Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
783 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Capítulo Anestesia para la paciente embarazada con fibrosis quística La fibrosis quística (FQ) es una enfermedad broncopul- monar que se caracteriza por la presencia de secreciones espesas y viscosas en las vías aéreas, infecciones respira- torias recurrentes y un deterioro progresivo de la función pulmonar que eventualmente llega a la insuficiencia res- piratoria y la muerte.1,2,3 Es común que otros órganos estén afectados, como el páncreas y el intestino, en donde puede haber insuficiencia pancreática y mala absorción, las cuales requieren de un tratamiento conti- nuo.4 La nutrición es uno de los grandes desafíos en la FQ debido a la mala absorción, la falta de apetito y el estado catabólico que deriva de ellos y de la infección crónica, así como a la alta demanda de energía que requiere el proceso de la tos y el aumento en el trabajo respiratorio. Hay evidencias de que el apoyo nutricio adecuado y sostenido puede prolongar la sobrevivencia de estos pacientes.5 Hace tan sólo 35 años, casi todos los pacientes con FQ morían en la primera década de la vida, pero en la actualidad han mejorado mucho las téc- nicas para el diagnóstico, así como para el tratamiento, lo cual ha conducido a que el promedio de la sobrevivencia de estos pacientes se encuentre hoy en día alrededor de los 30 años.6 Lo anterior ha permitido que algunos de estos pacientes terminen incluso sus estudios profesiona- les, se casen y algunas mujeres se embaracen y tengan hijos.7,8 En la actualidad se pueden ver pacientes con FQ con edades de hasta 40 o 50 años.3 El entendimiento de la causa de la FQ y de su fisio- patología, al igual que con muchas enfermedades, es vital para poner a punto los mejores tratamientos y diseñar las investigaciones para la posible solución total del proble- ma de la FQ. A este respecto, durante muchos años la causa de la FQ fue un misterio; las primeras descripcio- nes del cuadro clínico ponían atención en la mala absor- ción y el retardo en el crecimiento,9 pero no pasó mucho tiempo para que el problema pulmonar ocupara el cen- tro de atención de la enfermedad. 10 La primera sospecha de la naturaleza celular de la FQ se tuvo en el caluroso verano de 1949 en Nueva York, cuando se observó que el calor postraba a los niños con FQ y que esto se debía a una depleción de NaCl séri- co;3 lo anterior era por una sudoración excesiva que con- tenía grandes cantidades de sodio y cloro, y prácticamen- te todos los pacientes con FQ tenían esta condición; esto condujo al desarrollo del análisis del sudor mediante la prueba de la iontoforesis con pilocarpina, la cual aún permanece como el examen de laboratorio para confir- mar el diagnóstico de la FQ;11 sin embargo, hay otros padecimientos que pueden aumentar el cloro en el sudor, como son la desnutrición, la insuficiencia supra- rrenal, el seudoaldosteronismo, el panhipopituitarismo, el hipotiroidismo, la diabetes insípida nefrogénica, la enfermedad de almacenamiento de glucógeno tipo 1, la fu- cosidosis y la mucopolisacaridosis. Los tratamientos sintomáticos y no raras veces empí- ricos para la FQ se mejoraron mucho en la década de los 60s.12 Posteriormente se encontró que el epitelio de los conductos sudoríparos era impermeable para el trans- porte de los iones cloro en los pacientes con FQ, y que también existía una disminución en la secreción de estos iones en el epitelio de las vías aéreas a partir de la mem- brana apical, así como una reabsorción alta de sodio del líquido luminal.13,14 Las investigaciones que mostraron los factores que controlan la permeabilidad para los iones cloro en la tráquea fueron cruciales para entender la vía a través de la cual la secreción de cloro se inicia normalmente; ésta es mediante una estimulación β-adre- nérgica epitelial, la cual está alterada en la FQ.15 Los detalles de la alteración en el canal para el ion cloro han sido resumidos por Welsh y Smith de la siguiente mane- ra: después de que el receptor β-adrenérgico es ocupado por su ligando, la proteína G es activada con la estimula- ción de la adenilciclasa para producir cAMP; en seguida hay una activación de la proteincinasa A (PKA) mediada por el cAMP. La secuencia anterior provoca en la mem- brana apical el aumento normal en la permeabilidad al cloro.16 El defecto celular en la FQ parece estar en el punto de la activación de la PKA, lo cual hace que la membrana no se haga permeable a los iones cloro debi- do a la disfunción de los canales epiteliales para este ión. Lathrop y su grupo, en 1988, localizaron al gen de la FQ en la región q21-q22 del brazo largo del cromoso- ma 7;17 un año más tarde dicho gen fue aislado y clona- do.18,19,20 A la proteína producida por este gen se le conoce como CFTR por sus siglas en inglés (Cystic Fibrosis Transmembrane Conductance Regulator) y es un cAMP que regula al canal para cloro.21 Por otro lado, se sabe que las características del moco son anormales en la FQ y que también prácticamente todo el epitelio secretor de éste está alterado, de tal manera que era muy importante estudiar las característi- cas del moco en la FQ para ver si ellas nos podían expli- car la persistente obstrucción de las vías aéreas por el moco; a este respecto, los estudios indicaron que en la FQ el moco tiene un contenido de agua y electrolitos alterados y que las anormalidades en