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Dermatitis atópica - Desencadenantes

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28
Dermatitis atópica
INTRODUCCIÓN
La dermatitis atópica es una enfermedad multifacética 
que implica una interacción compleja entre la piel y el 
sistema inmunitario, que debe ser reconocida por pe-
diatras y médicos de primer contacto, identificando sus 
síntomas. Este padecimiento de origen alérgico puede 
ser el primer paso de la marcha atópica.
La frecuencia de las enfermedades alérgicas ha tenido 
un incremento muy importante, especialmente a partir 
de la década de 1980. Es la enfermedad inflamatoria 
de la piel, de curso crónico y recidivante, más frecuente 
en los niños y su prevalencia se ha triplicado o cuadru-
plicado en muchos países en vías de desarrollo. En la 
última década se ha acumulado una gran cantidad de 
datos epidemiológicos gracias al Estudio Internacional 
sobre Asma y Alergias en la Infancia (ISAAC).1
La dermatitis atópica se caracteriza por descamación y 
piel seca (xerosis), eritema y exudación (eccema), fisu-
ras, costras y excoriaciones. Su origen es multifactorial 
con intervención de factores ambientales y del hospe-
dero. La edad de presentación es principalmente en los 
lactantes, antes de los dos años, para posteriormente 
disminuir en intensidad y frecuencia. El diagnóstico 
es clínico y para ello se han utilizado por más de tres 
décadas los criterios de Hanifin y Rajka.3 Para poder 
establecer la gravedad de la enfermedad existen múlti-
ples escalas de evaluación; sin embargo, entre las más 
empleadas en el ámbito médico y de investigación se 
encuentra el SCORAD (por las siglas de Severity sco-
ring of atopic dermatitis) desarrollado por la European 
Task Force on Atopic Dermatitis en 1993.
Uno de los aspectos poco mencionados de este proble-
ma y de gran importancia es el grado de afectación de 
la calidad de vida, principalmente en el ámbito social 
y familiar. El prurito constante, que puede conducir a 
la privación del sueño, así como los estigmas asocia-
dos con la enfermedad cutánea visible, pueden tener 
un efecto importante en la calidad de vida de tales in-
dividuos.2
Es una enfermedad conocida desde hace varios si-
glos, pero sólo a partir del XIX se comienza a delinear 
con más claridad. A principio del siglo XIX se describe 
como un padecimiento compatible con el prurigo y se 
considera que existen algunos factores predisponen-
tes; es por ello que Biett, Rayer y Bazin la denominan 
“diátesis”. A mediados de ese siglo, Hebra describió los 
“brotes” de las lesiones cutáneas pruriginosas, distri-
buidas en pliegues de flexión mientras que para fines 
del siglo se destaca la presencia del factor neuroemo-
206
cional, y Brock y Jaquet la denominan en 1891 como 
“neurodermitis diseminada”.
Besnier, para terminar el siglo, describe detalladamente 
un trastorno cutáneo pruriginoso crónico con remisiones 
y exacerbaciones, con lesiones de pápulas, vesículas y 
liquenificación concomitante con otras enfermedades 
alérgicas (fiebre del heno y asma bronquial), llamándolo 
“prúrigo diatésico, eccematoide liquenoide”, el que final-
mente se conoció como prurigo de Besnier.
Ya en el siglo XX, con el conocimiento de los mecanis-
mos básicos de la respuesta inmunitaria y los trabajos 
de Richet y Portier se introduce el término anafilaxia. Von 
Pirquet, en 1906, describió parte de los mecanismos atri-
buidos a esta respuesta y acuñó la palabra “alergia”.
En 1921, Prautnitz y Küstner propusieron la existencia 
de factores séricos capaces de ocasionar hipersensibi-
lidad inmediata, a los que denominaron reaginas.
Dos años después, Coca y Cooke introdujeron el térmi-
no atopia o atopia reagínica (atopia: “respuesta fuera de 
lugar”) para designar la predisposición familiar a pade-
cer asma, rinitis y eccema.
En 1933 Wise y Sulzberger propusieron el nombre de 
dermatitis atópica porque se consideró que expresaba 
con mayor exactitud la relación entre manifestaciones 
cutáneas, asma y rinitis alérgica, permitiendo al mismo 
tiempo su diferenciación de otras lesiones eccematosas.
Cuatro décadas después de la descripción de las reagi-
nas, los esposos Ishizaka en Estados Unidos y Bennich 
Johanson en Suecia, descubren que estas “reaginas” 
correspondían a una clase de inmunoglobulina hasta en-
tonces desconocida, que se denomina IgE.
La dermatitis atópica puede ser una enfermedad difí-
cil de tratar, especialmente en sus formas más graves; 
sin embargo, en los últimos años han surgido varias 
terapias novedosas. Especialmente relevantes son los 
productos biológicos dirigidos al sistema inmunitario 
y, en particular, a las interleucinas relevantes para las 
enfermedades atópicas. Estos fármacos son promete-
dores para los pacientes adultos con formas moderadas 
o graves de la enfermedad.28
EPIDEMIOLOGÍA
La dermatitis atópica es una enfermedad cutánea multifac-
torial, crónica, inflamatoria e intensamente pruriginosa.26,27 
Es la más común en los niños. Es un padecimiento de dis-
tribución mundial sin predilección de grupos étnicos ni de 
género, frecuente en zonas urbanas, con variaciones esta-
cionales especialmente durante verano e invierno cuando 
se agravan las lesiones.
En la última década se ha acumulado una gran can-
tidad de datos epidemiológicos gracias al Estudio 
Internacional sobre Asma y Alergias en la Infancia (ISA-
AC), formado en 1991 con el fin de describir y comparar 
la prevalencia de asma, rinitis alérgica y dermatitis ató-
pica en diferentes áreas geográficas con tres fases de 
recopilación de datos, incluyó a 306 centros en 105 
países con casi 2 millones de niños. Éste es el único 
instrumento validado internacionalmente para detectar 
individuos con enfermedades alérgicas en estudios de 
gran magnitud de carácter epidemiológico.29
La dermatitis atópica, según lo reportado por ISAAC, 
ha variado en prevalencia desde 0.3 a 20.5% en todo 
el mundo. En cuanto a la variabilidad por región, los va-
lores más altos de prevalencia de dermatitis atópica se 
encontraron en América Latina y Oceanía. De acuerdo 
con lo reportado en México (10 centros), la prevalencia 
de síntomas de dermatitis atópica es de 10.3% en niños 
de 6 a 7 años y 8.6% en adolescentes de 13 a 14 años.29
Predomina en el primer año de vida (45% sufrirá lesio-
nes antes de 6 meses y 60% antes del primer año y 
85% antes de los 5 años).
