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S E C C IÓ N V II © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Vasculitis GENERALIDADES M.ª C. Cid Xutglà, R. Solans Laqué Concepto Las vasculitis sistémicas son un grupo heterogéneo de enfermedades de evolución muy variable que tienen como característica común la inflamación y, a veces, la necrosis de la pared de los vasos sanguíneos. La inflamación desencadena una serie de respuestas en los vasos afectos, como aumento de permeabilidad vascular que puede causar edema y púrpura; el debilitamiento de la pared arterial que favorece la formación de aneurismas o su rotura con hemorragia, y la proliferación de la íntima o la trombosis que puede causar estenosis u oclusión vascular con isquemia e infarto tisular. Las vasculitis pueden ser primarias, sin causa identificada, o secundarias, asociadas a agentes infecciosos, farmacológicos o a enfermedades neoplásicas o del tejido conectivo. Epidemiología Las vasculitis son entidades poco frecuentes con incidencia variable. No obstante, parece haber aumentado en los últimos años, debido a un mejor conocimiento y mayor sospecha por parte de los clínicos y al descubrimiento de los anticuerpos anticitoplasma de los neutrófilos (ANCA) que han permitido identificar con mayor facilidad ciertos tipos de vasculitis. En España, la incidencia de vasculitis primarias se estima en 115 casos por millón de habitantes y año, y la de las vasculitis secundarias, en 26 casos por millón de habitantes y año. Etiopatogenia La etiología de las vasculitis es desconocida. En algunos casos se han podido relacionar con ciertos agentes infecciosos o farmacológicos, pero en la mayoría de los casos la evidencia es circunstancial. Se han descrito agrupaciones familiares de granulomatosis con poliangitis, poliangitis microscópica, enfermedad de Takayasu o enfermedad de Behçet. Los portadores del alelo HLA-DRB1*04 tienen un mayor riesgo de padecer arteritis de células gigantes, y los portadores del alelo HLA-DRB4, un mayor riesgo de desarrollar una granulo- matosis eosinofílica con poliangitis. La enfermedad de Behçet es más frecuente y grave en individuos portadores del alelo HLA-B51. Los déficits genéticos de ciertos inhibidores de proteinasas (p. ej., α1-antitrip- sina) se asocian a formas más graves de vasculitis. Las vasculitis asociadas a anticuerpos anticitoplasma del neutrófilo (VAA) se han relacionado con factores infecciosos (particularmente, S. aureus) o ambientales (exposición al sílice) y con ciertos fármacos (propiltiouracilo, minociclina). La poliar- teritis nudosa se ha relacionado con la infección por virus de la hepatitis B y la crioglobulinemia mixta con la infección por el virus de la hepatitis C. En la patogenia de las vasculitis se han involucrado diversos mecanis- mos lesionales (depósito de complejos inmunes, respuesta patológica de las células T con activación de los macrófagos, agresión directa de las células endoteliales por anticuerpos, agentes infecciosos, células tumo- rales, citocinas y moléculas de adhesión celular) que, modulados por factores genéticos causarían la inflamación y debilitamiento de la pared vascular, la oclusión de su luz y la aparición de necrosis e is quemia tisular. Clasificación La clasificación más utilizada se basa en el tamaño de los vasos afecta- dos, si bien cabe destacar que en la práctica son frecuentes las superpo- siciones. La propuesta de nomenclatura surgida en la Conferencia de Consenso de Chapel Hill (CHCC) de 2012 y su definición se recoge en el cuadro 135-1. Cuadro clínico y diagnóstico Las manifestaciones clínicas varían según la localización y el tamaño de los vasos afectados. La claudicación de las extremidades, la ausencia de pulsos, los soplos vasculares, las asimetrías en la presión arterial y la dilatación aórtica son características de las vasculitis de grandes vasos. En las vasculitis de vaso mediano son frecuentes los nódulos cutáneos, Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1058 SECCIÓN VII Reumatología y enfermedades sistémicas las úlceras, la livedo reticularis, la gangrena digital, la polineuropatía y la presencia de microaneurismas. La púrpura palpable, la urticaria, la glomerulonefritis, la hemorragia alveolar, la escleritis, la epiescleritis y la uveítis son manifestaciones propias de las vasculitis de vasos pequeños. En cualquiera de estas entidades puede haber fiebre, pérdida de peso, fatiga, malestar general, artralgias o artritis. Las pruebas de laboratorio suelen mostrar elevación de los reactantes de fase aguda, alteración de la función renal u otras repercusiones orgánicas del síndrome vasculítico y permiten excluir otros procesos infecciosos, autoinmunes o neoplásicos. La única prueba definitiva de la existencia de una vasculitis es la evidencia his- tológica de la misma. El patrón de los órganos afectados, la presencia de granulomas o no y la composición del infiltrado inflamatorio permiten delimitar las posibilidades diagnósticas. Las claves principales para la cla- sificación de un trastorno vasculítico específico son el patrón de afección orgánica y determinados hallazgos de laboratorio. Cuando se sospecha una vasculitis, la evaluación inicial debe incluir una historia clínica deta- llada sobre exposición a fármacos y factores de riesgo para infección por VHB, VHC y HIV, entre otras. Además, se debe descartar la existencia de alguna enfermedad reumática subyacente (artritis reumatoide, lupus eritematoso), ya que puede tener implicaciones terapéuticas relevantes. Pronóstico y tratamiento Los determinantes más importantes del pronóstico y la elección del tra- tamiento son la extensión, la gravedad y la velocidad de progresión de la afección visceral, junto con la historia natural del síndrome específico. Las formas más graves tienen una considerable morbimortalidad si no se tratan. En estos casos, el tratamiento inicial a corto-medio plazo con glucocorticoides en altas dosis debe complementarse ya desde el comienzo con un tratamiento inmunodepresor a largo plazo. Los protocolos terapéu- ticos actuales han convertido a muchas de estas enfermedades en procesos crónicos con remisiones y recaídas. El tratamiento de las presentaciones menos graves, lentamente progresivas o autolimitadas es más variable, y se debe sospesar en cada caso el riesgo de una exposición a fármacos tóxicos durante mucho tiempo y los beneficios que puedan obtenerse. Los efectos adversos de muchos de los tratamientos administrados en el tratamiento de las vasculitis subrayan la necesidad de asegurar el diagnóstico. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Jennette JC, Falk RJ, Bacon PA, Basu N, Cid MC, Ferrario F, et al. 2012 re- vised International Chapel Hill Consensus Conference Nomenclature of Vasculitides. Arthritis Rheum 2013;65:1-11. Solans-Laqué R, Bosch-Gil JA, Pérez-Bocanegra C, Selva O’Callaghan A, Simeón-Aznar C, Vilardell-Tarrés M. Paraneoplastic vasculitis associated with solid organ tumors. Report of fifteen cases with review of the literature. J Rheumatology 2008;35:294-304. VASCULITIS DE GRANDES VASOS M.ª C. Cid Xutglà, J. Hernández Rodríguez Las arteritis de grandes vasos son vasculitis granulomatosas que afectan fundamentalmente a la aorta y sus ramas de calibre grande y mediano, e incluyen a la arteritis de células gigantes y a la arteritis de Takayasu. Arteritis de Takayasu Epidemiología Predomina en mujeres jóvenes (entre 20 y 30 años) y en países orien- tales. La incidencia anual oscila entre 1 y 2,6 casos por millón de ha- bitantes. Su etiopatogenia se desconoce. Anatomía patológica Las lesiones vasculares se caracterizan por un infiltrado linfomonoci- tario con granulomas y presencia esporádica de células gigantes. Enestadios avanzados existe fibrosis de la túnica media y reducción de la luz vascular por una hiperplasia de la íntima. Cuadro clínico La enfermedad se suele instaurar de manera insidiosa, y es habitual un retraso diagnóstico importante desde la aparición de los primeros síntomas. Un 10%-20% de los casos se diagnostica en fase inactiva por hallazgos casuales. El 70%-80% de los pacientes presenta soplos vasculares, disminución de pulsos y/o claudicación de extremidades, y el 30%-60%, hipertensión arterial, que puede deberse a estenosis de las arterias renales o de la aorta toracoabdominal. La afectación de los troncos supraaórticos provoca manifestaciones neurológicas como cefalea y vértigo (50%), además de accidentes vasculares cerebrales (5%-10%). Otras complicaciones graves incluyen la hipertensión pulmonar, la cardiopatía isquémica, la disfunción valvular aórtica y la insuficiencia cardíaca. La afectación ocular puede deberse a isquemia cerebral occipital o del nervio óptico, a una retinopatía hipertensiva o por hipoperfusión (isquemia crónica de las arterias carótidas internas). A nivel cutáneo se puede asociar con eritema nudoso y pioderma gan- grenoso. La mitad de los pacientes presenta manifestaciones sistémicas como artralgias, mialgias, fiebre y pérdida de peso. Exploraciones complementarias Es característica la elevación de los reactantes de fase aguda, en parti- cular la VSG, anemia y trombocitosis. Sin embargo, la VSG puede ser normal en el 50% de los pacientes durante los períodos de actividad. • CUADRO 135-1 Vasculitis de vasos grandes Arteritis de Takayasu Arteritis de células gigantes Vasculitis de vasos medianos Poliarteritis nudosa Enfermedad de Kawasaki Vasculitis de vasos pequeños Vasculitis asociada a anticuerpos anticitoplasma de los neutrófilos (ANCA) Poliangitis microscópica Granulomatosis con poliangitis Granulomatosis eosinofílica con