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© E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . 15 439 C a p í t u l o Diagnóstico prenatal El diagnóstico prenatal se inició en 1966, cuando Steele y Breg demostraron que era posible determinar la constitución cromosómica de un feto mediante el análisis de las células del líquido amniótico en cultivo. Debido a que ya se conocía perfectamente la asociación entre la edad materna avanzada y el aumento en el riesgo de síndrome de Down, los resultados obtenidos por estos investigadores dieron lugar directamente al desarrollo del diagnóstico prenatal como servicio clínico. En muchas de las enfermedades genéticas específi cas aborda- das en este libro ya se ha hecho referencia al diagnóstico pre- natal; en este capítulo, se consideran con detalle su alcance, su metodología y sus limitaciones. Algunas parejas pueden solicitar el diagnóstico prenatal debido a que saben a través de sus antecedentes familiares o de las pruebas efectuadas para la detección de portadores que muestran un riesgo sustancialmente elevado de tener un hijo con algún trastorno genético específi co. En otros casos, el diagnóstico prenatal se realiza debido al aumento en el ries- go que acompaña simplemente a la edad materna avanzada, o bien como prueba de cribado en el contexto de la asistencia prenatal sistemática, tal como ocurre con las trisomías auto- sómicas (p. ej., la trisomía 21) o para la detección de un defec- to del tubo neural. En cualquier caso, el objetivo último del diagnóstico prenatal es el de informar a las parejas respecto al riesgo de que sus hijos futuros puedan presentar una mal- formación congénita o un trastorno genético, además de ofre- cerles información sobre los distintos métodos para reducir el riesgo. Algunas parejas que conocen su riesgo de tener un hijo con una malformación congénita específi ca y que –a pesar de ello– desean tener hijos, utilizan el diagnóstico prenatal para llevar adelante un embarazo siendo plenamente conscientes de que las pruebas diagnósticas pueden confi rmar la presen- cia o la ausencia de cualquier alteración en el feto. Muchas parejas con riesgo de tener un hijo con un trastorno genético grave pueden tener hijos sanos debido a la disponibilidad del diagnóstico prenatal y a la opción de la interrupción volun- taria del embarazo, si fuera necesaria. En algunos casos, la evaluación prenatal puede tranquilizar a las parejas y reducir su ansiedad, especialmente en los grupos de riesgo alto. Con respecto a otras parejas, el diagnóstico prenatal permite al clínico planifi car el tratamiento prenatal de un feto que sufre un trastorno genético o una malformación congénita; en los casos en los que no es posible el tratamiento, el clínico puede disponer lo necesario respecto al parto inminente de un niño afectado, a la preparación psicológica de la familia, al control del embarazo y el parto, y a la asistencia posnatal. INDICACIONES PARA EL DIAGNÓSTICO PRENATAL MEDIANTE PRUEBAS INVASIVAS Hay varias indicaciones bien aceptadas para la evaluación prenatal mediante procedimientos invasivos, tal como la biopsia de las vellosidades coriónicas (BVC) y la amniocente- sis (v. Recuadro). Con mucha diferencia, la indicación princi- pal para el diagnóstico prenatal es la edad materna avanzada. En Norteamérica y en los países de Europa occidental, según los datos estadísticos correspondientes a la edad materna en el momento del parto (en combinación con el número de diag- nósticos prenatales), al menos la mitad de todas las mujeres embarazadas mayores de 35 años de edad se decide por la realización de una BVC o una amniocentesis para la determi- nación del cariotipo fetal. En Estados Unidos, los tribunales han considerado culpables de negligencia a los médicos que no ofrecen el diagnóstico prenatal a las mujeres consideradas con una edad materna avanzada. Además de la edad materna como indicación, hay más de 600 trastornos genéticos res- pecto a los cuales se pueden ofrecer la BVC o la amniocen- tesis a las parejas con riesgo conocido. El criterio aceptado de manera habitual para el establecimiento del diagnóstico prenatal mediante amniocentesis o BVC es el hecho de que el riesgo de que el feto presente alteraciones sea al menos del mismo nivel que el riesgo de aborto o de otras complicacio- nes asociadas al procedimiento diagnóstico en sí mismo. El trastorno principal respecto al que muestran riesgo las embarazadas de edad avanzada es el síndrome de Down (v. cap. 6). Sin embargo, a pesar de la facilidad para la rea- lización del diagnóstico prenatal en las mujeres mayores, la Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA440 mayor parte de los fetos con síndrome de Down no se iden- tifi ca antes del nacimiento. La razón es que la mayor parte de todos los embarazos, incluyendo los correspondientes a fetos con síndrome de Down, tiene lugar en mujeres meno- res de 35 años de edad, en las que el riesgo de que su hijo sufra síndrome de Down es inferior al correspondiente a las mujeres mayores de 35 años (tabla 15-1), por lo que se consideran demasiado jóvenes como para la realización de una pruebas invasivas como la amniocentesis o la BVC de manera sistemática. No obstante, en lo que se refi ere a las mujeres menores de 35 años, actualmente se recomienda la realización de pruebas no invasivas en todos los embarazos, con independencia del riesgo. Las pruebas no invasivas son el estudio del suero materno y la ecografía para detectar los fetos con diversas malformaciones congénitas, especialmente el síndrome de Down (y algunas otras trisomías autosómi- cas) y los defectos del tubo neural (DTN); estas pruebas de detección se describen más adelante. Sin embargo, no se debe ● ■ ● Indicaciones principales para el diagnóstico prenatal mediante pruebas invasivas • Edad materna avanzada La defi nición de edad materna avanzada varía en cierta medida en los distintos centros de genética prenatal, pero habitualmente la edad mínima aceptada es de 35 años en la fecha esperada del parto. Esta edad fue seleccionada debido a que se consideró que para la misma el riesgo de un feto con una alteración cromosómica era similar al riesgo de aborto asociado a la amniocentesis (aproximadamente, 1/250) (v. tabla 15-1). • Antecedentes de un hijo con una aneuploidía cromosó- mica de novo Aunque los padres de un niño con aneuploidía cromo- sómica pueden presentar una dotación cromosómica normal, en algunos casos todavía existe un aumento del riesgo de alteración cromosómica en un hijo subsiguiente. Por ejemplo, si una mujer de 30 años de edad tiene un hijo con síndrome de Down, su riesgo de recidiva para cualquier alteración cromosómica es de aproximadamente 1/100, en comparación con el riesgo de la población general de la misma edad de alrededor de 1/390. El mosaicismo de los progenitores es una posible explicación de este incremento del riesgo, pero en la mayor parte de los casos el mecanismo del aumento del riesgo es desconocido. • Existencia de alteraciones cromosómicas estructurales en uno de los progenitores En este caso, el riesgo de una alteración cromosómica en un niño varía según el tipo de alteración y, en ocasio- nes, según el progenitor del que procede la propia alte- ración cromosómica. El riesgo mayor (100%) para el síndrome de Down solamente tiene lugar si los dos proge- nitores presentan una traslocación robertsoniana 21q21q o un isocromosoma (v. cap. 6). • Antecedente familiar de un trastorno genético que se pueda diagnosticar o descartar mediante estudio bio- químico o análisis del DNA La mayor parte de los trastornos de este grupo se debe a defectos monogénicos que se asocian a un riesgo de recurrencia del 25 o el 50%. También pertenecen a esta categoría los casos en los que los progenitores han sido diagnosticados como portadores tras la realización de una prueba de detección a población general, más que tras el nacimientode un niño afectado. Incluso antes de que fuera posible el análisis del DNA, había numerosos trastornos bioquímicos que se podían identifi car en la fase prenatal; el análisis del DNA ha incrementado en gran medida este número. Los trastornos mitocondriales ofrecen difi cultades especiales al diagnós- tico prenatal. • Antecedentes familiares de un trastorno ligado al cro- mosoma X frente al cual no hay ninguna prueba diag- nóstica prenatal específi ca En los casos en los que no existe ningún método alternativo, los padres de un niño de sexo masculino afec- tado por un trastorno ligado al cromosoma X pueden utilizar la determinación del sexo fetal para decidir si continúan o interrumpen un embarazo subsiguiente, dado que el riesgo de recurrencia puede ser de hasta el 25%. Sin embargo, en lo que se refi ere a los trastornos ligados al cromosoma X, como la distrofi a muscular de Duchenne y las hemofi lias A y B (en los que existe el análisis del DNA para el diagnóstico prenatal), primero se determina el sexo del feto y después se realiza el análisis del DNA en los casos en los que es masculino. En cualquiera de las situa- ciones mencionadas, el diagnóstico genético preimplanta- cional (v. el texto) puede ser una opción para la transferencia al útero únicamente de los embriones que se demuestra no están afectados por el trastorno en cuestión. • Riesgo de defectos del tubo neural Los familiares de sexo femenino en primer grado (y, en algunos centros, también los de segundo grado) de los pacientes con defectos del tubo neural son candidatos a la amniocentesis debido al incremento en el riesgo de que alguno de sus hijos pueda presentar un defecto del tubo neural (v. tabla 8-9); no obstante, hay muchos tipos de defectos del tubo neural que pueden ser detectados en la actualidad mediante pruebas no invasivas, tal como se describe en este capítulo. • Evaluación del suero materno y ecografía La evaluación