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205 28 Dermatitis atópica INTRODUCCIÓN La dermatitis atópica es una enfermedad multifacética que implica una interacción compleja entre la piel y el sistema inmunitario, que debe ser reconocida por pe- diatras y médicos de primer contacto, identificando sus síntomas. Este padecimiento de origen alérgico puede ser el primer paso de la marcha atópica. La frecuencia de las enfermedades alérgicas ha tenido un incremento muy importante, especialmente a partir de la década de 1980. Es la enfermedad inflamatoria de la piel, de curso crónico y recidivante, más frecuente en los niños y su prevalencia se ha triplicado o cuadru- plicado en muchos países en vías de desarrollo. En la última década se ha acumulado una gran cantidad de datos epidemiológicos gracias al Estudio Internacional sobre Asma y Alergias en la Infancia (ISAAC).1 La dermatitis atópica se caracteriza por descamación y piel seca (xerosis), eritema y exudación (eccema), fisu- ras, costras y excoriaciones. Su origen es multifactorial con intervención de factores ambientales y del hospe- dero. La edad de presentación es principalmente en los lactantes, antes de los dos años, para posteriormente disminuir en intensidad y frecuencia. El diagnóstico es clínico y para ello se han utilizado por más de tres décadas los criterios de Hanifin y Rajka.3 Para poder establecer la gravedad de la enfermedad existen múlti- ples escalas de evaluación; sin embargo, entre las más empleadas en el ámbito médico y de investigación se encuentra el SCORAD (por las siglas de Severity sco- ring of atopic dermatitis) desarrollado por la European Task Force on Atopic Dermatitis en 1993. Uno de los aspectos poco mencionados de este proble- ma y de gran importancia es el grado de afectación de la calidad de vida, principalmente en el ámbito social y familiar. El prurito constante, que puede conducir a la privación del sueño, así como los estigmas asocia- dos con la enfermedad cutánea visible, pueden tener un efecto importante en la calidad de vida de tales in- dividuos.2 Es una enfermedad conocida desde hace varios si- glos, pero sólo a partir del XIX se comienza a delinear con más claridad. A principio del siglo XIX se describe como un padecimiento compatible con el prurigo y se considera que existen algunos factores predisponen- tes; es por ello que Biett, Rayer y Bazin la denominan “diátesis”. A mediados de ese siglo, Hebra describió los “brotes” de las lesiones cutáneas pruriginosas, distri- buidas en pliegues de flexión mientras que para fines del siglo se destaca la presencia del factor neuroemo- 206 cional, y Brock y Jaquet la denominan en 1891 como “neurodermitis diseminada”. Besnier, para terminar el siglo, describe detalladamente un trastorno cutáneo pruriginoso crónico con remisiones y exacerbaciones, con lesiones de pápulas, vesículas y liquenificación concomitante con otras enfermedades alérgicas (fiebre del heno y asma bronquial), llamándolo “prúrigo diatésico, eccematoide liquenoide”, el que final- mente se conoció como prurigo de Besnier. Ya en el siglo XX, con el conocimiento de los mecanis- mos básicos de la respuesta inmunitaria y los trabajos de Richet y Portier se introduce el término anafilaxia. Von Pirquet, en 1906, describió parte de los mecanismos atri- buidos a esta respuesta y acuñó la palabra “alergia”. En 1921, Prautnitz y Küstner propusieron la existencia de factores séricos capaces de ocasionar hipersensibi- lidad inmediata, a los que denominaron reaginas. Dos años después, Coca y Cooke introdujeron el térmi- no atopia o atopia reagínica (atopia: “respuesta fuera de lugar”) para designar la predisposición familiar a pade- cer asma, rinitis y eccema. En 1933 Wise y Sulzberger propusieron el nombre de dermatitis atópica porque se consideró que expresaba con mayor exactitud la relación entre manifestaciones cutáneas, asma y rinitis alérgica, permitiendo al mismo tiempo su diferenciación de otras lesiones eccematosas. Cuatro décadas después de la descripción de las reagi- nas, los esposos Ishizaka en Estados Unidos y Bennich Johanson en Suecia, descubren que estas “reaginas” correspondían a una clase de inmunoglobulina hasta en- tonces desconocida, que se denomina IgE. La dermatitis atópica puede ser una enfermedad difí- cil de tratar, especialmente en sus formas más graves; sin embargo, en los últimos años han surgido varias terapias novedosas. Especialmente relevantes son los productos biológicos dirigidos al sistema inmunitario y, en particular, a las interleucinas relevantes para las enfermedades atópicas. Estos fármacos son promete- dores para los pacientes adultos con formas moderadas o graves de la enfermedad.28 EPIDEMIOLOGÍA La dermatitis atópica es una enfermedad cutánea multifac- torial, crónica, inflamatoria e intensamente pruriginosa.26,27 Es la más común en los niños. Es un padecimiento de dis- tribución mundial sin predilección de grupos étnicos ni de género, frecuente en zonas urbanas, con variaciones esta- cionales especialmente durante verano e invierno cuando se agravan las lesiones. En la última década se ha acumulado una gran can- tidad de datos epidemiológicos gracias al Estudio Internacional sobre Asma y Alergias en la Infancia (ISA- AC), formado en 1991 con el fin de describir y comparar la prevalencia de asma, rinitis alérgica y dermatitis ató- pica en diferentes áreas geográficas con tres fases de recopilación de datos, incluyó a 306 centros en 105 países con casi 2 millones de niños. Éste es el único instrumento validado internacionalmente para detectar individuos con enfermedades alérgicas en estudios de gran magnitud de carácter epidemiológico.29 La dermatitis atópica, según lo reportado por ISAAC, ha variado en prevalencia desde 0.3 a 20.5% en todo el mundo. En cuanto a la variabilidad por región, los va- lores más