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23Capítulo Javier Ambrosio Hernández Contenido ■ Introducción ■ Características generales del parásito ■ Ciclo biológico y respuesta del huésped a la infección ■ Diagnóstico ■ Tratamiento ■ Prevención ■ Epidemiología T. cucumerina, razón por la que se identifi ca a la enferme- dad como teniosis de los perros. Características generales del parásito Dipylidium caninum se clasifi ca dentro del phylum de los platelmintos por varias razones, las cuales se relacionan principalmente con su fase parasitaria adulta. Es un gusano plano con forma de cinta y simetría bilateral, y carece de cavidad general, sistema circulatorio y aparato digestivo. Debido a que estos parásitos son hermafroditas, a que están cubiertos por un tegumento no ciliado y presentan un escó- lex provisto de ventosas y ganchos con los que se fi jan a los tejidos de su huésped, su cuerpo está dividido en forma transversal en segmentos sexualmente completos llamados proglótidos. Se les clasifi ca dentro de la clase Cestoidea. De- bido a la importancia médica de esta clase de parásitos, a D. caninum se le clasifi ca en el orden Cyclophyllidea,2 dentro del cual también fi guran parásitos como T. solium, T. sagi- nata, Taenia asiatica e H. nana. La característica general de estos parásitos es que po- seen una porción cefálica con rostelo armado y ventosas, así como poros sexuales que se abren lateralmente en los pro- glótidos. Debido a ciertas características particulares de los parásitos, este orden se divide a su vez en familias. Dipyli- dium caninum ha sido clasifi cado dentro de la familia Dile- Preguntas de evaluación inicial 1. ¿Cuáles son los huéspedes intermediarios de Dipylidium ca- ninum? 2 . ¿Cuál es la fase infectiva para el humano? 3 . ¿Cómo se diagnostica la infección? 4 . ¿Qué antiparasitario se emplea contra la infección? 5 . De acuerdo con la edad, ¿qué población humana es la más afectada? Dipilidiosis Introducción La dipilidiosis es una enfermedad parasitaria de importancia médica y veterinaria producida por Dipylidium caninum. Afecta a perros, gatos y animales salvajes, como zorros, hie- nas, chacales o felinos, y de manera accidental al ser huma- no, en especial a los niños, por lo cual se le considera una zoonosis. Esta parasitosis común es de distribución mun- dial, y en Internet el nombre del parásito, mediante el bus- cador Google,1 registra hasta 3 480 sitios con la información más diversa al respecto, casi toda relacionada con la infec- ción que produce en perros y gatos domésticos. En el pasado D. caninum se conocía con los nombres de Taenia canina o pididae porque el parásito adulto tiene un rostelo armado con ventosas inermes, su útero se divide en cápsulas ovífe- ras y sus órganos genitales son sencillos.3 El género Dipyli- dium se caracteriza porque los proglótidos grávidos de los parásitos adultos presentan dos poros (del griego dís, dos, y pylís, abertura). En 1758, Linneo clasifi có a la especie cani- num porque encontró que afectaba sobre todo a los perros.4 En general, los platelmintos están clasifi cados entre los invertebrados más antiguos del reino animal, con simetría bilateral y tejidos especializados que sostienen órganos re- productivos complejos femeninos y masculinos, los cuales generan millones de embriones infectivos llamados oncos- feras, que son capaces de desarrollarse hasta convertirse en gusanos nuevos. La persistencia de estos gusanos en las áreas endémicas se apoya en su enorme capacidad repro- ductiva y la resistencia que muestran frente a los factores ambientales. Durante el desarrollo de D. caninum, tres diferentes fases parasitarias alcanzan su desarrollo respectivo depen- diendo del huésped en el cual se encuentren: huevo en las larvas de pulgas y piojos (huéspedes intermediarios), cisti- cercoide o fase larvaria en las pulgas adultas, y fase adulta o tenia en los animales infectados (huéspedes defi nitivos). Los huevos son microscópicos (25-40 μm de diámetro) y esféricos, con una cubierta delgada y hialina. En