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XXVII INTRODUCCIÓN El dolor, es un componente primario del nacimiento nor- mal de un niño, como se evidencia en la conducta de las parturientas en las sociedades primitivas. Los métodos para controlar el dolor, como el uso de hierbas y extrac- tos de plantas aparecen en los escritos antiguos. El moderno control del dolor de parto comienza en 1847 con la aplicación de éter, tres meses después del primer éxito anestésico para una cirugía. Le siguieron la administración del cloroformo y del óxido nitroso, el “sueño crepuscular”, con la combinación de la morfina y la escopolamina que fueron populares en el siglo XX; hasta que la anestesia regional (peridural lumbar), pri- mero de dosis única y luego por medio de un catéter, hicieron su aparición. Al mismo tiempo, se propagaron los métodos psicológicos en combinación con la educa- ción de la mujer embarazada, sin conseguir uniformidad en sus resultados. La analgesia peridural lumbar aportó nuevos éxitos subjetivos y objetivos, en el control del dolor de parto. La mayoría de los avances en anestesia y analgesia se aplicaron a la obstetricia, pero algunos de los agentes anestésicos tuvieron que ser descartados debido a los serios efectos secundarios que sólo se descubrieron una vez que los fármacos habían sido utilizados de forma habitual. Al mismo tiempo que se refinaba su arte, los anestesiólogos observaron que la obstetricia es un área de alto riesgo que requiere una preparación extra, una estre- cha supervisión y conocimiento de qué drogas o técnicas utilizadas pueden tener efectos adversos sobre la madre o el feto.2, 3 Los acontecimientos aquí descritos se refieren a la evolución de la anestesia y analgesia en general, pero en el fondo de éstas, en particular, se hace referencia a los desarrollos de la anestesia para la práctica obstétrica. ORÍGENES DEL CONTROL DE LOS DOLORES DEL PARTO En un principio, la intervención obstétrica se concibió como la extracción del niño, usualmente por vías natu- rales, para salvar la vida de la madre en un parto prolon- gado y difícil; las primeras personas que atendieron el nacimiento de los niños fueron mujeres, parteras (midwi- fe, accoucheuse).4 En la mitología antigua fueron diosas y no dioses los que estuvieron presentes en los nacimientos. Los estu- dios antropológicos del último siglo demuestran que en Datos históricos y evolución de diversos procedimientos empleados en anestesia obstétrica Por muchos triunfos que consiga la mente, por muchos dones que enriquezcan la humanidad, no habrá en el transcurso de los siglos una hora más dulce que aquella en que la esperanza, la duda y el temor contemplaron, en medio de profundo silencio, a un cerebro audaz decretar con voluntad casi divina la muerte del dolor. XXVIII • Anestesia obstétrica (Datos históricos y evolución de. . .) las tribus primitivas la mujer en trabajo de parto estaría acompañada por su madre u otro pariente de sexo feme- nino. Los dibujos prehistóricos y egipcios antiguos, muestran mujeres que dan a luz en posición sentada o en cuclillas, y los taburetes de parto. Asimismo, las matronas se mencionan en el antiguo testamento.5 Hacia el año 1513, aparece el primer texto de obs- tetricia que se convierte en un éxito editorial, Der Schwangern Frauen und Hebamen Rosengarten, del boti- cario Eucharius Rosslin (1470 a 1526), obra conocida como The Rosengarten. La popularidad de este libro de Rosslin llevó a una tensión entre las parteras y los médi- cos, porque hasta ese momento les estaba prohibido a los hombres asistir el parto. Con su obra surgieron los “hom- bres-matrona” (man-midwife).5 Fracois Moricheau (1637 a 1709) uno de los primeros accoucheurs (hombres par- teros) quien atendió a una de las amantes de Luis XIV popularizó la atención del parto atendido por hombres.6 Pero el control del dolor en el parto, fue durante siglos un motivo de controversia. Se identificaron dos tendencias ligadas a conceptos religiosos y diferencias que se profundizaron cuando comenzó la aparición de los reportes iniciales acerca del éxito del parto sin dolor. El conflicto fue entre dos grupos, uno a favor, el otro en contra. Los primeros, creían que toda calamidad, enfer- medad, pobreza y sufrimiento, significaban la voluntad divina o castigo por algún pecado. De acuerdo con la sagrada escritura el dolor en el parto comenzó cuando Dios castigó a Eva y sus descendientes por desobedecer las reglas impuestas en el jardín del Edén; pensaban que era erróneo y pecaminoso evitar el dolor, impuesto por Dios. Sin embargo, el otro grupo creía que la enfer- medad, así como el dolor eran procesos biológicos que debían estar sujetos a estudio y al mismo tiempo ser controlados por los nuevos métodos científicos y tecno- lógicos. Inclusive los médicos tenían posturas divididas, algunos mostraban resistencia para administrar anestesia durante el parto, en contraste, otros al igual que las pacientes obstétricas manifestaban entusiasmo.7 El grupo en favor del control de los dolores de parto (analgesia o anestesia) incluye a dos eminentes catedrá- ticos, el primero fue el filósofo del siglo XIX, John Stuart Mill, quien decía “los procesos dolorosos de la naturale- za promueven el bien, sólo por incitar a las criaturas racionales a reaccionar y luchar en contra de ellas”. El segundo, fue James Young Simpson, quien al profetizar el papel de la opinión pública en la aceptación de la anestesia obstétrica escribió “Los médicos se pueden oponer por un tiempo a la introducción de la anestesia en el parto, pero ellos se oponen en vano; seguramente nuestras pacientes nos forzarán a usarla en contra de nuestra profesión. La cuestión es de tiempo”.1 Esta lucha no fue fácil. En el año de 1591 en Edimburgo, Eufame MacCalyean, fue sentenciada por brujería y condenada a la hoguera, donde se le adjudicó como cargo en su contra, la búsqueda de la disminución del dolor de parto para el nacimiento de sus hijos ge- melos. Al parecer, independientemente del método empleado, esta acción era considerada una ofensa en la Escocia del siglo XVI.8 La información escrita, muestra que Eufame y Agnes Sampson, otra partera acusada de brujería, sólo usaron amuletos mágicos y conjuros para facilitar el trabajo de parto de Lady Hirmestone y de la misma Eufame McCalyean.9 Distintos escritores señalan que la Iglesia y el Estado no tenían objeción por el uso de medidas para la analgesia obstétrica siempre y cuan- do no involucraran la brujería. No se ha encontrado mención en los textos médicos escoceses de la época, acerca del empleo de drogas obstétricas, es improbable que esto hubiera sido tolerado por la iglesia ya que hacía una aplicación literal del Génesis 3:16 “Darás a luz tus hijos con dolor”. Las medicinas principales, empleadas para las mujeres en labor de parto, eran licores grasosos con alcohol. De todas maneras, aún con la oposición religiosa y médica para controlar los dolores de parto, se buscaba la forma de atenuarlos, por ejemplo, Zerobabel Endecott de Salem (1635 a 1684) proveniente de Nueva Inglaterra, presentó una fórmula para ser empleada en un “prolongado y difícil” trabajo de parto; los ingredien- tes incluían “pelos de una virgen, huevos de hormiga y leche de una vaca roja”.8 Los indios en Latinoamérica utilizaron plantas, los araucanos usaron para la anestesia flores de Myaya o Datura feroz del Perú (escopolamina), cuyo principio activo es la escopolamina, acompañada de pequeñas can- tidades de hiosciamina y atropina (o las semillas de ésta), donde el contenido de hiosciamina todavía es menor. Estas mismas flores se asemejan en la composición del Toloatzin o Toluachi, utilizado por mayas y aztecas como anestésico en el acto del parto para mitigar los dolores.10 ORÍGENES DE LA ANESTESIA Los intentos por controlar el dolor en los procedimien- tos quirúrgicos, se remonta a las civilizaciones ribereñas del Tigris y el Eufrates, donde se usaron narcóticos vege- tales como la adormidera, mandrágora y el Cannabis indica (el hachís), que se cultivaban en India y Persia.Hipócrates de Cos (460 a 377 A.C.), utilizó la esponja soporífera, impregnada con una preparación de opio, beleño y mandrágora.10 Un genio del Renacimiento llamado Paracelso (1493 a 1541) y Raimundo Lullio (siglo XIII), mezclaron ácido sulfúrico con alcohol caliente (éter sulfúrico), des- cubriendo que producía un profundo sueño, pero a pesar de su brillante deducción no fueron capaces de analizar las consecuencias de este hallazgo lo cual retrasó la apa- rición de la anestesia moderna 300 años. Alrededor del año 1540, Valerius Cordus sintetizó éter consiguiendo el primer gas anestésico (aceite de vitriolo dulcificado). En el siglo XIII, el obispo y médico cirujano Teodorico de Lucca, empleó esponjas empapadas en una mezcla de opio, beleño, jugo de mora verde, jugo de hojas de mandrágora, y después las aplicaba en la nariz del paciente para dormirlo antes de iniciar el procedi- miento quirúrgico.11 Datos históricos y evolución de. . . • XXIX A principios del siglo XIX, existía un ambiente pro- picio para el desarrollo de la anestesia. Por un lado la quí- mica, biología y fisiología, ofrecían cada día nuevos hallazgos. Por otro, los médicos y los cirujanos de las nue- vas generaciones eran más sensibles ante los sufrimientos de los enfermos; si bien es cierto que en ese entonces se seguían creyendo que para empuñar un bisturí se necesi- taba “tener el corazón curtido y el ánimo despiadado”, la cirugía moderna consideraba estas creencias, como un lastre. El escocés John Hunter (1728 a 1793), conmovido por la brutalidad de las intervenciones sin anestesia, afir- maba que “…la operación quirúrgica es una confesión muda de la impotencia del cirujano”, frase hasta cierto punto incierta, ya que el paciente operado manifestaba profusamente su dolor. El profesor en medicina Joseph Capurón (1767 a 1850), experto en el arte del “alumbra- miento”, desahuciaba a las parturientas con la frase “el dolor las hace madres”. A partir de este hecho, acontecie- ron una serie de hechos científicos que culminaron el día 16 de octubre de 1846, con lo que se ha reconocido como la aplicación de la primera anestesia exitosa para una cirugía.12 El médico alemán Johann Segismund Elsholtz (1665), inyectó solución de opio para producir insensibi- lidad al dolor. En 1680 el médico inglés Thomas Sydenham (1624-1689) escribió: “Entre los remedios que Dios todopoderoso ha facilitado al hombre para ali- viar sus sufrimientos, nada es tan universal y tan eficaz como el opio”.11 En 1721, la palabra anestesia aparece en el dicciona- rio inglés de Bailey. En el año de 1734, el secreto de la preparación del éter sale a relucir y en 1771 Joseph Priestley (1733 a 1804), químico angloamericano y Kari Wilhelm Scheele (1742 a 1786) químico sueco, descubren al mismo tiem- po el oxígeno. En 1772, Priestley identificó el ácido carbónico y el óxido nitroso; en 1798 el médico, Thomas Beddoes (1760 a 1808), fundó el Pneumatic Institute en Bristol, Inglaterra, para implementar las ideas terapéuticas des- cubiertas por Priestley acerca de los “aires ficticios” o gases; además añadió en su equipo de trabajo al célebre químico británico Humphry Davy (1778 a 1829), el cual fungió como director de investigaciones y continuó experimentando con el óxido nitroso. En 1806, el alemán Freidrich Wilhelm (1783 a 1841), aisló la morfina a partir del opio crudo, la cual, deriva su nombre del dios de los sueños Morpheus. En 1818 Michael Faraday, el gran físico-químico inglés del electromagnetismo, alumno de Humphry Davy, publicó que “si se inhala la mezcla de vapores de éter con aire común, se producen efectos similares a los observados por el óxido nitroso”. Davy y Faraday (1791 a 1867), estaban abriendo las puertas al futuro de la anestesia (1823).13 El joven médico inglés Henry Hill Hickmann (1823), que no tenía el valor para soportar los gritos de dolor de los pacientes durante las operaciones quirúrgi- cas, llevó a la práctica ciertos ensayos consistentes, anes- tesiando animales mediante el empleo de CO2 y después operándolos en estado de inconsciencia. En 1830 los efectos del éter eran bien conocidos y se hicieron populares como “juegos del éter”. En 1842, Crawford W. Long, médico rural de Jefferson, Georgia, utilizó el dietiléter para producir anestesia quirúrgica, este último administró éter a James Venable para extir- parle dos lesiones quísticas, convirtiéndose en la primera anestesia con vapores adormecedores, empleados para inhibir en forma total el dolor durante una cirugía. Anteriormente, este químico ya había sido suministrado con éxito para hacer indoloras las cirugías, más no se die- ron a conocer su resultados hasta después de la presen- tación de William Thomas Green Morton. En julio de 1844, Morton comenzó a usar el éter sulfúrico como anestésico local en la práctica odontoló- gica. En 1845, el dentista Horace Wells, expuso para una clase de la Harvard Medical School del Massachussets General Hospital, el uso del óxido nitroso para la extrac- ción dentaria; el paciente gritó durante el proceso y Wells fue abucheado por la audiencia, éste así como el óxido nitroso, fueron considerados un fracaso. Pero las fechas cruciales para el inicio de la anestesia se remontan al año 1846. El 30 de septiembre, el estu- diante de Boston y más tarde dentista, llamado William Thomas Green Morton (1819 a 1868), administró anes- tesia a su paciente Eben H. Frost extrayendo con éxito y sin dolor un diente. Frost había solicitado a Morton que le hipnotizara (mesmerismo), pero éste, quien estaba buscando un agente para aliviar el dolor utilizó éter sul- fúrico, cambiando el empleo del óxido nitroso debido a la sugerencia del profesor Charles T. Jackson (1805- 1880). El 16 de octubre del mismo año, mientras Morton (considerado como el descubridor de la anestesia) cursa- ba el segundo año de la carrera de medicina, fue invita- do a utilizar el dietiléter y el inhalador que había diseña- do (figura 1), con un paciente del cirujano de Boston, John Collins Warren (1778 a 1856). Morton demostró el uso de la anestesia con dietiléter sulfúrico (letheon) durante la extracción indolora de un tumor vascular con- génito en la mandíbula. Al observar la ausencia de dolor en el transcurso de la intervención, el Dr. Warren excla- mó “señores esto no es un engaño”. Henry Jacob Bigelow (1818 a 1890) cirujano americano publicó este hecho 3 semanas después de la demostración.12 ORÍGENES DE LA ANESTESIA OBSTÉTRICA La primera “anestesia” para el nacimiento, ocurrió cuan- do Dios indujo en Adán un profundo sueño para remo- verle una costilla y de allí infundirle vida a Eva.8 La pri- mera anestesia obstétrica pudo haber tenido lugar en los tiempos bíblicos con una fascinante especulación, ofreci- da en 1848, cuando se relata cómo el hijo de Lea, Rubén (Génesis, capítulo 30, versículo 14), recogió algunas plantas de mandrágora y se las trajo a su madre; Raquel se acercó a Lea y negoció con ella las plantas, usándolas para curar su infertilidad y después dar a luz a José. Sin embargo, se escribió: “Es más probable que lo menciona- XXX • Anestesia obstétrica (Datos históricos y evolución de. . .) do en la Biblia fuera que las plantas traídas del campo por Rubén para su madre, eran buscadas por Raquel con el propósito de aliviar los dolores del parto, el cual esta- ba esperando”.14,15 La primera vez que se usó una técnica anestésica para un parto, ocurrió escasos tres meses después de la demostración de los poderes anestésicos del éter por W. Morton en Boston.16 La analgesia obstétrica tiene una fecha de nacimiento reconocida internacionalmente: 19 de enero de 1847, cuando James Young Simpson (1811 a 1870) (figura 2), profesor de parteras de la Universidad de Edimburgo, administró éter para el naci- miento de un feto muerto en una paciente con una pel- vis estrecha y deforme, permitió completar una versión interna, así como un parto de pelvis. Simpson, se volvió un partidario entusiasta y publicista de su uso, contra- riando a aquellos que sugerían que Dioshabía ordenado que las mujeres deban sufrir durante el parto; además, notó que el éter tenía ciertas desventajas y empezó a buscar una mejor alternativa. Como resultado de sus investigaciones, él mismo inhaló cloroformo junto con tres amigos (4 de noviembre de 1847) y lo administró cuatro días más tarde (8 noviembre), a su paciente, la señora Carstairs quien en símbolo de gratitud, nombro a su