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817© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos 86 Artrópodos Una madre acude a consulta con su hija de 4 años porque refiere picor en las manos. La niña permanece en una escuela infantil durante el día mientras su madre trabaja. La niña presentaba un picor intenso y una erupción en las manos y los brazos desde hacía 2 semanas. El picor empeoró hasta llegar a perturbar el sueño. A la exploración física la niña parecía bien nutrida y cuidada. La piel de las muñecas, las manos y los antebrazos estaba roja y excoriada. Se observaban varios «surcos» serpiginosos a los lados de los dedos, en la cara ventral de las muñecas y en el pliegue poplíteo. Varios de estos surcos estaban inflamados y empezaban a formar pústulas. La madre refirió que varios niños de la guardería empezaban a presentar el mismo trastorno. 1. ¿Cuál es el diagnóstico más probable? 2. ¿Cómo debe confirmarse el diagnóstico? 3. ¿Cómo debe tratarse a esta niña y qué consejos deben darse a la madre como prevención? 4. ¿Requiere la niña tratamiento antibiótico? Si es así, ¿cuál? 5. ¿Qué debería hacerse con el resto de niños de la escuela infantil? Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es Los artrópodos configuran el más amplio de los filos animales, que engloba más de un millón de especies diferentes. El filo Arthropoda está formado por animales invertebrados con cuerpo segmentado, varios pares de apéndices articulados, simetría bilateral y un exoesqueleto quitinoso rígido que se muda periódicamente a medida que se produce el crecimiento del animal. Es característico que los artrópodos se desarrollen desde el estadio de huevo hasta el adulto mediante un proceso llamado metamorfosis. A medida que maduran, los microorganismos atraviesan diferentes estadios morfológicos: huevo, larva o ninfa, pupa (ciertos insectos) y adulto. Existen cinco clases de artrópodos que tienen importancia médica según el número o la gravedad de las enfermedades que producen: Myriapoda, Pentastomida, Crustacea, Chelicerata e Insecta (tabla 86-1). Los artrópodos o sus larvas pueden afectar al ser humano de numerosas maneras. Muchos artrópodos se encuentran implicados de forma indirecta en la enfermedad humana: transmiten la enfermedad, pero no la producen. Los artró- podos pueden transmitir la enfermedad de manera mecá- nica, como sucede cuando las moscas transportan bacterias enteropatógenas de las heces a los alimentos del ser humano. Es de vital importancia la capacidad de muchos artrópodos para actuar como vectores y hospedadores intermediarios en la transmisión y el desarrollo de los ciclos vitales de virus, bacterias, protozoos y metazoos (tabla 86-2). Ciertos ar- trópodos pueden producir una lesión directa por su picadura o mordedura. Otras especies, como piojos, aradores de la sarna o larvas que invaden tejidos, actúan como verdaderos parásitos. Y otras especies pueden actuar de parásitos y de vectores de la enfermedad. No es el objetivo de este capítulo realizar un estudio en detalle de la entomología médica. La intención es hacer una breve revisión de algunos aspectos importantes de las familias de los artrópodos y las relaciones que puedan tener con las enfermedades humanas. En las referencias de la bibliografía es posible encontrar información más detallada sobre los artrópodos con importancia médica y el tratamiento y el control de las infestaciones por artrópodos. myriAPodA Ciempiés Fisiología y estructura Los ciempiés son artrópodos traqueados multisegmenta- dos (de 15 a más de 181 segmentos) alargados provistos de muchas extremidades. Su cabeza y tronco están bien definidos. El cuerpo está aplanado en sentido dorsoventral y cada segmento del tronco posee un único par de patas. Los ciempiés poseen uñas venenosas o maxilípedos situadas en el primer segmento y que utilizan para capturar a las presas. Los ciempiés se clasifican a veces como milpiés; sin embargo, los milpiés carecen de las uñas venenosas de los ciempiés y tienen dos pares de patas por segmento. Epidemiología La mayoría de los ciempiés son insectos depredadores y se encuentran en ambientes húmedos y oscuros (debajo de troncos, entre la basura o en el interior de edificios que están abandonados). El ser humano recibe su picadura casi siempre como consecuencia de la exposición accidental a este insecto mientras realiza una actividad al aire libre. Enfermedades clínicas Las picaduras por ciempiés pueden resultar extremadamente dolorosas y producir edema local. Las publicaciones relativas a los efectos de las mordeduras de ciempiés en el ser humano 818 MICROBIOLOGÍA MÉDICA son contradictorias. Se han publicado varios casos de muerte por la picadura de la especie Scolopendra gigantea, que se encuentra en Centroamérica, Sudamérica y en las islas Galá- pagos. A excepción de Scolopendra y otros géneros tropicales relacionados, la picadura por la mayoría de ciempiés resulta inocua para el ser humano. Tratamiento, prevención y control El tratamiento de una picadura de ciempiés se basa en medi- das locales como la aplicación de compresas de bicarbonato sódico o soluciones de sales de Epsom. El control consiste Tabla 86-1 Clases de artrópodos de importancia médica Filo Clase Microorganismos Arthropoda Myriapoda Ciempiés Pentastomida Porocefálidos Crustacea Copépodos, decápodos (cangrejos de mar y de río) Chelicerata Arañas, escorpiones, ácaros, garrapatas Insecta Moscas, mosquitos, piojos, pulgas, chinches, insectos con aguijón Tabla 86-2 Selección de enfermedades humanas transmitidas por artrópodos Vector primario u hospedador intermediario Enfermedad Agente etiológico Chelicerata Ácaro: género Leptotrombidium Enfermedades tifoideas (fiebre tsutsugamushi) Rickettsia tsutsugamushi Ácaro: Liponyssoides sanguineus Viruela rickettsiósica Rickettsia akari Garrapata: género Dermacentor tularemia Francisella tularensis Garrapata: género Dermacentor y otras garrapatas del género Ixodes Fiebre maculosa de las Montañas Rocosas Rickettsia rickettsii Garrapata: género Dermacentor, género Boophilus Fiebre Q Coxiella burnetii Garrapata: género Dermacentor Fiebre por garrapatas de Colorado Orbivirus Garrapata: género Ornithodoros Fiebre recurrente Género Borrelia Garrapata: género Ixodes Babesiosis Babesia microti Garrapata: género Ixodes Enfermedad de Lyme Borrelia burgdorferi Garrapata: Dermacentor variabilis, Amblyomma americanum Ehrlichiosis Ehrlichia risticii Crustacea Copépodo: género Cyclops Difilobotriasis Diphyllobothrium latum Copépodo: género Cyclops Dracunculosis Dracunculus medinensis Cangrejos: varias especies de agua dulce Paragonimiasis Paragonimus westermani Insecta Piojos: Pediculus humanus tifus epidémico Rickettsia prowazekii Piojos: Pediculus humanus Fiebre de las trincheras Rickettsia quintana Piojos: Pediculus humanus Fiebre recurrente transmitida por piojos Borrelia recurrentis Pulgas: Xenopsylla cheopis y otras pulgas de los roedores Peste Yersinia pestis Pulgas: Xenopsylla cheopis tifus murino Rickettsia typhi Pulgas: varias especies Dipilidiasis Dipylidium caninum Chinches: Triatoma, género Panstrongylus Enfermedad de Chagas Trypanosoma cruzi Cucarachas: gorgojo de la harina Himenolepiasis Hymenolepis nana Mosca, jejenes: género Glossina (mosca tse-tsé) tripanosomiasis africana Trypanosoma brucei rhodesiense y T. b. gambiense Mosca, jejenes: género Simulium Oncocercosis Onchocerca volvulus Mosca, jejenes: género Chrysops tularemia Francisella tularensis Mosca, jejenes: género Phlebotomus, género Lutzomyia (mosca de la arena) Leishmaniasis Género Leishmania Mosca, jejenes: género Phlebotomus Bartonelosis Bartonella bacilliformis Mosquito: género Anopheles Paludismo Género Plasmodium Mosquito: Aedes aegypti Fiebre amarilla Flavivirus Mosquito: género Aedes Dengue Flavivirus Mosquito: Culiseta melanura, Coquillettidia perturbans, Aedes vexans Encefalitis equina oriental Alphavirus Mosquito: Aedes triseriatusEncefalitis de La Crosse Bunyavirus Mosquito: género Culex Encefalitis de San Luis Flavivirus Mosquito: género Culex Encefalitis equina venezolana Alphavirus Mosquito: Culex tarsalis Encefalitis equina occidental Alphavirus Mosquito: varios géneros Filariasis de Bancroft Wuchereria bancrofti Mosquito: varios géneros Filariasis malaya Género Brugia Mosquito: varios géneros Dirofilariasis Dirofilaria immitis ARtRóPODOS 819 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. en la retirada de basuras y escombros de la proximidad de las viviendas. PentAstomidA Pentastómidos Los pentastómidos o porocefálidos son endoparásitos hematófagos de reptiles, aves y mamíferos. Su situación taxonómica es incierta. Algunos científicos incluyen los pentastómidos entre los artrópodos debido a que sus larvas recuerdan superficialmente a las de los ácaros. Otros autores los consideran anélidos y otros los clasifican en un tipo com- pletamente diferente. En esta revisión se considerarán como artrópodos. Fisiología y estructura Los pentastómidos son artrópodos degenerados, semejantes a un gusano, que viven principalmente en las vías respiratorias de reptiles, aves y mamíferos. Los pentastómidos adultos son parásitos de color blanco y cuerpo cilíndrico o aplanado que poseen dos regiones corporales bien diferenciadas: una cabeza anterior o cefalotórax y un abdomen. Los adultos son elongados y pueden llegar a alcanzar una longitud de 1-10 cm. La cabeza tiene una boca y dos pares de ganchos. Aunque el abdomen pueda parecer anillado, no está segmentado (fig. 86-1). Los pentastómidos poseen un aparato reproduc- tor y un aparato digestivo; en cambio, carecen de aparatos circulatorio y respiratorio. Los pentastómidos adultos se encuentran en los pulmo- nes de reptiles y las estructuras nasales de los mamíferos. Muchos vertebrados, incluido el ser humano, pueden ac- tuar como