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Dr. Álvaro Sosa Acosta 2003 Dr. Alvaro Sosa Acosta. Profesor Auxiliar de Medicina Interna del ISCM – H. Médico Intensivista y Emergencista. Jefe de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Director Nacional del Sistema Integrado de Urgencia Médica (SIUM). Miembro del Comité Cardiaco de Urgencia (ACU) de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC). Miembro del Comité Latinoamericano de Resucitación. Dr. Rafael Negrín de la Rosa. Especialista Primer Grado Medicina Interna. Médico Intensivista. Dr. Ricardo Pereda González. Especialista Primer Grado Medicina Interna. Médico Intensivista. Segundo Jefe de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Vicedirector Nacional del Sistema Integrado de Urgencia Médica (SIUM). Dra. Berta Lidia Castro Pacheco. Profesora Auxiliar de Pediatría. Medico Intensivista. Jefa Nacional Cuidados Intensivos Pediátricos. Jefa de Servicio Cuidados Intensivos Pediátricos ISMM “ Luis Díaz Soto ” Miembro Permanente de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Dr. Mario Callejo Hernández Profesor Titular de Pediatría. Especialista Segundo Grado en Cuidados Intensivos. Profesor Consultante UTI Pediátrica Hospital Juan Manuel Márquez. Miembro Permanente de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Dr. Francisco Alfonso del Pino. Especialista Primer Grado de Medicina General Integral. Médico Emergencista. Miembro Permanente de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Especialista de la Dirección Nacional del SIUM. Dra. Mercedes García Yraola. Especialista Primer Grado en Oncología. Médico Emergencista e Intensivista Miembro Colaborador de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Especialista de la Dirección Nacional del SIUM. Dr. Lázaro Oscar Ruiz Suárez. Especialista Primer Grado de Medicina General Integral. Medico Intensivista y Emergencista. Miembro Permanente de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Especialista de la Dirección Nacional del SIUM. Dr. Ernesto González Ramos. Especialista Primer Grado de Medicina General Integral. Medico Intensivista y Emergencista. Miembro Permanente de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Especialista de la Dirección Nacional del SIUM. Dr. Joel Álvarez González. Especialista Primer Grado de Medicina General Integral. Medico Emergencista. Especialista de la Dirección Nacional del SIUM. Dr. Jorge Luis Herrera Varela. Especialista Primer Grado de Medicina General Integral. Medico Intensivista y Emergencista. Miembro Permanente de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Especialista de la Dirección Nacional del SIUM. Dra. Anarelys Gutiérrez Noyola. Especialista Primer Grado Medicina Interna. Médico Intensivista y Emergencista. Miembro Colaborador de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Especialista de la Dirección Nacional del SIUM. Dra. Dalilis Druyet Castillo Especialista Primer Grado Anestesiología. Medico Intensivista. Miembro Colaborador de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Especialista de la Dirección Nacional del SIUM. Dra. Berta Lidia Acevedo Castro. Especialista Primer Grado en Pediatría. Medico Intensivista. Jefa de la Comisión Nacional de Cuidados Intensivos Pediátricos. Miembro Permanente de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Lic. Norka. Chong Molleda. Licenciada en Psicología. Rafael Moya Díaz Master en Toxicología. Director del CENATOX. Miembro de la Sociedad Cubana de Toxicología. Profesor Asistente de Toxicología. Rafael Pérez Cristia. Especialista en Toxicología. Director del CERMED. Dr. Alejandro Bello Méndez. Especialista Primer Grado MGI. Medico Emergencista. Dr. Julio Gómez Sardiñas. Especialista Primer Grado MGI. Médico Emergencista e Intensivista Dr. Ciencias Medicas. Guillermo Barriento de Yano Especialista de Segundo Grado en Psiquiatría Profesor Titular. Jefe del Grupo Nacional de Psiquiatría Presidente de la Comisión Nacional de Salud Mental Jefe del Servicio de Psiquiatría Hosp. Univ. 10 de Octubre. Dra. Iliana Treviño. Especialista Primer Grado Psiquiatría. Dr. Roberto Sabina Martínez. Especialista Primer Grado MGI. Medico Emergencista. Miembro Colaborador de la Cátedra de Urgencia y Medicina Crítica. Dr. Alcides Lorenzo Rodríguez Especialista Primer Grado MGI. Segundo Jefe de la Cátedra de APS. Especialista de la Dirección Nacional de APS. Dra. Marlen Acosta García. Médico Emergencista Hospital San José de las Lajas. 1 Introducción ¿Cómo clasificar la urgencia médica? 1. Urgencia de primera prioridad o emergencia: problemas que ocasionan fallos de los índices vitales o que tengan el riesgo de que estos fallen, por lo que generan un peligro vital inmediato (color rojo). 2. Urgencia de segunda prioridad: un problema sin peligro inmediato, pero que potencialmente puede afectar los índices vitales y tener peligro vital en un tiempo mediato, en dependencia de la evolución; por ejemplo, la apendicitis (color amarillo). 3. Urgencia de tercera prioridad: problemas agudos sin peligro vital. Por ejemplo, episodios agudos de asma leve, amigdalitis bacteriana, fractura de tibia, etcétera (color verde). 4. Urgencia sentida: problema urgente sólo para el paciente o la familia (estos casos deben ser tratados y, a su vez, orientados hacia la consulta que les co- rresponde). Esta es la mal llamada no urgencia; pero, en el orden social, no es adecuado llamarle no ur- gencia ante las expectativas de los pacientes y de sus familiares (estos casos pudieran clasificarse como de color blanco; pero no hay un consenso interna- cional). Nota 1: La prioridad de los problemas crónicos y se- veros que tienen peligro vital constante y que es impreci- so el momento de su descompensación, se determina por la severidad en el momento de la agudización. Nota 2: En la atención a víctimas en masas por lesio- nes, intoxicaciones e infecciones, se aplican los códigos de colores (rojo, amarillo o verde) para la selección de los pacientes o víctimas, con vistas a su tratamiento y evacuación (véase capítulo 7). Principios de la urgencia médica 1. Diagnosticar y tratar los problemas funcionales y anatómicos (síndromes y estados fisiopatológicos). 2. Circunscribirse al problema que motivó la urgencia. 3. No desviar la atención hacia aquellos problemas que no sean de urgencia ni peligren la vida. 4. No investigar la causa nosológica. Si se diagnostica, es por evidencia clínica; pero esta no es la esencia de ese momento. El diagnóstico nosológico se reali- za durante el proceso de atención y puede llevar a errores de conducta que lo conviertan en el primer problema para la actuación médica de urgencia. 5. Lo importante es mantener la vida, solucionar o me- jorar el problema de urgencia. El diagnóstico exacto se realizará después. 6. Por ejemplo, si hay disnea por edema, ese es el pro- blema fundamental, no la enfermedad que lo causa. Si hay dolor anginoso, ese es el problema como car- diopatía aguda, no importa la variedad. Si hay signos de edema cerebral o convulsión o fallo respiratorio, esos son los primeros problemas a tratar. 7. La urgencia requiere una conducta médica inmedia- ta con reflejos condicionados por medio de protoco- los, ante los diferentes casos. 8. Se deben tomar las decisiones necesarias para el sostén vital y la evacuación, que garanticen la su- pervivencia y la calidad de vida en el primer mo- mento. Los demás procederes, que también son fun- damentales, se llevarán a cabo después. 9. Es necesario observar los signos vitales y los esta- dos de la conciencia del paciente, con acciones mé- dicas de evaluación prioritarias y, ante alguna altera- ción, llevar a cabo la conducta correspondiente se- gún los protocolos preestablecidos. 10. Al diseñar los protocolos de urgencia, se estudia, se piensa y se discute; pero en el momento de una urgen- cia médica, se aplican como si el médico fuera un robot que piensa y evalúa, nunca como un robot mecánico.2 La organización en sistema para la urgencia implica definir a cada perfil sus tareas en cada situación. Proyección de calidad - Acreditación y categorización: · A cada nivel de asistencia. · A cada perfil de asistencia y las personas que actúan. · A cada proceso de asistencia. · Al resultado final del paciente y sus problemas patológicos agudos (es la esencia). - Registros confiables para medir los resultados y tomar decisiones por una mejora constante. Proyección asistencial - Estratificación de los servicios con asistencia protocolizada. - Asistencia primaria, secundaria y terciaria de urgencia. - Asistencia de emergencia y urgencia protocolizada en ambulancias. - Protocolización de la urgencia y emergencia en los servicios estacionarios (primarios y hospitalarios). - Protocolización de la atención continuada del paciente en las terapias. - Asistencia por socorristas voluntarios previamente entrenados. Proyección organizativa - Centros de Coordinación Médica de Emergencia y de Urgencia por niveles: · Nacional. · Provincial. · Intermunicipal. · Municipal. · Local. (Estos pueden fusionarse según territorios.) - Estratificación de los Servicios de Urgencias y las Unidades Médicas Móviles (ambulancias y otras). - Coordinación de servicios no sanitarios. - Coordinación para desastres. - Capacitación médica y de la población (formación, entrenamiento y evaluación periódica). Proyección docente - Preparación sobre la formación (pregrado). - Preparación en cursos de emergencias (posgrado). - Entrenamiento en sesiones especiales en el trabajo. - Enseñanza popular en socorrismo. Es importante la evaluación y seguimiento para obtener resultados en la asistencia. - Evaluaciones periódicas de reacreditación de actores. Ideas y requerimientos de un proyecto de urgencia El grupo de calidad a cada nivel debe saber evaluar el resultado del proceso y el papel de cada perfil o servicio en dicho proceso. Proyección logís - Medios necesarios en Centros de Coordinació - Comunicaciones. - Servicios técnicos de ambulancias (intensiva intermedia, básica, lige - Sistema de control po coordinaciones para las ambulancias y las urgen - Personal y salario. - Medicamentos. - Equipos y medios mé - Medios para la enseña - Logística para los loc asistenciales y servicio - Logística especial par masiva. El sistema se prepara para la asistencia de urgencias y se pueden hacer consultas médicas; pero un sistema de consultas no puede brindar igual asistencia de urgencia. El sistema docente impartirá y evaluará los protocolos y las destrezas de la asistencia. La logística deb funcionar para e proceso asistenc docente lo que correspondecon controles de cal Fig. 1. 