altos de prevalencia de dermatitis atópica se encontraron en América Latina y Oceanía. De acuerdo con lo reportado en México (10 centros), la prevalencia de síntomas de dermatitis atópica es de 10.3% en niños de 6 a 7 años y 8.6% en adolescentes de 13 a 14 años.29 Predomina en el primer año de vida (45% sufrirá lesio- nes antes de 6 meses y 60% antes del primer año y 85% antes de los 5 años). Para la mayoría de los pacientes infantiles esta enferme- dad de origen alérgico desaparece en la adolescencia. Las estimaciones recientes muestran que 80% de la dermatitis atópica infantil no persiste 8 años y menos de 5% persiste 20 años después del diagnóstico; sin embargo, algunos pacientes continúan con los sínto- mas después de los 20 años. En general, la tasa de persistencia en la edad adulta se correlaciona con inicio tardío y persistencia y gravedad en la infancia.25 La prevalencia estimada en adultos es de 1 a 3%,1 y predomina en hombres en una proporción 2:1, pero es probable que la prevalencia de dermatitis atópica grave sea sustancialmente menor.25 ETIOPATOGENIA Es una enfermedad multifactorial, resultado de la inte- racción de factores predisponentes (susceptibilidad genética), factores inmunológicos y el medio ambiente. Genética Las personas que padecen dermatitis atópica suelen tener historia familiar de la enfermedad. Un niño con un padre atópico tiene 25% de riesgo de atopia; un niño con dos padres atópicos tiene 50% de riesgo de atopia. Los estudios genéticos han descubierto múltiples ge- nes con un posible papel en el inicio de enfermedades atópicas, y la expresión clínica de estas enfermedades Dermatitis atópica 207 es el resultado de una compleja interacción entre estos muchos genes y factores ambientales y de desarrollo.23 Trasmisión y genes involucrados El mecanismo de trasmisión parece ser autosómico dominante, con heterogeneidad genética y expresión variable manifestada por factores ambientales. En la última década, los procedimientos avanzados similares a la asociación de genoma completo (GWA) y el poli- morfismo de nucleótido único (SNP) se han aplicado en diferentespoblaciones y ahora se ha aclarado que la dermatitis atópica está asociada significativamente con los genes de los sistemas inmunitarios innatos-adap- tativos, los antígenos de leucocitos humanos (HLA), citocinas, quimiocinas, genes involucrados en el meta- bolismo de fármacos u otros genes. Pérdida de la función de barrera La piel en el paciente atópico, y especialmente en la dermatitis atópica, es seca, pruriginosa, irritable, con una marcada tendencia a la parasitación por virus, bacterias y hongos.1 Estas características son conse- cuencia de la pérdida de la función de barrera y hay diversas anomalías: a) En la sudoración, la respuesta generada por la esti- mulación colinérgica favorece la aparición del prurito. b) Aumento de la pérdida transepidérmica de agua. c) Disminución en la producción de lípidos cutá- neos (ceramidas, ácidos grasos y colesterol), por actividad de fosfolipasa A2 con disminución de la concentración de acetilceramidas, especialmente de ceramida-1 necesaria para el transporte de ácido linoleico en la epidermis. d) Aumento en la actividad de la fosfodiesterasa del AMPc leucocitario, lo que determina un efecto anormal en la respuesta inflamatoria e inmunitaria y mayor tendencia a la liberación de histamina por los basófilos y producción de IgE (in vitro). e) Respuesta vascular paradójica. Se observa dermo- grafismo blanco en la piel inflamada del atópico y lo mismo ocurre al consumir sustancias vasodilata- doras como nicotina. Se cree que estas respuestas constituyen un epifenómeno posinflamatorio más que una alteración propia de la atopia.2,3 Alteraciones inmunológicas La piel del paciente con dermatitis atópica muestra una respuesta inflamatoria mediada por células T activadas con capacidad de liberar una serie de productos capaces de producir daño tisular, secundario a un estímulo que generalmente es un alergeno o un agente infeccioso. En la fase aguda se liberan interleucinas e interferón gamma, mientras que en la fase crónica existe una alta concentración de productos celulares liberados por eo- sinófilos y macrófagos.4 DESENCADENANTES Los factores que desencadenan dermatitis atópica con mayor frecuencia son: calor y transpiración, lana, estrés, algunos alimentos, liberadores directos de hista- mina como alcohol y especies, afecciones respiratorias altas y polvo ambiental.5 El papel de los alimentos es controversial, hay nume- rosos estudios que implican de una u otra forma la acción de alergenos alimentarios. La alergia alimenta- ria afecta sólo a un grupo muy reducido de pacientes con dermatitis atópica (los más graves). La supresión de estos alimentos puede resultar en un principio be- néfica, pero estos beneficios no se mantienen a largo plazo y la lactancia materna prolongada y el retraso de la ablactación tienen escasos efectos y sus beneficios se limitarían sólo al primer año de vida.6 La relación de aeroalergenos y procesos atópicos es especialmente notoria en las vías respiratorias, aunque se ha sugerido su participación en la dermatitis atópica, principalmente Dermatophagoides pteronyssimus, epi- telio de gato y pólenes de abedul y artemisa.7 En los últimos diez años, el microbioma humano se ha enfocado intensamente como un componente etiológi- co crítico de un número diverso de enfermedades. Los enfermos con dermatitis atópica tienen una coloniza- ción cutánea por S. aureus muy superior a la población normal. Se ha propuesto que estos microorganismos actúan básicamente mediante dos mecanismos: • Inducción de hipersensibilidad mediada por IgE, por la misma bacteria o por sus exotoxinas. • Mediación de reacciones de superantígenos. Otro patógeno es la Malassezia, que principalmen- te afecta la cabeza y el cuello en adultos jóvenes. En