Para la mayoría de los pacientes infantiles esta enferme-
dad de origen alérgico desaparece en la adolescencia. 
Las estimaciones recientes muestran que 80% de la 
dermatitis atópica infantil no persiste 8 años y menos 
de 5% persiste 20 años después del diagnóstico; sin 
embargo, algunos pacientes continúan con los sínto-
mas después de los 20 años. En general, la tasa de 
persistencia en la edad adulta se correlaciona con 
inicio tardío y persistencia y gravedad en la infancia.25 
La prevalencia estimada en adultos es de 1 a 3%,1 y 
predomina en hombres en una proporción 2:1, pero es 
probable que la prevalencia de dermatitis atópica grave 
sea sustancialmente menor.25
ETIOPATOGENIA
Es una enfermedad multifactorial, resultado de la inte-
racción de factores predisponentes (susceptibilidad 
genética), factores inmunológicos y el medio ambiente.
Genética
Las personas que padecen dermatitis atópica suelen 
tener historia familiar de la enfermedad. Un niño con un 
padre atópico tiene 25% de riesgo de atopia; un niño 
con dos padres atópicos tiene 50% de riesgo de atopia. 
Los estudios genéticos han descubierto múltiples ge-
nes con un posible papel en el inicio de enfermedades 
atópicas, y la expresión clínica de estas enfermedades 
Dermatitis atópica
207
es el resultado de una compleja interacción entre estos 
muchos genes y factores ambientales y de desarrollo.23
Trasmisión y genes involucrados
El mecanismo de trasmisión parece ser autosómico 
dominante, con heterogeneidad genética y expresión 
variable manifestada por factores ambientales. En la 
última década, los procedimientos avanzados similares 
a la asociación de genoma completo (GWA) y el poli-
morfismo de nucleótido único (SNP) se han aplicado 
en diferentespoblaciones y ahora se ha aclarado que la 
dermatitis atópica está asociada significativamente con 
los genes de los sistemas inmunitarios innatos-adap-
tativos, los antígenos de leucocitos humanos (HLA), 
citocinas, quimiocinas, genes involucrados en el meta-
bolismo de fármacos u otros genes.
Pérdida de la función de barrera
La piel en el paciente atópico, y especialmente en la 
dermatitis atópica, es seca, pruriginosa, irritable, con 
una marcada tendencia a la parasitación por virus, 
bacterias y hongos.1 Estas características son conse-
cuencia de la pérdida de la función de barrera y hay 
diversas anomalías:
a) En la sudoración, la respuesta generada por la esti-
mulación colinérgica favorece la aparición del prurito.
b) Aumento de la pérdida transepidérmica de agua.
c) Disminución en la producción de lípidos cutá-
neos (ceramidas, ácidos grasos y colesterol), por
actividad de fosfolipasa A2 con disminución de la
concentración de acetilceramidas, especialmente
de ceramida-1 necesaria para el transporte de ácido
linoleico en la epidermis.
d) Aumento en la actividad de la fosfodiesterasa del
AMPc leucocitario, lo que determina un efecto
anormal en la respuesta inflamatoria e inmunitaria y
mayor tendencia a la liberación de histamina por los
basófilos y producción de IgE (in vitro).
e) Respuesta vascular paradójica. Se observa dermo-
grafismo blanco en la piel inflamada del atópico y
lo mismo ocurre al consumir sustancias vasodilata-
doras como nicotina. Se cree que estas respuestas
constituyen un epifenómeno posinflamatorio más
que una alteración propia de la atopia.2,3
Alteraciones inmunológicas
La piel del paciente con dermatitis atópica muestra una 
respuesta inflamatoria mediada por células T activadas 
con capacidad de liberar una serie de productos capaces 
de producir daño tisular, secundario a un estímulo que 
generalmente es un alergeno o un agente infeccioso.
En la fase aguda se liberan interleucinas e interferón 
gamma, mientras que en la fase crónica existe una alta 
concentración de productos celulares liberados por eo-
sinófilos y macrófagos.4 
DESENCADENANTES
Los factores que desencadenan dermatitis atópica 
con mayor frecuencia son: calor y transpiración, lana, 
estrés, algunos alimentos, liberadores directos de hista-
mina como alcohol y especies, afecciones respiratorias 
altas y polvo ambiental.5
El papel de los alimentos es controversial, hay nume-
rosos estudios que implican de una u otra forma la 
acción de alergenos alimentarios. La alergia alimenta-
ria afecta sólo a un grupo muy reducido de pacientes 
con dermatitis atópica (los más graves). La supresión 
de estos alimentos puede resultar en un principio be-
néfica, pero estos beneficios no se mantienen a largo 
plazo y la lactancia materna prolongada y el retraso de 
la ablactación tienen escasos efectos y sus beneficios 
se limitarían sólo al primer año de vida.6
La relación de aeroalergenos y procesos atópicos es 
especialmente notoria en las vías respiratorias, aunque 
se ha sugerido su participación en la dermatitis atópica, 
principalmente Dermatophagoides pteronyssimus, epi-
telio de gato y pólenes de abedul y artemisa.7
En los últimos diez años, el microbioma humano se ha 
enfocado intensamente como un componente etiológi-
co crítico de un número diverso de enfermedades. Los 
enfermos con dermatitis atópica tienen una coloniza-
ción cutánea por S. aureus muy superior a la población 
normal. Se ha propuesto que estos microorganismos 
actúan básicamente mediante dos mecanismos:
• Inducción de hipersensibilidad mediada por IgE,
por la misma bacteria o por sus exotoxinas.
• Mediación de reacciones de superantígenos.
