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1882 SECCIÓN XV Metabolismo y nutrición CONCEPTO La hipoglucemia es un síndrome clínico con múltiples causas en el que una concentración de glucosa baja en plasma conduce a la aparición de síntomas y signos que pueden revertirse al normalizar la glucosa. La hipoglucemia es un diagnóstico poco frecuente, a excepción del tratamiento con insulina o fármacos hipoglucemiantes, pero es poten- cialmente grave, ya que la glucosa es el principal sustrato energético del cerebro. REGULACIÓN DE LA GLUCEMIA En individuos normales, la concentración plasmática de glucosa se mantiene entre unos estrechos límites (70-100 mg/dL [3,9- 5,55 mmol/L]) durante las 24 h del día merced a la eficacia de diversos mecanismos homeostáticos que mantienen un adecuado balance entre la producción y el consumo de glucosa. La principal fuente de glucosa es la dieta y, durante el ayuno, la glucogenólisis y la gluconeogénesis hepática y renal. Durante el período posprandial, la insulina, segregada por las células β pancreáticas, reduce la glucemia mediante el cese de la producción hepática de glucosa, frenando la glucogenólisis y la gluconeogénesis, y, a la vez, estimula su utilización por los tejidos insulinosensibles y frena la producción de glucagón. Por el contrario, en el período de ayuno o postabsortivo, los mecanismos de contrarregulación se activan antes de que la glucemia disminuya. Inicialmente, se frena la producción de insulina sobre los 80-85 mg/ dL (4,4-4,7 mmol/L), y a continuación sobre los 65-70 mg/dL (3,6- 3,9 mmol/L) actúan de manera simultánea el glucagón y la adrenalina. El glucagón aumenta la producción hepática de glucosa a través de la glucogenólisis y la gluconeogénesis. La adrenalina, a través de los receptores β-2-adrenérgicos, tiene efectos similares en el hígado y además aumenta los sustratos gluconeogénicos y, por medio de los receptores α-2, inhibe la secreción de insulina. Por último, otras hormonas, como el cortisol y la hormona de crecimiento, limitan el consumo de glucosa y aumentan su producción hepática, pero su efecto es relevante sólo en hipoglucemias prolongadas. CLASIFICACIÓN Y ETIOLOGÍA La hipoglucemia más frecuente, como ya se ha señalado, es la que apa- rece en los pacientes con diabetes mellitus (DM) como consecuencia del tratamiento con insulina, sulfonilureas o meglitinidas. La clasificación de la hipoglucemia más útil clínicamente se basa en si el paciente presen- ta alguna enfermedad (o usa fármacos) o en situación aparente de salud (tabla 230-1). La clasificación según la aparición con respecto a la inges- ta, hipoglucemia de ayuno frente a hipoglucemia posprandial, es útil para la descripción del momento en el que aparecen los episodios, pero no es útil para ayudar en el diagnóstico, ya que en casi todas las causas pueden aparecer hipoglucemias en cualquiera de los dos momentos. En los pacientes hospitalizados, las causas suelen ser multifacto- riales y producidas por enfermedades graves, acción de los fármacos (insulina o agentes hipoglucemiantes), malnutrición, fallos orgánicos y/o infecciones graves. En sujetos aparentemente sanos, la ingesta equivocada o deliberada de sustancias o fármacos, incluidos la insulina y los medicamentos inductores de su secreción, constituye la causa más frecuente de hipoglucemia. En el cuadro 230-1 se relacionan las causas que originan hipogluce- mia en el paciente adulto. En la infancia, la etiología de la hipoglucemia obedece a las mismas causas que las incluidas en el cuadro, a excepción de los déficits enzimáticos del metabolismo de carbohidratos, aminoá- cidos y grasas, y las mutaciones que afectan a la secreción de insulina responsables de la hipoglucemia hiperinsulinémica persistente, que son más prevalentes en esa etapa de la vida y que se comentan en otros capítulos. Del mismo modo, las hipoglucemias más frecuentes que están en relación con la DM tienen una fisiopatología y un enfoque diagnóstico y terapéutico diferente, y se abordan en esta sección. Pacientes en tratamiento y/o en situación de enfermedad Fármacos y sustancias Los fármacos son la principal causa de hipoglucemia, especialmente la insulina y los secretagogos de insulina (sulfonilureas y meglitinidas). En Hipoglucemia TABLA 230-1 Síntomas, signos o ambos Glucemia (mg/dL/ mmol/L) Insulina (micro-U/ mL/pmol/L) Péptido C (ng/mL/ nmol/L) Proinsulina (pmol/L) β-hidroxibu- tirato (mg/ dL/mmol/L) Incremento de glucosa tras glucagón (mg/dL/mmol/L) Hipoglu- cemiantes orales en el plasma Anticuerpos antiinsulina Interpretación diagnóstica No < 55/3 < 3/20 < 0,6/0,2 < 5 > 27/2,7 < 25/1,4 No No