estos pacientes se ha demostrado la existencia de anti- cuerpos IgE frente a Malassezia, y responden en forma rápida a los antimicóticos.8,9 El prurito en estos pacientes es el síntoma más signifi- cativo del cuadro y uno de los signos de reactivación del eccema; se ha sugerido la participación de varios mecanismos que inician en la barrera cutánea alterada, 208 generando el ciclo “prurito-rascado”, generado más por la histamina que por proteasas, cinasas, prostaglandi- nas, neuropéptidos, acetilcolina y opioides.10 FACTORES AMBIENTALES DE RIESGO Las variaciones significativas en la prevalencia entre y dentro de los países (por ejemplo, el gradiente urbano- rural de la enfermedad) sugieren factores ambientales y genéticos como los principales impulsores del cam- bio en la carga de la enfermedad.24 Los intentos de correlacionar la prevalencia geográfica infantil de dermatitis atópica muestran un efecto importante del medio ambiente, pero no han producido un factor cau- sal específico. CUADRO CLÍNICO Es una dermatosis que causa prurito debido a in- flamación cutánea, con morfología, topografía y evolución bien definidas. Las lesiones primarias son: eritema, pápulas y vesículas, y alteraciones secunda- rias como erosiones, costras, cambios pigmentarios y liquenificación. La sequedad de la piel (xerosis) y el prurito son manifestaciones características de esta enfermedad. Hay algunos signos clínicos que se consideran es- tigmas de la enfermedad, no son específicos, pero sí muy frecuentes, como hiperlinearidad palmo-plantar, pliegue infraorbitario (Dennie-Morgan), dermografismo blanco, palidez centro facial, hiperpigmentación perior- bitaria, disminución o ausencia del borde lateral de las cejas, línea de implantación baja del pelo e hiperquera- tosis folicular. Las lesiones se clasifican en: Agudas: pápulas y pápulo-vesículas pruriginosas con exudación serosa sobre una base eritematosa. Subagudas: pápulas, placas o ambas con eritema y en- grosamiento. Crónicas: pápulas excoriadas, erosionadas o placas liquenificadas, lesiones residuales hipo o hiperpigmen- tadas. La distribución de las lesiones varía según la edad de los pacientes. Se distinguen tres etapas, las que pueden superponerse y tener periodos de remisión variable: etapa del lactante y primera infancia, etapa infantil y etapa del adolescente o adulto. El diagnóstico se sos- pecha básicamente por el prurito como manifestación esencial, la dermatitis crónicamente recidivante con pa- trones de localización característicos según la edad e historia personal o familiar de atopia (asma, rinoconjun- tivitis alérgica, dermatitis atópica o ambas). No existen en la actualidad estudios complementarios que permitan certificar el diagnóstico de dermatitis atópica, que se establece con base en criterios clíni- cos.11 En 1980 Hanifin y Rajka enumeraron los criterios diagnósticos separándolos en mayores y menores.12,13 Posteriormente, varios grupos han realizado diversos intentos de simplificarlos (Cuadro 1). Se han descrito tres patrones de comportamiento de la enfermedad y dependen exclusivamente de la edad de presentación. Cuadro 1. Criterios diagnósticos de dermatitis atópica Criterios mayores para dermatitis atópica (al menos 3) • Prurito • Morfología y distribución características de las lesiones • Dermatitis crónica o crónicamente recidivante • Historia personal o familiar de atopia Criterios menores para dermatitis atópica (al menos 3) • Xerosis • Ictiosis-hiperlinearidad palmar-queratosis pilaris • Reactividad inmediata (tipo 1) a tests cutáneos • IgE elevada • Edad temprana de comienzo • Tendencia a infecciones cutáneas-defectos de inmunidad mediada por células • Dermatitis inespecífica de manos y pies • Eccema del pezón • Queilitis • Conjuntivitis recurrente • Pliegue infraorbitario de Dennie-Morgan • Queratocono • Catarata subcapsular anterior • Oscurecimiento orbitario • Eritema/palidez facial • Pitiriasis alba • Pliegues anteriores del cuello • Prurito al transpirar • Intolerancia a la lana y a solventes de lípidos • Acentuación perifolicular • Intolerancia a alimentos • Curso influenciado por factores ambientales- emocionales • Dermografismo blanco/blanqueoretardado Dermatitis atópica 209 LACTANTES Puede iniciar en las primeras semanas, predomina en las mejillas sin afectar el triángulo central de la cara; hay eritema, pápulas y dermatitis aguda (eccema del lactan- te) con costras hemáticas. Puede extenderse a la piel cabelluda, pliegues retroauriculares y de flexión, tronco y nalgas o ser generalizada. Aparece por brotes; en ge- neral las lesiones desaparecen a los 2 años de edad sin dejar huella. Las lesiones no son siempre húme- das, pueden ser planas y escamosas, y en ocasiones muestran áreas irregulares de eritema con tendencia a la formación de pápulas. Pueden encontrarse lesiones anulares o numulares en un patrón seco liquenificado. En los casos extremos puede generalizarse dando un cuadro de eritrodermia y exudación, y signos de impéti- go ampliamente distribuidos. ESCOLAR O INFANTIL Se manifiesta entre los 4 y los 14 años; afecta diferentes áreas topográficas, como pliegues de flexión en: codos, huecos poplíteos, cuello, muñecas, párpados o región peribucal. Algunos pacientes tienen afectación en el tercio distal de los pies en las caras plantar y dorsal. A esta variedad se le llama dermatosis plantar juvenil. La dermatitis periorbital puede ir desde sequedad y descamación leve hasta liquenificación intensa de los párpados; generalmente hay placas eccematosas o li- quenificadas.14 COMPLICACIONES La más frecuente es la infección sobreagregada (im- pétigo secundario). Las placas costrosas exudativas señalan un diagnóstico de infección secundaria. Aunque en estas áreas se encuentra a menudo estrep- tococo betahemolítico del grupo A, los investigadores señalan que Staphylococcus