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Fragilidad y valoración geriátrica integral Las variables principales que influyen en el estado de salud de las personas mayores son tres: la enfermedad principal, con sus dife- rentes grados de gravedad y pronóstico; la comorbilidad referida a las distintas enfermedades o procesos que el anciano puede haber ido acumulando a lo largo de esta etapa de la vida, y finalmente la fragilidad que representan los cambios sufridos por el organismo a causa del envejecimiento. Esta última condición refleja el mayor o menor grado de deterioro del organismo sobre el que asientan la enfermedad principal y las comorbilidades que puedan acompañarla (fig. 160-1). https://booksmedicos.org 1244 SECCIÓN X Geriatría CONCEPTO DE FRAGILIDAD Entre los cambios fisiológicos propios del envejecimiento destacan aquellos que por los órganos o sistemas a los que afectan influyen más directamente sobre el funcionamiento global de la persona anciana. La disminución de la masa y de la fuerza muscular (sarcopenia), los cambios en el sistema cardiovascular y en el aparato respiratorio que disminuyen la capacidad aeróbica y la tolerancia al ejercicio, la reducción de algunas funciones de integración neurológica (vista, laberinto y propiocepción) que producen deterioro del equilibrio y la marcha, y la disminución de la reserva nutricional son cambios que llevan al anciano a una situación de mayor vulnerabilidad, con una menor capacidad de respuesta ante la enfermedad y un mayor riesgo de volverse dependiente. Esta última idea es la que se expresa en el concepto de fragilidad. Según Buchner, la fragilidad se define como el umbral a partir del cual la pérdida de la reserva fisiológica y de la capacidad de adaptación del organismo hace que empiece a resultar difícil mantener la independencia y aparezca el riesgo de perderla. El deterioro fisiológico que conduce hacia la fragili- dad como consecuencia del propio envejecimiento biológico puede ser aún más pronunciado en casos de estilos de vida poco saludables y en presencia de enfermedades crónicas. Hay que destacar que el concepto de fragilidad no es igual a los de discapacidad o dependencia (aunque pueden estar relacionados). La mayor parte de los autores se refieren a la fragilidad como una condición que precede a la aparición de la discapacidad. En otras palabras, el hecho de ser frágil sería un factor de riesgo para volverse dependiente con más facilidad ante la presencia de acontecimientos estresantes (fig. 160-2). La fragilidad tiene un componente físico que depende del sis- tema musculoesquelético, de los órganos del equilibrio y del aparato cardiorrespiratorio, cuyo deterioro se manifiesta con la disminución de la actividad del anciano y la tendencia a la aparición de dependencia (función física). También se describe un componente mental que depende del estado cognitivo y de la presencia de condicionantes psicosociales adversos (viudedad, soledad, etc.), que se manifiesta con una mayor facilidad para la aparición de confusión mental y depresión (función mental). Existe también un componente nutricional de la fragilidad favorecido por el propio envejecimiento, por la posible presencia de malos hábitos alimentarios y por la repercusión de enfermedades u otras condiciones crónicas sobre la reserva nutricional. En consecuencia, según lo expuesto, cualquier parámetro, escala o ins- trumento de medida que evalúe alguna de estas tres funciones (física, mental y nutricional) puede constituir por sí mismo una forma de medir directa o indirectamente la fragilidad. Cabe mencionar que existe una relación compleja entre la fragilidad y el entorno social/ familiar, ya que puede haber pacientes muy vulnerables en los que su nivel de independencia se mantiene gracias a un delicado equilibrio con su entorno, de manera que pequeños cambios en su estado de salud comporten un incremento en sus necesidades que no puedan ser cubiertas (algunos autores han hablado en este sentido del concepto de fragilidad social ). Para evaluar la función física se han descrito las llamadas pruebas de ejecución de actividades (fuerza y equilibrio de extremidades inferiores [velocidad de la marcha, levantarse de una silla, equilibrio de pie; Short Physical Performance Battery, SPPB] y fuerza en extremidades superiores [dinamómetro de mano]), las actividades instrumentales de la vida diaria (índice de Lawton) y algunos instrumentos inicialmente diseñados para la evaluación del riesgo de caídas, como son el test de equilibrio y de la marcha de Tinetti y el Timed Get Up & Go (v. más adelante). Aunque el concepto de fragilidad se utiliza, en general, para des- cribir el riesgo y el inicio de la dependencia, en etapas avanzadas la Figura - Las tres variables principales que condicionan el estado de salud en el paciente anciano (destacan los tres componentes de la fragilidad: función física, mental y nutricional). Todas estas variables mantienen un delicado equilibrio con el entorno social y familiar (función social). Figura - La fragilidad previa favorece la aparición de dependencia y discapacidad des- pués de acontecimientos estresantes e intercu- rrentes. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1245 CAPÍTULO 160 Fragilidad y valoración geriátrica integral © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. fragilidad se manifiesta a través del deterioro de las tres funciones (físi- ca, mental y nutricional) en forma de síndromes geriátricos (dete- rioro funcional, síndrome de inmovilidad, deterioro cognitivo, confusión mental y desnutrición). Finalmente, al entender la fragilidad como un deterioro continuado, se comprende también que aquellos ancianos que ya son dependientes siguen siendo frágiles, pues siguen teniendo riesgo de empeorar, de sufrir complicaciones y volverse aún más dependientes (concepto de fragilidad avanzada). DIAGNÓSTICO Y EVALUACIÓN GLOBAL DE LA FRAGILIDAD Para diagnosticar y evaluar la fragilidad hoy en día existen tres mode- los de aproximación al problema: el modelo fenotipo, el modelo por acumulación de déficits y el modelo basado en juicio clínico. El primero de ellos es el modelo fenotipo definido por Fried et al., que hacen una definición de la fragilidad