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Técnicas inmunológicas

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42Capítulo
Mario César Salinas Carmona 
Carlos E. Medina de la Garza
Contenido
■ Introducción 
■ Clasifi cación de los antígenos 
parasitarios
■ Utilidad médica y diagnóstica de los 
antígenos parasitarios
■ Fundamento de las técnicas 
inmunológicas para estudiar antígenos 
parasitarios
■ Técnicas para identifi car anticuerpos 
antiparásitos 
■ Ejemplos clínicos de la aplicación de 
las técnicas modernas para estudiar 
antígenos y anticuerpos
En el presente capítulo se aborda la importancia médi-
ca del estudio de los antígenos parásitos y su clasifi cación, se 
describe el fundamento metodológico de las técnicas más 
comunes en el estudio de los antígenos, y por último se dan 
algunos ejemplos prácticos recientes del uso de las herramien-
tas modernas de diagnóstico que revisten interés clínico.
Clasifi cación de los antígenos 
parasitarios
Los antígenos de los parásitos se pueden clasifi car según la 
fuente de donde se obtienen para su estudio o aplicación clí-
nica y su naturaleza química. Los parásitos tienen ciclos de 
vida complejos con capacidad de reproducirse dentro del 
hospedero (protozoarios), o aquellos que maduran pero no 
se reproducen dentro del hospedero (helmintos). Esta diver-
sidad de etapas o estadios que el parásito debe completar en 
su ciclo vital implica un cambio estructural, bioquímico y 
celular que se refl eja en la diversidad de antígenos que se 
pueden presentar de acuerdo con las diferentes etapas de 
desarrollo, las cuales pueden ser concurrentes en un mismo 
hospedero, por lo cual un parásito puede expresar diferen-
tes antígenos de diferentes estadios en un mismo hospede-
ro. En consecuencia, la inmunidad despertada por estos 
antígenos por lo general es específi ca de estadio. Debido a 
todo lo anterior, es importante, tanto para fi nes diagnósticos 
Introducción
La cantidad de parásitos protozoarios y helmintos que afec-
tan la vida del humano y la de los animales es considerable. 
El estudio de sus antígenos es complejo, ya que existen 
formas antigénicas variadas, dependiendo de las diferentes 
etapas de su ciclo de vida.
Las técnicas para el estudio de antígenos parasitarios 
evolucionaron a medida que aparecieron nuevos métodos 
para aislar, purifi car y determinar su estructura química 
(por ejemplo, la secuencia de aminoácidos de antígenos pro-
teicos). Con la mejora de las técnicas inmunológicas se ha 
logrado la automatización y la robotización, pero sobre todo 
el incremento de la sensibilidad diagnóstica, lo cual hace 
posible un estudio más detallado y amplio de los antígenos 
parasitarios. Para los interesados en la evolución histórica 
de este tema se recomienda la lectura de las primeras tres 
referencias de este capítulo, que tratan con profundidad y 
detalle todas las técnicas que se emplearon hasta antes de 
1983 (para este capítulo el autor se apoyó en las publicacio-
nes importantes a partir de ese año hasta el 2009).
El fundamento de las técnicas para el estudio de los 
antígenos parasitarios, desde sus orígenes hasta el momento 
actual, se basa en dos estrategias: a) identifi cación o cuanti-
fi cación de anticuerpos contra componentes de los pará-
sitos, y b) identifi cación directa o indirecta de los parásitos 
o alguno de sus componentes.
Técnicas inmunológicas 
para el estudio de antígenos 
parasitarios
como de investigación de la respuesta contra los parásitos, 
identifi car su fuente u origen. Una clasifi cación práctica de 
los antígenos parasitarios de acuerdo con su origen es la si-
guiente:
 a. Antígenos solubles extraídos del parásito (somáticos)
 b. Antígenos solubles excretados o secretados
 c. Antígenos sintéticos
 d. Antígenos recombinantes
Los antígenos somáticos o estructurales son extraídos 
del parásito; no son secretados por los parásitos, sino que 
forman parte estructural de ellos y se necesitan procedi-
mientos de extracción química para obtenerlos. Estos antí-
genos, a excepción de aquellos presentes en la cutícula o 
membranas de superfi cie, pueden estar ocultos al hospede-
ro y ser reconocidos sólo por el sistema inmune después de 
la muerte del parásito. 
