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**Título: Daños a la Infraestructura en Kuwait e Irak durante la Guerra del Golfo** La Guerra del Golfo de 1990-1991 dejó una huella duradera en la infraestructura de Kuwait e Irak, con daños significativos que afectaron tanto la economía como la vida cotidiana de las poblaciones en ambos países. Los ataques aéreos, las operaciones terrestres y los conflictos en la región causaron daños sustanciales a la infraestructura vital y a los recursos básicos. En Kuwait, la invasión iraquí y la posterior liberación resultaron en la destrucción de una parte significativa de la infraestructura urbana y económica. Las fuerzas iraquíes causaron daños deliberados a instalaciones petroleras, centros urbanos y estructuras gubernamentales. La "política de tierra quemada" llevada a cabo por las fuerzas iraquíes dejó a muchas ciudades en ruinas y causó estragos en la economía del país. Además, los ataques aéreos y los bombardeos realizados por la coalición internacional como parte de la Operación Desert Storm también causaron daños considerables en Kuwait. Aunque estos ataques tenían como objetivo infraestructuras militares y estratégicas, en algunos casos, la infraestructura civil también resultó afectada, lo que exacerbó los desafíos que enfrentaba el país en su proceso de recuperación y reconstrucción. En Irak, la infraestructura también sufrió graves daños debido a los ataques aéreos de la coalición. Las instalaciones petroleras, los sistemas de energía, las plantas de tratamiento de agua y las redes de comunicación fueron blanco de los ataques, lo que tuvo un impacto directo en la vida cotidiana de la población civil. La destrucción de infraestructuras esenciales dificultó el acceso a servicios básicos y agravó la crisis humanitaria en el país. La guerra también resultó en derrames de petróleo en el Golfo Pérsico, causados por la destrucción de instalaciones petroleras en Kuwait y por acciones intencionales de Irak para obstaculizar las operaciones de limpieza. Estos derrames tuvieron un impacto devastador en el medio ambiente marino y en las economías de los países ribereños, afectando la pesca y el turismo en la región. En resumen, la Guerra del Golfo dejó daños sustanciales en la infraestructura de Kuwait e Irak, con consecuencias económicas, medioambientales y sociales a largo plazo. La destrucción de instalaciones clave y la interrupción de servicios básicos tuvieron un impacto duradero en las poblaciones afectadas, planteando desafíos significativos en el proceso de recuperación y reconstrucción de ambos países.
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