aureus, el virus que causa molusco contagioso, y dermatofitos como el Tricho- phyton rubrum, pueden provocar infecciones crónicas recalcitrantes en pacientes atópicos.13,15 La compleja fisiopatología y las diferentes formas de presentación de la enfermedad hacen imprescindible descartar otros padecimientos que comparten patro- nes clínicos similares. Cuadro 2 TRATAMIENTO Las bases del tratamiento de la dermatitis atópica son: secar la piel húmeda, lubricar la piel seca, controlar el prurito e inhibir la respuesta inflamatoria, por lo que de- bemos planear una estrategia que brinde información y educación al paciente y a la familia, que identifique los factores desencadenantes y se eviten, que se mantenga la integridad cutánea con adecuada hidratación y lim- pieza; finalmente, que se prescriban los medicamentos necesarios para controlar las exacerbaciones.16 MEDIDAS GENERALES Y ESTRATEGIAS DE EVITACIÓN Educación Es fundamental la educación de los pacientes y familia- res con el objetivo de disminuir el estrés y la angustia provocada por esta enfermedad. El éxito en el buen tratamiento de esta afección radica en una estrecha relación médico-paciente para conseguir que éste úl- timo y su familia adquieran información adecuada de la enfermedad, evolución y tratamiento. Identificar los alergenos o desencadenantes químicos o naturales del medio que exacerban las lesiones en el paciente y evi- tarlos refleja su conocimiento de la enfermedad. Evitar agravantes o desencadenantes Existe cierta relación entre los pacientes con dermatitis atópica y alergia a los ácaros. Se ha logrado establecer una relación con exacerbaciones y mal control, por lo Cuadro 2. Diagnósticos diferenciales en dermatitis atópica Diagnósticos diferenciales en dermatitis atópica Dermatosis crónicas: -Dermatitis seborreica -Dermatitis por contacto -Psoriasis -Pitiriasis rubra pilaris Dermatosis infecciosas: -Escabiasis -Tiña del cuerpo Trastornos genéticos: -Síndrome de Netherton -Ictiosis -Queratosis pilar Inmunodeficiencias: -Síndrome de Wiscott-Aldrich -Síndrome de hiper IgE Trastornos metabólicos: -Acrodermatitis enterohepática -Fenilcetonuria -Pelagra Otros: -Dermatitis herpetiforme -Pénfigo foliáceo -Dermatomiositis 210 que se recomienda tener una limpieza adecuada de la casa y el ambiente donde se encuentra el paciente. Hay poca evidencia de que las estrategias para disminuir el número de ácaros de polvo funcionen realmente, aun- que el uso de cubre colchón antiácaros podría reducir la cantidad de este alergeno dentro del hogar, lo que sería benéfico para los pacientes con dermatitis atópica. Alimentos La alergia alimentaria ha sido documentada en aproxi- madamente un tercio de los pacientes con dermatitis atópica moderada a grave.19 Entre los alimentos más alergénicos están: leche, hue- vo de gallina, cacahuate, soya, nueces y pescados, causantes algunas veces de las exacerbaciones que pueden padecer los pacientes con dermatitis atópica, principalmente niños. En adolescentes se debe tener en cuenta la alergia asociada a pólenes.20,21 La alergia alimentaria se manifiesta cutáneamente incluso en 74% de los pacientes. Los niños pueden tener exantema morbiliforme en las primeras 6 a 10 horas después de la ingestión, que desaparece horas después, esto se conoce como fase tardía.22 El médico debe tener cuidado de restringir alimentos, ya que los lactantes pueden caer en un estado de mal- nutrición.17 Cuidados diarios de la piel Se recomienda bañarse con agua templada, evitar el jabón cuando está inflamada la piel y en su defecto usar un dermolimpiador y aplicar emolientes inmediata- mente después del baño. Los textiles sintéticos deben evitarse, así como las prendas ajustadas que causen calor, prefiriendo el uso de ropa de algodón sin lavar con suavizantes o detergentes aromáticos: este material es esencial para evitar la irritación de la piel. Vacunación No hay evidencia que indique que las vacunas tengan influencia en la dermatitis atópica o en otras altera- ciones alérgicas, por lo que todos los niños con esta enfermedad deben tener completo el esquema de va- cunación y evitar la aplicación de vacunas durante las exacerbaciones de las lesiones hasta después de dos semanas de corticoesteroides tópicos con control de la exacerbación.30 Los pacientes con dermatitis atópica que estén en tra- tamiento con ciclosporina deberán consultar antes de aplicarse alguna vacuna. La única vacuna contraindica- da para ellos es la de viruela, por el riesgo de eccema vaccinatum.31 TERAPIA EMOLIENTE Y BÁSICA DE LA FUNCIÓN DE BARRERA ALTERADA EN LA PIEL Como se ha descrito, la penetración de alergenos es favorecida por la deficiencia de filagrina y provo- ca una disminución en los lípidos intercelulares del estrato córneo y un equilibrio inadecuado entre co- lesterol, ácidos grasos y ceramidas, por lo que los baños cortos (menos de 5 minutos) y el uso de acei- tes corporales (en los primeros dos minutos después del baño) podrían ayudar a combatir la deshidrata- ción de la piel. Se deben evitar aceites de cacahuate o de otras semillas en pacientes menores de dos años, con vulnerabilidad y con atopia por el alto ries- go de sensibilización.32 Los emolientes son las sustancias que se utilizan como vehículo que carece de ingrediente activo, para la aplicación de algún humectante que pro- mueva la hidratación del estrato córneo, como la urea o glicerol. También se recomienda el uso de ungüentos, aceites de baño, gel de ducha, emulsio- nes o soluciones micelares que mejoran el efecto de barrera.33 La cantidad de tópicos a aplicar puede seguir la regla de la unidad del dedo: una unidad de dedo (FTU), que es la cantidad de ungüento expresado desde un tubo con una boquilla de 5 mm de diámetro y medido desde el pliegue distal de la piel hasta la punta del dedo índice (~ 0.5 g). Ésta es una cantidad adecuada para