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Bailey Bradford - La ultima oportunidad de Rory

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Sinopsis 
Chance Galloway piensa que entrar en el Xxchange podría ser el error más 
grande que jamás haya cometido, pero un desconocido que parece saber 
justo cómo tocarle va a llevarle a una noche que nunca olvidará. 
Chance Galloway está acostumbrado a estar solo. Vividor salvaje y voraz 
una vez, se convirtió en un solitario después de un hecho traumático en su 
pasado que desgarró su mundo. Más mayor y más sabio, años de soledad y 
un momento de debilidad le llevan a buscar el toque de otro. El único 
problema es que el club que elige para visitar, está lleno de PYTs
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 a los que 
Chance simplemente no encuentra atractivos. 
Rory Calhoun tiene su propio bagaje que lo atormenta. Sin embargo, se 
rinde a la curiosidad y decide echar un vistazo a los clubes locales. En el 
interior localiza a un hombre que dispara todas las fantasías que alguna vez 
ha tenido. El único problema es que, a pesar de un rápido y apasionante 
encuentro, el extraño le deja claro que no está interesado en los PYT, una 
etiqueta que Rory sabe que se le aplicaría en un latido del corazón si el 
extraño viera su rostro. 
Rory tiene una inesperada oportunidad de hacer que Chance le vea como 
un hombre, y va a tomar esa oportunidad y a Chance con ambas manos. 
 
1 “Pretty Young Things” en inglés. Literalmente sería cositas jóvenes y guapos. Se refiere a los 
jovencitos bien parecidos que se supone que sean guapos, frívolos y despreocupados. 
 
 
 
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Capítulo Uno 
El ruido a todo volumen en el Xxchange era casi insoportablemente 
suficiente como para tener a Chance alejándose del bar y regresando a su 
camioneta. Cómo alguien podía llamar música al ruidoso alboroto en el 
lugar, iba más allá de él, y eso sin tener en cuenta el maullido de alguien 
que estaba tratando de pasar por canto. Sonaba más como dos gatos 
monteses yendo a ello que cualquier cosa que jamás hubiera considerado 
como cantar. No, los gatos tenían más talento, para ser honestos. 
Dejó que sus ojos se adaptaran, decidido a hacer lo que pudiera, ya 
que había pasado demasiado tiempo desde que había echado un polvo y 
necesitaba esto algo intenso. El problema era, que hacía mucho tiempo que 
se cansó de las mamadas en el baño y de una noche. Tal vez simplemente 
había crecido... de nuevo, tal vez no, ya que estaba fuera pescando. No es lo 
mismo, decidió. Cuando era más joven, había jodido por el gusto de 
hacerlo. Esto, esta noche, no iba a convertirse en un hábito, o un desafío. 
Sólo había pasado demasiado tiempo y algo dentro de él anhelaba la 
comodidad de otro cuerpo cerca del suyo para algo más que el tiempo que 
tardara en ligar. 
—Tonto sentimental. —Chance echó un vistazo alrededor del bar, 
absorbiendo los cuerpos moliéndose juntos en la pista de baile y las formas 
apiñadas en parejas o en grupos en las oscuras esquinas. Dios, se sentía 
viejo... era viejo en comparación con la mayoría de la gente aquí. De 
ninguna manera iba a salir a la pista de baile y dar vueltas alrededor o 
restregarse hasta que se corriera en sus pantalones vaqueros. Y estaba 
malditamente seguro de no montar un espectáculo en algún rincón, o una 
mesa, o una cabina. 
 
 
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Toda esta idea era una estupidez, para empezar. No estaba interesado 
en un jovencito, lo cual parecían ser la mayoría de los clientes en los bares, 
no tenía nada en contra de ellos, simplemente no era lo suyo. Siempre había 
preferido a sus hombres construidos más como él mismo, no de corte 
culturista pero con los anchos músculos firmes y rudos, y sin duda más 
cerca de su misma edad. 
Sí, este no era el lugar para él. Chance comenzó a retroceder, 
dándose cuenta de que un par de PYT lo miraban... demasiado lindos, 
demasiado jóvenes. Parecía que una buena dura follada les rompería. 
Sacudió la cabeza para hacerles saber que no estaba interesado, pero sólo 
parecía tener el efecto contrario. Los dos chicos guapos no tardaron en 
hacer su camino a través del bar en dirección de Chance, la determinación 
era evidente en todos sus movimientos. Recuerdos que Chance prefería 
mantener suprimidos se arremolinaban en la vanguardia de su pensamiento, 
había una razón por la que no quería liarse con hombres jóvenes de aspecto 
bien parecido. Entrecerró los ojos a los dos chicos, esperando que tomaran 
la indirecta. 
—Igual que los niños mimados que no pueden soportar que se les 
diga que no. —A Chance no le importaba que le escucharan. Como 
cuestión de hecho, si tenía realmente suerte, uno de esos niños sería capaz 
de leer los labios. Les daría una señal con la mano, pero estaba bastante 
seguro de que sólo lo tomarían como una invitación. Su orgullo no le 
permitiría echarse atrás y correr ahora, se sentiría como un cobarde. 
Perseguido por dos chicos... bueno, eran chicos para él, y eso no iba a 
suceder. Les dejaría caer a los dos si se agarraban a él. Probablemente le 
hicieran sentir como un cachorro-juguetón, pero trataría con ello. 
—¿Por qué no me dejas que te ayude aquí, vaquero? —retumbó una 
voz baja al oído de Chance cuando un par de fuertes brazos se envolvieron 
alrededor de su cintura, tirando de su espalda arriba contra un pecho firme 
y musculoso. Saboreó la sensación de fuerza acordonada rodeándole, los 
pinchazos de lujuria se disparaban a través de cada punto donde sus 
cuerpos se apretaban juntos. 
 
 
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Difícil pasar por alto la presión de un pene hinchado tan cerca, y si 
Chance era juez de esa pieza en particular de carne de hombre, y tenía que 
creer que lo era, era una polla bastante impresionante la que se anidaba en 
contra de su culo. Su propia polla tardó sólo un golpe antes de endurecerse 
bien y empujar incómodamente en contra de la cremallera de sus 
pantalones vaqueros. 
—Jesús. —Chance disparó un vistazo a su polla, sorprendido por la 
respuesta inmediata. Eso no le había sucedido en mucho tiempo, no podía 
recordar la última vez que se animó tan rápidamente. Una risa suave le hizo 
cosquillas en la oreja y retumbó en el pecho detrás de él en su espalda, 
vibrando por todo su cuerpo. 
—Parece que esos chicos decidieron abandonar la persecución. —
Esa voz profunda ronroneó, todo sexo y fuego con engreída fuerza 
masculina. Chance observó los ceños fruncidos revoloteando en las caras 
de los chicos antes de que se dieran la vuelta y se marcharan. 
—Huh. Supongo que sí. —Chance comenzó a volverse sólo para 
detenerse cuando el agarrón alrededor de su cintura se apretó. No sabía si 
estar más encendido o más irritado que el infierno. Cuando suaves labios 
empezaron a mordisquear a lo largo de un lado de su cuello, encontrando 
su camino a la sensible zona de piel justo detrás de la oreja, Chance lo 
cedió todo y dejó escapar un gemido. Dios, ¿cuándo se había tomado 
alguien, incluido él mismo, el tiempo para tal cosa? 
Mejor aún, ¿por qué no se había tomado el tiempo necesario? 
Recordó que el sexo era algo más que quién ponía la polla de quién en 
donde, pero el afilado mordisco de dientes tirando de su lóbulo de la oreja 
abofeteó todo pensamiento racional fuera de la cabeza de Chance. Cada 
músculo de su cuerpo se tensó y vibró con la necesidad. Grandes manos 
comenzaron a acariciar su estómago, trabajando su camino hacia abajo 
hasta que los dedos pasaron ligeramente a través de la punta de su polla, 
bailando sobre la mancha de humedad donde el pre-semen se había filtrado 
a través de sus pantalones vaqueros. 
 
 
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—¿Los niños no son tu tema, vaquero? 
Chance abrió la boca para responder sólo para cerrarla contra el grito 
de placer construyéndose en su pecho cuando la mano que provocaba su 
polla, de repente se endureció, enviando un rayo de placer-dolor a sus 
bolas. Un roce de las puntas de los dedos a través de una tetilla, y luego un 
toque firme y Chance sabía que estaba peligrosamente cerca de perder su 
carga cuando su espalda trató de arquearse. Lo únicoque consiguió fue 
empujar su culo aún más en contra de la polla de acero del extraño, un 
movimiento que juraba, dejó marcas quemando en sus mejillas clavadas a 
la tela de algodón. El calor que salía del otro hombre era palpable y 
embriagador, revolviendo algo dentro de Chance que le quemaba y 
necesitaba, casi abrumador en su intensidad. 
—PYTs... cositas jóvenes y lindas. Demasiado bonitos y de alguna 
manera demasiado jóvenes. —Finalmente logró responder, a pesar de que 
no podía ocultar bastante su desdén de esos dos atributos—. Cualquiera de 
ellos por sí solo es bastante malo, pero pon las dos cosas juntas... no es lo 
que me interesa. —Le llevó a Chance un minuto darse cuenta que las 
manos que habían estado atormentándole de la mejor manera posible, se 
habían calmado y el gran cuerpo detrás de él se había llenado con un tipo 
diferente de tensión. Trató de formular un pensamiento coherente, y una 
vez que lo hizo, se le ocurrió que debía haber ofendido al otro de una 
manera u otra. 
—Mira, yo no quise decir cualquier insulto, si esos chicos son de tu 
agrado. Simplemente no son para mí. No me gusta sentirme como un 
asaltacunas. —O un sucio hombre mayor. Chance intentó, sin éxito, hacer 
frente al extraño. Ahora estaba irritándose. Deslizó sus manos, una arriba y 
otra abajo, envolviendo sus dedos alrededor de las gruesas muñecas, 
preparado para quitar las manos del hombre de su cuerpo. Un gruñido en su 
oído le dijo a Chance que el hombre misterioso no estaba contento con que 
alejara sus manos de sus lugares de descanso. 
—No me importan esos chicos. Tú, ahora… eres de mi gusto. 
Bueno, eso estaba demasiado mal porque Chance estaba más allá de 
 
