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Medicina de Desastres. Material complementario. 
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ALGUNAS PRECISIONES SOBRE DESASTRES 
Elaborado por: Dr. MCs Bruno Bello Gutiérrez. Profesor Titular. Especialista II 
grado en Higiene y Epidemiología. Profesor Principal de Medicina de 
Desastres. Universidad de Ciencias Médicas de la Habana. 
I. GENERALIDADES DE LOS DESASTRES 
A. Medicina de Desastres. 
¿Tiene esta rama de las ciencias médicas particularidades que la diferencian 
de la Medicina normal o tradicional?, 
La respuesta a la interrogante se encuentra en su definición que plantea que 
es: una rama de las ciencias médicas que tiene estrecho vínculo con las 
actividades comunitarias y gubernamentales, en las cuales se integran 
conocimientos y medidas orientadas a la concertación de esfuerzos para la 
preparación e instrumentación de respuestas organizadas ante estas 
situaciones”. 
Es por tanto una actividad médica que enfrenta el incremento marcado de los 
requerimientos que las acciones de salud conllevan, en condiciones de limitada 
disponibilidad de procesos y recursos para contribuir en la supervivencia y 
recuperación en el marco de una emergencia. 
B. Sobre definiciones relacionadas con desastre 
Partiendo de las concepciones modernas en materia de desastres, existen 
diferentes definiciones sobre la concepción sanitario administrativa y social de 
desastre y catástrofe, que son los dos términos que han quedado vigentes en 
la literatura y en la propia actividad contra contingencias, en correspondencia 
con los igualmente distintos enfoques utilizados como puntos de partida para 
establecerlas, subsistiendo otros como hecatombe, particularizada hacia el 
holocausto nuclear. 
Algunos autores parten de la etimología de ambos términos lo cual mantiene 
cierta contradicción al precisar la catástrofe y la existencia del desastre 
antropogénico o tecnológico, pues su presentación no obedece al azar. 
 
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Hoy día se enfatiza en que el catastrofismo forma parte de movimientos 
normales y sistemáticos de las fuerzas naturales, a la vez que se expone el 
origen y vínculo con el componente social del desastre, así por ejemplo un gran 
huracán que no toque tierra es una catástrofe y no un desastre, por no haber 
creado daños a comunidades, lo mismo sucede para fuertes terremotos que 
ocurren con frecuencia en zonas desérticas no habitadas. 
Existe otro criterio diferenciador del desastre y la catástrofe que tiene en cuenta 
la magnitud de víctimas mortales, mutilados e incapacitados, así como el grado 
de destrucción de la infraestructura con afectación de los servicios en las 
poblaciones afectadas, adjudicando el termino catástrofe en íntima relación con 
el requerimiento socio económico para el país en cuestión. 
En ocasiones se utilizan como sinónimos definiciones que tienen diferencias 
semánticas y prácticas más allá de la homologación, ejemplo de ello es la de 
evento adverso y amenaza o peligro. Las amenazas están presente de forma 
latente en el territorio, marcan el potencial de ocurrencia de sucesos de 
negativa repercusión para el mismo, mientras que el evento adverso ya se 
asocia a la manifestación en sí de esta amenaza mediante un proceso 
agresivo, iniciado espontáneamente como la erupción de un volcán, otro 
ejemplo la ocurrencia de huracanes tropicales, que en la región occidental de 
Cuba constituyen una amenaza permanente, agudizada entre los meses de 
Junio a Noviembre, sin embargo durante el año 2009 no ocurrieron eventos de 
este tipo. 
En cuanto a la exposición, al conjugarse con la vulnerabilidad asociada tiene 
gran importancia la actividad humana propia del planeamiento industrial y 
demográfico en la región, que igualmente se orienta a modificarla en el sentido 
de disminuirla al máximo posible, es típico el ejemplo del estudio requerido 
para la ubicación de dispositivos asociados a sustancias químicas agresivas o 
elementos radioactivos e instituciones de peligrosidad biológica, atendiendo al 
diseño y factores de protección que contemplen las normativas para los 
procedimientos de riesgo, distancia de los núcleos poblacionales, dirección del 
viento con relación a los mismos, entre otros, sin embargo la situación inversa 
es la más frecuente en la actualidad, donde se improvisan núcleos 
 
