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Fuentes para Redacción del párrafo causal II

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NIVELACIÓN DE REDACCIÓN
Ciclo AGOSTO 2018
Fuentes para trabajar el párrafo causal 2
Fuentes audiovisuales
Bullying universitario (5:36)
https://youtu.be/E27JHO2jLyA 
¿Cómo identificar y actuar en caso de acoso laboral? (3:20)
https://youtu.be/Vi5p3cnQu_A
Fuentes escritas
Fuente 1
Lambayeque: Detectan casos de bullying en estudiantes universitarios
Así lo reveló la jefa del Centro de Emergencia Mujer, Angélica Musayón, quien precisó que esta iniciativa buscará recoger las denuncias por casos de maltrato físico y psicológico.
El Centro de Emergencia Mujer de Chiclayo (Lambayeque) instalará un Área de Defensoría Universitaria, que se encargará de recoger y brindar asesoría en casos de bullying, que se vienen registrando entre los estudiantes universitarios, informó la jefa de esta dependencia, Angélica Musayón Chira. Quien detalló que esta iniciativa buscará recoger las denuncias por casos de maltrato físico y psicológico que ocurren en las casas superiores de estudios, tanto de carácter público como privado.
“El bullying no solo se da en estudiantes de colegios secundarios, también se da en los universitarios y muchos de ellos no son atendidos, esta defensoría busca precisamente atender ese vacío”. Contó que los casos registrados en las casas superiores de estudios son más graves y en algunos casos ocasionan el abandono de las labores y hasta intentos de suicidio.
“Los estudiantes sufren humillaciones, insultos y hasta maltratos por parte de sus compañeros y docentes, hemos recibido 15 intentos de suicidio por esto y no se conoce, y lo que es más grave no se denuncia, por eso es que vamos a actuar”, precisó Musayón.
 [Editado y extraído de http://goo.gl/sVeMeY. Última consulta 04/08/18]
Fuente 2
El bullying y el suicidio en el escenario universitario
Consecuencias del acoso o intimidación
En la actualidad son muchos los casos que se presentan de intimidación; cada día las instituciones educativas y demás centros de formación, están siendo afectados por esta problemática que trae graves consecuencias, no solo para la víctima, sino también para todas aquellas personas que están inmersas en este fenómeno social.
En la literatura científica son escasos los reportes sobre la intimidación y el acoso en la universidad, conociéndose poco sobre las implicaciones que esta problemática tiene en el proceso de formación (universidad y posterior vida laboral). En un estudio realizado en el 2010 en la Facultad de Medicina de la Universidad Militar Nueva Granada de Bogotá, confirma la presencia de episodios de intimidación en el ámbito de la educación superior y más específicamente en estudiantes de las 22 facultades de medicina del país, en donde se identificó entre un 19,68% y un 30% de prevalencia del acoso en las universidades.
Este dato sugiere que este tipo de fenómenos no son un mito, sino una realidad que está tomando los escenarios educativos de educación superior en Colombia y que es necesario prestarle atención desde las directivas, los docentes y los estudiantes (Paredes, Sanabria-Ferrand, González-Quevedo & Moreno Rehalpe, 2010).
Las consecuencias de la intimidación implican efectos para el individuo y para la institucionalidad a corto y a largo plazo. En este sentido Hernández Prados & Solano Fernández (2007) especifican que existen consecuencias negativas tanto para el agresor como para la víctima:
En el primero de los casos, se produce una sobrevaloración de la violencia como mecanismo para conseguir sus objetivos, distanciamiento de las normas, abuso de poder, generalización a conductas pre-delictivas... Más numerosas y devastadoras son, si cabe, las consecuencias o daños que se produce en la víctima, entre las que nos gustaría citar: dificultades de aprendizaje, desinterés o incluso fobia escolar, bajo rendimiento, gran absentismo (...). (Hernández Prados & Solano Fernández, 2007, p. 21). A las que agregaríamos: obstaculización de su proyecto de vida, estrés postraumático, trastornos psicológicos como baja autoestima, sentimientos de culpa, sentimiento de desamparo, de desesperanza, aislamiento social, depresión, angustia, rabia reprimida y ansiedad; hasta efectos psicosomáticos como cefaleas, migraña, náuseas, erupciones de la piel, aumento de la tensión arterial, ataques de pánico, trastornos del sueño y de la alimentación, abuso de drogas o de alcohol. “El efecto más drástico es, sin lugar a dudas, el suicidio” (Hernández Prados & Solano Fernández, 2007, p. 21).
