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CAPÍTULO 1 Colecistectomía B. NAVEZ, J. F. GIGOT 5 https://booksmedicos.org 2 E n el año 1882, el cirujano alemán Car!Langenbuch !levó a cabo la primera extirpación de la vesícula biliar mediante laparotomía. En 1987, Philippe Mouret practicó en Francia la primera colecistectomía por vía laparoscópica, actualmente considerada la vía de abordaje de referencia para esta intervención [1]. Varios ensayos comparativos aleatorios han subrayado los beneficios postoperatorios de la cirugía mínimamente invasiva en función de diversos aspectos: menor inmunodepresión, mejor función pulmonar, menos dolor, hospitalización más corta, rápida reintegración a la actividad normal y ventajas estéticas [2-4]. No obstante, el riesgo de traumatismo quirúrgico de la vía biliar principal (VBP) es más elevado en la cirugía laparoscópica (0,5%) [51 que en la cirugía abierta (0,15%) [6]. Si bien ningún cirujano puede evitar lesionar las vías biliares en todos los casos, una disección quirúrgica precisa, una identificación anatómica rigurosa y una hemostasia escrupulosa deberían permitir reducir al mínimo este riesgo. lND1CAC1ÓN QU1RÚRG1CA La litiasis vesicular sintomática y/o complicada (colecistitis aguda, colecistitis escleroatrófica, migración litiásica coledo- cal, etc.) constituye una indicación formal de colescistectomía. Sólo la presencia de factores de riesgo generales (cardiorres- piratorios, coagulopatía) puede cuestionar la indicación qui- rúrgica. Varias conferencias internacionales de consenso han establecido la indicación de colescistectomía laparoscópica como la intervención de referencia en la litiasis vesicular sin- tomática [1]. Las contraindicaciones formales del abordaje laparoscópico son, respecto al paciente, la sospecha de un cáncer de vesícula Contraindicaciones formales del abordaje laparoscópico Sospecha de cáncer de vesícula. • Cirujano sin experiencia en cirugía laparoscópica. y, en lo que respecta al cirujano, la falta de experiencia espe- cífica en cirugía laparoscópica o del instrumental adecuado. Un abdomen con múltiples adherencias, procesos inflamato- rios agudos, colecistitis supurada, colecistitis gangrenosa, fís- tulas biliodigestivas o cirrosis con hipertensión portal dificul- tarán el procedimiento quirúrgico. Sin embargo, en la actualidad la mayoría de los cirujanos que cuentan con una experiencia significativa en cirugía laparoscópica exploran a todos los pacientes a través de esta vía, con la posibilidad de conversión si es necesario. Es preciso obtener un consenti- miento informado preoperatorio tras explicar las ventajas, las complicaciones del abordaje laparoscópico y las circunstancias y los beneficios de la conversión en laparotomía en caso de una intervención difícil. La conversión debe ser considerada por el cirujano (y por el paciente debidamente informado) como un gesto de prudencia más que como un fracaso técnico o personal. En caso de poca experiencia, se recomienda selec- cionar a pacientes con una patología biliar no complicada. En las patologías biliares complejas (área inflamatoria, fístula digestiva, etc.) o de abdomen con múltiples adherencias, es preferible contar con la colaboración de un cirujano experi- mentado o llevar a cabo directamente una intervención abierta. Situaciones difíciles en laparoscopia • Abdomen con múltiples intervenciones quirúrgicas y varias adherencias. • Procesos inflamatorios significativos (colecistitis supurada, etc.) • Fístulas biliodigestivas. • Cirrosis con hipertensión portal. RECUERDO ANATÓM1CO La vesícula biliar (VB) se halla en la cara inferior del hígado entre los lóbulos IV y V, a la altura del lecho vesicular. Está formada por un fundus en su extremo anterior, por un cuerpo en su parte media y por un infundíbulo en su extremo distal, que se prolonga por el conducto cístico (CC), de longitud varia- ble (1-5 cm), un diámetro de 2-4 mm y luz ocupada en parte por un repliegue mucoso espiral que se denomina válvula de Heister. En este nivel, la capa muscular del CC forma el esfín- ter de Lutkens. Existen múltiples variaciones anatómicas en relación con el trayecto y la implantación del CC en la VBP [7] (fig. 1.1). La desembocadura del CC en la convergencia biliar, el conducto hepático derecho (CHD) o en un conducto biliar sectorial derecho en posición extrahepática baja (convergen- cia biliar escalonada) representan situaciones de riesgo qui-6 https://booksmedicos.org RECUERDO ANATÓMICO rúrgico, sobre todo si, además, el ee es sumamente corto o, a veces, inexistente. La implantación del eHD o del conducto sectorial posterolateral derecho dentro del infundíbulo o el ee es excepcional « 0,01-0,1 %). En ocasiones, finalmente, un canalículo biliar procedente del hígado, llamado canal de Luschka, atraviesa el lecho vesicular y desemboca directamente en la VB. La asociación entre anomalías biliares y colecistitis aguda o escleroatrófica mayor representa una situación de alto riesgo de lesión biliar yatrogénica. En estas situaciones, para algunos autores la realización de una colangio-RM permite una detección preoperatoria adecuada de anomalías bilia- res o de un contacto estrecho de la VB con la VBP ylo el eHD (fig.1.2). 3 a b c d e ... Variaciones anatómicas del conducto cístico con su correspondiente frecuencia. a, 6, c. Variaciones más habituales de la implantación del conducto cístico. d, e, f Anomalías inusuales de la implantación del conducto cístico. 