basada en el cumplimiento de unos criterios clínicos (cuadro 160-1). Los autores escogieron estos cinco criterios porque su deterioro está muy relacionado con el envejecimiento y pueden llegar a considerarse como la manifes- tación clínica de la fragilidad. Los autores de este modelo publicaron que un 7% de la población anciana comunitaria mayor de 65 años era frágil y que la fragilidad evaluada con estos criterios se relacionó con peores indicadores de salud a los 3 años de seguimiento (más caídas, mayor deterioro funcional, incremento de hospitalizaciones y mayor mortalidad). Otros autores han encontrado resultados similares, concretamente un estudio hecho en la ciudad de Toledo (España), utilizando estos mismos criterios, halló un porcentaje de fragilidad del 8,4%. Estos criterios son útiles para detectar la fragilidad de forma precoz en ancianos con estado de salud bien conservado; sin embargo, serán menos aplicables en población anciana más deteriorada (hos- pitalizados y con discapacidad), ya que en estos casos resultará difícil que los ancianos puedan ejecutar las pruebas necesarias para evaluar los criterios (velocidad de la marcha, fuerza prensora de la mano, etc.). En segundo lugar, el modelo por acumulación de déficits basa la definición de la fragilidad, en la presencia o la ausencia de determi- nados problemas clínicos. Los defensores de este modelo proponen la construcción de los llamados «índices de fragilidad»,que se calculan contando el número de déficits que tiene el paciente (se entiende por déficit la presencia de síntomas, enfermedades, diagnósticos, déficits funcionales, etc.) y luego se divide por el número total de défi- cits posibles. De esta manera se obtiene un índice numérico que representa la proporción de déficits acumulados en aquella persona. La fragilidad se define en este modelo como el efecto acumulativo de déficits individuales. A medida que la persona tiene más déficits hay más vulnerabilidad y menos reserva homeostática. En la literatura internacional existen muchos índices de fragilidad publicados a partir de diferentes listados de déficits y problemas. Estos índices proporcio- nan una evaluación de la fragilidad más cuantitativa que el modelo del fenotipo de Fried (que es más cualitativo), esto permite evaluar mejor la fragilidad cuando está en un grado más avanzado (pacientes con fra- gilidad avanzada, multimorbilidad y/u hospitalizados). Otros autores han tomado la iniciativa de construir los índices de fragilidad a partir de las variables que se recogen de forma habitual en una valoración geriátrica rutinaria (v. más adelante en este mismo capítulo). Un ejem- plo de ello sería el llamado índice frágil-VIG, desarrollado y validado en nuestro entorno (tabla 160-1). Los autores de este índice proponen la siguiente clasificación de los pacientes en función del valor obtenido en el índice y su relación con la mortalidad al año: < 0,20, no frágil (mortalidad: 0%); 0,20-0,35, fragilidad leve (mortalidad: 3%-15%); 0,36-0,55, fragilidad moderada (mortalidad: 23%-60%), y finalmente 0,56-0,70, fragilidad avanzada (mortalidad > 80%). Estos puntos de corte pueden ser de ayuda para hacer el «diagnóstico situacional del paciente», es decir, saber si se encuentra en una etapa evolutiva de su enfermedad o condición más o menos próxima al final de su vida. Asimismo, este índice tiene en cuenta la posibilidad de valorar si el paciente se encuentra en situación de enfermedad avanzada y final de la vida al proporcionar una mayor puntuación en estos casos utilizando el instrumento NECPAL (Necesidades de Atención Paliativa) (v. pie de tabla 160-1). Finalmente, en tercer lugar existe el modelo basado en el juicio clínico. Algunos autores, conscientes de la dificultad práctica de utilizar los criterios del modelo fenotipo y de las dificultades para hacer listados de déficits para calcular los índices de fragilidad, proponen estandarizar un sistema de evaluación clínica de la fragilidad, basado en la anamnesis y en la exploración clínica. Este sistema se denomina Escala Clínica de Fragilidad (cuadro 160-2) y ha sido validado mostrando buena capacidad predictiva de mortalidad e institucionalización a los 5 años de seguimiento. CONSECUENCIAS DE LA FRAGILIDAD Una de las consecuencias de la fragilidad desde el punto de vista clínico es la presentación atípica de las enfermedades. Los síntomas y los signos típicos de una enfermedad o proceso pueden quedar enmascarados si van acompañados del deterioro de los diferentes componentes de la fragilidad (físico, mental y nutricional). Esto puede hacer que muchas veces las enfermedades en los ancianos se presenten en forma de apa- rición de dependencia para las actividades de la vida diaria (AVD), deterioro de la marcha, caídas, confusión mental, desnutrición, etc., constituyendo los clásicamente llamados síndromes geriátricos, en los que predomina el deterioro global de las funciones de la persona sobre los síntomas y los signos típicos de una enfermedad. Cabe destacar también que muchas veces la aparición de esta dependencia no suele S E C C IÓ N X • CUADRO 160-1 Criterios de fragilidad según el modelo fenotipo de Fried* 1. Pérdida de peso no intencionada mayor de 4,5 kg o mayor del 5% durante el último año 2. Estado de ánimo decaído (ambas respuestas deben ser afirmativas) a) En la última semana, ¿cuántos días ha sentido que todo lo que hacía era un esfuerzo? b) En la última semana, ¿cuántas veces no ha tenido ganas de hacer nada? 3. Actividad física: actividad semanal según el Minnesota Leisure Time Activity Questionnaire a) Gasto energético menor de 383 kcal/semana (varones) (pasear 2 h 30 min/semana) b) Gasto energético menor de 270 kcal/semana (mujeres) (pasear 2 h/semana) 4. Baja velocidad de la marcha: puntos de corte estandarizados para andar 4,57 m, estratificado por sexo y altura Altura varones: ≤ 173 cm ……… 7 s > 173 cm ……… 6 s Altura mujeres: ≤ 159 cm ……… 7 s > 159 cm ……… 6 s 5. Debilidad muscular: fuerza de prensión de la mano según el índice de masa corporal (IMC) y sexo a) Varones: índice de masa corporal dinamometría manual ≤ 24 ≤ 29 kg 24,1-26 ≤ 30 kg 26,1-28 ≤ 30 kg > 28 ≤ 32 kg b) Mujeres: índice de masa corporal dinamometría manual ≤ 23 ≤ 17 kg 23,1-26 ≤ 17,3 kg 26,1-29 ≤ 18 kg > 29 ≤ 21 kg Criterios Fragilidad: se cumplen tres o más criterios Prefragilidad: se cumplen uno o dos criterios Ausencia de fragilidad: no se cumple ningún criterio *Referencia original de Fried L et al. J Gerontol Med Sci 2001; 56: M1 46-56. Versión en castellano tomada de: Martínez-Velilla N. Concepto de anciano frágil e indicadores de fragilidad. En: Jiménez MA, Artaza I, López JA, Martín E, Martínez N, Matía P, et al. Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Envejecimiento y nutrición. Pautas de intervención en anciano frágil. Madrid: IMC; 2014. p. 7-18. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1246 SECCIÓN X Geriatría TABLA 160-1 Descripción y características del índice frágil-VIG Dominio/variables Descripción Sí No Funcional (actividades instrumentales) Manejo de dinero ¿Necesita ayuda para gestionar los asuntos económicos (banco, tiendas, restaurantes)? 1 0 Utilización de teléfono ¿Necesita ayuda para utilizar el teléfono? 1 0 Control de medicación ¿Necesita ayuda para la preparación/administración de la medicación? 0 0 Funcional (actividades básicas) Índice de Barthel (IB) ¿No dependencia (IB ≥ 95)? 0 ¿Dependencia leve-moderada (IB: 65-90)? 1 ¿Dependencia moderada-grave (IB: 25-60)? 2 ¿Dependencia absoluta (IB < 25)? 3 Nutricional Malnutrición ¿Ha perdido ≥ 5% de peso en los últimos 6 meses? 1 0 Cognitivo Grado de deterioro cognitivo ¿Ausencia de deterioro cognitivo? 0 ¿Deterioro cognitivo leve-moderado, equivalente a GDS ≤ 5)? 1 ¿Deterioro cognitivo grave-muy grave (equivalente a GDS ≥ 6)? 2 Emocional Síndrome depresivo ¿Necesita medicación antidepresiva? 1 0 Insomnio/ansiedad ¿Necesita tratamiento habitual con benzodiazepinas u otros psicofármacos de perfil sedante para insomnio/ansiedad? 1 0 Social Vulnerabilidad social ¿Existe percepción por parte de los profesionales de situación de vulnerabilidad social? 1 0 Síndromes geriátricos Delirium En los últimos 6 meses, ¿ha presentado delirium y/o confusión y/o trastorno del comportamiento, que ha requerido neurolépticos? 1 0 Caídas En los últimos 6 meses, ¿ha presentado ≥ 2 caídas o alguna caída que haya requerido hospitalización? 1 0 Úlceras ¿Presenta alguna úlcera por decúbito o vascular, de cualquier grado? 1 0 Polifarmacia ¿Habitualmente toma ≥ 5 fármacos? 1 0 Disfagia ¿Se atraganta frecuentemente cuando come o bebe? En los últimos 6 meses, ¿ha presentado alguna infección respiratoria por broncoaspiración? 1 0 Síntomas graves Dolor ¿Requiere ≥ 2 analgésicos convencionales y/u opiáceos mayores para el control del dolor? 1 0 Disnea ¿La disnea basal le impide salir de casa y/o requiere opiáceos habitualmente? 1 0 Enfermedades* Cáncer ¿Tiene algún tipo de enfermedad oncológica activa? 1 0 Respiratorias ¿Tiene algún tipo de enfermedad respiratoria crónica (enfermedad pulmonar obstructiva crónica, neumopatía restrictiva,etc.)? 1 0 Cardíacas ¿Tiene algún tipo de enfermedad cardíaca crónica (insuficiencia cardíaca crónica, cardiopatía isquémica, etc.)? 1 0 Neurológicas ¿Tiene algún tipo de enfermedad neurológica neurodegenerativa (enfermedad de Parkinson, esclerosis lateral amiotrófica, otras)? 1 0 Hepáticas ¿Tiene algún tipo de enfermedad hepática crónica (cirrosis, otras hepatopatías, etc.)? 1 0 Renales ¿Tiene insuficiencia renal crónica (filtrado glomerular < 60)? 1 0 Índice frágil-VIG X 25 = *En caso de presentar criterios de enfermedad crónica avanzada incluidos en el test NECPAL, se adjudican 2 puntos (NECPAL accesible en: http://mon.uvic.cat/catedra-atencion-cuidados-paliativos/files/2016/02/NECPAL-3.0-2016-GENERAL-ESP.pdf). GDS: Global Deterioration Scale de Reisberg. Tomado de Amblás J et al. Rev Esp Geriatr Gerontol 2017;52:119-27. Publicada con permiso. ©2017 SEGG. Índice frágil-VIG = X25 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1247 CAPÍTULO 160 Fragilidad y valoración geriátrica integral © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. estar en consonancia con la gravedad del proceso, sino que es una consecuencia del grado de fragilidad que previamente tenía el anciano. Sin embargo, la principal consecuencia de la fragilidad es un aumento del riesgo de discapacidad y de aparición de acontecimientos adversos para la salud. Estos acontecimientos adversos se pueden manifestar en forma de tendencia a la discapacidad, necesidad de ingresos hospitala- rios o en centros sociosanitarios, mayor riesgo de institucionalización, aparición de síndromes geriátricos (caídas, confusión, inmovilidad, etc.), cualquier otro indicador de evolución desfavorable y aumento del riesgo de mortalidad. Muchas veces estos acontecimientos adversos se manifiestan de forma brusca después de una enfermedad aguda, una intervención quirúrgica o un traumatismo. PREVENCIÓN Y REVERSIBILIDAD DE LA FRAGILIDAD Tal como se ha mencionado anteriormente, el grado de fragilidad está condicionado por el propio envejecimiento biológico, la presencia de enfermedades crónicas y el estilo de vida previo de la persona. Podría decirse que, de estos tres componentes, al menos dos serían preveni- bles o modificables (las enfermedades crónicas se podrían prevenir o retardar en su inicio y el estilo de vida se podría mejorar). En general todas las estrategias dirigidas a favorecer un envejecimiento saludable (dieta, ejercicio, etc.), la prevención y detección precoz de determinadas enfermedades crónicas, así como cualquier actitud positiva en relación con la salud, ayudarán a prevenir (o disminuir) el grado de fragilidad. Algunos estudios epidemiológicos de prevalencia de fragilidad han demostrado que más de un 40% de las personas frágiles se mantienen estables en un mismo estadio después de 4 años de seguimiento. Este hecho sugiere que existe un margen de oportunidad para intervenir de forma preventiva y evitar o posponer la progresión de la fragilidad. En este mismo estudio, se observó que un 23% de las personas revirtieron de frágil a prefrágil sin que se llegara a efectuar ninguna intervención específica. Esto permite interpretar que la fragilidad al menos en sus estadios iniciales puede ser reversible. Las intervenciones que han mostrado ser beneficiosas en pacientes frágiles son el ejercicio físico (aeróbico y contra resistencia), la suple- mentación con