3 Principios para un traslado Primero: No agravar el daño preexistente. Acciones que se han de realizar por: Médico remitente: - Identificar al paciente. - Anamnesis y examen físico. - Garantizar ABC inicial. - Procederes, tratamiento médico y observación de la respuesta. - Comunicación con el Centro Coordinador para la so- licitud de la ambulancia requerida (intensiva, inter- media o básica) según el estado vital del paciente. - Remisión adecuada al hospital. Personal de traslado: - Mantener permeable la vía aérea y garantizar una ventilación adecuada. - Continuar la administración de drogas y líquidos. - Realizar la historia clínica de traslado (HCT). - Monitorización continua de parámetros vitales. - Mantener comunicación con el Centro Coordinador. - Exigir la entrega de pacientes y la remisión a un es- pecialista que firme la HCT, la que se archivará en el Centro Coordinador. Médico receptor: - Evaluar y emitir su conformidad en la HCT. - Recibir la documentación establecida. - Continuar la reanimación vital adecuada. - Documentación de ingreso. - Ingreso directo. Nota: Lo adecuado es que el Centro Coordinador haya hecho la regulación adecuadamente, y se abrevien pasos a la llegada al hospital. Segundo: Realizar la remisión y la historia clínica de traslado. Remisión: 1. Nombre, apellidos, edad y dirección particular del paciente. 2. Impresión diagnóstica inicial. 3. Antecedentes de enfermedades previas. 4. Anamnesis y situación clínica al ingreso en el Servi- cio de Urgencia Primaria. 5. Procederes practicados y tratamientos recibidos. 6. Resumen de los complementarios realizados y re- sultados obtenidos. 7. Nombre del médico remitente y del médico receptor. Historia clínica de traslado: 1. Datos generales. 2. Médico que realiza el traslado. 3. Evolución de parámetros vitales durante el traslado (ABC). 4. Médico receptor. 5. Procederes terapéuticos utilizados. Tercero: Garantía respiratoria, cardiovascular y neurológica. Respiratoria: 1. Vía aérea permeable: a) Espontánea. b) Cánulas nasofaríngeas u orofaríngeas. c) Tubo endotraqueal. d) Cricotiroidotomía. e) Otros métodos. 2. Oxigenación adecuada: siempre con el oxígeno a 50 o a 100 %. 3. Apoyo ventilatorio, si es necesario. Cardiovascular: 1. Control de la hemorragia. 2. Vía venosa periférica segura. 3. Restaurar pérdida de líquidos. 4. Vigilar y controlar frecuencia cardiaca y tensión arterial. 5. Garantizar ritmo horario de diuresis > 0,5 mL/kg/h para ese período. Neurológica: 1. Control cervical en todo traumatizado. 2. Evaluación neurológica somera: alerta, respuesta a estímulo verbal y al dolor, inconciencia y pupilas (ARIP). Lo ideal es medir con la escala de Glasgow. 3. Protección neurológica ininterrumpida. Sostén vital según la evaluación neurológica. 4. Vigilar la vía aérea y la ventilación según el estado neurológico: a) Estabilizar al paciente antes del traslado (tratar). b) Controlar en un documento las acciones (tarjetear). c) No correr, mantener el sostén vital y marchar con seguridad (transportar). d) En esencia: tratar, tarjetear, transportar de for- ma adecuada, en el momento adecuado y al lu- gar adecuado. 4 Componentes de un sistema integral de emergencia 1. Red de urgencia y emergencia con sus Centros de Coordinación. 2. Información del sistema y capacitación socorrista a la población. 3. Formación del personal del sistema para la urgencia y la emergencia: a) De la emergencia hospitalaria (profesionales de la emergencia y todas las especialidades que hacen guardia). b) De las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), las Unidades de Cuidados Intermedios (UCIM), las Unidades de atención a quemados, etcétera. c) De las ambulancias intensivas, intermedias y básicas. d) De las ambulancias aéreas si existen. e) De la red de telecomunicaciones. f) De la red de Urgencia en atención primaria. g) De la población en socorrismo. 4. Coordinación con otros servicios para la atención de emergencias: a) Servicios sanitarios de la Cruz Roja. b) Servicios de emergencias de otros sectores, que no pertenecen al Ministerio de Salud Pública: Policía Nacional Revolucionaria, bomberos, Aeronáutica Civil, Defensa Civil y Servicios Mé- dicos Militares. c) Servicios de emergencias de regiones o países vecinos. d) Sistemas especiales de socorrismo para grandes concentraciones en coordinación con los com- pañeros correspondientes, ejemplos: aviones de pasajeros, trenes, ómnibus, cines, teatros, ho- teles, etc. 5. Colaboración con los planes para catástrofes en to- dos los perfiles y de todas las dimensiones (tipo de catástrofe y todos los sectores). 6. Control de la calidad y de la eficiencia de las presta- ciones asistenciales desde la comunidad hasta el hos- pital. Evaluar la satisfacción por niveles técnicos y el resultado por patologías y problemas, desde la comunidad y hasta la comunidad, además de hacer- lo por niveles. 7. Participación de la población en el sistema integral de emergencia. Organización de socorristas en clu- bes, grupos o brigadas de socorrismo con seguimiento en la atención para mantenerhabilidades y conoci- mientos, para que sea un programa de socorrismo con resultados seguros. Si no hay entrenamiento a los 6 meses, el socorrista tiene menos del 10 % de las habilidades. 8. Aseguramiento del sistema integral de emergencias: a) Logística de equipos y material médico en cada nivel. b) Logística de las ambulancias. c) Logística de servicio al sistema: uniforme, alimen- tación, descanso, mantenimiento, etcétera. d) Logística de comunicaciones (incluye la informa- tización de la Red). Sistemática para evaluación rápida de un paciente grave y su evacuación Aspectos y secuencias a evaluar: 1. Evaluación primaria: ABCD y reevaluar ABCD. 2. Evaluación secundaria: Cabeza: - Degradación de conciencia (ARIP). - Lesión del cuero cabelludo y cráneo. - Crepitación y/o depresión. Ojos: - Color, movimientos, pupilas. - Cuerpo extraño, sangre. Nariz y oídos: - Drenaje de líquido o sangramiento. Cara: - Paresia, deformidad. Cuello: - Ingurgitación yugular. - Posición de la tráquea. - Crepitación, lesiones. Tórax: - Movimiento paradójico. - Ruidos respiratorios, crepitación. Ausencia de murmullo vesicular. - Hemodinamia clínica. Abdomen: - Rigidez, distensión, dolor. Pelvis: - Dolor, movimiento, deformidad. Región lumbar. Extremidades: - Pulso, movilidad, sensibilidad, llenado capilar. Pos- teriormente, debe haber un seguimiento del pa- ciente y su preparación para la evacuación. 5 Seguimiento de la evaluación: Paciente no traumatizado Paciente traumatizado Repetir la evaluación inicial: ARIP ARIP 1.Reevaluar vía aérea. 1.Reevaluar vía aérea. 2.Monitoreo de la ventilación. 2.Monitoreo de la ven- tilación. 3.Reevaluar circulación. 3.Reevaluar circulación. 4.Monitoreo de la piel. 4.Monitoreo de la piel. 5.Confirmar prioridad clínica. 5.Confirmar prioridad clínica. Repetir y registrar los signos vitales: - Repetir la evaluación, dirigida especialmente a las molestias principales y/o lesiones. - Evaluación rápida de traumas. - Chequear todas las intervenciones: 1. Asegurar oxigenación adecuada. 2. Chequear sangramiento. 3. Chequear intervenciones. 4. Chequear la posición del paciente. 5. Paciente estable: chequear cada 15 minutos. 6. Paciente inestable: chequear cada 5 minutos. 7. Asegurar la oxigenación adecuada. 8. Chequear estabilización del cuello 9. Chequear sangramiento 10. Chequear intervenciones 11. Chequear la posición del paciente. 12. Paciente estable: chequear cada 15 minutos. 13. Paciente inestable: chequear cada 5 minutos. Considerar apoyo vital avanzado, ejecutar interven- ciones y transportar. Sistemática para la evaluación rápida de un paciente grave y su evacuación Paciente traumatizado Paciente no traumatizado Mecanismo Mecanismo Paciente Paciente de lesión significativo de lesión no significativo inconsciente consciente Evaluar rápidamente el trauma: Determinar la afección principal: Examen físico rápido: Obtener historia de los episodios: Cabeza: Se debe realizar un examen dirigido Cabeza. - Comienzo. Crepitación. al sitio de la lesión y a las áreas Cuello: - Provocación. Tórax: compatibles con el mecanismo - Distensión yugular. - Características. - Crepitación. dela lesión. - Alerta al dispositivo médico. - Radiación. - Respiración. Tórax: - Severidad. - Movimientos paradójicos. Posteriormente, se deben evaluar: - Ruidos respiratorios. - Tiempo. - Ruidos respiratorios. Abdomen: Abdomen: - Signos vitales obtenidos - Rigidez y distensión. Luego, se deben evaluar: - Rigidez y distensión. de la historia clínica. Pelvis: - Signos vitales obtenidos Pelvis y aparato genitourinario: - Signos y síntomas. - Sangre, orina y heces fecales. de la historia clínica. - Dolor a los movimientos. - Alergias. Extremidades: - Signos y síntomas. - Sangre en orina y heces fecales. - Medicamentos. - Movimiento, sensibilidad y pulso - Alergias.. Extremidades: - Antecedentes patológicos - Alerta al dispositivo médico. - Medicamentos. - Pulso, movimientos personales y familiares. - Antecedentes patológicos y sensibilidad. - Última ingestión. Posteriormente, se debe obtener personales y familiares. - Eventos previos. historia de los episodios: - Última ingestión. - Eventos previos. Posteriormente, se deben evaluar: - Comienzo. -Signos vitales obtenidos - Provocación. Examen físico profundo: de la historia clínica. - Características. Cabeza. -Signos y síntomas. - Radiación. Cuello: -Alergias. - Severidad. - Distensión yugular. -Medicamentos - Tiempo. - Alerta el dispositivo médico. -Antecedentes patológicos Tórax: personales y familiares. Luego, se deben evaluar: - Ruidos respiratorios. -Última ingestión. - Signos vitales obtenidos Abdomen: - Eventos previos. de la historia clínica. - Rigidez y distensión. 