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JUAN JOSÉ CALZETTA (COMPILADOR) CLARA RAZNOSZCZYK SCHEJTMAN GRACIELA PAOLICCHI LUCÍA BOZZALLA FABIANA NAIMAN Capítulo IV El periodo de latericia: metapsicología, transformaciones y marcas epocales Lucía Bozzalla y Fabiana Naiman 1. Introducción Desde una perspectiva cronológica descriptiva, muchos au tores de la psicología evolutiva han denominado esta etapa de la vida como “los años escolares”, centrando la titulación en los aspectos que se podrían considerar de mayor visibilidad en este periodo: el aprendizaje y la segunda socialización. Una perspectiva psicoanalítica, en cambio, pondrá la sexua lidad y sus destinos como el eje de la constitución psíquica a lo largo de la vida, derivando de este enfoque la denominación del periodo. Es desde este marco teórico que, partiendo de los prin cipales conceptos freudianos y del aporte de otros autores, se sa cará a la luz la riqueza que encierra esta etapa del desarrollo, con las transformaciones intrapsíquicas que implica, con los conflic tos que la constituyen y con sus manifestaciones conductuales más características, las que se ven altamente influenciadas por factores de orden social, económico y cultural. Ahora bien, las grandes transformaciones sociales y cultura les acaecidas desde la aparición de “Tres ensayos de una teoría sexual”, artículo en el que Freud postula la importancia de la se xualidad infantil, obligan a múltiples cuestionamientos y a revi sar la vigencia de esos enunciados. ¿Es posible hablar hoy de latencia sexual? Si es posible, ¿qué formas asume en el mundo actual? ¿Cuáles son sus características de acuerdo a la situación socioeconómica y cultural en que viven 81 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSÍQUICO diferentes niños y niñas? ¿Cómo impactan los cambios culturales que los exponen en la actualidad a ser partícipes de problemáti cas antes reservadas exclusivamente a la vida adulta? ¿Cómo in cide, en estos niños y niñas, la exhibición constante que hacen los medios de comunicación, tanto gráficos como audiovisuales, de temáticas sexuales? ¿Qué consecuencia puede tener, sobre la su cesión esperable de las etapas del desarrollo, el borramiento de la diferenciación entre adultos y niños que realiza la ley del mercado al considerar a unos y otros como consumidores en igual grado? ¿Qué efectos produce en la constitución sexual de los niños y ni ñas el aflojamiento de los tabúes sociales sobre la sexualidad y la inclusión de la educación sexual integral durante toda la escolari dad? ¿De qué modo inciden los nuevos modos de jugar, basados en las tecnologías digitales y el acceso al mundo virtual a través de internet, en la creatividad y en los procesos de socialización? ¿Qué repercusión en el proceso de simbolización puede tener el acce so tan temprano al valor del dinero como medio de intercambio? Sosteniendo estos interrogantes se comenzará por una revisión de los planteos freudianos vinculados a este periodo. 2. Definiciones a partir del planteo freudiano El periodo de latencia es un concepto elaborado por Freud para designar un momento del desarrollo libidinal, situado en tre el final de la organización genital infantil y la metamorfosis de la pubertad. Esta ubicación se corresponde con la concepción psicoanalítica de que la sexualidad humana se distingue por una acometida en dos tiempos. Un primer tiempo, el de la sexualidad infantil, que sucumbe a la represión, y un segundo tiempo cuyo inicio es marcado por el empuje puberal, signo del acontecer de un desarrollo biológico en el que se van a resexualizar las repre sentaciones correspondientes al complejo de Edipo, con el nove doso agregado de que ahora el púber cuenta con un cuerpo con la capacidad biológica de materializar el acto sexual. Se considera 82 JUAN JOSÉ CALZETTA como periodo y no como fase, ya que no hay una nueva organiza ción libidinal ni nuevas metas sexuales, cambio que se constituía como núcleo de cada una de las fases anteriores. De acuerdo a esta teoría, el periodo de latencia comienza cuando el niño y la niña abandonan la pasional conflictiva edí- pica, retirando las investiduras libidinales de los objetos prima rios, las que