Normal Sí < 55/3 > 3/20 < 0,6/0,2 < 5 ≤ 27/2,7 > 25/1,4 No No (sí*) Insulina exógena Sí < 55/3 ≥ 3/20 ≥ 0,6/0,2 ≥ 5 ≤ 27/2,7 > 25/1,4 No No Insulinoma, NIPHS, posbariátrica Sí < 55/3 ≥ 3/20 ≥ 0,6/0,2 ≥ 5 ≤ 27/2,7 > 25/1,4 Sí No Hipoglucemiantes orales Sí < 55/3 > 3/20 > 0,6/0,2 > 5 ≤ 27/2,7 > 25/1,4 No Sí Autoinmune Sí < 55/3 < 3/20 < 0,6/0,2 < 5 ≤ 27/2,7 > 25/1,4 No No IGF Sí < 55/3 < 3/20 < 0,6/0,2 < 5 > 27/2,7 < 25/1,4 No No No mediado por insulina o IGF *En pacientes con uso previo de insulina pueden aparecer anticuerpos antiinsulina positivos. Modificado con permiso de Cryer PE et al. J Clin Endocrinol Metab 2009;94:709-28. Adaptada y traducida con permiso de OUP en nombre de la Encocrine Society. © 2009 The Endocrine Society. IGF: factores de crecimiento similar a la insulina (IGF1, IGF2, big-IGF2); NIPHS: síndrome de hipoglucemia pancreática no asociada a insulinoma. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 230 Hipoglucemia © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X V 1883 segundo lugar, se debe situar la ingesta de alcohol por sí solo o como factor de riesgo para la aparición de hipoglucemias inducidas por otras causas y habitualmente asociado a una escasa ingesta. En estas circuns- tancias, la gluconeogénesis se inhibe, pero no así la glucogenólisis, por lo que las manifestaciones hipoglucémicas aparecen cuando los depósitos de glucógeno se han deplecionado como consecuencia de la falta de aporte alimentario o malnutrición. Por último, numerosas veces la ingestión o administración de diversos fármacos y sustancias se ha intentado relacionar con el desarrollo de una hipoglucemia. Sin embargo, la relación causa-efecto no siempre se ha podido establecer. Entre los fármacos no usados para tratar la hiperglucemia implicados están la cibenzolina, la quinina y la disopiramida, los β-bloqueantes y la pentamidina; esta última parece inducir una citólisis de las células β. Las quinolonas se han relacionado, asimismo, con la aparición de episo- dios hipoglucémicos, al igual que se ha señalado con la indometacina, el glucagón, el factor de crecimiento insulínico, el litio, el propoxifeno y los IECA, entre otros. Los factores de riesgo para la hipoglucemia por fármacos son la restricción de la ingesta, la edad avanzada, la enfermedad renal y hepática, y la polifarmacia. Los salicilatos pueden ocasionar hipoglucemia, por lo general, en niños. Algunas hierbas incorporadas como productos medicinales (alfalfa, áloe, diente de león, mirra o salvia) pueden hacer disminuir la glucemia. La ingesta habitual del fruto inmaduro de la Blighia sapida (árbol jamaicano), por su contenido en hipoglicina, bloquea la gluconeogénesis e induce graves hipoglucemias. Insuficiencias orgánicas graves En ocasiones, la hipoglucemia aparece en pacientes hospitalizados por enfermedades graves, en particular con insuficiencias orgánicas avanza- das, sepsis o inanición. Habitualmente, en estos casos suelen darse una combinación de factores, como pueden ser diabetes, fármacos y ayuno.En la insuficiencia hepática grave, ya sea por hepatitis agudas graves o cirrosis avanzadas, se interfiere en la producción de glucosa por el hígado y disminuye la degradación de la insulina por el hígado, lo que contribuye a la disminución de los valores de glucosa. En algunos pacientes con insuficiencia renal crónica, la hipoglucemia tiene pro- bablemente un origen multifactorial: la desnutrición, los fármacos prescritos o la aparición de una sepsis. Otros factores que pueden ser contribuyentes estarían representados por el déficit de precursores (alanina, glutamina), la inhibición de la gluconeogénesis hepática por las toxinas urémicas, así como, en estadios avanzados, la reducción del aclaramiento renal de la insulina y el descenso en la gluconeogénesis renal. En la insuficiencia cardíaca, el cuadro hipoglucémico ocasional es menos comprendido, aunque en su patogénesis podrían encontrarse implicados la elevación de las concentraciones plasmáticas de lactato y los fallos hepático y renal que aparecen en el contexto de este cuadro. La sepsis es otra causa frecuente de hipoglucemia, muy especialmen- te en el paciente crítico. En estos enfermos existe un incremento en la utilización de glucosa mediado por citocinas en el músculo esquelético y en los tejidos ricos en macrófagos (hígado, bazo, pulmón), que ini- cialmente se compensa con un aumento en la producción de glucosa y, cuando este aumento no se puede mantener, aparece el cuadro hipoglucémico. En la inanición, la hipoglucemia se puede explicar por pérdida de sustratos para la gluconeogénesis y la glucogenólisis por depleción de