Uno de cada cinco suicidas, según un estudio realizado en España en el 2003, por el psicólogo Iñaki Piñuel, tiene por causal una situación de acoso que lo antecedió, lo cual da cuenta de lo determinante de este fenómeno en la salud psíquica y las decisiones de vida de quienes lo padecen (Janín Orradre, 2009, p. 301).
[Editado y extraído de http://goo.gl/Gckqov. Última consulta 04/08/18]
Fuente 3
Variables que evidencian el bullying en un contexto universitario
De los innumerables estudios realizados sobre bullying (Delgado, 2010; Musitu, Suárez y Del Moral, 2013... por citar algunos ejemplos), existen pocos llevados a cabo en el ámbito universitario (Hoyos, Llanos y Valega, 2011), con lo cual supone un reto importante poder propiciar un precedente científico que sea objeto de futuras consultas investigativas. Las conductas dañinas hacia uno mismo o hacia otras personas, no son propias de ninguna etapa psicoevolutiva, pero en no pocas ocasiones se tiende a estigmatizar a esta etapa como convulsa y desproporcionada, atendiendo más a prejuicios y estereotipos sociales que a otros tipos de análisis fundamentados en criterios menos sesgados (Trujillo, 2013). En este contexto universitario, puede resultar más complejo diagnosticar y tratar este fenómeno, ya que se trata, en muchos casos, de preadultos, que tienen que asumir que están siendo objeto de burlas, chantajes, vejaciones, etcétera, por parte de sus iguales, con el componente de vergüenza que esto les puede acarrear. Tampoco ayuda el hecho de que muchos profesores universitarios den por supuesto que su labor solo y exclusivamente debe limitarse a formar a sus alumnos, ni el elevado número de alumnos por clase, o el hecho de que las familias (generalmente) no estén en contacto directo con lo que ocurre en la vida académica y personal de sus hijos como en etapas anteriores. El bullying se hace patente a través de factores sociales, culturales, familiares, personales, etcétera. Y aunque los implicados en dicho fenómeno son conscientes, de que la violencia está mal vista socialmente, de alguna manera el propio proceso invita a una continua retroalimentación entre agresor, víctima y aquellos que observan, ya sea de manera pasiva o activa, que legitiman el uso y la continuidad del proceso violento. Salmivalli (1999), resalta que el acoso escolar ocurre generalmente en situaciones donde muchos miembros del grupo de iguales están presentes, y por ello incide en la importancia que tienen los espectadores (para el reforzamiento de dicho proceso violento), quienes tomarán un rol u otro en función de factores personales y contextuales, como por ejemplo, el estatus social que presentan en el grupo: rechazado, ignorado, promedio, popular y controvertido (Salmivalli, Lagerspetz, Björkqvist, Österman, Kaukiainen, 1996). El bullying es un fenómeno de grupo donde una persona es acosada de manera repetitiva de forma física y psicológica. Esta experiencia puede llegar a ser devastadora para las víctimas. Collel y Escudé (2006a) señalan que el maltrato entre los estudiantes ha cobrado una gran importancia en el ámbito educativo. Este fenómeno se caracteriza por producir intimidación y violencia que tiende a ser aceptada socialmente y afecta, de esta manera, a todo el grupo. 