genética y el estudio adicional son reco- mendables en los casos de sospecha de malformaciones fetales en función de los resultados obtenidos en las pruebas de detección sistemáticas realizadas mediante la evaluación del suero materno y la ecografía fetal. CAPÍTULO 15 ● Diagnóstico prenatal 441 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . utilizar el diagnóstico prenatal invasivo para descartar todas las posibles alteraciones fetales. Su valor se limita a deter- minar si el feto sufre (de manera defi nitiva o probable) una enfermedad concreta cuyo riesgo puede ser mayor debido a la edad materna avanzada, los antecedentes familiares, los resultados positivos en las pruebas de detección o cribado, y otros factores de riesgo bien defi nidos. MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO PRENATAL Los métodos utilizados en la actualidad para el diagnóstico prenatal, tanto invasivo como no invasivo, se muestran en la tabla 15-2. La amniocentesis y la BVC son procedimientos invasivos que se acompañan de un riesgo pequeño de aborto. Por tanto, la aplicación de la amniocentesis o la BVC está in- dicada solamente en un pequeño porcentaje de mujeres emba- razadas, es decir, en las que cumplen los criterios del diagnós- tico prenatal ya expuestos. Por el contrario, la combinación del estudio del suero materno (se expone más adelante) y de la ecografía se puede aplicar para la evaluación fetal en los embarazos de riesgo bajo (y también en algunos embarazos de riesgo alto) debido a que ambas pruebas tienen un carác- ter no invasivo y a que no conllevan ningún riesgo para el feto. El estudio del suero materno puede identifi car fetos con aumento en el riesgo de DTN abierto, algunas alteraciones cromosómicas como el síndrome de Down y otros trastornos que se describen más adelante en este capítulo. La ecografía tiene muchas indicaciones en genética obstétrica, tal como la determinación de la edad gestacional y del crecimiento fetal, la evaluación de malformaciones fetales específi cas asociadas a las trisomías autosómicas y el ofrecimiento de imágenes de alta resolución para el diagnóstico de diversos problemas morfológicos a edades gestacionales tempranas (v. más ade- lante), muchos de los cuales tienen un origen genético. Pruebas invasivas Amniocentesis La amniocentesis es un procedimiento que consiste en la in- troducción de una aguja en el amnios con extracción de una muestra de líquido amniótico por vía transabdominal me- diante una jeringa (fi g. 15-1A). El líquido amniótico contiene células de origen fetal que se pueden mantener en cultivo para la realización de pruebas diagnósticas. Antes de la amnio- centesis se realiza de manera sistemática un estudio ecográ- fi co para determinar la viabilidad fetal, la edad gestacional (mediante la medición del diámetro biparietal fetal y de la longitud femoral), el número de fetos, el volumen del líqui- do amniótico, la normalidad de las estructuras anatómicas y la posición del feto y la placenta, con objeto de establecer la zona óptima para la introducción de la aguja. La amnio- centesis se lleva a cabo de manera ambulatoria, característi- camente a las 15-16 semanas desde el primer día del último periodo menstrual; no obstante, este procedimiento también se realiza mucho antes en algunos centros (ya desde las 10-14 primeras semanas), aunque con un ligero incremento en la tasa de complicaciones (v. más adelante). Además del análisis de los cromosomas fetales, en el líquido amniótico se puede evaluar la concentración de alfa-fetoproteína (AFP, alpha- fetoprotein) para detectar los cuadros de DTN. La AFP es una glucoproteína producida principalmente por el hígado, segregada a la circulación fetal y eliminada por los riñones del feto hacia el líquido amniótico, a través de su orina. La AFP alcanza el torrente sanguíneo materno a través de la placen- ta, las membranas amnióticas y la circulación materno-fetal. Tabla 15-1 Incidencia del síndrome de Down en los recién nacidos y los fetos en relación con la edad materna* En el En la biopsia de Edad momento En la las vellosidades materna del amniocentesis coriónicas (años) nacimiento (16 semanas) (9-11 semanas) 15-19 1/1250 — — 20-24 1/1400 — — 25-29 1/1100 — — 30 1/900 — — 31 1/900 — — 32 1/750 — — 33 1/625 1/420 1/370 34 1/500 1/333 1/250 35 1/385 1/250 1/250 36 1/300 1/200 1/175 37 1/225 1/150 1/175 38 1/175 1/115 1/115 39 1/140 1/90 1/90 40 1/100 1/70 1/80 41 1/80 1/50 1/50 42 1/65 1/40 1/30 43 1/50 1/30 1/25 44 1/40 1/25 1/25 45 y más 1/25 1/20 1/15 *Las cifras han sido redondeadas y son aproximadas. Datos tomados de Benn PA, Hsu LYF: Prenatal diagnosis of chromo- some abnormalities through amniocentesis. En: Milunsky A: Genetic Disorders and the Fetus: Diagnosis, Prevention, and Treatment, 5ª ed. Baltimore, Johns Hopkins University Press, 2004; y Gardner RJM, Sutherland GR: Chromosome Abnormalities and Genetic Counseling, 3ª ed. Nueva York, Oxford University Press, 2003. Tabla 15-2 Métodos para el diagnóstico y la detección prenatales PRUEBAS INVASIVAS Amniocentesis Biopsia de las vellosidades coriónicas Cordocentesis Diagnóstico genético preimplantacional PRUEBAS NO INVASIVAS Concentración de alfa-fetoproteína en el suero materno Estudios de detección en suero materno durante los trimestres primero y segundo Ecografía Aislamiento de las células fetales a partir de la circulación materna Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA442 Por tanto, su concentración se puede determinar en el líquido amniótico o en el suero materno. Ambas determinaciones son extremadamente útiles para el diagnóstico prenatal, princi- palmente para la evaluación del riesgo de un DTN abierto, aunque también por otras razones (v. más adelante). La concentración de AFP se cuantifi ca mediante inmu- noanálisis, un método relativamente sencillo y barato que se puede aplicar a cualquier muestra de líquido amniótico, con independenciade la indicación específi ca de la amniocentesis. Para la interpretación de la AFP en el líquido amniótico se debe comparar su nivel con el rango normal en cada edad gestacional. Si la AFP en el líquido amniótico está elevada, es necesario descartar otras posibles causas distintas de un DTN abierto. Los factores que pueden dar lugar a concentra- ciones excesivamente elevadas de AFP en el líquido amnióti- co se recogen en la tabla 15-3. Cuando la AFP en el líquido amniótico se determina junto con la evaluación ecográfi ca a las 18-19 semanas de gestación, es posible la identifi cación de aproximadamente el 99% de los fetos con espina bífi da abier- ta y de la práctica totalidad de los fetos con anencefalia. La complicación principal asociada a la amniocentesis durante el segundo trimestre realizada a las 15-16 semanas de gestación es un riesgo de 1/1.600 de aborto, por encima del riesgo basal de aproximadamente un 1-2% de aborto que existe en cualquier embarazo de esta edad gestacional. Hay otras complicaciones que son infrecuentes, tal como la pérdi- da de líquido amniótico, la infección y la lesión del feto por punción con la aguja. Tal como ya se ha mencionado previa- mente, la amniocentesis se puede realizar incluso desde las 10-14 semanas de edad gestacional. En un estudio efectuado con asignación aleatoria se compararon los parámetros de se- guridad y de evolución fetal de la amniocentesis temprana en comparación con la realizada durante el segundo trimestre y se observó una incidencia tres veces mayor en el riesgo de aborto espontáneo en el grupo de amniocentesis temprana, en comparación con el grupo de amniocentesis durante el se- gundo trimestre. Las pérdidas de líquido amniótico también fueron más frecuentes en la amniocentesis temprana. La úni- ca malformación congénita asociada a la amniocentesis tem- prana es el pie equino varo (pie zambo), con una incidencia del 1,3% en comparación con el riesgo del 0,1-0,3% existente en la población general (un riesgo que no aumenta en el caso de la amniocentesis efectuada en el segundo trimestre). La mayor parte del incremento se observó en la amniocentesis realizada antes de las 13 semanas de gestación y pudo ser debido a la cantidad limitada de líquido amniótico existente en esta fase temprana del embarazo. Cualquiera que sea la razón de la realización de la amnio- centesis, se determinan la concentración de AFP en el líquido Sonda ecográfica Pubis Placenta Pared uterina Cavidad amniótica Vejiga Cánula Vagina Recto Cavidad uterina Cavidad coriónica Vellosidades coriónicas Cavidad amniótica Aguja de punción lumbar A B Sonda ecográfica Figura 15-1 ■ A: Amniocentesis. Se introduce una aguja por vía transabdominal en la cavidad amniótica y se obtiene una muestra del líquido amniótico (generalmente, alrededor de 20 ml) con una jeringa, para la realización de estudios diagnósticos (p. ej., estudios cromosómicos, determinaciones enzimáticas o análisis del DNA). La ecografía se lleva a cabo de manera sistemática antes del procedimiento o durante el mismo. B: Biopsia de vellosidades coriónicas. Se muestran dos estrategias alternativas: la transcervical (con una cánula fl exible) y la transabdominal (con una aguja de punción lumbar). En ambos casos, los niveles de buenos resultados y de seguridad dependen del uso de la ecografía. (Tomada de Moore KL, Persaud TVN: The Developing Human: Clinically Oriented Embryology, 6ª ed. Filadelfi a, WB Saunders, 1998.) Tabla 15-3 Causas de la elevación de la concentración de alfa-fetoproteína en el líquido amniótico distintas a los defectos del tubo neural Contaminación con sangre materna Muerte fetal Embarazo gemelar Alteraciones fetales, incluyendo el onfalocele y al menos una forma de nefrosis congénita, así como otros problemas infrecuentes Alguna otra variación no explicada en las concentraciones normales de AFP en el líquido amniótico Elevación falsamente positiva