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LAS NUEVAS TRAMPAS DEL DESARROLLO

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UNIVERSIDAD ESTATAL PENÍNSULA DE SANTA ELENA 
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y DE LA SALUD 
CARRERA DE GESTIÓN SOCIAL Y DESARROLLO 
 
PARALELO: 
GESTIÓN SOCIAL Y DESARROLLO 3/1 
 
ASIGNATURA: 
INDICADORES SOCIALES 
 
TEMA: 
LAS NUEVAS TRAMPAS DEL DESARROLLO 
 
AUTOR: 
Anchundia Salazar Ángel Ramón 
 
DOCENTE: 
Econ. Rene Garzozi Pincay, Mgt. 
 
LA LIBERTAD 
Febrero, 2021 
 
INTRODUCCIÓN 
Vivimos en una era de rápido desarrollo tecnológico y digitalización, así como de 
extraordinarios cambios económicos, sociales y políticos. La globalización ha 
traído enormes desafíos y oportunidades a los países de América Latina . Estos 
cambios requieren soluciones innovadoras para reducir la desigualdad, 
aumentar la productividad, la competitividad, el bienestar de las personas y el 
medio ambiente y reconstruir la confianza en las instituciones. 
De acuerdo al informe “Perspectivas económicas de América Latina 2019 
:Desarrollo en transición” publicado por la CEPAL, la región se ha beneficiado de 
un evidente progreso socioeconómico al mejorar sus capacidades internas y su 
voluntad de contribuir al desarrollo global, pero enfrenta nuevas y persistentes 
vulnerabilidades que requieren grandes transformaciones para maximizar las 
oportunidades de desarrollo. 
Según el informe, existen "síntomas" que indican que los países de América 
Latina y el Caribe enfrentan una serie de "nuevas" trampas de desarrollo, que 
dificultan lograr un mayor crecimiento inclusivo y sostenible. Estas trampas están 
relacionadas con debilidades estructurales no resueltas, pero también con el 
hecho que a medida que aumentan los niveles de ingresos, esto trae nuevos 
desafíos. 
Los fenómenos destacados por la CEPAL incluyen: estancamiento o disminución 
de la productividad, la vulnerabilidad continua y creciente de la mayoría de la 
población (acceso desigual a los servicios públicos), el creciente descontento de 
los ciudadanos con las instituciones públicas y la creciente presión sobre los 
recursos naturales que refleja en gran medida la insostenibilidad del modelo en 
términos de medio ambiente 
La trampa del desarrollo en esta investigación implica el "poder circular", que es 
autosuficiente y limita la capacidad de los países para avanzar. Hay muchas 
controversias sobre las trampas de la pobreza en la literatura económica: un 
mecanismo que se perpetúa a sí mismo en el que la pobreza genera pobreza, 
por lo que la pobreza actual en sí es una de las causas directas de la pobreza 
futura. 
CEPAL ha utilizado el concepto de trampas del desarrollo como una combinación 
de factores mutuamente restrictivos que limitan la realización de nuevos 
avances. Para superarlos se requiere coordinación y acción colectiva. La trampa 
del desarrollo identificada por dicha institución puede ser el resultado de dos 
fenómenos. 
El primero se refiere a que es un círculo vicioso: La combinación de ciertas 
dinámicas entrelazadas crea una “espiral” negativa. Por ejemplo, en el caso de 
la "trampa de la pobreza", afecta a países en las primeras etapas de desarrollo. 
Los países no pueden ahorrar debido a la pobreza, pero siguen siendo pobres 
precisamente porque no pueden ahorrar y por lo tanto no pueden invertir. 
El segundo fenómeno: el equilibrio de bajo nivel, debido a los factores que se 
refuerzan mutuamente se produce una estabilidad local. Para la CEPAL, la 
persistencia altamente informal de varios países de la región es un ejemplo de 
este equilibrio innecesario. En este caso, trabajadores y empleadores no han 
encontrado suficientes incentivos para formalizar las relaciones laborales, por lo 
que aún son informales. 
