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Para un Reaper esclavizado, matar a su amo será lo más difícil que haya tenido que hacer. Cientos de años atrás Pax fue convocado, y luego esclavizado, en la línea Beyslar. Los maestros lo han utilizado como un Reaper para matar a sus enemigos durante años. Gran parte de la fortuna Beyslar fue por su causa. Y él seguirá siendo un esclavo hasta que uno de ellos no pueda adivinar su nombre la noche en la que su servicio se desplace al siguiente Beyslar en la línea de sucesión. Él sabe que Noah, el último de los Beyslars, no será capaz de adivinar su nombre, y Pax está a la espera de ser finalmente libre de nuevo. Con el fin de ser libre, Pax tiene que matar a su maestro actual y no es una tarea que alguna vez quisiera. Durante más de sesenta años ha pertenecido a Anton, y lo ha amado más que cualquier Reaper jamás podría amar a un ser humano. Pero el hombre del que se enamoró ahora está viejo y enfermo. Obligarlo a vivir los está perjudicando a ambos y Pax sabe que pronto tendrá que cosechar a su amante y mejor amigo. Es la única manera de liberarlo, pero Pax no está seguro de si alguna vez vaya a ser lo suficientemente fuerte como para seguir adelante con la única cosa que Anton necesita. La habitación estaba tranquila excepto por el suave susurro de las cortinas de seda que se agitaban con la brisa de la ventana. Un búho ululó en algún lugar de la distancia, el sonido casi extraño interrumpiendo la quietud de la noche. Anton Beyslar estaba en la habitación que había empezado a considerar como una prisión, la misma en la que sus médicos le habían obligado a permanecer después del ataque al corazón. Habían pasado tres largos meses desde ese día en la ciudad. Había estado comprando regalos de navidad, su bello compañero joven en su brazo mientras caminaban por la zona comercial de Cherry Creek en el centro de Denver. Su compañero tomó la forma de un joven que los hombres de su edad apenas tenían la esperanza de poder conseguir su atención. Se había derrumbado justo ahí en medio de las coronas navideñas y un grupo de jóvenes chicas en vestidos de diferentes tonos de terciopelo rojo. El dolor no lo había asustado. Colapsar sin previo aviso ni siquiera había logrado sacudirlo. Al final, habían sido los ojos de Pax, tan llenos de preocupación y amor, mientras viajaba con Anton en la ambulancia, lo que le dijo qué tan malas iban a ser las cosas. Dos días en el hospital y su médico le dio la noticia que ningún hombre de noventa años quería oír. Él estaría postrado en cama durante al menos un mes, si no más. Se había roto los huesos ya frágiles cuando se cayó. Nunca volvería a caminar. No más paseos tranquilos, no más salidas al teatro, no más paseos por los jardines botánicos. Nunca más vería su rostro iluminarse con la vista de los elefantes salpicándose con polvo en el zoológico. No había ninguna razón para vivir más. Su médico le aseguró que no sería tan malo, pero Anton no escucharía. No sería empujado en una silla de ruedas. Él era un hombre de poder y gracia. Proveyó para el hombre que amaba. No sería reducido a esto. Él no iba a vivir su vida en una cama siendo atendido por la única persona a la que nunca le pediría nada. Él no soportaría la piedad en los ojos de Pax. Pero no hubo ninguna compasión por parte de Pax. Todos los demás parecían llorar ante la mera visión del hombre, una vez poderoso, reducido a nada más que un cuerpo en medio de cremosas sábanas de algodón egipcio. Pero Pax solamente le dio una silenciosa comprensión mientras enfurecía y vociferaba lo mejor que pudo. Su voz fue ahogada por el dolor, y apenas podía tirar el jarrón de cristal más de unos pocos pies pero por lo menos podía hacer eso. Pax nunca salió de su lado esas primeras semanas. Su Pax. Estaba atado a Anton, a su familia, pero eso no quería decir que Pax tenía que quedarse con él. Eso, Anton sabía que Pax lo hizo por elección. Pax no lo tocó más de lo que Anton siempre le había permitido, pero Pax parecía contentarse con sólo sentarse en silencio a su lado y ver la CNN. Las veces que había despertado en mitad de la noche para encontrar que Pax había dejado su lugar habitual por negocios de la familia eran pocos y distantes entre sí. Su trabajo había sufrido debido al tiempo que Pax pasaba con él. Él sabía que lo hizo. Pero él no enviaría a Pax lejos, tan egoísta como era, no se negaría la compañía de Pax. Poco a poco sus músculos comenzaron a apagarse. La decencia y el respeto se convirtieron en sus nuevas preocupaciones. Despidió media docena de enfermeras privadas en las dos semanas después de su primer accidente en las sábanas. Entonces había empezado a gritar. Gritó hasta que sus pulmones le dolían y su cuerpo parecía gritar con cada lívida respiración que se obligó a tomar. Él no podía morir. Sólo Pax podía hacer eso por él. Una vez más fue Pax quien vino a salvarlo de su tortura privada. De todos en la gran haciendo de la montaña, Pax era el único que no le tenía lástima. No había cambiado a los ojos de Pax y por ello estaba eternamente agradecido. Pax toleró estos nuevos repentinos arrebatos de ira y se quedó en silencio como siempre mientras Anton estallaba, maldiciendo todo lo que podía pensar. Pax no saldría de su lado. El joven que había sido su compañero constante durante casi cinco décadas se quedó con él mientras soportaba el último acto de tortura privada. Pax se limitó a asentir cuando Anton le informó que tenía que ser cambiado, pero en vez de buscar a la más reciente enfermera para él, Pax hizo otra cosa, totalmente inesperada. Las enfermeras aparentemente habían mantenido menosprecio apenas contenido ante la idea de hacer esta tarea de la más baja categoría, incluso habían terminado sermoneándolo sobre la importancia de cambiarse cada pocas horas y mantener una especie de crema espesa en su parte trasera para evitar que la piel se agrietara, a menudo causado por bacterias e incontinencia. Pax, su maravilloso pequeño príncipe, se había limitado a asentir, dejó a un lado la guía de televisión que estaba consultado y sacó la sabana justo lo suficientemente abajo para cambiar la almohadilla debajo de Anton. Pax era rápido, meticuloso y eficiente. Nada se dijo después, Pax jamás había dicho más de unas pocas palabras a la vez de todos modos. Pax limpió, se lavó las manos, y volvió para elegir una película para que vieran. Una vez más estaba agradecido por la constante compañía de Pax. Una luminosa mañana de sábado a principios de abril llegó el correo junto con un visitante más inesperado. El joven señor Pince, su abogado, llegó paseando, durante la mitad de su programa de cocina de PBS. Tomó el mando a distancia de la mesa de noche, hizo clic en el televisor sin decir una palabra, y se sentó en la silla de Pax. Anton apenas contuvo su mirada de desprecio mientras esperaba que el hombre terminara de sacar el aluvión de papeles del maletín de cuero marrón a su lado. "Como sabe, Sr. Beyslar, señor, he estado buscando un heredero para usted desde su um... su accidente" dejó caer, para gran diversión de Anton. "Usted no tiene niños ni hermanos. Sus padres también eran hijos únicos. Pero la hermana de su abuelo tenía un hijo. Y ese hijo tuvo dos hijas, que a su vez tuvieron hijos, y luego nietos y finalmente bisnietos. He conseguido localizar a uno de estos bisnietos, un joven de unos veinte años". Anton resopló con rapidez ante eso. "¿Veinte? ¿Y eso remotamente un pariente? Seguramente..." Sacudió la cabeza con desdén. El Sr. Pince se limitó a mirarlo hacia abajo, sus ojos se estrecharon. "Puedo asegurarle, señor, que no hay nadie más. Tomó meses realizar un seguimiento de este niño, y tuve un departamento entero en esto. Ahora, me he tomado