su inte- rior se encuentra la oncosfera, en la que se presentan los ganchos (fi gura 23-1). Las maneras en que los huevos alcan- zan el exterior de los proglótidos son dos: en una de ellas los huevos salen de los paquetes o cápsulas, y en la otra alcanzan el exterior aun dentro de los paquetes o cápsulas matriciales (como también se les conoce), y en las cuales se pueden en- contrar varios de ellos (fi gura 23-2). Una vez que los huevos o los paquetes están depositados en el suelo, pueden ser ingeridos por los estadios larvarios de pulgas, como Cteno- cephalides canis (que infecta a los perros), C. felis (que infec- ta gatos) o Pulex irritans (que infecta al humano), así como de piojos (Trichodectes canis). Dentro de ellos continúan con su siguiente fase de desarrollo. Durante el tiempo de metamorfosis de la pulga (de su fase larvaria a la adulta), las oncosferas que salieron de los huevos permanecen en su cavidad hemal, y luego el parásito completa su desarrollo al estado de cisticercoide o fase lar- varia. Esto es diferente en los piojos, puesto que en estos animales (una vez que las oncosferas salen de los huevos mudan) penetran en la cavidad corporal y se desarrollan hasta cisticercoides.5 Según lo que se ha podido determinar en relación con el tamaño de los cisticercoides, éstos miden alrededor de 1 mm, presentan un escólex aparentemente comprimido, pero no evaginado, dentro de una pequeña ve- sícula, la cual se encuentra llena de un líquido.6 Una vez que los cisticercoides se desarrollaron dentro de los huéspedes defi nitivos, Dipylidium caninum alcanza el estadio parasitario adulto. Esto se debe a que tanto las pul- gas como los piojos son ingeridos y tragados accidentalmen- te cuando los animales limpian su pelo. Una vez que los parásitos adultos se establecen en el intestino de sus huéspe- des defi nitivos, se distinguen por ser más complejos que los estadios parasitarios que los precedieron y por varios aspec- tos morfológicos que los caracterizan.7 Este tipo de parási- tos ya está formado como gusano plano clásico, en donde se diferencian con toda claridad la porción cefálica y el estró- bilo. En la porción cefálica se encuentran la corona rostelar armada con diferentes círculos de espinas, cuatro ventosas, el cuello corto y delgado y el estróbilo, el cual también se denomina cadena estrobilar (fi gura 23-3). Este último, de casi 20 cm de largo, está compuesto por una serie de seg- mentos conocidos como proglótidos, los cuales presentan un diferente grado de desarrollo y diferenciación que de- Figura 23-1 Huevo de D. caninum. En su interior se observa una oncos- fera que presenta seis ganchos.3 Figura 23-2 Paquete de huevos de D. caninum. Estos paquetes se en- cuentran dentro de los proglótidos del parásito adulto y, como en este caso, dentro de ellos se observan hasta ocho huevos.9 Capítulo 23 Dipilidiosis178 huéspedes defi nitivos por los parásitos adultos. El cisticer- coide es un estadio infectivo, pero el parásito adulto intesti- nal es el estadio que permite realizar el diagnóstico. El análisis detallado del ciclo de vida de D. dipylidium permite defi nir que para la prevención completa de la dipi- lidiosis tanto en perros y gatos como en seres humanos es necesario poner atención a la presencia de huéspedes inter- mediarios (pulgas y piojos). Esto signifi ca que es necesario limpiar minuciosamente los sitios donde cohabitan anima- les y seres humanos, asear a los animales y vigilar la higiene después de jugar con ellos. Al respecto, se recomienda visi- tar el sitio de la división de enfermedades parasitarias de los CDC (Centers for Disease Control and Prevention), de Atlanta.9 En el análisis del ciclo de vida destaca también que la defecación al aire libre de los huéspedes defi nitivos propicia las parasitosis por D. caninum. Así, cuando los huéspedes defi nitivos están infectados con el parásito adulto, con sus heces liberan huevos del parásito,los cuales continúan su desarrollo al ser ingeridos por los estadios larvarios de las pulgas o piojos. Ésa es otra