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?:nfluencia social Términos clave Atribución Autocinesia Complacencia Conformidad Efecto de conversión Estado agéntico (modo agéntico) Grupo de membresía o de pertenencia Grupo de referencia Impacto social Influencia de las minorías Influencia informativa Influencia informativa referente Influencia normativa Influencia social Marco de referencia Modelo de dependencia dual Modelo genético Normas Poder Principio de metacontraste Sesgo de conformidad Teoría de identidad social 236 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL + Tipos de influencia social La psicología social puede definirse como "un intento por comprender y explicar el modo en que los pensamientos, los sentimientos y los comportamientos de los individuos son influenciados por la presencia real, imaginaria o implícita de los demás" (G. Allport, 1954a, p. 5). Esta definición, ampliamente aceptada y comúnmente citada de la psicología social (véase capítulo 1), identifica un problema potencial para el estudio de la influencia social: ¿de qué modo el estudio de la influencia social difiere del estudio de la psicología social en su totalidad? No existe ninguna respuesta clara. En cambio, la investigación de la influen- cia social puede circunscribirse por los tipos de cuestiones estudiados por los psicólogos sociales que afirman que están investigando la influencia social. La vida social se caracteriza por disputas, conflictos y controversias, en los que los indi- viduos o los grupos tratan de modificar los pensamientos, los sentimientos y el comporta- miento de otros mediante la persuasión, la fundamentación, el ejemplo, las órdenes, la propaganda o la fuerza. Las personas pueden estar bastante conscientes de los intentos de influencia y se pueden formar impresiones de cómo son afectados ellos y otras personas por los diferentes tipos de influencia (véase capítulo 6). La vida social también se caracteriza por normas, es decir uniformidades en las actitu- des y las conductas entre las personas, o lo que Turner ha denominado "similitudes y dife- rencias sociales normativas entre las personas" (1991, p. 2). Uno de los más interesantes conjuntos de problemas en la influencia social, tal vez incluso en la psicología social, es el modo en que las personas construyen las normas, cómo se adaptan a esas normas o son reguladas por ellas y cómo cambian esas normas. Como las normas son, por lejos, fenóme- nos grupales, explicaremos su estructura, sus orígenes y algunos de sus efectos en el capí- tulo 8 y reservaremos para este capítulo, capítulo 7, la explicación del proceso de conformidad a las normas. Complacencia, obediencia, conformidad Todos estamos familiarizados con la diferencia entre rendirse ante la presión social directa indirecta de un grupo o de un individuo y estar genuinamente persuadido. Por ejemplo, usted puede simplemente estar de acuerdo, en público, con las actitudes de otras personas, acceder a sus pedidos o seguirle el juego a sus conductas, pero en privado no sentirse persuadido en absoluto. Otras veces usted puede cambiar en privado sus ideas más profun- das en línea con las opiniones o con la conducta de esas personas. Esto no ha pasado inad- vertido a los psicólogos sociales, que vieron que era útil distinguir entre la complacencia coercitiva por un lado y la influencia persuasiva por otro. Algunas formas de influencia social producen complacencia pública: un cambio exte- rior en la conducta y las actitudes expresadas, a menudo como consecuencia de persuasión coerción. Como la complacencia no refleja un cambio interno, habitualmente persiste sólo mientras la conducta está bajo vigilancia. Por ejemplo, los niños pueden obedecer las órdenes de los padres sobre mantener su habitación limpia, ¡pero sólo si saben que los padres están observando! Un prerrequisito importante de la compulsión y la complacencia coercitiva es que el blanco de la influencia social percibe que la fuente de influencia tiene poder; el poder es la base de la complacencia (Moscovici, 1976). Sin embargo, como el estado mental interno sólo se puede interpretar a través de la conducta observada, puede resultar difícil saber si la conducta complaciente refleja o no una intemalización (Allen, 1965). El control estratégico de las personas sobre sus propias conductas para propósitos de autopresentación y comunicación puede amplificar esta difi- cultad. La investigación sobre la complacencia con pedidos directos generalmente se ha llevado a cabo dentro de un marco de cambio de actitud y de persuasión, y ya cubrimos este tema en detalle en el capítulo 6. Al contrario de la complacencia, otras formas de influencia social producen aceptación privada e intemalización. Hay aceptación subjetiva y conversión (Moscovici, 1976), que producen un verdadero cambio interno que persiste aunque no haya vigilancia. La confor- midad no se basa en el poder, sino más bien en la validez subjetiva de las normas sociales Influencia social Proceso por el que la presencia real o implícita de otra gente influye en las actitudes y la conducta. Normas Uniformidad de actitud y de conducta que definen la pertenencia a un grupo y diferencian los distintos grupos. Complacencia Cambio superficial, público y transitorio de la conducta y de las actitudes expresadas en respuesta a peticiones, coerción o presión del grupo. TIPOS DE INFLUENCIA SOCIAL 237 (Festinger, 1950), es decir, un sentimiento de confianza y certeza de que las ideas y las acciones descritas por la norma son correctas, apropiadas, válidas y socialmente convenien- tes. Bajo estas circunstancias, la norma se convierte es un estándar intemalizado de comportamiento, y por lo tanto, es innecesaria la vigilancia. Kelley (1952) ha realizado una distinción valiosa entre grupo de referencia y grupo de pertenencia. Los grupos de referencia son grupos de importancia psicológica para las acti- tudes y el comportamiento de las personas, ya sea en el sentido positivo de que buscamos comportarnos en concordancia con sus normas, o en el sentido negativo de que intentamos comportarnos en oposición a sus normas. Los grupos de memlaresía o de pertenencia son grupos a los que pertenecemos (dentro de los cuales estamos) por algún criterio objetivo, una designación externa o el consenso social. Un grupo de referencia positivo es una fuente de conformidad (que será validada socialmente si ese grupo también es nuestro grupo de pertenencia), mientras que un grupo de referencia negativo que también es nuestro grupo de pertenencia tiene enorme poder coercitivo para producir complacencia. Por ejemplo, si soy un estudiante, pero no tengo ninguno de los atributos de ser un estudiante, y si quisiera ser mucho más un conferencista porque valoro tanto más las normas del conferencista, entonces "estudiante" es mi grupo de pertenencia y también un grupo de referencia nega- tivo, mientras que "conferencista" es un grupo de referencia positivo, pero no mi grupo de pertenencia. Cumpliré con las normas del estudiante (complacencia), pero me conformaré con las normas del conferencista (conformidad). La distinción general entre complacencia coercitiva e influencia persuasiva es un tema que surge repetidamente de diferentes formas en la investigación de la influencia social. La distinción se traza en una opinión general de psicología social de que 2 procesos bastante separados son responsables de los fenómenos de influencia social. Así 'Furter y cols. dicen que las perspectivas tradicionales sobre la influencia social representan un modelo de dependencia dual (p. ej., Tumer, 1991). Este enfoque del doble proceso tal vez sea actual- mente más obvio en el modelo de la probabilidad de la elaboración de Petty y Cacioppo (1986b) y en el modelo heurístico-sistemático de Chaiken (Bohner, Moskowitz y Chaiken, 1995) de cambio de actitud (véase capítulo 6; Eagly y Chaiken, 1993). Poder e influencia Como mencionamos antes, la complacenciatiende a asociarse con relaciones de poder, mientras que la conformidad no lo hace. La complacencia es influida no sólo por las tácti- cas persuasivas que utilizan las personas para hacer sus solicitudes o demandas, sino también por el grado de poder que perciben que tienen. El poder puede interpretarse como la capacidad o la habilidad para ejercer influencia; y la influencia es poder en acción. Por ejemplo, French y Rayen (1959) identificaron 5 bases de poder social, y luego Rayen (1965, 1993) los expandió a 6: poder de recompensa, poder coercitivo, poder infor- mativo, poder del experto, poder legítimo y poder de referencia (véase figura 7.1). Como casi es una perogrullada enpsicología que el poder para administrar los reforzamientos los castigos debe influir en la conducta, prácticamente no existe ningún intento por demostrar el poder de las recompensas y el poder coercitivo (Collins y Rayen, 1969). Un problema general es que las fórmulas de reforzamiento, particularmente del comportamiento social complejo, tienden a mostrar una enorme dificultad para especificar por adelantado qué son recompensas y qué son castigos, aunque es muy fácil hacerlo después del acontecimiento. Por lo tanto, las fórmulas de reforzamiento tienden a ser no falsificables, y puede ser más útil concentrarse en los procesos cognitivos y sociales que producen los individuos específicos en ciertos contextos para tratar algunas cuestiones como el reforzamiento y °ti-á' como el castigo. Aunque la información puede tener poder para influenciar, claramente no es cierto que toda la información tenga este poder. Si yo le dijera con seriedad que tuve conocimientos de que los cerdos realmente vuelan, es muy poco probable que usted sea persuadido. Para poder persuadirlo, otros procesos de influencia deben estar operando: por ejemplo, la infor- mación podría haber sido percibida como consistente con las expectativas normativas, o podría haber operado el poder de coerción o de recompensa. Grupo de referencia Expresión usada por Kelley para designar un grupo psicológicamente significativo para nuestras conductas y actitudes. Grupo de membresía de pertenencia Expresión usada por Kelley para designar un grupo al que pertenecemos por algún criterio externo objetivo. Modelo de dependencia dual Modelo general de influencia social en la que operan dos procesos distintos: la dependencia de otros para la aprobación social y para obtener información acerca de la realidad. Poder Capacidad de influir en otros y de resistir sus intentos por influir. 