7 https://booksmedicos.org 4 Colangio-RM preoperatoria que revela una convergencia biliar escalonada, con inserción de un conducto cístico corto en el canal posterolateral. La arteria cística que irriga la VB puede ser única o doble, y hay numerosas variaciones anatómicas en su salida y trayecto (fig. 1.3). Una variante anatómica que constituye un riesgo qui- rúrgico potencial de lesión arterial es la existencia de una arte- ria cística corta que sale de un borde de la rama derecha de la arteria hepática o de la arteria hepática propia. Habitual- mente, el triángulo de Calot está delimitado por el CC por abajo, la VBP por dentro y la cara inferior del hígado por arriba (fig. 1.4). POS1C1ÓN DEL PAC1ENTE y víA DE ABORDAJE La colecistectomía puede llevarse a cabo de dos maneras dis- tintas: mediante laparotomía o por vía laparoscópica, si bien durante el procedimiento un cierto número de intervenciones laparoscópicas se «convierten» en cirugía abierta. Abordaje abierto por laparotomía El paciente se coloca en decúbito dorsal sobre la camilla, lo que permite una exploración radiológica de la VBP con ampli- Colecistectomía ficador brillante. Se coloca una fijación de tracción a la cami- lla del quirófano a la altura del hombro derecho del paciente que se va a operar para permitir colocar una válvula de retrac- ción metálica rígida en el borde superior de la incisión qui- rúrgica, en general una incisión subcostal o transversal dere- cha, lo que permite un buen acceso al campo quirúrgico. Abordaje por vía laparoscópica Posición del paciente El paciente se coloca en decúbito dorsal, con las piernas separadas, y en posición anti-Trendelenburg. El cirujano se sitúa entre las piernas del paciente (posición denominada «fran- cesa») y el primer auxiliar a la izquierda del paciente. Si se con- sidera necesario, un segundo auxiliar se sitúa a la derecha del primero. El sistema de vídeo se coloca a la derecha de la cabe- cera del paciente. La anestesia es general; durante la inter- vención se mantiene una sonda nasogástrica, con el fin de evi- tar una punción accidental de estómago distendido con la aguja de Veress que podría impedir una buena visión del campo operatorio. Creación de un neumoperitoneo e introducción del primer trocar Son posibles dos técnicas [8], una «a ciegas» con la ayuda de la aguja de Veress y otra «abierta» conocida también como «técnica de Hasson». Esta última se recomienda cuando el ciru- jano tiene poca experiencia y es obligada en caso de un abdo- men con múltiples adherencias, aunque es más laboriosa en el sujeto obeso con unmedium parietal muy grueso. Creación de un neumoperitoneo con ayuda de una aguja de Veress Tras una corta incisión cutánea, se introduce una aguja de mandril romo retráctil dentro de la cavidad peritoneal, levan- tando eventualmente la pared abdominal. La localización pre- ferida es el hipocondrio izquierdo, 2 cm por debajo del reborde costal sobre la línea medioclavicular. Una sonda gás- trica de descompresión previa evita que se produzca una per- foración gástrica accidental en un estómago distendido. Se per- ciben muy bien los diferentes relieves que corresponden al paso de diferentes planos de la pared abdominal. En ausen- cia de una cicatriz mediana supra o infraumbilical, también puede emplearse la región supraumbilical. Una vez que se ha colocado la aguja se llevan a cabo dos prue- bas de seguridad consecutivas: en un primer momento se com- prueba por aspiración de la jeringuilla que no se extrae ni sangre ni líquido digestivo. Acontinuación, se inyecta alrededor de 10 cm3 de aire con el fin de comprobar que no puede ser reaspirado y, por tanto, se ha difundido adecuadamente dentro de la cavidad abdominal (prueba del aire). De no ser así, indica que la aguja no8 https://booksmedicos.org POSICiÓN DEL PACIENTE Y VíA DE ABORDAJE c e a b d 0,4% 5 9 h Variaciones anatómicas de la arteria cística (AC). 0, b, c. Variaciones del origen de la arteria cística. d, e, ¡, g, h. Variaciones de la terminación de la arteria cística: una sola o dos AC en el triángulo de Calot (d); una AC en el Calot y una AC accesoria de localización variable (e, f); ausencia de AC en el triángulo de Calot, pero una AC fuera del Calot y de localización variable (g, h). 9 https://booksmedicos.org 6 Colecistectomía Representación anatómica del triángulo de Calot limitado por el borde inferior del hígado por arriba, la vía biliar principal por dentro y el conducto cístico por debajo y por fuera. se halla dentro de la cavidad peritoneal o que está situada dentro del epiplón. La aguja debe entonces retirarse ysustituirse hasta obte- ner una prueba de aire negativa. La insuflación de COz puede ini- ciarse progresivamente, por tramos, hasta llegar auna presión intra- peritoneal de 12-14 mmHg. Mediante percusión se comprueba la creación adecuada y homogénea del neumoperitoneo (desaparición de la matidez prehepática). El primer trocar sólo se coloca después de la insuflación abdominal máxima tolerada. La introducción del primer trocar (preferiblemente desechable o semidesechable con punta retráctil, de 10-11 mm) se lleva a cabo aciegas en posición supraumbilical (fig. 1.5: trocar n. o 1) O en el hipocondrio izquierdo mediante una incisión cutánea de 15 mm, es decir, superior al diá- metro del trocar propiamente dicho, en dirección ligeramente hacia arriba y más bien lateral derecha en caso de inserción supraumbi- lical. Es preciso evitar orientar el trocar hacia el eje vascular aór- tico-cava. en particular, en los sujetos delgados o con hiperlordo- sis significativa. En caso de obesidad notable. el primer trocar se colocará más arriba sobre la línea mediana o más lateralmente a la derecha a través del músculo recto derecho. En esta técnica, la introducción de la aguja de Veress y del primer trocar constituyen tiempos «ciegos», que conllevan un riesgo potencial de lesión vas- cular (0,05%) o visceral (0,06%) [9]. Técnica de la <c1aparoscopia abierta» Consiste en abordar la cavidad peritoneal acielo abierto mediante una pequeña incisión de 1,5 a2 cm abriendo los diferentes planos musculares hasta llegar al peritoneo, en el que se practica una inci- sión electiva de 1 cm y se introduce el primer trocar bajo control visual (fig. 1.6). La insuflación de COz puede iniciarse hasta una pre- sión máxima de 12 a 14 mmHg. Con el fin de evitar cualquier fuga de COz alrededor del trocar, se aconseja crear una bolsa aponeu- rótica que se ciñe alrededor de éste. El uso de un trocar desecha- ble provisto de un pequeño balón intraperitoneallleno de aire se considera una alternativa excelente. En ausencia de una cicatriz en la región media, se escoge habitualmente la zona periumbilical como localización de una «Iaparoscopia abierta». En caso de un abdomen con cicatrices previas, debe realizarse lejos de éstas. donde el riesgo de adherencias viscerales es máximo. Esta técnica permite acceder a la cavidad peritoneal e introducir un primer trocar bajo control visual con una gran seguridad quirúrgica, aunque no está totalmente exento de provocar una lesión visceral. Posición de los trocares Posición de los trocares .