Los antígenos solubles excretados o secretados al me-
dio de cultivo son derivados de procesos metabólicos del 
parásito, y fueron la fuente de antígenos de protozoarios, 
nematodos, cestodos, artrópodos y otros. Sin embargo, la 
concentración de estos antígenos en el medio de cultivo de 
protozoarios o donde se mantienen helmintos regularmen-
te es muy baja, por lo que se requiere cultivar o mantener 
grandes cantidades de ellos para obtener volúmenes útiles 
de material antigénico.
Los antígenos sintéticos se obtienen por síntesis quími-
ca en un laboratorio cuando ya se conoce la secuencia de 
aminoácidos del péptido o proteína antigénica contra la 
cual se dirige la mayoría de los anticuerpos producidos por 
el huésped. La fuente de antígenos sintéticos es práctica-
mente inagotable, es reproducible y de costo relativamente 
bajo; sin embargo, su producción está condicionada al co-
nocimiento preciso de la secuencia de aminoácidos de los 
antígenos.
Los antígenos recombinantes son en general de natura-
leza peptídica o proteica y se originan con técnicas de DNA 
recombinante; para ello, el gen que codifi ca para un antígeno 
de un parásito se expresa en bacterias como E. coli o levadu-
ras metilotrófi cas como Pichia pastoris. A partir de cultivos 
masivos en fermentadores se obtienen las bacterias recombi-
nantes que producen o secretan el antígeno parasitario cuyo 
gen fue introducido artifi cialmente, y luego se realiza la pu-
rifi cación, que puede incluir columnas de afi nidad con anti-
cuerpos.
Los métodos modernos en el campo de la biología mo-
lecular e ingeniería genética hicieron posible avances nota-
bles en el campo de la parasitología; por ejemplo, se aisló el 
ácido desoxirribonucleico (DNA) que codifi ca para una 
proteína parasitaria que es blanco de la respuesta inmunita-
ria de los individuos infectados, y se utiliza con resultados 
satisfactorios en el caso de Toxoplasma gondii y Entamoeba 
histolytica.
También es posible clasifi car a los antígenos, según su 
composición química, en proteínas, glucoproteínas, glucolí-
pidos y polisacáridos y ácidos nucleicos. 
Es importante conocer la composición de un antígeno, 
porque con base en esa información se seleccionan las técni-
cas adecuadas para identifi carlo o aislarlo. Esto es de par-
ticular importancia en la actualidad, ya que los antígenos 
parasitarios son investigados de manera exhaustiva en busca 
de moléculas que induzcan inmunidad protectora mediante 
vacunas, moléculas que promuevan actividad inmunomodu-
ladora benéfi ca en enfermedades autoinmunes, o moléculas 
con actividad antiinfl amatoria. Algunos autores clasifi can a 
los antígenos de los parásitos de acuerdo con la fase del ciclo 
de vida del parásito, o con las cepas de donde son obtenidos. 
Los antígenos parasitarios se clasifi can también según 
la respuesta inmunitaria que inducen en el huésped; en ese 
caso se les llama antígenos humorales, cuando la respuesta 
identifi cada es sobre todo anticuerpos, y antígenos celulares 
cuando estimulan una respuesta inmunitaria celular me-
diada por linfocitos T y que en ocasiones se manifi esta 
como hipersensibilidad tardía. Por otra parte, según la pro-
tección que son capaces de inducir en animales de experi-
mentación, los antígenos se clasifi can como protectores 
cuando se demuestra que impiden el establecimiento o la 
reproducción del parásito en el hospedero después de la in-
munización.
Utilidad médica y diagnóstica 
de los antígenos parasitarios
Para todos los profesionales del área biomédica, pero en 
particular para los médicos, es muy importante el estudio 
de los antígenos parasitarios porque este conocimiento sirve 
para:
 a. Establecer el diagnóstico de infección reciente o anti-
gua en algunas parasitosis.
 b. Identifi car los antígenos que inducen protección y que 
pueden ser útiles en la vacunación.
 c. Estudiar los factoresde virulencia de los parásitos y co-
nocer los mecanismos de patogenia de las lesiones celu-
lares o tisulares durante la interacción con el huésped.
 d. Diseñar o mejorar las técnicas diagnósticas existentes 
para confi rmar la presencia de parásitos en seres hu-
manos y en animales.
 e. Identifi car moléculas con potencial terapéutico en au-
toinmunidad e infl amación.