Según el informe son cuatro las principales nuevas trampas del desarrollo en 
Latinoamérica y el Caribe, las cuales giran en torno a la productividad, la 
vulnerabilidad social, las instituciones y el medioambiente. 
DESARROLLO 
Trampa de la productividad 
La productividad hace referencia al “uso eficiente de recursos, trabajo, capital, 
tierra, materiales, energía, información en la producción de diversos bienes y 
servicios. Es la posibilidad de aumentar la producción a partir del incremento de 
cualquiera de los factores productivos antes mencionados” (Sladogna, 2017). 
Según este mismo autor la productividad se incrementa mediante: 
 Una mayor cantidad de trabajo o trabajo más calificado, 
 Un aumento de los recursos naturales explotados, 
 Un aumento del equipamiento, 
 Un uso más eficiente de la tecnología o la aplicación de nuevas 
tecnologías, 
 Un uso más eficiente de las tecnologías de la información, 
 Y un uso más eficiente de las energías. 
La trampa de la productividad se refiere a los bajos niveles de esta en todos los 
sectores económicos de América Latina y el Caribe, además de las 
exportaciones de los países de la región en sectores primarios y extractivos, esto 
debilita la participación de las economías de la región en las cadenas globales 
de valor. También la baja productividad se debe a la limitada adopción de 
tecnología y el poco incentivo para invertir en capacidades productivas. 
En su mayoría los países de la región se han mantenido con sus ingresos en un 
nivel medio durante 65 años, pero este crecimiento se desaceleró en general a 
partir de 2011. Este bajo crecimiento tiene efectos negativos en el crecimiento 
potencial, el cual se ha reducido y es más bajo de lo esperado, por lo cual las 
naciones deben poner en marcha nuevas fuentes de crecimiento basadas en el 
aumento de la productividad; un sector productivo donde se ve reflejado bajos 
niveles es el laboral. 
La productividad laboral es “la productividad del factor humano” (Jaimes & Rojas, 
2015), es decir, la eficiencia en la producción por horas y en esta se ven 
reflejados bajos niveles por la pésima calidad de los trabajos de la región y la 
falta de conocimientos esenciales de los trabajadores que en la mayoría 
informales no cuentan con estudios relacionados a su ocupación. 
La productividad total de los factores es “un indicador que expresa el aporte que 
hacen los factores productivos (capital y trabajo) al valor agregado bruto 
generado en las diferentes actividades productivas del país, así como de la 
economía en su conjunto” (Departamento Administrativo Nacional de 
Estadística, 2020). Esta productividad es escasa en los países de la región como 
lo son otros factores como falta de instituciones confiables y capaces, así como 
los marcos regulatorios deficientes para formar capital humano que aumenten 
los niveles de productividad de América Latina y el Caribe. 
Por otro lado, en todos los sectores económicos de la región, entendiendo 
sectores económicos como “divisiones de las actividades económicas agrupados 
de acuerdo a características comunes… que facilitan el análisis y estudio de la 
producción económica pues permiten clasificar actividades similares que 
compiten entre sí o se complementan” (Gestión Digital, 2019),unos de los 
principales problemas es la baja productividad. “Los bajos niveles de 
productividad en todos los sectores de la economía indican que se trata de un 
problema transversal y que en ALC faltan condiciones para facilitar el crecimiento 
de la productividad”(CEPAL, 2019). Para acelerar el crecimiento de la 
productividad se necesita según esta misma institución reformas estructurales 
profundas de largo plazo. 
