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9Aporte Santiaguino. 9 (1), 2016: 9-14. ISSN 2070-836X Editorial la Ética y El Plagio En la invEstigación ciEntífica Félix Julca Guerrero En tiempos actuales de avance vertiginoso de la ciencia y la tecnología, nos encon- tramos en una sociedad del conocimiento. En este marco, la investigación científica, como actividad intelectiva, está orientada, principalmente, a la producción de nuevos conocimientos científicos y a la solución de los problemas, generando el desarrollo y progreso de la sociedad. No obstante, también ha conllevado incomprensión, intole- rancia, discriminación y destrucción. Recuérdese, por ejemplo, que la invención de la bomba atómica trajo consecuencias fatales como la destrucción de las ciudades japo- nesas de Nagasaki e Hiroshima y la muerte de miles de seres humanos. Asimismo, los casos de procreación de un ser humano en probeta, la manipulación de los genes de las personas o la clonación que son acciones conducidas por la investigación, lidian con la ética. Entonces, la investigación científica sobrelleva al desfase entre el gran avance de la ciencia por un lado y los valores, por otro. La investigación científica se construye sobre la base de un conjunto de valores episte- mológicos y sociales. Según Galán (2010: 1-2), para que la investigación pueda consi- derarse científica, se debe basar en una serie de valores que surgen del mismo carácter de la ciencia, cuyo fin es la búsqueda de la verdad objetiva. Algunos principios a tener en cuenta para llevar a cabo una investigación éticamente desarrollada son el conoci- miento, el placer y el bienestar. Ahora vivimos en un mundo basado en la investigación y gobernado por ideologías fundamentadas en la ciencia y en el uso de instrumentos creados por la ciencia. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que dichas ideologías e instrumentos pueden ser utilizados de forma objetiva o subjetiva, correcta o inco- rrectamente; es decir, de un modo ético o no. En suma, si bien la ciencia moderna a través de la investigación genera mayores logros a la humanidad, es importante tener en cuenta los aspectos éticos en la investigación para que sus resultados sean correc- tamente utilizados. En este marco, reflexionar sobre el sentido e implicancias de los aspectos éticos en la investigación es de trascendental importancia. Desde la década de los 80, se viene 10 Aporte Santiaguino. 9 (1), 2016: 9-14. ISSN 2070-836X hablando en forma creciente sobre la ética en la investigación, haciendo referencia al conjunto de principios morales que regulan la actividad investigativa. La ética juega un papel fundamental en el proceso de la investigación como reguladora de la conducta humana del investigador y de los investigados. Según Martínez (2013), la función de la ética en la investigación científica es definir y delimitar cuándo un investigador se encuentra frente a una mala conducta científica (research misconduct). La actuación ética abarca todas las etapas del proceso de producción del conocimiento, tiene que ver con el respeto a los participantes o informantes, al propio investigador, a otros investigado- res y sus ideas, a la sociedad y la naturaleza. El investigador está obligado a obtener el consentimiento o aprobación de la participación de los involucrados, la confidenciali- dad y anonimato de los participantes; así como proteger a los participantes de riesgos, daños y amenazas (cf. Galán, 2010; Hernández, Fernández y Baptista, 2010). Así, en todo estudio resulta imperativo que se observen los derechos de respeto por la digni- dad humana, la igualdad, la autonomía individual y la libertad de expresión, así como la justicia y el acceso a la información. Por lo tanto, la ética se constituye en la piedra angular en todo el proceso de la investigación científica y todo trabajo académico. Todo investigador necesita actuar éticamente. Los aspectos éticos en la investigación comprometen a todo investigador que busca y construye su data, que involucra a seres humanos, trabaja con fuentes de información, mantiene la confidencialidad y llega a la profundidad en el análisis y desarrollo del tema. Asimismo, el investigador al hacer el reporte de sus hallazgos realiza citas textuales y no textuales, diferencia los aportes de otros investigadores de las propias, sus interpretaciones no se confunden con los hechos, no manipula los datos de acuerdo a la conveniencia personal, sino que los reporta tal como ocurrieron los hechos y mantiene el anonimato si así lo piden los informantes. Las personas con las cuales interactúan los investigadores en su investigación no son objetos, sino personas que tienen derechos como sujetos de un estudio y tienen una dignidad que respetar (Torres, 2009). Además, considerando al Perú y a la región Án- cash como contextos marcados por la diversidad étnica, cultural y lingüística es impor- tante que el investigador, en su actuar