238 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL 1 Poder de nsoor pe isa recompensas para lograr la complacencia Capacidad de dar un castigo o de 2 Poder coercitivo amenazar con ello por la no complacencia 3 Poder informativo ldeadel individuo de que el influyente tiene más información que él Idea del individuo de que el influyente tiene 4 Poder del experto en general mayor experiencia y conocimiento que él Idea del individuo de que el influyente está 5 Poder legitimo autorizado por una estructura de poder reconocida a ordenar y a tomar decisiones 6 Poder de referencia Identificación, atracción o respeto hacia la fuente de influencia Figura 7.1 Hay muchas fuentes diferentes de poder a las que las personas pueden acceder para persuadir a los demás Fuente: basado en Rayen (1965) Sin embargo, la información puede ser influyente cuando se origina en una fuente experta. Bochner e Insko (1966) proporcionaron una bella ilustración del poder de un experto. Ellos vieron que los participantes aceptaban más fácilmente la información de que las personas no necesitaban mucho sueño cuando la información era atribuida a un fisiólogo ganador del premio Nobel que cuando provenía de una fuente menos prestigiosa. La infor- mación perdía el poder para influir sólo cuando se volvía intrínsecamente poco plausible, como al afirmar que casi no se necesitaba dormir (véase la figura 6.2 en el capítulo 6). El poder legítimo se basa en la autoridad y probablemente es mejor ilustrado como una parte de la obediencia (véase luego). El poder de referencia puede operar a través de distin- tos procesos (véase también Collins y Rayen, 1969), que incluyen la validación consensual, la aprobación sdcial y la identificación grupal (todos explicados luego, en la sección sobre conformidad). Además del poder como la capacidad para influir, existen otras perspectivas sobre el poder social (Keltner, Gruenfeld y Anderson, 2003; Ng, 1980, 1996). Por ejemplo, Fiske (1993b; Fiske y Dépret, 1996; Goodwin, Gubin, Fiske e Yzerbyt, 2000) presenta un análi- sis social cognitivo y atributivo del desequilibrio de poder dentro de un grupo (véase capí- tulo 9). Moscovici (1976) en realidad contrasta poder con influencia y los trata como 2 procesos diferentes. Poder es el control del comportamiento a través de la domináción Capacidad de dar o de prometer Poder legitimo Usted esperaría que el líder de la nación más poderosa tuviera experiencia, carisma y fuera tratado con respeto. No le gustaría que actuara como un pavo. OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD 239 que produce complacencia y sumisión: si las personas tienen poder, en este sentido no nece- sitan influencia, y si pueden influir efectivamente, no necesitan recurrir al poder. También existen bibliotecas enteras sobre las relaciones de poder intergrupales (p. ej. Horsney, Spears, Cremers y Hogg, 2003; Jost y Major, 2001; véase capítulo 11). El poder puede tener también un papel dentro de un grupo que se define como la influen- cia efectiva sobre los colaboradores, es decir, la posición de liderazgo. Sin embargo, como veremos en el capítulo 9, la relación entre el poder y el liderazgo no es clara. Algunos líderes ciertamente influyen ejerciendo el poder a través de la coerción, pero otros influyen mediante la persuasión e inculcando su punto de vista en el resto del grupo. Los grupos tienden a permi- tir que los líderes sean idiosincrásicos e innovadores (Hollander, 1985) y ven a sus líderes como carismáticos (Avolio y Yammarino, 2003) y como poseedores de una autoridad legítima (Tyler, 1997). Sin embargo, algunos líderes no parecen tener autoridad legítima. En general, los investigadores sobre el liderazgo separan el liderazgo del poder (p. ej., Chemers, 2001; Lord, Brown y Harvey, 2001). El liderazgo es un proceso de influencia que recluta y moviliza a los otros para alcanzar objetivos colectivos, infunde a las personas las actitudes y los objetivos del grupo y los inspira a trabajar para lograrlos. El liderazgo no es un proceso que exija que las personas ejerzan poder sobre los otros para obtener compla- cencia, o más extremadamente, para ejercer coerción o forzar a las personas. El liderazgo puede de hecho estar más estrechamente asociado con los procesos de conformidad que con los procesos de poder (Hogg, 20011); Hogg y Reid, 2001; Hogg y van Knippenberg, 2003; Reid y Ng, 1999). Obediencia a la autoridad En 1951, Asch publicó los resultados de un experimento, actualmente clásico, sobre confor- midad en el cual los estudiantes que participaron aceptaban juicios erróneos de una mayo- ría numérica (véanse más adelante los detalles en este capítulo) sobre la longitud de las 240 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL Estado agéntico (modo agéntico) Estado mental que Milgram creía que caracterizaba la obediencia sin cuestionamiento: la gente transfiere la responsabilidad personal al individuo que da las órdenes. líneas. A algunos críticos este estudio no los impresionó: la tarea, juzgar la longitud de una línea, era trivial, y no había ninguna consecuencia importante para la persona ni para los otros en conformarse o resistir. Milgram (1974, 1992) fue uno de estos críticos; intentó reproducir el estudio de Asch, pero con una tarea que tuviera importantes consecuencias ligadas a la decisión de amol- darse o mantenerse independiente. Milgram decidió hacer que ayudantessuyos en el expe- rimento administraran descargas eléctricas a otra persona para ver si el verdadero participante aceptaba la indicación. Antes de poder comenzar el estudio, Milgram debió tener un grupo control para obtener una frecuencia basal sobre la voluntad de las personas de aplicar descargas eléctricas a alguien sin la presión social de los ayudantes. Para Milgram, esto se convirtió casi inmediatamente en una cuestión crucial por sí sola. De hecho, en realidad, él nunca continuó con su estudio original de conformidad, y el grupo control se convirtió en la base de uno de los programas de investigación más espectacula- res de la psicología social. Milgram también recibió las influencias de una cuestión social más amplia. Adolf Eichmann fue el oficial nazi directamente más responsable de la logística de la "Solución Final" de Hitler por la cual 6 millones de judíos fueron masacrados sistemáticamente. Se publicó un libro titulado Eichmann in Jerusalem (1963) que narraba su juicio. El subtítulo de este libro, A report over the banalay of evil, captura uno de los hallazgos más perturba- dores que surgió del juicio de Eichmann y de los juicios de otros criminales de guerra. Estos "monstruos" no parecían ser monstruos en absoluto. A menudo eran personas amables, que hablaban suavemente, bien educadas, que repetida y cortésmente explicaban que hicieron lo que hicieron no porque odiaran a los judíos, sino porque se les ordenaba hacerlo: simplemente obedecían órdenes. Por supuesto, las apariencias pueden ser engaño- sas. Peter Malkin, el agente israelí que capturó a Eichmann en 1960, descubrió que Eichmann conocía algunas palabras en hebreo y le preguntó: "Tal vez usted esté familiarizado con algunas otras palabras", dije. "Atta, Ima. ¿Le suena?". "Aba, Inta", meditó él, esforzándose por recordar. "Realmente no recuerdo. ¿Qué significa?". "Papá, mamá. Era lo que los niños judíos gritaban cuando eran arrancados de los brazos de sus padres". Hice una pausa, casi incapaz de contenerme. "El hijo de mi hermana, mi compañero de juego favorito, tendría sólo la edad de su hijo. También era rubio de ojos azules, igual que su hijo. Y usted lo mató". Genuinamente perplejo por la observación, esperó un momento para ver si yo iba a decir algo más. "Sr', dijo él finalmente, "pero era judío, ¿no es así?" (Malkin & Stein, 1990, p. 110) Estudios de obediencia de Mitgram Estos hilos se reunieron en una serie de experimentos llevados a cabo por Milgram (1963, 1974) durante la década de 1960. Una característica subyacente de su interés era la idea de que las personas son socializadas para respetar la autoridad del Estado. Si entramos en un estado o modo agéntico de pensamiento, podemos absolvemos de la responsabilidad por lo que sucede después. Los participantes en sus experimentos fueron reclutados de la comu- nidad mediante avisos y enviados a un laboratorio en la Universidad de Yale para partici- par en un estudio sobre el efecto del castigo en el aprendizaje humano. Ellos llegaban de a pares, y se formaron grupos para determinar sus roles en el estudio (uno era el "aprendiz", el otro era el "maestro"). El rol del aprendiz era aprender una lista de pares asociados, y el rol del maestro era administrar una descarga eléctrica al aprendiz cada vez que éste daba una asociación erró- nea de la palabra clave. El maestro veía que el aprendiz era atado a una silla, se le colocaba pasta para electrodos ise le fijaban electrodos a su brazo. El maestro escuchaba al experi- mentador explicar,que la pasta era para evitar la formación de ampollas y la quemadura, y escuchaba al aprendiz contar al experimentador que él tenía un pequeño trastorno cardíaco. El experimentador también explicaba que si bien las descargas podían ser dolorosas, no producirían ningún daño tisular permanente. El maestro era llevado ahora a una habitación separada que