Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
S.N.C CENTRO RESPIRATORIO +/– Activación QUIMIORRECEPTORES N. vago N. glosofaríngeo Nervios motores N. frénico N. intercostales MÚSCULOS RESPIRATORIOS Frecuencia Fuerza+/– SANGRE AIRE O2 CO2 +/– Intercambio respiratorio +/– [O ]2 P +/– [CO ]2 P +/– [H ] + P Figura 14-20. Regulación humoral de la respiración. Existen receptores sensibles a las variaciones de las concentraciones sanguíneas de oxígeno, dióxido de carbono e hidrogeniones (pH), que son capaces de estimular el centro respiratorio para que éste a su vez actúe sobre los músculos respiratorios y modifique los parámetros respiratorios de frecuencia o amplitud. Los cambios en estos parámetros corrigen las desviaciones en las concentraciones plasmáticas de gases o del pH y disminuyen por tanto el estímulo sobre los quimiorreceptores. nervioso central. Aquí se pueden diferenciar más neuronas inspiratorias y otras espiratorias que actúan sobre los músculos respiratorios (inspiratorios y espiratorios, respecti- vamente) y ponen en marcha el ciclo respiratorio. Existe un ritmo básico que consta de una fase inspiratoria de aproxi- madamente dos segundos de duración y una fase espiratoria de unos tres segundos. Dependiendo de las necesidades del organismo este ciclo básico puede variar provocando cam- bios en el volumen respiratorio. Estos cambios pueden ser: en frecuencia (fases más cortas), en amplitud (mayor intensidad en la contracción muscular y respiraciones más profundas) o en ambos parámetros simultáneamente. Para el control de la respiración existen dos tipos de regulación: una regulación neurológica y una regulación de tipo humoral (química). Regulación neurológica de la respiración. Está contro- lada por el reflejo de Hering-Breuer: la distensión del parén- quima pulmonar por insuflación de los pulmones provoca un estímulo que inhibe la inspiración. De la misma forma, el colapso pulmonar por pérdida de volumen provoca por vía nerviosa un estímulo inhibidor de las neuronas espirato- rias (Fig. 14.19). Regulación humoral de la respiración. Permite ajustes más finos y se basa en la presencia de quimiorreceptores situados en la pared de la arteria carótida (glomo carotídeo) y el arco aórtico. Estos receptores están conectados (a través del nervio glosofaríngeo) con el centro respiratorio bulbar y producen un estímulo inspiratorio cuando detectan un aumento de la concentración plasmática de CO2, una dismi- nución de la concentración de O2 o un aumento de la de H + (descenso del pH). La normalización en las concentraciones plasmáticas de estos elementos disminuye la estimulación de los quimiorreceptores e interrumpe el estímulo inspirato- rio (Fig. 14.20). 14.5. DIFUSIÓN PULMONAR DE LOS GASES RESPIRATORIOS El oxígeno es un gas abundante de la atmósfera terrestre, donde se encuentra mezclado con otros gases. Esta mezcla, que llamamos aire, está compuesta principalmente por nitró- geno (N2), que supone aproximadamente el 78% del volu- men total, oxígeno (O2), que representa el 21%, dióxido de carbono (CO2), que se encuentra en un porcentaje inferior al 0.4%, vapor de agua, que representa un 0.5%, y cantidades muy pequeñas de otros gases, como gases nobles (argón, criptón, helio) o compuestos contaminantes (derivados sul- furosos, monóxido de carbono...). Para entender mejor el comportamiento de los gases y en especial el del O2, se deben recordar algunos conceptos físicos básicos. 14.5.1. Introducción a la física de los gases 14.5.1.1. Relación entre volumen y presión de un gas. Esta relación se conoce como ley de Boyle-Mariotte, y dice que el producto del volumen (V) que ocupa un gas multiplicado por la presión (P) a que está sometido es constante. P × V = cte (1) Los cambios de presión, en función del volumen del tórax, explican la mecánica respiratoria, tal y como se ha visto en el apartado anterior. La presión del aire en la atmósfera varía con la altitud, la humedad del ambiente y la temperatura, pero se consi- dera como valor medio la presión a nivel del mar. Esta presión corresponde a una atmósfera y es capaz de elevar una columna de mercurio de 1 cm2 de base hasta una altura de 760 mm. Esta equivalencia de 1 atmósfera = 760 mm Hg es muy utilizada, y en medicina la unidad de milíme- tros de mercurio se ha convertido en la más habitual para medir las presiones que se pueden determinar en el cuerpo humano. Existe igualmente una relación entre el volumen y la presión a que está sometido un gas y su temperatura (T). Esta relación se conoce como ley de Gay-Lussac. P × V T = cte (2) 338 Estructura y función del cuerpo humano
Compartir