la libertad de ponerme en contacto con él-" "Sin consultarme primero, ya veo." "Señor, no haynadie más." El abogado habló lentamente, puntuando cada palabra como si le estuviera hablando a un niño reacio que se negaba a ir a la cama a tiempo, insistiendo en tener tan sólo unos minutos más de televisión con papá. Cuando no hubo más debate por parte del hombre en cama, continuó. "Él ha aceptado venir aquí, para reunirse con usted. Incluso estuvo de acuerdo en asumir las responsabilidades de la haciendo y todo lo que va con ella con una pequeña condición". "Estoy seguro que la fortuna no le molesta tampoco," Anton se quejó con una mirada hacia el techo. "No, estoy seguro de que ayudó bastante en su decisión. Verá usted, su pareja está muy enfermo. El hombre tiene cáncer, lo ha tenido durante años. Él es terminal, señor. El único requisito del muchacho para tomar esta posición es que a su pareja se le permita permanecer aquí también". Los ojos de Anton se oscurecieron peligrosamente. "No voy a tener un aluvión de enfermeras invadiendo mi casa." "Entonces tal vez su joven enfermero podría..." "Esta fuera de la cuestión. Pax no es un enfermero. Y yo ciertamente no lo emplearé para cuidar al amante de este muchacho o a cualquier otra persona para el caso. Deja a Pax fuera de esto" gruñó. "¿Pero no es él la razón por la que realmente estamos teniendo esta conversación en absoluto? Para que no se quede sin... alguien," tanteó el Sr. Pince. Fue interesante para Anton ver al Sr. Pince tan incómodo. Pax puso a mucha gente incómoda, simplemente por ser mencionado, y a menudo era la única fuente de entretenimiento que Anton tenía. El Sr. Pince no conocía la relación que tenían o cómo Pax estaba ligado a la familia Beyslar, pero supuso que el señor Pince había descubierto ahora que Pax no era un cazafortunas, ya que él y Pax nunca se había casado. Sin embargo esperaba que el Sr. Pince viera que había amor entre ellos, aunque no del tipo romántico. "Trae al muchacho aquí, entonces, si es necesario. Él y su amante pueden permanecer en la suite oeste. Mi personal les mostrará a sus enfermeras a entrar por ese acceso. Si decido que es aceptable..., él puede quedarse y vamos a firmar los papeles a continuación. Dile que su estancia depende de mi compañero sin embargo. Pax tomará la decisión final. Es su vida de la que estamos hablando, después de todo, como has decidido señalar". "Sí señor." "Ve ahora, Sr. Pince. Deseo hablar con Pax en privado". Ante la mención del joven la cabeza del hombre se disparó de los documentos que revisaba. Miró a su alrededor rápidamente, perdiéndose la divertida sonrisa en el rostro de Anton mientras una mirada de nerviosismo se asentaban en sus características bien curtidas. Se excusó y se fue rápidamente en una ráfaga de un traje de lino prensado y papel aleteando. Pax caminaba en silencio por las sombras, pareciendo casi deslizarse hacia él. Sus ojos oscuros atraparon a Anton por un instante antes de acurrucarse en la silla, su largo manto negro extendiéndose sobre sus tobillos. Anton no podía imaginar donde había ido Pax y parte de él no quería saber. Tan egoísta como era, no podía pensar en Pax teniendo una vida fuera de su casa. Su mirada se desvió al inerte control remoto de la TV en sus dedos. Le cambió a las noticias ya que el hombre había arruinado con eficacia su estado de ánimo como para ver cocina. "¿Qué opinas?" Comenzó lentamente. La mirada fija de Pax se volvió hacia él, y se encogió de hombros casi imperceptible. "Esta es tu elección también." Los labios llenos de Pax ascendieron en una sonrisa juguetona que no pudo ayudarse a devolver. "Oh, está bien entonces. ¿Debo tomar todas las decisiones?" Pax asintió rápidamente antes de volver a las noticias. No podía detener el suspiro que salió de sus labios. La mirada de Pax volvió a encontrarse con la suya, con la frente arrugada y sus ojos oscuros, mientras lo miraba como si estuviera considerando a Anton mientras yacía allí. "Me preocupo por ti, querido," dijo en voz baja en respuesta a la pregunta no formulada de Pax. "¿Qué será de ti después de que me haya ido?" Él se levantó de la silla, yendo a descansar junto a la cabecera de la cama. En un aleteo rápido de su delgada capa, Pax estaba de rodillas junto a Anton, sus labios rozando contra la curva de su oreja. "Confía en ti mismo como yo confío en ti." La voz susurrada de Pax era suave y delicada, llena de confianza y fuerza. Él sonrió débilmente. "Necesito que este bien para ti, sin embargo," contestó. Anton odiaba cómo su aguda respiración le hacía sonar como si se quejara. Volvió la cabeza ligeramente, lo suficiente para reunirse con los ojos casi negros de Pax. Pax asintió con la cabeza y presionó suavemente sus labios contra su mejilla. Fue el más elemental de los besos, pero era más que suficiente para hacerlo sonrojar como un escolar. En algún lugar de la sala, el viejo reloj de caoba dio la hora. Anton no tenía necesidad de ver el reloj para saber que era medianoche. El tiempo era algo gracioso cuando uno tiene más edad y las horas parecían deslizarse a través de sus dedos. Una mirada a Pax junto a él le anunció, con pesar, la hora en el instante en que su piel empezó a brillar débilmente. Echando un vistazo a los ojos por lo general suaves de Pax lo confirmó mientras se oscurecían en el duro ónix de la criatura en la que se convertía cada noche. Más que humano, pero inferior a los ángeles, no estaba seguro de qué nombre darle a la belleza mortal junto a él. Era todavía Pax, su perfecto compañero, pero ahora era mucho más que eso. Pax inclinó la cabeza hacia la izquierda en una pregunta silenciosa. Anton asintió una vez, una acción corta, sencilla pero era más que suficiente para él. Pax le dio la más débil de las sonrisas antes de levantarse con gracia a sus pies. Los zapatos con suela blanda de Pax cepillaron ligeramente contra el suelo de madera. La mirada de Anton lo siguió hasta la ventana abierta. Las cortinas transparentes revoloteaban alrededor del cuerpo esbelto de Pax en la brisa mientras Pax miró a los jardines y fuentes en los que Anton acostumbraba caminar con él. Pax se encontró con sus ojos por última vez antes de permitir que su cuerpo se desvaneciera en las sombras. El viaje duró el tiempo que tardó en formar el pensamiento. Pax imaginó el lugar en el que quería estar y antes de que pudiera completar esa imagen mental su cuerpo ya había comenzado a desvanecerse. Cuando abrió los ojos de nuevo, el cómodo dormitorio de Anton se había ido, y él estaba de pie fuera de un hospital grande cerca del centro de Denver. La señal de color rojo brillante por encima de él decía: Hospital de Niños. Los años de experiencia le dijeron el camino que debía recorrer una vez que estuvo en el interior del vestíbulo. Giró a la derecha a través del conjunto de puertas dobles, y luego otra vez a la derecha en el primer pasillo y tomó el segundo ascensor a su izquierda. Las pocas enfermeras a las que Pax pasó nunca lo notaron. Si eran inusualmente perceptivas, podían sentir un escalofrío si llegaban a estar demasiado cerca de él, pero muy pocos humanos podían verlo como en realidad era. Anton era el único a quien le permitía estar cerca de él. Y por una buena razón. El ascensor azul de gran tamaño se detuvo en el quinto piso, y Pax se obligó a soltar el aliento que había estado conteniendo. Toda una vida de práctica difícilmente podría disminuir el dolor de lo que estaba a punto de hacer. Al bajar del ascensor, giró a la izquierda y comenzó a caminar por el pasillo blanco con su exasperantemente feliz mural con animales pintados para hacerle compañía. Pax se preguntó si la familia del niño que eligió esta noche odiaría esa escena tanto como él lo hacía en