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poblacionales aledaños a estas zonas peligrosas y por ende se expone 
indebidamente la población residente. 
Por tanto el dominio de las definiciones relacionadas con desastres contribuye 
en la proyección del conjunto de medidas preventivas y para la mitigación de 
daños y consecuencias acorde al potencial de riesgos y vulnerabilidades en un 
territorio. 
C. Enfrentamiento a situaciones de desastre 
En la práctica sistemática es cada vez más frecuente que la respuesta tenga 
que desencadenar medidas contra un desastre tecnológico consecuente o 
secundario, generado por los efectos de uno de causa natural actuante como 
primario. Es el caso del terremoto que daña una planta o almacenes de 
productos químicos generando un derrame tóxico de importancia en la región, 
consistiendo el mismo en una calamidad añadida a la población ya afectada. 
 La recepción masiva de heridos. 
Existen aspectos que se vinculan a las acciones que en medio de las 
complejidades propias de cada situación de desastre, deben constituir un 
conocido, preparado y ensayado procedimiento a desarrollar en base a las 
circunstancias objetivas existentes, y las experiencias sobre resultados 
positivos obtenidos, a modo de algoritmo de dirección, como componente de la 
respuesta emergencial a nivel local. 
Se ha constatado con frecuencia en medio de situaciones emergenciales la 
ineficacia de planes previstos, por razones de desactualización, falta de 
divulgación entre sus actores fundamentales o de correspondencia del recurso 
planificado y el realmente existente, la insuficiente preparación y capacitación 
por tipo de misiones de los diferentes trabajadores y profesionales involucrados 
en el mismo, y por la falta de precisión y concreción en las tareas 
fundamentales, las que a menudo son numerosas, sin que tengan una 
secuencia e interrelación acorde con las circunstancias impuestas por el evento 
adverso. 
La experiencia práctica aconseja la implementación de 16 tareas para la 
recepción masiva de lesionados, las cuales se presentan a continuación: 
 
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1. Comprobar la veracidad del hecho estableciendo desde ese momento la 
activación del puesto de mando donde se integran las tareas y su seguimiento, 
con subgrupos o personas responsabilizadas con funciones específicas. 
2. Comunicación de la situación a los niveles que corresponda, la que a su 
vez constituye el primer paso en la activación de coordinaciones existentes, 
como es el caso de refuerzo con transporte sanitario, especialistas del perfil 
quirúrgico, viabilización de los requerimientos para la remisión a especialidades 
tales como: neurocirugía, quemados, entre otras. 
3. Despliegue del plan de aviso institucional y si fuera necesario el extensivo, 
este último consiste en la activación de especialistas que residen cerca de la 
institución, aunque no sean de su plantilla, lo que debe haberse coordinado con 
anterioridad. 
4. Activar y completar de ser necesario, así como ubicar la reserva de 
medicamentos y medios para la atención masiva de lesionados múltiples. 
5. Incremento de camillas, sillones de rueda y personal de apoyo. 
6. Preparación de la labor de recepción y clasificación, los trayectos del flujo 
de lesionados dos áreas previstas para la atención a modo de locales. 
Estas 6 medidas constituyen el bloque de tareas primarias a desplegar, el cual 
ponen a la institución en condiciones de recibir y atender de urgencia a los 
lesionados de forma efectiva. 
En un segundo bloque de medidasse encuentran: 
7. Fluidez de en la entrada de los lesionados, que se refiere al despeje del 
área desde la entrada al estacionamiento, así como el orden y disciplina que 
facilite el trabajo. 
8. Los salones de operaciones, las guardias y los refuerzos del perfil 
quirúrgico deben estar listos para cumplir sus misiones. 
9. Apoyo de enfermería y asistencia técnica, incrementando el número en las 
misiones claves: curaciones, laboratorio clínico, Rayos X, entre otros. 
10. Disponibilidad en los bancos de sangre de hemoderivados suficientes para 
atender las solicitudes urgentes, en caso contrario prever el apoyo local desde 
otras instituciones cercanas. 
11. Liberar camas en los servicios de emergencia y en salas de observación, 
precisar su disponibilidad en salas de terapias y hospitalización, realizándose 
en caso necesario el traslado o ingreso domiciliario de pacientes. 
 
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12. Refuerzo del registro, control, estado y destino de los lesionados. Esta 
información actualizada es requerida para la emisión de partes a organismos 
políticos y gubernamentales correspondientes. 
13. Activación del grupo encargado de la preparación de la morgue, la 
identificación de capacidades, valoración de locales para su ampliación de 
considerarse necesario, así como de la identificación de los fallecidos y el aviso 
a familiares. 
14. Ubicación, señalización, registro y custodia de pertenencias de lesionados 
y fallecidos. 
15. Agilización e incremento de la producción de material gastable, de los 
procesos de esterilización, de las coordinaciones interinstitucionales y la 
transportación que pueda requerirse. 
16. Control de remisiones y establecimiento de un parte preciso y sistemático a 
familiares, de forma interpersonal y telefónicamente. 
Como se observa, estas medidas contribuyen al desempeño exitoso en la 
atención masiva de lesionados e incluye tareas con especificaciones para los 
actuantes acorde con las misiones encomendadas a los diferentes grupos. 
D. Desastres en la región 
En la República Bolivariana de Venezuela se han registrado terremotos de 
intensidad variable a continuación se hace referencia algunos de ellos: 
 29 de Julio de 1967: Sobre las 8.20 de la noche Caracas fue sacudida por un 
terremoto de 6,5 grados en escala de Richter, con una duración de unos 55 
segundos según la zona de Caracas, dejando un balance de 236 muertos, 
2.000 heridos y cuantiosos daños materiales que incluyeron la grave 
interrupción del abastecimiento de agua, de electricidad y del transporte por 
varios días y en diversas zonas. Varias instituciones asistenciales del sector de 
la salud resultaron colapsadas o aisladas quedando fuera de posibilidades de 
funcionamiento. 
 9 de julio de 1997: Ocurrió un terremoto en la localidad de Cariaco, en el 
Estado Sucre en la región oriental de Venezuela, sobre las 3.30 pasado 
meridiano y con magnitud de 7,0. grados en escala de Richter. Este sismo fue 
considerado el más grave ocurrido en Venezuela desde el terremoto que afectó 
 