investigativo considere los aspectos sociocultu- rales de los informantes, dado que en cada cultura, históricamente, se han creado y se practican formas propias de concepción del mundo, el hombre y la vida (Julca, 2010). Por consiguiente, la actuación ética abarca todo el proceso investigativo y compromete a todo investigador. La investigación es una de las funciones principales de la universidad y, como tal, se constituye en un pilar fundamental para el desarrollo de la ciencia y, consecuentemen- te, de la sociedad en su conjunto. Según el nuevo ordenamiento jurídico relacionado al quehacer universitario, la gestión, ejecución y difusión de la investigación son ac- ciones impostergables de los docentes universitarios en particular y de la universidad en general. Un docente universitario es un investigador por antonomasia y, como tal, 11Aporte Santiaguino. 9 (1), 2016: 9-14. ISSN 2070-836X está comprometido y obligado a realizar por lo menos una investigación al año (Re- glamento General de Investigación de la UNASAM, 2016). El quehacer investigativo en la universidad, tanto para producir nuevos conocimientos o como para solucionar problemas sociales necesita ser conducido éticamente. Por ejemplo, en el campo de las ciencias sociales y ciencias médicas, que involucra a los seres humanos como partici- pantes en experimentos, encuestas, entrevistas y estudios cualitativos, la investigación necesita ser conducida de acuerdo a los principios éticos y códigos de conducta de res- peto a la dignidad humana (véase Hernández, Fernández y Baptista, 2010). Entonces, la investigación en la universidad es una realidad, una exigencia y una práctica constan- te, pero debe realizarse tomando en cuenta los aspectos éticos. La originalidad es otra de las características de la investigación científica. El investiga- dor antes de realizar la investigación elabora el estado del arte sobre la base de inves- tigaciones anteriores. Así, usa teorías enunciadas con anterioridad, pero el uso de las ideas o resultados preliminares no puede hacerlo libremente, sin los permisos y licen- cias correspondientes. El uso de las ideas o resultados preliminares ajenos requieren de los permisos correspondientes; por ello, el uso indebido de conocimientos ajenos constituye una práctica ajena a la ética, es considerado como robo intelectual o plagio científico. El problema del plagio en la investigación es un hecho real y vigente en muchas univer- sidades. A comienzos del año 2011, la comunidad internacional se sorprendió al cono- cer el caso del ministro de defensa alemán, Karl Theodor zu Guttenberg, quien perdió su grado de doctor en Derecho y su cargo público tras descubrirse que había plagiado aproximadamente el 20% de las 475 páginas de su tesis doctoral. Asimismo, en el año 2012, se suscitó un escándalo internacional al conocerse el caso del presidente de Hungría, Pál Schmitt, a quien se le revocó su grado de Doctor y dimitió al cargo de presidente luego de comprobarse que había plagiado más de 197 páginas de las 215 que componen su tesis doctoral (Miranda,2013). Más recientemente, en el Perú (2016), en el proceso electoral para la presidencia de la República, salió a luz el escándalo de pla- gio, no solo en la tesis doctoral, sino también en otras publicaciones de César Acuña, candidato presidencial de entonces y dueño de la Universidad Particular César Vallejo. Asimismo, a nivel local, en una reciente investigación en la UNASAM sobre la origi- nalidad de los trabajos académicos de los estudiantes, se reporta la comisión del plagio académico en alto porcentaje (Morales, Julca y Méndez, 2014). Estos casos evidencian que el problema del plagio académico no solo ocurre a nivel local, sino también a nivel nacional e internacional. El fácil acceso a la información en internet, entre otros, hace que la comisión de pla- gio en las universidades se constituya en una práctica cada vez más creciente. Una de las principales causas para el plagio académico es el acceso cada vez más frecuente a internet y la consiguiente posibilidad de obtener información en formatos fácilmente reproducibles. Esta práctica ha dado lugar al surgimiento de una cultura de copy-paste, 12 que se empieza a desarrollar casi sin conciencia hasta constituirse en un hábito (Mi- randa, 2013). En nuestra experiencia como docente, director y editor de revistas aca- démicas, hemos observado que también existen otras razones adicionales que explican el aumento del plagio en la universidad, no solo a nivel de estudiantes, sino también a nivel de docentes. En el primer caso, los estudiantes tienen que escribir ensayos, mo- nografías y artículos como parte del desarrollo de sus diferentes asignaturas. En el se- gundo, los docentes están obligados a realizar investigaciones y difundir sus resultados. El incremento de las exigencias del trabajo científico genera la necesidad de escribir y publicar la mayor cantidad de trabajos en el menor tiempo