hospedadores intermediarios. Los huevos em- brionados son eliminados por las heces o las secreciones respiratorias del hospedador infectado definitivo y conta- minan la vegetación y el agua, que son ingeridas a su vez por varios hospedadores intermediarios posibles (peces, roedores, cabras, corderos o el ser humano). Los huevos se albergan en el intestino y las larvas primarias atraviesan la pared intestinal para fijarse al peritoneo. Las larvas ma- duran en el peritoneo y se desarrollan hasta el estadio de larva infectante, se enquistan en las vísceras o mueren y se calcifican. En los cortes tisulares, las larvas enquistadas se identifican por la presencia de glándulas acidófilas, una cutícula quitinosa y ganchos prominentes en el extremo anterior del microorganismo. Por debajo de la cutícula pueden también observarse glándulas subcuticulares y fibras musculares estriadas. El ser humano puede contraer la infección al ingerir carne poco cocinada de pescado, de reptiles o de otros hospeda- dores definitivos infectados, o al consumir la carne infectada de hospedadores intermediarios (p. ej., cabra, cordero) que contienen larvas productoras de la infección. En este último caso, las larvas migran desde el estómago hasta los tejidos nasofaríngeos, donde se desarrollan hasta el estadio de pen- tastómidos adultos y producen los síntomas del síndrome halzún (v. el apartado «Enfermedades clínicas» más adelante). En este caso, el ser humano se considera un hospedador temporal definitivo. Epidemiología La mayoría de las infecciones por pentastómidos se han co- municado en Europa, África, Centroamérica y Sudamérica. La infección es frecuente en Malasia, donde los estudios necrópsicos ponen de manifiesto la pentastomiasis en hasta el 45% de los habitantes. Como se describió previamente, la infección se adquiere al ingerir vegetales crudos o agua contaminada con huevos de pentastómidos o al consumir carne cruda o poco cocinada de animales infectados. Enfermedades clínicas En la mayoría de los casos, la infección es asintomática y se descubre accidentalmente durante una exploración ra- diológica (larvas calcificadas), una intervención quirúrgica o en la autopsia. Se ha hecho responsable a la infección por pentastómidos de neumonitis, neumotórax, peritonitis, meningitis, nefritis o ictericia obstructiva; sin embargo, casi siempre faltan las pruebas de una relación causal entre la enfermedad y la presencia del parásito. Se ha comunicado también infección localizada en el ojo, presumiblemente por inoculación directa. El síndrome halzún, producido por la fijación de los pentastomas adultos a los tejidos nasofaríngeos, se carac- teriza por molestias faríngeas, tos paroxística, estornudos, disfagia y vómitos. Se ha comunicado algún caso aislado de asfixia. Diagnóstico de laboratorio El diagnóstico se basa en la identificación de un pentastómido en una muestra de biopsia obtenida en una intervención qui- rúrgica o en la autopsia. En las radiografías de abdomen o de tórax puede observarse ocasionalmente la presencia de larvas calcificadas, lo cual proporciona un diagnóstico de sospecha. No hay ninguna prueba serológica útil. Tratamiento, prevención y control El tratamiento no siempre está justificado. En pacientes sin- tomáticos debe intentarse la eliminación quirúrgica de los parásitos libres o enquistados. Las medidas de prevención consisten en cocinar suficientemente la carne y los vegetales y evitar el agua contaminada. Figura 86-1 Hembra adulta de pentastoma (Armillifer armillatus) fijada a la superficie respiratoria del pulmón (flecha corta) de una pitón. Obsér- vese el corto cefalotórax (flecha larga) y el abdomen, largo y anillado. (De Binford CH, Connor DH: Pathology of tropical and extraordinary diseases, vol. 2. Washington, DC, 1976, Armed Forces Institute of Pathology.) 820 MICROBIOLOGÍA MÉDICA crustAceA Los crustáceos son artrópodos que respiran por branquias y que viven en agua dulce o salada. Los crustáceos de importancia médica se encuentran en el agua dulce y ac- túan como hospedadores intermediarios de varios gusanos (v. tabla 86-2). Los copépodos, o pulgas de agua, están representados por los géneros Cyclops y Diaptomus. Entre los crustáceos más grandes, llamados decápodos, se incluyen los cangrejos de mar y de río. Estos crustáceos actúan, asimismo, como se- gundos hospedadores intermediarios del trematodo pulmonar Paragonimus westermani (v. tabla 86-2). Copépodos Fisiología y estructura Los copépodos son microorganismos acuáticos. No tienen caparazón, poseen un par de maxilares y cinco pares de ex- tremidades natatorias con dos ramificaciones. Se han des- crito tanto formas libres como parásitas. Los géneros Cyclops y Diaptomus tienen importancia médica. Los copépodos actúan como hospedadores intermedia- rios en el ciclo vital de varios parásitos, como Dracunculus medinensis (dracunculosis), Diphyllobothrium latum (di- filobotriasis), Gnathostoma spinigerum (gnatostomiasis) y especies de Spirometra (esparganosis). Los copépodos se han asociado a un único caso de abscesos perirrectales, pero generalmente no se consideran productores de infección en el ser humano. Epidemiología Los copépodos tienen una distribución geográfica universal y actúan como hospedadores intermediarios en las enfer- medades por helmintos en EE.UU., Canadá, Europa y los trópicos. La infección humana causada por estos helmintos parásitos tiene su origen en la ingesta de agua contamina- da por copépodos o de pescado infectado, crudo o poco cocinado. En Nueva York (EE.UU.) se han comunicado seudobrotes de copépodos en heces humanas enviadas para examen de huevos y parásitos. Se encontró que hasta el 40% de las muestras remitidas para detectar huevos y parásitos contenían copépodos, hecho que tal vez se pueda interpretar como el resultado de una contaminación del suministro de agua corriente al hospital. El único caso pu- blicado de infección aparente por copépodos se presentó en este centro. Enfermedades clínicasLos signos y síntomas clínicos asociados a las infecciones por helmintos en las que los copépodos actúan como hospedador intermediario se describen en los capítulos 83 y 85. El único caso de infección manifiesta por copépodos se presentó en un varón de 22 años con enfermedad de Crohn y un abs- ceso perianal. El drenaje del absceso reveló la presencia de material purulento, y al realizar el examen microscópico de dicho material se observó que contenía numerosos copé- podos rodeados de leucocitos. Se planteó entonces la hipó- tesis de que los copépodos podrían haberse introducido en las lesiones perirrectales preexistentes en baños de asiento preparados con agua del grifo que no había sido filtrada pre- viamente y que podía haber contenido los copépodos. Aunque los copépodos que contenía el absceso eran viables y podían estar alimentándose del tejido del paciente, se creyó que era poco probable que la causa primaria del absceso fueran los copépodos. Diagnóstico de laboratorio El diagnóstico de laboratorio de las infecciones por helmintos en las que los copépodos actúan como hospedador interme- diario se describe en los capítulos 83 y 85. En general, la infección se demuestra mediante la detección del microorga- nismo responsable de la infección por examen microscópico de material clínico. Tratamiento, prevención y control El tratamiento específico de las infecciones por helmintos asociadas a los copépodos se describe en los capítulos 83 y 85. La prevención de estas infecciones requiere seguir las medidas convencionales de salud pública, como la clo- ración, la filtración del agua y la cocción completa del pes- cado. No debe permitirse a los individuos infectados que se bañen en agua empleada para beber, y se debe evitar el agua sospechosa. Decápodos Entre los decápodos se incluyen langostinos, gambas, langos- tas, cangrejos de río y cangrejos de mar. El cefalotórax de estos animales está siempre recubierto por un caparazón. Tienen tres pares de apéndices torácicos anteriores que se modifican para formar maxilípedos de dos ramas y cinco pares posteriores que se transforman en extremidades no ramificadas. Los cangrejos de río y de mar son importantes desde el punto de vista médico como hospedadores interme- diarios del trematodo pulmonar P. westermani. Los aspectos parasitológicos, epidemiológicos y clínicos de la infección por P. westermani se describen en el capítulo 84. La manera más eficaz de evitar la infección por P. westermani es la cocción completa de los cangrejos. cHelicerAtA (ArAcHnidA) Arañas Las arañas presentan unas características diferenciadas que permiten una fácil identificación. Específicamente, tienen ocho patas, carecen de antenas, poseen un cuerpo dividido en dos segmentos (cefalotórax y abdomen) y un abdomen no segmentado con orificios para el hilado en la parte pos- terior. Todas las arañas verdaderas producen veneno y matan a sus presas mordiéndolas; sin embargo, algunas tienen dientes (quelíceros) suficientemente potentes como para perforar la piel humana o un veneno capaz de producir algo más que una irritación cutánea local transitoria. Las arañas venenosas pueden clasificarse en las que producen aracnoidismo sistémico y las que producen aracnoidismo necrótico. Esta clasificación se basa en el tipo de lesión tisular producida. El aracnoidismo sistémico está causado principalmente por tarántulas y arañas viudas negras. Las tarántulas (familia Theraphosidae) son arañas grandes y peludas que habitan en las áreas tropicales y subtropicales. Las tarántulas tie- nen poca importancia clínica debido a que no son muy agresivas y evitan el contacto con el entorno humano. Su mordedura produce un dolor intenso y una fase de agita- ción, seguida de estupor y somnolencia. La araña viuda negra, Latrodectus mactans, se encuentra en las regiones meridionales