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185 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. La administración de un procedimiento de analgesia o anestesia obstétrica, además de controlar el dolor, evita los efectos colaterales que éste produce como: estrés, liberación de catecolaminas, de cortisol, respuesta neuro- endocrina, incremento del gasto cardiaco, hiperventila- ción, ansiedad, etc., que pueden modificar la evolución del trabajo de parto y la homeostasis del producto. Independientemente de la técnica y fármacos que el médico anestesiólogo decida aplicar, es importante que éste cumpla con las llamadas reglas básicas para la prác- tica de la anestesia obstétrica, las cuales serán descritas a continuación. Cabe señalar que el cumplimiento de estas reglas básicas contribuye de manera parcial al éxito de las llamadas maniobras de reanimación fetal in utero. EVITAR HIPOTENSIÓN SUPINA El elemento más importante que mantiene la circulación en la unidad feto-placentaria es la presión arterial de la madre,2 por lo que es necesario evitar todo mecanismo, bien sea farmacológico u obstétrico, que produzca una baja de este parámetro, ya que esto disminuye la perfu- sión placentaria, y produce hipoxemia en el feto. Al evolucionar el embarazo, el crecimiento del útero se convierte en un factor mecánico importante que pro- voca compresión sobre los grandes vasos, vena cava infe- rior, arterias aorta abdominal e iliaca, este fenómeno impide que la sangre regrese al corazón en forma ade- cuada, por lo que disminuye el flujo uterino y el gasto cardiaco. Existen otros factores que además de la compresión del útero sobre estas estructuras vasculares, disminuyen la perfusión placentaria, estos se han descrito en otros capítulos de este texto, sólo mencionaremos el efecto que tiene la posición supina sobre el flujo uterino, ya que consideramos que el anestesiólogo, durante la vigilancia y aplicación de sus técnicas, es la persona idónea que puede establecer las medidas necesarias para evitar y tra- tar de forma adecuada este llamado síndrome de hipo- tensión supina.3 La hipotensión supina la presentan en la clínica sólo 10 a 15% de las pacientes al final del embarazo, ya que existen mecanismos compensatorios en el organismo materno, para evitar la disminución en la presión arterial materna, estos son: aumento de las resistencias periféri- cas e incremento de la frecuencia cardiaca. Sin embargo, existen estudios que demuestran la presencia de hipoxemia en el feto, aunque la madre no presente hipotensión arterial al adoptar la posición de Capítulo Reglas básicas para la práctica de la anestesia obstétrica Dentro de las múltiples responsabilidades que tiene el ejercicio profesional del médico anestesiólogo, en par- ticular está la administración de un procedimiento anestésico en la paciente gestante, lo cual representa un reto; el anestesiólogo debe estar consciente que al aplicar analgesia o anestesia en la madre será responsable de dos seres; madre e hijo y del flujo uterino, y que además se encuentra ante un organismo transformado durante la gestación, para satisfacer las demandas del feto. Debe estar consciente, también, que durante el embarazo, tra- bajo de parto, periodo expulsivo y puerperio todos los parámetros fisiológicos en la embarazada han cambiado, por lo tanto la respuesta a fármacos y procedimientos anestésicos es diferente, comparada con la que tiene una paciente no gestante.1 El anestesiólogo debe proporcionar sus servicios en forma eficiente y rápida, además de ser explícito al trans- mitir la información a la paciente sobre el procedimien- to que aplicará, a fin de inspirar confianza y cooperación de la embarazada. Debe ser cuidadoso al seleccionar sus fármacos y técnicas para evitar: alterar de forma negati- va la dinámica del trabajo de parto, no comprometer el flujo útero placentario y poner en riesgo el bienestar del binomio madre-producto. Debe recordar que es indispensable administrar siempre un procedimiento de analgesia o anestesia para el control del dolor obstétrico, esto para evitar los efec- tos colaterales indeseables que la falta de analgesia pro- duce en la madre y el producto. decúbito supino, estos mismos reportes han señalado cómo se recupera la PaO2 del producto cuando la madre se coloca de nuevo en decúbito lateral izquierdo.4 Por lo tanto, es obligatorio que todas las embaraza- das en sala de labor o quirófano se coloquen con la pel- vis basculada hacia su mejor decúbito (el cual será aquel en el que la presión arterial sea mejor) por lo general es el decúbito