debido a una estimación excesiva de la edad gestacional. Dado que normalmente la concentración de AFP es mayor alrededor de la semana 14 de ges tación, y que disminuye en aproximadamente un 10-15% semanal a partir de ese momento, en una gestación de 12-14 semanas que se considera erróneamente con una edad de 16 semanas es posible diagnosticar también erróneamente una elevación de la AFP si se aplica el rango normal de valores correspondiente a la semana 16 de gestación. Nota: Algunas de estas causas de elevación de la AFP pueden ser confi rmadas o descartadas mediante ecografía. CAPÍTULO 15 ● Diagnóstico prenatal 443 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . amniótico y el cariotipo de las células del líquido amniótico, con objeto de descartar la existencia de DTN abierto y de alteraciones cromosómicas, respectivamente. Hay otras prue- bas que sólo se llevan a cabo por indicaciones específi cas. Biopsia de las vellosidades coriónicas La BVC consiste en la obtención de una muestra de tejido de la zona de vellosidades del corion por vía transcervical o trans- abdominal, generalmente entre las semanas 10 y 12 del em- barazo (fi g. 15-1B). La revisión breve del desarrollo temprano de las vellosidades coriónicas puede ser útil para exponer los fundamentos de la técnica de BVC (fi g. 15-2). Las vellosidades proceden del trofoblasto, la parte extraembrionaria del blas- tocisto. Durante la implantación, el trofoblasto muestra dife- renciación hacia citotrofoblasto y sincitiotrofoblasto. El sin- citiotrofoblasto infi ltra la pared uterina y da lugar fi nalmente a la formación de estructuras lagunares en las que se acumula sangre materna. Al fi nal de la segunda semana se forman las vellosidades coriónicas primarias a partir de proliferaciones del citotrofoblasto que protruyen en el sincitiotrofoblasto. Al poco tiempo, las vellosidades comienzan a ramifi carse y en su interior crece mesénquima que constituye un eje central; la formación de este eje central caracteriza a las vellosidades secundarias. En los ejes mesenquimales se desarrollan redes de capilares y se establece la circulación, lo que da origen a las vellosidades terciarias. Las vellosidades terciarias se ra- mifi can profusamente y al fi nal de la octava semana cubren toda la superfi cie del corion formando lo que se denomina el corion frondoso (chorion frondosum). Posteriormente, parte del corion se convierte en el corion liso (chorion laeve), a me- dida que degeneran las vellosidades existentes en esta zona. Las vellosidades que se obtienen para el diagnóstico prenatal son vellosidades terciarias procedentes del corion frondoso y están constituidas por un eje mesenquimal, citotrofoblasto y una capa externa de sincitiotrofoblasto. La ventaja principal de la BVC en comparación con la amniocentesis realizada durante el segundo trimestre es el hecho de que la primera ofrece sus resultados en una etapa temprana del embarazo, lo que reduce el periodo de incer- tidumbre y facilita la interrupción voluntaria del embarazo durante el primer trimestre, si así lo deciden los padres. Sin embargo, la AFP no se puede determinar a esta edad gestacio- nal (por el contrario, sí se puede realizar las 15-16 semanas, cuando se efectúa la amniocentesis), y la evaluación de los cuadros de DTN abierto se debe llevar a cabo mediante el estudio del suero materno aproximadamente a las 16 sema- nas de gestación. De la misma manera que la amniocentesis, la ecografía se utiliza antes que la BVC para determinar la mejor estrategia para la obtención de la biopsia de las vello- sidades. El incremento en la incidencia de aborto debido a la BVC es de aproximadamente el 1%, en relación con el riesgo basal del 2-5% de aborto existente en cualquier embarazo de 7-12 semanas. A pesar de que inicialmente se consideró que la BVC incrementaba la frecuencia de malformaciones congéni- tas, especialmente las correspondientesa la reducción de los miembros, este problema no ha sido confi rmado en estudios de gran envergadura sobre procedimientos de BVC realizados después de la semana 10 de gestación por parte de clínicos experimentados. El buen resultado del análisis cromosómico es el mismo que con la amniocentesis (es decir, superior al 99%). No obstante, aproximadamente el 2% de las muestras obtenidas mediante BVC ofrece resultados ambiguos debido a mosaicismo cromosómico (incluyendo cuadros de mosai- cismo verdadero y de seudomosaicismo; v. más adelante); en estas situaciones, se recomienda el seguimiento mediante am- niocentesis para determinar si el feto sufre alguna alteración cromosómica. Con objeto de evitar la inmunización Rh de la madre (v. cap. 9) en las mujeres Rh negativas se administra inmunoglo- bulina Rh de manera sistemática tras la realización de cualquier procedimiento invasivo (incluyendo la amniocentesis y la BVC). Sinusoide materno Sangre materna Espacio intervellositario Vellosidades terciarias Cubierta citotrofoblástica Tejido conjuntivo CapilaresB A Figura 15-2 ■ Desarrollo de las vellosidades coriónicas terciarias y de la placenta. A: Sección transversal de un embrión implantado y de la placenta, aproximadamente a los 21 días. B: Sección transversal de una vellosidad terciaria en la que se observan el establecimiento de la circulación en el eje mesenquimal, el citotrofoblasto y el sincitiotrofoblasto. (Tomada de Moore KL: The Developing Human: Clinically Oriented Embryology, 4ª ed. Filadelfi a, WB Saunders, 1988.) Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA444 Pruebas no invasivas Detección de los defectos del tubo neural Dado que aproximadamente el 95% de los lactantes con DTN nace en el seno de familias que carecen de antecedentes de esta malformación, la realización de una prueba de detección relativamente sencilla (como la determinación no invasiva de la AFP-SM) es una herramienta importante para el diagnós- tico, la prevención y el tratamiento prenatales. En los casos en los que el feto muestra un DTN abierto, posiblemente la concentración de AFP va a ser superior a la normal en el suero materno y también en el líquido amniótico. Esta observación es el fundamento para la determinación de las concentracio- nes de AFP-SM a las 16 semanas como prueba de detección de los DTN abiertos. Hay un solapamiento considerable entre el rango normal de la AFP-SM y el rango de concentraciones que se observa cuando el feto presenta un DTN abierto (fi gu- ra 15-3). La elevación de la concentración de AFP-SM no es de ninguna manera específi ca de los embarazos en los que el feto sufre un DTN abierto, pero es posible excluir muchas de las demás causas de este problema distintas del DTN median- te la ecografía fetal (tabla 15-4). De todas maneras, la AFP- SM no tiene una sensibilidad perfecta. Si la concentración elevada se defi ne como dos múltiplos de la mediana, podemos estimar que el 20% de los fetos con un DTN abierto queda sin detección. La disminución del umbral para incrementar la sensibilidad conlleva una reducción de la especifi cidad. El uso combinado de la determinación de la AFP-SM y de la ecografía diagnóstica (v. más adelante) incrementa la precisión de la determinación de la AFP-LA y de la ecografía para la detección de los DTN abiertos. Dado que la determi- nación de la AFP-SM es una prueba no invasiva, su medición –junto con la ecografía (otra prueba no invasiva)– constitu- ye el método más aceptado para el diagnóstico del los DTN abiertos en muchos centros. Así, los familiares de primer y segundo grado, así como los de grados más remotos, de los pacientes con DTN pueden ser evaluados mediante la deter- minación de la AFP-SM (a las 16 semanas) seguida de una ecografía detallada (a las 18 semanas), sin necesidad de que se realice una amniocentesis. Prevención de los defectos del tubo neural Se ha demostrado que la suplementación con ácido fólico desde la fase periconcepcional (es decir, desde al menos 1 mes antes de la fecundación hasta el fi nal del primer trimestre del emba- razo) reduce la incidencia de DTN en casi un 75% (v. cap. 8). La suplementación periconcepcional de ácido fólico también ha dado lugar a una reducción del 40% en la incidencia de hen- didura orofacial. La dosis recomendada de ácido fólico aumen- ta en función del riesgo estimado de DTN (es decir, se deben administrar dosis mayores a las mujeres con mayor riesgo en función de sus antecedentes familiares positivos). Detección del síndrome de Down y de otras formas de aneuploidía mediante determinación de la AFP en suero materno y mediante ecografía La indicación principal para la evaluación fetal invasiva me- diante amniocentesis o BVC es el incremento en el riesgo de cuadros de aneuploidías cromosómicas a consecuencia de una edad materna avanzada. Lamentablemente, más del 70% 0,2 0,5 0,8 1 2 3 4 5 10 20 Síndrome de Down No afectados Espina bífida Concentración de AFP en el suero materno (múltiplos del valor mediano normal) P ro po rc ió n de in di vi du os Figura 15-3 ■ Concentración de alfa-fetoproteína (AFP) en el suero materno, expresada en forma de múltiplos de la mediana, en fetos normales, fetos con de fecto del tubo neural abierto y fetos con sín- drome de Down. (Modifi cada de Wald NJ, Cuckle HS: Recent advances in screening for neural tube defects and Down syndrome. En Rodeck C [ed.]: Prenatal Diag- nosis. Londres, Bailliére Tindall, 1987, pp 649-676.) Tabla 15-4 Causas de elevación de la concentración de alfa- fetoproteína en el suero materno Edad gestacional real superior Teratoma sacrococcígeo a la calculada Malformaciones renales Espina bífi da Obstrucción urinaria Anencefalia Riñón poliquístico Malformaciones congénitas Agenesia renal cutáneas Nefrosis congénita Quistes pilonidales Osteogénesis imperfecta Defectos de la pared abdominal Peso bajo en el momento Defectos gastrointestinales del nacimiento Obstrucción Oligohidramnios