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138 © 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos 14Mecanismos de patogenicidad bacteriana Para la bacteria, el cuerpo humano es un conjunto de nichos ambientales que le proporcionan el calor, la humedad y el alimento necesarios para el crecimiento. Las bacterias han adquirido características genéticas que les permiten entrar en (invadir) el ambiente, permanecer en un nicho (adherir o co- lonizar), lograr el acceso a las fuentes de nutrientes (enzimas degradativas) y evitar las respuestas protectoras inmunitarias y no inmunitarias del hospedador (p. ej., cápsula). Cuando hay un número suficiente de bacterias (quórum), ponen en marcha funciones para sustentar la colonia, entre ellas la producción de una biopelícula. No obstante, muchos de los mecanismos que las bacterias utilizan para mantener sus nichos y los productos derivados del crecimiento bacteriano (p. ej., ácidos, gas) producen daños y problemas en el hos- pedador humano. Muchos de estos rasgos son factores de virulencia que aumentan la capacidad de las bacterias para producir enfermedad. Aunque muchas bacterias producen enfermedad a través de la destrucción directamente de los tejidos, algunas liberan toxinas que se diseminan mediante la sangre para producir una patogenia sistémica (cuadro 14-1). Las estructuras de la superficie de la bacteria constituyen unos poderosos estimuladores de las respuestas del hos- pedador (fase aguda: interleucina 1 [IL-1], IL-6, factor de necrosis tumoral a [TNF-a]), que pueden ser protectores pero que a menudo representan factores contribuyentes importantes de los síntomas de la enfermedad (p. ej., sep- ticemia). La enfermedad se produce como consecuencia de la combinación de las lesiones ocasionadas por las bacterias y las secuelas de la respuesta innata e inmunitaria frente a la infección (cuadro 14-2). No todas las bacterias producen enfermedad, pero algunas siempre causan enfermedad una vez que ocurre la infección. El organismo humano se encuentra colonizado por numero- sos microorganismos (flora normal), muchos de los cuales desempeñan importantes funciones para sus hospedadores, como ayudar en la digestión de la comida, producir vitaminas (p. ej., vitamina K) y proteger al organismo hospedador frente a la colonización con microorganismos patógenos y activar las respuestas innatas e inmunitarias del hospedador. Aun- que muchas de estas bacterias endógenas pueden producir enfermedad, normalmente residen en localizaciones como el aparato digestivo (GI), la boca, la piel y el aparato respiratorio superior, las cuales se encuentran teóricamente fuera del organismo (fig. 14-1). La composición de la flora normal puede desestructurarse por el tratamiento con antibióticos, la alimentación, el estrés y los cambios en la respuesta del hos- pedador a la flora. La pérdida de bacterias controladoras con el tratamiento con antibióticos de amplio espectro permite a menudo el crecimiento excesivo de Clostridium difficile, que causa colitis seudomembranosa. Una flora normal alterada puede llevar a unas respuestas inmunitarias inapropiadas, lo que produce enfermedades intestinales inflamatorias. La flora bacteriana normal produce enfermedad cuando invade zonas del organismo que normalmente son estériles. Las bacterias virulentas tienen mecanismos que favorecen su crecimiento en el hospedador a expensas de los tejidos de éste o de la función del órgano. Las bacterias oportunistas aprovechan las condiciones preexistentes que potencian la vulnerabilidad del paciente, como la inmunodepresión, para desarrollarse y originar una enfermedad grave. Por ejemplo, los quemados y los pulmones de los pacientes aquejados de fibrosis quística tienen un mayor riesgo de infección por Pseudomonas aeruginosa, mientras que los afectados por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) son muy susceptibles a la infección por bacterias de crecimiento in- tracelular, como las micobacterias. La enfermedad es el resultado del daño o la pérdida de función de un tejido u órgano debido a la infección o respues- ta inflamatorias por parte del hospedador. Los signos y sínto- mas de una enfermedad están determinados por el cambio en el tejido afectado. Las respuestas sistémicas se deben a la acción de toxinas y citocinas fabricadas como respuesta a la in- fección. La gravedad del proceso depende de la importancia del órgano afectado y la extensión del daño causado por la infección. Las infecciones del sistema nervioso central son siempre graves. Igualmente, la cepa bacteriana y el tamaño del inóculo son factores fundamentales en la aparición de una enfermedad; puede existir desde un inóculo relativamente pequeño (p. ej., menos de 200 Shigella para la shigelosis) hasta inóculos de gran tamaño (p. ej., 108 microorganismos de Vibrio cholerae o Campylobacter para producir enfermedad del aparato digestivo). Los factores del hospedador también pueden desempeñar una función. Por ejemplo, aunque son necesarios un millón de microorganismos de Salmonella o más para que se produzca una gastroenteritis en una persona sana, tan sólo son necesarios unos millares de microorganis- mos en una persona cuyo pH