Esta situación puede producir efectos negativos en la víctima, tales como, baja autoestima, depresión y/o estados de ansiedad. Todo parece indicar que uno de los motivos principales del acoso escolar es obtener como recompensa la manipulación de la víctima. Las modalidades más frecuentes de maltratos son el maltrato verbal,la exclusión social y, en menor proporción, el maltrato físico directo y/o indirecto. En contraste, las menos frecuentes son las formas de acoso sexual, intimidación y amenaza con armas. Por su parte, Vásquez, Ávila, Márquez, Martínez, Mercado y colaboradores (2010), estudiaron la inteligencia emocional y el índice de bullying en estudiantes de psicología de una universidad privada de Barranquilla. Los resultaron indicaron una adecuada inteligencia emocional para los estudiantes que presentaban bajo índice de bullying. Con base en todo lo descrito, resulta conveniente plantearse una serie de preguntas como: ¿qué se encuentra antes de desencadenarse el acoso escolar en las universidades? ¿Cuál es el punto de inicio de estas conductas? ¿Cuáles son sus principales protagonistas? ¿Cuál es la diferencia entre grupos que no tienen este tipo de problemáticas y grupos que sí las presentan?
 Si se entiende el bullying como una forma de violencia entre iguales, donde se desatan una serie de conductas de agresión, se debe también tener en cuenta que esto lleva consigo un proceso de victimización. En la literatura científica, en general, se diferencian dos tipos de víctimas, como producto de dos maneras distintas de reaccionar frente al acoso y agresión de sus compañeros: por una parte, la víctima puede interpretar la victimización como una experiencia crítica muy traumática que, junto con su tendencia al retraimiento, mine su autoconcepto y esto desemboque en síntomas depresivos y sentimientos de soledad (víctima pasiva o sumisa) (Ramos, 2008). Y por otro lado, es posible que la víctima desarrolle actitudes tan negativas hacia sus iguales que, junto con su tendencia a la impulsividad, desencadenen una reacción agresiva hacia sus propios agresores; esta sería la víctima provocativa o agresiva (Crick, Grotpeter y Rockhill, 1999). En cualquier caso, la victimización viene influenciada por una posición de indefensión de manera que suele extenderse al conjunto del grupo de iguales, lo que potencia el desarrollo de ansiedad en las víctimas. 
[Extraído y editado de http://goo.gl/Eij5eN. Última consulta 04/08/18]
Fuente 4
Acoso laboral: causas y consecuencias 
Factores Organizacionales 
Existen factores que tienden a explicar el acoso laboral. Se puede conceptualizar los aspectos que facilitan su aparición considerando: las características del contexto socio-laboral, las características propias de las relaciones interpersonales y las características personales de víctimas y acosadores (Moreno, Rodríguez, Garrosa y Morante, 2004). Estos factores se pueden agrupar en cuatro categorías: cultura corporativa, organización del trabajo, liderazgo y entorno socio-económico. La primera entendida como las creencias, valores y expectativas que los miembros de una organización comparten, en general, promueve la cohesión, la identificación y la disposición a colaborar. Sin embargo, puede indirectamente facilitar la aparición del acoso si algún miembro del grupo rompe con las normas y reglas aceptadas. En relación a la organización del trabajo, variables como la sobrecarga de trabajo, la imposibilidad de expresar las ideas y opiniones, ambigüedad de rol, altas demandas laborales y un ambiente laboral estresante se asocian con el incremento de casos de acoso. En cuanto al liderazgo, un estilo autoritario se relaciona con la aparición del acoso. Los mandos medios son propensos a ejercer este papel debido a la desconfianza en los subordinados y la búsqueda de aprobación de los superiores. 
Factores individuales 
Leymann (1996) argumenta que debido a la sintomatología de estrés post-traumático que se instala como consecuencia del proceso de mobbing, el acosado puede desarrollar cambios en su personalidad. Las víctimas son definidas como paranoicas, rígidas, compulsivas; con falta de competencias sociales; con mayores puntuaciones en neuroticismo (Moreno, Rodríguez, Garrosa y Morante, 2004). Por su parte, Pinzón de Bojana y Atencio (2010) consideran que no hay un perfil diferenciado, ya que “cualquier persona y en cualquier momento puede ser víctima de mobbing” (pp. 143). Estas son percibidas como un riesgo por el agresor y se encuentran en un entorno favorable para que surja el acoso sin distinguir el nivel jerárquico, tanto a hombres como a mujeres. 