aplicar sobre la piel en dos áreas de la palma de un adulto, que es aproximadamente 2% de la superficie corporal de un adulto.34 TRATAMIENTO TÓPICO ANTINFLAMATORIO(Figuras 1 y 2) Corticoesteroides tópicos Pueden clasificarse en cuatro grandes grupos según su potencia (Cuadro 3). Para las lesiones exudativas se eligen cremas, mientras que para lesiones liquenifica- das se opta por pomadas o ungüentos. También debe tenerse en cuenta la zona a tratar, de manera que en la piel fina se aplican corticoides suaves y en la piel grue- sa se usan corticoides más potentes. Debe advertirse al paciente y a los padres los efectos adversos de éstos, ya que dependen de la potencia del Dermatitis atópica 211 corticoide, la edad del paciente, la zona de aplicación y el modo de empleo. Inhibidores tópicos de la calcineurina Son una alternativa reciente. El pimecrolimus y el tacroli- mus comparten el mismo mecanismo de acción, poseen propiedades inflamatorias e inmunosupresoras y una actividad parecida a la ciclosporina. El tacrolimus ha de- mostrado ser eficaz en adultos y niños mayores de 2 años al reducir el prurito en los 3 días de haber iniciado el tra- tamiento. En Estados Unidos y Europa el tacrolimus y el pimecrolimus están aprobados para su uso en dermatitis atópica en mayores de 2 años. Debe evitarse su indicación en pacientes inmunodeprimidos y en otras situaciones de riesgo, como dermatosis que puedan predisponer a neo- plasias, alergia a macrólidos o infección viral activa. Terapia proactiva La terapia proactiva es un tratamiento de largo plazo para la piel sana donde habitualmente hay lesiones; se aplica un esteroide de baja o mediana potencia o tacro- limus dos veces diarias por 2 a 3 días de la semana. El Figura 1. Procedimientos para el diagnóstico y tratamiento de pacientes con dermatitis atópica. Modificado de Actas dermosifiliogr 2013;104(1):4-16.28 Cordaje diagnóstico Terapéutico Factores a considerar Dermatitis atópica leve Dermatitis atópica moderada Dermatitis atópica severa •Edad del paciente •Estadio y variedad de lesiones (aguda, subaguda, crónica liquenificada...) •Localización de las lesiones •Extensión de las lesiones •Infección •Reacción a los tratamientos previos 1. Recomendaciones básicas: baño, hidratación, evitar factores desencadenantes, reducción de estrés, y posibles complicaciones, alimentación, valoración prebióticos-probióticos, apoyo psicológico... 2. Corticoides tópicos (1/24 h) hasta remisión. 3. Pimecrolimus/Tacrolimus tópicos (1/12-24 h) hasta remisión. Control del prurito 1. Antihistamínico sedantes 2. Antileucotrienos 3. Naltrexona 4. Modificadores de la serototina 5. Ondasetrón 6. Doxepina Control de infecciones 1. Antibióticos tópicos- sistémicos (frente S aureus) ante signos de sobreinfección hasta la remisión de la infección 2. Antivirales tópicos- sistémicos 1. Corticoides tópicos en pauta de mantenimiento (2/semanas. “Fin de semana) 2. Pimecrolimus/Tacrolimus tópicos en pauta de mantenimiento (2/semana) 3. Corticoides orales: prednisona (1mg/kg/24h) hasta control brote pauta descendente lenta (1-3 semanas) 4. Curas húmedas corticoides-emolientes 1/24h 1semana 5. Ciclosporina (3-5-7mg/kg/24h) hasta control brote (6-12 semanas pauta descendente lenta) 6. Fototerapia: UVBnb, UVB, UVA dosis medias. 1. Ciclosporina (2,5mg/kg/24h) mínimo 6 meses 2. Azatioprina (100-200mg/24h) mantenimiento 3. Metotrexato (10-20mg/semanal) mantenimiento 4. Mofetil micofenolato (1-2g/24h) mantenimiento 5. PUVA. 6. Inmunoglobulinas iv. (1-2g/kg/mes) 3-6 meses 7. Interferón Gamma 50microg/m2/24h/12semanas 8. Hidroxicloroquina (200 mg/24h) 9. Omalizumab 10. Rituximab 11. Alefacept 12. AntiTNF alfa Valoraciones primera visita •Historia clínica detallada: otros signos-síntomas atopia, antecedentes familiares de atopia, antecedentes de episodios “alérgicos” con alimentos (niños menores de 2 años), tipo de alimentación (lactancia materna, alimentación complementaria...) •Concentraciones de IGE •Recuento de eosinófilos en sangre periférica Valoraciones primera y sucesivas visitas •SCORES (SCORAD, PO- SCORAD, EASI, EASI-SA, SASSAD...) •Escalas de valoración calidad de vida: DLQI, CDLQI (>4 años), IDLQI (<4 años) •Establecer severidad: LEVE (SCORAD 1-14), MODERADO (SCORAD 15-39) GRAVE (40-103) 212 esteroide puede indicarse hasta por 3 meses y el inhibi- dor de calcineurina hasta por un año.35 Se realizó un estudio multicéntrico, aleatorizado y com- parativo que incluyó a 267 niños europeos de 2 a 5 años, a quienes se les aplicó tacrolimus tópico a 0.03% dos veces por semana por un año, y al término del estudio se observó que esta terapia redujo las exacer- baciones de dermatitis atópica, espaciando el tiempo para la primera recaída.36 Otras terapias tópicas en progreso de estudio Están en desarrollo de investigación otras opciones de terapia tópica con blancos proteínicos específicos, como el crisoborol, que es un inhibidor tópico de la fos- fodiesterasa 4 y que ha sido recientemente aprobado para el tratamiento de la dermatitis atópica leve a mo- derada en pacientes mayores de 2 años de edad. Su eficacia es superior al placebo; sin embargo, es difícil compararlo con TCI o TCS.65 En la actualidad se encuentran en primera fase de es- tudio II otros inhibidores tópicos de la fosfodiesterasa 4, como el OPA-15406 y E6005. Figura 2. Algoritmo de tratamiento de pacientes con dermatitis atópica, por pasos. Grave, recalcitrante Moderada a grave Leve a moderada Solo piel seca Paso 4 Paso 3 Paso 2 Paso 1 Modificado de Akdis y cols. Diagnosis and treatment of atopic dermatitis in childern and adults: EAACI/AAAA/PRACTALL Consensus Report 23 *En mayores de 2 años In te ns id ad d el e nf er m ed ad Terapia sistémica (e.g. CyA) o terapia UV TCS de potencia moderada a alta y/o TCI* Tratamiento básico: Hidratación de la piel, emolientes, evitar irritantes identificar