vitamina D, la suplementación nutricional en casos de desnutrición, la alta adherencia a la dieta mediterránea y la adecuación de la medicación y reducción de la polifarmacia. La fragilidad plantea en el futuro dos grandes retos a los sistemas sanitarios. Por un lado, desde el punto de vista epidemiológico, la fragilidad en sus etapas iniciales debe considerarse como un «factor de riesgo» de discapacidad y, por lo tanto, susceptible de estrategias preventivas a nivel comunitario. Por otro lado, la fragilidad repre- senta la condición basal de salud de un anciano sobre la cual asienta una determinada enfermedad o proceso, se establece así una com- pleja interrelación entre fragilidad y enfermedad que puede modificar la evolución de la enfermedad. Desde este punto de vista clínico, la fragilidad puede considerarse como un «factor pronóstico» que se debe evaluar e incorporar como elemento importante en la toma de decisiones en diversas enfermedades y especialidades (oncogeriatría, cardiogeriatría, valoración preanestésica, etc.). ASPECTOS DIAGNÓSTICOS Y TERAPÉUTICOS EN LA ATENCIÓN A PACIENTES ANCIANOS Las personas ancianas presentan algunas características propias que les confieren un modo diferente de enfermar. En el cuadro 160-3 se muestran algunas de estas características y circunstancias que los profesionales deben tener en cuenta al plantearse la atención al paciente anciano. Merecen especial atención en este apartado los problemas relacionados con el manejo de medicamentos y la necesidad de atender al estado general del anciano. Debido a la comorbilidad, la polimedicación es una cuestión de interés en pacientes de edad avanzada. En la mayoría de los estudios, la media del número de fármacos al día que toman los ancianos que viven en la comunidad se sitúa en torno a cinco. Esta cifra aumenta en la población anciana institucionalizada, en la que se ha descrito un promedio de seis a ocho fármacos al día. Asimismo, los cambios fisiológicos asociados a la edad avanzada y la existencia de algunas enfermedades crónicas (insuficiencia renal o hepática), junto con estados como la desnutrición, modifican el comportamiento cinético de los fármacos (farmacocinética) y favorecen la aparición de efectos tóxicos, interacciones medicamentosas y reacciones adversas. Las reacciones adversas medicamentosas en pacientes ancianos pueden tener una forma de presentación atípica o inespecífica, como anorexia, rechazo de la ingesta, deterioro psicofísico, caídas o confusión, formas que se asemejan a los síntomas y los signos de enfermedades crónicas y pueden generar confusión acerca de la verdadera etiología de los síntomas. Por ello, algunos autores consideran la «polifarma- cia» como un síndrome geriátrico más que ha de evaluarse y tratarse como tal. Asimismo, la polifarmacia puede ser causa de errores en la medicación y de incumplimiento terapéutico, así como generar un aumento del riesgo de hospitalización y un mayor gasto sanitario. Otro problema frecuente es el llamado efecto dominó o prescripción en cas- cada, por el cual un efecto secundario de un fármaco es tratado con la administración de otro, que a su vez puede presentar nuevos efectos, y así sucesivamente. Aparte del número de fármacos, otro aspecto importante que ha de evaluarse es la adecuación de la prescripción a las circunstancias del paciente. Se considera inadecuada la prescripción de fármacos de baja utilidad terapéutica, las indicaciones mal definidas, las duplicidades, la perpetuación en el tiempo sin un motivo justificable y la administración de fármacos que podrían ser sustituidos por otros parecidos de mejor perfil terapéutico. Por otra parte, existen listados de criterios consensuados para detectar prescripciones inadecuadas y evitar errores por omisión de posibles tratamientos beneficiosos en pacientes ancianos. Son los llamados criterios STOPP (acrónimo de Screening Tool of Older Person’s Prescriptions) y criterios START (acrónimo de Screening Tool to Alert Doctors to the Right Treatment; versión en castellano en E. Delgado, 2015). NECESIDAD DE ATENCIÓN A ASPECTOS DEL ESTADO GENERAL DEL ANCIANO En los pacientes ancianos, además del tratamiento específico de las enfermedades agudas y de otros procesos, es especialmente importantellevar a cabo tratamientos dirigidos a evitar descompensaciones de otras enfermedades coexistentes (diabetes, insuficiencia cardíaca, etc.). Asi- mismo, los pacientes ancianos frágiles son muy vulnerables al impacto negativo de una hospitalización sobre su estado de salud. Entre un 30% y un 60% de las personas mayores que ingresan en los hospitales S E C C IÓ N X • CUADRO 160-2 Escala Clínica de Fragilidad* 1. Muy sano (robusto, activo, enérgico, bien motivado y fuerte, hace ejercicio regularmente y estaría incluido entre las personas más sanas y fuertes de su edad) 2. Sano (ninguna enfermedad activa, buena salud pero peor que en la categoría 1) 3. Sano con enfermedad tratada (los síntomas de la enfermedad están bien controlados en comparación con la categoría 4) 4. Aparentemente vulnerable (no es dependiente de una manera evidente, pero se queja de que va perdiendo resistencia o capacidad, o bien tiene síntomas de alguna enfermedad) (orientativo: Lawton = 8, Barthel = 100) 5. Fragilidad leve (está limitado y necesita ayuda de otros para algunas actividades instrumentales de la vida diaria) (orientativo: Lawton < 8, Barthel = 100) 6. Fragilidad moderada (necesita ayuda para actividades instrumentales de la vida diaria y también para actividades básicas) (orientativo: Lawton < 8, Barthel < 100) 7. Fragilidad grave o extrema (completamente dependiente de los demás para actividades básicas de la vida diaria o situación de enfermedad terminal) (orientativo: Barthel ≤ 20) *Referencia original de Rockwood K et al. CMAJ 2005;173:489-95. Versión en castellano tomada de: Pereira MC et al. Rev Esp Geriatr Gerontol 2016;51(1):25-8. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1248 SECCIÓN X Geriatría pueden presentar deterioro funcional. Esto es debido a que, además de la enfermedad o proceso agudo por el cual el paciente está ingresado, existe un riesgo añadido por la propia hospitalización (encamamiento que condiciona pérdida de masa muscular y de la movilidad, períodos de ayuno sin suplementación nutricional, desorientación debida al cambio de entorno, etc.). En este contexto, estos pacientes pueden desarrollar pérdida de su capacidad funcional, confusión mental y desnutrición. Ante este riesgo es necesario llevar a cabo un conjunto de medidas para prevenir las complicaciones derivadas de la hospitali- zación en pacientes ancianos. Entre estas medidas destaca sobre todo un riguroso plan de cuidados de enfermería que incluya atención al anciano encamado, que asegure la ingesta de alimentos, así como que contribuya a preservar la movilidad y la capacidad funcional. Este plan de cuidados es tan importante que algunos autores hablan del high tech, high care, haciendo referencia a la necesidad de cuidados de «alta intensidad» que el hospital debe ofrecer a estos pacientes, situándolos al mismo nivel que cualquier otra alta tecnología hospitalaria. VALORACIÓN GERIÁTRICA INTEGRAL La valoración geriátrica integral es una valoración multidimensional de la persona anciana realizada por un equipo interdisciplinar, en la que se realiza un plan terapéutico individualizado que se ha de revisar periódicamente. Al decir que la valoración es multidimensional, se refiere a que incluye a la enfermedad principal, las comorbilidades, las funciones de todos los componentes de la fragilidad (físico, mental y nutricional) y al entorno social y familiar. Este proceso tiene dos objetivos principales, el primero sería un objetivo de «clasificación y pronóstico» que permite confirmar la presencia de la fragilidad, evaluar cuál de sus componentes está más afectado y cuantificar su gravedad. Esto permite clasificar a los pacientes en función del grado de fragilidad y ayudar así a la toma de decisiones clínicas pronósticas. El segundo objetivo es «terapéutico/asistencial» y consiste en detectar los problemas para intervenir y mejorarlos. Se trata de establecer una lista de problemas para llevar un plan de intervenciones multidisciplinares, adaptadas al paciente, con la intención de mejorarlo en la medida en que sea posible. Si no puede mejorar, entonces se ha de intentar prevenir y/o posponer y/o paliar la progresión del deterioro. A continuación, se exponen las diferentes partes que conforman la valoración geriátrica integral completa. Valoración médica: enfermedad principal y comorbilidad La parte médica deberá incluir los apartados habituales de la his- toria clínica y la exploración física. Habrá de identificar el diagnóstico médico principal, entendido como el problema clínico más importante que justifica la discapacidad del anciano. Además, tendrá que hacer constar los diagnósticos «secundarios», entendidos como enfermedades o problemas crónicos cuya vigilancia y control deben estar presentes en todo momento (hipertensión, diabetes, etc.). Existen algunos ins- trumentos que permiten medir y cuantificar la comorbilidad, para aportar información pronóstica, como son el índice de comorbilidad de Charlson y la Cumulative Illness Rating Scale. Otro aspecto relevante es la valoración de la función sensorial. Los principales órganos de los sentidos que influyen en la percepción y la comunicación con el entorno son la vista y el oído (función percep- tiva). La evaluación de la visión puede realizarse con ayuda de cartas • CUADRO 160-3 Aspectos diagnósticos y terapéuticos relevantes en la atención a pacientes ancianos Aspectos diagnósticos 1. Presentación atípica de las enfermedades Presentaciones funcionales en forma de síndromes geriátricos (caídas, confusión mental, deterioro psicofísico progresivo, disminución de la actividad y de la movilidad, rechazo de la ingesta, desnutrición, etc.). 2. Comorbilidad La coexistencia de varias enfermedades puede hacer que síntomas y signos de distintas enfermedades se mezclen para generar falsas atribuciones (de un síntoma o un signo de una enfermedad a otra), o que un síntoma de un proceso (o su tratamiento) enmascare el síntoma de otra enfermedad. 3. Dificultades en la anamnesis Dificultades para obtener la información por problemas de comunicación (vista/oído) o por presencia de demencia o depresión que dificultan la anamnesis. Actitudes y prejuicios de los profesionales que pueden minimizar algunos síntomas atribuyéndolos al propio envejecimiento. 4. Dificultades en la exploración física La exploración puede resultar dificultosa y laboriosa por problemas de movilidad, siendo necesarios más tiempo y una actitud de paciencia y comprensión. Algunos signos pueden perder su significado clínico al ser muy frecuentes (pliegue cutáneo, crepitantes pulmonares en pacientes encamados); en estos casos puede tener más valor saber si son de aparición reciente, más que constatar su presencia. 5. Dificultades en la obtención e interpretación de exploraciones complementarias Imágenes radiológicas difíciles de interpretar (proyecciones inadecuadas en ancianos debilitados, superposición de imágenes: calcificaciones, otras lesiones, etc.), dificultades en la recogida adecuada de muestras (esputo, urinocultivos, frotis de úlceras/ heridas). Un significado clínico dudoso de estas muestras puede sobrevalorar el resultado microbiológico y generar tratamientos excesivos. Aspectos terapéuticos 1. Múltiples condiciones crónicas (multimorbilidad, fragilidad avanzada y final de vida) Son situaciones que se acumulan y se sobreponen con frecuencia en ancianos; en estas circunstancias, los profesionales deberán planificar la atención y utilizar en cada momento el nivel asistencial más adecuado a las necesidades del paciente (hospital de agudos, cuidados postagudos, atención intermedia y sociosanitaria, domicilio o cuidados residenciales de larga duración).2. Necesidad de individualizar el tratamiento (medicina centrada en la persona) En situaciones de dependencia y enfermedad avanzada que limita la expectativa de vida, es necesario individualizar las terapias (riesgo/ beneficio de determinados tratamientos que podrían provocar efectos indeseables y alteración del bienestar). Promover un modelo de atención integrada y centrado en las personas, con objetivos que atiendan a sus deseos y preocupaciones (abandonar la idea de la medicina centrada en las enfermedades, para dar paso a una medicina centrada en la persona). 