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1660 SECCIÓN XIV Hematología INTRODUCCIÓN Los síndromes linfoproliferativos crónicos (SLPC) de expresión leu- cémica se caracterizan por una proliferación maligna de linfocitos maduros que invaden predominantemente la médula ósea y la sangre periférica y, en menor medida, otros órganos linfoides secundarios como los ganglios linfáticos y el bazo. En realidad, los SLPC de expre- sión leucémica y los linfomas son enfermedades emparentadas, los primeros se manifiestan de manera primordial en la sangre periférica y la médula ósea y los segundos en los ganglios linfáticos y otros tejidos linfoides. De entre todos los síndromes linfoproliferativos descritos por la OMS (v. cuadro 205-2), en este capítulo se revisan las variantes con expresión leucémica más frecuentes, que a su vez se clasifican en función de la estirpe linfoide de la que se originan (B, T o NK) (cuadro 210-1). SÍNDROMES LINFOPROLIFERATIVOS CRÓNICOS DE ESTIRPE B Leucemia linfática crónica y linfoma linfocítico de células pequeñas Concepto La leucemia linfática crónica (LLC) y el linfoma linfocítico de células pequeñas (LLCP) se caracterizan por la proliferación monoclonal de linfocitos maduros de estirpe B de inmunofenotipo característico. Ambas enfermedades se diferencian entre sí únicamente en el grado de afectación de la sangre periférica, de manera que para el diagnós- tico de LLC se exige la presencia de al menos 5 × 109/L linfocitos B monoclonales en sangre, mientras que los pacientes diagnosticados de LLCP tienen una afectación sanguínea inferior. En cualquier caso, no se trata de compartimentos estancos y, de hecho, es frecuente que un LLCP se convierta en LLC con el paso de los años. Epidemiología La LLC es la leucemia más frecuente en los países occidentales, con una incidencia de 4,2-4,5 casos por cada 100.000 habitantes y año. Dicha incidencia aumenta con la edad (70 años de media) y varía según el sexo y la raza, siendo más frecuente en varones de raza caucásica. En países orientales es, sin embargo, una enfermedad rara. No existen datos fidedignos de la incidencia del LLCP, pero en cualquier caso es muy inferior a la de la LLC. Etiología Se invocan factores tanto genéticos como ambientales en la etiología de la LLC. Los familiares de primer grado de pacientes con LLC tienen un riesgo mayor de desarrollar la enfermedad que la población general. Por otro lado, todos los pacientes con LLC presentan una fase previa o preleucémica, conocida como linfocitosis B monoclonal (LBM), en la cual se puede identificar el mismo clon de linfocitos malignos, pero en una cantidad tan escasa que puede pasar inadvertida en un hemograma convencional. Esto no quiere decir, sin embargo, que todas las personas en las que se identifica una LBM acaben desarrollando una LLC: ello sólo ocurre en el 1%-2% de los casos/año. Patogenia La LLC se origina en un linfocito B maduro. Como tal, presenta reorde- namientos de los genes de las inmunoglobulinas (cadena pesada y ligera), que a su vez se expresan en la membrana celular en forma de receptor del linfocito B (BCR), habitualmente de tipo IgM o IgD. Además, los linfo- citos malignos expresan otras moléculas características de los linfocitos B normales, tales como CD19, CD20 y CD22, y también CD5, una molé- cula propia de los linfocitos T. Lo que no se conoce con seguridad es el subtipo específico de linfocito B a partir del cual se origina la enfermedad, si se trata de un linfocito que no ha tenido contacto antigénico (linfocito B naïve) o si, por el contrario, la LLC deriva de un subtipo especial de linfocito B de memoria. En este sentido, la presencia de mutaciones en la región variable del gen de las inmunoglobulinas (IGHV) podría ser de utilidad, ya que este es un fenómeno fisiológico que sólo tiene lugar en el centro germinal durante el reconocimiento antigénico. Así pues, las mutaciones del gen IGHV deberían estar ausentes si la enfermedad se ha originado en un linfocito B naïve y presentes si la célula de origen es de memoria. La realidad es, sin embargo, que en aproximadamente la mitad de los casos de LLC el gen IGHV está mutado y en la mitad no lo está, por lo que es probable que la LLC aglutine distintas enfermedades de aspecto similar, pero con una biología y una evolución clínica diferentes. En este sentido, estudios recientes demuestran que la LLC con genes IGHV mutados tiene un perfil de metilación del DNA muy similar al de los linfocitos B de memoria, mientras que la LLC con IGHV no mutados se asemeja más a los linfocitos B naïve. Entre los mecanismos fisiopatológicos responsables de la LLC cabe mencionar la existencia de un componente proliferativo y un componente acumulativo de la enfermedad. El componente prolife- rativo asienta en los centros de proliferación (o «seudofolículos»), que suelen localizarse en los ganglios linfáticos y en el bazo. Por otro lado, las células tumorales presentan un exceso de moléculas antiapoptóticas como, por ejemplo, Bcl2 o Mcl1, que favorecen la supervivencia y acu- mulación de las células tumorales. En cualquier caso, ambos fenómenos requieren la cooperación de las células del microambiente leucémico (linfocitos T, células dendríticas, etc.), que protegen y alimentan a las células malignas mediante la secreción de citocinas y otras sustancias. Síndromes linfoproliferativos crónicos de expresión leucémica • CUADRO 210-1 Síndromes linfoproliferativos crónicos de expresión leucémica Origen B Leucemia linfática crónica/linfoma linfocítico de células pequeñas Leucemia prolinfocítica Tricoleucemia Tricoleucemia variante Linfoma esplénico de la zona marginal Linfoma de células del manto Linfoma folicular Linfoma esplénico difuso de la pulpa roja Linfoma linfoplasmocítico (macroglobulinemia de Waldenström) Origen T Leucemia prolinfocítica Leucemia de linfocitos granulares grandes Leucemia/linfoma del adulto (HTLV-I+) Síndrome de Sézary Origen NK Leucemia de linfocitos granulares grandes (forma crónica) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 210 Síndromes linfoproliferativos crónicos de expresión leucémica © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1661 Los linfocitos neoplásicos también presentan aberraciones genéticas, algunas estructurales, que pueden detectarse mediante citogenética convencional o hibridación in situ fluorescente (FISH), pero también mutaciones, que requieren técnicas moleculares. En lo que respecta a las alteraciones estructurales, las más frecuentes son la deleción de 13q14, la trisomía del cromosoma 12, la deleción de 11q23 y la deleción de 17p13, y la técnica de elección para su estudio es la FISH. Por otro lado, los genes más frecuentemente mutados son NOTCH1, SF3B1, MYD88, TP53 y ATM. Cuadro clínico En el 85% de los casos, el diagnóstico de LLC se realiza casualmente en personas asintomáticas que se hacen un hemograma rutinario. En el 15% restante, los pacientes presentan síntomas derivados de la infiltración progresiva de la médula ósea, los ganglios linfáticos y otros tejidos por los linfocitos neoplásicos, así como las alteraciones inmunológicas que acompañan a esta enfermedad. En concreto, los síntomas o signos más frecuentes son la astenia, generalmente debida a anemia, la aparición de adenopatías y las infecciones de repetición. Los síntomas B característicos de los linfomas (fiebre, sudoración y pérdida de peso) no son frecuentes como forma de presentación de la LLC. La exploración física suele ser normal, pero en el 10%-30% de los pacientes se palpan adenopatías u organomegalias, específicamente esplenomegalia. Otros tejidos no hematopoyéticos (piel, riñones, etc.) pueden verse afectadosde forma ocasional. Complicaciones Infecciones: las infecciones son la complicación más frecuente y la primera causa de muerte en la LLC. Tienen su origen en la hipogamma- globulinemia y la inmunodepresión propias de la enfermedad, pero que se ven acentuadas en los pacientes que reciben tratamiento. Dichas infecciones suelen ser bacterianas y afectar al tracto respiratorio, pero las in- fecciones víricas son también muy frecuentes. Además, el tratamiento de la enfermedad