factores de riesgo específicos desencadenantes TCS de potencia levea a moderada/o TCI* Cuadro 3. Potencia de esteroides tópicos Baja Potente Desonide Valerato de betametasona 0.1% Hidrocortisona 0.5% Acetonide de fluocinolona 0.25% Acetato de hidrocortisona 0.5% Fluocinolona 0.5% Moderada Propionato de fluticasona Valerato de betametasona 0.05% Furoato de mometasona 0.1% Butirato de clobetasona 0.05% Desoximetasona 0.25% Acetato de hidrocortisona 1% Muy potente Acetato de triamcinolona 0.1% Dipropionato de betametasona Propionato de halobetasol Halcinonida 0.1% Modificado de Akdis, et al. Diagnosis and treatment of atopic dermatitis in children and adults: EAACI/AAAAI/PRACTALL Consensus Report 23. Dermatitis atópica 213 TRATAMIENTO ANTIMICROBIANO El microambiente inflamatorio en la piel lo inician las interleucinas de inflamación; las principales son lin- fopoyetina tímica estromal (TSLP), interleucina 4 e interleucina 13. Estas interleucinas disminuyen la secre- ción de péptidos antimicrobianos como la catelicidina y la defensina, lo que favorece las infecciones bacteria- nas, virales o fúngicas. Antibacterianos Incluso 90% de los pacientes con dermatitis atópica tienen colonización por S. aureus; este patógeno es el mayor desencadenante de exacerbaciones en este padecimiento alérgico. Su contribución en este medio inflamatorio es a través de toxinas, activación de células T por superantígenos específicos, células T específicas a alergenos, expresión de anticuerpos IgE antiestafilo- cócicos y aumento de la expresión de IL-31.37 Las nuevas investigaciones describen que la alteración en el microbioma causada por S. aureus en pacientes con dermatitis atópica podría jugar un papel importante en la fisiopatología.38,39 Una revisión reciente publicó que la disbiosis en la piel con dermatitis atópica no sólo implica a Staphylococcus spp, sino también a microbios como Propionibacterium y Malassezia.40 Por este motivo están en desarrollo nuevos emolientes con incorporación de compuestos activos cuya función es reparar la barrera o influir en el microbioma con li- sados bacterianos no patógenoscomo la Vitreoscilla filiformis, que alivió significativamente las lesiones re- duciendo la cantidad de S. aureus mediante un efecto inmunomodulador.41 Una revisión sistemática de 26 estudios con 1229 participantes no mostró evidencia clara del benefi- cio de indicar aditivos antisépticos para el baño o jabones, o de agentes antimicrobianos añadidos a te- rapias tópicas en dermatitis atópica no infectada. Su uso debe ser cuestionado en tales situaciones, hasta que estudios mejores y a más largo plazo muestren pruebas claras de beneficio clínico; sin embargo, si no hay respuesta a los glucocorticoesteroides tópi- cos o inhibidores de la calcineurina, o hay infección agregada, se indicarán antisépticos tópicos.42 El hipoclorito de sodio al 0.005% aplicado intermi- tentemente es el único antiséptico que ha inducido disminución significativa en la intensidad de la dermati- tis atópica. Se realizó un estudio aleatorio, doble ciego y controlado con placebo en 31 pacientes de 6 meses a 17 años de edad con dermatitis atópica y signos clínicos de infección sobreagregada, a todos se les indicó cefalexina por 14 días y se asignó de forma aleatoria mupirocina nasal y baños con hipoclorito de sodio o petrolato nasal y baños sin cloro como placebo durante 3 meses. Se ob- servó disminución del eccema en los que recibieron los baños con hipoclorito de sodio y mupirocina nasal.43,44 Los antibióticos sistémicos sólo deben indicarse en caso de infección extensa, por lo que se recomienda cefalexina u otra cefalosporina de primera generación.45 No se aconsejan los antimicrobianos tópicos por el ries- go de resistencia y sensibilizaciones. Textiles antimicrobianos El uso de textiles impregnados de cítrico para asegurar un pH entre 5.5 y 6.5 en pacientes con dermatitis atópi- ca no infectados disminuyó el eccema y la colonización en la piel por microorganismos, y mejoró la función de barrera de la piel.46 En una revisión sistemática, el uso de textiles de seda se asoció con una mejoría en el SCORAD y disminu- ción de los síntomas pero sin diferencia en la calidad de vida, por lo que la evidencia para su recomendación es débil.47 Antivirales La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel complicada por infecciones virales y bacterianas recurrentes que, cuando no se tratan, pueden llevar a grandes afectaciones. La infecciones vi- rales más comunes en pacientes con dermatitis atópica son herpes simple, varicela zoster, molusco contagioso y coxsackie. El eccema herpeticum es una infección diseminada causada por el virus herpes simple y se considera una complicación potencialmente grave asociada a querato- conjuntivits, meningitis y encefalitis. La terapia sistémica indicada es aciclovir o valanciclovir por via intavenosa.48 La infección por molusco contagioso es benigna y de alivio espontáneo, frecuente en niños con dermatitis atópica, por lo que la crioterapia y el curetaje son efecti- vos pero poco tolerados.49 Antifúngicos A pesar de ser un patógeno común en la piel humana, Malassezia spp tiene un papel importante en la patoge- nia de la dermatitis atópica, aunque aún no está bien entendido. En pacientes jóvenes con dermatitis atópica 214 en la cabeza y el cuello se ha observado hipersensibi- lidad a este antígeno, que podría ser patogénicamente significativo. Varios estudios aleatorizados, doble ciego y controla- dos con placebo han demostrado la efectividad de los antifúngicos tópicos y sistémicos en pacientes con der- matitis atópica. Los antifúngicos prescritos para estos pacientes son los azoles, que también tienen propieda- des antiinflamatorias; sin embargo, dados los efectos adversos de los azoles, en el tratamiento sistémico de- berían indicarse derivados de imidazoles (fluconazol e itraconazol).50,51 TRATAMIENTO SISTÉMICO La dermatitis atópica puede tratarse en la mayoría de los casos con medicación tópica, utilizando simultáneamen- te antihistamínicos y, en caso de infección secundaria, antibióticos por vía oral. Los pacientes con enfermedad diseminada y recalcitrante que interfiere gravemente en su calidad de vida y no responden al tratamiento tópico deberán ser tratados con medicamentos sistémicos. Antihistamínicos El control del prurito es uno de los aspectos más pro- blemáticos en el tratamiento de la dermatitis atópica. Muchas veces se logran controlar las lesiones eccema- tosas, pero el prurito persiste. En estas situaciones se suelen prescribir antihistamínicos, pero son más efica- ces los inhibidores de la secreción de IL-2. En casos individuales, los antihistamínicos más sedantes ayudan a conciliar el sueño. El prurito en la dermatitis atópica no depende de la producción de histamina, se debe al incremento en la producción de interleucina 31 (IL31), por lo que estos medicamentos generalmente son de poca utilidad. Ciclosporina Inhibe la transcripción de citocinas proinflamatorias por la vía de la calcineurina. Se ha demostrado su eficacia en niños y adultos. Puede indicarse en casos crónicos y graves de dermatitis atópica en adultos. La duración del tratamiento depende de la eficacia clínica y la tole- rancia; no debe exceder de 2 años continuos. La dosis recomendada es de 5 mg/kg al día dividida en dos to- mas, con reducción de 0.5 a 1 mg/kg al día cada dos semanas, una vez que se logre la eficacia clínica.33 Es indispensable medir la presión arterial, la función renal y hepática previamente a su administración, así como los electrolitos séricos. Se sugiere iniciar con dosis ascendentes por semana para evitar efectos gas- trointestinales como náuseas y dolor abdominal. Otros efectos adversos menos frecuentes son: parestesias, temblor, hiperplasia gingival e inmunosupresión. Los efectos nefrotóxicos son más comunes con dosis ma- yores de 5 mg/kg por superficie corporal. Durante el tratamiento se recomienda evitar las vacunas de virus vivos 2 semanas antes de iniciar la terapia y 4 a 6 sema- nas después de terminar.33 El Hospital Infantil de México Federico Gómez recibe diario a pacientes nuevos con múltiples padecimien- tos de origen alérgico, uno de los más comunes es la dermatitis atópica; de estos pacientes, un pequeño nú- mero son atendidos en la Clínica de Dermatitis Atópica Grave desde enero de 2014. En esta clínica se brinda al paciente atención integral del servicio de alergia en conjunto con dermatología, nutrición, psicología y tra- bajo social. En esta clínica se atienden niños de 3 a 17 años con dermatitis atópica grave sin respuesta al tratamiento convencional (con SCORAD >40 objetivo). El 53.3% de los pacientes atendidos son hombres. El 75% de los pacientes reciben tratamiento con inmumo- duladores, la ciclosporina fue el más recetado (62% del total) y al término de la semana 12 se observó disminu- ción en general a SCORAD de 30 puntos, con mejoría de 43% con respecto al SCORAD inicial. Azatioprina Es un análogo sintético de las purinas que tiene accio- nes inmunosupresoras. Es una alternativa terapéutica para los casos resistentes de dermatitis atópica en adul- tos, en quienes la ciclosporina no haya sido efectiva o esté contraindicada; también podría estar indicada en niños. Antes de iniciar el tratamiento con azatioprina debe medirse la actividad de la enzima TPMT (tiopurina S- metiltransferasa) con el fin de disminuir los riesgos de toxicidad ósea. La dosis recomendada es de 1 a 3 mg/ kg/día, y en adultos 50 mg/día con incremento gradual de acuerdo con las pruebas de función hepática. El inconveniente es su mielotoxicidad y que incremen- ta el riesgo de neoplasia (linfomas), además de que el inicio de acción es más lento que con la ciclosporina. En la clínica de dermatitis atópica grave 75% de los pa- cientes reciben tratamiento con inmumoduladores, la azatioprina es el segundo medicamento más prescrito en los pacientes (9% del total) y al término de la semana 12 se observó una disminución en general a SCORAD de 30 puntos.33 Dermatitis atópica215 FOTOTERAPIA Induce la apoptosis de linfocitos y disminuye la pro- ducción de citocinas y la presentación de antígenos; su efecto antimicrobiano reduce la colonización por S. aureus,18 así como la respuesta Th2 asociada con IL5, IL13 e IL31. Las modalidades de tratamiento UV (ultravioleta) indi- cadas en dermatitis atópica son: UVB (principalmente banda estrecha como la NB-UVB y banda ancha como la BB-UVB) en sesiones de tratamiento 3 a 5 veces por semana por 6 a 12 semanas. La UVB de banda estre- cha tiene mayor seguridad y eficacia comparada con la banda ancha. La dosis más efectiva para dermatitis atópica grave es la UVA1. La terapia PUVA no es la pri- mera terapia de elección por cuestiones de seguridad. Aunque se usa raramente en la pubertad, no está con- traindicada.66 TERAPIAS BIOLÓGICAS Desde hace más de 10 años se han utilizado agentes biológicos para el tratamiento de enfermedades infla- matorias de la piel, como la psoriasis. Este grupo de fármacos contiene proteínas recombinantes como anticuerpos o proteínas de fusión dirigidos contra blancos celulares o mediadores de inflamación, res- pectivamente. Reducen la inflamación en la dermatitis atópica modulando el número, activación y función de las células inmunitarias o de citocinas. Se han publica- do muchos estudios de los efectos de estos biológicos en la dermatitis atópica moderada a grave resistente, y algunos otros están en proceso de evaluación de la eficacia y seguridad de los nuevos biológicos. Dupilumab. Es un anticuerpo monoclonal humano que bloquea la cadena alfa de los receptores de IL4 e IL13. Se aprobó en Estados Unidos en marzo de 2017 y en Europa en septiembre del