6 Sistemática para la evaluación rápida ... (Continuación) Paciente traumatizado Paciente no traumatizado Mecanismo Mecanismo Paciente Paciente de lesión significativo de lesión no significativo inconsciente consciente Evaluar rápidamente el trauma: Determinar la afección principal: Examen físico rápido: Obtener historia de los episodios: - Signos y síntomas. Pelvis y aparato genitourinario: - Alergias. - Sangre, orina y heces fecales. - Medicamentos. Extremidades: - Antecedentes patológicos - Movimiento, sensibilidad y pulso. personales y familiares. - Alerta el dispositivo médico. - Última ingestión. - Eventos previos. Posteriormente, chequear las áreas afectadas por el mecanismo de la lesión, y actualizar la historia clínica. El Equipo de Salud frente al paciente moribundo y a su familia El paciente en estadio terminal presenta un estado de enfermedad que se caracteriza por el deterioro pro- gresivo, irreversible, con incapacidad de las funciones y sobrevivencia limitada en el tiempo. Los cuidados médicos a pacientes en estadios termi- nales requieren apoyo vital básico y avanzado como resucitación y procedimientos intervencionistas e invasivos. Desde el momento en que al paciente se le brindan los cuidados médicos especializados, comienzan a llegarle, de manera subjetiva, mensajes conflictivos que hacen que se ponga sospechoso y aprehensivo. De ahí que genere mecanismos de defensa: él puede preguntar: “¿Voy a morir?” Entonces, por lo general, la familia le deja la res- puesta a la enfermera, ésta al médico, y quizás, después de un gran sufrimiento emocional, el paciente llega a recibir la respuesta que ya presumía. Esta situación es denominada por muchos expertos como la conspiración del silencio, y no es sólo con respecto a la información, sino también a los sentimientos. En el caso de tratarse de la muerte en pacientes pediátricos, resulta mucho más difícil, pues el niño mori- bundo tiene miedo a la soledad y al abandono (ansiedad de separación). Durante este periodo es necesario trabajar con los padres, ya que se sentirán solos y necesitarán información y apoyo emocional. Las reacciones que más han sido descritas en los padres ante el fallecimiento de un hijo son: – Retirada silenciosa y aislamiento. – Llanto a gritos. – Remordimiento y culpabilidad. – Ira y rabia. El personal médico y de enfermería debe conocer y estar preparado para todas estas reacciones, puestoque pueden verse en cualquier paciente. Con una comunica- ción eficaz médico-familia y enfermero-familia, pueden atenuarse. ¿Cómo ayudar al paciente moribundo o potencialmen- te moribundo? – Estar disponible a la comunicación con el paciente: no hacerse “el sordo” y mantener una actitud de escucha con él y con su familia. – Llevar a cabo entrevistas aclaratorias con el paciente: cortas, concretas, comprensibles, centradas en él, no engañarlo innecesariamente, comunicarle lo nece- sario de la verdad (pero todo lo que se diga debe corresponderse con esta). – Dedicarle tiempo, participar en sus cuidados, evitarle soledad y aislamiento. – Inspirarle confianza, cercanía. Evitar el distancia- miento, las evasiones dañinas y los sufrimientos que él pueda percibir. 7 – No reprimirle las reacciones emocionales de ira o có- lera. Se le debe permitir expresar culpabilidades, com- prender su depresión y dejarlo solo cuando lo desee. – Prestar atención a su dolor, a sus quejas, no negar sus sufrimientos y ponerse en su lugar, sin confundirse con él. – Compartir con naturalidad los sentimientos de la fami- lia, orientarla y darle apoyo emocional auténtico, no formal. – Concebir el equipo médico como “grupo de ayuda” en el que cada miembro asume la responsabilidad y los sentimientos por igual. – A cada familiar, particularmente, se le deben dar es- peranzas, sin evadir la realidad del enfermo terminal. – A los familiares se les debe hablar con claridad, con voz natural, sin susurros ni al margen del enfermo. – Estos principios deben cumplirse con la familia del pa- ciente moribundo, y si el paciente fallece, deben reali- zarse de forma especial. No sólo en el paciente se generan reacciones emo- cionales, también en el equipo médico se producen reac- ciones ante el paciente moribundo como son: – Identificación con su propio futuro. – Separación del paciente. Interpretación de pérdida y fracaso profesional. – Relaciones, frecuentemente evasivas y escurridizas, con la familia del fallecido. En el personal de enfermería se describen: – El distanciamiento espacial: rechazo del enfermo y ais- lamiento físico. El enfermero deja de responder o es más lento para responder las llamadas del paciente; abandona frecuentemente la habitación; mantiene re- laciones más superficiales y menos comprometidas con él, y se observa un abandono de sus cuidados en ma- nos del personal auxiliar. – El distanciamiento relacional: fundamentalmente se observa en la comunicación, hay un silencio “protec- tor”, angustia para manejar la verdad, no soporta la rebeldía del paciente, y lo trata como “si ya estuviera muerto”. Otra arista de esta compleja situación son los fami- liares del paciente moribundo. Para ellos el enfrentamiento de la muerte de un ser querido constituye un evento psicosocial negativo, que se genera en una crisis familiar, que atraviesa por varias fases, hasta el momento de la muerte: – Negación: barrera de silencio artificial e incómodo en- tre los familiares, y entre ellos y el paciente. – Ira: proyectada contra el Equipo de Salud o contra el médico que hizo el primer diagnóstico. – Depresión: dolor preparatorio con interpretación de re- chazo del enfermo hacia sus familiares, como “justifi- cación” del despegue emocional. – Muerte del paciente: puede manifestarse con furia, enojo, desesperación, aislamiento y soledad. Los fami- liares se muestran abrumados por los recuerdos del fallecido “como si estuviera vivo”. Luego de la muerte del paciente, se produce una disfunción familiar, una crisis por desmembramiento, que atraviesa las etapas de luto y de duelo. Como se puede valorar, el enfrentamiento y afronta- miento al paciente moribundo, es una tarea para la cual todos debemos prepararnos. Para ello, es imprescindible garantizar la comunicación eficaz entre el equipo de tra- bajo y los familiares, para atenuar los efectos de la pérdi- da del paciente. Con este fin, se utilizarán todos los re- cursos que puedan aliviar y apoyar a la familia, sin que esta se aísle del mundo circundante, y para que pueda restaurar su vida nuevamente y busque apoyo en el mar- co social donde se desenvuelve. En sentido general, la frase de Cicely Sauders, crea- dor de los cuidados paliativos, resume la esencia del tra- bajo con el paciente moribundo: “Tú importas por ser tú, importas hasta el último momento de tu vida y haremos todo lo que esté a nuestro alcance, no sólo para ayudarte a morir en paz, sino también, a vivir hasta el día en que mueras.” Papel de la enfermería en la urgencia médica y la emergencia La enfermería, a lo largo de las últimas décadas, ha logrado incorporar a sus multifacéticas actividades, un papel principal en la actuación de primera urgencia, en las instituciones asistenciales y en las ambulancias que es en muchos casos decisivo para lograr la completa sa- tisfacción en el servicio. Papel o acciones del personal de enfermería en la clasificación de la urgencia médica Recepción. El enfermero, desde la posición de en- fermería, o el enfermero clasificador debe estar en un lugar estratégico en el área de urgencia, para ser la pri- mera persona que reciba y clasifique al paciente, y ade- 8 más, debe dirigir una atención por prioridades. Para ello, debe tomar las medidas vitales inmediatas y desencade- nar la alarma ante una emergencia. En los servicios de urgencias de grandes dimensiones, el área de emergen- cia debe tener una entrada independiente en la que haya otro enfermero y un médico. Evaluación. En esta etapa el enfermero es el en- cargado de evaluar todos aquellos síntomas y signos que refiere el paciente y realizar un diagnóstico de las verda- deras emergencias y urgencias. Para tomar la decisión correcta, el enfermero debe disponer de la capacitación adecuada acerca de las principales afecciones que pue- den presentarse en los servicios de urgencias. Acción. Los enfermeros deben estar capacitados para ejecutar las prioridades vitales por problemas de presentación, y para orientar su atención en el área que corresponda. Papel de la enfermería en los servicios de urgencias de los Policlínicos Principales de Urgencias (PPU), policlínicos y consultorios de