glucógeno, como ocurre en las neoplasias o la anorexia nerviosa. Deficiencias hormonales La falta de cortisol interfiere en la gluconeogénesis hepática, así como en la movilización de los precursores gluconeogénicos. En el defecto de secreción de hormona del crecimiento existe un aumento en la sensibili- zación a la insulina. Las dos situaciones señaladas suelen causar hipo- glucemia casi exclusivamente en niños. No obstante, ninguna de las dos hormonas suele ser crítica en la aparición de la hipoglucemia en la edad adulta. Sin embargo, en pacientes con insuficiencia adrenal primaria crónica o aguda, como en la hemorragia o el infarto adrenal bilateral, y especialmente en la secundaria por hipopituitarismo, pueden aparecer síntomas hipoglucémicos. Los déficits en la secreción de catecolaminas y glucagón son raros y no parecen explicar aisladamente la aparición de hipoglucemia. En cambio, el déficit combinado de adrenalina y glucagón que se puede observar por fallo autonómico en pacientes con DM 1, especialmente en los de larga evolución, supone un incremento importante del riesgo de desarrollar hipoglucemia desapercibida. En general, los déficits hormonales originan hipoglucemias de ayuno moderadas y la sintomatología suele ser la de la endocrinopatía de base. Tumores extrapancreáticos En raras ocasiones pueden ocurrir hipoglucemias de ayuno recurren- tes, como un síndrome paraneoplásico asociado a tumores benignos o malignos de estirpe mesenquimal, epitelial, hematopoyético o neuroendocrino. El mecanismo más descrito es a través de la producción de un precursor de factor de crecimiento insulínico de tipo 2 (IGF2), el big-IGF2, que se une al receptor de la insulina y de IGF2 e imita las acciones de la insulina. El estudio diagnóstico mostrará insulinemia y péptido C bajos, con buena respuesta al glucagón y niveles muy elevados de big-IGF2. Otras vías descritas de hipoglucemia tumoral son la producción de otros péptidos con efecto hipoglucemiante, como la insulina ectópica, la somatostatina, el factor de crecimiento insulínico de tipo 1 (IGF-1) y el péptido similar al glucagón de tipo 1 (GLP-1). También se ha descrito en tumores el mecanismo autoinmune a través de la producción de anticuerpos contra la insulina o su receptor y, por último, se pueden dar hipoglucemias en grandes tumores por consumo de glucosa o en tumores que provocan insuficiencia hepática por una gran infiltración del hígado. Personas aparentemente sanas Hiperinsulinismo endógeno Las hipoglucemias que se incluyen en este grupo se deben a causas raras de hipoglucemia y están representadas por el hiperinsulinismo endógeno, debido a: 1) un tumor de las células β (insulinoma); 2) un trastorno funcional de dichas células; 3) un descenso glucémico de mecanismo autoinmunitario contra la insulina o su receptor, o 4) la acción hipoglucemiante de secretagogos insulínicos. Los casos de hiper- insulinismo exógeno se deben a la acción de la insulina administrada de forma equivocada o subrepticiamente. Insulinoma El tumor neuroendocrino de las células β pancreáticas es la causa más frecuente de hipoglucemia por hiperinsulinismo endógeno en el adulto. Su incidencia se estima en 4/millón de pacientes/año. En el 80% de los casos se trata de un adenoma único, en el 10% son adenomas múltiples, y entre el 5% y el 10% corresponden a un carcinoma. El tumor puede • CUADRO 230-1 Pacientes en tratamiento y/o en situación de enfermedad Fármacos y sustancias Insulina, sulfonilureas y meglitinidas Alcohol Fármacos y sustancias Insuficiencias orgánicas graves Insuficiencia hepática, renal o cardíaca Sepsis Inanición Deficiencias hormonales Cortisol Adrenalina y glucagón (en diabetes con déficit de insulina) Tumores extrapancreáticos Personas aparentemente sanas Hiperinsulinismo endógeno Insulinoma Hiperplasia insular de páncreas no insulinomatosa del adulto Intervención quirúrgica bariátrica Hipoglucemia insulínica autoinmunitaria Secretagogos insulínicos Hipoglucemia facticia o inducida Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1884 SECCIÓN XV Metabolismo y nutrición aparecer a cualquier edad, aunque la mayoría aparecen entre la cuarta y la quinta décadas de la vida, con una leve predominancia del sexo femenino. En ocasiones, el insulinoma forma parte del síndrome de neoplasia endocrina múltiple de tipo I (MEN-1), que incluye, además, adenomas hipofisarios e hiperparatiroidismo. En estos casos ocurre en edades más tempranas y es con más frecuencia múltiple y maligno. En la mayoría de los casos, la hipoglucemia ocurre en el período de ayuno, pero puede aparecer sólo posprandial o en ambos períodos. La clínica es