gástrico haya sido neutralizado con antiácidos u otros medios. Los defectos congénitos, los estados de inmunodeficiencia (v. cap. 10) y las alteraciones producidas por otras entidades pueden incrementar también la susceptibilidad de un individuo a la infección. Cuanto más tiempo permanece una bacteria en el organismo, mayor es su número, su capacidad de diseminarse y su capacidad de producir lesiones tisulares y enfermedad y mayor será la respuesta del hospedador. Muchos de los factores de virulencia son estructuras o actividades complejas que sólo se expresan en condiciones especiales (v. fig. 13-9). Los componentes de estas estructuras se suelen codificar todos juntos en un islote de patogenicidad. Los islotes de patogenicidad son grandes regiones genéticas en el cromosoma o en plásmidos que contienen grupos de genes que codifican numerosos factores de virulencia, que pueden requerir una expresión coordinada. Estos genes se pueden ac- tivar por un estímulo único (p. ej., la temperatura intestinal, el pH del lisosoma). Un islote de patogenicidad suele estar en el interior de un transposón y se puede transferir como una unidad a distintos lugares dentro del cromosoma o a otras bacterias. Por ejemplo, el islote de patogenicidad SPI-2 de MECANISMOS DE PAtOGENICIDAD BACtERIANA 139 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Salmonella se activa por el pH ácido de una vesícula fagocítica dentro de un macrófago. Se promueve así la expresión de unas 25 proteínas que se ensamblan en un dispositivo molecular a modo de jeringa (dispositivo de secreción de tipo III), que inyecta las proteínas tóxicas en la célula del hospedador para facilitar la supervivencia intracelular y el crecimiento de las bacterias. De un modo similar, la biopelícula producida por Pseudomonas se activa cuando existen suficientes bacte- rias (hacen quórum) que producen cantidades suficientes de N-acil homoserina lactona (AHL) para activar la expresión de los genes para la producción de polisacáridos. entrAdA en el orgAnismo HumAno Para que se produzca una infección, las bacterias deben entrar primero en el organismo humano (tabla 14-1; v. fig. 14-1). Los mecanismos y las barreras de defensa naturales, como la piel, la mucosidad, el epitelio ciliado y las secreciones que contienen sustancias antibacterianas (p. ej., lisozima, defen- sinas), dificultan la entrada en el organismo de las bacterias. Sin embargo, algunas veces estas barreras se alteran (p. ej., un desgarro cutáneo, un tumor o una úlcera intestinal), lo que crea una vía de entrada para las bacterias, o bien éstas pueden tener los medios para perturbar la barrera e invadir el organis- mo. Durante el proceso de invasión, las bacterias pueden viajar a travésdel torrente sanguíneo a otras partes del organismo. La piel posee una gruesa capa córnea de células muertas que protege al organismo de la infección. Sin embargo, los cortes en la piel, producidos de forma accidental o quirúrgica o por introducción de catéteres u otros dispositivos qui- rúrgicos, crean una vía de entrada al tejido subyacente sus- ceptible para las bacterias. Por ejemplo, Staphylococcus aureus y Staphylococcus epidermidis, los cuales forman parte de la flora normal de la piel, pueden ingresar en el organismo a través de grietas de ésta y plantear un problema importante en personas con sondas y catéteres vasculares. La boca, la nariz, el aparato respiratorio, los oídos, los ojos, el aparato urogenital y el ano son los sitios a través de los cuales pueden entrar las bacterias en el organismo. Es- tas aberturas naturales de la piel y sus cavidades corporales asociadas están protegidas por defensas naturales como la mucosidad y el epitelio ciliado que tapiza el aparato respira- torio superior, la lisozima y otras secreciones antibacterianas en las lágrimas y en la mucosidad y los ácidos y la bilis en el aparato digestivo. Sin embargo, muchas bacterias no se ven afectadas o disponen de ciertos mecanismos para eludir estas defensas. Por ejemplo, la membrana externa de las bacte- rias gramnegativas incrementa la resistencia de estas bacterias CUADRO 14-1 Mecanismos de virulencia bacteriana Adherencia Invasión Metabolitos del crecimiento (gas, ácido) Toxinas Enzimas degradativas Proteínas citotóxicas Endotoxina Superantígeno Inducción de inflamación excesiva Evasión de la respuesta inmune y fagocítica Cápsula Resistencia a los antibióticos Proliferación intracelular CUADRO 14-2 Producción de una enfermedad bacteriana 1. La enfermedad se debe a las lesiones provocadas por las bacterias más las consecuencias de las respuestas innatas e inmunitarias frente a la infección. 2. Los signos y los síntomas de la enfermedad vienen determinados por la función e importancia del tejido afectado. 