-' ·4..... ..... Opción 1.:.....·~/ ..· ..........~ Caso difícil_______________---'1 b "3 °3 .4 8.1 S', 1., &olOey I8 L Paciente obesoa Representación esquemática de la posición de los trocares durante una colecistectomía laparoscópica. a. En condiciones normales. b. En el paciente obeso y en caso de una colecistitis dificil.10 https://booksmedicos.org TÉCNICA QUIRÚRGICA Exploración e introducción de otros trocares Una vez que se ha introducido la óptica se lleva a cabo una exploración global de la cavidad peritoneal para comprobar que no hay adherencias u otras patologías no diagnosticadas. A continuación se introducen los otros tres trocares bajo con- trol visual. Su punto de inserción es variable en función de la anatomía de paciente (fig. /.5). Se coloca un segundo trocar de 5 mm (fig. /.5: trocar n.O 2) a la altura del costado derecho, lateralmente sobre la línea axi- lar anterior y más o menos bajo en función del borde inferior del hígado, con el fin de disponerlo lejos de la vesícula. Se introduce la pinza de prensión vesicular, fenestrada y atrau- mática. Se introduce un tercer trocar de 5 mm (fig. /.5: trocar n. 03) en posición infraxifoidea, a la izquierda o a la derecha del liga- mento suspensorio. Se colocará un separador hepático espa- tu lado o una cánula de aspiración-irrigación. Asimismo, se introduce un cuarto trocar de 10-11 mm (fig. /.5: trocar n. 04), denominado «trocar quirúrgico», a la altura del costado izquierdo, por dentro de la línea medioclavicular ya una altura variable en función de la localización del hígado y de la VB. Se introducirán los instrumentos de disección (tije- ras, eleetrocoagulación con gancho, disector, tampón mon- tado, etc.) y la pinza con clips. Los trocares n. o 2 y 4 deben disponerse de modo que los instrumentos quirúrgicos en el triángulo de Calot formen un ángulo de trabajo de 90 0 (prin- cipio llamado de «triangulación»). Una vez que los trocares estén en su sitio, se controlará visualmente el punto de colo- cación del primer trocar (introducido a ciegas) para asegurarse de que no hay complicaciones asociadas con la introducción (hemorragia, lesión visceral transfixiante, etc.). En casos complicados o en presencia de un lóbulo hepático izquierdo que obstaculiza y se desborda hacia la derecha, a menudo es útil sujetar el ligamento redondo hepático mediante un punto transcutáneo (Nylon 2/0 con aguja dere- cha), situado a ambos lados del ligamento suspensorio y trans- fixiando el ligamento redondo cerca de su inserción hepática (fig. /.7). Se tensan y anudan ambos extremos en el exterior. Esta maniobra eleva la cara inferior del hígado y permite evi- tar, en la mayoría de casos, tener que colocar un trocar n. o 5 para mejorar la exposición. No obstante, si éste se considerara necesario, debería situarse a media distancia entre los troca- res n. o 1 y 4 (fig. /.5). TÉCN1CA QU1RÚRG1CA El principio de la técnica quirúrgica no difiere en función de si la intervención se lleva a cabo por laparotomía o por lapa- roscopia, y sólo son específicos la posición del paciente, la vía de abordaje y el instrumental empleado. Visión quirúrgica de la introducción del primer trocar (la cielo abierto». I!)I Visión quirúrgica de la suspensión del ligamento redondo por un hilo transfixiante. Reglas básicas en el transcurso de una colecjstectomía • Inicio de la disección en la unión infundibulo CÍstica. • Contacto permanente con la pared vesicular. • Uso cauteloso dela coagulación monopolar. • Esqueletonización progresiva de la arteria y del conducto CÍstico. • Disección retrógrada hasta el cuerpo vesicular con colocación de c1ips. • Colangiografi'a peroperatoria sistemática. 7 11 https://booksmedicos.org 8 Exposición del pedículo hepático y liberación de las adherencias perivesiculares Una buena exposición del pedículo hepático es esencial antes de iniciar cualquier disección quirúrgica. El pedículo hepático se expone en un plano constituido por un espacio superoinferior. retrayendo hacia arriba la cara inferior del seg- mento IV y hacia abajo el bloque duodenopancreático. En la cirugía abierta se utiliza una válvula maleable para elevar el L Representación esquemática de la exposición del pedículo hepático mediante laparotomía. Visión quirúrgica de la exposición del pedículo hepático durante una colecistectomía laparoscópica. Colecistectomía hígado y de la mano del primer auxiliar para descender la pri- mera porción del duodeno (fig. 1.8). En la cirugía laparoscó- pica se habrá recurrido, respectivamente, a un separador hepá- tico introducido en el trocar epigástrico (trocar n. o 3) y a colocar al enfermo en posición de anti-Trendelenburg (fig. 1.9). Es importante tener un abordaje vertical y anterior del pedículo hepático. En los pacientes obesos puede emple- arse una óptica de 30 0 o colocar el trocar óptico en posición elevada. Con frecuencia existen algunas adherencias en la ve- sícula y el epiplón o el ligamento hepatoduodenal; raramente se trata del colon transverso derecho o del duodeno. Estas adherencias se seccionan con tijeras a ras de la pared ve- sicular. Exposición del triángulo de Calot Sea cual sea la vía de abordaje. la exposición de la cara ante- rior del triángulo de Calot se consigue por medio de una trac- ción lateral y hacia la parte inferior del infundíbulo vesicular con la ayuda de una pinza fenestrada que se introduce en el trocar n. o 2. con el objetivo de dejar expuesto el triángulo de Calot (fig. 1.10) Yde situar el CC en ángulo recto con la VBP. Para exponer la cara posterior del triángulo el infundíbulo vesi- cular se basculará hacia arriba y hacia delante mediante la pinza atraumática, mientras que el separador se hace retro- ceder hacia el interior del pedículo hepático (fig. 1.11). Una tracción excesiva del infundíbulo vesicular expone a un arran- camiento traumático del CC y a una angulación peligrosa de la VBP. Cuando la vesícula se halla distendida a menudo es necesario puncionarla con la aguja de Veress con el fin de vaciar el contenido líquido y permitir la prensión. Se hará un cultivo de la bilis obtenida. Exposición del pedículo hepático durante una colecistectomía laparoscópica mediante tracción lateralmente y hacia abajo del infundíbulo vesicular por medio de una pinza atraumática. 