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OPERACIONES EN VERDE PARA UVA DE MESA

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OPERACIONES EN VERDE PARA UVA DE MESA
Las operaciones de poda en verde se efectúan en el transcurso del período de actividad vegetativa para complementar la poda de producción y asegurar un mejor equilibrio entre la parte vegetativa y los órganos de producción. Junto con la poda en verde se realizan una serie de operaciones complementarias, constituyendo la suma de ambas lo que se llama operaciones en verde.
Estas operaciones en verde pueden ir dirigidas a la vegetación: atado de sarmientos y pámpanos, destallado, despuntado, desnietado, deshojado y prepoda; o pueden ir dirigidas a los racimos: aclareo manual, desenredado, atado y arreglo del racimo.
Atado de sarmientos y pámpanos
El atado de sarmientos y pámpanos a la estructura básica del sistema de conducción tiene como principales objetivos: sujetar los elementos de carga, evitando la rotura de éstos; y mejorar la manipulación y distribución de racimos y vegetación.
Conducción en parral: Después de la poda, y antes de que las yemas salgan de su latencia, se realiza el atado de los sarmientos a los alambres que conforman la estructura básica del parral. Esta tarea se suele realizar con máquinas grapadoras que utilizan cinta para el atado. 
Desbrote
Hay que distinguir entre el que se realiza en brotes que nacen en madera vieja y el de pámpanos nacidos de los sarmientos dejados en la poda.
Desbrote en madera vieja o deschuponado: Consiste en la supresión de brotes adventicios situados en el tronco y brazos (nacidos, por tanto, de yemas latentes) y que no pueden tener utilidad alguna o excepcional en una futura poda invernal de regeneración de la cepa. Se realiza sin herramienta, dando una ligera torsión a los brotes para desprenderlos, pero si se hace en época tardía será ya conveniente el uso de tijeras.
Desbrote de pámpanos en sarmientos: Se trata de la supresión de los brotes normales que no llevan fruto, en medida prudente, sin restar mucha superficie foliar. Esta tarea puede realizarse junto con el deschuponado. La supresión de brotes será mayor en cepas de escaso vigor y más reducida en las vigorosas. Depende también de la temperatura e insolación, siendo menos intensa a mayor temperatura e insolación.
Normalmente se realiza cuando los pámpanos han alcanzado una longitud de 20-40 cm, cuando se distingue perfectamente cuáles de ellos han dado racimos y cuáles no. Se procede entonces a la eliminación de los no fértiles, es decir, de los que no llevan ningún racimo. Siempre se dejan los primeros, los más cercanos a la base del sarmiento que servirán de madera para pitones y cargadores para el próximo año.
También se sacan los brotes dobles o secundarios que nacen en la base del brote principal, de manera que por cada yema del sarmiento sólo quede el brote fructífero. En la cultivar Flame Seedless no se sacan los brotes dobles o secundarios, por ser una característica varietal. 
Las feminelas se eliminan hasta pasado el segundo racimo. Esta operación es importante en las cultivares Sultanina, Flame Seedless, Emperatriz y Alfonso Lavallée, en las cuales son fértiles y dan origen a racimos que se desarrollan atrasados con respecto al resto. 
En Red Globe y Perlón, debido a la poca expresión vegetativa que manifiestan, el desbrote debe ser muy leve, limitándose a sacar los chupones de los brazos principales de la planta. 
En cepas débiles o de vigor medio, cuando exista un exceso de pámpanos fértiles, hay quien aconseja la supresión de algunos de éstos, para que una cosecha demasiado grande no venga a restar vigor a la cepa, y también para conseguir una mejora de la calidad. Es más conveniente para realizar esta supresión esperar al cuaje para observar y discernir, aunque parezca un sacrificio, cuáles se consideran superfluos.
Deshojado
El deshojado es una operación típica en la uva de mesa; consiste en la supresión de un número variable de hojas a la altura de los racimos, para que éstos se aireen mejor, reciban más luz, y sean más efectivos los tratamientos dirigidos al racimo.
Siendo las hojas órganos de funciones vitales se deduce que no deben suprimirse más de lo estrictamente indispensable, y que esta operación será tanto más incorrecta cuanto más se acentúa el número de hojas suprimidas, que no deben superar más de tres o cuatro por brote. El deshoje es una de las prácticas que deben realizarse con más prudencia, ya que es fácil incurrir en abusos muy perjudiciales.