ese instante. Incluso sin las numerosas señales, habría reconocido la atmósfera tenue del ala deoncología. Pax caminaba lentamente, tomándose su tiempo al pasar por cada una de las docenas de habitaciones en el largo pasillo. Se detuvo frente a una de muchas, pero sólo una capturó y mantuvo su atención por más de un instante. Era una habitación anodina idéntica a todos las demás a excepción de la pesada tristeza que flotaba como una niebla sobre la cama individual junto a la ventana. Pax entró con cautela, con la mirada fija en el frágil niño enterrado debajo de las sábanas. Se puso de pie a lado de la cama, mirando hacia abajo en la cara pálida de una niña que no podía tener más de siete. Los ojos de la niña se abrieron, y cuando la bruma del sueño se levantó, su mirada se centró de lleno en Pax. Estaba acostumbrado a la sorpresa que la chica mostró, pero era la aceptación silenciosa lo que siempre formó un nudo en su estómago. "¿Cuál es tu nombre?" le preguntó Pax. "Jillian Myers. ¿Cuál es el tuyo?" la chica respondió débilmente, su pequeña voz recatada con buenos modales. "Pax." Estaba tan pálida, tan débil. Tan acerca de la sombra de la muerte. "¿Está cansada, Jillian?" La muchacha asintió. "¿Qué eres?" "Eso, querida, llevaría demasiado tiempo para explicar. ¿Sabes por qué he venido? " De nuevo la niña asintió. "Estoy enferma." "Sí, estás muy enferma. Tienes que tomar una decisión esta noche. Puedes venir conmigo o te puedes quedar aquí. ¿Qué te gustaría?" preguntó Pax con suavidad. Al inocente siempre se le daba una elección. Esa era la única forma en que se los llevaría. No todos los de su especie tenían su moral. Pero, de nuevo, no hablaba por los demás tampoco. "¿Dolerá?" Los ojos de la niña estaban temerosos. Ella ya había sufrido demasiado dolor en su corta vida. Pax sintió una pequeña chispa de felicidad por poder poner fin a ese dolor si la niña lo elegía. "No, eres una inocente." La niña asintió una vez más, una sola lágrima corría por su mejilla. Su decisión había sido tomada, por su propia voluntad. A pesar de que no había dicho las palabras, Pax sabía lo que había elegido. "¿Quieres decirle adiós a tu madre antes de que nos vayamos?" Los ojos de la niña se abrieron. "¿Puedo?" Pax asintió y sonrió suavemente a la niña. "¿Cómo?" "Piensa en tu madre, lo que te gustaría decirle, cada pensamiento que te gustaría enviarle. Voy a hacer el resto" respondió Pax rápidamente. La niña cerró los ojos con fuerza y comenzó a concentrarse. Pax puso un dedo frío contra la sien de la chica. Su otra mano en posición horizontal, la palma hacia arriba, una niebla blanca fría formándose por encima de sus pálidos dedos. La niebla brillaba y fluía, arremolinándose mientras la niña siguió concentrándose. Pax podía ver destellos de imágenes desde el pequeño cuerpo por debajo de él. Había fiestas de cumpleaños y limonada rosa, casas de muñecas y pequeños gatitos grises. El amor y una infancia corta, demasiado corta. Después de unos pocos minutos más, la niña abrió los ojos y el vapor, tan grueso como una densa niebla por los pensamientos y recuerdos que lo elaboraron, flotó en el aire fresco de la noche a través de la ventana abierta. "¿Qué pasará ahora?" Le preguntó la niña después de que la nube blanca plateada hubiera desaparecido de su vista. "¿Alguna vez has deseado poder volar?" replicó Pax con una pequeña sonrisa. El rostro de la niña se iluminó, y levantó los pequeños dedos para encontrarse con el frío tacto de Pax. Intercambiaron sonrisas antes de que Pax se inclinara hacia adelante y besara la frente de la niña. Veinte minutos más tarde Abigail Myers despertó de un sueño maravilloso de los recuerdos que compartía con su hija. El teléfono sonó y de repente entendió el camino de su hija para decir adiós. A la mañana siguiente Anton abrió los ojos a su escena favorita de domingo por la mañana. Pax sentado junto a él, una larga túnica veraniega extendida al azar alrededor de él mientras bebía una taza de té de menta. La luz del sol por la mañana temprano jugaba contra el cabello de Pax mientras miraba a la pantalla del televisor negro. Pax se veía hermoso, sin tratar en lo más mínimo. Su apariencia casi humana estaba perfectamente en su lugar, sólo el suave brillo etéreo de su piel demasiado pálida lo podría delatar. Pero Anton sabía bien que la gente sólo veía lo que quería y un hombre hermoso con la piel pálida era mucho más fácil de aceptar que una criatura inmortal con apariencia humana. Pax pareció saber que estaba despierto mucho antes de que lo saludara. Le ofreció a Anton una suave sonrisa a cambio antes de encender las noticias. Pax parecía tenso con los acontecimientos de la noche anterior que se movían a través de la pantalla. La mujer con el traje de lana fea informó que un asesino convicto había sido fatalmente apuñalado por otro recluso. Anton miró a Pax, una sola ceja levantada cuestionándolo. Pax asintió una vez. "Bien, estoy seguro de que se lo merecía" dijo Anton rápidamente, sin necesidad de confortarlo. "¿Quién fue el otro?" "Una niña inocente," Pax respondió en un susurro suave. Anton asintió. No era de extrañar que Pax estuviera tan tenso. Siempre le dolía más tomar a los niños, como si una parte de Pax dejara este mundo con ellos cada vez. Deslizó una callosa, arrugada mano en Pax, y apretó suavemente en señal de aprobación silenciosa. Era lo menos que podía hacer para agradecerle a Pax todo lo que hizo. Anton sonrió suavemente para sí mismo y acarició al pequeño atigrado gris encrespado perezosamente sobre su regazo. A pesar de la respiración constante y los ojos cerrados del animal, el hombre no se dejó engañar pensando que estaba dormido. Noah entró en su habitación y pareció detenerse por un momento mientras su mirada vagó por los finos accesorios y telas de lujo a su alrededor. Anton observó cómo el joven se dio la vuelta lentamente en el centro de la sala, tomando ansiosamente todos los detalles. Anton rió secamente y agitó su mano libre a Noah, haciéndole señas para sentarse en el sillón junto a la cama. Noah acató al instante, su mirada cayó sobre el gato cuando el animal se incorporó y se estiró, ya no le interesaba fingir dormir. Aunque el gato estaba despierto, no se movió del regazo de Anton mientras continuaba acariciando su piel densa. "No me di cuenta que era dueño de un gato," dijo Noah a modo de conversación, cuando pareció sentirse cómodo en la silla. Los huesudos dedos de Anton se cerraron alrededor del lado de las orejas del gato, rascándolo suavemente mientras sonreía cálidamente a Noah. El ronroneo de satisfacción del gato resonó en la habitación. "Él va y viene a su antojo, así que casi no me llama propietario. ¿No te gustan los gatos?" "No sé, pero Seth, mi pareja, es alérgico." "Ya veo. Pues bien entonces, él se asegurara de mantenerse alejado. ¿Verdad, Pax?" Las cejas de Noah ascendieron considerablemente. "¿Pax? ¿Usted nombró al gato como su amigo?" "Sí. Pensé que era apropiado, aunque no necesariamente llamaría al hombre un amigo". "¿Oh? Su abogado dijo que estaban bastante cerca. Creo que simplemente asumí-" Noah dejó caer el pensamiento y rápidamente cerró la boca. El gato estaba mirándolo abiertamente ahora. Anton fue inalterado por Pax mientras frotaba entre los omóplatos del gato. "Bueno, en lo que respecta a los abogados, no suelo dar mucho crédito a lo que dicen. Pero en cuanto a lo que dijo, sí, Pax y yo somos muy cercanos. Dime, ¿qué has oído hablar de él?" Noah se removió en la silla como si estuviera poniéndose incómodo con su conversación. "Seguramente no me llamó aquí para hablar de su amigo," dijo dudosamente. "¿Y por qué no? Esto es importante para mí, así que por favor complace a un anciano y responde a la pregunta". Noah