Necrosis hepática Gestación múltiple Extrofi a de la cloaca Disminución del peso Higroma quístico corporal materno Cunningham FG, MacDonald PC, Gant NF et al.: Williams Obstetrics, 20ª ed. Stamford, Connecticut, Appleton & Lange, 1997, pág. 972. CAPÍTULO 15 ● Diagnóstico prenatal 445 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . de los niños con trisomías autosómicas importantes (tal como la trisomía 21 [síndrome de Down]) nace de mujeres meno- res de 35 años de edad, en las que no se suelen recomendar ni ofrecer las pruebas de detección invasiva. Una solución a este problema surgió del hallazgo inesperado de que la AFP en suero materno, determinada durante el segundo trimestre como prueba de detección de los DTN, presenta una con- centración disminuida en muchos embarazos en los que pos- teriormente se demuestra que el feto mostraba una trisomía autosómica, especialmente la trisomía 21. La concentración de la AFP en suero materno muestra un solapamiento muy importante entre los embarazos normales y los embarazos con síndrome de Down, de manera que por sí sóla no es una herramienta de cribado útil (v. fi g. 15-3). Sin embargo, en la actualidad se ha desarrollado una batería de marcadores pro- teicos séricos maternos que, en combinación con mediciones ecográfi cas específi cas, posee los niveles adecuados de sensi- bilidad y especifi cidad, para que tenga utilidad en el cribado. Actualmente se recomienda la aplicación de estas baterías de pruebas para la detección no invasiva (aunque no para el esta- blecimiento del diagnóstico defi nitivo) durante los trimestres primero y segundo de cualquier embarazo, con independen- cia de la edad materna. La detección durante el primer trimestre se debe llevar a cabo idealmente entre las semanas 11 y 13 de gestación. Se efectúa a través de a) la cuantifi cación de las concentraciones de ciertas sustancias en el sueromaterno, y b) la cuantifi - cación del edema subcutáneo en el cuello fetal mediante un estudio ecográfi co dirigido. Las sustancias evaluadas en el suero materno son la proteína plasmática A asociada al em- barazo (PAPP-A, pregnancy-associated plasma protein A) y la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG, human chorionic gonadotropin), en forma de hCG total o en forma de su subunidad � libre. La PAPP-A muestra una disminución por debajo de su rango normal en todas las trisomías; la hCG (o la subunidad �-hCG libre) está elevada en la trisomía 21, pero disminuida en las otras trisomías (tabla 15-5). El estudio ecográfi co primario que se lleva a cabo para la evaluación de las trisomías durante el primer trimestre está fundamentado en la detección de una cantidad excesiva de líquido en los tejidos blandos del cuello. El grosor del espacio sin señal ecográfi ca entre la piel y los tejidos blan- dos subyacentes en la parte dorsal de la columna cervical, en lo que se denomina translucencia nucal, está aumentado por el edema en el primer trimestre (10 a 14 semanas), lo que es frecuente en las trisomías 21, 13 y 18, y en los fetos 45,X (fi g. 15-4). La translucencia nucal se debe determinar Tabla 15-5 Elevación y disminución de los parámetros evaluados en las pruebas de detección durante los trimestres primero y segundo DETECCIÓN EN EL PRIMER TRIMESTRE DETECCIÓN EN EL SEGUNDO TRIMESTRE Translucencia nucal PAPP-A �-hCG libre uE3 AFP �-hCG libre Inhibina A Trisomía 21 � � � � � � � Trisomía 18 � � � � � � — Trisomía 13 � � � � � � — Defecto del tubo neural — — — — � — — AFP, alfa-fetoproteína; �-hCG libre, subunidad � de la gonadotropina coriónica humana; PAPP-A, proteína plasmática A asociada al embarazo; uE3, estriol no conjugado. A B Figura 15-4 ■ Mediciones de la translucencia nucal a las 11 semanas de gestación. La translucencia nucal es una zona oscura y carente de señal eco que se observa bajo la piel en un «corte sagital » ecográfi co realizado a través del feto, y que en la imagen exterior viene marcada por dos signos + unidos por una línea de puntos. A: Translucencia nucal de 0,12 cm en un feto normal de 11 semanas; esta cifra es el valor medio correspondiente a un feto normal de esta edad gestacional. B: Incremento de la translucencia nucal hasta 0,59 cm, que representa casi 20 desviaciones estándar por encima de la media y que es congruente con el diagnóstico de síndrome de Down. (Cortesía de Evelyn M. Karson, Bethesda, Maryland.) Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA446 con referencia a la edad gestacional, debido a que muestra variaciones con la edad del feto. La translucencia nucal pro- medio es de 0,12 cm a las 11 semanas de gestación (percentil 95 hasta 2 mm) y de 0,5 cm a las 14 semanas (percentil 95 hasta 2,6 mm). La medición de la translucencia nucal exige que el radiólogo tenga una gran experiencia y que esté es- pecializado en ecografía, además de que es importante que se someta a un programa continuado de evaluación de su competencia. La desviación de estos parámetros más allá de un umbral seleccionado para mantener el porcentaje de resultados falsos positivos en aproximadamente el 5% hace que la sensibilidad de la detección durante el primer trimes- tre sea de alrededor del 84% (tabla 15-6). La detección durante el segundo trimestre se suele llevar a cabo mediante la cuantifi cación de tres sustancias en el suero materno: la AFP en suero materno, la �-hCG libre y el estriol no conjugado. Esta batería de determinaciones se denomina prueba triple. Algunos laboratorios ofrecen una prueba cuá- druple en la que se añade una cuarta sustancia (la inhibina A) a las ya mencionadas en la prueba triple. Todas estas sus- tancias están disminuidas por debajo de su rango normal en todas las trisomías, con excepción de la �-hCG libre, que está elevada en la trisomía 21 pero reducida en las demás triso- mías, así como la inhibina A, que está elevada en la trisomía 21 pero que no muestra modifi caciones signifi cativas en las otras trisomías (v. tabla 15-5). Las pruebas triple y cuádruple efectuadas durante el segundo trimestre ofrecen unas tasas de detección de las trisomías autosómicas de aproximadamente el 72 y el 81%, respectivamente (v. tabla 15-6). La concentra- ción de estriol no conjugado también está disminuida en las mujeres que fuman y, en general, en los casos de inmadurez fetal; los valores extremadamente bajos pueden ser indicati- vos de una defi ciencia de esteroide sulfatasa o de la presencia del síndrome de Smith-Lemli-Opitz. Dadas la sensibilidad y la especifi cidad de las pruebas de detección durante el primer y segundo trimestres, los gi- necólogos han desarrollado estrategias para la combinación de los resultados de las pruebas correspondientes a ambos trimestres, con objeto de incrementar sus posibilidades de detectar los embarazos con trisomías autosómicas, especial- mente con trisomía 21. Estas estrategias tienen la ventaja de ofrecer la posibilidad de una estrategia diagnóstica invasiva en fase temprana a las parejas en las que las pruebas rea- lizadas durante el primer trimestre demuestran un aumento signifi cativo del riesgo. La estrategia más habitual es la de la combinación del riesgo determinado mediante las pruebas de detección durante el primer y el segundo trimestres de ma- nera secuencial. En la estrategia secuencial escalonada, las parejas son consideradas como «con detección positiva» para el síndrome de Down una vez que la ecografía confi rma la edad fetal y demuestra que el riesgo estimado es equivalente o superior al riesgo correspondiente a una mujer de 35 años de edad. En este momento, a la pareja se le puede ofrecer la eva- luación prenatal invasiva debido a que su riesgo de trisomía autosómica ha alcanzado el nivel correspondiente al de una mujer con edad materna avanzada, en la que se ofrecería de manera sistemática una evaluación de carácter invasivo. A las parejas restantes con grados menores de incremen- to del riesgo se les puede ofrecer la evaluación durante el se- gundo trimestre, y los resultados combinados de las pruebas realizadas en los trimestres primero y segundo se utilizan para determinar la posible indicación de las pruebas invasi- vas. Esta estrategia permite detectar hasta el 95% de todos los casos de síndrome de Down, con una tasa de resultados falsos positivos de aproximadamente el 5%. Se están desarro- llando estrategias alternativas para refi nar el enfoque secuen- cial, con objeto de reducir el número y el coste de las pruebas de detección manteniendo al mismo tiempo (o incluso mejo- rando) los niveles de sensibilidad y de resultados falsos positi- vos del 95 y el 5%, respectivamente. Por ejemplo, un método ecográfi co adicional que está siendo investigado de manera activa como herramienta de detección de la trisomía 21 es la demostración de la ausencia del hueso nasal. Las tres cuartas partes de los fetos con trisomía 21 presentan un hueso nasal que es indetectable mediante ecografía entre las semanas 11 y 14 de edad gestacional, en comparación con menos del 1% en los fetos normales. La demostración de la ausencia del hueso nasal, junto con el incremento de la translucencia nucal, pue- de ofrecer unos niveles de sensibilidad y especifi cidad para la detección prenatal del síndrome de Down equivalentes a los conseguidos con la combinación de la translucencia nucal más la determinación de los marcadores bioquímicos durante el primer trimestre. Al igual que ocurre con cualquier prueba de detección en medicina, es imprescindible informar a las parejas de que las pruebas que se aplican para la detección de las trisomías me- diante marcadores séricos maternos y mediante ecografía no representan herramientas diagnósticas defi nitivas. También es muy importante el consejo genético en las mujeres cuyas pruebas de detección se consideran «negativas», en el sentido de que su riesgo de tener un hijo con el síndrome