Fundamento de las técnicas 
inmunológicas para estudiar 
antígenos parasitarios
La demostración de anticuerpos contra los antígenos para-
sitarios se puede hacer en forma cualitativa y cuantitativa. 
Estas dos formas no son mutuamente excluyentes, sino 
complementarias, ya que en una zona geográfi ca endémica 
Capítulo 42 Técnicas inmunológicas para el estudio de antígenos parasitarios346
de una parasitosis la identifi cación cualitativa de anticuer-
pos circulantes es de poca utilidad clínica diagnóstica. Estos 
anticuerpos pudieron ser inducidos en infecciones previas 
y, por tanto, representan la suma de la respuesta inmunitaria 
actual y la previa. En esta situación resulta mejor cuantifi car 
los anticuerpos y determinar su isotipo, es decir, identifi -
car la clase de inmunoglobulina a la que pertenecen dichos 
anticuerpos. Cabe recordar que el primer encuentro o la 
primera infección con un agente infeccioso o la vacunación 
con cualquier antígeno induce anticuerpos del isotipo IgM. 
Estos anticuerpos caracterizan la respuesta inmunitaria 
primaria. Las exposiciones posteriores al mismo antígeno 
inducen anticuerpos del isotipo IgG, que predominan en la 
respuesta inmunitaria secundaria. Este conocimiento es 
fundamental para interpretar en forma correcta un resulta-
do de laboratorio clínico inmunoparasitológico. En esta 
evaluación, el médico debe además solicitar información 
sobre la técnica utilizada, y si se trata de una determinación 
de anticuerpos totales, es decir, de todos los isotipos IgG, 
IgM, IgA, IgE e IgD en conjunto, o sólo de alguno de ellos.
En el ejemplo hipotético ya mencionado, el uso de una 
técnica cualitativa en una zona geográfi ca donde es endémi-
ca una parasitosis resultó de poca ayuda diagnóstica para el 
médico. Si ahora se cambia el mismo caso de ese paciente a 
una zona geográfi ca no endémica donde esta enfermedad 
parasitaria no existe o es de baja prevalencia, se observa que 
aquí sí es muy útil la información cualitativa acerca de la 
presencia de anticuerpos antiparásito para establecer el 
diagnóstico de dicha enfermedad.
En el mundo globalizado actual son más comunes los 
viajes de personas, transporte de materiales y animales des-
de una región donde es endémica una enfermedad parasita-
ria hasta otros países donde dicha parasitosis no existe. Esto 
trae a colación la trascendencia del interrogatorio cuidado-
so y detallado acerca de viajes, contactos con personas o 
animales provenientes de otros sitios para interpretar en 
forma correcta el resultado del laboratorio cuando se está 
frente a un paciente con sospecha de parasitosis.
Técnicas para identifi car 
anticuerpos antiparásitos
El estímulo antigénico intermitente o permanente que pro-
porciona el parásito al hospedero durante la infección, y la 
respuesta efectora del mismo a base de anticuerpos, permite 
la búsqueda de estos últimos con fi nes diagnósticos, buscan-
do una correlación positiva entre el cuadro clínico y las prue-
bas serológicas. Las técnicas para demostrar la presencia de 
anticuerpos contra parásitos o sus componentes antigénicos 
han cambiado mucho en los últimos años. Sin embargo, es-
tas pruebas inmunológicas permanecen como procedimien-
tos de laboratorio especializado que permiten el diagnóstico 
en circunstancias en que la identifi cación física del parásito 
no es posible. Como todas las pruebas inmunológicas de 
diagnóstico, se basan en la unión antígeno-anticuerpo y de-
penden de una alta sensibilidad analítica (capacidad de iden-
tifi cación de muy pequeñas cantidades de analitos). Al igual 
que cualquier prueba diagnóstica, se fundamentan en su 
valor predictivo, en donde los términos básicos son la sensi-
bilidad diagnóstica y la especifi cidad. La sensibilidad diag-
nóstica es la capacidad de determinar que un individuo está 
enfermo al tener un resultado anormal de la prueba. La espe-
cifi cidad diagnóstica es la capacidad de la prueba de identifi -
car a un individuo como “no enfermo” al tener un resultado 
normal. La cantidad de técnicas diferentes para mostrar an-
ticuerpos contra parásitos crece día con día, lo cual indica que 
todas ellas tienen desventajas o problemas. A continuación se 
revisa en forma general en qué consisten estas técnicas.