3. La duración del período de incubación es el tiempo necesario para que la bacteria, la respuesta del hospedador o ambas produzcan lesiones suficientes para ocasionar malestar o interferir con funciones fundamentales. Figura 14-1 Las superficies corporales como zonas de infección y de diseminación bacteriana. Las flechas rojas indican infección; las flechas moradas indican difusión. (Modificado de Mims C y cols.: Medical micro- biology, Londres, 1993, Mosby-Wolfe.) Tabla 14-1 Puerta de entrada de las bacterias Vía Ejemplos Ingestión Género Salmonella, género Shigella, Yersinia enterocolitica, Escherichia coli enterotoxigénica, género Vibrio, género Campylobacter, Clostridium botulinum, Bacillus cereus, género Listeria, género Brucella Inhalación Género Mycobacterium, género Nocardia, Mycoplasma pneumoniae, género Legionella, Bordetella, Chlamydia psittaci, Chlamydophila pneumoniae, género Streptococcus traumatismo Clostridium tetani Venopunción Staphylococcus aureus, género Pseudomonas Picadura de artrópodos Rickettsia, Ehrlichia, Coxiella, Francisella, género Borrelia, Yersinia pestis transmisión sexual Neisseria gonorrhoeae, Chlamydia trachomatis, Treponema pallidum 140 MICROBIOLOGÍA MÉDICA frente a la lisozima, las secreciones ácidas y la bilis. Por eso las enterobacterias son capaces de colonizar el aparato digestivo. Una brecha en la barrera normal puede permitir la entrada de estas bacterias endógenas a localizaciones normalmen- te estériles del organismo, como el peritoneo y el torrente circulatorio, y causar enfermedad. Un ejemplo de esto es el paciente al que se le diagnostica un tumor de colon después de la detección de una septicemia (infección de la sangre) producida por bacterias entéricas. colonizAción, AdHesión e inVAsión Diferentes bacterias colonizan diferentes partes del organis- mo. Este lugar de colonización puede estar muy próximo al punto de entrada o deberse a la presencia de unas condiciones de crecimiento óptimo en dicha localización. Por ejemplo, se inhala el microorganismo Legionella y crece en los pulmones, pero no se disemina con facilidad debido a que es incapaz de soportar temperaturas altas (por encima de 35 °C). La colonización de localizaciones que normalmente son estériles implica la existencia de un defecto en un mecanismo de defensa natural o la creación de una nueva vía de entrada. Los pacientes con fibrosis quística presentan este defecto como consecuencia de la reducción de la función ciliar mu- coepitelial y la alteración de las secreciones mucosas, lo que hace que sus pulmones sean colonizados por S. aureus y P. aeruginosa. En algunos casos, la colonización requiere unas estructuras y funciones especiales para permanecer en dicho sitio, sobrevivir y obtener alimento. Las bacterias pueden utilizar diferentes mecanismos pa- ra adherirse y colonizar las diversas superficies corporales (tabla 14-2). Cuando son capaces de adherirse a las células epiteliales o endoteliales que revisten la vejiga, el intestino y los vasos sanguíneos, no se pueden eliminar y su capacidad de adhesión les permite colonizar distintos tejidos. Por ejemplo, la función natural de la vejiga elimina cualquier bacteria que no se encuentre adherida a la pared vesical. Escherichia coli y otras bacterias poseen adhesinas que se unen a receptores específicos de la superficie tisular para evitar su eliminación. Muchas de estas proteínas de adhesión están presentes en los extremos de unas estructuras denominadas fimbrias (pili) y se unen fuertemente a los azúcares específicos en el tejido diana; esta actividad de unión a azúcares define a estas proteínas co- mo lectinas. Por ejemplo, la mayoría de las cepas de E. coli que originan pielonefritis produce una adhesina fímbrica conocida como fimbria P. Esta adhesina se puede unir a los receptores de a-d-galactosil-b-d-galactósido (Gal-Gal), la cual forma parte de la estructura antigénica del grupo sanguíneo P en los eritrocitos y las células uroepiteliales humanas. Los pili de Neisseria gonorrhoeae también son factores importantes de virulencia; se unen a receptores de oligosacáridos en las células epiteliales. Los microorganismos de Yersinia, Bordete lla pertussis y Mycoplasma pneumoniae expresan proteínas de adhesión que no se localizan en las fimbrias. Streptococcus pyogenes utiliza el ácido lipoteicoico y la proteína F (la cual se une a la fibronectina) para unirse a las células epiteliales. Una adaptación bacteriana especial que facilita la coloni- zación, especialmente de los dispositivos quirúrgicos como las válvulas artificiales o los catéteres permanentes, es una biopelícula. En ella, las bacterias se encuentran englobadas por una membrana viscosa de polisacáridos que mantiene a las células unidas entre sí y a la superficie. La producción de una biopelícula requiere una cifra suficiente de bacterias (quórum). Cuando los microorganismos de P. aeruginosa determinan que el tamaño de la colonia es suficientemente grande, producen una biopelícula (quorum sensing). La placa dental constituye otro ejemplo de una biopelícula. La matriz de la biopelícula puede proteger también a las bacterias frente a las defensas del hospedador y la acción de los antibióticos. Aunque las bacterias carecen de mecanismos que les per- mitan atravesar la piel, algunas especies bacterianas pueden atravesar las membranas mucosas y otras barreras tisulares para entrar en regiones normalmente estériles y en tejidos más susceptibles. Estas bacterias invasivas destruyen las barreras o penetran en las células que conforman dicha barrera. Los mi- croorganismos pertenecientes a los géneros Shigella, Salmonella y Yersinia son bacterias