de Down,con alguna otra trisomía autosómica o con un DTN, no es nulo (a pesar de que puede ser muy pequeño). Diagnóstico prenatal mediante ecografía La ecografía de alta resolución y en tiempo real está adqui- riendo una importancia cada vez mayor para la evaluación general de la edad fetal, los embarazos múltiples y la viabi- Tabla 15-6 Sensibilidad y falsos positivos en las pruebas de detección de las trisomías autosómicas Sensibilidad para la detección de Falsos Prueba de detección trisomía 21 (%) positivos (%) PRIMER TRIMESTRE PAPP-A, hCG y TN 84 5 SEGUNDO TRIMESTRE Prueba triple 72 5 Prueba cuádruple 81 5 Evaluación secuencial escalonada 95 5 PAPP-A, proteína plasmática A asociada al embarazo; hCG, gonadotro- pina coriónica humana; TN, translucencia nucal. Datos tomados de Reddy UM, Mennuti MT: Incorporating fi rst trimester Down syndrome studies into prenatal screening: executive summary of the National Institute of Child Health and Human Develop- ment workshop. Obstet Gynecol 107:167-173, 2006. CAPÍTULO 15 ● Diagnóstico prenatal 447 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . lidad del feto, así como también para la detección de altera- ciones morfológicas específi cas (fi gs. 15-5 y 15-6). Incluso se puede utilizar en el segundo trimestre para la determinación del sexo fetal con un elevado grado de precisión. La ecografía transabdominal es el método tradicional, aunque en la ac- tualidad está siendo sustituida con una frecuencia progresiva por la ecografía transvaginal en la evaluación de la viabilidad fetal y de la edad gestacional, así como también –durante el primer trimestre– para la detección de varios tipos de malfor- maciones graves tal como la anencefalia, el meningomielocele (v. fi g. 15-5) y el higroma quístico (tabla 15-7). Por tanto, ac- tualmente es posible detectar muchas malformaciones en pri- mera instancia mediante la ecografía convencional, incluso en los casos en los que no existen antecedentes familiares que indiquen un aumento del riesgo. Las evaluaciones durante el seguimiento a largo plazo no han demostrado que la ecogra- fía sea peligrosa para el feto o para la madre. Hay varias alteraciones fetales que son detectables me- diante ecografía y que se asocian a aneuploidía cromosómica. Algunas alteraciones ecográfi cas habituales se asocian carac- terísticamente a las trisomías 21, 18 y 13, al cariotipo 45,X y a otras muchas formas de cariotipo anómalo (tabla 15-8). Estas alteraciones pueden aparecer como hallazgos aislados en un feto cromosómicamente normal. En la tabla 15-8 se compara la prevalencia de los defectos cromosómicos fetales en fetos en los que aparece una de estas alteraciones ecográ- fi cas frecuentes como un hallazgo aislado, en comparación con los fetos que presentan alteraciones múltiples. La proba- bilidad de un feto cromosómicamente anómalo aumenta de forma espectacular en los casos en los que la alteración fetal detectada mediante ecografía se acompaña de otras muchas alteraciones. Ecografía prenatal en los trastornos monogénicos La ecografía puede ser útil para el diagnóstico prenatal en algunos casos en los que es posible la evaluación del DNA pero no existen muestras de sangre o tisulares para el estu- dio del DNA o las proteínas. Por ejemplo, la fi gura 15-6B muestra una mano fetal anómala detectada mediante eco- grafía en un embarazo con riesgo del 50% de síndrome de Holt-Oram, un trastorno autosómico dominante caracteri- zado por cardiopatía congénita asociada a malformaciones de las manos. Sacro Piel normal Cuerpo vertebral Conducto raquídeo Arco neural A B Bolsa del meningomielocele Piel Cuerpos vertebralesArcos neurales Figura 15-5 ■ Ecografías del canal raquídeo y del tubo neural. A: Feto normal a las 24 semanas de gestación: proyección longitudinal en la línea media, con el sacro a la izquierda y la columna torácica a la derecha. Se pueden observar las dos fi las paralelas de señales eco blanquecinas que corresponden a los arcos neurales. También se observan las señales eco de los cuerpos vertebrales y de la piel suprayacente intacta. B: Feto con un defecto del tubo neural, en el que se observa clara- mente la bolsa del meningomielocele protruyendo a través de la piel. Se puede comparar con la fi gura 8-8. (Cortesía de A. Toi, Toronto General Hospi- tal, Toronto, Canadá.) Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA448 Figura 15-6 ■ Ecografía de las manos (fl echas). A: Feto normal. B: Feto con síndrome de Holt-Oram, un trastorno autosómico domi- nante que cursa con cardiopatías congénitas (a menudo una comunicación interauricular) y con alteraciones variables en los miembros, debido a mutaciones en el gen del factor tran- scripción TBX5. Es destacable el hecho de que sólo se observan tres dedos y un pulgar. El pulgar tiene una forma alterada (es grande y grueso) y una posición anómala. (Cortesía de A. Toi, Toronto General Hospital, Toronto, Canadá.) Tabla 15-7 Ejemplos de defectos que se pueden diagnosticar o descartar mediante ecografía diagnóstica prenatal TRASTORNOS MONOGÉNICOS Holoprosencefalia Enfermedad renal poliquística infantil Síndrome de Meckel-Gruber (un trastorno autosómico recesivo que cursa con encefalocele, polidactilia y riñones poliquísticos) Síndrome de Fryns (un trastorno autosómico recesivo que generalmente es letal en la fase perinatal y que cursa con malformaciones de la cara, el diafragma, los miembros, el tracto urinario y el sistema nervioso central) TRASTORNOS CONSIDERADOS GENERALMENTE COMO MULTIFACTORIALES Labio hendido y otras malformaciones faciales Pie zambo Cardiopatías congénitas Defectos del tubo neural MALFORMACIONES QUE PUEDEN INDICAR UN SÍNDROME Genitales anómalos Higroma quístico Polidactilia Onfalocele Defectos de metacarpianos laterales (corresponden al radio) Tabla 15-8 Prevalencia de los defectos cromosómico en fetos con alteraciones únicas y múltiples específi cas detectadas mediante ecografía Cariotipo anómalo (%) Hallazgo Hallazgos Alteración aislado múltiples Ventriculomegalia 2 17 Quistes en el plexo coroideo 1 48 Higroma quístico 52 71 Edema en la nuca 19 45 Hernia diafragmática 2 49 Malformaciones cardiacas 16 66 Atresia duodenal 38 64 Exonfalos 8 46 Alteraciones renales 3 24 Modifi cada de Snijders RJM, Nicolaides KH: Ultrasound Markers for Fetal Chromosomal Defects. Nueva York, Parthenon, 1996 CAPÍTULO 15 ● Diagnóstico prenatal 449 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . La ecografía también puede tener utilidad en los casos en los que el riesgo de un trastorno genético es incierto debido a la insufi ciencia de los datos de la historia clínica y de las pruebas analíticas que puedan indicar que un feto muestra claramente riesgo de un trastorno concreto, a pesar de que pueda haber alguna causa válida para la preocupación. Por ejemplo, una mujer puede acudir a las 16 semanas de gesta- ción señalando que tuvo un aborto en su embarazo previo y que en el feto se observaron características muy sugestivas del grave trastorno óseo denominado osteogénesis imperfecta tipo II (v. cap. 12); sin embargo, no existen muestras tisulares de dicho aborto. La osteogénesis imperfecta tipo II suele ser secundaria a una mutación dominante nueva, con un riesgo empírico de recidiva del 6% debido a mosaicismo en las célu- las germinales. No obstante, en aproximadamente el 5% de las familias este trastorno puede ser hereditario de manera autosómica recesiva, con un riesgo de recurrencia del 25%. Dado que en el embarazo actual de la paciente presentada hay un aumento en el riesgo de recurrencia de la enfermedad, está indicada la ecografía diagnóstica. La observación de un feto normal puede ser un dato tranquilizador, mientras que la identifi cación de un fetocon fracturas múltiples puede deter- minar la actitud a adoptar ante el resto del embarazo. Algu- nos laboratorios pueden estar preparados para la realización de pruebas de análisis del colágeno en estas situaciones, en los casos en los que la pareja decide la realización de pruebas invasivas en una fase temprana. Ecografía prenatal en los trastornos multifactoriales Hay varios trastornos aislados que pueden ser recurrentes en las familias y se considera que la ecografía también es útil para identifi car estos problemas de herencia multifactorial (v. tabla 15-7), incluyendo los malformaciones del tubo neural (v. fi g. 15-5). La ecocardiografía fetal se ofrece en un número cada vez mayor de centros hospitalarios para la evaluación detallada de los embarazos con riesgo de cardiopatía congé- nita (tabla 15-9). Determinación del sexo fetal. La ecografía se puede realizar a partir de las 15 semanas de gestación para determinar el sexo del feto. Esta determinación puede ser una prueba preliminar o complementaria importante en el diagnóstico prenatal de ciertos trastornos recesivos ligados al cromosoma X (p. ej., la hemofi lia) en el caso de las mujeres en las que se demuestra un aumento del riesgo. Una pareja puede decidir no llevar a cabo pruebas invasivas si en la ecografía se identifi ca un feto de sexo femenino (y, por tanto, posiblemente no afectado). El equipo y las técnicas utilizados por los especialistas en ecografía permiten en la actualidad la detección de nume- rosas malformaciones mediante ecografía convencional. Una vez que en la ecografía convencional se detecta una malfor- mación o se sospecha su presencia, puede estar indicado un estudio ecográfi co detallado en tres o cuatro dimensiones (la cuarta dimensión es el tiempo). Por otra parte, también se puede iniciar la consulta con la unidad de genética clínica o con la unidad perinatal para el consejo genético y para una evaluación más detallada. La observación de un feto normal puede ser un dato tranquilizador, mientras que la identifi ca- ción de un feto con una alteración permite a la pareja las opciones de seguir adelante con el