 
6 
estar irritado ahora y rápidamente alcanzando la locura a toda marcha. Esta 
vez, cuando intentó darse la vuelta, las manos que lo sujetaban en el lugar, 
realmente ayudaron. Se dio la vuelta en todo un intento de decir al Sr. 
Manos Ávidas justo lo que pensaba de él. Una imagen borrosa de 
movimiento fue toda la advertencia que tuvo antes de que esos suaves 
labios succionadores se abalanzaran y robaran la ira de Chance. Sus 
párpados cayeron cerrados y su boca se abrió más ampliamente con la 
insistente demanda de la ardiente lengua, labios y dientes. Manos duras 
agarraron su culo y a él en un ajustado movimiento de moler y bombear. 
—Dios, te quiero. 
Chance apenas podía distinguir las palabras que se murmuraban 
contra sus labios, no tuvo tiempo para responder antes de que sus labios 
fueran saqueados de nuevo. Se soltó a sí mismo, sin importarle ya más si 
estaban en un bar y expuestos. Lo único que le importaba era encontrarse 
con los pezones del otro hombre y lamer, las succiones y los empujes de las 
lenguas y el roce de las dos pollas gruesas y duras. 
—Te quiero también. —Finalmente logró entre respiraciones 
jadeantes, y lo decía en serio. Nadie nunca le había acumulado un fuego a 
Chance como este hombre lo estaba haciendo, por lo menos nadie que 
pudiera pensar en estos momentos. No es que fuera de cualquier forma a 
pensar. El gemido del extraño fue largo y fuerte, lleno de una frustración 
que Chance estaba sintiendo en sí mismo. De alguna manera se vio 
presionado en un rincón en penumbra, la boca todavía bajo asalto y 
volviendo a luchar. Registró débilmente la bragueta de sus pantalones y 
gimió en la boca del desconocido. Podía sentir pero no escuchar el chirrido 
de su cremallera, y a continuación, los dedos largos y callosos que 
acariciaban su pene, en lentos y duros tirones que estaban cerca de ser 
dolorosos y mejores que cualquier otro golpe que Chance se hubiera dado a 
sí mismo. 
Los labios del desconocido dejaron los suyos, deslizándose hacia 
abajo y enganchándose en la piel justo debajo de la oreja, mordió y chupó 
duro cuando un pulgar presionó en la ranura de su pene. Las rodillas de 
 
 
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Chance trataron de ceder y él se agarró a los llenos bíceps del otro hombre, 
registrando que sus propias grandes manos apenas cubrían más de la mitad 
de la anchura de los músculos abultados. Jesús, el hombre era enorme y 
encendió a Chance tanto como la paja que estaba recibiendo. 
—¡Ah, Dios! ¡Joder! Tan cerca. —La voz de Chance salió áspera y 
humeante con los dientes apretados, y sonando totalmente ajena a él. La 
mano masturbando su polla apretaba y tiraba más rápido cuando la otra 
mano del extraño se deslizó hacia abajo y se abrió camino entre los muslos 
de Chance. Rudos dedos rozaron su perineo antes de aplicar una ligera 
presión. Chance se sacudió tan fuerte que la espalda saltó, la fricción 
chisporroteando arriba y abajo de su polla y el roce exterior de su próstata 
robándole el aire, con el cuerpo apretando y presionando hasta que Chance 
pensó que sus bolas iban a arrastrarse arriba por el interior de su cuerpo. 
—¿Sólo cerca? —El extraño habló en contra de la piel sensible 
debajo de la oreja de Chance, y luego se enganchó duro con sus labios y los 
dientes mientras conducía la punta de una uña en la ranura goteante de la 
polla de Chance de nuevo. La combinación de los dos asaltos envió un 
estremecimiento de calor abrasador explotando fuera de la base de su 
espina dorsal a cada terminación nerviosa en el cuerpo de Chance. Gritó 
antes de que pudiera detenerse, apretó las mandíbulas cerradas y se mordió 
el interior de la mejilla hasta que saboreó la sangre cuando se empujó 
dentro del ahogado agarre en su polla. Sus bolas se pusieron increíblemente 
más apretadas y deshicieron en olas de éxtasis a su polla y fuera de la 
cabeza en espesas y blancas cuerdas en la mano del desconocido y la 
camisa de Chance. Su cabeza cayó hacia adelante, el cuello demasiado 
débil para levantarlo justo cuando el otro hombre se distanció sin hacer 
ruido y la mano en su polla desapareció. 
Chance tomó unas cuantas respiraciones entrecortadas antes de que 
se diera cuenta de que el hombre se había ido. ¿Qué demonios? Asumió 
que el desconocido se había distanciado para darle un minuto para poner su 
pene de nuevo en los pantalones, o tal vez el hombre fuera a lavarse las 
manos. Se la metió a toda prisa y cerró la cremallera, avergonzado y 
encendido, dispuesto a tomar esta fiesta en un lugar más tranquilo. Excepto 
 
 
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que el hombre misterioso que le había dicho que quería a Chance, de 
repente debió haber tenido otras ideas. Cuando levantó la vista, todo lo que 
Chance pudo ver de la persona que él pensaba que era el desconocido era 
parte de un largo y denso hombro y brazo musculosos tirando de la puerta 
del bar para cerrar la salida. 
Chance estaba clavado en el sucio suelo, tratando de procesar lo que 
había sucedido. En un minuto estoy cubierto de carne caliente masculina 
que me hizo sentir que la pura perfección estaba encima de mí, al minuto 
siguiente me quedo de pie, con mi polla colgando a sus anchas y el 
esperma salpicado por todas partes. En serio, ¿qué diablos? Confundido y 
sintiéndose peor que cuando entró en el bar, Chance enderezó su columna 
vertebral y salió vestido con su dignidad y el olor de su propia semilla. 
 
 
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Capítulo Dos 
—Lo siento, señor Wilson. Usted simplemente no tiene la 
experiencia que estoy buscando ahora mismo, pero agradezco que se 
tomara el tiempo en salir para una entrevista. Tiene un gran potencial... —
Chance dejó la frase desvanecerse cuando el aspirante a vaquero rechazó el 
apretón de manos que le ofrecía y salió de la oficina, murmurando cosas de 
las que Chance no oyó la mayor parte, excepto “idiota pretencioso”. 
Después de eso, dejó de escuchar antes de que le hiciera algo al verde chico 
de ciudad que ambos lamentarían. 
 Jesús, ¿cuándo hubo gente que se detuviera a ser civilizada la una 
con la otra? Una oleada de calor se apoderó de Chance cuando pensaba en 
lo incivilizado que había estado la noche del sábado, corriéndose como un 
adolescente cachondo a la vista de todos en el bar. La vergüenza amenazó 
connavegar por encima de él hasta que estuvo cubierto de la prueba rosada 
de la emoción, pero Chance la hizo retroceder. No era como si alguna vez 
volviera a poner un pie en el bar de nuevo. Lo que había comenzado como 
una de las mejores experiencias de su vida sexual, había terminado 
dejándolo sintiéndose confuso y enojado, algo que definitivamente no 
disfrutó, ya fuera el mejor orgasmo que tuvo jamás o no. 
Ahí estaba el lunes, y seguía dejando que todo el asunto viniera a él. 
Frustrado consigo mismo, Chance se apartó de su escritorio, tomó el 
siguiente archivo, Max Jenkins, y caminó hacia la puerta de la oficina. 
Dos hombres estaban sentados en la sala de espera para ser 
entrevistados. Chance esperaba como el infierno que ambos estuvieran 
cualificados para los puestos manuales del rancho... había estado tan 
ocupado él mismo, que no había tenido tiempo de hacer algo más que 
 
 
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colocar anuncios de “se busca ayuda” en algunos periódicos. Había 
descargado e impreso algunas solicitudes de empleo genéricas online, 
sintiéndose un poco estúpido por hacerlo, pero hoy en día una persona no 
podía ser demasiado cuidadoso. Quería que se llevara a cabo una 
verificación de antecedentes sobre cualquier persona que contratara. 
Teniendo en cuenta su suerte hasta el momento, sólo podría ser 
mejor tirar la toalla y contratar a los dos últimos hombres que lo solicitaban 
estuvieran cualificados o no. Tal vez podría entrenarlos... seguro que no 
estaba impresionado con lo que había pasado por su oficina ya. Ninguno de 
los solicitantes, sin embargo, estaba familiarizado con vivir en un rancho o 
la dureza del ganado. 
¿Y la inseminación artificial? Ni siquiera quería ir ahí de nuevo. Los 
tiempos eran apretados, y Chance entendía la necesidad de empleo, pero 
también entendía que tenía que tener algunos empleados con conocimientos 
para hacer su rancho rentable. 
—Max Jenkins. —Chance llamó, echando un vistazo a las espaldas 
de los dos hombres. Uno de ellos era delgado y fuerte, mucho más bajo que 
el dueño de la sexy ancha espalda en el extremo opuesto del sofá. Su polla 
se dio cuenta de la anchura de esos hombros fuertes, lo que le hizo bajar el 
archivo hasta que lo sostuvo delante de su ingle. No era una buena manera 
de comenzar una entrevista con un empleado potencial. Sin embargo, fue el 
hombre más pequeño que estaba de pie y que volvió un rostro curtido a 
Chance. Un rápido inventario le dijo que este hombre había acumulado un 
montón de tiempo en el sol, finas líneas de expresión se extendían 
alrededor de los ojos arrugando sus mejillas. La imagen le dio a Chance un 
poco de esperanza de que este hombre, al menos, tuviera alguna 
experiencia que fuera un activo para el rancho de Galloway. 
A medida que el hombre se acercaba, le sonrió a Chance y sacudió la 
cabeza. 
—Parece que ese joven niño de ciudad era una fuerza que le sacaría 
de quicio cuando se fue. Max, encantado de conocerle, Sr. Galloway. 
 
 
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Una sonrisa tiró de la comisura de los labios de Chance. 
—Sí, joven y verde, nunca pasó un día trabajando en un rancho en su 
vida, y yo soy un idiota pretencioso por señalárselo. —Le tendió la mano a 
Max cuando el hombre más pequeño soltó una risa difusa. Esta vez su 
apretón de manos fue aceptado y se agarró a un sorprendentemente fuerte 
tirón—. Así que, Max, ¿por qué no me hablas sobre tu experiencia? —
Chance hizo un gesto a su oficina. Max entró y Chance le siguió, cerrando 
la puerta detrás de ellos por privacidad para llevar a cabo la entrevista. 
 
Rory se sentó en el sofá, los nudillos blancos en el ala de su 
sombrero cuando el chico de ciudad salió furioso, maldiciendo a Chance 
Galloway todo el tiempo. Hombre, si ese idiota arruinó las posibilidades de 
Rory en este trabajo, él no... no sabía lo que iba a hacer. Se obligó a parar 
en su intento inconsciente de estrangular su Stetson, y cuidadosamente 
mantuvo su cabeza apartada de la vista de Galloway, cuando el hombre 
salió para llamar al tipo de al lado en la fila. 
Después de estar durante una hora y hablar con Max, Rory estaba 
seguro de que el pequeño hombre sería contratado. Le habían dejado ir 
cuando el dueño del rancho en el que había trabajado durante la mayor 
parte de su vida había muerto de repente y sus hijos habían vendido el 
rancho no mucho después de que su padre estuviera bajo tierra. Max sabía 
cómo moverse por un rancho, eso era seguro... pero también lo hacía Rory. 
El hecho es que era más o menos de la misma edad que el solicitante 
descartado quien fue entrevistado antes y Max no trabajaría a favor de 
Rory. Pelearía por este trabajo si tenía que hacerlo, sin embargo, porque 
tenía más de una razón para querer trabajar aquí y ahora. Se retorció 
cuando la risa resonó en la oficina... alguien estaba pasando un rato 
cojonudo ahí dentro. 
 