facilita las infecciones por agentes oportunistas tales como Pneumocystis jiroveci, Toxoplasma, Listeria, Herpesviridae, Legione- lla, hongos y micobacterias atípicas o incluso la reactivación del virus de la hepatitis B. Fenómenos autoinmunes: la prueba de Coombs directa es positiva en el 15%-35% de los casos en el momento del diagnóstico, aunque la anemia hemolítica autoinmune franca sólo se observa en el 7% de los enfermos en algún momento de su evolución. Menos frecuente es la trombocitopenia de tipo inmune (5%). En raras ocasiones, se observa aplasia pura de la serie roja (< 1%). A veces los fenómenos autoinmunes vienen desencadenados por el tratamiento de la LLC. Transformación: en el 5%-15% de los pacientes, la LLC se trans- forma en otra neoplasia linfoide más agresiva. La forma más frecuente (10%-20% de los casos) es la transformación prolinfocítica, situa- ción en la que en sangre periférica coexisten linfocitos maduros con prolinfocitos. Sin embargo, la forma clásica de transformación es a linfoma difuso de células grandes B (síndrome de Richter), fenómeno que puede estar ligado a la infección por el EBV y a la mutación de diversos oncogenes (p. ej., TP53, NOTCH1, CDKN2A) e incluso a determinados reordenamientos del gen de las inmunoglobulinas (p. ej., VH4-39). Esta situación debe sospecharse si el paciente sufre un empeoramiento brusco de su estado general, fiebre, aumento del tamaño de los ganglios linfáticos, aumento de la LDH sérica o, menos frecuentemente, hipercalcemia. Aunque puede sospecharse clínica- mente, el diagnóstico deberá confirmarse mediante biopsia de una adenopatía o examen de sangre periférica y/o médula ósea. La PET-TC puede ser útil en el diagnóstico al mostrar alta actividad metabólica en las áreas ganglionares transformadas, cosa que no ocurre en la LLC no transformada. Las células transformadas pueden tener su origen en la propia clona de la LLC o en una clona celular independiente. El pronóstico de la transformación a linfoma de células grandes es sumamente desfavorable, puesto que la mediana de supervivencia desde la transformación es inferior a 1-2 años. En casos más raros, la LLC se transforma en linfoma de Hodgkin. Segundas neoplasias: la incidencia de neoplasias en pacientes con LLC es superior a la de la población general. Alrededor del 10% de los enfermos presentan esta complicación. Se trata por lo general de carcinomas de piel, tubo digestivo y pulmón. Con excepción de los síndromes mielodisplásicos y de la leucemia aguda mieloblástica, que son más frecuentes en los enfermos tratados con alquilantes y análogos de las purinas, la frecuencia y el tipo de segundas neoplasias no guardan relación con el tratamiento previo. Datos de laboratorio Un hallazgo necesario para el diagnóstico de LLC es la linfocitosis. Al microscopio, dichos linfocitos son pequeños, tienen un núcleo redondo sin nucléolos y escaso citoplasma. Estas células se rompen con facilidad al efectuar las extensiones de sangre periférica, lo que da lugar a las denominadas sombras o manchas de Gumprecht (fig. 210-1). A me- nudo se observan también linfocitos atípicos, pero su porcentaje no suele ser superior al 10%. El 5%-10% de los pacientes en el momento del diagnóstico presentan anemia, y un porcentaje todavía menor, trombocitopenia. La hipogammaglobulinemia es frecuente (20%-60% de los casos), sobre todo en las fases avanzadas de la enfermedad, y en un 5%-10% de los casos puede detectarse una paraproteína. El aspirado y la biopsia de médula ósea siempre confirman la infiltración medular por la enfermedad, pero no son estrictamente necesarios para confirmar el diagnóstico. Tampoco es imprescindible la biopsia de una adenopatía, a menos que no exista linfocitosis en la sangre periférica, pero en cualquier caso el patrón histológico es indistinguible del observado en el LLCP. Diagnóstico El diagnóstico de LLC se basa en la detección en sangre periférica de más de 5 × 109/L linfocitos B monoclonales con un inmunofenotipo característico, que consiste en la expresión de CD5, CD19 y CD23, así como en la expresión débil de inmunoglobulinas de superficie, CD20, CD22 y CD79a (tabla 210-1). Si el paciente presenta linfocitos B monoclonales de inmunofenotipo característico, pero la cifra es inferior a 5 × 109/L, entonces existen dos posibilidades diagnósticas: si el paciente tiene adenopatías, esplenomegalia o citopenias debido a infiltración medular, el diagnóstico será LLCP, que a su vez deberá confirmarse mediante biopsia ganglionar; si, por el contrario, no pre- senta ninguno de estos hallazgos, el diagnóstico será LBM. Según la morfología de las células tumorales se distinguen dos formas de LLC: típica, con más del 90% de linfocitos pequeños, y atípica, en la que existe una proporción superior al 10% de linfocitos atípicos, general- mente prolinfocitos y linfocitos linfoplasmocitoides. Si el porcentaje de prolinfocitos es superior al 55%, entonces ya no se puede hablar de LLC, sino de leucemia prolinfocítica B. Diagnóstico diferencial El diagnóstico de la LLC no suele revestir dificultad, aunque en ocasio- nes pueden presentarse dudas con la leucemia prolinfocítica B, el linfo- ma de células del manto leucemizado, el linfoma folicular leucemizado y el linfoma esplénico de la zona marginal. En estos casos, el estudio Figura - Leucemia linfática crónica. Extensión de sangre perifé- rica con gran predominio de linfocitos de pequeño tamaño y sombras de Gumprecht (flecha). (May-Grünwald-Giemsa, ×1.000.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1662 SECCIÓN XIV Hematología inmunofenotípico mediante citometría de flujo puede ser orientativo (v. tabla 210-1). A veces debe recurrirse al estudio combinado de sangre periférica, médula ósea, ganglios linfáticos y/o bazo o incluso a otras técnicas citogenéticas, moleculares o de FISH para llegar al diagnóstico. En el cuadro 210-2 se indican las pruebas diagnósticas necesarias para el estudio de los enfermos con LLC y otros SLPC. Pronóstico Si consideramos la enfermedad de forma global, la mediana de super- vivencia es superior a los 10 años, pero en realidad es sumamente variable si consideramos cada paciente de forma individual. Clásica- mente, el pronóstico de la LLC se ha basado en los estadios clínicos de Rai o Binet, que no son más que un fiel reflejo de la acumulación de los linfocitos neoplásicos en el organismo a lo largo del tiempo (tabla 210-2). Además de los estadios clínicos, el grado de infiltración de la médula ósea, la cifra de leucocitos, el tiempo de duplicación de la cifra de linfocitos en sangre y la tasa de β2-microglobulina (B2M) sérica son otros indicadores pronósticos útiles. Recientemente, los parámetros biológicos han cobrado una impor- tancia creciente en la evaluación pronóstica de los pacientes. De entre ellos, los más importantes son las alteraciones citogenéticas (delecio- nes y/o mutaciones de TP53, ATM, BIRC3 y SF3B1), las mutaciones de los genes IGHV y la expresión en los linfocitos neoplásicos de las proteínas de membrana ZAP70 y CD38 (tabla 210-3). Como ya se ha mencionado, alrededor de un 50% de los casos presentan mutaciones en los genes IGHV, mientras que en la otra mitad dichos genes no estánmutados. Estas dos formas de la enfermedad tienen comporta- mientos distintos: las formas «no mutadas» muestran un curso agresivo y revisten mal pronóstico, mientras que las «mutadas» presentan una evolución más estable y tienen mejor pronóstico. Igualmente, el perfil epigenético de las células, que está íntimamente relacionado con la presencia o no de mutaciones en IGHV, también tiene un impacto pronóstico muy relevante. Un grupo internacional de investigadores evaluó a más de 3.000 pacientes con LLC de reciente diagnóstico con el objetivo de identificar los factores pronósticos más robustos. Dicho score (CLL-IPI) contiene cinco factores de pronóstico adverso: alteraciones de TP53 (deleciones o mutaciones, 4 puntos), ausencia de mutaciones de IGHV (2 puntos), B2M sérica > 3,5 mg/L (2 puntos), estadio clínico de Binet B-C o TABLA 210-2 Estadios clínicos de la leucemia linfática crónica Clasificación Estadio Criterios Rai Riesgo