urgencias El personal de enfermería tendrá la responsabilidad de mantener el local listo para la recepción del paciente que recibirá los primeros auxilios. Esto incluye los me- dios y recursos necesarios para brindar la primera actua- ción de urgencia, ya sea: tratamientos, curación u otra acción que se imponga: – El enfermero debe estar capacitado para asistir la re- animación cardiopulmonar y cerebral (RCPC) básica y participar en la RCPC avanzada. De antemano debe considerar el proceder necesario, desde el punto de vista asistencial, para el cumplimiento de los algoritmos con vistas a una mejor sincronía con el médico actuante. – También, debe tener preparado el local y dispuestos los equipos y medios necesarios en la sala de reanimación o de apoyo vital que incluyen: · Todos los equipos y materiales que se van a utilizar, con una correcta esterilización. · Materiales y medios para garantizar la permea- bilización de la vía aérea. · Disponer de los medios para la oxigenación. · Tener listo el material para realizar la canalización venosa lo más rápido que sea posible. · Estar en condiciones de poder brindar RCPC básica y acompañar al médico en la RCPC avanzada. · Tener listos los medios para la reposición de líquidos o fluidos. · Tener condiciones para brindar la primera asistencia al politraumatizado. · Tener el control de los medios, y que estos se en- cuentren listos para su uso en cantidad y calidad. Papel de la enfermería en la atención a la emergencia clínica El enfermero debe tener dispuestos todos los mate- riales y medios necesarios con su correspondiente esteri- lización para garantizar la primera asistencia a un pa- ciente con una parada cardiorrespiratoria: – Debe tener la capacitaciónnecesaria para brindar, e incluso iniciar, la RCPC en ausencia del médico: cono- cer los elementos técnicos básicos para poder brindar- la, así como las principales arritmias y su tratamiento, basado en los algoritmos. – Debe garantizar una oxigenación inmediata y los me- dios para la permeabilización de la vía aérea. – Realizar la canalización venosa lo más rápido que sea permisible, para garantizar la vía de acceso a los medi- camentos de urgencias. – Debe avisar al laboratorio. – Tener listos los equipos de ECG, desfibrilación y monitorización. – En el caso de cualquier otra emergencia, el enfermero debe disponer de los conocimientos necesarios para su atención: · Permeabilización de la vía aérea. · Oxigenación. · Control y monitorización del paciente. · Garantizar una vía venosa segura. · Evitar, con maniobras, una broncoaspiración; colo- car levine, si es necesario. · Si no existe contraindicación, el enfermero debe co- locar una sonda vesical para la monitorización de la diuresis. · Avisar al laboratorio, según el lugar donde se brinda la asistencia médica. · Informar con rapidez al médico, de la presencia de una emergencia clínica. · Brindar apoyo emocional al paciente y a su familiar. · Mantenerse en el sitio donde se brinda asistencia, todo el tiempo que sea necesario. · Garantizar la higiene, iluminación y condiciones del lugar. · Tener dispuestos los medios y el equipamiento nece- sarios para la asistencia al paciente. 9 · Mantener una estrecha vigilancia de los signos vita- les y de los síntomas del paciente, con el objetivo de prevenir a tiempo cualquier complicación que se pue- da presentar. · Disponer de los fluidos necesarios en el lugar, para el establecimiento de la terapia según el protocolo establecido. – Brindar los cuidados de enfermería necesarios a los pacientes objeto de su atención y mantener la higiene, el confort y las normas epidemiológicas del lugar. – Reconocer y actuar ante cualquier complicación que se produzca, mediante el control de los signos vitales y la vigilancia estricta del paciente, para prevenir cualquier complicación o tomar medidas rápidamente, en el caso de que apareciera alguna. – Monitorización constante del paciente, cuando sea posible. – Tener preparado el carro de reanimación ante un paro cardiaco. Papel de la enfermería en la atención de la emergencia por trauma El personal de enfermería debe disponer de la capa- citación práctica y docente necesaria para la atención al paciente politraumatizado. También debe estar preparado para su recepción, y ser capaz de garantizar: – Mantenimiento de la vía aérea con control de la columna cervical. – Tener listos los medios para la permeabilización de la vía aérea y para la oxigenación. – Garantizar el abordaje venoso por dos venas periféricas a la vez e iniciar la reposición de fluidos. – Control de la hemorragia. – Inmovilización de todas las fracturas. – Inmovilización o empaquetamiento del lesionado y mo- verlo en bloque o como un tronco. – Exponer y prevenir una hipotermia. – Avisar al laboratorio y al departamento de rayos X, según el lugar. – Avisar al resto del personal necesario para la reanima- ción del paciente politraumatizado. – Mantenerse en el área de atención al paciente y man- tener una vigilancia estricta ante cualquier señal que indique que hay alteraciones de la hemodinamia u otra complicación. – Dar apoyo emocional al paciente y a la familia, si es posible. – Pasar sonda vesical y levine, con indicación médica previa. – Brindar los cuidados de enfermería necesarios a los pacientes que son objeto de su atención y mantener la higiene, el confort y las normas epidemiológicas del local. – Reconocer al apciente y actuar ante cualquier com- plicación que se produzca, mediante el control de los signos vitales y una vigilancia estricta, para prevenir cualquier complicación o tomar medidas rápidamente, en el caso de que apareciera alguna. – Monitorización constante del paciente, cuando es posible. – Tener preparado el carro de reanimación ante un paro cardiaco. Medios necesarios en el área de atención a la emer- gencia clínica en la urgencia primaria 1. Bolsas resucitadoras con caretas de tres tamaños. 2. Monitor ECG. 3. Desfibrilador. 4. Medios para la oxigenación. 5. Medicamentos de primeros usos (medicación de ur- gencia): a) Adrenalina. b) Atropina. c) Lidocaína y/o procainamida y/o amiodarona. d) Bicarbonato de sodio. 6.Tubos orotraqueales de todos los tamaños, laringos- copio con espátulas de varios tamaños. 7. Equipos para marcapasos (electrodos y fuentes). 8. Sondas nasogástricas y vesicales. 9. Suturas. 10. Equipos y medios para el abordaje venoso. 11. Equipo de aspiración. Medios necesarios en el área de atención a la emer- gencia por trauma en la urgencia primaria 1. Equipos y medios de intubación y oxigenación. 2. Resucitadores con caretas de tres tamaños. 3. Medicación de urgencias. 4. Soluciones para la reposición de líquidos, principal- mente soluciones salinas, isotónicas o hipertónicas. 5. Diuréticos osmóticos. 6. Equipos y medios para realizar cricotiroidectomía quirúrgica. 7. Medios y equipos para garantizar el acceso vascular y la monitorización. 10 8. Set de abordaje venoso o medios para realizar venodisección. 9. Medios para iniciar o mantener la inmovilización cer- vical. 10. Medios para la inmovilización de extremidades. Papel del personal de enfermería en la satisfacción Los enfermeros deciden la satisfacción porque: – Son los primeros o unos de los primeros en contactar con el paciente. – Son los que más tiempo están con los pacientes. – Son los que cumplen las indicaciones médicas que de- cidirán el resultado técnico. – Son los que evalúan constantemente el resultado técnico. Son los que más roce tienen con el paciente y su familia, por lo que podrán conocer más fácilmente sus insatisfacciones e incomprensiones. Por principio, el personal de enfermería clasificará a los pacientes en: alarmados, insatisfechos, incomprendidos, y que mantengan sintomatología (dolor, disnea, etcétera), y los llevará al médico principal. 1 Urgencias respiratorias Crisis de broncoespasmo agudo Broncoespasmo agudo: es el espasmo de los múscu- los bronquiales que produce una broncoconstricción o cie- rre de la luz bronquial. Crisis de broncoespasmo agudo en el asmático y en la insuficiencia respiratoria crónica Episodio agudo de asma: se caracteriza por una de hiperreactividad bronquial y por la obstrucción reversible al flujo aéreo. Es un cuadro clínico de empeoramiento progresivo, caracterizado por una inspiración corta, con espiración prolongada, tos, sibilancias, presión torácica. El cuadro avanza hacia el agotamiento respiratorio, en minutos, horas o días. Es imprescindible evaluar la se- veridad y riesgo vital en cada momento, para decidir la conducta médica. La característica fundamental es la disminución del flujo respiratorio de aire. La forma objetiva de medir el grado de broncoespasmo es mediante la espirometría for- zada en un segundo o la medición del flujo pico (PEF o FEV1). En ausencia de estos recursos, es posible reali- zar la valoración clínica y definir la severidad (véanse más adelante las características clínicas). Las crisis asmáticas reflejan una respuesta ante alergenos o fallas en el manejo a largo plazo. La mortali- dad se asocia a la subvaloración de la severidad de la crisis y algunas acciones inadecuadas al inicio del episodio. Enfermedad respiratoria crónica descompensada: el diagnóstico se establece mediante la espirometría, que demuestra una disminución de los flujos respiratorios que no se modifican hasta pasados varios meses de evolu- ción. Si bien muchos pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tienen hiperreactividad bron- quial, muchos pacientes asmáticos evolucionan hacia la EPOC. Esta afección debe tratarse en sus inicios como el asma. Se debe tener presente la posibilidadde que aparezca una sepsis respiratoria