 
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¿Y por qué eso le molestaba? No creía que fuera a ser capaz de reír y 
bromear con Chance Galloway ya, todavía se estaba recuperando de la 
sacudida que lo atravesó cuando Galloway había salido de la oficina para 
llamar al primer hombre en la fila. No era sólo que el hombre estuviera 
bueno como el infierno con su pelo negro salpicado, ojos marrones 
castaños, y un cuerpo que estaba firmemente formado y colmado en todos 
los lugares correctos. También era el hecho de que el destino tenía un gran 
sentido del humor. 
La puerta del despacho se abrió, y esta vez Rory se atrevió a echar un 
vistazo sobre su hombro. Chance y Max estaban todo sonrientes y 
uniéndose al club de fans el uno del otro. El ceño fruncido de Rory se 
profundizó al darse cuenta de lo idiota que estaba siendo. ¿Qué pasaba con 
él, de todos modos? Max era evidente que había sido contratado, y estaba 
siendo felicitado y todas esas cosas cálidas y difusas. Se dio la vuelta 
cuando Max comenzó a caminar por la sala, esperando hasta que el hombre 
estuviera cerca del sofá antes de estar de pie, de espaldas a Chance. 
Sonriendo, Rory estrechó las manos con Max. 
—Así se hace, Max, enhorabuena. —La sonrisa de Max era tan 
grande que casi parecía dolorosa. 
—Gracias, Rory. El Sr. Galloway dijo... quiero decir, Chance, que 
parecía ser el único otro hombre aquí que conocía la manera de trabajar en 
un rancho. —Max dio una palmada en la espalda de Rory, terminando con 
un impulso que ni siquiera tentó a los pies de Rory al movimiento—. 
Vamos, ahora, te toca. 
Rory asintió y se preguntó por qué sus pies de pronto se sintieron 
como si estuvieran atrapados en el barro. Él no era un hombre inseguro, y 
sabía que estaba más que cualificado para cualquier puesto en este rancho. 
Si tenía que halagar su camino para un trabajo, eso era lo que muy bien 
haría. Lo que hizo, sin embargo, fue ponerse su Stetson bajo y esperar a 
ello, junto con mantener la cabeza inclinada hacia abajo, podría ganarle 
algo de tiempo antes de que Chance emitiera cualquier juicio rápido. 
 
 
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No podía postergar el levantar la cabeza... bueno, no tenía que 
subirla demasiado, o estaría mirando hacia abajo a su potencial empleador 
para siempre. Avanzando hacia Galloway y levantando su barbilla, Rory le 
tendió la mano. 
—Rory Calhoun, Sr. Galloway. —Rory vio los ojos de Chance 
ensancharse y después estrecharse en rendijas de aspecto descontento. 
Campanas del infierno, va a estar empeñado sobre mi edad, entre otras 
cosas. La idea descartaba a Rory, pero se limitó a sonreír amablemente en 
su lugar—. ¿Deberíamos entrar en su oficina, Sr. Galloway? —La ira fue 
reemplazada con la diversión, una vez que Rory se dio cuenta de que el 
hombre estaba buscando algún trastorno del tipo de neurosis de guerra. 
—¿Te conozco, señor Calhoun? —Esos ojos negros fundidos se 
estrecharon cuando la mirada de Galloway parecía saltar por todo Rory, 
tratando de responder a la pregunta por sí mismo. 
—No, señor, creo que no. —En todo, pero si realmente quiero tener 
la oportunidad, estoy preparado.Rory detuvo ese tren de pensamiento 
antes de salir de la estación y con él una erección que no sería capaz de 
ocultar. Esa definitivamente no era el tipo de primera impresión que quería 
dar. 
Galloway dio a Rory un guiño lento sin dejar de parecer un poco 
sospechoso y enojado. La irritación con la actitud del hombre quemaba en 
la base de la columna de Rory antes de establecerse en sus entrañas. No iba 
a perder este trabajo sólo porque el señor Chance Galloway estuviera 
colgado por la edad. ¿Cómo se llamaba eso de todos modos? 
¿Discriminación? ¿Discriminación por razones de edad? Sería mejor saber 
esa palabra porque estaba bastante seguro de que tendría que lanzarla por 
ahí. 
—Por favor, pasa a mi oficina, señor Calhoun. —El tono en la voz 
del hombre hizo que Rory se sintiera como si algo fuera levantado del 
zapato de su futuro jefe. No le gustaba ni un poco. Su columna se puso 
rígida hasta que Rory pensó que justo podría partirse, sostuvo su cabeza en 
alto cuando pasó por delante de Galloway y a la oficina—. Toma asiento, 
 
 
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por favor, mientras examino tu información. —Galloway abrió la carpeta y 
comenzó la lectura, las cejas volando con sorpresa y gruñendo en voz baja. 
Rory se quitó el sombrero antes de sentarse, y luego tuvo que 
imaginarse a una mujer desnuda para mantener su polla de saltar a 
completo mástil. El hombre frente a él era demasiado sexy, y ese gruñido 
tenía a Rory pensando... a su abuela en un bikini, una imagen grabada en su 
memoria como la peor especie de pesadilla, de cuando había visitado a sus 
abuelos en Florida que causó un desastre en la materia gris de la cabeza, 
pero hizo el trabajo y golpeó su libido hasta los tobillos. 
Esta vez, cuando Galloway le miró a los ojos, Rory estaba listo para 
la descarga de electricidad que se sentía entre ellos, y no tenía ninguna 
duda de que el otro hombre la sentía, a pesar de que no le gustaba. Rory no 
iba a hacer algo para ayudar al hombre tenía que mantener su expresión 
plana y un coro de abuela...abuela...abuela... resonaba en sus oídos. 
—Trabajaste en el rancho Mossy Glenn en Montana durante ocho 
años, ¿señor Calhoun? Pareces muy joven para haber estado trabajando 
tanto tiempo. —El escepticismo en la voz del hombre tenía a Rory 
picándole por golpearle. La implicación de que estaba mintiendo amenazó 
con anular su sentido común, algo que no podía permitir que sucediera. 
—Rory, por favor, señor Galloway. Y sí, lo hice.— Aquí viene... 
—Sin embargo, ¿no puedo llamar para una referencia? ¿Por qué es 
eso? —Rory estaba tentado a decirle a Galloway que si fuera posible 
debería permitir derramar un poco más de incredulidad de su lengua, pero 
sabía que estaría actuando tan inmaduro como el hombre más mayor 
pensaba que era. Tomando una respiración profunda, Rory bajó sus 
defensas lo suficiente para responder. 
—Eso sería porque mi padre, Ian Calhoun, no me daría ninguna. 
Usted puede confirmar que es el dueño de Mossy G con unos pocos clics 
del ratón. —Rory giró su sombrero Stetson con vueltas y vueltas sobre sus 
dedos, sin dar una reflexión sobre cuántas cosas decir—. Puse en la lista el 
número de mi hermana, que todavía vive y trabaja en el rancho. Puede 
 
 
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darle una referencia otra vez, es una cuestión bastante simple de confirmar. 
La mirada precipitada de los ojos de Galloway al Stetson había 
hecho que Rory parase el sombrero de fieltro de inmediato. Los ojos del 
hombre mayor se quedaron en ese sombrero en el que descansaba en lo alto 
del muslo de Rory. La Reina Isabel se disparó en su cabeza, bailando una 
giga. 
—¿Podrías... puedes decirme qué ocurrió para poner fin a tu empleo 
en el Mossy Glenn? —La voz de Chance sonaba distraída mientras seguía 
mirando a lo que Rory esperaba que fuera su sombrero, pero empezaba a 
sospechar lo contrario. 
Rory no permitió que el tono lo engañara. Casi podía ver la 
curiosidad creciente de Galloway. 
—No, señor. Sólo puedo decir que era personal, no tiene nada que 
ver con mi rendimiento en el trabajo. Una vez más, puede comprobar con 
Annabelle eso. Ella no le dirá el porqué, tampoco, sin embargo. 
Galloway, finalmente se encontró con su mirada, examinando. Echó 
la cabeza hacia un lado, dejando al descubierto su cuello venoso que hizo 
agua la boca de Rory. Renunciando a la reina bailando, cruzó un tobillo 
sobre su rodilla y dejó deslizar su sombrero contra su ingle. Los ojos de 
Galloway se estrecharon, pero Rory se negó a quebrarse. Estoico, podía 
hacerlo, en su mayoría. 
—Entonces, lo que pasa, señor… Rory. —Galloway se contuvo antes 
de que Rory tuviera la boca abierta a más de un centímetro y medio—. 
Cuando tu padre decide dejar caer lo que quiera que sea, ¿eso te molestó? 
El estoicismo se derrumbó bajo el peso de la risa amarga. 
—Oh, no, no, señor Galloway. Le puedo asegurar que no va a 
suceder, no en absoluto. Y antes de que pregunte acerca del rancho, ya ha 
sido escriturado a favor de mi hermana después de su muerte. Si trata de 
vendérmelo a mí o pongo un pie en la propiedad, se venderá al capataz 
actual, y déjeme decirle, que el hombre simplemente me odia. —Rory 
 
 
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apretó la boca cerrada, sorprendido de que hubiera dicho tanto. Galloway, 
sin embargo, se limitó a seguir estudiándolo de cerca. Rory trató de no 
inquietarse, pero se sentía expuesto después de su crisis lunática. Ahora 
bien, si perdiera el trabajo, no sería capaz de utilizar la defensa de 
discriminación por la edad. 
Galloway se echó hacia atrás en su silla, entrelazando sus dedos 
debajo de su barbilla mientras miraba a Rory. Por su parte, Rory se sentía 
como si estuviera diseccionado por la oscura y motivada mirada y lo 
desestabilizó de una manera que ninguna otra cosa en los últimos tiempos 
lo había hecho. Mantuvo la mandíbula apretada y cerrada e hizo todo lo 
posible para parecer sensato después de su estallido verbal. 
—Muy bien, Rory. Estás contratado, aunque lo comprobaré con tu 
hermana, lo comprendes. —Galloway se levantó y Rory le siguió 
rápidamente, tratando de ocultar su sorpresa. Esperaba una batalla más dura 
por el trabajo, aunque por dentro se sentía como si hubiera sido totalmente 
pisoteado por un toro. Increíble el dolor que la familia puede causar. 
—Muchas gracias, señor Galloway —murmuró Rory mientras 
tomaba la mano del hombre mayor por una rápida sacudida. Enterró la idea 
de que estaba seguro de que Galloway no le había dado el trabajo a Max 
condicionado a una verificación de referencias—. No le defraudaré. 
Galloway hizo un brusco asentimiento, pero todavía lo miraba con 
una intensidad que contrastaba con su actitud desinteresada. 
—Puedes poner tus cosas en el barracón... en este momento sólo 
estáis Max y tú. Esperemos ser capaces de añadir un par de manos más en 
pocos meses. 
—Sí, señor. Gracias una vez más, Sr. Galloway. —Rory se volvió y 
salió de la casa, dispuesto a no a balbucear de gratitud y hacer que 
pareciera un tonto aún más grande. 
 