la composición y estructura de las macromoléculas de glicoproteínas son inconsistentes y sutiles.22 Ahora sabemos que las secreciones del tracto respi- ratorio en la FQ inicialmente están alteradas por la dis- función del canal iónico de cloro, lo cual predispone a las infecciones respiratorias crónicas; éstas, a su vez, se acompañan de inflamación, lo cual hace más difícil la limpieza de las vías aéreas y condiciona una hiperse- creción (lo cual es importante para el progreso de la enfermedad), de tal manera que la infección bacteriana crónica produce inflamación y provoca que una buena cantidad de neutrófilos llegue a las vías aéreas, en donde se acumulan. Los neutrófilos son la principal fuente de elastasa, la cual es un potente secretagogo que produce más daño a la vía aérea.23 Cuando los neutrófilos quedan atrapados en el moco de las vías aéreas, se desintegran, liberan su DNA y éste contribuye al aumento de la vis- cosidad del moco en la FQ.24,25 Lo anterior ha contribui- do al desarrollo de un nuevo tratamiento para la FQ, el cual consiste en la utilización de desoxirribonucleasa recombinante humana (α-dornasa; rhDNasa), la cual es una proteína que contiene 260 aminoácidos con un peso molecular de 37 000,26 obtenida mediante técnica de ingeniería genética en células de ovario hámster chino a las que se les coloca DNA de la desoxirribonucleasa I (DNasa) la cual es idéntica a la enzima nativa humana. La Dnasa nativa humana se encuentra en la saliva, orina, secciones pancreáticas y en la sangre; es la responsable de la digestión del DNA extracelular.27 El mecanismo de acción de la rhDNasa probable- mente sea el rompimiento o degradación del DNA pre- sente en las recreciones purulentas de la vía aérea, aun- que el mecanismo preciso por el cual la hidrólisis del DNA extracelular facilita la limpieza de las secreciones en la FQ no se conoce, pero podemos imaginar que otras propiedades biofísicas diferentes a la viscosidad puedan estar alteradas en las secreciones de la FQ;28 como quie- ra que sea, es posible considerar a la rhDNasa como un verdadero agente mucolítico en pacientes con infección crónica de las vías aéreas y acumulación de DNA prove- niente de leucocitos. La rhDNasa se administra por vía inhalatoria mediante un nebulizador con aire comprimi- do en dosis de 2.5 mg (2.5 mg/mL) una vez al día; éstas mejoran considerablemente la capacidad vital forzada (CVF) y el volumen espiratorio forzado en 1 segundo (VEF1);29 en la actualidad el uso de rhDNasa forma parte de los protocolos de manejo de la FQ. Otro aspectoimportante en el tratamiento de la FQ es el uso de amilorida, fármaco que originalmente fue considerado como un diurético que se administra por vía oral y cuyo mecanismo de acción es bloquear la reabsor- ción de Na en el nefrón y disminuir la secreción de K. Para que lo anterior suceda, se requiere que la amilorida sea filtrada en el glomérulo y pueda actuar en la luz del epitelio;30 posteriormente se mostró que la amilorida aplicada directamente en la parte luminar del epitelio respiratorio era capaz de normalizar la diferencia en el potencial transepitelial que está aumentado en la FQ;31,32 actualmente se ha reportado que la administración de amiloride por vía inhalatoria reduce la viscosidad del moco y mejora la eliminación mucociliar mediante la inhibición de la reabsorción de Na, lo cual mejora la can- tidad de agua en las secreciones de la vía aérea.33,34 Por otro lado, hay estudios que han mostrado que los aeroso- les de nucleótidos de trifosfato, como el ATP y el uridin- trifosfato (UTP), estimulan la secreción de cloro a través de canales diferentes de los CFTR a nivel de la superfi- cie apical de las células epiteliales de la vía aérea, me- diante una estimulación calcio-dependiente de los recep- tores 5’-nucleótido, lo cual es dosis-dependiente.35,36 En la actualidad se prefiere el uso de UTP debido a que el ATP frecuentemente se asocia a una hiperreactividad de la vía aérea. Si se combinan los aerosoles de UTP con amilorida, los resultados del tratamiento son mejores.37 El gelsolin, el palmitato de colfosceril y algunas an- tiproteasas son agentes farmacológicos relativamente nuevos en el tratamiento de la FQ. El gelsolin es una pro- teína plasmática que rompe los filamentos de actina; por este mecanismo reduce rápidamente y de manera impor- tante la viscosidad del esputo en la FQ in vitro; su efec- to se sinergiza cuando se le combina con rhDNasa; la base para su utilidad potencial en el tratamiento de la FQ es que cerca del 10% de las proteínas de los leucoci- tos son filamentos de actina, los cuales son viscoelásticos y resistentes a la proteasa.38,39 El palmitato de colfosce- ril es un surfactante sintético cuya principal indicación es en el tratamiento de recién nacidos prematuros con membrana hialina; varios grupos han propuesto el uso de dicho agente en pacientes con FQ para facilitar la elimi- nación de las secreciones.40,41 Hace aproximadamente una década que comenzó a ponerse atención en el papel que juegan las proteasas provenientes de neutrófilos y bacterias en la dificultad para eliminar el moco en la FQ, y en la inactivación potencial de las antiproteasas en dicha enfermedad, dando lugar al desarrollo de varios agentes inhibidores de antipmteasas como el inhibidor antiproteasa-α1 purifica- do de plasma normal (α1-PI); el empleo de aerosol de αl- PI en la FQ ha mostrado que disminuye la