3. Relación médico-paciente y equipo interdisciplinar Debido a la cronicidad, la relación médico-enfermo adquiere especial relevancia, ya que los profesionales atenderán a estos pacientes a largo plazo. Los ancianos con discapacidad crónica necesitan ser atendidos por un equipo de profesionales en el que el médico es uno más y debe compartir su responsabilidad con otros (enfermería, trabajo social, fisioterapia, terapia ocupacional, otros). Es fundamental una actitud de respeto hacia el trabajo en equipo para compartir objetivos y evitar dar informaciones contradictorias. 4. Importancia del entorno social y familiar en el tratamiento Cuando existe problemática social/familiar y los síntomas de una enfermedad son inespecíficos, puede parecer que la enfermedad es menos evidente. En estos casos, es posible que los profesionales sobreestimen en exceso la problemática social, pudiendo dar paso a calificativos peyorativos como «problema social» (el abuso de esta terminología genera actitudes negativas que pueden favorecer errores de diagnóstico y de tratamiento). Asimismo, garantizar un entorno social y familiar adecuado es necesario para poder organizar el tratamiento y los cuidados. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1249 CAPÍTULO 160 Fragilidad y valoración geriátrica integral © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. oftalmológicas (Jaeger) o mediante la simple observación de la llamada visión útil, entendida como la mínima necesaria para mantener la inde pendencia en las AVD. Sin embargo, sería más recomendable realizar una revisión oftalmológica para detectar enfermedades oculares potencialmente curables y/o tratables (cataratas, glaucoma, problemas de refracción, retinopatía diabética, etc.). Por otro lado, el deterioro auditivo (hipoacusia) puede contribuir a aumentar la discapacidad al favorecer los problemas de comunicación y ser un factor predisponente a la aparición de confusión y demencia. La detección de dicho deterioro se realiza de modo sencillo mediante el test del susurro (se susurra una serie de números por detrás del paciente a una distancia de unos 60 cm del oído y se le pide que los repita) o mediante cuestionarios diseñados específicamente para evaluar la repercusión de una hipoacusia en la vida cotidiana de la persona (Hearing Handicap Inventory for Elderly). La corrección del déficit auditivo, mediante la utilización de un audífono, ha demostrado que puede mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida. Asimismo, recientemente, el déficit auditivo ha sido incluido entre los factores de riesgo de demencia que pueden ser corregibles y modificables. Se recomienda también una otoscopia simple para descartar tapón de cera u otra anomalía ótica. Finalmente, la polifarmacia y la revisión de la medicación deberán formar parte sistemática de la valoración médica, en la que es importante revisar la indicación y la adecuación correctas de todos los fármacos que esté tomando el paciente. Valoración de la función física (capacidad funcional) Esta parte de la valoración se centra principalmente en la evaluación del nivel de independencia para las AVD. En el ámbito de la atención geriátrica es habitual referirse a dicho nivel de independencia con el término genérico capacidad funcional. Las AVD se dividen en dos grandes grupos: las seis tareas necesarias para el autocuidado, denominadas básicas (lavarse, vestirse, usar el inodoro, moverse, ser continente y alimentarse), y las ocho que se precisan para vivir solo de forma independiente, llamadas instrumentales (usar el teléfono, ir a la compra, prepararse la comida, hacer las tareas domésticas, lavar la ropa, usar el transporte público, responsabilizarse de la medicación y manejar el dinero). Las actividades instrumentales tienen un mayor grado de complejidad que las básicas (tablas 160-2 y 160-3). En este apartado pueden incluirse también instrumentos específicos para la valoración del equilibrio y la marcha (test de equili- brio y marcha de Tinetti y test de Timed Get Up & Go). Existe una relación entre el deterioro de la capacidad funcional y el número de enfermedades o procesos crónicos que padece la persona anciana. En este sentido, la capacidad funcional puede considerarse un marcador fiable del estado de salud basal del anciano y es un parámetro clínico fácil de medir y con gran valor pronóstico. En enfermedades agudas, el deterioro funcional constituye una variable predictiva de mortalidad intrahospitalaria. Asimismo, el deterioro de la capacidad funcional que se establece de manera lenta y progresiva, en compañía de enfermedades crónicas evolutivas (insuficiencia cardíaca conges- tiva, EPOC, cirrosis hepática), sirve como un marcador predictivo de mortalidad, de fiabilidad semejante o superior a los parámetros clínicos indicadores de evolución de la enfermedad. Se ha visto que, en los meses precedentes a la muerte en dichas enfermedades crónicas, existe de manera casi constante un deterioro en las AVD, básicas e instrumentales, lo cual se considera un indica- dor fiable de situación de enfermedad avanzada. En otras palabras, podría decirse que, en atención geriátrica, la evaluación de la capacidad funcional representa un indicador fiable del estado de salud basal de los ancianos, equivalente al significado clínico que pueda tener la espirometría en neumología o la agudeza visual en oftalmología. Valoración de la función mental (cognitiva y emocional) En el estado mental se distinguen tres grandes componentes: nivel de consciencia y alerta, función cognitiva y estado afectivo. Los dos últimos tienen el máximo interés en la valoración geriátrica. Las funciones cogni- tivas son propias de la corteza cerebral y se adquieren con el aprendizaje (orientación, memoria, lenguaje, cálculo, pensamiento abstracto, etc.). Para evaluar su función se usan frecuentemente sencillos instrumentos de cribado (test de Pfeiffer y Mini-Mental State Examination de Folstein). La función afectiva o emocional se refiere al estado del ánimo y, en los ancianos, es especialmente importante el ánimo deprimido, por su alta prevalencia. Para detectar la depresión puede utilizarse una única pregunta de cribado: «¿Se siente usted a menudo triste