hija “Anestesia”.5 Tres semanas más tarde (1 de diciembre), en la reunión de la sociedad, se elogió el clo- roformo en estos términos: “Todos nosotros, de la forma más sincera, estamos llamados a usarlo por un principio de verdadera humanidad, así como por un principio de verdadera religión”.5 Por muchos años el cloroformo se convirtió en el gas anestésico de preferencia.17 La reina Victoria y su consorte, el príncipe Alberto, mostraron interés en el uso del cloroformo (1848), pero los médicos tenían grandes reservas sobre la seguridad de la anestesia obstétrica; el parto de la reina para el naci- miento de su hijo Arturo, Duque de Connaught, tuvo lugar en 1850 y fue sin anestesia. A principios de abril de 1853, el príncipe fue informado acerca de la anestesia y el control del dolor, y convocó al primer especialista para una entrevista en el palacio de Buckingham; cuatro días después, el 7 de abril de 1853, el hombre que hizo “del arte de la anestesia una ciencia”, el Dr. John Snow (1813 a 1858), (figura 3), administró a la reina cloroformo para el nacimiento del príncipe Leopoldo y después para el nacimiento de la princesa Beatriz en 1857, “…su majes- tad es un modelo de paciente”, declaró Snow y la reina expresó con respecto al parto: “…qué bendición, el hecho que haya recibido cloroformo.Tal vez sin él hubie- se sufrido muchísimo”. Después de esta experiencia, a la técnica se le llamó “anestesia a la reina”.9 Cuando los efectos anestésicos del éter y del cloro- formo fueron descubiertos, varios miembros del clero Figura 1. Aparato usado por William Thomas Green Morton para administrar el �letheon� (dietil-éter), para su demostración el 16 de octubre de 1846. Figura 2. Dr. James Young Simpson (1811�1870), considerado el padre de la anestesia obstétrica. Figura 3. John Snow (1813-1858). Quien administró anestesia con cloroformo a la Reina Victoria para el nacimiento de su hijo Leopoldo, de allí surgió el nombre de �anestesia a la reina�. Datos históricos y evolución de. . . • XXXI inglés argumentaban que esta intervención humana en el milagro del nacimiento era un pecado en contra de la voluntad divina. Si Dios hubiera querido que el parto fuera sin dolor, así lo hubiera creado.18 El arzobispo de Canterbury, John Bird Sumner (1780 a 1862), autor del Treatise on the Records of Creation and the Moral Attributes of the Creator (Londres, 1816) apoyó tácita- mente el uso de los anestésicos, amonestando a la mino- ría de sacerdotes y ministros que condenaban su empleo para obstetricia. Al parecer, su propia hermana recibió anestesia para un parto un año después que la Reina Victoria. La primera mujer anestesiada para la atención de parto en EUA, fue Fanny Appleton Longfellow, esposa del poeta americano Henry Wadsworth Longfellow; ella escribió “Lamento por los que pensaron que fui necia y apresurada al solicitar el éter; la fe de Henry me dio el coraje y yo había escuchado que algo parecido era exito- so en el otro continente, donde los cirujanos extienden este gran beneficio más que nuestros tímidos doctores... Ésta es la mayor bendición de esta era”. 1 OPERACIÓN CESAREA De acuerdo con la mitología griega, Apolo retiró a Asclepius (Esculapio) del abdomen de su madre Coronis (figura 4). Hay numerosas referencias sobre la operación cesárea en el folclore europeo, romano, hindú, egipcio y griego. El origen de la palabra Caesarean ha sido distor- sionado con el tiempo, se cree que surgió del parto qui- rúrgico de Julius Caesar (figura 5), sin embargo esto parece improbable, ya que hasta este momento la opera- ción cesárea se llevaba a cabo sólo cuando la madre esta- ba muerta o moribunda. La ley romana al mando de Julio César (102 a 44 A.C.), decretaba que todas muje- res que estaban en peligro de morir por el parto, debían ser “abiertas” para extraer al niño, es decir, por operación cesárea.19 Quizás el primer registro escrito que se tiene de una madre y bebé que sobrevivieron a una operación cesárea viene de Suiza, en el año 1500, cuando un propietario de una porqueriza, Jacob Nufer, llevó a cabo la operación en su esposa después de varios días en trabajo de parto y ayudada por trece matronas, su esposa era incapaz de dar a luz a su bebé. La madre vivió y dio a luz posteriormen- te a cinco niños normales en parto vaginal, incluyendo gemelos. La primera cesárea practicada con la supervivencia de la madre se efectuó en Irlanda, por Mary Donally en 1738; en Inglaterra por el Dr. James Barlow (1793); en América por el Dr. John Richmond (1827); pero todas ellas fueron sin emplear anestesia. El primer registro de una cesárea exitosa en el imperio Británico, aparece efec- tuado por una mujer entre los años de 1815 y 1821, James Miranda Stuart Barry, disfrazada de hombre, prac- ticó la operación cesárea sirviendo como médico de la armada inglesa en África del Sur.20 El alemán Robert W. Felkin dijo haber presenciado en 1879, la práctica obstétrica de una cesárea en África Central, describe cómo en Uganda este procedimiento se practicaba con la expectativa de salvar a la madre y al niño, administrándole un vino extraído del banano, el cual llevaba a la mujer a un estado de semiinconscien- cia. “La paciente era fuertemente sostenida por varios individuos y además era amarrada. Ella no emitió ningún sonido durante el procedimiento”.21 En el siglo XIX, se encontraron los procedimientos adecuados para la operación cesárea. Por un lado, el sur- Figura 4. Extracción de Asclepius del abdomen de su madre Coronis por su padre Apolo. Grabado en madera de 1549 edición de Alessandro Beneditti De Re Medica. http://www.nlm.nih.gov/exhibition/cesarean/asclepius.gif Con autorización de National Library of Medicine, History of Medicine Division, National Institutes of Health. XXXII • Anestesia obstétrica (Datos históricos y evolución de. . .) gimiento de los principios antisépticos del cirujano inglés Joseph Lister (1827 a 1912), y por el otro, la técnica anestésica introducida por William T. Morton; ambos transformaron la cirugía en forma técnica y profesional. La aplicación médica de la anestesia se extendió con rapidez por Europa; sin embargo, en obstetricia había una gran oposición para su uso con base en el mandato bíblico el cual decía que las mujeres debían tener hijos con dolor para expiar el pecado de Eva, este argumento fue demolido cuando la cabeza de la Iglesia inglesa, la Reina Victoria, recibió cloroformo para los alumbra- mientos de sus hijos, a partir de ese momento, la aneste- sia se popularizó en los partos y la operación cesárea. A partir de éstos y otros hechos científicos, los obs- tetras se concentraron en mejorar las técnicas empleadas en la operación cesárea. La aparición de la penicilina, descubierta por el escocés Sir Alexander Fleming en el año de 1928 y después purificada como una droga en 1940, pudo reducir en forma notable, la mortalidad materna en los procedimientos obstétricos. AGENTES USADOS PARA EL NACIMIENTO DEL NIÑO Greenhill en 1952 señalaba que: “…las drogas usadas durante el parto, están entre las sustancias más potentes conocidas en la farmacología…, su influencia en el pro- ceso del alumbramiento es tan grande que el riesgo para la madre y el niño contrastan con la posibilidad de aliviar el dolor. La selección de la droga y las dosis a administrar es un problema obstétrico de gran magnitud. A la paciente no se le debe decir que el trabajo de parto y el nacimiento pueden estar por completo libres de dolor, se les prometer controlar la mayor parte de éste en la pri- mera fase del trabajo de parto y casi todo, o todo, en la segunda y tercera fase del mismo”.15 Losagentes anestésicos usados en obstetricia se cla- sificaban en el decenio 1950-59, en cuatro grupos dife- rentes: 1) agentes hipodérmicos, orales y rectales; 2) agentes inhalados; 3) agentes intravenosos y 4) bloqueos anestésicos. 