elastasa en el líquido libre del pulmón 42,43 Se han iniciado estudios sobre otros agentes inhibidores de proteasa, como son el inhibidor de proteasa secretado por leucocitos (rhSLPI) (human recombinant Secretory Leucocyte Protease Inhibitor)44 y los inhibidores de proteasa tripeptídicos.45 784 • Anestesia obstétrica (Capítulo 69) Por otro lado, un factor crucial para el progreso de la FQ son las infecciones bacterianas crónicas de las vías aéreas, debido a que el tratamiento de las mismas es competencia del neumólogo o del infectólogo; nos con- cretaremos a dar un panorama muy general del proble- ma. Los principales agentes bacterianos que provocan las infecciones crónicas de las vías aéreas en la FQ son la Pseudomonas aeruginosa, el Staphylococcus aureus, y el Haemophylus influenzae. Las principales metas del trata- miento antibacteriano son: inhibir lo más que se pueda el desarrollo bacteriano y la síntesis de productos tóxi- cos, la estimulación quimiotáctica para la infiltración de neutrófilos y los estímulos secundarios para una respues- ta inflamatoria hiperinmune crónica. Lo anterior nos conducirá a pensar que hay una reducción en los estímu- los para el desarrollo de un estado de hipersecreción purulenta crónica.46 Para revisar detalladamente los dife- rentes esquemas de antimicrobianos en la FQ, remitimos al lector a las publicaciones de Turpin46 y Konstan.47 Hace menos de 10 años que se inició la administración de antibióticos inhalados, lo que constituye una técnica racional para hacer llegar altas concentraciones de anti- bióticos antipseudomona a las vías aéreas, además de dis- minuir el potencial de su toxicidad.46,48,49 Las alteraciones progresivas de las vías aéreas en la FQ predisponen a los pacientes a la colonización por va- rias especies de Aspergillus, en especial el Aspergillus fumigatus, el cual puede contribuir al desarrollo de una intensa reacción de hipersensibilidad conocida común- mente como aspergilosis broncopulmonar alérgica, la cual clínicamente se caracteriza por una impactación de mucosa en los bronquios principales y colapso de algún lóbulo o incluso un segmento y producción de bron- quiectasias. El tratamiento de dicha aspergilosis se hace con prednisona a dosis de 0.5 a 1.0 mg/kg/día.50 En el tratamiento futuro de la FQ, la genicaterapia es la más prometedora, pues desde que se identificó al gen de la CFTR18,20 se puso atención a la factibilidad de transferir el CFTR humano a las células del epitelio pul- monar; los métodos potenciales para que la terapia con este gen alcance al pulmón incluyen: a, hacer llegar al gen a través de receptores;51,52 b, instilación o aerosoli- zación de liposomas;53 c, vectores basados en retrovi- rus;54 d, vectores basados en adenovirus;55 e, llegada de plasmidios a través de virus. Teniendo como base este panorama de la FQ, esta- mos en mejores posibilidades de anal izar el problema del embarazo y el manejo anestésico de la paciente obs- tétrica con FQ. En el hombre con FQ, los derivados mesonéfricos, como son los vasa deferens, el epidídimo y las vesículas seminales, son anormales y provocan asos- permia e infertilidad en más del 95% de los casos;56 en contraste, la anatomía gruesa del aparato reproductor de la mujer con FQ se encuentra intacta; sin embargo, el moco cervical puede ser anormal con deshidratación, las células endocervicales están distendidas y con moco cito- plásmico, hay acumulación de moco y tapón mucoso en la luz cervical; todo lo anterior puede constituir impedi- mentos funcionales para la concepción.57,58 A pesar de lo anterior, hoy en día hay mujeres con FQ que llegan a la edad reproductiva y se embarazan. El problema del embarazo en pacientes con FQ nos lleva a plantearnos varias preguntas: ¿el embarazo en este tipo de pacientes agrava la enfermedad subyacente, o bien la FQ complica el embarazo? Para dar respuesta a estas interrogantes, debemos recordar que el grado de severidad de la FQ es una condición primordial, pues hay casos en que la enfermedad, se ha diagnosticado antes de llegar a la adolescencia, y en otros el diagnósti- co se hizo cuando la paciente ya estaba embarazada; lo anterior está de acuerdo con estudios previos en los que se indica que la sobrevivencia depende de la severidad de la enfermedad la que es causada por los diferentes muta- ciones genéticas, y no solamente está relacionada con el diagnóstico temprano y los buenos tratamientos.7,59 En la literatura de las décadas de los 60s y 70s encontramos publicaciones bastante pesimistas acerca de la evolución de pacientes con FQ que se embaraza- ban;60-63 por ejemplo Novy63 sugería que, en vista del rápido deterioro en la función pulmonar que puede ocu- rrir con las infecciones en las pacientes con FQ e hipo- xia, debía evitarse el embarazo. Larsen62 recomendó que, para preservar la salud de la madre, el aborto es necesa- rio en presencia de enfisema extenso, atelectasias, bron- quiectasias, capacidad vital < 50% de lo predicho o bien si hay cor pulmonale. Visser60 considera que la capacidad vital < 50% de lo predicho y/o hipertensión pulmonar son contraindicaciones absolutas para el embarazo, y que el aborto terapéuticodebe practicarse si éste ocurre. Más recientemente, Corkey y colaboradores64 reportaron 11 embarazos en 7 pacientes con FQ; 9 de éstos se presen- taron en cinco mujeres que no tenían insuficiencia pan- creática y función pulmonar deteriorada, por lo que