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José Martí, en nombre de Cuba

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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/22362 1/31
Études caribéennes
7 | Juillet 2021
Regards sur Cuba
Dossier
José Martí, en nombre de Cuba
Mirada sobre la trayectoria del Apóstol de la independencia
S���� L������
https://doi.org/10.4000/etudescaribeennes.22362
Cet article est une traduction de :
José Martí, au nom de Cuba [fr]
Autre(s) traduction(s) de cet article :
José Martí, in the Name of Cuba []
Résumé
La vida breve e intensa de José Martí, cuyo compromiso a favor de la independencia de la última
colonia española del continente americano fue total, marcó la historia de Cuba. Catalizador de las
fuerzas patrióticas, Martí consagró su existencia al advenimiento de una República libre y
soberana, sacrificando su vida personal en nombre del interés superior de la nación y de la
emancipación de todos los cubanos. Constructor del edificio nacional, es considerado el Apóstol
de la libertad que, desde los primeros momentos, puso en guardia a su pueblo contra el peligro
del dominio del país por los Estados Unidos.
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Index géographique : Cuba, Espagne, Etats-Unis
Palabras claves: José Martí, independencia
Texte intégral
Introducción
La vida breve e intensa de José Martí, cuyo compromiso a favor de la independencia
de la última colonia española del continente americano fue total, marcó la historia de
Cuba de modo indeleble. Martí consagró su existencia al advenimiento de una
1
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/22362 2/31
1. La juventud de José Martí
En vano habían pedido los cubanos ilustres la cesación de la esclavitud, que no
pidieron jamás los españoles. España, sorda, era la única nación del mundo
cristiano que mantenía a los hombres en esclavitud. […] Y se alzaron en guerra los
cubanos, rompieron desde su primer día de libertad los grillos de sus siervos,
convirtieron a costa de su vida la indignidad española en un pueblo de hombres
libres. La revolución fue la que devolvió a la humanidad la raza negra, fue la que
hizo desaparecer el hecho tremendo. […] La abolición de la esclavitud [por la
Asamblea de Guáimaro el 10 de abril de 1869] es el hecho más puro y
trascendental de la revolución cubana.2
República libre y soberana, sacrificando su vida personal en nombre del interés
superior de la nación y de la emancipación de todos los cubanos. Constructor del
edificio nacional, es considerado el Apóstol de la libertad que, desde los primeros
momentos, puso en guardia a su pueblo contra el peligro del dominio del país por los
Estados Unidos.
¿Qué mirada se puede tener sobre la trayectoria personal y sobre todo política del
más universal de los cubanos? ¿Cuáles fueron los acontecimientos que guiaron su
compromiso a favor de la libertad de su patria? ¿Cuáles fueron sus principales logros?
2
La juventud de José Martí estuvo marcada por la crueldad de la esclavitud que estaba
vigente en Cuba y que lo llevó hacia su compromiso político a favor de la autonomía
definitiva de la isla y de todos sus habitantes. Al oponerse a la explotación de su tierra
por la metrópoli colonial, Martí sufrió en carne propia la violencia de la represión y
estuvo obligado al exilio en España por atreverse a poner en tela de juicio el orden
colonial. Sus estancias en México y Guatemala desarrollaron su fibra latinoamericanista
y su doctrina política a favor de una unión continental para preservar la identidad, la
cultura y la independencia de las naciones hispanoamericanas. Tras el fracaso de la
Primera Guerra de Independencia de Cuba, se involucró cuerpo y alma en la “Guerra
Chiquita”, negándose a abandonar a su suerte a los combatientes que habían rechazado
el Pacto de Zanjón que sellaba una paz sin soberanía. Tras una breve estancia en
Venezuela, Martí se instaló definitivamente en Nueva York donde se consagró a
conseguir la unión de todas las fuerzas patrióticas para lanzar la Segunda Guerra de
Independencia que debía permitir a Cuba conquistar al fin su libertad.
3
José Julián Martí Pérez nació el 28 de enero de 1853 en La Habana de la unión de
Mariano de los Santos Martí y Navarro y de Leonor Antonia de la Concepción Micaela
Pérez y Cabrera, ambos españoles, respectivamente oriundos de Valencia y Tenerife.
Fue el mayor y único varón de una familia de ocho hijos. Con 7 años de edad integró la
escuela San Anacleto donde conoció a Fermín Valdés Domínguez, quien se convirtió en
amigo íntimo, y que permaneció “fiel a toda hora a la patria”.1
4
En 1862 su padre, funcionario de justicia, fue nombrado juez itinerante en la
provincia de Matanzas, en la zona central de la isla. Así, con nueve años de edad, el
joven José descubrió con espanto la realidad de la esclavitud y las condiciones
miserables a las cuales era sometida una gran parte de la población. Estuvo marcado de
por vida por la trata negrera y haría de eso uno de sus principales combates. Escribió
más tarde sobre el tema:
5
De vuelta a La Habana en 1865, José Martí integró una institución escolar donde tuvo
un encuentro decisivo: Rafael María de Mendive, entonces Director de la escuela,
favorable a la independencia de Cuba, que se convirtió en su padre espiritual y maestro.
Conservó un gran recuerdo de él: “¿Cómo quiere que en algunas líneas diga todo lo
bueno y nuevo que pudiera yo decir de aquel enamorado de la belleza, que la quería en
las letras como en las cosas de la vida, y no escribió jamás sino sobre verdades de su
corazón o sobre penas de la Patria?” Un año después, Martí se matriculó en el Instituto
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2. El compromiso político
3. El exilio en España
de Enseñanza Secundaria de la calle Obispo de La Habana y vivió en casa de su maestro
Mendive.3
El 10 de octubre de 1868 estalló la Primera Guerra de Independencia de Cuba. Carlos
Manuel de Céspdes liberó a sus esclavos y lanzó el Grito de Yara, durante la sublevación
de La Demajagua, cerca de Manzanillo. El joven Martí siguió de modo apasionado los
acontecimientos gracias a las noticias que le proporcionó Mendive, ferviente patriota, y
publicó un soneto a la gloria de los mambises titulado ¡10 de octubre!4Para Martí, la
abolición de la esclavitud que decretó Céspedes constituía el primer acto de Cuba como
nación.5
7
El 19 de enero de 1869, con 16 años de edad, Martí lanzó con su amigo de infancia
Fermín Valdés Domínguez el diario El Diablo Cojuelo en el cual fustigó el sistema
colonial y la represión de las libertades individuales: “¿Contaba usted tal o cual
comentario, cierto episodio de la revolución? ¡al calabozo! […] Y tanta gente había ya en
los calabozos” que La Habana se convirtió en penitenciario.6 El mismo mes, Martí lanzó
el diario La Patria Libre del cual salió una sola edición. Publicó allí su poema Abdala
en el cual selló su destino: “Oh, ¡qué dulce es morir, cuando se muere luchando audaz
por defender la patria!”7
8
El 21 de octubre de 1869 las autoridades coloniales arrestaron a José Martí tras el
descubrimiento de una carta, firmada por Fermín Valdés y él, enla cual calificaban a su
compañero Carlos de Castro y Castro de apóstata, pues ése había integrado las filas de
los voluntarios al servicio de la Corona. El joven Martí fue declarado enemigo de
España. Cinco meses más tarde, el 4 de marzo de 1870, Martí fue presentado ante el
Consejo de Guerra y reivindicó la paternidad de la carta. Negándose a abandonar al
amigo, Fermín Valdés declaró a las autoridades que era el único autor de ella. El
tribunal militar decidió condenar a Martí, con apenas 17 años de edad, a seis años de
trabajos forzados y a Valdés a seis meses de prisión. La prueba de la cárcel de La
Habana donde era sometido a los trabajos forzados once horas por día lo marcó para
siempre: “Dolor infinito, porque el dolor del presidio es el más rudo, el más devastador
de los dolores, el que mata la inteligencia, y seca el alma, y deja en ella huellas que no se
borrarán jamás”.8
9
En agosto de 1870 las autoridades coloniales conmutaron la pena de José Martí, cuya
salud no resistía los maltratos. Fue transferido a Isla de Pinos en octubre de 1870 donde
fue colocado en arresto domiciliario. El 15 de enero de 1871 Martí fue deportado a
España, lejos de su familia. El joven patriota estuvo muy marcado por ello y expresó su
tormento a su maestro Rafael Mendive: “Mucho he sufrido, pero tengo la convicción de
que he sabido sufrir”.9
10
En la capital española Martí siguió militando a favor de la independencia de Cuba y
se negó a caer en el odio al español. Al contrario, estaba convencido de que la “la única
fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que
amor, la amistad no es más que amor”. Martí expresó así su apego a su tierra y a los
suyos.10
11
Se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid. Lúcido,
reconoció que la salvación del ser humano pasaba por la cultura: “Ser culto para ser
libre. Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender”.11 Según el cubano
todo pasaba por la educación: “la madre de la decencia, la savia de la libertad, el
mantenimiento de la República y el remedio a sus males es, ante todo, la propagación
de la cultura”.12 Sólo se podía fundar un pueblo mediante el saber y el conocimiento.