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a la ciudad de Caracas el 29 de julio de 1967. Los efectos del sismo causaron 
el derrumbe parcial o total y daños graves a las estructuras, especialmente en 
Cariaco y Cumaná y serias averías a las redes de servicios públicos de agua, 
electricidad y otros. Las poblaciones más afectadas fueron la de los municipios 
Ribero en Cariaco, Sucre en Cumaná, Andrés Eloy Blanco en Casanay, Andrés 
Mata de San José de Aerocuar, Mejías en San Antonio del Golfo y el Pilar en 
Benítez. Causó 73 muertes, de ellas, 35 en Ribero y 33 en Cumaná. 
 12 de Septiembre 2009: Un terremoto de fuerte intensidad sacudió este 
sábado la capital y varias regiones de Venezuela, sobre las 3.35 pasado 
meridiano, el cual causó 2 fallecidos, 14 heridos y diversos daños materiales. El 
sismo, que duró unos 30 segundos, alcanzó 6,4 grados en la escala de Richter. 
El terremoto se sintió en Caracas, capital del país, donde originó una gran 
alarma al coincidir con una fuerte tormenta con vientos huracanados y granizo 
que causó la caída de árboles e inundaciones en distintos puntos de la ciudad. 
Además de Caracas, el sismo afectó a los Estados de Aragua, Carabobo, Lara, 
Portuguesa, Zulia y Miranda. 
 15 de Diciembre 1999: La Tragedia de Vargas, denominada también como el 
Desastre de Vargas o los Deslaves de Vargas, es como se le conoce al 
conjunto de deslaves, corrimientos de tierras e inundaciones ocurridas en las 
costas caribeñas de Venezuela y especialmente trágica en el estado Vargas, 
pero que afectara a otras regiones del país. Éste es considerado el peor 
desastre de causa natural ocurrido en Venezuela durante el siglo XX. Las cifras 
de fallecidos aunque sin carácter oficial se calcularon finalmente alrededor de 
los 40.000, mientras que los damnificados tampoco confirmados oficialmente 
se estima que rebasaron el cuarto de millón. 
Las zonas más afectadas por el desastre natural del 15, 16 y 17 de Diciembre 
fueron las costas de los estados Vargas, Miranda y Falcón. Miles de personas 
fueron desplazadas y pueblos enteros quedaron devastados, entre la 
infraestructura perdida por el significativo evento adverso se cuentan 
universidades, grandes hoteles, clubes, instituciones de salud educacionales y 
deportivas, importantes comunidades, vialidad, comunicaciones, entre otros. 
En lo referente al elemento primariamente generador de dicha situación de 
desastre, éste se ubica en las fuertes y mantenidas precipitaciones producidas 
 
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en el estado Vargas, entre el 27 de Noviembre y el 14 de Diciembre con más 
de 1.920 mm de agua precipitados en la región, causando una hiper saturación 
hídrica de los suelos y determinando que el caudal de agua bajara por 
pendientes de más de 30 grados trayendo consigo deslizamientos de tierra y la 
capa vegetal de las montañas. 
 Para erupciones volcánicas merece destacar la del volcán Tungurahua, que 
comenzó su actual período de erupción en 1999 y desde entonces, ha 
intercalado periodos de gran actividad con otros de relativa calma, en un 
proceso que dura meses o años. El 14 de julio de 2008 el volcán registró la 
mayor erupción desde 1999. Miles de hectáreas fueron devastadas y 5.000 
personas tuvieron que desplazarse, para el 30 de Julio se notificaban 9 
fallecidos y 70 desaparecidos tras la erupción del volcán en el centro de 
Ecuador. Varias zonas quedaron bajo cantidades impresionantes de cascajo y 
ceniza, con numerosos colapsos de casas y zonas que sufrieron incendios, 
como Palitahua, por el calor de los piroclastos emergidos del cráter. Cerca de 
2.500 personas, entre ellas los vecinos de localidades como Bilbao, Puela o 
Cusua, fueron evacuadas ante el peligro de afectación por gases tóxicos como 
el dióxido de azufre. 
 Un ejemplo de tsunami es el asociado al terremoto ocurrido en Chile el 27 
Febrero de 2010, que asoló a la zona centro-sur de dicha nación sur 
americana, dejando pérdidas por 29, 662 millones de dólares, incluidos más de 
siete mil millones de dólares que dejará de producir la economía. Gran parte de 
los daños provocados por el sismo de 8.8 grados en la escala de Richter se 
asocian al efecto complementario del maremoto originado por el movimiento 
telúrico iniciador de tan significativo evento adverso. 
 Entre los huracanes, el más devastador en la historia, fue el llamado Gran 
Huracán de 1780, que ocasionó alrededor de 22 mil víctimas fatales, cuando la 
tormenta azotó a Martinica, San Eustaquio y Barbados, entre el 10 y el 16 de 
Octubre de 1780. 
El huracán Mitch es considerado como el segundo huracán del Atlántico más 
mortífero de la historia, con 18.000 personas fallecidas, también causó miles de 
millones de dólares en pérdidas materiales, con velocidad máxima de vientos 
sostenidos de 290 km/h, a supaso por América Central del 22 de Octubre al 5 
 
