Vista previa del material en texto
MODULO 3: PNL orientada a resultados ¿Cómo aplicar la PNL a nuestra vida diaria? • Crear o cambiar hábitos • Realizar anclajes • Distinguir y reinterpretar creencias limitantes Los resultados que obtendremos dependerán de la programación de nuestra mente. Nuestro comportamiento dependerá en parte de las creencias (limitantes o expansivas) que condicionará nuestro proceder en las distintas circunstancias de nuestra vida. Cuando hablamos de PNL orientada a resultados, estamos hablando del estado deseado que queremos lograr, es muy importante que podamos identificar, cual es el estado actual, donde estamos ahora, que cosas tenemos, que estamos interpretado de la realidad y hacia dónde queremos ir, porque ese estado deseado, es el lugar adonde nosotros queremos llegar. A partir de ese estado deseado se produce una brecha, entre donde estamos hoy y donde queremos llegar. Una manera de cambiar es hacer un viaje entre el estado actual y el estado deseado. El camino generalmente no es en línea recta, es una suma de pequeños resultados que nos acercan al estado deseado. En el estado actual tenemos determinados comportamientos, maneras de pensar. El estado deseado, es como nos queremos ver, es como queremos ser o estar en una determina situación. ¿Qué tiene que pasar para que esto suceda?, para que consigas lo que quieres conseguir. A este camino, a esta brecha, se la puede llamar crisis también. ESTADO ACTUAL BRECHA. CRISIS ESTADO DESEADO 2 A esta crisis la vamos a atravesar con recursos, que tengas o que necesites aprender, estas capacidades y habilidades que podés desarrollar y aprender para llegar a ese estado deseado. Construcción de un hábito Según el autor G. Miller hay dos niveles en nuestra mente. Consciente e Inconsciente. La persona puede percibir a nivel consciente entre cinco y nueve cosas, es decir una persona promedio puede estar captando entre cinco y nueve cosas a la vez conscientemente, por ejemplo ahora mismo podes estar leyendo este material, tomando apuntes, podes tener algún dolor en el cuerpo. A nivel inconsciente estás haciendo otras, por ejemplo, podes estar digiriendo alguna comida, tu cuerpo puede estar trabajando contra algún virus que vos no te des cuenta, estas tragando saliva, estas respirando, etc. Entonces cuando pasamos alguno de estos procesos de lo inconsciente a lo consciente, lo hacemos un hábito, y lo transformamos en algo en lo cual ya no tenemos que pensar, no tenemos que pensar en el paso a paso, se hace automáticamente. Lo mismo sucede cuando queremos cambiar un hábito Cómo cambiar comportamientos adquiridos (Hábitos) Es consciente todo aquello que se percibe y que se siente en el presente. Inconsciente es todo aquello que no se tiene presente, agregando los procesos vitales del cuerpo y todo lo que se podría advertir en el momento presente aunque no se lo registre. Ejemplo: respirar. Creemos que la mayoría de nuestros comportamientos son conscientes. Sin embargo, casi todo lo que hacemos es inconsciente. Para aprender un comportamiento, primero observamos, luego practicamos y finalmente lo transformamos en hábito. Un hábito se refuerza con su uso y se debilita, desaparece cuando dejamos de accionar. De esta forma, el camino para cambiar un hábito requiere de un nuevo hábito en su lugar. Para “sustituir” un hábito por otro debemos conocer su estructura. Todo hábito consiste en: 3 Un Disparador (estímulo, deseo) - Comportamiento - Recompensa, Disparador. El disparador nos “recuerda” lo que queremos y pone en marcha el comportamiento para así disfrutar de la recompensa que hará que, en futuras ocasiones, cuando estemos en la misma situación, el disparador vuelva a actuar. Así un estímulo tanto externo como interno que hace que automáticamente realicemos una conducta para disfrutar una recompensa. La recompensa es por naturaleza para quien acciona y refuerza la conducta activada por el estímulo o disparador. Es importante tener en cuenta que lo que se cambia es el comportamiento. Para cambiar un hábito de forma eficaz hay que asegurarse que el nuevo hábito mantiene el disparador y la recompensa del hábito anterior, pero con el nuevo comportamiento que deseemos. Si eliminamos el antiguo comportamiento y no satisfacemos la recompensa anterior, el cerebro buscará formas