y occidentales de EE.UU. En las zonas tem- pladas y tropicales de todos los continentes se encuentran especies relacionadas con Latrodectus, pero ninguna es principalmente doméstica; por tanto, sus contactos con el ser humano son limitados. ARtRóPODOS 821 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. El aracnoidismo necrótico está producido por arañas que pertenecen al género Loxosceles. Las mordeduras de estas arañas pueden producir una lesión tisular grave. Loxosceles reclusa, la araña reclusa parda, es la representante de este género que tiene importancia en medicina. Araña viuda negra Fisiología y estructura La araña viuda negra hembra (L. mactans) se reconoce fá- cilmente por la presencia de su abdomen globoso negro lus- troso, con las características marcas de color naranja o rojo en forma de reloj de arena en su superficie ventral (fig. 86-2). Las hembras tienen de 5 a 13,5 mm de longitud; los machos son mucho más pequeños. El veneno de la viuda negra es una potente neurotoxina periférica que se libera a través de dos estructuras llamadas quelíceros, semejantes a mandíbulas. Sólo la hembra de Latrodectus es peligrosa para el ser humano; la mordedura del macho, más pequeño y débil, es inocua. Epidemiología Estas arañas frecuentan la leña amontonada o las pilas de arbustos secos, los viejos edificios de madera, los sótanos, los troncos huecos y los retretes. Teniendo en cuenta estas loca- lizaciones, las mordeduras suelen localizarse en los genitales, las nalgas y las extremidades. La viuda negra es frecuente en el sur de EE.UU., pero también se encuentra en las zonas templadas y tropicales del Viejo y el Nuevo Mundo. Enfermedades clínicas Como sucede con la mayoría de las causas de intoxicación por mordedura o picadura de artrópodos, el cuadro clínico depende de factores como la cantidad de veneno inyecta- do, la localización de la mordedura y la edad, el peso y la sensibilidad del paciente. Poco después de la mordedura, se experimenta un dolor súbito pero con una tumefacción local escasa o no inmediata. Esto se sigue de enrojecimiento, tumefacción y sensación de ardor. Los signos y síntomas sistémicos suelen presentarse durante la hora siguiente a la mordedura y consisten en calambres musculares, dolor torácico, náuseas, vómitos, diaforesis, espasmos intestina- les y dificultades visuales. Los espasmos tetánicos abdominales capaces de producir un abdomen «en tabla» son muy carac- terísticos y pueden remedar un abdomen agudo quirúrgico. Los síntomas agudos suelen desaparecer en 48 horas; sin embargo, en los casos más graves, la parálisis y el coma pue- den predecir una insuficiencia respiratoria o cardíaca. Se estima que la mortalidad por mordedura de la viuda negra es de un 4-5%. tratamiento, prevención y control Los adultos sanos suelen recuperarse, pero los niños pequeños o las personas debilitadas pueden sufrir un trastorno grave por la mordedura capaz de provocar la muerte en ausencia de tratamiento. Los espasmos musculares pueden ser graves y requerir la administración de gluconato cálcico o de otros agentes relajantes musculares. El tratamiento de elección es el antídoto específico, que es eficaz cuando se administra poco después de la mordedura. Dado que se prepara a partir de suero de caballos hiperinmunizados, debe comprobarse si el paciente está sensibilizado con anterioridad a su adminis- tración. En individuos con certeza o sospecha de mordedura es aconsejable la hospitalización. La mejor medida y la más simple para controlar la exis- tencia de arañas en las viviendas es un buen mantenimiento. Esto implica eliminar telarañas y materiales de desecho alre- dedor de la vivienda y de los cobertizos adyacentes. No debe permitirse a los niños que jueguen en las pilas de leña y los almacenes de troncos. Araña reclusa parda Fisiología y estructura Las arañas que producen aracnoidismo necrótico pertenecen al género Loxosceles. Estas arañas tienen un color de amarillo a pardo y un tamaño medio (5-10 mm de longitud), con patas relativamente largas (fig.86-3). Casi siempre presentan dos características distintivas: una marca oscura en forma de violín en la cara dorsal del cefalotórax y seis ojos alineados en tres pares formando un semicírculo. El veneno inyectado por la araña macho o hembra es una necrotoxina que produce lesiones necróticas en los tejidos profundos; también puede tener propiedades hemolíticas. Epidemiología En América se encuentran varias especies del género Lo xosceles, entre ellas L. reclusa, en el sur y en el centro de Figura 86-2 Hembra de la araña viuda negra (Latrodectus mactans). (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe.) Figura 86-3 Hembra de la araña reclusa parda (Loxosceles laeta). (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe; cortesía del profesor H. Schenone.) 822 MICROBIOLOGÍA MÉDICA EE.UU.; L. arizonica, en los estados occidentales de este país, y L. laeta, en Sudamérica. L. reclusa se encuentra en el exterior de las viviendas, en montones y residuos de leña en climas cálidos y en los sótanos o áreas de almace- namiento en los climas fríos. L. laeta se encuentra en los armarios y los rincones de las habitaciones. Las arañas sólo muerden al ser humano cuando son molestadas o se sienten amenazadas. Enfermedades clínicas En un primer momento, la mordedura de las diferentes es- pecies de Loxosceles es indolora; sin embargo, al cabo de varias horas, el área de mordedura pica, duele y se hincha. Es frecuente que se forme una ampolla o vesícula. Los sínto- mas sistémicos son infrecuentes; cuando se presentan suelen consistir en escalofríos, cefalea y náuseas. Al cabo de 3 o 4 días la ampolla se reseca y puede degenerar en una úlcera y en una necrosis radial, que no desaparece, sino que continúa extendién- dose a lo largo de semanas o meses. Puede presentarse coagulación intravascular o hemólisis, acompañada de hemoglobinuria e insuficiencia cardíaca y renal. Este síndrome hemolítico puede suponer un ries- go para la vida y es más frecuente tras la mordedura por L. laeta. En Sudamérica este síndrome recibe el nombre de loxoscelismo visceral. Diagnóstico No es posible identificar una especie de araña atendiendo exclusivamente a las características de la lesión; no obs- tante, el diagnóstico de sospecha se basa en la aparición de ampollas alrededor de las marcas de la mordedura y en la naturaleza de las lesiones que se desarrollan. La araña puede identificarse fácilmente por las características anteriormente descritas. Se ha desarrollado un análisis de inmunoadsorción ligada a enzimas para confirmar el diagnóstico de mordedura por la araña reclusa parda, pero no se emplea de manera gene- ralizada. tratamiento, prevención y control El tratamiento de la mordedura de araña reclusa parda varía y se basa en la gravedad de la reacción necrótica. En EE.UU., la mayoría de las mordeduras no tienen consecuencias ni requieren ningún tratamiento específico. Todo lo que puede estar indicado es la limpieza de la zona y la administración de profilaxis antitetánica y antibiótica con el fin de evitar una infección secundaria. La curación no suele presentar complicaciones y no debe practicarse desbridamiento ni exéresis durante 3-6 semanas para permitir que dé comienzo la cicatrización natural. La exéresis y el injerto de piel pueden llegar a ser necesarios en los casos que no han curado en 6-8 semanas. El tratamiento sistémico con corticoides puede ser útil para tratar el síndrome hemolítico, pero no se ha comprobado su valor en la prevención o el tratamiento de la necrosis cutánea. En Sudamérica se utiliza un antídoto para tratar el loxoscelismo visceral, pero no está disponible en EE.UU. Las medidas de prevención son similares a las recomen- dadas para la viuda negra. En las viviendas puede controlarse la existencia de Loxosceles (y de otras arañas) mediante el empleo de insecticidas. Escorpiones Fisiología y estructura El escorpión típico es elongado y tiene pinzas conspicuas (o pedipalpos) en el extremo anterior del cuerpo, cuatro pares de patas motrices y un abdomen segmentado que finaliza en un aguijón curvado y hueco semejante a una aguja (fig. 86-4). Cuando se molesta al escorpión, este emplea el aguijón para defenderse. Pueden picar tanto el macho como la hembra. El veneno, que se forma en dos glándulas abdominales, es inyectado a través del aguijón. La mayoría de los escorpiones no pueden perforar la piel humana o inyectar un volumen suficiente de veneno como para producir una lesión real; sin embargo, algunos son capaces de provocar picaduras dolorosas que pueden causar la muerte. Epidemiología Los escorpiones considerados peligrosos pueden encontrarse en el sudeste de EE.UU., en México y en Venezuela. Entre ellos figuran varias especies del género Centruroides, que provoca hasta 1.000 muertes al año. Son también importantes varias especies de Tityus, que se encuentran en Trinidad, Argentina, Brasil, Guyana y Venezuela. Una picadura mortal por escorpión es más probable en niños menores de 5 años de edad. Los escorpiones son animales nocturnos que durante el día se esconden debajo de piedras o troncos y en otros lugares húmedos y oscuros. Invaden las habitaciones por la noche y se esconden en zapatos, toallas, vestidos y arma- rios. Enfermedades clínicas El efecto de la picadura de un escorpión es muy variable y depende de factores como la especie y la edad del escorpión, el tipo y la cantidad de veneno inyectado y la edad, el peso y la sensibilidad de la persona afectada. Aunque la picadura de la mayoría de los escorpiones es poco tóxica y produce exclusivamente síntomas locales, otras picaduras pueden ser graves. Los escorpiones generan dos tipos de veneno: una neurotoxina y una toxina hemorrágica o hemolítica. La toxina hemolítica es responsable de las reacciones locales