apretó los labios antes de contestar. "Su abogado es el único que ha mencionadoa Pax". "Eso no es del todo sorprendente teniendo en cuenta la gran boca del hombre. ¿Por lo tanto, que tuvo para decir?" "Sólo que Pax tiene un contrato con usted y que ofrece servicios de..." dijo, con la voz torpe mientras sus mejillas se ponían rojas. "Y que es hermoso" agregó rápidamente. El gato dejó escapar un silbido bajo, lo que sobresaltó al muchacho. Cuando Noah se reunió con la feroz mirada de Pax, su cola comenzó a latir con furia contra la pierna de Anton. Rió suavemente y acarició la cabeza de Pax. "Tranquilo, querido, no pretendió faltar al respeto." Para Noah dijo, "Vaya, vaya, él ha estado hablando de más, ¿verdad? Déjame explicártelo entonces. Lo más obvio y más fácil de decir sobre Pax es su belleza. Llamarlo simplemente hermoso es prácticamente un insulto. Pero él es tímido y necesita tiempo para adaptarse a nuevas situaciones, así que no lo empujes. El Sr. Pince tiene razón, sin embargo, tenemos un contrato. Pax me proporciona casi nada más que una simple compañía. A cambio lo mantengo a salvo, le doy un lugar para relajarse, y trato de ayudarlo lo mejor que puedo". "¿Por qué me está diciendo esto?" "Porque, mi muchacho, después de que me haya ido el contrato que tengo con Pax pasará a ti." "¿Qué?" jadeó. "El contrato, verás, no es conmigo, es con mi familia. Como mi último descendiente vivo, el contrato será contigo una vez que esté muerto". "Pero ¿qué pasa con Pax? Ni siquiera nos hemos conocido" gritó el hombre. "Él pude negarse. Y yo ni siquiera sé lo que implica el contrato". Anton despidió sus preocupaciones con un movimiento de su arrugada mano. "Pax te aceptará, tiene poca opción en la materia, y además él quiere hacerme feliz. En cuanto a tus funciones, realmente no es mucho lo que tienes que hacer. Sólo asegurarte de que siempre tiene un lugar en esta casa, alguna parte en la que pueda estar solo para estar feliz". "Entonces, ¿ya tiene una habitación?" Preguntó Noah. "Sí, aunque es cierto que es más un espacio de almacenamiento para sí mismo más que cualquier otra cosa. Quiero que seas bueno con él Noah, como he tratado de serlo todos estos largos años. Llevarlo a lugares, comprarle cosas, tratarlo bien. Eso es todo lo que espero de ti. Aunque estoy seguro de que tratará de rechazarte al principio, así que dale tiempo y paciencia". "Pero, señor, no soy un hombre rico, y Seth, no sé cómo reaccionaría conmigo llevando a otro hombre fuera. Sobre todo si parece que es una cita". "Tu amante es tu problema, pero por el dinero, no tienes que preocuparse acerca de un asunto tan trivial. Hay una cuenta sustancial que he creado sólo para el cuidado y los gastos de Pax. Él significa el mundo para mí. Tengo que asegurar su futuro". "Y sin embargo, ¿dice que los dos no son realmente tan cercanos?" "La amistad es una calle de dos vías, muchacho," Anton respondió con tristeza. "¿Entonces Pax no devuelve su afecto?" Presionó Noah. Anton sonrió lentamente y con aire ausente acarició al gato. "No piense mal de él. Pax hace todo lo que puede, pero su vida y su pasado son complicados. Cuando llegues a conocerlo vas a entender mucho más de lo que mis simples palabras te pueden decir". "Si usted lo dice, señor" respondió Noah, viéndose escéptico. "¿Hay algo más? Es casi la hora de la medicación de la tarde de Seth. Me gustaría estar allí para asegurarme de que todo está bien". Anton sonrió cálidamente al joven. Su corazón estaba en el lugar correcto y era una suerte que Pax no fuera un hombre celoso por naturaleza. Estaba casi seguro de que este trozo de hombre cuidaría muy bien de Pax después de que él se hubiera ido. "Si, por supuesto. No me había dado cuenta de lo tarde que se había hecho. Ten una buena tarde", dijo Anton, descartándolo. Noah le dio las gracias y se disculpó en voz baja. Mucho después de que el hombre se hubiera ido, el gato permanecía acurrucado en el regazo de Anton, ronroneando con alegría. A la tarde siguiente Pax se quedó mirando al otro lado de la cama a Noah. Anton estaba entre ellos, una pequeña y divertida sonrisa en sus labios erosionados. El joven se sentó, sus cautelosos ojos rígidos fijos únicamente en el hombre pálido. Sin apartar los ojos de él, Pax deslizó su delicada mano dentro de la del hombre viejo, sus largos dedos trazando círculos lentos contra la palma de su mano arrugada. Anton ajustó sus dedos alrededor de los de Pax, apretando suavemente. "Pax," el hombre jadeó, "conoce a Noah." "Es... un placer conocerte," dijo Noah a Pax, sonando incierto. "Pax es especial, importante," dijo Anton cariñoso, sus ojos vidriosos mirando a Pax desde su lugar de descanso en la cama. Su mano libre llegó al brazo de Pax, acariciando suavemente la suave piel alrededor de su muñeca. Aunque sus ojos nunca dejaron a Noah. "Sí, lo mencionó antes, señor" respondió Noah, pareciendo incómodo. "Así que... um... Pax... yo..." Noah enrojeció. Pax sólo continuó mirándolo con suavidad. Su mirada era firme, sin parpadear. Pax no había hablado en absoluto. Él solo veía a Noah como si fuera un bicho un poco interesante, pero un poco más importante que eso. "Te gusta el zoológico ¿verdad, Pax?" Dijo Anton, tratando de llamar a los dos en una conversación, aunque obviamente era tensa. Pax se encontró con los ojos del anciano brevemente. "Sólo estoy tratando de ayudar, querido. Él te llevará fuera, te llevará de compras. Te gustará eso de nuevo. No me puedo imaginar que vayas a disfrutar estar encerrado aquí con este frágil cuerpo mío". Pax frunció los labios en una aparente agitación, aunque fue sólo por un segundo antes de que su cara lisa se relajara una vez más. "Así que... el zoológico, ¿eh?" Noah intentó de nuevo traer a Pax en la conversación. Pax asintió distraídamente, su mirada no titubeaba de Anton. "Y las compras," continuó Noah. Su tono era dudoso. Pax suspiró con irritación. Anton dirigió una firma mirada hacia él. Cuando Pax continuó mirándolo con suavidad él llevó un frágil, marchitado dedo hasta la nariz de Pax y la golpeó en una juguetona amonestación. Pax arrugó la nariz por un segundo mientras sus ojos se arrugaron en alegría. Un latido de corazón más tarde, su rostro era suave como el cristal de nuevo, revelando nada. "Estás poniéndolo nervioso," Anton reprendió a Pax. "Déjalo entrar. Recuerdas lo que fue para mí cuando nos conocimos por primera vez, ¿verdad? Estaba tan nervioso ese día. Al igual que un escolar. No lo hagas esperar y pagar por tu malestar porque envejecí". Pax le sonrió cálidamente. Obviamente, era un aficionado a la memoria compartida. Incluso se pavoneó un poco debajo de su castigo. "Déjalo entrar," dijo de nuevo Anton. Tosió, un sonido de confusión que causó que Noah se estremeciera. Él estaba empeorando. "Llévalo a conocer a tu marido," dijo Anton cuando se secó la boca con un pañuelo. Cuando la retiró había sangre en la tela blanca. Noah pareció como si quisiera protestar, pero Anton ya se había dado la vuelta. Le dio a la mano de Pax una palmada y le hizo frente a una débil sonrisa para él antes de cerrar los ojos y dejar que su sueño lo sostuviera. Pax siguió en silencio a Noah mientras conducía el camino al conjunto de habitaciones que le habían dado para compartir con Seth. Pax no necesitaba que le mostrara a dónde iban. Él conocía muy bien esta casa después de estar allí durante tanto tiempo. Y más que eso, Noah no parecía querer a Pax en cualquier lugar cerca de él, o de Seth. "No te quiero cerca de Seth," Noah escupió. "Él es demasiado bueno para ti." Pax simplemente siguió observándolo en silencio, sin parpadear. No le importaba lo que pensara Noah de él o de cualquier otra cosa. "Y tú eres escalofriante" continuó infantilmente. Ese poco