Otro patógeno es la Malassezia, que principalmen-
te afecta la cabeza y el cuello en adultos jóvenes. En 
estos pacientes se ha demostrado la existencia de anti-
cuerpos IgE frente a Malassezia, y responden en forma 
rápida a los antimicóticos.8,9
El prurito en estos pacientes es el síntoma más signifi-
cativo del cuadro y uno de los signos de reactivación 
del eccema; se ha sugerido la participación de varios 
mecanismos que inician en la barrera cutánea alterada, 
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generando el ciclo “prurito-rascado”, generado más por 
la histamina que por proteasas, cinasas, prostaglandi-
nas, neuropéptidos, acetilcolina y opioides.10
FACTORES AMBIENTALES DE RIESGO
Las variaciones significativas en la prevalencia entre y 
dentro de los países (por ejemplo, el gradiente urbano-
rural de la enfermedad) sugieren factores ambientales 
y genéticos como los principales impulsores del cam-
bio en la carga de la enfermedad.24 Los intentos de 
correlacionar la prevalencia geográfica infantil de 
dermatitis atópica muestran un efecto importante del 
medio ambiente, pero no han producido un factor cau-
sal específico.
CUADRO CLÍNICO
Es una dermatosis que causa prurito debido a in-
flamación cutánea, con morfología, topografía y 
evolución bien definidas. Las lesiones primarias son: 
eritema, pápulas y vesículas, y alteraciones secunda-
rias como erosiones, costras, cambios pigmentarios 
y liquenificación. La sequedad de la piel (xerosis) y 
el prurito son manifestaciones características de esta 
enfermedad.
Hay algunos signos clínicos que se consideran es-
tigmas de la enfermedad, no son específicos, pero sí 
muy frecuentes, como hiperlinearidad palmo-plantar, 
pliegue infraorbitario (Dennie-Morgan), dermografismo 
blanco, palidez centro facial, hiperpigmentación perior-
bitaria, disminución o ausencia del borde lateral de las 
cejas, línea de implantación baja del pelo e hiperquera-
tosis folicular.
Las lesiones se clasifican en:
Agudas: pápulas y pápulo-vesículas pruriginosas con 
exudación serosa sobre una base eritematosa.
Subagudas: pápulas, placas o ambas con eritema y en-
grosamiento.
Crónicas: pápulas excoriadas, erosionadas o placas 
liquenificadas, lesiones residuales hipo o hiperpigmen-
tadas.
La distribución de las lesiones varía según la edad de 
los pacientes. Se distinguen tres etapas, las que pueden 
superponerse y tener periodos de remisión variable: 
etapa del lactante y primera infancia, etapa infantil y 
etapa del adolescente o adulto. El diagnóstico se sos-
pecha básicamente por el prurito como manifestación 
esencial, la dermatitis crónicamente recidivante con pa-
trones de localización característicos según la edad e 
historia personal o familiar de atopia (asma, rinoconjun-
tivitis alérgica, dermatitis atópica o ambas).
No existen en la actualidad estudios complementarios 
que permitan certificar el diagnóstico de dermatitis 
atópica, que se establece con base en criterios clíni-
cos.11
En 1980 Hanifin y Rajka enumeraron los criterios 
diagnósticos separándolos en mayores y menores.12,13 
Posteriormente, varios grupos han realizado diversos 
intentos de simplificarlos (Cuadro 1).
Se han descrito tres patrones de comportamiento de la 
enfermedad y dependen exclusivamente de la edad de 
presentación.
Cuadro 1. Criterios diagnósticos de dermatitis atópica
Criterios mayores para dermatitis atópica (al menos 3)
• Prurito
• Morfología y distribución características de las lesiones
• Dermatitis crónica o crónicamente recidivante
• Historia personal o familiar de atopia
Criterios menores para dermatitis atópica (al menos 3)
• Xerosis
• Ictiosis-hiperlinearidad palmar-queratosis pilaris
• Reactividad inmediata (tipo 1) a tests cutáneos
• IgE elevada
• Edad temprana de comienzo
• Tendencia a infecciones cutáneas-defectos de
inmunidad mediada por células
• Dermatitis inespecífica de manos y pies
• Eccema del pezón
• Queilitis
• Conjuntivitis recurrente
• Pliegue infraorbitario de Dennie-Morgan
• Queratocono
• Catarata subcapsular anterior
• Oscurecimiento orbitario
• Eritema/palidez facial
• Pitiriasis alba
• Pliegues anteriores del cuello
• Prurito al transpirar
• Intolerancia a la lana y a solventes de lípidos
• Acentuación perifolicular
• Intolerancia a alimentos
• Curso influenciado por factores ambientales-
emocionales
• Dermografismo blanco/blanqueoretardado
Dermatitis atópica
209
LACTANTES
Puede iniciar en las primeras semanas, predomina en 
las mejillas sin afectar el triángulo central de la cara; hay 
eritema, pápulas y dermatitis aguda (eccema del lactan-
te) con costras hemáticas. Puede extenderse a la piel 
cabelluda, pliegues retroauriculares y de flexión, tronco 
y nalgas o ser generalizada. Aparece por brotes; en ge-
neral las lesiones desaparecen a los 2 años de edad 
sin dejar huella. Las lesiones no son siempre húme-
das, pueden ser planas y escamosas, y en ocasiones 
muestran áreas irregulares de eritema con tendencia a 
la formación de pápulas. Pueden encontrarse lesiones 
anulares o numulares en un patrón seco liquenificado. 
En los casos extremos puede generalizarse dando un 
cuadro de eritrodermia y exudación, y signos de impéti-
go ampliamente distribuidos.
ESCOLAR O INFANTIL
Se manifiesta entre los 4 y los 14 años; afecta diferentes 
áreas topográficas, como pliegues de flexión en: codos, 
huecos poplíteos, cuello, muñecas, párpados o región 
peribucal. Algunos pacientes tienen afectación en el 
tercio distal de los pies en las caras plantar y dorsal. 
A esta variedad se le llama dermatosis plantar juvenil. 
La dermatitis periorbital puede ir desde sequedad y 
descamación leve hasta liquenificación intensa de los 
párpados; generalmente hay placas eccematosas o li-
quenificadas.14 
COMPLICACIONES
La más frecuente es la infección sobreagregada (im-
pétigo secundario). Las placas costrosas exudativas 
señalan un diagnóstico de infección secundaria. 