Inmunofl uorescencia
En esta técnica se pone en contacto el suero del paciente con 
los parásitos muertos y preservados o sus antígenos, y luego 
de lavar se añade la fl uoresceína conjugada o unida a un an-
ticuerpo antiinmunoglobulina humana. Se observa bajo el 
microscopio de fl uorescencia si existe positividad de la 
prueba. El resultado aquí obtenido es cualitativo, pero tam-
bién se puede diluir el suero del paciente hasta determinar la 
dilución a la cual todavía hay resultados positivos. De esta 
manera se tiene una técnica semicuantitativa; sin embargo, 
esta prueba como tal no es de uso común en el laboratorio, 
porque se requiere tener un microscopio de fl uorescencia y 
reactivos perecederos, además de que es difícil mantener la 
fuente de parásitos.
Los métodos inmunológicos evolucionaron para me-
jorar la especifi cidad y la sensibilidad, lo cual, aunado a las 
necesidades antes descritas, hizo menos común el uso de la 
inmunofl uorescencia. Las difi cultades para obtener parási-
tos intactos impulsaron el uso de extractos parasitarios, y 
con ello la aplicación de inmunodifusión simple y doble, 
precipitación, aglutinación, contrainmunoelectroforesis y, 
más recientemente, los estudios inmunoenzimáticos como 
ELISA, Immuno dot y Western blot. 
Inmunodifusión 
La inmunodifusión simple o doble se basa en la reacción de 
antígenos y anticuerpos en un medio sólido, como el gel de 
agar o de agarosa. La reacción antígeno-anticuerpo es visi-
ble, ya que ocurre una precipitación que se manifi esta como 
una o varias bandas, según se trate de una o varias especies 
de antígenos o de anticuerpos. Estas técnicas, aunque ex-
traordinariamente simples y rápidas, cayeron en desuso 
porque se requieren concentraciones altas de reactantes, es 
decir, de antígenos parasitarios y de anticuerpos que tienen 
baja sensibilidad y, en consecuencia, poca utilidad clínica.
Aglutinación
Esta técnica es más sensible que la difusión, y consiste en 
hacer reaccionar los antígenos parasitarios y los anticuerpos 
Técnicas para identifi car anticuerpos antiparásitos 347
sobre partículas de látex o sobre eritrocitos. En este último 
caso se denomina hemaglutinación. Para este método se ob-
tienen los extractos antigénicos de los parásitos, y luego, 
mediante una reacción química, esas moléculas se enlazan 
en forma covalente a los eritrocitos o a las partículas de lá-
tex. Puede realizarse en placas de microtitulación, lo cual 
permite efectuar de manera simultánea un número grande 
de muestras. Aunque estas técnicas tienen mayor sensibili-
dad que las de inmunodifusión, consumen más tiempo que 
otras técnicas que se describen más adelante.
Contrainmunoelectroforesis
Consiste en poner la muestra de suero con los anticuerpos al 
lado de un gel y el antígeno o los antígenos parasitarios en-
frente. En seguida se aplica una corriente eléctrica; según la 
carga eléctrica, los reactantes migran al polo positivo o al 
negativo. Cuando se encuentran en su concentración ópti-
ma ocurre la reacción antígeno-anticuerpo, que se mani-
fi esta como una banda de precipitación.
Pruebas inmunoenzimáticas
A partir de la publicación de Engvall y Perlman en 1972, las 
pruebas inmunoenzimáticas han contribuido tanto a la in-
vestigación como al servicio médico diario, ya que se trata 
de técnicas más sensibles que todas las ya descritas en los 
párrafos anteriores.El amplio uso de estas técnicas confi rma 
que se trata de pruebas sensibles, confi ables, reproducibles y 
específi cas. Todos los antígenos de naturaleza proteica o 
peptídica pueden ser fi jados en el fondo de un pozo de una 
microplaca de poliestireno o de cloruro de polivinilo con 
ayuda de un amortiguador de pH alcalino; el suero de las 
personas o pacientes que se desea probar se agrega a la pla-
ca. Los anticuerpos circulantes específi cos para el antígeno 
reaccionan en el fondo de la placa, y la reacción antígeno-
anticuerpo se hace visible mediante la adición de un anti-
cuerpo antiinmunoglobulina humana conjugado con una 
enzima. Después, mediante una mezcla del sustrato y un 
agente que genera color, aparece una reacción colorida cuya 
intensidad se determina en un espectrofotómetro. Este ins-
trumento permite cuantifi car con precisión la cantidad de 
anticuerpo o antígeno presente.