12 https://booksmedicos.org TÉCNICA QUIRÚRGICA DII Exposición de la cara posterior del infundíbulo vesicular levantando la vesícula hacia arriba y retrayendo el pedículo hepático hacia la izquierda y hacia arriba. Disección del triángulo de Calot Inicio de la disección 9 Se inicia en la unión entre el infundíbulo y el conducto cístico mediante la incisión de la hoja peritoneal anterior, y después de la posterior a algunos milímetros de la pared vesicular. Durante toda la disección se mantiene el contacto con la vesícula biliar. La unión infundibulocística debe visua- lizarse con claridad, permaneciendo lejos de la unión cisti- cocolédoco y evitando disecar la VBP (figs. 1.12y 1.13). El instrumento de elección continúa siendo el electrocoagu- lador aunque, en función de la preferencia del cirujano y de las dificultades, pueden utilizarse una pinza de disección o un tampón montado. La ventaja del gancho reside en ais- lar cada estructura anatómica menor atravesando el trián- gulo y seccionarlas después de la identificación y de la elec- trocoagulación. Sin embargo, la coagulación monopolar debe emplearse con gran cautela (potencia débil y tiempo de coagulación corto) con el fin de evitar cualquier lesión térmica del pedículo hepático. La disección del pedículo cís- tico se pretende conseguir de manera retrógrada, esquele- ton izando progresivamente y con prudencia, sin seccionar la arteria y el conducto cístico (fig. 1.14). El CC se aísla en una longitud de 10 mm a partir de la unión infundibulo- cística. No es preciso disecarlo más en la dirección de la VBP salvo en caso de empedramiento cístico. En ese caso, tras la abertura lateral del Ce. se extraen todos los cálculos endo- císticos. La disección se lleva a cabo de manera retrógrada en la cara anterior y posterior del infundíbulo vesicular (fig. 1.15), entre éste y la cara inferior del hígado, donde puede existir una ano- malía biliar como una convergencia biliar escalonada del canal posterolateral derecho (fig. 1.16). lIfI Representación esquemática de la disección quirúrgica a distancia de la unión cístico- hepática-coledocal. Visión quirúrgica de la disección quirúrgica con gancho coagulador de la unión cístico-infundibular. Cara posterior. Esta disección se realiza permaneciendo a ras de la vesícula biliar y de manera atraumática. En esta fase, se libera por com- pleto el triángulo de Calot, tanto en su cara ventral como dor- sal. y la vesícula biliar sólo queda unida por el fondo al lecho vesicular; es la técnica denominada de «bandera», descrita por Jean Mouiel [10] (fig. 1.17). 13 https://booksmedicos.org 10 IBI Disección del pedículo cístico con gancho coagulador. a. Inicio de la disección. b. Fin de la disección. Seguimiento retrógrado de la disección sobre el infundíbulo vesicular. En su cara posterior. Colecistectomía b Convergencia biliar escalonada en el transcurso de una colecistectomía laparoscópica. a. Visión quirúrgica del canal posterolateral (cpld), del conducto cístico (ce), de la vía biliar principal (VB?) y de la rama derecha de la arteria hepática (Ram Der AH). b. Colangiografía peroperatoria que pone de manifiesto la integridad del canal posterolatera/. a 14 https://booksmedicos.org TÉCNICA QUIRÚRGICA Visión quirúrgica de la disección completa del triángulo de Calot en el transcurso de una colecistectomía laparoscópica. Posteriormente. se pinzan la arteria y el conducto cístico con la ayuda de c1ips de titanio (en caso de confusión con la VBP. este tipo de clip puede retirarse fácilmente. a diferencia de los c1ips reabsorbibles cerrados) (fig. 1.18). Yno se secciona ninguna estruáura canalicular dentro del triángulo de Calot antes de lle- var acabo una colangiografía peroperatoria (COP). que permite confirmar la integridad del árbol biliar extrahepático. Visión quirúrgica de la disección completa del triángulo de Calot durante una colecistectomía laparoscópica con pinzamiento de dos ramas arteriales císticas y del conducto cístico antes de llevar a cabo la colangiografia peroperatoria. Colangiografia peroperatoria Por consiguiente. la CPO se lleva a cabo tras una disección completa del triángulo de Calot y del infundíbulo vesicular por vía retrógrada (fig. 1.19). En estas condiciones. la realización de una CPO va a permitir. si se interpreta correáamente, diag- nosticar un posible traumatismo quirúrgico de la VBP en más del 90% de los casos. lo que conduce a una reparación biliar primaria en condiciones óptimas (v. cap. 2). Existen otros argu- mentos a favor de una CPO sistemática durante una colele- cisteáomía laparoscópica: - Disminución de la incidencia de traumatismos quirúrgicos de la VBP. - Reducción de la gravedad de los traumatismos quirúrgicos de la VBP en caso de confusión entre el CC y VBP (en apro- ximadamente el 40% de los traumatismos biliares). - Detección de anomalías anatómicas biliares (implantación canalicular anómala. canal de Luschka, etc). - Detección de litiasis no deteáada de la VBP [11]. Desde el punto de vista técnico. tras colocar un clip de tita- nio al lado de la vesícula. se efeáúa una incisión parcial del CC en su mitad anterior. Una vez que se ha seguido retrógra- damente el CCpara extraer una posible litiasis cística (se sos- pecha si no existe un buen reflujo de bilis a partir de la VBP). el catéter de CPO se introduce varios milímitros en el CC (fig. 1.20); éste se ha purgado previamente con suero fisiológico asegurándose de que no haya rastro de burbujas en el sistema canalicular. El extremo del catéter se mantiene colocado en el Colangiografia peroperatoria, que debe efectuarse al final de la disección completa del triángulo de Calot. 