12
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En nombre de la integridad de la honra verdadera, la integridad de los lazos de
protección y de amor que nunca debisteis romper; en nombre del bien, supremo
Dios; en nombre de la justicia, suprema verdad, yo os exijo compasión para los
que sufren en presidio […]. La honra puede ser mancillada. La justicia puede ser
vendida. Todo puede ser desgarrado. Pero la noción del bien flota sobre todo, y no
naufraga jamás. […] Salvadla, ya que aún podría ser nación aquella, en que
perdidos todos los sentimientos, quedase al fin el sentimiento del dolor y el de la
propia dignidad.15
En 1871 Martí publicó en Madrid Castillo, en homenaje al brigadier revolucionario
Nicolás del Castillo, preso político de 75 años, condenado a diez años de trabajos
forzados. Denunció el sistema colonial y la opresión de la cual era víctima el pueblo
cubano. “Los dolores ignorados, suelen ser siempre los más terribles dolores”, escribió a
la opinión pública española para llamarle la atención sobre el drama cubano. Respecto
al trato reservado al venerable anciano, el joven Martí expresó su estupor: “Sabía yo que
allí se nos castigaba; sabía que se nos trataba con crueldad; pero no podía creer, ni que
la crueldad llegara a tal refinamiento, ni que el castigo llegara hasta la iniquidad”.13
13
El mismo año Martí publicó un ensayo titulado El presidio político en Cuba en el cual
denunciaba la suerte de sus compañeros encarcelados por reivindicar su derecho a la
autodeterminación. España había lanzado “anatemas” sobre la solicitud de derechos
que reivindicaba para sí pero que negaba a los cubanos. Oprimía la aspiración a la
independencia y “santifica[ba] como representantes de la paz y la moral, la guerra de
exterminio y el olvido del corazón”. Ayer, España aspiraba a la libertad más amplia para
ella y hoy aplaudía “la guerra incondicional para sofocar la petición de libertad de los
demás”. Martí convidó a Madrid a no subestimar la determinación de los cubanos y citó
como ejemplo el incendio de la ciudad de Bayamo por sus propios habitantes el 12 de
enero de 1869: “Las doncellas bayamesas aplicaron la primera tea a la casa que guardó
el cuerpo helado de sus padres, en que sonrió su infancia, en que se engalanó su
juventud, en que se reprodujo su hermosa naturaleza”.14 El patriota cubano exhortó a
los españoles a que tomaran conciencia de la suerte reservado a sus hermanos
americanos:
14
En 1872 publicó también un escrito titulado “El día 27 de noviembre de 1871”, un
homenaje a la memoria de los ocho estudiantes de medicina arbitrariamente fusilados
por el ejército español ese día. Tres días antes, el 24 de noviembre de 1871, Alonso
Álvarez de la Campa y Gamba, con 16 años de edad, Anacleto Bermúdez y González, con
20 años de edad, Juan Pascual Rodríguez y Pérez, con 21 años de edad, Carlos Augusto
de la Torre y Madrigal, con 20 años de edad, Ángel Laborde y Perera, con 17 años de
edad, Carlos Verdugo y Martínez, con 17 años de edad, Eladio González Toledo, con 20
años de edad y José de Marcos y Medina, con 20 años de edad, fueron injustamente
acusados, con otros treinta y cinco compañeros, de profanar la tumba del periodista
español Gonzalo Castañón, antiguo director del diario La Voz de Cuba. Arrestados por
el gobernador español Dionisio López Roberts, el cual quería dar un escarmiento y
mandar un mensaje de firmeza y terror en plena guerra de independencia, fueron
condenados a muerte tras un juicio sumario y ejecutados en el espacio de unas horas.
Los demás estudiantes escaparon a la muerte, pero la justicia colonial se mostró
despiadada con ellos: once fueron condenados a seis años de prisión, veinte a cuatro
años de prisión y cuatro a seis meses de reclusión. Martí, indignado por la crueldad de
las autoridades españolas y la sentencia desmedida respecto al hecho juzgado, denunció
la arbitrariedad colonial y se inclinó ante la memoria de los inocentes: “Nosotros
amamos más cada día a nuestros hermanos que murieron; nosotros no deseamos paz a
sus restos, porque ellos viven en las agitaciones excelsas de la gloria”.16
15
El 11 de febrero de 1873, frente a la abdicación del rey Amadeo de Saboya, el Senado y
el Congreso se constituyeron en Parlamento y se proclamó la República española. José
Martí redactó entonces un texto titulado La República Española ante a la Revolución
Cubana y lo mandó a todos los miembros del nuevo Gobierno. El joven patriota
reafirmó el derecho legítimo de Cuba –en plena guerra contra España– a ser
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
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¿Cuándo expresa más firmemente un pueblo sus deseos que cuando se alza en
armas para conseguirlos? […] Cuba reclama la independencia a que tiene derecho
por la vida propia que sabe que posee, por la enérgica constancia de sus hijos, por
la riqueza de su territorio, por la natural independencia de este, y más que por
todo […] porque así es la voluntad firme y unánime del pueblo cubano. Cuba
quiere ser libre […]. Por ley de su voluntad irrevocable, por ley de necesidad
histórica, ha de lograr su independencia.17
4. Las estancias en México y Guatemala
independiente. Denunció el sistema colonial injusto y obsoleto. Según él, la voluntad
que oprimía otra voluntad no podía ser respetada y la República Española no podía
rechazar la voluntad unánime de un pueblo. El derecho de insurrección contra la tiranía
era inalienable para un “pueblo vejado, agarrotado, oprimido, esquilmado, vendido”.
Cualquier otra salidaque no fuera la plena soberanía era ilusoria pues los insurrectos
no cedían y un republicano honorable no podía negar a otro pueblo un derecho que él
usó para sí. Cuba escribía “con sangre su resolución irrevocable […]; sobre el cadáver de
sus hijos se alza[ba] a decir que desea[ba] firmemente su independencia”. Para Martí, la
República debía ser consecuente con sus principios fundadores. Si rechazaba la
conquista y la opresión, no podía aceptar el estatu quo en Cuba. Si la República
Española se basaba en el sufragio universal y la voluntad del pueblo, debía ser así
también en Cuba:
El estado de salud de José Martí se degradó tras las secuelas que dejaron los trabajos
forzados. Víctima de un tumor producido por las cadenas que tuvo que llevar en la
cárcel, fue operado varias veces. Viajó a Zaragoza para su convalecencia en casa de su
amigo Fermín Valdés Domínguez y aprovechó la ocasión para conseguir entre 1872 y
1874 una licenciatura en Derecho Civil y Canónico y una licenciatura en Filosofía y
Letras antes de abandonar España.18
17
En enero de 1875 José Martí decidió viajar a Veracruz, en México, pasando por París
e Inglaterra, para reunirse con su familia a la que no había visto desde enero de 1871.
En México Martí integró el universo del periodismo y publicó entre 1875 y 1877
numerosos artículos en la Revista Universal bajo los seudónimos Anáhuac y Orestes.
Sus temas predilectos seguían siendo la independencia de Cuba y de América Latina, así
como el expansionismo de los Estados Unidos. Abordaba también diversos temas
vinculadas a la política nacional de México, a las relaciones internacionales y se
interesaba también en el arte y la literatura.19 Sensible a la condición campesina y
obrera, colaboró con el diario El Socialista, órgano de prensa del Gran Círculo Obrero
de México.20
18
Luego escribió en varios periódicos y revistas de toda América y obtuvo una
notoriedad continental (La Nación de Buenos Aires, La América de Nueva York, El
Partido Liberal de México, La Opinión Pública de Montevideo y La República du
Honduras). Martí era conocido por el mundo intelectual azteca que lo integró en sus
círculos. Fundó la Sociedad Alarcón con eminentes figuras mexicanas y se convirtió
miembro de la Sociedad Hidalgo a solicitud de su presidente.21
19
En 1887, en la capital azteca, se casó con Carmen Zayas-Bazán e Hidalgo, una joven
cubana por la cual sentía un amor profundo que le dio un año más tarde su único hijo,
llamado José Francisco. En un correo a su amigo Manuel Mercado, escribió: “Voy lleno
de Carmen que es ir lleno de fuerza”.22 En otra misiva fechada el mismo mes, le hizo
partícipe del espacio que ocupaba su esposa en su vida: “No me oculto a mí mismo que
para comprender e imaginar, para alentar con fe y obrar con brío, la presencia de
Carmen me es indispensable. Ejerce ella en mi espíritu una suave influencia
fortificante”.23 Martí tituló su primer libro de versos Ismaelillo y se lo dedicó a su hijo.
Allí escribió: “Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de
la virtud, y en ti”.24
20
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Pizarro conquistó al Perú cuando Atahualpa se guerreaba a Huáscar. Cortés
venció a Cuauhtémoc porque Xicotencatl lo ayudó en la empresa; entró Alvarado
en Guatemala porque los Quichés rodeaban a los Zutujiles. Puesto que la desunión
fue nuestra muerte, ¿qué vulgar entendimiento ni corazón mezquino ha menester
que se le diga que de la unión depende nuestra vida?29
5. El compromiso en la “Guerra
Chiquita”
Pero el derrocamiento del Gobierno de José María Iglesias por el General Porfirio
Díaz obligó a Martí a abandonar México para viajar clandestinamente a La Habana bajo
el nombre de Julián Pérez –su segundo nombre y su segundo apellido– en enero de
1877. Su estancia en la capital cubana duró apenas unos meses.25
21
Frente a las dificultades, en abril de 1877, Martí decidió instalarse en Guatemala.
