Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
MÓDULO III ¿Líder se nace o se hace? Si bien algunas personas ya tienen ciertos rasgos incorporados desde el nacimiento, la realidad es que cualquiera puede ocupar un rol de liderazgo. La cuestión yace en el cómo… De seguro has escuchado más de una vez la frase: “esa persona nació para ser líder”. Bueno, si crees que el liderazgo es algo innato, entonces tienen que existir algunos factores de personalidad que hacen que los individuos tengan una facilidad natural para liderar. Aunque es cierto que algunas personas tienen cierta “chispa de liderazgo”, son carismáticas, propensas a resolver problemas con gran velocidad, toman decisiones de forma acertada, y logran inspirar a su entorno, yo creo que el liderazgo no es una ciencia, sino que es un arte – y como tal, con el tiempo puede ser refinado y perfeccionado. Siempre y cuando las personas estén en el lugar y el tiempo adecuados (hoy en tu organización), cualquiera puede desarrollar y cultivar las habilidades necesarias para convertirse en líder. Entonces, ¿un líder nace o se hace? Todo depende de las oportunidades que el contexto tenga para ofrecer. (StarMeUp, 2021) Posturas sobre Liderazgo Postura 1 – Los líderes nacen, no se hacen Para los defensores de la Teoría del Rasgo, el liderazgo es algo innato. Según esta teoría, hay personas que nacen con ciertas características, habilidades comunicacionales y carisma para influenciar, inspirar, administrar de forma efectiva y liderar equipos. De esta forma, otros individuos pueden seguir su visión y alcanzar objetivos comunes. Entonces hay cierta predisposición innata en la personalidad de algunos individuos para ser líderes. Postura 2 – Los líderes no nacen, se hacen La Teoría del Comportamiento, sin embargo, cree que el liderazgo es algo que se aprende. Los tiempos de aprendizaje varían según cada individuo, pero la realidad es que con tiempo, experiencia, disposición y práctica, cualquiera puede adquirir las habilidades necesarias para convertirse en líder. Diferencias entre un Líder y un Jefe La figura del líder no tiene nada que ver con la edad o la posición dentro de la jerarquía organizacional, y definitivamente alguien no se convierte en líder sólo porque le fue otorgado ese rol (de allí nace la diferencia entre líder y jefe). Un jefe es una autoridad impuesta que utiliza su poder para mandar en los otros, en cambio un líder es aquél que dirige y motiva un equipo de personas sin imponer sus propias ideas. LIDER JEFE “Yo puedo ser útil” “Yo mando aquí” Es inspiración Dicta inspirando miedo Es respetado Es temido. Precisa motivación Precisa obediencia Precisa de una organización creativa Precisa de una organización técnica Es pedagógico Da órdenes Es importante destacar que con la experticia adecuada, cualquier líder puede ocupar una posición de jefatura o dirección. Pero no todo jefe tiene las cualidades para ser un buen líder. Generalmente un jefe sin liderazgo es una persona autoritaria, que cree que tiene la razón y el control de todo; lo cual puede generar frustración en el personal que está a su cargo; un jefe drena la energía, en cambio un líder la inyecta. Algunas de las características de un jefe sin liderazgo son: Habla y opina antes de escuchar. Ordena para resolver problemas. Repite el proceso. Dirige las acciones con autoritarismo. Delega bajo recetas sin ser abierto al cambio. Busca culpables y los porqués. Trabajar con jefes que tienen estas características puede ser frustrante, ya que generalmente sólo señala los errores y no reconoce las buenas aportaciones de su equipo. Si bien es cierto que no se debe perder la autoridad jerárquica; tampoco se debe caer en el autoritarismo y no dejar que el personal respire o se tome un break. En cambio un líder es una persona que tiene una fuerte preocupación porque el trabajo se realice bien; pero también se preocupa por el estado emocional del personal a su cargo; es una persona abierta que entiende los errores de las personas y ofrece soluciones a los problemas. Un buen líder siempre considera lo siguiente: Inspira la misión y visión de la organización. Escucha opiniones antes de hablar. Pregunta para encontrar soluciones. Desafía el proceso. Promueve la acción. Delega dando poder y libertad. Busca soluciones a los problemas. Características de un líder En términos generales, un buen líder se caracteriza por: Autoconocimiento