Si se realiza correctamente, aunque es nocivo para el rendimiento de la cepa, es favorable a la calidad, ya que su efecto fundamental de mejorar la iluminación se ejerce durante largo tiempo, mientras que el nocivo de supresión de superficie foliar se atenúa por formación de nuevos órganos de asimilación.
El deshoje puede ser practicado varias veces a lo largo del cultivo, principalmente durante el período de crecimiento y durante el período de madurez. En general se sacan las hojas ubicadas en el nudo anterior y posterior al del racimo, pero conservando la del mismo nudo en forma opuesta.
Período de crecimiento: Durante el período de crecimiento, después del desbrote y próximo a la floración, se suele realizar en algunas variedades, al menos en las más vigorosas y/o de poda larga.
Período de madurez: Después del cuajado, una vez que las bayas comienzan su engorde y el racimo va adquiriendo peso, se realiza un segundo deshojado.
Raleo manual
Consiste en la eliminación de parte de la cosecha y tiene como objetivo fundamental el incrementar la calidad del fruto. El raleo consigue incrementar la relación número de hojas/racimo, lo que conduce a una mejora en la alimentación del fruto.
La eliminación de parte de la producción se puede realizar, tanto antes de la floración o durante ésta, o después del cuajado, y se pueden eliminar o bien racimos enteros o partes de éstos.
Existen principalmente seis métodos diferentes de raleo manual, todos conducentes a obtener un máximo de calidad: 
· Eliminación de inflorescencias
· Poda de la inflorescencia
· Raleo manual de flores
· Eliminación de racimos
· Poda del racimo
· Raleo manual de bayas
Normalmente se utiliza uno o dos de los seis métodos, o ninguno, y su realización práctica se superpondrá, sí se pudiera, con alguna tarea sobre la vegetación.
Eliminación de inflorescencias: Se le llama también eliminación de racimos antes de la floración. Esta práctica no es muy habitual y se utiliza normalmente en variedades con tendencia a presentar cuajado irregular, por lo que la supresión de los racimos se debe realizar antes de floración. Los racimos deben eliminarse sin suprimir las hojas, con ello se incrementa la relación hojas/racimos y se mejora la nutrición de las inflorescencias que quedan, y así se puede esperar un mejor cuajado. Esta operación es tanto más efectiva si corresponde a una poda leve, así se podrán seleccionar los racimos en su número adecuado.
Poda de la inflorescencia: Llamada también poda del racimo antes de floración. Esta práctica es simplemente una variante de la anterior, estando indicada en las mismas condiciones. Además de mejorar cuajado, lo que se busca es dar una adecuada forma comercial al racimo (en los muy compactos y/o muy grandes) y conseguir una mayor calidad, obteniendo racimos más sueltos y con mayor posibilidad de crecimiento de sus bayas. Esta poda normalmente solo afecta a la parte terminal del racimo, constituyendo el llamado descole o despunte, aunque también pueden ser eliminados las alas superiores y algunas ramificaciones. Se realiza manualmente con tijeras especiales, y al igual que la eliminación de inflorescencias, la poda de inflorescencias se ejecuta antes de la floración, al objeto de afectar, de la misma manera, sobre el cuajado en variedades propensas al corrimiento.
Raleo manual de flores: El raleo manual de flores es una práctica de difícil ejecución, indicada solamente en variedades apirenas con gran cuajado y compacidad de racimo, y lo más importante, que no responden al aclareo químico de flores, como es el caso de Perlette. Con el aclareo lo que se pretende es, en primer orden,reducir la compacidad de las bayas en el futuro racimo, consiguiendo que sea más suelto, y en segundo orden, aumentar el tamaño de las bayas, ya que al disminuir el número de flores y futuros granos, el tamaño de éstos aumentará. Su momento de ejecución es normalmente antes de la floración, aunque se puede realizar durante ésta. Para realizar esta operación se utiliza un cepillo de cerdas plásticas. Los racimos se cepillan colocando una mano detrás y efectuando 2 a 5 pasadas, de arriba hacia abajo, en ambos lados del racimo, tratando de eliminar un gran porcentaje de flores, e intentando dejar aproximadamente unas 80 futuras bayas por racimo. Es una operación propia de la conducción en parral, o al menos es donde se lleva a cabo con mayor facilidad, debido a la mayor facilidad de manipulación que ofrece sobre los racimos.