de las razones por las que se re- comienda la desparasitación de animales, así como evitar que los niños jueguen con ellos. En este punto cabe destacar la importancia del tratamiento quimioterapéutico, el cual permite la eliminación y destrucción de los parásitos intes- tinales. Del análisis del ciclo de vida también se desprende que para evitar que las parasitosis se propaguen es necesario aplicar tratamientos antiparasitarios a los animales porque ellos preservan dicho ciclo. El ser humano es un huésped defi nitivo, pero la manera en que llega a infectarse es del todo casual. Los niños son los que con mayor frecuencia re- sultan afectados, y la causa podría ser el haber tragado en forma accidental alguna pulga o piojo infectados al jugar con los animales huésped. penden de la longitud de la cadena estrobilar y de su distri- bución desde el cuello hasta el último proglótido.5 Uno de los aspectos morfológicos que caracterizan a los proglótidos diferenciados de D. caninum, posterior a su tinción con colorantes, es la presencia de poros alternos y de órganos reproductores dobles, como se muestra en las fi gu- ras 23-4 y 23-5. Sólo en los últimos proglótidos, cuando se les observa mediante microscopia de luz, se observan los paquetes de huevos. Cuando estos proglótidos son expulsa- dos de sus huéspedes defi nitivos (ya que por lo general no se desintegran en el intestino de éstos), son similares a las se- millas de calabaza, según observaciones macroscópicas.8 Después, cuando se secan, alcanzan un tamaño aproxima- do de 2 mm, se parecen a granos de arroz, se vuelven duros y adquieren un color amarillento (fi gura 23-5). Ciclo biológico y respuesta del huésped a la infección Dipylidium caninum produce dos parasitosis diferentes: en los huéspedes intermediarios por cisticercoides, y en los Figura 23-3 Parásito adulto de D. caninum. En la parte más delgada del parásito se encuentra la porción cefálica, y a partir de ésta se pre- sentan los diferentes proglótidos que conforman la cadena estrobilar. De acuerdo con la madurez de éstos se presentan diferencias, como en sus dimensiones; los proglótidos grávidos son los más grandes y los que se desprenden con mayor facilidad de los gusanos.9 Figura 23-4 Proglótido maduro de D. caninum. Segmento de un pro- glótido en el que se pueden ver los dos poros alternos y las ramifi cacio- nes correspondientes a los órganos sexuales diferenciados.6 Figura 23-5 Proglótidos de D. caninum. El proglótido maduro de la parte superior tiene los característicos poros genitales situados en me- dio del segmento, así como las estructuras sexuales que lo conforman según la tinción de carmín utilizada. En el lado derecho se ve un progló- tido grávido fi jado en formol proveniente de la infección parasitaria de un niño de 9 meses.9 Ciclo biológico y respuesta del huésped a la infección 179 Como ya se indicó, los huéspedes defi nitivos son pie- zas clave para la preservación del ciclo de vida. Una vez que los parásitos adultos intestinales se desarrollan y diferen- cian hasta proglótidos grávidos llenos de paquetes de hue- vos, comienza la separación de estos últimos de la cadena estrobilar. Por esta razón, dichos proglótidos pueden ser li- berados hacia el exterior de los huéspedes con la materia fecal, o bien pueden salir por sí mismos de la región perianal del huésped. Luego, una vez en el exterior, los proglótidos se desintegran y liberan los paquetes; sin embargo, también existe la posibilidad de que algunos paquetes se rompan y los huevos sean liberados. Si han de desarrollarse dichos huevos deben ser ingeridos en un plazo no mayor a dos días, ya que de otra suerte la sequedad los destruye. Las formas larvarias de las pulgas o los piojos ingieren los huevos, y és- tos, una vez en el tracto digestivo de los huéspedes interme- diarios, sufren una conversión hasta oncosfera a causa del ambiente que priva ahí. Luego, la oncosfera es liberada hacia el intestino. En el caso de las pulgas, después que las oncos- feras atraviesan la pared intestinal e invaden la