Gracias a varias cartas de recomendación que le proporcionó José Mariano Domínguez,
padre de su amigo Fermín Valdés, obtuvo una cátedra de literatura y filosofía en la
Universidad Nacional. El patriota tomó la defensa del pueblo guatemalteco frente a sus
detractores: “Ni me place oír decir a los extraños –a los verdaderamente extraños por
su espíritu acerbo de aversión– que nuestra América enferma carece de las ardientes
inteligencias que le sobran. Aquí, como en México, todo el mundo tiene talento”.
También dio clases de modo voluntario en la Academia para chicas de América
Central.26
22
En abril de 1877 el Gobierno de Guatemala solicitó a Martí para hacer un estudio
sobre el sistema jurídico nacional y salió publicado entonces el artículo Los Códigos
Nuevos.27 Durante su estancia en el país, Martí estuvo marcado profundamente por la
suerte de los pueblos indígenas, a los que llamaba “raza madre” y que componían la
mayor parte de los habitantes del país. Estremecido por la explotación de la cual eran
víctimas y por sus condiciones de vida, tomó su defensa y publicó el poema Patria y
Libertad en el cual denunció las discriminaciones contra ellos: “Su espíritu de hombre,
ya no quedan al indio de los campos más que espaldas para llevar las cargas de la
Iglesia, para pagar tributo a los caciques, para comprar al español sus telas”. Para
Martí, América no podía existir sin los indígenas. Vinculó el destino de los indios al del
continente y declaró “hasta que no se haga andar al indio, no comenzará a andar bien la
América”.28
23
Martí hizo la constatación de que la historia del continente americano seguía siendo
desconocida. En febrero de 1878 publicó una obra titulada Guatemala con el objetivo
de dar a conocer la realidad del país, sus tradiciones y costumbres. “Guatemala es una
tierra hospitalaria, rica y franca”, señaló en su alegato. “No se rechaza al extranjero
bueno; se le llama y se le ama”, agregó. Era verdad que el dominio español había
quebrantado el carácter del guatemalteco. “Pero resucitará”, advirtió Martí, pues “la
dignidad es como una esponja: se la oprime, pero conserva siempre su fuerza de
tensión. La dignidad nunca se muere”. El patriota cubano se apoyó luego en la historia
del continente para recordar el precio de las divisiones:
24
José Martí iba a obrar a favor de esa unión necesaria para conseguir la independencia
de su patria.
25
La firma del Pacto de Zanjón en 1878 entre los rebeldes cubanos divididos por luchas
intestinas y España puso término a la Guerra de los Diez Años y desembocó en una paz
sin libertad ni independencia. Martí decidió viajar a Cuba para intentar federar a las
fuerzas patrióticas en torno al proyecto emancipador y poner término a las
fragmentaciones. En una misiva del 6 de julio de 1878 a su amigo mexicano Manuel
Mercado, le hizo partícipe de su objetivo: “¿He de decirle a usted que llevo mi pueblo
infeliz en mi cabeza? […] A trabajar para los míos y a fortificarme para la lucha voy a
Cuba”.30
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
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Prepárense sus hijos [de los revolucionarios de la primera guerra de
independencia] a repetir sin miedo, para acabar esta vez sin tacha las hazañas de
aquellos hombres bravos y magníficos que se alimentaron con raíces. […] Los
grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre. […] ¡Qué porvenir
sombrío el de nuestra tierra si abandonamos a su esfuerzo a los bravos que
luchan, y no nos congregamos para auxiliar37
De regreso a Cuba el patriota cubano desplegó todos sus esfuerzos a favor de la
emancipación de su pueblo. Durante su primer discurso pronunciado el 8 de febrero de
1879 en ocasión de la inauguración de un liceo en Regla, indicó el camino a seguir:
“Corresponde a los más bravos el derecho de llevar alcombate la bandera […]. La unión
de todos los cubanos para luchar por la libertad de Cuba” es una necesidad
imperiosa”.31 El 21 de abril de 1879 exhortó a sus compatriotas a “tener viva la
dignidad, viva la libertad, vivo el decoro”.32 Cuba debía defender “el culto de las grandes
ideas, el amor de los grandes hechos, esa pasión por las grandes audacias” y conquistar
su independencia. Martí entró en contacto con el patriota Juan Gualberto Gómez e
intentó reorganizar el movimiento a favor de la emancipación de Cuba, en lo que se
llamaría “la Guerra Chiquita” de 1879 a 1880.33
27
Pero las autoridades coloniales procedieron otra vez al arresto de Martí, el cual fue
acusado de conspiración con otros partidarios de la soberanía de Cuba. Fue de nuevo
deportado a España, a Santander, en septiembre de 1879, y separado a la fuerza de su
familia.34 En una carta a su amigo Miguel Viondi, le hizo partícipe de su tristeza y
soledad.35
28
Poco tiempo después Martí logró refugiarse en Francia y se exiló a los Estados
Unidos donde viviría 14 años. El 3 de enero de 1880 desembarcó en Nueva York y tejió
lazos con líderes independentistas cubanos. Fue nombrado, por unanimidad de sus
miembros, portavoz del Comité Revolucionario Cubano el 9 de enero y se encargó de
federar a los principales grupos patrióticos. Su vida cotidiana estuvo marcada por
diversas dificultades materiales y se vio obligado a solicitar la ayuda de su amigo Viondi
para pagar el viaje de su esposa desde Cuba.36
29
El 24 de enero de 1880 Martí pronunció su primer discurso en territorio
estadounidense, en Steck Hall. Procedió a un análisis lúcido de la Primera Guerra de
Independencia, lanzó un llamado a la unión de todas las fuerzas revolucionarias y echó
las bases de una nueva acción colectiva que desembocaría en la emancipación definitiva
de la isla del yugo colonial español. Exhortó a sus compatriotas a unirse, a rechazar las
rivalidades personales que dividían a los patriotas y obstaculizan la victoria, a odiar los
prejuicios racistas en una isla donde todavía no se había abolido la esclavitud y a apoyar
a los revolucionarios que se habían rebelado contra el Pacto de Zanjón lanzando la
“Guerra Chiquita”, el 24 de agosto de 1879, bajo la dirección de Calixto García. “No nos
resignamos a vivir sin patria”, clamó. Los cubanos debían conquistar su independencia
y prepararse a pagar el precio: “La libertad cuesta muy cara y es necesario, o resignarse
a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio”. Concluyó su discurso con un
llamado a la movilización:
30
El 26 de marzo de 1880 Martí fue Presidente interino del Comité Revolucionario
Cubano de Nueva York durante tres meses, tras la salida de la expedición del general
Calixto García a Cuba.38 Un mes después lanzó un llamado a todos los cubanos de
buena voluntad para que auxiliaran a los patriotas que luchaban contra España:
“Abandonar a los que mueren para después disfrutar del bienestar conquistado por su
muerte no es de hombres dignos. Los derechos se conquistan con sacrificios”.39 Martí
organizó una colecta de fondos para brindar un concurso material a los patriotas que
habían rechazado el Pacto de Zanjón y pronunciado el juramento de Baraguá bajo la
égida del jefe militar Antonio Maceo, en el cual se comprometía a seguir la lucha hasta
la conquista de la independencia. A propósito de Maceo, Martí escribió lo siguiente:
“No conozco soldado más bravo ni cubano más tenaz”.40
31
Martí solicitó también a los patriotas de América Latina. En mayo de 1880 escribió a
Ramón Emeterio Betances, líder independentista de Puerto Rico que se encontraba
32
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
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6. La breve estancia en Venezuela y la
instalación definitiva en Nueva York
El capitalista holgado constriñe al pobre obrero a trabajar a precio ruin […]. Para
el capitalista, unos cuantos céntimos en libra en las cosas de comer, son apenas
una cifra en la balanza anual. Para el obrero, esos centavos acarrean […] la
privación inmediata de artículos elementales e imprescindibles. El obrero pide
salario que le dé modo de vestir y comer. El capitalista se lo niega50
entonces en París, para pedirle que federara a los patriotas latinoamericanos presentes
en la capital francesa para ayudar a los revolucionarios cubanos y conseguir el apoyo de
la opinión pública nacional: “Yo sé que no hay para Ud. mar entre Cuba y Puerto Rico y
siente Ud. en su pecho los golpes de las armas que hieren a los nuestros”.41
Ante la falta de apoyo en el interior de la isla, la Guerra Chiquita fracasó en el campo
de batalla. Martí, en una misiva al coronel Emilio Núñez Rodríguez, uno de los últimos
en deponer las armas, lo exhortó a no sacrificar inútilmente su vida y la de sus
hombres: “Movido a ira por la soledad criminal en que el país deja a sus defensores, y a
amor y a respeto por su generoso sacrificio, me preparaba yo a rogarles que ahorrasen
sus vidas”. A causa de divisiones internas entre los jefes, la empresa armada fue otra vez
un fracaso. Martí lamentó que “los jefes de la Revolución no hallaron en los dos años
pasados, manera de trabajar de acuerdo […]. Nuestra misma honra, y nuestra causa
misma, exigen que abandonemos el campo de la lucha armada”, concluyó con pesar.42
33
En enero de 1881 Martí abandonó Nueva York para ir a Venezuela. En la patria de
Bolívar, “esta noble tierra, madre de todas las tierras americanas y de la nuestra”,
afirmó du fibra latinoamericanista e internacionalista43. Dio clases en varios colegios y
colaboró con el diario La Opinión Nacional de Caracas. El cubano expresó su
admiración por la patria de Bolívar: “De América soy hijo: a ella me debo. […]
Venezuela es la cuna […]. Deme Venezuela en que servirla: ella tiene en mi un hijo”.44
Fundó a ese efecto la Revista Venezolana cuyo objetivo era promover la cultura del país
y del continente.45
34
En julio de 1881, tras la desaparición del pensador venezolano Cecilio Acosta, Martí
redactó un testimonio a su memoria: “Estudiar sus virtudes e imitarlas es el único
homenaje grato a las grandes naturalezas y digno de ellas”.46 No obstante, ése era
odiado por el Presidente de Venezuela Guzmán Blanco y el patriota cubano fue
declarado persona non grata y se vio obligado, un mes después, a regresar a Nueva
York.47
35
Una vez instalado en los Estados Unidos Martí no abandonó Venezuela y prosiguió su
colaboración con La Opinión Nacional, del cual fue corresponsal durante cerca de dos
años. El oficio de periodista le permitió así ser un conocedor informado de la cultura y
sociedad estadounidenses. Sus numerosas crónicas políticas, sociales y culturales
abrazaban la actualidad nacional e internacional.48 Martí estuvo marcado por la
explotación y la miseria que golpeaban a la clase obrera. En una crónica de febrero de
1882 relató la suerte de los de abajo: “Hacen la labor de un hombre, y ganan un jornal
mezquino, mucho más bajo que el de un hombre. Estas amarguras afligen a algunos
corazones buenos, que no hallan modo de poner remedio a esa miseria, que roe cuerpos
y almas”.49
36
A partir de julio de 1882 empezó su colaboración con el diario argentino La Nación.