con- cluyeron que este tipo de pacientes forma un subgrupo en el que el embarazo es mejor tolerado y no representa un peligro. En sólo uno de los embarazos reportados por Corkey tuvo que practicarse un aborto terapéutico para preservar la salud de la madre, señalando que la única contraindicación absoluta para el embarazo o para prac- ticar un aborto terapéutico en pacientes con FQ es la presencia de cor pulmonale, y que otra variable capaci- dad vital < 50%, la cual necesitó para alcanzarse un periodo de 10 a 15 años, representa un problema menos serio que cuando estas cifras se obtienen en un periodo corto de tiempo. Por otro lado, Cohen y colaboradores8 investigaron 128 embarazos en 100 pacientes con FQ y encontraron que 97 llegaron a término, obteniéndose 86 recién nacidos viables, de los cuales solamente un pro- ducto heredó FQ. La edad promedio en la que ocurrie- ron los embarazos fue de 20.7 años (rango de 17 a 32 años); el diagnóstico de FQ se hizo en promedio a los 11 años de edad, comparado con la edad de 3.7 años que es en la que suele hacerse en el resto de pacientes. Hubo 31 abortos, de los cuales 6 fueron espontáneos y 25 terapéu- ticos; 15 pacientes murieron en los siguientes 24 meses después del parto; de éstas 10 fallecieron en los primeros 6 meses después del parto, aunque se hace notar que estas cifras de mortalidad no exceden la esperanza de vida de las mujeres con FQ de la misma edad que no han estado embarazadas. Hubo en esta serie 11 muertes peri- natales, 10 de las cuales fueron en embarazos de < 37© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia para la paciente embarazada con. . . • 785 semanas de gestación en madres con estado respiratorio pobre. Otras complicaciones del embarazo incluyeron 9 casos de insuficiencia cardiaca, y una de cada una de las siguientes patologías: hipoglicemia, hemorragia vaginal masiva, insuficiencia renal, toxemia, hipoprotrombinc- mia y abruptio placentae. El anestesiólogo, como integrante del grupo multi- disciplinario que asiste a las pacientes embarazadas con FQ, quizá no intervenga directamente en la decisión de si a una paciente con FQ en edad reproductiva se le per- mita un embarazo, teniendo como base el grado de seve- ridad de la enfermedad y sus pruebas de función respira- toria, ni tampoco cuando se recomienda practicar un aborto terapéutico; en cambio, sí actúa directamente en el manejo anestésico en situaciones tan variadas como practicar un legrado uterino para un aborto espontáneo o terapéutico, así como para administrar analgesia para el trabajo de parto (TP) o anestesia o analgesia para una operación cesárea. Por lo anterior, es recomendable que el anestesiólogo recuerde los cambios en el volumen san- guíneo circulante y en las funciones cardiovascular y res- piratoria que se presentan durante el embarazo (figura 69–1, cuadro 69–1, 69–2 y 69–3). En relación a las adaptaciones pulmonares en el embarazo, debemos recordar que, durante el mismo, aumenta el metabolismo basal y, por lo tanto, el consu- mo de oxígeno; al final de la séptima semana de gesta- ción el consumo de oxígeno por la madre se incrementa en un 10%, elevándose hasta 40% al final del embarazo; para compensar esta demanda, hay un aumento de la ventilación minuto de 20 a 50%. Normalmente la venti- lación de la parturienta compensa, y frecuentemente excede, las mayores demandas en el consumo de oxíge- no, produciéndose como resultado hiperventilación e hipocapnia. La circunferencia torácica aumenta 5 a 7 cm, con cambios en los diámetros tanto transverso como anteroposterior de aproximadamente 2 cm. El volumen corriente se eleva de 450 a 650 mL, y hay una disminu- ción en el volumen de reserva espiratoria.65 El embarazo en la paciente con FQ debemos consi- derarlo como un embarazo de alto riesgo, pues la FQ se clasifica como una de las enfermedades pulmonares obs- tructivas crónicas que pueden aumentar la morbimorta- lidad maternofetal. En la valoración preanestésica de la paciente embarazada con FQ habrá que poner especial atención en la evolución que ha tenido la enfermedad durante el embarazo, así como en los tratamientos que ha estado recibiendo la paciente (los cuales no deben suspenderse durante la gestación, incluyendo a los anti- microbianos para las infecciones pulmonares). De gran importancia es la valoración de la función respiratoria, la cual se hará de una manera completa mediante las prue- bas de función pulmonar. Al respecto debemos recordar que, si bien es cierto que la medición de los volúmenes pulmonares estáticos nos ofrecen datos fisiológicos importantes, la información de mayor utilidad se puede obtener de las pruebas dinámicas de la función pulmo- nar. Por ejemplo, el volumen exhalatorio total es la capa- 786 • Anestesia obstétrica (Capítulo 69) G as to c ar di ac o (c am bi os % e n el e m ba ra zo ) 150 125 100 75 50 25 0 Latente Inmed 2 días Trimestres Trabajo de parto Posparto 1° 2° 3° Activo 2° 1 h 2 sem Figura 69�1. Modificaciones en el gasto cardiaco causadas por el embarazo. Cuadro 69�1. Cambios hemodinámicos centrales al término del embarazo Parámetro Cambio Gasto cardiaco > 50 % Volumen de eyección > 25% Frecuencia cardiaca > 25% Vol. vent. izq. al final de la diástole Aumentado Vol. vent. al final de la sístole Sin cambio Fracción de eyección Aumentada Índice de trabajo de eyección vent. izq. Sin cambio Presión pulmonar en cuña Sin cambio Presión diastólica de