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1001 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Capítulo Marco legal de la práctica de la anestesia obstétrica INTRODUCCIÓN ¿Un juez penal sabe lo que es un bloqueo subaracnoi- deo?, ¿acaso un ministerio público conoce el procedi- miento para llevar a cabo una sedación?, ¿algún juez de distrito ha presenciado en su vida cómo resolver una cri- sis por un choque anafiláctico? La respuesta es obvia: no. Lo que está por exponerse emana de la experiencia coti- diana en la defensa legal del gremio médico. No es un capítulo relacionado con tópicos legales extraídos de un código penal o civil, es una reflexión clara y concreta de lo que significa en México ser residente en cualquiera de sus niveles (R1, R2, R3, y/o R4), de igual forma lo que para una autoridad judicial significará el consentimiento bajo información, asimismo lo que significa para el ministerio público (MP) ser médico adscrito o jefe de servicio con sus responsabilidades administrativas. Vale la pena comentar que ningún magistrado o juez de dis- trito en su vida ha realizado un internado o rotado por los servicios de un hospital público para conocer a fondo esos caminos secretos que significan en el país las gran- des ausencias de personal, falta de equipo, y peor aún, la falta de fármacos para brindar aquello por lo que tantos años el médico se ha preparado: atender a los pacientes. Luego entonces, el problema real en el país es que las autoridades encargadas de impartir justicia no tienen en absoluto ningún conocimiento de la medicina; es menester contemplar que poco a poco se han ido incre- mentando instancias reguladoras de la medicina legal, pero hoy por hoy existe un gran hueco o una gran bre- cha entre la ley y la medicina. Es por eso que con la visión de aquellos que se han encargado de elaborar la estructura de la presente obra, le pareció a quien esto escribe más que interesante aportar lo que a través de estos años se ha encontrado en el diario vivir de los médicos que trabajan en una institución pública o priva- da, y que se ven involucrados en un problema legal ya sea del orden penal, civil o administrativo. Compartir con cada uno de los lectores la enorme preocupación de un hombre o mujer que lo único que hizo fue intentar hacer menos traumático un procedimiento quirúrgico o mantener viable una función vital, y que a pesar de hacer todo lo posible se enfrenta al hecho ineludible de la pér- dida de la función, y aún peor, la pérdida de la vida y con la obvia secuela jurídica de presentarse ante la procura- duría e intentar explicar que el paciente jamás llevo a cabo las indicaciones pertinentes o que tenía una enor- me carga de trabajo (en realidad es un hecho que a nivel humano es imposible o difícil de imaginar que un solo doctor pueda atender en una jornada el número de even- tos que en ocasiones la institución obliga a llevar a cabo); es por ello que ante la autoridad correspondiente de nada servirá (o de muy poco) todas las explicaciones sino se encuentran de forma debida sustentadas. Es con base en lo anterior que se procederá a realizar un viaje que poco a poco permitirá conocer más de fondo la proble- mática jurídica del diario vivir del médico en México. LOS PARADIGMAS HAN CAMBIADO Hace más o menos quince años jamás el gremio médico se hubiese podido imaginar que en el país existirían ins- tituciones creadas de manera única y exclusiva para representar a los pacientes y a los médicos ante los pro- blemas médico legales. El médico poco a poco fue vis- lumbrando un enorme cambio en la sociedad en general; el doctor junto con el ministro religioso, el profesor en el aula de clases eran en sí figuras de alta calidad moral (y lo siguen siendo en el mejor de los casos), no era posible imaginar que un sacerdote le causase daño a uno de sus feligreses, si un profesor castigaba al niño extrovertido tal vez la madre o el padre todavía asestaban el golpe final al llegar a casa y al saber lo sucedido todavía reac- cionaban de una forma en la que mejor era callar: “de seguro algo has de haber hecho, niño malcriado”. En el caso del médico era muy seguro que ante la pérdida de la vida y/o algún incidente o accidente durante el even- to quirúrgico la familia, todavía en forma más que resig- nada, agradecía al galeno e invocaba el poder divino y se marchaba de la institución guardando en su corazón la consigna de: “es claro que era la voluntad de Dios que mi suegra haya partido tan pronto”. Hoy los tiempos han cambiado, los modelos preesta- blecidos han vislumbrado un movimiento tan rápido que incluso los más versados se han opuesto a reconocer: “el paciente ha dejado de ser el mismo de antes”. Poco a poco el número de denuncias por mala praxis médica se incrementó en forma alarmante, los casos de mayor rele- vancia se dieron a principios del decenio de 1990-99, y cómo olvidar a los residentes detenidos en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional “La Raza”. La sociedad médica se cimbró al conocer que un grupo de colegas se encontraban recluidos y formaron por pri- mera ocasión un frente común (es una lástima que sólo ante la desgracia se una el gremio médico y olvide que la verdadera fuerza del mismo consiste de modo preciso en la unión de cada una de las voluntades en el país y que si estuviesen unidos otro panorama existiría). El movi- miento social trajo como consecuencia la libertad de los médicos, sin embargo los problemas no cesaron y a mediados del citado decenio se crea una institución que velaría por los intereses de los pacientes; por primera ocasión se escuchó por la radio antes de llegar a dar con- sulta, un comercial que más o menos decía asÍ: “en caso de no estar conforme con la atención brindada…acuda a nosotros…estamos para servirle”. Hay que imaginar cómo llegaba el médico al consultorio y/o antes de entrar a quirófano: no quedaba más que saber que lo que se hacía, se hacía bien. Los tiempos han cambiado; no hay duda que las cosas día con día se han ido mejorando, sin embargo no se puede tapar el sol con un dedo, el médico debe enten- der que no importan sus conocimientos sino la forma en que los aplica, podrá ser el número uno en México, sin embargo el paciente más humilde y que se sienta mal tratado puede significar un cambio en el rumbo profesio- nal del cual volver cuesta más que pura energía. Luego entonces se encuentra ante la necesidad de entender que así como los walkman se fueron transformado hasta lle- gar a los i-pods del día de hoy, en donde pueden descar- garse miles de canciones, documentos, videos y todo lo que se pueda imaginar, así la medicina legal no puede ser entendida con las formalidades del pasado, hay que revi- sar las estructuras del presente y adecuarse a mejorar día con día el trato con el paciente. MÉDICO Y CARGA JURÍDICA SOBRE SU ESPALDA Para ilustrar lo que se desea transmitir en este apartado, es menester evocar a aquel místico individuo que duran- te la época en que se gestaba el nacimiento de la