insidiosa y el diagnóstico suele retrasarse, asociándose a aumento de peso por las ingestas frecuentes para evitar la hipoglucemia. El diagnóstico de insulinoma se apoya en la sospecha clínica ante manifestaciones de neuroglucopenia crónica (trastornos de la conducta, cambios insidiosos de la personalidad, amnesia) y en la aparición en una hipoglucemia espontánea o al hallar, durante la realización de la prueba de ayuno, concentraciones plasmáticas elevadas de insulina, proinsulina y péptido C. En la prueba de ayuno, la mayoría de los pacientes (75%) desarrollan signos y síntomas de hipoglucemia en las primeras 24 h y casi el 100% a las 72 h. Una vez confirmado el diagnóstico bioquímico, las pruebas de ima- gen sirven para localizar el tumor, determinar su extensión y valorar la presencia de metástasis. Existen diferentes pruebas para la localización del insulinoma cuya rentabilidad depende de la experiencia de cada centro o grupo de trabajo, y se clasifican en no invasivas (ecografía, TC, RM) e invasivas (gammagrafía con análogos de somatostatina, ecoendoscopia pancreática con/sin punción con aguja fina, cateterismo venoso portal, arteriografía selectiva y arteriografía con estimulación intraarterial con calcio). Son prometedores los resultados con PET/ CT o SPECT/CT realizados con análogos de GLP1. Finalmente, la palpación cuidadosa del páncreas por un cirujano experto y la ecografía intraoperatoria se consideranlos elementos de máxima sensibilidad en la localización del tumor y en el subsiguiente planteamiento quirúrgico. Síndrome de hipoglucemia pancreática no asociada a insulinoma (NIPHS) Esta categoría, antes definida como trastornos funcionales de las células β o nesidioblastosis, es muy poco frecuente y se caracteriza por pacientes, más frecuentemente varones, con hipoglucemia hiperinsulinémica endógena, típicamente posprandial y con neuroglucopenia. Las pruebas de imagen no invasivas e invasivas son negativas, incluyendo la ecografía pancreática intraoperatoria. El diagnóstico se confirma mediante una respuesta positiva de secreción de insulina en múltiples territorios vasculares del páncreas en las muestras venosas hepáticas tras una arteriografía selectiva con estímulo con calcio. En la anatomía patológica de muestras quirúrgicas no se demuestra la existencia de un insulinoma, sino que presentan una afección difusa de los islotes, algunos con hipertrofia y otros con hiperplasia, que se acompaña de un núcleo alargado e hipercromático de las células β. Esta situación se conoce como nesidioblastosis, aunque el reconocimiento de todas las características histológicas descritas no siempre está pre- sente. Los estudios de los genes asociados a nesidioblastosis congénita (KCNJ11 y ABCC8) no muestran mutaciones. Hipoglucemia posprandial hiperinsulinémica tras cirugía bariátrica Entre el 0,2% y el 1% de los obesos sometidos a cirugía bariátrica (tras cortocircuito gástrico en Y de Roux), sobre todo las mujeres, desarrollan síntomas de hipoglucemia posprandial, por lo general después de 1 año de la intervención. La patogenia no está claramente establecida, pero, si fracasa el tratamiento dietético, con una dieta baja en carbohidratos, y el médico, con inhibidores de α-glucosidasa o análogos de la somatostatina, puede estar indicada la realización de una pancreatectomía parcial o una reversión de la cirugía bariátrica. Hipoglucemia insulínica autoinmune Es una causa poco frecuente de hipoglucemia en un paciente sano que ocurre con más frecuencia en personas asiáticas, con predisposición genética, HLA-DR4 e historia de otras enfermedades autoinmunes. La causa es la presencia de anticuerpos endógenos contra la insulina y/o la proinsulina. Estos se unen formando complejos con la insuli- na producida tras la ingesta y posteriormente, al liberarse la insulina del complejo, se produce una hipoglucemia posprandial tardía. El cuadro clínico es de gravedad variable, y suele estar desencadenado por un cuadro infeccioso o por el uso de fármacos o sustancias que contienen un grupo sulfuro/sulfhidrilo. Clínica y bioquímicamente es similar a un insulinoma, salvo por la presencia de anticuerpos antiinsulina/ proinsulina. En otras ocasiones, la causa es la presencia de autoanticuerpos frente al receptor de la insulina, que, aunque habitualmente suele ser causa de insulinorresistencia e hiperglucemia, en algunos casos puede originar hipoglucemia cuando los autoanticuerpos actúan como agonistas del receptor de insulina. Hipoglucemia facticia o inducida La inyección de insulina o la administración de sulfonilureas o megli- tinidas, inadvertida o deliberadamente, en un diabético