11 15 https://booksmedicos.org 12 11m Visión quirúrgica de la introducción del catéter de colangiografia peroperatoria por vía transcística. CC gracias a un clip dispuesto con cuidado y apenas ceñido alrededor del CC o mediante una pinza de cpo adaptada (fig. /.2/). La CPO se llevará acabo por fluoroscopia dinámica, obte- niéndose imágenes secuenciales a presión baja de la VBP baja y del paso duodenal y al final de la inyección, del árbol biliar extra e intrahepático complejo, en particular del lado derecho. Tras efeduar la CPO, se retira el catéter y se cierra el muñón del CC con 1 02 clips de titanio (fig. /.22), evitando lesionar la VBP y visualizando bien su ubicación. La arteria cística se secciona preferentemente antes del CC con el fin de evitar lesionarla accidentalmente. Disección retrógrada del lecho vascular Se lleva a cabo de atrás hacia delante con un gancho o con tijeras coaguladoras, una vez que se ha abierto la capa serosa peritoneal entre la VB y la cápsula de Glisson (fig. /.23). Si no hay restos inflamatorios importantes, el plano de disección entre el hígado y la VB es fácil de localizar y de disecar. En caso de identificar un canal de Luschka, éste se pinza eledi- vamente. Una vez que la VB se ha desprendido por completo, se sitúa en posición de espera encima del hígado con el fin de comprobar la hemostasia del lecho vascular (fig. /.24). Extracción de la vesícula biliar La vesícula biliar se extrae por el trocar umbilical o por el del lado izquierdo. El infundíbulo vesicular se sujeta mediante una pinza de 10 mm. La vesícula biliar se extrae progresiva- Colecistectomía IEI Visión quirúrgica de la oclusión del catéter de colangiografia peroperatoria a nivel del conducto cístico. a. Mediante un clip de titanio. b. Por medio de una pinza de colangiografia de Olsen-Reddick. '--••-¡:,' .'. '-, . ., ~ ~ . ' '. A., .~,~~~~~ , " ,"" '.~ ~, k . \~l :.".... ~ ~~l'J, ,:-- '. '......;. . . . .~ .......".;.i\ ...~''. . '.:., ~tJVl ...... ( . 't' 'l'. . "' ••.. .';;.~.,."" ~,... ' I~:.... ·0,' .. ,•....... : " . ". ~'. ·,·v· , 4'.:~~:__ .-~~_ ._-'~ __ 1m Visión quirúrgica del cierre por c1ips del conducto cístico al final de la colecistectomía laparoscópica. 16 https://booksmedicos.org TÉCNICA QUIRÚRGICA Visión quirúrgica de la disección retrógrada del lecho vascular. Visión quirúrgica del lecho vascular al final de una colecistectomía laparoscópica. 13 b 1m Visión quirúrgica de la extracción de la vesícula biliar por uno de los orificios de trocar de 10 mm. a. Visión intraperitoneal después de aspirar la bilis intravesicular. b. Visión externa de la extracción vesicular. mente después de retraer el trocar (fig. 1.25). Desde el momento que el infundíbulo vesicular aparece en la superfi- cie de la piel. se sujeta mediante una pinza de Kocher. La vesí- cula se abre y después se vacía la bilis mediante aspiración con la jeringuilla después de una punción o por una cánula de aspi- ración. Si los cálculos constituyen todavía un obstáculo en la salida de la vesícula, se extraen uno a uno o se fragmentan instrumentalmente. Si la pared vesicular es frágil, está infla- mada y/o los cálculos son muy numerosos, deberá extraerse la VB dentro de una bolsa de plástico o de un guante quirúr- gico con el fin de evitar cualquier contaminación parietal o diseminación litiásica intraperitoneal (fig. 1.26). Suele ser nece- sario agrandar el orificio del trocar 1-2 cm y requiere cierre aponeurótico al final de la intervención quirúrgica para evi- tar una eventración sobre el trocar (fig. 1.27). Verificación final y cierre La intervención finaliza con una última inspección del campo quirúrgico, para detectar una posible hemorragia activa, una fuga de bilis o complicaciones en el lugar donde se introducen los trocares. El drenaje del lecho vesicular se efectúa a través de un drenaje siliconado multiperforado (fig. 1.28), de 12 a 15 Fr,17 https://booksmedicos.org 14 1m Visión quirúrgica de la vesícula biliar colocada dentro de un saco de extracción. Visión radiológica de perfil que pone de manifiesto una eventración sobre el orificio de trocar en el transcurso de un tránsito baritado. introducido por el trocar de 5 mm del lado derecho. En los casos sencillos es opcional y en todos los casos de disección difícil o de colecistitis aguda se aconseja encarecidamente. Este drenaje tiene como objetivo evitar la formación de una colección sub- hepática, especialmente de un biloma en caso de fuga biliar a partir de un canal de Luschka o de un muñón cístico. Los tro- cares se retiran uno a uno comprobando que no hay hemorra- gia en su trayecto parietal. El abdomen se desinfla por completo después de retraer la óptica y se cierran los orificios cutáneos. El cierre aponeurótico de los orificios de trocar de 10 mm o más se efectúa sistemáticamente para evitar una eventración posto- peratoria. Finalmente, se inspecciona la pieza quirúrgica para detectar una posible neoplasia subyacente. Colecistectomía Colocación de un drenaje Silastic dentro del hiato de Winslow al final de la colecistectomía laparoscópica. SlTUAC10NES COMPL1CADAS Colecistitis aguda o escleroatrófica mayor La colecistitis aguda o escleroatrófica se asocia con un determinado número de dificultades quirúrgicas adicionales, relacionadas con procesos inflamatorios o fibróticos locales, lo cual supone tomar ciertas precauciones especiales en todas las fases de la disección quirúrgica. Puntos clave en caso de colecistitis aguda o Colecistectomía en los 4 días siguientes al inicio del episodio agudo. o Descompresión mediante punción de la vesícula con aguja de Veress. o Suspensión del ligamento redondo y/o el trocar n.O 5, si es nece- sano. o Casos difIciles (Calot indisecable): vía anterógrada y/o endove- sicular (v. apartado "Colecistectomía subtotal,,). o Saco de extracción sistemático (aumento de tamaño del orifi- cio de extracción). Colecistitis aguda diferida