inde- pendencia de México, se explicaba en las aulas que salió con una lápida en la espalda para resistir el embate de los fusiles del enemigo y llegar a dar el mensaje que signifi- caba el avance de las fuerzas armadas: el Pípila. Recordar esta figura permite explicar con una breve imagen que en ocasiones el doctor se encuentra solo (en ocasiones por así ser su deseo y no por el fruto del azar o de su mal carácter), enfrentando por todos lados los dardos de una justicia que en apariencia no está diseñada para él. Aquí se hace referencia específica al surgimiento y crecimiento de la idea de los derechos humanos. Los pacientes con mayor frecuencia después de ser atendidos en una institución pública y al no sentirse satisfechos, acuden cada vez en mayor medida a solicitar la interven- ción de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), ya que al ser los hospitales una institución pública y los que trabajan en ellos servidores públicos, por lo tanto entran dentro de esta esferade competen- cia. Es impresionante conocer las estadísticas que se manejan al interior de esta institución, el número sin duda muestra el problema que con letras no podría siquiera imaginarse…un enorme descontento social. Por otro lado y como ya quedó comentado, a media- dos del decenio 1990-99, por herencia presidencial se instituye la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED), por las calles de Eugenia y Mitla se co- mienzan a ventilar figuras jurídicas que en el país cobra- ron fuerza: el arbitraje médico. De primera instancia parecía una enorme bendición para el médico que exis- tiese una figura jurídica que por fin los entendiese, que por fin hablase el mismo idioma y que se pusiera en sus zapatos. Por fin se llegaría a una audiencia en donde se hablaría y entendería el médico con otro colega y que por fin se explicaría que la secuela derivada de la aten- ción médica no implicaba una falta de cuidado, de peri- cia o exceso de confianza por parte del galeno, era algo ajeno a él y sabría el paciente que no le asistiría el dere- cho a reclamar por una hiperalgesia, algo más o menos desorbitado (un millón de pesos…y conste que no exis- tía el término “boletazo”). La realidad fue otra, no por falta de ayuda sino por- que el mismo médico se encargó de no brindar las herra- mientas necesarias para encontrar el alivio que tanto bus- caba, y como aquel niño explorador que lejos de su hogar notó que se le había olvidado lo esencial, la comida, así el doctor se enfrentó que al llegar a la institución por muy bien asesorado que se encontrase vivía la realidad: un expediente clínico incompleto, notas médicas ilegi- bles, documentos insostenibles a nivel jurídico, falta de consentimiento bajo información, no acreditar su espe- cialidad por nunca haber considerado pertinente realizar ese trámite engorroso, la falta de capacitación necesaria para brindar la atención médica y no acreditar encontrar- se mínimo certificado, ya qué decir de recertificado, por parte de la institución reconocida para hacerlo, es decir el Consejo de la Especialidad, y ante esta realidad la ins- titución aunque deseara en lo más profundo de su ser y buscando entre las líneas de su incipiente decreto de creación, se encontraba imposibilitada para ayudar al colega…. Lo que pasó en consecuencia fue algo derivado de la lógica o por decir una matemática simple: el núme- ro de casos en donde se encontraba una mala praxis fue en aumento. Lo anterior no por un deseo o mala volun- tad por parte de la institución y de los que ahí laboran (comentario obligado es para el autor de estas líneas 1002 • Anestesia obstétrica (Capítulo 86) señalar que ha conocido en su mayoría grandes persona- lidades en la CONAMED, tanto en el ámbito médico como en el jurídico, apegados a estricto derecho y siem- pre buscando encontrar una sana conciliación entre las partes), pero en verdad resultó casi una tarea que iba más allá de la capacidad de la institución; no era lógico explicarle a la paciente que si bien era cierto que se había presentado en cierto evento una complicación, sólo con palabras sostener el dicho del especialista, cuando se le preguntaba: ¿dónde está el expediente clínico?, resultaba inviable. El galeno en cuestión entregaba una serie de páginas sin orden y en la que se pretendía explicar el ingreso, la cirugía, el posoperatorio, la terapia intermedia y su fundamento, luego su mejoría y egreso…Con cinco, sí, cinco páginas. Milagros no se pueden hacer. Otra carga en la espalda es, claro, el desconocimien- to de sus derechos consagrados en la Carta Magna, es decir la Constitución Política. En ella se encuentran reguladas las garantías individuales que todos en este país por el simple hecho de encontrarse de manera física aquí poseen. Por el momento se procede sólo a decir que no importa si es extranjero o advenedizo, de manera clara y sencilla es un derecho constitucional el que nadie puede ser molestado en su persona o en sus posesiones sin un fundamento jurídico. El médico, siempre fiel a su repu- tación y conocimiento, pensaba que al momento en que le llegaba a su hospital o domicilio un citatorio (el cual era entregado por estos individuos llenos de cortesía y amabilidad llamados “judiciales”), sólo tendría que acu- dir ante la representación social conocida más por la sociedad como MP (palabra que incluso al mejor porta- do le genera cierto estrés quirúrgico), y que tan sólo ten- dría que decir la verdad: “si, es verdad que la paciente murió en el quirófano, pero se le dieron todos los cuida- dos necesarios y que a usted le pagaron 25% de los hono- rarios del cirujano”… Hay que imaginar el resultado. Toda diligencia de carácter jurídico debe de ser siempre atendida por un especialista en la materia, es decir un abogado con conocimientos en medicina legal. No es posible que una “inversión uterina” sea resuelta por un médico general, es el especialista el que sabrá qué hacer y cuántas maniobras requerirá. De igual forma el médico nunca deberá asistir a declarar solo o con la com- pañía de un amigo o de su enfermera. Aunque cada quien sabe. Es importante señalar que el derecho constitucional que aquí se está comentando es: “el derecho a no decla- rar y a no contestar las preguntas formuladas por la denunciante y/o el ministerio público”. El derecho con- sagrado es que el doctor podrá elaborar su declaración por escrito, previo conocimiento de cada uno de los deta- lles denunciados por la paciente o en el peor de los casos por los familiares, que con lujo de detalles se encargan de hacer parecer al médico como uno de los hombres más buscados por las autoridades. Lo anterior será uno de los puntos más importantes de la defensa (no el único por supuesto pero sí de gran ayuda), ya que permitirá que dentro de las paredes jurídicas, el abogado encargado de su representación esboce la mejor manera de acreditar que el dicho de la paciente no tiene fundamento. Esta declaración por escrito deberá de ser como uno de los documentos de mayor valía y que se