Su interés por la suerte de la clase obrera de los Estados Unidos se notó y relató las
manifestaciones populares a favor de un mejor nivel de vida. Su sensibilidad lo obligaba
a elegir el campo de los trabajadores en huelga y se alegraba de su coalición para
defender sus derechos: “¡Qué gozo da verlos, como ennoblecidos de súbito por el
ejercicio de su dignidad!”. Las causas de su rebelión eran conocidas:
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/22362 9/31
De mala alma se necesita ser para no sentir cariño por estos pobres soldados de la
vida, de pie día y nocheen la plataforma de sus carros, azotados por la nieve,
empapados por la lluvia, arremolinados en la ventisca, salpicados de fango, y a
cuyo tesón y resistencia deben los habitantes de la ciudad el poder ir de un lado a
otro cómodos y con buen calor, a ganar la olla de la casa.56
Los trabajadores serán vencidos probablemente en las varias huelgas en que ahora
están empeñados. Pero, vencidos o triunfantes, la importancia de estas huelgas
reside en que por ellas se ve como cuarenta mil hombres, cuarenta mil cabezas de
familia, están dispuestos a abandonar su trabajo por todo un mes en lo crudo del
invierno, para ayudar a un grupo de acarreadores de ‘carbón, o de cargadores de
muelle, a obtener un salario que baste al menos para pagarse el pan, el techo y el
carbón […]. Los que deseen hablar con juicio sobre la condición de los obreros
deben apearse a ellos, y conocer de cerca su miseria.57
El 29 de marzo de 1883 Martí rindió homenaje a Karl Marx en un artículo publicado
en La Nación: “Karl Marx ha muerto [el 14 de marzo de 1883]. Como se puso del lado
de los débiles, merece honor”. El autor del Capital “no fue sólo movedor titánico de las
cóleras de los trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razón de las miserias
humanas, y en los destinos de los hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien”.51
38
Separado de su mujer y de su hijo a quienes no veía desde hacía más de dos años,52
Martí también debía asumir el compromiso de sufragar las necesidades de sus padres
en Cuba. En un correo a su hermana Amalia le hizo partícipe de sus dificultades
financieras: “Me aflige sólo que mamá tenga que vivir en casa extraña. Desde el mes de
abril recibirá, mes por mes, 20 o 25$ oro. Este, no le puedo mandar más que 10”.53
39
Su situación personal y la sensibilidad que lo animaba no lo dejaban indiferente
frente al sufrimiento de los demás. Se emocionó particularmente de la suerte que
golpeaba a los niños pobres de Nueva York, abandonados a su destino, en un artículo de
septiembre de 1883: “Esa terrible enfermedad de verano […] siega niños como la hoz
siega la mies, el cholera infantum. […] Se arrastran como los gusanos: se exhalan en
quejidos. Y digo que éste es un crimen público”.54
40
Martí dedicaba la mayor parte de su tiempo a la organización de la emigración
cubana en los Estados Unidos y seguía interesándose por la actualidad nacional de su
país de residencia. Las grandes huelgas obreras en todo el país lo llevaban a colocarse,
naturalmente, del lado de los trabajadores. En varias crónicas publicadas en La Nación,
el periodista relató la insurrección de los explotados contra la opresión de las grandes
empresas, así como la batalla a favor de la jornada de ocho horas: “Entre los capitalistas
y los trabajadores” había que elegir su campo.55 “La huelga de los conductores era
justa”, escribió. Expresó su solidaridad con los huelguistas:
41
Martí relató la gran huelga en el sector del carbón y se indignó de la suerte reservada
a los obreros. “Menos huelgas habría o durarían menos, si los que las provocan por su
injusticia no agravaran las razones de ellas con sus aires altivos, o con alardes de fuerza
que enconan la herida de los que ya están cansados de ver ejercitada sobre ellos la
fuerza ajena”, escribió en una de sus crónicas. Hizo partícipe de su admiración por los
que luchaban por su dignidad y expresaban su solidaridad con sus colegas víctimas de
la explotación:
42
Martí también estuvo marcado por la suerte reservada a las poblaciones negras de los
Estados Unidos donde imperaba una implacable segregación y donde permanecían
impunes los crímenes diarios. En un artículo evocó la opresión de la cual eran víctimas:
“Los negros, tristes porque ya no hay sol que no salga sobre el cadáver de uno de ellos,
muerto a manos de los blancos del Sur por tener amistad o consorcio con mujeres
blancas”.58
43
Si Martí era sensible a las miserias que golpeaban a los más vulnerables, no perdía de
vista por lo tanto su gran objetivo que era la independencia de Cuba. Expresó sus
temores y sus dudas a su amigo mexicano Manuel Mercado: “Tengo miedo de salir de la
vida sin haber tenido ocasión de cumplir mi deber”.59 En una carta al general Máximo
Gómez le hizo partícipe del peligro que representaba la tendencia anexionista entre los
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/22362 10/31
Y aún hay otro peligro mayor, mayor tal vez que todos los demás peligros. En
Cuba ha habido siempre un grupo importante de hombres cautelosos, bastante
soberbios para abominar la dominación española, pero bastante tímidos para no
exponer su bienestar personal en combatirla. Esta clase de hombres, ayudados por
todos los que quisieran gozar de los beneficios de la libertad sin pagarlos en su
sangriento precio, favorecen vehementemente la anexión de Cuba a los Estados
Unidos.60
adinerados de la isla. En efecto, una parte de la elite local deseaba ardientemente la
anexión de la isla a los Estados Unidos, entonces principal socio comercial de Cuba:
Martí estaba preocupado porque España había firmado un modus vivendi con los
Estados Unidos en enero de 1884, que potencialmente hacía que la isla fuera totalmente
dependiente a nivel comercial del vecino del Norte. El acuerdo “que de tan absoluta
manera liga[ba] la existencia de la Isla a los Estados Unidos” que desembocaría en la
pérdida para “la América Española [de] la isla que hubiera debido ser su baluarte”, se
indignó el patriota cubano.61
45
En mayo de 1884 la República de Uruguay solicitó a José Martí para que ocupara el
cargo de Cónsul interino en Nueva York, su “único medio de subsistencia”.62 Ése aceptó
la propuesta, a la cual tuvo sin embargo que renunciar en octubre de 1884. En su correo
de renuncia expresó los motivos, vinculados a su combate por la independencia de su
patria: “Hoy, que renacen las esperanzas de mi país y empiezo a alentarlas
públicamente, daría mala prueba de mi cariño por Uruguay exponiéndolo, con mi
participación señalada en los asuntos de mi tierra, a un altercado desagradable con la
nación que hoy nos gobierna, y es su amiga”.63
46
Efectivamente, ese mismo mes de octubre de 1884, en Nueva York, Martí se reunió
por primera vez con Máximo Gómez y Antonio Maceo, principales figuras del
movimiento independentista, para dar un nuevo impulso al proyecto emancipador. El
encuentro fue agitado a causa de una divergencia de principio. Para Martí, era
inconcebible fundar una nación que reposara únicamente en un poder militar y que
sería antidemocrático. Hizo partícipe de su “determinación de no contribuir en un ápice
[…] a traer a [su] tierra a un régimen de despotismo personal, que sería más vergonzoso
y funesto que el despotismo político que ahora soporta, y más grave y difícil de
desarraigar, porque vendría excusado por algunas virtudes, establecido por la idea
encarnada en él, y legitimado por el triunfo”. Martí hizo una pregunta esencial para
explicar su rechazo de un poder militar: “¿Qué garantías puede haber de que las
libertades públicas, único objeto digno de lanzar un país a la lucha, sean mejor
respetadas mañana?” Los patriotas debían ser “los servidores heroicos y modestos de
una idea” y no los caudillos que impondría su voluntad al pueblo. Martí no ponía en tela
de juicio el desinterés del general Gómez, pero prefirió ponerlo en guardia contra un
poder personal: “Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento”.