Eliminación de racimos: Consiste en reducir el número de racimos cuando por la superabundancia de fruto sea de esperar una escasa calidad y dificultad de maduración, además de otros contratiempos para la planta. Este procedimiento se utilizará en aquellas variedades que producen más de un racimo por brote, para dejar una producción equilibrada, que permita obtener racimos con bayas más gruesas y mejor maduración. Generalmente se conserva un solo racimo por brote, cuya elección depende de la variedad, aunque en brotes vigorosos se pueden dejar los dos. Se recomienda eliminar racimos pequeños o mal formados, o bien racimos excesivamente grandes. Así, esta operación se debe realizar después del cuajado del fruto, momento en que cabe precisar mejor, cuáles y cuántos conservar o eliminar. Esta operación se realiza manualmente, con tijeras especiales, y es tanto más efectiva si corresponde a una poda leve, que permita seleccionar los racimos en número adecuado.
Los racimos se descuelgan y desenredan de modo de dejarlos bien expuestos a las aplicaciones de productos fitosanitarios y evitando que se toquen entre sí.
En los cultivares Cereza, Cardinal y Gold es conveniente retrasar el momento de ejecución hasta después del cuaje, para evaluar los racimos y eliminar los que presenten corrimiento. 
En Superior Seedless es común la presencia de dos tipos de racimo, uno alado y más suelto y el otro más apretado y angosto, con ramificaciones más cortas. Estos últimos deben ser eliminados, por lo que es conveniente efectuar el raleo de los racimos más adelante, cuando ya estén conformados. 
Alfonso Lavallée frecuentemente trae tres racimos por brote. El basal es de mayor tamaño pero con corrimiento y los dos restantes son más chicos y mejor formados. Por eso se elimina el primero, conservando los otros. 
En Queen y Exótica se deja el segundo racimo, ya que es el mejor formado, sin corrimiento y menos alado. En Emperador no se realiza esta práctica, eliminando solamente campanillas y racimos mal formados. En Emperatriz se dejan racimos de tamaño medio, sacando los muy grandes y los muy chicos, poniendo cuidado en que los que permanecen no se toquen entre sí. En las demás cultivares se conserva el mejor racimo, que generalmente es el basal. 
A cada racimo se le saca el zarcillo que nace en la parte superior del pedúnculo, que en las cultivares Flame Seedless, Perlón, Emperatriz, Alba, Alfonso Lavalée, Perlette, Exótica y Queen alcanza un gran desarrollo, enredándose entre los granos.
Armado o arreglo del racimo: Corresponde a la poda del racimo y raleo de bayas (cincelado). Consiste en eliminar granos o partes del racimo para darle forma, evitar compacidad y permitir el incremento del tamaño de las bayas. 
El momento de realización es en post-cuaje y hasta los 10-11 mm de diámetro del grano. A partir de ese momento, la operación se hace muy difícil y se corre el riesgo de dañar los granos. Tampoco se deben armar los racimos antes o durante la floración, porque se incrementa el cuaje y por consiguiente, la compacidad. 
En el armado del racimo de la cultivar Sultanina se dejan las cuatro ramificaciones, alas u hombros superiores , se eliminan las tres siguientes y luego se conservan las cuatro que siguen, para finalmente sacar algunas ramificaciones en forma de espiral, hasta el nivel donde se lo descola o despunta. Esto es a los 20 a 25 cm de largo, incluyendo el pedúnculo del racimo. En algunos casos es necesario eliminar (peinar) granos de la parte interna de las alas superiores. 
En las otras cultivares, el armado se limita a un descole a los 20 a 25 cm y al entresacado de algunas alas si el racimo se presenta muy compacto. 
En Cardinal, Gold y Alfonso Lavallée es conveniente realizar el descole antes de la floración, ya que son cultivares propensas al corrimiento y de este modo se favorece el cuaje.
Desenredado
Al mismo tiempo que realizamos el segundo deshojado, durante el período de madurez, se aprovecha para desenredar y colocar los racimos. Básicamente la tarea consiste en separar los racimos que crecen juntos o enredados y colocar la cosecha bien distribuida.
Atado
Entre el crecimiento del grano y el envero, una vez que el racimo ha alcanzado un tamaño considerable, suelen descolgarse algunos pámpanos debido al peso de los racimos. Se crea la necesidad de ir atando éstos, para evitar que se quiebren. El atado no se realiza en la conducción en espaldera; los pámpanos están bien sujetos, y generalmente no se corre el riesgo de que se quiebren por el peso de los racimos. 