bajo 0 Linfocitosis aislada Riesgo intermedio I Linfocitosis + adenopatías palpables II Linfocitosis + hepatomegalia o esplenomegalia Riesgo alto III Linfocitosis + hemoglobina < 110 g/L IV Linfocitosis + plaquetas < 100 × 109/L Binet Riesgo bajo A Linfocitosis, Hb > 100 g/L, plaquetas > 100 × 109/L y < 3 áreas ganglionares afectadas Riesgo intermedio B Linfocitosis, Hb > 100 g/L, plaquetas > 100 × 109/L, pero ≥ 3 áreas ganglionares afectadas Riesgo alto C Linfocitosis y Hb < 100 g/L o plaquetas < 100 × 109/L En los estadios de Binet se toman en consideración las siguientes áreas linfoides (ya sean uni- o bilaterales): 1) cuello y fosas supraclaviculares; 2) axilas; 3) ingles; 4) bazo, y 5) hígado. TABLA 210-1 Inmunofenotipo y marcadores moleculares de los síndromes linfoproliferativos crónicos de células B IgS CD20 CD5 CD10 CD23 CD11c CD25 CD103 Otros LLC −/+ −/+ + − + −/+ − − CD200(+) LPL + + −/+ −/+ −/+ − + − TL + + − − − + + + CD200(+), CD123(+), anexina A1(+)*, DBA44(+)*, mutación de BRAF TL-v + + − − − + − + DBA44(+)* LEZM + + − − − −/+ +/− − DBA44(+)*, 7q− LEDPR + + − − − − − − DBA44(+)* LLP + + − − − +/− − IgC(+), CD38(+), mutación de MYD88 LCM + + + − − − −/+ − t(11;14); ciclina D1(+)*; SOX11(+)* LF + + − +/− −/+ − + − t(14;18); BCL-2(+)* LCM: linfoma de las células del manto; LEDPR: linfoma esplénico difuso de la pulpa roja; LEZM: linfoma esplénico de la zona marginal; LF: linfoma folicular; LLC: leucemia linfática crónica; LLP: linfoma linfoplasmocítico; LPL: leucemia prolinfocítica; TL: tricoleucemia; TL-v: tricoleucemia variante. *Anticuerpos monoclonales para estudios inmunohistoquímicos. • CUADRO 210-2 Estudio de un síndrome linfoproliferativo de expresión leucémica Obligatorio Anamnesis, incluyendo antecedentes e historia familiar Exploración física Análisis de sangre: morfología de sangre periférica y recuentos sanguíneos; bioquímica básica con proteinograma y LDH sérica Inmunofenotipo de los linfocitos en sangre periférica y/o médula ósea Virus de hepatitis B y C, HIV Opcional (según el diagnóstico concreto) Radiografía de tórax; ecografía abdominal; TC de tórax y abdomen Dosificación de las inmunoglobulinas y β2-microglobulina sérica Prueba de antiglobulina directa (test de Coombs) Serología para HTLV-I Aspirado/biopsia de la médula ósea Citogenética (FISH y convencional) y biología molecular Biopsia ganglionar (si se sospecha linfoma leucemizado y el paciente tiene adenopatías) FISH: hibridación in situ con fluorescencia; LDH: lactato-deshidrogenasa; TC: tomografía computarizada. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 210 Síndromes linfoproliferativos crónicos de expresión leucémica © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1663 Rai I-IV (1 punto) y edad mayor de 65 años (1 punto). Las diferen- tes combinaciones de estos cinco factores dan lugar a cuatro grupos pronósticos con diferente supervivencia a los 5 años: riesgo bajo (0-1 punto, 93% de supervivencia), riesgo intermedio (2-3 puntos, 79%), riesgo alto (4-6 puntos, 63%) y riesgo muy alto (7-10 puntos, 23%). Es muy posible que el CLL-IPI se consolide en la estimación pronóstica de los pacientes con LLC en el futuro. Tratamiento Los pacientes con LLC no precisan tratamiento a no ser que se presente alguna de las siguientes situaciones: a) síntomas generales (astenia, fiebre, sudoración, pérdida de peso); b) adenopatías o esplenomegalia que aumentan de tamaño o causan molestias; c) anemia o trombo- citopenia progresivas debidas a la infiltración de la médula ósea, y d) tiempo de duplicación de la cifra de linfocitos en sangre rápido (inferior a 12 meses). Asimismo, la anemia hemolítica o la tromboci- topenia autoinmunes no justifican el empleo de quimioterapia, a no ser que no respondan al tratamiento propio de esta enfermedad (p. ej., glucocorticoides). En los enfermos que sí necesitan tratamiento, este ha sufrido una profunda transformación en los últimos 5 años con la aparición de los fármacos inhibidores del BCR, sobre todo ibrutinib (inhibidor de BTK). Hasta hace poco se recomendaba de manera universal la combinación de fludarabina, ciclofosfamida y rituximab (FCR). Con este esquema se obtiene un 80%-90% de respuestas, lo que incluye un 40%-70% de remisiones completas. Estas respuestas completas pueden ser de tal calibre que la enfermedad no se pueda detectar ni siquiera mediante técnicas inmunofenotípicas o moleculares muy sensibles («enfermedad residual mínima» negativa), lo que se asocia a una supervivencia más prolongada. Sin embargo, los resultados con FCR no son tan buenos en pacientes mayores de 65-70 años (por toxicidad excesiva) ni en aquellos con ausencia de mutaciones de IGHV o con alteraciones de TP53 (por falta de eficacia o recaídas precoces). Por estos motivos, el uso de FCR ha quedado restringido a aquellos pacientes jóvenes sin ninguno de estos dos factores de pronóstico adverso (< 15% de los pacientes en primera línea). Aunque la edad por sí misma no es un impedimento para el trata- miento con FCR, muchos enfermos mayores de 65-70 años presentan otras enfermedades o una función renal deteriorada que impiden la administración de este esquema dada su toxicidad. En este grupo de enfermos, por otra parte mayoritario, el tratamiento clásico ha sido el clorambucilo. Posteriormente, varios estudios demostraron que la combinación del clorambucilo y un anticuerpo monoclonal anti- CD20 (rituximab, ofatumumab u obinutuzumab) y la bendamustina consiguen mejores tasas de respuesta y duración de esta que el cloram- bucilo en monoterapia, por lo que también son opciones válidas para este grupo de pacientes. Al igual que ocurre con FCR, los resultados obtenidos con el clorambucilo, con o sin anti-CD20, en pacientes con IGHV no mutada o con alteraciones de TP53 son claramente insuficientes, recomendándose el tratamiento con inhibidores del BCR. Los pacientes con alteraciones de TP53 (deleciones o mutaciones, 5%-25% de los casos) constituyen un gran desafío terapéutico. Los inhibidores del BCR, entre los que destacan el ibrutinib y el idelalisib (inhibidor de PI3K), en caso de contraindicación del ibrutinib, son de elección en estos pacientes, dado que consiguen respuestas muy superiores al tratamiento convencional, y también son preferibles en aquellos con IGHV no mutada. Los pacientes en recaída o refractarios también deben considerarse para tratamiento con ibrutinib o idelalisib. Por otro lado, para los pacientes en recaída o refractarios al ibrutinib ahora disponemos de venetoclax (inhibidor de Bcl2), que muy pronto también podrá emplearse en cualquier paciente con LLC refractaria o recaída, independientemente del tratamientoprevio. Ante la aparición de tantos fármacos nuevos de gran eficacia, el TPH alogénico ha caído en desuso en los pacientes con LLC, aunque todavía existe un pequeño porcentaje de pacientes con riesgo muy alto en los que se recomienda. El tratamiento de las citopenias de mecanismo inmune se basa en glucocorticoides. Los casos que no responden a glucocorticoides pueden hacerlo a ciclosporina A o rituximab. En los casos resistentes está indicado el tratamiento de la LLC, que en ocasiones es la mejor solución para las complicaciones autoinmunes. La administración profiláctica de inmunoglobulinas por vía endo- venosa puede reducir la incidencia de infecciones en pacientes con hipogammaglobulinemia grave, pero no se ha demostrado que pro- longue la supervivencia. Los factores de crecimiento hematopoyéticos (G-CSF) y la eritropoyetina son útiles como tratamiento de soporte en caso de neutropenia y anemia. En caso de transformación, el tratamiento dependerá del tipo his- tológico, considerando además la consolidación mediante TPH. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Beekman R, Chapaprieta V, Russiñol N, Vilarrasa-Blasi R, Verdaguer-Dot N, Martens JH, et al. The reference epigenome and regulatory chromatin landscape of chronic lymphocytic leukemia. Nat Med 2018;24:868-80. Burger JA, O’Brien S. Evolution of CLL treatment – from chemoimmuno- therapy to targeted and individualized therapy. Nat Rev Clin Oncol 2018; 15:510-27. Hallek M, Cheson BD, Catovsky D, Caligaris-Cappio T, Dighiero G, Döhner H, et al. iwCLL guidelines for diagnosis, indications for treatment, res- ponse assessment, and supportive management of CLL. Blood 2018;131: 2745-60. Puente XS, Jares P, Campo E. Chronic lymphocytic leukemia and mantle cell lymphoma: crossroads of genetic and microenvironment interactions. Blood 2018;131:2283-96. The International CLL-IPI Working Group. An international prognostic index for patients with chronic lymphocytic leukemia (CLL-IPI): a meta-analysis of individual patient data. Lancet Oncol 2016;17:779-90. Leucemia prolinfocítica B Concepto La leucemia prolinfocítica B (LPL-B) se caracteriza por linfocitosis a expensas de linfocitos de aspecto maduro en la que predominan los prolinfocitos (> 55%). Representa menos del 5% de los SLPC con expresión leucémica, y hoy sabemos que el 20% de los casos de LPL-B incluidos en las series históricas tenían la t(11;14)(q13;q32) y se trataba, por tanto, de casos de linfoma de células del manto leuce- mizado. Estudios recientes concluyen que incluso los casos de LPL-B que carecen de t(11;14)(q13;q32) tienen un perfil de expresión génica similar al del linfoma de células del manto y deberían considerarse la misma enfermedad, aunque este es un asunto controvertido. TABLA 210-3 Factores pronósticos en la leucemia linfática crónica Pronóstico favorable Pronóstico desfavorable Estadio clínico Rai, 0; Binet, A Rai, II-IV; Binet, B-C Tiempo de duplicación linfocitaria > 12 meses < 12 meses Infiltración medular Leve o parcheada Difusa (> 70%) Marcadores serológicos* Normales Incrementados Expresión de CD38 Baja Alta Expresión de ZAP70 Baja Alta Citogenética (FISH) Normal o del(13q) aislada Cariotipo complejo, del(17p) o del(11q) Mutaciones de IGHV Presentes Ausentes Mutaciones de TP53, ATM, NOTCH1 o SF3B1 Ausentes Presentes Mutación de MYD88 Presente Ausente Perfil epigenético Linfocito B de memoria Linfocito B naïve FISH: hibridación in situ con fluorescencia. *β2-microglobulina, CD23 soluble y timidina cinasa. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1664 SECCIÓN XIV Hematología Cuadro clínico Al contrario que la LLC, los pacientes con LPL-B suelen estar sinto- máticos en el momento del diagnóstico. Suelen presentar síntomas B (pérdida de peso, fiebre o sudoración nocturna), además de cansancio y sensación de ocupación en el hipocondrio. La esplenomegalia es prácticamente constante. Datos de laboratorio Se caracteriza por una linfocitosis muy elevada (en general, superior a 100 × 109/L) en la que predominan los prolinfocitos. Más de la mitad de los pacientes debutan con anemia o trombocitopenia. Diagnóstico El diagnóstico se basa en el porcentaje de prolinfocitos en sangre periférica, que ha de ser superior al 55%. Los prolinfocitos son linfocitos algo mayores de lo normal, con citoplasma amplio y núcleo con cromatina densa sobre la que destaca un nucléolo único y central. Además, el fenotipo de estas células es diferente al de las de la LLC y se caracteriza por la expresión intensa de las inmunoglobulinas de superficie y CD20, la negatividad para CD23 y la expresión variable de CD5 (v. tabla 210-1). El cariotipo es habi- tualmente complejo y las alteraciones de TP53 (deleciones o mutaciones) son muy frecuentes. Ante el diagnóstico de una LPL-B es muy importante descartar la posibilidad de que se trate de un linfoma de células del manto mediante citogenética o FISH para la t(11;14)(q13;q32). Pronóstico La enfermedad tiene un curso agresivo y un pronóstico desfavorable, con una supervivencia mediana alrededor de los 3 años. Algunos pocos casos, sin embargo, pueden debutar de manera asintomática. Tratamiento El tratamiento es generalmente poco eficaz. La combinación R-CHOP puede deparar algunas respuestas, así como los análogos de las purinas y el alemtuzumab (anti-CD52). El TPH debe considerarse en los pacientes más jóvenes. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Van der Velden VH, Hoogeveen PG, de Ridder D, Schindler-van der Struijk M, van Zelm MC, Sanders M, et al. B-cell prolymphocytic leukemia: a specific subgroup of mantle cell lymphoma. Blood 2014;124:412-9. Tricoleucemia Concepto La tricoleucemia es un SLPC caracterizado por la particular morfología de las células tumorales, que presentan unas prolongaciones citoplasmáticas a modo de «pelos» (tricoleucocitos) (fig. 210-2; v. fig. 201-6). Estas células invaden la médula ósea y los órganos linfoides causando citopenias y esplenomegalia. Representa el 8% de los SLPC con expresión leucémica y afecta sobre todo a varones (4:1) de entre 40 y 60 años. La enfermedad tiene su origen en células posgerminales que suelen presentar mutaciones de los genes IGHV. Recientemente se ha descrito la mutación p.V600E del oncogén BRAF como característica de esta enfermedad, aunque no totalmente específica, pues se puede encontrar en otras neoplasias. Cuadro clínico Al igual que en otros SLPC, un porcentaje creciente de pacientes con tricoleucemia se diagnostica de manera casual. En caso de producir síntomas, los más frecuentes son el cansancio, la hemorragia y las infecciones, a menudo causadas por gérmenes oportunistas como micobacterias atípicas, Pneumocystis jiroveci o Legionella. La espleno- megalia es muy frecuente (80% de los casos), no así las adenopatías. De forma excepcional, los pacientes presentan fenómenos autoinmunes sistémicos en forma de vasculitis leucocitoclástica y artropatía. También se ha descrito un aumento en la incidencia de otras neoplasias. Datos de laboratorio La tricoleucemia no se caracteriza por leucocitosis, sino todo lo con- trario: suele diagnosticarse a raíz del estudio de una pancitopenia o citopenias aisladas de grado variable. La monocitopenia es frecuente y muy característica. En una pequeña proporción de casos (20%) existe una leucocitosis superior a 10 × 109/L. En ocasiones, la enfermedad se acompaña de paraproteína. Diagnóstico El diagnóstico se sustenta en la identificación de tricoleucocitos en sangre periférica, médula ósea o bazo. Además de la morfología, los tri- coleucocitos poseen un inmunofenotipo característico (v. tabla 210-1) en el que destaca la positividad para FMC7, CD20 y C22, así como para CD25, CD103 y CD123. La ciclina D1 se expresa débilmente.La mutación p.V600E del oncogén BRAF se observa en la mayoría de los casos de tricoleucemia, pero no es totalmente específica, ya que también se detecta en un pequeño porcentaje de pacientes con LLC y en otros tumores. Además, casi un 20% de los pacientes tienen una deleción de 7q que afecta al otro alelo de BRAF. La obtención de un aspirado de médula ósea puede ser difícil debido a la existencia de fibrosis. En la biopsia se observan la infiltración por las células linfoides atípicas («en huevo frito») y fibrosis reticulínica. La inmunohistoquímica, que incluye positividad de las células neoplásicas para la anexina A1 y DBA44, puede ser útil para esclarecer el diagnóstico. En muy raras ocasiones, el diagnóstico requiere del examen histopatológico del bazo, siendo característica la infiltración de la pulpa roja. Diagnóstico diferencial En el diagnóstico diferencial de la tricoleucemia hay que tener en cuenta principalmente el linfoma esplénico de la zona marginal, la tricoleucemia variante y el linfoma esplénico difuso de la pulpa roja, dado que las cuatro entidades cursan con esplenomegalia y presencia de linfocitos atípicos en sangre que pueden presentar algún tipo de protrusión citoplasmática. Pronóstico Con los tratamientos actuales el pronóstico es excelente para la mayoría de los pacientes, de manera que el 80%-90% de los enfermos tienen una supervivencia global similar a la de la población general. La res- puesta al tratamiento y el pronóstico son peores para el pequeño sub- grupo de pacientes que carecen de mutación de BRAF, tienen la IGHV no mutada o reordenan el subtipo VH4-34. Tratamiento Un 10% de los pacientes no requieren tratamiento por presentar un curso clínico poco agresivo. Los criterios para iniciar el tratamiento son: a) anemia con hemoglobina inferior a 100 g/L; b) neutropenia inferior a 1 × 109/L; c) trombocitopenia inferior a 100 × 109/L); Figura - Tricoleucemia. Imagen de un tricoleucocito obtenida con el microscopio electrónico de transmisión. Obsérvense las pro- longaciones citoplasmáticas, así como los complejos ribosómicos lamelares (flechas). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 210 Síndromes linfoproliferativos crónicos de expresión leucémica © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1665 d) esplenomegalia sintomática; e) infecciones repetidas; f ) afección extraganglionar, y g) complicaciones autoinmunes. La enfermedad responde muy bien a la pentostatina o a la cladribina. La tasa de respuestas completas es similar con ambos fármacos y se sitúa alrededor del 90%. La esplenectomía puede ser útil en algunos casos, particularmente en aquellos con esplenomegalia gigante. Los pocos casos resistentes a los análogos de las purinas pueden responder al rituximab. Nuevos fármacos en ensayo para casos refractarios son: vemurafenib (inhibidor de BRAF) y moxetumomab pasudotox (anti-CD22 conjugado con una toxina). Este último ha sido aprobado para el tratamiento de la tricoleucemia en recaída/refractaria por parte de la FDA americana. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Grever M, Abdel-Wahab O, Andritsos LA, Banerji V, Barrientos J, Blachly JS, et al. Consensus guidelines for the diagnosis and management of patients with classic hairy cell leukemia. Blood 2017;129:553-60. Tricoleucemia variante Concepto La tricoleucemia variante incluye casos de SLPC cuyas células se asemejan a las de la tricoleucemia clásica, pero que a su vez muestran diferencias clínico-morfológicas (leucocitosis importante, ausencia de monocitopenia, presencia de nucléolo en los linfocitos atípicos) e inmunofenotípicas (ausencia de expresión de CD25 o anexina A1). Supone el 10% de todos los casos de tricoleucemia y afecta a pacientes de edad media-avanzada con un leve predominio masculino. Cuadro clínico y datos de laboratorio Al igual que en la forma clásica, los pacientes con tricoleucemia variante presentan síntomas derivados de las citopenias y la esplenomegalia. La leucocitosis es más constante que en la tricoleucemia clásica, siendo también frecuentes la trombocitopenia (50%) y la anemia (25%). El recuento de monocitos suele ser normal. Diagnóstico El diagnóstico se basa en la identificación de los linfocitos en la exten- sión de sangre periférica, que se han definido como un «híbrido» entre un tricoleucocito y un prolinfocito. El nucléolo único y central es característico, así como las vellosidades citoplasmáticas, aunque también hay cierta variabilidad. Al contrario de la tricoleucemia clásica, no suele haber fibrosis medular, por lo que el aspirado de médula ósea no supone problema alguno. El inmunofenotipo es en parte similar al de la clásica (positivo para CD20, FMC7, CD11c y DBA44), pero con notables diferencias (negativo para CD25, CD123 y anexina A1) (v. tabla 210-1). Se han encontrado mutaciones de MAP2K1 en el 30% de los casos de tricoleucemia variante, siendo también frecuentes las mutaciones de TP53. La histología esplénica muestra una infiltración de la pulpa roja. Diagnóstico diferencial El diagnóstico diferencial más importante es con la tricoleucemia clásica, para lo que son útiles la morfología, el fenotipo y la ausencia de la mutación de BRAF. También hay que descartar que se trate de un linfoma esplénico de la zona marginal o un linfoma esplénico difuso de la pulpa roja. Pronóstico y tratamiento El pronóstico es peor que el de la tricoleucemia clásica, dado que la enfermedad no responde adecuadamente a la pentostatina o la cladribi- na, aunque algo mejor en combinación con rituximab. Los inhibidores de BRAF no desempeñan ningún papel debido a que estos casos carecen de la mutación, pero sí se ha sugerido que los inhibidores de MEK podrían tener eficacia en esta enfermedad. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Kreitman RJ, Wilson W, Calvo KR, Arons E, Roth L, Sapolsky J, et al. Cla- dribine with immediate rituximab for the treatment of patients with variant hairy cell leukemia. Clin Cancer Res 2013;19:6873-81. Linfomas B leucemizados Los linfomas afectan sobre todo los ganglios linfáticos y otros tejidos linfoides y se describen con detalle en el capítulo siguiente (v. cap. 211, Linfomas y otras enfermedades ganglionares). Sin embargo, en ocasio- nes lo que predomina es la afectación de la sangre y el bazo en ausencia de adenopatías. Linfoma esplénico de la zona marginal El linfoma esplénico de la zona marginal (LEZM) afecta por igual a varones y mujeres, y la mediana de edad de los pacientes ronda los 65 años en el momento del diagnóstico. Constituye el 2% de todas las neoplasias linfoides. Algunos pacientes presentan una infección con- comitante por el virus de la hepatitis C, que muy probablemente está implicado en su patogenia. A menudo debuta con una leucocitosis moderada que se asocia frecuentemente a anemia, trombocitopenia, fenómenos autoinmunes o paraproteína. En la sangre periférica se pueden observar los linfocitos atípicos («linfocitos vellosos»), cuyas proyecciones citoplasmáticas tienden a estar localizadas en un polo de la célula y no alrededor de todo el citoplasma. Las alteraciones citogenéticas más frecuentes implican las siguientes regiones cromo- sómicas: 7q (40%), 3q (30%-80%) y 12q (15%-20%), siendo la primera la más específica de esta enfermedad. Los estudios genómicos han demostrado que la mutación más frecuente y específica del LEZM se localiza en el gen KLF2 (10%-40%) y se asocia a deleciones de 7q y buen pronóstico. También se ha detectado la presencia de mutaciones de NOTCH2 (10%-25%), mientras que las de MYD88 son infrecuentes. El diagnóstico diferencial suele plantearse con la tricoleucemia, la tricoleucemia variante y el linfoma esplénicodifuso de la pulpa roja. El inmunofenotipo se muestra en la tabla 210-1, aunque a menudo el diagnóstico de certeza sólo es posible tras el examen histopatológi- co del bazo. En la pulpa blanca del bazo se aprecia cómo las células tumorales rodean o sustituyen los centros germinales con desaparición del manto folicular, aunque también es constante la infiltración de la pulpa roja. En la médula ósea es típica, aunque no específica, la infil- tración intrasinusoidal. El pronóstico de esta enfermedad es favorable, con una mediana de supervivencia entre 5 y 10 años. Sólo deben tratarse los pacientes sin- tomáticos o con citopenias (anemia o trombocitopenia generalmente). La esplenectomía no sólo es útil para confirmar el diagnóstico, sino para corregir la anemia y la trombocitopenia. En los pacientes en los que la cirugía está contraindicada, el rituximab resulta eficaz. Otros quimioterápicos más convencionales (p. ej., ciclofosfamida, cloram- bucilo, fludarabina) también pueden emplearse en esta enfermedad. Recientemente, la FDA estadounidense aprobó el inhibidor de BTK ibrutinib para el tratamiento del LEZM recaído o refractario, siendo el primer fármaco aprobado específicamente para esta enfermedad. En los pacientes portadores de VHC se ha descrito la curación del linfoma en una proporción de casos al erradicar el virus con interferón, ribavirina o los nuevos antivirales, de manera que el tratamiento del VHC se considera de elección en estos casos. La transformación histológica a linfoma difuso de células grandes se ha descrito en el 10%-20% de los casos y le confiere un pronóstico adverso. Linfoma esplénico difuso de la pulpa roja El linfoma esplénico difuso de la pulpa roja supone menos del 1% de los linfomas no hodgkinianos y representa el 10% de los linfomas que se diagnostican tras una esplenectomía. La mayoría de los pacientes son mayores de 40 años sin predominancia de sexo. A menudo debuta con una leucocitosis leve que se asocia frecuentemente a trombocito- penia, siendo rara la anemia. La morfología de los linfocitos atípicos en la sangre periférica es similar a la del LEZM y el fenotipo es ines- pecífico (CD20+, DBA44+, CD25–, CD103–, CD123–). Las al- teraciones citogenéticas son también inespecíficas y se han descrito alteraciones de TP53. La infiltración medular es intrasinusoidal, como en el LEZM. El diagnóstico diferencial suele plantearse con la tricoleucemia, la tricoleucemia variante y el LEZM. Para la confirmación diagnóstica es necesaria la esplenectomía. El pronóstico de esta enfermedad es muy favorable, y la respuesta a la esplenectomía suele ser muy duradera. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1666 SECCIÓN XIV Hematología Linfoma folicular leucemizado Entre un 10% y un 30% de los pacientes con linfoma folicular pre- sentan células neoplásicas circulantes en sangre periférica, ya sea en el momento del diagnóstico o durante la evolución de su enfermedad (fig. 210-3). El estudio mediante citometría de flujo demuestra la invasión de la sangre periférica y médula ósea en un buen número de casos en los que esta no puede identificarse por métodos conven- cionales. Morfológicamente, las células pueden ser centrocitos (o células hendidas) o centroblastos. El inmunofenotipo se muestra en la tabla 210-1, y la detección de la t(14;18)(q32;q21) mediante cito- genética o FISH puede ser de utilidad. El pronóstico y el tratamiento del linfoma folicular se exponen en el capítulo 211, Linfomas y otras enfermedades ganglionares. Linfoma linfoplasmocitoide Las células neoplásicas de estos linfomas varían entre células pequeñas de aspecto maduro y células linfoplasmocitoides. La leucocitosis es moderada y es constante la presencia de paraproteína, habitualmente de tipo IgM. El diagnóstico diferencial debe efectuarse con la LLC y el LEZM. Además de los marcadores típicos de estirpe B (CD19, CD20), las células tumorales pueden expresar marcadores típicos de célula plas- mática (p. ej., CD38), así como Ig intracitoplasmática (v. tabla 210-1). Recientemente se ha descrito la mutación p.L265P del gen MYD88 como característica de la enfermedad, aunque no es del todo específica. La macroglobulinemia de Waldenström es una variedad del linfoma linfoplasmocitoide en la que el componente monoclonal IgM es superior a 30 g/L (v. cap. 212, Gammapatías monoclonales). Cursa con anemia, organomegalias y síndrome de hiperviscosidad en un 30% de los casos. Linfoma de células del manto leucemizado El linfoma de células del manto (LCM) representa el 5%-10% de todos los linfomas. La t(11;14)(q13;q32) y la sobreexpresión de ciclina D1 (CCDN1) y de SOX11 son características de este linfoma. Las células son prácticamente siempre CD5+, pero, a diferencia de la LLC, la expresión de IgS y CD20 es intensa y en general es negativa para CD23 (v. tabla 210-1). Las características, el pronóstico y el tratamiento del LCM se comentan en el capítulo 211, Linfomas y otras enfermedades ganglionares. Cabe resaltar, sin embargo, que el LCM en el que predominan la leucemización y la esplenomegalia sobre la afectación adenopática suele tener, a diferencia de la mayoría de los LCM, un curso clínico más indolente. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Arcaini L, Rossi D, Paulli M. Splenic marginal zone lymphoma: from genetics to management. Blood 2016;127:2072-81. Martinez D, Navarro A, Martinez-Trillos A, Molina-Urra R, Gonzalez-Farre B, Salaverria I, et al. NOTCH1, TP53 and MAP2K1 mutations in splenic diffuse red pulp small B-cell lymphoma are associated with progressive disease. Am J Surg Pathol 2016;40:192-201. Parry M, Rose-Zerilli MJ, Ljungström V, Gibson J, Wang J, Walewska R, et al. Genetics and prognostication in splenic marginal zone lymphoma: revelations from deep sequencing. Clin Cancer Res 2015;21:4174-83. SÍNDROMES LINFOPROLIFERATIVOS CRÓNICOS DE ESTIRPE T Leucemia prolinfocítica T Concepto La leucemia prolinfocítica T es, dentro de su rareza, una de las for- mas más frecuentes de síndromes linfoproliferativos T con expresión leucémica. Cuadro clínico Afecta a adultos con una media de edad de 65 años y es más frecuente en varones. La presentación de la enfermedad suele ser aguda, con síntomas generales y fiebre. Los signos más frecuentes son hiperleu- cocitosis (> 100 × 109/L) y esplenomegalia, aunque también pue- den observarse adenopatías, hepatomegalia y lesiones cutáneas. Una minoría de pacientes no presenta síntomas y se diagnostica de forma casual. Los pacientes con ataxia-telangiectasia están especialmente predispuestos a padecer LPL-T. Diagnóstico La cifra de leucocitos suele ser superior a 100 × 109/L, con más de un 90% de prolinfocitos (fig. 210-4). En una tercera parte de los enfermos se encuentran anemia y trombocitopenia. La médula ósea se halla densamente infiltrada por prolinfocitos de tamaño mediano o pequeño de núcleo con nucléolo visible y citoplasma intensamente basófilo que puede tener prolongaciones en forma de «mamelones». Sin embargo, en algunos casos predominan las células pequeñas o de núcleo cerebriforme y el nucléolo sólo es visible mediante microscopia electrónica. El inmunofenotipo es el de una célula postímica (TdT–, CD1a–) positiva para CD2, CD5 y con intensa expresión de CD7 (tabla 210-4). La LPL-T suele ser CD4+/CD8–, aunque también se han descrito casos CD4+/CD8+ y, más raramente, CD4–/CD8+. En el estudio histológico del bazo se observa infiltración de la pulpa roja y en la biopsia cutánea infiltrados linfoides en la dermis sin epidermo- tropismo (a diferencia del síndrome de Sézary). La leucemia prolinfocítica T posee alteraciones citogenéticas carac- terísticas: inv(14)(q11;q32), que se observa en el 80% de los casos; t(14;14)(q11;q32), en el10% de los casos; anomalías que yuxtaponen los oncogenes TCL1A/B junto al locus TRA. La trisomía 8 y el iso8q se observan en el 70%-80% de los casos. El gen de la ataxia-telan- giectasia, ATM (11q23), está mutado o delecionado en más del 60% de los pacientes, lo que explica la propensión de los enfermos con Figura - Linfoma leucemizado. Extensión de sangre periférica que muestra linfocitos de distinta forma y tamaño (células centrofoli- culares). (May-Grünwald-Giemsa, ×1.000.) Figura - Sangre periférica de un paciente con una leucemia prolinfocítica T. (May-Grünwald-Giemsa, ×1.000.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 210 Síndromes linfoproliferativos crónicos de expresión leucémica © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1667 ataxia-telangiectasia a padecer la enfermedad. También se observan mutaciones de JAK3 en el 30%-40% de los pacientes y de STAT5B en un tercio. Pronóstico En la mayoría de los casos, el curso clínico es agresivo, con una mediana de supervivencia inferior a 2 años. La causa de muerte más frecuente son las infecciones. Tratamiento El tratamiento de elección es el alemtuzumab (anti-CD52), que se debe administrar específicamente por vía endovenosa y no subcutánea. Los análogos de las purinas, particularmente la pentostatina, también pueden ser eficaces. En pacientes jóvenes se deberá considerar conso- lidar la respuesta mediante TPH alogénico o autólogo en su defecto. Estudios preliminares apuntan a que el inhibidor de Bcl2 venetoclax podría tener actividad en esta enfermedad. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Boidol B, Kornauth C, van der Kouwe E, Prutsch N, Kazianka L, Gültekin S, et al. First-in-human response of BCL2 inhibitor venetoclax in T-cell prolymphocytic leukemia. Blood 2017;130:2499-2503. Dearden CE, Khot A, Else M, Hamblin M, Grand E, Roy A, et al. Alemtu- zumab therapy in T-cell prolymphocytic leukemia: comparing efficacy in a series treated intravenously and a study piloting the subcutaneous route. Blood 2011;118:5799-802. Kiel MJ, Velusamy T, Rolland D, Sahasrabuddhe AA, Chung F, Bailey NG, et al. Integrated genomic sequencing reveals mutational landscape of T-cell prolymphocytic leukemia. Blood 2014;124:1460-72. Leucemia de linfocitos granulares grandes de estirpe T Concepto La leucemia de linfocitos granulares grandes (LLGG) de estirpe T cons- tituye el 85% de todos los casos de leucemias de linfocitos granulares (el 15% restante son de estirpe NK) y representa menos del 5% de los síndromes linfoproliferativos. Etiopatogenia Los linfocitos granulares grandes constituyen el 10%-15% del total de los linfocitos presentes en la sangre periférica de los adultos. En condiciones normales, los linfocitos granulares grandes se activan tras el reconocimiento antigénico para posteriormente