entéricas que emplean fimbrias para unirse a células M (micropliegues) del colon y, a continuación, inyectarles proteínas que estimulan a la célula para que se invagine y capte las bacterias. Estas bacterias provocan un dis-positivo de secreción de tipo III que se parece a una jeringa mo- lecular que inyecta factores generadores de poros y moléculas efectoras dentro de las células del hospedador. Las proteí- nas efectoras pueden facilitar la captación e invasión, promover la supervivencia intracelular y la replicación de las bacterias o la muerte por apoptosis de la célula hospedadora. E. coli entero- patógena secreta proteínas en la célula hospedadora que crean un sistema de anclaje portátil para su propio uso y Salmonella emplea este dispositivo para fomentar su captación en una vesícula, lo que le permite vivir dentro de los macrófagos (v. las animaciones desarrolladas por el Howard Hughes Medical Institute; sitio web en las referencias). Shigella utiliza un dispositivo de secreción de tipo III para entrar en las células y una vez dentro de ellas, el germen determina la polimerización de la actina celular y el paso de Shigella a la célula adyacente. Listeria monocytogenes induce la polimerización de la actina en la parte posterior de la célula para poder propulsar la bacteria alrededor de la célula y hacia una célula adyacente. Acciones PAtógenAs de lAs BActeriAs Destrucción tisular Los productos generados como consecuencia del crecimiento bacteriano, especialmente de la fermentación, dan lugar a la producción de ácidos, gases y otras sustancias que son tóxicas para los tejidos. Además, muchas bacterias liberan enzimas Tabla 14-2 Ejemplos de mecanismos bacterianos de adherencia Microorganismo Adhesina Receptor Staphylococcus aureus LtA Desconocido Género Staphylococcus Capa de limo Desconocido Streptococcus, grupo A Complejo LtA-M Fibronectina Streptococcus pneumoniae Proteína N-acetilhexosamina- galactosa Escherichia coli Fimbrias de tipo 1 d-manosa Fimbrias antígeno factor de colonización GM-gangliósido 1 Fimbrias P Glucolípido del grupo sanguíneo P Neisseria gonorrhoeae Fimbrias GD1-gangliósido Treponema pallidum P1, P2, P3 Fibronectina Chlamydia trachomatis Lectina de la superficie celular N-acetilglucosamina Mycoplasma pneumoniae Proteína P1 Ácido siálico Vibrio cholerae Pili tipo 4 Fucosa y manosa LTA, ácido lipoteicoico. MECANISMOS DE PAtOGENICIDAD BACtERIANA 141 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. degradativas que disgregan los tejidos, proporcionando así el alimento para el crecimiento de los microorganismos y facilitando la extensión de las bacterias. Por ejemplo, mi- croorganismos como Clostridium perfringens forman parte de la flora normal del aparato digestivo, pero son patógenos oportunistas que pueden provocar una infección en tejidos pobres en oxígeno y ocasionar una gangrena gaseosa. Estas bacterias anaerobias fabrican enzimas (p. ej., fosfolipasa C, colagenasa, proteasa, hialuronidasa), varias toxinas y ácido y gases derivados del metabolismo bacteriano, que destruyen el tejido. Los estafilococos producen muchas enzimas diferentes que modifican el medio tisular, como la hialuronidasa, la fibri- nolisina y las lipasas. Los estreptococos generan también di- versas enzimas, entre las que se encuentran las estreptolisi- nas S y O, las hialuronidasas, las ADNasas y las estreptocinasas. Toxinas Las toxinas son componentes bacterianos que dañan di- rectamente los tejidos o bien ponen en marcha actividades biológicas destructivas. Las toxinas y las actividades de otras sustancias similares se deben a la acción de diversas enzimas degradativas que ocasionan la lisis celular y de proteínas que se unen a receptores específicos que inician reacciones tóxicas en un tejido diana específico. Por otra parte, la endotoxina (el lípido A del lipopolisacárido) y las proteínas superantígeno promueven una estimulación excesiva o inapropiada de las respuestas innatas o inmunitarias. En muchos casos, la toxina es la única responsable de los síntomas característicos de la enfermedad. Por ejemplo, la toxina preformada que está pre- sente en los alimentos da lugar a la intoxicación alimentaria provocada por S. aureus y Bacillus cereus y del botulismo causado por Clostridium botulinum. Los síntomas produci- dos por la toxina preformada aparecen en una fase bastante anterior que en otras formas de gastroenteritis, debido a que el efecto es semejante al de ingerir un producto tóxico y las bacterias no necesitan proliferar para dar lugar a los síntomas. La toxina se puede extender de manera sistémica a través de la sangre, de modo que los síntomas pueden aparecer en zonas alejadas del foco de la infección, como sucede en el caso del tétanos, producido por Clostridium tetani. Exotoxinas Tanto las bacterias grampositivas como las gramnegativas son capaces de fabricar exotoxinas, entre las que se encuentran enzimas citolíticas y proteínas de unión a receptores que alteran una función o destruyen la célula. En muchos casos, el gen de la toxina está codificado por un plásmido (la toxina del tétanos en C. tetani, las toxinas termolábil (TL) y termoes- table (TE) de E. coli enterotoxigénica) o un fago lisogénico (Corynebacterium diphtheriae y C. botulinum). Las toxinas citolíticas incluyen las enzimas capaces de romper la membrana, como la a-toxina (fosfolipasa C) produ- cida por C. perfringens, que rompe la esfingomielina y otros fosfolípidos de la membrana. Las hemolisinas se insertan en Figura 14-2 A-C, Mecanismo de acción de las exotoxinas diméricas A-B. Con frecuencia, las toxinas bacterianas A-B constan de una molécula de dos cadenas. La cadena B se une y facilita la entrada de la cadena A en las células y la cadena A tiene una actividad inhibitoria de algunas funciones vitales. ACH, acetilcolina; AMPc, monofosfato de adenosina cíclico. (Modi- ficado de Mims C y cols.: Medical microbiology. Londres, 1993, Mosby-Wolfe.) 