embarazo y el parto en las condiciones adecuadas, o bien interrumpir el embarazo. PRUEBAS DE LABORATORIO La citogenética en el diagnóstico prenatal La amniocentesis y la BVC pueden aportar células fetales para la determinación del cariotipo y para los análisis bioquímicos o del DNA. La preparación y el análisis de los cromosomas a partir de células del líquido amniótico o de vellosidades corió- nicas en cultivo requieren 7-10 días, aunque las vellosidades coriónicas también se pueden utilizar para la determinación del cariotipo tras un periodo corto de incubación. A pesar de que la incubación a corto plazo ofrece un resultado más rá- pido, da lugar a preparaciones de calidad relativamente baja en las que la resolución de las bandas es insufi ciente para un análisis detallado. En la mayor parte de los laboratorios se realizan ambas técnicas; sin embargo, cuando sólo se efectúa una de ellas, la técnica de elección en el momento presente es el cultivo a largo plazo de las células del eje mesenquimal de las vellosidades coriónicas. La hibridación fl uorescente in situ (v. caps. 4 y 5) hace posible el estudio de los núcleos en interfase de las células fetales para la detección de los cuadros frecuentes de aneu- ploidías de los cromosomas 13, 18, 21, X e inmediatamente después de la amniocentesis o de la BVC. Esta estrategia para la evaluación citogenética prenatal requiere 1-2 días y se pue- de aplicar en los casos en los que está indicada una evaluación rápida de la aneuploidía. Tabla 15-9 Algunos ejemplos de indicaciones para la ecocar- diografía fetal* INDICACIONES MATERNAS (PORCENTAJE DE RIESGO DE CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS) Enfermedad materna Diabetes mellitus dependiente de la insulina (3-5%) Fenilcetonuria (15%) Exposición a teratógenos Talidomida (10% si la exposición tiene lugar entre los 20 y los 36 días después de la fecundación) Fenitoína (2-3%) Alcohol (el 25% con síndrome alcóholico fetal) Cardiopatía congénita materna (el 5-10% en la mayor parte de las lesiones) Prueba triple materna con alteraciones INDICACIONES FETALES Alteración en la ecografía fetal convencional Arritmias Alteraciones cromosómicas Engrosamiento nucal Hidropesía fetal no inmunitaria INDICACIONES FAMILIARES Síndromes mendelianos (p. ej., esclerosis tuberosa, síndrome de Noonan, síndrome velocardiofacial, síndrome de Holt-Oram, síndrome de Williams) Cardiopatía congénita en los progenitores (2-5%) Antecedentes de un hijo afectado (2-4%, un porcentaje mayor en ciertas lesiones) *La lista más completa y las indicaciones varían en los distintos centros. Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA450 Análisis cromosómico tras la ecografía Dado que algunas malformaciones congénitas detectables mediante ecografía se asocian a alteraciones cromosómicas, puede estar indicada la el cariotipado de las células del líquido amniótico, de las vellosidades coriónicas o de la sangre fetal –obtenidas en este último caso mediante la colocación de una aguja en un vaso umbilical (cordocentesis)– tras la detección ecográfi ca de este tipo de malformaciones. Las alteraciones cromosómicas se detectan con mayor frecuencia cuando son múltiples, en comparación con las malformaciones aisladas (v. tabla 15-8). Los cariotipos observados más a menudo en los fetos evaluados en función de la observación de altera- ciones ecográfi cas son las trisomías autosómicas comunes (21, 18 y 13), el cariotipo 45,X (síndrome de Turner) y las anomalías estructurales desequilibradas. La presencia de un higroma quístico puede indicar un cariotipo 45,X, pero este problema también se puede observar en el síndrome de Down y en la trisomía 18, así como en fetos con cariotipo normal. Por tanto, está indicado un análisis cromosómico completo. Problemas en el análisis cromosómico prenatal Mosaicismo. El término de mosaicismo se refi ere a la presen- cia de dos o más líneas celulares en una muestra procedente de un individuo o de un tejido. Cuando se observa mosaicis- mo en células fetales en cultivo, puede haber problemas para determinar si el feto es realmente un mosaico y para estable- cer el signifi cado clínico de este aparente mosaicismo. Los especialistas en citogenética diferencian tres niveles de mosaicismo en los cultivos de células del líquido amniótico obtenidas mediante BVC: 1. El mosaicismo verdadero se detecta en colonias múltiples procedentes de varios cultivos primarios distintos. Los estudios posnatales han confi rmado que el mosaicismo verdadero en el cultivo se asocia a un riesgo elevado de que el feto presente realmente un mosaicismo. No obstante, la probabilidad varía en función de las diferentes situaciones; por ejemplo, el mosaicismo relativo a las alteraciones cro- mosómicas estructurales no se suele confi rmar. 2. El pseudomosaicismo es un cariotipo anómalo que se observa en una sola célula; generalmente puede ser descartado. 3. El mosaicismo que afecta a varias células o colonias de células en un único cultivo primario tiene una interpreta- ción difícil, pero generalmente se considera que refl eja un mosaicismo que se ha originado en el propio cultivo. La contaminación por células maternas es una posible explicación de algunos casos de mosaicismo aparente en el que están presentes líneas celulares XX y XY. Es más habitual en los cultivos a largo plazo de BVC que en los cultivos de células del líquido amniótico, dada la estre- cha asociación entre las vellosidades coriónicas y el tejido materno (v. fi g. 15-2). Con objeto de minimizar el riesgo de contaminación por células maternas, se debe eliminar cuidadosamente toda la decidua materna presente en la muestra de vellosidades coriónicas; no obstante, ni siquie- ra la disección más detallada de las vellosidades coriónicas va a permitir eliminar todas las células de origen mater- no. Cuando sesospecha una situación de contaminación por células maternas y no se puede demostrar lo contrario (p. ej., mediante el genotipado del DNA con uso de poli- morfi smos), se recomienda la amniocentesis para realizar un segundo análisis cromosómico. En los estudios realizados sobre BVC se han observado discrepancias entre los cariotipos detectados en el citotrofo- blasto, el estroma vellositario y el feto en aproximadamente el 2% de los embarazos estudiados entre las semanas 10 y 11 de gestación. En ocasiones se observa un mosaicismo en la placenta y no en el feto, una situación que se ha denominado mosaicismo confi nado a la placenta (fi g. 15-7). En otras oca- siones, se ha observado un mosaicismo placentario con una línea celular normal y una línea celular trisómica en recién nacidos vivos o en fetos con trisomía 13 o trisomía 18 sin mo- saico, con un porcentaje de células placentarias con cariotipo normal del 12 al 100%. Este hallazgo sugiere que cuando el Diploide Aneuploide A B C D Figura 15-7 ■ Tipos dife- rentes de mosaicismo que se pueden detectar mediante diag- nóstico prenatal. A: Mosaicismo generalizado con afectación tanto del feto como de la pla- centa. B: Mosaicismo confi nado en la placenta con linajes celula- res normal y patológico. C: Mosaicismo placentario confi - nado a la placenta en el que sólo existe un linaje celular que es patológico. D: Mo saicismo con- fi nado en el embrión. (Modifi - cada de Kalousek DK: Current topic: confi ned placental mosa- icism and intrauterine fetal development. Placenta 15: 219- 230, 1994.) CAPÍTULO 15 ● Diagnóstico prenatal 451 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . cigoto es trisómico, el linaje celular placentario normal esta- blecido por la pérdida poscigótica del cromosoma adicional en una célula progenitora del citotrofoblasto puede incremen- tar la probabilidad de supervivencia intrauterina en un feto trisómico. El mosaicismo confi nado a la placenta respecto a cual- quier cromosoma (aunque especialmente respecto a la triso- mía 15) plantea la probabilidad adicional de que la diploi- día fetal se pueda haber originado realmente a través de un mecanismo de rescate trisómico. Este término se refi ere a la pérdida de un cromosoma extra en la fase poscigótica, un evento que presumiblemente facilita la viabilidad fetal. Sin embargo, si el feto ha retenido dos copias del cromosoma 15 de uno de sus progenitores, el resultado es una disomía uni- parental (v. cap. 5). Dado que algunos genes del cromosoma 15 presentan el fenómeno de imprinting, es necesaria la ex- clusión de la disomía uniparental en este cromosoma debido a que la presencia de dos copias maternas del cromosoma 15 causa el síndrome de Prader-Willi, mientras que la presencia de dos copias paternas se asocia al síndrome de Angelman (v. cap. 5). La confi rmación y la interpretación del mosaicismo son dos de las tareas de mayor difi cultad en el consejo genético re- lativo al diagnóstico prenatal debido a que, en el momento pre- sente, la información existente acerca de la evolución clínica de los numerosos tipos posibles de mosaicismo es insufi ciente. Los estudios adicionales (amniocentesis a continuación de la BVC, o cordocentesis a continuación de la amniocentesis), así como la bibliografía médica, pueden ofrecer alguna guía, pero la interpretación sigue siendo incierta en algunas ocasiones. El estudio ecográfi co puede ofrecer una cierta tranquilidad si se observa un crecimiento normal y no se puede demostrar la presencia de malformaciones congénitas. Los padres deben recibir el consejo genético con ante- lación a la posibilidad de que se demuestre fehacientemente el mosaicismo y de que la interpretación del mismo pueda ser incierta. Tras el parto, es importante aplicar todos los medios para verifi car cualquier hallazgo cromosómico anó- malo sospechado en función del diagnóstico prenatal. En el caso de que los padres decidan interrumpir el embarazo, la verifi cación se debe llevar a cabo mediante el análisis