expandirse y finalmente entrar en apoptosis tras la erradicación del antígeno. En la LLGG, estas células persisten porque predominan las señales de supervivencia sobre las de apoptosis. Esto se produce por varios mecanismos: bloqueo de las señales derivadas de la activación de Fas/ FasL, exceso de producción de IL-15 y PDGF, y activación constitutiva de los ejes PI3K/AKT, NF-κB y JAK/STAT. Cuadro clínico Hoy en día, un porcentaje significativo de pacientes está asintomático en el momento del diagnóstico, al que se llega de forma casual. Sin embargo, dos terceras partes de los pacientes acaban desarrollando síntomas. Entre los pacientes sintomáticos, la neutropenia está presente en el 80% de los pacientes y es grave en el 45% de ellos. Esta neu- tropenia se acompaña de infecciones de repetición, anemia (20%), trombocitopenia (20%) y fenómenos autoinmunes (40%), entre los que destacan por su frecuencia la artritis reumatoide y el síndrome de Felty (artritis reumatoide, neutropenia y esplenomegalia). En la exploración física, el signo más frecuente es la esplenomegalia (50% de los casos), mientras que las adenopatías y las lesiones cutáneas son infrecuentes. Diagnóstico El diagnóstico de LLGG debe plantearse ante cualquier citopenia sin causa evidente, particularmente cuando se trata de una neutropenia asociada a una linfocitosis leve o moderada. En sangre periférica se observan linfocitos grandes con núcleo redondeado y citoplasma amplio y transparente sobre el que destaca la granulación azurófila (fig. 210-5). Estos linfocitos, sin embargo, no son específicos de esta enfermedad, sino que también pueden observarse en otras situaciones (v. Diagnóstico diferencial). Los linfocitos propios de la LLGG-T expresan CD2, CD3, receptor de células T-(TCR)-α/β, CD8, CD57, TIA1 y granzima B (v. tabla 210-4). La infiltración medular suele ser moderada y adopta un patrón intersticial. Para la confirmación diagnóstica es preciso demostrar la monoclonalidad de las células tumorales, habitualmente mediante PCR, pero también mediante citometría de flujo. También se identifican mutaciones en STAT3 en el 30%-75% de los pacientes, lo que puede ser de ayuda para establecer el diagnóstico. Esta alteración de la vía JAK/STAT también se produce en la artritis reumatoide. Diagnóstico diferencial Es crucial diferenciar la LLGG de las linfocitosis reactivas que pue- den observarse en situaciones muy diversas, incluyendo infecciones Figura - Sangre periférica de un paciente con leucemia de linfocitos granulares grandes T. (May-Grünwald-Giemsa, ×1.000.) TABLA 210-4 Características inmunofenotípicas y moleculares de los síndromes linfoproliferativos crónicos de células T TCR-αβ TCR-γδ CD2 CD3 CD5 CD7 CD4 CD8 CD25 Otros LLGG-T + − + + −/+ −/+ − + − CD16(+), CD56(–), CD57(+), TIA-1(+)*, granzima B(+)*, mutación de STAT3 LPL-T + + + +/− + + − +/− Oncogén TCL1 (14q32.1) LLTA + + + − + − ++ HTLV-I(+); FOXP3(+) Sézary + − + + + − + −/+ LLGG-T: leucemia de linfocitos granulares grandes; LLTA: leucemia/linfoma T del adulto; LPL-T: leucemia prolinfocítica T. *Anticuerpos monoclonales para estudios inmunohistoquímicos. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1668 SECCIÓN XIV Hematología víricas, enfermedades autoinmunes, linfoma, síndrome mielodisplásico, esplenectomía, tratamiento con dasatinib, TPH alogénico, trasplante hepático, trasplante renal y otras. Pronóstico La mediana de supervivencia es muy prolongada. Los enfermos pueden fallecer debido a infecciones y cuadros sépticos, pero rara vez a causa de la progresión de la enfermedad. Una pequeña parte de los casos (menos del 5%) acaba por desarrollar un linfoma agresivo. Tratamiento El tratamiento solamente está indicado en caso de citopenias graves (habitualmente, neutropenia inferior a 0,5 × 109/L), infecciones de repetición o enfermedad autoinmune activa. Se recomiendan fárma- cos inmunosupresores como metotrexato, ciclosporina A, ciclofos- famida o prednisona, si bien cualquiera de ellos puede tardar hasta 4 meses en hacer efecto. En el único ensayo clínico prospectivo realizado hasta la fecha, la tasa de respuestas al metotrexato fue del 38%, mientras que los pacientes refractarios a dicho tratamiento sí que respondieron a la ciclofosfamida en el 62% de los casos. Los análogos de las purinas y el alemtuzumab pueden ser útiles en los casos refractarios al tratamiento inmunosupresor. En el caso de neu- tropenia extrema debe considerarse la administración de G-CSF, sobre todo en presencia de infecciones. Dado que la vía JAK/STAT está implicada en la patogenia de laartritis reumatoide y la LLGG, recientemente se han publicado resultados del uso del inhibidor de JAK3 tofacitinib en pacientes con ambas enfermedades, observándose una eficacia muy prometedora. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Lamy T, Moignet A, Loughran Jr TP. LGL leukemia: from pathogenesis to treatment. Blood 2017;129:1082-94. Loughran Jr TP, Zickl L, Olson TL, Wang V, Zhang D, Rajala HL, et al. Immunosuppressive therapy of LGL leukemia: prospective multicenter phase II study by the Eastern Cooperative Oncology Group (E5998). Leukemia 2015;29:886-94. Leucemia/linfoma T del adulto Concepto La leucemia/linfoma T del adulto es una enfermedad que se observa casi de forma exclusiva en Japón, Caribe, África central, Sudamérica y Oriente Medio y que se debe a la infección por el virus linfotrópico humano tipo I (HTLV-I), endémico en estas regiones. El curso clínico es altamente variable con formas sumamente agudas y otras de tipo crónico. Etiología La leucemia/linfoma T del adulto está causada por el HTLV-I, pero los mecanismos exactos por los que se produce la malignización de los linfocitos T sólo se conocen en parte. Así, sólo el 1%-4% de los por- tadores del virus desarrollan la enfermedad. Cuadro clínico Existen diversas formas de presentación: preclínica, indolente (smol- dering), de tipo leucemia (aguda o crónica) y linfomatosa. La forma preclínica está a caballo entre los portadores asintomáticos del HTLV-I y los enfermos claramente sintomáticos. Se caracteriza por la aparición de linfocitos atípicos en sangre periférica en un paciente asintomático. Las formas de tipo leucemia aguda o linfoma (60% de todos los casos) son las más agresivas, con importante malestar general, adenopatías, organomegalias, lesiones cutáneas, osteólisis e hipercalcemia. A lo largo de su curso clínico, aunque particularmente en sus fases avanzadas, la enfermedad puede afectar a los pulmones, el tubo digestivo y el SNC. Las infecciones oportunistas son frecuentes, dado el importante grado de inmunosupresión de los pacientes. Datos de laboratorio Mientras que en las formas de presentación aguda la leucocitosis con presencia de linfocitos atípicos es constante, en las variedades crónicas el recuento leucocitosis suele ser normal. El núcleo de los linfocitos atípicos tiene habitualmente forma «de flor» (fig. 210-6). El inmuno- fenotipo es el de un linfocito T CD4+ con marcadores de activación (CD25, HLA-DR y CCR4). Es frecuente la pérdida de expresión de CD7 y, a veces, de CD3 (v. tabla 210-4). Las alteraciones citogenéticas no son características. Parece que el perfil genómico de la enfermedad podría variar según la región geográfica, siendo las mutaciones de genes modificadores de las histonas más frecuentes en Norteamérica que en Asia, mientras que el efecto contrario se aprecia en el caso de las mutaciones de las vías JAK/STAT y NF-κB. La LDH está elevada y es frecuente la hipercalcemia. Los ganglios linfáticos presentan una infiltración por células linfoides pleomórficas. Diagnóstico En los lugares donde la enfermedad es frecuente, el diagnóstico suele realizarse con facilidad. Sin embargo, en las formas puramente lin- fomatosas, y en zonas no endémicas, para llegar al diagnóstico de la enfermedad se requiere un alto grado de sospecha clínica y el estudio virológico de HTLV-I es fundamental. Pronóstico El pronóstico es desfavorable, si bien varía mucho según la forma de presentación de la enfermedad. En la forma aguda y linfomatosa, la mediana de supervivencia es de 1 a 5 años. Las infecciones oportunistas derivadas de la inmunodepresión o la progresión de la enfermedad son las principales causas de muerte. Las formas crónica y estable tienen mejor pronóstico, pero siempre acaban por progresar a la forma aguda de la enfermedad. Tratamiento En las formas leucémicas, la combinación de zidovudina e IFN-α resulta muy eficaz, sobre todo en las formas crónicas. En las formas linfomatosas, el tratamiento debe ser como en los linfomas agresivos con poliquimioterapia alternante acompañada de tratamiento antirre- troviral, sin olvidar la quimioterapia intratecal profiláctica. En casos seleccionados, debe considerarse el TPH alogénico. El mogamulizumab (anti-CCR4) ha demostrado ser eficaz en casos recaídos y refractarios, por lo que ha sido aprobado en Japón. No obstante, el mogamulizumab favorece la aparición de la enfermedad del injerto contra el receptor en pacientes que reciben un TPH alogénico con posterioridad, por lo que se desaconseja su uso como puente hacia el TPH. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Cook LB, Fuji S, Hermine O, Bazarbachi A, Ramos JC, Ratner L, et al. Revised adult T-cell leukemia-lymphoma international consensus meeting report. J Clin Oncol 2019;37:677-87. Shah UA, Chung EY, Giricz O, Pradhan K, Kataoka K, Gordon-Mitchell S, et al. North American ATLL has a distinct mutational and transcriptional profile and responds to epigenetic therapies. Blood 2018;132:1507-18. Figura - Frotis de sangre periférica de un paciente con una leucemia/linfoma T del adulto, en el que se aprecian linfocitos con un núcleo polilobulado (células «en flor»). (May-Grünwald-Giemsa, ×1.000.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 211 Linfomas y otras enfermedades ganglionares © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1669 Síndrome de Sézary Concepto Los linfomas de estirpe T afectan con frecuencia a la piel, pero no deben confundirse con aquellos linfomas que afectan de forma exclu- siva o primordial la piel (linfomas T cutáneos), que se detallan en el capítulo 211, Linfomas y otras enfermedades ganglionares. Dentro de este último grupo destaca el síndrome de Sézary, que es un linfoma T cutáneo con afectación leucémica. Cuadro clínico El síndrome de Sézary afecta típicamente a varones mayores de 60 años y se caracteriza por la presencia de eritrodermia, linfocitos atípicos con núcleo cerebriforme (células de Sézary) en la sangre y adenopatías generalizadas. Otros síntomas son prurito, alopecia, ectropión, hiper- queratosis palmoplantar y onicodistrofia. Datos de laboratorio La leucocitosis suele ser moderada (12-15 × 109/L), con presencia de células de Sézary. El inmunofenotipo de las células atípicas es el de un linfocito T maduro CD4+, y es característica la pérdida de antígenos comunes de los linfocitos T (CD7 y CD26) (v. tabla 210-4). Desde un punto de vista citogenético, son frecuentes los cariotipos complejos sin que se hayan identificado alteraciones específicas. Entre las anomalías genómicas más comunes destacan alteraciones que afectan a TP53 y CDKN2A. La médula ósea puede no estar infiltrada, algo inhabitual en los SLPC con expresión leucémica. Diagnóstico Los elementos claves en el diagnóstico de síndrome de Sézary son la eritrodermia difusa y la presencia en sangre periférica de células de Sézary. Además, para el diagnóstico es necesario que el recuento de células de Sézary sea superior a 1 × 109/L, el cociente de linfocitos CD4/CD8 sea superior a 10 o se constate la pérdida antigénica por citometría de flujo. El estudio histopatológico de la piel muestra, entre otros rasgos, una infiltración de la dermis y la epidermis por las células de Sézary (epidermotropismo). Pronóstico El síndrome de Sézary es una enfermedad cuya supervivencia a los 5 años se estima en el 10%-20%. La mayoría de los pacientes fallecen a consecuencia de infecciones oportunistas. Tratamiento Existen múltiples opciones terapéuticas para el síndrome de Sézary, pero ninguna de gran eficacia. Entre los tratamientos dirigidos a la piel destacan la fotoaféresis extracorpórea y la radioterapia corporal total con electrones(electron-beam). Entre los tratamientos sistémicos son útiles los inmunomoduladores (IFN-α y retinoides), el alemtuzumab, los análogos de purinas y pirimidinas (pentostatina, gemcitabina) y la poliquimioterapia convencional (CHOP). También se han probado inhibidores de las desacetilasas de histonas (vorinostat y romidepsina), con resultados prometedores, si bien estudios posteriores han demos- trado que el mogamulizumab (anti-CCR4) tiene una eficacia superior en estos pacientes, motivo por el que ha sido recientemente aprobado por la EMA para el tratamiento de SS. El TPH alogénico puede ser eficaz y es un procedimiento que debe considerarse en pacientes jóvenes con enfermedad avanzada. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Kim YH, Bagot M, Pinter-Brown L, Rook AH, Porcu P, Horwitz SM, et al. Mogamulizumab versus vorinostat in previously treated cutaneous T-cell lymphoma (MAVORIC): an international, open-label, randomized, con- trolled phase 3 trial. Lancet Oncol 2018;19:1192-204. Whittaker S, Hoppe R, Prince HM. How I treat mycosis fungoides and Sézary syndrome. Blood 2016;127:3142-53. © 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Linfomas y otras enfermedades ganglionares A. LÓPEZ GUILLERMO, E. GINÉ SOCA 211 LINFOMAS MALIGNOS: ASPECTOS GENERALES Concepto y clasificación En el capítulo 205, Biología y clasificación de las neoplasias hemato- lógicas, se han descrito con detalle los principales aspectos biológicos y la clasificación actual de las neoplasias hematológicas; entre ellas, las neoplasias linfoides, objeto del presente capítulo. Así pues, es impor- tante tener presente dicho capítulo para seguir correctamente el actual. Cuadro clínico En la clasificación de los linfomas cada uno de los subtipos histológicos se considera una entidad nosológica con características biológicas y clínicas particulares. De todas maneras, muchos linfomas comparten aspectos de presentación clínica, pronóstico y tratamiento. En realidad, la aproximación diagnóstica, el estudio de extensión, muchos de los factores pronósticos y, por el momento, la mayoría de los tratamientos son comunes a todos ellos. Con respecto a la presentación clínica, la afección ganglionar es el dato clínico más característico. Por ese motivo, resulta de inte- rés conocer las principales regiones linfáticas del organismo que se detallan en la figura 211-1. La presencia, el tamaño y la distribución de las adenopatías varían notablemente de un tipo de linfoma a otro: adenopatías generalizadas y simétricas, con una larga historia previa, en los linfomas indolentes, frente a localizadas y de aparición reciente en los linfomas agresivos. La presencia de masas adenopáticas de gran tamaño debe reseñarse siempre, ya que se trata de un parámetro de mal pronóstico. En ocasiones, estas masas provocan síntomas por compresión de las estructuras adyacentes, como los vasos sanguíneos, linfáticos o las vías aéreas (síndrome de vena cava superior, linfedema, dificultades respiratorias). En una cuarta parte de los casos el linfoma tiene su origen en territorios extraganglionares, como la piel, el tubo digestivo, el SNC o el pulmón. Por su parte, la afección secundaria de territorios extraganglionares puede tener lugar en prácticamente cualquier órgano. Algunos pacientes presentan síntomas generales. La febrícula de predominio nocturno, la sudoración profusa con frecuencia también de predominio nocturno y la pérdida de peso son los más frecuentes y se conocen como síntomas B. Se observan sobre todo en las formas más avanzadas y agresivas de la enfermedad. Asimismo, el prurito generalizado y resistente al tratamiento puede ser síntoma de linfoma, sobre todo en su variedad de Hodgkin. Por último, lo que en ocasiones conduce al diagnóstico es el hallazgo de esplenomegalia aislada o de anomalías en los análisis de sangre, con presencia de una moderada leucocitosis con predominio de células linfoides atípicas. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org Push Button0:
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