Varios estudios retrospectivos o aleatorios [12-14] han demostrado que una intervención laparoscópica precoz (en los 4 días siguientes al inicio del episodio agudo) se asocia con una tasa menor de conversiones en laparotomía y de compli-18 https://booksmedicos.org SITUACIONES COMPLICADAS caciones postoperatorias, en comparación con una cirugía dife- rida después de un tratamiento médico con antibióticos. Cuanto más pronto se interviene quirúrgicamente la colecis- titis aguda en la evolución del proceso inflamatorio, más se facilita la disección debido al edema. En caso de poca expe- riencia del cirujano se requiere con frecuencia la conversión a una laparotomía, como sucede en caso de colecistitis gan- grenosa, incluso para un cirujano experimentado. Un factor notable de dificultades quirúrgicas independientemente de la demora es la presencia de residuos fibrosos perivasculares deri- vados de otros brotes inflamatorios agudos anteriores. Exposición de la vesícula biliar Con frecuencia, la vesícula se halla incluida dentro del plas- trón inflamatorio perivesicular, que se desprenderá con un elec- trocoagulador, con un tampón o mediante la cánula de aspi- ración, separando el colon transverso derecho y el duodeno en las inmediaciones del infundíbulo. Las paredes inflamatorias y gruesas de la VB en la colecistitis aguda hacen difícil asirla. Por consiguiente, se aconseja puncionarla con la aguja de Veress al principio de la intervención quirúrgica y aspirar la bilis alte- rada o purulenta. Finalmente, las dificultades de exposición sue- len obligar a colocar otro trocar adicional.Disección del triángulo de Calot La disección del triángulo de Calot implica especialmente un riesgo en las formas avanzadas de colecistitis aguda o de cole- cistitis escleroatrófica, en las que la VB es pequeña, se encuen- tra retraída sobre los cálculos, tiene paredes gruesas y una fibrosis retráctil significativa en el triángulo de Calot. Esta disee- Visión quirúrgica de la disección del pedículo hepático con tampón montado tipo peanuts sobre pinza atraumática en el curso de una colecistectomía laparoscópica para una colecistitis aguda. ción se efectuará con tampón montado sobre pinza atraumá- tica (fig. 1.29) o con un electrocoagulador, minimizando el uso de la coagulación monopolar. La hemorragia es difusa, nubla el campo quirúrgico y obliga a irrigar y aspirar de manera per- manente. La disección debe permanecer en contacto con la pared vesicular. En determinados casos difíciles puede considerarse útil una vía anterógrada parcial que parte del fundus vesicular en direc- ción al triángulo de Calot (fig. 1.30), con la condición de per- manecer estrictamente en contacto con el borde superior de la VB y de no seguir la disección en la dirección del pedículo hepático desde el momento que se han desprendido el fun- dus y el cuerpo de la vesícula. Si existe un macrocálculo encla- vado en el infundíbulo vesicular que impide el acceso al trián- gulo de Calot, puede ser necesario abrir el infundíbulo (prestando atención a la hemostasia de la pared vesicular si la arteria cística no se ha controlado de antemano) y desencla- var el macrocálculo con la pinza (fig. 1.31); éste se coloca entonces en un saco de extracción situado en la cara superior de la parte derecha del hígado. Esta técnica de abertura del infundíbulo es igualmente útil si la disección en el triángulo de Calot es peligrosa. Esta vía endovesicular permite contro- lar la disección de la pared vesicular desde el exterior y el inte- rior (fig. 1.32), lo que mejora el reconocimiento de los lími- lIJiI Representación esquemática de una colecistectomía dificil en estados inflamatorios graves: disección vesicular anterógrada parcial, limitada en el fondo y en el cuerpo de la vesícula, detenida a nivel del infundíbulo vesicular y asociada con una abertura del cuello vesicular para desenclavar una macrolitiasis infundibular enclavada. 15 19 https://booksmedicos.org 16 IIJI Visión quirúrgica de la abertura del cuello vesicular para desenclavar una macrolitiasis infundibular enclavada. lIDl Tras la abertura voluntaria del infundíbulo vesicular, visión quirúrgica del control de la disección de la pared vesicular desde el exterior y desde el interior. Colecistectomía tes de la VB en el triángulo de Calo!, que presenta procesos inflamatorios significativos. También es posible localizar el CC desde el interior y cateterizarlo para llevar a cabo la CPO. En caso de inflamación aguda o escleroatrofia significativa que impide la disección del triángulo de Calo!, de compresión de la VBP por el infundíbulo vesicular o, por último, en caso de convergencia biliar escalonada (fig. 1.33), puede conside- rarse útil llevar a cabo una colecistectomía subtotal, dejando una parte del infundíbulo vesicular para proteger el árbol biliar extrahepático (condudoJ1ep.á1Lco común o convergencia biliar escalonada) (fig. 1.34). En este caso, tras una CPO de control para asegurar la integridad del árbol biliar y que no existe nin- guna litiasis en el colédoco asociada (v. fig. 1.35), se sutura eleetivamente el CC por vía endovascular (fig. 1.36), se elimina con argón o electrocoagulación (fig. 1.37) la mucosa del patch infundibular y se coloca un drenaje subhepático en el hiato de Winslow. Esta técnica resulta muy segura en las situaciones complejas. No obstante, conviene evitar que se diseminen los cálculos intravesiculares, lo cual puede ser molesto en caso de empedramiento múltiple. Asimismo, debe excluirse una neo- plasia vesicular subyacente. En determinadas colangitis necró- ticas el plano de disección del lecho vascular es difícil de loca- lizar o es inexistente. No es excepcional tener que dejar un fragmento de pared vesicular en el lecho vesicular para evi- tar dañar el parénquima hepático, lo que provoca una hemo- rragia abundante. lID Colangio-RM preoperatoria que pone de manifiesto varios factores de riesgo en un paciente intervenido quirúrgicamente por una colecistitis aguda enfriada: una macrolitiasis infundibular enclavada y un conducto cístico corto que nace de una convergencia biliar escalonada. 