de satisfacerla, ya sea reforzando el comportamiento que no queremos (a lo que te resistes, persiste) o sustituyéndolo por otro que puede que no sea de nuestro agrado (dejar de fumar y empezar a comer más dulces). Si cuidamos el diálogo interno cuando decimos “tengo que” o “debo” , cambiarlo por “quiero” o “puedo”, eso llevará a la acción. Es importante reforzar este proceso con creencias expansivas, valores. La repetición, practicar la relación es la clave. Disparador-Comportamiento-Recompensa. Anclas Las Anclas y anclajes de PNL nos conducen de modo automático a un estado emocional determinado a partir de una señal sensorial. Todos tenemos anclas y anclajes naturales que se han creado en nuestro cerebro con la experiencia, estas se disparan de modo inconsciente. Por ejemplo, músicas, olores, entornos físicos, personas, etc. que nos llevan a sentirnos bien (o no tan bien). 4 Podemos sacar partido de las anclas y anclajes recreándolos de modo consciente. De este modo, accedemos a recursos emocionales, que nos pueden ser útiles en situaciones dónde nuestros resultados (de satisfacción) son mejorables. Las anclas pueden ser visuales, auditivas o kinestésicas. Pueden ser instaladas y desencadenadas en cualquiera de estas modalidades. En general sin saberlo estamos sujetos a diversos anclajes. Anclajes visuales: Gestos específicos, movimientos determinados, colores, imágenes, flashes, símbolos impresos. Es aquello que produzca un impacto visual. Anclajes auditivos: Timbres, chasquidos, cambios de tonos, palabras determinadas, canciones, el Himno Nacional, una marcha deportiva, sonidos en general, aquello que produzca un impacto auditivo. Anclajes kinestésicos: Toque o presión específica en algún punto del cuerpo, tipo de abrazo, temperatura, un sabor, aroma o perfume. Hay anclajes que permanecen un tiempo y otros que duran toda la vida. Algunos son placenteros, nos remiten a estados de seguridad, placer, paz, alegría, etc., y otros negativos que paralizan, generan miedos y limitan. Los anclajes positivos se pueden potenciar. Los anclajes negativos se pueden neutralizar. Para qué sirve un anclaje Las anclas y anclajes desde la neurociencia, nos pueden ayudar a mejorar nuestros resultados emocionales en diferentes situaciones en que nos vemos afectados por el estrés, el bloqueo, el miedo, etc. Como utilizar un anclaje? EJEMPLO Pensemos en una persona que se siente nerviosa, incluso se bloquea, al hacer una presentación en público. ¿Qué sucede en su cerebro? Simplemente, su cerebro prioriza una señal sensorial (directa, imaginada o recordada) que conecta con una memoria que dispara el sistema de amenazas (amígdala) versión huida. A continuación y de inmediato la amígdala activada pone en marcha el estrés (sistema nervioso simpático). 5 ¡Puede, incluso, que todo el proceso empiece con solo pensar en tener que hacer la presentación! Para mejorar sus resultados emocionales puede decidir que, en lugar de sufrir, quiere ‘pasarlo bien’ haciendo presentaciones. Entonces busca una memoria, un recuerdo, en el que disfrutó (emoción). Escoge en ella unas ‘señales sensoriales representativas de este recuerdo’ que, en el futuro, evocará. Serán su ancla. Más adelante, cada vez quese repita esa situación problemática, podrá poner la atención en el ancla, para que se desencadene la emoción de ‘disfrutar’ y así poder pasarla bien en su presentación. Creencias ¿Tus creencias te limitan o te muestran posibilidades? Las creencias son juicios arraigados, a veces desde nuestra infancia, que mayoritariamente obedecemos sin ser conscientes de ello y moldean nuestros comportamientos, pensamientos, nuestras relaciones y nuestros conceptos de felicidad y éxito en la vida. Por lo que para cambiar determinadas acciones y comportamientos debemos comenzar por revisar nuestras creencias. Existen creencias limitantes, que nos bloquean y otras potenciadoras, que nos impulsan a la acción. Las CREENCIAS LIMITANTES son percepciones o generalizaciones de la realidad, que nos impiden crecer y desarrollarnos como personas. Son ideas, opiniones o pensamientos negativos que consideramos como ciertos, sin que lo sean, y que tienen una influencia condicionante en nuestra vida, ya que limitan nuestro potencial y el logro de resultados. "No tengo la capacidad suficiente para..." "No puedo hacerlo porque..." “Ya no tengo edad para..." Proceden del entorno en el que hemos vivido, nuestra experiencia, opiniones de los demás, etc. Sin embargo, existen otras que son CREENCIAS POTENCIADORAS, que nos impulsan a la acción, facilitan capacidades, emociones y comportamientos expansivos. Nos ayudan al autoconocimiento, el reconocimiento de nuestras capacidades, nos brindan coherencia entre nuestros pensamientos, palabras y conductas con el logro de nuestros objetivos, nos otorgan confianza y seguridad personal. 