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95 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. INTRODUCCIÓN Las técnicas de bloqueo nervioso en ginecoobstetricia se dividen de forma práctica en dos grupos: centrales y peri- féricos. Las técnicas, descripción y conocimientos de la anatomía necesaria para la aplicación de los bloqueos centrales (epidural y subaracnoideo) se estudian en otras secciones de este libro y no serán mencionadas en este capítulo, haciendo mayor énfasis en las características, indicaciones y minucias anatómicas que permitan desa- rrollar las técnicas de aplicación de bloqueos periféricos; se especificarán los lineamientos vigentes propuestos por la American Society of Anesthesiologists para su aplicación segura y uso en salas de labor y parto. LINEAMIENTOS DE ANESTESIA REGIONAL EN OBSTETRICIA Para la aplicación de cualquier técnica que detalle la apli- cación de anestesia regional se deberá especificar la obli- gatoriedad que tiene para el anestesiólogo la colocación de una línea venosa permeable, iniciando el goteo de una solución que habrá que iniciar antes de la aplicación del bloqueo, continuar durante la aplicación del mismo y mantenerse después de efectuado éste. La monitorización para la colocación de un bloqueo deberá de ser la misma que la empleada en anestesia general. Esta tendrá que consistir en un oxímetro de pulso, presión arterial no invasiva y electrocardiograma de 3 derivaciones, y los signos vitales los registrará perso- nal calificado; además, dentro de ciertos centros hospita- larios de EUA, algunos anestesiólogos también monitori- zan dentro de la sala de labor la frecuencia cardiaca fetal, a partir de 16 semanas de gestación. Por otro lado, aun- que la aplicación de alguna de estas técnicas de anestesia regional pudiese llegar a aplicarse en algún otro sitio dentro de quirófano, como la sala prequirúrgica o la de recuperación, el estándar de monitorización deberá siempre de ser el mismo. Es importante el hecho de contar con un equipo completo de reanimación, con la inmediata disposición de una fuente de oxígeno, medios para suministrar pre- sión positiva, equipo para el manejo de la vía aérea para llevar a cabo intubación endotraqueal, equipo y tubos de aspiración, y de cardioversión-desfibrilación. Además hay que contar con agentes inductores, relajantes muscu- lares de corta duración, y agentes vasoactivos como atro- pina, efedrina, noradrenalina, etc. De manera final la posición será determinante para evitar la hipotensión arterial que es observada con frecuencia en el embarazo por alteración en el retorno venoso. De modo opcional en algunos centros se prefiere medicar a las pacientes con pequeñas y crecientes dosis de barbitúricos y opioides para el confort de las mismas. Las técnicas de bloqueo periférico aplicadas de modo más habitual en obstetricia son la infiltración local, el bloqueo de nervios pudendos y el bloqueo para- cervical. INFILTRACIÓN LOCAL La infiltración local se utiliza durante el parto que requiere episiotomía. Se practica una infiltración subcu- tánea a lo largo del lugar de la incisión, seguida de la administración del anestésico local, en la fosa isquiorrec- tal en un plano más profundo. Las soluciones más utili- zadas son lidocaína a concentraciones de 2 hasta 0.5% permitiendo mantener la efectividad del anestésico local, además de que la adición de adrenalina mejora la efecti- vidad de la misma (1:200 000). Tras el bloqueo pudendo los nervios genitocrural e ilioinguinal que inervan el tercio anterior de los labios mayores quedan bloqueados. La infiltración local subcu- tánea bilateral de esta zona proporciona una analgesia Capítulo Técnicas de analgesia regional en el parto y cirugía obstétrica adecuada. Una de las desventajas de la infiltración local extensa es el importante volumen del anestésico local necesario, generando el aumento de la posibilidad de absorción y toxicidad. La infiltración del perineo con lidocaína antes de la episiotomía, incluso en bajas dosis y en momentos muy próximos al parto provoca una importante transferencia