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de Noviembre en la temporada de huracanes en el Atlántico de 1998. Sus 
efectos tardíos fueron notables, al año del impacto aún se realizaban labores 
de recuperación del entorno. 
II. FACTORES RELACIONADOS CON LA OCURRENCIA DE DESASTRES 
A. Explosión demográfica y desastres 
La problemática de salud y en otras direcciones de trabajo gubernamentales en 
cuanto a la resolutividad de situaciones de desastres, se ha ido complejizando 
en la misma medida que durante los últimos 50 años se ha incrementado la 
densidad poblacional sobre la cual actúan los factores destructivos de tales 
eventos desastrosos, esta puede ser una objetiva explicación, en parte, de por 
qué se plantea que cada vez los fenómenos naturales son más intensos, y es 
que ejercen sus efectos sobre mayores poblaciones y por ende, con mayor 
número de fallecidos y damnificados en general. 
Atención particularizada se le otorga a los pronósticos del desastre de la 
hambruna-desnutrición-enfermedades consecuentes, en combinación con la 
insuficiente disponibilidad de agua potable en muchas regiones del planeta, 
para el año 2050. 
Para que se tenga una idea de la frecuencia con que ocurren los nacimientos, 
si se cuenta hasta diez, en ese corto intervalo de tiempo han nacido sobre en 
el planeta, veintisiete seres humanos más, 250.000 al día que compartirán la 
tierra, los alimentos y el agua. Por lo anterior somos cada más los habitantes 
del planeta. En la actualidad existen cerca de seis mil millones de personas 
sobre la tierra y cada año se pueden sumar 95 millones más. La ONU calcula 
que en el año 2050 habrá algo más de 9000 millones de personas en el orbe, 
es decir, la capacidad de crecimiento de la población será mayor que la 
capacidad de producción de alimentos. 
Los hechos demuestran que dar de comer a tantas bocas está provocando un 
fuerte deterioro medioambiental que deja especial huella en los países del 
Tercer Mundo. Allí la pérdida de los bosques y especies, la contaminación de 
lagos, ríos y océanos, la acumulación de gases invernadero y destrucción de la 
capa de ozono preservadora de la vida terrestre, son consecuencias derivadas 
de la política llevada a cabo por aquellos gobiernos. La pobreza ha conducido a 
 
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una sobreexplotación de los recursos naturales en un intento fallido por pagar 
su deuda externa. Al final, los pobres han vendido o alquilado sus mejores 
tierras a los ricos por no poder atenderlas, y ellos se han marchado a los 
bosques, degradando los suelos para alimentar a sus familias. Existe por tanto 
un espiral descendente donde la pobreza contribuye directamente a un 
crecimiento de población: 
 Se necesitan hijos para trabajar en el campo, llevar dinero a casa y 
asegurar en cierta forma el sustento en la vejez. 
 El agotamiento de los acuíferos, la escasez de alimentos y la deforestación 
están empezando a afectar a las perspectivas económicas mundiales. 
 La transición demográfica es una teoría utilizada en demografía que ayuda 
a entender al mismo tiempo dos fenómenos: 
La transición demográfica, por implica un fuerte crecimiento de la población, 
también se denomina revolución demográfica o explosión demográfica, 
especialmente durante su fase inicial, caracterizada por la disminución de la 
mortalidad, que produce altas tasas de crecimiento, la cual no debe confundirse 
con el concepto de explosión de natalidad que se produce en períodos de 
posguerra con efectos en cierto modo similares, pero por causas opuestas. 
B. La pobreza y los desastres 
Basados en la temática Desarrollo. Equidad y Desastres, se concreta la 
evidente realidad de que las situaciones de desastres en cualquier región del 
mundo, son declaradas a expensas de los daños y consecuencias que se 
producen, de forma muy predominante sobre los sectores pobres de toda la 
comunidad impactada: 
El nivel cultural bajo atenta contra las posibilidades instructivas en cuanto a 
protección. 
La imperiosa necesidad de prolongadas jornadas de trabajo en busca de 
escasos recursos monetarios, les impide dedicación a tareas de la preparación 
ante contingencias, a conocer las amenazas a que se someten cotidianamente 
y poder proyectar alternativas. 
 