1. Agentes hipodérmicos, orales y rectales En el año de 1805, Friedrich Wilhelm Sertürner (1783 a 1841), aisló la morfina del opio crudo, a la cual le reco- nocía su superioridad para controlar el dolor en muchos campos de la medicina, se usó en la analgesia obstétrica hasta 1902 cuando fue introducida la escopolamina como droga coadyuvante. La acción más relevante adju- dicada a esta sustancia fue en la respuesta a la alteración emocional producida por el dolor, control de la ansiedad, miedo y pánico, reemplazada por una actitud de indife- rencia, “libertad, autonomía”, acompañada de relajación y un sueño entre los intermitentes dolores del parto. Más tarde el desarrollo de la meperidina (petidina) y los estu- dios que demostraban menor depresión fetal, favorecie- ron el cambio de la morfina por esta droga. En la época, se popularizó la administración de una mezcla que incluía meperidina y una benzodiacepina intravenosa o intramuscular. Figura 5. Una de las primeras ilustraciones de una operación cesárea. Supuestamente el nacimiento de Julio Cesar. Un niño vivo es sacado quirúrgicamente de la madre muerta. Grabado en madera de Suetonius' Lives of the Twelve Caesars, 1506. Datos históricos y evolución de. . . • XXXIII La meperidina fue usada en forma abundante, como un intento de sustituir la morfina sola o asociada a la escopolamina; en 1949,15 Brown, Volpito y Torpin cues- tionaron su utilización, por no producir una consistente disminución del dolor a pesar de que el objetivo de la amnesia se lograba. La escopolamina o hidrobromuro de hioscina, apa- reció con gran alarde en el año de 1902, pero se empleó hasta los años sesenta. El propósito de su uso asociado con la morfina fue la disminución del dolor a través del trabajo de parto y no sólo al momento del nacimiento, con la premisa de que esta asociación de drogas aumen- taba el grado de analgesia sin los efectos de asfixia para el feto, además del poder de inducción amnésica en la paciente.22, 15 La combinación de morfina y escopolamina llamada técnica de analgesia-amnesia23, método de Freiburg,24 o sueño crepuscular, buscaba de manera principal la amnesia de la paciente, la cual era controlada mediante una prueba de memoria que condicionaba la administra- ción de nuevas dosis de drogas. La depresión fetal provo- có acciones para prevenirse, aplicando esta técnica a la madre antes del parto o directamente al niño después del nacimiento. Entre las razones que cuestionaban este método se señalaron: la necesidad de una amplia y per- manente supervisión, prohibir su uso en casa, la asepsia era difícil de mantener debido a la tendencia de la paciente a introducir sus dedos en la vagina, el aumento de partos intervenidos, el incremento de la mortalidad neonatal por depresión del niño, el efecto de drogas o la intervención del parto (fórceps). Los barbitúricos se usaron en los decenios de 1940- 49 y 1950-59, aprovechando su efecto de sedación mediana hasta la profunda en las intervenciones quirúr- gicas. La dosis recomendaba: “tenerla siempre en mente para entender la influencia de la droga en la madre y el niño”. El pentobarbital o el amital, drogas de tipo hipnó- tico, inducían sueño en pequeñas dosis por vía oral, pero el objetivo de lograr amnesia sólo se lograba cuando se mezclaban con escopolamina. Los momentos de inquie- tud y agitación nerviosa, durante los períodos de dolor, se combatían con instilaciones rectales de éter. El sistema respiratorio del niño se consideraba demasiado suscepti- ble a los efectos depresores del barbitúrico, ya que dependiendo de la dosis, se prolongaban hasta después del nacimiento, persistiendo por varias horas. El paraldehído fue introducido en 1932 por H. H. Rosenfield y R. B. Davidoff 15, en un esfuerzo por dismi- nuir los efectos de excitación de los barbitúricos y aumentar los del analgésico, no obstante para conseguir la amnesia se requería de grandes dosis. Su característica principal era inducir letargo, adormecimiento y sueño; la aplicación vía rectal, en combinación con barbitúricos orales, precedidos de morfina y escopolamina (Colvin y Battholomew),15 conseguía completa amnesia, pero las pacientes debían ser amarradas de las muñecas y tobillos para controlar la excitación. La sola aplicación de paral- dehído, no se popularizó en obstetricia. Lo recomenda- ron en casos de preeclampsia severa o eclampsia. La analgésia sinérgica de Gwathmey,15 en 1923 despertó gran interés. El objetivo era obtener relajación y analgesia sin pérdida de la conciencia, obteniendo cola- boración de la paciente en todo momento del parto. La principal atención se concentró en el éter rectal y sulfa- to de magnesio, pero al adicionar morfina y quinina había un mejor efecto: “…cuando la paciente esté con 3 cm de dilatación hay que colocar magnesio rectal y mor- fina; luego de dos o tres dosis de magnesio, por un perío- do de 2 o 3 h, aplicar una enema de éter cuya formula será 75 cc de éter, 30 cc de aceite de oliva, 16 cc de alco- hol y 600 mg de quinina. Para limpiar el recto, se debe aplicar un enema una hora antes de la administración de éter, con una mezcla de 5 a 10% de solución de soda (1 o 2 cucharaditas de bicarbonato de sodio en un cuarto de agua rápida)”; sólo en ocasiones se agregaba 8 mL de paraldehído. Con esta medicación se lograba una analge- sia satisfactoria en alrededor de 90% de los pacientes. Loundy y Towell recomendaban que: “…después del éter rectal, las pacientes actúan como si estuvieran embriaga- das, pero sintiendo dolor, lloran y se mueven sin coordi- nación; para controlar estos signos se debe adicionar en ocasiones, barbitúrico o morfina, agentes anestésicos inhalados”.25 En Montreal, Harold Griffith y Enid Jonson, utiliza- ron en 1942 la d-tubocurarina como relajante muscular esquelético en anestesia, 33 años después de la descrip- ción de perros curarizados por Meltzer y Auer (1909);26 ellos escribían sobre el uso del curare en anestesia gene- ral. La aplicación de los relajantes musculares sintéticos, representó un avance significativo que permitió una anestesia más sencilla y superficial. Whitacre y Fisher15 utilizaron el curare y el ciclopropano como anestesia para la cesárea de 100 pacientes, con resultados satisfac- torios; “…el relajante no causó efecto depresor en el niño y disminuyó la cantidad de agente anestésico requerido”. Ellos recomendaron este relajante muscular para el segundo período del parto y el período expulsivo “para relajar los músculos del periné” y también porque no alteraba o influenciaba las contracciones uterinas. La ketamina sintetizada en 1961 por Calvin Stevens en la Wayne State University y probada en humanos (1964), se usó en la guerra de Vietnam como una solu- ción para los médicos generales en zonas apartadas de los centros hospitalarios, donde su aplicación frecuente fue como analgesia en el parto y legrados.27 2. Agentes inhalados Poco a poco fueron surgiendo nuevos agentes anestésicos disponibles para la analgesia del parto, pero a finales del siglo XIX los más utilizados fueron el éter, cloroformo y óxido nitroso. Los agentes inhalados se administraron para produ- cir analgesia en la última parte del primer período, anes- tesia para el segundo y el perído expulsivo. Lo ideal era aplicarlo sólo durante cada contracción uterina mante- niendo la conciencia, pero también se inhalaba justo en el momento del expulsivo, para eliminar el intenso dolor “cuando la cabeza atraviesa la vulva”, debiéndose profun- dizar la anestesia. Cuando se deba aplicar un fórceps en el parto de nalgas o en una versión interna y extracción, la paciente debe ser anestesiada a un plano quirúrgico y XXXIV • Anestesia obstétrica (Datos históricos y evolución de. . .) mantenerlo para una episiotomía o reparación de las laceraciones.El dietiléter, que en los años cuarenta era el anesté- sico más usado, tenía la ventaja de ser económico, fácil de administrar y con un amplio margen de seguridad. Sin embargo es inflamable “…su uso en analgesia tiene un objetivo psicológico, porque si se administra en dosis analgésicas adecuadas, la intensidad de las contracciones uterinas disminuye y si se profundiza la anestesia, aumenta la inercia uterina”. La inducción con el éter es lenta, de 10 a 30 min, con períodos de excitación y aumento de las secreciones orales si no se prepara previamente con atropina; “…es seguro administrarlo por goteo abierto, con máscara o en circuito cerrado mediante un inhalador”. El éter divinílico (vineteno) es un “éter saturado” que se vaporiza con mayor velocidad que el dietiléter, lográndose una inducción de 1 a 3 min, causa menos náusea y vómito, el