de fuego dentro de Noah lo hizo sonreír. Pax se volvió rápidamentey, antes de que Noah pudiera detenerlo, abrió la puerta y estaba a medio camino a la cama de Seth cuando Noah finalmente lo alcanzó. Aunque los ojos de Seth estaban llenos de confusión y preocupación, Pax con gracia subió a la cama y se sentó con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en el estribo. Las piernas de Seth cubiertas con mantas se presionaban contra las caderas de Pax. Noah extendió la mano para agarrar el brazo de Pax y tiró de él fuera de la cama, pero la voz tranquila de Seth lo detuvo. "¿Qué has dicho?" Noah le preguntó. "Has venido a llevarme. ¿No es así?" Seth repitió, pero estaba mirando sólo a Pax. Su voz estaba débil por el miedo, pero había un indicio definitivo de resignación. Pax negó con la cabeza. Seth pareció calmarse un poco, pero la tensión estaba todavía con él. "Noah querido, déjanos por un rato, ¿podrías por favor?" le preguntó Seth. "No creo que sea una buena idea" argumentó Noah. Seth sonrió. "¿Por favor?" Con un encogimiento de hombros, Noah empezó a retroceder hacia la puerta. "No me gusta, pero si estás seguro." "Lo estoy. No habrá ningún problema," Seth le aseguró. Noah dejó la habitación en silencio. "Tú eres uno de ellos. ¿No es así?" exigió tan pronto como él y Pax estuvieron solos. "¿Uno de quién?" le preguntó Pax. Seth se estremeció. "Esas personas... personas de la muerte. Mi abuela me dijo acerca de ellos cuando era un niño. Ella era del viejo país. Dijo que personas venían y se llevaban a los enfermos. Tú tomas personas". Pax le dio a Seth una suave y triste sonrisa. "Me preguntaba cómo sabías lo que era. A menos que creyeras en una cosa como yo y esperaras ver una, como lo haces, no habrías visto el verdadero yo hasta que fuera tu tiempo". Seth lo miró con triunfo. "Así que lo admites. Eres una persona de la muerte". Pax se encogió de hombros. Lo que este hombre optó por llamarlo apenas era la cuestión más importante a la mano, a pesar de que "persona de la muerte" tenían un cierto aire al mismo tiempo no le importaba. "Probablemente tienes preguntas," dijo Pax, resignado. La gente siempre tenía preguntas. Seth asintió. "¿Qué estás haciendo con mi marido?" Pax apenas se abstuvo de farfullar una risa. "¿Puedes preguntar sobre el cielo o lo que el diablo considera un buen día y tu mayor preocupación es si estoy o no interesado en tu marido? ¿De verdad crees que yo, uno de los llamados "personas de la muerte", en realidad tiene la intención de tener una cita con un ser humano?" Su tono era burlón y feroz, pero no dejaba lugar a la discusión de este hombre. Aunque Seth enrojeció, probablemente por la vergüenza, asintió. "Eres hermoso. Y joven y yo soy-” "El hombre que ama," Pax le dijo sólidamente, su tono no dejando ninguna duda. Seth sonrió con cautela. "¿Así que realmente no quieres a mi marido?" "Por razones que no voy a explicarte, en este momento o posiblemente nunca, necesito un alma humana para atarme. Estoy obligado a la línea Beyslar y mi vínculo ha pasado a él. Es joven y tendrá una natural larga vida en lo que respecta a los humanos. Estaré ligado a él por más o menos sesenta años, hasta que muera y luego, con nadie más en la línea de Beyslar para mantener mi contrato, lo dejaré. Él me proporcionará un lugar para alojarme dentro de esta casa cuando yo lo necesite y a mi maestro Anton le gustaría que saliera conmigo para entretenerme. Esas son las condiciones de mi existencia aquí. ¿Cumplen con tu aprobación?" "¿Vas a cuidar de él?" Pax alzó una ceja interrogante a la pregunta de Seth. "Después de que yo... Después de-" "Mueras" Pax suministro. Seth tragó saliva con nerviosismo. Pax frunció el ceño con ferocidad. "Ustedes tontos humanos y su miedo a la muerte. Todo debe morir. Nada debe ser forzado a vivir para siempre, para observar el cambio mundial en un ciclo interminable de monotonía. Valora tu muerte, tu finalización. No lo desprecies por aquellos que lo desearías para ellos mismos". Seth se echó hacia atrás ante las palabras de Pax. "¿Es eso lo que quieres? ¿Quieres morir? Porque te digo que no es tan divertido desde este extremo. Me dices que no me sienta mal por morir pero ¿eres tan insensible como para que no te importe que estoy sufriendo? ¿Por qué no puedes sólo tomarme ahora?" Le gritó mientras las lágrimas llenaron sus ojos. "Debido a que no estás listo," le dijo Pax simplemente mientras las puertas se abrieron y Noah se precipitó. "¿Qué pasó?, " le preguntó a Pax cuando tomó a su marido llorando en sus brazos, frotando círculos calmantes sobre la espalda y los hombros de Seth mientras el hombre luchaba para tragar aire. "Yo sabía que no debería haberte dejado solo con él, eres una amenaza y un monstruo" continúo cuando Pax se mantuvo en calma. "Quiero que te vayas. Ahora." Pax en silencio se levantó de la cama y luego se bajó de un salto, sus pies apenas hicieron ruido al aterrizar en el piso de madera dura. Se fue sin decir una palabra y cerró la puerta con la suave voz de Noah consolando a su marido. Dos semanas más tarde Pax yacía junto a Anton mientras una brisa fría soplaba a través de su dormitorio. "Se ha firmado el papeleo. Ahora eres de él" Anton le dijo, aunque Pax ya sabía que eso era cierto. Podía sentir la transferencia, como lo había hecho el día que el tío de Anton había muerto y Anton se había hecho cargo de su contrato. Una tos pasó a través de su cuerpo, y Pax sabía que era el momento, pero no estaba listo para decirle adiós tan pronto. "Cuando tomé a tu tío, estaba contento por ello, porque significaba que iba a ser tuyo," Pax lo reveló por primera vez en todas sus décadas juntos. Casi ochenta años y nunca habían hablado de la noche en que Pax mató a su maestro anterior. "Yo era apenas un hombre y me dijiste que las cosas estarían bien", respondió Anton, sonando como si recordaba esa noche también. "Esa fue la primera vez que te metiste en mi cama. Eras tan hermoso, siempre tan hermoso. Nunca podría haberte rechazado". Pax puso su brazo sobre el pecho de Anton y presionó la palma contra los latidos del corazón ralentizado del hombre. "Tu tiempo será pronto, aunque creo que no hace falta que te lo diga. No quiero a este niño Noah. No debería haberte mantenido para mí. Deberías haber conocido a una mujer, casarte con ella, tener hijos. " "¿Y pasarte a uno de mis hijos? No. Tuve una vida amándote. Lo que siempre quise fue tenerte." Una tos particularmente desagradable lo levantó de la cama, y Pax cerró los ojos mientras apretaba la mano con más fuerza contra el pecho de Anton. "Voy a hacer esto sin dolor para ti," le prometió Pax. Anton era un inocente, había estado asegurándose discretamente de eso desde que Pax lo reclamó para sí mismo. No vería a Anton pasar una eternidad siendo torturado. Ya era bastante malo que estuviera perdiendo a Anton lentamente ahora. "Sé que lo harás. Hazme un favor, ¿sí?" le preguntó Anton. Pax levantó la cabeza para poder mirar a Anton a sus ojos. "Cualquier cosa." Había cosas que simplemente no podía hacer y limitaciones de su poder, pero él no se lo mencionó en ese mismo momento. Lo único que le importaba en ese momento era que Anton necesitaba algo de él y Pax tenía muy poco tiempo para darle lo que quería. Habría hecho cualquier cosa, dado cualquier cosa por Anton. Había sido el maestro de Pax, pero también su amigo y su amante. Había sido su confidente en las buenas noches y alguien que lo sostuvo en las peores. Y la única cosa que Pax podía hacer por él era hacer su muerte lo menos dolorosa posible. No era justo y no estaba bien, pero la muerte no era algo con lo que cualquier humano podría luchar. Era una marea que Pax y los suyos pudieron controlar y contener, a veces, pero incluso