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1 Ídolos de la mente De Francis Bacon, Novum Organum (1620) Bacon llamó ídolos (imágenes falsas) de la mente a tendencias e inclinaciones que obstruyen el paso del razonamiento científico correcto. 1. Ídolos de la tribu (Idola tribus): la tendencia a percibir en los sistemas más orden y regularidad de las que hay en verdad, ya que se tienen ideas preconcebidas sobre las cosas. 2. Ídolos de la cueva (Idola specus): se debe a la debilidad personal del razonamiento del individuo, a causa de particulares personalidades, preferencias y aversiones. 3. Ídolos del mercado (Idola fori): Se debe a confusiones en el uso del lenguaje y a suponer que ciertas palabras tienen en la ciencia una significación diferente a la del uso común. 4. Ídolos del teatro (Idola theatri): Se sigue el dogma académico sin interrogar el mundo. 5. Ídolos de la escuela (Idola schola): Razonamiento por creencia ciega en las reglas. Ídolos de la tribu son creencias engañosas inherentes a la mente del hombre, y que por tanto pertenecen a toda la especie humana. Son abstracciones en el error que emanan de tendencias comunes a la exageración, la distorsión y la desproporción. Así por ejemplo quienes miran las estrellas perciben el orden del mundo, pero no se satisfacen meramente con contemplar o registrar lo que se ve. Expanden sus opiniones, y atribuyen al cielo estrellado innumerables cualidades imaginarias. En corto tiempo estas imaginerías adquieren dignidad y se entremezclan con los hechos, hasta que los componentes se hacen inseparables. Esto quizá explica el epitafio de Bacon, del cual se ha dicho que resume todo su método: 'Que se disuelvan todos los compuestos'. Ídolos de la cueva son aquellos que surgen en la mente del individuo. La mente es, simbólicamente, una caverna. Los pensamientos del individuo deambulan dentro de esta cueva y son modificados, con variaciones, por el temperamento, la educación, los hábitos y los accidentes. Así, un individuo que dedica su mente a algún área particular del saber es poseído por su propio y peculiar interés, e interpreta todos los demás saberes según los colores de su propia devoción. El químico ve química en todas las cosas, y el cortesano que nunca falta a los rituales de la corte insiste exageradamente en la significación de los reyes y los príncipes. Ídolos del mercado son errores que emanan de significaciones falsas que se hacen de palabras; con esta clasificación Bacon anticipó la moderna ciencia de la semántica. Según Bacon, es una creencia popular que, para poder comunicar sus opiniones a los otros, los hombres forman sus pensamientos con palabras; pero a menudo las palabras sustituyen los 2 pensamientos, y los hombres suponen que han triunfado en una controversia porque han hablado más que sus oponentes. El impacto constante que tienen las palabras que se usan sin poner atención a su verdadero significado, a su vez condiciona el entendimiento y alimenta falacias. Las palabras muchas veces traicionan su propósito y oscurecen los mismos pensamientos que debían expresar. Ídolos del teatro son los que resultan de razonamientos astutos en apariencia y falsos aprendizajes. Estos ídolos se construyen en los campos de la teología, la filosofía y la ciencia. Como son defendidos por grupos educados, son aceptados por las masas sin cuestionar. Cuando las filosofías falsas se han cultivado y han logrado una amplia esfera de dominio en el mundo del intelecto, dejan de ser cuestionadas. Superestructuras falsas se levantan sobre bases falsas, y al final sistemas carentes de mérito hacen ostentación de su grandeza en el escenario del mundo.
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