retorno a la conciencia es más rápi- do. Se consideraba un excelente agente para el primer período de parto, el expulsivo y la reparación de la epi- siotomía. Su utilización se debe limitar a un máximo de 30 min”.28 En el Boston Medical and Surgical Journal (1847) se publicó un caso de una paciente con todos los síntomas de una eclampsia severa, inclusive convulsiones, a la que se aplican inhalaciones de éter para controlarlas, el mismo anestésico impregnado en un pañuelo, sirvió como analgesia en el trabajo de parto. El Dr. Jonathan Clark escribe: “Dadas las circunstancias se pensó que el vapor de éter podría actuar como un estimulante y tam- bién cambiar la acción patológica de la enfermedad, al administrarlo no pueden presentarse situaciones peores que las existentes, porque me era evidente que el progre- so de la enfermedad y las convulsiones destruirían a la paciente. Dadas las circunstancias pensaba que si pudie- ra sustituir su letargo con la inhalación de éter, está mejoraría…”. La paciente terminó su parto y estuvo inconciente por varios días, asimismo la madre y el feto evolucionaron en forma satisfactoria. Se sugiere que el cloroformo puede ser útil para este tipo de problemas obstétricos.29 El etileno fue estudiado por la anestesióloga Isabella Herb de Boston, en 1923, quien lo empleó en pacientes para cirugía y en sí misma. Fue usado entre los años 1920 y 1970, favorecido por la rapidez de acción y la profun- didad mayor que se lograda cuando era mezclado con oxígeno, además de su poca depresión respiratoria. Se retiró del mercado por ser explosivo como el éter. El alemán Hans Killian (1892 a 1982) menciona: “…las primeras tentativas para anestesiar seres humanos con narcilene tuvieron un sin número de éxitos, sin que aparecieran complicaciones. Las mujeres dormían con gran rapidez sin dar muestras de excitación y ofrecer resistencia, se despertaban a los pocos minutos de dejar de administrarles el gas, no surgían mareos, vómitos u otras secuelas posteriores…”25 El tricloroetileno (trilene) fue introducido a la prác- tica en el año de 1934; en las Islas Británicas y la India (1935) fue muy utilizado. El inhalador Cyprane (figura 6), fue una modificación del inhalador de Duke, usado para la autoadministración de trilene durante el primero y segundo período del trabajo de parto. El dispositivo, se fijaba en la muñeca de la paciente con una cinta o cade- na, poniendo en sus manos el control del dolor, “…cuan- do tiene dolor respira el gas y siente los efectos de la analgesia, en la medida que se torna inconciente, el peso del inhalador cae de la cara hasta que ella con un nuevo dolor, siente la necesidad de su administración”. A pesar de su penetrante olor, no produce náuseas ni vómito, aplicado de esta forma produce analgesia y no anestesia. La técnica fue muy popular entre los años 50 y 70.29 El americano Dr. John G. Orton, escribió a los edito- res del Boston Medical Surgery para “Informarles sobre un nuevo anestésico usado en cirugía de parto con éxito perfecto y resultados satisfactorios. El 8 de agosto de 1857, fui llamado para asistir a la señora H, una joven mujer escasa de carnes y delicada constitución, 24 años, primípara; a petición de ella administré amylene (n-pen- teno) con la ayuda del inhalador francés. Comencé a aplicarlo alrededor de las 10 a.m., permitiendo que ella aspirara por la pieza de boca siempre que los dolores de parto se hacían presentes, los cuales se aparecían una vez cada 8 min. Me senté al lado de su cabecera administran- do el amylene durante 5 h, por lo tanto ella inhaló cerca de 4 oz (aproximadamente 120 mL). Las contracciones del útero no se afectaron en lo más mínimo por el anes- tésico; eran tan eficaces mientras la paciente estaba bajo su influencia, como cuando sufría las punzadas del parto. No estaba obnubilada por el anestésico en ningún momento, excepto en la aplicación, pero permanecía Figura 6. Cyprane, dispositivo para la auto administración del triclo- roetileno (Trilene). Datos históricos y evolución de. . . • XXXV consciente de su situación, capaz conversar con inteli- gencia. Cuando la cabeza del niño apareció en el estre- cho inferior y el dolor se presentó en sucesiones muy rápidas, la puse bajo la influencia plena del anestésico, el niño nació sin conocimiento. El trabajo de parto duró cerca de 5 h. El útero se contrajo con facilidad sobre la placenta, que fue expulsada 5 min después. La paciente se recuperó con rapidez y ha continuado bien hasta esta fecha. Cabe mencionar un hecho importante, conserva- ba su fortaleza en forma excepcional a pesar de su débil constitución. El amylene que utilicé era el mismo, que se usaron los doctores John Snow y Tyler Smith, en un caso reportado de obstetricia”. 27 El primero en usar el óxido nitroso con propósitos anestésicos fue el americano Horace Wells (1815 a 1848), en diciembre de 1844. Esta sustancia combinada con el oxígeno y administrado en cilindros separados fue utilizada por primera vez en la práctica obstétrica por el ruso Stanislav Klikowitch, de San Petesburgo en 1881. La primera descripción de autoadministración en obste- tricia fue descrita por el norteamericano Arthur E. Guedel (1883 a 1956) en 1911. “Para la analgesia obsté- trica se aplica una mezcla de 60% de N2O y 40% de O2, la paciente es instruida para que tome tres respiraciones profundas y retenga la última. Se pueden aumentar el número de respiraciones si no se obtiene la analgesia. No debe haber evidencia de anoxia y nunca se debe permi- tir la aparición de cianosis... La analgesia puede conti- nuar durante todo el trabajo de parto; no habrán efectos desastrosos en la madre o el niño si es evitada la anoxia y las contracciones no se debilitan”. Un aparato de aire y óxido nitroso fue diseñado en el año de 1933, por Robert James Minnitt (1889 a 1974) de Liverpool, junto con Charles King de Londres, para la autoadministración en el parto. El doctor nortea- mericano Michel Tunstall (1961), describió el empleo de una mezcla de óxido nitroso y oxígeno para su empleo en analgesia obstétrica, a partir de un único cilindro, este aparato remplazaba la administración de óxido nitroso y aire pero fue abandonado en 1970 por los peligros de hipoxia. La mezcla del doctor Tunstall conocida como Entonox (50% O2 a 50% N2O), es aprobada para su uti- lización en obstetricia en el año de 1965. Cuando los gases del óxido nitroso y etileno no lograban una sufi- ciente relajación, se añadía éter denominándose como la mezcla gas-éter. Las náuseas y el vómito dependían de la cantidad de éter añadida a la mezcla. El ciclopropano, es un gas introducido a la práctica clínica por los estadounidenses Emery Rovestine y Rafael Waters en 1934, es capaz de producir condiciones anestésicas para cirugía permitiendo altos porcentajes de oxígeno en la mezcla de gases, siendo necesario un absor- bedor de CO2 para su utilización en circuito cerrado. Jacob Pearl Greenhill de Chicago (1895-?), describió en 1952 la técnica de la manera: “Se llena una bolsa de 4 o 6 L con una mezcla de ciclopropano, oxígeno y helio, en una proporción de 300, 500 y 700 mL/min, respectiva- mente. En el momento deuna contracción, se le indica a la paciente que inhale bajo la máscara tres respiraciones profundas y que las mantenga; si ésta pierde la concien- cia, se reduce el número de respiraciones, si siente mu- cho dolor se aumentan. Si la dosis es muy alta se puede administrar un barbitúrico y reducir las respiraciones a una. De esta manera el anestesista estará familiarizado en forma rápida con la tolerancia de la paciente al anestési- co, lo cual le permitirá mantenerla libre de estrés y dolor por el resto del primero, y segundo período de parto. Si se requiere profundidad para la episiotomía, para la expulsión del feto, se profundiza la anestesia con una mezcla de 700 mL de ciclopropano, 500 mL de oxígeno y 1 000 mL de helio”. Las desventajas anotadas del agen- te anestésico eran su alta explosividad, los efectos cardia- cos, la necesidad de una máquina “complicada” de anes- tesia y la presencia de un anestesista entrenado. El primer reto para el éter, lo impuso el cloroformo que había sido descubierto en 1831. Por sugerencia de David Waldy (químico escocés), James