 
17 
 
Capítulo Tres 
Chance se dejó caer de nuevo en su silla de escritorio, confortado por 
el ruidoso crujido que el cuero hizo con el impacto. Sus ojos fueron 
atraídos de nuevo al archivo de Rory antes de que pudiera detenerse. Había 
estado preparado para encontrar alguna razón para no contratar al hombre, 
estúpido, visto como había sido, porque él era ante todo, demasiado 
condenadamente atractivo. 
A pesar de ser joven y tener la cara de un ángel, incluso tenía pálidos 
rizos rubios que enmarcaban su hermoso rostro por amor de Cristo, y los 
ojos azules tan profundos que casi parecían negros, fue atraído a Chance en 
un nivel que le asustaba con su intensidad. Había tenido que ocultar su 
erección detrás de su escritorio hasta que pudo conseguir de alguna manera 
un pequeño control. Rory le había dado eso con su risa llena de dolor 
cuando le preguntó sobre la razón de que su propio padre le hubiera 
despedido. 
Despedido...infierno, repudiado es lo que era, y Chance tenía la 
sospecha de que sabía por qué. No creía que fuera una ilusión, tampoco. 
Cuando el joven había dejado caer su sombrero hasta sus rodillas, Chance 
había contribuido, en realidad, de tener sospecha a una maldita buena idea 
de por qué. Se hubiera reído si le hubiera ocurrido a otra persona... como 
solía ser el caso, no era gracioso cuando le pasaba a uno mismo. 
Ahora tenía en su empleo a un hombre sexy que, si hubiera sido 
quince años mayor, o por lo menos diez, podría haber manejado diez... 
Chance no tendría... nada que hacer. Necesitaba ayuda en el rancho más de 
lo que necesitaba echar un polvo, no importa cuánto su polla pensara de 
 
 
18 
otra manera. 
Esa particular parte de su anatomía se había despertado y tomado 
nota del hombre rubio como nadie antes, con la excepción del extraño en el 
bar en la noche del sábado. 
—Debe ser eso... el maldito desconocido con las manos mágicas que 
me convirtió en un viejo caliente. —No es que realmente Chance pensara 
que a los cuarenta fuera viejo o algo así, pero en un mundo que adoraba la 
juventud y la belleza, era difícil no sentirse viejo y gastado. Lo cual era una 
buena razón para mantener al joven a una distancia. No sentía ninguna 
simpatía por el... Rory. No había habido nadie para recoger a Chance 
cuando había sido derrotado por la vida, y había sobrevivido. No sin un 
problema o dos, ¿pero quién no tenía al menos un par? 
Y todo esto del auto-examen era una técnica dilatoria y lo sabía. No 
se permitiría a sí mismo sentirse culpable por hacer esto no solo a Rory 
sino a Max también. Chance confiaba en su instinto, y estaba seguro de que 
Max era de fiar. Cuando llegó al más joven de sus empleados, sin embargo, 
había solo demasiados sentimientos girando alrededor de la cabeza y el 
cuerpo de Chance para que creyera en su buen criterio hacia Rory. 
Chance tomó su teléfono móvil y a continuación marcó el número 
incluido de Annabelle Calhoun y trató con la música infernal en el otro 
extremo, mientras esperaba que le contestaran. ¿Quién hubiera pensado que 
algo de tecnología fuera una buena idea? 
—Hola —gritó una voz áspera a través de la línea. Chance contuvo 
una risita de sorpresa y esperaba como el Hades, que no fuera la hermana 
de Rory en el teléfono. Si fuera así... eesh. 
—Pregunto por Annabelle Calhoun. ¿Puedo hablar con ella, por 
favor? 
—¿Quién es? ¿Qué quieres con Annabelle? —Chance tenía la 
secreta sospecha de que el hombre enojado en el teléfono era el padre de 
Rory, y tanto como tuvo la tentación de decirle al hombre el motivo de su 
llamada, porque estaba seguro de que Ian Calhoun le contaría la historia de 
 
 
19 
Rory en un virulento estallido, Chance tenía la suficiente integridad para 
contenerse. 
—¿Está disponible? —Chance mantuvo su voz razonable y tranquila. 
Quería la comprobación de la referencia sobre Rory. La maldición que vino 
a través de la línea demostró que estaba irritando al Calhoun senior con su 
perseverancia, fue sólo una ventaja añadida. 
—Volveré a llamar en otro momento. —Como cuando usted esté 
mejor adaptado a sus medicinas psiquiátricas. Chance desconectó la 
llamada y apagó su teléfono por un rato. Estaba bastante seguro de que 
tendría algunos mensajes divertidos para escuchar más tarde. 
En este momento, tenía que dirigirse al barracón, y dar a sus 
empleados la lista de trabajo detallada que había preparado, así como 
también discutir el salario con Rory. 
Extraño que el hombre no hubiera preguntado aún al respecto, y 
Chance tuvo que reconocer que había estado demasiado ocupado tratando 
de sofocar su atracción por el joven para pensar en los salarios. Tendría que 
tener el cerebro fuera de sus bolas y actuar como el jefe en lugar de un 
viejo perro caliente. Chance sólo rezaba para estar a la altura del desafío. 
 
El estómago de Chance se hundió a sus rodillas, cuando descubrió a 
Max solo en el barracón. 
—Eh, jefe, ¿qué puedo hacer por ti? —La sonrisa de Max era 
contagiosa, alcanzando a Chance e invitándole a participar de la risa al 
mundo en general. ¿Cómo podía el hombre ser tan alegre? No era natural. 
—Vine a darte a ti y a Rory la lista de trabajo, responder a preguntas 
acerca de cualquier cosa. También me di cuenta que necesitaba discutir 
algo con Rory que olvidamos por completo en su entrevista. ¿Sabes dónde 
 
 
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está? —Chance no quiso preguntar, no quería estar a solas con el alto y 
demasiado-atractivo hombre, si fuera posible. 
—Recibió una llamada telefónica hace unos minutos. No pude evitar 
oír la voz de un hombre que le gritaba. Ya sabe lo fuerte que los teléfonos 
móviles pueden ser. —Max lo miró de una manera que hizo a Chance 
preguntarse lo que el hombre más pequeño estaba viendo. 
—Sí, pueden ser muy... um. Creo que puedo dejar la lista contigo y 
puedes poner al tanto a Rory con ella. Ya me pondré al día con él de la otra 
cosa en otro momento. O quizá esté de regreso en el momento en que 
hayamos terminado. Si quieres, puedo esperar mientras miras la lista por 
encima. Sólo en caso de que tengas alguna pregunta. —Chance echó un 
vistazo a hurtadillas por la puerta y todavía no veía a Rory por ningún 
lugar. Tal vez había salido detrás del granero. Se volvió para encontrar a 
Max que lo estudiaba con atención. 
—Es probable que haya terminado y compruebe fuera el lugar. Dijo 
que iba a hacer esto bien antes de que sonara su teléfono, si quieres ir a ver 
—sugirió Max. 
—No. Dudo que quiera que nadie le oiga... lo que sea que esté 
pasando en esa llamada si no ha terminado. —La culpa cosquilleó en el 
cerebro de Chance... ¿sin darse cuenta había azuzado a Calhoun senior 
sobre Rory? La idea le hizo sentir como un asno. Por supuesto que lo había 
hecho. El golpe que había salido de provocar a Ian Calhoun le había 
lanzado de vuelta y atrapado a Rory cabeza abajo—. Mierda. Bueno, Max, 
aquí está la lista. Ambos tenéis suficiente experiencia para que eso sea 
auto-explicativo de todos modos. Si alguno de vosotros tiene preguntas, 
solo acercaos a la casa. Cada vez que necesitéis algo, no lo dudéis. 
Chance apenas había colocado el papel en la mano de Max antes de 
que se girara y dando zancadas, saliera a la puerta, tratando de mantener un 
poco de dignidad por caminar rápido en lugar de correr. Se detuvo y 
escuchó, con la esperanza de captar el sonido de la voz de Rory, pero no 
oyó nada que no fuera la vaca o el caballo ocasional. Yendo por instinto, 
Chance se dirigió al establo, rodeando la esquina cuando llegó a ella. Vio a 
 
 
21 
Rory desplomado contra la pared. 
—¿Sosteniendo el granero? —Dios, ¿cuando había sido tan poco 
convincente? Chance sabía sin lugar a dudas que nunca iba a tener sexo 
otra vez con frases como las que se escapaban de su boca. El perfil de Rory 
era muy fino cuando el hombre lo miró de frente. Su boca llena estaba 
levantada en una leve sonrisa, al menos en la medida que Chance podía ver. 
—Mira, Rory... —¿Qué? ¿Siento que tu viejo sea un asno? ¿Lo 
siento, traté de comprobar tus referencias, pero no las de Max? ¿Lo siento, 
soy un asno? 
—Annabelle le llamará tan pronto como pueda alejarse de Ian, 
probablemente mañana o al día siguiente. Me envió un mensaje de texto 
después que recuperó su teléfono de él. Lo bueno es que no sabe cómo 
borrar los números y tal, ¿eh? —Rory mantuvo su mirada hacia abajo, 
mirando fijamente, Chance apostaría, que a ninguna otra cosa más que lo 
que se estaba desarrollando detrás de sus ojos. 
Se acercó al joven, incapaz de mantener su distancia en la cara de 
dolor de Rory. Chance no se permitiría, sin embargo, llegar a Rory. Eso es 
lo que pensaba, al menos, y era por consiguiente el más sorprendido de los 
dos cuando llevó una mano para descansar sobre el hombro de Rory. 
—Lo siento. Por favor, hazle saber a tu hermana que esas referencias 
no son necesarias. —Los ojos azul oscuro de Rory se reunieroncon los de 
Chance y no había manera de que ninguno de los dos pudiera negar el calor 
que pasó entre ellos. Chance retiró su mano, metiéndola en el fondo en su 
bolsillo delantero de los vaqueros para evitar acercarla a él, de nuevo. 
Sin embargo esos ojos color índigo se quedaron en los suyos. Tan 
cerca, que Chance no pudo dejar de notar el azul que tenía pequeñas 
manchas de color ámbar cerca de la pupila. Era un gran contraste que le 
fascinaba hasta el punto de la distracción, casi como pequeñas llamas que 
bailaban en las profundidades de la medianoche de los ojos del hombre más 
joven. 
Chance no podía alejarse él mismo cuando Rory sacó una mano y 
 