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Los bajos niveles nutritivos aumentan sus vulnerabilidades fisiológicas y de 
resistencia. 
El escaso poder adquisitivo les impide contar con medios y recursos destinados 
a planes familiares para la protección ante posibles eventos adversos, a 
disponer con elementos protectores en las viviendas, por el contrario altamente 
vulnerables. 
El evento adverso más igualitario, en cuanto a la compensada repartición del 
botín de las calamidades de un desastre entre ricos y pobres, es el terremoto, 
seguido pero con significativa menor frecuencia del tsunami primario súbito, ya 
que el 90% de los grandes tornados suelen producirse en áreas rurales, con 
predominio de población campesina. En el resto de los eventos que cuentan 
con previsión o alerta temprana, los ricos se exponen a la afectación de sus 
negocios, mientras que los pobres a la pérdida de sus vidas. 
 Hoy nuestro mundo alberga a 6, 550 millones de personas. Population 
Reference Bureau (PRB) 
 Aproximadamente 5,1 mil millones de personas viven en países en 
desarrollo. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) 
 Más de mil millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza 
internacional ya que ganan menos de $1 por día. Banco Mundial 
 La cantidad de crisis alimentarias en todo el mundo ha aumentado desde 
1980, de un promedio de 15 por año a 30 por año. Desde 1992, las crisis 
alimentarias causadas por el hombre han ascendido a más del doble: de 
aproximadamente un 15 por ciento a más del 35 por ciento. Organización de 
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) 
 Prácticamente la mitad de las muertes de niños menores de 5 años se 
presentan en el África subsahariana, en donde el ritmo del progreso ha 
disminuido considerablemente debido a los endebles sistemas de salud, los 
conflictos y el sida. PNUD 
 
 
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Datos sobre el hambre: 
 Once millones de niños menores de cinco años mueren al año a causa de la 
pobreza, y siete millones de ellos no llegan a su primer cumpleaños. ONGs 
españolas con motivo del Día Mundial del Niño 
 El hambre se manifiesta de diversas maneras además de la inanición y la 
hambruna. La mayoría de las personas pobres que luchan contra el hambre 
deben lidiar con la desnutrición crónica y deficiencias vitamínicas o de 
minerales, lo cual detiene el crecimiento, causa debilidad y mayor 
vulnerabilidad frente a las enfermedades. Pan para el Mundo 
 Más de 850 millones de personas de todo el mundo padecen hambre: 815 
millones de ellas se encuentran en países en desarrollo. FAO 
 Cada día, casi 16.000 niños mueren de causas relacionadas con el hambre. 
Pan para el Mundo 
 La mayoría de las personas que padecen hambre en el mundo vive en 
zonas rurales. PNUD 
 La mala nutrición y las deficiencias calóricas provocan que casi una de cada 
tres personas muera prematuramente o quede minusválida. OMS 
 El hambre es la forma más extrema de pobreza ya que los individuos o 
familias no tienen dinero para cubrir su necesidad básica de alimento. Pan para 
el Mundo 
 A los pobres les resulta muy difícil obtener alimentos adecuados y nutritivos 
para sus familias y para ellos mismos. No llegan a consumir la cantidad mínima 
de calorías esenciales para gozar de buena salud y un crecimiento pleno. Un 
adulto necesita aproximadamente 2100 calorías por día y los niños necesitan 
aproximadamente 1500 calorías. FAO 
El agua y la salud 
 1,1 mil millones de personas no tienenacceso al agua potable, el 84% de 
estas personas vive en zonas rurales. Fondo de las Naciones Unidas para la 
Infancia (UNICEF) 
 
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 Cuatro de cada diez personas en el mundo (el 59% de la población mundial) 
no tiene acceso a servicios sanitarios. UNICEF 
 Las enfermedades que son causadas por agua no potable y la falta de 
higiene cobran las vidas de 1,8 millones de niños por año y dañan seriamente 
la salud y el desarrollo de muchos otros millones. UNICEF 
 Las cuatro enfermedades infantiles más comunes son: la diarrea, las 
enfermedades respiratorias agudas, la malaria y el sarampión. Todas estas 
enfermedades se pueden prevenir y tratar. Sin embargo, la pobreza obstaculiza 
la habilidad de los padres de acceder a la inmunización y los medicamentos. La 
desnutrición crónica combinada con un tratamiento insuficiente aumenta 
enormemente el riesgo de muerte de un niño. FAO 
 Más de la mitad de las camas de los hospitales de los países desarrollados 
están ocupadas por personas que sufren enfermedades prevenibles y que son 
causadas por falta de agua potable y de higiene. Década del Agua, Naciones 
Unidas. 
C. La degradación ambiental contribuye a la diversidad y frecuencia del 
desastre 
La degradación ambiental puede ser definida como el conjunto de procesos 
que deterioran o impiden la utilización de un determinado recurso (el agua, el 
suelo fértil, el paisaje) por parte de la Humanidad. De esta forma los procesos 
de degradación ambiental son entendidos como procesos socio-económicos en 
tanto que imposibilitan la adecuada utilización de un recurso determinado. 
Cualquier acción encaminada a evitar o aminorar los procesos de degradación 
ambiental (erosión, incendios forestales, sequía, etc.) requiere, como primer 
requisito, el conocimiento de la realidad del territorio tanto en el momento 
actual como en el pasado más o menos reciente. Este conocimiento da la 
posibilidad de describir dichos procesos y, por tanto, de evaluar sus posibles 
consecuencias, poder prever su evolución y, como resultado, adoptar medidas 
eficaces que aminoren sus efectos negativos. Los procesos de degradación 
son muy variados tanto en su tipología como en la superficie que abarcan. 
Las acciones contaminantes son generadoras de situaciones de desastres de 
lenta instalación, pero que una vez producidas, pondrán a extensas 
 