placentaria de anestésico. También puede aparecer un cociente materno/fetal (M/F) >1.0 tras la infiltración anestésica del perineo, que se relaciona con el segundo estadio del trabajo de parto. Esto puede representar un segundo gran ejemplo de la transferencia de anestésico local en casos de acidosis fetal. En la figura 8–1 pueden verse los sitios de infiltra- ción para episiotomía. También se ha utilizado la analgesia por infiltración en intervención cesárea, pero debido al importante volu- men de anestésico local necesario, es de sumo peligro la aparición de toxicidad. Bonica, siendo considerado el padre de la anestesia por infiltración, ha descrito una téc- nica que consiste en la infiltración independiente del tejido subcutáneo, los músculos rectos abdominales, el peritoneo visceral y los tejidos paracervicales; no obstan- te, los métodos de infiltración local en la actualidad son obsoletos, excepto en los casos de gran emergencia, cuando no se puede contar con la presencia de un anes- tesiólogo en la sala de partos. En el bloqueo de campo abdominal se aplican inyecciones en la vaina del múscu- lo recto, con objeto de bloquear el nervio antes de que sus ramas lleguen al músculo. Quedan, de esta forma, anestesiados al mismo tiempo el peritoneo y las estruc- turas superficiales (figura 8–2). Los mejores resultados se obtienen infiltrando el anestésico local a medida que avanza la intervención; por eso, todas las inyecciones deberán de aplicarse en los sitios adecuados bajo visión directa. Conviene que pase cierto tiempo (30 a 60 seg) para que actúe cada inyec- ción. A continuación se pormenoriza la técnica de infil- tración: 1. Infiltrar la piel y el tejido celular subcutáneo a lo largo de la línea de incisión (15 a 20 mL), incidien- do después la piel exponiendo la vaina del múscu- lo recto. Es quizá esta parte del proceso la que implique mayor dificultad, debido a que la piel del abdomen es de suma sensibilidad a todos los pique- tes de las agujas empleadas para la producción de las ronchas intradérmicas, por lo que puede suge- rirse la técnica de infiltración en abanico con una aguja larga delgada de las que se usan para punción espinal. 2. Infiltrar en la profundidad de la vaina del recto, sobre el lado de la incisión propuesta, a través de la vaina muscular (15 a 20 mL). Las ramas terminales de los nervios intercostales pasan a través de los músculos rectos y también quedan bloqueados, con lo que aumenta la anestesia cutánea. La aponeuro- sis superficial no es sensible, aunque posee ramas de los nervios que inervan no sólo los dermatomas suprayacentes sino también las estructuras más profundas. 3. Incidir la vaina del músculo recto abdominal, retra- yéndolo de modo suave para exponer la vaina pos- terior que termina en la línea arqueada, a mitad del camino entre el ombligo y el pubis. 4. Infiltrar la vaina posterior del músculo recto, por encima de la línea arqueada, y de modo directo sobre el tejido extraperitoneal (fascia transversal), por debajo de dicha línea (15 a 20 mL). 5. Abrir la cavidad peritoneal y exponer el útero. 6. Exponer el pliegue úterovesical de peritoneo e in- filtrarlo (10 a 15 mL). En este momento se puede incidir el peritoneo y se expone el segmento infe- rior del útero, empujando con suavidad la vejiga. 7. Infiltrar la pared uterina a lo largo de la incisión prevista (10 a 15 mL). 8. Incidir la pared uterina y extraer el feto. 9. Proceder al cierre de todas las estructuras y com- pletar la cirugía. En el bloqueo de campo para cirugía abdominal (histe- rectomía, cesárea, etc.) se aplican puntos de anestesia local en el borde externo de los músculos rectos, como se ve en la figura 8–3. Las inyecciones suprapúbicas se apli- can en estrecho contacto con el pubis y por detrás de éste en el espacio prevesical. 