 
22 
acarició con un dedo la línea de su cuello, deteniéndose justo debajo de la 
oreja. Chance se estremeció al tacto, sintiéndolo en cada terminación 
nerviosa de su cuerpo. Rory dejó caer su mano de nuevo a su costado y 
miró hacia otro lado, dando a Chance su perfil una vez más de nuevo. 
—Ella va a llamar de todos modos, señor Galloway. Bien podría 
obtener lo que necesita. ¿Eso es todo, señor? —Nunca el tono de Rory se 
desvió de lo cortés, pero maldita sea si no cabreó a Chance gracias a ello. 
¿Y señor? ¿Era realmente necesario? 
Probablemente. El cerebro de Chance se puso en marcha y volvió a 
pisotear su orgullo de nuevo. No era como si hubiera sido cualquier otra 
cosa más que una polla para Rory. 
—No, Rory, eso no es todo. Soy Chance, no señor Galloway o señor. 
—Chance dejó escapar un suspiro de frustración cuando Rory siguió 
mirando sólo Dios sabía qué. No había forma que una escoba de mezquite 
fuera tan interesante, aunque sí logró una leve inclinación de 
reconocimiento en las palabras de Chance—. También está el asunto de 
tu... maldita sea. Muy bien. Soy un asno y lo siento y tenemos que hablar 
de tu sueldo, ¿de acuerdo? —Cuando las disculpas se fueron, no fue su 
mejor momento, y se distinguió por la frustración, la duda, pero también el 
lamento sincero. Chance no era normalmente tan idiota y lo sabía. 
Lo que le hizo saltar con este hombre fue algo que no estaba 
dispuesto a profundizar todavía, así que tenía miedo de que pudiera tener 
que acostumbrarse a disculparse. 
Rory mantuvo los ojos fijos delante de él mientras asentía con la 
cabeza una vez más. 
—De acuerdo, Chance. En cuanto al salario, estoy seguro de que vas 
a ser un hombre justo, ¿no? Así pues, si me disculpas, tengo que... 
Fue entonces cuando Chance dejó ir a su locura, mirando la 
mandíbula del joven retorcerse cuando dejó de hablar. Lo que había 
sucedido con esa llamada telefónica, le había dolido a Rory y quería o 
 
 
23 
necesitaba, estar a solas para hacer frente a ello con cierta dignidad. 
—Todavía necesito discutirlo, pero más tarde. Cuando tengas 
tiempo.— Chance mordió su lengua para dejar de ofrecerse a escuchar lo 
que estaba molestando a Rory. Sería mejor si no lo supiera. Se dirigió de 
nuevo al barracón y le pidió a Max que mantuviera un ojo sobre Rory y le 
prestara un oído si pensaba que lo necesitaba. Con esto manejado, Chance 
se fue a la casa del rancho, a resignarse a escuchar los mensajes de voz que, 
sin duda, había recibido de un airado Ian Calhoun. 
 
 
24 
 
Capítulo Cuatro 
Rory miró por el rabillo de su ojo, mientras Chance se alejaba. 
Estaba seguro de que el hombre había estado a punto de decir algo más, 
pero lo reconsideró en el último momento y huyó en su lugar para evitar 
que cualquier palabra se deslizara de sus labios que más tarde podría 
lamentar. 
O tal vez Chance no lamentaría nada de lo que dijo. Rory en realidad 
no conocía a este hombre, pero en su opinión, Chance Galloway parecía ser 
un hombre fuertemente herido que estaba a medio recuperarse si no 
encontraba una manera de desahogarse. Rory estaría más que feliz de 
ayudar a Chance con eso, pero viendo que Rory era tan joven y tan 
demasiado malditamente cerca de ser bonito, lo cual desempeñaba un papel 
en por qué se aseguró de que su cuerpo fuera tan masculino como pudiera 
ser, con esos dos malos rasgos declarados de Chance, tendría mejor suerte 
tratar de meter la cabeza en la coalición de la derecha conservadora. 
Aunque, pensándolo bien, con todo lo que había estado pasando en las 
noticias últimamente, eso podría no ser un hueso duro de roer. 
Y ahora iba a venir con sus propios chistes malos. De lo que sea que 
Chance debiera haberse contagiado. Rory bufó a eso y salió fuera del 
establo, apartando las heridas y los insultos que su padre le arrojó. Habría 
colgado, pero nunca funcionó antes, el hombre sólo habría vuelto a llamar 
y dejar mensajes de voz. Bastante fáciles de eliminar, pero Rory no había 
sido capaz de hacerlo sin escuchar primero. ¿Glotón para el castigo o la 
esperanza de un renacer eterno? Ninguna elección le hacía feliz. 
Lo que aligeró su estado de ánimo un poco, fue la manera en que 
Chance no había sido capaz de mirar hacia otro lado cuando sus ojos se 
 
 
25 
encontraron y ese calor impío había estallado entre ellos. Rory lo había 
esperado, pero Chance no lo había planeado. Sería bastante pronto, Rory lo 
había asegurado más bien tontamente cuando había cedido a la tentación y 
le acarició el camino arriba por el lado del cuello de Chance, sus puntas de 
los dedos trazando sobre la púrpura mordedura de amor bajo la oreja del 
hombre. 
La necesidad de trazar ese camino con su lengua fue tan abrumadora 
que Rory había tenido que bloquear sus rodillas para evitar moverse más 
cerca. Algo sobre el vaquero atrajo a Rory a él. Era una sensación 
poderosa, una atracción tan fuerte que no le importaba luchar contra ella, 
sobre todo porque dudaba de que alguna vez hubiera encontrado tal 
sensación de nuevo. 
De una cosa estaba seguro... cuando finalmente se encontraran 
juntos, iba a ser de infarto, una experiencia arrolladora de la mejor manera 
posible, y esto sucedería. Sólo pensar en ello hizo que Rory se sintiera 
como si hubiera estado lleno de helio. Con cargas elevadas y flotando 
fuera, quitando el dolor residual en su corazón y sacándolo de la vista. 
Su polla era otra historia totalmente. Completamente erecto y 
palpitando al ritmo de los latidos de su corazón, esa parte de él estaba 
exigiendo atención. Rory lo consideró por un minuto y llegó a la 
conclusión de que este problema no iba a desaparecer por sí solo. Era una 
apuesta segura a la que Chance no estaría dispuesto a volver y ayudarle a 
salir con ello tampoco. Sólo tendría que esperar que Max estuviera ocupado 
o no se diera cuenta de la erección que Rory estaría luciendo cuando 
volviera al barracón. Y, si la suerte estaba de su lado, tal vez Rory podría 
llegar al cuarto de baño y cuidar de ello tranquilamente. 
 
Chance todavía estaba tratando de pasar la ira que le había 
sorprendido cuando escuchó los mensajes dejados por ese asno intolerante 
 
 
26 
que decía ser el padre de Rory. Chance tenía sus dudas... incluso su propio 
padre no había sido tan cruel cuando se había enterado de que su único hijo 
era gay. Ian Calhoun estaba lleno de más odio que cualquier persona que 
Chance alguna vez podría recordar conocer antes, y habiendo sido 
marginado mientras se encontraba en el circuito de rodeo, había conocido a 
algunas excusas bastante lamentables para unos seres humanos. Suficiente 
para que él hubiera tirado la toalla y lo hubiera dejado. Algunas cosas 
simplemente no valía la pena el infierno que un hombre tenía que pasar. 
Chance no tenía ningún deseo de ser un mártir en la horca en torno a un 
montón de vaqueros homofóbicos. 
Golpear con velocidad el saco que había colgado en el garaje del 
apartamento no estaba teniendo el efecto habitual de quemar su 
temperamento. En su lugar, sus oídos le zumbaban por el constante toc-toc-
toc cuando sus puños golpeaban una y otra vez, haciendo eco en el espacio 
vacío. Había intentado hacer del lugar un dulce y pequeño gimnasio en 
casa, o tal vez eso seríacon propiedad, para los trabajadores del rancho y 
para él mismo. Sin embargo lo planeaba una vez que consiguiera que el 
rancho funcionara sin problemas y obtuviera una ganancia decente. 
Hasta entonces, era sólo él y el saco colgando, pasando algún tiempo 
de terapia de calidad juntos. Bueno, de calidad cuando funcionaba. Chance 
golpeó el saco una vez más y entonces lo atrapó y se calmó entre sus 
manos. Podría ser para los otros chicos, Rory en concreto, algo bueno 
poder venir aquí y deshacerse de sus frustraciones. Otra cosa más sobre la 
que necesitaba hablar con los hombres. 
Chance desenrolló la cinta de las manos, deleitándose con la 
quemadura y los dolores que corrían a través de sus articulaciones. No era 
aficionado al dolor, pero el poco daño causado por un entrenamiento fuerte 
era una recompensa por un trabajo bien hecho. Retorcido ¿él? Lo más 
probable. Una de las cosas que sabía a ciencia cierta era que tenía que 
limpiarse. Había trabajado durante un buen tiempo y estaba empapado de 
sudor. 
Chance tomó las escaleras abajo dos a la vez, menos preocupado por 
 
 
27 
el tropiezo, y más por que estuviera a punto de ser sorprendido por uno de 
los hombres... Rory, específicamente. Prefería que el hombre más joven no 
lo viera así, cansado y empapado por el esfuerzo físico. Chance frunció el 
ceño. ¿Qué diablos le pasaba? Habría un montón de veces en que Rory y 
Max le verían sudoroso y agotado. Era una estupidez ser vanidoso al 
respecto, y Chance no se consideraba a sí mismo como un hombre 
estúpido. Llegó a través de la puerta de atrás y se dirigió a la ducha. 
No fue hasta que estaba de pie frente al espejo del baño que dejó que 
sus ojos señalaran la ruta que sus dedos le habían picado por rastrear 
durante todo el día. Juraría que todavía podía sentir el calor de ese fuerte y 
calloso dedo corriendo hasta el cuello, llegando a descansar en... oh. Oh, 
mierda. 
Justo en esa marca púrpura de una moneda de diez centavos debajo 
de su oreja. Chance había tratado de ocultar el chupetón dejado allí por el 
extraño en el bar. Se había cepillado el pelo hacia adelante y eso debería 
haber funcionado, ya que era lo suficientemente largo que caía casi hasta 
los hombros ahora. Chance se apoyó más cerca del espejo. Sí, el cabello 
definitivamente la cubría, lo que significaba que en algún momento durante 
el día debía de haber cepillado el cabello lejos de la marca. 
Aquí había estado quejándose de los jóvenes irresponsables. Chance 
se sentía como un hipócrita, dando vueltas a la marca como un niño 
caliente y gustándole, maldita sea. No fue coincidencia que Rory hubiera 
tocado esa marca, ahora que lo pensaba, Chance era definitivamente una 
vieja cabra caliente, una vez que se hizo evidente que no tenía una pareja. 
Lo que significaba que Chance estaba de mierda hasta el cuello, no importa 
lo feliz que fuera su polla y no importa lo insistentemente que le golpeara 
contra su propio vientre un mensaje de aprobación en código Morse. 
Gimió, pero si era de placer o de queja decidió no examinarlo muy de 
cerca. Estaba bastante seguro de que no le gustaría la respuesta. 
 