integrará, y perma- necerá por años o lo que dure el procedimiento, y que no deberá de contener duda alguna sobre el proceder del doctor defendido. Por último, es menester señalar que en este apartado se ha hablado de las cargas que el médico lleva en oca- siones sólo en su espalda. Hay muchas otras más: jorna- das extenuantes, honorarios bajos, instalaciones de mala calidad, saturación de pacientes, falta de fármacos en su institución de trabajo, equipo antiguo o de mala o malí- sima calidad, abogados sin escrúpulos (aquí, claro, el autor no encuadra), pacientes con previa intención de causar un daño, En fin, son demasiados, por ello es nece- sario que el médico en todo su ámbito entienda que las cosas deben de ser mejores. No existe nadie en el mundo que logre subsistir solo, siempre debe de contar con alguien y ese alguien es la unidad en este caso. Los doc- tores unidos no podrían haber permitido la creación de una institución para regularlos, los doctores con una sola convicción no permitirían los aranceles que las asegura- doras imponen, un gremio atado con la fuerza de las voluntades de sus integrantes nunca permitiría vejacio- nes, malos tratos o incluso humillaciones dentro de las áreas de trabajo; pero la realidad es otra, el cristal con el que se mira es muy diferente para aquel que la fortuna le ha sonreído y no será lo mismo para el otro que va saliendo de la residencia con todo el mundo de sueños en sus manos, para darse cuenta de que en esta jungla se encuentra solo. Sabiduría necesita el médico. EXPEDIENTE CLÍNICO, LA MEJOR DEFENSA Ha quedado más que señalado en las líneas que preceden la problemática que vive el médico en su diario existir. La autoridad no conoce de medicina y de sus normas médicas. Nunca o tal vez casi nunca, un juez habrá leído la Norma Oficial Mexicana 168 del Expediente Clínico (NOM-168), o la Norma Oficial Mexicana 007 del Parto y el Puerperio (NOM-007), y mucho menos la Norma Oficial Mexicana 170 para la Práctica de la Anestesio- logía en México(NOM-170). Es por lo anterior que siempre buscará el auxilio de especialistas en la materia que le brinden luz sobre el caso clínico en estudio, y que le orienten sobre las verdaderas causas que llevaron a la paciente a perder la matriz o a que el producto presen- tara un sufrimiento fetal crónico agudo y que a la postre no fuese un producto viable. ¿Quiénes se encargarán de lo anterior?, ¿qué docu- mentos revisarán para esclarecer los hechos?, ¿revisarán el instrumental médico?, ¿solicitarán las facturas?...no. Por principio se trata del auxilio de los servicios pericia- les. Éstos se encuentran en la mayoría de los casos en el ámbito federal, integrados por especialistas cuya función es ayudar a que la procuración de justicia se apegue en estricto sentido a derecho. En la práctica diaria de la defensa del médico hay que enfrentar que el perito en la© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Marco legal de la práctica de la. . . • 1003 materia revisa el caso clínico desde la perspectiva que en primera instancia le brinda el expediente de la paciente. ¿Qué es lo más buscado? Las notas de ingreso, pre y posoperatorias pre, trans y posanestésicas, sin duda todas las notas de enfermería son importantes y los estudios de laboratorio y gabinete valen mucho la pena. Pero, ¿en dónde va a encontrar el perito la situación clínica de la paciente que entró por el servicio de urgencias? En la nota de ingreso en urgencias. ¿Dónde sabrá el perito si existió un buen o mal manejo en la técnica anestésica empleada? En el registro de anestesia y así por conse- cuencia en las demás áreas. Es por lo anterior que nunca se cesará de mostrar al médico que el documento titula- do “expediente clínico” es en verdad su Biblia, por lo menos su guía (para evitar entrar en interpretaciones religiosas). El joven residente que comprenda la impor- tancia de sus notas médicas podrá tener definido en su mente qué debe de asentar en cada una de ellas. El doc- tor o doctora que tiene más de veinte años de experien- cia, podrá saber que lo que escriba o deje de hacer siem- pre será un arma en su favor pero también podría ser un arma en contra, ¿por qué? EL PEOR ENEMIGO DEL MÉDICO No ha existido un solo caso médico legal que en la expe- riencia profesional del autor (que dicho sea de paso es amplia), en el que los pacientes encuentren ayuda para demandar a un médico, que en alguien insospechable. Su propio colega. Es impresionante la cacería que vive el médico en el país (y conste que no se señala sólo el Distrito Federal, que también es el lugar más conflictivo), el peor enemi- go del médico fue, es y sigue siendo el mismo médico. Qué juego de palabras tan complicado, pero en verdad siempre atrás de una denuncia penal hay otro facultati- vo a quién no se sabe por gracia de que “santo patrono” se le ha encomendado vigilar por el bienestar de aquellos pacientes inconformes. Siempre es impresionante descu- brir actitudes entre los mismos médicos del mismo hos- pital y del mismo servicio, y casi del mismo consultorio que rayan en la perfección; a ellos nunca les pasará nada. Cuando se encargan de revisar un resumen clínico ajeno o desentrañar la sabiduría de unos estudios de laborato- rio se atreven a preguntarle a la paciente: “por simple curiosidad: ¿quién le opero?”. De igual forma proceden a un interrogatorio un poco más profundo con el único propósito de encontrar rasgos científicos para poder dar un dictamen más profundo: “¿Cuánto le cobro?” Y qué decir de la actitud redentora al exclamar enfrente de una paciente confundida y un poco cansada y desgastada (término empleado por el autor para esbozar el desfalco económico al que fue sometida en la institución privada desde el momento de cruzar la puerta y ser recibida con amabilidad por el personal de recepción), al hacerle saber: “Con nosotros no le hubiese pasado esto…somos los mejores del piso… qué del piso… del hospital… no del hospital….de México. Somos los únicos con certifica- ción vigente desde hace más de 20 años” (tiempo un poco dudoso, por la edad del galeno), y lo que es peor aún, la más infame de las traiciones a su propio gremio, lo que se conoce como el beso de Judas al compañero de al lado. Incitar a la familia al problema y sugerirle con un tono lleno de triunfalismo: ¡demande al médico! Nadie sabe el enorme problema que significa enfren- tar un conflicto médico legal. Nadie salvo aquel que ha sido sujeto en forma injusta en la mayoría de los casos a un procedimiento penal y que ha vivido en carne propia la persecución atroz del amarillismo de la prensa escrita y en ocasiones hablada. Nadie salvo aquel que ha visto en juego su patrimonio familiar al tener que enfrentar la enorme carga económica que implica una defensa de años en intentar demostrar que la aracnoiditis química provocada por un bloqueo no fue por falta de cuidado o técnica errónea e incluso que el médico no se encontra- ba ni siquiera en el hospital y que era personal diferen- te el que se encontraba atendiendo