20 https://booksmedicos.org SITUACIONES COMPLICADAS 17 a b Colecistectomía subtotal, dejando en su sitio un patch de infundíbulo vesicular en los estados inflamatorios graves en que existe peligro en la disección del infundíbulo vesicular (compresión biliar, síndrome de Mirizzi, convergencia biliar escalonada, etc.). a. Representación esquemática. b. Visión quirúrgica. 1m Colecistectomía subtotal: colangiografia peroperatoria por vía endovesicular. 1m Colecistectomía subtotal: sutura del conducto cístico por vía endovesicular. Extracción vesicular y fin de la intervención quirúrgica La extracción de la VB se llevará a cabo siempre dentro de una bolsa de plástico estanca o de caucho (fabricación arte- sanal a partir de un guante quirúrgico) con el fin de evitar una sobreinfección del trocar de extracción. El campo quirúrgico, así como la región supra y retrohepática, se irrigan abundan- temente con suero fisiológico, en especial en caso de abertura vesicular y de bilis purulenta. El drenaje suprahepático siste- mático (drenaje de silicona 12 o 15 Fr) se retira a las 48 h de la intervención quirúrgica.21 https://booksmedicos.org 18 Colecistectomía subtotal: vaporización con argón de la mucosa del patch infundibular que queda en su sitio. Fístula colecistoduodenal o colecistocólica En ocasiones se sospecha por la presencia de aerobilia en las imágenes preoperatorias; la fístula colecistodigestiva afecta la mayoría de veces a la primera o a la segunda porción de duo- deno y más rara vez al colon. Desde la perspectiva de la estra- tegia quirúrgica lo ideal es disecar y aislar la fístula, después de seccionarla con una grapadora lineal. La línea de grapas del lado duodenal o cólico se reforzará con una sobresutura de hilo de reabsorción lenta. Si la fístula se abre accidentalmente, los bordes del orificio duodenal se limpiarán y el duodeno se sutu- rará en dos planos (seromuscular y ocultamiento seroseroso). La estanqueidad de la sutura puede comprobarse mediante una prueba con azul de metileno inyectado a través de la sonda nasogástrica. La mayoría de veces la colecistectomía es difícil puesto que la VB suele ser inflamatoria y no es excepcional que se asocie una litiasis de colédoco. Conversión a laparotomía en los casos dificiles La transformación peroperatoria de una intervención por vía laparoscópica en laparotomía se produce en el 1-3% de las patologías litiásicas vesiculares no complicadas y en el 10-30% de las formas complicadas [15]. He aquí las principales indi- caciones: - Todas las situaciones difíciles de disección quirúrgica (cole- cistitis aguda, colecistitis escleroatrófica, fístula biliodiges- tiva, síndrome de Mirizzi. etc.) cuando la experiencia del cirujano es limitada. Colecistectomía - Todos los procesos inflamatorios locales en los que la disec- ción se considera peligrosa en la región del pedículo hepá- tico, en particular si no hay un reconocimiento anatómico claro tras una duración significativa de la disección. - En caso de complicación peroperatoria: hemorragia, fuga biliar de origen desconocido en ausencia de perforación vesi- cular, lesión biliar claramente documentada, lesión vascular o visceral. imposibilidad de recuperar totalmente cálculos diseminados dentro de la cavidad peritoneal. - En caso de duda en cuanto a la integridad del árbol biliar en la epo (ausencia de opacación de las vías biliares altas, árbol biliar hepático derecho incompleto, extravasación del agente de contraste). La conversiónes una prueba de seguridad quirúrgica y debe ser percibida como tal por el cirujano. Siempre es mejor una conversión «con éxito» que una colecistectomía laparoscópica con complicaciones biliares, digestivas y hemorrágicas graves. ¿Cuándo debe efectuarse la conversión en laparotomía? • Disección dificil (colecistitis, etc.) cirujano poco experimen- tado. • Ausencia de reconocimiento anatómico claro. • Complicación peroperatoria: hemorragia, fuga biliar compli- cada, lesión vascular o visceral, etc. • Duda en cuanto a la integridad del árbol biliar (epO). COMPL1CAC10NES POSTOPERATOR1AS Traumatismo quirúrgico de la VBP Se trata del accidente peroperatorio más grave de la cole- cistectomía laparoscópica, a menudo con complicaciones gra- ves para el paciente y problemas médico-legales para el ciru- jano. Este aspecto se aborda en el capítulo 2. Hemorragia Las complicaciones hemorrágicas pueden producirse en varias circunstancias. Hemorragia difusa en caso de colecistitis aguda En general, fuera de las alteraciones de la coagulación, la «barohemostasia» asociada con el neumoperitoneo es sufi-22 https://booksmedicos.org COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS ciente para controlar las hemorragias difusas en sábana. No obstante, la presencia de sangre nubla la imagen; por una parte, es preciso disponer de una cámara endoscópica y, por la otra, irrigar con frecuencia el campo quirúrgico con suero fisiológico. Es preciso evitar emplear electrocoagulación en exceso. ¿Qué hacer en caso de hemorragia aguda? • Pinzamiento en bloque o compresión del foco hemorrágico. • Trocar y elementos auxiliares adicionales. • Lavado-aspiración. • Disección e identificación de la estructura vascular lesionada. • Hemostasia por un clip electivo o con la pinza bipolar. • Conversión y reparación con hilo fino si está lesionada la arte- ria hepática o su rama derecha. Hemorragia aguda La hemorragia puede producirse a partir de la arteria cís- tica, de la rama derecha de la arteria hepática o más raramente de la vena porta. Con frecuencia, el sangrado es espedacular y, por una parte, conviene no ser presa de pánico y, por otra, hacer retroceder la óptica a distancia del jet (chorro) arterial para evitar mancharse y, perder así, la visión del campo ope- ratorio, especialmente útil en esta situación de emergencia. El gesto de hemostasia comprende las etapas siguientes: - En primer lugar, un gesto de hemostasia transitoria que con- templa pinzar en bloque la arteria lesionada con una pinza fenestrada atraumática o comprimirla por medio de la