Martí se opuso a una nueva empresa armada, defendida por Gómez y Maceo, y estaba a
favor de diferir el desencadenamiento de la nueva guerra contra España. Para él, ésa
sólo se podía realizar con una preparación minuciosa y una declaración pública de los
objetivos buscados, y era imposible prescindir del necesario trabajo político e
ideológico.64
47
En efecto, Martí siempre expresó un gran interés por el desarrollo espiritual de sus
conciudadanos. Según él,“la educación tiene un deber ineludible con el hombre –no
cumplirlo es un crimen: conformarle a su tiempo, sin desviarlo de la final y grandiosa
tendencia humana”. El pueblo debía vivir “en analogía con el universo y con su
época”.65 En un artículo publicado en 1884 insistió en la importancia del saber y de los
valores morales para la realización personal: “La felicidad existe en la tierra y se
conquista con el ejercicio prudente de la razón, el conocimiento de la armonía del
universo y la práctica constante de la generosidad”. Para él, “ser bueno es el único modo
de ser feliz” y “ser culto es el único modo de ser libre”. Había que difundir “la ternura
que hace tanta falta y tanto bien a los hombres”.66
48
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/22362 11/31
7. La unión de las fuerzas patrióticas
Sobre nuestra tierra, Gonzalo, hay otro plan más tenebroso que lo que hasta ahora
conocemos, y es el inicuo de forzar a la Isla, de precipitarla a la guerra, para tener
pretexto de intervenir en ella, y con el crédito de mediador y de garantizador,
quedarse con ella. Cosa más cobarde no hay en los anales de los pueblos libres: ni
maldad más fría.74
José Martí estaba confrontado a grandes dificultades materiales. En un correo a
Manuel Mercado le hizo partícipe de su desesperación y de su “terror de alma” en la
cual vivía todos los días. Afectado por sus problemas de salud, se encontraba en un
estado de agotamiento físico y moral: “Saco de mí sin cansarme una energía salvaje;
pero noto que estoy llegando ya el fondo de mis entrañas”. Evocó incluso la posibilidad
de hacerse editor de libros para sufragar sus necesidades. Su vida en Nueva York era un
calvario: “Me siento como comido en lo interior de un tósigo que me echa a andar, me
pone el alma en vuelcos […]. Es la muerte a retazos”. ¿Por qué se quedaba entonces en
esa megalópolis estadounidense? Para servir su patria: “Todo me ata a New York: las
consecuencias de los errores políticos de nuestro país; la cercanía a esa tierra mía, que
no sabe de mí, y por la que muero”.67
49
El 10 de octubre de 1887, en ocasión de la conmemoración de la sublevación de 1868,
José Martí volvió a aparecer en la vida pública tras un largo silencio y pronunció un
discurso ante los emigrados cubanos. “¡Con velar por la patria sin violentar sus destinos
con nuestras pasiones: con preparar la libertad de modo que sea digna de ella!”, recordó
a sus compatriotas.68 Para Martí, el Gobierno español había demostrado varias veces su
incapacidad de gobernar Cuba según la cultura y las necesidades de sus habitantes.69
Esa reunión dio lugar a la creación de una Comisión Ejecutiva, presidida por Martí,
cuyo objetivo era unir a todos los emigrados favorables a la independencia de la isla.70
50
Martí se implicaba así cabalmente en el proyecto de la emancipación de Cuba. El 21
de marzo de 1889 respondió a un artículo del diario de Filadelfia The Manufacturer
que evocaba la posible compra de Cuba y su eventual anexión por los Estados Unidos,
expresando un desprecio tintado de racismo para con el pueblo cubano.71 Martí rechazó
el proyecto con firmeza: “Ningún cubano honrado se humillará hasta verse recibido
como un apestado moral […] en un pueblo que niega su capacidad, insulta su virtud y
desprecia su carácter […].Los que han peleado en la guerra […] no desean la anexión de
Cuba a los Estados Unidos”. Por otra parte, Martí subrayó que los cubanos tenían una
divergencia de principio sobre el modelo de sociedad. No creían en “el individualismo
excesivo [ni] en la adoración de la riqueza” que cimentaban la sociedad estadounidense
y rechazaban “el apetito inmoderado de poder [y] la adquisición o triunfos contrarios a
la bondad y a la justicia”. Martí recordó que los cubanos no eran “ese pueblo de
vagabundos míseros o pigmeos inmorales” que describía el diario. Luego concluyó:
“Hemos sufrido impacientes bajo la tiranía; hemos peleado como hombres, y algunas
veces como gigantes para ser libres […]. Merecemos en la hora de nuestro infortunio el
respeto de los que no nos ayudaron”.72
51
El 29 de octubre de 1889 Martí hizo partícipe de sus temores a Gonzalo de Quesada
sobre una posible anexión de Cuba. Había que “saber cuál [era] la posición del este
vecino codicioso”.73 En otra misiva del 14 de diciembre de 1889, el patriota cubano
volvió a expresar su preocupación y denunció las pretensiones de Washington de
apoderarse de la isla:
52
En otro correo del 16 de noviembre de 1889 al patriota Serafín Bello, Martí expresó
otra vez su preocupación. Desconfiaba de la ambición de los Estados Unidos de
apoderarse de la isla y lamentaba que algunas naciones latinoamericanas percibieran
esa posibilidad como un mal menor. No entendían que “les [iba] su tranquilidad, y
acaso lo real de su independencia, en consentir que se queda[ra] la llave de la otra
América en estas manos extrañas”. Dado que Washington “ni sobre México ni sobre el
53
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/22362 12/31
8. La preparación de la sublevación
armada
Canadá se atrev[ía] a poner los ojos, los pon[ía] sobre las islas del Pacífico y sobre las
Antillas, sobre nosotros”. Había que impedir de cualquier forma la convergencia entre
los “anexionistas de la isla y los anexionistas yankees”.75 
El 19 de diciembre de 1889 Martí pronunció en Washington su famoso discurso
“Madre América” ante los representantes de 18 gobiernos latinoamericanos. Se trataba
de un ardiente alegato a favor de la liberación de la última patria americana todavía
bajo el yugo del opresor español.76 Ese mismo año Martí fundó la revista mensual La
Edad de Oro destinada a los niños y que tenía como meta hacer descubrir la historia del
continente y de sus libertadores a las nuevas generaciones y recordar la necesidad de
una unión latinoamericana. Gran admirador de Simón Bolívar, fundador de la idea
panamericana, evocó en el primer número la figura del Libertador, símbolo de la
unidad continental: “Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin
sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se
iba adonde estaba la estatua de Bolívar […]. El viajero hizo bien, porque todos los
americanos deben querer a Bolívar como a un padre”.77
54
Martí desplegó grandes esfuerzos para federar a los cubanos alrededor de la causa de
la independencia. En un correo de mayo de 1890 a Emilio Núñez recordó que el deber
de los cubanos de la emigración era brindar toda la ayuda necesaria a los
independentistas de la isla en la inevitable guerra contra España. Convidó a sus
compatriotas a que respetaran todas las opiniones para reunir el máximo número de
personas en torno al objetivo común. Las exclusiones injustas e inadecuadas debían
proscribirse de modo absoluto. “Intentamos con las fuerzas unidas de todos los
hombres honrados, levantar y tener pronta nuestra ala de ejército”, concluyó. Lo
contrario sería “una falta imperdonable ante nuestra historia”.78
55
Martí era consciente que la empresa sería difícil. Había que enfrentar un imperio
español decadente pero todavía fuerte, vencer ideológicamente a los anexionistas
cubanos y hacer frente a la hostilidad de los Estados Unidos que deseaban apoderarse
de la isla. “Jamás hubo elementos peores para entrar en una guerra de independencia
ni necesidad más grande de la guerra”, escribió en una misiva de agosto de 1890. No
obstante, el deber llamaba a la toma de consciencia de la realidad y a la preparación del
proyecto de lucha armada cimentado en la unión de todas las fuerzas patrióticas.79
56
Ese mismo año, 1890, José Martí publicó su ensayo magistral Nuestra América, oda
a la unión continental.80. Argentina y Paraguay decidieron nombrarlo entonces Cónsul
en NuevaYork, expresando así su reconocimiento al cubano y viendo en él el mejor
defensor de los intereses de América Latina. Uruguay también hizo de él su
representante oficial ante la Comisión Monetaria Internacional.81 Ese hecho
excepcional –una persona que representaba simultáneamente a tres naciones de las
cuales no era ciudadana– ilustraba el prestigio de Martí en América Latina, su vocación
internacionalista hacía de él el embajador más universal del continente de su época.