arteria pulmonar Sin cambio Resistencia vascular sistémica > 20% Presión venosa central Sin cambio Cuadro 69�2. Cambios pulmonares durante el embarazo Parámetro Cambio Espacio muerto Sin cambio Ventilación minuto Aumentada 20 a 50% Volumen corriente Aumentado 40% Ventilacióin alveolar Aumentada 70% Capacidad respiratoria máxima Sin cambios VEF1 Sin cambios VEF1/CVF Sin cambios Resistencia vías aéreas Disminuida 50% Capacidad de difusión Sin cambios Distensibilidad pulmonar Sin cambios Distensibilidad pared torácica Disminuida CVF Sin cambios Capacidad residual funcional disminuida. Volumen de reserva espiratoria dis- minuido. cidad vital forzada (CVF). El volumen exhalado en el primer segundo se conoce como el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (VEF1). El VEF1 es de 4.0 L, y la CVF es de 5.0 L, dándonos una relación VEF1/CVF de 0.80, o sea 80%. La relación VEF1/CVF ha sido defi- nida con precisión en los adultos sanos, y es un paráme- tro fisiológico importante. Esta relación disminuye con la edad, varía ligeramente entre razas y es baja en pacientes con enfermedad obstructiva pulmonar como la FQ. En general, en las enfermedades obstructivas cróni- cas el flujo de aire exhalado está limitado por el colapso de pequeñas vías aéreas; además, el tiempo espiratorio está prolongado. Los valores de VEF1, la CVF y la VEF1/CVF están reducidos; la medida de la VEF1/CVF es considerada como el indicador más sensible de la gra- vedad de la enfermedad obstructiva, de manera que podernos considerar que si la VEF1/CVF es < 0.80 hay un defecto ventilatorio obstructivo, pero si es < 0.50 o si el VEF1 es < 1.0 L el defecto se considera severo. En cambio, en las enfermedades restrictivas, como puede ser el caso de la fibrosis pulmonar idiopática, los valores de VEF1 y la CVF se reducen proporcionalmente, pero la relación de la VEF1/CVF se mantiene normal o aumen- tada. Estos hallazgos son indicativos de un defecto venti- latorio restrictivo, lo cual se puede confirmar si los volú- menes pulmonares están bajos (la capacidad pulmonar total, la capacidad residual funcional y el volumen resi- dual).66 Sin embargo, no olvidemos que las cifras norma- les de VEF1 y de CVF que mostramos anteriormente son las aproximadasen un adulto normal, y que las cifras de las pruebas de funcionamiento pulmonar se basan en la edad, sexo y talla del paciente y no en el peso. Otras pruebas de laboratorio útiles en el preoperato- rio son la biometría hemática, en la que la presencia de leucocitosis nos puede estar indicando infección y la ele- vación del hematocrito una hipoxemia crónica. Los nive- les de bicarbonato pueden estar elevados para amorti- guar la acidosis respiratoria crónica, si es que la paciente está reteniendo CO2; la telerradiografía de tórax nos puede mostrar hiperinflación pulmonar, bulas, vesículas, bronquiectasias o atelectasias, así como cardiomegalia; el ECG puede mostrar signos de crecimiento auricular derecho (ondas P picudas en derivaciones II y V1, o ven- tricular), desviación del eje a la derecha; la ecocardiogra- fía nos valora la función cardiaca basal y puede indicar- nos la posibilidad de cor pulmonale. En relación al manejo anestésico de la paciente embarazada con FQ, el bloqueo peridural, debido a su versatilidad, es el que ofrece las mayores ventajas, pues es útil durante todo el trabajo de parto (TP) y en la ope- ración cesárea. Sin embargo, para hacer un uso racional de este recurso en la paciente con FQ, al igual que en otros padecimientos como la preeclampsia y en general en todas las pacientes obstétricas, es importante que el anestesiólogo tenga en mente los cambios fisiológicos que suceden en el embarazo y los cambios fisiopatológi- cos que se presentan en la FQ, los cuales hemos revisado anteriormente. Pensemos que si una paciente con FQ se pudo embarazar, esto se debe a que los tratamientos que ha recibido, incluyendo la alimentación, le han permiti- do llegar a la edad reproductiva, y que el cuadro clínico de su FQ no ha sido tan severo como en otras pacientes; los dos factores anteriores, correlacionándolos con los buenos resultados que han tenido la mayoría de los embarazos en pacientes con FQ, nos da un panorama alentador. Sin embargo, no olvidemos que nos enfrentamos a una paciente neumópata en la que su padecimiento la puede llevar a un cor pulmonale, y que cuando inicia su TP comenzaran a presentarse los cambios hemodinámi- cos propios de este periodo. ¿La técnica del bloqueo peridural y el momento de su aplicación? Son preguntas cuyas respuestas deben basarse en razones anatómicas y fisiológicas; al respecto, Cleland,67 en 1949, mostró que el dolor de las contracciones uterinas y la dilatación cer- vical llega a la médula espinal a través de los segmentos dorsales XI y XII, y que el dolor por la distensión del perineo discurre por los nervios II, III, y IV sacros; cuan- do pudo disponer de catéteres peridurales preconizó la técnica en la que se instalaban dos catéteres peridurales para el TP: uno se colocaba a nivel de L1/L2 en dirección cefálica y el otro por vía caudal; el primer catéter se uti- lizaba para analgesia en el primer periodo del TP, y el segundo para el periodo expulsivo; con esta técnica la analgesia se obtenía con cantidades relativamente bajas de anestésico local. Posteriormente, a la técnica de Cleland se le hicieron algunas modificaciones, que bási- camente consistieron en que el segundo