poliangitis Vasculitis mediada por inmunocomplejos Enfermedad por anticuerpos antimembrana basal glomerular (anti-GBM) Vasculitis crioglobulinémica Vasculitis IgA (Schönlein-Henoch) Urticaria vasculítica hipocomplementémica Vasculitis de vasos de tamaño variable Enfermedad de Behçet Síndrome de Cogan Vasculitis de órgano aislado Angitis cutánea leucocitoclástica Arteritis cutánea Vasculitis primaria del sistema nervioso central Aortitis aislada Otras Vasculitis asociadas a otras enfermedades autoinmunes sistémicas Vasculitis lúpica Vasculitis reumatoide Vasculitis sarcoide Otras Vasculitis asociadas con una probable etiología Vasculitis crioglobulinémica asociada al virus de la hepatitis C Vasculitis asociada al virus de la hepatitis B Aortitis asociada con la sífilis Vasculitis inmune por fármacos (asociada o no a ANCA) Vasculitis neoplásica Otras Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V II 1059 CAPÍTULO 135 Vasculitis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Diagnóstico Ante la sospecha clínica, el diagnóstico se establece mediante técnicas angiográficas que evidencian alteraciones vasculares como estenosis, oclusiones y dilataciones en la aorta y sus ramas principales, sobre todo troncos supraaórticos, además de arterias pulmonares, coronarias, mesentéricas, renales, ilíacas y femorales. La angio-RM es la exploración de elección inicial y durante el seguimiento, ya que no es invasiva ni produce irradiación, proporciona información sobre la luz vascular y además permite evaluar el grosor y las características de la pared arterial (fig. 135-1). La arteriografía convencional ofrece una mayor resolución de la luz vascular, pero es invasiva y genera irradiación. Se reserva para precisar la magnitud de algunas estenosis o cuando se plantea la realización de una angioplastia. El PET-TC es útil para determinar la actividad inflamatoria de las lesiones vasculares (v. fig. 135-1). Pronóstico La arteritis de Takayasu tiene tendencia a la progresión de las estenosis y a las recurrencias. Un 20% de los pacientes nunca alcanza la remisión com- pleta y sus lesiones progresan a pesar del tratamiento inmunodepresor. La evaluación de la actividad durante la evolución es difícil. Para ello se utilizan los criterios de Kerr (1994), en los que la enferme- dad se considera activa si aparecen o empeoran al menos dos de los siguientes datos: 1) signos/síntomas de isquemia o inflamación vas- cular; 2) aumento de la VSG; 3) cambios angiográficos secuenciales que indiquen progresión de las lesiones vasculares, y 4) síntomas sis- témicos no atribuibles a otra enfermedad. La angio-RM y el PET-TC pueden ser de utilidad en la distinción entre inflamación activa y remodelado vascular o fibrosis cicatricial en la pared vascular. Aunque la mortalidad atribuible a la enfermedad es actualmente inferior al 10%, la morbilidad secundaria a la vasculitis o al tratamiento es sustancial y aumenta a lo largo de los años. Tratamiento Más del 90% de los pacientes responde al tratamiento con prednisona (60 mg/día durante 1 mes, con reducción posterior progresiva). No obstante, sólo un 20% de los pacientes mantiene la remisión y más del 70% requiere la adición de otros inmunodepresores para su control. Por ello se suele recomendar de inicio un tratamiento con prednisona y un inmunodepresor adicional, como metotrexato p.o. o s.c. (0,3 mg/ kg/semana), azatioprina (1,5-2 mg/kg/día) o micofenolato de mofetilo (2-3 g/día). En casos refractarios, puede administrarse el tocilizumab, ya que ha demostrado cierta eficacia en un estudio aleatorizado y con- trolado con placebo. En esta situación también podrían ser útiles los bloqueantes de TNF. En algunos casos se ha administrado el rituximab. El 50% de los casos requiere procedimientos de revascularización (angioplastia o cirugía derivativa) por hipertensión vasculorrenal grave o afección crítica de las arterias carótidas, vertebrales, coronarias o tri- butarias de las extremidades. Estos procedimientos deben realizarse, si es posible, con la vasculitis en remisión. No se recomienda la colocación de stents, dado el alto índice de reestenosis. Arteritis de células gigantes Epidemiología La arteritis de células gigantes afecta predominantemente a individuos de raza blanca mayores de 50 años. Su máxima incidencia ocurre en la octava década de la vida y es unas dos veces más frecuente en la mujer que en el varón. La incidencia anual de la arteritis temporal en los países anglosajones es de 17-24 casos nuevos por 100.000 habitantes por año. La incidencia calculada en España es de 6/100.000 habitantes y año. Anatomía patológica La pared arterial está ocupada por un infiltrado inflamatorio compuesto por linfocitos y macrófagos que adoptan una organización granulomato- sa. Es frecuente la presencia de células gigantes multinucleadas. El infil- trado se localiza preferentemente en la adventicia y en la zona de unión entre la íntima y la media con fragmentación de la lámina elástica interna, aunque a menudo abarca todo el grosor de la pared. La luz vascular se encuentra reducida por una hiperplasia de la íntima. En ocasiones las lesiones no están plenamente desarrolladas y se observan sólo infiltrados adventiciales. Aunque la afección de las ramas de las carótidas y de las arterias vertebrales es la que tiene mayor expresividad clínica, en estudios necrópsicos y de imagen se ha comprobado que en un alto porcentaje de casos existe compromiso de la aorta y de sus ramas principales. Etiopatogenia La etiología es desconocida. Existe predisposición genética a padecer la enfermedad y varios estudios, dirigidos a genes candidatos o de genotipado masivo, coinciden en señalar una mayor prevalencia de alelos DRB1*04 del sistema HLA en los pacientescon respecto a la población general. El infiltrado inflamatorio se halla compuesto fundamentalmente por macrófagos y linfocitos T de fenotipo CD4 que expresan en proporción variable marcadores de activación inmunológica y exhiben una diferen- ciación funcional de tipo helper 1 (Th1) y 17 (Th17). Existen expan- siones clonales de una minoría de los linfocitos infiltrantes, hecho que sugiere que la enfermedad se produce a consecuencia de una respuesta antigénica específica. La respuesta vascular a los mediadores liberados Angio-RM y PET-TC en una paciente afecta de arteritis de Takayasu. A. Angio-RM que muestra estenosis crítica de la arte- ria subclavia izquierda en su bifurcación con la arteria vertebral derecha (flecha). B. RM que muestra engrosamiento de la pared de los troncos supraaórticos (pared de arteria carótida derecha > 2 mm) (flecha). C. PET-TC (corte coronal) que muestra inflamación del arco aórtico y troncos supraaórticos (flecha). D. PET-TC (corte axial) con hipercaptación en troncos supraaórticos, sobre todo arteria carótida derecha (flecha). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1060 SECCIÓN VII Reumatología y enfermedades sistémicas por los leucocitos infiltrantes es prominente e incluye fenómenos de neovascularización y expresión de moléculas de adhesión endotelial para los leucocitos, procesos que amplifican la inflamación vascular. Final- mente se produce una hiperplasia de la íntima con reducción de la luz vascular que puede condicionar la aparición de fenómenos isquémicos. Cuadro clínico La sintomatología puede aparecer de manera repentina o de forma insidiosa. Con frecuencia, la enfermedad lleva varias semanas de evo- lución en el momento del diagnóstico debido a que, en ocasiones, las manifestaciones iniciales son inespecíficas. Manifestaciones craneales La cefalea es uno de los síntomas más característicos de la enfermedad y se halla presente en el 60%-98% de los casos. Suele ser de ins- tauración reciente o de características distintas a las habituales. Con frecuencia se acompaña de dolorimiento en el cuero cabelludo y de algias faciales atípicas o en las zonas occipital o cervical. La claudica- ción mandibular, aunque se ha observado también en otros procesos (amiloidosis, vasculitis necrosantes), es muy característica y refuerza la sospecha diagnóstica. Pueden hallarse anomalías en la exploración física de las arterias temporales como el endurecimiento y la disminución o ausencia de pulso en la palpación de las arterias temporales superficiales u otras arterias craneales (fig. 135-2). La presencia de signos inflamatorios es menos frecuente, pero más específica. La pérdida de visión unilateral o bilateral es una de las complicacio- nes más graves de la arteritis temporal. Se produce como consecuencia de la neuritis óptica isquémica anterior, por afección de las arterias ciliares posteriores y, con menor frecuencia, por oclusión de la arteria central de la retina. La pérdida de visión puede ser total (amaurosis) o consistir en reducciones del campo visual (hemianopsias o cuadranta- nopsias). Suele ser de aparición brusca y en ocasiones se halla precedida por episodios de pérdida de visión transitoria (amaurosis fugaz) o diplopía. Aproximadamente el 15%-20% de los pacientes sufre defectos visuales permanentes. También puede ocurrir pérdida de audición y disfunción vestibular. Entre un 3% y un 6% de los pacientes desarrolla infartos cerebrales a consecuencia de la enfermedad. Con frecuencia son múltiples y con- llevan una discapacidad y una mortalidad elevada. Afección de otros territorios vasculares La aplicación de técnicas de imagen ha demostrado que la afección de la aorta o sus ramas ocurre en un 70% de los casos. Con frecuencia esta afección es asintomática, pero puede conllevar complicaciones, habitualmente tardías. Durante el seguimiento, aproximadamente