devienen en identificaciones y en la instalación del superyó como una nueva instancia psíquica, a posteriori de la re presión primaria. Paralelamente a estos procesos se consolidan las barreras éticas y estéticas que, como diques, irán encauzando lo pulsional y regulando las descargas sexuales directas al pro ducirse la pubertad. A sü vez, los ideales que se constituyen y las normas culturales que se incorporan y se hacen propias marca rán como mojones los caminos a seguir. El final del periodo de latencia acontece, como se ha men cionado, con el surgimiento de los cambios biológicos. Puede decirse que es dictado desde lo hormonal, ya que coincide con los cambios corporales que ocurren en la pubertad, observables mediante la aparición de los caracteres físicos secundarios de la sexualidad. Chicos y chicas se encuentran con un nuevo cuerpo, con una nueva exigencia pulsional y con la reanimación de las aspiraciones e investiduras de objeto de la temprana infancia (las ligazones correspondientes al complejo de Edipo). Sin duda, estos cambios obligan a un reacomodamiento de su imagen, no solo corporal, y a un intenso trabajo de elaboración psíquica para apropiarse de esta nueva anatomía y las consecuencias que la misma le ofrece, ya que un sinfín de posibilidades se le abren a partir de esta maduración. Así como resulta fácil poder determinar el final del periodo de latencia recurriendo a un indicador biológico, no hay nada similar para fundamentar su inicio. El interés de Freud por res ponder a la pregunta acerca del origen del periodo de latencia da lugar en distintos momentos al desarrollo de tres hipótesis, que muestran la concurrencia de perspectivas complementarias en el pensamiento freudiano: 83 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSfQUICO a) Hipótesis fisiológica: Enunciada en Tres ensayos para una teoría sexual (1905), plantea una disminución fisiológica de los impulsos durante la latencia que estaría determinada orgáni camente, siendo innecesaria la ayuda de la educación, la cual se limitaría tan solo a seguir el curso y profundizar los procesos de lo que está orgánicamente prefijado. Esta hipótesis freudiana ha sido cuestionada por diferentes autores, basados en la observación directa de la intensa actividad que despliegan los niños en estas edades, la falta de constata ción de disminución de los niveles hormonales o de los ritmos de crecimiento y la evidencia de una lucha constante contra la masturbación, los deseos incestuosos y las ocasionales prácticas genitales en los latentes (Urribarri, 1995). Posteriormente, en una nota de 1935, el mismo Freud relati- viza esta idea y revaloriza el papel de la cultura en la posibilita- ción del periodo de latencia, reforzando la represión y ofreciendo canales de derivación para la simbolización y la sublimación. b) Hipótesis psicológica: Remite a las historias singulares y a los diferentes avatares que derivan del modo en que se resuel ve el complejo de Edipo. En El Sepultamiento del complejo de Edipo (1924), Freud plantea que el mismo se va al fundamento a raíz de una imposibilidad interna, es decir, de las desilusiones y de la falta de satisfacción de las expectativas amorosas que tanto los niños como las niñas despliegan durante ese proceso. c) Hipótesis filogenética: Relacionada con la hipótesis fisioló gica, se vincula con la idea de que el complejo de Edipo, más allá de que sea vivenciado de manera individual, es también un fenó meno determinado por la herencia, “que tiene que desvanecerse de acuerdo con el programa cuando se inicia la fase evolutiva si guiente, predeterminada” (Freud, 1924:182). Sintetizando lo expuesto, queda planteada en Freud una con fluencia de perspectivas que dan lugar a lo ontogenético junto a lo filogenético como así también al componentefisiológico junto a la necesidad del trabajo de la cultura (Freud, 1924). 