izquierdo, con esta simple maniobra protege- remos el bienestar del binomio madre-producto y el flujo uterino.5 En la sala de operaciones es importante lateralizar un poco la mesa 30°, o aplicar una cuña en el lado derecho de la pelvis, con esta maniobra el útero es desplazado y el retorno venoso no se afecta. AUMENTAR LA FRACCIÓN INSPIRADA DE OXÍGENO Entre los cambios más importantes en la fisiología de la embarazada está el aumento del consumo de oxígeno, el cual es necesario para cubrir las demandas metabólicas incrementadas de la madre y el producto de la concep- ción, este aumento es mayor durante el trabajo de parto y periodo expulsivo, sobre todo cuando la paciente no ha recibido un procedimiento de analgesia.6 Existen, además, otros cambios fisiológicos en la ges- tante que la hacen más susceptible de presentar hipoxe- mia, estos son: capacidad residual funcional disminuida, y la baja reserva de oxígeno. Con base en lo mencionado con anterioridad, es obligatorio que durante el trabajo de parto o en el caso de una operación cesárea realizada con anestesia regio- nal, se aumente la fracción inspirada de oxígeno en la embarazada, bien sea por la aplicación de un catéter nasal, pero de preferencia por medio de una mascarilla facial aplicada con cuidado. Durante la operación cesárea con anestesia general, en la inducción y anterior a la intubación endotraqueal, se deberá oxigenar a la embarazada con mascarilla, apli- cándola con gentileza en la cara para evitar la sensación de sofocación o temor, solicitando a la paciente, al mismo tiempo, que inspire de manera profunda un flujo máxi- mo de 3 L por minuto de oxígeno a 100% , tres a cuatro veces durante 30 seg,7 otra alternativa para proteger al binomio es preoxigenar a la embarazada durante tres minutos en la misma forma.8 Ambas técnicas generan cifras de PaO2 adecuadas para evitar hipoxemia materna y fetal, en la práctica clínica podemos corroborar este fenómeno en la madre mediante el oxímetro de pulso. ADMINISTRACIÓN DE LÍQUIDOS EN CALIDAD Y CANTIDAD Es común que a la embarazada durante el trabajo de parto se le disminuya el aporte de líquidos por vía oral por el temor de que presente una bronco-aspiración de contenido gástrico o por la vía endovenosa, o por el posi- ble efecto de inhibición de la actividad uterina cuando se administran líquidos en grandes cantidades. Por lo general, la paciente durante su estancia en la sala de labor, recibe sólo una infusión endovenosa de solución glucosada, a la que se ha adicionado oxitocina para la conducción del trabajo de parto. La velocidad de su administración es muy lenta, debido a que el obstetra trata de regular la dinámica de la actividad uterina y evi- tar una hipertonía causada por la sobredosificación de la oxitocina, por desgracia, se olvida que la paciente está en ayuno prolongado y es necesario reponerle las pérdidas insensibles de líquidos y energía. Cuando no se administran líquidos en calidad y can- tidad en la embarazada durante el trabajo de parto, al cabo de unas horas, ésta puede deshidratarse y tener un desequilibrio electrolítico que afecta al binomio,9 ade- más de que puede asumir una actitud poco colaborado- ra por sentirse desfallecer. Si a esto agregamos la aplicación de una analgesia neuroaxial que ocasiona bloqueo simpático, el resultado puede ser una verdadera catástrofe, ya que se presentará hipotensión arterialmaterna, con una baja del flujo ute- rino, que genera hipoxemia fetal.10 Las razones que se han señalado justifican la admi- nistración de líquidos por vía parenteral endovenosa en la embarazada, las soluciones que demuestran ventajas son las de tipo cristaloide, como la solución salina fisio- lógica en cantidades de 10 a 20mL/kg, antes del inicio del bloqueo peridural, continuando después por la misma vía con el esquema tradicional de reposición de pérdidas insensibles por hora con soluciones cristaloides, en muy raras ocasiones se aplican coloides al inicio. En algunas instituciones, se acepta que se proporcio- ne a la paciente cubitos de hielo con líquidos claros azu- carados como jugos sin pulpa, bebidas carbonatadas, te, café negro hasta dos horas antes del inicio de la aneste- sia, se recomienda no sobrepasar en cada toma un volu- men de 30 mL.11 EVITAR ADMINISTRAR SOLUCIONES GLUCOSADAS Si la embarazada durante el trabajo de parto, recibe por vía endovenosa soluciones glucosadas a 5 o 10%, y las cantidades de glucosa administrada exceden a 10 g por hora, el recién nacido puede presentar un cuadro de hipoglucemia en las primeras horas posteriores a su naci- miento, 