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comunidades en precarias condiciones para la subsistencia y la conservación 
de la salud. 
La contaminación del aire es un creciente problema en las grandes ciudades 
con mala ventilación natural e importantes emisiones móviles o estacionarias. 
En muchas ciudades, las condiciones se empeoran año tras año, a medida que 
aumentan las emisiones industriales y las provenientes del uso de los 
combustibles. Por ejemplo, se anticipa que las escuadras de vehículos y sus 
correspondientes emisiones aumenten en un 5-10 por ciento anual en los 
países en desarrollo, estando el mayor crecimiento concentrado en las 
principales ciudades. 
Por más grave que sea la contaminación del aire ambiental en muchas 
ciudades grandes, se debe distinguir entre ésta y la contaminación del aire 
interior, que en todo el Tercer Mundo es posiblemente un problema más grave 
y ubicuo. En el ambiente de la vivienda, una de las principales preocupaciones 
es la quema interior de los combustibles tradicionales, altamente 
contaminantes, para la cocina y calefacción, que con frecuencia resulta en el 
contacto diario con elevados niveles de compuestos tóxicos. 
A medida que crecen las ciudades, el fracaso del mercado urbano de tierras 
induce a una urbanización inapropiada y ejerce presión sobre los ecosistemas 
naturales circundantes. El desarrollo urbano puede impactar negativamente en 
las cuencas hidráulicas aguas abajo mediante el mayor aflujo y erosión. 
Investigaciones sugieren que la degradación ambiental con su progresivo auge 
de efectos negativos, puede originar grandes desplazamientos de refugiados 
ambientales y la llegada de esas personas puede provocar tensiones y 
conflictos en las zonas que las acogen. Si se confirma que el cambio climático 
causará una mayor degradación ambiental en el futuro, nuestro análisis sugiere 
que los refugiados ambientales serán habituales y que su llegada a las zonas 
de acogida podría incrementar la inestabilidad política y los conflictos. Estos 
efectos tendrán importantes implicaciones sobre las políticas públicas, en 
especial para las orientadas al mantenimiento de la salud. 
 
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D. La urbanización y los desastres 
La creciente, mal planificada y legislada urbanización, ha ido determinando 
progresivamente mayores volúmenes de población expuesta a factores 
destructivos, tanto de origen natural como tecnológico. Una urbanización es un 
conjunto de construcciones situadas generalmente en un antiguo medio rural 
junto a otras poblaciones. Estos conjuntos de construcciones, en su mayoría 
viviendas, en el territorio en cuestión van acercándose cada vez más a zonas 
alcanzadas por los efectos de un volcán, de la penetración del mar, de los 
residuales tóxicos de una industria, o como se ha visto, han dejado en el centro 
de dicho núcleo poblacional un cementerio que anteriormente se construyó a 
distancias aconsejables y sanitariamente normadas. 
La urbanización periférica no controlada, que se observa en muchas ciudades 
de los países en desarrollo, produce la ocupación, por parte de grupos 
invasores y de bajos ingresos, de tierras bajas, áreas de inundación y en 
pendientes de alto peligro potencial. De esta manera, además del proceso de la 
degradación de la tierra, que a menudo resulta, estas migraciones en 
sumatoria, se exponen a mayores peligros de salud debido a inundaciones, 
deslaves de tierra y lodo, y erosión; sus viviendas e infraestructuras 
comunitarias circundantes son vulnerables a los accidentes, el daño y el 
colapso. También puede resultar un riesgo para la salud, el vivir en las 
cercanías de industrias altamente contaminantes o que trabajan con desechos 
peligrosos, como es el caso de los numerosos asentamientos aledaños a 
plantas nucleares, centrales termoenergéticas, industrias de producción de 
pesticidas, etc., porque dichos dispositivos resultan fuente de empleo para 
muchos de estos pobladores en riesgo. 
III. Salud Mental en desastres 
Los efectos de los desastres sobre la salud física suelen ser bastante 
conocidos, con secuelas a corto, mediano y largo plazo. En cambio, no siempre 
se ha previsto el manejo de los efectos sobre la salud mental, a pesar de 
haberse demostrado que, en situaciones de desastres y emergencias 
complejas, se produce un significativo incremento de los signos de sufrimiento 
psicológico, como la aflicción y el miedo; se puede aumentar en cierta medida 
la morbilidad psiquiátrica y otros problemas sociales. Se estima que entre el 40 
 