o deprimido?». Esta pregunta ha mostrado interés como factor de selección con un buen valor predictivo negativo. Es decir, la respuesta negativa excluye la existencia de depresión; sin embargo, la positiva obliga a continuar la evaluación. La Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage en su versión de 15 preguntas puede ser un instrumento útil en nuestro entorno para la detección de síntomas depresivos. Valoración de la función nutricional La evaluación del estado nutricional constituye un indicador importan- te de la condición basal de salud del anciano. El objetivo principal de esta valoración será detectar desnutrición e intervenir para mejorarla, ya que esta mejoría ha mostrado un efecto positivo en la evolución de muchas enfermedades crónicas. En general, es recomendable incluir una valoración de la ingesta, de los parámetros antropométricos básicos(es decir, peso, talla, IMC) y algunos parámetros bioquímicos, como la albúmina y el colesterol total. En los últimos años se ha popularizado S E C C IÓ N X TABLA 160-2 Índice de Barthel (actividades básicas de la vida diaria; versión modificada por Granger, 1979) Sin ayuda Con ayuda No realiza Beber de un vaso 4 0 0 Comer 6 0 0 Vestirse, parte superior del cuerpo 5 3 0 Vestirse, parte inferior del cuerpo 7 4 0 Ponerse órtesis o prótesis 0 –2 No aplicable Actividades de aseo 5 0 0 Lavarse o bañarse 6 0 0 Control de orina 10 5 accidentes 0 Control intestinal 10 5 accidentes 0 Sentarse/levantarse de la cama/silla 15 7 0 Utilización del W.C. 6 3 0 Entrar/salir de bañera o ducha 1 0 0 Caminar 50 m en llano 15 10 0 Subir/bajar tramo de escalera 10 5 0 Si no camina, impulsa silla de ruedas 5 0 No aplicable Puntuación total (0-100)* *Dependencia leve (61-99), dependencia moderada (41-60), dependencia aguda (21-40), dependencia total (0-20). Nota: Esta misma versión ha demostrado tener una buena correlación entre puntuación obtenida en el índice y el tiempo necesario de ayuda que el paciente requiere. Así, una puntuación de 61 puntos se estima que requiere unas 2 h de ayuda al día. Tomado de Granger et al. Arch Phys Med Rehabil 1979;60:145-54. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1250 SECCIÓN X Geriatría el uso de instrumentos de cribado de riesgo nutricional, siendo el más utilizado el Mini-Nutritional Assessment (MNA) en su versión abre- viada. El deterioro de la función nutricional favorece la aparición de complicaciones, confiere menor resistencia al organismo y es un factor global de mal pronóstico en el contexto de múltiples enfermedades. Valoración de la función social La valoración social tiene como objetivo evaluar la posibilidad de que el anciano pueda seguir viviendo en la comunidad. Para ello es necesario valorar la figura del cuidador principal, su capacidad y su disponibilidad, y también los recursos que necesitan el cuidador y el paciente para permanecer en dicho entorno. Cuando no es posible, debe evaluarse la necesidad de ingreso en una institución residencial. Dada la complejidad de los componentes de la función social, existe un menor consenso en cuanto al uso de escalas e instrumentos, aun- que en nuestro medio se han utilizado escalas como la de valoración sociofamiliar de Gijón. Una versión abreviada de la misma empleada en nuestro entorno (versión de Barcelona) ha mostrado su utilidad en la predicción del destino al dar el alta tras la hospitalización (domicilio frente a institución). Valoración geriátrica y trabajo en equipo Como en la valoración geriátrica es necesaria la intervención sobre múltiples áreas de la salud, para llevar a cabo un programa de valo- ración geriátrica se precisa la actuación de un grupo de profesiona- les que trabajen en equipo (enfermería, trabajador social, médico, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, etc.). El modelo de trabajo más apropiado en los equipos de valoración geriátrica es el interdis- ciplinar, en el que distintos profesionales se comunican entre sí e interaccionan, con una conjunción de esfuerzos individuales, para conseguir un diagnóstico multidimensional y un plan terapéutico integral. Es importante resaltar que el trabajo en equipo no es un hecho circunstancial, sino que constituye por sí mismo uno de los elementos clave de la eficacia de los programas de valoración geriá- trica. En este sentido, existe cada vez más evidencia sobre la eficacia de las intervenciones basadas en la colaboración entre profesionales sanitarios y sociales. A modo de resumen, en la figura 160-3 se muestran los datos que deben recogerse en una valoración geriátrica integral, con propuestas de instrumentos, así como ejemplos de posibles intervenciones que se podrían llevar a cabo en un plan terapéutico individualizado. TABLA 160-3 Índice de Lawton y Brody (actividades instrumentales de la vida diaria) Varones Mujeres Teléfono Utiliza el teléfono por propia iniciativa, busca y marca los números 1 1 Sabe marcar números conocidos 1 1 Contesta el teléfono, pero no sabe marcar 1 1 No utiliza el teléfono en absoluto 0 0 Compras Realiza todas las compras necesarias de manera independiente 1 1 Sabe hacer pequeñas compras solo 0 0 Ha de ir acompañado para cualquier compra 0 0 Completamente incapaz de hacer la compra 0 0 Preparación de comida Organiza, prepara y sirve cualquier comida por sí solo — 1 Prepara la comida sólo si se le proporcionan los ingredientes — 0 Prepara, calienta y sirve la comida, pero no sigue una dieta adecuada — 0 Necesita que le preparen y le sirvan la comida — 0 Tareas domésticas Realiza las tareas de la casa por sí solo, con ayuda ocasional — 1 Realiza tareas ligeras (fregar platos, hacer camas, etc.) — 1 Realiza tareas ligeras, pero no mantiene un nivel de limpieza adecuado — 1 Necesita ayuda, pero realiza todas las tareas domésticas — 1 No participa ni hace ninguna tarea — 0 Nota: Hay tres actividades que, en la cultura occidental, son más propias de mujeres (comida, tareas del hogar, lavar la ropa); por ello, los autores de la escala admiten que en los varones estas actividades puedan suprimirse de la evaluación, de manera que existirá una puntuación total para varones y otra para mujeres (se considera anormal < 5 en varones y < 8 en mujeres). Tomado de Lawton y Brody. Gerontologist 