o en un no diabético, originan un cuadro clínico y un patrón bioquímico que se puede prestar a confusión con el insulinoma y debe tenerse en cuenta ante una hipoglucemia de origen poco claro. Su uso puede ser casual, por error de la prescripción o del paciente y, cuando es deliberada, pue- de ser el propio paciente o personas cercanas que frecuentemente están relacionadas con la profesión sanitaria o son familiares de un diabético. En estos casos se deberá recurrir a la determinación de proinsulina y de péptido C, que en la hipoglucemia por administración de insulina exógena serán bajos, ya que la producción endógena de insulina está inhibida. En la toma de sulfonilureas u otros secretagogos, al igual que en el insulinoma, la proinsulina y el péptido C estarán elevados, por lo que, si se sospecha esta etiología, deberá determinarse la presencia de estos fármacos en el plasma o la orina. CUADRO CLÍNICO Los síntomas de la hipoglucemia son consecuencia de los cambios fisiológicos causados por la descarga simpático-adrenal secundaria a la hipoglucemia, y pueden dividirse en autonómicos y neuroglucopénicos. Los autonómicos suelen iniciarse con concentraciones plasmáticas de glucosa sobre los 60 mg/dL (3,3 mmol/L) y, si la glucemia continúa bajando, comienzan los neuroglucopénicos por debajo de 50 mg/dL (2,0 mmol/L). Debe tenerse en cuenta que el umbral glucémico de las manifestaciones clínicas es dinámico, y pueden desencadenarse con concentraciones de glucosa inferiores en pacientes con hipoglu- cemias recurrentes o en concentraciones más elevadas en diabéticos mal controlados. Los síntomas autonómicos a su vez se dividen entre los adrenérgicos mediados por catecolaminas, como palpitaciones, taquicardia, temblor, ansiedad o excitación, y los colinérgicos mediados por acetilcolina, como sudación, calor, sensación de hambre y parestesias. Los signos que acompañan a la hipoglucemia, palidez y diaforesis, están relacio- nados con la vasoconstricción cutánea adrenérgica y con la activación colinérgica de las glándulas sudoríparas. La frecuencia cardíaca y la presión arterial sistólica se hallan ligeramente elevadas. Esta constela- ción sintomática, que alerta en la mayoría de los casos del desarrollo de la hipoglucemia, puede estar ausente o ser poco evidente en pacientes diabéticos con neuropatía muy evolucionada, e incluso quedar enmas- carada por las manifestaciones neuroglucopénicas en casos en que la neuroglucopenia se instaure muy lentamente. Los síntomas neuroglucopénicos están relacionados con la privación de glucosa del sistema nervioso central, son fácilmente observables y pueden ser causa de lesiones irreversibles. Consisten en debilidad, trastornos de la conducta, torpor mental, trastornos cognitivos y, alteraciones visuales, y con descensos glucémicos más acusados pueden aparecer convulsiones y pérdida de la consciencia, que pueden abocar al coma y a la muerte. Aunque la expresividad clínica de los cuadros hipoglucémicos es muy variable de un sujeto a otro, el patrón sintomático que se desarrolla en un paciente concreto suele ser siempre el mismo. DIAGNÓSTICO Las manifestaciones clínicas sugestivas de hipoglucemia son tan frecuen- tes como inespecíficas, mientras que el diagnóstico de hipoglucemia, salvo en el contexto del tratamiento con fármacos hipoglucemiantes, Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 230 Hipoglucemia © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X V 1885 es relativamente infrecuente. Por lo tanto, antes de iniciar un estudio que puede resultar molesto, caro o directamente innecesario, la hipo- glucemia debe confirmarse estableciendo la presencia de la tríada de Whipple: 1) síntomas y signos sugestivos de hipoglucemia; 2) cons- tatación del descenso glucémico en el plasma en el momento de las manifestaciones clínicas, y 3) desaparición de la sintomatología tras corregirse la hipoglucemia. El diagnóstico de hipoglucemia no se debe mantener si la sin- tomatología clínica no se acompaña de un descenso en la concen- tración de glucemia. La concentración de glucosa en el plasma debe medirse en un laboratorio con una muestra de sangre venosa. Salvo en la diabetes, no son válidas las medidas con medidores de glucemia capilar o con sistemas de monitorización continua de glucosa. Para evitar una seudohipoglucemia, los tubos de sangre deben contener un inhibidor de la glucólisis y ser procesados rápidamentepara evitar el consumo de glucosa. Una glucemia baja documentada, pero sin clínica asociada, puede deberse a una hipoglucemia fisiológica, por ejemplo, por ayuno, a pérdida de la percepción de los síntomas por