concomitante, como el factor precipitante más frecuente de la descompensación de estos enfermos, además de los alergenos, los gases o polvos tóxicos, en menor medida. Clasificación y características clínicas de los episodios agudos de asma leve, moderada y severa: Episodio leve – La dificultad respiratoria aparece al caminar y al hablar unos pocos minutos. El paciente tolera el de- cúbito. – Frecuencia respiratoria entre 20 y 25 respiraciones por minuto. – Sibilancias moderadas, solo al final de la espiración. – Frecuencia cardiaca: menos de 100 latidos por minuto. – Flujo pico respiratorio (PEF) entre el 70 y el 80 % del valor personal. Se calculará el porcentaje teniendo en cuenta el valor personal prefijado. De no contarse con el equipo, se debe hacer solamente la evaluación clínica. – Saturación de oxígeno mayor de 95 %. Si hay signos de sepsis, el episodio nunca es leve. En todo episodio leve que se prolonga, se debe evaluar la existencia de sepsis. Episodio moderado – La dificultad respiratoria aparece al pronunciar frases cortas. Los niños tienen dificultad para ingerir alimentos y hablan en voz baja y entrecortada. El paciente reposa sentado. – Usualmente, el paciente se muestra ansioso. – Frecuencia respiratoria entre 26 y 30 respiraciones por minuto. – Sibilancias fuertes. – Frecuencia cardiaca entre 100 y 120 latidos por minuto o incremento similar, según la edad. – Pulso paradójico puede estar presente (no impres- cindible). – Uso moderado de músculos accesorios para la venti- lación. Tiraje bajo. – Si se tienen los medios, se debe medir el PEF, que estará entre el 50 y el 70 % del valor personal, de lo contrario, se hará una valoración clínica. – Saturación de oxígeno entre el 91 y el 95 %. 2 Si hay signos de sepsis siempre es un episodio mode- rado, aunque el broncoespasmo sea ligero. Si hay sepsis y el broncoespasmo es moderado, el episodio es se- vero. Episodio severo – La dificultad respiratoria aparece cuando el paciente está en reposo y al pronunciar palabras. El niño rechaza el pecho o no puede comer. La posición que adopta es encorvada, hacia delante. – Se encuentra usualmente agitado y ansioso. – Frecuencia respiratoria: más de 30 respiraciones por minuto. – Existe tiraje generalizado y aleteo nasal. – Sibilancias y disminución del murmullo vesicular en ambos campos pulmonares. – Frecuencia cardiaca: más de 120 latidos por minuto o igual proporción, según la edad. – Pulso paradójico presente de más de 15 mmHg. – Si se tienen los medios para medir el PEF, este será menor del 50 % del valor personal, de lo contrario, se debe realizar una valoración clínica. – Saturación de oxígeno: menos del 90 %, si se cuenta con un oxímetro; de lo contrario, se debe realizar una valoración clínica. Si hay signos de sepsis y el episodio de broncoespasmo es moderado, se clasifica como severo. Episodio de asma con peligro de muerte Presencia de uno o más de los siguientes criterios: 1. El paciente se encuentra somnoliento, agitado o con- fundido. 2. Existe movimiento paradójico toracoabdominal. 3. Silencio respiratorio (apenas se escuchan estertores secos, ni tampoco murmullo vesicular). 4. Bradicardia. 5. Agotamiento físico evidente. 6. Cianosis generalizada. 7. Flujo respiratorio forzado que no mejora después del tratamiento. Pacientes con alto riesgo de muerte relacionada con asma: 1. Uso corriente o eliminación reciente de esteroides sistémicos. 2. Ingreso hospitalario por asma en el año anterior. 3. Intubaciones previas por crisis de asma severa. 4. Admisión en salas de atención a pacientes graves por episodios severos de asma en el año anterior. 5. Asma asociada a enfermedades psiquiátricas o pro- blemas sociales. 6. Falta de colaboración del paciente con las indica- ciones médicas. 7. Más de 24 horas con asma. Tabla 1. Signos vitales normales Frecuencia Frecuencia Edad cardiaca respiratoria Presión Paciente (años) (FC) (FR) sistólica Lactante < 1 120 a 160 40 80 Transicional 1 a 3 90 a 140 40 84 Preescolares 3 a 6 80 a 110 30 86 a 92 Escolares 6 a 12 75 a 100 20 92 a 100 Adolescentes 12 a 18 60 a 100 20 100 a 120 Adultos > 18 60 a 100 16 110 a 140 Tabla 2osol de salbutamol (dosis pediátrica) Peso Salbutamol 0,5 % Salbutamol 0,1 % (kg) (gotas) (mL) Comentarios 10 4 a 6 1 - Como recurso de nemotec- 12,5 5 a 7 1,2 nia para el manejo de esta 15 6 a 8 1,5 tabla, se plantea que si el 17,5 7 a 9 1,7 peso del paciente aumen- 20 8 a 10 2 ta en 5 kg, cada vez las 22,5 9 a 11 2,2 gotas a 0,5 %, aumentarán 25 10 a 12 2,5 de 2 en 2. Si el peso 27,5 11 a 13 2,7 aumenta en 2,5 kg, cada 30 12 a 14 3 vez las gotas a 0,5 % 32,5 13 a 15 3,2 aumentarán de 1 en 1. 35 14 a 16 3,5 - Si se trata del salbutamol 37,5 15 a 17 3,7 0,1 % corresponde 1 mL 40 16 a 18 4 por cada 10 kg de peso. 42,5 17 a 19 4,2 - Dosis de salbutamol 0,5 %: 45 18 a 20 4,5 de 0,10 a 0,15 mg/kg/dosis. + 45 20 gotas = 1 mL 5 - Dosis máxima: 5 mg/dosis. 1 mL a 0,5 % = 5 mg. 5 mL a 0,1 % = 5 mg. 3 (Ver principios terapéuticos.) – Se debe atender en unidades de urgencia. – Un aerosol de agonista beta 2 cada 20 min, 3 dosis. – Aminofilina bolo, por vía e.v. – Si el paciente no mejora con las 3 dosis de aerosol beta y la teofilina, evaluar esteroides sistémicos. Usarlos siempre después de los aerosoles si no mejora. Evacuar al hospital. – Oxígeno por máscara o catéter nasal para mantener la saturación mayor de 95 %. – Mantener al paciente bajo observación, en el área donde se encuentra el personal de enfermería. Leve Moderada Alivio de los síntomas (Buena respuesta sostenida 60 minutos después del último tratamiento.) Empeoramiento del cuadro (Respuesta pobre) Se mantienen los síntomas (Respuesta incompleta) Evaluar respuesta cada 1 hora – Disminuir frecuencia de – Ingreso en la sala de Alivio Ver esquema de decisiones para la crisis severa. Evaluar respuesta cada 1 h Si sigue igual en 6 h Severa Árbol de decisiones para el episodio agudo de asma Ver principios fármacoterapéuticos Evaluar severidad de la crisis: grado de disnea, FR, FC, auscultación pulmonar, tiraje, pulso paradójico, nivel de vigil Ver principios fármacoterapéuticosia, PEF y saturación de oxígeno. – Si no es un paciente con p ser atendido en el consultorio médico de la familia. – Oxigenación, siempre que se disponga de ella. – Agonistas beta 2 inhalados, 2 puff o un aerosol cada 20 minutos durante 1 hora, 3 dosis, en un Servicio de Urgencia. – Esteroides inhalados de acción rápida después de la primera dosis de agonistas beta 2, si se cuenta con ellos, y si hay buena respuesta. Si el paciente los usó anteriormente, se debe aumentar dosis. (Ver principios terapéuticos para las primeras medidas y evacuar al paciente si no es una crisis leve.) alto riesgo de muerte relacionada con el asma, uede 4 –Evaluar, repetir epinefrina por la demora de las siguientes medidas o la evacuación. –Optimizar la vía aérea definitiva, si es necesario. –Ventilación asistida con FiO –Oxígeno a 6 L/min y aerosol con agonista beta 2, cada 20 min. Continuar la oxigenación suplementaria para mantener la saturación mayor del 95 %. –Esteroides sistémicos. –Aminofilina intravenosa en infusión. –Considerar agonista beta 2, intravenoso, si lo tiene (véase la dosis en el algoritmo siguiente). –Activar el Sistema Médico de Emergencia. –Un paciente en mal estado, solo se debe evacuar, si hay condiciones de apoyo vital avanzado (AVA) en la ambulancia. 2 al 100 %. Árbol de decisiones para el episodio severo de asma TIENE SIGNOS DE GRAVEDAD No Reevaluar inmediatamente Sí Persisten los signos de gravedad Admisión en la sala de emergencia. Evaluación y medidas inmediatas para garantizar ABC. Mejoría clínica Evaluación Respuesta pobre Buena respuestaContinuar tratamiento y evaluación Preparar la evacuación del paciente a una unidad de terapia hospitalaria, bajo condiciones de apoyo vital avanzado. Ver principios fármacoterapéuticos 1 hora – Oxigenación constante a 6 L/min. – Vía venosa periférica. – Aerosol de agonista beta 2 cada 20 min. – Esteroides sistémicos: metilprednisolona 60 mg, por vía oral o 150 mg, por vía e.v. Si es posible, cada 4 o 6 h. – inofilina parenteral. Dosis de ataque seguida de infusión (véase la dosis en el algoritmo siguiente). – Epinefrina: 0,01 mg/kg, subcutánea. Dosis máxima: 0,3 mg. 5 Principios fármacoterapéuticos para el asmático descompensado Adrenalina por vía e.v. o s.c. (solución acuosa al 1 %). Intravenosa en estado crítico. Dosis: 0,01 mg /kg/dosis. Máxima: 0,3 mg/ dosis. Ha utilizado en las últimas 24 h Sí No No ¿La dosis fue correcta hasta el momento de la evaluación? Administrar 3,3 mg/kg. Bolo endovenoso. Hidrocortisona o equivalente Administrar la dosis de ataque a razón de 5 a 6 mg/kg, vía e.v., durante 10 min. Sí Infusión de 0,9 mg/kg./hora. Esta infusión en un adulto de 70 kg de peso, durante 8 h, se logra con 500 mg (2 ámpulas de 250 mg) en 250 mL, a 12 gotas/min. Si hay signos de gravedad en el adulto: Dosis de ataque: 500 mg, en bolo e.v. Dosis de mantenimiento: 200 mg, e.v. cada 4 h. Dosis habitual: 100 mg, e.v. al día. Dosis pediátrica: 10 mg/kg/dosis cada 4 a 6 h. Aerosol de epinefrina En episodios moderados y graves, usar 2 o 3 veces la dosis subcut ánea. Diluir en 2 mL de NaCl a 0,9 %. Beta 2 agonista Teofilina Aminofilina Esteroide (selecciona Primera opción Segunda opción Tercera opció El asmático toma el agua que desea; pero los excesos producen edemas en el intersticio. El aerosol y la nube aérea proporcionan abundantes líquido En episodios severos es ideal: Beta agonistas e.v., bolo inicial e infusión. Evaluar alternativas. Aerosol de: –Salbutamol –Albuterol. –Dosis: 0,5 mg/kg/dosis, cada 20 min. En la 1ra. hora. Continuar según la respuesta. –Dosis máxima: 5 mg/dosis. En estado crítico, usar hasta 10 mg. Indicada solamente en las crisis severas con signos de peligro vital inminente. Contraindicaciones: –Edad avanzada. –Hipertensión arterial. –Frecuencia cardiaca mayor de 140/min. Otros medicamentos en el asmático con peligro vital: –Salbutamol: 5 a 10 mg/kg/min. Infusión e.v. (si está disponible). –Si hay edema pulmonar valorado por la clínica, furosemida: 20 mg dosis única e.v. (no tiene indicación como broncodilatador). –Aerosol de atropina (0,5 mg) + heparina (1 mL) + solución salina fisiológica (1 mL), si la FC es menor de 100/min, y hay historia d ejercicio físico o cuando se ríe o si no mejora con el tratamiento habitual. –Si hay bradicardia relativa y no mejora, usar epinefrina subcutánea (s.c.) y en aerosol. –Evacuar con principios de apoyo vital avanzado. –Nunca se debe dar golpes de agua en el asmático. –Si hay criterios de bronquitis bacteriana o neumonía o si hay sospecha de una infección en una crisis ligera prolongada, se debe usar o penicilinas, si no es alérgico). Fig. 4. Taquicardia auricular. 