en el sitio de la picadura, como dolor urente irradiado, edema, decoloración y necrosis. La toxina neurotóxica produce una reacción local mínima, pero efectos sistémicos importan- tes, como escalofríos, diaforesis, aumento de la salivación, dificultades del habla y la deglución, espasmos musculares, taquicardia y convulsiones generalizadas. En los casos más graves puede producirse la muerte por edema pulmonar y parálisis respiratoria. Figura 86-4 Escorpión (género Centruroides). (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe; cortesía del Dr. JC Cokendolpher.) ARtRóPODOS 823 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Diagnóstico Los signos y síntomas locales y sistémicos, junto con los indicios físicos de un único punto de penetración en la piel, suelen bastar para establecer el diagnóstico. El paciente puede haber visto el escorpión o incluso llevarlo a consulta para su identificación. Aunque los escorpiones son relativamen- te fáciles de identificar, es importante recordar que otros arácnidos no venenosos pueden ser muy parecidos. Si surge alguna duda taxonómica debe consultarse a un entomólogo o un parasitólogo. Tratamiento, prevención y control El tratamiento de las picaduras de escorpión es variable. En ausencia de síntomas sistémicos, es posible que sólo sea necesario un tratamiento paliativo. El dolor puede aliviarse con analgésicos o con la inyección local de lidocaína; sin em- bargo, deben evitarse los opiáceos, ya que parecen potenciar la toxicidad. La crioterapia local puede reducir el edema y retrasar la absorción sistémica de la toxina. Las compresas calientes producen vasodilatación y pueden acelerar la dis- tribución sistémica de la toxina. Se dispone de un antídoto dotado de eficacia cuando se administra poco después de la picadura. Los niños muy pequeños con síntomas sistémicos deben tratarse como una urgencia médica. Los síntomas sis- témicos y el shock deben tratarse con las medidas de soporte adecuadas. Las medidas preventivasconsisten en el uso de pestici- das químicos para reducir la población de escorpiones. La limpieza de los alrededores de la vivienda puede reducir el número de lugares donde los escorpiones se esconden y se alimentan. Ácaros Los ácaros son pequeños artrópodos que se caracterizan por tener un cuerpo de forma sacular, con ocho patas y sin antenas. Hay un gran número de especies de ácaros de vida libre o asociados a otros vertebrados (p. ej., aves, roedores); pueden producir dermatitis en el ser humano en raras oca- siones. El número de ácaros que se consideran verdaderos parásitos del ser humano o que plantean problemas médicos reales es pequeño y se limita a los ácaros de la sarna (Sar coptes scabiei), el ácaro de los folículos humanos (Demodex folliculorum) y las larvas de los ácaros de la familia de los trombicúlidos. Los ácaros afectan al ser humano de tres maneras: 1) producen dermatitis, 2) actúan como vectores de enfermedades infecciosas y 3) actúan como fuente de alérgenos. Ácaros de la sarna Fisiología y estructura El ácaro de la sarna (S. scabiei) es la causa de una enferme- dad infecciosa de la piel que recibe el nombre de sarna. El ácaro adulto presenta una longitud de 300-400 mm y tiene un cuerpo de forma sacular ovoide en el que el primer y el segundo par de patas están muy separados del tercero y el cuarto (fig. 86-5). El cuerpo tiene pelos, espinas y crestas paralelas en sentido transversal. Los huevos miden entre 100 y 150 mm. El ácaro adulto penetra en la piel y crea surcos serpigino- sos en las capas más superficiales de la epidermis. El ácaro hembra deposita sus huevos en los surcos y los estadios de larva y ninfa en que se transforman también crean surcos en la piel. El ácaro hembra se desarrolla en los surcos epidérmi- cos, en los que deposita huevos y heces durante un período de hasta 2 meses. Es característico que las zonas de infes- tación preferidas sean los pliegues interdigitales y poplíteos, la muñeca, la región inguinal y los pliegues inframamarios. La presencia del ácaro y de sus secreciones produce un picor intenso en las áreas afectadas. El ácaro es un parásito obligado y puede perpetuarse por sí solo de forma indefinida en el hospedador. Epidemiología La sarna es una enfermedad cosmopolita con una preva- lencia global estimada en 300 millones de casos. El ácaro es un parásito obligado del ser humano y de los animales domésticos; sin embargo, puede sobrevivir entre horas y días fuera del hospedador, lo que facilita su disemina- ción. La transmisión se produce por contacto directo o por contacto con objetos contaminados, como la ropa. La trans- misión sexual está bien documentada. El rascado y la transferencia del ácaro a través de las manos del individuo afectado comportan la diseminación de la infección a otras partes del cuerpo. La sarna puede adquirir proporciones epidémicas en situaciones de hacinamiento, como en cen- tros de día, residencias de ancianos, campos militares y cárceles. Enfermedades clínicas El síntoma diagnóstico más destacado es el intenso picor, normalmente en los pliegues interdigitales y los costados de las manos, las nalgas, los genitales externos, las muñecas y los codos. Las lesiones no complicadas adoptan el aspecto de un túnel cutáneo corto y algo sobreelevado. Al final del túnel se suele encontrar una vesícula que contiene el ácaro hembra. El prurito intenso suele llegar a generar excoriaciones de la piel por rascado, lo que a su vez produce costras y una infección bacteriana secundaria. Los pacientes sufren sus primeros síntomas al cabo de semanas o meses tras la expo- sición; sin embargo, el período de incubación puede ser sólo de 1-4 días en individuos sensibilizados por una exposición anterior. La hipersensibilidad del hospedador (retardada o de tipo IV) desempeña probablemente un destacado papel en la determinación de las variables manifestaciones clínicas de la sarna. Algunos individuos inmunodeprimidos pueden desarrollar una variedad de sarna conocida como sarna noruega, que se caracteriza por una dermatitis generalizada con descamación y formación de costras extensas y por la presencia de miles de ácaros en la epidermis. Esta enfermedad es muy contagiosa Figura 86-5 Ácaro de la sarna (género Sarcoptes). (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe.) 824 MICROBIOLOGÍA MÉDICA y sugiere que la inmunidad del hospedador también desem- peña una función en el control de S. scabiei. Diagnóstico El diagnóstico clínico de la sarna se basa en las lesiones características y en su distribución. El diagnóstico definitivo de esta entidad depende de la demostración de la presencia del ácaro en las muestras de raspado de piel. Puesto que el adulto se suele encontrar en las partes terminales de un túnel reciente, es mejor raspar en estas áreas. La muestra se coloca en un portaobjetos limpio, se diluye añadiendo una o dos gotas de solución de hidróxido potásico al 20%, se cubre con un cubreobjetos y se examina con un micros- copio a bajo aumento. Con experiencia pueden recono- cerse los ácaros y los huevos. La biopsia cutánea también puede revelar la presencia de ácaros y huevos en los cortes tisulares. tratamiento, prevención y control El tratamiento estándar y más eficaz de la sarna se basa en el empleo de hexacloruro de gammabenceno (lindano) al 1% en loción. Resultan eficaces una o dos aplicaciones (de la cabeza a los pies) a intervalos semanales. El lindano se absorbe a través de la piel; las aplicaciones repetidas pueden resultar tóxicas. Por esta razón no es aconsejable utilizarlo en lactantes, niños pequeños o mujeres embarazadas o en período de lactancia. La crema de permetrina al 5% ha sustituido a las solucio- nes de lindano como tratamiento de elección de la sarna. Los ensayos clínicos han demostrado que la permetrina es más eficaz y menos tóxica que el lindano. Otros preparados em- pleados para tratar la sarna son los preparados de sulfuro de crotamitón (6%), el benzoato de bencilo y el monosulfuro de tetraetiltiuram. Los dos últimos no están disponibles en EE.UU. La prevención primaria de la sarna se consigue con hábitos higiénicos correctos, una higiene personal ade- cuada y un lavado rutinario de la ropa personal y la ropa de cama. Las medidas secundarias son la identificación y el tratamiento de las personas infectadas y, posiblemente, de sus contactos domésticos y sexuales. En una situación epidémica puede llegar a ser necesario el tratamiento si- multáneo de todas las personas afectadas y sus contactos. A esto debe seguir una limpieza completa del entorno (p. ej., hervir toda la ropa) y una vigilancia permanente para evitar las recaídas. Ácaros de los folículos humanos Fisiología y estructura Los ácaros de los folículos humanos comprenden dos especies del género Demodex, D. folliculorum y D. brevis. Estos ácaros son unos pequeños microorganismos (de 0,1 a 0,4 mm) de cuerpo agusanado, cuatro pares de extremidades gruesas y cortas y un abdomen anillado. D. folliculorum parasita los folículos pilosos de la cara de la mayoría de los adultos, mien- tras que D. brevis se encuentra en las glándulas sebáceas de la cabeza y el tronco. Epidemiología Los microorganismos pertenecientes al género Demodex son parásitos obligados de los tegumentos humanos y su distribución es cosmopolita. La infestación es infrecuente en el niño y aumenta al llegar a la pubertad. Se estima que del 50% al 100% de adultos están infestados por estos ácaros. Enfermedades clínicas (caso clínico 86-1) No se ha definido adecuadamente la función del género De modex en la enfermedad humana. Se ha asociado a acné, es- pinillas, blefaritis, anomalías del cuero cabelludo y erupciones en el tronco. Más reciente es la descripción de foliculitis papilar extensa como resultado de la infestación por Demodex en individuos con síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Factores como una mala higiene personal,un aumento de la producción de sebo, la hipersensibilidad a los ácaros y la inmunodepresión pueden aumentar la vulnerabilidad del hos- pedador e incrementar la frecuencia de la infestación clínica por Demodex. La mayoría de los individuos infestados por estos ácaros están asintomáticos. Diagnóstico Los ácaros pueden demostrarse microscópicamente en ma- terial extraído del folículo infectado. Pueden encontrarse de forma casual al estudiar cortes histológicos de la piel de la cara. tratamiento El tratamiento eficaz consiste en una única aplicación de hexacloruro de gammabenceno al 1%. Larvas de los ácaros de la familia de los trombicúlidos Fisiología y estructura Las larvas de los ácaros de la familia Trombiculidae infectan al ser humano o a otros vertebrados y producen una dermatitis grave. Tienen tres pares de patas y están recubiertas por pelos en forma de pluma con una ramificación característica. Los ácaros adultos de la familia Trombiculidae infestan la hierba y los arbustos. Las larvas adoptan el aspecto de pequeñas manchas rojizas apenas visibles sobre la piel, de la que ingieren sus componentes líquidos mediante los ganchos de la boca. CASO CLÍNICO 86-1 Foliculitis por Demodex Antille y cols. (Arch Dermatol 140:457-460, 2004) publicaron un caso de foliculitis por Demodex en un varón de 49 años. El paciente sufría rosácea desde hacía 12 años y consultó por una rosácea telangiectásica y papular en las mejillas y la frente. Su situación había empeorado de forma progresiva a pesar de los tratamientos intermitentes con ciprofloxacino. Seis meses antes, el paciente había suspendido todos los tratamientos, salvo los antihipertensivos y los antiuricémicos. El tratamiento alternante con solución de clindamicina y pomada de tacrolimús al 0,03% una vez al día tuvo buenos resultados inicialmente y el paciente lo toleró bien. Sin embargo, a las 3 semanas, el paciente presentó un brote agudo con eritema intenso y extensa formación de pústulas. Un frotis de la pústula mostró abundantes ácaros de tipo Demodex, que también se reconocieron en la muestra de biopsia que confirmó el diagnóstico de rosácea. Se suspendió el tratamiento con tacrolimús y el brote se resolvió con rapidez con ciprofloxacino sistémico. El tratamiento con ciprofloxacino se interrumpió 1 mes después y no se observaron recaídas tras 11 meses de seguimiento. Este caso es un ejemplo de una situación en que las propiedades inmunodepresoras del tacrolimús indujeron el sobrecrecimiento del ácaro folicular Demodex, que ocasionó una dermatitis pustulosa. ARtRóPODOS 825 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Es característico que las larvas se fijen a áreas de la piel donde la ropa aprieta, como las muñecas, los tobillos, las ingles, las axilas y la cintura. Tras alimentarse, las larvas caen al suelo, con el que se mezclan y donde se transforman en ninfas y en adultos. Epidemiología Entre las larvas que tienen importancia en EE.UU. se in- cluyen las larvas de Eutrombicula alfreddugesi y Eutrombicula splendens. En Europa, la especie más importante es la larva del ácaro de las cosechas, Trombicula automnalis. Las larvas constituyen un problema particular para los amantes de la vida al aire libre, las acampadas y las comidas campestres. En Europa y América se asocian a lesiones muy pruriginosas; sin embargo, en Asia, Australia y en la costa oeste del Pacífico actúan como vectores de la enfermedad tifoidea o fiebre tsutsugamushi (Rickettsia tsutsugamushi) (v. tabla 86-2). Enfermedades clínicas La saliva inyectada en la piel en el momento de la fijación del ácaro produce un prurito intenso y dermatitis. Las lesiones cutáneas adoptan el aspecto de pequeñas marcas eritematosas que progresan hacia pápulas y pueden persistir a lo largo de varias semanas. En el centro del área edematosa y enrojecida puede apreciarse la larva del ácaro. La irritación puede ser tan grave que llega a producir fiebre y a despertar al paciente. Puede aparecer una infección bacteriana secundaria de las lesiones excoriadas. tratamiento, prevención y control El tratamiento de las dermatitis debidas a larvas es princi- palmente sintomático y se basa en antipruriginosos, antihis- tamínicos y corticoides. El uso de repelentes para insectos como el N,N-9-dietil-m-toluamida (DEET) puede suponer una medida preventiva para las personas que viajan a áreas infestadas por las larvas. Garrapatas Fisiología y estructura Las garrapatas son ectoparásitos hematófagos de un número variable de vertebrados, incluyendo el ser humano. Las garrapatas son más oportunistas que específicas de un hos- pedador y succionan la sangre de animales tanto grandes como pequeños. Las garrapatas tienen un ciclo vital dividido en cuatro estadios: huevo, larva, ninfa y adulto. Aunque las larvas, las ninfas y los adultos son hematófagos, normalmen- te la picadura del ser humano se debe a microorganismos adultos. Las garrapatas se distribuyen en dos grandes familias, Ixo- didae o garrapatas duras, y Argasidae o garrapatas blandas. Las garrapatas blandas tienen un cuerpo coriáceo que carece de una placa dorsal dura o escudo. Las piezas bucales no son claramente visibles desde arriba (fig. 86-6). Las garrapatas duras tienen una placa dorsal y las piezas bucales son clara- mente visibles desde arriba (fig. 86-7). Tanto las garrapatas duras como las blandas son ectoparásitos del ser humano. Las blandas difieren de las duras principalmente en su conducta alimentaria. Las blandas se llenan de sangre en cuestión de minutos o como máximo en unas horas, mientras que las duras se alimentan poco a poco y tardan hasta 7-9 días en llenarse de sangre. Epidemiología Se encuentran garrapatas en áreas boscosas y rurales de todo el mundo. En Norteamérica, las especies más importantes de garrapatas duras son Dermacentor variabilis (garrapata americana del perro), D. andersoni (garrapata de la madera de las Montañas Rocosas), Amblyomma americanum (garra- pata estrella solitaria), Rhipicephalus sanguineus (garrapata del perro pardo) e Ixodes dammini (garrapata del ciervo). La distribución de estas garrapatas en EE.UU. es variable y son importantes vectores de varias enfermedades infeccio- sas, como la fiebre exantemática de las Montañas Rocosas (género Dermacentor), la tularemia y la fiebre Q (género Dermacentor), la enfermedad de Lyme (género Ixodes), la babesiosis (género Ixodes) y la ehrlichiosis (D. variabilis y A. americanum) (v. tabla 86-2). Las garrapatas blandas del género Ornithodoros transmiten las espiroquetas implicadas en la fiebre recurrente (género Borrelia) en áreas limitadas de los estados del oeste de EE.UU. (v. tabla 86-2). En general, Figura 86-6 Garrapata blanda (género Ornithodoros). (De Strickland GT: Hunter's tropical medicine, 7.ª ed., Filadelfia, 1991, WB Saunders.) Figura 86-7 Garrapata dura (Ixodes dammini). (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe; cortesía del profesor A. Spielman.) 826 MICROBIOLOGÍA MÉDICA los individuos con mayor riesgo de exposición son los que practican actividades al aire libre en áreas boscosas. La ex- posición a las garrapatas también puede producirse durante estancias en cabañas en las que haya pequeños roedores, que suelen actuar como hospedadores de las garrapatas y otros ectoparásitos. Enfermedades clínicas (caso clínico 86-2) La mordedura de la garrapata suele tener pocas consecuen- cias; se limitan a la formación de pápulas eritematosas. Las consecuencias más graves de las picaduras son el desarrollo de un tipo de parálisis por acción de las sustancias que libera la garrapata mientras se alimenta, así como la transmisión de un número variable de enfermedades por rickettsias, virus, bacterias, espiroquetas y protozoos, características del ser humano y de otros animales. Las garrapatas pueden fijarse en cualquier parte del cuer- po,pero las localizaciones más frecuentes son la línea de implantación del pelo, el cuero cabelludo, las orejas, las axilas y las ingles. Normalmente la mordedura inicial es indolora y la presencia de la garrapata puede pasar inadvertida durante las horas siguientes al contacto. Tras la caída o la retirada manual de la garrapata, el área puede enrojecerse y puede aparecer dolor y prurito. La herida puede infectarse de forma secun- daria y necrosarse, sobre todo si las piezas bucales continúan fijadas a la piel tras la extracción manual de la garrapata. Se han comunicado casos de parálisis de la garrapata por tres espacies, D. andersoni, D. variabilis y A. americanum. Se caracteriza por una parálisis flácida ascendente, fiebre e intoxicación general, que puede provocar insuficiencia res- piratoria y la muerte. La parálisis se debe a las sustancias tóxicas liberadas en la saliva de la garrapata y puede detenerse al retirar la garrapata. La parálisis por garrapatas se observa con mayor frecuencia en niños pequeños y cuando la fijación de la garrapata tiene lugar sobre el sistema nervioso central (p. ej., cuero cabelludo, cabeza, cuello). Las garrapatas están también implicadas en la transmisión de infecciones como la enfermedad de Lyme, la fiebre de las Montañas Rocosas, la ehrlichiosis, la fiebre de Colorado, la fiebre recurrente, la tularemia, la fiebre Q y la babesiosis (v. tabla 86-2). Véanse las secciones correspondientes de esta obra para una mayor profundización en los aspectos clínicos y microbiológicos de estas infecciones. Diagnóstico El diagnóstico de mordedura de garrapata y de enfermedad transmitida por garrapata se basa en el hallazgo de la garrapata o en los antecedentes de exposición en áreas infestadas. La identificación de una garrapata como forma adulta suele ser fácil y se basa en la observación de un microorganismo aplanado en sentido dorsoventral que posee cuatro pares de