 
28 
Capítulo Cinco 
Rory capturó miradas furtivas de Chance hacia él en todo el día. Sin 
duda había conseguido que el hombre se preguntara bastante pronto lo 
increíble que llegaría a ser un auténtico momento “ja-ja”...entonces la 
verdadera diversión comenzaría. Rory se sintió tentado de cacarear 
malvadamente y frotarse las manos sólo para ver la espalda de Chance 
ponerse más tiesa que un palo, pero eso sería delatarse y él prefería mejor 
alargar el suspense el mayor tiempo posible. Sería un premio mucho más 
dulce. 
Se aseguró de que estaba parado en la línea de visión de Chance 
cuando lanzó el último saco de pienso en su lugar. Mantuvo la cabeza 
casualmente apartada y tiró del dobladillo de su camisa para limpiar su 
rostro sudoroso. Así que el hombre mayor pensaba que Rory era demasiado 
joven y bonito, ¿eh? Bueno, daría a Chance una razón para corregir su 
forma de pensar, o al menos que lo viera bajo una luz diferente. Rory subió 
la camisa más arriba, asegurándose de que su paquete de ocho estuviera ahí 
fuera, así como también sus pectorales y pezones... que sucedía que estaban 
perforados. 
Si el gemido que oyó fue una indicación, había tenido éxito en 
desviar la atención de Chance de otra cosa que no fuera su cuerpo. Rory le 
dio la espalda al hombre antes de bajar la camisa, porque un atisbo de un 
pedazo de su espalda podría sacar otro sonido ahogado. Lo hizo, y Rory 
tenía que mantener la espalda a Chance ya que no podía contener su 
sonrisa. Esto era muy divertido. Rory nunca había sido una polla 
provocadora antes. 
—¿Has terminado aquí, Rory? —El sonido de la voz ronca de 
Chance, el aliento cosquilleando en la parte posterior del cuello de Rory, 
 
 
29 
casi lo hizo saltar antes de que pudiera detenerse. La pura fuerza de 
voluntad retrasó el sonido abajo en la garganta a pesar de que no podía 
hacer mucho acerca del tic involuntario que le sobresaltó. 
—Me parece que todo está descargado, señor. Quiero decir, Chance. 
—Eso realmente fue un lapsus nervioso, pero a Rory le resultaba difícil 
lamentarlo cuando el hombre se erizó de indignación tan espléndidamente. 
El calor entre ellos aumentó unos pocos grados más alto... si esto se 
mantenía, podrían tener que preocuparse por una combustión espontánea. 
Un gruñido de Chance era la advertencia que Rory tenía antes de que 
fuera agarrado por un hombro y dado la vuelta para enfrentar al otro 
hombre. No tenía tiempo para aleccionar su expresión en una de las 
diversiones ocasionales. No, cuando se enfrentó a Chance con lo que era 
una caliente mirada hambrienta y una polla lo suficientemente dura como 
para clavar clavos. 
—Oficina. Ahora. —La seca orden ni siquiera estuvo todo el camino 
fuera antes de que Chance se estuviera comiendo la tierra con zancadas de 
largas piernas... y Rory pisándole los talones, con los ojos pegados al 
perfectamente redondeado culo que se flexionaba con cada paso. Jesús, este 
paseo le iba a matar, detendría su corazón en cualquier momento. 
La polla de Rory latía dolorosamente cuando vio a Chance tomar los 
escalones del porche. Simplemente no podía haber un espectáculo más 
perfecto que ese culo, a menos que fuera uno del susodicho culo desnudo 
que se flexionaba y empujaba las caderas para bombear esas esbeltas 
caderas de vaquero... 
El paseo a través de la casa a la oficina pasó en una imagen borrosa 
de poderosa necesidad y acumulación de músculos. Rory casi decidió que 
seguiría a su jefe a cualquier lugar, siempre y cuando pudiera mantener los 
ojos en esa apretada burbuja cubierta de tela vaquera. El hombre estaba 
bien de pies a cabeza, pero su culo... esa parte en particular simplemente 
era imposible de describir. La decepción se elevó a través de Rory cuando 
llegaron a la oficina y Chance se dio la vuelta. Bueno, pero esa fue una 
 
 
30 
maldita buena vista, también. 
—Toma asiento. —El jefe le dio la espalda y la columna vertebral de 
Rory se puso rígida, casi tanto como su polla. Chance estaba enredado 
libremente con los pedidos. Sí, él era el jefe, pero si una orden no tenía 
sentido, Rory no tenía ningún problema en cuestionarla. 
—Prefiero permanecer de pie, si no te importa. Tengo una especie de 
sudor, y no tengo ganas de que se pegue a la piel de cuero, o se deslice 
fuera de él, tampoco. —Rory habría intentado sonreír, pero cada parte de él 
estaba tensa y dura. Había tanta sangre corriendo hacia el sur que sus labios 
se sentían entumecidos. 
Chance se volvió hacia él, entrando en su espacio personal, sólo a un 
pelo de amplitud de rozar sus pollas juntas. Rory podía sentir el calor salir 
de Chance, el hombre era como un horno caminando. 
Una mano dura se estrelló contra su pecho mientras Chance 
caminaba hacia Rory tres pasos hacia atrás y lo empujó,enviándole a la 
silla para tumbarlo indignamente. Su temperamento se disparó, pero 
cuando levantó la vista y se encontró con la morena mirada furiosa de 
Chance, se volvió a contener. 
El hombre mayor estaba al borde... de la ira y la tensión sexual 
derramándose de él tan espesa que Rory podía olerla. Si pensó que 
provocar a Chance terminaría en joder, lo habría considerado seriamente, 
aunque una enojada jodida no era lo que buscaba. 
Sin embargo, los puños se cerraron y se apretaron a través de la cara 
de su jefe y los hombros más o menos confiados, Rory supo que cualquier 
contacto físico entre los dos no sería del tipo agradable. Se aseguró de 
tomar una relajante y tranquila respiración una vez que Chance le dio la 
espalda y se dirigió a su escritorio. Rory también instruyó cuidadosamente 
a sus facciones en lo que él esperaba que fuera una máscara inexpresiva. 
No quería que Chance viera nada allí que pudiera dar al hombre una causa 
para que le despidiera, o aún más probable, algo que pegara un susto a 
Chance. Observar los movimientos rígidos y espasmódicos cuando Chance 
 
 
31 
llegó a su escritorio y sacó la silla gastada hizo que Rory se sintiera mejor 
acerca de cómo controlar su propio temperamento. Tal vez fuera un poco 
petulante, también, a pesar de que no quería examinar eso muy de cerca. 
Cuando el otro hombre finalmente lo miró, Rory no se inmutó ni 
parpadeó. El leve aleteo de las fosas nasales de Chance era un indicio de 
por qué sentía el incremento de la ira en el hombre, y por alguna extraña 
razón, Rory encontró ese pequeño movimiento erótico como el infierno. 
Jesús, ¿iba a desarrollar algún raro fetiche por la nariz ahora? ¿Cuándo 
había llegado a ser tan retorcido? Había otra cosa que no quería examinar 
tan de cerca. Debía ser un día de revelaciones no deseadas. 
Ahora, tenía que ver cómo el jefe quería jugar a esto. Estaba seguro 
de que sería interesante. 
Chance cerró los ojos brevemente, y en el espacio de una respiración 
fue del enojo a la serenidad. Fue un cambio fascinante, hecho con tanta 
rapidez que Rory no podía evitar estar impresionado. Cuando los ojos 
chocolate negro se abrieron de nuevo y se engancharon a Rory, su polla le 
dio un tirón repentino que estaba seguro que no podía pasar por alto... y 
esta vez no iba a tratar de ocultarlo. El jefe podría hacerle frente. El calor 
que de nuevo explotó en los ojos de Chance no tenía nada que ver con la 
ira. Cuando por fin se encontró con los ojos de Rory, sólo inclinó la cabeza 
en reconocimiento... Sí, señor, jefe, todo por usted. 
—No. —Chance estaba sacudiendo la cabeza como si hubiera 
escuchado los pensamientos de Rory. Rory sólo arqueó una ceja y 
esperó...después de todo, él no era el que había exigido esta pequeña charla. 
Tomó nota de los nudillos de su jefe poniéndose blancos cuando el hombre 
se aferró al borde de la mesa. Tal vez necesitaba un empujón. 
—¿No? 
Una sacudida brusca de la cabeza y Chance estaba mirando furioso 
de nuevo. 
—No. Ninguno de... —inclinó su barbilla hacia abajo en lo que Rory 
asumió que se suponía que era la dirección de su hinchada polla—. Eso. 
 
 
32 
Nada de eso. 
Rory no sabía si reír o gruñir. Bailó las puntas de sus dedos sobre su 
entrepierna. 
—¿Quieres decir esto? ¿Mi polla? ¿Nada de eso qué? —Que le aspen 
si iba a dejar que el jefe hablara sin decir nada. 
Las mejillas de Chance enrojecieron. 
—¡Sabes lo que quiero decir! Yo no tonteo con los empleados o... —
Hizo un gesto a Rory de frustración, agitando las manos en el aire antes de 
aterrizar en el brazo de la silla—. Jovencitos guaperas. 
—No te lo pedí, señor. —No en voz alta, por lo menos. Las cejas 
oscuras del jefe se juntaron y esa mano revoloteando salió del brazo de la 
silla para señalar con el dedo a Rory. 
—Entonces, ¿qué fue ese pequeño espectáculo que montaste ahí 
fuera? 
Rory se encogió de hombros. 
—¿Limpiarme el sudor antes de que pudiera correr a mis ojos? ¿Eso 
fue un espectáculo? 
Chance abrió la boca, pareciendo más loco que nueve infiernos, pero 
Rory no iba a permitirle indignarse por todo. 
—Estabas observando, jefe, lo habías estado haciendo toda la 
mañana. ¿Qué estás escondiendo debajo de ese escritorio, en este 
momento? —Eso justo hizo callar al hombre. Los labios llenos de Chance 
desaparecieron en una línea fina. 
Sí, ambos sabían lo que estaba escondiendo debajo de ese pedazo de 
madera de roble. 
—No importa. Trabajas para mí, eres demasiado...—El jefe negó con 
la cabeza y mantuvo la mirada en Rory. 
 