Aunque en estas áreas se encuentra a menudo estrep-
tococo betahemolítico del grupo A, los investigadores 
señalan que Staphylococcus aureus, el virus que causa 
molusco contagioso, y dermatofitos como el Tricho-
phyton rubrum, pueden provocar infecciones crónicas 
recalcitrantes en pacientes atópicos.13,15 
La compleja fisiopatología y las diferentes formas de 
presentación de la enfermedad hacen imprescindible 
descartar otros padecimientos que comparten patro-
nes clínicos similares. Cuadro 2
TRATAMIENTO
Las bases del tratamiento de la dermatitis atópica son: 
secar la piel húmeda, lubricar la piel seca, controlar el 
prurito e inhibir la respuesta inflamatoria, por lo que de-
bemos planear una estrategia que brinde información y 
educación al paciente y a la familia, que identifique los 
factores desencadenantes y se eviten, que se mantenga 
la integridad cutánea con adecuada hidratación y lim-
pieza; finalmente, que se prescriban los medicamentos 
necesarios para controlar las exacerbaciones.16 
MEDIDAS GENERALES Y ESTRATEGIAS DE 
EVITACIÓN
Educación
Es fundamental la educación de los pacientes y familia-
res con el objetivo de disminuir el estrés y la angustia 
provocada por esta enfermedad. El éxito en el buen 
tratamiento de esta afección radica en una estrecha 
relación médico-paciente para conseguir que éste úl-
timo y su familia adquieran información adecuada de 
la enfermedad, evolución y tratamiento. Identificar los 
alergenos o desencadenantes químicos o naturales del 
medio que exacerban las lesiones en el paciente y evi-
tarlos refleja su conocimiento de la enfermedad.
Evitar agravantes o desencadenantes
Existe cierta relación entre los pacientes con dermatitis 
atópica y alergia a los ácaros. Se ha logrado establecer 
una relación con exacerbaciones y mal control, por lo 
Cuadro 2. Diagnósticos diferenciales en dermatitis atópica
Diagnósticos diferenciales en dermatitis atópica
Dermatosis crónicas: -Dermatitis seborreica
 -Dermatitis por contacto
 -Psoriasis
 -Pitiriasis rubra pilaris
Dermatosis infecciosas: -Escabiasis
 -Tiña del cuerpo
Trastornos genéticos: -Síndrome de Netherton
 -Ictiosis
 -Queratosis pilar
Inmunodeficiencias: -Síndrome de Wiscott-Aldrich
 -Síndrome de hiper IgE
Trastornos metabólicos: -Acrodermatitis enterohepática
 -Fenilcetonuria
 -Pelagra
Otros: -Dermatitis herpetiforme
 -Pénfigo foliáceo
 -Dermatomiositis
210
que se recomienda tener una limpieza adecuada de la 
casa y el ambiente donde se encuentra el paciente. Hay 
poca evidencia de que las estrategias para disminuir el 
número de ácaros de polvo funcionen realmente, aun-
que el uso de cubre colchón antiácaros podría reducir la 
cantidad de este alergeno dentro del hogar, lo que sería 
benéfico para los pacientes con dermatitis atópica.
Alimentos
La alergia alimentaria ha sido documentada en aproxi-
madamente un tercio de los pacientes con dermatitis 
atópica moderada a grave.19
Entre los alimentos más alergénicos están: leche, hue-
vo de gallina, cacahuate, soya, nueces y pescados, 
causantes algunas veces de las exacerbaciones que 
pueden padecer los pacientes con dermatitis atópica, 
principalmente niños. En adolescentes se debe tener 
en cuenta la alergia asociada a pólenes.20,21 La alergia 
alimentaria se manifiesta cutáneamente incluso en 74% 
de los pacientes. Los niños pueden tener exantema 
morbiliforme en las primeras 6 a 10 horas después de 
la ingestión, que desaparece horas después, esto se 
conoce como fase tardía.22
El médico debe tener cuidado de restringir alimentos, 
ya que los lactantes pueden caer en un estado de mal-
nutrición.17 
Cuidados diarios de la piel
Se recomienda bañarse con agua templada, evitar el 
jabón cuando está inflamada la piel y en su defecto 
usar un dermolimpiador y aplicar emolientes inmediata-
mente después del baño. Los textiles sintéticos deben 
evitarse, así como las prendas ajustadas que causen 
calor, prefiriendo el uso de ropa de algodón sin lavar 
con suavizantes o detergentes aromáticos: este material 
es esencial para evitar la irritación de la piel.
Vacunación 
No hay evidencia que indique que las vacunas tengan 
influencia en la dermatitis atópica o en otras altera-
ciones alérgicas, por lo que todos los niños con esta 
enfermedad deben tener completo el esquema de va-
cunación y evitar la aplicación de vacunas durante las 
exacerbaciones de las lesiones hasta después de dos 
semanas de corticoesteroides tópicos con control de la 
exacerbación.30
Los pacientes con dermatitis atópica que estén en tra-
tamiento con ciclosporina deberán consultar antes de 
aplicarse alguna vacuna. La única vacuna contraindica-
da para ellos es la de viruela, por el riesgo de eccema 
vaccinatum.31
 
TERAPIA EMOLIENTE Y BÁSICA DE LA FUNCIÓN DE 
BARRERA ALTERADA EN LA PIEL 
Como se ha descrito, la penetración de alergenos 
es favorecida por la deficiencia de filagrina y provo-
ca una disminución en los lípidos intercelulares del 
estrato córneo y un equilibrio inadecuado entre co-
lesterol, ácidos grasos y ceramidas, por lo que los 
baños cortos (menos de 5 minutos) y el uso de acei-
tes corporales (en los primeros dos minutos después 
del baño) podrían ayudar a combatir la deshidrata-
ción de la piel. Se deben evitar aceites de cacahuate 
o de otras semillas en pacientes menores de dos 
años, con vulnerabilidad y con atopia por el alto ries-
go de sensibilización.32
Los emolientes son las sustancias que se utilizan 
como vehículo que carece de ingrediente activo, 
para la aplicación de algún humectante que pro-
mueva la hidratación del estrato córneo, como la 
urea o glicerol. También se recomienda el uso de 
ungüentos, aceites de baño, gel de ducha, emulsio-
nes o soluciones micelares que mejoran el efecto 
de barrera.33
La cantidad de tópicos a aplicar puede seguir la regla 
de la unidad del dedo: una unidad de dedo (FTU), que 
es la cantidad de ungüento expresado desde un tubo 
con una boquilla de 5 mm de diámetro y medido desde 
el pliegue distal de la piel hasta la punta del dedo índice 
(~ 0.5 g). Ésta es una cantidad adecuada para aplicar 
sobre la piel en dos áreas de la palma de un adulto, que 
es aproximadamente 2% de la superficie corporal de 
un adulto.34
TRATAMIENTO TÓPICO ANTINFLAMATORIO(Figuras 1 y 2)
Corticoesteroides tópicos
Pueden clasificarse en cuatro grandes grupos según 
su potencia (Cuadro 3). Para las lesiones exudativas se 
eligen cremas, mientras que para lesiones liquenifica-
das se opta por pomadas o ungüentos. También debe 
tenerse en cuenta la zona a tratar, de manera que en la 
piel fina se aplican corticoides suaves y en la piel grue-
sa se usan corticoides más potentes.