Consecuencias para la víctima
Considerando las características personales de la víctima son diversas las reacciones ante los conflictos interpersonales y frente a las situaciones de acoso. Hay, por un lado, consecuencias que comprometen la salud física y psicológica, la OMS (2004) afirma que el mobbing puede causar trastornos psicopatológicos, psicosomáticos y comportamentales. Desde el punto de vista psicopatológico las principales consecuencias son: ansiedad, apatía, evitación, dificultades para concentrarse, depresión, temor, hiperreactividad, insomnio, falta de seguridad y confianza. En lo que refiere a los efectos psicosomáticos aparecen: ataques de asma, hipertensión arterial, dermatitis, taquicardia, migraña, dolores de cabeza, articulares, musculares y úlceras. También hay cambios comportamentales como: trastornos alimenticios, auto y hetero agresividad, aumento de consumo de drogas, cigarro y/o alcohol, disfunción sexual y aislamiento social (OMS, 2004). Por su parte, González de Rivera y Rodríguez (2006) agrupan los síntomas clínicos en cinco estadios vinculados a las fases del mobbing ya mencionadas: 
1. Autoafirmación: en este estadio se detecta el conflicto y se presentan síntomas de: inquietud, agresividad moderada, insomnio leve.
 2. Desconcierto: en esta etapa el acoso ya está presente pero la víctima lo intenta comprender y justificar. La fase de estigmatización está instalada. En la sintomatología aparecen: dudas, pérdida de confianza en sí mismo y frustración. 
3. Depresivo: la víctima vive una sensación de impotencia e indefensión. La estigmatización se fortalece y los síntomas visibles son: el cansancio emocional, las conductas evitativas, el aislamiento, la inadecuación y la culpa.
 4. Traumático: en esta etapa, las conductas impulsivas de la víctima pueden propiciar la aparición de mayor cantidad de errores, aspecto que agrava aún más su situación y conlleva mayores conflictos. Aparece el pensamiento obsesivo, conflictos varios, sueños ansiógenos.
 5. Estabilización: se concreta la fase de exclusión y se evidencian síntomas como incapacidad laboral, hostilidad y depresión. Harasemiuc y Díaz (2013) definen la depresión como “un trastorno mental caracterizado por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración”. 
Consecuencias para el núcleo familiar y social
El entorno familiar se ve afectado al vivir la transformación progresiva de la víctima sin comprender lo que verdaderamente ocurre. En general el familiar que sufre acoso laboral no puede ni sabe comunicar de manera precisa lo que le atormenta lo que dificulta aún más las posibilidades de ser ayudado por su entorno (Ovejero, 2006). Las víctimas suelen modificar sus modelos de comunicación y sus niveles de irritabilidad y negatividad, afectando su relación con el entorno socio-familiar. Sus allegados pueden considerar que el problema es vivido con una preocupación obsesiva. Debido a la sensación de incomprensión por parte de su entorno, el trabajador hostigado se aísla progresivamente. Por esta razón, la mayoría de los acosados indican que carecen de apoyo social (Rodríguez, 2011). A su vez, el entorno social del trabajador acosado puede limitar su apoyo al padecer las consecuencias de tener “una persona cercana amargada, desmotivada, sin expectativas ni ganas de trabajar, y que padecerá posiblemente algún tipo de trastorno psicopatológico, con o sin adicción a sustancias psicoactivas”. (González, 2007, pp. 54). La OMS (2004) identifica como posibles consecuencias: problemas de pareja y divorcios, episodios de violencia y empeoramiento del desempeño escolar en los hijosde la persona acosada. 