6 ¿Dónde se originan estas creencias? Las adquirimos en nuestra infancia, etapa en que las ideas se graban automáticamente en nuestro subconsciente. Especialmente durante el proceso de socialización: antes de los 7 años. En ese período al no intervenir la mente consciente y racional, todo lo que vemos y escuchamos, lo grabamos y archivamos directamente, sin cuestionarlo. Frecuentemente, pensamos que “no podemos” hacer tal cosa sencillamente porque un día, hace mucho tiempo, lo intentamos y no lo conseguimos. O alguien cercano (familia, amigos, educadores) nos dijo que no podríamos hacerlo, que no servíamos para tal cosa, o no teníamos la capacidad suficiente para lograrlo. Ese recuerdo queda grabado en nuestro inconsciente y ante una situación similar, esta creencia es el primer pensamiento que se nos presenta y lo tomamos como una certeza, sin cuestionarla en absoluto. Muchas veces ignorando que, en nuestra etapa adulta poseemos otras capacidades, otros conocimientos o recursos, estamos mejor preparados, pero esta creencia en nuestra mente nos frena, y nos impide actuar. Las creencias son la base de nuestra autoestima. Cuanto nos queremos, nos valoramos, con qué seguridad nos plantamos ante las diversas situaciones, están directamente vinculados con las creencias que poseemos sobre nosotros mismos y de nuestro entorno. Las creencias son también la base de nuestro carácter, forjan nuestra forma de ver el mundo, nuestro mapa y nuestro modo de comunicarnos con nosotros mismos y con los demás. Las creencias influyen en nuestra experiencia sensorial, en nuestros valores, en nuestros estados internos (que actúan como filtros y nos dan el ímpetu y motivación para nuestras acciones), en nuestras expectativas. Nuestro cerebro aprende a saber qué esperar de cada momento La neuropsicología ha descubierto que nuestro cerebro aprende a saber qué esperar de cada momento; es decir, si esperamos que en el próximo examen vamos perderlo, probablemente estudiaremos menos, y entonces este pensamiento negativo se hará realidad. O si esperamos que en la próxima reunión de trabajo prefiero mantenerme callado ya que apenas voy a hablar porque una vez en la Universidad me salió mal hablar ante el público, no voy a probar el hacerlo de nuevo. Por tanto, estas ideas o pensamientos actúan como profecías auto-cumplidas, ya que actúan como puertas o barreras a lo que podemos hacer. Si crees que eres agradable, 7 entonces te acercarás a los demás de forma más abierta. Si crees que no lo eres, te retraerás ante los demás y los demás te verán como tú haces que te vean. Recuerda que tienes razón tanto si piensas que puedes como si piensas que no puedes, ambas convicciones tienen un gran poder. Las creencias limitantes se pueden cambiar Todos, más allá de nuestra edad, podemos elegir de manera consciente nuestras creencias. Debemos saber qué clase de creencias nos conviene tener y cómo desarrollarlas. Para crecer en diversos ámbitos debemos elegir las creencias que nos motivan, nos potencian y nos impulsan a la acción. En los procesos de coaching y PNL, a través de distintas técnicas lo que hacemos es convertir la creencia limitante en temporal y la creencia potenciadora en una creencia permanente. Sólo cambiando las creencias que nos limitan, podemos abandonar nuestra "zona de confort" y avanzar en el desarrollo personal y profesional. "Mantén tus pensamientos positivos, Porque tus pensamientos se convertirán en tus PALABRAS Mantén tus palabras positivas Porque tus palabras se convertirán en tus ACCIONES Mantén tus acciones positivas Porque tus acciones se convertirán en tus HÁBITOS Mantén tus hábitos positivos Porque tus hábitos se convertirán en tus VALORES Mantén tus valores positivos Porque tus valores se convertirán en tu DESTINO" Gandhi