tenía un generador de descar- gas (véase figura 7.2). Se le instruía para que administrara descargas progresivamente más grandes al aprendiz cada vez que éste cometía un error: 15 V por el primer error, 30 V por Ii —a 1 caí 'lis OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD 241 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 15 75 135 195 255 -315 -375 -435 450 1voltos100145 100 11415041 90 110511201,54141150115511BOlvoltios12101226124016-.1110412701285130016019041330134513501votos1390140514201voltsfroMos1 Descarga Descarga -Descarga Descanga -Descarga Descarga Peligro: ! xx x leve moderada fuerte muy fuerte intensa extremadamente descarga intensa grave Figura 7.2 Generador de descargas de Milgram Los participantes en los estudios de obediencia de Milgram se sentaban frente a un generador de descargas eléctricas que tenían rótulos en el potenciómetro que iban de 15 a 450 voltios, y un atemorizador "XXX" en los valores de voltaje más altos. Fuente: Milgram (1974) el siguiente, 45 V por el siguiente, etcétera. Una característica importante del generador de descargas eran los rótulos descriptivos fijados a lá escala de voltaje creciente. El maestro recibía una descarga de muestra de 45 V, y entonces el experimento comenzaba. El aprendiz formaba algunos pares correctos pero también cometía algunos errores, y muy pronto el maestro alcanzaba 75 V, punto en el cual el aprendiz gruñía de dolor. Con 120 V, el aprendiz le gritaba al experimentador que las descargas se estaban volviendo dolorosas. Con 150 V, el aprendiz, o ahora más precisamente la "víctima", pedía que lo liberaran del experimento, y con 180 V, gritaba que ya no lo podía soportar más. La víctima seguía gritando de dolor con cada descarga, lo que crecía hasta llegar a un "grito agónico" con 250 V. Con 300 V, la víctima dejaba de responder a las palabras de clave; se le decía al maestro que considerara esto como una "respuesta incorrecta". Durante todo el experimento el maestro estaba agitado y tenso, y a menudo quería darlo por terminado. A tales pedidos el experimentador respondía con una secuencia ordenada de réplicas que proseguían desde un leve "por favor, continúe", pasaban por un "el experi- mento requiere que usted continúe", hasta "es absolutamente esencial que usted continúe", hasta el final "usted no tiene ninguna otra elección, debe continuar". Se pidió a un panel de 110 expertos sobre el comportamiento humano, entre los que había 39 psiquiatras, que predijera hasta cuánto un individuo normal y psicológicamente equilibrado llegaría en este experimento. Estos expertos creían que sólo alrededor del 10% excedería los 180 V, y que nadie obedecería hasta el final (estas predicciones se muestran esquemáticamente en la figura 7.3). Compárese esto con el comportamiento real de los participantes (figura 7.3). En una variante leve del procedimiento descrito antes, en la cual la víctima no podía ser observada ni escuchada, excepto por lo golpes que daba del otro lado de la pared cuando el voltaje alcanzaba los 300 V y 315 V, casi todos siguieron hasta 255 V y el 65% continuó hasta el final, ¡administrando descargas eléctricas masivas a alguien que ya ni siquiera estaba respondiendo con golpes en la pared y que previamente había informado tenía un problema cardíaco! Los participantes de este experimento eran personas muy normales: cuarenta hombres de 20 a 50 años de distintas ocupaciones. Ninguno sabía que todo el experimento involucraba un engaño elaborado en el cual ellos eran siempre el maestro, y el aprendiz/víctima era en reali- dad un ayudante del experimento (un hombre de mediana edad con aspecto de tío bueno) al que se le había descrito cuidadosamente cómo debía reaccionar. En realidad, nunca se admi- nistraron descargas eléctricas fuera de la descarga de 45 V de muestra, aplicada al maestro. Factores que influyen en la obediencia Milgram (1974) realizó 18 experimentos en los cuales varió diferentes parámetros para inves- tigar factores que influyen en la obediencia.En todos los experimentos excepto en uno los -15 loo O o 80 o o o o o 40 o TD - o 20 a) 0 O o o O o- 60 Predicho 242 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL 15-60 75-120 135-180 195-240 255-300 315-360 Leve Moderado Fuerte Muy Intenso Intensidad fuerte extrema Nivel de descarga (voltios) y rótulos en el generador 375-420 435-450 Peligro: XXX descarga grave de descargas Figura 7.3 Niveles de descarga esperados para administrar a una víctima comparados con los niveles reales en el experimento de obediencia a la autoridad de Milgram "Expertos" en conducta humana predijeron que muy pocas personas psicológicamente equilibradas obedecerían la orden de administrar una descarga eléctrica más potenté que la rotulada como "fuerte" al aprendiz que cometía un error en el experimento de Milgram. En realidad el 65% de las personas obedecieron hasta el final y llegaron más allá del "peligro: descarga intensa", a una zona marcada como "XXX". Fuente: basado en datos de Milgram (1974) participantes eran hombres de 20 a 50 años de edad no universitarios de distintas ocupacio- nes y niveles socioeconómicos. En un estudio en el cual los participantes fueron mujeres se obtuvo exactamente el mismo nivel de obediencia que con los participantes de varones. El experimento de Milgram ha sido reproducido en Italia, Alemania, Australia, Gran Bretaña, Jordania, España, Austria y Holanda (Smith, Bond y Kagitgibasi, 2006). La obediencia completa varió desde más del 90% en España y Holanda (Meeus y Raajimakers, 1986), pasando por más de 80% en Italia, Alemania y Austria (Mantel), 1971), hasta tan sólo 40% entre los hombres australianos y sólo un 16% entre las mujeres australianas (Kilham y Mann, 1974). En algunos estudios también se han utilizado circunstancias ligeramente diferentes: por ejemplo Meeus y Raajimakers (1986) utilizaron un marco de obediencia administrativa. Una razón de por qué las personas siguen administrando descargas eléctricas puede ser que el experimento comienza de una manera muy inocua con descargas insignificantes. Una vez que las peirsonas se han comprometido a un curso es acción (es decir, a aplicar descargas), puede ser difícil que posteriormente cambien de opinión. El proceso puede ser similar al que involucra la técnica de persuasión del pie en la puerta (Freedman y Fraser, 1966; véase capítulo 6). Un factor importante en la obediencia es la inmediatez, comprendida como la proximi- dad social de la víctima con el participante. Milgram (1974) vació el nivel de inmediatez mediante algunos experimentos. Hemos visto que más del 65% de las personas "aplicaban descargas hasta el límite" de 450 V cuando no veían ni escuchaban a la víctima excepto OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD 243 Obediencia a la autoridad El uniforme de este guardia simboliza la obediencia incuestionable y total hacia el soberano británico como autoridad legítima. por los golpes en la pared. En una condición incluso menos inmediata, en la cual la víctima no era vista ni escuchada en absoluto, el 100% de las personas siguieron hasta el final. La condición basal (descrita en detalle antes) arrojó una obediencia del 62,5%. A medida que la inmediatez aumentaba la obediencia disminuía: cuando la víctima era visible en la misma habitación el 40% obedecía hasta el límite, y cuando el maestro de hecho estaba junto a la víctima la obediencia caía, aunque se mantenía en un espantoso 30%. La inmediatez puede hacer más fácil considerar a la víctima como una persona viviente y que respira igual que uno y por lo tanto permite empatizar sus pensamientos y sus senti- mientos. De ahí que las mujeres embarazadas expresen mayor compromiso con su emba- razo después de haber visto una ecografía que muestra claramente las partes del feto (Lydon y Dunkel-Schetter, 1994); y es más fácil presionar un botón para arrasar una ciudad desde 12.000 metros de altitud o desde la profundidad del océano en un submarino que dispararle a un individuo aunque sea un enemigo desde una distancia cercana. Otro factor importante es la proximidad/inmediatez de la figura de autoridad. La obediencia se redujo hasta el 20,5% cuando el experimentador no estaba en la habitación y transmitía las órdenes por teléfono. Cuando el experimentador no daba ninguna orden en absoluto y el participante estaba totalmente libre para elegir cuándo detenerse, aunque un 2,5% persistió hasta el final. Tal vez la influencia más espectacular sobre la obediencia sea la presión del grupo. La presencia de 2 pares desobedientes (es decir, otros que parecían rebelarse y rehusaron continuar después de aplicar descargas en el rango 150-210 V) redujo la obediencia completa hasta el 10%, mientras que 2 pares obedientes elevaron la obediencia completa hasta el 92,5%. La presión grupal probablemente tiene sus efectos porque las acciones de los otros ayudan a confirmar que es legítimo o ilegítimo seguir administrando las descargas. Otro factor importante es la legitimidad de la figura de autoridad, que permite a las personas transladar la responsabilidát personal por sus acciones. Por ejemplo, Bushman (1984, 1988) había puesto ayudantes suyos vestidos de uniforme aseados y pulcros y a otros con un aspecto andrajoso parados junto una persona que intentaba conseguir cambio para el parquímetro. El ayudante de incógnito detenía a transeúntes y les "ordenaba" que le dieran a la persona cambio para el parquímetro. Más del 70% obedeció al ayudante uniformado (y daban como razón "porque me dijeron que lo hiciera"), y alrededor del 50% obedeció al ayudante no uniformado (generalmente dando como motivo el altruismo). Estos estudios sugieren que simples emblemas de autoridad pueden crear una obediencia incondicional. 