El estancamiento productivo de la región se vincula con una estructura 
exportadora sesgada hacia los sectores primarios con bajos niveles de 
sofisticación donde son beneficiarias medianas y pequeñas empresas, pero no 
se conectan con los mercados internacionales haciendo de la producción solo 
sea interna. La escasa participación en las cadenas globales de valor, que son 
“prácticas concretas y formas organizacionales particulares bajo las cuales las 
empresas líderes y otros actores, en el contexto de un particular división 
internacional de trabajo, toman decisiones” (Pérez, 2019), limita los niveles de 
adopción de tecnologíadel tejido empresarial, y genera pocos incentivos para 
invertir en capacidades productivas. “Esta dinámica ha cobrado importancia en 
un contexto global en que la demanda de productos básicos ha caído, y en que 
es necesario activar nuevos motores de crecimiento que incrementen la 
productividad” (CEPAL, 2019). En este caso, se debe adoptar lo que la CEPAL 
denomina “productividad real”, en la que se debe incrementar la productividad 
para promover una distribución más equitativa del ingreso, la diversificación del 
sector exportador y la sostenibilidad ambiental (CEPAL, 2015). 
Trampa de la vulnerabilidad social 
“El concepto de vulnerabilidad social tiene dos componentes explicativos. 
Por una parte, la inseguridad e indefensión que experimentan las 
comunidades, familias e individuos en sus condiciones de vida a 
consecuencia del impacto provocado por algún tipo de evento económico-
social de carácter traumático. Por otra parte, el manejo de recursos y las 
estrategias que utilizan las comunidades, familias y personas para 
enfrentar los efectos de ese evento” (Pizarro, 2001, pág. 11). 
La trampa de la vulnerabilidad social se refiere a los grupos de personas que 
pasaron de un nivel socioeconómico bajo a un nivel medio y que estos ahora 
enfrentan nuevos desafíos, como la baja calidad del trabajo, que suele ser 
informal, el nivel de seguridad social bajo, los ingresos bajos y muchas veces 
inestable. Debido a la falta de inversión en capital humano y la falta de ahorros 
e inversión empresarial, estas personas siguen siendo vulnerables. 
En los últimos años, por diversas razones, se ha incrementado la incidencia e 
importancia de las trampas de vulnerabilidad social. En primer lugar, hoy en día 
más personas se ven afectadas por este círculo vicioso. En segundo lugar, las 
condiciones externas han aumentado la presión sobre los grupos vulnerables. 
Tendencias como el envejecimiento de la población o el impacto potencial de los 
cambios tecnológicos en el trabajo han ejercido más presión sobre los grupos 
desfavorecidos. En definitiva, tanto el estado como los factores externos 
exacerban la trampa de la vulnerabilidad social y afectan a una mayor proporción 
de la población, lo que hace más urgente la respuesta a las políticas públicas. 
Una de las principales características de la clase media desfavorecida es la baja 
calidad de su trabajo, que es un determinante clave de su vulnerabilidad. En 
particular, los comportamientos informales están muy extendidos entre los 
grupos desfavorecidos. Con el paso del tiempo, el grado de informalidad de los 
grupos desfavorecidos se mantuvo relativamente estable, lo que indica que aún 
no se ha resuelto el principal motivo de este fenómeno. El trabajo informal se 
caracteriza por bajos niveles de ingresos que son inestables por la gran rotación 
laboral (Banco Interamericano de Desarrollo, 2015), malas condiciones 
laborales, acceso limitado o falta de protección social y dificultad para acceder a 
servicios públicos, como el transporte urbano y la vivienda. En general, para 
muchas personas, especialmente las de grupos socioeconómicos pobres y 
vulnerables, el trabajo no es suficiente como fuente suficiente de ingresos o 
protección social. 
Cada vez más población de América Latina y el Caribe está en vulnerabilidad. 
Los trabajadores de este grupo suelen tener pocos trabajos y en la mayoría de 
casos suelen cambiar su situación laboral de manera informal, lo que los hace 
vulnerables porque sus ingresos no son insuficientes, son inestables y casi no 
tienen la oportunidad de obtener protección social. Esto les impide ahorrar e 
invertir en su capital humano o realizar una actividad de negocios dinámicos. 
Con el tiempo, las personas se mantienen a este grupo vulnerable y se les hace 
muy complicado poder salir de esa situación. 