96 • Anestesia obstétrica (Capítulo 8) Infiltración medio lateral Infiltración media Figura8�1. Infiltración para episiotomías. Músculo recto del abdomen Línea alba Nervio intercostal Peritoneo Figura 8�2. Inyección en la vaina del recto. Es importante mencionar que los fármacos reco- mendados para llevar a cabo este procedimiento son: lidocaína 0.5%, mepivacaína 0.5%, bupivacaína 0.125%, pudiendo agregar a los anestésicos locales adrenalina 1:200 000. Dosis total de 60 a 100 mL. BLOQUEO PUDENDO El bloqueo de los nervios pudendos proporciona analge- sia en la parte inferior de la vagina y el perineo, permi- tiendo los partos con fórceps y el corte de la episiotomía. En la realización de dicho bloqueo se utilizan dos técni- cas básicas: la transvaginal y la transperineal. La técnica transvaginal tiene un mayor porcentaje de éxitos, quizá por su relativa sencillez y simplicidad. Por otra parte es menos dolorosa para la paciente y tiene un menor índice de complicaciones. El bloqueo pudendo por vía transpe- rineal se utiliza en forma muy esporádica en la actuali- dad y sólo cuando la cabeza fetal está totalmente descen- dida en el perineo (figura 8–4). Bloqueo pudendo transvaginal Con la paciente en posición de litotomía, se procurará palpar la espina del isquion por vía vaginal, se inserta una aguja 20 G, de 12 a 14 cm de longitud, conectada a una jeringa Luer-Lok, de 10 mL, llena de solución anestésica local, y se dirige con los dedos índice y medio, hacia la espina del isquion, a través de la pared lateral del con- ducto vaginal o justo lateral a los labios mayores (a nivel de la tuberosidad isquiática). Es recomendable introdu- cir la aguja a través de una guía, que actuará como dispo- sitivo regulador de la profundidad de penetración de la aguja (trompeta de Iowa o instrumento de Kobak). Cuando la aguja se sitúa en el ligamento sacroespinoso, la compresión de la jeringa con anestésico local sobre la aguja, encuentra una considerable resistencia. Cuando la punta de la aguja atraviesa dicho ligamento, la resistencia desaparece, debiéndose realizar la infiltración anestésica a nivel de la espina ciática. Finalizada ésta, se repite la técnica en el lado contralateral. Bloqueo pudendo transperineal El bloqueo pudendo transperineal requiere la realización de un habón cutáneo de 2 a 3 cm por detrás y por den- tro de la tuberosidad isquiática. Desde este punto, se dirige la aguja y jeringa del bloqueo hacia la espina isquiática, manteniendo el dedo índice en la vagina o en el recto si la cabeza fetal está descendida de modo total en el perineo. El anestésico local utilizado con mayor frecuencia en el bloqueo pudendo es la lidocaína 1% con adrenalina 1:200 000. En general es suficiente un volumen de 20 a 25 mL, que suele proporcionar un bloqueo de 90 a 120 min de duración. El bloqueo pudendo produce analgesia en los dos tercios posteriores de los labios y en parte de las nalgas. La analgesia del tercio anterior de los labios requie- re una infiltración local, como ya se describió con ante- rioridad. Durante la administración de anestésico local en ambos puntos, es imprescindible asegurarse de que no se está realizando una inyección intravascular, para lo cual se efectúan aspiraciones frecuentes con la jeringa. El porcentaje de éxitos del bloqueo pudendo puede depender, de manera indudable, de la experiencia de quien lo aplica y realiza esta técnica. En un estudio que evaluó la eficacia de los bloqueos pudendos, realizados por residentes de obstetricia, se encontró una incidencia de éxitos de 50% en los realizados por vía transvaginal y de 25% en los efectuados por vía transperineal. Incluso en los casos de éxito, la calidad de la analgesia es limita- da. En las pacientes a las que deba de realizarse la apli- cación de fórceps altos o rotatorios, es más efectiva la analgesia caudal o subaracnoidea baja. En los casos de realización de episiotomía, se tendrá que infiltrar lidoca- ína a lo largo de la línea de incisión.© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Técnicas de analgesia regional en el. . . • 97 Figura 8�3. Bloqueo de campo para operación de abdomen (cesárea). Figura 8�4. Bloqueo de nervios pudendos. Por otra parte, el bloqueo pudendo, siempre deberá realizarse por médicos que sepan detectar la aparición de signos y síntomas de toxicidad de los anestésicos locales y posean los conocimientos adecuados para instaurar con rapidez un tratamiento de reanimación, reversión de estos efectos y estabilización eficaces. BLOQUEO PARACERVICAL Descrito por primera vez por Gellert, en Alemania, en 1926, el bloqueo paracervical es más popular en EUA, Escandinavia, y Europa continental que en Gran Bretaña. Las diferencias en el entusiasmo por dicho blo- queo reflejan los distintos enfoques en el tratamiento obstétrico. En los países en los que el bloqueo paracervi- cal es popular, el obstetra está de manera directa impli- cado en la evolución del trabajo de parto, mientras que en Gran Bretaña, los partos no complicados están condu- cidos por tradición (incluyendo su analgesia) por las comadronas. Las indicaciones quirúrgicas comunes de éste tipo de bloqueo incluyen: término del trabajo de parto, cerclaje cervical, y alivio del dolor durante la primera fase del tra- bajo de parto. Asimismo constituye una alternativa via- ble para aquellas pacientes que rechazan por cualquier motivo la aplicación de alguna técnica de bloqueo central como la epidural, subaracnoidea o mixta, y por otra parte esta técnica no afecta la progresión del trabajo de parto. Las vías de conducción nerviosa que siguen y que- dan bloqueadas por este procedimiento son los impulsos sensitivos de la parte superior de la vagina, y el segmen- to uterino inferior, que son transmitidas por las fibras nerviosas aferentes que se unen a la cadena simpáticas de las vértebras L1 a L3 y que entran a la médula espinal a nivel de las vértebras T10 a L1. La técnica de bloqueo paracervical es bastante senci- lla. La paciente deberá ser monitorizada en forma no invasiva y colocada en posición de litotomía, y el útero deberá de desplazarse a la izquierda, colocando una almohada para permitir la lateralización, debajo del glú- teo derecho de la paciente: 1. Se inserta una aguja a 2 o 3 mm debajo de la muco- sa vaginal lateral al cérvix en una posición de las 9 en punto por las manecillas del reloj. 2. Después de confirmar que no hay aspiración de sangre se inyectan 5 a 10 mL de anestésico a baja concentración. 3. Se monitoriza con frecuencia y continuidad la fre- cuencia cardiaca fetal durante 5 a 10 min. 4. Para evitar la inyección intravascular se utiliza una aguja de 12 a 14 cm con un limitador de su intro- ducción (p. ej., aguja de Iowa) que impide la pro- gresión de la punta de la aguja más de 5 a 7 mm por fuera del introductor. Esta guía, que protege la punta de la aguja, se dirige hacia los arcos laterales entre las 3 y las 4 (por analogía a las manecillas de reloj), y entre las 8 y las 9 h, por los dedos índice y medio, de forma que la punta de la guía no depri- ma en exceso la mucosa vaginal. Una técnica alter- nativa utiliza una aguja roma, omitiendo la guía. El bloqueo paracervical proporciona una analgesia efec- tiva en el primer estadio del parto; no obstante tiene una duración limitada (40 a 90 min) y requiere bloqueos repetidos durante los trabajos de parto prolongados. La calidad de la analgesia es inferior a la conseguida por la analgesia epidural o subaracnoidea. La utilización de bloqueos continuos no se ha hecho popular debido a que es difícil mantener la aguja en posición correcta, además de que es difícil en la actualidad el conseguir el material adecuado como la aguja de Iowa (aquí en el país), generando que esta técnica vaya siendo desplazada o sea poco utilizada hoy en día. Con respecto a las complicaciones del bloqueo para- cervical, se han descrito algunos casos de hematomas para- cervicales responsables de neuropatías de plexo sacro. La principal desventaja de la aplicación de esta téc- nica del bloqueo paracervicales la elevada incidencia de arritmias fetales (5 a 70%), que aparecen en los 10 min subsecuentes al bloqueo, acompañadas a veces de acido- sis fetal y depresión neonatal. Se ha comunicado también de muerte fetal inesperada tras bloqueos paracervicales realizados con mepivacaína y bupivacaína. La etiología de la depresión fetal no está aclarada en su totalidad, habiéndose propuesto tres hipótesis diferentes: 1. Depresión directa de la circulación fetal