84 JUAN JOSÉ CALZETTA 3. Precisiones metapsicológicas En el periodo de latencia, el aparato psíquico sufre una trans formación estructural, organizándose definitivamente en su he terogeneidad característica. Visto desde la primera tópica se alcanza la estabilización de la represión primaria y se consolida la división entre los distintos sistemas psíquicos (sistema preconsciente- consciente y sistema inconsciente). Desde la perspectiva de la segunda tópica, la transformación psíquica se describe por medio de la constitución del superyó a partir de la internalización de las figuras parentales, sus prohi biciones e ideales por medio de las identificaciones. El yo debe cumplir sus funciones atendiendo a esta nueva organización. Queda instalada así la consecuente dinámica entre el yo y sus vasallajes respecto del ello, el superyó y la realidad. La acción inmediata como respuesta a los impulsos se coarta, aumenta el fantaseo y el pensamiento reflexivo. Esta separación intrapsíquica no implica en el planteo freu- diano fronteras tajantes entre las diferentes instancias. No podemos dar razón de la peculiaridad de lo psíquico mediante contornos lineales como en el dibujo o la pin tura primitiva; más bien, mediante campos coloreados que se pierden unos en otros, según hacen los pintores modernos (Freud, 1933:74). Las fronteras deben pensarse como móviles y fluctuantes en función de procesos de transformación de energía y de simboli zación, es decir de fuerza y sentido. (...) en ninguna parte existe una escisión completa: ni dentro de las pulsiones, ni entre el cuerpo y el alma; ni en el interior del yo y sus interrelaciones con el ello, el supeiyó y la realidad (Green, 2001:106). 85 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSÍQUICO Esta referencia a la permeabilidad intersistémica, junta mente con la noción de cooperación entre instancias que per mite producciones diversas, es importante para pensar el pe riodo de latencia y sus procesos de simbolización. Cuando los límites entre las instancias se rigidizan y el preconsciente pier de conexión con las fuentes pulsionales, los procesos defensi vos se encuentran exacerbados y por ende, las posibilidades de creatividad empobrecidas. Mientras que, cuando las fronteras permanecen dinámicas y se preserva la movilidad, los siste mas cooperan dando lugar al pensamiento u otras expresiones creativas. En el proceso de constitución del superyó, las investiduras libidinales devenidas ahora narcisistas son ofrecidas al ello en sustitución de los objetos de amor abandonados, siguiendo un proceso similar al que Freud describe en la melancolía. El yo se identifica con el objeto, se modifica tomando rasgos de este y re caen sobre él las investiduras antes dirigidas a los objetos pri marios. Estos procesos involucran una desexualización -es de cir que se pierde la expectativa de obtención de placer a través del contacto corporal en el encuentro con el otro- y dan lugar a la formación de esta nueva estructura así como a los procesos sublimatorios. La instalación del superyó puede ser interpretada como una adquisición que tiende principalmente a la adaptación, en tan to internaliza normas e ideales. Sin embargo, la represión de la sexualidad y la inhibición de la agresión que caracteriza el final del complejo de Edipo serán dos fuentes de malestar con las que el yo deberá vérselas como consecuencia de estos procesos (Avenburg, 1998). Como explica Freud en El yo y el ello (1923), se trata de una estructura que lleva en sus ladrillos la pulsión de muerte. Plantea que el abandono de las investiduras edípicas produce una desmezcla de las pulsiones. La pulsión de muerte es, en parte, ligada en la formación de la nueva estructura. La agre sividad ahora podrá volcarse del superyó hacia el yo, dando lugar a un funcionamiento pulsional bajo la forma de autoagresión o 86 JUAN JOSÉ CALZETTA de la disminución de la autoestima ante exigencias imposibles de alcanzar. En cuanto a los procesos sublimatorios, cabe destacar que parte de la energía libidinal liberada de las investiduras inces tuosas es desviada hacia fines socialmente valorados. En cambio, la represión requiere el gasto constante de energía para contra investir el material psíquico reprimido y da lugar a las forma ciones reactivas. Freud define al mismo superyó como una gran contrainvestidura contra toda la sexualidad infantil. Como una manifestación del funcionamiento de esta instancia actúan los diques ya mencionados, produciendo un cambio del afecto ante la posibilidad de descarga