142 MICROBIOLOGÍA MÉDICA los eritrocitos y otras membranas celulares y las rompen. Las toxinas generadoras de poros, como la estreptolisina O, pueden inducir la salida de iones y agua de las células y alterar las funciones celulares o inducir la lisis de la célula. Muchas toxinas son dímeros formados por una subuni- dad A y una subunidad B (toxinas A-B). La porción B de las toxinas A-B se une al receptor específico de la superficie celular, y posteriormente la subunidad A se transfiere al in- terior de la célula, donde actúa para promover daño celular (B de binding y A de action, en inglés). Los tejidos diana de estas toxinas están muy bien definidos y limitados (fig. 14-2; tabla 14-3). Los objetivos bioquímicos de las toxinas A-B incluyen los ribosomas, los mecanismos de transporte y las señales intracelulares (la producción de monofosfato cíclico de adenosina [AMPc], la función de la proteína G), con efec- tos que comprenden desde la diarrea hasta la pérdida de la función neuronal y la muerte. Las propiedades funcionales de las exotoxinas citolíticas y otras exotoxinas se explica más detalladamente en los capítulos que tratan cada una de las enfermedades específicas. En www.StudentConsult.com se puede acceder a gráficos que representan los mecanismos de acción de diversas toxinas. Los superantígenos conforman un grupo especial de to- xinas (fig. 14-3). Estas moléculas activan los linfocitos T al unirse de manera simultánea al receptor del linfocito T y a la molécula del complejo principal de histocompatibilidad de clase II en una célula presentadora de antígeno sin necesidad de participación de un antígeno. Esta forma de activación Figura 14-3 Unión del superantígeno a las regiones externas del recep- tor del linfocito t y a las moléculas del complejo principal de histocompa- tibilidad (MHC) de clase II. Tabla 14-3 Propiedades de las toxinas bacterianas del tipo A-B Toxina Microorganismo Localización del gen Estructura de la subunidad Receptor de la célula diana Efectos biológicos toxinas del carbunco Bacillus anthracis Plásmido tres proteínas separadas (EF, LF, PA) Marcador endotelial tumoral 8 (tEM-8); proteína2 de la morfogenia capilar (CMG2) EF + PA: aumento en los valores de AMPc de la célula diana, edema localizado; LF + PA: muerte de las células diana y de los animales de experimentación Bordetella Género Bordetella Cromosómica A-B Desconocido, probablemente glucolípido toxina adenil ciclasa. Aumento en los valores de AMPc de la célula diana, modificación de la función celular o muerte celular toxina botulínica Clostridium botulinum Fago A-B Polisialogangliósidos más sinaptotagmina (correceptores) Disminución en la liberación presináptica periférica de acetilcolina, parálisis flácida toxina colérica Vibrio cholerae Cromosómica A-B5 Gangliósido (GM1) Activación de la adenil ciclasa, aumento en los niveles de AMPc, diarrea secretora toxina diftérica Corynebacterium diphtheriae Fago A-B Precursor de receptor de factor de crecimiento Inhibición de la síntesis de proteínas, muerte celular Enterotoxinas termolábiles Escherichia coli Plásmido Similar o idéntica a la toxina colérica toxina de la tos ferina Bordetella pertussis Cromosómica A-B5 Glucoproteínas de superficie con residuos de ácido siálico terminales Bloqueo de las señales de transducción mediadas por las proteínas G diana Exotoxina A de Pseudomonas Pseudomonas aeruginosa Cromosómica A-B Receptor para a2-macroglobulina (a2MR) Similar o idéntico a la toxina diftérica toxinas Shiga Shigella dysenteriae Cromosómica A-B5 Globotriaosil ceramida (Gb3) Inhibición de la síntesis de proteínas, muerte celular toxinas de tipo Shiga Género Shigella, Escherichia coli Fago Similar o idéntica a la toxina Shiga toxina tetánica Clostridium tetani Plásmido A-B Polisialogangliósidos más glucoproteína de 15 kDa (correceptores) Disminución de la liberación de neurotransmisores de neuronas inhibitorias, parálisis espástica Modificada de Mandell G, Douglas G, Bennett J: Principles and practice of infectious disease, 3.