cánula de aspiración. En ningún caso se emplearán la elec- trocoagulación o la colocación de un clip a ciegas. - Si es preciso (p. ej., en un paciente obeso) debe añadirse de nuevo un trocar suplementario y/o llamar a un cirujano experimentado. - No debe aspirarse de manera permanente, lo cual suprime el neumoperitoneo y, por consiguiente, la visión del campo operatorio. - Lavar el foco hemorrágico y aspirar por contado. - Disección de la estrudura arterial en cuestión. - Realizar la hemostasia definitiva por medio de un clip colo- cado electivamente o aplicando la pinza bipolar sobre el foco de hemorragia. - En caso de lesión de la rama derecha de la arteria hepática, especialmente expuesta en caso de una arteria cística corta, no debe pinzarse el vaso, sino efectuar una conversión a laparotomía a fin de reparar escrupulosamente la arteria con hilo monofilamento 5 o 6/0. Durante el tiempo de con- versión requerido se detiene la hemorragia mediante una pinza fenestrada atraumática situada lo más próxima posi- ble sobre el foco hemorrágico. Lesión hepática durante la disección del lecho vascular Se produce cuando hay un error en el plano de despega- miento ente el hígado y la VB, lo cual sucede en determina- das colecistitis. El plano de disección es a veces difícil de encontrar, o es inexistente, y si se desea resecar por completo la VB se sitúa inevitablemente en el seno del parénquima hepático, de ahí el riesgo de hemorragia y/o de fístula biliar. En caso de sangrado demasiado abundante es preferible man- tener una parte de la pared vesicular en contacto con el hígado. En general, la hemorragia se controla fácilmente a través de uno de los medios siguientes: eledrocoagulación mono o bipolar, vaporización con argón, colocación de com- presas hemostásicas reabsorbibles, compresión simple con un instrumento atraumático o mediante una gasa o puntos de sutura en X. Hemorragia en el orificio de trocar Por regla general. todos los trocares deben retirarse uno a uno bajo control endoscópico. El hecho de no detedar una hemorragia arterial en el orificio de trocar expone a un riesgo de hemoperitoneo postoperatorio. Un sangrado moderado puede controlarse fácilmente a través de diferentes medios: compresión interna con la ayuda del trocar propiamente dicho o de un instrumento, eledrocoagulación desde el inte- rior, una sonda de Foley introducida a través del orificio del trocar, retirada de un balón hinchado, y manteniendo la trac- ción con una pinza de Kocher colocada a ras de piel durante 5 mino En caso de hemorragia significativa o, en caso de san- grado arterial (arteria epigástrica), será preciso recurrir a pun- tos totales transparietales o a agrandar la incisión y llevar a cabo una hemostasia electiva (puntos en X). Lesión digestiva Las lesiones digestivas (gástrica, duodenal, cólica, etc) en el curso de una colecistedomía laparoscópica son muy infre- cuentes pero pueden producirse ya sea en la introducción a ciegas de la aguja de Veress o del primer trocar, o en el momento de resecar adherencias inflamatorias perivesiculares. Más que su prevención mediante una técnica adecuada (p. ej., sonda gástrica previa a la introducción de la aguja de Veress para prevenir una lesión gástrica), es sobre todo la necesidad absoluta de su detección peroperatoria lo que importa con el fin de evitar una peritonitis postoperatoria no detectada. Hay que controlar las lesiones viscerales perforantes con una bre- cha posterior que puede pasar desapercibida. La reparación mediante sutura puede efeduarse por vía laparoscópica si la exploración de la lesión es completa y la experiencia quirúr- gica en suturas intraperitoneales es adecuada. 19 23 https://booksmedicos.org 20 Abertura accidental de la VB y diseminación Iitiásica intraperitoneal Esta complicación, que se produce a menudo durante la disección de una colecistitis difícil. no es tan banal como podría pensarse, ya que puede ser responsable de un absceso pos- toperatorio tardío y recidivante sobre una litiasis intraperito- neal residual. En este contexto clínico, una radiografía de abdo- men sin preparación o un examen tomodensitométrico sin inyección del abdomen pueden poner de manifiesto cálculos residuales, que a veces van ajustificar una re intervención qui- rúrgica. En la práctica, desde el momento que tiene lugar una perforación vesicular se aconseja extraer los cálculos uno a uno con la pinza o colocarlos en un saco de extracción, dispuesto en posición de espera en la cara superoexterna del hígado derecho. A veces, es posible volver a cerrar la perforación (sutura, endoloop, etc.). En caso de perforación vesicular deberá retirarse de la cavidad peritonealla totalidad de los cál- culos perdidos y extraerlos con la VB dentro de un saco de pro- tección. Bibliografia [1] NEUGEBAUER E, SAUERLAND S, TROIDL H. Recommendations for evidence-based endoscopic surgery. The updated EAES Consensus Deve/opment Conferences. Springer-Verlag, 2000. [2] BARKUN JS, BARKUN AN, SAMPALlS JS et al. 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Se considera anodino observar una discreta alteración posto- peratoria transitoria de la biología hepática, pero la aparición de una colestasis debe hacer pensar en una complicación biliar. Del mismo modo, en la ecografía es habitual la presencia de una colección a nivel del lecho vesicular, aunque el aumento de dicha colección o la presencia de una ascitis difusa debe hacer pensar de nuevo en una complicación biliar. [9] CHAMPAULT G, CAzAcu F, TAFFINDER N. Serious trocar acci- dents in laparoscopic surgery: a French survey of 103852 operations. Surg Laparosc Endosc 1996, 6: 367-370. [10] MOUIEL J, KATKHOUDA N. La cholécystectomie par laser en c~liochirurgie. TESTAS P., DELAITRE B. Chirurgie digestive par voie ca2lioscopique. Maloine, Paris, 1991 : 113-119. [11] FLUM D, DELLlNGER E, CHEADLE A et al. Intraoperative cho- langiography and risks of common bile duct injury during cholecystectomy. JAMA 2003, 289: 1639-1644. [12] NAVEZ B, MUTTER D, RUSSIER Y et al. 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