Consecuencias para la organización laboral
No solamente la víctima y su entorno socio-familiar son quienes sufren las consecuencias del acoso, sino que tiene efectos perjudiciales en el bienestar de las personas que son testigos de estas situaciones, informando también un incremento en los síntomas de estrés (Slin, 2006). En esta misma línea, los efectos colaterales se expanden hacia el grupo de trabajo, que percibe e internaliza las conductas de hostigamiento. En consecuencia, se obtiene un clima de terror y un ambiente caracterizado por la hostilidad, la antipatía, el rencor, la desconfianza y la inseguridad (Barreto y Heloani, 2013). Por otra parte, también la propia organización se ve afectada negativamente en el proceso de mobbing, ya que en el ambiente de trabajo se evidencia una disminución de la productividad y la percepción del clima laboral se deteriora, lo que conlleva a rumores dentro de la empresa que le insumen tiempo al trabajador incidiendo directamente en la eficiencia. Asimismo, se generan efectos negativos sobre la imagen y la credibilidad social, produciéndose una desfavorable reputación frente a la opinión pública (Luna, 2003). En este sentido, si bien durante el proceso, posiblemente el acosado disminuya la cantidad y calidad del trabajo, cuando el trabajador abandona la organización puede significarle a la empresa pérdida de experiencia y conocimiento en su capital humano. 
 [Editado y extraído de http://goo.gl/8YHZzG. Última consulta 04/08/18]
Fuente 5
Causas y consecuencias del mobbing
Algunas de las causas que, con mayor frecuencia, hacen que una persona sea elegida como víctima del acoso laboral son las siguientes:
· Haber resistido a las tentativas de manipulación de un jefe o compañero manipulador mientras el resto de compañeros cedía a sus exigencias. Los demás trabajadores se convierten en cómplices, ya que interpretan que la víctima ha hecho ostentación de su independencia, que le ha faltado el respeto al acosador o que está poniendo en peligro el clima laboral. 
· Haberse negado a participar en actividades ilegales o encubiertas de la empresa. 
· Miedo: El acosador se siente amenazado por la eficacia del acosado en el desarrollo de su trabajo. El acosador teme verse relevado de sus funciones o ser despedido por una mayor competencia de la víctima. Este tipo de acoso se produce sobre todo en jóvenes muy cualificados a las órdenes de jefes sin cualificación. 
· La envidia del acosador por características personales o sociales de la víctima.
El acoso laboral es un problema grave, que no solo afecta a las víctimas directas. Sus consecuencias negativas se extienden a su familia y amigos, sus compañeros de trabajo, la empresa e incluso a todo el conjunto de la sociedad, ya que genera unos altos costes asistenciales
Consecuencias psicológicas:
El mobbing puede ocasionar en la víctima un trastorno de estrés postraumático, que se caracteriza por la somatización del trastorno, los problemas emocionales, la depresión y la ansiedad.
Depresión: El acoso laboral provoca pérdida de autoestima, bajo autoconcepto, sentimientos de culpa… Si se prolonga en el tiempo, puede desencadenar un cuadro depresivo grave.
Ansiedad: Las víctimas de mobbing pueden desarrollar un trastorno de ansiedad generalizado, caracterizado por el miedo y las conductas de evitación, que pueden, en los casos más graves, conducirles al suicidio.
Consecuencias físicas:
El acoso continuo y sistemático provoca graves problemas a nivel físico (trastornos gastrointestinales, trastornos del sueño, desajustes del sistema nervioso autónomo…)
Consecuencias familiares:
El acoso laboral puede provocar problemas en la relación de pareja y repercutir negativamente en el desarrollo psicológico de los hijos.
Consecuencias sociales:
Las personas que han sufrido mobbing pueden desarrollar conductas inadaptadas desde el punto de vista social, que pueden ir del aislamiento a la agresividad.
Consecuencias laborales:
Además de perder o tener que abandonar el puesto de trabajo por causa del acoso laboral, muchas víctimas de mobbing encuentran serias dificultades para volver a integrarse en un puesto de trabajo.
[Editado y extraído de http://goo.gl/xXRPhn. Consulta 12/03/18]
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