Limpieza de racimos: Consiste en la eliminación con tijeras de bayas pequeñas, anormales, lesionadas, o atacadas por algún agente patógeno. Se realiza normalmente antes de la recolección. Esta operación de limpieza se puede realizar en el empaque, cuando el embalado se realice en éste, y constituye uno de los primeros pasos en el embalaje de la uva de mesa.
Operaciones especiales
Como operaciones especiales se entiende aquellas operaciones necesarias en algunas, o en casi todas las variedades apirenas, conducentes a conseguir un producto de la más alta calidad. Estas operaciones son fundamentalmente el anillado y la aplicación de ácido giberelico. También se entiende como operaciones especiales, y aunque menos usuales, dignas de mención, las aplicaciones de Cianamida de Hidrógeno para regularizar la brotación, las aplicaciones de liberadores de etileno como el Ethephón, destinadas a mejorar la coloración en variedades rojas y negras, y por último, el embolsado de racimos.
Anillado
Se le llama también incisión anular; consiste en separar, mediante corte de navaja o con tijeras especiales, una banda de ancho de 2 a 5 mm, en forma de anillo completo (anular) o bien parcial (semianular), de la corteza y líber (floema), sin alcanzar el cambium y vasos leñosos (xilema). Puede practicarse en el tronco o en los sarmientos y también en los mismos pámpanos fructíferos, siempre, por debajo del fruto. 
Tronco: Para hacerla en el tronco se emplea una navaja de doble hoja; una vez quitada la corteza muerta, se hace el anillado parcial o completo y se elimina la corteza correspondiente.
Sarmientos: El anillado en los sarmientos y los pámpanos se hace con unas tijeras especiales, de doble hoja, siendo las más utilizadas las de tipo californiano, que se colocan en el sarmiento y se les hace girar, sin apretar el mango, hasta que se separa la corteza. 
El efecto que se consigue con la operación de anillado, es que los productos elaborados mediante la fotosíntesis en las hojas, se acumulen en las partes de la planta que quedan por encima de la incisión, fundamentalmente en el racimo, favoreciendo así su desarrollo. Mientras dura la interrupción, los órganos situados por encima de la incisión están sobrealimentados, perdurando esta sobrealimentación, aunque en menor grado, bastante tiempo después. 
El efecto de la incisión anular varía, según el estado fenológico en que se encuentra la planta en el momento de hacerla, pudiendo ser efectuada antes de floración, después del cuajado y en el envero. 
Antes de floración: Poco antes de la floración, la incisión anular origina un aumento del porcentaje de cuajado. Para favorecer el cuaje se operade 5 a 7 días antes de florecer, aunque su efecto también afecta algo al engorde del grano. En muchos casos, dado el aumento de cuajado que produce la incisión, es necesario acompañar esta operación con un aclareo.
Después del cuajado: Efectuando la incisión después del cuaje se incrementa el tamaño de las bayas, aunque se produce un ligero retraso en la maduración. De los tres momentos citados, cuando más se emplea el anillado es después del cuaje, cuando los granos, con 4-5 mm de diámetro, se encuentran en el período de rápido crecimiento. La mayor influencia de este anillado se da en aquellas variedades sin semillas o también en variedades con racimos de granos normalmente dispersos; en variedades que normalmente tengan semilla no mejorará la formación de los granos, pudiendo incluso incrementar el número de granos reventados. En variedades apirenas se ha conseguido por medio del anillado un incremento en el tamaño de la baya superior al 30%, siendo este incremento bastante inferior en variedades con semillas. No debe olvidarse que el anillado influye en el tamaño del fruto incrementándolo, lo que incide sobre el racimo aumentando su compacidad, por lo tanto, cuando se practica en variedades apirenas, de racimos grandes y compactos, necesita de un aclareo si se desea que el anillado resulte efectivo sobre el aumento del tamaño de la baya. 
En el envero: En el envero, la incisión anular favorece la coloración y el contenido en azucares de las bayas, y por lo tanto, la maduración. 
En las plantas débiles o con excesiva carga no debe practicarse el anillado; en las primeras, porque la planta podría debilitarse todavía más y en casos extremos llegar a morir; y en las segundas, porque el efecto del anillado sobre el aumento de tamaño de las bayas apenas se notaría.
Después de hacer la incisión anular es necesario regar y mantener el suelo húmedo hasta que la herida provocada por el anillo haya cicatrizado. Es recomendable, cuando las incisiones se practican en madera del año anterior, que sea la que luego será suprimida en la poda, haciendo así salvedad de tales lesiones y dejando la cepa totalmente revitalizada para la nueva cosecha.