de los tejidos fetales. La confi rmación o la falta de confi rmación del mosaicismo puede ser útil en lo que se refi ere a las cuestiones de tratamiento médico y también para el consejo genético de la pareja concreta y de sus familiares. Fracaso del cultivo. Para que las parejas puedan tener la oportunidad de considerar la interrupción voluntaria del em- barazo cuando se detecta una alteración en el feto, es nece- sario que reciban la información lo antes posible. Dado que el diagnóstico prenatal es siempre una carrera contra reloj, la posibilidad de fracaso del cultivo puede ser un problema importante; afortunadamente, la incidencia de esta eventua- lidad es baja. Cuando un cultivo de BVC no muestra creci- miento, hay tiempo para repetir el estudio cromosómico me- diante la amniocentesis. Si fracasa el cultivo de las células del líquido amniótico, se puede repetir la amniocentesis o se puede considerar la posibilidad de la cordocentesis, según la edad del feto. Hallazgos de alteraciones inesperadas. En ocasiones, el análisis prenatal de los cromosomas realizado principal- mente para descartar aneuploidía revela otros hallazgos cromosómicos infrecuentes, por ejemplo, un número nor- mal de cromosomas junto a una variante común (como la in- versión pericéntrica del cromosoma 9), un reordenamiento infrecuente o un cromosoma marcador (v. cap. 5). En estos casos, dada la imposibilidad de evaluación del signifi cado del hallazgo en el feto hasta que no se conocen los cariotipos de los padres, es necesaria la determinación del cariotipo de los progenitores para determinar si en hallazgo realizado en el feto tiene un carácter de novo o es hereditario. Los re- ordenamientos estructurales desequilibrados que aparecen de novo pueden causar alteraciones fetales importantes. Si se observa que uno de los progenitores es portador de un reordenamiento estructural detectado en su forma desequi- librada en el feto, las consecuencias para éste pueden ser graves. Por otra parte, si este mismo hallazgo se observa en un progenitor normal, es probable que tenga un carácter be- nigno y que no cause consecuencias negativas importantes. Son posibles excepciones a esta regla general la posibilidad de una disomía uniparental en una región del genoma que contiene genes imprintados (v. fi g. 5-14). En esta situación, un reordenamiento equilibrado hereditario puede causar al- teraciones fetales graves. Esta posibilidad se puede excluir si ha existido previamente una transmisión del mismo reorde- namiento equilibrado desde un progenitor del mismo sexo que el del progenitor que transmite el reordenamiento en el embarazo actual. Pruebas bioquímicas para descartar enfermedades metabólicas Hay más de 100 trastornos metabólicos que se puede diag- nosticar en la fase prenatal mediante la biopsia de las ve- llosidades coriónicas o el cultivo de las células del líquido amniótico (tabla 15-10), e incluso es posible la identifi cación directa de algunos trastornos infrecuentes mediante el aná- lisis de una sustancia en el líquido amniótico. La mayoría de los trastornos metabólicos son infrecuentes en la población general, pero estos trastornos muestran un riesgo elevado de recurrencia (generalmente, del 25% en la descendencia debido a que la mayor parte de ellos se transmiten de ma- nera autosómica recesiva). Dado que todos estos problemas son infrecuentes, la experiencia del laboratorio que lleva a cabo las pruebas para el diagnóstico prenatal es importante; por ello, es preferible la remisión de las muestras a centros especializados. Siempre que sea posible, es mejor el estudio bioquímico directo de tejido vellositario coriónico (más que en cultivo) para evitar la interpretación errónea de los re- sultados a consecuencia de la expansión en el cultivo de las células maternas contaminantes. El accesoa una línea ce- lular en cultivo procedente de un probando de la familia es una medida muy aconsejable para que el laboratorio pueda confi rmar su capacidad de detección de la alteración bio- química en el probando, antes de intentar el estudio de las células de la BVC o del líquido amniótico correspondientes al embarazo en riesgo. Las pruebas bioquímicas tienen una ventaja signifi cativa sobre el análisis del DNA en algunos casos: mientras que el análisis del DNA mediante la detección directa de una mu- tación solamente tiene precisión para dicha mutación pero no para otros alelos en el locus, el estudio bioquímico puede Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA452 detectar alteraciones causadas por cualquier alelo mutante que induzca un efecto signifi cativo en la función de la pro- teína. Esta ventaja es especialmente signifi cativa en lo que se refi ere a los trastornos caracterizados por un grado elevado de heterogeneidad alélica o por una proporción elevada de mutaciones nuevas. Análisis del DNA Hay muchos trastornos que anteriormente no se podían de- tectar en la fase prenatal y que en el momento presente se pueden diagnosticar mediante análisis del DNA. El análisis del DNA se puede llevar a cabo mediante la detección directa de la mutación en cuestión o a través de la detección de mar- cadores estrechamente relacionados con la misma. Cualquier técnica utilizada para la evaluación directa de una mutación (v. cap. 4) también se puede usar para diagnóstico prenatal. El número de trastornos que se pueden diagnosticar, así como la precisión y la efi ciencia del análisis, están creciendo con gran rapidez a medida que se desarrollan nuevas técnicas, se defi nen nuevas mutaciones y se cartografían enfermedades genéticas adicionales. Siempre que sea posible, son preferibles los métodos directos de detección de una mutación concreta. Debido a que el espectro de mutaciones varía en cada enfermedad, y a menudo también en cada grupo racial y étnico en lo que se refi ere a una enfermedad específi ca, la aplicación del análisis del DNA al diagnóstico prenatal sigue siendo una tarea muy especializada, excepto en el contexto de las enfermedades que tienen una frecuencia relativamente mayor, tal como la fi bro- sis quística y el síndrome del cromosoma X frágil; los labo- ratorios de diagnóstico desarrollan una experiencia concreta en el subgrupo de enfermedades genéticas que atienden con mayor frecuencia en su práctica clínica o en su investigación. El grado de certeza del diagnóstico se aproxima al 100% en los casos en los que es posible la detección directa de una mutación. Sin embargo, tal como ya se ha señalado, si el tras- torno que sufre el paciente se debe a una mutación distinta de la que se pretende evaluar, el análisis del DNA no la detec- ta. Además, el diagnóstico prenatal mediante el análisis del DNA puede no ser predictivo del cuadro clínico preciso en el embarazo que está siendo estudiado; por ejemplo, en la neu- rofi bromatosis tipo 1 hay una mutación específi ca que puede dar lugar a manifestaciones clínicas graves en un miembro de la familia y a problemas leves en otro. En los casos en los que la aplicación de los métodos di- rectos del diagnóstico a través del DNA es imposible o carece de valor práctico, se puede aplicar la estrategia indirecta del análisis del ligamiento genético. Si se dispone de los marca- dores del DNA genéticamente relacionados, la precisión diag- nóstica depende del grado de vinculación entre dichos marca- dores y el gen de la enfermedad, y también de la posibilidad de realizar los estudios apropiados en la familia y de si estos estudios ofrecen la información necesaria (v. cap. 19). Hay numerosas enfermedades que todavía no se pue- den diagnosticar en la fase prenatal, pero prácticamen- te todos los meses se añaden enfermedades a la lista de procesos en los que es posible el diagnóstico prenatal me- diante la evaluación bioquímica o el análisis del DNA. En 2007 había un total de 735 enfermedades genéticas en la lista de cuadros susceptibles de diagnóstico prenatal reco- gida en la base de datos GeneTests correspondiente a los laboratorios que llevan a cabo estudios genéticos. Una de las contribuciones de la genética clínica a la práctica mé- dica general es la asunción de los rápidos cambios que se producen en esta área y su actuación como fuente básica de información respecto a la situación actual del diagnós- tico prenatal. Los trastornos mitocondriales (v. caps. 7 y 12) que se deben a mutaciones en el DNA mitocondrial ofrecen una difi cultad especial para el consejo prenatal debido a que las mutaciones son casi siempre heteroplásmicas y a que es difícil determinar la proporción del genoma mitocondrial alterado que puede heredar un feto concreto. A pesar de la incertidumbre respecto al grado de heteroplasmia que puede ser transmitido de la madre al feto, el análisis del DNA de muestras del feto obtenidas mediante BVC o amniocentesis posiblemente refl eje el grado global de heteroplasmia en el feto y, por tanto, podría ser un indicador fi able de la can- tidad de mutaciones mitocondriales patogénicas existentes en el feto. Tabla 15-10 Ejemplos de trastornos metabólicos diagnostica- dos mediante determinación enzimática o análisis del DNA en las células de las vellosidades corióni- cas o en el líquido amniótico en cultivo TRASTORNOS DE LOS AMINOÁCIDOS Y DE LOS ÁCIDOS ORGÁNICOS Fenilcetonuria Homocistinuria Enfermedad de la orina con olor a jarabe de arce (enferme- dad de Menkes) Acidemia metilmalónica Acidemia propiónica TRASTORNOS DE LOS CARBOHIDRATOS Galactosemia Enfermedades por acumulación lisosómica tipos II, III, IV TRASTORNOS DEL METABOLISMO DEL COLESTEROL Y DE LOS ESTEROIDES Síndrome de Smith-Lemli-Opitz Ictiosis ligada al cromosoma X TRASTORNOS LISOSÓMICOS Síndrome de Hurler Enfermedad de Krabbe Enfermedad de Niemann-Pick Enfermedad de Tay-Sachs TRASTORNOS DEL METABOLISMO DE LOS METALES Síndrome de Menkes TRASTORNOS DE LOS PEROXISOMAS Condrodisplasia