1969;9:179-86. Varones Mujeres Lavar la ropa Lava solo toda la ropa — 1 Lava solo prendas pequeñas (calcetines, medias, etc.) — 1 La ropa la tiene que lavar otra persona — 0 Transporte Viaja por sí solo, utiliza transporte público/conduce coche 1 1 Puede ir sólo en taxi, no utiliza otro transporte público 1 1 Sólo viaja en transporte público si va acompañado 1 1 Viajes limitados en taxi o coche con ayuda de otros (adaptado) 0 0 No viaja en absoluto 0 0 Responsabilidad respecto a la medicación Es capaz de tomar la medicación a la hora y en las dosis correctas solo 1 1 Toma la medicación solo si se la preparan previamente 0 0 No es capaz de tomar la medicación solo 0 0 Capacidad de utilizar dinero Se responsabiliza de asuntos económicos solo 1 1 Se encarga de compras diarias, pero necesita ayuda para ir al banco 1 1 Incapaz de utilizar dinero 0 0 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1251 CAPÍTULO 160 Fragilidad y valoración geriátrica integral © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Ventajas y eficacia de la valoración geriátrica Las ventajas de los programas de valoración e intervención geriátrica han sido avaladas por la experiencia clínica de los últimos 30 años y por la evidencia científica publicada en ensayos clínicos controlados. Un metaanálisis sobre 28 ensayos clínicos reveló que los programas de valoración geriátrica se mostraron eficaces para reducir la mortalidad, aumentar la probabilidad de vivir en domicilio (reducción del riesgo de institucionalización), reducir los reingresos hospitalarios y mejorar la función cognitiva y la capacidad funcional. En general, los pro- gramas que permiten un mayor contacto del anciano con el equipo S E C C IÓ N X Figura - Guion con las variables que deben recogerse en una valoración geriátrica integral, con propuestas de instrumentos, así como ejemplos de posibles intervenciones que se podrían llevar a cabo en un plan terapéutico individualizado. Descargadopara Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1252 SECCIÓN X Geriatría (intervención intensa) durante más tiempo (intervención duradera) han mostrado mayor eficacia en la consecución de mejores resultados en salud. En el cuadro 160-4 se muestran aquellos componentes clave sobre los cuales se basa la eficacia de los programas de valoración geriá- trica integral. GERIATRÍA, CRONICIDAD Y COMPLEJIDAD CLÍNICA El aumento de pacientes con múltiples condiciones crónicas (multi- morbilidad, fragilidad avanzada y final de vida) ha generado un interés creciente por parte de las organizaciones sanitarias en lo que se ha denominado de forma genérica el «problema de la cronicidad». Las dificultades en la gestión y manejo de estos pacientes hacen surgir el concepto de complejidad clínica asociado a la cronicidad, que cons- tituye uno de los retos más importantes para las organizaciones sanita- rias en el siglo XXI. La evidencia científica disponible hasta la actualidad sugiere que la aproximación a esta «complejidad clínica» debe hacerse de una forma integral y mediante trabajo en equipo multidisciplinar. Esta aproximación sitúa a la atención geriátrica como un modelo a seguir en los programas de atención a la cronicidad, convirtiendo la valoración geriátrica integral en un instrumento necesario para su manejo y en una práctica clínica de valor (basado en la evidencia), cuya necesidad va más allá del ámbito de una sola especialidad. Cada vez existe más consenso en una visión amplia de la atención geriátrica, que llegue a todos aquellos profesionales que trabajan con pacientes ancianos crónicos y complejos en los diferentes niveles asistenciales de un territorio o de una organización sanitaria (atención primaria/ comunitaria y atención hospitalaria). BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Cesari M, Marzetti E, Thiem U, Pérez-Zepeda M, Abellan Van Kan G, Landi F, et al. The geriatric management of frailty as paradigm of “The end of the disease era”. Eur J Intern Med 2016;31:11-4. Delgado E, Montero B, Muñoz M, Vélez-Díaz M, Lozano I, Sánchez C, et al. Mejorando la prescripción de medicamentos en las personas mayores: una nueva edición de los criterios de STOPP/START. Rev Esp Geriatr Gerontol 2015;50:89-96. Ellis G, Gardner M, Tsiachristas A, Langhorne P, Burke O, Harwood RH, et al. Comprehensive geriatric assessment for older adults admitted to hos- pital. Cochrane Database Syst Rev 2017;9:CD006211. Mas MÀ. Multidisciplinary care to older patients with multiple chronic condi- tions: A challenge for the health system. Med Clin (Barc) 2019;153(3):112-4. Morley JE, Vellas B, Abellan van Kan G, Anker SD, Bauer JM, Bernabei R, et al. Frailty consensus: a call to action. J Am Med Dir Assoc 2013;14(6):392-7. • CUADRO 160-4 Componentes clave en los que se basa la eficacia de los programas de valoración geriátrica integral* Liderazgo clínico (que aporte experiencia, convicción y motivación) Valoración geriátrica estructurada (orden en la metodología y uso de escalas e instrumentos estandarizados) Reuniones interdisciplinares (el equipo multidisciplinar debe reunirse periódicamente) Trabajo por objetivos a conseguir (pactados entre todos los profesionales del equipo) Implicación del paciente y/o sus cuidadores en los objetivos Seguimiento ambulatorio del paciente durante y después de la intervención (asegurarse del cumplimiento de las diferentes medidas, tratamientos y terapias que compongan la intervención) Entorno adecuado (espacio y entorno que permita que cada uno de los profesionales del equipo pueda hacer la valoración y que la intervención pueda llevarse a cabo; p. ej., una planta de hospitalización, un hospital de día, una consulta, etc.) Tiempo adecuado (que las intervenciones, los tratamientos y otras medidas que formen el plan terapéutico puedan llevarse a cabo durante el tiempo suficiente para que sea posible obtener beneficios) Experiencia y competencia de los profesionales Plan terapéutico individualizado(tailored) (adaptado y consensuado con el paciente y/o sus familiares y acorde con sus expectativas y preocupaciones) *Referencia original de Ellis G et al. Cochrane Database Syst Rev 2017;9:CD006211. https://booksmedicos.org Push Button0:
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