ª ed., Nueva York, Churchill Livingstone, 1990. AMPc, monofosfato de adenosina cíclico; EF, factor de edema; LF, factor letal; PA, antígeno protector. MECANISMOS DE PAtOGENICIDAD BACtERIANA 143 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. inespecífica de los linfocitos T puede desencadenar respuestas de tipo autoinmunitario que pongan en peligro la vida al es timular la liberación de grandes cantidades de interleucinas (tormenta de citocinas), como la IL-1, el TNF y la IL-2. Esta estimulación de los linfocitos T por un superantígeno puede originar también la muerte de los linfocitos T activados, lo que da lugar a la pérdida de clones específicos de linfocitos T y la desaparición de sus respuestas inmunitarias. Los supe- rantígenos incluyen la toxina del síndrome del shock tóxico por S. aureus, las enterotoxinas estafilocócicas y la toxina eritrogénica A o C de S. pyogenes. Endotoxina y otros componentes de la pared celular La presencia de componentes de la pared celular de la bac- teria constituye una poderosísima señal de alarma para el organismo que indica infección y pone en marcha los sistemas protectores del hospedador. Los patrones moleculares aso- ciados a patógenos (PAMP) se unen a moléculas receptoras tipo toll (TLR) y otras moléculas y estimulan la producción de citocinas (v. capítulos 8 y 10). En algunos casos, la respuesta del hospedador es excesiva y puede incluso poner en peligro su vida. La porción de lípido A del lipopolisacárido (LPS) producida por bacterias gramnegativas es un activador pode- roso de las reacciones de fase aguda e inflamatorias y recibe la denominación de endotoxina. Es importante tener en cuenta que la endotoxina no equivale a la exotoxina y que únicamente las bacterias gramnegativas fabrican endotoxinas. Pueden producirse respuestas más débiles similares a las producidas por endotoxinas en estructuras de bacterias grampositivas, que incluyen los ácidos teicoico y lipoteicoico. Las bacterias gramnegativas liberan endotoxinas durante la infección. La endotoxina se une a los receptores específicos (CD14 y TLR4) de los macrófagos, los linfocitos B y otras células con el fin de estimular la producción y la liberación de citocinas de fase aguda, como IL-1, TNF-a, IL-6 y pros- taglandinas (fig. 14-4). La endotoxina estimula, igualmente, la proliferación (mitógena) de los linfocitos B. A concentraciones bajas, la endotoxina estimula también el desarrollo de respuestas protectoras como la fiebre, la vasodilatación y la activación de las respuestas inmunitaria e inflamatoria (cuadro 14-3). Sin embargo, las concentraciones de endotoxinas en la sangre de los pacientes con septicemia (bacterias en la sangre) por bacterias gramnegativas pueden ser muy elevadas, y las respuestas a las mismas pueden ser devastadoras, llegando a producir shock septicémico e in- cluso la muerte. Las elevadas concentraciones de endotoxinas pueden activar también la vía alternativa del complemento y la producción de anafilotoxinas (C3a, C5a), lo que contribuye a la vasodilatación y fuga capilar. Combinadas con TNF e IL-1 esto puede determinar hipotensión y shock. También se puede producir una coagulación intravascular disemina- da (CID) como consecuencia de la activación de las vías de la coagulación de la sangre. La fiebre elevada, las petequias (lesiones cutáneas provocadas por la extravasación capilar) y los síntomas potenciales de shock (consecuencia del aumento de la permeabilidad vascular) que se asocian a la infección por Neisseria meningitidis están relacionados con las grandes cantidades de endotoxina que se liberan durante la infección. inmunoPAtogeniA En muchos casos, los síntomas de la infección bacteriana se producen porque la infección causa unas excesivas respuestas inmunitarias e inflamatorias. Cuando está limitada y controla- da, la respuesta de fase aguda frente a los componentes de la pared celular, especialmente la endotoxina, es una respuesta antibacteriana protectora. Sin embargo, cuando sucede como respuesta sistémica descontrolada, la respuesta de fase aguda y la inflamación pueden originar síntomas potencialmente mortales asociados a septicemia o meningitis (v. fig. 14-4). Los neutrófilos activados, los macrófagos y el complemen- to pueden provocar lesiones en el lugar de la infección. La activación del complemento induce también la liberación de anafilotoxinas, que inician la permeabilidad vascular y la rotura de los capilares. Las tormentas de citocinas ocasionadas por los superantígenos y la endotoxina pueden provocar shock y alteraciones de la función corporal. La formación de gra- nulomas inducida por los linfocitos T CD4 y los macrófagos frente a Mycobacterium tuberculosis también puede ser causa de destrucción tisular. Las respuestas autoinmunitarias se Figura 14-4 Las múltiples actividades de los lipopolisacáridos (LPS). La endotoxina bacteriana activa casi todos los mecanismos inmunitarios, así como las rutas de la coagulación, lo que de forma conjunta convierte al LPS en uno de los estímulos antigénicos más poderosos que se conocen. CID, coagulación intravascular diseminada; IFN-g, interferón g; IgE, inmuno- globulina E; IL-1, interleucina 1; PMN, leucocitos (neutrófilos) polimorfonu- cleares; TNF, factor de necrosis tumoral. (Modificado de Mims C y cols.: Medical microbiology. Londres, 1993, Mosby-Wolfe.) CUADRO 14-3 Toxicidad mediada por endotoxinas Fiebre Leucopenia seguida de leucocitosis Activación del complemento Trombocitopenia Coagulación intravascular diseminada Disminución de la circulación periférica y de la perfusión a los órganos principales Shock Muerte 144 MICROBIOLOGÍA MÉDICA pueden activar por