244 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL Los experimentos originales de Milgram se llevaron a cabo con científicos vestidos de laboratorio en la prestigiosa Yak University, y el propósito de la investigación fue muy claramente la búsqueda del conocimiento científico. ¿Qué habría sucedido si se hubieran eliminado todos estos "adornos de autoridad"? Así Milgram realizó un experimento en un edificio de oficinas de mala muerte del centro de la ciudad. La investigación era aparente- mente patrocinada por una firma de investigación privada. La obediencia disminuyó, pero hasta un nivel aún notablemente alto del 48%. La investigación de Milgram trata uno de los grandes defectos de la humanidad: la tendencia de las personas a obedecer órdenes sin pensar primero acerca de (1) lo que se les pide que hagan y (2) las consecuencias de su obediencia para otros seres vivos. Pero la obediencia a veces puede ser beneficiosa: por ejemplo, muchas organizaciones dejarían de funcionar o se volverían catastróficamente disfuncionales si sus miembros continuamente negociaran las órdenes (piense en un equipo quirúrgico de emergencias, una tripulación de vuelo, una unidad comando). (Ahora considere la primera pregunta introductoria.) Se deben tener en cuenta los peligros de la obediencia a ciegas, el condicionamiento de la inmediatez, la presión del grupo, las normas y la legitimidad del grupo. Una investigación estadouni- dense ha demostrado que los errores de la medicación en los hospitales pueden atribuirse al hecho de que los enfermeros se remiten a obedecer las órdenes de los médicos, incluso cuando dichas órdenes pueden estar claramente mal (Lesar, Briceland y Stein, 1977). En otro estudio sobre la obediencia en las organizaciones, el 77% de los participantes cumplían el papel de miembros del comité de una compañía farmacéutica recomendaron continuar la comercialización de un fármaco peligroso simplemente porque creían que el presidente del comité estaba a favor de esta decisión (Brief, Dukerich y Doran, 1991). Algunas consideraciones éticas Un legado perdurable de los experimentos de Milgram es el acalorado debate sobre la ética de la investigación (Baumrind, 1964; Rosnow, 1981). Recordemos quelos participantes de Milgram realmente creían que estaban administrando descargas eléctricas intensas y que estaban produciendo un dolor extremo a otro ser humano. Milgram tuvo cuidado en entre- vistar y, con la ayuda de un psiquiatra, en seguir a los más de 1.000 participantes de sus experimentos. No hubo ninguna evidencia psicopatológica de enfermedad y el 83,7% de los que habían tomado parte estaban felices o muy felices de haber estado en el experimento (Milgram, 1992, p. 186). Sólo el 1,3% lamentaban o lamentaban mucho haber participado. Las cuestiones éticas en realidad giran alrededor de 3 cuestiones relativas a la ética de someter a los participantes en experimentos de estrés a corto plazo: 1 ¿Es importante la investigación? En caso contrario, este estrés es injustificable. Sin embargo, puede ser difícil evaluar objetivamente la "importancia" de la investigación. 2 ¿El participante es libre de terminar el experimento en cualquier momento? ¿Qué libertad tuvieron los participantes de Milgram? En un sentido estaban libres de hacer lo que querían, pero nunca se les explicitó que podían terminar en cualquier momento que lo desearan; de hecho, ¡el mismo propósito del estudio era persuadirlos para que siguieran! 3 ¿Se le explicó la claramente la libre participación en el experimento? En los experi- mentos de Milgram, los participantes no dieron un consentimiento completamente informado. Fueron voluntarios a tomar parte, pero la verdadera naturaleza del expe- rimento nunca se les explicó. Esto plantea la ettiestión del engaño en la investigación en psicología social. Kelman (1967) distingue 2razones para engañar a las personas: la primera es inducidas a formar parte en un experimento desagradable. Esto desde el punto de vista ético es una práctica suma- mente dudosa. La segunda razón es que para estudiar la operación automática de los proce- sos psicológicos, los participantes deben desconocer las hipótesis, y esto a menudo involucra cierto engaño referido al verdadero propósito del estudio y a los procedimientos utilizados. Como consecuencia de este debate se ha establecido un código de ética que guía a los psicó- logos cuando llevan a cabo la investigación. Los principales componentes del código son: e Ji -11 fil CONFORMIDAD 245 la participación debe basarse en un consentimiento plenamente informado, los participantes deben ser explícitamente informados de que ellos pueden retirarse, sin ningún tipo de castigo, en cualquier etapa del estudio, se debe revelar todo completa y honestamente a los participantes al finalizar el estu- dio. Aunque probablemente hoy no fuera posible escapar indemne de aquellos engaños desca- rados que produjeron muchos de los programas de investigación clásica de la psicología social de las décadas de 1950, 1960 y comienzos de 1970, el uso de engaños procedimenta- les menores e inofensivos encerrados en una historia creíble se considera esencial para preser- var el rigor científico de gran parte de la psicología social experimental. La cuestión de la ética de la investigación en la psicología social se explica más plenamente en el capítulo 1. Conformidad Formación e influencia de las normas Aunque gran parte de la influencia social se refleja en el cumplimiento de pedidos directos y obediencia a la autoridad, la influencia social también puede operar de una forma menos directa a través de la conformidad con las normas sociales o grupales. Por ejemplo, Allport (1924) observó que las personas en los grupos emitían juicios menos extremos y más conservadores de los olores y los pesos que cuando estaban solas. Parecía como si, aun sin presión directa, el grupo pudiera hacer que los miembros convergieran y se volvieran así más similares entre sí. Sherif (1936) dio un paso importante hacia delante al relacionar explícitamente este efecto de convergencia con el desarrollo de las normas grupales. Partiendo de la premisa de que las personas necesitan estar seguras y confiar que lo que están haciendo, pensando o sintiendo es conecto y apropiado, Sherif argumentó que utilizamos el comportamiento de los otros para establecer una gama de comportamientos posibles: podemos llamar a esto marco de referencia, o contexto comparativo social relevante. Las posiciones promedio, centrales o medias en estos marcos de referencia son percibidas como más conectas que las marginales, y por lo tanto las personas tienden a adoptarlas. Sherif creía que esto explicaba los orígenes de las normas sociales y la convergencia concomitante que acentúa el consenso dentro de los grupos. Para evaluar esta idea, llevó a cabo sus estudios clásicos utilizando la autocinesia (véanse detalles en el recuadro 7.1 y la figura 7.4), en los cuales grupos de 203 personas que hacían estimaciones del movimiento físico convergían rápidamente en una serie de pruebas sobre la media de las estimaciones grupales y se mantenían bajo la influencia de esta norma incluso cuando posteriormente efectuaran sus estimaciones en forma aislada. Los orígenes, la estructura, la función y los efectos de las normas se explican totalmente en el capítulo 8, pero vale la pena destacar que la presión normativa es una de las formas más eficaces para modificar la conducta de las personas. Por ejemplo, vimos en el capítulo 6 que Lewin (1947) intentó estimular a amas de casa norteamericanas a modificar los hábitos alimenticios de sus familias —específicamente a comer más menudos de animales (corazo- nes y riñones). Tres grupos de 13 a 17 "amas de casa" asistieron a una interesante confe- rencia que, entre otras cosas, destacaba el valor de este cambio en los hábitos alimentarios para el esfuerzo durante la guérra (era el año 1943). Otros 3 grupos recibieron información, pero también fueron estimulados a hablar entre ellos y a llegar a algún tipo de consenso (es decir, establecer una norma) acerca de la compra del alimento. Una evaluación de seguimiento mostró que la norma era mucho más eficaz que la infor- mación abstracta para producir algún cambio en la conducta: sólo el 3% del grupo de la información había modificado su conducta, en comparación con el 32% del grupo de la norma. La investigación posterior confirmó que el factor crucial era la norma y no la discusión asociada (Bennett, 1955). Conformidad Cambio profundo, privado y duradero de la conducta y las actitudes debido a la presión del grupo. Marco de referencia Todo el espectro de posiciones subjetivamente concebibles que las personas relevantes pueden ocupar en un contexto, en alguna dimensión de actitud o conductuales. Autocinesia Ilusión óptica en la que un punto de luz que brilla en una completa oscuridad parece moverse. in é tigatiOnes cláSic oanético ff-ndrnia Solo Grupo Grupo Grupo la 2a. 3a. 4a Sesión (b) 9 - o .11) a 3. o o ,o E o Grupo Grupo Grupo Solo 2 O la. 2a. I 3a. 4a. Sesión 246 CAPITULO 7 INFLUENCIA SOCIAL Muzafer Sherif (1936) creía que las normas sociales surgen para guiar la conducta en condiciones de duda, incertidumbre o ambigüedad. Para estudiar esta idea, aprovechó una ilusión perceptiva, en la que un punto fijo de luz en una habitación completamente oscura parece moverse: el movimiento es producido en reali- dad por el movimiento del ojo en ausencia de un marco físico de referencia (o sea los objetos). Las personas a las que se les pide que estimen cuánto se mueve luz encuentran la tarea muy difícil y general- mente se sienten inseguras sobre sus estimaciones. Sherif presentó el punto de luz muchas veces (o sea que hizo varios ensayos) y les pidió a los participantes, que no sabían que el movimiento era una ilusión, que estimaran cuánto se movía la luz en cada prueba. Sherif descubrió que ellos utilizaban sus propias esti- maciones como marco de referencia: en una serie de 100 ensayos se fueron centrando gradualmente en un pequeño rango