catéter, en lugar de ser insertado por vía caudal, se inserta a nivel lumbar bajo (L3/L4 con el catéter dirigido en dirección caudal). Con ambas técnicas, el catéter superior permite el blo- queo desde T11 a L1, y el catéter bajo bloquea S3 a S5, con dosis bajas del anestésico local. Obviamente esta téc- nica evita al máximo cambios hemodinámicos innecesa- rios. Esta técnica modificada de Cleland es la que mejor se adapta para la paciente embarazada con FQ y en TP, pues no solamente disminuye los requerimientos del anestésico local sino también de líquidos, debido a que produce mínimos cambios hemodinámicos. Sin embar- go, puede haber pacientes con FQ cuyo estado físico nos permita aplicaren ellas un bloqueo peridural lumbar convencional con un solo catéter introducido en direc- ción cefálica, haciendo la punción a nivel de L2/L3. Ya sea que se use una u otra de las técnicas descritas, es importante evitar el síndrome de compresión cavoaór- tica, colocando a la paciente en decúbito lateral izquierdo durante el TP, yen la operación cesárea dando lateralidad izquierda a la mesa de operaciones o colocando una cuña en el costado derecho de la paciente, así como adminis- trando la dosis de anestésico local fraccionada, esperando© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia para la paciente embarazada con. . . • 787 Cuadro 69�3. Volumen sanguíneo al fin del embarazo versus no embarazo Variable Fin Sin Aumento Aumento embarazo embarazo (mL) (%) (mL) (mL) Volumen 4 820 3 250 1 570 48 sanguíneo Hematocrito 37.0 41.7 el tiempo necesario para la instalación de la analgesia; estas maniobras disminuyen la incidencia de hipotensión arterial y bradicardia que suele presentarse por una dis- minución del retomo venoso al corazón; con estas accio- nes habrá menos necesidad de sedar a la paciente o de usar drogas vasopresoras. Pero, a pesar de las medidas mencionadas, puede haber casos de embarazadas que presenten hipotensión arterial persistente, lo que hace necesario el uso de fármacos como la efedrina, que com- bina un efecto α-adrenérgico débil y un efecto β-adre- nérgico acentuado, lo cual le confiere a este fármaco características casi ideales para corregir la hipotensión arterial producida por un bloqueo peridural en obstetri- cia, además de que prácticamente no modifica el flujo sanguíneo uterino, a diferencia de otros vasopresores como el metaraminol.68 El bloqueo subaracnoideo para la cesárea está contraindicado en la paciente con FQ por la instalación brusca de sus efectos, en donde se incluye el bloqueo simpático, el cual produce un aumento en la frecuencia e intensidad de la hipotensión arterial y en la necesidad de su corrección con líquidos intravenosos y vasopresores. Si la paciente embarazada con FQ, por razones obs- tétricas, requiere de anestesia general, debemos conside- rar que no hay contraindicación absoluta para el uso de los diferentes inductores como propofol, etomidato, tio- pental o ketamina; este último fármaco es un buen agen- te inductor por su efecto broncodilatador; sin embargo, la ketamina, a pesar de producir una estimulación car- diovascular secundaria a la activación directa del sistema nervioso simpático, también tiene efectos inotrópicos negativos directos que sólo se hacen aparentes en pacien- tes graves con agotamiento de las reservas de catecolami- nas; además, aumenta la presión de la arteria pulmonar, por lo que su uso está contraindicado en pacientes con reserva ventricular derecha deficiente, como puede ser el caso de algunas con FQ; no hay que olvidar que la keta- mina está contraindicada en pacientes hipertensas. De los relajantes musculares, podemos decir que, aunque no hay contraindicación absoluta para alguno de ellos en particular, debemos inclinarnos por aquellos que tengan menor efecto liberador de histamina y duración más corta, como son el cisatracurio y rocuronio. En general, todos los anestésicos inhalados son bien tolerados, excepto el óxido nitroso, que está contraindicado en estas pacien- tes que potencialmente pueden desarrollar bronquiecta- sias y neumotórax, con el consecuente atrapamiento de aire. Es muy aconsejable humectar los gases inhalados que se utilicen; la humedad mínima recomendada para la anestesia es 60%, lo que equivale a 12 mg/L-1; los valo- res óptimos oscilan entre 14 y 30 mg/L-1 de vapor de agua; la simple humectación de las mangueras corruga- das y la bolsa producen un contenido de agua de aproxi- madamente 22 mg/L-1;69 esta humedad es suficiente para el tiempo que dura una cesárea; no permitir en el transanestésico que la paciente tenga una ventilación espontánea, pues tienen la tendencia a desarrollar hiper- capnia bajo estas condiciones.70 Por lo anterior, es reco- mendable utilizar la ventilación mecánicacon frecuencia < 10 por minuto; este patrón respiratorio requiere de volúmenes corrientes un poco mayores que los habitual- mente requeridos; la presión del flujo inspiratorio debe mantenerse por debajo de 40 cm H2O;71 estas medidas ayudan a evitar la hipercapnia y proporcionan tiempo suficiente para la espiración. El momento de la extuba- ción en la FQ y, en general, en el paciente con enfermedad pulmonar obstructiva, debe ser al final de la operación; aunque la broncoconstricción no es la característica prin- cipal de la FQ, el tubo endotraqueal aumenta la resisten- cia de la vía respiratoria y la broncoconstricción refleja, lo que obliga al anestesiólogo a manejarlo cuidadosa- mente para evitar estos fenómenos indeseables. 