En este sentido, un buen líder suele tener un autoconocimiento profundo que le permite reconocer sus fortalezas y debilidades, de tal forma que es capaz de asumir aquello que puede hacer por la organización y delegar aquello en lo que no tiene suficiente experiencia o habilidad. Inteligencia emocional Un buen líder no solo sabe gestionar sus recursos personales, sino que también es capaz de ser empático y comprender puntos de vista y circunstancias ajenas. Esto lo convierte en un punto de apoyo para el equipo. Discreción Un líder sabe cómo manejar las diferentes situaciones que se presentan en la organización sin tener que recurrir al escarnio o la exposición de las fallas de otros. De hecho, cuando ocurre una falla, es el primero en responsabilizarse porque sabe que el equipo está a su cargo. Resultados orientados al equipo Los líderes con frecuencia están orientados a los resultados grupales, por eso les resulta vital conocer a su equipo y hacer que cada integrante desee dar lo mejor de sí. Como contraparte, las personas se sienten cómodas cumpliendo sus tareas porque saben que su esfuerzo es reconocido y valorado. Confianza y respeto El líder inspira confianza en su equipo y al hacerlo se gana el respeto de sus compañeros, quienes ven en esta figura a un colega más con el que pueden contar. Inspiración Un líder no solo inspira a su equipo a seguir sus pasos, sino que alienta a sus compañeros para que sigan creciendo en términos profesionales o personales, porque sabe que un equipo con mayores herramientas dará mejores resultados. Valoración de procesos Un líder sabe que los resultados son importantes, pero si no son los esperados es capaz de valorar todo el trabajo que fue realizado previamente. Ve la falla como una oportunidad para hacer ajustes en el proceso. Características de un jefe La figura de un jefe tradicional se caracteriza por Abuso de autoridad Un jefe que carece de capacidades de liderazgo usa su posición para imponer su criterio, sin considerar la experticia del equipo. En este caso, lo que priva es el deseo de control, que se manifiesta en una necesidad recurrente de recordarle al equipo “quién manda”. Microgestión Un jefe tradicional necesita sentir que está a cargo del equipo, y por eso muchas veces termina incurriendo en la microgestión o “micromanagement”, que es la implicación en todos los aspectos del trabajo de los miembros del equipo, incluso en tareas triviales. La microgestión, lejos de generar resultados positivos, hace que el jefe invierta tiempo y recursos ocupándose de supervisar tareas que no le corresponden, en vez de dedicarse a la supervisión macro y la visión estratégica. Por otra parte, el exceso de control en las tareas hace que los empleados se sientan minimizados y esto puede generar un desgaste emocional que termina por reflejarse tanto en los resultados como en la relación entre el equipo y el jefe. Falta de empatía Un jefe sin liderazgo generalmente no es capaz de conectar con su equipo de trabajo. Por eso pasa por alto la gestión emocional, ya que o no sabe cómo hacerlo o, peor aún, no le interesa. Esta falta de empatía se traduce en una deshumanización del equipo de trabajo, a quienes se ve simplemente como un medio para el logro de objetivos, sin considerar sus circunstancias personales, sus expectativas, temores o puntosde vista. Resultados orientados a individualidades Muchos jefes incurren en el error de asumir los logros del equipo como propios, lo que genera malestar entre los subordinados, quienes son los que realmente ejecutan las tareas. En muchos casos, este error se comete porque el jefe asume de forma natural que el equipo está allí para ejecutar lo que él ordena. Por lo tanto, si la tarea sale bien, el mérito es suyo. Obediencia desde el temor Cuando el jefe solo se encarga de imponer su autoridad y control, lo que está generando es un espacio laboral en el que el temor y la desconfianza están a la orden el día. Esto puede generar roces y desgaste en el equipo Esto no solo se traduce en una mala relación entre el jefe y los empleados, sino entre los propios miembros del equipo, que temen expresar sus inquietudes o comunicar sus fallas por temor a una represalia. Valoración de resultados El jefe tradicional solo quiere ver los resultados y estos deben ser siempre positivos. No hay una valoración de todo el proceso y los recursos empleados por el equipo.
Compartir