de estimaciones, y cada persona adoptósu propio rango personal o norma (véase sesión 1 en la figura 7.4a, cuando los participantes respondían solos). Sherif continuó el experimento en otras sesiones de 100 ensayos en os días posteriores, en los cuales los participantes en grupos de 2 o 3 tomaban turnos en una secuencia aleatoria para decir sus estimaciones. Ahora los participantes utilizaban las estimaciones de cada uno de los otros como marco de referencia, y convergían rápidamente en una media grupa!, de modo que todos daban estimaciones muy similares (véanse las sesiones 2-4 en la figura 7.4a). Esta norma parece estar internalizada. Cuando los pacientes comienzan' y luego continúan como un grupo (sesiones 1-3 en la figura 1-4b), la norma grupal es lo que utilizan cuando finalmente realizan las estimaciones autocinéticas (sesión 4 en la figura 7.4b). Nota: Los resultados que se muestran en la figura 7.4 se basan en 2 conjuntos de 3 participantes que realizaron 100 juicios en cada una de 4 sesiones, separadas en 4 días diferentes. El experimento utilizó el fenómeno autocinético. En el grupo (a) los individuos 1, 2 y 3 comenzaron solos y establecieron una norma personal. Más tarde en los grupos, gradualmente convergieron hacia una norma grupal. En el grupo (b) los individuos 4{5 y 6 comenzaron agrupados y convergieron hacia una norma grupal. Más tarde cuando estaban solos, utilizaron su norma grupal, ahora intemalizada, como gula personal. Figura 7.4 Inducción experimental de una norma grupal Fuente: basado en datos de Sherif (1936) CONFORMIDAD 247 Ceder a la presión de la mayoría Al igual que Sherif, Asch (1952) creía que la conformidad reflejaba un proceso relativa- mente racional en el cual las personas construían la norma a partir del comportamiento de otras personas para determinar la conducta correcta y apropiada para sí mismas. Claramente, si usted ya confía y está seguro acerca de lo qué es apropiado y correcto, entonces la conducta de los otros en gran parte será irrelevante y por lo tanto no tendrá influencia. En el estudio de Sheriff, el objeto de juicio era ambiguo: los participantes esta- ban inseguros, de modo que surgía una norma rápidamente y era muy eficaz para guiar la conducta. Asch argumentaba que si el objeto de juicio fuera muy poco ambiguo (es decir, uno esperaría que no hubiera ningún desacuerdo entre los juicios), entonces el desacuerdo o las percepciones alternativas no tendría ningún efecto sobre la conducta: los individuos se mantendrían totalmente independientes de la influencia del grupo. Para evaluar esta idea, Asch (1951, 1952, 1966) creó un paradigma experimental clásico. Estudiantes de sexo masculino, que participaron en lo que ellos creían que era una tarea de discrainación visual, se sentaron alrededor de una mesa en grupos del a 9. Por turnos, en un orden fijo, decían públicamente cuál de las 3 líneas de comparación tenía la misma longi- tud que una línea estándar (véase figura 7.5). Hubo 18 pruebas. En realidad, sólo una persona era un participante completamente virgen de influencia y fue el anteúltimo en responder. Los otros eran ayudantes del investigador instruidos para dar respuestas erróneas sobre 12 pruebas focales: en 6 eligieron una línea que era demasiado larga, y en otros 6 una que era demasiado corta. Había un grupo control en el que los participantes realizaban la tarea en forma privada sin influencia grupal; como menos del 1% de las respuestas de los participantes control fueron erróneas, se puede asumir que el estudio no dio lugar a dudas. Los resultados experimentales fueron interesantes. Hubo grandes diferencias individua- les, alrededor del 25 % de los participantes se mantuvieron constantemente independientes durante todo el experimento, alrededor del 50% se avinieron y conformaron con la mayo- ría equivocada en 6 o más pruebas, y el 5% se avino o conformó con los 12 ensayos. La tasa de conformidad promedio fue del 33%: computada como número total de casos de conformidad durante todo el experimento, dividido por el producto del número de partici- pantes en el experimento y el número de ensayos focales en la secuencia. Conformidad y aceptación grupal Todos los grupos tienen normas. Los peones de campo en la Argentina no son una excepción. 248 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL Figura 7.5 Líneas de muestra utilizadas en un experimento de conformidad Los participantes en los estudios de conformidad de Asch simplemente tenían que decir cuál de las tres líneas tenía la misma longitud que la línea estándar. Fuente: basado en Asch (1951) A B C Estándar Comparación Después del experimento, Asch preguntaba a sus participantes a qué se debía su confor- midad. Todos informaron haber experimentado inicialmente incertidumbre y dudas perso- nales como consecuencia del desacuerdo entre ellos y el grupo, lo que evolucionó gradualmente en autoconciencia, miedo a la desaprobación y sentimientos de ansiedad e incluso de soledad. Se dieron diferentes razones para la resignación. La mayoría sabía que ellos veían las cosas de modo diferente al grupo, pero sentían que sus percepciones podían ser imprecisas y que el grupo realmente estaba en lo conecto. Otros no creían que el grupo estaba en lo conecto, pero simplemente continuaban con el grupo para no desentonar. Una pequeña minoría informó que de hecho veía las líneas como el grupo decía. Los indepen- dientes estaban totalmente confiados en la precisión de sus juicios o estaban afectados emocionalmente pero guiados por una idea de individualismo o de hacer la tarea según las directivas (es decir, ser precisos y correctos). Estos relatos subjetivos sugieren que una razón de por qué las personas conforman con los grupos, incluso cuando el estímulo no deja lugar a dudas, puede ser para evitar la censura, el ridículo y la desaprobación social. Se trata de un miedo real. En otra versión de su experimento, Asch (1951) hizo que 16 participantes vírgenes de influencias enfrentaran a un ayudante del investigador que daba respuestas incorrectas. Los participantes conside- raron que la conducta del ayudante informado era absurda y abiertamente ridícula, y se rieron de él. ¡Incluso el experimentador observó que la situación era tan extraña que no podía contener la risa y también terminó riéndose de su pobre ayudante! Entonces, tal vez si los participantes no hubieran estado preocupados por la desaproba- ción social, ¿no habría existido una presión subjetiva para conformar? Para evaluar esta idea, Asch llevó a cabo otra variación del experimento en la cual la mayoría equivocada emitía sus juicios públicamente, pero el único participante espontáneo lo hacía de forma privada. La conformidad cayó al 12,5%. Esta modificación fue llevada aún más lejos por Deutsch y Gerard (1955), quienes creyeron que podían erradicar totalmente la presión de conformidad si la tarea no daba lugar a dudas y el participante era anónimo, respondía en forma privada y no se encontraba bajo ningún tipo de control del grupo. ¿Por qué se conformaría uno a una mayoría equivo- cada cuando existe una respuesta obvia, inequívoca y objetivamente correcta, y el grupo no tiene ninguna forma de saber lo que uno está haciendo? Para evaluar esta idea, Deutsch y Gerard confrontaron a un participante virgen de influencia cara a cara con 3 ayudantes suyos que efectuaban juicios unánimemente inco- Cara a cara y objetivo grupal Cara a cara Privado y anónimo Grado de presión grupal E • 60 ce o 50 o 13 o 12 40 U, ,, o 30 -o CD 20 o n_ Nivel alto de duda ambigüedad: estímulo ausente Nivel bajo de duda ambigüedad: estímulo presente CONFORMIDAD 249 rrectos de líneas, exactamente como en el experimento original de Asch. En otro grupo el participante no influenciado era anónimo, estaba aislado en un cubículo y se le dejó respon- der en forma privada —sin que existiera presión grupal—. Hubo un tercer grupo en el que los participantes respondíancara a cara, pero con un objetivo grupal explícito de ser tan preci- sos como fuera posible —se aumentó al máximo la presión grupal—. Deutsch y Gerard también manipularon la incertidumbre subjetiva incitando a que la mitad de los participan- tes respondieran mientras los estímulos estaban presentes (el procedimiento utilizado por Asch), y que la otra mitad respondiera una vez que el estímulo había sido retirado (habría posibilidad para sentir duda). Según lo predicho, los resultados mostraron que la disminución de la duda y de la presión grupa] (es decir, la motivación y la capacidad del grupo para censurar la falta de conformidad) reducían la conformidad (figura 7.6). Tal vez el hallazgo más interesante fue la tasa de conformidad del 23% incluso cuando la duda fue baja (presión del estímulo) y las respuestas fueron privadas y anónimas. El descubrimiento de que los participantes aun mostraban conformidad cuando eran aislados en cubículos ha facilitado mucho la investigación sistemática de los factores que influyen en ella. Crutchfield (1955) diseñó un aparato en el cual los participantes en los cubículos creían que estaban comunicándose con otros al presionar botones en una consola que iluminaba respuestas cuando en realidad los cubículos no estaban interconectados y el experimentador era la fuente de toda comunicación. De esta forma, se podía experimentar con muchos participantes simultáneamente y aún todos creerían que estaban siendo expues- tos a un grupo. La práctica laboriosa, costosa y riesgosa de utilizar ayudantes informados ya no fue necesaria, y los datos pudieron ser recogidos ahora de forma mucho más rápida en condiciones experimentales más controladas y variadas (Allen, 1965, 1975). En la actua- lidad se puede, por supuesto, utilizar una variante computarizada mucho más eficiente de la metodología de Crutchfield. ¿Quién se conforma? Características individuales y grupales La existencia de grandes diferencias individuales