12 el cual, de no ser tratado en forma oportuna y adecuada por el neonatólogo, puede causarle daños seve- ros, esta complicación es más frecuente en productos de pretérmino. Durante el trabajo de parto, no deberán administrar- se a la embarazada soluciones glucosadas en grandes can- tidades para reponer las pérdidas insensibles, ya que éstas causan disminución de líquidos. Para proporcionar calo- rías en las pacientes se puede administrar glucosa en 186 • Anestesia obstétrica (Capítulo 18) solución, pero en cantidades que no rebasen el límite de 10 g/h, esto evitará hipoglucemia en el recién nacido e hiperinsulinemia en el feto.12 EVITAR BRONCOASPIRACIÓN Debemos recordar que al final del embarazo, el creci- miento del útero y efecto de ciertas hormonas, modifican la posición del estómago, disminuyen el tono del esfínter esofagogástrico, producen retardo en el vaciamiento gás- trico y un aumento en la secreción de jugos gástricos y contenido del estómago.13 Con base en esto, la paciente embarazada ha sido clasificada como de alto riesgo para presentar broncoaspiración de contenido gástrico. Las condiciones mencionadas favorecen el paso de contenido gástrico al árbol respiratorio, cuando las pacien- tes son sometidas a anestesia general o se les proporcio- na sedación para complementar una analgesia regional. El anestesiólogo deberá establecer estrategias para evitar esta complicación, por ejemplo: durante la prea- nestesia, interrogar a la embarazada para conocer la hora de su último alimento, la cantidad y características del mismo, sin olvidar que el tiempo que transcurre desde la última ingesta y la inducción de la anestesia no asegura que el estómago esté libre de contenido sólido o líquido, ya que se han encontrado partículas de alimento en el estómago de la embarazada, después de 12 h de la últi- ma ingesta.14 Es importante recordar que la posibilidad de aspira- ción de contenido gástrico a los bronquios es mayor cuando la paciente es obesa, ha consumido abundantes alimentos, está bajo efecto de opiáceos o sedación o se encuentra en posición de decúbito supino, Trendelen- burg, o si se emplean maniobras sobre su abdomen para ayudar a la expulsión del producto. El anestesiólogo deberá tomar medidas para evitar las complicaciones derivadas de los factores que hemos mencionado. Si existe la necesidad de administrar a la embaraza- da anestesia general, el peligro de bronco-aspiración es mayor en el momento de la intubación, ya que la pacien- te se encuentra inconsciente y con los reflejos laríngeos protectores abolidos, condiciones que favorecen, el paso de contenido gástrico a los pulmones. Este riesgo se incrementa cuando en la paciente se aplican relajantes musculares despolarizantes que aumentan la presión intragástrica; el anestesiólogo, de ser posible, deberá aplicar una técnica de anestesia regional para cubrir las necesidades de analgesia en la operación cesárea, en el caso de existir contraindicación absoluta para hacerlo y que tenga que recurrir a la anestesia gene- ral, será necesario que aplique previo al inicio del proce- dimiento anestésico por vía parenteral endovenosa, blo- queadores de los receptores H2, y fármacos procinéticos como la metoclopramida, además de antiácidos claros en un volumen menor a 30 mL por vía oral, esto último 30 min antes de la anestesia general. Para la inducción de la anestesia se recomienda la técnica llamada de secuencia rápida con la maniobra de Sellick, para esto es importante contar con la ayuda de otro anestesiólogo, otra alternativa es intubar a la pacien- te despierta. Asimismo, es importante en la emersión de la anestesia, que el tubo endotraqueal se retire hasta que la embarazada haya recuperado su reflejos laríngeos. Evitar la ventilación con mascarilla con presión posi- tiva es otra de las recomendaciones, ya que esta manio- bra favorece el paso de aire a la cámara gástrica, lo que facilitará la regurgitación de contenido del estómago hacia los bronquios.15 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Reglas básicas para la práctica de. . . • 187 REFERENCIAS 1. Cohen S: Physiologic Alterations of Pregnancy Anesthetic Implications. ASA Refresher Course Lectures, San Francisco J. B. Lippincott, Hagerstown, MD, 1991:221. 2. Holmes F: The supine hypotensive syndrome, its impor- tance to the anesthetist. Anaesthesia 1960; 298:306. 3. Marx GF: Aortocaval Compression Syndrome its 50 year History. Int J Obstet Anesth 1992;1:60-64. 4. Huch A, Huch R: Transcutaneous no invasive monitoring of P0². 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