ellos no podían retenerla por siempre. "Dale a un anciano un beso, por última vez," Anton le pidió. Paxse inclinó y apretó sus labios con los de Anton y, por un momento, él no tenía noventa y dos. Él tenía veintitrés años de nuevo y estaban sentados en el vagón privado que Anton había alquilado para ellos en su viaje de la ciudad de Nueva York hacia Denver. Se besaron mientras el calor de su cuerpo llenaba el coche. Bellas imágenes de la región central de América pasaron justo fuera de la ventana, pero ninguno de ellos se había preocupado ya que sus ropas cayeron al suelo en montones desordenados y sus jadeos, y palabras febriles llenaron el pequeño espacio. Hacer el amor en el tren había sido un punto culminante de la vida de Anton y fue una memoria que Pax disfrutaba compartiendo con él por última vez. Cuando levantó la boca de la de Anton y miró hacia el rostro de la única persona que había amado, Pax se encontró capaz de llorar por primera vez en su excepcional, tortuosa larga vida. "Adiós" susurró. Anton se había ido en su sueño con el mejor recuerdo en su mente. Era lo mejor que podía hacer por él, y sin embargo, Pax todavía se sentía tan inútil cuando se enfrentaba con tanta muerte. En el mes que transcurrió desde la muerte de Anton, Noah no había llevado ni una sola vez a Pax al zoológico o a dar un paseo por los jardines, pero Pax no lo culpaba. Todos los días Seth se puso más débil, acercándolo al momento en que Pax iría a visitarlo. No tenía ganas de tomar la vida de Seth, o lo que sucedería después, cuando hiciera a Noah tan miserable como él se estaba sintiendo en ese momento. Pero la muerte, él lo sabía, era sólo una parte tan importante de la vida como lo era nacer y luchar contra esa verdad no llevaría a ningún lugar. Se quedó cerca de la habitación de Noah y Seth después de la muerte de Anton. El tiempo de Noah se acababa y Seth no tenía mucho tiempo tampoco. Pax prolongaría las cosas tanto como pudiera, pero llegaba un momento en la vida de todos que mantenerlos vivos era más doloroso para ellos que la muerte. Seth se acercaba a ese punto de manera constante. Y cada día Pax extrañó a Anton. Visitó la tumba de Anton, se sentó en su cama vacía, y les dio a las criadas una mirada asesina cada vez que trataron de hacer cualquier cosa en la habitación de Anton. Estaba polvoriento y estaba empezando a oler mal, pero a Pax no le importaba. Así era como Anton la había dejado y era la forma en que se quedaría. Si Noah quería cambiar algo cuando se convirtiera en el maestro, Pax no podría hacer nada al respecto. En este momento Noah no era su amo, y el agarre de Anton estaba todavía en torno a él, a pesar de que disminuía cada día como un trozo de cuerda lentamente deshilachándose y desgastándose hasta que no quedaba nada sosteniéndolo. Pax quería agarrarse a esas cadenas, para mantenerlas cerca porque lo conectaban a Anton, pero el tiempo pasaba tanto si él lo quisiera como si no. Ese era el camino del tiempo, tal como lo era su muerte. Y a los treinta días desde la muerte de Anton, Pax tenía a una criada llamando a Noah abajo para que pudiera colarse en sus habitaciones. Él cerró la puerta tras de sí y se dirigió en silencio hacia la cama, donde Seth estaba tanto como Anton estuvo en sus últimos días. Sólo que Seth parecía desesperado por el tipo de alivio que Pax podría darle, y Anton había tratado muy duro no sucumbir a sus enfermedades. "Hola," dijo Pax mientras se acercó lo suficiente como para que Seth lo viera con su mirada vidriosa, la muerte cubriéndolo. "Entonces..." jadeó. "No te has olvidado de mí después de todo. Me preguntaba donde habías ido". Pax se encogió de hombros y se apoyó contra la cabecera. "¿Debería haber venido antes? ¿De verdad quieres dejar a tu Noah tan pronto?" Seth sacudió la cabeza y llevó una debilitada, huesuda mano hacia Pax. La tomó entre las suyas y luego se sentó en la cama. "Sabes que no tenemos mucho tiempo. Noah regresará rápidamente. Él no dejará tu lado por mucho tiempo". "Y no estar aquí conmigo va a matarlo." Era una forma de hablar, que hizo a Pax sonreír, porque eso no sería lo que lo mataría. Pax tendría que honrarse a sí mismo. "¿Estás listo?" le preguntó Pax. Él no era del todo un inocente, pero no era una mala persona, Pax estaba bastante seguro de donde Seth acabaría yendo. "Quiero que Noah esté aquí conmigo para esto." Pax frunció el ceño hacia él y sacudió la cabeza. "No es así como funciona esto." "Por favor..." Seth apretó la mano, o al menos lo intentó, aunque era muy débil. Si Pax hubiera querido, un movimiento de su muñeca habría roto todos los huesos de la mano de Seth. No quería hacerlo ahora y nunca. Causar dolor a una persona en su mayoría inocente no era parte de lo que hacía. A los malvados, los torturaba totalmente, pero a las personas inocentes no las lastimaba más de lo que debía. Finalmente asintió. "Voy a buscarlo. Quédate aquí". "Como si tuviera una elección." Pax rió mientras salía de la habitación. Apreciaba que Seth todavía era capaz de tener un sentido del humor teniendo en cuenta lo cerca que estaba de la muerte, aunque su humor estaba un poco mal colocado. Pax se topó con Noah en las escaleras mientras subía la curva de la escalera con un vaso de agua en sus manos. "¿Necesitas algo?" preguntó a Pax, aunque por la forma en que apenas veía a Pax, estaba bastante seguro de que a Noah realmente no le importaba si lo hacía. "Tu marido quiere verte" le dijo Pax, deteniéndolo en seco. Noah se volvió para mirar a Pax, y él se limitó a esperar con los brazos cruzados sobre el pecho, esperando a que el ser humano enojado dijera lo que quisiera. En realidad, el retraso de Noah solamente estaba causando más dolor a Seth. Si Noah comprendiera probablemente no perdería tiempo en medio de las escaleras mirándolo como si Noah no pudiera creer que Pax tuviera el descaro de hablar con Seth. "Te dije que te mantuvieras alejado de él," Noah previsiblemente le espetó. Pax suspiró, le dio un pequeño encogimiento de hombros, y honestamente había terminado con toda la experiencia. Debido a los treinta días desde la muerte de Anton no podía decirle hasta la media noche una sola cosa a Noah acerca de quién era ni lo que le iba a pasarle a Seth, pero tan pronto como comenzara el día siguiente Pax tenía la intención de tener una larga, probablemente dolorosa, charla con su nuevo amo. Noah se precipitó en la habitación de Seth y Pax lo siguió. Pax esperó al pie de la cama mientras Noah puso el vaso de agua a un lado y tomó las manos de Seth en las suyas. "¿Estás listo?" Pax le preguntó a Seth una vez más, Noah había parecido calmarlo un poco. Seth le dio una débil sonrisa. "¿Lo estás tú?" Andando desde el pie de la cama, Pax ignoró a Noah y sus miradas de enojo cuando Pax presionó dos de sus dedos en la frente de Seth. "Aférrate a él" le dijo a Noah mientras empujaba un poco más duro. "¿Será doloroso?" le preguntó Seth. Pax nunca había muerto, o experimentado algún dolor en absoluto, así que no pudo haber dicho nada. Para un niño podría haber intentado aliviar sus temores, pero Seth no era un niño y a pesar de su frágil cuerpo, Pax podía decir que era más fuerte de lo que pensaba que era. Así que fue con honestidad, o al menos su versión de la misma. "¿Qué piensas?" Pax le preguntó, tomándose su tiempo. "¿Qué está pasando aquí?" exigió Noah. Pax optó por ignorarlo. El niño no podía obligar a hacer nada, no hasta después de medianoche, y Pax disfrutaría de sus últimos treinta minutos de libertad parcial mientras pudiera. Seth se lamió sus secos, casi sangrantes labios. "Supongo que lo hará. Pero ya estoy con dolor". Asintiendo, Pax sabía la verdad de eso. Podía sentir la pesada carga de sufrimiento de Seth cada vez que estaba