la cuarta parte de los pacientes desarrolla aneurisma/dilatación de la aorta torácica. La disección aórtica es menos frecuente, pero conlleva una elevada mortalidad. Un 10%-15% de los pacientes presentan síntomas derivados de la estenosis de los grandes vasos, fundamentalmente claudi- cación intermitente de extremidades. La afección clínicamente aparente de las arterias coronarias y mesentéricas es poco frecuente. Polimialgia reumática Aproximadamente el 40%-60% de los pacientes presenta en algún momento de su evolución polimialgia reumática, síndrome clínico caracterizado por dolor en las cinturas escapular y pelviana. El dolor se exacerba con la movilización y se acompaña de una notable rigidez, especialmente matutina. El sustrato morfológico es una sinovitis, una bursitis o una tendosinovitis que afectan principalmente a las articulaciones proximales. Estas anomalías pueden detectarse mediante ecografía, RM o PET/TC y sirven para diferenciarla de otros procesos que pueden cursar con dolor y rigidez de cinturas. La biopsia mus- cular no muestra alteraciones específicas. Puede preceder en varios meses, coincidir o aparecer posteriormente a la sintomatología craneal típica de la arteritis de células gigantes. Los enfermos con polimialgia pueden presentar sinovitis periférica, habitualmente oligoarticular. En estos casos es importante descartar una artritis reumatoidea de inicio tardío. La polimialgia reumática puede existir como entidad propia sin inflamación vascular. Es más frecuente que la arteritis de células gigantes, con una incidencia de 50-77/100.000 habitantes y año y una prevalencia del 1%-3,5% en individuos mayores de 65 años. Manifestaciones sistémicas La arteritis de células gigantes y la polimialgia reumática tienen con frecuencia una importante repercusión sobre el estado general, con astenia, anorexia, pérdida de peso y depresión. Más de la mitad de los pacientes presenta fiebre o febrícula. En ocasiones, las manifestaciones craneales son leves o transitorias y la fiebre es el signo más llamativo. La arteritis de células gigantes es uno de los diagnósticos que se debe considerar ante un anciano con fiebre de origen desconocido. Exploraciones complementarias Es muy característica la elevación de la VSG, con frecuencia cercana a 100 mm en la primera hora, tanto en la arteritis de células gigantes como en la polimialgia reumática. Destaca también un aumento en la concentración plasmática de las proteínas de fase aguda como la PCR. Es común la presencia de anemia por bloqueo medular y trombocitosis. Puede detectarse aumento de gammaglutamil-transpeptidasa y fosfatasa alcalina hepática. Diagnóstico El diagnóstico definitivo se establece mediante biopsia de la arteria tempo- ral superficial, que debe realizarse siempre que se sospeche la enfermedad. Es un procedimiento inocuo y de elevada sensibilidad y especificidad cuando se selecciona cuidadosamente la zona que se va a someter a biopsia. Debe extirparse un fragmento de 2-3 cm y hay que examinar numerosas secciones histológicas. La ausencia de alteraciones no excluye totalmente el diagnóstico debido a que las lesiones pueden ser segmentarias. La ecografía dúplex puede demostrar alteraciones muy sugestivas (halo hipoecoico) y permite la exploración de territorios vasculares adicionales; la angio-TC, la angio-RM o la PET pueden de mostrar afectación de grandes vasos. En casos con biopsia e imagen negativas, podría admitirse el diag- nóstico clínico si se sospecha fuertemente la enfermedad, se han exclui- do exhaustivamente otros procesos, los pacientes cumplen criterios de clasificación del American College of Rheumatology (cuadro 135-2), actualmente en revisión, y la respuesta a los glucocorticoides es rápida, • CUADRO 135-2 American College of Rheumatology * Edad ≥ 50 años Cefalea de apariciónreciente o características distintas a las habituales Anomalías en la exploración física de las arterias temporales (dolor con la palpación o disminución de pulso) Elevación de la VSG Biopsia arterial con inflamación vascular constituida por células mononucleadas o inflamación granulomatosa, con presencia frecuente de células gigantes *Un paciente con vasculitis puede clasificarse como arteritis temporal si cumple al menos tres de los cinco criterios con una sensibilidad del 93,5% y una especificidad del 91,2%. A. Arteria temporal prominente en una paciente con arteritis temporal (flechas). B. La biopsia de la arteria temporal superfi- cial es el procedimiento más específico para el diagnóstico. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V II 1061 CAPÍTULO 135 Vasculitis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. completa y duradera. El diagnóstico de polimialgia reumática es funda- mentalmente clínico, por lo que requiere la exclusión cuidadosa de pro- cesos que pueden presentarse con una sintomatología parecida: artritis reumatoide, vasculitis necrosantes, espondiloartropatías o polimiositis. Los nuevos criterios de clasificación se describen en la tabla 135-1. Pronóstico Tanto en el curso de la arteritis temporal como en el de la polimialgia son frecuentes las recidivas. Una cuidadosa valoración clínica y la deter- minación de la VSG y la PCR son las medidas más útiles para evaluar la actividad de la enfermedad. Durante las reagudizaciones, la probabilidad de complicaciones isquémicas es baja y, por lo general, las recidivas se controlan con ligeras modificaciones en la dosis de prednisona. Apro- ximadamente la mitad de los pacientes puede abandonar el tratamiento a los 3 años. Otra mitad requiere tratamientos prolongados, a veces indefinidamente, con dosis habitualmente muy bajas de prednisona. El pronóstico vital de la arteritis temporal es bueno. Sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes presenta complicaciones graves: rotura de aneurisma aórtico, accidente vascular cerebral o infarto de miocardio por afección coronaria. Tratamiento El tratamiento de elección inicial lo constituyen los glucocorti- coides. Además de producir una remisión rápida y completa de la sintomatología se ha demostrado su eficacia en la prevención de complicaciones isquémicas. En la arteritis temporal se instaura una dosis inicial de 40-60 mg/día de prednisona. Cuando existe pérdida de visión se recomienda administrar metilprednisolona i.v. en dosis de 250 mg/6 h durante 3 días y AAS (100-300 mg/día). A partir de las 4 semanas, cuando se ha obtenido la remisión clínica y la mejoría de los parámetros biológicos alterados, se inicia una reducción de la dosis a razón de unos 10 mg semanales. Aproximadamente a los 3-4 meses debe alcanzarse una dosis de mantenimiento alrededor de los 7,5-10 mg/día, con la que la mayoría de los pacientes tienen una evolución favorable. A partir del segundo año se inicia una reducción muy paulatina de la prednisona, hasta su supresión. Los pacientes con polimialgia aislada, en los que se ha excluido razonablemente la existencia de arteritis temporal, presentan una respuesta favorable con una dosis inicial inferior: 10-20 mg/día de prednisona. La yatro- genia derivada del tratamiento es frecuente, por lo que los pacientes deben someterse a un control minucioso y recibir la mínima dosis de prednisona necesaria para mantener la remisión. Debe prevenirse la osteoporosis por glucocorticoides con aporte de calcio (1.000 mg/ día), vitamina D (800 UI/día) y bisfosfonatos. Más de la mitad de los pacientes sufren recurrencias que obligan a incrementar la dosis de prednisona. La administración de tocilizumab en dosis de 165 mg s.c./1-2 semanas se ha mostrado eficaz en reducir las recidivas y la dosis acumulada de prednisona en más del 50% de los pacientes. El metotrexato (oral o subcutáneo) en dosis de 15 mg/semana puede ayudar también a reducir la dosis de prednisona. Los bloqueantes del TNF no han mostrado eficacia manifiesta. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Dejaco C, Brouwer E, Mason JC, Buttgereit F, Matteson EL, Dasgupta B. Giant cell arteritis and polymyalgia rheumatica: current challenges and opportunities. Nat Rev Rheumatol 2017;13:578-92. García-Martínez A, Arguis P, Prieto-González S, Espígol-Frigolé G, Alba MA, Butjosa M, et al. Prospective long term follow-up of a cohort of patients with giant cell arteritis screened for aortic structural damage (aneurysm or dilatation). Ann Rheum Dis 2014;73:1826-32. Maksimowicz-McKinnon K, Clark TM, Hoffman GS. Limitations and guarded prognosis in an American cohort of Takayasu arteritis patients. Arthritis Rheum 2007;56:1000-9. Samson M, Espígol-Frigolé G, Terrades-García N, Prieto-González S, Corbera- Bellalta M, Alba-Rovira R, et al. Biological treatments in giant cell arteritis & Takayasu arteritis. Eur J Intern Med 2018;50:12-9. VASCULITIS DE VASO MEDIANO Poliarteritis nudosa M.