Ocupó esos cargos hasta 1892, año en que decidió consagrarse cabalmente a la empresa
revolucionaria de la independencia de Cuba, lo que lo obligó a renunciar a sus
funciones.82
57
Por vivir allí durante muchos años, Martí se había convertido en un observador
perspicaz de la sociedad estadounidense: “Viví en el monstruo y le conozco las
entrañas”.83 Señaló las violencias y las desigualdades que afectaban a los más
vulnerables y subrayó “dos verdades útiles a nuestra América: el carácter crudo,
desigual y decadente de los Estados Unidos, y la existencia, en ellos, continua, de todas
las violencias, discordias, inmoralidades y desórdenes de que se acusa a los pueblos
latinoamericanos”.84 Por esos motivos era imperativo impedir toda anexión de Cuba.
58
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/22362 13/31
O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito
de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el
respeto, […], en fin, por el decoro del hombre, o la república no vale una lágrima
de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos.85
El 26 de noviembre de 1891 José Martí pronunció un discurso en el Liceo cubano de
Tampa y echó las bases de la futura Cuba soberana: “Yo quiero que la ley primera de
nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. La
persona humana debía ser sagrada y su integridad física inviolable: “En la mejilla ha de
sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre”. La
solidaridad y la compasión por los sufrimientos ajenos debían constituir la base de la
sociedad. La independencia debía ser “una revolución de justicia y de realidad, para el
reconocimiento y la práctica franca de las libertades verdaderas”. Esas libertades
debían concernir a todos los cubanos, sin excepción alguna, y particularmente a las
poblaciones negras. Los españoles instalados en Cuba estarían en su casa: “¡Por la
libertad del hombre se pelea en Cuba, y hay muchos españoles que aman la libertad!”.
Había que sacar las lecciones del pasado y eliminar los vicios que eran responsables de
la derrota. El combate por la independencia debía ser “con todos y por el bien de
todos”:
59
Un mes después, en enero de 1892, José Martí fundó el Partido Revolucionario
Cubano (PRC) en Cayo Hueso, donde se encontraba una importante comunidad cubana
que se componía mayoritariamente de tabacaleros. La palabra de orden era la unión
entre todos los clubes patrióticos y el objetivo anunciado era la plena soberanía de Cuba
y Puerto Rico. El primer artículo recordaba que “el Partido Revolucionario Cubano se
constituye para lograr con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena
voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba, y fomentar y auxiliar la de
Puerto Rico”. El objetivo era desencadenar una guerra “breve, encaminada a asegurar
en la paz y el trabajo la felicidad de los habitantes de la Isla”.86 El PRC tenía como
objetivo fundar en Cuba “una nación capaz de asegurar la dicha durable de sus hijos y
de cumplir, en la vida histórica del continente, los deberes difíciles que su situación
geográfica le señala”. Cuba debía ser “el hogar a los proscriptos”.87
60
En marzo de 1892 Martí lanzó el primer número de la revista Patria, órgano oficial
del PRC, que sería publicada hasta 1898 con un total de 522 números. En el primer
editorial titulado “Nuestras ideas”, Martí recordó la imperiosa necesidad de la unión de
los hombres buenos y útiles de todas las procedencias y ascensiones sociales que tenían
en el corazón el sacrificio de la emancipación. La guerra contra el colonialismo español
era ineludible y era “la consecuencia inevitable de la negación continua, disimulada o
descarada, de las condiciones necesarias para la felicidad a un pueblo que se resiste a
corromperse y desordenarse en la miseria”. Martí llamó al altruismo pues “la dignidad
peligrosa” era preferible a “la vida inútil”, la paz republicana siendo la meta final. Luego
concluyó así: “El patriotismo es un deber santo, cuando se lucha por poner la patria en
condición de que vivan en ella más felices los hombres”. Martí recordó la ausencia de
odio de los cubanos hacia los españoles. La guerra no se hacía contra los hijos nacidos
en España sino contra la codicia y la incapacidad de ésa.88
61
En Patria, Martí recordó el objetivo noble de la política que era el arte de hacer a los
hombres felices. Su meta era “salvar para la virtud y para la felicidad un pueblo de seres
humanos que la opresión pudre en el vicio y el hambre lanza al crimen”.89 Su misión
era poner fin a las injusticias que sufrían los habitantes y permitir a los más vulnerables
vivir en la dignidad. La guerra se llevaría contra el Gobierno extranjero que sofocaba y
corrompía a “las fuerzas del país”, que negaba los derechos humanos y atizaba “el odio
entre hijos y padres” y contra “la constitución colonial que impediría en la patria libre la
práctica pacífica de la independencia”.90
62
José Martí era consciente de que la independencia de Cuba y Puerto Rico sólo sería
garantizada de modo definitivo cuando el pueblo de los Estados Unidos expresara su
solidaridad por los pueblos en lucha. “Se correría gran riesgo si no se lograse mover a
afecto y consideración al pueblo y gobierno de los Estados Unidos”, apuntó en un
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/22362 14/31
No tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la
ingratitud probable de los hombres. […] Los tiempos grandes requieren grandes
sacrificios. Y yo vengo confiado a pedir a Ud. que deje en manos de sus hijos
nacientes y de su compañera abandonada la fortuna que les está levantando con
rudo trabajo, para ayudar a Cuba a conquistar su libertad, con riesgo de la muerte:
vengo a pedirle que cambie el orgullo de su bienestar y la paz gloriosa de su
descanso por los azares de la Revolución, y la amargura de la vida consagrada al
servicio de los hombres […] para la libertad […] y la independencia definitiva de
las Antillas.95
mensaje a todos los Presidentes de los clubes patrióticos del Partido Revolucionario
Cubano. Se comprometió entonces en la sensibilización de la opinión pública con la
difusión de un manifiesto en idioma inglés.91 No obstante, permanecía lúcido en cuanto
a las probabilidades de éxito de semejante empresa: “La prensa no es amiga” de la
independencia de Cuba. Era lo mismo para “el Gobierno de Washington que no e[ra]
amigo” sino más bien “un enemigo invisible y poderoso” del proyecto de emancipación
del pueblo de la isla.92
En septiembre de 1892 Martí viajó a la República Dominicana para convencer al
general Máximo Gómez de encabezar a los independentistas cubanos. En un correo a
Serafín Sánchez expresó su estima hacia el militar: “De Gómez sólo grandezas
espero”.93 Martí agregó al respeto: “Donde está Gómez está lo sano del país”. Precisó un
aspecto que, según él, lo definía: “Prefiere a todas las lecturas el Quijote porque le
parece que “’es el libro donde se han defendido mejor los derechos del hombre
pobre’”.94 Veterano de la guerra de 1868, Gómez era internacionalista reconocido por
su genio militar. En un correo que le mandó, Martí le hizo partícipe de laopinión
unánime de los patriotas: “El pueblo libre cubano viene hoy a rogar a Vd. […] que
repitiendo su sacrificio ayude a la revolución como encargado supremo del ramo de la
guerra”. El jefe del Partido Revolucionario cubano terminó su misiva con las siguientes
palabras:
64
Como representante del PRC, a pesar de su frágil salud que le quitaba a veces incluso
la fuerza de redactar un correo,96 Martí dedicaba todo su tiempo a federar a la
emigración cubana a través de los clubes patrióticos, así como a los independentistas de
la isla en torno al proyecto emancipador. Desplegaba inmensos esfuerzos para
conseguir el apoyo más amplio a la empresa revolucionaria y multiplicaba las reuniones
políticas en los Estados Unidos con el objetivo de sensibilizar a sus compatriotas y
recolectar fondos. En junio de 1893, tras convencer a Máximo Gómez de encabezar la
organización de las operaciones militares,97 Martí viajó de nuevo a la República
Dominicana para elaborar los planes de la futura expedición armada que culminaría
con un levantamiento general en la isla. Para él, la separación de España era el único
remedio a los males cubanos.98
65
José Martí solicitó también al general Antonio Maceo, que había rechazado el Pacto
de Zanjón con España en 1878, para participar en la sublevación revolucionaria. “Le
pide otra vez la patria toda su bravura”, escribió.99 En julio de 1893 viajó a Costa Rica
donde residía Maceo para presentarle el proyecto final. Le encargó de la organización
del frente revolucionario en la provincia oriental de Cuba.100. Maceo aceptó el liderazgo
de Máximo Gómez e hizo partícipe de su disposición a cumplir su deber “con
entusiasmo y fe”.101
66
En un mensaje de agosto de 1893 dirigido a los cubanos emigrados, José Martí
recordó que era indispensable conquistar la patria. Emitió también un juicio sin
concesiones sobre la sociedad estadounidense. “El Norte ha sido injusto y codicioso” y
“ha pensado más en asegurar a unos pocos la fortuna que en crear un pueblo para el
bien de todos”. Además, “ha mudado a la tierra nueva americana los odios todos y todos
los problemas de las antiguas monarquías”. No había amparo ni raíz en los Estados
Unidos y “no exist[ían] la caridad y el patriotismo”. Martí denunció el individualismo a
ultranza: “Los hombres no aprenden aquí a amarse”. Había una mala repartición de la
tierra. “Aquí se amontonan los ricos de una parte y los desesperados de otra”. Cuba
debía ser diferente.102
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/22362 15/31
Quien se levanta hoy por Cuba se levanta para todos los tiempos […]. La
independencia de Cuba y Puerto Rico no es sólo el medio único de asegurar el
bienestar decoroso del hombre libre en el trabajo justo a los habitantes de ambas
islas, sino el suceso histórico indispensable para salvar la independencia
amenazada de las Antillas libres, la independencia amenazada de la América libre,
y la dignidad de la república norteamericana.108
9. La Segunda Guerra de Independencia
En noviembre de 1893 Martí mandó una misiva a Máximo Gómez para recordarle el
apoyo y la confianza de todos los cubanos hacia él: el “elemento principalísimo de la fe
que se tiene en Cuba en el éxito de la guerra, es la seguridad de que Vd. va a
encabezarla”. Las armas sólo se debían mandar a Cuba cuando se acercara la fecha del
levantamiento general para evitar cualquier mala sorpresa. Por su parte, España era
consciente de la efervescencia patriótica y no sería tomada al desprovisto, apuntó Martí.