Young Simpson ensayó los efectos del cloroformo; la primera vez que lo administró a una paciente obstétrica fue el 8 de noviem- bre de 1847. En los años 1940 y 1950 del siglo XX, existió una amplia discusión acerca de los beneficios del cloro- formo en obstetricia, debido a los accidentes que ocurrí- an con frecuencia y los efectos cardiovasculares, por lo cual, Adriani recomendó retirar la droga cuando las pul- saciones llegaban a menos de 50 por minuto. Tenía que evitarse la estimulación de la paciente durante la induc- ción, recuperación y administración de epinefrina, ya que estaba contraindicada. Corkill T. F. de Nueva Zelanda, reportó en 1950 más de 9 000 casos de uso del cloroformo. Las experiencias demostraron que el óxido nitroso era seguro, pero el cloroformo fue responsable de muchas muertes maternas y con el paso del tiempo se hizo impopular, en rara ocasión fue utilizado en obstetri- cia a partir de los años cincuenta. ”La anestesia obstétrica llamada Cloroformo a la Reina se obtiene vertiendo, de vez en cuando, en un pañuelo cinco o seis gotas de cloroformo, que se hacen respirar a la mujer cuando reaparece cada esfuerzo dolo- roso. La parturienta puede sostener la compresa ella misma y respirar el cloroformo al principio del dolor. Si se ha traspasado el período de analgesia se dejan pasar una o dos contracciones sin cloroformo. Está contraindi- cada la cloroformización en las hemorragias abundantes, el agotamiento de la mujer, las enfermedades del apara- to circulatorio, respiratorio, afecciones cerebrales y alco- holismo…”16 El metoxiflurano fue utilizado por primera vez en el año de 1959. Charles Suckling de la Imperial Chemical Industries, sintetizó el halotano, en 1951, su estudio far- macológico lo llevo a cabo Jaume Raventos (1905 a 1982), científico catalán refugiado de la era franquista en Escocia en 1956. La introducción clínica de esta sustan- cia se debió a M. Johnstone de Manchester y Bryce Smith de Oxford, en 1964, comprobándose que era más potente que el cloroformo o el éter; sin embargo, se demostró que tenía efectos relajantes uterinos que podí- an inducir atonía muy difícil de corregir y hemorragia masivas. El enflurano fue sintetizado por Terrell en 1963 e introducido a la práctica clínica en 1966. XXXVI • Anestesia obstétrica (Datos históricos y evolución de. . .) ANALGESIA REGIONAL, LOCAL Y DE CONDUCCIÓN A finales del siglo XIX y principios del XX, con el adve- nimiento de los agentes anestésicos locales, como co- caína y después otros como novocaína, meticaína, esto- vaína, nupercaína, etc., se comenzó la utilización para bloqueo de los nervios en diferentes localizaciones.30 La anestesia espinal fue una de ellas, sus inicios se remontan 1885 cuando James Leonard Corning (1855 a 1923), produjo analgesia mediante cocaína inyectada por vía espina dorsal a un perro obteniendo anestesia epidural, la primera referencia de uso en obstetricia parece ser la de Schlimpert y Schneider que, en 1910, usaron el bloqueo extradural bajo. En 1920, Sweifel pre- senta 4 200 casos y el doctor Fidel Pagés, describió el blo- queo epidural lumbar, denominándolo anestesia meta- mérica, no obstante, la nueva técnica tuvo que esperar unos cuantos años para ser desarrollada y utilizada en anestesia obstétrica. En 1931, Achile y el italiano Mario Dogliotti reintroducen la técnica extradural nombrándo- la analgesia peridural segmentaria, ésta sería utilizada por primera vez en obstetricia por Graffagnino y Seyler (1938).31 En 1933, Cleland escribe: “La anestesia regional que también se ha desarrollado en otros campos de la cirugía, debería encontrar su aplicación ideal en obstetricia”, sin embargo, tuvieron que transcurrir otros 10 años antes de que hubiera una amplia difusión de su uso en la especia- lidad; él mismo descubrió que las fibras conductoras de dolor desde el útero alcanzan la médula espinal, sobre todo a niveles T11 y T12. En 1936, el doctor Odom aplicó la técnica en las cesáreas y el norteamericano Charles John Dawkins Massey (1905 a 1975), la popula- riza en 1942 como dosis única. La técnica peridural continua fue propugnada en 1942 por el estadounidense Charles E. Flowers. En 1945, Edward B. Tuohy introduce en la Clínica Mayo, la técni- ca de colocar un catéter plástico a través de una aguja que lleva su nombre, usándola para la administración continua de analgesia; en 1949 el anestesiólogo cubano Manuel Martínez Curbelo inserta un catéter ureteral en el espacio extradural para lograr una analgesia continua, misma acción que Flowers describió para la analgesia del trabajo de parto, el mismo año en EUA, esta técnica era utilizada por primera vez en obstetricia, por Cleland. En el decenio de 1950-60 Charles E. Flowers, Ralph L. Huber, Robert Hustead y Robert A. Hingson, diseñaron diferentes agujas y observaron que en las últimas sema- nas del embarazo la posición supina podía asociarse con hipotensión arterial con diversos grados de severidad. La gran revolución tecnológica del parto, tuvo origen en el Royal Victoria Hospital (1960) de Montreal, donde el doctor Philip R. Bromage describió los principios de analgesia peridural continua para el parto, la cual requie- re menos dosis que la caudal, siendo más fácil y rápida de administrar. En 1970, se cambian por completo la anes- tesia caudal por la peridural. Tiempo después los estu- dios sobre promedios de infusión y niveles de concentra- ción, impusieron la técnica con catéter y administración continua de la droga, poco a poco fue perfeccionándose, pero como defendía el Bromage, no es una técnica oca- sional para el anestesiólogo, requiere una alta especializa- ción dentro del campo de la anestesiología obstétrica.32 En 1968, Moir D.D. y Willocks J., observaron que la apli- cación de la analgesia epidural reduce la necesidad de cesáreas por problemas maternos y la recomendaban en pacientes con problemas cardíacos. La analgesia caudal fue introducida en París, por Sicard y Cathelin M.F. (1901), sugiriendo el uso en obs- tetricia; Von Stockel (1909), describía su uso con novo- caína en 141 partos normales. Un importante progreso en el control del dolor de parto fue la introducción de analgesia caudal baja continua, en 1942, por W. B. Edwards y Robert A. Hingson en el Hospital General de Filadelfia. La técnica se podía administrar para el control durante los diferentes períodos del trabajo de parto, su proceso y en la operación cesárea. Lo describían así: “…para la administración de la analgesia caudal continua se requiere una aguja maleable del número 19, de mate- rial inoxidable, con 9 cm de longitud un tubo rígido de caucho de 1 m de longitud, con luz de 3 mm; éste se adapta tanto a la aguja puesta en el hiato, como a la jerin- ga extractora e impulsora, conectada al frasco ámpula de meticaína”. Este método de anestesia tuvo su mayor uti- lización entre los años cuarenta y cincuenta.33 En 1943, Seldon T.H., Lundy J.S. y Adams R.C. de la ClínicaMayo, modificaron la técnica anterior. Éstos, sus- tituyeron la aguja maleable por un catéter de nylon del número 5, introducido a través de una aguja número 13 de grueso calibre. Esta modalidad denominada técnica del catéter, se practicó con la idea de utilizar otro ele- mento diferente a la aguja semirígida, ya que producía lesiones o rompía el conducto sacro. Ese mismo año, los doctores Nathan Block y Morris Roystein del Journal of AMA, presentaron una nueva técnica conocida como el goteo continuó; pasaban mediante un equipo de venocli- sis el goteo de una solución de procaína a 1%, a razón de 30 gotas por min durante los primeros 20 min, después se mantenía la analgesia con 15 gotas por minuto, debiéndose controlar el nivel cutáneo de la misma y aumentar o disminuir el goteo de acuerdo con el nivel deseado. Para los inicios del año 1970 la técnica fue per- diendo popularidad por el peligro de infecciones sacras, debido la cercanía del sitio de punción con la zona ope- ratoria y de trabajo. De igual forma, para llevar a cabo la aplicación, era necesario recurrir a personas con expe- riencia .15 Los profesores Rudolph Matas y Gastón Labat, des- cribieron una modificación a la técnica, que consistía en inyectar a través de los agujeros sacros posteriores, de 4 a 