patas y carece de segmentación visible del cuerpo (v. figs. 86-6 y 86-7). Si se desea una mejor identificación debe consultarse a un entomólogo o parasitólogo. El diagnóstico de cada enfermedad transmitida por garrapatas se describe en las secciones correspondientes de esta obra. Tratamiento, prevención y control La rápida retirada de la garrapata fijada tiene una gran im- portancia; puede conseguirse mediante una tracción conti- nua del cuerpo de la garrapata, cogiéndola con unas pinzas lo más cerca posible de la piel. Debe tenerse cuidado de no girar o aplastar la garrapata, ya que la mandíbula podría quedar fijada a la piel o inyectar material potencialmente infeccioso en la herida. Tras la retirada, se debe lavar la heri- da y observar la aparición de signos de infección secundaria. Dado que las garrapatas pueden ser portadoras de patógenos de gran capacidad infecciosa, el médico ha de adoptar las medidas de precaución adecuadas (p. ej., empleo de guan- tes, lavado de manos, eliminación de forma adecuada de las garrapatas y el material contaminado) durante la extracción de la garrapata. Entre las medidas de prevención en las áreas infestadas se incluye el empleo de ropa protectora que se ciña a los tobillos, las muñecas, la cintura y el cuello para que las garrapatas no puedan acceder a la piel. Los repelentes de insectos, como el DEET, suelen ser eficaces. Tras la visita a un área infestada debe realizarse una inspección completa de las personas y los animales domésticos que la han visitado. insectA Los insectos, o hexápodos, son la clase más importante y numerosa de artrópodos y representan aproximadamente el 70% del reino animal. En los insectos se incluyen animales como mosquitos, moscas, pulgas, piojos, cucarachas, escara- bajos, avispas, abejas y polillas, entre otros. El cuerpo del insecto está dividido en tres partes (cabeza, tórax y abdomen) y está dotado de un par de antenas, tres pares de patas y uno o dos pares de alas en caso de poseerlas. La importancia médica de un insecto guarda relación con su forma de vida, sobre todo con sus hábitos alimentarios y la forma de sus mandíbulas. Los insectos pueden ser vectores de gran número de patógenos, bacterias, virus, protozoos y metazoos. Ciertos insectos actúan únicamente como vectores para la transmisión de patógenos, mientras que otros actúan como hospedadores en los que los patógenos se multiplican o llevan a cabo alguna etapa de su ciclo vital. Los métodos por los que un insecto transmite los patógenos son variables y se comentan más ade- lante. Los insectos también pueden ser patógenos y provocar una lesión mecánica por la picadura, una lesión química por la inyección de toxinas o una reacción alérgica a materiales transmitidos por la picadura o la mordedura. Hay más de 30 órdenes de insectos, pero en esta sección sólo se comentarán los más relevantes. CASO CLÍNICO 86-2 Fiebre por picadura de la garrapata africana Owen y cols. (Arch Dermatol 142:1312-1314, 2006) describieron el caso de una mujer de mediana edad que regresó de un viaje a misiones en Zimbabue con un proceso seudogripal y una escara de inoculación; la paciente refirió también un viaje a una granja de animales de caza. La biopsia de la lesión cutánea reveló un patrón histopatológico compatible con origen infeccioso y la inmunohistoquímica confirmó la presencia de rickettsias. A la vista de la historia de la paciente y el conjunto clínico de signos y síntomas, se estableció el diagnóstico de fiebre por picadura de la garrapata africana. La paciente recibió doxiciclina y evolucionó sin complicaciones. La fiebre por picadura de la garrapata africana es una enfermedad por rickettsias cuya importancia ha aumentado últimamente como causa de enfermedad en los viajeros internacionales. El vector es la garrapata Amblyomma, que es endémica en el África Subsahariana. Se trata de un ejemplo de una de las múltiples enfermedades por rickettsias que transmiten las garrapatas. ARtRóPODOS 827 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Dípteros hematófagos El orden más amplio de insectos voladores es el de los dípteros. Todos los dípteros tienen un par de alas mem- branosas funcionantes y varias modificaciones de la boca, adaptada para perforar la piel y succionar sangre o líquidos tisulares. Su característica más importante es su papel como vector mecánico o biológico de varias enfermedades infecciosas, como leishmaniasis, tripanosomiasis, palu- dismo, filariasis, oncocercosis, tularemia, bartonelosis y encefalitis víricas (v. tabla 86-2). Entre los dípteros he- matófagos se incluyen mosquitos, flebotomos y moscas negras, todos ellos capaces de transmitir enfermedades al ser humano. Otros dípteros, como los tábanos, pueden producir picaduras muy dolorosas, pero no se considera que sean capaces de transmitir patógenos humanos. Aunque la mosca común habitualmente no pica, puede trans- mitir mecánicamente infecciones de tipo bacteriano, vírico o protozoario al hospedador humano. Las enfermedades infecciosas transmitidas por los dípteros hematófagos se describen en otros capítulos de esta obra. Los siguientes apartados tratan solamente de las lesiones asociadas a la picadura de estos insectos y de los efectos de las sus- tancias salivales introducidas en la piel y los tejidos del ser humano. Mosquitos Fisiología y estructura El mosquito adulto es un insecto de pequeño tamaño que posee patas delicadas, un par de alas, antenas largas y unas piezas bucales muy elongadas adaptadas a la perforación y la succión. Las dos principales subfamilias de mosquitos (fami- lia Culicidae), Anophelinae y Culicinae, comparten ciertas similitudes en sus ciclos vitales y en su desarrollo. Depositan los huevos en el agua o en su proximidad y se alimentan de néctar y de azúcares. Las hembras de la mayoría de las es- pecies se alimentan también de sangre, que es necesaria para cada puesta de 100-200 huevos. Las hembras se alimentan de sangre cada2-4 días. En el acto de alimentarse, la hembra inyecta saliva, con lo que produce una lesión mecánica y pue- de transmitir enfermedades o producir reacciones inmunes inmediatas o retardadas. Epidemiología Dentro de la subfamilia Anophelinae, el género Anopheles engloba las especies responsables de la transmisión del paludismo al ser humano. En los trópicos, estos mosquitos crían en relación con las lluvias. La capacidad de estas es- pecies de transmitir el paludismo es variable, y en cada área geográfica el número de especies que actúan como vectores de la enfermedad es pequeño. Anopheles gam biae es un importante vector del paludismo en el África Subsahariana. Los mosquitos del género Aedes, el género más amplio dentro de la subfamilia Culicinae, se localizan en todos los hábitats desde los trópicos al Ártico. Esta especie puede llegar a desarrollar una población muy numerosa en regiones pantanosas o de tundra, en pastos o en zona inundadas, y ejerce un gran impacto sobre la vida salvaje, el ganado y el ser humano. Aedes aegypti, el mosquito de la fiebre amari- lla, suele desarrollarse en contenedores hechos por el ser humano (macetas, canalones, latas) y es el vector primario de la fiebre amarilla y del dengue en los entornos urbanos de todo el mundo. Enfermedades clínicas La lesión mecánica producida por el mosquito al alimen- tarse suele ser mínima, pero puede acompañarse de cierto dolor e irritación. A la picadura le sigue en cuestión de minutos la aparición de una vesícula pequeña y plana ro- deada de un halo rojo. La reacción retardada consiste en picor, tumefacción y enrojecimiento de la región afectada. Como resultado del rascado puede producirse una infección secundaria. tratamiento, prevención y control La picadura de un mosquito no suele obligar al paciente a buscar asistencia médica, a no ser que presente una in- fección secundaria. Los anestésicos locales o los antihis- tamínicos pueden ser útiles para tratar las reacciones a la picadura. Entre las medidas preventivas en áreas infestadas por mos- quitos se incluye el empleo de mosquiteras en las ventanas, mallas y ropa protectora. Los repelentes de insectos, como el DEET, suelen ser eficaces. En algunas regiones han tenido éxito las medidas de control de los mosquitos basadas en el uso de insecticidas. Jejenes y mosquitos de agua Fisiología y estructura Los ceratopogónidos representan una gran variedad de hi- menópteros de pequeño tamaño que reciben el nombre de jejenes y mosquitos de agua. La mayoría de los mosquitos que atacan al ser humano pertenecen al género Culicoides; son pequeños (0,5-4 mm de longitud) y suficientemente delgados como para atravesar las mallas de los mosquiteros normales. Las hembras succionan sangre y suelen alimen- tarse al atardecer, momento en el que pueden atacar en masa. Epidemiología Estos insectos pueden llegar a constituir una plaga en las playas y áreas de esparcimiento cercanas a marismas de agua salada. Los insectos del género Culicoides son los principales vectores de la filariasis en África y en los trópicos del Nuevo Mundo. Enfermedades clínicas Las piezas bucales tienen forma de bisturí y su picadura es dolorosa. Las lesiones locales producidas por la picadura pueden durar horas o días. tratamiento, prevención y control El tratamiento local es paliativo; se utilizan lociones, anes- tésicos y medidas antisépticas. El tratamiento de las zonas de cría con pesticidas y repelentes puede ser útil frente a alguna de las especies implicadas con mayor frecuencia en estas plagas. Flebotomos Fisiología y estructura Los flebotomos pertenecen a la única subfamilia de Psycho- didae: Phlebotominae. Son insectos pequeños (1-3 mm), delgados, peludos y de vuelo débil que succionan la sangre del ser humano, perros y roedores. Transmiten varias infec- ciones, como la leishmaniasis (v. tabla 86-2). El insecto hem- bra contrae la infección cuando se alimenta de una persona infectada. 