788 • Anestesia obstétrica (Capítulo 69) BIBLIOGRAFÍA 1. Taussig LM, Landau L.I, Marks MI: Respiratory system. In: Taussig LM (cd.). Cystic fibrosis. New York, Thieme- Stratton, 1984: 115-174. 2. Boat TF: Cystic fibrosis, In: Murray JF, Nadel JA (eds,). Textbook of respiratory medicine. Philadelphia, W.B. Saunders, 1988: 1126-1152. 3. Murphy TM, Rudd CH, Samuelson W: Treatment of cys- tic fibrosis. Introduction, pathophysiology. Leff AR (ed.). Pulmonary and critical care pharmacology and therapeutics. New York, McGraw-Hill, International Edition, 1996: 879-884. 4. Ramsey B, Farrel PM, Pencharz P et al.: Nutritional assess- ment and management in cystic fibrosis: A consensus re- port. Am J Clin Nutr 1992;55:108. 5. Corey M, McLaughlin FJ, Williams M, Leuison H: A com- parison of survival growth and pulmonary function in patients with cystic fibrosis in Boston and Toronto. J Clin Epidemiol 1988;41:483. 6. Fitzsimmons SC: Cystic Fibrosis Foundation Patients Registry: 1993 Annual Data Report. Bethesda, MD, CFF, 1994. 7. Di Sant’Agnese PA, Davis PB: Cystic fibrosis in adults. Am J Med 1979;66:121. 8. Cohen LF, di Sant’Agnese PA, Friedlander J: Cystic fibro- sis and pregnancy: a national survey. Lances 1980; II: 842. 9. Schwachman H et al.: Long-term study of 105 patients with cystic fibrosis. Am J Dis Child 1958;96:6. 10. Wood RE, Boat TF, Doershuk CF: Cystic fibrosis. Am Rev Respir Dis 1976;113:841. 11. Gibson LF et al.: A test for concentration of electrolytes in sweat in cystic fibrosis of the pancreas utilizing pilocarpi- ne iontophoresis. Pediatrics 1959;23:545. 12. Doershuk CF, Matthews LW et al.: A 5—years clinical evaluation of a therapeutic program for patients with cys- tic fibrosis. J Pediatr 1964;65:677. 13. Mastella G, Quinton PM (eds.). Cellular and molecular traits of cystic fibrosis. San Francisco, San Francisco Press, 1988. 14. Knowles MR, Stutts MJ, Yankaskas JR et al.: Abnormal respiratory epithelial ion transport in cystic fibrosis. Clin Chest Med 1986;7:285. 15. Dubinsky WP: Resolution and reconstitution of the factors controlling chloride permeability in the trachea. Prog Clin Biol Res 1987;254:167. 16. Welsh MJ, Smith AE: Molecular mechanism of CFTR chloride channel dysfunction in cystic fibrosis. Cell 1993; 73:1251. 17. Lathrop GM, Farral M, O’Connell P et al.: Renidel linka- ge map of chromosome 7 in the region of the cystic fibro- sis gene. Am J Num Gen 1988;42:38. 18. Riordan JR, Rommeus JM, Kerem RS et al.: Identification of cystic fibrosis gene: cloning and characterization of the complementary DNA. Science 1989;245:1066. 19. Kerem BS, Rommeus ,JM, Buchanan JA et al.: Identifica- tion of the cystic fibrosis gene. Genetic analysis. Science 1989;245:1073. 20. Rommeus JM, Iannuzz MC, Kerem BS et al.: Identifica- tion of cystic fibrosis gene: chromosome walking and jum- ping. Science 1989;245:1059. 21. Frizzell RA, Cliff WH: Cystic fibrosis back to the chloride channel. Nature 1991;350:277. 22. Gerken TA, Gupta R: Mucus in cystic fibrosis. In: Davis PB (ed.). Cystic fibrosis (Lung biology in health and disease, vol 64). New York, Marcel Dekker, 1993:35-90. 23. Berger M: Inflammation in the lung in cystic fibrosis. Clin Rev Allergy 1991;9:119. 24. Picot R, Das I, Reid L: The deoxyribonucleic acid and spu- tum viscosity. Thorax 1978;33:235. 25. Smith AL, Redding G, Doershuk C et al.: Sputum chan- ges associated with therapy for endobronchial exacerba- tion in cystic fibrosis. J Pediatr 1988;112:547. 26. Shak S, Capon DJ, Hellmiss R et al.: Recombinant human Dnasa I reduces the viscosity of cystic fibrosis sputum. Proc Nazi Arad Sci USA 1990;87:188. 27. Liao TH, Salnikow J, Moore S, Stein WH: Bovine pan- creatic doxynuclease A: isolation of cyanogen bromide peptides; complete covalent structure of the polypeptide chain. J Biol Chem 1973;248:1489. 28. Rubin BK: Aerosolized recombinant deoxyribonuclease I in the treatment of cystic fibrosis. N Engl J Med 1992;327: 571. 29. Ramsey BW, Astley SJ et al.: Efficacy and safety of short- term administration of aerosolized recombinant human deoxyribonuclease in patients with cystic fibrosis. Am J Respir Dis 1993;148:145. 30. Hymas DE: Amiloride: A review. Royal Society of Medi- cine. lnternational Congress and Symposium Series 1981; 44:65. 31. Boucher RC, Knowles MR, Stutts MJ, Gatzy JY: Epithelial dysfunction in cystic fibrosis lung disease. Lung 1983;308: 1185. 32. Knowles MR, Gatzy JT: Increased bioelectric potential difference across respiratory epithelia in cystic fibrosis. N Engl J Med 1981;305:1489. 33. App EM, King M, Helfersreider R et al.: Acute and long term amiloride inhalation in cystic fibrosis lung disease Am Rev Respir Dis 1990;141:605. 34. Tomikiewicz RP, App FM, Zayas JG et al.: Amiloride inha- lation therapy in cystic fibrosis: influence on ion concentra- tion, hydration, and rheology of sputum. Am Rev Resp Dis 1993;148:1002. 35. Mason SJ, Paradiso AM, Boucher RC: Regulation of tran- sepithelial ion transport and intracellular calcium by extra- cellular adenosine triphosphate in human normal and cys- tic fibrosis airway epithelium. Br J Pharmacol 1991;103: 1649. 36. Knowles MR, Clarke LL, Boucher RC: Activation by extracellular nucleotides of chloride secretion in the air- way epithelia of patients with cystic fibrosis. N Engl J Med 1991;325:533. 