6 Tabla 3. Dosis de ataque con teofilina Peso Dosis exacta (kg) (mg) mL aproximados Observación: 10 50 a 60 4 a 4,5 (+ 0,5) La dosis de 5 mg/kg se 15 75 a 90 6 a 7 (+ 1) incrementa de 2 en 2 mL 20 100 a 120 8 a 9,5 (+ 1,5) cada 5 kg. 25 125 a 150 10 a 12 (+ 2) 30 150 a 180 12 a 14 35 175 a 210 14 a 16 40 200 a 240 16 a 19 (+ 3) Importante: 45 225 a 270 18 a 21 Hay que diluir el fármaco 50 250 a 300 20 a 24 (+ 4) y administrarlo en no 55 275 a 330 22 a 26 menos de 10 minutos, para 60 300 a 360 24 a 28 evitar vasoplejía. 65 325 a 390 26 a 31 (+ 5) 70 350 a 420 28 a 33 75 375 a 450 30 a 36 (+ 6) 80 400 a 480 32 a 38 Nota: 85 425 a 510 34 a 40 1 ámp. de 20 mL = 250 mg, 90 450 a 540 36 a 43 (+ 7) y 1 mL = 12,5 mg. 95 475 a 570 38 a 45 100 500 a 600 40 a 48 (+ 8) Situaciones especiales Embarazo: en general los medicamentos utilizados rutinariamente son seguros y pueden utilizarse durante la gestación y la lactancia. Existe cierta controversia sobre los efectos adversos de la epinefrina cuando se adminis- tra durante el primer trimestre del embarazo, por lo que se recomienda la utilización de beta 2 agonistas, en lugar de epinefrina (adrenalina), en situaciones de urgencia. Ancianos: el tratamiento farmacológico del asma bronquial en el adulto mayor es similar al de los acientes más jóvenes. Aunque los ancianos son más propensos a experimentar efectos adversos a la adrenalina. Problemas de sepsis respiratoria en primera urgencia Neumonía: proceso inflamatorio del pulmón, por lo general agudo, que produce infiltración exudativa y celu- lar de los alvéolos, intersticios y bronquiolos; por tanto es una sepsis respiratoria baja. Valoraciones en sepsis respiratoria baja – Neonatos: se remiten con medidas de apoyo vital avanzado siempre hacia la unidad hospitalaria de re- ferencia. – 1 mes a 5 años: · Signos de gravedad (insuficiencia respiratoria, hi- pertermia elevada y otros): hospitalización en unida- des de atención a pacientes graves. Evacuar con medidas de apoyo vital avanzado. · Hospitalizar todos los casos con criterios de sepsis bacteriana y las virales que no sean leves. Medi- das de apoyo vital básico para la evacuación. · Casos leves de causa viral: ingreso domiciliario y vigilancia estrecha diaria especializada por el pe- diatra, el médico de la familia y la enfermera. – 5 a 14 años: · Casos graves: remisión a centro hospitalario para ingreso. De inicio en una unidad de atención a pa- cientes graves con medidas de apoyo vital avan- zado. Hemocultivo, antibióticos y medidas especi- ficas según la presentación en el paciente. · Casos moderados: ingreso en el hospital o eva- cuar con vigilancia médica y apoyo vital básico. · Casos leves: Ingreso domiciliario con vigilancia médica diaria por el pediatra, el médico de la fami- lia y la enfermera. – Jóvenes y adultos: · Pacientes con neumonía grave: remisión e ingreso en una unidad hospitalaria de atención a pacientes graves. Evacuar con medidas de apoyo vital avan- zado. · Pacientes con neumonía moderada: Remisión e in- greso a hospitales. Evacuar con vigilancia médica y apoyo vital básico. Tratamiento antibiótico, elec- ción penicilina. De ser necesario, emplear otro tra- tamiento, coordinar con el hospital o la farmacia para garantizar el tratamiento domiciliario completo. Pueden utilizarse antibióticos bactericidas orales o macrólidos, según las características clínicas del paciente. · Neumonías pequeñas sin repercusión clínica ni afecciones de riesgo asociadas: Ingreso domicilia- rio con vigilancia médica diaria y tratamiento anti- biótico. La sepsis respiratoria alta bacteriana se debe tratar igual que la sepsis baja ligera. Criterios de alto riesgo de gravedad en neumonías 1. Por el origen: a) Alto riesgo si el origen es hospitalario (personal y pacientes que han estado hospitalizados o visi- tando un hospital). b) Menos riesgo si es adquirida en la comunidad. 2. Por el tipo de germen: a) Hay gérmenes patógenos virulentos y es nece- sario evaluar constantemente las características clínicas. 7 3. Por la repercusión clínica en el paciente, ejemplo de signos, que la presencia de alguno de ellos o su aso- ciación es alarma: a) Estado toxiinfeccioso. b) Aleteo nasal. c) Hipotensión. d) Presencia de gránulos tóxicos. e) Hiperglicemia. f) Fiebre mantenida. g) Hipotermia. h) Taquicardia hasta cuando no tiene fiebre el paciente. i) Gran leucocitosis con gránulos tóxicos o sin ellos. j) Leucopenia. k) Taquipnea. l) Cianosis y/o insuficiencia respiratoria. 4. Por la imagen radiológica: a) Por la cuantía de afectación pulmonar y por la existencia de derrame pleural. 5. Por los problemas asociados que implican alto riesgo de gravedad: a) Asma. b) Mucoviscidosis. c) Tabaquismo. d) IMAo angina. e) Alcoholismo. f) Afecciones esofágicas. g) Instrumentación respiratoria previa. Cavitadas sin riesgo Penicilina con aminoglucósido o sin este o cefalosporina de primera generación Casos excepcionales No cavitadas y sin riesgo Sin criterio de riesgo Al hospital con apoyo vital básico o Avanzado, según el estado del paciente Con criterios de riesgo NEUMONÍAS No mejora ¿Tuberculosis? ¿Anaerobios? ¿Estafilococo? Ingreso hospitalario para diagnóstico y terapéutica Penicilina o macrólidos según clínica del paciente. Ingreso domiciliario con vigilancia estrecha hasta el alta. Tercera edad Sin repercusión clínica ni cardiaca Con repercusión clínica o cardiaca Tratar corazón, mejorar y evacuar Penicilina Ingreso domiciliario Vigilar corazón No mejora Hospital No mejora Tercera edad Orientación terapéutica en neumonías h) Sicklemia. i) Inmunodeprimidos. j) Tercera edad. k) Desnutridos. l) Tratamiento con esteroides. m) Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). n) Diabetes mellitus. o) Insuficiencia cardiaca. p) Enfermedad cerebrovascular (ECV). q) Encamamiento. r) Enfermedades crónicas. s) Esplenectomía. t) SIDA. u) Neoplásicos. v) Lactantes. w) Obesos. x) Tratamiento con inmunopresores. Nota: Los pacientes adultos con neumonía, incluidos en estos cinco grupos, deben tener atención hospitalaria; no así los pacientes con problemas asociados sin repercusión clí- nica por decisión del especialista (en Medicina General Integral o el clínico), si es posible que haya un estrecho seguimiento por este. En los casos crónicos en fase termi- nal se realizará un tratamiento médico domiciliario asesora- do o realizado por el especialista, excepto cuando la familia desee que el paciente permanezca en el hospital (ver tabla 2). Fig. 5. Fibulación auricular. 8 Tabla 4. Agentes causales de la neumonía, según la edad del paciente Patógenos comunes Paciente Patógenos comunes con alta virulencia Neonatos Escherichia coli. Streptococcus pneumoniae del grupo B. Listeria monocytogenes. Virus (citomegalovirus, virus Staphylococcus aureus herpes simple y rubéola). . 1 mes Virus (sincitial respiratorio, Streptococcus pneumoniae. a 5 años parainfluencia). Haemophilus influenzae. Chlamydia trachomatis. Staphylococcus aureus. Mycoplasma pneumoniae. De 5 a 14 Mycoplasma pneumoniae. Staphylococcus aureus (después de años Streptococcus pneumoniae. influenza). Virus (influenza, adenovirus). Haemophylus influenzae. Mycobacterium tuberculosis. Streptococcus grupo A. Infección mixta aerobia y anaerobia*. Adultos Infección mixta aerobia y anaerobia. Klebsiella pneumoniae y otros bacilos Mycoplasma pneumoniae. Mycobacterium tuberculosis. Streptococcus pneumoniae. Haemophylus influenzae. Legionella pneumophyla. Pacientes Bacilos aerobios gramnegativos. Micobacterium tuberculoso. con Streptococcus pneumoniae. Nocardia. alteraciones Haemophylus influenzae. Hongos. inmunitarias Staphylococos aureus. Citomegalovirus. Pneumocistis carini. * Infección mixta con flora orofaríngea (estreptococos aeróbios y anaerobios, especies de bacteroides y fusobacterium posteriores a la aspiración de las secreciones). Nota: Véase la Guía para el uso de antibióticos (tabla 5). 