ª C. Cid Xutglà Concepto La poliarteritis nudosa (PAN) es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta predominantemente a arterias de tamaño mediano (arterias viscerales principales) y respeta las arteriolas, los capilares y las venas. Cursa sin glomerulonefritis y los ANCA son negativos. Fue la primera vasculitis necrosante sistémica caracterizada histológicamente por Kuss- maul y Maier en 1866. Durante mucho tiempo la mayor parte de las vasculitis necrosantes sistémicas se clasificaban como PAN y todavía existe cierta confusión al respecto. La identificación y la caracterización posterior más precisa de otras vasculitis necrosantes como la granu- lomatosis con poliangitis (GPA), la granulomatosis eosinofílica con poliangitis (GEPA), la poliangitis microscópica (PAM) e incluso la vasculitis crioglobulinémica han motivado que muchos casos diagnos- ticados de PAN en el pasado se ajusten mejor a la definición actual de estos procesos, especialmente la PAM. En la mayor parte de los casos la etiología es desconocida. La PAN puede asociarse a infección por el virus de la hepatitis B (VHB) y, con menor frecuencia, a infección por el virus de la hepatitis C (VHC) o el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV). Recientemente se ha des- crito el desarrollo de una vasculopatía inflamatoria que cumple criterios de clasificación de PAN en pacientes con mutaciones con pérdida de función en el gen CECR1 que codifica la adenosina desaminasa 2 (déficit de ADA-2 o DADA2). Esta enfermedad se transmite con un patrón de herencia autosómica recesiva y el debut suele ser precoz, aunque hay casos diagnosticados en la edad adulta. Epidemiología La PAN, tal como se define actualmente, es una enfermedad infrecuente. Su incidencia, en descenso, se estima entre 2,4 y 16 casos por millón de habitantes y año. Aunque puede aparecer en la edad infantil, especialmen- te cuando deriva del DADA2, la incidencia máxima se sitúa entre 40 y 60 años con un ligero predominio en varones. No muestra predominio racial. Anatomía patológica La lesión fundamental se caracteriza por la inflamación de la pared de las arterias de tamaño mediano y pequeño. Las lesiones son de distribu- ción segmentaria y predominan en zonas de bifurcación de las arterias. En la fase aguda, los polimorfonucleares neutrófilos abundan en los infiltrados inflamatorios, mientras que en lesiones más evolucionadas predominan los linfocitos y los macrófagos. Es característica la coexis- tencia de lesiones en distintos estadios evolutivos. La inflamación con- lleva una desestructuración de la pared vascular, con necrosis fibrinoide, trombosis, estenosis de la luz vascular por hiperplasia de la íntima o dilataciones aneurismáticas. La enfermedadpuede afectar a cualquier órgano, con preferencia del riñón y el corazón en series de autopsia. Cuadro clínico La forma de presentación y el curso evolutivo de la PAN son muy varia- bles. Puede aparecer de modo indolente, incluso subclínico, o de manera TABLA 135-1 European League Against Rheumatic Diseases American College of Rheumatology Criterios Puntos Rigidez matutina de duración superior a 45 min 2 puntos Dolor o limitación de la movilidad en las caderas 1 punto Ausencia de factor reumatoide o anticuerpos antipéptidos citrulinados 2 puntos Ausencia de afectación de articulaciones periféricas 1 punto Nota: Se consideran criterios obligatorios: a) edad ≥ 50 años; b) dolor bilateral en hombros, y c) elevación de PCR o VSG* *Para clasificar a un paciente como PMR se requieren al menos 4 puntos de los 6 posibles. Si se consideran datos ecográficos (bursitis, sinovitis o tendosinovitis en un hombro y una cadera [1 punto] o en ambos hombros [1 punto]), se requieren al menos 5 puntos de los 8 posibles. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1062 SECCIÓN VII Reumatología y enfermedades sistémicas fulminante con afección visceral grave. La PAN combina con frecuencia síntomas sistémicos (fiebre, pérdida de peso, afección del estado general) con manifestaciones focales derivadas de la isquemia o hemorragia de los órganos irrigados por las arterias afectas. En algunos pacientes, la fiebre es el síntoma predominante y la enfermedad se presenta como fiebre de origen desconocido. Las artralgias y mialgias son frecuentes. En ocasiones puede aparecer artritis de predominio en las grandes articulaciones. La neuropatía periférica aparece en el 40%-70% de los pacientes y, aunque su forma más característica es la mononeuritis múltiple, puede presentarse como polineuropatía sensitivomotora. La afección del SNC es mucho menos frecuente (2%-28%) y puede manifestarse como encefalopatía difusa o con defectos focales (isquemia, hemorragia o infarto). Las manifestaciones cutáneas están presentes en el 28%-58% de los pacientes y consisten en livedo racemosa, nódulos subcutáneos o úlceras necróticas. En ocasiones, la PAN puede quedar limitada a la piel como única expresión de la enfermedad. La afección gastrointestinal es frecuente (14%-40%). El dolor abdominal es un síntoma común y se debe a isquemia mesentérica por vasculitis intestinal (ángor intes- tinal). También pueden producirse ulceraciones intestinales que pueden dar lugar a hemorragia digestiva o perforación. La afección hepática es variable y más frecuente en los casos de PAN asociada a VHB o VHC. Otras manifestaciones digestivas menos habituales son colecistitis alitiásica, pancreatitis aguda, inflamación pancreática focal seudotumoral o infarto pancreático. La hipertensión arterial es frecuente (10%-63%). Entre un 6% y un 66% de los pacientes con PAN presenta afección renal, consecuencia principalmente de fenómenos de isquemia, hemorragia o infarto. Puede aparecer proteinuria de grado no glomerular, microhema- turia sin cilindros hemáticos y compromiso variable de la función renal, ya sea silente o manifiesta, con dolor lumbar por infarto renal o rotura de un microaneurisma con hematoma perirrenal. La afección coronaria puede producir manifestaciones de cardiopatía isquémica, arritmias e insuficiencia cardíaca. Puede aparecer serositis (pleuritis, pericarditis), pero es infrecuente (5%). La afección genital se expresa como orquiepididimitis o prostatitis. La orquitis es más frecuente (hasta en un 35%) en la PAN asociada al VHB. En el ámbito ocular pueden aparecer vasculitis y oclusión de los vasos retinianos. Se acepta que el pulmón está respetado en la PAN clásica y la presencia de infiltrados pulmonares debería orientar hacia otras vasculitis como PAM, GEPA o GPA. Exploraciones complementarias No existen alteraciones de laboratorio específicas de la enfermedad. En la mayoría de los pacientes se observa un aumento importante de los reactantes de fase aguda (VSG y proteína C reactiva), leucocitosis con neutrofilia y sin eosinofilia llamativa, anemia de trastornos crónicos. Es común la hipergammaglobulinemia. En la PAN asociada a VHB puede haber hipocomplementemia por consumo. Los ANCA y las crioglobulinas son siempre negativos. Diagnóstico Dado que las lesiones pueden afectar a los vasos de múltiples órganos y sistemas, las manifestaciones clínicas de la PAN y de las vasculitis necrosantes sistémicas en general son muy variadas. Debe considerarse la posibilidad de una PAN ante las siguientes situaciones clínicas: a) fiebre de origen desconocido; b) cuadro de afección multisistémica; c) manifestaciones de isquemia en cualquier localización, especialmente si son múltiples y ocurren en personas jóvenes o sin factores de ries- go vascular; d) mononeuritis múltiple; e) dolor abdominal de causa incierta, y f ) hipertensión arterial de inicio reciente. La existencia de glomerulonefritis o púrpura cutánea sugiere la existencia de otro tipo de vasculitis sistémica (vasculitis asociadas a ANCA, vasculitis por IgA o crioglobulinemia). Tras la sospecha diagnóstica es importante confirmar histológicamente la inflamación vascular. Se obtendrán biopsias de territorios afectados y, preferentemen- te, de tejidos con poco riesgo de complicaciones, como la piel o el músculo. La biopsia de nervio periférico tiene rentabilidad elevada si existe afección clínica o electromiográfica. La biopsia testicular debe reservarse en principio para los casos con orquiepididimitis. No deben prodigarse las biopsias de órganos profundos (riñón, hígado) si no son imprescindibles, por el elevado riesgo de hemorragia por rotura de un aneurisma. Cuando sea preciso se realizarán con la ayuda de técnicas de visualización (habitualmente ecografía) para controlar las com- plicaciones. La biopsia muscular tiene una rentabilidad limitada, pero ofrece la ventaja de su poca agresividad y, por tanto, es recomendable. Dado el carácter segmentario de las lesiones, una biopsia negativa no excluye el diagnóstico y en ocasiones es necesaria su repetición. La angiografía selectiva del tronco celíaco y de las arterias renales puede ser de gran ayuda diagnóstica, al poner de manifiesto estenosis, irregularidades de la luz, trombosis y, en particular, microaneurismas característicos de la enfermedad (fig. 135-3). Técnicas menos agresivas como la angiografía por TC o la angiografía por RM tienen una rentabi- lidad inferior, ya que su resolución disminuye para las arterias de calibre mediano y pequeño. Hay que considerar que los microaneurismas no son específicos de la PAN y pueden observarse en otras vasculitis sis- témicas, en el LES, en la endocarditis infecciosa y otras enfermedades que cursan con alteraciones estructurales de la pared vascular. El American College of Rheumatology definió en 1990 unos cri- terios de clasificación para la PAN (cuadro 135-3) que se hallan en reconsideración. Se ha aceptado un algoritmo diagnóstico mediante el cual, ante una vasculitis necrosante, puede aceptarse el diagnóstico de PAN cuando no existe afección de vasos pequeños (arteriolas, capilares y vénulas) y se ha excluido razonablemente la existencia de una GEPA, una GPA o una PAM. Pronóstico La PAN es una enfermedad potencialmente grave con una mortalidad cercana al 20% a los 5 años. La edad avanzada y la intensidad de la afección visceral condicionan un peor pronóstico. Los fallecimientos se deben a la afección renal, digestiva y cardíaca, del SNC, que se consideran indicadores de pronóstico grave. Se estima que el 25% de los fallecimientos se debe a actividad de la enfermedad. Las infecciones graves y las complicaciones vasculares tardías (accidentes vascularescerebrales, infarto de miocardio) tienen un protagonismo importante como causa de muerte tras la introducción del tratamiento. Tratamiento Es importante considerar que tanto las estimaciones pronósticas como las recomendaciones terapéuticas se basan en estudios realizados sobre cohortes mixtas de pacientes. La mayor parte de los estudios incluyen pacientes con PAN, GEPA o PAM, ya que la necesidad de individua- Arteriografía renal derecha de una paciente con PAN. Se observan irregularidades del calibre arterial, estenosis y múltiples microaneurismas (flechas). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V II 1063 CAPÍTULO 135 Vasculitis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. lización precisa entre estas entidades es de apreciación relativamente reciente. Los glucocorticoides constituyen la base del tratamiento de la PAN. El tratamiento se inicia con prednisona en dosis de 1 mg/kg de peso y día (máximo 60 mg/día) durante 4 semanas con reducción posterior paulatina hasta su suspensión, que se hará de forma indivi- dualizada, de acuerdo con la tolerancia y la respuesta. Este tratamiento puede ser suficiente en pacientes sin determinantes de mal pronóstico, pero si la prednisona no puede reducirse por debajo de 15-20 mg/día sin reactivación debe añadirse otro inmunodepresor como azatioprina en dosis de 1,5-2 mg/kg de peso y día. En las formas graves, con afección renal, del SNC, cardíaca o digestiva se debe asociar a la prednisona ciclofosfamida p.o. en dosis de 2 mg/kg de peso o preferentemente en pulso i.v. de 0,6 g/m2 de superficie corporal en administración mensual. En situaciones muy graves puede iniciarse el tratamiento con pulsos de 1 g de metilprednisolona i.v. durante 3 días. Los recambios plasmáticos no mejoran el pronóstico. Por analogía a la evidencia acumulada en el trata- miento de las vasculitis asociadas a ANCA, se aconseja sustituir la ciclofos- famida por un inmunodepre sor menos tóxico (azatioprina o metotrexato) una vez alcanzada la remisión. Se han utilizado rituximab, tocilizumab o bloqueantes del TNF en casos aislados de refractariedad o intolerancia. En los pacientes con PAN asociada a infección por virus se reco- mienda la combinación de un tratamiento inicial breve con glucocor- ticoides y tratamiento antiviral específico. En la PAN asociada al VHB, la asociación de recambios plasmáticos ha demostrado beneficio. En el déficit de ADA2, estudios observacionales sugieren beneficio del tratamiento con bloqueantes del TNF. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Caorsi R, Penco F, Grossi A, Insalaco A, Omenetti A, Alessio M, et al. ADA2 deficiency (DADA2) as an unrecognised cause of early onset polyarteritis nodosa and stroke: a multicentre national study. Ann Rheum Dis 2017;76(10):1648-56. Hernández-Rodríguez J, Alba MA, Prieto-González S, Cid MC. Diagnosis and classification of polyarteritis nodosa. J Autoimmun 2014;48-49:84-9. Mukhtar C, Guillevin L, Cid MC, Dasgupta B, De Groot K, Gross W, et al. EULAR recommendations for the management of primary small and me- dium vessel vasculitis. Ann Rheum Dis 2009;68:310-7. Enfermedad de Kawasaki R. Cervera Segura Es una vasculitis sistémica que afecta a las arterias de tamaño mediano o pequeño, con una proliferación típica de la íntima y un infiltrado de los vasos con células mononucleadas, asociado a un síndrome lin- fomucocutáneo. Aunque es mucho más prevalente en Asia, tiene una distribución universal y puede aparecer en cualquier grupo étnico. En el 85% de los pacientes se diagnostica antes de los 5 años de edad y es dos veces más frecuente en los niños que en las niñas. Su etiología es desconocida, aunque puede estar causada por un agente infeccioso en un huésped predispuesto. Las lesiones del endotelio vascular se producen por mecanismos inmunes. En general es una enfermedad benigna, de curso agudo y de carácter sistémico. Las manifestacio- nes más frecuentes son fiebre (100%), exantema (95%), cambios en extremidades (eritemas, edemas, descamaciones) (93%), conjuntivitis (90%), lesiones orales (93%) y adenopatías (43%). En un 25% de los casos se desarrollan aneurismas de las arterias coronarias, que suelen aparecer durante la fase de convalecencia (a partir de la segunda semana de enfermedad), con una mortalidad total de alrededor del 2,5%, en general relacionada con la rotura de dichos aneurismas durante la tercera o cuarta semana de la enfermedad. Para su diagnóstico hace falta la presencia de cinco de las seis mani- festaciones propuestas por el Kawasaki Disease Research Committee (cua- dro 135-4). Si existen aneurismas coronarios, sólo hacen falta cuatro criterios. Se han descrito otras manifestaciones clínicas asociadas a la enfermedad (derrame pericárdico, aneurismas de arterias periféricas, ángor, artritis). Es importante considerar que esta enfermedad también tiene un interés especial en la edad adulta. Aquellas personas que han pasado la enfermedad en la edad infantil pueden desarrollar en la edad adulta estenosis coronarias que finalizan en isquemia miocárdica. En la actualidad, se considera una de las causas de isquemia silente y muerte súbita en varones asintomáticos de mediana edad. También puede comenzar en la edad adulta; al igual que en los niños, la principal causa de mortalidad se asocia a los aneurismas coronarios. El tratamiento se basa en la administración de AAS (100 mg/kg de peso y día, divididos en 4 dosis, durante el período febril inicial que suele ser de 2-3 días y disminución posterior a 3-5 mg/kg de peso y día durante 6-8 semanas) y gammaglobulina intravenosa en dosis de 400 mg/kg de peso y día durante 5 días o una única dosis de 2 g/kg en infusión durante 10 h, tanto en niños como en adultos. Si dicho tratamiento es precoz, en los días iniciales de la enfermedad, el riesgo de desarrollar un aneurisma coronario disminuye desde el 20% a un 3%. Si no se produce respuesta con este tratamiento pueden adminis- trarse pulsos de metilprednisolona (30 mg/kg de peso y día durante 1-3 días), inmunodepresores (ciclofosfamida), pentoxifilina o infliximab. VASCULITIS DE VASO PEQUEÑO R. Solans Laqué, M.ª C. Cid Xutglà Vasculitis asociada a anticuerpos Granulomatosis con poliangitis R. Solans Laqué Concepto Es una vasculitis granulomatosa necrosante que afecta preferentemente a vasos de mediano y pequeño tamaño de cualquier localización, cuyas • CUADRO 135-3 American College of Rheumatology * Pérdida de peso mayor o igual a 4 kg desde el comienzo de la enfermedad Livedo reticularis Dolor o inflamación testicular Mialgias, debilidad o inflamación muscular Mononeuropatía o polineuropatía PA diastólica > 90 mm Hg Elevación del BUN (40 mg/dL) o de la creatinina (> 1,5 mg/dL) Presencia del antígeno de superficie o de anticuerpo frente al virus de la hepatitis B Arteriografía demostrativa (microaneurismas o trombosis) Presencia de infiltración por polimorfonucleares en la biopsia de arterias de mediano o pequeño tamaño *La presencia de tres criterios o más proporciona una sensibilidad del 82,2% y una especificidad del 86,6% para el diagnóstico de la poliarteritis nudosa. • CUADRO 135-4 Fiebre persistente (38 °C-40 °C) durante 5 días o más Inyección conjuntival bilateral Alteraciones en los labios y en la cavidad oral Eritema orofaríngeo difuso Lengua «en frambuesa» Enrojecimiento, sequedad y fisuración labial Exantema polimorfo en las superficies extensoras de los miembros y el tronco Cambios en extremidades periféricas: enrojecimiento de las palmas y las plantas de manos y pies, edema indurado en la fase inicial y descamación membranosa de las puntas de los dedos en la fase convaleciente Adenopatías cervicalesagudas no purulentas Tomado de Council on Cardiovascular Disease in the Young; Committee on Rheumatic Fever, Endocarditis, and Kawasaki Disease; American Heart Association. Diagnostic guidelines for Kawasaki disease. Circulation 2001;103(2):335-6. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1064 SECCIÓN VII Reumatología y enfermedades sistémicas manifestaciones más frecuentes son las de vías respiratorias superiores e inferiores y las renales. La afección otorrinolaringológica es caracterís- tica. Puede afectar a la piel, las articulaciones, el sistema nervioso periférico y central, y el sistema digestivo. Etiopatogenia La etiología es desconocida. Se ha relacionado ocasionalmente con el consumo de cocaína y con la exposición a sílice. Se cree que un antígeno extraño inhalado y/o propio localizado en las vías respiratorias podría ser el factor desencadenante de una respuesta inmunológica anómala, que originaría la síntesis de anticuerpos dirigidos contra el citoplasma de los neutrófilos, con especificidad frente a la proteinasa 3 (PR3) y un patrón de tinción citoplasmática granular (c-ANCA), que inducirían una activación inadecuada de los polimorfonucleares. El desarrollo de estos anticuerpos se ha relacionado con la colonización por Staphylococcus aureus. Anatomía patológica Histológicamente se caracteriza por la presencia de vasculitis, granulomas y necrosis. En las vías respiratorias y el parénquima pulmonar suelen hallarse granulomas necrosantes confluentes, con células epitelioides y células gigantes multinucleadas o de cuerpo extraño. Puede observarse también una vasculitis necrosante, característicamente granulomatosa, que suele afectar a pequeñas arterias y venas, aunque puede afectar a vasos de mediano calibre. En el 35% de los casos existe capilaritis alveolar. La afección renal característica es glomerular, observándose una glomerulonefritis necrosante segmentaria y focal que puede evolucio- nar hacia una forma proliferativa extracapilar. Raramente