hipoglucemias repetidas o a una seudohipoglucemia. En la seudohipoglucemia, a pesar de utilizar métodos cuantitativos fiables, el consumo de glucosa ex vivo provoca un descenso de la concentración plasmática de glucosa, en especial ante la existencia de leucocitosis, eritrocitosis o trombocitosis, o si se retrasa la separación de los elementos formes del suero. La presencia de sintomatología autonómica (temblor, palpitaciones, sudor), junto con glucemias superiores a 70 mg/dL (3,9 mmol/L), excluye el diagnóstico de hipoglucemia y plantea un diagnóstico dife- rencial que incluye alteraciones cardiacas, fármacos, enfermedades psiquiátricas y endocrinológicas (feocromocitoma, hipertiroidismo). El primer paso diagnóstico es realizar una anamnesis y una explo- ración física; se debe recoger información detallada sobre la aparición de los síntomas y su cronología, en especial su relación con la ingesta. Ante una hipoglucemia confirmada, se deben investigar cuidadosa- mente aspectos que pueden orientar en bastantes casos a la etiología: medicación del paciente y personas cercanas, especialmente insulina y secretagogos, los tratamientos paramédicos si existen y el consumo habitual de alcohol. En esta primera aproximación sería posible reco- nocer la existencia de una enfermedad orgánica grave, una deficiencia endocrina o la presencia de un tumor extrapancreático evidente. Si la causa de la hipoglucemia no queda patente y el sujeto en apariencia está sano, y pueden obtenerse muestras durante un episodio de hipoglucemia espontánea, se determinarán la glucosa, la insulina, el péptido C, la proinsulina, el β-hidroxibutirato y los niveles de hipo- glucemiantes orales, además de valorar la respuesta de la glucosa plas- mática a los 30 min de una inyección de 1 mg de glucagón. En los casos de hipoglucemias de ayuno, ante la sospecha de hiperinsulinismo endógeno en ausencia de episodios hipoglucémicos espontáneos, y si persisten las hipoglucemias, se indicará una prueba de ayuno supervisado que se prolongará 72 h o hasta que se desarrolle la sintomatología hipoglucémica. En ese momento se procederá a realizar las determinaciones analíticas antes indicadas, incluyendo el test de glucagón. Es obligatorio mantener cateterizada una vena periférica para infundir glucosa si fuera necesario. Cuando los síntomas hipoglucémicos tengan una presentación posprandial (3-4 h después de una ingesta), se procederá de la misma manera buscando detectarlas en el contexto en que han aparecido, incluida la ingesta de los alimentos que se consideren responsables del cuadro o, si no, mediante un test de comida mixta estandarizado de 5 h. No se debe realizar una sobrecarga oral de glucosa, ya que, al no ser un estímulo fisiológico, sus resultados son muy poco valorables. La interpretación de los resultados es similar, ya sea durante un episodio de hipoglucemia espontánea, al final de un test de ayuno o tras una comida mixta. En los casos de hiperinsulinismo endóge- no, la glucemia se situará en valores inferiores o iguales a 55 mg/dL (3,0 mmol/L), la concentración de insulina plasmática será superior a los 3 µU/mL (18 pmol/L), el péptido C mayor de 0,61 ng/mL (0,2 nmol/L), la proinsulina ≥ 5 pmol/L y la concentración de β-hidroxibutirato baja, ≤ 27 mg/dL (2,7 mmol/L). Al final de la prueba, un ascenso importante de la glucemia tras 1 mg de glucagón (> 25 mg/dL; 1,4 mmol/L) indicará la preservación de reservas de glucógeno hepático por el efecto de la insulina o un factor insulínico. Si la hipoglucemia está inducida por sulfonilureas o meglitinidas, estas serán detectables en el plasma, y la proinsulina estará normal o elevada. En caso de administración de insulina exógena, los niveles de insulina estarán elevados, y el péptido C y la proinsulina serán bajos o indetectables. Finalmente, en los casos de hipoglucemia autoinmu- nitaria, el hallazgo que suele orientar el diagnóstico es la elevación exagerada de la insulina plasmática, que se puede confirmar midiendo la existencia de anticuerpos frente a la insulina. Estudios de localización Una vez demostrada la hipoglucemia inducida por insulina endógena y excluidos los agentes hipoglucemiantes y los anticuerpos antiinsulina, se procederá a la localización del tumor pancreático mediante algunas de las técnicas que se han señalado previamente. Si las pruebas de imagen son negativas, se realizará una arteriografía selectiva con estí- mulo con calcio intraarterial mediante cateterismo selectivo de las tres arterias que irrigan el páncreas y determinación de insulina en la vena hepática; en los casos de insulinomas únicos se detectará un aumento de la insulina