a la paciente…lo que significa ser demandado, nadie salvo el que lo ha vivido lo ha entendido. Sólo aquel que ha sentido en carne pro- pia la desacreditación que enmarca una demanda legal sabe que nunca hay que hablar mal del colega. En el país se requiere de un cambio de actitud, en realidad el autor está consciente de que no todos son o pueden hacer todo perfecto, eso es verdad, pero de ahí al hecho de incitar a los pacientes para demandar al colega sería lo mismo que hacer detonar una granada en el piso del hospital y luego vivir el hecho de que aún al que lo hizo le tocaron a su puerta los daños. Ya no hay ni siquie- ra hospital, los daños fueron muy grandes y el responsa- ble nunca siquiera los imaginó. En conclusión y con el ánimo de avanzar sólo se afir- ma que el día que los médicos aprendan a cuidarse las espaldas y se dejen de atacar entre ellos mismos las cosas cambiarán. Sin duda existirán problemas, seguirán día con día apareciendo colegas abogados buscando un beneficio a través de demandar a un doctor, pero siem- pre estando unidos, bien defendidos, con un experto en la materia y sobre todo, con un expediente clínico claro, legible y concreto se hará un escudo que puede decirse como si estuviesen presentes: nada podrá hacer al médi- co nada. CONCEPTOS JURÍDICOS IMPORTANTES EN EL DIARIO VIVIR DE LA ANESTESIOLOGÍA EN MÉXICO Hasta este momento sólo se ha hablado de cuestiones que enmarcan una realidad social, todo lo dicho en los apartados que anteceden obedece a una realidad que los médicos no pueden ni deben dejar de entender. Sin embargo vale la pena comentar cuáles son las conductas que hay que cuidar para evitar ser implicados en un pro- blema médico legal. En primera instancia hay que definir que en el país la legislación jurídica, es decir, el Código Penal (tanto en el ámbito federal como estatal) contempla dos figuras: 1004 • Anestesia obstétrica (Capítulo 86) a) Delito doloso: esto es causar un daño intencional; por lógica ningún médico o en o muy pocos casos se involucran en esta figura. La excepción a la regla es el aborto, que dicho sea de paso se ha avanzado en algunas legislaciones estatales respecto del abor- to terapéutico, pero falta todavía un camino largo por recorrer. Luego entonces el aborto es una de las formas de involucrarse en un problema legal com- plicado. b) Delito culposo: figura jurídica que establece causar un daño al paciente sin ser la intención del doctor o doctora. Es decir, de nadie es la intención que la madre pierda alguna función; nadie tiene la inten- ción de que el producto no reciba un manejo ade- cuado y por lo tanto tenga una permanencia mayor en una terapia intermedia, sin embargo se ha cau- sado un daño y a pesar de no ser la intención del especialista, la paciente y/o el producto presentan una secuela que encuadra en este delito. Las con- ductas a considerar, por señalar las más importan- tes, son: • Negligencia: significa no actuar del médico,no atender de una forma eficaz el caso clínico en estudio, no encontrarse en su área de trabajo, no acudir en caso de que la paciente presente dolor, no prever que si bien por el momento la activi- dad uterina o la dilatación que presenta la paciente no indican que tenga que pasar a sala de labor, hay que considerar que por el tiempo gestacional y el que lleva en el hospital valdría la pena tener un poco más de cuidado y atención; de ahí derivan los problemas. • Impericia: no contar con los conocimientos necesarios para la atención clínica de la pacien- te. Es muy común encontrar a médicos que no cuentan con los conocimientos necesarios aten- diendo a pacientes, y que luego al presentar un daño es claro que no tenían o contaban con la experiencia y conocimientos necesarios para atender y resolver un accidente transoperatorio. En este apartado también se encuentran a los especialistas en formación (los residentes) quie- nes para la ley no son estudiantes, sino médicos titulados, y que son sujetos del derecho penal en caso de tener un problema sus pacientes. De ahí la enorme importancia de que nunca a un joven en su formación se le deje solo atendiendo un servicio por la noche o en los fines de semana (lo anterior es sólo la imaginación del autor y no sig- nifica en lo más mínimo la realidad), y pensar que tendrá la capacidad de resolver un problema quirúrgico agudo que nunca en su vida se imagi- nó siquiera vivir, y que tal vez ni en los libros que ha estudiado para sus exámenes hubiese lle- gado a leer. En ocasiones aquí ha tocado consta- tarse que el residente vive una realidad que tarde o temprano terminará: él hace todo, el ads- crito es sólo una presencia que en el mejor de los casos se encuentra hablando a nivel administra- tivo, presente. Ese podría ser tema de otro libro incluso. • Exceso de confianza: no contar con los elemen- tos necesarios o contando con ellos no ponerlos al alcance de los pacientes, sea porque no se con- sideró oportuno o porque tal vez ni siquiera se imaginó que cualquier procedimiento que se hace dos veces al día, se podría complicar y que requeriría de sangre y de un equipo quirúrgico mayor para enfrentar dicha eventualidad. • Imprudencia: en verdad este es un concepto muy amplio. En ocasiones el simple hecho que en forma mecánica significa revisar el buen fun- cionamiento de unas mangueras puede desem- bocar en una tragedia. El autor está seguro que en la mayoría de los casos los médicos toman todas las previsiones, pero aquí se habla por aquellos que todavía hoy, con todo lo apuntado, siguen cometiendo los mismos errores que en el pasado y arriesgan la vida del paciente, del pro- ducto y su carrera profesional por un simple descuido, que en verdad no vale la pena. Aquí se aplica aquello que la diferencia entre el sabio y el tonto radica en que el primero comete el error uno, el error dos, el error tres y así en forma sucesiva, mientras que el segundo, es decir el tonto comete el error uno, el error uno, el error uno, el error uno, el error uno y bueno, tal vez esto sea muy claro. Valdría la pena comentar que las figuras que se han seña- lado se aplican en particular en el ámbito médico cuan- do en el quirófano se presenta cualquier incidente o acci- dente que no se maneja de manera adecuada. Sólo puede subrayarse que los médicos deben de saber cómo resol- ver cualquier problemática y hacer lo mejor que puedan las cosas, nadie está obligado a lo imposible, sin embargo por lo que podrá ser juzgado un médico implicará demostrar que se tienen los conocimientos necesarios para atender cualquier tipo de complicación; nunca será un riesgo brindar los mejores cuidados a los pacientes, lo que siempre significará un riesgo será el no brindar los cuidados necesarios. No debe de confundirse, la ley es clara al respecto, no son los medios empleados los que significan responsabilidad profesional, es la forma en que se les maneja lo que implica ser presuntos responsa- bles, y lo que al final salvará al médico será demostrar que siempre se actuó con el mayor profesionalismo