Acido giberelico
Igual que ocurre con la incisión anular, el efecto de los tratamientos con ácido giberélico depende del estado fenológico en que se encuentre la planta. Los tratamientos en prefloración favorecen el alargamiento del raquis de los racimos, los que se dan en plena floración provocan un aclareo de los racimos o inflorescencias, debido a la acción polenicida del AG y las aplicaciones que se hacen después del cuajado, favorecen el engrosamiento de las bayas.
En prefloración: Los tratamientos en prefloración para alargar el raquis de los racimos, apenas se dan actualmente, pues aunque inicialmente el efecto es notable, al poco tiempo las diferencias con los racimos de las plantas no tratadas, no son significativas.
En floración: El ácido giberélico aplicado en la época de floración, sobre los racimos, actúa como aclarante químico, reduciendo el número de flores entre el 20% y el 40%, dando como resultado racimos más sueltos. Este tratamiento puede, eventualmente, mejorar también el tamaño de los granos y provoca en ellos un cambio en su forma oval típica a una forma más cilíndrica. La época de realizar estas aplicaciones para aclareo, es crítica, y exige, por tanto, un seguimiento preciso del proceso de floración. La floración es un proceso que no se produce al mismo tiempo en todos los racimos de una cepa, y existen también diferencias entre unas cepas y otras. Para poder tratar todos los racimos en el momento oportuno, es necesario hacer varios tratamientos con ácido giberélico. Normalmente la floración en un racimo se desarrolla de arriba a abajo, siendo las flores ubicadas en la parte apical las que más tardan en abrirse, como esta parte apical será eliminada cuando se pode el racimo, el seguimiento de la floración debe realizarse, teniendo en cuenta la evolución de las flores ubicadas en las primeras 4-6 ramificaciones laterales de los racimos. Las dosis normalmente empleadas en estos tratamientos oscilan entre 5 y 10 ppm de AG y deben ser aplicadas cuando la parte alta de los racimos alcanzan el 50% de flores abiertas. Un segundo tratamiento debe ser aplicado, a la misma dosis, cuando los racimos alcanzan el 80% de floración, lo cual viene a suceder de 4 a 6 días después del primer tratamiento, dependiendo de las temperaturas registradas en esos días. Hay que procurar, cuando se dan los tratamientos, que los racimos queden bien mojados, y evitar hacerlos durante las horas de más calor, para favorecer el contacto del AG con los racimos. En algunos países con abundante mano de obra, estos tratamientos se hacen sumergiendo los racimos uno a uno en la solución con el ácido giberélico.
Después del cuaje: Las aplicaciones con ácido giberélico después del cuajado, serán las que más influyan sobre el tamaño final de las de bayas. De nuevo el momento de la aplicación y dosis empleada, son de la mayor importancia para lograr el efecto deseado. Normalmente se dan de 2 a 3 aplicaciones, a la concentración de 20-40 ppm. La primera aplicación se hace cuando el 50% de las bayas han alcanzado un diámetro de 4-5 mm. Este es seguido por el segundo tratamiento, normalmente de 5 a 7 días después y a la misma dosis de 20 a 40 ppm. En algunas variedades, que así lo requieran, se puede dar un tercer tratamiento a la misma dosis que los anteriores, 5 a 7 días después de la segunda aplicación. Igual que se comentaba para los tratamientos en floración, es necesario que los racimos se mojen bien y que los tratamientos se den aprovechando las horas más frescas del día.
Como indicación general, es necesario aclarar que la acción del ácido giberélico es muy localizada, y su efecto no se extiende de una baya bien mojada a otra adyacente que no le haya llegado bien el tratamiento. Para favorecer el efecto de los tratamientos se puede emplear algún mojante, siempre utilizado a la dosis mínima recomendada. Estas recomendaciones tanto en la época, como en las dosis a emplear en los tratamientos AG, son generales, y no responden a las necesidades especificas que una determinada variedad pueda tener, puesto que la reacción frente a los tratamientos con AG es muy variable de unas variedades a otras.
Ethephón
El Ethephón es una sustancia que libera etileno, acelerando el desarrollo del color de las bayas, pero el tamaño de las bayas, el azúcar y el ácido, en general, no cambian. Según variedades, el momento óptimo de aplicación es cuando se aprecia de un 5 a un 10 % en la coloración de las bayas, y las dosis normales son de 200 ppm, e incluso 300 ppm. Dosis mayores que las indicadas producen ablandamiento en los granos y manchado del raquis.