Al contrario, se preparaba minuciosamente para la guerra.103
68
Como organizador del movimiento revolucionario, José Martí se encontró en el punto
de mira del Gobierno español, que decidió asesinarlo. Unos agentes mandados por
Madrid trataron envenenarlo durante su estancia en Tampa en noviembre de 1893.
Muy enfermo, el líder del PRC estuvo mal durante largas semanas. En un correo a
Serafín Sánchez le relató su desventura: “Mi enfermedad de Tampa no fue natural. He
padecido mucho. Aún no puedo sostener la pluma. Mi estómago no soporta aún
alimento, después de un mes”.104
69
En enero de 1894 José Martí informó a Antonio Maceo de que el general Gómez,
frente a la represión orquestada por España contra las figuras revolucionarias presentes
en Cuba, estaba a punto de fijar la fecha de la sublevación general.105 El 9 de enero de
1894 Martí mandó un mensaje a todos los clubes de Cayo Hueso, invitándolos a
proporcionar toda la ayuda necesaria a la insurrección. “Es de absoluta y definitiva
urgencia realizar, sin perder un instante, el esfuerzo suscrito” vista la situación
revolucionaria del país.106
70
Frente a la inminencia de la guerra insurreccional, España no vaciló en agitar el
espectro de la “guerra de razas” y de un dominio de la población negra en la Cuba
independiente. En la revista Patria del 31 de marzo de 1894, José Martí dio su
respuesta. Denunció “la minoría soberbia, que entiende por libertad su predominio
libre sobre los conciudadanos; a quienes juzga de estirpe menor”, y que se oponía al
advenimiento de una república igualitaria. Esa elite “prefiere humillarse al amo
extranjero, y servir como instrumento de un amo u otro, a reconocer en la vida política,
y confirmar con la justa consideración del trato, la igualdad del derecho de todos los
hombres”.107
71
El 17 de abril de 1894 Martí lanzó un llamado a todas las personas de buena voluntad
y las invitó a apoyar el proyecto independentista de Cuba para salvaguardar la
independencia del continente latinoamericano:
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La guerra de independencia de Cuba debía desembocar en la emancipación plena y
total de la isla y frenar el expansionismo de los Estados Unidos.
73
En junio de 1894 José Martí y Máximo Gómez elaboraron el plan de invasión de la
isla. Tres expediciones tendrían lugar simultáneamente desde los Estados Unidos,
República Dominicana y Costa Rica. Gómez y Maceo encabezarían los desembarcos
procedentes de América latina. “Creo de veras muy llegada nuestra hora”, escribió
Martí a Gómez.109 El 2 de septiembre de 1894 Martí informó a Serafín Sánchez de la
inminencia de la acción: “Preparo los barcos y las armas […]. Cuba tiene los dos meses
de preparación final que nos son imprescindibles”.110 El líder cubano recordó a los
principales responsables la importancia fundamental de la discreción: “el disimulo es
tal vez la única condición que nos falta para el éxito […] de nuestra organización
expedicionaria”.111 En un correo del 22 de septiembre a Maceo, Martí le pidió que
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estuviera listo para mediados de octubre pues la llegada de las distintas expediciones
debía coincidir con todos los levantamientos del interior.112
Por diversos motivos vinculados a los preparativos en el interior de la isla, la
insurrección se postergó finalmente a una fecha ulterior. Martí informó a Maceo en un
correo del 3 de noviembre de 1894. “Las revoluciones, por muy individuales que
parezcan, son obra de muchas voluntades, y hay que inclinar con frecuencia la propia”,
escribió al respecto.113 Finalmente, el 8 de diciembre de 1894, José Martí firmó el Plan
de Fernandina – del nombre de un puerto de Florida – con el coronel José María
Rodríguez, representante de Máximo Gómez, y el coronel Enrique Collazo, nombrado
por los independentistas de la isla, que echaba las bases de una insurrección corta y
decisiva. El levantamiento estaba previsto para finales de diciembre. Los insurrectos
debían tener como norma la indulgencia y la no persecución de los españoles de la isla
que no tomasen las armas, respetar todas las propiedades y no exigir ninguna
contribución de su parte. Habría que actuar “contra los cubanos que se opusiesen con
armas, a la revolución,o que probadamente ayudasen de modo material contra ella,
respetando siempre en este último caso sus vidas”.114
75
El proyecto estaba a punto de realizarse con el desembarco de tres expediciones
armadas desde la Florida, Costa Rica y República Dominicana a bordo de los barcos
Amadís, Baracoa y Lagonda115. No obstante, una denuncia desató la intervención de
las autoridades estadounidenses – opuestas a la independencia de Cuba –, hizo fracasar
el plan y postergó el inicio de la Segunda Guerra de Independencia. Washington
confiscó muchas armas.116 En un correo al patriota José Dolores Poyo, del 7 de enero de
1895, Martí no se dejó afectar por la traición: “La cobardía, o más, de un hombre
inepto, se nos clavó de arrancada en la hora grande. Renaceremos. Nos rodean y
ayudan hoy mayor respeto y mayor fe que nunca”.117 En una misiva a Máximo Gómez,
Martí dio prueba de resiliencia: “o tiempo, con armas para 400 hombres. Acaso se
salvará el cargamento. Pero hemos salvado más: la disciplina y el respeto de la Isla
asombrada de este esfuerzo, y el cariño de las emigraciones, encendido con esta villanía
patente”.118
76
El 29 de enero de 1895 José Martí, José María Rodríguez – representante de Máximo
Gómez – y Enrique Collazo firmaron en Nueva York la orden de levantamiento general
contra España, que se fijó para el 24 de febrero de 1895.119 El 31 de enero Martí
abandonó Nueva York a bordo del barco Athos con destino a la República Dominicana
para reunirse con el general Máximo Gómez.120 Pidió a Antonio Macero que organizara
su propia expedición desde Costa Rica y le mandó los fondos necesarios.121. Martí
estaba seguro de la victoria final: “La libertad viene hacia nosotros, la veo, la palpo… La
sangre vertida en el 68 fertilizó los corazones e hizo surgir nuevos caracteres”.122
77
Martí predicó la unidad indispensable de todos los cubanos favorables a la
emancipación de la isla. En un correo de febrero de 1895 a su hijo espiritual Gonzalo de
Quesada,123 lo conjuró a luchar con todas sus fuerzas contra las divisiones que podrían
socavar el proceso revolucionario. “Jamás sea osado nadie a creer que pueda haber
mañana en la hora del esfuerzo común, el menor recelo, la menor censura, la menor
lejanía, la menor reminiscencia de amargura, la menor arrogancia fratricida de
prioridad de parte de los cubanos confesos de la revolución con los cubanos tácitos, con
los autonomistas”, escribió.124
78
El 26 de febrero de 1895 Martí escribió otra vez a Gonzalo de Quesada sobre la
situación de la isla. “Cuba está en llamas”, le notificó. El objetivo de la guerra era que
los “españoles y cubanos puedan gozar de la tierra ordenada en paz”. Rechazó todo
sectarismo: “La revolución, generosa y serena, jamás tratará como enemigo, en el
cubano de hoy, al autonomista de ayer”. Según él, ricos y pobres luchaban juntos bajo la
misma bandera de la independencia y habían dejado de lado sus diferendos en nombre
del interés superior de una patria de fraternidad y justicia.125
79
El 25 de marzo de 1895, en la República Dominicana, José Martí y Máximo Gómez
redactaron el Manifiesto de Montecristi, programa de acción político-militar en el cual
reivindicaban los objetivos de la independencia nacional. “Todos los elementos
consagrados al saneamiento y emancipación del país, para bien de América y del
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mundo” se habían reunido bajo una misma bandera. Los que agitaban el espectro de la
guerra racial para oponerse al levantamiento eran los mismos que siempre habían
apoyado la esclavitud del pueblo negro: “Sólo los que odian al negro ven en el negro
odio”. La guerra, lejos de ser un acto de revancha, era “la demostración solemne de la
voluntad de un país” de conquistar su libertad y no tenía como salida “la victoria o el
sepulcro”. La guerra era “el producto disciplinado de la resolución de hombres enteros
que en el reposo de la experiencia se han decidido a encarar otra vez los peligros que
conocen, y de la congregación cordial de los cubanos de más diverso origen,
convencidos de que en la conquista de la libertad se adquieren mejor que en el abyecto
abatimiento las virtudes necesarias para mantenerla”. La guerra no se hacía contra el
español y estaba desprovista de odio hacia él. La Revolución expresaba “su terminante
voluntad de respetar, y hacer que se respete, al español neutral y honrado” y sería
“inflexible sólo con el vicio, el crimen y la inhumanidad”. No había ningún
resentimiento por parte de los patriotas hacia sus primos de la península ibérica: “El
cubano saluda en la muerte al español a quien la crueldad del ejercicio forzoso arrancó