mismo año como terapia de primera línea en el tratamiento de dermatitis atópi- ca moderada a grave en adultos. Se realizó un ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo que incluyó adultos con dermatitis atópica moderada a grave; en el grupo de tratamiento se indicó dupilumab como monoterapia durante 4 semanas dando como resultado mejoría significativa en el Eczema Area and Severity Index (EASI score) y disminución del prurito y del uso de esteroides tópicos. Los efectos secundarios observados fueron leves, como nasofaringitis y cefa- lea.52 Hace poco los dos estudios idénticos SOLO en fase III en adultos confirmaron la eficacia de dupilumab como monoterapia, ya que demostró aliviar los síntomas y me- jorar la calidad de vida desde las dos primeras semanas de tratamiento.53 Nemolizumab es un anticuerpo monoclonal humaniza- do dirigido contra el receptor de IL31 que ha mostrado eficacia en pacientes con dermatitis atópica moderada a grave. Se realizó un estudio aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo en adultos con dermatitis atópi- ca moderada a grave a quienes se aplicó nemolizumab subcutáneo durante 12 semanas y experimentaron dis- minución significativa del prurito.54 Rituximab es un anticuerpo anti CD20 que ha mostra- do una reducción rápida en la inflamación de la piel en pacientes con dermatitis atópica. Se llevó a cabo un es- tudio prospectivo en seis pacientes a los que se aplicó rituximab, observando alivio de los síntomas en 4 a 8 semanas, con disminución significativa del EASI score, por lo que esto sugiere un rol de las células CD20 en la patogenia.55 Mepolizumab es un anticuerpo anti IL5 usado en terapia corta en pacientes con dermatitis atópica, en quienes produjo alivio de los síntomas clínicos y disminución de la eosinofilia periférica. La terapia con este biológico en pacientes con dermatitis atópica deberá aplicarse a ca- sos seleccionados que no han respondido a la terapia estándar.56 Omalizumab es un anticuerpo monoclonal anti IgE; el papel patogénico de la IgE en la dermatitis atópica aún es descocido. En un estudio aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo se aplicó omalizumab en 20 pacientes durante 16 semanas; no se observó mejoría en los parámetros clínicos, pero sí disminución de la reactividad de la piel en pruebas de parche a alerge- nos, lo que podría implicar un beneficio terapéutico en pacientes con formas agudas en lugar de crónicas.57 En contraste, un estudio pequeño, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo incluyó a ocho niños con dermatitis atópica grave resistente al tratamiento que du- rante 24 semanas recibieron omalizumab o placebo, que no mostró diferencias clínicas entre los dos grupos.58 Ustekinumab es un anticuerpo que bloquea IL12 e IL23, por lo que puede regular respuestas Th1, Th17 y Th22, que son vías activas en la patogenia de la dermatitis atópica; sin embargo, hay pocos reportes de la admi- nistración de ustekinumab en dermatitis atópica grave, algunos sobre alivio del padecimiento y otros que no han tenido estos resultados. INMUNOTERAPIA ALERGENO ESPECÍFICA Se ha investigado la inmunoterapia alergeno especí- fica (ASIT) como tratamiento en la dermatitis atópica, 216 especialmente en forma de terapia subcutánea (SCIT) y sublingual (SLIT). Varios estudios han tratado de mostrar su eficacia en la dermatitis atópica, y es recientemente que grandes estudios de cohorte multicéntricos de inmunoterapia para ácaros del polvo han encontrado mejores eviden- cias. Estos estudios han comprobado que la inmunoterapia alergeno específica puede indicarse como tratamiento para rinitis alérgica y asma leve en pacientes con der- matitis atópica. A pesar de que los resultados de estos estudios deben tomarse con cautela, es evidente que esta terapia fue bien tolerada y los pacientes no sufrie- ron exacerbaciones. Una revisión sistemática y metanálisis de estudios aleatorizados y controlados, publicados hasta diciem- bre de 2012 sobre la eficacia de la inmunoterapia alergeno específica en la dermatitis atópica incluyó 8 estudios con 385 pacientes y arrojó que en pacientes con dermatitis atópica ha sido efectiva a largo plazo cuando se administró de forma subcutánea. Este me- tanálisis proviene de un nivel de evidencia leve para eficacia de la inmunoterapia alergeno específica en dermatitis atópica. Aunque todavía no es posible recomendar la aplicación de esta terapia en dermatitis atópica debido a la falta de ensayos clínicos grandes, controlados y aleatoriza- dos con alergenos modernos, podría considerarse para pacientes selectos con evidencia de sensibilización me- diada por IgE a ácaros del polvo, polen de arbustos o pastos, que tengan dermatitis atópica grave con ante- cedentes de exacerbación después de la exposición a estos alergenos. CONCLUSIONES La dermatitis atópica puede representar todo un reto terapéutico que exige la combinación de recursos científicos y humanos. No solo debemos tener el me- jor tratamiento y conocimiento actualizado de todas las opciones terapéuticas disponibles, sino también la adecuada capacidad para individualizar cada caso y la habilidad para mantener una estrecha relación médico- paciente que otorgue confianza a nuestros pacientes aumentando así su implicación en el proceso y apego al tratamiento, lo que optimizará los resultados. Es muy importante la creación de algoritmos terapéuticos que permitan actuar de una manera consensuada y coordi- nada para beneficio de los pacientes. REFERENCIAS 1. Hudson TJ. Skin barrier function and allergic risk. Nat Genet 2006;38:399- 400. 2. Palmer CN, Irvine AD, Terron-Kwiatkowski A. Common loss of function variants of the epidermal barrier protein filaggrin are a major predisposing factor for atopic dermatitis. Nat Genet 2006;38:441-446. 3. 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