Trampa institucional 
La trampa institucional se refiere a la incapacidad de los sistemas de estos 
países para responder adecuadamente a los nuevos requisitos de la creciente 
clase media de sistemas y servicios públicos de mayor calidad. El decrecimiento 
de confianza y satisfacción de las personas llevan a una caída del compromiso 
ciudadano con el cumplimiento de sus obligaciones sociales, como la de pagar 
impuestos. Esto conduce a una reducción de la tributación, que a su vez limita 
los recursos de que disponen las instituciones públicas para brindar bienes y 
servicios de calidad y responder a los crecientes deseos de la sociedad. 
Las mayores expectativas de la clase media consolidada y la sensación de 
inestabilidad de la clase vulnerable son dos de los factores que han impulsado 
la caída en los niveles de satisfacción con los servicios públicos en América 
Latina y el Caribe (Daude, Lustig, Melguizo, & Perea, 2017). 
La insuficiencia de recursos financieros limita la capacidad de las instituciones 
públicas para responder a las crecientes aspiraciones de la sociedad, lo que 
desencadena un círculo vicioso que debilita el contrato social en América Latina 
y el Caribe. De hecho, esta dinámica exacerbará la desigualdad entre grupos 
socioeconómicos y agravará aún más la falta de participación ciudadana en los 
asuntos públicos. Por otro lado, la baja moral tributaria entendida como “la 
disposición intrínseca de los contribuyentes a pagar impuestos” (Torgler, 2005), 
debilita la capacidad del Estado para aumentar los ingresos fiscales, que de por 
sí son escasos en la región. Esto, a su vez, limita los recursos disponibles para 
mejorar los bienes y servicios públicos. 
Las insatisfactorias demandas de gran parte de la población de América Latina 
y el Caribe han creado trampas institucionales que ponen en peligro la 
sostenibilidad del contrato social. Las crecientes ambiciones sociales están 
ejerciendo más presión sobre las instituciones que no pueden responder a las 
necesidades cambiantes de los ciudadanos. Además, las debilidades del 
sistema y la ocurrencia de capturas de políticas son los principales problemas en 
América Latina y el Caribe, lo que se refleja en la alta conciencia de la gente 
sobre la corrupción y la desconfianza generalizada de los ciudadanos hacia el 
sistema (OCDE/CAF/CEPAL, 2018). Todos estos factores desvinculan a los 
ciudadanos de sus deberes cívicos porque creen que tienen poco valor para 
cumplir con sus obligaciones sociales como pagar impuestos. De esta manera, 
se reducen los impuestos, lo que limita los recursos que las instituciones públicas 
pueden utilizar para brindar bienes y servicios de mejor calidad y responder a los 
crecientes deseos de la sociedad. Esta trampa institucional es un círculo vicioso 
con efectos de largo alcance. Perpetúa la desigualdad, conduce al colapso de la 
sociedad y debilita el contrato social. 
Trampa ambiental 
La trampa ambiental se refiere a que la estructura productiva de muchas 
economías latinoamericanas depende de sectores intensivos en materiales y 
recursos naturales. Esto es ambientalmente insostenible, y debido a que estos 
recursos no son renovables y se están agotados, pero al mismo tiempo se 
genera una fuerte dependencia que a los países les está costando mucho 
superar. 
Los desafíos ambientales en la región siguen siendo urgentes y diversos. Uno 
de los problemas más importantes es la pérdida de bosques. Estos desafíos 
ambientales ejercen presión sobre la conservación y el uso sostenible de la 
biodiversidad. Los cambios en el uso de la tierra, la extracción de agua 
subterránea, la contaminación del suelo y el agua, la generación de desechos 
peligrosos, la minería, la extracción de energía y la infraestructura también son 
factores importantes que causan la pérdida de biodiversidad. Por otro lado, la 
agricultura sigue siendo una actividad importante pero que causa un gran 
impacto en el medio ambiente. 
El cambio climático es otro desafío ambiental decisivo que enfrenta América 
Latina y el Caribe, con consecuencias físicas y económicas. Se han observadograndes cambios en las condiciones de lluvia y temperatura, afectando la 
agricultura y los cultivos. Además, la región ha sufrido más desastres 
relacionados con el cambio climático (Magrin & Marengo, 2014). 