de su casa y su terruño para venir a asesinar en pechos de hombre la libertad que él
mismo ansía”.126
En una carta, escrita ese mismo día, a su amigo dominicano Federico Henríquez y
Carvajal, Martí explicó las razones por las cuales tenía el deber moral de combatir al
lado de los revolucionarios. No era posible predicar ante el pueblo la necesidad de
morir por la libertad si uno no estaba dispuesto a arriesgar la propia vida. “Para mí, ya
es hora”, escribió. Recordó finalmente que la liberación de Cuba era vital para el
continente: “Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América […]. Si
caigo, será también por la independencia de su patria”.127
81
Martí redactó también un correo de despedida a su madre y le recordó, ante el dolor
de ella que veía a su hijo dispuesto al sacrificio último, que “el deber de un hombre está
allí donde es más útil”. Solicitó su bendición y le transmitió un último mensaje: “Jamás
saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza”.128
82
En un correo del 1 de abril de 1895 a Gonzalo de Quesada, Martí justificó su
participación en el combate, él, el hombre de pensamiento: “Ya Usted sabe que servir es
mi mejor forma de hablar”.129 En otra misiva a Enrique Collazo, Martí reiteró su
disposición al sacrificio último: “He dado a mi tierra, desde que conocí la dulzura de su
amor, cuanto hombre puede dar […]. Creo que no me falta el valor necesario para morir
en su defensa”.130 En otro intercambio con su amigo patriota Fernando Figueredo,
Martí recordó los sacrificios hechos: “Todo se lo he dado todo a mi patria, hasta la paz
de mi casa”, en referencia a la separación forzada con su esposa e hijo que regresaron
definitivamente a Cuba a principios de los años 1880.131
83
El 11 de abril de 1895 José Martí desembarcó en La Playita, cerca de Cajobabo, en la
parte oriental de la isla, con Máximo Gómez y fueron recibidos por los miembros de la
guerrilla local.132 Unos días más tarde, el 15 de abril, los principales jefes
independentistas, tras una propuesta de Máximo Gómez, decidieron nombrar a Martí
Mayor General del Ejército de Liberación. “¡Gran gozo vivir entre hombres en la hora
de su grandeza!”, escribió.133
84
Martí era consciente de que la situación política y económica de España y de la
relación de fuerzas entre realistas e independentistas. En un correo al patriota
Bartolomé Masó del 25 de abril de 1895, señaló que el enemigo “ni en la Isla ni afuera
[tenía] elementos suficientes para el largo sostenimiento de sus largas y costosas
campañas, no ya para la victoria”.134 Por otra parte, el apoyo de la población a los
revolucionarios era unánime: “Los veteranos confiesan todos que jamás recibieron del
país ayuda semejante”.135
85
El 26 de abril de 1895 Máximo Gómez y José Martí transmitieron una circular a
todos los jefes independentistas para recordarles los principios que cimentaban el
levantamiento armado. Los patriotas debían oponerse a la “la devastación innecesaria y
[a] la violencia inútil”. Los insurrectos depondrían las armas sólo con “el
reconocimiento de la independencia del país”. La circular ratificó la aspiración de los
cubanos a la dignidad:
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09/08/2023, 19:48 José Martí, en nombre de Cuba
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Un pueblo americano como Cuba, con carácter y elementos de vida propios, capaz
de gobernarse por la cultura y laboriosidad de sus hijos, y unificados después de la
esclavitud en el sacrificio de la guerra, no puede continuar en la servidumbre
innecesaria de un pueblo lejano como el español […] La guerra por la
independencia de un pueblo útil y por el decoro de los hombres vejados, es una
guerra sagrada, y la creación del pueblo libre que con ella se conquista es un
servicio universal.136
Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber […] de
impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas
los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de
América. […] Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos […] más
vitalmente interesadas en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los
imperialistas de allá y los españoles, el camino que se ha de cegar, y con nuestra
sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al
Norte revuelto y brutal que los desprecia.138
Conclusión
Dos días después, el 28 de abril, Gómez y Martí recordaron la política de guerra que
debía animar a los patriotas. “La guerra debe ser sinceramente generosa, libre de todo
acto de violencia innecesaria contra personas y propiedades, y de toda demostración o
indicación de odio al español”. Las personas oriundas de la península ibérica e
instaladas en Cuba debían sentir “la confianza de que podrá vivir tranquilo en Cuba
después de la paz”. Finalmente, los prisioneros de guerra deberían ser liberados “vivos y
agradecidos”.137
87
El 18 de mayo de 1895, en vísperas de su sacrificio en combate, José Martí redactó su
última carta a su amigo mexicano Manuel Mercado. Le expresó sus temores profundos:
“España preferiría entenderse con los Estados Unidos a rendir la Isla a los cubanos”.
Había que evitar de modo absoluto “la anexión de Cuba a los Estados Unidos”.
Denunció la voluntad de dominio de Washington:
88
El 19 de mayo de 1895 José Martí cayó en el campo de honor a los 42 años de edad
durante un enfrentamiento con las tropas españolas en Dos Ríos, cerca de Palma
Soriano, mientras se encontraba con Máximo Gómez y Bartolomé Masó. Se negó a
permanecer en la retaguardia y se separó de su tropa con su ayudante de campo Ángel
de la Guardia y lanzó una carga contra el ejército español. Lo alcanzaron tres balas que
le causaron heridas mortales. El capitán español Antonio Serra Orts que mandaba a las
tropas españolas expresó su estupor al descubrir la identidad del líder cubano: “¡Pero
señor! ¿Por qué se batía Martí en vanguardia? ¿Es posible que un futuro Presidente de
la República Cubana, se bata como un guerrillero?” El 27 de mayo de 1895, José Martí
fue sepultado en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba.139
89
En 1898, tras tres años de guerra, los patriotas cubanos estaban a punto de conseguir
la victoria final contra España y conquistar al fin su independencia después de cerca de
30 años de lucha. En el momento en que el triunfo se vislumbraba en el horizonte, los
Estados Unidos decidieron intervenir militarmente en Cuba para impedir que la isla
accediera a su legítima emancipación. El Tratado de París se firmaría en 1898 entre
Madrid y Washington, sin la presencia de los cubanos que habían vertido su sangre por
conquistar su libertad. Tras tres años de ocupación militar, la Casa Blanca impuso a
Cuba la integración de la enmienda Platt en la nueva Constitución, la cual cerraba toda
posibilidad de verdadera independencia. Ésta autorizaba en efecto al poderoso vecino a
intervenir militarmente en todo momento en la isla para proteger sus intereses y exigía
de las nuevas autoridades cubanas conseguir su autorización antes de firmar cualquier
acuerdo con una potencia extranjera. Los temores de José Martí se revelaron justos y
Cuba pasó del estatus de colonia española al de protectorado estadounidense.
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Cien años después del nacimiento de José Martí, el 26 de julio de 1953, Fidel Castro
encabezaría un movimiento insurreccional de la juventud cubana, llamada “la
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Bibliographie
generación del centenario”. Ésta se reivindicaría de los ideales del Apóstol cubano, “el
autor intelectual” del ataque al cuartel Moncada, contra la dictadura de Fulgencio
Batista. El 1 de enero de 1959 triunfaría la Revolución Cubana y se realizaría el sueño
martiano de una Cuba libre y soberana. La Constitución cubana se apoyaría en “los
ideales de José Martí”140 y el Partido Comunista de Cuba se presentaría como “un fiel
sucesor del Partido Revolucionario Cubano fundado por José Martí”.141
Hombre de ideas y de acción, José Martí es ante todo el símbolo de la independencia
y de la soberanía de Cuba y el arquitecto de la nacionalidad cubana, la cubanía.
Portador de ideas universales de emancipación, echó las bases de la unidad nacional, no
sólo contra el colonialismo español sino sobre todo contra el expansionismo de los
Estados Unidos, preconizando al mismo tiempo una gran unión panamericana que
realizaría el sueño de Bolívar de la “Patria Grande”. A la vez visionario y hombre de su
tiempo, precursor del antiimperialismo, convencido de que “Patria es humanidad”,
vinculó su destino con la suerte de los humildes, “con los pobres de la tierra” como lo
clamó en sus Versos sencillos142 y fue fiel al adagio según el cual “el único autógrafo
digno de un hombre es el que escribe con sus obras”.143
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