Debe advertirse al paciente y a los padres los efectos 
adversos de éstos, ya que dependen de la potencia del 
Dermatitis atópica
211
corticoide, la edad del paciente, la zona de aplicación y 
el modo de empleo.
Inhibidores tópicos de la calcineurina
Son una alternativa reciente. El pimecrolimus y el tacroli-
mus comparten el mismo mecanismo de acción, poseen 
propiedades inflamatorias e inmunosupresoras y una 
actividad parecida a la ciclosporina. El tacrolimus ha de-
mostrado ser eficaz en adultos y niños mayores de 2 años 
al reducir el prurito en los 3 días de haber iniciado el tra-
tamiento. En Estados Unidos y Europa el tacrolimus y el 
pimecrolimus están aprobados para su uso en dermatitis 
atópica en mayores de 2 años. Debe evitarse su indicación 
en pacientes inmunodeprimidos y en otras situaciones de 
riesgo, como dermatosis que puedan predisponer a neo-
plasias, alergia a macrólidos o infección viral activa.
Terapia proactiva
La terapia proactiva es un tratamiento de largo plazo 
para la piel sana donde habitualmente hay lesiones; se 
aplica un esteroide de baja o mediana potencia o tacro-
limus dos veces diarias por 2 a 3 días de la semana. El 
Figura 1. Procedimientos para el diagnóstico y tratamiento de pacientes con dermatitis atópica.
Modificado de Actas dermosifiliogr 2013;104(1):4-16.28
Cordaje diagnóstico Terapéutico
Factores a considerar
Dermatitis atópica leve
Dermatitis atópica moderada
Dermatitis atópica severa
•Edad del paciente 
•Estadio y variedad de lesiones 
 (aguda, subaguda, crónica 
 liquenificada...)
•Localización de las lesiones 
•Extensión de las lesiones 
•Infección 
•Reacción a los tratamientos 
 previos
1. Recomendaciones básicas: baño, hidratación, evitar factores desencadenantes,
reducción de estrés, y posibles complicaciones, alimentación, valoración 
prebióticos-probióticos, apoyo psicológico...
2. Corticoides tópicos (1/24 h) hasta remisión.
3. Pimecrolimus/Tacrolimus tópicos (1/12-24 h) hasta remisión.
Control del prurito
1. Antihistamínico 
sedantes
2. Antileucotrienos
3. Naltrexona
4. Modificadores de
la serototina
5. Ondasetrón
6. Doxepina
Control de 
infecciones
1. Antibióticos tópicos-
sistémicos (frente 
S aureus) ante signos
de sobreinfección 
hasta la remisión de 
la infección
2. Antivirales tópicos-
 sistémicos
1. Corticoides tópicos en pauta de mantenimiento (2/semanas. “Fin de semana)
2. Pimecrolimus/Tacrolimus tópicos en pauta de mantenimiento (2/semana)
3. Corticoides orales: prednisona (1mg/kg/24h) hasta control brote pauta 
descendente lenta (1-3 semanas)
4. Curas húmedas corticoides-emolientes 1/24h 1semana
5. Ciclosporina (3-5-7mg/kg/24h) hasta control brote (6-12 semanas pauta 
descendente lenta) 
6. Fototerapia: UVBnb, UVB, UVA dosis medias.
1. Ciclosporina (2,5mg/kg/24h) mínimo 6 meses
2. Azatioprina (100-200mg/24h) mantenimiento
3. Metotrexato (10-20mg/semanal) mantenimiento
4. Mofetil micofenolato (1-2g/24h) mantenimiento
5. PUVA. 6. Inmunoglobulinas iv. (1-2g/kg/mes) 3-6 meses
7. Interferón Gamma 50microg/m2/24h/12semanas
8. Hidroxicloroquina (200 mg/24h)
9. Omalizumab 10. Rituximab 11. Alefacept 12. AntiTNF alfa
Valoraciones primera visita
•Historia clínica detallada: otros
 signos-síntomas atopia,
 antecedentes familiares de 
 atopia, antecedentes de 
 episodios “alérgicos” con 
 alimentos (niños menores de 
 2 años), tipo de alimentación 
 (lactancia materna, 
 alimentación complementaria...) 
•Concentraciones de IGE
•Recuento de eosinófilos en 
 sangre periférica
Valoraciones primera y
sucesivas visitas
•SCORES (SCORAD, PO-
 SCORAD, EASI, EASI-SA,
 SASSAD...)
•Escalas de valoración calidad
 de vida: DLQI, CDLQI (>4 años),
 IDLQI (<4 años)
•Establecer severidad:
 LEVE (SCORAD 1-14),
 MODERADO (SCORAD 15-39)
 GRAVE (40-103)
212
esteroide puede indicarse hasta por 3 meses y el inhibi-
dor de calcineurina hasta por un año.35
Se realizó un estudio multicéntrico, aleatorizado y com-
parativo que incluyó a 267 niños europeos de 2 a 5 
años, a quienes se les aplicó tacrolimus tópico a 0.03% 
dos veces por semana por un año, y al término del 
estudio se observó que esta terapia redujo las exacer-
baciones de dermatitis atópica, espaciando el tiempo 
para la primera recaída.36
Otras terapias tópicas en progreso de estudio
Están en desarrollo de investigación otras opciones 
de terapia tópica con blancos proteínicos específicos, 
como el crisoborol, que es un inhibidor tópico de la fos-
fodiesterasa 4 y que ha sido recientemente aprobado 
para el tratamiento de la dermatitis atópica leve a mo-
derada en pacientes mayores de 2 años de edad. Su 
eficacia es superior al placebo; sin embargo, es difícil 
compararlo con TCI o TCS.65
En la actualidad se encuentran en primera fase de es-
tudio II otros inhibidores tópicos de la fosfodiesterasa 4, 
como el OPA-15406 y E6005.
Figura 2. Algoritmo de tratamiento de pacientes con dermatitis atópica, por pasos.