La Inmuno dot también es una prueba inmunoenzi-
mática, pero la reacción antígeno-anticuerpo ocurre en un 
papel de nitrocelulosa y no en una placa. Esta técnica es más 
simple y no requiere instrumentos para su lectura; se ha 
adaptado para obtener resultados en sólo ocho minutos. 
Una versión de esta técnica recibe el nombre de prueba rápi-
da, ya que se utiliza un conjugado de proteína A con oro 
coloidal para hacer visible la reacción antígeno-anticuerpo. 
Estas pruebas son de uso generalizado en las zonas geográ-
fi cas donde no existe infraestructura médica que permita el 
uso de técnicas más complejas.
Prueba Western blot 
o de inmunoelectrotransferencia
En esta técnica se hace reaccionar el suero o plasma de un 
paciente con una tira de nitrocelulosa que contiene uno o 
más antígenos parasitarios. La reacción antígeno-anticuer-
po es evidente cuando se agrega una mezcla de sustrato cro-
mógeno; los resultados se notan a simple vista. Esta técnica 
es en realidad muy sencilla si se compran las tiras reactivas; 
de lo contrario, se requiere un equipo de electroforesis para 
preparar geles de poliacrilamida y también un equipo pa-
ra transferir las proteínas del gel al papel de nitrocelulosa.
Problemas y limitaciones de las técnicas 
para estudiar antígenos parasitarios
En los últimos 20 años se establecieron varias casas comercia-
les extranjeras que venden estuches completos para efectuar 
la titulación de anticuerpos contra antígenos parasitarios me-
diante las técnicas descritas en este capítulo. En la mayoría 
de los casos, dichas casas cambiaron también las técnicas y 
la fuente de antígenos. Todo esto, aunado al inconveniente 
del costo y los problemas de especifi cidad y sensibilidad, re-
presentan hoy en día un problema para diseñar y mejorar 
las pruebas existentes. En esta sección se tratan los dos prin-
cipales problemas compartidos, en cierta forma, por todas 
las técnicas descritas: falta de especifi cidad y de sensibilidad.
Falta de especifi cidad
Este problema se debe en buena medida al uso de extractos 
antigénicos crudos, es decir, no purifi cados y, por tanto, no 
defi nidos en términos químicos. La presencia de antígenos o 
proteínas contaminantes del huésped de donde se obtuvieron 
los parásitos también contribuye a la falta de especifi cidad. 
Incluso el cultivo de los parásitos se puede contaminar en el 
laboratorio con proteínas o componentes del medio de culti-
vo. Debido a que no existen patrones de referencia de antíge-
nos específi cos de los parásitos que sirvan como estándar, se 
vivió una época de variación entre los resultados publicados 
por diferentes autores. Este problema se resolverá por com-
pleto cuando se disponga de la información completa acerca 
de los antígenos parasitarios inmunodominantes, que ade-
más sean específi cos de especie, es decir, que no los compar-
tan diferentes organismos. Una vez identifi cados, aislados y 
purifi cados dichos antígenos, es preciso defi nir el epítopo o 
los epítopos contra los cuales están dirigidos los anticuerpos. 
Esos epítopos o determinantes antigénicos son en general 
una pequeña porción de una proteína que puede ser sintetiza-
da químicamente para tener siempre una fuente homogénea 
del mismo material.
En algunas parasitosis, los investigadores han logrado 
defi nir, aislar y purifi car determinados antígenos específi -
cos de especie. Algunos de esos antígenos son de naturaleza 
proteica, por lo cual se pudo obtener la secuencia de ami-
Capítulo 42 Técnicas inmunológicas para el estudio de antígenos parasitarios348
noácidos de los epítopos pertinentes; con esa información se 
sintetizaron los péptidos y se resolvieron los problemas de 
abastecimiento y variación en la composición antigénica. 
En algunas parasitosis ya se dispone de productos obtenidos 
de esta forma, pero no existen preparaciones semejantes 
para todas las parasitosis de interés médico.