cerca de él. "Entonces, en verdad, te puedo prometer que no habrá más dolor para ti después deesto. Noah," esta vez lo miró. "Sigue tocando a Seth. Eso hará que esto sea más fácil para él". "¿Qué estás haciendo?" Su voz era tan suave, tan asustada, que Pax eligió contestarle. "Voy a matarlo." Fue contundente y fue honesto. Pax esperó las lágrimas y los gritos de Noah, pero con los hilos de Anton tan finos alrededor de él Pax fue capaz de usar un poco de sus habilidades innatas para poner un escudo alrededor de sí mismo para detener a Noah de ser capaz de golpearlo. Pero la constante interferencia mientras trataba de encontrar un buen recuerdo en la mente de Seth al cual atarlo en su viaje y hacerlo más fácil, lo molestó. "Tu amante está a punto de morir. ¿Quieres consolarlo o quieres seguir tratando de golpearme?" Le espetó a Noah. Sus palabras lograron detener a Noah a mitad del golpe cuando se derrumbó encima de Seth y lo mantuvo cerca. Los dos estaban llorando, y Pax trató de no pensar en Anton en ese momento. Los maestros lo dejaban. Así era como funcionaba ese acuerdo. Pero Anton había sido especial, diferente, y en los años que estuvieron juntos le importó a Pax de una forma que ningún otro ser, humano o de otro tipo, nunca lo había hecho. Alejó esos pensamientos de su mente y se enfocó en la tarea delante de él. Allí, la primera vez que se habían besado. Pax vio un carrusel, algodón de azúcar y churros. Ellos eran mucho más jóvenes de lo que eran ahora, escuela secundaria tal vez, pero fácilmente encontró a Seth y Noah juntos allí riendo. Era su tercera cita... no, cuarta. La tercera, de acuerdo con Seth, fue cuando salieron después de la escuela para pasar el rato en el parque entre sus casas. Pax se detuvo en el momento en que la música que se reproducía en torno a él, y sintió el caballo del carrusel deslizarse arriba y abajo debajo de él. El algodón de azúcar era dulce en su lengua, y había un Noah sonriéndole, inclinándose para darle un beso. Tenía miedo de que si Noah se inclinaba demasiado, se cayera del caballo y se lastimaría. Pero no lo hizo. Pax se sacó a sí mismo de la memoria justo antes de que sus labios pudieran encontrarse. El primer beso de Noah y de Seth no era para que él lo experimentara. Cuando vio a Seth de nuevo, se había ido y Noah era el único llorando. Quitó la mano de la frente de Seth y dio un paso atrás. "Te amaba," Pax le dijo. Era difícil no decir algo cuando el peso de los recuerdos de Seth se quedó con él. Cada vida que tomó fue duro, a su manera, pero fueron los inocentes los que más pesaron, trató de facilitar las cosas para ellos. Las personas culpables, los delincuentes que tomó para mantener el equilibrio en la Tierra, no recibieron tal paz de él. Los llevó brutal y sin ningún sentido de la misericordia, del mismo modo que se vería obligado a tomar a Noah. Incluso si él no era culpable de algo, esa fue la negociación que el primer Beyslar, Armand, había hecho con él siglos antes. "Yo sé que él jodidamente me amaba, Reaper," Noah escupió. Ser llamado Reaper fue una sorpresa para él pero supuso que Noah podría ser lo suficientemente inteligente como para ver las piezas uniéndose después de ver el trabajo de Pax. Noah no se quedó en la cama, no como Pax esperaba, en lugar de eso fue a una maleta que dejó fuera del camino contra la pared. Pax lo observó sin hacer nada cuando empezó a hurgar en su contenido y se acercó con una botella de píldoras y una gran botella de whisky. Sin decirle una palabra a Pax, Noah regresó y se sentó en la cama junto a Seth. Tomó un par de píldoras a la vez, bebió el whisky, y luego fue por más. Pax estaba abiertamente fascinado. "Hay maneras mucho más fáciles de matarte" ofreció cuando fue a sentarse a los pies de Seth al otro lado de Noah. Al estar cerca de la muerte no le molestaba, sobre todo cuando había cosas mucho más interesantes que sucedían en la misma habitación. "Déjame en paz," le gruñó Noah entre fuertes tragos que lo dejaron sin aire y mirando como si estuviera con dolor. Pax respiró profundamente, cerró los ojos, y luego sonrió al darse cuenta de que sólo había unos pocos minutos para el final de Noah de todos modos. "Puedes dejar de hacer lo que sea que esto se supone que es", le dijo a Noah con suavidad. Las píldoras eran tan imperfectas como una forma de suicidio que se preguntó por qué alguien siquiera se molestaba con ellas. "No voy a vivir sin él" protestó Noah. Pax asintió, entendiéndolo suficientemente bien. Lo había oído antes. "Bien. Pero, ¿qué acerca de una alternativa?" Noah se detuvo con la botella sólo unas pocas pulgadas de sus labios. "Habla rápido." "Esa fue siempre mi intención. La versión corta es que si no puedes adivinar mi nombre en los próximos tres minutos estaré matándote de todos modos por lo que las píldoras y el alcohol barato no son necesarios". Noah frunció el ceño. "Esta botella no fue barata." "¿Eso fue lo que decidiste agarrar de eso? La botella en tu mano costó cuarenta dólares. La compraste con Seth hace meses cuando pensaron que había una posibilidad de que los estudios saldrían relativamente limpios. Seth lo sabía mejor, pero él quería que tuvieran algo que celebrar sólo en caso de que se hubiera equivocado. Lo llamé barato porque Anton tenía whisky con un valor de cientos de dólares y vino de miles. Tal vez podrías encontrar una botella de whisky en esta casa que valiera tanto como tu primer coche. El cual era horrible, por cierto. Deberías estar contento de que tuvo una muerte rápida en esa carretera en Indiana". Noah bajó la botella por completo y lo miró fijamente durante varios segundos. "¿Cómo es posible que sepas algo de eso?" Pax suspiró. "Estaba en la memoria de Seth. Cuando tomo a un inocente, encuentro un buen recuerdo para que sostengan. Creo que hace más fácil su muerte". "¿Qué elegiste para él?" le preguntó Noah. Pax lo vio balancearse y supo que no pasaría mucho tiempo antes de que estuviera inconsciente. No muerto, pero incapaz de mantener una conversación. Era más de medianoche y él podría tomar la vida de Noah en cualquier momento. La libertad era suya y apenas podía creerlo, pero se sentía agridulce al mismo tiempo. Noah habría sido un amo terrible, pero habría disfrutado de unos pocos siglos más de tener a Anton junto a él. Él podría haberlo hecho también, pero Anton habría sufrido cada minuto de su tiempo juntos mientras Pax egoístamente se aferraba a él, negándose a darle la paz en su muerte. "Su primer beso. En el carrusel. "Pax no necesitaba explicar más que eso al ver la sonrisa de Noah. "Casi me caigo del caballo" dijo Noah, recordando. Pax asintió. "Pero no lo hiciste. Ahora, de vuelta a lo que está sucediendo aquí. No quieres vivir sin Seth y no tendrás que hacerlo. Tu tiempo para encontrar mi nombre real se acabó. Voy a tomar tu vida ahora. Me gustaría decir que fue bueno conocerte, pero en verdad casi no lo hice. Eres el último de la línea Beyslar y aunque podría haber sido liberado después de tu muerte natural en sesenta años de todos modos. Supongo que debo agradecerte por quitar esas décadas de mi condena". "¿Cómo funciona esto entonces?" Noah le preguntó. Pax se sorprendió de su tranquila aceptación. Tal vez un hombre dispuesto a tomar su propia vida no se detendría en los detalles de la esclavitud de un Reaper tampoco. "Dame tus muñecas. Ambas. Esto dolerá y no habrá piedad para ti. Sentirás cada segundo de tu muerte. Es cómo va a suceder. Si hubieras sabido mi nombre sería tu propio esclavo Reaper en este momento. No creo que incluso consideraras eso, ¿verdad?" Pax ciertamente nunca le ha dio ninguna pista sobre lo que Noah habría tenido que hacer para no morir en ese mismo momento. Pero Noah no le respondió mientras puso sus