828 MICROBIOLOGÍA MÉDICA Epidemiología Las larvas de los flebotomos se desarrollan en ambientes no acuáticos, como el suelo húmedo, las paredes de piedra y los escombros. En muchas áreas los flebotomos representan una plaga. Actúan también como vectores de enfermedades in- fecciosas, como la leishmaniasis en el Mediterráneo, Oriente Medio, Asia y Latinoamérica. Enfermedades clínicas La picadura puede ser dolorosa y pruriginosa. Las personas sensibilizadas pueden sufrir una reacción alérgica. La fiebre por flebotomos se caracteriza por cefalea frontal importante, malestar, dolor retroorbitario, anorexia y náuseas. tratamiento, prevención y control Los flebotomos son sensibles a los insecticidas, que deben aplicarse a las zonas de cría y a los mosquiteros de las ven- tanas. También pueden resultar útiles varios repelentes de insectos. Simúlidos Fisiología y estructura Los miembros de la familia Simuliidae reciben el nombre común de moscas negras o moscas de los bueyes o búfalos. Miden de 1 a 5 mm de longitud, su dorso presenta una joroba y sus piezas bucales están formadas por seis «cuchillas» ca- paces de cortar la piel (fig. 86-8). Los simúlidos son insectos hematófagos y se crían en las corrientes de aguas rápidas y en los ríos. Revisten una notable importancia como vectores de la oncocercosis (v. tabla 86-2). Epidemiología Este tipo de moscas son frecuentes en África y en Sudamé- rica, donde actúan como vectores de la oncocercosis. En Norteamérica se encuentran en las regiones de los lagos de Canadá y en el norte de EE.UU. En estas áreas se comportan como una plaga para pescadores y cazadores. En grandes can- tidades pueden producir una pérdida significativa de sangre y plantean un problema importante para la salud de animales salvajes y domésticos. Enfermedades clínicas En el ser humano se han observado varios tipos de respuesta frente a la picadura de estas moscas. La picadura de la hembra puede romper la superficie de la piel y provocar un sangrado que continúa durante algún tiempo tras la marcha del insecto. En el sitio de la picadura aparece una clara mancha hemo- rrágica. La picadura es dolorosa y se acompaña de inflamación local, picor y edema. La reacción local también puede acompañarse de una res- puesta sistémica que varía de acuerdo con el número de pica- duras y la sensibilidad del individuo. Este síndrome se conoce como fiebre de la mosca negra y se caracteriza por cefalea, fiebre y adenitis. Normalmente desaparece en 48 horas y se considera que constituye una reacción de hipersensibilidad a las secreciones salivales de la mosca. Además de la respuesta local y sistémica a la picadura de la mosca, se ha descrito un síndrome hemorrágico tras la picadura de simúlidos en ciertas áreas de Brasil. Este sín- drome recuerda la púrpura trombótica trombocitopénica y se caracteriza por hemorragias cutáneas locales y diseminadas asociadas a hemorragias mucosas. Se cree que este síndrome hemorrágico puede deberse a un fenómeno de hipersensibi- lidad o a la respuesta a una toxina tras la picadura de un gran número de moscas. Diagnóstico La picadura de los simúlidos se caracteriza por un punto de sangre seca y una hemorragia subcutánea en el sitio de la he- rida. En individuos con síndrome hemorrágico, el número de trombocitos es bajo; en cerca de la mitad de los pacientes se observa una prolongación del tiempo de sangría y retracción defectuosa del coágulo. tratamiento, prevención y control El tratamiento consiste en las medidas paliativas habituales (p. ej., anestésicos, antihistamínicos, lociones) para aliviar el prurito y el edema local. Los pacientes con síndrome hemo- rrágico logran una notable mejoría tras el tratamiento con corticoides. Las medidas preventivas consisten en el empleo de ropa adecuada. En general, los repelentes de insectos son ineficaces contra los simúlidos. Es posible conseguir cierto control mediante el vertido de insecticidas en los ríos y riachuelos. Tábanos La familiaTabanidae está formada por especies que afectan principalmente a los animales, como el tábano del caballo, el tábano del ciervo, el tábano del buey, la mosca del mango, etc. Son insectos grandes que miden de 7 a 30 mm. Los machos se alimentan de jugos de plantas, mientras que las hembras se alimentan de sangre. Como consecuencia de la picadura, la hembra ocasiona una herida grande que rezuma sangre, y que lame a continuación. El insecto puede actuar como vector mecánico de enfermedades infecciosas cuando sus piezas bucales se contaminan al alimentarse de un hospedador y transferir el patógeno al siguiente. No se considera que el tábano constituya un vector importante de enfermedades infecciosas en el ser humano. Moscas muscoides Fisiología y estructura Dentro de la denominación de moscas muscoides se incluyen insectos importantes desde el punto de vista médico, como Figura 86-8 Mosca negra (género Simulium), el vector de la oncocerco- sis. (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe; cortesía del Dr. S. Meredith.) ARtRóPODOS 829 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. la mosca común, Musca domestica; la mosca de los establos, Stomoxys calcitrans, y la mosca tse-tsé del género Glossina. Las moscas de los establos, que muchas veces se confunden con las domésticas, son verdaderas hematófagas, capaces de actuar como vector mecánico a corto plazo de varias in- fecciones por bacterias, virus y protozoos. La mosca tse-tsé (fig. 86-9) también es una mosca que pica y que actúa como vector biológico y hospedador intermediario para los patógenos implicados en la tripanosomiasis africana, Trypanosoma brucei rhodesiense y T. b. gambiense. La mos- ca común representa un género que no pica ni contamina. Sin embargo, debido a sus hábitos alimentarios y de vida, transmite de forma mecánica diversos microorganismos al ser humano. Epidemiología La mosca tse-tsé se encuentra en las regiones orientales y centrales de África, donde cobra un gran protagonismo desde el punto de vista médico y veterinario como vector de un número variable de tripanosomas que infectan al ser humano y a los animales. La distribución de la mosca común y de la de los establos es cosmopolita, y ambas son indicadoras de un mal control sanitario. La mosca común, M. domestica, deposita sus huevos sobre cualquier tipo de materia que pueda servir de alimento a las larvas en desarrollo (heces, basura, plantas en descomposición). Las moscas de los es- tablos suelen hacerlo en materia vegetal húmeda y en proceso de degradación, como los montones de hierba cortada o de abono orgánico en comunidades suburbanas. Prevención y control El control de la población de moscas tse-tsé ha sido pro- blemático debido a su amplia distribución en áreas rurales y subdesarrolladas. Los repelentes de insectos y los insecticidas pueden ser útiles contra las moscas adultas. La mejora de las condiciones sanitarias es de gran importancia para el control de la mosca común. Los restos de las plantas deben protegerse de la lluvia o destruirse. Moscas que producen miasis (caso clínico 86-3) El término miasis se aplica a la enfermedad producida por larvas que viven como parásitos en los tejidos humanos. Des- de el punto de vista clínico, las miasis pueden clasificarse de acuerdo con la parte del cuerpo afectada (p. ej., miasis nasal, genital, urinaria). El número de moscas productoras de miasis y la diversidad de ciclos vitales es enorme. En este apartado sólo se abordarán las relaciones con el hospedador y las localizaciones predilectas de algunas de las especies más importantes. Una miasis específica hace referencia a la miasis producida por una mosca que requiere un hospedador para el desarrollo de su estado larvario. Un ejemplo importante es el moscardón humano, Dermatobia hominis, que se encuentra en las regio- nes húmedas de México y de Centroamérica y Sudamérica. El moscardón adulto fija los huevos al abdomen de mosquitos o moscas hematófagas, que, a su vez, distribuyen los huevos mientras se alimentan de la sangre de un animal o del ser humano. Las larvas entran en la piel a través de la herida creada por la picadura del insecto. Las larvas se desarrollan en 40-50 días y durante este tiempo aparece una lesión dolorosa e indurada. Cuando las larvas llegan a la madurez, abandonan el hospedador para convertirse en pupas. La lesión resultante puede tardar meses en curar y puede producir una infección secundaria. Si la larva muere antes de dejar el hospedador, se forma un absceso. Una miasis semiespecífica es la debida a moscas que normalmente dejan los huevos sobre animales o plantas en descomposición; también se puede desarrollar en un hos- pedador cuando su entrada se ve facilitada por la existencia de heridas o erosiones. Como representantes de este grupo se encuentran el género Phaenicia, la moscarda (Cochliomyia) y las moscas del género Phormia. La distribución de estas moscas es universal y su presencia guarda relación directa con condiciones sanitarias deficientes. Ocasionalmente depositan los huevos en las erosiones o heridas abiertas de animales y del ser humano. Otro grupo causante de miasis en el ser Figura 86-9 Mosca tse-tsé, el vector de la tripanosomiasis africana. (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe; cortesía de Wellcome Foundation, Berkhamsted, Reino Unido.) CASO CLÍNICO 86-3 Miasis forunculosa Bakos y cols. (Arch Dermatol 143:123-124, 2007) describieron el caso de una mujer de 54 años que consultó por un nódulo inflamatorio doloroso de 2 semanas de evolución en la cara interna de la pierna derecha. Recordaba de forma vaga haber sufrido una «picadura» de un bicho en la zona. Tras 1 semana de antibióticos orales prescritos para aliviar la reacción inflamatoria circundante, se observó un nódulo poco delimitado con un pequeño poro en la parte alta por el que manaba un exudado serosanguinolento. La dermoscopia reveló un agujero central rodeado de vasos dilatados a través del cual se producía la salida intermitente de una estructura amarillenta con unos ganchos a modo de anzuelos negros en la extremidad. Esta estructura era la extremidad posterior de la larva Dermatobia hominis (mosca humana). La lesión se ocluyó con una doble capa de yeso durante 24 horas y se extrajo la larva inmóvil muerta con unas pinzas y tirando con suavidad. La miasis forunculosa secundaria a D. hominis es frecuente en los países tropicales americanos. Este diagnóstico se debe plantear siempre ante cualquier lesión de tipo forúnculo que no responde a los tratamientos habituales, sobre todo en pacientes que regresan de un viaje a un país tropical. 