Grave, recalcitrante
Moderada a grave
Leve a moderada
Solo piel seca
Paso 4
Paso 3
Paso 2
Paso 1
Modificado de Akdis y cols. Diagnosis and treatment of atopic dermatitis in childern and adults: EAACI/AAAA/PRACTALL 
Consensus Report 23
*En mayores de 2 años
In
te
ns
id
ad
 d
el
 e
nf
er
m
ed
ad
Terapia sistémica
(e.g. CyA) o terapia UV
TCS de potencia moderada a alta y/o TCI*
Tratamiento básico:
Hidratación de la piel, emolientes, evitar irritantes
identificar factores de riesgo específicos desencadenantes
TCS de potencia levea a moderada/o TCI*
Cuadro 3. Potencia de esteroides tópicos
Baja Potente 
Desonide
Valerato de betametasona 
0.1%
Hidrocortisona 0.5%
Acetonide de fluocinolona 
0.25%
Acetato de hidrocortisona 
0.5%
Fluocinolona 0.5%
Moderada Propionato de fluticasona
Valerato de betametasona 
0.05%
Furoato de mometasona 0.1%
Butirato de clobetasona 
0.05%
Desoximetasona 0.25%
Acetato de hidrocortisona 
1%
Muy potente
Acetato de triamcinolona 
0.1%
Dipropionato de betametasona
Propionato de halobetasol
Halcinonida 0.1%
Modificado de Akdis, et al. Diagnosis and treatment of atopic dermatitis 
in children and adults: EAACI/AAAAI/PRACTALL Consensus Report 
23.
Dermatitis atópica
213
TRATAMIENTO ANTIMICROBIANO
El microambiente inflamatorio en la piel lo inician las 
interleucinas de inflamación; las principales son lin-
fopoyetina tímica estromal (TSLP), interleucina 4 e 
interleucina 13. Estas interleucinas disminuyen la secre-
ción de péptidos antimicrobianos como la catelicidina 
y la defensina, lo que favorece las infecciones bacteria-
nas, virales o fúngicas.
Antibacterianos
Incluso 90% de los pacientes con dermatitis atópica 
tienen colonización por S. aureus; este patógeno es 
el mayor desencadenante de exacerbaciones en este 
padecimiento alérgico. Su contribución en este medio 
inflamatorio es a través de toxinas, activación de células 
T por superantígenos específicos, células T específicas 
a alergenos, expresión de anticuerpos IgE antiestafilo-
cócicos y aumento de la expresión de IL-31.37
Las nuevas investigaciones describen que la alteración 
en el microbioma causada por S. aureus en pacientes 
con dermatitis atópica podría jugar un papel importante 
en la fisiopatología.38,39
Una revisión reciente publicó que la disbiosis en la piel 
con dermatitis atópica no sólo implica a Staphylococcus 
spp, sino también a microbios como Propionibacterium 
y Malassezia.40
Por este motivo están en desarrollo nuevos emolientes 
con incorporación de compuestos activos cuya función 
es reparar la barrera o influir en el microbioma con li-
sados bacterianos no patógenoscomo la Vitreoscilla 
filiformis, que alivió significativamente las lesiones re-
duciendo la cantidad de S. aureus mediante un efecto 
inmunomodulador.41
Una revisión sistemática de 26 estudios con 1229 
participantes no mostró evidencia clara del benefi-
cio de indicar aditivos antisépticos para el baño o 
jabones, o de agentes antimicrobianos añadidos a te-
rapias tópicas en dermatitis atópica no infectada. Su 
uso debe ser cuestionado en tales situaciones, hasta 
que estudios mejores y a más largo plazo muestren 
pruebas claras de beneficio clínico; sin embargo, si 
no hay respuesta a los glucocorticoesteroides tópi-
cos o inhibidores de la calcineurina, o hay infección 
agregada, se indicarán antisépticos tópicos.42
El hipoclorito de sodio al 0.005% aplicado intermi-
tentemente es el único antiséptico que ha inducido 
disminución significativa en la intensidad de la dermati-
tis atópica. Se realizó un estudio aleatorio, doble ciego y 
controlado con placebo en 31 pacientes de 6 meses a 17 
años de edad con dermatitis atópica y signos clínicos de 
infección sobreagregada, a todos se les indicó cefalexina 
por 14 días y se asignó de forma aleatoria mupirocina 
nasal y baños con hipoclorito de sodio o petrolato nasal 
y baños sin cloro como placebo durante 3 meses. Se ob-
servó disminución del eccema en los que recibieron los 
baños con hipoclorito de sodio y mupirocina nasal.43,44
Los antibióticos sistémicos sólo deben indicarse en 
caso de infección extensa, por lo que se recomienda 
cefalexina u otra cefalosporina de primera generación.45
No se aconsejan los antimicrobianos tópicos por el ries-
go de resistencia y sensibilizaciones.
Textiles antimicrobianos 
El uso de textiles impregnados de cítrico para asegurar 
un pH entre 5.5 y 6.5 en pacientes con dermatitis atópi-
ca no infectados disminuyó el eccema y la colonización 
en la piel por microorganismos, y mejoró la función de 
barrera de la piel.46
En una revisión sistemática, el uso de textiles de seda 
se asoció con una mejoría en el SCORAD y disminu-
ción de los síntomas pero sin diferencia en la calidad 
de vida, por lo que la evidencia para su recomendación 
es débil.47
Antivirales
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria 
crónica de la piel complicada por infecciones virales 
y bacterianas recurrentes que, cuando no se tratan, 
pueden llevar a grandes afectaciones. La infecciones vi-
rales más comunes en pacientes con dermatitis atópica 
son herpes simple, varicela zoster, molusco contagioso 
y coxsackie.
El eccema herpeticum es una infección diseminada 
causada por el virus herpes simple y se considera una 
complicación potencialmente grave asociada a querato-
conjuntivits, meningitis y encefalitis. La terapia sistémica 
indicada es aciclovir o valanciclovir por via intavenosa.48
La infección por molusco contagioso es benigna y de 
alivio espontáneo, frecuente en niños con dermatitis 
atópica, por lo que la crioterapia y el curetaje son efecti-
vos pero poco tolerados.49
Antifúngicos
A pesar de ser un patógeno común en la piel humana, 
Malassezia spp tiene un papel importante en la patoge-
nia de la dermatitis atópica, aunque aún no está bien 
entendido. En pacientes jóvenes con dermatitis atópica 
214
en la cabeza y el cuello se ha observado hipersensibi-
lidad a este antígeno, que podría ser patogénicamente 
significativo.