muñecas sobre la cama entre ellos, con sus venas hacia arriba hacia Pax. Sin decir una palabra, porque no estaba realmente seguro de que lo que tenía para decir,Pax alargó las uñas y las pasó por encima de las muñecas de Noah. En silencio la sangre en su cuerpo comenzó a filtrarse hacia afuera. Un cuchillo se encontraría cerca de su cuerpo cuando alguien viniera a ver cómo estaba, probablemente, por la mañana. El suicidio después de la muerte de su amante era una escena creíble. Pax dedicó un momento de piedad a quien los encontrara, pero más que eso, no le importaba. Su tiempo con la línea Beyslar había terminado. Era libre de tomar, de matar, de disfrutar de la existencia que le habían negado durante los últimos siglos. Dejó la cama mientras Noah se movió para bajar y poner su cara en la almohada junto a Seth. Los latidos de su corazón se desaceleraron y en esos momentos finales Pax puso sus dedos en la sien de Noah. "Adiós, Noah." Noah cerró los ojos. "Gracias, Paskellian." Pax se sobresaltó y perdió su concentración con el sonido de su nombre, su nombre real, uno que no se había dicho desde el día en que Anton lo había pronunciado a la media noche de su propia noche cuando Pax había sido atado a él. No había manera posible de que Noah supiera su verdadero nombre. Se había ido por lo que le fue imposible interrogarlo. Pero había una persona de la que podía obtener las respuestas. Pax lo encontró en el tren, sentado allí con su cara presionada contra el cristal. "¿Está ocupado este asiento?" le preguntó a Anton. "Viniste." Anton, en sus veintes había sido un hombre apuesto, pero no tanto como lo fue en sus cuarentas cuando las líneas le dieron carácter a su cara y los brotes de pelo gris le dieron un aspecto aún más refinado de lo que su dinero podría. "Tú y yo tenemos que hablar, viejo," dijo Pax mientras se sentaba en el banco junto a él. Por lo que el recuerdo de pasar la eternidad en el tren no era terrible, Pax razonó. Habían sido felices juntos en esas largas horas. "¿Acerca de qué?" "Ese niño, Noah, sabía mi nombre." Anton frunció el ceño y sacudió la cabeza. "¿Y ahora estás vinculado a él? Eso no era parte del acuerdo. Ese pequ-" Con un suave suspiro Pax besó a Anton para que se callara. "No lo estoy. Se suicidó, con un poco de ayuda de mi parte. ¿Y tú le dijiste mi nombre?" Anton parecía un poco avergonzado mientras asentía. "Yo quería que él tuviera la elección. Tú me diste una". Pax rodó los ojos. "Te dije mi nombre. Hay una pequeña diferencia en lo que hiciste en comparación". "No veo cómo. Pero ¿qué importa ahora? El resultado final es que eres libre. Mi pequeño y hermoso Pax es finalmente libre de ir a cosechar el mundo". Riendo, Pax sabía que Anton tenía razón y él lo haría, con el tiempo. "¿Qué tal si paso algún tiempo contigo en su lugar?" "Si estás aquí por la vista no hay mucho de ella. Creo que la ventana está rota" dijo Anton sin hacer nada, aunque cuando puso las manos en las caderas de Pax, sabía exactamente lo que Anton quería. Por suerte, era exactamente lo que quería también. Pax bajó sobre él. La banca estaba tan incómoda como lo había sido la última vez que habían estado ahí, pero estuvo bien. "Estamos en tu memoria, y por lo que recuerdo, no estábamos demasiado centrados en lo que estaba pasando ahí afuera." La boca de Anton en su cuello fue un regalo de bienvenida. Había extrañado esto más de lo que pudo haberse dado cuenta. "No había ninguna razón para mirar hacia fuera cuando te tenía todo para mí aquí. Te amo, Pax". El amor era un concepto extraño para un ser humano, y más aún para un Reaper. Pero si uno de su especie pudiera sentir tal emoción, estaba seguro de que lo sentía por Anton. Pax perdió con impaciencia su ropa, y luego levantó la vista hacia Anton cuando empezó a desnudarse también. "Sabes que no me gusta cuando haces eso," Anton lo regañó. Pax lo sabía, pero lo hizo de todos modos. "¿Hacer qué?" Anton le dio una mirada juguetona. "Desnudarte a ti mismo. Me gusta hacer eso”. También le tomaba demasiado tiempo desnudarse, incluso en el mejor de los casos. Mientras Anton seguía deshaciendo los pocos primeros botones de la camisa, Pax se puso de rodillas delante de él. En el tren no había sido la primera vez que había tomado a Anton en la boca. Eso había sucedido mientras había estado fuera en la universidad. Lo disfrutaba tanto como Anton y se convirtió en cómodo estar en el suelo entre los muslos de Anton, Anton se tomó su tiempo en desabrocharse la camisa. En el momento en que tenía su camisa fuera, Pax estaba disfrutando de tener a Anton en su boca después de tanto tiempo. Anton estableció las manos en la parte posterior de la cabeza de Pax, de la forma en que siempre lo habían hecho, y Pax lentamente lo saboreó y utilizó su lengua para darle a Anton tanto placer como podía. No pasó mucho tiempo para que Anton lo empujara hacia atrás. "Para, Pax," murmuró. "Estoy demasiado cerca." Sonriendo, Pax se levantó y ayudó a Anton para conseguir sus pantalones el resto del camino fuera. Cuando Anton estuvo desnudo, Pax se posó sobre su regazo. Se ajustó fácilmente a tener a Anton dentro de él cuando se arrodilló sobre sus muslos. A los veintitrés años Anton estaba prácticamente sin pelo y aunque era delgado, carecía de cualquier definición muscular real. Él lo conseguiría más tarde en su vida. Siempre había sido agradable a la vista por lo que Pax no estaba preocupado realmente. Su sonrisa siempre había sido especialmente agradable para el Reaper. Anton escogió su ritmo mientras Pax se apoyó en su pecho y sonrió contra la suavidad de su piel. Envolvió sus brazos alrededor de los hombros de Anton y se aferró a él mientras Anton llevó sus cuerpos juntos en varias ocasiones en la pequeña habitación. Pax se movió para besarlo cuando Anton comenzó a aferrar sus caderas. Sus movimientos se hicieron erráticos y luego desiguales. Él estaba cerca. Pax dejó caer una de sus manos a su eje. A Anton le gustaba cuando él disfrutaba del sexo también. Él fue el único humano con el que Pax había estado. Anton lo empujó hacia abajo, haciéndole jadear y gritar con cada embestida rápida que Anton le dio. Besó a Anton, necesitando la cercanía a pesar de que siempre la había tenido. Desde que Anton se había convertido en su maestro, Pax había sido una parte de él y Anton se había instalado en su corazón también. Era a su manera, pero siempre había significado más con Anton. Siempre había sido especial, este hombre humano. Siempre había sido al que Pax amo. Pax lo agarró con fuerza mientras se vino en el estómago y el pecho de Anton. No pasó más de un segundo para que Anton se viniera también y durante un largo momento se sentaron juntos jadeante en la ardiente cabina. "No recuerdo que el viaje en tren fuera así" dijo Anton tan pronto como pudo. Pax rió y se echó hacia atrás. El estómago de Anton era un desastre con su semen. No le importaba. De hecho, Anton se veía bastante bien pintado así. "Tuvimos diversión aquí tú y yo, pero también hemos aprendido bastantes cosas desde que estuvimos en este tren. Tal vez es el momento de hacer algunos nuevos recuerdos". "Estoy muerto, Pax. No hay nuevos recuerdos para hacer". Era un tonto humano si realmente pensaba que sabía todo lo que había que saber acerca de la muerte. "Eso es lo que piensas. Los Reaper son un poco más interesante que eso. Tengo tu alma. Me quedo con ella, es mi recompensa por décadas de servirte. Te puedo llevar a donde quiera. Puedo hacer lo que quiera contigo. Así que dime, viejo, ¿dónde quieres ir?" Anton se limitó a sonreír. Pax sabía que se veía bien y tan pronto como Anton atrapó su respiración, Pax tomó su mano y lo llevó lejos para otra aventura.
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