Falta de sensibilidad
Algunas pruebas, como la aglutinación de partículas de 
látex o la fl oculación de bentonita, ya casi no se utilizan por-
que es inaceptable la cantidad tan elevada de resultados fal-
sos positivos y negativos que se generan. Algunas compa-
ñías comerciales de EUA, Inglaterra y Alemania vendieron 
a los países en desarrollo varias pruebas de inmunofl uores-
cencia para el diagnóstico de infecciones, como la enfer-
medad de Chagas, leishmaniasis y esquistosomosis, que 
cada vez se utilizan menos debido a su baja sensibilidad. Las 
pruebas de aglutinación de látex y eritrocitos, aunque per-
miten conocer el título de anticuerpos contra algunos antí-
genos parasitarios y fueron de cierta utilidad en el pasado, 
no reúnen las características de especifi cidad, sensibilidad, 
reproducibilidad y estabilidad que se requieren en el labora-
torio clínico moderno, por lo cual han caído en desuso.
Las pruebas para cuantifi car anticuerpos y antígenos 
parasitarios mejoraron en forma sustancial cuando se em-
plearon las técnicas inmunoenzimáticas, o ELISA, que se 
iniciaron en 1972. Esta técnica mejoró en forma notable la 
sensibilidad de las técnicas previas, ya que se logró combinar 
la lectura de los resultados con la detección instrumental 
mediante un espectrofotómetro. Además, el uso de algunos 
anticuerpos monoclonales contra antígenos parasitarios 
proporcionó la especifi cidad necesaria. Esta técnica y algu-
nas de sus variantes lograron aceptación por la versatilidad 
para adaptarse en la identifi cación de antígenos y anticuerpos.
Ejemplos clínicos de la aplicación 
de las técnicas modernas para 
estudiar antígenos y anticuerpos
Triquinosis
Como ya se explicó ampliamente en otro capítulo, esta in-
fección es causada por el nematodo tisular Trichinella spi-
ralis. En el año 2002, Tinoco Velázquez y colaboradores 
emplearon antígenos excretados y secretados de T. spiralis, 
obtenidos de larvas del tejido muscular de ratas infectadas 
en laboratorio. Para ello se utilizó la técnica de inmunoelec-
trotransferencia o Western blot para identifi car los antíge-
nos reconocidos por los anticuerpos circulantes en el suero 
de pacientes con fi ebre de causa desconocida. Los antíge-
nos larvarios de T. spiralis han sido clasifi cados en ocho 
grupos (TSL-1-TSL-8), de los cuales la familia de glucopro-
teínas TSL-1 ha sido extensamente estudiada, y se le ha asig-
nado un papel en la activación de la inmunidad innata al 
parásito, la activación de células cebadas y la liberación de 
histamina. Los estudios sugieren un papel de este antígeno 
en la respuesta protectora intestinal a la larva del parásito, 
pues debido a que es altamente inmunogénico, es un fuerte 
candidato a vacuna. Esta capacidad inmunogénica de TSL-1 
es también útil en el diagnóstico de la infección en animales 
y humanos al emplearse en una prueba ELISA, mostrando 
alta sensibilidad y especifi cidad.
Neurocisticercosis
Peralta y colaboradores encontraron recientemente que una 
glucoproteína de 14 kDa obtenida de Taenia crassiceps pue-
de sustituir a los antígenos de Taenia solium en las pruebas 
ELISA y Western blot. Estos investigadores hallaron 100% 
de concordancia enlos resultados con ambas técnicas cuando 
emplearon esta proteína de 14 kDa. En ese mismo trabajo, 
los autores incluyeron el líquido cefalorraquídeo y el suero 
de 64 pacientes con diagnóstico clínico y radiológico de 
neurocisticercosis. Por su parte, otros autores utilizaron an-
tígenos del líquido de las vesículas de cisticercos de T. cras-
siceps para el serodiagnóstico de cisticercosis humana con 
resultados prometedores. Asimismo, la detección de antíge-
nos de T. solium puede ser útil para obtener información de 
la infección activa y la viabilidad del parásito, lo cual no 
puede ser determinado con las pruebas de detección de an-
ticuerpos. 
Infección por Toxoplasma gondii
El diagnóstico de infección aguda o reciente por T. gondii 
reviste importancia médica, sobre todo si se trata de muje-
res embarazadas. Aunque se han utilizado antígenos crudos 
y semipurifi cados, el problema del diagnóstico serológico 
todavía no está resuelto del todo. En el año 2000, Suzuki y 
colaboradores utilizaron un antígeno recombinante de 35 
kDa en una técnica ELISA para cuantifi car anticuerpos IgM 
anti-P35. Estos autores estudiaron cuatro casos de mujeres 
embarazadas con infección reciente por T. gondii donde fue 
posible demostrar seroconversión de IgM en IgG; en cam-
bio, con la técnica ordinaria el título de anticuerpos del iso-
tipo o clase IgM permaneció alto. 