pulsional. Estos se van instalando progresivamente durante la infancia cuando en las relaciones con los otros primordiales se aprende a domeñar la pulsión. Se originan en las identificaciones, es decir que provienen de la intersubjetividad, del interjuego entre lo pulsional y la relación con el semejante. Hay así un asco de instalación precoz, vincu lado a la subversión del valor de las heces. Estas barreras, que el yo va instalando precozmente en rechazo de las consecuentes mociones pulsionales, dan cuenta de las paulatinas renuncias al autoerotismo que se realizan durante la infancia en pos de conservar el amor del objeto. Al declinar el complejo de Edipo, los diques se configuran con la fuerza de las contrainvestiduras respecto de la sexualidad infantil. Es así que, por ejemplo, en vez del placer por el exhibicionismo de la fase fúlica, se expe rimenta el pudor. El asco resume también la repulsa a lo oral, lo anal y lo genital infantil y los sentimientos morales son una barrera a la crueldad y el sadismo infantil. La falta de constitu ción de los diques es indicadora de trastornos en los procesos de constitución psíquica. La represión de los deseos sexuales deriva, por otra parte, en un predominio de la corriente tierna en las relaciones objétales. Los vínculos con las figuras parentales mutan de sexuales a tier nos (proceso que en otros textos Freud menciona como pasaje de vínculos de meta directa a meta inhibida). 87 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSIQUICO La particular relación entre represión y sublimación pa rece de gran importancia en la conformación que asume cada psiquismo individual. Castoriadis (1989) define la sublima ción como un proceso de socialización de la psique, siempre de acuerdo a las exigencias que plantea la sociedad en los distintos momentos de la historia y en las diferentes culturas. Considera que represión y sublimación no son destinos de la pulsión exclu- yentes entre sí, sino “distribuciones de la energía de libidiniza- ción entre las representaciones antiguas y las representaciones alteradas y nuevas” (Castoriadis, 1989:242). Si bien, a diferen cia de Freud, hace extensivo el concepto de sublimación aún a momentos previos al final del complejo de Edipo y el periodo de latencia1, es en este momento en el cual la sublimación se mani fiesta con toda su potencia socializadora al referir el pasaje del niño de un mundo privado a un mundo público: el lenguaje del niño se constituye como lenguaje público y el hacer, en hacer social. Se trata de la novedad de encontrar placer gracias a, por medio de y/o a causa de estos nuevos fines y objetos que ya no valen por pertenecer al mundo íntimo de la infancia sino por su pertenencia y referencia a la institución social. Para Castoriadis psique y sociedad son dos términos inseparables: así como las significaciones imaginarias de la sociedad instituyen al sujeto, éstos crean nuevas significaciones imaginarias sociales. Un pro ceso continuo de transmisión de pautas que se van modificando a través de las generaciones. Freud le atribuye al superyó las funciones de conciencia mo ral y de ideal del yo. En cuanto a la primera, mediante las activi dades de observación, enjuiciamiento y castigo, el superyó acosa al yo con el sentimiento de culpa inconsciente, consecuencia de los deseos parricidas.1. Para este autor, las sucesivas represiones que se instauran a partir del momento en que se establece la división inconsciente - preconsciente y las consiguientes transformaciones de la pulsión corresponden a otros tantos momentos del proceso de sublimación. 