Varios estudios aleatorizados, doble ciego y controla-
dos con placebo han demostrado la efectividad de los 
antifúngicos tópicos y sistémicos en pacientes con der-
matitis atópica. Los antifúngicos prescritos para estos 
pacientes son los azoles, que también tienen propieda-
des antiinflamatorias; sin embargo, dados los efectos 
adversos de los azoles, en el tratamiento sistémico de-
berían indicarse derivados de imidazoles (fluconazol e 
itraconazol).50,51
TRATAMIENTO SISTÉMICO
La dermatitis atópica puede tratarse en la mayoría de los 
casos con medicación tópica, utilizando simultáneamen-
te antihistamínicos y, en caso de infección secundaria, 
antibióticos por vía oral. Los pacientes con enfermedad 
diseminada y recalcitrante que interfiere gravemente en 
su calidad de vida y no responden al tratamiento tópico 
deberán ser tratados con medicamentos sistémicos.
Antihistamínicos
El control del prurito es uno de los aspectos más pro-
blemáticos en el tratamiento de la dermatitis atópica. 
Muchas veces se logran controlar las lesiones eccema-
tosas, pero el prurito persiste. En estas situaciones se 
suelen prescribir antihistamínicos, pero son más efica-
ces los inhibidores de la secreción de IL-2. En casos 
individuales, los antihistamínicos más sedantes ayudan 
a conciliar el sueño. El prurito en la dermatitis atópica 
no depende de la producción de histamina, se debe al 
incremento en la producción de interleucina 31 (IL31), 
por lo que estos medicamentos generalmente son de 
poca utilidad.
Ciclosporina
Inhibe la transcripción de citocinas proinflamatorias por 
la vía de la calcineurina. Se ha demostrado su eficacia 
en niños y adultos. Puede indicarse en casos crónicos 
y graves de dermatitis atópica en adultos. La duración 
del tratamiento depende de la eficacia clínica y la tole-
rancia; no debe exceder de 2 años continuos. La dosis 
recomendada es de 5 mg/kg al día dividida en dos to-
mas, con reducción de 0.5 a 1 mg/kg al día cada dos 
semanas, una vez que se logre la eficacia clínica.33
Es indispensable medir la presión arterial, la función 
renal y hepática previamente a su administración, así 
como los electrolitos séricos. Se sugiere iniciar con 
dosis ascendentes por semana para evitar efectos gas-
trointestinales como náuseas y dolor abdominal. Otros 
efectos adversos menos frecuentes son: parestesias, 
temblor, hiperplasia gingival e inmunosupresión. Los 
efectos nefrotóxicos son más comunes con dosis ma-
yores de 5 mg/kg por superficie corporal. Durante el 
tratamiento se recomienda evitar las vacunas de virus 
vivos 2 semanas antes de iniciar la terapia y 4 a 6 sema-
nas después de terminar.33
El Hospital Infantil de México Federico Gómez recibe 
diario a pacientes nuevos con múltiples padecimien-
tos de origen alérgico, uno de los más comunes es la 
dermatitis atópica; de estos pacientes, un pequeño nú-
mero son atendidos en la Clínica de Dermatitis Atópica 
Grave desde enero de 2014. En esta clínica se brinda 
al paciente atención integral del servicio de alergia en 
conjunto con dermatología, nutrición, psicología y tra-
bajo social. En esta clínica se atienden niños de 3 a 
17 años con dermatitis atópica grave sin respuesta al 
tratamiento convencional (con SCORAD >40 objetivo). 
El 53.3% de los pacientes atendidos son hombres. El 
75% de los pacientes reciben tratamiento con inmumo-
duladores, la ciclosporina fue el más recetado (62% del 
total) y al término de la semana 12 se observó disminu-
ción en general a SCORAD de 30 puntos, con mejoría 
de 43% con respecto al SCORAD inicial.
Azatioprina
Es un análogo sintético de las purinas que tiene accio-
nes inmunosupresoras. Es una alternativa terapéutica 
para los casos resistentes de dermatitis atópica en adul-
tos, en quienes la ciclosporina no haya sido efectiva o 
esté contraindicada; también podría estar indicada en 
niños.
Antes de iniciar el tratamiento con azatioprina debe 
medirse la actividad de la enzima TPMT (tiopurina S-
metiltransferasa) con el fin de disminuir los riesgos de 
toxicidad ósea. La dosis recomendada es de 1 a 3 mg/
kg/día, y en adultos 50 mg/día con incremento gradual 
de acuerdo con las pruebas de función hepática.
El inconveniente es su mielotoxicidad y que incremen-
ta el riesgo de neoplasia (linfomas), además de que el 
inicio de acción es más lento que con la ciclosporina.
En la clínica de dermatitis atópica grave 75% de los pa-
cientes reciben tratamiento con inmumoduladores, la 
azatioprina es el segundo medicamento más prescrito 
en los pacientes (9% del total) y al término de la semana 
12 se observó una disminución en general a SCORAD 
de 30 puntos.33
Dermatitis atópica215
FOTOTERAPIA
Induce la apoptosis de linfocitos y disminuye la pro-
ducción de citocinas y la presentación de antígenos; 
su efecto antimicrobiano reduce la colonización por S. 
aureus,18 así como la respuesta Th2 asociada con IL5, 
IL13 e IL31.
Las modalidades de tratamiento UV (ultravioleta) indi-
cadas en dermatitis atópica son: UVB (principalmente 
banda estrecha como la NB-UVB y banda ancha como 
la BB-UVB) en sesiones de tratamiento 3 a 5 veces por 
semana por 6 a 12 semanas. La UVB de banda estre-
cha tiene mayor seguridad y eficacia comparada con 
la banda ancha. La dosis más efectiva para dermatitis 
atópica grave es la UVA1. La terapia PUVA no es la pri-
mera terapia de elección por cuestiones de seguridad. 
Aunque se usa raramente en la pubertad, no está con-
traindicada.66
TERAPIAS BIOLÓGICAS
Desde hace más de 10 años se han utilizado agentes 
biológicos para el tratamiento de enfermedades infla-
matorias de la piel, como la psoriasis. Este grupo de 
fármacos contiene proteínas recombinantes como 
anticuerpos o proteínas de fusión dirigidos contra 
blancos celulares o mediadores de inflamación, res-
pectivamente. Reducen la inflamación en la dermatitis 
atópica modulando el número, activación y función de 
las células inmunitarias o de citocinas. Se han publica-
do muchos estudios de los efectos de estos biológicos 
en la dermatitis atópica moderada a grave resistente, 
y algunos otros están en proceso de evaluación de la 
eficacia y seguridad de los nuevos biológicos.