proteínas bacterianas, como la proteína M de S. pyogenes, que se parece a nivel antigénico al tejido cardíaco. Los anticuerpos frente a la proteína M muestran una reactividad cruzada con el corazón y pueden empezar su daño en la fiebre reumática. Los inmunocomplejos depositados en los glomérulos renalesproducen la glomerulonefritis postes- treptocócica. En el caso de Chlamydia, Treponema (sífilis), Borrelia (enfermedad de Lyme) y otras bacterias, la res- puesta inmunitaria del hospedador es la principal causa de los síntomas de la enfermedad en los pacientes. mecAnismos de eVAsión de lAs defensAs del orgAnismo HosPedAdor Las bacterias son parásitos y la evasión de las respuestas pro- tectoras del hospedador supone una ventaja selectiva. Lógi- camente, cuanto mayor es el período en que una infección bacteriana permanece en el hospedador, mayor es el tiempo del que las bacterias disponen para proliferar y producir daño. Por tanto, las bacterias que pueden evitar o inutilizar las defensas del hospedador presentan una mayor capacidad potencial de producción de enfermedad. Las bacterias han desarrollado diversos mecanismos para eludir las principales defensas antibacterianas, al eludir su reconocimiento y des- trucción por las células fagocíticas, inactivar o evitar el sis- tema de complemento y anticuerpos, e incluso mediante la proliferación intracelular con el fin de esconderse de estas respuestas del hospedador (cuadro 14-4). La cápsula constituye uno de los factores de virulencia más importante (cuadro 14-5). Estas estructuras funcionan protegiendo a las bacterias frente a las respuestas inmunitarias y fagocíticas. Por lo general, las cápsulas están formadas por polisacáridos, los cuales son poco inmunógenos. La cápsula de S. pyogenes, por ejemplo, se compone de ácido hialurónico, el cual remeda al tejido conectivo humano para enmascarar a las bacterias y eludir que sean reconocidas por el sistema inmunitario. Esta cápsula actúa también como una «camiseta de fútbol resbaladiza», la cual resulta difícil de asir y se rasga cuando un fagocito la toma. Igualmente, la cápsula protege a la bacteria de su destrucción en el interior de un fagolisosoma de un macrófago o un leucocito. Todas estas propiedades pueden ampliar el período de permanencia de las bacterias en la sangre (bacteriemia) antes de ser eliminadas por las respuestas del hospedador. Los mutantes de las bacterias normalmente encapsuladas que pierden la capacidad de for- mar una cápsula pierden también su virulencia, como se ha descrito en el caso de Streptococcus pneumoniae y N. menin gitidis. La formación de una biopelícula, la cual se compone de material capsular, puede evitar la acción de los anticuerpos y el complemento sobre las bacterias que lo integran. Las bacterias pueden eludir la respuesta humoral por variación antigénica, por inactivación de anticuerpos o por crecimiento intracelular. N. gonorrhoeae puede modificar la estructura de sus antígenos de superficie con el fin de eludir la acción de los anticuerpos y produce una proteasa que degrada la inmunoglobulina A (IgA). S. aureus fabrica una proteína de unión a la IgG, la proteína A, que previene que el anticuerpo active el complemento o sea una opsonina y enmascara a la bacteria frente a la detección. Las bacterias que crecen intracelularmente incluyen micobacterias, franciselas, bruce- las, clamidias y rickettsias (cuadro 14-6). A diferencia de la mayoría de las bacterias, el control de estas bacterias requiere que las respuestas inmunitarias mediadas por los linfocitos T cooperadores activen los macrófagos para destruir o crear una pared (granuloma) alrededor de las células infectadas (como en el caso de M. tuberculosis). Las bacterias eluden la acción del complemento pre- viniendo el acceso de los componentes a la membrana, CUADRO 14-4 Defensas microbianas frente a los mecanismos inmunológicos del hospedador Encapsulación Mimetismo antigénico Enmascaramiento antigénico Cambio antigénico Producción de proteasas antiinmunoglobulinas Destrucción de los fagocitos Inhibición de la quimiotaxis Inhibición de la fagocitosis Inhibición de la fusión fagolisosómica Resistencia a las enzimas lisosomales Replicación intracelular CUADRO 14-5 Ejemplos de microorganismos encapsulados Staphylococcus aureus Streptococcus pneumoniae Streptococcus pyogenes (grupo A) Streptococcus agalactiae (grupo B) Bacillus anthracis Bacillus subtilis Neisseria gonorrhoeae Neisseria meningitidis Haemophilus influenzae Escherichia coli Klebsiella pneumoniae Género Salmonella Yersinia pestis Campylobacter fetus Pseudomonas aeruginosa Bacteroides fragilis Cryptococcus neoformans (levadura) CUADRO 14-6 Ejemplos de patógenos intracelulares Género Mycobacterium Género Brucella Género Francisella Género Rickettsia Género Chlamydia Listeria monocytogenes Salmonella typhi Shigella dysenteriae Yersinia pestis Legionella pneumophila MECANISMOS DE PAtOGENICIDAD BACtERIANA 145 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. enmascarándose y por inhibición de la activación de la cas- cada. El grueso peptidoglucano de las bacterias grampositivas y el antígeno O de gran longitud del LPS de la mayoría de las bacterias gramnegativas (no