que se requería para el caso en cuestión. VÍAS POR LAS QUE EL PACIENTE PODRÁ DEMANDAR A UN MÉDICO Decía Simonin en el prólogo de la segunda edición fran- cesa de su obra Medicina Legal Judicial, que “la medicina legal se nutre de los hechos” y, por ello, en opinión per- sonal, es imprescindible estar en condiciones de valorar tales hechos con conocimiento de las normas que rigen la vida en sociedad, con carácter obligatorio. Al momen- to de que el paciente abandona una institución, ya fuese© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Marco legal de la práctica de la. . . • 1005 pública o privada, y en su sentir considere que no ha tenido la atención debida y tenga los hechos en su mano (falta de personal, atención tardía o de mala calidad, mal servicio, etc.) acudirá en forma rutinaria a interponer su denuncia. En apartados posteriores se tratarán a profundidad las características especiales de las vías jurídicas que el paciente tiene para reclamar sus derechos, sin embargo vale la pena mencionar en forma general cada uno de estos caminos: • Vía penal: el término correcto por el que se inicia esta vía es la denuncia penal, sin duda la de mayor preocupación para el médico, ya que es la de mayor recurrencia por parte del paciente. Las estadísticas que más adelante se presentan demostrarán por qué lo anterior. Basta decir que es una vía que no tiene un costo económico para el paciente, quien sólo debe de acudir y más o menos decir lo siguien- te: “mi esposa comenzó a sentir dolores por lo que nos trasladamos al hospital, al llegar nos dijeron que teníamos que esperar un poco, lo cual se con- virtió en horas, mi mujer seguía con los dolores hasta que después de empezar a gritar un joven doctor que responde al nombre de ‘N’ nos dijo que no había camas disponibles y que debía de calmar- se mi mujer, tiempo después un líquido le salió entre las piernas, y fue sólo hasta entonces que el mismo doctor ‘N’ empezó a atender a mi esposa y horas después nos han dicho que el niño ha falleci- do por error nuestro”. Lo anterior parece un cuen- to pero no lo es. Ha sido el fundamento de muchos problemas. Basta a la familia solicitar que se comiencen a investigar los hechos, y con indepen- dencia de no contar ni siquiera con el nombre de los médicos, el MP podrá solicitar al hospital el expediente clínico y los nombres de todos los médicos que se encontraban laborando. Con esto se pretende instar a siempre atender a sus pacientes en tiempo y forma. Esta vía implica un problema jurídico que podrá desembocar en privación de la libertad, el pago de una fianza y en un supuesto sin conceder la suspensión de los derechos para ejercer en caso de que se demuestre que el doctor “N” no actuó bien. No es dinero lo que se busca por esta vía. • Vía civil: el término correcto por el que se inicia esta vía es la demanda, la de menor recurrencia en México. Tiene un costo económico elevado para el paciente. Es un sistema dispositivo, lo que significa que la autoridad no actúa por oficio sino a petición de las partes. Se inicia con una demanda la cual deberá ser contestada en tiempo y forma a través de los abogados del doctor y el procedimiento civil desembocará en una reparación económica para el paciente. En esta vía no se busca la privación de la libertad ni la pérdida de la cédula profesional, sólo es dinero. • Vía administrativa: por este camino el paciente acude de forma directa a interponer su queja y dentro de la misma institución se le brindarán las facilidades para que el paciente haga valer sus dere- chos. Al médico se le hará saber a través de un escrito, en el que conocerá que uno de sus pacien- tes reclama no haber sido bien atendido. El proce- dimiento es regulado de manera interna y en lo jurídico lo hará una ley especial. Las sanciones van desde una nota de demérito hasta la destitución y reparación económica a la institución. De igualforma se ventila esta vía ante la CONAMED, ya que el paciente sólo debe de interponer su queja ya sea vía telefónica, carta o en forma personal en la institución y se le dará conocimiento al médico. Esta vía ha crecido en los últimos años debido a la propaganda que se le ha hecho en los medios de comunicación como una vía que no implica costo para el médico o el paciente. Se le citará a una con- ciliación y en caso de no existir se procederá a sugerir a las partes a sujetarse al arbitraje. Las reso- luciones podrán ser económicas en contra del médico y también en caso de que el paciente no tenga la razón abstenerse de pronunciarse en con- tra del médico. Una vía que, en opinión del autor, no es recomendable sujetarse por los razonamien- tos expuestos en líneas precedentes y los cuales a juicio personal tienen un amplio peso jurídico y que permitirán al médico tomar una decisión adecuada. CONSIDERACIONES FINALES La idea del derecho como ciencia supone, de acuerdo con su significado etimológico, una primera aproxima- ción al sentido de concepto de “guiar con rectitud”, con lo que se indica la idea de sujeción a una regla. Es el derecho, por lo tanto, una ciencia normativa y no una ciencia de la naturaleza. En su significado práctico, el derecho es un conjun- to de normas que regula la conducta de los hombres y asigna derechos en una sociedad determinada. Ese con- junto de normas, implica una valoración de la conducta humana, su canalización, de modo que el derecho tiende a que, en sus relaciones entre sí, éstos ejecuten conduc- tas consideradas como valiosas en un ámbito espacial e histórico determinado. Si el hombre ejerce una conduc- ta opuesta a la que el derecho considera como valiosas, “debe ser” sancionado. En su vida en sociedad, el hombre está sometido a distintas normas: morales, sociales, religiosas. Lo específi- co de la norma jurídica es el tipo de sanción que conlle- va su incumplimiento. Esa sanción puede ser la imposi- ción de una pena corporal (p. ej., prisión), si la norma violada es de derecho penal, o una sanción económica si su conducta es contraria a las normas que regulan las relaciones civiles y comerciales entre los individuos. Esas sanciones van a ser impuestas, en ambos casos, por orga- nismos judiciales, creados a su vez también por normas jurídicas. 