posible. A este hecho se ha denominado síndrome publish or prish, por lo que muchos se ven tentados simplemen- te a reproducir pensamientos ajenos, sin respetar adecuadamente la autoría sobre las ideas (Aluja y Birke, 2004; Miranda, 2013). Así, los trabajos de investigación de curso que presentan los estudiantes, así como los artículos y libros de compilación que pu- blican algunos docentes registran diferentes niveles de comisión de plagio realizados consciente o inconscientemente (véase Morales, Julca y Méndez, 2014). Frente a este escenario, es importante implementar mecanismos de control del plagio en los trabajos de investigación mediante acciones de sensibilización y normatividad. Aunque pareciera obvio, aún es necesario informar y advertir que el plagio es ilícito. Los docentes que enseñan investigación o asignaturas análogas deben incorporar tópi- cos sobre aspectos morales y reflexionar sobre ellos. Esta acción permitirá dar pleno fundamento y sentido a las enseñanzas técnicas sobre citas, referencias y elaboración de repertorios bibliográficos. Así, el investigador en formación podrá distinguir con claridad, por medio de criterios estandarizados, lo propio de lo ajeno en el terreno de las ideas (Miranda, 2013). No obstante, en los tiempos actuales donde la computación ha ocasionado que el plagio aumente de modo exponencial, este fenómeno no solo podrá ser erradicado por medio de la prédica de los profesores, sino a través de alterna- tivas complementarias. Algunas universidades y centros de investigación cuentan con softwares de detección de plagio como el turniting (servicio de prevención de plagio en internet) para dar certitud de la originalidad de los trabajos que han de publicar. Asi- mismo, para combatir el plagio ha implementado comités de ética de la investigación; así como una normatividad contenida en los reglamentos, con sanciones disciplinares que van desde una amonestación hasta la separación de la universidad, tanto de los estudiantes como de los docentes, según la gravedad de la comisión de plagio. Por con- siguiente, la lucha contra el plagio en nuestra universidad es una necesidad de atención urgente. La Declaración Nacional sobre Integridad Científica (Madrid, 2015) establece una serie de principios éticos y responsabilidades profesionales relativas a la actividad investiga- dora, a la vez que demanda el esfuerzo y compromiso conjunto de los distintos agen- tes concernidos. Considera que todas las universidades e institutos de investigación como principales agentes de generación y transmisión del conocimiento, asuman la responsabilidad de que los principios fundamentales de la ética profesional informen Aporte Santiaguino. 9 (1), 2016: 9-14. ISSN 2070-836X 13 la actividad científica. Para ello, debe adoptar códigos de buenas prácticas e impulsar, definir, implementar y difundir políticas claras de integridad científica. Asimismo, con el fin de afianzar la honestidad en la cultura investigativa de sus instituciones obliga a ellas asumir un papel esencial en la sensibilización, concientización y formación ética de su personal. Solo una adecuada formación permitirá la pronta detección y acertada diagnosis de posibles desviaciones de las buenas prácticas científicas, así como el ade- cuado tratamiento y gestión de las correspondientes situaciones conflictivas. Finalmente, teniendo en cuenta los aspectos antes señalados y que las universidades nacionales peruanas están implementando sus repositorios institucionales, donde las investigaciones de tesis y otras estarán alojadas para una consulta abierta virtualmente, es necesario anotar algunas buenas prácticas de conducta científica. En concordancia con Miranda (2013), consideramos que un buen investigador: (1) Identifica claramente lo que recoge de otros autores, y da crédito incluso a las buenas ideas que ha recibido verbalmente de otros. (2) Domina los sistemas de citación, elaboración de notas y re- ferencias. (3) Está actualizado, conoce a los principales autores y la discusión relevante, por lo que evita presentar erróneamente, como novedosas y originales, teorías que ya han sido formuladas por otros. (4) Conoce la ley sobre derechos de autor y propiedad intelectual que rige en su institución y país. (5) En su lista de publicaciones identifica claramente las reimpresiones o nuevas versiones de una publicación previa. (7) No deja pasar por alto el plagio que descubre en sus estudiantes o colaboradores. En suma, una investigación de calidad exige buenas prácticas investigativas. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Aluja, Martín y Birke, Andrea. 2004. «Panorama general sobre los principios éticos aplicables a la investigación científica y la educación superior». En Aluja, M. y Birke, A. (coord.). El papel de la ética en la investigación científica y la educación superior. 2da. ed. México: Fondo de Cultura Económica. 87-143. 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