9 Tabla 5. Guía para el uso de antibióticos Vía de Fármacos administración Dosis para adultos Dosis pediátricas Penicilinas naturales Penicilina G e.v., i.m. 1 a 3 000 000 U cada 2 o 6 h 100 000 a 250 000 U/kg/día en 6 dosis Penicilina V oral 0,5 a 1 g cada 6 u 8 h 25 a 50 mg divididos en 3 o 4 dosis/día Penicilinas dosis linaza resistentes Cloxacillina oral 0,25 a 0,5 g, cada 6 h 50 a 100 mg/kg/día, cada 6 h (4 dosis) Dicloxacillina oral 0,125 mg a 0,5 g, cada 6 h 12 a 25 mg/kg/día, divididos en 4 dosis Flucoxaciclina oral 0,25 a 0,5 g – Nafcilina e.v. 500 mg, cada 6 h 37 mg/kg, cada 6 h Oxacillina e.v., i.m 500 mg, cada 6 h 37 mg/kg, cada 6 h Aminopenicilinas Ampicillina oral 500 mg, cada 6 h 50 mg/kg, cada 6 h Amoxicillina/Clavulánico oral 875 a 125 mg, en 1 dosis 875 a 125 mg, en 1 dosis Amoxicilina/Sulbactam e.v. 3 g cada 6 h 100 a 300 mg, divididos en 6 dosis Penicilinas antiseudomonas Carbenicilinas (Carboxipenicilinas) e.v. 400 a 600 mg/kg/día, e.v., en 4 a 6 dosis. Máximo 20 a 40 g/día – Ticarcillinas (carboxipenicilinas) e.v. 3 g/día 75 mg/kg, cada 6 h Ticarcillinas/Clavulánico e.v. 3 g/día 75 mg/kg cada 6 h Mezlocilina (ureidopenicilinas) e.v. 3 g/día 75 mg/kg cada 6 h Piperacilina (ureidopenicilinas) e.v. 4 g/día 100 a 300 mg/kg, en 4 a 6 dosis Aminoglucósidos Amikacina e.v., i.m. 15 mg/kg/día, en 2 dosis 10 mg/kg/día cada 8 h Gentamicina e.v., i.m. 3 a 5 mg/kg/día, en 2 a 3 dosis 2.5 mg/kg/día Kanamicina i.m. 15 mg/kg/día, en 2 dosis 10 mg/kg/día Tobramicina e.v., i.m. 3 a 5 mg/kg/día, en 2a3 dosis 2,5 mg/kg/día, en 3 dosis Anfenicoles Cloramfenicol e.v., i.m. u oral 50 a 100 mg/kg/día, en 4 dosis. 12,5 a 25 mg, cada 6 h. Dosis máxima: 4 a 8 g/día Dosis máxima: 4 g/día Glucopéptidos Teicoplanina e.v., i.m. 3 a 6 mg/kg/día, en dosis única – Vancomicina e.v. 30 a 50 mg/kg. 40 a 60 mg/kg/día, cada 6 h Dosis máxima: 2 g/día Macrólidos Azitromicina oral 500 mg/día 10 mg/kg cada 6 h Claritromicina oral 500 mg/día 7,5 mg cada 12 h dosis máxima: 1 g/día Eritromicina oral 500 mg/día 10 mg/kg cada 6 h 10 Tabla 5. Guía para el uso de antibióticos (Continuación...) Vía de Fármacos administración Dosis para adultos Dosis pediátricas Quinolonas I generación Ácido nalidíxico oral 1 g cada 6 h 55 mg/kg en 4 dosis II generación Ciprofloxacino oral 750 mg/día 20 a 30 mg/día. Dosis máxima: 1 g/día Levofloxacino e.v., oral 500 mg/día No se recomienda Lomefloxacino oral 400 mg/día No se recomienda Moxifloxacino oral 400 mg/día No se recomienda Norfloxacino oral 400 mg/día No se recomienda Ofloxacino e.v., oral 400 mg/día No se recomienda Sparfloxacino oral 400 mg/día No se recomienda Trovafloxacino e.v., oral 200 mg/día No se recomienda Cefalosporinas I generación Cefazolina e.v., i.m. 1g/día 20 mg/kg cada 8 h Cefalexina oral 500 mg/día 25 a 50 mg/kg/día, en 4 dosis. Dosis máxima: 4 g/día Cefadroxilo oral 500 mg/día 30 mg/kg cada 12 h. Dosis máxima: 2 g/día II generación Cefaclor oral 500 mg/día 20 a 40 mg/kg, cada 8 h. Cefamandol e.v., i.m. 1 a 2 g cada 4 a 6 h. 50 a 150 mg/kg/día, cada 4-6 h. Cefoxitina e.v., i.m. 1 g/día 80 a 160 mg/kg/día cada 6 h Cefuroxima e.v. 1,5 g/día 100 a 150 mg/kg/día cada 8 h, e.v. Cefonicid e.v., i.m. 1 a 2 g/día 50 mg/kg/día cada 8 h Cefmetazol e.v., i.m. 1 a 2 g cada 8 a 12 h. 25 a 100 mg/kg/día, en 2 dosis. Cefprozil oral 500 mg/día 15 a 30 mg/kg/día. Dosis máxima: 1 g/día Ceftibuten oral 400 mg cada 12 a 24 h 4,5 mg/kg cada 12 h III generación Cefoperazona e.v., i.m. – Neonatos: 100 mg/kg, cada 12 h. Niños: 150 mg/kg/día, cada 6 h. Cefotaxima e.v., i.m. 1 a 2 g cada 6 a 8 h 50 mg/kg/día cada 6 h. Ceftizoxima e.v., i.m. 1 g/día 33 a 66 mg/kg cada 8 h Ceftriaxona e.v., i.m. 1 a 2 g/día 50 a 75 mg/kg/día Ceftazidima e.v., i.m. 1 a 2 g cada 8 a 12 h 50 mg/kg/día cada 8 h. Dosis máxima: 6 g Cefixima oral 200 a 400 mg, cada 12 a 24 h 8 mg/kg/día en 1 a 2 dosis Cefpodoxima oral 200 mg cada 12 h 10 mg/kg/dosis. Máxima: 400 mg/día Moxalactan e.v., i.m. 0,5 a 4 g cada 8 a 12 h. 150 a 200 mg/kg/día en 3 a 4 dosis IV generación Cefipima e.v. 1 a 2 g, cada 8 a 12 h. 150 mg/kg cada 8 h. Máximo 2 g Cefpiroma e.v. 1 a 2 g /día No se recomienda 11 Tabla 5. Guía para el uso de antibióticos (Continuación...)Vía de Fármacos administración Dosis para adultos Dosis pediátricas Carbapenems Imipenen/Cilastatina e.v. 500 mg/día. 15 a 20 mg/kg, cada 6 h. Dosis máxima: 2 g/día Meropenen e.v. 500 mg/día 50 a 120 mg/kg cada 8 h Monobactámicos Aztreonam e.v. 1 g/día 30 mg/kg, cada 6 h Misceláneas Clindamicina oral 150 mg/día – Doxycyclina oral, e.v. 100 mg/día Niños mayores de 8 años: 25 a 50 mg/día Fosmomicina oral, e.v. 3 g/día, vía oral 20 mg/kg/día, e.v. – Metronidazol oral, e.v. 500 mg cada 6 a 8 h, vía oral 500 mg cada 8 h, e.v. 15 a 35 mg cada 8 h, vía oral 30 mg/kg/día cada 6 h, vía e.v. Minociclina oral 200 mg/día – Rifanpicina oral 600 mg/día 20 mg/kg/día. Dosis máxima: 600 mg Sulfisoxazoles oral 2 – 4 g/día 120 a 150 mg/kg cada 6 h Tetraciclina oral 250 mg cada 6 h Niños mayores de 8 años: 25 a 50 mg en 4 dosis Sulfaprim (TMP/SMX) oral, e.v. 8 a 10 mg/día cada 6, 8 o 12 h, e.v. 1 tab. cada 12 h, oral 8 a 10 mg/día cada 12 h Anafilaxia La anafilaxia representa la manifestación de hiper- sensibilidad de mayor dramatismo, y potencialmente puede llegar a ser catastrófica. Los síntomas varían desde le- siones de la piel hasta severos trastornos cardiovasculares y pulmonares que hacen peligrar la vida del paciente. Entre las causas más frecuentes de anafilaxia en los adultos, se identifica un grupo significativo de medica- mentos. (En pediatría, en cambio, los responsables prin- cipales de esta afección son los alimentos.) Algunas de estas sustancias son: – Penicilina. – Cefalosporinas. – Dipirona. – Anfotericina B. – AINE. – Antisueros. – Vacunas. – Insulina. – Hemoderivados. – Alimentos (huevo, pescado, mariscos, leche, frutas secas y chocolate). – Venenos de insectos. Para su tratamiento, se debe administrar: – Adrenalina, por vía s.c., 3 mg cada 15min. Luego, repetir 0,3 mg cada 5 min e ir evaluando, hasta que ceda el shock. Está contraindicada en edad avanzada, hipertensión arterial y FC > 140 latidos por minuto. – Esteroides orales: prednisona, por vía e.v., 60 mg diarios y dosis creciente, o hidrocortisona: 500 mg. 12 Fig. 6. Flúter auricular. 13 Moderada Historia p revia de anafilaxia con compromiso vital o existencia de broncoespasmo. Epinefrina s.c. 1:1 000 Dificultad respiratoria severa. Inflamación faríngea. Disnea. Hipoperfusión, shock. Color anormal de la piel. Estridor y/o pérdida de los pulsos periféricos. Severa sin shock y edema glotis, que permite pasar el aire Severa con shock y/o severo edema glotis Epinefrina e.v. dosis similar a s.c. Leve Iniciar cuidados generales del paciente. Asegure el ABC. Oxígeno si es moderada o severa. Tener listos los equipos para permeabilizar la vía aérea en caso de severidad. Iniciar, por vía e.v. 10 mL/kg de ringer lactato si hay shock o hipotensión. Mantener TA sistólica en 100 mmHg. Niños TAS = 70 + 2 x edad, en los casos severos con shock. Epinefrina s.c. 0,3 mg (dosis en adultos). Niños: 0,01 mg/kg/dosis (1:10 000). Las dosis se repiten. Albuterol inhalado 2 puff. Puede repetir 1 vez a los 30 min si disnea o broncoespasmo. Albuterol vía inhaladora 2,5 mg diluidos en 3 mL de solución salina. Puede repetirse una vez, según broncoespasmo. Difenhidramina 25 mg por vía i.m., cada 4 a 6 h, en adultos o 2 ámp. en 250 mg en 4 h (a 16 gotas). Niños: 5 mg/kg divididos en 3 dosis cada 8 h. Después seguir por vía oral. Esteroides: prednisona 1 a 2 mg/kg/dosis o hidrocortisona: 10 mg/kg repetir a las 4 h si hay necesidad. Debe seguirse por vía oral. Sí No Una reacción alérgica es una respuesta exagerada del sistema autoinmune a cualquier sustancia. Estas respuestas pueden ser desde leves hasta reacciones anafilácticas severas con compromiso vital. Inflamación y prurito local Sensación de comezón y Dificultad respiratoria leve ¿Hay peligro vital? Alta con tratamiento oral. Orientación para dispensarización y estudio. Epinefrina s.c., 0,3 mg (dosis en adultos) 0,1 mg (dosis en niños) Repetir cada 20 min hasta 3 dosis. Reacción alérgica y anafilaxia 14 Disnea y peligro vital Es importante tener siempre presentes los signos clí- nicos, cuya presencia definen si existe riesgo de muerte, aunque se identifique solo uno de ellos. En tal situación hay que conducir la terapéutica como un episodio severo. Signos de gravedad: 1. Flujo pico espiratorio forzado < 50 %. 2. Bamboleo toracoabdominal. 3. FR > 40 respiraciones/min o < 10 respiraciones/min. 4. Silencio respiratorio. 5. Aleteo nasal. 6. Cianosis extrema. 7. Imposibilidad para toser o hablar. 8. Poca respuesta a estímulos dolorosos. 9. Taquicardia > 120/min. 10. Obnubilación. 11. Sudoración. 12. Saturación de oxígeno < 90 %. 13. Agotamiento físico. 14. Saturación de oxígeno < 90 %. 15. Tiraje intercostal y retracción del esternocleido- mastoideo. 16. Agitación psicomotriz. 17. Pulso paradójico. La presencia de uno de estos signos en un paciente con disnea, es criterio de ventilación mecánica; excepto en pacientes con broncoespasmo severo o neumotórax o hemotórax, en los que una medida enérgica de emergen- cia puede mejorar la situación. Si no hay mejoría inme- diata con la conducta médica de emergencia, entonces se debe proceder de inmediato con la intubación endotraqueal y la ventilación mecánica. 