88 JUAN JOSÉ CAIZETTA Mediante la función de ideal del yo, el superyó ofrece una orientación al yo hacia dónde dirigir las sublimaciones. El mun do de los padres, el orden social constituido, serán valores con los cuales se identificará el niño y la niña y con los que medirá per manentemente sus logros. El ideal del yo, al introducir en el psi- quismo la dimensión de lo familiar y lo cultural, implica siempre el sometimiento al poder y por lo tanto, la creencia en sus palabras y sus imágenes. El yo se mide con esos ideales y aspira a cumplir los con la exigencia de una perfección cada vez más vasta (Freud, 1932:60). Atendiendo al origen pulsional del supeiyó y su nexo con la pulsión de muerte, es importante considerar que los ideales pueden imponer el camino de la autodestrucción (Calzctta, 2014). El sentimiento de omnipotencia de la primera infancia que ha quedado cuestionado por el atravesamiento del complejo de Edipo y del complejo de castración, tuvo como saldo la separa ción entre el yo actual y el yo ideal y la posibilidad de figurarse un tiempo futuro en el cual dicho ideal podría ser alcanzado. La distancia entre ambos yoes, los acercamientos y los alejamientos entre lo logrado y lo buscado, le permitirán al niño como a la niña medir su propia autoestima de un modo más autónomo de la mirada aprobatoria o desaprobatoria de las figuras parentales. Pero, por otra parte, la valoración de sí adquiere mayor depen dencia de la aprobación del grupo de pares, lo que se manifiesta también como vulnerabilidad a sus críticas. Los procesos intrapsíquicos hasta aquí descriptos sustentan los cambios observables en estas edades. El acceso a la escolari dad primaria suele confluir con estas transformaciones intrasub- jetivas e intersubjetivas, dando lugar a la posibilidad de que el sujeto infantil disponga su interés para el aprendizaje sistemáti co que se le propone desde la institución educativa. Por otra parte, esta nueva conformación del aparato psíqui co, en la que el yo se ve demandado por presiones provenientes desde el superyó, el ello y la realidad, que no son concordantes sino más bien contrarias entre sí, da lugar a sintomatología típica de esta etapa, resultado de las transacciones entre las instancias. 89 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSÍQUICO Es frecuente que estas edades se presenten transitoriamente conductas tales como tics, formas estereotipadas de realizar sus hábitos cotidianos, evitación de determinados lugares, temores que ceden luego de un tiempo de manera espontánea, sin in termediar un tratamiento específico. En otros casos durante el periodo de latencia encontramos síntomas fóbicos, histéricos u obsesivos que revisten las características de una verdadera neu rosis. Ambos tipos de manifestaciones se relacionan con la con flictiva intersistémica mencionada. Una de las “luchas” de este periodo se relaciona con la renun cia al autoerotismo, que a su vez habilita la apertura hacia pro cesos de simbolización en los que la sensorialidad cede paso al valor de la palabra. Otra tensión enjuego se manifiesta entre dar vía libre a la fantasía y permitir que su pensamiento se adecúe a los criterios que le son dados por la educación. 4.Tiempos de instalación Estas complejizaciones psíquicas no se dan de manera lineal ni inmediata, por lo que puede decirse que el periodo de laten cia no es uniforme. La nueva organización del aparato psíquico, acontece mediante procesos que requieren cierto tiempo de ins talación en el cual la mediación de experiencias intersubjetivas y el atravesamiento de lo transubjetivo no son ajenas. Siguiendo la propuesta de Bornstein (1951), se pueden di ferenciar dos subperiodos, que la autora denomina como laten cia temprana y latencia tardía, o primera y segunda latencia. El cambio lo sitúa alrededor de los 8 años, momento en que el pensamiento consolida una mayor autonomía respecto a las ex periencias y las percepciones, volviéndose más abstracto y con capacidad para operar lógicamente. Se presentarán primero características que permiten es tablecer la diferencia entre estas subetapas para pasar luego a desarrollar peculiaridades del periodo en general, sabiendo 90 JUAN JOSÉ CALZETTA de la imposibilidad de que puedan ser consideradas de carácter universal, tanto por las maneras singulares en que se transita el periodo de acuerdo a las experiencias particulares y los dife rentes contextos, como también debido a las grandes impron tas epocales que, por supuesto, dejan marcas en la constitución subjetiva. Se articularán los aspectos manifiestos de las conductas de los chicos y las chicas de estas edades con los procesos subyacen tes a fin de que puedan ser pensados metapsicológicamente des de la perspectiva psicoanalítica y desde una perspectiva cognitiva según el pensamiento de Jean Piaget. a) Latencia