1006 • Anestesia obstétrica (Capítulo 86) Dice Hans Kelsen en Teoría general del Derecho y del Estado que el derecho: “tiene la particularidad de que regula su propia creación y aplicación”. La Constitución regula la legislación, o sea la creación de normas jurídi- cas bajo la forma de leyes. Las leyes regulan a su vez las decisiones judiciales y los actos administrativos, que son a su vez normas jurídicas particulares. Dicho sea de otra forma, todo acto que sea llevado a cabo bajo el imperio del ejercicio profesional, podrá ser sancionado o regulado. Nada hay que el hombre en sociedad haga en perjuicio de otro y que no pueda ser aclarado. Vale la pena establecer con claridad los alcances de sus actos. Hay que instar, desde las trincheras jurídicas y como asesores jurídicos nacionales de los grupos médicos de mayor impacto, y presencia en nuestro país (FMA, FEMEGO, AMOT, Colegio Médico de México, entre otros), a que se desarrolle día con día la mejor prepara- ción posible. En el país ya no hay lugar para los médicos mediocres, sin ánimo de cooperación, sin afán de supera- ción personal. Ya no hay cabida para el instigador, para aquel que sólo está viendo “la paja en el ojo ajeno” y no observa la viga o segundo piso vial en su propio ojo. Hay que instar a poner lo mejor de sí día con día en su ejer- cicio médico; lo que hace grande a los actores que duran- te años representan la misma escena teatral es que día con día lo hacen de forma extraordinaria y pasan a la his- toria. Con esta misma analogía cultural le digo que al médico le toca representar la misma escena por el resto de su vida: consulta preanestésica, los eventos quirúrgi- cos, responder las dudas de sus pacientes y estar pendien- tes de ellos hasta la total recuperación del estado provo- cado, también pasará a la historia. La medicina en México ha crecido de forma impre- sionante, es hermoso ver los adelantos tecnológicos pues- tos a beneficio del paciente, ya han quedado atrás los años en que para monitorear a un paciente se usaba sólo el estetoscopio hoy se tiene una enorme ventaja respec- to del pasado, el conocimiento de uno mismo; no hay mejor avance para el futuro que estar conscientes de nuestras posibilidades. Uno debe ser el mejor en lo que ha elegido para vivir; hay que hacer de cada procedi- miento anestésico brindado una obra de arte y tratar a los pacientes como si fuesen uno mismo; de hacerlo, se puede garantizar un éxito rotundo, ya que la realidad está llena de farsantes y mediocres que consideran a la medicina como un medio para vivir y no como una forma de vivir, pero sobre todo, de dar vida. Hay que tra- bajar juntos por México y no olvidar que se viven tiem- pos excepcionales, y aún faltan los mejores, esos que vivi- rán los hijos, pero dependerá de uno que así sea. Concluye este apartado con una frase de Rabindra- nath Tagore, Premio Nobel de Literatura de 1913 y amigo íntimo de Gandhi. Ambos en el siglo pasado luchaban por una India libre, en donde todos tuviesen las mismas oportunidades y librarla de las garras de la escla- vitud. Para Gandhi, la verdadera libertad para la India significaba la aparición de un nuevo hindú, libre. Creía, con Tagore, que la India se había forjado sus propias cadenas. Tagore escribió: “Prisionero, dime… ¿quién te trajo esta irrompible cadena? Fui yo, dijo el prisionero, el que forjó con mucho cuidado esta cadena” “Hay que romper la irrompible cadena de la apatía entre los miembros de la federación mexicana de aneste- siología, que se unan para ser libres no solo hoy, sino también mañana, que el futuro les depare un éxito for- midable y que logren así como gandhi lo hizo lo inima- ginable. Estar unidos todos pero ante todo libres.” ESTADÍSTICAS DE LAS DENUNCIAS PENALES HACIA EL MÉDICO Durante los últimos 14 años el autor ha sido testigo pre- sencial de cómo el ámbito médico legal ha girado de pies a cabeza; día con día a lo largo de este tiempo y siempre vinculado con la defensa médico legal de los gremios profesionales de mayor impacto en México se ha constatado que el índice de demandas y/o denuncias al profesional de la medicina se elevaron en forma cons- tante. El propósito de esta exposición es darle a conocer en que áreas y por qué conceptos los pacientes interpo- nen una denuncia ante el ministerio público (MP), o acudieron ante la instancia del orden civil a demandar cantidades exorbitantes de dinero por una matriz que fue extirpada y que al dicho de la paciente jamás se le requirió su consentimiento informado. De igual modo se encontrarán datos relevantes acerca de la cantidad de quejas administrativas tanto en la CONAMED como en el sector público (IMSS, ISSSTE y/o SS) en la cuales se involucra a un doctor. Sin embargo, lo que más importa en este apartado es que se tengan elementos de convicción para saber con certeza cuales son las áreas de mayor impacto en la justicia mexicana, de igual manera los delitos por los que el profesional de la medicina ha sido involucrado y por último la enorme importancia de los servicios peri- ciales para encontrar las verdaderas causas de la aparen- te mal praxis médica. En la búsqueda de una verdad para aclarar un hecho, que tuvo como final la lesión de un individuo ya sea en sus bienes o en su persona, familiares, amigos o inclusive el mismo afectado, busca que por algún medio se le haga (a su parecer) justicia, e inicia una lucha encarnecida en contra de aquel que sin ningún deseo de causar mal y en el único afán de procurarle salud, tuvo en el momento de prestar un servicio, tal vez un error, accidente u otra cuestión que provocó un hecho de consecuencias desa- gradables. En este capitulo se encontrarán algunos crite- rios por los que el pacienteo algún allegado inicia una denuncia de hechos para buscar una respuesta satisfacto- ria por medio de la ley, para lo que el considera una negligencia médica, pues si bien es sabido que el usuario tiene todo el derecho de demandar (vía civil) o poner una queja ante la CONAMED (vía administrativa), la mayor parte de ellos opta por hacerlo vía penal, ya que como se explicará más adelante es la vía que mayor daño provoca al médico y la más barata para el ofendido.© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Marco legal de la práctica de la. . . • 1007 Primero hay que analizar los grupos médicos con mayor incidencia o vulnerabilidad a ser denunciados, y veamos por inicio por qué el afectado decide denunciar: • La procuración de justicia de tipo penal, casi no tiene costo, debido a que el ciudadano puede, sin necesidad de contratar un abogado, dirigirse a la agencia del ministerio público más cercana, y mediante una simple narración de los hechos de acuerdo a su parecer o a su leal saber y entender, dejar asentada su inconformidad y su deseo de que se le haga justicia; con ello y sin haber gastado un centavo el denunciante ha puesto en marcha la maquinaria jurídica que buscará resarcir el daño, mediante la búsqueda de elementos que le permi- tan encontrar un responsable del ilícito cometido en contra de un usuario de los servicios de salud, y quien pagará el daño mediante dinero, prisión o en caso dado hasta la perdida de su cedula profesional, al ser encontrado culpable y al habérsele fincado la responsabilidad profesional. • Lo anterior da la pauta para saber que por ende, ya que no se tiene costo para el inconforme y las penas que se impondrán en caso dado deberán ser severas; esta es la forma más fácil y menos onerosa para el afectado. Por lo tanto de acuerdo con un estudio realizado por medio de la recopilación de 300 expedientes de asuntos médicos legales, recabados de las oficinas de los asesores jurídicos del Colegio Médico de México y de las Federaciones de Anestesia, Obstetricia y de la Federación de Ortopedia y Traumatología del periodo 1995 a 2005 (10 años) se presentan las estadísticas en el siguiente orden: 1. Instituciones médicas involucradas con mayor fre- cuencia. 