15 Árbol de decisiones para la dificultad respiratoria en un paciente no traumatizado Primeras acciones: ingreso en área de emergencia (apoyo vital) Permeabilizar la vía aérea. Vía venosa periférica. Posición semisentada (300). Oximetría de pulso, si está disponible. Oxígeno a alto flujo por máscara o catéter nasal.. Monitorización de ritmo cardiaco, si está disponible. Evaluar la necesidad de ventilación artificial. Disnea respiratoria con silencio inspiratorio Disnea inspiratoria con estridor y tiraje Disnea con taquipnea y otros posibles signos. Dolor precordial. Crepitantes bibasales. Cianosis. Alteraciones inespecíficas del patrón respiratorio. Episodio agudo de asma con peligro de muerte. Neumotórax. Disnea cardiaca Tromboembolismo pulmonar masivo. Derrame pleural masivo. Distress respiratorio. (furosemida: 1 mg/kg, vía e.v.) Cuerpo extraño. Epiglotitis. Laringotraqueobronquitis. Otras disneas laríngeas. Patologías graves del Sistema nervioso central. Neuropatías periféricas graves. Atrofias musculares graves. Realizar procederes terapéuticos adecuados para mantener permeable la vía aérea, según corresponda al problema del paciente. Asistencia ventilatoria cuando corresponda (sí hay signos de gravedad que e mpeoran). Administrar drogas según protocolos específicos. Siempre evacuar hacia una Unidad hospitalaria de atención al paciente grave con medios de apoyo vital avanzado para conducta definitiva. Disnea con crepitantes y shock implica el uso de furosemida, ventilación e infusión de aminas (Véase el algoritmo de hipotensión, s yhock EAP). Dificultad respiratoria no grave. Dificultad respiratoria grave (evaluación clínica) ¿Existen signos de gravedad? (Véase: Disnea y peligro vital) Sí No Activar el Sistema de Emergencia. Vía aérea definitiva. Descartar neumotórax y hemotórax (clínica). Ventilación mecánica con Fi0 2 = 1. Evaluar las posibles causas. Iniciar el tratamiento específico. Evaluar las posibles causas. Tratar y actuar según corresponda (véanse los protocolos específicos). Disnea y conducta médica 16 17 Medidas para proteger y permeabilizar la vía aérea La continuidad sin obstáculos de la vía aérea es necesaria para mantener la ventilación y la oxigenación en los alvéolos, que es donde se realiza la hematosis. Por lo tanto, siempre que estemos frente a un paciente con sospecha de compromiso vital, nuestro primer paso debe ser la evaluación y apertura de la vía aérea. De manera general, debe realizarse en: – Pacientes con alteraciones de la conciencia. – Pacientes con dificultad respiratoria. – Pacientescon alteraciones cardiovasculares. Métodos básicos para permeabilizar la vía aérea Métodos básicos sin equipos: se realizan con nuestras propias manos. Son maniobras fáciles y rápidas de ejecutar. No es necesario ser profesional o técnico de la salud para ejecutarlas: – No sospecha de trauma: maniobra frente-mentón y triple maniobra (véanse las técnicas en RCPC). – Sospecha de trauma: subluxación mandibular y tracción del mentón (véanse las técnicas en RCPC). Métodos básicos con equipos: métodos instrumentados de inserción rápida que garantizan que la oxigenación y la ventilación sean más efectivas. No se necesitan personas especializadas para su colocación. – Mecánicos: · Cánulas orofaríngeas. · Cánulas nasofaríngeas. – Quirúrgicos: · Cricotiroidostomía por punción: se indica en pacien- tes que requieren oxigenación y ventilación urgente y no se pueden realizar otros métodos. Solo permite la ventilación por 45 minutos, y propicia la apari- ción de acidosis respiratoria por retención de CO 2 . Métodos avanzados para permeabilizar la vía aérea Métodos instrumentados que garantizan ventilación y oxigenación efectiva y sostenida. Se necesitan personas expertas, con dominio de la técnica, para su colocación. – Mecánicos: · Intubación endotraqueal. · Tubo de doble lumen. · Mascarilla laríngea. · Obturador esofágico. – Quirúrgicos: · Cricotiroidostomia quirúrgica. · Traqueotomía. Secuencia para optimizar la vía aérea 1. Identificar la necesidad de abrir la vía aérea. (Es necesario recordar la especificidad en pacientes traumatizados.) 2. Realizar apertura manual de la vía aérea. 3. Observación y barrido digital amplio para eliminar todo tipo de cuerpo extraño de la vía aérea superior (prótesis, restos de alimentos, etc.). En niños no se realiza barrido. Si se comprueba obstrucción de la vía aérea, realice primero la maniobra de Heimlich. 4. Iniciar oxigenación con alto flujo. 5. Colocar la cánula que corresponda. Continuar con la oxigenación. Realizar aspiración mecánica de secreciones buconasales. 6. Valorar la ventilación con bolsa válvula máscara. 7. Si está indicado, realizar la intubación orotraqueal o nasotraqueal. Solo tres intentos; de no lograrse, valorar otros métodos que garanticen la ventilación. De no disponer de ellos, vía aérea por métodos quirúrgicos. Secuencia para el tratamiento de la obstrucción de la vía aérea En adultos y adolescentes: 1. Verificar estado de conciencia. Preguntar si se está ahogando. Solicitar ayuda. 2. a) Paciente consciente y con tos fuerte (obstrucción incompleta de la vía aérea). Orientarle que continúe tosiendo y darle golpes en la espalda. b) Paciente consciente con tos débil o ausente (obs- trucción completa de la vía aérea). Comenzar la ma- niobra de Heimlich en posición de sentado o de pie. Realizar compresiones fuertes con ambas manos en región subdiafragmáticas de afuera hacia dentro y de abajo hacia arriba. Si es una gestante o un obeso se comprime a nivel esternal. 18 3. Repita la maniobra de Heimlich hasta que el cuerpo extraño se haya expulsado o la víctima pierda la con- ciencia. 4. Activar el Sistema Médico de Emergencia (SME) si las maniobras no han tenido éxito pasado 1 minuto de una obstrucción completa de la vía aérea o si la víctima pierde la conciencia. 5. Colocar al paciente en posición de rescate. 6. a) Introduzca el pulgar de una mano en la boca del paciente y, ayudado con el resto de los dedos, reali- ce la tracción de la mandíbula y la lengua. b) Realizar barrido profundo en la boca con el índice de la otra mano buscando sacar el objeto. 7. Abrir la vía aérea con métodos manuales y tratar de ventilar, si el aire no entra (el tórax no se expande), reposicione la cabeza e intente 1 o 2 veces más. 8. Si la vía aérea está bloqueada (el aire no entra) comience la maniobra de Heimlich con el paciente acostado. Dar 5 compresiones abdominales subdia- fragmáticas, seguidas de 3 ventilaciones, siempre buscando que estas sean efectivas. 9. Repetir la secuencia del 6 al 8 hasta que tenga éxito o llegue el SME, o hayan signos evidentes de muer- te, o si el paciente está más de 10 minutos con una obstrucción completa de la vía aérea e inconsciente o existe agotamiento físico del rescatador. En escolares, se diferencia del anterior en: 1. La maniobra de Heimlich se realiza igual que en el adulto pero con moderación de la fuerza de compre- sión para no dañar al niño. 2. No se realiza la maniobra de barrido digital. Si se observa el cuerpo extraño en la vía aérea superior, se debe extraer con una pinza digital. 3. Al intentar ofrecer ventilación en el niño inconscien- te, se realizarán de 3 a 5 esfuerzos ventilatorios y reposicionará la cabeza. En el lactante: 1. Verificar el estado de conciencia (gritar, sacudir, pe- llizcar). Dar palmaditas en la planta del pie. 2. Colocar al niño sobre nuestro brazo, con la cabeza en un plano inferior al tórax. 3. Si está consciente, comenzar la maniobra para des- obstruir la vía aérea en el lactante. Dar 5 golpes se- cos con el talón de la mano en la región interescapular seguidos de 5 compresiones en el pecho. 4. Repita la maniobra de forma continua hasta que se expulse el cuerpo extraño o la víctima pierda la conciencia. 5. Activar el SME si no ha tenido éxito pasado 1 minu- to, si el paciente tiene una obstrucción completa de vía aérea o si pierde la conciencia. 6. Colocar al lactante sobre una superficie dura en po- sición de rescate. 7. Abrirle la boca y buscar el objeto rápidamente; si es observado, intentar su extracción con pinza digital. 8. Abrir la vía aérea y tratar de ventilar; si el aire no entra, reposicione la cabeza e intente de 2 a 4 veces más esta operación. 9. Si la vía aérea del lactante está bloqueada, continúe la maniobra para desobstruirla. 10. Repetir la secuencia del paso 6 al 8, hasta que tenga éxito o llegue el SME o hayan signos evidentes de muerte o el lactante esté más de 10 minutos con oclusión completa de la vía aérea. Oxigenoterapia El aporte de oxígeno es vital en todos los pacientes con emergencias, tanto médicas como traumáticas. Cons- tituye una forma sencilla de prevenir complicaciones y de garantizar que la reanimación tenga mejor calidad. Se puede administrar de dos formas: 1. Suplementario: a través de un catéter nasal o más- cara, si la frecuencia respiratoria se encuentra entre 10 y 12 o entre 20 y 30 respiraciones por minuto. 2. Asistido o controlado: a través de ventiladores me- cánicos, si la frecuencia respiratoria se encuentra por debajo de 10 o por encima de 30 respiraciones por minuto. Dosis: Dosis habitual: 6 a 9 L/min. En la intoxicación por monóxido de carbono (CO) se pueden utilizar hasta 15 L/min. En pacientes portadores de enfermedades respiratorias crónicas la dosis no debe exceder de 3 L/min, porque en ellos la hipoxia crónica es un estímulo para la ventilación. Por eso, en situaciones de crisis, no podemos elevar mucho la presión de oxígeno. Se puede adminis- trar a través de una máscara facial o catéter nasal este último garantiza una concentración de 60 %. Las másca- ras para oxigenar aportan la concentración fijada por el fabricante. 19 Efectos de la oxigenoterapia Sistema nervioso central: – Disminuye el flujo sanguíneo cerebral. – Disminuye el edema cerebral. – Disminución de la presión intracraneana. Cardiovasculares: – Vasoconstricción periférica moderada. – Disminución discreta de la frecuencia cardiaca. – Disminución moderada del gasto cardiaco. Efectos pulmonares: – Depresión respiratoria. – Disminución de la presión arterial pulmonar. Métodos de ventilación 1. Ventilación básica sin equipos: a) Boca-boca. b) Boca-nariz. c) Boca-boca nariz (ideal en los lactantes). d) Boca-estoma. 2. Ventilación básica instrumentada: a) Ventilación-oxigenación transtraqueal percutánea. La introducción de un catéter 14 permite un flujo ventilatorio de 5 a 6 L/min. b) Ventilación con dispositivo bolsa válvula máscara. 3. Ventilación avanzada (se requieren personas entre- nadas para el uso): a)
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