en un único territorio, mientras que en el síndrome de la hipoglucemia pancreática no asociada a insulinoma con afectación difusa aumentará en todos los segmentos pancreáticos. TRATAMIENTO El tratamiento tiene dos finalidades: la primera es corregir la hipoglu- cemia y restaurar la consciencia en los casos graves, y en segundo lugar tratar la causa para prevenir crisis posteriores. Siempre que sea posible, la aparición de síntomas debe seguirse de la ingestión de hidratos de carbono de absorción rápida. En pacientes estuporosos o en coma se administrarán 25-50 g de glucosa (solución al 50%) i.v., y se seguirá de una perfusión continua de suero glucosado al 10% a 100 mL/h hasta que el paciente sea capaz de ingerir alimentos. En los casos graves se puede administrar, además, 1 mg de glucagón por vía i.m. o s.c., pero este tratamiento no suele ser efectivo en los casos en que exista una depleción de los depósitos hepáticos de glucógeno (malnutrición, ingesta de alcohol). Se procurará extraer previamente una muestra de sangre para la determinación posterior de glucosa en el plasma y de las pruebas necesarias para el diagnóstico bioquímico y etiológico. Si persiste el trastorno de la consciencia tras una hipoglucemia aguda prolongada y se detecta el edema cerebral, este se debe tratar con medidas antiedema como la dexametasona y el manitol. En casos de hipoglucemia frecuente o persistente, hasta encontrar una solución definitiva puede ser necesaria el uso de nutrición enteral continua. Cuando la hipoglucemia está relacionada con la administración de insulinas lentas o sulfonilureas de vida media larga, la perfusión intravenosa de glucosa y la vigilancia deberán mantenerse de forma prolongada según la vida media del fármaco por el peligro de recidiva de la hipoglucemia. En casos de insulinoma, el tratamiento de elección será siempre el quirúrgico. Si está localizado mediante pruebas pre- o intraoperatorias, mediante enucleación del adenoma, y, si no lo está, mediante pan- createctomía parcial (cola, cuerpo y cola). Antes de la cirugía, en el insulinoma no resecable o en casos de recidiva o enfermedad persistente se recurrirá al tratamiento médico y a la reducción quirúrgica de la masa tumoral. El diazóxido es un potente hipotensor con efecto hiperglucemiante que inhibe la secreción de insu- lina y probablemente la utilización periférica de glucosa. Se administra p.o. o i.v. 200-600 mg/día cada 8 o 12 h. Dado que provoca retención hidrosalina, deberá acompañarse de la administración de un diurético. Otros efectos indeseables del diazóxido son hipertricosis, náuseas, dolor abdominal, hiperuricemia o agranulocitosis. Los análogos de la somatostatina de efecto prolongado (lanreotida, octreótido LAR) mejoran la hipoglucemia. Entre ambos fármacos se logra un control de la hipoglucemia entre el 50% y el 60% de los casos. El insulinoma maligno tiene una respuesta pobre al tratamiento quimioterápico con la combinación de estreptozotocina y doxorubicina, y el 5-fluorouracilo. El uso de inhibidores de la señal de la proliferación, everolimus y rapamicina, seha mostrado útil para estabilizar el crecimiento tumoral y el control de la hipoglucemia. En caso de respuesta nula o insufi- ciente a estos tratamientos se puede recurrir a otras técnicas, como la Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1886 SECCIÓN XV Metabolismo y nutrición embolización arterial hepática, la radiofrecuencia o la crioablación, o el uso de terapia biológica dirigida usando radionúclidos unidos a análogos de la somatostatina de efecto prolongado. En el caso del síndrome de hipoglucemia pancreática no asociada a insulinoma, el tratamiento suele ser diazóxido y, si no es efectivo, cirugía mediante una pancreatectomía distal. La hipoglucemia tras una cirugía bariátrica suele responder al tra- tamiento dietético fraccionando la ingesta y evitando los hidratos de carbono simples, y, si esto no es suficiente, se realiza un tratamiento médico con acarbosa o análogos de la somatostatina; en casos graves refractarios, se aconseja cirugía mediante pancreatectomía parcial o reversión de la cirugía bariátrica. En la hipoglucemia debida a tumores extrapancreáticos, la resección total o parcial del tumor, así como la radioterapia o la quimioterapia, pueden controlar la hipoglucemia, y, en caso contrario, se han usado corticoides, hormona de crecimiento, solos o en combinación, así como análogos de la somatostatina y diazóxido. Las hipoglucemias relacionadas con fármacos se tratarán mediante la supresión del fármaco y, en el caso del alcohol, se eliminará y se tomarán medidas dietéticas. En los casos de hipoglucemia por déficit hormonal, el reemplazamiento adecuado hará desaparecer la sintoma- tología. En los raros casos de hipoglucemia por autoanticuerpos frente al receptor de insulina, aunque suele autolimitarse en pocos meses, se puede plantear el tratamiento con glucocorticoides y, si fracasa, con terapias inmunomoduladoras, incluyendo rituximab. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Iglesias P, Díez JJ. Management of endocrine disease: a clinical update on tumor- induced hypoglycaemia. Eur J Endocrinol 2014;170:147-57. Kittah NE, Vella A. Pathogenesis and management of hypoglycemia. Eur J Endocrinol 2017;177:37-47. Lavernia F, Kushner P, Trence D, Rice D, Dailey G, Kuritzky L. Recognizing and minimizing hypoglycemia: the need for individualized care. Postgrad Med 2015;10:1-7. Salehi M, Vella A, McLaughlin T, Patti ME. Hypoglycemia After Gastric Bypass Surgery: Current Concepts and Controversies. J Clin Endocrinol Metab 2018;103:2815-26. OBESIDAD A. Vidal-Puig Concepto La obesidad es un síndrome crónico, complejo, recidivante y estigma- tizante caracterizado por la acumulación excesiva de grasa asociada a diversas patologías. Se diagnostica habitualmente mediante el índice de masa corporal (IMC), calculado con la ecuación: IMC = peso (kg)/ talla (m)2. El IMC permite estratificar diversos grados de obesidad con implicaciones pronósticas y terapéuticas (tabla 231-1). Cuando el IMC se combina con la medida de la circunferencia de la cintura (indicador de la grasa visceral), aumenta su valor predictivo de riesgo cardiovas- cular. El valor predictivo del IMC depende de la edad y de factores étnicos, geográficos, económicos y culturales. Una limitación del IMC es su escasa sensibilidad para detectar variabilidad en la composición corporal relacionada con la sarcopenia típicamente asociada con la ancianidad o el aumento de masa muscular en determinados grupos étnicos, en algunas razas o en ciertos atletas. Epidemiología La incidencia y la prevalencia de la obesidad han aumentado en las últimas dos décadas hasta convertirse en un problema grave de salud pública. La prevalencia de la obesidad (IMC > 30 kg/m2) en Europa se sitúa en el 10%-20% en los varones y el 15%-25% en las mujeres. Globalmente, casi el 50% de la población europea se puede considerar con sobrepeso u obesa (IMC > 25 kg/m2). En España, según datos de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), el 19,4% de los individuos de 25 a 60 años tienen un IMC entre 27 y 30, y el 13,4% de la población alcanza un IMC mayor de 30. El mayor aumento de la obesidad se registra entre la población urbana de nivel socioeconómico inferior. Se espera un progresivo aumento de la prevalencia de la obesidad en paralelo con el incremento de prevalencia de obesidad infantil (casi un 20% de los niños tienen sobrepeso) y el envejecimiento de la población. Etiopatogenia La obesidad es la acumulación excesiva de grasa resultante del balance energético positivo determinado por aumento de la relación entre ingesta y gasto energético. Las formas más comunes de obesidad requieren la interacción entre un componente genético poligénico y otro ambiental (p. ej., nutrición hipercalórica, sedentarismo, flora intestinal o temperatura ambiental). La masa grasa del individuo viene condicionada por su genoma (de acuerdo con estudios en gemelos, familiares y de adopción) en el 40%-70%. La importancia relativa del componente genético aumenta proporcionalmente al grado y el desarrollo temprano de obesidad; es fundamental en la obesidad mórbida infantil. Los factores ambientales son más importantes en adultos con obesidad moderada (fig. 231-1), particularmente cuando aparece en edades más avanzadas. A pesar del ambiente obesogénico, existen individuos capaces de mantener un IMC saludable debido a su dotación genética protectora. El balance energético depende de un sistema homeostático integra- do y redundante, como indican el que: a) los individuos, tanto obesos como delgados, tienden a mantener su masa grasa y su composición © 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Obesidad y síndrome metabólico A. VIDAL-PUIG, R. CARMENA RODRÍGUEZ 231 TABLA 231-1 IMC Riesgo Bajo peso < 18,5 Límites normales 18,5-24,9 Sobrepeso ≥ 25 Preobeso 25-29,9 Aumentado Obeso de clase I 30-34,9 Moderado Obeso de clase II 35-39,9 Elevado Obeso de clase III ≥ 40 Muy elevado Riesgo de obesidad determinado por el perímetro de la cintura Riesgo aumentado Riesgo grave Varón > 94 cm > 102 cm Mujer > 80 cm > 88 cm Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org Push Button0:
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