2. Nivel de atención médica donde se dio inicio al problema. 3. Servicios médicos mayormente denunciados. 4. Resultado de los dictámenes de los peritos. 5. Etapa de la atención médica en la cual se cometió la falta. 6. Porcentaje de expedientes consignados. 7. Gráficas adicionales de incidencia en vía civil y administrativa. INSTITUCIONES MÉDICAS CON MAYOR INCIDENCIA EN DENUNCIAS PENALES Como se mencionó al principio, el paciente o familiar busca (por lo regular) la manera más económica de pro- curarse justicia, y este fenómeno se presenta en un número mayor en los servicios prestados por un médico o una institución de los sectores de salud públicos, ya que éstos albergan una cantidad de pacientes que rebasa los límites de lo normal, y un alto índice de personas con escasos recursos económicos, que al verse en esa desven- taja de poder adquisitivo, optan por la denuncia penal gratuita. Si se observa en esta figura (86–1), se da uno cuenta que al sumar los porcentajes de las instituciones públicas la incidencia es de 75%, un porcentaje altísimo, por lo que es más que notorio que las carencias (conocidas por todos) en estos sectores, se traducen en agresiones al prestador de servicios de salud, por lo que en esta parte se presentará donde se da inicio al problema dentro de la institución pública. La figura 86–2 ilustra el nivel de la atención médica con mayor incidencia. NIVEL DE ATENCIÓN MÉDICA DONDE SE DIO INICIO AL PROBLEMA La mayor incidencia se da en el segundo nivel, donde se ubican hospitales generales que atienden patologías fre- cuentes y de mediana complejidad, sin embargo la enor- me cantidad de pacientes que acuden a estos nosoco- mios, provoca (en la mayoría de los casos) una falta de atención o previsión, aunado a las carencias conocidas, sin embargo, este fenómeno se presenta también en hos- pitales particulares, en donde la atención que se brindó al paciente fue aceptable o buena pero, la resistencia al pago es lo que provoca la inconformidad, buscando cual- quier otro pretexto. Vale la pena ver cuáles son los servicios con un mayor número de eventualidades, tanto en lo privado como en lo público. SERVICIOS MÉDICOS CON MAYOR ÍNDICE DE PROBLEMAS LEGALES Los servicios médicos implicados en muchas ocasiones no siempre resultan ser los responsables de la falta médi- ca; pero como el paciente llegó a ser atendido allí, la 1008 • Anestesia obstétrica (Capítulo 86) 55%17% 21% 3% 4% IMMS 55% ISSSTE 17% Particulares 21% SSA 3% Otros 4% Figura 86�1. Incidencia en denuncias penales en Instituciones Mé- dicas. IMSS, Instituto Mexicano de Seguro Social; ISSSTE, Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado. opción que tiene es demandar al servicio que lo recibió, aunque quien cometió el ilícito fuese otro servicio, donde tal vez el paciente fue trasladado o ya en quirófa- no la falta se cometió por el anestesiólogo o por el neo- natólogo (por dar un ejemplo), sin embargo, la figura 86–3 ilustra que en un porcentaje alto el servicio de ginecología es uno de los más requeridos por la autori- dad; esto se debe a que es una área en la que siempre se esperan resultados excelentes, pues los padecimientos que se atienden y los procedimientos que se realizan están vinculados de manera directa a la estabilidad de la familia, quienes esperan que la concepción de un nuevo integrante de dicho núcleo social, llegue a buen término, y que la salud de la madre no se vea mermada. Sin embargo existen complicaciones mismas del embarazo, el parto o de las patologías anestésicas, que hacen de esta área una de las más vulnerables, traumatología y cirugía ocupan el segundo lugar de los servicios más denuncia- dos, lo que se debe a que el usuario espera la completa funcionalidad del o los miembros u órganos afectados, pero de acuerdo a la experiencia la falta de comunica- ción entre médico y paciente provoca reacciones negati- vas, aun cuando el resultado esté dentro de lo esperado o aceptable. Con base en un esfuerzo conjunto, la aneste- siología ocupa cuarto lugar, debido a un gran trabajo de prevención realizado por la FMA y su servicio jurídico (PROMENAL), mediante el cual se ha logrado que el anestesiólogo tome conciencia de que debe realizar sus notas, y de modo principal la carta de consentimiento bajo información de manera adecuada. Pues bien, una vez visto lo anterior, hay que pasar al punto en donde la autoridad ha dado entrada a la averi- guación previa, ha recabado las declaraciones de los pre- suntos responsables (médicos, enfermeras y/o personal administrativo), cuenta con el expediente clínico y deci- de someter dicha averiguación al escrutinio de los peri- tos, ya que ellos serán los encargados de brindar la luz necesaria al ministerio público para que éste tome una decisión sobre consignar o no el expediente a un juzga- do penal. Vale la pena comentar que por lógica de espa- cio y tiempo intentar ahondar en todos los conceptos médicos legales sería tema de una obra entera. Existen diversos aspectos relacionados con el ejercicio profesio- nal y un procedimiento de orden jurídico, hay instancias que en todo proceso penal se tienen que desarrollar, recursos que se deben de interponer, pruebas que se deben de exponer y todo esto con el único propósito de llegar a la verdad histórica (el único que debe de decla- rarla es el juez), lo anterior para ubicar en la siguiente metodología por qué hay que enfocarse de forma muy especial en los aspectos penales, en lugar de tratar otras áreas. De acuerdo con los resultados de la revisión de los expedientes, el perito debe de concluir si existió o no res- ponsabilidad en el actuar de los médicos involucrados, contestar a un pliego de preguntas que tantola defensa como la representación social (MP) desean formularle, y expresar en forma clara y concreta sus conclusiones, las cuales deben ser sólo: si existió o no la falta médica y de manera posterior el tipo de conducta culposa presentada. La figura (86–4) indica que cuando se le presenta al perito un expediente completo y claro, en 60% se © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Marco legal de la práctica de la. . . • 1009 10% 5% 85% Primer nivel 5% Segundo nivel 85% Tercer nivel 10% Figura 86�2. Incidencia en denuncias penales por nivel de atención médica. 30 30 25 20 15 10 20 10 0 Ginecología 30% Cirugía 20% Traumatología y ortop Anestesia 15% Otros 10% Figura 86�3. Servicios médicos con mayor incidencia de problemas legales. Figura 86�4. Porcentaje de expedientes clínicos que se presentan al escrutinio de los peritos para concluir si existió o no responsabilidad de los médicos involucrados. 