especies de Neisseria) previenen que el complemento acceda a la membrana bacteriana y la protegen frente al daño. Al degradar el componente C5a del complemento, S. pyogenes puede limitar la quimiotaxia de los leucocitos al sitio de infección. Para compensar la falta de antígeno O, N. gonorrhoeae une el ácido siálico a su lipooligo- sacárido (LOS) para inhibir la activación del complemento. Los fagocitos (neutrófilos, macrófagos) representan la defensa antibacteriana más importante, si bien un gran nú- mero de bacterias puede burlar la fagocitosis a través de diversos mecanismos. Pueden producir enzimas capaces de lisar las células fagocíticas (p. ej., la estreptolisina producida por S. pyogenes o la a-toxina fabricada por C. perfringens). Pueden inhibir la fagocitosis (p. ej., como consecuencia de la presencia de la cápsula y de la proteína M producidas por S. pyogenes) o bien inhibir la destrucción intracelular. Los mecanismos bacterianos de protección frente a la des- trucción intracelular incluyen la inhibición de la fusión del fagolisosoma, evitando así el contacto con sus contenidos bactericidas (especies de Mycobacterium), la resistencia mediada por la cápsula o por enzimas a las enzimas o las sus- tancias lisosómicas bactericidas o la capacidad para pasar del fagosoma al citoplasma del hospedador antes de exponerse a las enzimas lisosomales (tabla 14-4 y fig. 14-5). Por ejemplo, los estafilococos producen catalasa, una enzima que reduce la eficacia del sistema de la mieloperoxidasa. Muchas de las bacterias que son fagocitadas pero sobreviven a la fagocitosis pueden utilizar la célula como un lugar para proliferar y eludir las respuestas inmunitarias, así como un medio para diseminarse por todo el organismo. Por otra parte, S. aureus puede eludir las defensas del hospedador separando con una pared la zona de la infección. S. aureus puede producir coagulasa, una enzima que facilita la conversión de la fibrina en fibrinógeno para producir una barrera tipo coágulo; esta característica distingue a S. aureus de S. epidermidis. S. aureus y S. pyogenes y otras bacterias son piógenas (formadoras de pus), y la formación de pus con la muerte de los neutrófilos limita el acceso de anticuerpos o de antibióticos a las bacterias. M. tuberculosis es capaz de sobrevivir en el hospedador al promover la creación de un granuloma, en el que las bacterias viables pueden subsistir durante toda la vida del individuo infectado. Las bacterias pueden reanudar su proliferación cuando se produce cual- quier alteración del estado inmunitario del hospedador. resumen Los factores de virulencia primarios de las bacterias son la cápsula, las adhesinas, las invasinas, las enzimas degradati- vas, las toxinas y los mecanismos para evadir la acción de las defensas del hospedador. Las bacterias pueden poseer un único mecanismo de virulencia. Por ejemplo, C. diphtheriae dispone de un único mecanismo de virulencia basado en la toxina diftérica. Otras bacterias expresandiversos factores de virulencia. S. aureus es un ejemplo de este tipo de bacteria, ya que expresa adhesinas, enzimas degradativas, toxinas, catalasas y coagulasas, las cuales originan un abanico de es- tados patológicos. Además, diferentes cepas dentro de una especie bacteriana pueden expresar distintos mecanismos de virulencia. Por ejemplo, los síntomas y las secuelas de la gastroenteritis (diarrea) producida por E. coli pueden com- prender desde la invasión y las heces sanguinolentas, la diarrea acuosa similar a la del cólera, hasta incluso una enfermedad hemorrágica grave dependiendo de la cepa específica im- plicada en la infección. Tabla 14-4 Métodos para evitar la muerte por fagocitosis Método Ejemplo Inhibición de la fusión del fagolisosoma Género Legionella, Mycobacterium tuberculosis, género Chlamydia Resistencia a las enzimas lisosomales Salmonella typhimurium, género Coxiella, género Ehrlichia, Mycobacterium leprae, género Leishmania Adaptación a la replicación citoplásmica Listeria, Francisella, género Rickettsia Figura 14-5 Mecanismos bacterianos para escapar al ataque fagocítico. Se exponen ejemplos seleccionados de bacterias que usan los mecanismos antifagocíticos indicados. 146 MICROBIOLOGÍA MÉDICA PREGUNtAS 1. Nombre tres rutas mediante las que los patógenos exógenos pueden infectar a un individuo. Enumere cinco ejemplos de microorganismos que utilizan cada una de las rutas. 2. ¿Cómo son capaces los microorganismos de resistir la respuesta inmunitaria? Enumere al menos un ejemplo específico de cada mecanismo. 3. ¿Cuáles son los dos tipos generales de exotoxinas? Enumere ejemplos de cada tipo. Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es. Visite www.StudentConsult.com para ver una animación que muestra las funciones de C. diphtheriae, B. anthracis, B. pertussis, P. aeruginosa, V. cholerae, E. coli (enterotoxigénica), C. botulinum, C. tetani y C. difficile. BIBLIOGRAFÍA Bisno AL, Brito MO, Collins CM: Molecular basis of group A strepto- coccal virulence, Lancet Infect Dis 3:191-200, 2003. Bower S, Rosenthal KS: Bacterial cell walls: the armor, artillery and Achilles heel, Infect Dis Clin Pract 14:309-317, 2006. 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