 
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De acuerdo, entonces. Rory se levantó y se acercó a la mesa. 
—¿Demasiado joven y demasiado bonito también? ¿Verdad? Ese es 
tu complejo, vaquero, no el mío. Da la casualidad de que me gustan más 
mayores y cascarrabias, sólo esta vez, aunque sólo Dios sabe por qué. —
Rory dio una palmada en su sombrero de vuelta a su cabeza y dejó a 
Chance sentado allí, con la boca abierta como una muñeca inflable. 
 
Más tarde esa noche, Chance tropezó en la ducha, doliéndose en 
lugares que nunca siquiera había sabido que existían. Sintió un momento de 
autocomplacencia por haber logrado mantenerse al margen en cualquier 
momento que había tenido que lidiar con Rory durante todo el día... y justo 
así, un simple pensamiento del nombre del hombre, y una parte específica 
de sí mismo con la que era muy familiar se convirtió en la palpitante parte 
más dolorosa de su anatomía. 
—Joder. —Chance fulminó con la mirada a su polla, tratando de 
decidir si estaba más irritado o divertido con la forma en que saltó a la vida 
con tanta facilidad. Asombrado, de verdad... Rory era el equivalente de una 
gran dosis de Viagra. Chance se estremeció ante ese pensamiento. No 
importa lo sexy que fuera Rory, comparar al hombre con cualquier cosa 
relacionada con la disfunción eréctil era un poquito traumatizante. 
Dio un paso bajo la ducha, dejando que el agua caliente golpeara sus 
músculos doloridos. La forma en que el agua mojaba su cuerpo, brillante y 
resplandeciente, hizo que Chance hojeara media docena de imágenes de 
Rory trabajando en el calor de antes, el sudor empapando su piel y 
atormentando a Chance con una necesidad de tocar. 
—Extrañamente ridículo. —Y así era. Cada vez que el joven se había 
dignado a mirar a Chance, había sido con la distancia y nada más en su 
mirada. Al parecer, Chance había borrado todo lo que el hombre había 
 
 
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sentido por él, lo cual justo encajaba con la percepción de que Rory era 
demasiado joven. O demasiado voluble. 
Suspirando, Chance inclinó la cabeza hacia atrás contra la pared de la 
ducha. Tal vez toda la falta de interés en la mirada del joven significaba 
otra cosa que no fuera culpa de Rory. ¿Podría significar que Chance era un 
idiota que había sido cruel y prejuicioso, y una vez que Rory vio eso, su 
deseo de joder a su jefe se agotó y se esfumó?. 
Fuera lo que fuese, también significaba que no había nadie que le 
ayudara con la erección que se negaba a desaparecer por sí sola. Gimiendo, 
Chance finalmente cedió a la necesidad de liberación y empuñó su polla. 
Renunciando a la batalla, dejó que imágenes de Rory pasaran sobre él, se 
deslizaran sobre su piel en una caliente necesidad que robó el aliento de 
Chance, al mismo tiempo que envió el temor volcado en la carne de gallina 
deslizándose sobre su cuerpo. 
Nunca había querido a nadie como quería a Rory, y ese anhelo le 
asustaba tanto como le quemaba. Ni siquiera era capaz de impedir que el 
nombre del hombre quemara en sus labios, cuando su orgasmo se expandió 
violentamente por él. Todo lo que Chance podía hacer con esa comprensión 
era mirar estúpidamente cómo el agua lavaba su semen por el desagüe. 
 
Rory logró, apenas, mantenerse a raya en torno a Chance durante las 
próximas dos semanas. Ninguna mirada burlona, nada de tentar al otro 
hombre con provocativas poses, o quitarse la camiseta cuando el hombre 
mayor estaba cerca.Demonios, incluso no se había sentado en la oficina de 
nuevo y no salió el tema salarial, todo ello con Rory en su mejor 
comportamiento. Esa no fue la única vez que había estado en la oficina de 
Chance después de lo que Rory consideraba como la revelación del club... 
sabía que Chance sabía que había sido Rory quien le tocó y le consiguió en 
 
 
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el club. Rory quien había dejado una marca en la atractiva piel bronceada. 
Estaba conduciendo a la locura a Rory, porque Chance había estado 
mirando furtivamente con tanta frecuencia que pensó que podía salirse con 
la suya. Incluso si él no hubiera atrapado varias de esas secretas miradas, 
Rory habría sabido que Chance le quería... era evidente en la fuerte 
erección del hombre que trataba de cubrir en cualquier momento en que los 
dos estaban cerca el uno del otro. 
Rory resopló. Bueno, era obvio que el cuerpo del hombre lo quería, 
de todos modos. Más aún ahora que los resultados de esa segunda visita a 
la oficina después de la revelación estaban ahí. Esa fue la visita cuando 
Chance les había llamado a él y a Max para hacerles saber que necesitaban 
ir a la ciudad al día siguiente, los tres, para los exámenes físicos completos. 
Los resultados habían llegado en el correo de hoy, y Rory no se había 
sorprendido al estar limpio, no veía cómo no lo estaría… 
A pesar del hecho de que Rory estaba perfectamente sano, no estaba 
muy feliz. El problema era, que Rory había tratado de ser bueno, y tratado 
de ser malo, pero nada funcionaba. No importaba lo más mínimo si la polla 
de Chance estaba dura si el hombre no soltaba sus prejuicios. 
Obviamente, el jefe no iba a hacerlo, lo que hizo que Rory se 
preguntara ¿qué diablos le pasaba? Sí, él había trabajado al lado del hombre 
muchas veces ahora y había llegado a admirar su ética de trabajo y su 
inteligencia. Pero no importaba. El hombre no lo quería. No, eso no era 
cierto... Chance no quería quererle. 
Rory tuvo un flashback en el club, de Chance tratando de alejarse de 
dos PYTs decididos que no habían tenido ningún respeto por nada más que 
sus propios deseos. ¿Era eso lo que él estaba haciendo? Chance había 
dejado su posición más que clara y no había cedido a las demandas de su 
cuerpo, probablemente nunca lo haría. ¿Era por eso que quería al hombre 
más mayor tanto, porque era un reto? 
Sin embargo, Rory había querido a Chance tan pronto como lo había 
visto en el club, antes de que supiera nada acerca de las cosas que le 
 
 
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gustaban a Chance y las que no. 
—A la mierda. —Rory se apartó el pelo, todavía húmedo de la 
ducha, y cogió su sombrero. Estaba harto de perseguir sus propios 
pensamientos que no llevaban a ningún lado, y harto de no sentirse lo 
suficientemente bueno para nadie. Había perdido a su familia, y el único 
hombre en el que estaba interesado no le correspondía, y maldita sea, Rory 
estaba cansado de no sentirse ni amado, ni deseado. La soledad era un dolor 
constante que mantenía enterrado bajo una fachada de indiferencia, y esa 
fachada esta noche la llevaba excepcionalmente delgada. 
—Voy a salir, Max, probablemente llegaré muy tarde. —O realmente 
temprano, dependiendo del punto de vista. Asintió a Max, quien se limitó a 
mirarlo, buscando exactamente como si esperara que Rory se detuviera y 
preguntara qué quería. No iba a ocurrir. La frustración, la ira y sólo la 
simple necesidad le estaban desgarrando a con garras de acero y no podía 
tratar con ello ya más. 
Rory cerró la puerta firmemente detrás de él y corrió desde el porche 
a su camioneta, no importa si se veía como un tonto. Lo único que 
importaba era conseguir alejarse de una puta vez de Chance Galloway, y 
sólo tal vez, podría encontrar a alguien que le quisiera, y la soledad dejaría 
de desgarrarle al menos por la noche. 
 
 
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Capítulo Seis 
Podía hacer esto. Trabajar con Rory éstas últimas dos semanas había 
sido una experiencia reveladora para Chance. El joven trabajó duro y sabía 
lo que estaba haciendo. No era demasiado orgulloso para hacer cualquier 
tarea, no pensó que fuera demasiado bueno para seguir las órdenes, aunque 
no dudó en hablar si tenía alguna sugerencia de cómo podía hacer algo de 
manera más eficiente. Y vaya si sus sugerencias no fueron bienvenidas. 
El hombre había mostrado más moderación que Chance, más de lo 
que había pensado que Rory fuera capaz, y un nivel de madurez que era 
impresionante como el infierno. Chance se tomó un minuto para asegurarse 
de que su pelo estaba peinado en su lugar, mirando su reflejo, por enésima 
vez y tratando de ignorar el ligero temblor de sus dedos. 
Dios, estaba tan nervioso como una virgen, lo cual era una estupidez. 
Estaba lo suficientemente lejos de ser una virgen, gracias a su juventud 
caliente, que si tuvo tantas pollas saliendo de él como las había tenido 
entrando en él, podría venir a parecerse a un maldito puerco espín. 
¿Y no era eso parte de su problema? El hecho de que había estado algo en 
el lado más fácil cuando era más joven, pensaba que todos los demás 
también lo estaban. Chance sabía que era equivocado pensar así, y había 
estado trabajando para tratar de corregirlo, tanto que había trabajado en 
cambiar sus fáciles maneras de años atrás. 
El sonido de un motor en marcha y rugiendo por salir, penetró en las 
reflexiones de Chance. ¿Quién se iría y dónde se iría? Max no tenía ningún 
familiar que Chance supiera y la familia de Rory lo había repudiado, 
además de que estaban a más de mil kilómetros de distancia. 
 