37. Knowles MR, Olovier KN, Bennett Wet et al.: Aerosolized uridine triphosphate (UTP) ± amiloride: safety and effect on mucociliary clearance in normal subjects and CF patients (abstr.). Pediatr Pulmonol Suppl 1994; 10: 99. 38. Vasconcellos CA, Allen PG, Wohl ME, Drazen JM et al.: Reduction of viscosity of cystic fibrosis sputum in vitro by gelsolin. Science 1994;263:969. 39. Stossel TP, Allen PG, Janmey PA et al.: Actin, DNA, and mucolysis of CF sputum in vitro (abstr.). Pediatr Pulmonol Suppl 1994;10:102. 40. Rubin BK, Ramírez O, Zayas JG, King M: Is cystic fibrosis sputum abnormal? Chest 1990;98:815. 41. Rubin BK, Ramírez O, King M: Mucus rheology and trans- port in neonatal respiratory distress syndrome and the effect of surfactant therapy. Chest 1992;101:1080. 42. Hubbard RC, Brantly ML, Sellers SE et al.: Antineutro- phil-clastase defenses of the lower respiratory tract in al- antitrypsin deficiency directly augmented with aerosol of αl-antitrypsin. Am Intern Med 1989;111:206. 43. McElvaney NG, Hubbard RC, Birrer P et al.: Aerosol α1 antitrypsin treatment for cystic fibrosis. Lancet 1991;337: 392. 44. Bruch M, Bieth JG: Influence of elastin on the inhibition of leukocyte elastase by α1 proteinase inhibitor and bron- chial inhibitor. Biochem J 1986;238:269. 45. Williams JC, Falcone RC, Knee C et al.: Biologic charac- terization of ICI 200, 800 and ICI 200, 355, novel inhibi- tors of human neutrophil elastase. Am Rev Resp Dis 1991; 144:875. 46. Turpin SU, Knowles MR: Treatment of pulmonary disease in patients with cystic fibrosis. In: Davis PB (ed.). Cystic fibrosis. New York, Marcel Dekker, 1993:277-344. 47. Konstan MW et al.: Infection and inflammation of the lung in cystic fibrosis. In: Davis PB (ed.). Cystic fibrosis. New York, Marcel Dekker, 1993:219-276. 48. Littlewood JM, Smye SW, Cunliffe H: Aerosol antibiotic treatment in cystic fibrosis. Arch Dis Child 1993;68:788. 49. Ramsey BW, DorkinHL, Eisenberg JD et al.: Efficacy of aerosolized tobramycin in patients with cystic fibrosis. N Engl J Med 1993;328:1740. 50. HiIler JC: Pathogenesis and management of aspergillosis in cystic fibrosis. Arch Dis Child 1990;65:397. 51. Curiel DT, Agarwal S, Romer MV et al.: Gene transfer to respiratory epithelial cells via receptor-mediated endocyto- sis pathway. Am J Resp Cell Mol Biol 1992;6:247. 52. Alton E, Geddes D. A: mixed message for cystic fibrosis gene therapy. Nature Genetics 1994;8:8. 53. Alton E, Middleton PG, Caplen NJ et al.: Non-invasive liposome-mediated gene delivery can correct the ion trans- port defect in cystic fibrosis mutant mice. Nature Genetics 1993;5:135. 54. Miller DG, Adam MA, Miller D: Gene transfer by retrovi- rus vectors occurs only in cells that are actively replicating at the time of infection. Mol Cell Biol 1990;10:4239. 55. Bout A, Perricaudet M, Gaskin G et al.: Lung gene the- rapy: In vivo adenovirus-mediated gene transfer to rhesus monkey airway epithelium. Hum Gene Ther 1994;5:3. 56. Taussig LM, Lobeck CC, di Sant’Agnese PA, Ackerman DR, Kattwinkel J: Fertility in males with cystic fibrosis. N Engl J Med 1972;287:586. 57. Kopito L, Kosasky HJ, Shwachman H: Water and elec- trolytes in cervical mucus from patients with cystic fibro- sis. Fertil Steril 1973;24:512.© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia para la paciente embarazada con. . . • 789 58. Oppenheimer EH, Case AL, Esterly JR, Rothberg RM: Cervical mucus in cystic fibrosis: a possible cause of infer- tility. Am J Obstet Gynec 1970;108:673. 59. Schwachman H, Redmond A, Shaw KT: Studies in cystic fibrosis: a report of 130 patients diagnosed under 3 months of age over a 20 year period. Pediatrics 1970;46:335. 60. Visser GHA, Huisjes HT et al.: Pregnancy in cystic fibro- sis: Report of a case, complicated by acquired haemophilia A, and review of the literature. Eur J Obstet Gynecol Reprod Biol 1977;7:109. 61. Grand RJ, Talamo RC, di Sant’Agnese PA et al.: Preg- nancy in cystic fibrosis of the pancreas. JAMA 1966; 195:117. 62. Larsen JW: Cystic fibrosis and pregnancy. Obstet Gynecol 1972;39:880. 63. Novy MJ, Tyler JM, Schwachman H et al.: Cystic fibrosis and pregnancy. Obstet Gynecol 1967;30:531. 64. Corkey CWB, Newth CJL: Pregnancy in cystic fibrosis: a hetter prognosis in patients with pancreatic function? Am J Obstet Gynecol 1981;140:737. 65. Elkus R, Popovich J: Respiratory physiology in pregnancy. Clin Chest Med 1992;13:555. 66. Christon J, Factor PH: Respiratory physiology and pat- hophysiology. In: Weinberg GL (ed.). Basic science review of anesthesiology. McGraw-Hill, International Edition, USA, 1997:68-82. 67. Cieland JGP: Continuous peridural and caudal analgesia in obstetrics. Anesth Analg 1949;28:61. 68. Ralston DH, Shnider SM, deLorimier AA: Effects of equi- potent ephedrine, metaraminol, mephentermine, and met- hoxamine on uterine blood flow in the pregnant ewe. Anesthesiology 1974;40:354. 69. Chase HF, Trotta R, Kilmore MA: Simple methods for humidifying non-rebreathing anesthesia gas systems. Anesth Anal 1962;41:249. 70. Pietak W, Weening CS, Hickey RF et al.: Anesthetic effects on ventilation in patients with chronic obstructive pulmo- nary disease. Anesthesiology 1975;42:160. 71. Tuxen DV, Lane S: The effects of ventilatory pattern on hyperinflation, airway pressures, and circulation in mecha- nical ventilation of patients with severe airflow obstruc- tion. Am Rev Respir Dis 1987;136:872. 790 • Anestesia obstétrica (Capítulo 69)
Compartir