
El jueves 19 de marzo de 2020 nos reunimos en la quinta ya no recuerdo con qué pretexto ya que era media semana, en época de clases y con el trabajo de mis viejos a full. Creo, si mi joven memoria no me falla, que mis abuelos habían vuelto de Córdoba y querian traernos los alfajores y contar cómo les había ido. Cómo es habitual, Juan la pareja de mamá ofreció prender la parrilla, algo que siempre disfruta y para completar la velada invitamos también a la abuela Nora, mamá de mi papá. 
Compartimos la picada, la cena y el postre y entre charlas surgió la preocupación por el reciente anuncio del ASPO, aislamiento sanitario preventivo y obligatorio que comenzaba al día siguiente. Se enredaba en la charla la preocupación por el coronavirus, la organización de la vida de los abuelos, el lío de pensar las clases y el trabajo. Juan y mamá ya habían decidido que nos quedábamos en la quinta para al menos tener un poco de verde y la pileta si seguían los días lindos un poco más. Con mi hermano habíamos logrado convencer a la abuela Nora, que vivía sola, luego de comprometer a papá de cuidar a la gata Nina que era la gran compañera de la abuela. En cambio los abuelos Nené y Cacho se negaban a quedarse con nosotros convencidos de que sería algo corto y que iba a poder arreglarse solos porque “estaban viejos pero no gaga” . 
Sin embargo, como dije al principio, las cosas más simples terminan generando experiencias inolvidables. Luego de la cena, las llaves del coche del abuelo no aparecían por ningún lado, él se negaba a pedir un remis o que lo llevara Juan, sin su auto no se iba así que finalmente no se fue.
Nos acomodamos y quedamos buscarlas al día siguiente y como ya era viernes los convencimos de que se quedaran el finde. Así la cuarentena se convirtió en una convivencia de varias semanas que según mi opinión fue hermosa y muy armónica.
Fuimos pasando las noches, y convenimos que seria un dia libre donde cada uno terminaba su parte de las tareas domésticas y elegía qué hacer. Otro sería una gran partida de Burako, otro café y cine y la que más me gustó con el pasar de las semana es la noche de las anécdotas. 
La temática era variada, en general disparada por alguna noticia o hecho del día y casi siempre el mejor relato era de los abuelos. Especialmente el abuelo Cacho en quien descubrimos un gran narrador.
Una de esas noches, mientras cenábamos, vimos la noticia de un niño muy humilde que había devuelto un dinero que encontró en la calle. En ese momento mi abuelo dijo: estoy seguro que ese nene lo aprendió porque en algún momento vio a su mamá o su papá o algún abuelo hacer lo mismo en el peor momento porque así lo aprendí yo. Obviamente, casi automáticamente, nos acomodamos en las sillas, repartimos el café e hicimos silencio para escuchar al abuelo.
Yo creo que tenía 6 o 7 años porque recuerdo que no había podido comprar el cuaderno nuevo que necesitaba. Hacía varias semanas, largas semanas que mi papá no tenía trabajo, era otra época de crisis que vivía el país, ahí sí que no podría decir qué crisis era. Solo se 	que él salía todas las mañanas y volvía muy enojado pasado el mediodía porque no había changas ni nada. 
Habíamos empezado a cenar matecocido con pan y el almuerzo era alguna sopa con lo que mamá sacaba de la quinta. Esa tardecita, era domingo, la sopa había sido casi agua, el ambiente era sombrío, recuerdo esos días como si hubiesen estado nublados, pero creo que era nuestro ánimo. Lo que había era desesperanza, hambre y mucho enojo.
Mientras nosotros jugábamos y mis padres tomaban mate en el patio sé que solo pensaban que no había nada para cenar. En eso una hermosa gallina se pasó desde la casa de la vecina y se acercó al patio muy oronda. Todos nos miramos y miramos a papá. El silencio decía: la cena de hoy es puchero de gallina. Yo sé que él lo pensó, sé también que veía lo que nosotros estábamos pensando. En eso, se levantó tranquilo, tomó la gallina y dijo: ¿quién me acompaña a devolverla? Nos miramos atónitos y sin reaccionar. Entonces nos miró y dijo: se que esta podría ser nuestra cena, pero la gallina no es nuestra, sabemos de quién es y yo no soy ladrón. ¿Alguno de ustedes es ladrón?
El silencio fue absoluto, yo sé que estaba muy enojado con mi padre. Pensaba que era una tontería, que era solo una vez, que en realidad la necesitábamos.
No me moví del patio, con mi padre fueron mis hermanos más chicos, me quedé sentado viendo la cara de mamá que miraba la escena dolida y orgullosa a la vez. Papá salió y volvió un ratito silbando como si nada. Juan y Pedro me contaron que estaba la vecina y que agradeció enormemente el gesto. Mamá arregló el mate, sintonizó nuevamente la radio y se sentaron como si nada.
Al rato, como pasada una hora, golpearon las manos. Era Raul, el vecino dueño de la gallina. Llamó a papá y ahí fuimos todos. Le dio una gran bandeja de pescado medio como pidiendo disculpas. Le dijo que había estado pescando y que en su casa nadie comía pescado y que había escuchado alguna vez que a nosotros sí nos gustaba. No sé qué sabía Raul de la situación solo sé que papá agradeció y entró a la casa otra vez sin decir nada. En su cara había cierto alivio pero sobre todo una especie deorgullo por haber actuado bien. Pocas veces rezábamos en casa. Esa noche mamá pidió agradecer por los alimentos. 
Antes de ir a dormir, mi padre me dijo: actuar correctamente cuando no te afecta es fácil, el tema es hacerlo cuando te aprieta el zapato (siempre usaba esa frase). Cada vez que estuve en una situación moralmente dudosa vuelvo a esa escena, a la seguridad de mi padre y a su temple sereno. No aprendí a ser quien soy por lo que me dijeron sino por lo que hicieron.
Cuando el abuelo terminó de contar, el silencio era reflexivo. Sé que mamá estaba muy conmovida y la abuela le dio el beso más tierno de todos a su esposo. Mientras me levantaba a calentar más café agradecí profundamente a Puma, que ese jueves 19 se llevó las llaves del auto y las guardó en su cucha hasta 3 días después cuando ya no quedaba donde buscar.
Solo se

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