 
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Rory... Una sensación de hundimiento en la boca del estómago de 
Chance le sacó precipitadamente de su casa y golpeando la puerta del 
barracón. Había mirado a su alrededor lo suficientemente rápido como para 
saber que la camioneta de Rory se había ido, y ese hecho tuvo a la ira 
luchando contra el miedo y la vergüenza. Max abrió la puerta, una mirada 
de complicidad en sus ojos cuando vio a Chance de pie allí. 
Chance empezó a hablar y luego se dio cuenta que no sabía muy bien 
cómo hacer lo que quería saber. No es que Rory no tuviera derecho a 
disfrutar de su noche libre, y malditamente seguro que no era como que 
Chance tuviera derecho a revelar públicamente la sexualidad de alguna otra 
persona que no fuera él mismo con Max. 
—Se fue, dijo que llegaría más tarde. 
La sensación de hundimiento en las entrañas de Chance se convirtió 
en una tonelada de plomo. Demasiado tarde, había esperado demasiado 
tiempo. Ni siquiera podía estar enojado con Rory por renunciar, Dios sabía 
que Chance justo se habría detenido después del primer rechazo y...Cristo. 
¿No había tenido el más joven el cuello lleno de rechazo últimamente? 
Max se inclinó en el marco de la puerta y echó la cabeza. 
—Me parece que serías una especie de tonto por dejarlo en paz, si 
me disculpas por decirlo así. Pero tal vez alguien debería decírtelo...y vas a 
cazar moscas. 
Chance cerró la boca con un clic audible, entrecerrando los ojos al 
hombre enjuto delante de él. 
—¿De qué estás hablando, Max? —Chance mantuvo su voz baja y 
plana. 
Max sólo rodó los ojos y soltó un bufido. 
—Jesús, jefe, le llevaría a un hombre muerto no sentir lo que está 
rebotando entre vosotros dos. No soy uno de esos... No me importa quién... 
¡maldita sea! —Las mejillas de Max ardían de color rojo, pero Chance 
pensó que tenía la imagen—. Simplemente, ve antes de que ambos hagáis 
 
 
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algo que no podáis retirar ya. —Max le alcanzó y le dio un codazo a 
Chance, y eso fue todo lo que hizo. No quería que fuera demasiado tarde, y 
no permitiría que ninguno de los dos la cagara más. 
 
Rory se sentó en la barra dándose cuenta de su cerveza mientras 
miraba fijamente al joven que estaba sentado a su lado. Pequeño, de pelo 
negro y rizado, con ojos acuosos que brillaban y labios carnosos que se 
mostrarían hermosos, extendidos alrededor de su pene. El hombre estaba 
tan cerca de la perfección como nadie que Roryhubiera visto nunca... y no 
hizo absolutamente nada en él. Ni siquiera la imagen de esos labios rojos 
ampliamente abiertos pudieron conseguir tanto como una contracción de su 
polla, maldita sea. Ninguno de los hombres que habían venido a pescar 
habían interesado a Rory no importa lo mucho que deseara lo contrario. 
Sólo le cabreó en todas direcciones. 
—No me interesa, Jesse. Lárgate. —El gruñido en su voz sólo 
pareció despertar el interés del hombre delicado. Extendió la mano de finos 
huesos y le acarició el muslo, sólo deteniéndose cuando Rory dio una 
palmada al apéndice ofendido para alejarla. 
—Oh, vamos, apuesto que podría hacerte estar interesado muy 
rápido. Te sentirás mucho mejor una vez que haya... Hey, mi nombre es 
Justin no, Jesse. —Una arruga marcó la suave y perfecta frente de Justin / 
Jesse—. No lo olvidarás después de esta noche. 
Rory se limitó a mirar al otro hombre. ¿Era así como había hecho 
sentir a Chance antes de que hubiera dado marcha atrás? No es de extrañar 
que empujara a Rory lejos... esto era condenadamente molesto. Casi se 
cayó de su taburete, cuando una mano delicada cepilló su polla y la agarró 
con firmeza. 
—Oye, ni siquiera estás duro. ¿Estás seguro de que eres gay? —
 
 
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Justin parecía genuinamente confundido. 
Rory se agachó y arrancó la mano de su entrepierna, sin importarle si 
le dolía al hombre en este momento. Estaba harto de ser sobado. Los ojos 
aguamarina se agrandaron como platos cuando Justin trató de liberar su 
mano. Era de suponer que había apretado demasiado fuerte, pero a lo mejor 
le enseñaría al hombre a mantener sus manos quietas. 
Una mano fuerte agarró la barbilla de Rory, tirando la cabeza hacia 
arriba y alrededor, sorprendiendo un jadeo de asombro en él. Tuvo el 
tiempo suficiente para escuchar un ruido sordo: 
—Eso es malditamente correcto —antes de que la boca de Chance se 
reuniera con una fuerza ofensiva de dientes y lengua. 
Ahora eso tenía la polla tratando de explotar a través de la costura de 
sus pantalones vaqueros. La mano que tendió para frotar a Rory no era 
suave o de finos huesos. Nada sobre el hombre que devoraba su boca era 
suave. Rory gemía mientras su polla se frotaba más duro y su labio inferior 
chupaba y mordía. 
—¡Joder! ¡Oh, Dios mío, vosotros dos sois tan jodidamente 
calientes! —sonó la voz de Justin demasiado cerca, y cuando Chance 
finalmente levantó los labios de los de Rory, fue para mirar al hombre de 
pelo oscuro. 
Justin había bajado de su taburete y se acercó contra la rodilla de 
Rory... donde incluso ahora estaba moliendo su polla. Una visión de su 
viejo perro Skit tratando de follar las piernas de los visitantes revoloteó por 
la mente de Rory justo en el momento en que Chance agarró un puñado de 
la camisa de Justin y tiró de ella en torno al lugar donde el vaquero estaba 
de pie. Rory miró al hombre mayor inclinarse abajo y susurrarle algo al 
oído del hombre delicado. 
Fuera lo que fuese, se encendió un fuego bajo el culo de Justin. 
Lanzó una mirada cautelosa a Chance y a Rory antes de irse y desaparecer 
en la pista de baile llena de gente. Rory se volvió a Chance, con ganas de 
preguntarle qué era exactamente lo que le había dicho a Justin, pero no 
 
 
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consiguió decir una palabra antes de que fuera besado de nuevo, la lengua 
de Chance follando profundamente su boca y sacando un gemido de Rory 
que se sintió desde la boca del estómago. Joder, pero el hombre sabía besar. 
Chance levantó los labios y se quedó mirando fijamente a Rory. 
El ardiente deseo en sus ojos abrasadores castaños envió un pico de 
calor directamente a las bolas de Rory y rápidamente la polla se disparó, 
filtrando un chorro de húmedo calor. El olor de esperma golpeó a Rory... 
maldita sea, pero lo necesitaba. Cerró los ojos, tratando de poner a su 
rebelde polla bajo control. 
Una inhalación aguda y una mano agarrando sus bíceps tenían sus 
ojos volviendo a parpadear. Chance estaba mirando la mancha de humedad 
creciente y el aliento le venía en bruscos espasmos, que los pulmones de 
Rory se esforzaban por emular. Con un movimiento rápido, Chance dejó 
caer el sombrero de Rory de la cabeza... ni siquiera se había dado cuenta de 
que se había caído. 
—Shh, vayamos —gruñó Chance, y luego, sosteniendo con fuerza la 
mano de Rory lo llevó a la salida del bar. Rory lo siguió de buena gana, 
pero una pequeña parte de él estaba asustado a morir. Nunca se había 
sentido así por nadie, nunca sintió que tenía que tenerlo o morir. Era 
extremo, abrumador e irresistible por completo. 
Tenía preguntas, sí señor, las tenía, pero no había manera de que 
fuera a preguntar y arriesgarse a llevar esto a un alto total. Tal vez, después 
de que se hubiera corrido dos o cuatro veces, sería capaz de pensar con la 
claridad suficiente para encadenar una o dos frases juntas. O tal vez tendría 
a Chance fuera de su sistema y las preguntas no importarían ya. 
Rory apenas tuvo tiempo de cerrar la puerta antes de que Chance le 
estuviera sacando hacia el estacionamiento... justo más más allá de la 
camioneta de Rory. 
—Qué... 
Chance dio una brusca sacudida de su cabeza. 
 
 
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—Ven a la mía primero. —Rory miró alrededor del estacionamiento, 
lo registró dos veces antes de ver la camioneta del hombre más mayor 
aparcada en un rincón oscuro. Sí, su jefe era un hombre muy muy 
inteligente, pulsando ya el botón para abrir las puertas a la oscuridad del 
Dodge azul. Rory tomó la manija de la puerta de pasajeros sólo para que 
Chance alejara su mano. Chance abrió la puerta cuando Rory lo miró, 
admirando la mirada feroz en el hermoso rostro del hombre. Entonces Rory 
silbó cuando Chance le puso una mano en el pecho y le empujó. Rory cayó 
hacia atrás sobre el asiento, aterrizando con tanta fuerza que el aire se 
precipitó de sus pulmones. O tal vez tenía que ver con los largos dedos 
callosos que habían conseguido ya el pantalón abierto y ahora mismo 
incluso estaban sacando su polla de sus calzoncillos. 
—¡Ah, joder! No puedo... no todavía. —Rory se retorció y trató de 
deslizarse en el asiento para alejarse antes de que se avergonzara. Una 
mano dura se pegó a la cadera, excavando en profundidad y aplastándolo, 
dejando una bendición de cinco dedos. La otra mano de Chance acarició la 
polla de Rory desde la base hasta la punta, con el pulgar dando vueltas en 
la cabeza sensible antes de barrer sobre la rendija brillante. Rory gritó y 
empujó sus caderas, cerrando los ojos con fuerza y tratando de contener su 
orgasmo. 
—Tú puedes, cariño, y lo harás. —No registró lo que la respiración 
contra la cabeza de su polla significaba, hasta que Chance se bañó a través 
de ella con un golpe de su lengua. 
—¡Joder! ¡Ch... Chance! ¡Jesús, Dios! —Rory estaba balbuceando 
como un idiota y no pudo hacer nada para detenerlo. El hecho de que fuera 
Chance quien estaba pasando sobre las venas gruesas de la polla de Rory 
con la punta de una lengua cargada de erotismo era casi en sí mismo 
suficiente para hacer que Rory se corriera. 
Hundió las manos en el pelo de Chance, golpeando el Stetson del 
hombre al suelo. Rory se detuvo por un segundo, tratando de obtener algún 
tipo de control antes de que empezara a empujar dentro de la boca de 
Chance como un chico sin experiencia. No importaba... Chance tomó el 
 
 
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control de él chupando la cabeza esponjosa de la polla de Rory en su boca y 
girando su lengua en una serie de movimientos que tenían a Rory de vuelta 
inclinándose tan duro que sólo los hombros y el culo estaban tocando el 
asiento. 
Empujó dentro en la boca de Chance, incapaz de pararse, gritando al 
llegar a la garganta de Chance, aún más fuerte cuando el hombre tragó con 
el placer tan agudo que el dolor disparó a cada punto de su cuerpo y luego 
rebotó directamente en sus bolas. La garganta de Chance pulsaba de nuevo 
cuando su talentosa lengua recorrió todos los rincones de la polla 
hipersensible

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