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y el 50% de la población expuesta (según la magnitud del evento y otros 
factores) sufre alguna manifestación psicológica; aunque debe destacarse que 
no todas pueden calificarse como patológicas, la mayoría deben entenderse 
como reacciones normales ante situaciones extremas y en circunstancias 
adversas, pero con gran potencialidad de establecer un cuadro de estrés post 
traumático. 
El estrés postraumático es un trastorno psicológico que suele aparecer 
después de ocurrir un acontecimiento fatídico, en el cual se sufre individual o 
colectivamente por significativas pérdidas de seres queridos, la vivienda, unido 
a la imagen de un gran deterioro del entorno en el que días antes se 
desarrollara su vida normal, sus aspiraciones, ilusiones, expectativas. En 
individuos altamente susceptibles por tener una patología psicológica de base, 
ya se puede instaurardesde el momento en que la persona conozca una 
advertencia o aviso a la probable exposición de un peligro. El trastorno 
postraumático pues, se presenta después de un trauma mayor y puede durar 
largo tiempo. 
Se ha demostrado que, después de la emergencia propiamente dicha, los 
problemas de salud mental en los sobrevivientes requieren de atención durante 
un periodo prolongado, cuando tienen que enfrentar la tarea de reconstruir sus 
vidas. 
En este contexto, son muchos los países de América Latina y el Caribe que 
presentan una baja cobertura y una pobre capacidad de respuesta de los 
programas y servicios de salud mental. La respuesta institucional en el campo 
de la salud mental es compleja, ya que no solamente se trata de atender las 
consecuencias emocionales directas del evento (miedo, ansiedad, tristeza, 
rabia, etc.), sino, también, otros efectos indirectos en la dinámica interpersonal 
y social, así como en el entorno de las víctimas, en la medida en que se 
produce un deterioro del funcionamiento social y una desestructuración de la 
vida familiar. 
Todo este conjunto de efectos repercute extensamente en las condiciones y los 
proyectos de vida individuales y colectivos, refuerza el sufrimiento emocional 
de los sobrevivientes y se pueden establecer círculos viciosos de violencia u 
otros comportamientos inadecuados. Por fortuna, en los últimos años ha 
 
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aumentado el interés por el impacto de los desastres en la salud mental de las 
poblaciones afectadas y actualmente se ha hecho evidente la necesidad de un 
abordaje integral que trascienda la atención a la enfermedad y la reparación de 
los daños materiales. 
Los iniciales estudios sobre la atención a esta psicomorbilidad en situaciones 
de desastres, brindan la orientación general de que predomina en los niños el 
cuadro reactivo centrado en el sentimiento de temor que va del miedo hasta el 
pánico, con la manifestación mayormente frecuente del mutismo y la enuresis 
prolongada por largos años, en edades medias los cuadros neuróticos con 
cierto predominio en el sexo femenino (60%) y la depresión con evolución a la 
melancolía involutiva en los ancianos. 
 Mutismo infantil en el post desastre 
Es una variable de mutismo asociada a elevados niveles de sufrimiento 
personal, además de importantes problemas de adaptación a controvertidos 
entornos. Puede estar reforzado por antecedentes del desarrollo afectivo-
emocional y podrá repercutir negativamente acorde a su gravedad y del grado 
de generalización del rechazo a hablar, en el desarrollo social, personal y 
académico del niño. Es más frecuente en la niña que en el niño, lo que pudiera 
asociarse a las predilecciones propias del sexo femenino, más resistencia al 
cambio en cuanto a la vida en familia, a la vivienda, al ambiente hogareño, etc. 
Esta conducta mutista refleja la intención de negar la existencia y 
comunicación con un medio ambiente rechazado y de conflicto. Además de las 
características propias del mutismo estos niños suelen desarrollar a partir del 
trauma rasgos de personalidad característicos como timidez, retraimiento social 
y alta dependencia. 
 Reacción neurótica 
La neurosis no constituye una enfermedad en sentido estricto, sino que es un 
irregular estado del ánimo, con disminución del interés, de la afectividad, 
pudiendo ser endógena o exógena como la que corresponde al psicotrauma 
vinculado al desastre, y es la verdadera neurosis reactiva, la que se vincula a 
circunstancias adversas provenientes o existentes en el entorno, a modo de 
respuesta anormal en intensidad o duración a conflictos, disgustos o tragedias. 
 