El reto ambiental que enfrenta ALC es una trampa ambiental hacia la que la 
región parece dirigirse. En esencia, esta trampa está relacionada con la 
estructura productiva de la mayoría de las economías de América Latina y el 
Caribe y está sesgada hacia actividades de alta intensidad en recursos 
materiales y naturales. Desde dos perspectivas, desde un punto de vista 
ambiental y económico, esta concentración puede conducir a un desarrollo 
insostenible en estos países. Por un lado, es difícil y costoso abandonar un 
modelo de desarrollo basado en altas emisiones de carbono. Por otro lado, los 
recursos naturales en los que se basa el modelo se están agotando, lo que lo 
hace insostenible. 
El crecimiento de muchos países de América Latina y el Caribe se caracteriza 
por la ineficiencia ambiental. El modelo económico de ALC se basa en el 
desarrollo de los recursos naturales como uno de sus principales motores de 
crecimiento y está estrechamente relacionado con el aumento de las emisiones 
de gases de efecto invernadero. 
Superar las trampas ambientales y poder vencer ese círculo vicioso requiere 
reformas políticas audaces para cambiar a una economía baja en carbono y 
promover el crecimiento verde. Para revertir esta tendencia se requieren 
cambios sin precedentes en infraestructura y tecnología, así como importantes 
reformas en políticas e incentivos. Además, una parte importante de la transición 
es fortalecer la cooperación internacional (OECD/The World Bank/UN 
Environment, 2018). 
CONCLUSIONES 
Las economías de la región son un buen ejemplo de desarrollo transicional . En 
estos países, los ingresos indican que la economía está creciendo, pero en 
ciertas confirman que existen desafíos en todas las áreas del desarrollo. Desde 
principios de este siglo, el progreso que han logrado estos países ha sido 
considerable. Sin embargo, el estancamiento en diferentes dimensiones indica 
la existencia de importantes defectos estructurales. El crecimiento económico se 
ha desacelerado, la reducción de la pobreza se ha estancado y las crecientes 
necesidades ciudadanas no han sido satisfechas. Debido a su impacto 
ambiental, la sostenibilidad del modelo económico es cuestionable. 
Además, las debilidades persistentes van acompañadas de nuevos desafíos de 
desarrollo, que en muchos casos se deben precisamente a avances o cambios 
en las condiciones globales. Es por esto que la región enfrenta principalmente 
cuatro trampas de desarrollo estructural, que requieren respuestas políticas 
nuevas y más complejas. 
En este contexto, la Agenda de Desarrollo de Transición es particularmente 
relevante para América Latina como estrategia para responder a estos nuevos 
desafíos de desarrollo. La agenda de desarrollo en transición ha planteado la 
necesidad de repensar el modelo de desarrollo para lograr una prosperidad 
duradera y común. También promueve nuevos enfoques de las relaciones 
internacionales que apoyan las estrategias nacionales de desarrollo. 
RECOMENDACIONES 
Evitar estas cuatro trampas requiere reformas vigorosas. Mediante la adopción 
e implementación de una nueva generación de planes nacionales de desarrollo, 
se debe fortalecer la capacidad pública y el diálogo público-privado para 
determinar las prioridades de política y coordinar las relaciones entre los diversos 
ministerios. Debemos prestar atención a la cooperación entre países para 
garantizar que nadie se quede atrás. 
El informe plantea tres prioridades para restaurar la cooperación internacional 
como fuerza de desarrollo: formar alianzas multilaterales entre países de 
diversos niveles de ingresos, tratar a todas las personas como socios iguales y 
aprovechar sus diferentes aportes. Impulsar estrategias de desarrollo nacionales 
y locales que promuevan el desarrollo sostenible, incluida la creciente 
interrelación entre los desafíos y oportunidades nacionales y mundiales. Y 
ampliar los métodos de cooperación para incluir el intercambio de conocimientos 
en los campos de la ciencia, la tecnología y la innovación, el diálogo sobre 
políticas multilaterales, la creación de capacidad y la cooperación. 
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