en la conformidad ha conducido a algunos psicólogos sociales a buscar atributos de la personalidad que predispongan a algunas perso- nas a conformar más que otras. Quienes conforman tienden a tener baja autoestima, mucha necesidad de apoyo social o aprobación social, necesidad de autocontrol, un coeficiente inte- Figura 7.6 Conformidad en función de la duda o la ambigüedad y presión grupal percibida Los participantes que juzgaron que la longitud de las líneas no era ambigua fueron influenciados por los juicios unánimemente incorrectos de los otros miembros del grupo; la influencia se fortaleció cuando se declaró que la precisión debía ser un objetivo grupal importante y se debilitó cuando se introdujo alguna ambigüedad y cuando las respuestas eran anónimas y privadas. Sin embargo, la ambigüedad y el anonimato no producen abolición de la conformidad. Fuente: basada en datos de Deutsch & Gerard (1955) 50 Hombres • Mujeres 20 Masculino Neutro Femenino , Tipo de ítem 250 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL lectual (CI) más bajo, mucha ansiedad, sentimientos de autoculpabilidad e inseguridad en el grupo, sentimientos de inferioridad, sentimientos de una condición relativamente baja en el grupo y una personalidad generalmente autoritaria (Costanzo, 1970; Crutchfield, 1955; Elms y Milgram, 1966; Rayen y French, 1958; Stang, 1972). Sin embargo, hallazgos contradicto- rios y pruebas de que las personas que conforman en una situación no lo hacen en otra sugie- ren que en la conformidad los factores situacionales pueden ser más importantes que la personalidad (Barocas y Gorlow, 1967; Barron, 1953; McGuire, 1968; Vaughan, 1964). Una conclusión similar puede sacarse de la investigación sobre las diferencias entre los sexos en la conformidad. Típicamente las mujeres conforman un poco más que los hombres en estos estudios. Sin embargo, esto en general se puede explicar en términos de las tareas de conformidad empleadas: aquellas con las cuales las mujeres están menos familiarizadas tienen menos experiencia generan más dudas subjetivas y por lo tanto hacen que sean más influenciables que los hombres (Eagly, 1978, 1983; Eagly y Carli; 1981; Eagly y Chrvala, 1986; Eagly y Wood, 1991). Por ejemplo, Sistrunk y McDavid (1971) expusieron a participantes mujeres y hombres a la presión grupal para identificar distintos estímulos. Para algunos participantes, los estímu- los fueron elementos tradicionalmente masculinos (p. ej., un tipo específico de llave mecá- nica), para otros, elementos tradicionalmente femeninos (p. ej., identificar tipos de costura), para otros, los elementos eran neutros (p. ej., identificar estrellas de rock populares). Como era de esperar, las mujeres conformaron más en los elementos masculinos, los hombres más en los elementos femeninos, y ambos por igual en los elementos neutros (no estereotipados por género) (véase figura 7.7; véase también la segunda pregunta introductoria). Normas culturales ¿Las normas culturales afectan la conformidad? Smith, Bond y KagitObasi (2006) realizaron estudios de conformidad que utilizaban el paradigma de Asch una de sus variantes. Observaron una variación intercultural importante. El nivel de confor- midad (es decir, el porcentaje de respuestas incorrectas) varió de tan sólo 14% entre los estu- diantes belgas (Doms, 1983) a 58% entre los profesores indios en las islas Fiji (Chandra, 1973), con un promedio global de 31,2%. La conformidad fue más baja entre los participan- tes de culturas individualistas de los Estados Unidos y el noroeste de Europa (253%) que entre los participantes de culturas colectivistas o interdependientes de África, Asia, Oceanía y Sudamérica (37,1%). Un metaanálisis de 133 estudios que usaron el paradigma de Asch en 17 países (R. Bond y Smith, 1996) confirmó que las personas que tienen puntajes altos en la escala de colectivismo de Hofstede (1980) se conforman más que las que tienen punta- jes bajos (véase también la figura 16.1 en el capítulo 16, que muestra los datos de resumen de las muestras no occidentales comparados con las distintas muestras occidentales). Figura 7.7 Conformidad en función del sexo del participante y de la estereotipicidad por sexo de la tarea Cuando una tarea es estereotípicamente masculina, una mayor cantidad de mujeres conforman. Cuando la tarea es estereotípicamente femenina, una mayor cantidad de hombres conforman. Fuente: basado en datos de Sistrunk y McDayll (1971) CONFORMIDAD 251 El mayor nivel de conformidad en las culturas colectivistas o interdependientes surge porque la conformidad es vista favorablemente como una forma de cohesión social (Marlcus y Kitayama, 1991). Lo que es sorprendente aún más es que, aunque la conformi- dad es más baja en las sociedades occidentales individualistas, sigue siendo notablemente alta; incluso cuando la conformidad tiene matices negativos, las personas encuentran difí- cil resistirse a conformarse a las normas grupales. Factores situacionales de la conformidad Los 2 factores situacionales sobre la conformidad que han sido más exhaustivamente inves- tigados son el tamaño del grupo y la unanimidad o concordancia grupa! (Allen, 1965, 1975). Asch (1952) observó que a medida que el grupo aumentaba de 1 persona a 2, a 3, a 4, a 8, a 10, a 15, la tasa de conformidad aumentaba y luego disminuía ligeramente: 3%, 13%, 33%, 35%, 32%, 31%. Aunque algunas investigaciones informan la existencia de una relación lineal entre tamaño y conformidad (p. ej., Mann, 1977), el hallazgo más contun- dente es que la conformidad alcanza su fuerza plena con una mayoría de 3 a 5 personas, y los miembros adicionales tienen poco efecto (p. ej. Stang, 1976). Campbell y Fairey (1989) sugieren que el tamaño del grupo puede tener un efecto dife- rente dependiendo del tipo de juicio y de la motivación del individuo. En lo referente al gusto, donde no existe ninguna respuesta objetivamente correcta (p. ej., preferencias musicales) y donde lomás importante es adaptarse o "encajar", el tamaño del grupo tendrá un efecto rela- tivamente lineal: cuanto más grande sea la mayoría, más influirá. Cuando existe una respuesta correcta y uno se preocupa por estar en lo correcto, entonces las opiniones de 1 o 2 personas más en general serán suficientes: las opiniones de más personas serán redundantes. Por último, Wilder (1977) observó que el tamaño puede no referirse al número real de personas físicamente separadas en el grupo, sino al número de fuentes aparentemente inde- pendientes de influencia en el grupo. Por ejemplo, una mayoría de 3 individuos que son percibidos como independientes tiene más influencia que una mayoría de digamos 5 perso- nas que son percibidas como que están conspirando y, por lo tanto, representan una única fuente de información. De hecho, la gente puede encontrar difícil representar más de 4 o 5 fuentes independientes de información, y por lo tanto tienden a asimilar a los miembros adicionales del grupo en una u otra de estas fuentes iniciales de información (de ahí la falta relativa de efecto del tamaño del grupo por encima de 3 a 5 miembros). Tamaño del grupo y conformidad ¿Podría un hombre en esta aglomeración resistirse a unirse a ella? 252 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL Influencia informativa Influencia para aceptar información de otro como prueba acerca de la realidad. El experimento original de Asch empleó una mayoría unánime equivocada (con un postulado erróneo) y obtuvo una tasa de conformidad del 33%. Algunos experimentos posteriores han mostrado que la conformidad se reduce significativamente cuando la mayo- ría no es unánime (Allen, 1975). Asch observó que un colaborador acertado (es decir, un miembro de la mayoría que siempre daba la respuesta correcta y por lo tanto concordaba con el verdadero participante y lo apoyaba) reducía la conformidad del 33% al 5,5%. La eficacia de un colaborador para reducir la conformidad es marginalmente mayor si responde antes que la mayoría y no después que ella (Monis y Miller, 1975). Es posible que el apoyo propiamente dicho no sea el factor crucial para reducir la conformidad. Cualquier tipo de falta en la unanimidad entre la mayoría parece ser eficaz. Por ejemplo, Asch observó que un discrepante que era incluso insensatamente más inco- rrecto que la mayoría era igual de eficaz, y Shaw, Rotschild y Strickland (1957) observa- ron que una desviación dubitativa e indecisa también era eficaz. Allen y Levine (1971) llevaron a cabo un experimento en el cual a los participantes, a los que pidieron hicieran juicios visuales, se les proporcionaba un compañero que tenía una visión normal o uno que usaba lentes tan gruesos como para plantear serias dudas sobre su capacidad para ver cual- quier cosa, y menos aun juzgar líneas con precisión. En ausencia de cualquier apoyo, los participantes conformaron el 97% de las veces. El colaborador "competente" redujo la conformidad al 36%, pero lo más sorprendente fue el hecho de que el colaborador "incom- petente" también redujo la conformidad, hasta el 64% (véase figura 7.8). Los colaboradores, los discrepantes y los distractores pueden reducir eficazmente la conformidad, porque destruyen la unanimidad de la mayoría y, por lo tanto, plantean o legi- timan así la posibilidad de vías alternativas de respuesta o de comportamiento. Por ejem- plo, Nemeth y Chiles (1988) confrontaron a los participantes con 4 ayudantes que identificaban correctamente filminas azules como azules, o entre los cuales uno de ellos constantemente decía que una filmina azul era "verde". Los participantes fueron expuestos entonces a otro grupo que unánimemente identificó las filminas rojas como "naranjas". Los participantes que previamente habían estado expuestos al discrepante tuvieron más proba- bilidad de llamar correctamente "rojas" a las filminas rojas. Influencia normativa e informativa Los psicólogos sociales