El uso de antígenos químicamente puros y bien caracteri-
zados, como en este caso, no evita los problemas de reacciones 
cruzadas con infecciones por microorganismos relacionados 
desde el punto de vista de los antígenos. Para aumentar la 
sensibilidad de una prueba ELISA para el diagnóstico sero-
lógico de infección por T. gondii, Li y colaboradores utiliza-
ron una mezcla de cuatro antígenos recombinantes (rP22, 
rP25, rP29 y rP35), y con ella lograron establecer diferencia 
entre mujeres embarazadas con infección aguda por T. gon-
dii y aquellas que tuvieron una infección previa. Reciente-
mente, Attallah y colaboradores detectaron antígenos de T. 
gondii usando anticuerpos específi cos y un Western blot 
Ejemplos clínicos de la aplicación de las técnicas modernas para estudiar antígenos y anticuerpos 349
para detectar el antígeno de 36 kDa en suero; asimismo, de-
sarrollaron una técnica ELISA para la detección diagnóstica 
con una sensibilidad de 88% en la infección aguda, 66% en 
la crónica y especifi cidad de 91%. La identifi cación de este 
antígeno representa una alternativa prometedora para el 
diagnóstico de la infección activa.
Amibiasis humana
En el estudio de los antígenos de E. histolytica, como en el 
caso de muchos otros parásitos, se utilizó inmunofl uores-
cencia, contrainmunoelectroforesis y hasta hemaglutina-
ción. Como ya se mencionó en este capítulo, estas técnicas 
son de sensibilidad y especifi cidad bajas; además, la presen-
cia de anticuerpos IgG anti E. histolytica en personas que 
viven en áreas endémicas tiene poca importancia clínica. 
Hay muchos artículos científi cos publicados que proponen 
diferentes técnicas y antígenos para confi rmar el diagnóstico 
de absceso hepático amibiano, pero su utilidad es discutible. 
En el año 2000, un grupo de investigadores de Bogotá, 
Colombia, propuso una técnica ELISA con 1.25 μg/ml de antí-
geno crudo de E. histolytica para diagnóstico de absceso he-
pático amibiano. Los resultados de este trabajo presentan 
sensibilidad de 95% y especifi cidad de 100%; sin embargo, la 
disponibilidad y la reproducibilidad de una técnica sensible 
como ELISA, pero con mezcla de antígenos crudos o no purifi -
cados, no se recomienda para el laboratorio clínico de rutina. 
En el mismo año 2000, Lee y colaboradores encontra-
ron que con una técnica ELISA pero con un antígeno amibia-
no obtenido por tecnología del DNA recombinante, llamado 
proteína de 29 kDa, o incluso con un fragmento de esta pro-
teína, lograron especifi cidad de 100% en el diagnóstico de 
absceso hepático amibiano. En cambio, en ese mismo tra-
bajo demostraron que con el uso de la proteína completa de 
29 kDa la especifi cidad bajó a 86.6%. La detección de antí-
genos de E. histolytica en pacientes con enfermedad intesti-
nal se lleva a cabo con ensayos inmunoenzimáticos en heces 
fecales, con alta sensibilidad y especifi cidad y con la capaci-
dad de diferenciar entre E. histolytica y E. dispar.
Otros usos de las técnicas inmunológicas
Algunas de las técnicas y estrategias mencionadas en los pá-
rrafos anteriores no sólo se aplican al diagnóstico de enferme-
dad parasitaria, sino que también se emplean en el aislamien-
to de antígenos puros de parásitos, como en el caso del uso de 
anticuerpos monoclonales.
Otros autores han utilizado algunas de las técnicas 
mencionadas para comprender el mecanismo por el cual 
algunos antígenos parasitarios son capaces de inducir la 
formación de anticuerpos IgE. Respecto a las técnicas des-
critas en este capítulo, se ha descubierto que algunas han 
sido empleadas para estudiar la diferenciación de monoci-
tos y la maduración de las células dendríticas. 
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	Capítulo 42. Técnicas inmunológicas
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