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En su evolución puede presentar distintas variables de comportamiento, 
reacción de fuga, reacción disociativa, y otras. Se describe que un 15- 20 % de 
los casos tratados en campamentos de afectados por desastres, el cuadro 
asume una depresión bipolar, que es la consecuencia de la alternancia de 
fases de euforia maníaca y otras de depresión en una misma persona. 
 Melancolía involutiva 
Estado de depresión que ocurre casi exclusivamente en el anciano y en 
personas sin historia previa de enfermedad mental. Las manifestaciones 
características incluyen el delirio de culpa, pecado o pobreza, significativas 
pérdidas con cambios del cotidiano entorno, una obsesión con la probabilidad 
de muerte; preocupaciones somáticas, en particular funciones 
gastrointestinales, desespero, desánimo, agitación, ansiedad e insomnio; y en 
algunos casos ideas paranoicas. El término diagnóstico apropiado es el de 
depresión mayor, tipo melancólico. 
IV. Trabajos de Reparación Urgente de Averías (TRUA) 
Están vinculados a la actividad de la Defensa Civil, organización con 
intervención gubernamental, que opera en la mayoría de los países, y tiene 
como objetivo apoyar a las poblaciones que habitan en zonas vulnerables para 
hacer frente a los desastres por causas naturales o de carácter antropogénico, 
potencialmente considerados para un territorio dado. 
Los requerimientos de estos trabajos de reparación en plena emergencia, a 
veces durante el mismo impacto o inmediatamente terminado el mismo, suelen 
requerir la actividad especializada de grupos de ingeniería militar, es decir, que 
operan en unidades de las Fuerzas Armadas con elevados conocimientos y 
disponibilidad de recursos a fin para tales intervenciones, dentro de las cuales 
pudieran resaltarse: 
 Acciones de salvamento complejas, rescates en zonas montañosas, entre 
otras. 
 Mitigación de roturas de puentes o tramos de viales interrumpidos que 
faciliten transportaciones esenciales. 
 
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 Reparaciones en equipamientos que garantizan la restauración de 
elementos vitales, grupos electrógenos en hospitales, sistemas de gases, 
turbinas para el abastecimiento o bombeo de agua, restauración de conexiones 
imprescindibles del flujo de electricidad, el emplazamiento y restablecimiento 
de radares meteorológicos que hayan sido afectados, eliminación de 
obstrucciones en importantes canalizaciones hídricas, mitigación de peligros de 
ruptura del tipo de grietas o fisuras en diques y represas, escapes tóxicos en 
objetivos químicos, mediante neutralización y rápida evacuación de los 
elementos generadores de dicha contaminación, entre otros. 
V. Vigilancia en Salud en situaciones de desastre 
Considerada sobre la experiencia particular de siete actuaciones 
internacionales del Contingente Médico Cubano Henry Reeve, como la 
actividad que asegura la no presentación de emergencias secundarias como 
consecuencia de los daños primarios ocasionados por el evento adverso que 
impactara inicialmente al territorio en cuestión. Igualmente otras fuentes 
refuerzan esta destacada importancia de la actividad vigilante, la que requiere 
ciertos matices de especialización y efectivo entrenamiento para ser llevada a 
cabo de modo satisfactorio y con positivos resultados. 
Incluye como su principal requisito, el adecuado conocimiento y análisis de la 
situación existente en cuanto a factores inductores del incremento de diferentes 
morbilidades y otros daños a la salud, sobre el cual se diseñe el sistema de 
vigilancia a desplegar acorde con los elementos reales del contexto, con 
definición precisa de los fenómenos o procesos objetos de la observación, de la 
información obtenida se derivarán las decisiones y la aplicación de 
intervenciones con enfoque local. 
En principio, y en correspondencia con las limitaciones objetivas en se 
desarrolla usualmente, por tanto el sistema de vigilancia no debe ser muy 
abarcador, y se establece en base a las prioridades obtenidas respecto al 
cuadro de salud irregular que domina en la etapa posterior al impacto, para ello 
se debe: 
 Precisar los principales factores vulnerantes e incidentes sobregrupos 
poblacionales expuestos. 
 
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 Identificar y establecer prioridades preventivas entre los diferentes grupos 
de riesgo para cada factor agresivo identificado. 
 Detectar cambios e irregularidades en prácticas higiénico sanitarias. 
 Definir tendencias al incremento de morbilidades con precisión de 
elementos desencadenantes, recomendando oportunas intervenciones de 
resolutividad en este sentido. 
 Detectar brotes o epidemias con la misma operatividad ya señalada. 
 Orientar o reorientar el empleo de recursos en correspondencia con las 
prioridades ya establecidas. 
 Usar racionalmente los recursos existentes en función de las áreas con 
mayores riesgos y la carencia de servicios básicos que potencialicen e 
incrementen su efecto negativo y extiendan la emergencia. 
Teniendo en cuenta la importancia de contar con elementos idóneos para el 
desarrollo y utilización futura de lecciones aprendidas, de la generalización de 
experiencias y perfeccionamiento en las actuaciones, el sistema de vigilancia 
trabajará además en identificar necesidades de investigación durante la propia 
actividad de la respuesta y que tengan continuidad una vez concluida la misma 
en correspondencia con los elementos rectores del Ciclo Administrativo para la 
Reducción de Desastres. 
Caracas, abril de 2010

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