60% 5% 35% Falta 35% No falta 60% Sin dictamen pero considerado falta 5% encuentra en posibilidades de considerar o concluir que no se cometió una falta médica. Sin embargo, con la experiencia de los años se sabe que en la gran mayoría de los casos los peritos se encuentran imposibilitados para llegar a conclusiones favorables, debido a que en un alto porcentaje los expedientes clínicos son entregados incompletos, con muchas faltas de ortografía y lo peor, ilegibles. Lo anterior es uno de los mayores problemas que se vive día con día en la defensa del médico en el país. Un expediente claro y concreto podrá evitar años de sufrimiento y agonía profesional, ya que dedicarle cinco minutos más al buen llenado de las notas médicas podrá significar una sentencia absolutoria al final de cuentas. En estas breves líneas se ha brindado tal vez el con- sejo de mayor relevancia en el ámbito médico legal en el país. No se debe de olvidar que según la legislación sani- taria, los expedientes clínicos (tal como ya se ha comen- tado), se pueden elaborar de forma electrónica y se deben de conservar por lo menos cinco años en buen estado. ETAPA DE LOS SERVICIOS DE SALUD DONDE POR LO COMÚN SURGE LA INCONFORMIDAD O ES LA RAÍZ DE UN PROBLEMA LEGAL Cuestión interesante es que a pesar de que un problema legal surge en un determinado servicio, no todas las eta- pas de éste son las que han incurrido en una falta, pues de acuerdo a la estadística (figura 86–5) se refleja que la etapa con mayor incidencia es el tratamiento quirúrgico (30%) seguido por diagnóstico errado (26%). Por ello es de vital importancia que se tomen todas las previsiones necesarias para mejorar la atención al usuario de un servicio de salud y plasmar en el expedien- te de manera adecuada el actuar médico, pues debido a la escasez de información con la que el médico argumen- ta su actuar, en ocasiones se le finca una responsabilidad que no existió; por otra parte siempre será muy difícil explicar a la autoridad un resultado adverso cuando no se tienen los documentos necesarios y en forma adecua- da elaborados. Todo lo que se ha visto nos lleva a la última etapa de este punto, por qué se consigna un asunto al juez para que éste tome la determinación de darle continuidad al proceso o anularlo. El 40% de los expedientes o asuntos legales son consignados a un juez, y los delitos que en su mayoría son consignados son los siguientes: El homicidio culposo es el delito por el que con mayor frecuencia se consigna un asunto al juez, esto obe- dece a que es un ilícito que se persigue por oficio ya fuese de manera intencional o no; en segundo lugar están las lesiones puesto que muchos de los incidentes médi- cos dejan ya sea marcas de por vida, o limitan la funcio- nalidad de algún miembro u órgano, por lo que la ley deberá encontrar quién reparará el daño en ambos casos. El otro punto por lo regular se presenta cuando un médi- co se ostenta como especialista y carece de la cédula correspondiente, agregando así una falta dentro de aque- llas por las que se le juzgará en un momento determinado (figura 86–6). CONCLUSIÓN Con independencia de todo lo escrito en las líneas que preceden, la mejor forma de evitar un problema médico legal siempre será el profesionalismo. No existe en el país un dato preciso que permita comentar, con base en ele- mentos de convicción, cuántas veces un profesional de la medicina actúa de forma irresponsable, sin embargo vale la pena comentar que día con día la medicina avanza, la ciencia progresa, pero el hombre permanece estático ante estos cambios. Los problemas de hoy nunca podrán ser resueltos con base en fórmulas ancestrales, se necesi- tan mejores actitudes a los mismos problemas; no puede llevarse adelante al país si se continúa en el silencioso camino del conformismo; debe uno renovarse, debe cam- biar, debe ser y hacer mejor las cosas. Los pacientes son en suma individuos que al final de cuentas merecen todo 1010 • Anestesia obstétrica (Capítulo 86) 21%30% 26% 23% Diagnóstico 26% Anestesia 23% Tratamiento médico 21% Tratamiento quirúrgico 30% Figura 86�5. Etapa de los servicios de salud donde por lo común surge la incomformidad o es la raiz de un problema legal. Figura 86�6. Delitos por los que se consigna al médico ante un juez. 70% 20% 10% Homicidio culposo 70% Lesiones 20% Usurpar funciones 10% el apoyo; en alguna ocasión Albert Einstein comentó: “no conozco mayor grado de locura que el pensar obtener resultados diferentes con las mismas conductas”. México requiere de un cambio trascendental, esto implica a todos los sectores tanto públicos como priva- dos; se inicia desde la carrera y no sólo en la residencia, a la formación de un especialista se le debería de acom- pañar ya con la túnica de la sabiduría que sólo se adqui- rirá con base en la experiencia. Si los médicos adscritos, los jefes de servicio, los jefes de enseñanza o peor aún los directivos generales de una institución de salud no se encuentran comprometidos con elevar los servicios médicos, se seguirá atado a las cadenas de la esclavitud de la mediocridad, la cual es una condena a cadena per- petua; mejor sería morir en el intento de ser mejores médicos que vivir con el lastre que da no aportar nada nuevo a las propias familias, a la sociedad y al país ente- ro, que tanta falta le hace avanzar hacia nuevos y mejo- res horizontes. Con la seguridad de que todo lo escrito en las líneas que anteceden y agradeciendo a todos los colaboradores, que sin ellos no se podría haber logrado esta participa- ción, quien escribe se despide exhortando desde las trin- cheras jurídicas a vislumbrar que el éxito significa algo más que un bien material o un grado académico, es al final de cuentas, llegar a viejo y saber que se ha vivido cada segundo, cada minuto y cada hora de la vida dando lo mejor de uno mismo a los semejantes, y ¿quiénes son los semejantes?: la madre, el padre, los hijos, los amigos, la esposa o esposo y por último a los hijos, quienes serán al final de cuentas los que heredarán la antorcha que sig- nificará la vida para seguir dando luz a las generaciones futuras. Que Dios bendiga al lector en donde quiera que se encuentre. Con cariño… © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Marco legal de la práctica de la. . . • 1011 REFERENCIAS 1. Quiroz Puaron Alfonso: Medicina forense. Novena edición. México, Editorial Porrúa. México 1999. Capítulo VII. 2. Achával Alfredo: Manual de medicina legal. Cuarta edi- ción. Buenos Aires, Editorial Abeledo- Perrot. Buenos Aires 1994. Capitulo IV. 3. Carrillo FabelaLuz María Reyna: La Responsabilidad Profesional del Médico. Primera edición. Editorial Porrúa México 1998. Capítulos III y VI. 4. Fischer Louis: Gandhi. Biografía e historia. Javier Vergara Editor 1989. 5. Agenda Penal Federal. Decimotercera edición. Ediciones Fiscales ISEF SA. . México 2006. 6. Agenda Civil Federal. Decimotercera edición. Ediciones FiscalesISEF SA. . México 2006. 7. Valle González Armando, Fernández Varela Mejía Héctor: Arbitraje Médico. Primera edición. Editorial Trillas. México 2005. Primera Parte. 8. Todas las graficas fueron proporcionadas por Corporativo PMN Nacional S.A. de C.V. de acuerdo a estudios con base en su experiencia jurídica en la defensa de gremio médico.
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