830 MICROBIOLOGÍA MÉDICA humano es el de la mosca de la carne o sarcofágida. Estas moscas tienen una distribución universal y suelen alimentarse de materia en descomposición. Pueden depositar sus larvas en alimentos que, al ser ingeridos, pueden actuar como fuente de infección. Las moscas que producen las miasis accidentales no tienen la necesidad de desarrollarse en un hospedador. La infección accidental puede producirse cuando los huevos se depositan sobre las aberturas oral o genitourinaria y las larvas resultantes logran acceder al tubo digestivo o al aparato genitourinario. Entre las moscas que pueden producir una miasis accidental se encuentra M. domestica, la mosca común. Piojos hematófagos Fisiología y estructura Aunque son varias las especies de piojos (Anoplura) que infes- tan al ser humano como parásitos hematófagos, en medicina únicamente reviste importancia el piojo del cuerpo como vector de las rickettsias implicadas en el tifus y la fiebre de las trincheras o como vector de la espiroqueta de la fiebre recurrente (v. tabla 86-2). El piojo del cuerpo, Pediculus humanus, y el piojo de la cabeza, P. humanus capitis, tienen el cuerpo aplanado, alargado,sin alas, con tres pares de patas y unas piezas bucales adaptadas para perforar la piel y succionar sangre (fig. 86-10). La ladilla o piojo del pubis, Phthirus pubis, posee un abdomen corto en forma de cangrejo dotado de ganchos en la segunda y la tercera pata (fig. 86-11). Epidemiología Es frecuente que se comuniquen epidemias de piojos en EE.UU., particularmente entre escolares de corta edad. El piojo de la cabeza se asienta en el cabello y se transmite por contacto físico o al compartir sombreros o peines. Las ladillas sobreviven al alimentarse de la sangre que succionan alrededor del pubis o del área perianal. Se transmiten de una persona a otra por contacto sexual o al compartir sanitarios o toallas. El piojo del cuerpo suele encontrarse en la ropa. Al contrario que el piojo de la cabeza o el piojo del pubis, se des- plaza a la superficie del cuerpo para alimentarse y regresa a las prendas de ropa que los alojan tras haberse alimentado. Todos los piojos inyectan líquido salival en el organismo humano tras la ingesta de la sangre, lo que causa un grado variable de sensibilización en el hospedador humano. Enfermedades clínicas La principal característica de la infestación por piojos (pedi- culosis) es un picor extremo. Los pacientes pueden presentar pápulas rojas pruriginosas alrededor de las orejas, la cara, el cuello y los hombros. Puede también aparecer infección secundaria y adenopatía regional. Diagnóstico El diagnóstico se efectúa por demostración de la presencia del piojo o de sus huevos en un paciente que refiere prurito. Es frecuente que el afectado haya observado la presencia de insectos y que el diagnóstico pueda hacerse por teléfono. Los huevos, conocidos como liendres, son redondeados y de color blanco y se encuentran fijados al tallo del cabello (piojos de la cabeza y del pubis) o en la ropa (piojos del cuerpo). Tratamiento, prevención y control La loción de hexacloruro de gammabenceno (lindano) aplica- da por todo el cuerpo para que actúe durante un período de 24 horas es un método eficaz para tratar las pediculosis. Una medida complementaria deseable sería el afeitado del pelo de las áreas afectadas. Los piojos adultos localizados en la ropa deben destruirse mediante la aplicación de lindano o de polvo de diclorodifeniltricloroetano (DDT) o mediante ebullición. Los piojos pueden vivir en el entorno hasta 2 semanas de manera que artículos como cepillos, peines y ropa de cama deben hervirse o tratarse con un pediculicida. La mejor estrategia para la prevención primaria es la for- mación y la práctica de unos hábitos higiénicos adecuados. La prevención secundaria puede hacerse mediante una política de controles habituales (p. ej., inspección del cuero cabe- lludo) en colegios, centros de día, campos militares u otras instituciones. En individuos sometidos a un riesgo elevado en condiciones de hacinamiento puede ser necesario emplear repelentes. Figura 86-11 Ladilla (Phthirus pubis). (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe; cortesía del Dr. R. V. Southcott.) Figura 86-10 Piojo del cuerpo (Pediculus humanus). (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe; cortesía de Oxford Scientific Films [Dr. R. J. Warren].) ARtRóPODOS 831 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Pulgas Fisiología y estructura Las pulgas (Siphonaptera) son pequeños insectos sin alas con un cuerpo comprimido en sentido lateral y largas patas adap- tadas para el salto (fig. 86-12). Sus piezas bucales están adapta- das para succionar o «trasvasar» la sangre del hospedador. Epidemiología La distribución de las pulgas es cosmopolita. La mayoría de las especies están adaptadas a un hospedador concreto. Sin embargo, pueden alimentarse de sangre humana, principal- mente cuando no encuentran su hospedador preferido. Las pulgas son importantes como vectores de la peste y del tifus murino, así como hospedadores intermediarios de cestodos del perro (Dipylidium caninum) y de los roedores (especies de Hymenolepis) que, ocasionalmente, pueden llegar a infec- tar al ser humano. A diferencia de la mayoría de las pulgas, que no invaden el integumento humano, la nigua, Tunga penetrans, puede ocasionar daños considerables al invadir de forma activa la piel. La hembra crea surcos en la piel, sobre todo bajo las uñas o entre los dedos de los pies, donde succiona la sangre y deposita los huevos. Esta especie se encuentra en regiones tropicales y subtropicales de América, así como en África y Extremo Oriente. No se considera que transmita patógenos humanos. Enfermedades clínicas Como sucede con la picadura de otros artrópodos hematófa- gos, la picadura de pulga provoca la formación de una lesión pruriginosa y eritematosa de gravedad variable, que depende de la intensidad de la infestación y de la sensibilidad de la persona picada. La irritación producida por la saliva de la pulga puede producir una serie de hallazgos clínicos que van desde una pequeña roncha rojiza hasta una erupción eritematosa difusa. La infección secundaria puede constituir una complicación. La invasión cutánea por niguas produce una pápula erite- matosa, dolorosa y pruriginosa. El tejido infestado puede su- frir inflamación y ulceración importantes. La infección secun- daria es frecuente. En los casos graves, la infestación puede complicarse por tétanos o gangrena gaseosa, que pueden hacer necesaria la amputación. Diagnóstico El diagnóstico de la infestación por pulgas se infiere en un pa- ciente que sufre una picadura molesta y que tiene un perro o un gato. La exploración del paciente y del animal suele poner de manifiesto la presencia del insecto característico. El diagnóstico de tungiasis se hace al detectar la porción oscura del abdomen del insecto que protruye de la superficie de la piel del centro de una lesión inflamatoria. Tratamiento, prevención y control En la mayoría de las picaduras de pulga solamente está indi- cado el tratamiento paliativo con fármacos antipruriginosos y antihistamínicos. Está indicada la eliminación quirúrgica del insecto. Los insecticidas comercializados pueden controlar las pul- gas en su origen. La aplicación de repelentes tópicos puede conferir protección frente a las picaduras de pulga. También es una medida preventiva eficaz el uso de collares o polvos antipulgas en los animales domésticos. Chinches Fisiología y estructura Se distinguen dos tipos específicos de chinches: la chinche de la cama y los triatomas (chinches americanas) (figs. 86-13 y 86-14). Ambos tipos de chinche se caracterizan por tener Figura 86-12 Pulga. (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe.) Figura 86-13 Chinches (Cimex lectularius). (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe.) Figura 86-14 triatoma. (De Peters W: A colour atlas of arthropods in clinical medicine, Londres, 1992, Wolfe; cortesía del Dr. D Minter.) 832 MICROBIOLOGÍA MÉDICA una larga probóscide que se repliega bajo el vientre del insecto cuando no la necesita. La chinche de la cama (Ci mex lectularius) es un insecto de color marrón rojizo de aproximadamente 4-5 mm. Tiene unas alas cortas, pero no puede volar. El triatoma o chinche «besucona» tiene unas marcas de color amarillo o naranja sobre el cuerpo y una cabeza elongada. Los triatomas tienen alas y se trasladan volando. Epidemiología Los hábitos de la chinche y del triatoma son nocturnos; se alimentan indiscriminadamente de la mayoría de los mamíferos. La distribución de las chinches es cosmopoli- ta, pero los triatomas se limitan al continente americano. Las chinches se esconden durante la noche en las grietas y las hendiduras de las estructuras de los muebles de madera, bajo el papel pintado de las paredes, en los rebordes de los colchones y en los canapés. Los triatomas viven en
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