por los anestésicos locales, ya que es cierto que la absor- ción desde la zona paracervical es rápida, apare- ciendo picos plasmáticos maternos y fetales a los 10 min, momento en el que aparecen las alteracio- nes en la frecuencia cardiaca fetal; no obstante se han observado bradicardias fetales incluso con bajas concentraciones plasmáticas de anestésicos locales. Freeman et al., inyectaron grandes concen- traciones de mepivacaína en fetos anencéfalos, y detectaron que pese a producirse alteraciones en la conducción y depresión miocárdica, la bradicardia constituía un evento preterminal. Dada la escasa correlación entre los cambios de la frecuencia car- diaca fetal y las concentraciones fetales de anestési- cos locales, es improbable que un efecto miocárdi- co directo sea responsable de las alteraciones de la conducción miocárdica. 2. El bloqueo paracervical puede producir vasocons- tricción arterial uterina, la cual de esa manera favo- rece un déficit de perfusión placentaria, hipoxia fetal y bradicardia. La bradicardia es más frecuente con bupivacaína, y menos con clorprocaína, corre- lacionando con el efecto de los fármacos en rela- ción con la perfusión placentaria. Los anestésicos locales exhiben un efecto vasoconstrictor in vitro dependiente de la dosis sobre las arterias uterinas a concentraciones sanguíneas habituales tras el blo- queo paracervical. 3. La hipoxia fetal tras el bloqueo paracervical podría ser secundaria también al aumento del tono uteri- no, debido a los elevados niveles de anestésicos 98 • Anestesia obstétrica (Capítulo 8) locales, aunque esta hipótesis no se encuentra acep- tada de manera universal. 4. Otros posibles factores implicados incluyen la dis- torsión mecánica de los vasos sanguíneos uterinos, la compresión aortocava y la asociación con adre- nalina. No obstante la incidencia de cambios en la frecuencia cardiaca fetal no varía cuando se asocia la adrenalina a los anestésicos locales. Como muestra la figura 8-5, debe tenerse mucho cuida- do al realizar la punción paracervical ya que puede rea- lizarse de manera inadvertida una inyección del anestési- co local en el plexo venosa, intraarterial o puncionar la cabeza fetal. Cualquiera que sea la causa de bradicardia fetal tras el bloqueo paracervical, es notorio que la incidencia es menor con 2-clorprocaína, debido quizá a su rápida hidrólisis plasmática por vía de las colinesterasas, y esto puede reflejarse en las bajas concentraciones en su meta- bolito del ácido 2-cloroaminobenzóico en el recién naci- do. No obstante la 2-clorprocaína tiene una duración muy corta, haciendo necesaria la aplicación repetida de inyecciones durante el trabajo de parto, además de no estar disponible en muchos países, incluido México, por lo que la lidocaína 1% es el anestésico más útil en este tipo de bloqueo. El bloqueo cervical debería de evitarse en todos los casos de prematurez, insuficiencia úteroplacentaria o estrés fetal, ya que la incidencia de alteraciones en la fre- cuencia cardiaca fetal es más elevada en el caso de anor- malidades previas de la frecuencia cardiaca fetal. Así, en conclusión, el papel del bloqueo paracervical es limitado, si tiene alguno, puesto que es superado en seguridad y eficacia por técnicas de anestesia regional espinal, epidural o mixta, siendo útil en el caso de que dichas técnicas sean imposibles de utilizarse, en cuyo caso es entonces imprescindible la monitorización cons- tante de la frecuencia cardiaca fetal. © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Técnicas de analgesia regional en el. . . • 99 Aguja Cráneo fetal Cérvix Plexo venoso Arteria Figura 8�5. Bloqueo paracervical. REFERENCIAS 1. Adriani John: Anestesia Regional de Labat. 3a ed 1972.361- 368. 2. Macintosh RR, Brice Smith R: Local Analgesia for Abdominal Surgery E & S. Livingstone Ltd. Edimburg, 1953. 3. Engel R, Pheminster DB, Livinsgtone H: Splacnic Anesthesia. Anesthesia & Analgesia.1941;20:261. 4. Eisaman JR, Mc Henry T: Pudendal Nerve Block in Obstetrics: Perineal Field Block. Pennsylvania Med. 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