6 mm de solución analgésica después de haber hecho un bloqueo caudal por el hiato sacro, consiguiendo con esto un nivel y área anatómica más amplia en cuanto a la analgesia, a este procedimiento le llamaron bloqueo sacro o transsacro. La anestesia espinal fue utilizada por primera vez por el doctor James Corning (1885) un cirujano de Nueva York; impulsada por August Bier de Kiel en 1899, Datos históricos y evolución de. . . • XXXVII para la cirugía. Por último, fue desarrollada y populariza- da en Alemania por Tuffier y Kreis (1900), quienes fue- ron los primeros en utilizarla para el parto vaginal opera- torio, después para una cesárea. En EUA, esta técnica destacó gracias al doctor George Pitkin. En el año de 1901 aparecieron reportes esporádicos sobre su uso en una cesárea en Canadá, pero fue abandonada durante años por el alto grado de complicaciones, pobres resulta- dos y la falta de correlación entre los efectos fisiológicos de la técnica y los cambios maternos en el embarazo. En 1940, John Adriani (1907 a 1988), introdujo una técnica estandarizada, permitiendo que en 1950 fuera apreciada y recomendada en la población obstétrica, en la misma fecha Lemmon W. A. describió la administra- ción continua de esta técnica. En 1952 Greenhill, escribe: “…en su opinión, mien- tras más la uso en cirugía y ginecología, la considero el más peligroso tipo de anestesia para la mujer embaraza- da”. El mayor desarrollo de las técnicas peridurales para esa época desplazó su aplicación, disminuyendo su popularidad en 1960. Con la aparición de pequeñas agu- jas atraumáticas con bisel corto y romo este método anestésico ha recobrado popularidad en obstetricia.34 Las publicaciones exitosas fueron múltiples: en 1959, Watt y sus colaboradores describen 2 475 casos de anes- tesia espinal baja en obstetricia, sin mortalidad materna debido a la anestesia; en 1979 Crawford, documenta sus experiencias con la analgesia espinal en una unidad obs- tétrica. A pesar de las complicaciones implícitas, este méto- do era utilizado. En 1961, la cefalea era la complicación más frecuente de la anestesia espinal, apareció en 11% de casos, cifra que se redujo mucho por la introducción de las agujas finas de punción espinal. En 1960, Gormley J.B. implantó el método parche de sangre, para el trata- miento de la cefalea pospunción de duramadre por medio de la extracción de sangre venosa de brazo del paciente bajo condiciones estériles e inyectándola en el espacio epidural en lugar de la punción dural. En 1974, Ostheimer G.W., publicó que esta técnica lograba un alivio completo y permanente de la cefalea pospunción en 182 de 185 pacientes, en las 24 h siguientes. El norteamericano John Ariani y la nicaragüense Roma Vega, propusieron en 1946, la anestesia raquídea en silla de montar, la cual producía una zona de analge- sia en el periné y la región perianal sin implicación de las piernas. La combinación de anestesia peridural y espinal fue descrita en 1981, por Borwnnidge. El bloqueo paracervical fue descrito por primera vez por Heller P.B. (1926), además de ser popular durante algunos años, pero se detallaron casos de bradicardia y acidosis fetal, provocando que la técnica cayera en desu- so. En 1933, Cleland J.G.P., utilizó el bloqueo pero no consiguió aliviar el dolor de la distensión cervical y peri- neal; en el año 1945 Rosenfield A. implantó un método para aliviar el dolor en obstetricia en todas sus etapas. Muchos son los aspectos que involucran controver- sia en el campo de la anestesiología obstétrica. De todos ellos el más discutido de su época fue la anestesia ambu- latoria obstétrica o como se le conoce en el mundo anglosajón, walking epidurals. Este término empleado por los doctores R. E. Collis y B. M. Morgan en 1993, describe la posibilidad de ofrecer a la mujer embarazada, caminar durante el período de dilatación. El bloqueo del nervio pudendo se popularizó por M. A. Muller en 1908, aunque investigaciones posteriores cuestionaron su validez. En 1916, King describió la téc- nica en EUA y en 1953 propuso la vía transperineal con analgesia local para bloquear el nervio pudendo junto con sus tres ramas terminales. Kobak, en 1956, expone una vía transvaginal; J. H. Scudamore y M. J. Yates obser- varon en 1966 que sólo 36% de los bloqueos pudendos proporcionan analgesia bilateral eficaz el en periné y vulva, concluyeron que gran parte de la eficacia atribui- da a los bloqueos pudendos era debida a la infiltración local asociada. Desde 1910, Stiasny había aplicado cocaína tópica- mente en la vagina y vulva para aliviar los dolores de parto. Gelhorn describió en 1927, la infiltración del pe- riné con soluciones anestésicas locales. Brown utilizó en 1928, anestésicos locales para reparar desgarros peri- neales. ANALGESIA AUTOADMINISTRADA Y ADMINISTRADA POR LA COMADRONA Fue muy popular la “anestesia” o “analgesia” para las con- tracciones de parto, ya sea autoadministrada por la paciente, la comadrona o en otras ocasiones por una per- sona ajena. John Snow, el anestesiólogo de la Reina Victoria, confiaba tanto en la técnica que escribió: “un amigo inteligente de la paciente, que se encuentre en la habitación, puede continuar la administración del cloro- formo”; en la descripción de la técnica se dice: “…la par- turienta puede detener por sí misma la compresa y res- pirar el cloroformo al principio del dolor”. En 1912, Arthur E. Guedel, diseñó la primera máquina para la autoadministración de óxido nitroso en obstetricia. En 1934, Ralph Minnitt y Arthur Charles King de la Universidad de Alabama, introdujeron un pro- totipo de aparato para la aplicación de gas y aire en la analgesia del parto, se supone que éste fue quien popu- larizó esta forma de analgesia. El uso de óxido nitroso y oxígeno en un único cilindro fue iniciado por Paul G. Barash y Emery Andrew Rovenstine (1945). El trabajo que condujo a un método práctico de utilización se llevó a cabo por Tunstall (1961), en la British Oxygen Company Limited, siendo el pionero que introdujo el entonox disponible del O2 y N2O, en un solo cilindro con un aparato de válvula. El inhalador de Friedman se desarrolló en 1943 para la aplicación de concentraciones analgésicas de tricloroe- tileno (trilene) en las mujeres en trabajo de parto. Los aparatos Emotril y Tecota estuvieron disponibles para uso por las comadronas en 1955. En el año de 1970 se implantó el inhalador de Cardiff para utilización con 0.35% de metoxifluorano.29 XXXVIII • Anestesia obstétrica (Datos históricos y evolución de. . .) PARTO NATURAL, MESMERISMO, HIPNOSIS El 23 de mayo de 1734, nace en Viena Franz Anton Mes- mer. Bajo la protección de María Antonieta recibe 30 000 francos por parte de Luis XIV, para estudiar la influenciamagnética de las estrellas sobre el hombre y en su “Me- moire sur la decouverte du magnetisme animal” (1779), exponía curaciones con magnetos e hipnosis (Accardo, Almanaque Médico). El Mesmerismo fue utilizado para el control del dolor de la cirugía antes de la aparición de la anestesia.35 A mediados del siglo XIX (1843), se observaba que los procedimientos quirúrgicos eran posibles en estado de hipnosis. William Hunter (1718 a 1783), obstetra escocés, fue uno de los primeros en participar en el campo ese campo de trabajo, para lo cual sostenía que de alguna manera, la actitud estoica era esencial para la mayoría de mujeres en trabajo de parto y los temores a éste; los pobres conocimientos del proceso contribuye- ron al incremento de la tensión que aumentaba aún más la sensación de dolor.36 Grantly Dick-Read, obstetra británico, enseñó que el parto normal debía estar prácticamente libre de dolor; “cuando el dolor aparece es debido a una actividad ute- rina anormal o incoordinada y esto puede evitarse mediante la instrucción y preparación en el período pre- natal”. Velvoski (1949), psiquiatra ruso, propuso un método psicoterapéutico de analgesia obstétrica, el mismo introducido por Ferdinand Lazame en Francia conocido con el nombre de psicosomático, pero tras visi- tar al profesor Karl Nicolaiev en Leningrado, en 1950, se cambió por el término psicoprofilaxis.37 El frances Frederic Leboyer empleo una técnica de su autoría lla- mada Birth without Violence (1975), el cual empleaba los