generalmente creen que 2 procesos de influencia social son los responsables de la conformidad: la influencia informativa y la influencia normativa (Deutsch y Gerard, 1955; Kelley, 1952). La influencia informativa es que nos induce a aceptar la información que proviene de otro como evidencia de la realidad. Las personas Figura 7.8 Conformidad en función de la presencia o de la ausencia de apoyo, y de la competencia del colaborador El apoyo social en la tarea de juzgar una línea redujo la conformidad, incluso cuando el colaborador era claramente incapaz de realizar juicios precisos porque tenía un deterioro visual. -o P • 80 E o • 60 o -o Fuente: basada en datos de Allen y Levine (1971) ' o Sin apoyo Colaborador Colaborador social incompetente competente Tipo de apoyo social CONFORMIDAD 253 necesitan sentirse confiadas de que sus percepciones, creencias, opiniones y sentimientos son correctos. La influencia informativa entra en juego cuando las personas están insegu- ras, ya sea porque los estímulos son intrínsecamente ambiguos o porque existe desacuerdo social. En estas circunstancias, las personas inicialmente hacen pruebas objetivas contra la realidad, pero si esto no es posible, hacen comparaciones sociales (Festinger, 1950, 1954). La influencia informativa eficaz produce un verdadero cambio cognitivo. Tal vez la influencia informativa fue parcialmente responsable de los efectos observa- dos por Sherif (1936) en sus estudios autocinéticos. La realidad era ambigua, y los partici- pantes utilizaron las estimaciones de las otras personas como información para eliminar la ambigüedad y resolver la incertidumbre subjetiva. Cuando se les contó a los participantes que el movimiento aparente era de hecho una ilusión, no conformaron (p. ej., Alexander, Zucker y Brody, 197W; presumiblemente, como la propia realidad era dudosa, su propia incertidumbre subjetiva fue interpretada como una representación correcta y válida de la realidad y por lo tanto la influencia informativa no operó. Los estímulos de Asch fueron designados como sin ambigüedad para excluir la influencia informativa. Sin embargo, Asch (1952) observó que la conformidad aumentaba a medida que las líneas de comparación se volvían más similares entre sí y el juicio por lo tanto se hacía más difícil. La influencia normativa es una influencia para conformar con las expectativas positi- vas de los otros. Las personas tienen necesidad de aprobación y de aceptación social, lo que las hace acompañar al grupo por razones instrumentales: para cultivar la aprobación y la aceptación, evitar la censura o la desaprobación, o lograr objetivos específicos. La influen- cia normativa entra en juego cuando se percibe que el grupo tiene el poder y la capacidad de mediar las recompensas y los castigos de acuerdo con nuestro comportamiento. Una precondición importante es que uno cree que se encuentra bajo la vigilancia del grupo. La influencia normativa efectiva crea una conformidad superficial más que un verdadero cambio cognitivo. Sin duda, la influencia normativa fue la causa principal de conformidad en el paradigma de Asch: los estímulos eran inequívocos (la influencia informativa no debería operar), pero la conducta de los participantes estaba bajo vigilancia directa del grupo. Ya vimos de qué modo la privacidad, el anonimato y la falta de vigilancia reducían la conformidad en el paradigma de Asch, presumiblemente porque se debilitaba la influencia normativa. Deutsch y Gerard (1955) intentaron eliminar completamente la influencia normativa pero, Como vimos antes, incluso en condiciones en las que no debía esperarse que operen la influencia informativa o normativa, vieron una conformidad residual con una tasa nota- blemente alta, de alrededor del 23%. A partir de esto, podemos arribar a las siguientes conclusiones: Las condiciones del experimento fueron tales que la influencia informativa o norma- tiva no se había erradicado completamente.Esas condiciones no eran operativas, pero existe un tercer proceso social aún no espe- cificado. La influencia social en los grupos debe ser explicada de una forma diferente. Influencia informativa referente La distinción entre influencia informativa y normativa es una de entre muchas terminolo- gías diferentes que se han utilizado en psicología social para distinguir entre 2 tipos de influencia social. Representa lo que Turner y cols. denominaron modelo de dependencia dual de la influencia social (Abrams y Hogg, 1990a; Hogg y Tumer, 1987a; Tumer, 1991). Las personas son influenciadas por otros porque dependen de ellos para obtener informa- ción que elimine la ambigüedad y así establezca validez subjetiva, o por razones de apro- bación social y aceptación. Esta perspectiva del proceso dual se ha puesto en duda porque como explicación de la conformidad pone poco énfasis en el papel de la pertenencia al grupo. Después de todo, una característica importante de la conformidad es que somos influenciados porque sentimos que pertenecemos psicológicamente al grupo, y por lo tanto las normas del grupo son estánda- Influencia normativa Influencia para avenirse a cumplir con la expectativa positiva de otros, obtener aprobación social o evitar la desaprobación social. 254 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL Marcha según un tambor diferente ¿Un espíritu libre independiente? No. Este joven conforma con la norma de un subgrupo res relevantes para nuestro comportamiento. El modelo del proceso dual se ha alejado de las normas del grupo y de la pertenencia al grupo y se ha concentrado en la dependencia inter- personal, que podría ocurrir tanto entre los individuos como entre los miembros del grupo. Este desafío provino de la teoría de !a identidad social (Tajfel y Tumer, 1979; también Hogg, 2006; Hogg y Abrams, 1988; véase capítulo 11), que propone un proceso de influen- cia social separado responsable de la conformidad a las normas del grupo, denominado influencia informativa referente (Hogg y Tumer, 1987a; Tumer, 1981b). En situaciones en las cuales la pertenencia al grupo tiene relevancia psicológica —es decir, tenemos una sensación de pertenencia y nos definimos en términos del grupo—, buscamos la información que tenemos en la memoria y usamos la disponible en el contexto social para determinar los atributos normativos relevantes de nuestro grupo. Aunque esta última información puede ser recopilada también a partir del comportamiento de los miem- bros de otros grupos (exogrupo) o de individuos no relacionados, el origen más inmediato es el comportamiento de los miembros del grupo (endogrupo), sobre todo de aquellos que consideramos fuentes generalmente fiables de información normativa del grupo. La norma endogrupo relevante al contexto construida captura y acentúa no sólo las similitudes entre miembros endogrupo sino también las diferencias entre nuestros grupos y otros grupos externos relevantes: obedece al principio de metacontraste. El proceso de autocategoriza- ción asociado con los procesos de identidad social, la pertenencia al grupo y el comporta- miento grupal (Turner, 1985; Tumer y cols., 1987; véase capítulo 11) hace que nos veamos en términos del grupo y que asemejemos nuestros pensamientos, sentimientos y conducta a la norma grupal, por lo tanto nos comportamos en términos normativos. Dado que todos los miembros del grupo construyen una norma grupa] muy similar, la autocategorización produce una convergencia intragrupal sobre esa norma y aumenta la uniformidad intragru- pal (el típico efecto de conformidad). La influencia informativa referente difiere de las influencias normativa e informativa en algunas formas importantes. Por ejemplo, las personas conforman porque son miembros del grupo, no para validar la realidad física ni evitar la desaprobación social. Las personas Teoría de la identidad social Teoría sobre la pertenencia a grupos y las relaciones intergrupales basada en la autocategarización, la comparación social y la construcción de una autodefinición compartida en términos de propiedades que definen al grupo. Influencia informativa referente Presión para avenirse a las normas de un grupo que lo define a uno como miembro. Principio de metacontraste Principio que establece que el prototipo de un grupo es la posición dentro del mismo que tiene la mayor relación entre 'las diferencias respecto de posiciones endogrupales" y "las diferencias respecto posiciones exogrupales". No cli si J r Out I 1(.4 níni 17-4 pant tí Ciar e. de ji ci j La. ni : sor; a lo di ac 1970 de, El j Opinj J br I pernl int' c.. INFLUENCIA DE LAS MINOWAS Y CAMBIO SOCIAL 255 no conforman con otras personas sino con una norma: las otras personas actúan como fuente de información acerca de la normativa grupal apropiada. Como la norma es una representación intemalizada, las personas pueden conformar con ella en ausencia de vigi- lancia por parte de los miembros del grupo, o porque le importa a alguien más. La influencia informativa referente tiene apoyo directo de 4 experimentos de conformi- dad de Hogg y Tumer (1987a). Por ejemplo, en condiciones de respuesta privada (es decir, sin influencia normativa), los participantes conformaron con una mayoría no unánime en la que había un colaborador acertado (es decir, sin influencia informativa) sólo cuando era el grupo explícito o implícito del participante (véase también Abrams y cols., 1990). Otro aval para la influencia informativa referente proviene de la investigación sobre la polarización grupal (capítulo 9), el comportamiento de la muchedumbre (capítulo 11) y la identidad y la estereotipación sociales (capítulo 11). Influencia de Las minorías y cambio social. Nuestro análisis de la influencia social, particularmente la conformidad, hasta ahora se ha vinculado con el modo en que los individuos responden a la influencia social directa o indi- recta de una mayoría numérica —la disposición habitual de tipo