Dupilumab. Es un anticuerpo monoclonal humano que 
bloquea la cadena alfa de los receptores de IL4 e IL13. 
Se aprobó en Estados Unidos en marzo de 2017 y en 
Europa en septiembre del mismo año como terapia 
de primera línea en el tratamiento de dermatitis atópi-
ca moderada a grave en adultos. Se realizó un ensayo 
aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo 
que incluyó adultos con dermatitis atópica moderada a 
grave; en el grupo de tratamiento se indicó dupilumab 
como monoterapia durante 4 semanas dando como 
resultado mejoría significativa en el Eczema Area and 
Severity Index (EASI score) y disminución del prurito y 
del uso de esteroides tópicos. Los efectos secundarios 
observados fueron leves, como nasofaringitis y cefa-
lea.52
Hace poco los dos estudios idénticos SOLO en fase III 
en adultos confirmaron la eficacia de dupilumab como 
monoterapia, ya que demostró aliviar los síntomas y me-
jorar la calidad de vida desde las dos primeras semanas 
de tratamiento.53
Nemolizumab es un anticuerpo monoclonal humaniza-
do dirigido contra el receptor de IL31 que ha mostrado 
eficacia en pacientes con dermatitis atópica moderada 
a grave. Se realizó un estudio aleatorizado, doble ciego y 
controlado con placebo en adultos con dermatitis atópi-
ca moderada a grave a quienes se aplicó nemolizumab 
subcutáneo durante 12 semanas y experimentaron dis-
minución significativa del prurito.54
Rituximab es un anticuerpo anti CD20 que ha mostra-
do una reducción rápida en la inflamación de la piel en 
pacientes con dermatitis atópica. Se llevó a cabo un es-
tudio prospectivo en seis pacientes a los que se aplicó 
rituximab, observando alivio de los síntomas en 4 a 8 
semanas, con disminución significativa del EASI score, 
por lo que esto sugiere un rol de las células CD20 en la 
patogenia.55
Mepolizumab es un anticuerpo anti IL5 usado en terapia 
corta en pacientes con dermatitis atópica, en quienes 
produjo alivio de los síntomas clínicos y disminución de 
la eosinofilia periférica. La terapia con este biológico en 
pacientes con dermatitis atópica deberá aplicarse a ca-
sos seleccionados que no han respondido a la terapia 
estándar.56
Omalizumab es un anticuerpo monoclonal anti IgE; el 
papel patogénico de la IgE en la dermatitis atópica aún 
es descocido. En un estudio aleatorizado, doble ciego 
y controlado con placebo se aplicó omalizumab en 20 
pacientes durante 16 semanas; no se observó mejoría 
en los parámetros clínicos, pero sí disminución de la 
reactividad de la piel en pruebas de parche a alerge-
nos, lo que podría implicar un beneficio terapéutico en 
pacientes con formas agudas en lugar de crónicas.57
En contraste, un estudio pequeño, aleatorizado, doble 
ciego y controlado con placebo incluyó a ocho niños con 
dermatitis atópica grave resistente al tratamiento que du-
rante 24 semanas recibieron omalizumab o placebo, que 
no mostró diferencias clínicas entre los dos grupos.58
Ustekinumab es un anticuerpo que bloquea IL12 e IL23, 
por lo que puede regular respuestas Th1, Th17 y Th22, 
que son vías activas en la patogenia de la dermatitis 
atópica; sin embargo, hay pocos reportes de la admi-
nistración de ustekinumab en dermatitis atópica grave, 
algunos sobre alivio del padecimiento y otros que no 
han tenido estos resultados.
INMUNOTERAPIA ALERGENO ESPECÍFICA
Se ha investigado la inmunoterapia alergeno especí-
fica (ASIT) como tratamiento en la dermatitis atópica, 
216
especialmente en forma de terapia subcutánea (SCIT) 
y sublingual (SLIT).
Varios estudios han tratado de mostrar su eficacia en 
la dermatitis atópica, y es recientemente que grandes 
estudios de cohorte multicéntricos de inmunoterapia 
para ácaros del polvo han encontrado mejores eviden-
cias.
Estos estudios han comprobado que la inmunoterapia 
alergeno específica puede indicarse como tratamiento 
para rinitis alérgica y asma leve en pacientes con der-
matitis atópica. A pesar de que los resultados de estos 
estudios deben tomarse con cautela, es evidente que 
esta terapia fue bien tolerada y los pacientes no sufrie-
ron exacerbaciones.
Una revisión sistemática y metanálisis de estudios 
aleatorizados y controlados, publicados hasta diciem-
bre de 2012 sobre la eficacia de la inmunoterapia 
alergeno específica en la dermatitis atópica incluyó 8 
estudios con 385 pacientes y arrojó que en pacientes 
con dermatitis atópica ha sido efectiva a largo plazo 
cuando se administró de forma subcutánea. Este me-
tanálisis proviene de un nivel de evidencia leve para 
eficacia de la inmunoterapia alergeno específica en 
dermatitis atópica.
Aunque todavía no es posible recomendar la aplicación 
de esta terapia en dermatitis atópica debido a la falta 
de ensayos clínicos grandes, controlados y aleatoriza-
dos con alergenos modernos, podría considerarse para 
pacientes selectos con evidencia de sensibilización me-
diada por IgE a ácaros del polvo, polen de arbustos o 
pastos, que tengan dermatitis atópica grave con ante-
cedentes de exacerbación después de la exposición a 
estos alergenos.
CONCLUSIONES
La dermatitis atópica puede representar todo un reto 
terapéutico que exige la combinación de recursos 
científicos y humanos. No solo debemos tener el me-
jor tratamiento y conocimiento actualizado de todas 
las opciones terapéuticas disponibles, sino también la 
adecuada capacidad para individualizar cada caso y la 
habilidad para mantener una estrecha relación médico-
paciente que otorgue confianza a nuestros pacientes 
aumentando así su implicación en el proceso y apego 
al tratamiento, lo que optimizará los resultados. Es muy 
importante la creación de algoritmos terapéuticos que 
permitan actuar de una manera consensuada y coordi-
nada para beneficio de los pacientes.
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