principios pavlovianos. MONITORIZACION FETAL En 1818, François Mayor, de Ginebra, describió los soni- dos de corazón del feto en una mujer embarazada, pero no reconoció la importancia clínica de su observación. Fue Jean de Kergaredec, un estudiante de Rene Laennec, en 1822, quien divulgó la trascendencia clínica de la fre- cuencia cardiaca del corazón fetal. El francés A. Pinard desarrolló en el año de 1800, una técnica de palpación abdominal y manipulación del feto, por medio del dise- ño de un instrumento que permitía escuchar los latidos del feto en la mujer embarazada, el cual llamó fetosco- pio (figura 7), “tiene un lado para la oreja, un plano ancho, otro amplio y en forma de campana en el lado fetal”. En 1949, un grupo de médicos y alumnos se encon- traba desayunando en la cafetería del Hospital Columbia Presbyterian en NuevaYork, cuando un estudiante (quien rotaba por anestesia) comentó que hacía falta desarrollar un sistema de valoración para el recién nacido. La anestesióloga Virginia Apgar (1909 a 1974), quien se encontraba entre los concurrentes, respondió: “eso es fácil, se puede hacer de la siguiente manera”, acto seguido tomó de la mesa un pedazo de papel y escribió cinco temas que más adelante se convertirían en el famo- so puntaje de evaluación del neonato, que conocemos como calificación o puntaje de “Apgar”. Se levantó entonces y se dirigió al servicio de obstetricia para ensa- yar de inmediato la escala de valoración que acababa de ocurrírsele. En 1952, presentaría sus experiencias en el XXVII Congreso Anual de Anestesistas, Reunión Conjunta de la Sociedad Internacional de Investigación en Anestesia y del Colegio Internacional de Anestesistas, las cuales sería publicadas en 1953, en la revista: Investigaciones Actuales en Anestesia y Analgesia con el título “Una propuesta para un nuevo método de valoración del recién nacido”,correspondiente a los meses de julio- agosto. Esta anécdota fue narrada en 1980 por el médi- co Richard Patterson, presente en el famoso desayuno.38 En 1960 se publicaron los primeros trabajos de Edward Hon (California), Roberto Caldeyro-Barcia (Montevideo) y Erich Saling (Berlín), que hicieron posi- ble la electrocardiografía fetal y las muestras de sangre del cuero cabelludo. Otro avance en la monitorización fue el ultrasonido obstétrico, ocurrido en el año de 1957 como el resultado de los trabajos de investigación del obstetra Ian Donald y el ingeniero Tom Brown, del Queen Mother’s Hospital en Glasgow.39 Durante los inicios de la anestesiología obstétrica, la mortalidad materna era muy alta, pero conforme surgían avances en el conocimiento de la farmacología y fisiolo- gía aplicada a la anestesiología obstétrica, la mortalidad disminuyó, se incidió más en el estado del neonato como indicador del cuidado obstétrico. Los trabajos de Apgar Figura 7. Estetoscopio de Pinard usado desde 1800 hasta los prime- ros años del siglo XIX. Datos históricos y evolución de. . . • XXXIX fueron fundamentales en este proceso de protección del niño.40 MORTALIDAD MATERNA En 1848, James Young Simpson, registró la que parece ser la primera muerte debido a la anestesia. A pesar de los muchos avances existentes, el número de muertes maternas relacionadas con la anestesia general resultaba alto. Esto se explicaba en parte por los pobres programas de formación obstétrica y anestésica, el uso inapropiado de agentes anestésicos y la escasez de medios. El obstetra y cardiólogo norteamericano Curtis Lester Mendelson, demostró en 1946 los resultados, con frecuencia fatales, de la aspiración ácida, lo que motivó el diseño de varios métodos para evitar este problema, incluyendo la inyección de apomorfina para inducir el vómito, o el lavado del contenido gástrico mediante un tubo nasogástrico. Los antiácidos eran utilizados para reducir la acidez gástrica; sin embargo, podían causar problemas si eran regurgitados o penetraban a la vía aérea. Más tarde, se utilizaron los fármacos antagonistas de los receptores tipo II de la histamina, los que incre- mentan la motilidad gástrica, así como el bicarbonato de sodio. La introducción de la maniobra de Sellick, la pre- sión cricoidea, al igual que la compresión esofágica tam- bién fueron considerados dentro del tratamiento. OTRAS TÉCNICAS �ALTERNATIVAS� USADAS EN EL CONTROL DE LOS DOLORES DEL PARTO La preocupación por controlar el dolor de las contraccio- nes durante el proceso de un parto ha llevado a la utili- zación de muchas técnicas, algunas de carácter científico o seudocientíficas, y otras conocidas como alternativas. A continuación algunos ejemplos: – En 1960, se propuso la aplicación de una presión subatmosférica sobre el abdomen, llamada descom- presión abdominal, para aliviar el dolor durante el primer período del parto. – En la actualidad la aromaterapia, ha ganado aten- ción como una manera de mejorar el estrés duran- te el parto y para regular las emociones que atañen este proceso; no hay un alivio directo o indirecto del dolor directo, no obstante, la madre encuentra esta terapia como una manera de reducir el estrés permitiéndole así tolerar el dolor. – Muchas mujeres en trabajo de parto encuentran alivio al dolor por medio de los baños en tina, esta técnica se ha utilizado en escenarios fuera de los hospitales por numerosos años. – La acupuntura,41 ha sido empleada por miles de años para el manejo del dolor, adicción, náusea, vómito y muchos otros casos, pero no hay muchos estudios de calidad que evalúen la efectividad en el manejo del dolor durante el parto. – La estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS, por sus siglas en inglés), consta de la apli- cación de una pequeña cantidad de corriente eléc- trica a la piel para disminuir la percepción de dolor en otra parte del cuerpo, ha sido aplicada a pacien- tes después de cirugía y en aquellos con dolor cró- nico; la corriente evita que la percepción de dolor llegue al cerebro, como una puerta que no deja que pase nada, lo que en teoría, permite estimular la producción de endorfinas (analgésicos naturales) por el cuerpo. – Muchas mujeres aprecian el contacto o un masaje durante el parto, la mayoría de las veces realizado por un ser querido, sin embargo el beneficio para el dolor de parto de dudoso. Durante las diferentes etapas de la labor de parto, algunas mujeres encuentran que algunas posiciones y movimientos son más cómodas que otras. Al principio del año 1900, los partos se han desplazado de las casas hacia los hospitales, con el uso de personal médico,líneas intravenosas, peridurales y otras formas de cuidado, lo que ha limitado la libertad de movimiento de las mujeres en trabajo de parto; cuando la madre cam- bia de posición, ella modifica la posición de la cabeza del bebé con relación al útero y su pelvis. Muchos estudios sugieren que caminar o sentarse agiliza el trabajo de parto.42 REFLEXIÓN FINAL Este recorrido por los aspectos históricos de los intentos empíricos y las técnicas científicas para controlar los dolores de parto, proporcionan una idea de la compleji- dad de la atención en la mujer embarazada y la impor- tancia de la subespecialidad en la anestesia obstétrica, la cual se ha ido identificando con características propias. Hoy en día, a pesar de que muchas mujeres tienen par- tos sin el cuidado de un especialista en anestesia, cada vez se identifican más servicios integrales responsables que ofrece a la mujer grávida, en particular, en el momento crucial del nacimiento de su hijo. REFERENCIAS 1. Wright AJ: History of anesthesia: Early Obstetric Anesthesia. En Educational Synopses in Anesthesia and Critical Care. mayo 1996;3(5) <http://www. anes.uab. edu/aneshist/esiacol3.htm> 2. Finder SG: Lessons from history: Horace Wells and the moral features of clinical contexts. Anesth Prog. 1995; 42(1):1-6. Abstract. http://www.general-anaesthesia.com/ horace-wells.htm XL • Anestesia obstétrica (Datos históricos y evolución de. . .) 3. Goerig M, Streckfuss W, Adam Hammer (1818-1878): Re- marks on a forgotten pioneer of ether anaesthesia in obste- trics. Anasthesiol Intensivmed Notfallmed Schmerzther. mayo 2004;39(5):265-75. Abstract <http://www.general- anaesthesia.com/adam- hammer.html>. 4. 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