existe una reacción granulomatosa con rotura de la membrana basal de la cápsula de Bowman alrededor de algunos glomérulos. La vasculitis renal, no estrictamente glomerular, afecta al 3%-15% de los pacientes y puede ser necrosante como en la poliarteritis o granulomatosa. La inmuno- fluorescencia indirecta es negativa. En la piel se puede observar una vasculitis leucocitoclástica y en los pacientes con mononeuritis múltiple una vasculitis de los vasa nervorum. Cuadro clínico La granulomatosis con poliangitis (GPA) predomina en pacientes de 40-50 años y afecta de forma similar a ambos sexos. Es más frecuente en el norte de Europa y su prevalencia en España se ha estimado en alrededor de 3-6 casos por millón de habitantes. Las manifestaciones clínicas iniciales suelen corres- ponder a las vías respiratorias superiores y pueden presentarse de forma aislada o asociadas a un cuadro general de astenia, anorexia y pérdida de peso. Otras manifestaciones frecuentes al inicio o a lo largo de la evolución de la enfermedad son las renales, articulares, cutáneas, oculares y neurológicas. Las vías respiratorias superiores se afectan en más del 90% de los pacientes, con desarrollo de sinusitis, rinitis y otitis media. Pueden observarse ulceraciones o costras nasales, perforación del tabique nasal y deformidad de la nariz en silla de montar. Las lesiones inflamatorias se pueden sobreinfectar, en especial por Staphylococcus aureus. En el 25% de los pacientes puede aparecer una estenosis traqueal subglótica. La afección pulmonar se halla presente al inicio de la enfermedad en la mitad de los pacientes y aparece en la mayoría (87%) a lo largo de la evolución. Se pueden objetivar infiltrados pulmonares difusos y/o nódu- los pulmonares bien delimitados, múltiples, bilaterales, de predominio en campos medios e inferiores, que se cavitan en una tercera parte de los casos. En un 8% de los pacientes se produce hemorragia pulmonar por capilaritis alveolar. Las manifestaciones clínicas más frecuentes son la tos, la disnea, el dolor torácico y la hemoptisis, que puede ser masiva. Sin embargo, no es excepcional que estas lesiones sean asintomáticas. La afección renal no es precoz, pero ocurre en más del 80% de los pacientes en los primeros 2 años de evolución. Se ha descrito enfer- medad limitada a los riñones. Las manifestaciones iniciales incluyen proteinuria y alteraciones del sedimento urinario con microhematuria y cilindros hemáticos. La evolución es variable, desde insidiosa hasta fulminante, con rápida progresión hacia la insuficiencia renal terminal. El 70% de los pacientes refiere artralgias, que aparecen ya en fases inicia- les de la enfermedad. La artritis es menos frecuente y suele ser poliarticular, simétrica, no deformante y de predominio en las extremidades inferiores. En el 50%-60% de los casos existe afectación ocular que en ocasio- nes es debida a extensión de la inflamación granulomatosa desde los senos paranasales. Puede aparecer epiescleritis, escleritis con queratitis periférica o sin ella, uveítis, afección vascular retiniana y dacriocistitis. La afección orbitaria puede causar proptosis (seudotumor orbitario) y compromiso del nervio óptico. En el 50% de los pacientes se afectan la piel y las mucosas. La manifestación más frecuente es la púrpura localizada en las extremi- dades inferiores. También pueden aparecer lesiones ulceradas, pápulas o nódulos subcutáneos. Ocasionalmente aparecen úlceras y lesiones granulomatosas gingivales (encías en «frambuesa»). En el 15%-25% de los pacientes se produce una mononeuritis múltiple o una polineuropatía simétrica. La afección del SNC es más rara (8%) y muy variable, e incluye lesión de pares craneales, paqui- meningitis, vasculitis y compromiso hipofisario. Exploraciones complementarias Suele existir anemia normocítica y normocrómica, leucocitosis neu- trofílica sin eosinofilia y trombocitosis con elevación de la VSG y otros reactantes de fase aguda. En caso de afección renal se produce elevación de la creatinina sérica, alteración del sedimento urinario (microhematuria con hematíes dismórficos y cilindros hialinos) y proteinuria. También puede observarse hipergammaglobulinemia y positividad del FR (50% de los casos) con negatividad de los ANA. Los ANCA con patrón citoplasmático (c-ANCA) y especificidad frente a PR3 son el marcador con mayor sensibilidad y especificidad diagnós- tica en las formas generalizadas y se hallan presentes en el 80%-90% de los casos. Su positividad disminuye al 40%-50% en las formas localizadas. Sus valores no se correlacionan claramente con la actividad de la enfermedad. Diagnóstico La sospecha diagnóstica se fundamenta en la presencia de manifes- taciones clínicas típicas en el tracto respiratorio/otorrinolaringológico y/o en el riñón. El diagnóstico es clínico-patológico con soporte sero- lógico. Para seleccionar la muestra biópsica más idónea, conviene tener en cuenta que el patrón histológico típico no siempre se encuentra en cualquier tejido afectado. La biopsia abierta de pulmón es la más rentable (90% de positividades), mientras que la rentabilidad diagnós- tica de la biopsia transbronquial o la de las vías respiratorias es muy inferior. Los criterios empleados para el diagnóstico se describen en el cuadro 135-5. Se deben descartar diversas enfermedades con manifes- taciones clínicas y lesiones patológicas similares (cuadro 135-6). Pronóstico y tratamiento Históricamente, el pronóstico era ominoso, con una supervivencia media de 5 meses tras el desarrollo de la afección renal y una mortalidad del 90% a los 2 años. En la actualidad, el tratamiento se estratifica según la gravedad de la enfermedad (formas localizadas, generalizadaso graves) y se divide en una fase de inducción de remisión y en otra de mantenimiento de la remisión, para disminuir al máximo los efectos farmacológicos adversos. Para inducir la remisión de la enfermedad en las formas generalizadas y/o graves se recomienda administrar glu- cocorticoides y ciclofosfamida i.v. (0,6 g/m2) en pulsos mensuales o rituximab, aunque también se puede administrar ciclofosfamida p.o. en dosis de 1-2 mg/kg de peso y día. La dosis de ciclofosfamida se debe • CUADRO 135-5 American College of Rheumatology * Inflamación nasal u oral: úlceras orales, con o sin dolor, o secreción nasal purulenta o hemorrágica Alteraciones de la radiografía de tórax: nódulos, cavitación o infiltrados no migratorios ni fugaces Alteraciones en el sedimento urinario: microhematuria (> 5 hematíes por campo) o cilindros hemáticos Presencia de inflamación granulomatosa en la biopsia: inflamación granulomatosa dentro de la pared de una arteria o en la región perivascular o extravascular de una arteria o arteriola *La presencia de dos criterios o más proporciona una sensibilidad del 88,2% y una especificidad del 92% para el diagnóstico de granulomatosis con poliangitis. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V II 1065 CAPÍTULO 135 Vasculitis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. ajustar según la creatinina del paciente, a fin de mantener el recuento de leucocitos en sangre superior a 3 × 109/L o la de granulocitos superior a 1,5 × 109/L, y se debe disminuir un 25% en pacientes mayores de 65 años. Inicialmente se administra prednisona (1 mg/kg de peso y día) en dosis única matutina diaria, que se reduce progresivamente hasta alcanzar una dosis de 5 mg/día a los 6 meses. La actividad de la enfermedad se valora monitorizando las manifestaciones clínicas, la VSG y los valores séricos de ANCA. Una vez alcanzada la remisión, puede sustituirse la ciclofosfamida por azatioprina (1-2 mg/kg de peso y día), que se mantendrá durante un mínimo de 18 meses. En pacientes con formas localizadas o sin afectación renal se pueden administrar 20-25 mg semanales de metotrexato de forma alternativa a la ciclofos- famida para inducir la remisión de la enfermedad. La administración de terapia biológica anti-CD20 (rituximab) es igual de eficaz que la ciclofosfamida en la inducción de remisión en pacientes con for- mas generalizadas y/o graves de la enfermedad y algo superior en formas recidivantes y/o refractarias al tratamiento convencional. Dada la alta mortalidad asociada a infección por P. jirovecii se acon- seja profilaxis con trimetoprim (160 mg) y sulfametoxazol (800 mg), tres veces por semana en todos los pacientes que reciben glucocorticoi- des y ciclofosfamida. Además, la administración de cotrimoxazol puede ser útil para disminuir la tasa de recidivas. Debe tenerse en cuenta que las infecciones bacterianas de las vías respiratorias pueden provocar sintomatología y aumentos de la VSG que pueden confundirse con reactivaciones de la enfermedad. Poliangitis microscópica Véase Vasculitis sistémicas, en el capítulo 102. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Guillevin L. Rituximab for ANCA-associated vasculitides. Clin Exp Rheum 2014;32(Suppl 82):S118-21. Jones RB, Cohen Tervaert JW, Hauser T, Luqmani R, Morgan MD, Peh CA, et al. Rituximab versus cyclophosphamide for ANCA associated vasculitis. N Engl J Med 2010;363:221-32. Solans-Laque R, Bosch Gil JA, Canela M, Lorente J, Pallisa E, Vilardell-Tarres M. Clinical features and therapeutic management of subglottic stenosis in patients with Wegener’s granulomatosis. Lupus 2008;17:832-6. Granulomatosis eosinofílica con poliangitis R. Solans Laqué Concepto Se caracteriza por historia previa de asma y rinitis alérgica, eosinofilia en sangre periférica, afección pulmonar y vasculitis necrosante sistémica. Etiopatogenia y epidemiología Su etiología es desconocida. Es más frecuente en mujeres que en varones (relación 3:1,1), en la cuarta o quinta década de la vida. Su incidencia en España es baja, alrededor de 1,3 casos por millón de habitantes. Se caracteriza por la presencia de eosinofilia en sangre periférica, formación de granulomas de eosinófilos en los órganos afectados y presencia de anti- cuerpos dirigidos contra el citoplasma de los neutrófilos (ANCA) en el 40%-50% de los casos. Los ANCA están más implicados en el desarrollo de las manifestaciones vasculíticas de la enfermedad, especialmente en la afección renal y neurológica. Se ha sugerido una posible asociación entre la administración de antagonistas de los receptores de los leucotrienos en pacientes con asma grave y el desarrollo de la enfermedad. Anatomía patológica Se caracteriza por la presencia de una vasculitis necrosante que afecta a arterias musculares de mediano y pequeño tamaño, capilares, vénulas y venas, con infiltración tisular por eosinófilos y granulomas extravascula- res. La vasculitis puede ser granulomatosa o presentar una histología indistinguible de la que se observa en la PAN, aunque el infiltrado de la pared vascular suele contener una mayor proporción de eosinófilos. Los granulomas vasculares y extravasculares están formados por un núcleo central de eosinófilos rodeado de células epiteliales dispuestas en empalizada y células gigantes multinucleadas. Puede afectar a cualquier órgano, pero, a diferencia de la PAN clásica, predomina la afección pulmonar. Las lesiones extrapulmonares se hallan con mayor frecuencia en tracto digestivo, nervios periféricos, corazón y piel y, al contrario que en la GPA, la afección renal es rara. Cuadro clínico Las mialgias, la fiebre y la pérdida de peso son síntomas frecuentes de la enfermedad, que se caracteriza por tres fases evolutivas. En la fase inicial o prodrómica, el asma es la manifestación predominante. Suele aparecer en la tercera década de la vida, en personas con antecedentes de atopia, historia de alergia estacional, rinitis, sinusitis o poliposis nasal, y puede preceder hasta en 30 años a la aparición de las manifes- taciones sistémicas. La progresión de asma a vasculitis en menos de 3 años conlleva un peor pronóstico. Los ataques de asma son moderados al comienzo y luego rebeldes, con crisis agudas y aparición de infil- trados pulmonares, fugaces o nodulares bilaterales persistentes, no cavitados y peor definidos que en la GPA. La afección de las vías respiratorias superiores es también más leve que en la GPA. Existe una estrecha relación entre la gravedad del asma y la intensidad de la eosinofilia periférica. La segunda fase de la enfermedad se caracteriza por la presencia de eosinofilia y manifestaciones derivadas de la infil- tración eosinófila tisular, tales como neumonía eosinófila crónica o gastroenteritis y pancreatitis eosinofílica, y puede remitir y recidivar durante años antes de que aparezcan las manifestaciones sistémicas características de la tercera fase de la enfermedad (vasculítica). El 20% de los enfermos presenta derrame pleural con eosinofilia. La intensidad del asma suele disminuir al aparecer las manifestaciones sistémicas. La afección cardíaca presente en el 20% de los casos puede cursar con insuficiencia cardíaca refractaria al tratamiento o infarto de miocardio por vasculitis y es responsable de más del 50% de las muertes debidas a esta enfermedad. En ocasiones aparece una pericarditis constrictiva. Las lesiones cutáneas ocurren en el 40%-70% de los casos y se caracterizan por púrpura en extremidades inferiores debida a vas- culitis leucocitoclástica o nódulos cutáneos en codos y cuero cabelludo debidos a granulomas extravasculares necrosantes con infiltración eosinófila. La afección gastrointestinal puede cursar con dolorabdo- minal, diarrea, enterorragia u obstrucción intestinal por formación de granulomas intraluminales voluminosos; vasculitis mesentérica con perforación intestinal, colecistitis y pancreatitis. El 60%-70% de los pacientes presentan manifestaciones neurológicas, siendo la más común la mononeuritis múltiple. La afección renal con presencia de glomerulonefritis, necrosante focal y segmentaria es poco frecuente. Un 20%-50% de los pacientes presenta artritis no erosiva. La afección ocular incluye epiescleritis, uveítis o afección retiniana. Raramente se han descrito granulomas en pene, próstata y uréteres, que causan pros- tatismo o uropatía obstructiva. Exploraciones complementarias En fase aguda de la enfermedad es típica la presencia de eosinofilia periférica con valores que oscilan entre 5-10 × 109 eosinófilos/L (500- • CUADRO 135-6 Enfermedades inflamatorias con afección vascular sistémica Lupus eritematoso sistémico Otras vasculitis (poliarteritis nudosa, síndrome de solapamiento, granulomatosis eosinofílica con poliangitis y vasculitis por hipersensibilidad) Enfermedades granulomatosas Sarcoidosis Beriliosis Tuberculosis Lepra Micosis profundas Linfoma nasal T/NK Granulomatosis linfomatoide Enfermedades con diferentes causas en los órganos afectados en las formas localizadas de la enfermedad Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1066 SECCIÓN VII Reumatología y enfermedades sistémicas 1.000/µL), que disminuye rápidamente con la administración de glucocorticoides, incluso antes de que el proceso inflamatorio esté bajo control. Por ello, ha de interpretarse con cautela la normalización de este parámetro. Además, suelen existir elevación de los reactantes de fase aguda, anemia y valores elevados de IgE. Los ANCA son positivos en el 40%-50% de los pacientes y en el 70% de los casos presentan especificidad antimieloperoxidasa (MPO). Su positividad es más común en pacientes con glomerulonefritis necrosante, mientras que en pacientes con ANCA negativos predomina la afección cardíaca. Los valores de complemento suelen ser normales y con frecuencia se detecta FR positivo a título bajo. Diagnóstico La presencia de asma, eosinofilia, infiltrados pulmonares y datos de afección multisistémica en un paciente con antecedentes de atopia sugiere el diagnóstico de esta vasculitis. Es recomendable la confirma- ción histológica mediante la biopsia de lesiones cutáneas, tracto res- piratorio superior, pulmón, nervio periférico o cualquier otro órgano potencialmente afectado, según las manifestaciones clínicas presentes. Siempre deben solicitarse los ANCA. El diagnóstico diferencial debe incluir otras vasculitis sistémicas, especialmente PAN y GPA, y el síndrome hipereosinofílico primario, que también puede cursar con afección pulmonar y cardíaca. Pronóstico Presenta una respuesta rápida y espectacular a los glucocorticoides. Tras su introducción, la supervivencia ha aumentado hasta más del 90% a los 5 años. La afección cardíaca y la gastrointestinal son indicadores de mal pronóstico. Las secuelas más frecuentes son dolor y parestesias debidos a neuropatía periférica, que suelen mejorar lentamente. Una vez controlada la vasculitis, en general se requieren dosis bajas de glucocorticoides para tratar el asma residual. Las recurrencias de la vasculitis se observan en un 25%-40% de los pacientes y suelen cursar con eosinofilia y elevación de las cifras de IgE. No existe correlación entre los valores de ANCA y la actividad de la enfermedad. Tratamiento El tratamiento se basa en la administración de glucocorticoides, inicial- mente en dosis de 1 mg/kg de peso y día, con descenso progresivo según la respuesta terapéutica, que suele ser rápida. Los glucocorticoides deben mantenerse al menos durante 1 año en dosis bajas. Cuando existe afección neurológica, cardíaca o digestiva, o si el paciente requiere dosis elevadas de glucocorticoides, deben añadirse al tratamiento otros agen- tes inmunodepresores como azatioprina o metotrexato. En las formas más graves se aconseja utilizar pulsos i.v. de ciclofosfamida durante un mínimo de 6 meses y, posteriormente, azatioprina hasta completar un mínimo de 18-24 meses de tratamiento. En formas refractarias o graves, se ha descrito buena respuesta a la terapia biológica con anti-CD20 (rituximab). Asimismo, la terapia biológica con anticuerpos anti-IgE (omalizumab) o anti-IL5 (mepolizumab) puede ser útil en el control del asma y las manifestaciones rinosinusales. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Comarmond C, Pagnoux C, Khellaf M, Cordier JF, Hamidou M, Viallard JF, et al. Eosinophilic granulomatosis with polyangiitis (Churg-Strauss). Clinical Characteristics and Long-Term Followup of the 383 Patients Enrolled in the French Vasculitis Study Group Cohort. Arthritis Rheum 2013;65:270-81. Pagnoux C. Updates in ANCA-associated vasculitis. Eur J Rheumatol 2016; 3:122-33. Solans R, Bosch JA, Selva A, Orriols R, Vilardell M. Montelukast and Churg- Strauss syndrome. Thorax 2002;57:183-5. Vasculitis por complejos inmunes M.