cavidad cor- poral o hemocelo del insecto, éstas se desarrollan hasta la forma larvaria o cisticercoide, y se mantienen así hasta que las pulgas alcanzan la forma adulta, lo cual sucede en un lapso de 18 a 30 días. Al margen de si estas formas parasitarias (cisticercoi- des) están albergadas en una pulga o un piojo adultos, son las más infectivas de D. caninum, lo cual requiere atención especial, ya que en esta fase los organismos vertebrados pueden resultar infectados por la ingestión accidental de los insectos. Este tipo de accidente se presenta por lo regular en perros y gatos cuando lamen su pelaje. En los humanos, en especial en los niños, los insectos contaminados son ingeri- dos de modo accidental cuando juegan con los animales. Una vez que los insectos infectados alcanzan el tubo digestivo de los huéspedes defi nitivos, las condiciones ahí presentes permiten que los insectos sean digeridos y libe- ren de su intestino a los cisticercoides, los cuales a su vez deben sufrir algún fenómeno relacionado con la evagina- ción de su escólex y la liberación de las espinas y ventosas con que se fi jan al intestino del huésped. Luego, una vez que los parásitos se fi jaron, y dadas las condiciones ambientales, comienzan a desarrollarse hasta alcanzar la diferenciación y madurez, con lo cual se cierra el ciclo de vida.9,10 Diagnóstico A nivel de observación general, no existe un cuadro sinto- mático defi nido durante las infecciones por D. caninum, aunque podrían darse casos de perforaciones intestinales.6 Sin embargo, hay ciertas formas de comportamiento de los animales que permitirían suponer la presencia de este tipo de parásitos, ya que muy rara vez enferman. Entre dichas formas de comportamiento destaca el hecho de que los ani- males pueden presentar pérdida de peso, molestias diges- tivas, vómitos con partes de los parásitos adultos por su paso desde el intestino al estómago, así como incomodidad en la región anal, la cual provoca que se arrastren friccionan- do el ano contra el suelo debido a que la presencia de progló- tidos produce irritación en los bordes del ano. En el caso de animales domésticos, sobre todo cuando se arrastran sobre una alfombra, es posible seguir el camino que dejan y en- contrar proglótidos expulsados a lo largo de éste. A simple vista los proglótidos son similares a semillas de pepino. Si los proglótidos llegaran a ser expulsados en otros si- tios y no a las alfombras (suelo o pasto), se les podría con- fundir fácilmente con larvas de mosca o de gusanos. Es fácil distinguir la presencia de proglótidos liberados por su mo- vimiento sobre la superfi cie de las heces frescas de los ani- males infectados, o bien por el movimiento que presentan alrededor del ano. Estas observaciones directas en las que se encuentran proglótidos de parásitos adultos son la manera más efi caz de diagnóstico, ya que la identifi cación y detec- ción de huevos mediante métodos ordinarios de laboratorio no es muy precisa. Se recomienda utilizar técnicas de fl ota- ción de huevos en muestras de materia fecal, ya que mediante ellas hay posibilidades de recuperar e identifi car los paquetes o grupos de huevos, así como los proglótidos grávidos, que pueden ser identifi cados después. Si estos segmentos de los parásitos adultos se observan directamente al microscopio, se identifi can con facilidad los paquetes de huevos que se encuentran en el interior debido a que las cápsulas que los contienen son de tipo hialino.8 Otra de las características sobresalientes al observar los proglótidos es que poseen dos poros que se localizan en cada uno de sus lados, los cuales, al ser teñidos con coloran- tes específi cos, destacan junto con los órganos sexuales como si tuvieran una distribución simétrica. En el caso de personas infectadascon D. caninum tam- bién existe la posibilidad de encontrar proglótidos en su ma- teria fecal fresca. La presencia de proglótidos, ya secos y adheridos al ano, puede ser la causa de que los niños sufran irritación, que les induce a tener fuertes impulsos por