Asch—. Los discrepantes, los distractores o los independientes en general han recibido un interés indirecto, ya sea como medio para investigar los diferentes tipos de mayoría o los atributos de la personalidad conformista. Sin embargo, todos estamos familiarizados con un tipo de influencia muy diferente y muy frecuente que puede aparecer en un grupo: un individuo o una minoría numérica a veces pueden cambiar la opinión de la mayoría. A menudo esta influencia se basa (en el caso de los individuos) en el liderazgo o (en el caso de los subgrupos) en poder legítimo (el liderazgo se analiza en el capítulo 9). Típicamente una minoría tiene poco poder legítimo a los ojos del grupo mayor y, por consiguiente, tiene poca influencia. Asch (1952), como ya hemos visto, observó que un único distractor (que era un ayudante del investigador) de una mayoría acertada (participan- tes verdaderos) era ridiculizado y se reían de él. Pero a veces una minoría con poco o ningún poder legítimo puede tener influencia y finalmente desviar a la mayoría hacia su propio punto de vista. Por ejemplo, en una variante del estudio del distractor único, Asch (1952) observó una respuesta muy diferente. Cuando una mayoría acertada de 11 partici- pantes verdaderos confrontaba con una minoría desacertada/incorrecta de 9 ayudantes adoctrinados, la mayoría se mantenía independiente (es decir, seguía respondiendo correc- tamente) pero tomaba las respuestas de la minoría mucho más seriamente, no se reía. Claramente, la minoría tuvo cierta influencia sobre la mayoría, si bien no la suficiente en este experimento como para producir una conformidad manifiesta. La historia ilustra el poder de las minorías. Podríamos argumentar que si la única forma de influencia social fuera la influencia de la mayoría, entonces la homogeneidad social completa se habría alcanzado decenas de miles de años atrás, ya que los individuos y los grupos siempre se inclinaríana adoptar las opiniones y las prácticas de la mayoría numérica. Las minorías, particularmente aquellas que son activas y organizadas, introducen innovacio- nes que finalmente producen cambios sociales: sin influencia de las minorías el cambio social sería muy difícil de explicar. Por ejemplo, los mítines antibélicos durante la década de los años 1960 en los Estados Unidos tuvieron un efecto sobre las actitudes de la mayoría que aceleraron la retirada de Vietnam. De modo similar, las sufragistas de la década de los años 1920 modificaron la opinión pública de modo de otorgar a las mujeres el voto, y los mítines de la CND (Campaign for Nttelear Disarmament, Campaña para el Desarme Nuclear) en Europa Occidental a comienzos de la década de los años 1980 alejaron gradualmente a la opinión pública de los "beneficios" de la proliferación nuclear. Un ejemplo excelente de una minoría activa es Greenpeace: el grupo es numéricamente pequeño (en términos de miem- bros "activistas"), pero tiene una influencia importante sobre la opinión pública a través del perfil alto de algunos de sus miembros y de la publicidad amplia de sus opiniones. Los tipos de pregunta que son importantes aquí son si las minorías y las mayorías ganan influencia a través de diferentes prácticas sociales, y, lo que es más fundamental, si la psico- Influencia de las minorías Procesos de influencia social donde las minorías grandes o poderosas cambian las actitudes de la mayoría. 256 CAPÍTULO 7 INFLUENCIA SOCIAL logia subyacente es diferente (véase Wood y cols., 1994, para un metaanálisis y los aspec- tos generales sobre la investigación de la influencia de las minorías). Modelo genético Enfoque temprano de Moscovici sobre cómo el conflicto social entre la minoría y la mayoría puede cambiar las actitudes y las conductas de la mayoría. Sesgo de conformidad Tendencia de la psicología social a tratar la influencia del grupo como un proceso unidireccional en el que los individuos o las minorías siempre se avienen a las mayorías. Crítica de la investigación sobre la conformidad La investigación sobre la influencia social generalmente ha adoptado una perspectiva de la conformidad en la cual los individuos dependen de las mayorías por razones normativas e informativas. Moscovici y cols. atacaron esta perspectiva (Moscovici, 1976; Moscovici y Faucheux, 1972; véase Turner, 1991). Moscovici cree que existe un sesgo de conformidad que considera que toda la influencia social sirve como un requisito adaptativo de la vida humana: adaptarse al statu quo y por lo tanto producir uniformidad y estabilidad perpetua. Claramente ésta es una necesidad válida e importante de los individuos, los grupos y la sociedad. Sin embargo, el cambio normativo a veces es necesario para adaptarse a las circunstancias modificadas. Este cambio es difícil de comprender desde la perspectiva de la conformidad, porque requiere un conocimiento de la dinámica de las minorías activas. Moscovici y Faucheux (1972) sugirieron que de hecho es la influencia de las minorías lo que Asch observó en sus estudios clásicos. El paradigma de Asch parece encerrar a un individuo solo (verdadero participante) contra una mayoría equivocada (ayudantes adoctri- nados) en una tarea de percepción física que no deja lugar a dudas. ¿Es esto claramente un caso de influencia de la mayoría en ausencia de ambigüedad subjetiva? Tal vez no. La certeza con la cual mantenemos nuestras opiniones depende del grado de acuerdo que hallamos para esas opiniones: la ambigüedad y la incertidumbre no son propiedades de los objetos "de allí fuera" sino del desacuerdo de las otras personas con nosotros. Este punto es tan válido para cuestiones de gusto (si todos están en desacuerdo con su gusto por la música, es probable que su gusto cambie) como para cuestiones de percepción física (si todos están en desacuerdo con su percepción de la longitud, es probable que su percepción cambie) (Moscovici, 1976, 1985a; Tajfel, 1969; Turner, 1985). En este sentido, las líneas de Asch no dejaban lugar a dudas, en realidad lo único que ocurría era que había un desacuerdo entre los ayudantes adoctrinados para el estudio y los participantes acerca de la longitud de las líneas. Más aún, el participante solitario de Asch puede considerarse miembro de una mayoría bastante grande (todas las personas fuera del experimento que informarían la longitud de las líneas "correctamente", es decir el resto de la humanidad) confrontado con una minoría muy pequeña (los ayudan- tes que clasificaban las líneas "incorrectamente"; véase Tajfel, 1972). Los participantes de Asch fueron influenciados por una minoría: ¡los participantes que se mantenían "independientes" pueden considerarse conformistas! La "independencia", en este sentido, es descrita bellamente por Henry Thoreau en su famosa cita de Walden (1854): "Si un hombre no sigue el paso de sus compañeros, tal vez sea porque escucha un tambor diferente". En contraste con la investigación de conformidad tradicional, Moscovici (1976, 1985a) creía que existe desacuerdo y conflicto dentro de los grupos, y que existen 3 modalidades de influencia social que definen el modo en que las personas responden a este conflicto social: 1 Conformidad: influencia de la mayoría en la cual ésta persuade a la minoría o la desvía a adoptar el punto de vista de la mayoría. 2 Normalización: compromiso mutuo que conduce a convergencia. 3 Innovación: una minoría crea y acentúa el conflicto para persuadir a la mayoría a que adopte la opinión de la minoría. Influencia del estilo conductual Moscovici desarrolló originariamente un modelo genético de influencia de la minoría. Él lo denominó modelo "genético" porque se concentraba en la forma en la que la dinámica del conflicto social puede producir un cambio social. A las personas no les gusta el conflicto social. Intentan evitarlo o, si eso no es posible, a menudo capitularán para resol- Erre Control Minoría Minoría inconsistente consistente Condición experimental INFLUENCIA DE LAS MINORÍAS Y CAMBIO SOCIAL 257 ver la situación. Una minoría activa capitaliza esto haciendo un esfuerzo extraordinario para provocar, dar la nota y acentuar el conflicto. Moscovici y cols. creen que esto puede ser una forma efectiva de convencer a la mayoría, pero depende de cómo la minoría emprende esta tarea (el estilo conductual que adopta). El estilo conductual singular más importante-es la consistencia. Una minoría consis- tente, aquella en la cual todos los miembros expresan repetidamente el mismo mensaje, tiene los siguientes efectos: Desestabiliza la norma de la mayoría y por lo tanto produce incertidumbre y duda. Dirige la atención hacia sí misma como entidad. Transmite la existencia de un punto de vista alternativo coherente y consistente. Demuestra convicción en ese punto de vista y un compromiso inquebrantable. Muestra que la única solución para el conflicto que ha surgido es adoptar el punto de vista de la minoría. (Véase la tercera pregunta introductoria.) El papel de la consistencia es ilustrado por Moscovici y cols. en una serie de experimen- tos ingeniosos, a menudo llamados los estudios "azul-verde" (Maass y Clark, 1984). En una versión modificada del paradigma de Asch, Moscovici, Lage y Naffrechoux (1969) hicie- ron que 4 participantes confrontaran a 4 ayudantes adoctrinados en una tarea de percepción de colores que involucraba filminas azules que variaban sólo en intensidad. Los ayudantes eran consistentes, y siempre denominaban "verdes" a las tarjetas, o inconsistentes y desig- naban "verdes" a las filminas 2 terceras partes de las veces y "azules" el tercio restante. También existía un de grupo control sin ayudantes con sólo 6 participantes verdaderos. La figura 7.9 muestra que la minoría consistente tuvo significativamente más influencia que la minoría inconsistente. Aunque la tasa de conformidad es mucho menor que con una mayo- ría consistente,
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