ª C. Cid Xutglà Concepto Las vasculitis por complejos inmunes constituyen un grupo hete- rogéneo de vasculitis de vaso pequeño que incluye la vasculitis por IgA (previamente conocida como síndrome de Schönlein-Henoch), la vasculitis crioglobulinémica, la enfermedad antimembrana basal glomerular (previamente llamada enfermedad de Goodpasture) y la vas- culitis hipocomplementémica. Etiopatogenia El depósito o formación in situ de complejos inmunes en los vasos activaría la cascada del complemento cuyos productos quimiotácticos atraerían a los neutrófilos que, al activarse, liberan enzimas proteo- líticas y radicales libres capaces de lesionar la pared de los vasos. Anatomía patológica En lesiones incipientes se observa un infiltrado inflamatorio, constituido principalmente por neutrófilos, que afecta de manera preferente a las vénulas poscapilares, arteriolas y venas. Excepto en la enfermedad antimembrana basal glomerular, que afecta exclusivamente a vasos pequeños, en los otros procesos pueden afectarse en ocasiones arterias de calibre pequeño y mediano. Típicamente se observa la presencia de fragmentos nucleares de granulocitos (leucocitoclasia). El endotelio de los vasos afectados se halla edematoso; existen fenómenos de trombosis, necrosis de la pared y extravasación de hematíes que originan la púrpura palpable en la piel, órgano que se afecta con frecuencia. En fases posteriores, el infiltrado inflamatorio se halla compuesto por células mononucleadas. En las vasculitis por complejos inmunes es frecuente la glomerulonefritis, que adopta distintas modalidades según el proceso de base (v. cap. 102, Nefropatías glomerulares secundarias). Cuadro clínico Vasculitis por IgA Es más frecuente en la infancia, pero también puede ocurrir en la edad adulta. La afectación cutánea se produce casi invariablemente. Consiste en una vasculitis leucocitoclástica que se manifiesta clínicamente en forma de púrpura palpable (fig. 135-4) y, con menor frecuencia, flic- tenas hemorrágicas, livedo racemosa o úlceras necróticas. Además de la afección cutánea son comunes la afección gastrointestinal, la oligoar- tritis y la afección renal. La implicación del tracto digestivo se manifies- ta clínicamente en forma de dolor abdominal difuso, generalmente de tipo cólico, y es posible detectar la presencia de sangre oculta en las heces; raramente se complica con perforación o invaginación. La afección renal consiste en una glomerulonefritis focal y segmentaria o Típicas lesiones purpúricas en extremidades inferiores en un paciente con vasculitis por IgA. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.espor Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N V II 1067 CAPÍTULO 135 Vasculitis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. mesangial que se manifiesta clínicamente en forma de hematuria, en general microscópica, y proteinuria discreta. Mediante inmunofluores- cencia es posible detectar depósitos de IgA1 y C3 en el mesangio y en los vasos de otros tejidos afectados. La afección renal, indistinguible de la nefropatía por IgA, suele ser más grave en las formas del adulto. Vasculitis crioglobulinémica Es una enfermedad caracterizada por la presencia de crioglobulinas circu- lantes. Las crioglobulinas son inmunoglobulinas capaces de precipitar a temperaturas bajas (v. sección XX, Inmunología). En las vasculitis crio- globulinémicas, los vasos alterados pueden ser de tamaño más variable y no es raro que se afecten arterias pequeñas y, en ocasiones, de mediano tamaño. Las manifestaciones clásicas de la vasculitis crioglobulinémica consisten en púrpura palpable, artralgias o artritis y astenia, que ocurren en el 90%-100% de los casos. Otras manifestaciones cutáneas menos frecuentes son úlceras cutáneas, fenómeno de Raynaud, acrocianosis y lesiones necróticas en zonas acras. La neuropatía periférica clínicamente manifiesta o subclínica se halla presente en el 50%-70% de los casos. En un 40%-80% de los pacientes existe una glomerulonefritis membrano- proliferativa difusa, con depósitos de crioglobulinas y complemento, con frecuencia leve, pero que en algunos casos puede deteriorar la función renal. La afección gastrointestinal y pulmonar es rara, pero potencialmente grave. Las manifestaciones clínicas de la crioglobulinemia aparecen como consecuencia de la oclusión vascular por crioprecipitados (más común en las crioglobulinemias de tipo I que cursan con criocito elevado) o como consecuencia de una vasculitis por complejos inmunes formados por crio- globulinas (más frecuentes en las crioglobulinemias mixtas). Las fracciones C3 y, sobre todo, C4 del complemento suelen estar disminuidas y el factor reumatoide es, en general, positivo en las crioglobulinemias mixtas. Enfermedad por anticuerpos antimembrana basal glomerular (MBG) Véase la sección VI, Nefrología. Vasculitis hipocomplementémica Se caracteriza por la aparición de una erupción urticariforme; cursa en brotes de 1 a 4 días de duración, que se suceden durante meses o años. Los habones, que típicamente persisten durante más de 24 h, pueden acompañarse de lesiones purpúricas o vesiculosas. Es frecuente que los brotes cursen con fiebre, artralgias o poliartritis. Pueden aparecer epiescleritis, uveítis, angioedema y neuropatía periférica. Esta enfermedad cursa con hipocomplementemia, que se debe a la existencia de autoanticuerpos contra el componente C1q del com- plemento y dan lugar a una activación crónica y continua del mismo. En ocasiones se asocia a LES, síndrome de Sjögren, gammapatía monoclonal de significado incierto o síndrome linfoproliferativo con producción de paraproteína. Diagnóstico El diagnóstico de vasculitis se basa en la demostración histológica de inflamación en las arteriolas, los capilares y, sobre todo, las vénulas poscapilares, frecuentemente con fenómenos de leucocitoclasia en la biopsia de una lesión cutánea o glomerulonefritis en la biopsia renal. A diferencia de las vasculitis asociadas a ANCA, en las vasculitis por com- plejos inmunes se detectan depósitos de inmunoglobulinas en los vasos afectados. Por este motivo, la realización de una inmunofluorescencia indirecta en el tejido biopsiado para demostrar la presencia de depósitos de inmunoglobulinas y complemento es de gran ayuda diagnóstica. Así, en la vasculitis por IgA suelen observarse depósitos de IgA1, tanto en la piel como en el glomérulo, y en las crioglobulinemias, depósitos de inmunoglobulinas del mismo isotipo que las crioglobulinas circulantes y complemento. En la enfermedad anti-MBG se detectan depósitos de IgG a lo largo de la membrana basal. La detección sérica de crio- globulinas, de anticuerpos anti-MBG o anti-C1q es fundamental para realizar el diagnóstico de cada una de estas vasculitis. Evolución y pronóstico La vasculitis por IgA tiene un pronóstico benigno, especialmente en los niños. En un pequeño porcentaje de pacientes puede aparecer afección visceral grave (renal y gastrointestinal, fundamentalmente, pero también pulmonar o neurológica). En los adultos, la afectación renal es más frecuente y suele requerir tratamiento. La vasculitis crioglobulinémica puede seguir un curso indolente con brotes recurrentes de púrpura cutánea, pero puede ocasionar afección visceral grave. Tratamiento El tratamiento de las vasculitis sistémicas, especialmente en casos graves o recidivantes, debe llevarse a cabo en centros especializados, dada la emergencia y disponibilidad de nuevas terapias en las que no existe todavía amplia experiencia. En la mayor parte de los pacientes con vasculitis por IgA basta con reposo y administración de AINE en caso de artralgias intensas o artritis, especialmente en pacientes pediátricos. Si la expresividad cutánea es muy acentuada, se ha mostrado eficaz la administración de dapsona en dosis de 50 a 100 mg/día. Otros fármacos utilizados son colquicina o pentoxifilina. Cuando existe afección visceral, es recomendable utilizar prednisona en dosis de 0,5 a 1 mg/kg de peso y día con reducción posterior paulatina según la respuesta clínica. En casos graves se añaden otros inmunodepresores según las pautas recomendadas para las vasculitis asociadas a ANCA. Estudios obser- vacionales sugieren que la depleción de linfocitos B (p. ej., rituximab en dosis de 375 mg/m2/semana durante 4 semanas) puede ser útil en casos con afección visceral. En la crioglobulinemia mixta, el tratamiento debe ser conservador en los casos leves. Cuando las lesiones son graves o existe afección vis- ceral, es recomendable la depleción de linfocitos B (p. ej., rituximab en dosis de 375 mg/m2/semana durante 4 semanas) precedida o no de recambios plasmáticos, según la gravedad. También puede asociarse prednisona en las dosis habituales durante períodos cortos. En los casos de crioglobulinemia mixta asociada al virus de la hepatitis C debe intentarse la eliminación del virus mediante tratamiento específico (v. sección II, Enfermedades del aparato digestivo. Parte II, Hepatología) como primera opción en casos leves/moderados y, una vez controladas las manifestaciones graves de la enfermedad, en los casos más agresivos. En el caso de la crioglobulinemia de tipo I, la depleción de linfocitos B no suele ser efectiva y se obtienen mejores resultados con tratamiento dirigidos hacia las células plas- máticas (bortezomib, lenalidomida) se gún las pautas utilizadas para el tratamiento del mieloma múltiple (v. sección XIV, Hematología). Los recambios plasmáticos tienen un papel muy importante en la enfermedad anti-MBG, donde se aplican además las mismas pautas de tratamiento inmunodepresor que se utilizan para las vasculitis asociadas a ANCA graves (v. sección VI, Nefrología). Las manifestaciones cutáneas de la vasculitis hipocomplementémica se tratan de modo similar a las de la vasculitis por IgA. En casos graves, la depleción de linfocitos B parece dar mejores resultados que los inmunodepresores clásicos, aunque la experiencia es todavía limitada. Los nuevos inhibidores del complemento pueden desempeñar un papel relevante en las vasculitis por inmunocomplejos en un futuro próximo, pero su eficacia no está todavía probada. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Audemard-Verger A, Pillebout E, Guillevin L, Thervet E, Terrier B. IgA vas- culitis (Henoch-Shönlein purpura) in adults: Diagnostic and therapeutic aspects. Autoimmun Rev 2015;14:579-85. Besada E, Vik A, Koldingsnes W, Nossent JC.
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