ras- carse. Como en el caso de los animales domésticos, la ins- pección de la zona, así como de las prendas interiores o del sitio en que se hayan sentado, es una estrategia importante para el diagnóstico de dipilidiosis en humanos. Tratamiento La dipilidiosis que se presenta tanto en animales como en seres humanos se trata de manera muy simple con resultados satisfactorios. El medicamento preferido es el praziquantel, el cual se tolera muy bien y se administra por vía oral, o por vía parenteral en el caso de animales domésticos. Debido a que el tratamiento destruye al parásito intestinal, su efecto no puede ser evaluado por la observación de parásitos adul- tos, o de sus restos, en las heces de los animales tratados. Se recomienda aplicar una desparasitación regular a los anima- les domésticos mediante tratamientos antiparasitarios a los 2, 6 y 12 meses luego de su nacimiento, y por lo menos cada 6 meses con la fi nalidad de disminuir su carga parasitaria.10 Capítulo 23 Dipilidiosis180 Prevención Es posible aplicar ciertas medidas de precaución para no contraer dipilidiosis, por ejemplo, evitar la presencia de pul- gas en los interiores o exteriores en donde se encuentren los animales, para lo cual se requiere una limpieza adecuada de estas zonas; desparasitar de inmediato a los animales infec- tados en caso de notar la presencia de proglótidos; recoger las heces de los animales después de que éstos defecaron; evitar que los niños jueguen en los mismos sitios en donde lo hacen los animales; vigilar que los niños se laven las ma- nos después de que hayan jugado en un parque o en sitios donde es común que haya animales, o incluso después de haber jugado con éstos, y mantener a los animales domésti- cos bajo un esquema de desparasitación continua. Epidemiología La dipilidiosis es de distribución mundial y se presenta sobre todo en sitios donde los animales domésticos son perros y gatos. La enfermedad podría presentarse de manera impor- tante en la población de habla inglesa, ya que se estima que al menos 50% de la gente tiene un gato o un perro. Aunque no es una enfermedad grave, su presencia es incómoda para quien la padece y puede ser evitada de manera efectiva si se conoce el ciclo de vida del parásito, se amplía la educación de la población y se toma conciencia de la responsabilidad que se adquiere al tener por mascota un perro o un gato.10 Este problema parasitario podría ser más complejo en países en vías de desarrollo como los latinoamericanos, ya que en esta región es común que deambulen libremente por las calles tanto gatos como perros. En estudios realizados para buscar helmintos intestinales en la necropsia de perros callejeros, los resultados mostraron que la frecuencia de D. caninum es de 34% en los animales mayores de 6 meses de edad en la ciudad de Mérida, Yucatán, en tanto que en la ciudad de Querétaro la frecuencia es de 54% en perros sacri- fi cados y estudiados durante cinco meses. En estos lugares los animales se reproducen sin control alguno, defecan al aire libre en cualquier zona, no se les asea ni se les somete a un régimen de desparasitación alguna, y es normal verlos en sitios insalubres en busca de alimento. Estas condiciones son ideales para preservar el ciclo de vida de D. caninum, por lo que de no poner atención a las medidas de prevención ya mencionadas, y si las autoridades o la población no to- man en cuenta el control que debe ejercerse de estos anima- les callejeros, la zoonosis podría volverse peligrosa. Bibliografía Direcciones en Internet Cox FE. History of human parasitology. 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Desde el punto de vista evolutivo, ¿por qué los huevos de este parásito se encuentran en cápsulas ovígeras? Preguntas para refl exionar Epidemiología 181 1. Pulgas de diferentes especies. 2 . Cisticercoides. 3 . Mediante técnicas CPS. 4 . Praziquantel. 5 . Los niños. Respuestas a las preguntas de evaluación inicial Capítulo 23 Dipilidiosis182 Capítulo 23. Dipilidiosis
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