Alfonso Lavalée, Lattuario Nero y Exótica no responden al ethepón para mejorar el color de los granos. 
En Black Seedless y Beauty Seedless no es necesario utilizarlo, debido a la buena coloración que alcanzan las bayas. 
En Emperatriz, Cereza y, en algunos casos, Cardinal, es imprescindible el empleo de etephón para obtener un buen desarrollo de color. 
Las demás cultivares no presentan problemas graves de coloración, por lo que el uso de etephón resulta algo más oscuro que lo normal 
Embolsado
El embolsado de las uvas de mesa se realiza poco antes del envero. Se utilizan bolsas de papel de celulosa saturada por la parte exterior, abiertas por los dos extremos, que se sujetan al racimo por el extremo superior. Los racimos permanecen protegidos individualmente desde el momento del embolsado hasta la recolección. La función del embolsado es impedir la incidencia de los tratamientos fitosanitarios sobre el racimo, protegerlo de los ataques de insectos, aves y pequeños accidentes meteorológicos, mejorar la coloración de las bayas y retrasar su maduración.
Embolsado con membranas PBA: Las membranas PBA, son así llamadas por sus creadores, y están patentadas en varios países, entre ellos España. Están construidas en celulosa y otros polisacáridos, constituyendouna trama, con muchas de las características de una pared celular: alta resistencia a la rotura en mojado, intercambio gaseoso con el medio ambiente cuando la membrana está seca, e intercambio por medio del agua cuando está mojada. Su alta permeabilidad al aire (de hasta 133 m3/m2/min) hace que la energía libre de vapor de agua dentro del ambiente encerrado por la membrana, como fuera, tienda a ser igual en escasos minutos. Estas características hacen que la membrana PBA pueda encerrar totalmente el racimo, desde el momento de la fecundación hasta la cosecha, sin romperse (3 a 5 meses), y volver a utilizarlo al menos un ciclo más. Ello significa que el fruto permanecerá protegido de: la acción mecánica directa de pájaros, rozamiento de hojas, rozamiento de otros racimos y rozamiento de otras partes de la planta; la acción de insectos y ácaros; los tratamientos fitosanitarios, que pueden manchar el fruto; y la fotoquímica del sol (dorado excesivo y quemado del fruto en variedades blancas), ya que esta membrana filtra aproximadamente el 95 % de las radiaciones ultravioletas entre 220 y 300 nm. El hecho de que en mojado los intercambios se efectúen por medio de agua que permanece en las celdillas de membrana PBA, facilita el acceso del principio activo a la pared interna de la membrana. De esta manera, se reducen notablemente los residuos de plaguicidas sobre la fruta. El uso de las membranas PBA no altera la fecha de maduración, así como tampoco el contenido de azúcares.
Cianamida de hidrógeno
La Cianamida de Hidrógeno es un regulador del crecimiento que modifica el período de dormancia invernal, favoreciendo la brotación de las yemas. La vid, especie típica de clima templado, presenta a veces, sobre todo en zonas cálidas y con poda larga, irregularidades en la brotación, quedando, casi siempre, un cierto número de yemas sin brotar. El uso de la cianamida de hidrógeno H2 CN2, sobre las yemas durante el reposo, conduce a una brotación más precoz y uniforme, y puede inducir adelanto de cosecha. Además del aumento del número de yemas que brotan, en las variedades sin semillas, es muy importante la uniformidad de la brotación, ya que ello va a favorecer el efecto de los posteriores tratamientos con ácido giberélico, al encontrarse un mayor número de racimos en el mismo estado fenológico. Para que el tratamiento sea eficaz, debe realizarse, como mínimo, 45 a 60 días antes de la fecha de brotación normal, y las dosis a emplear van del 1 al 2% de materia activa. Debe aplicarse después de la poda, procurando mojar bien todas las yemas. Otros autores recomiendan aplicarla 25 a 30 días antes del inicio de la brotación, y a concentraciones del 5 % de Dormex (nombre comercial, producto formulado al 49 %), pulverizando los cargadores hasta que se produzca escurrimiento. Aplicaciones más tempranas producen un anticipo en la brotación, y en algunos casos, adelantos en la maduración. La Cianamida de Hidrógeno es un producto muy tóxico y caústico, debiéndose tener cuidado durante la aplicación, y evitando el contacto con la piel.

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