puntiforme Síndrome de Zellweger Adrenoleucodistrofi a ligada al cromosoma X TRASTORNOS DE LAS PURINAS Y LAS PIRIMIDINAS Defi ciencia de adenosina desaminasa TRASTORNOS MISCELÁNEOS Síndrome oculocerebrorrenal de Lowe CAPÍTULO 15 ● Diagnóstico prenatal 453 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . NUEVAS TECNOLOGÍAS EN EL DIAGNÓSTICO PRENATAL Diagnóstico genético preimplantacional El diagnóstico genético preimplantacional consiste en el uso de técnicas de citogenética durante la fecundación in vitro para seleccionar embriones carentes de una alteración gené- tica específi ca, con el objetivo de su transferencia al útero. Esta tecnología fue desarrollada en el intento de ofrecer una opción alternativa a las parejas que se oponen a la interrup- ción del embarazo y cuya descendencia presenta un riesgo signifi cativo de sufrir una enfermedad genética específi ca o un problema de aneuploidía. El diagnóstico genético pre- implantacional se puede llevar a cabo mediante técnicas de micromanipulación para la eliminación de un cuerpo polar (v. cap. 2) o mediante la biopsia de una única célula en el embrión de seis a ocho células, tras la fecundación in vitro. Se ha realizado el análisis molecular mediante reacción en cadena de la polimerasa respecto a varios trastornos mono- génicos y, aparentemente, se han obtenido resultados preci- sos; las alteraciones cromosómicas también se han diagnos- ticado recientemente mediante hibridación fl uorescente in situ (v. caps. 4 y 5). Los embriones en los que se demuestra que no son portadores de la alteración genética en cuestión mediante los análisis moleculares o cromosómicos pueden ser transferidos para su implante, una práctica habitual tras la fecundación in vitro en el contexto de la reproducción asistida. En todo el mundo se han realizado más de7.000 diagnósticos genéticos preimplantación cuyo resultado ha sido el nacimiento de más de 1.000 niños sanos; los pocos datos existentes en la actualidad acerca de esta tecnología sugieren que los embriones en los que se realiza la biopsia no sufren efectos perjudiciales. Por otra parte, los embriones afectados son desechados. Esta práctica ha planteado pro- blemas éticos a las personas que consideran que es similar al aborto. Pruebas de detección de las duplicaciones o deleciones segmentarias La capacidad del análisis citogenético para detectar de- leciones o duplicaciones está limitada por el nivel de re- solución de la microscopia de los cromosomas en banda (v. cap. 5). Los cambios inferiores a aproximadamente 1- 2 Mb no suelen ser visibles con el microscopio. La técnica de hibridación genómica comparativa sobre micromatrices (microarrays). (v. cap. 4) está pasando del terreno de la investigación al de la práctica clínica, y se está aplicando en la evaluación de los pacientes, tanto de personas afec- tadas como para el diagnóstico prenatal. Todavía queda mucho por aprender respecto a las variaciones normales en el número de copias de los polimorfi smos (v. cap. 9) para poder decidir si las modifi caciones en el número de copias detectadas en las muestras de DNA procedentes de los fetos y obtenidas mediante BVC o amniocentesis son variaciones normales o alteraciones patológicas con signi- fi cación clínica. PREVENCIÓN PRENATAL Y TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD GENÉTICA Prevención de la enfermedad mediante la interrupción voluntaria del embarazo En la mayor parte de los casos, los hallazgos efectuados en el diagnóstico prenatal son normales y los padres son tranqui- lizados el sentido de que su hijo no va a estar afectado por la enfermedad en cuestión. Lamentablemente, en una pequeña proporción de casos se demuestra que el feto es portador de un defecto genético grave. Debido a que respecto a la mayor parte de las enfermedades no existe un tratamiento prenatal efectivo, los padres pueden decidir la interrupción volunta- ria del embarazo. Pocas cuestiones están rodeadas hoy día de un debate más acalorado que la interrupción voluntaria del embarazo; a pesar de las limitaciones legales existentes en algunos países, la interrupción voluntaria del embarazo se si- gue realizando con una gran frecuencia. En el conjunto de las interrupciones voluntarias del embarazo, los que se realizan como consecuencia del diagnóstico prenatal de una alteración fetal representan solamente una proporción muy pequeña. Si no existieran los medios legales necesarios para la interrup- ción voluntaria del embarazo, el diagnóstico prenatal no se habría convertido en el procedimiento médico bien aceptado que es en la actualidad. Algunas mujeres embarazadas contrarias a la interrup- ción voluntaria de embarazo solicitan el diagnóstico prenatal para reducir su ansiedad o para preparar el parto de un niño que sufre una enfermedad genética. En este caso, el problema es el de determinar si la solicitud está justifi cada, debido a que las técnicas invasivas conllevan un riesgo de aborto. En la práctica, el uso del diagnóstico prenatal mediante técnicas in- vasivas parece estar aumentando debido a que los riesgos son bajos en comparación con el riesgo a priori de una pareja y debido también a que muchos clínicos consideran que los pa- dres están plenamente autorizados para recibir esta informa- ción. La información conseguida con el diagnóstico prenatal se puede utilizar para la preparación psicológica de los padres y para el control del parto y del niño que va a nacer. A nivel de la población general, la combinación del diag- nóstico prenatal con la interrupción voluntaria del embarazo ha dado lugar a una disminución importante en la incidencia de unas pocas enfermedades graves, tal como la �-talasemia (v. cap. 11) y la enfermedad de Tay-Sachs (v. cap. 12) en ciertos grupos de población. También se ha observado una reducción de casi el 8% en el nacimiento de niños con síndrome de Down en Estados Unidos (principalmente hijos de mujeres menores de 35 años de edad) a través del estudio del suero materno y de la ecografía de detección, seguidos de la BVC o de la amniocentesis. La ventaja principal del diagnóstico prenatal no está a nivel de población general sino en la familia inmediata. Los padres con riesgo de tener un hijo que sufre una alteración grave pue- den llevar adelante embarazos a los que en otras circunstancias no se habrían arriesgado, sabiendo que pueden conocer en las fases tempranas del embarazo si el feto sufre la alteración. En cuanto a la población general, hay una posibilidad teórica de incremento de la frecuencia de algunos genes perjudiciales en la población si las parejas compensan la pérdida de los homoci- gotos con hijos adicionales, las dos terceras partes de los cuales presentan riesgo de ser heterocigotos. Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA454 Tratamiento prenatal En algunas pocas situaciones, el diagnóstico prenatal se pue- de aplicar para identifi car los fetos en riesgo de malforma- ciones congénitas o de enfermedades genéticas graves, con el objetivo de aplicar el tratamiento antes del nacimiento del niño (v. cap. 13). Los tratamientos prenatales que han dado lugar a los mejores resultados han sido los correspondientes a las enfermedades metabólicas, en las que se puede adminis- trar el tratamiento médico a la madre. Por ejemplo, la admi- nistración de glucocorticoides a la madre en los embarazos en los que el feto presenta riesgo de hiperplasia suprarrenal congénita es un tratamiento experimental que puede prevenir el seudohermafroditismo (v. cap. 6) y que mejora el desarrollo fetal. Los fetos afectados por la acidemia metilmalónica con respuesta vitamina B12 han sido tratados con buenos resulta- dos mediante la administración de esta vitamina durante el embarazo. También se han intentado diversos tipos de inter- vención quirúrgica (v. tabla 13-2). Por ejemplo, la ecografía permite detectar los cuadros de obstrucción grave de la uretra. Si no se tratan, la consiguiente reducción en la producción de orina daría lugar a un oligohidramnios grave con limitación del desarrollo pulmonar (síndrome de Potter). La eliminación de la obstrucción vesical mediante procedimientos de deriva- ción realizados in utero puede prevenir una lesión irreversible de los pulmones en desarrollo y mejorar la función renal pos- natal. La introducción percutánea de derivaciones bajo guía endoscópica parece asociarse a una mortalidad menor que el uso de la endoscopia, que a su vez se acompaña de menos complicaciones que la histerotomía abierta. Finalmente, en un pequeño número de fetos con inmunodefi ciencia combi- nada grave diagnosticados en la fase prenatal mediante la detección directa de la mutación se ha realizado el trasplante de médula ósea prenatal. El trasplante de la médula ósea pro- cedente de un donante haploidéntico (tal como puede ser uno de los progenitores) parece tener más posibilidades de colo- nización y parece dar lugar a una reconstitución inmunitaria más completa cuando se lleva a cabo en la fase prenatal más que en la posnatal. No obstante, este procedimiento también conlleva riesgos y es necesaria más experiencia antes de que se pueda efectuar una valoración precisa de las ventajas y des- ventajas del mismo. CONSEJO GENÉTICO EN EL DIAGNÓSTICO PRENATAL La mayor parte de los especialistas en consejo genético ejer- ce en el contexto de los programas de diagnóstico prenatal. La complejidad que acompaña a la disponibilidad de las di- ferentes pruebas (incluyendo la distinción entre las pruebas de detección y las pruebas diagnósticas), las numerosas y específi cas indicaciones de las pruebas diagnósticas en las diferentes familias, los matices en la interpretación de los resultados de las pruebas y las cuestiones personales, éticas y religiosas que entran en juego en el proceso de toma de decisiones
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