temprana: el nuevo funcionamiento psíquico es precario y frágil, hay nuevos destinos de la actividad motriz, la autonomía es incipiente. Los siguientes dos fragmentos de observaciones realizadas en el Museo de los Niños del Shopping Abasto de la ciudad de Buenos Aires, en el año 20012, permitirán reflexionar sobre algu nas de las características de este subperiodo. Observación de un grupo escolar de primer grado que visi ta el museo junto con la docente del curso. Personal del museo acompaña durante la visita. Fragmento 1: Dos nenes pretenden realizar una activi dad al mismo tiempo y comienzan a pelear a las piñas, tirándose bruscamente del pelo. Una nena sale corriendo a dar aviso de la pelea a la señorita: “¡Seño, seño, se aga rraron a piñas!”. Uno de los nenes implicados se acerca a la maestra y la abraza. (La siguiente secuencia observada tiene lugar en un espacio del museo que reproduce un supermercado) 2. Actividad de pasantías realizadas por alumnos de la cátedra 2 de Psico logía Evolutiva Niñez, año 2001. SUBJETIVIDAD Y APARATO PSIQUICO Fragmento 2: El guía llama al grupo. La niña que hace de “cajera” abre la caja registradora y le hace un gesto a la “dienta” (otra niña): “Shhhh” le dice. Saca una cantidad de billetes y se va. En el camino a reunirse con el grupo se cruza con otra nena y le muestra los billetes. Repite el gesto: “Shhh. Todos se llevan”, le aclara. El guía explica la tarea del repositor que consiste en guar dar cada cosa en su lugar. Mientras tanto un chico ve que otro se ha acercado a la caja registradora y retira billetes. Se levanta corriendo a su encuentro, gritando: “¡No te los lleves!”. La maestra se da cuenta de que estos dos niños se han dispersado y los hace volver con el grupo. Una vez que el guía termina con la explicación el nene que había dicho que no se lleve los billetes, sale corriendo primero que todos, se acerca a la caja y toma todos los billetes que encuentra. Luego se los muestra a su compañero con risa picara. El desarrollo del yo en este primer subperiodo genera nue vas posibilidades de demorar la descarga, lo cual se manifiesta en estas edades en conductas de postergación y control de la satisfacción de los impulsos, constituyéndose una base para la autonomía en proceso de formación. Sin embargo, el nuevo fun cionamiento psíquico es aún precario y frágil. Por lo tanto el con trol sobre los impulsos es inestable como puede verse en ambos fragmentos. Es frecuente la emergencia de angustia y la necesi dad de presencia del adulto como reaseguro afectivo lo que da cuenta de que la autonomía emocional es aún incipiente. Esto se observa fácilmente en los grupos de niños y niñas que, aún cuando están realizando actividades de su interés o participan do de ellas, solicitan reiteradamente la intervención del adulto ante desbordes emocionalesque se suscitan como consecuencia de conflictos entre pares. Ellos no los pueden resolver por sí mis mos, es decir, con sus propios recursos psíquicos, como puede observarse en el primer fragmento de observación. Al respecto, 92 JUAN JOSÉ CALZETTA resulta interesante señalar que, en el marco de las transformacio nes epocales, se ve con frecuencia una dificultad en los adultos de referencia para seguir brindándose como puntos de apoyo de ni ños y niñas, que son vistos como “niños y niñas grandes” de ma nera prematura, desconociendo que su autonomía es incipiente y está en constitución (Rojas, 2008). Conductas manifiestas, como la espontánea separación por sexos que predomina en las actividades durante esta etapa, pue den pensarse como un recurso defensivo tendiente al dominio de los impulsos y como un ensayo de las formas sociales correspon dientes a cada género en pos del afianzamiento de su identidad. En este subperiodo, la escolaridad primaria suele ser el mo mento de inicio del aprendizaje sistemático de la lectura y la escritura. Diferentes factores que involucran aspectos histórico- libidinales, socioeconómicos y culturales, así como otros prove nientes de la propuesta escolar o de las relaciones afectivas en juego en la escuela, convergen para que se puedan presentar di ficultades escolares en el acceso al código de la lectura y la escri tura, cuando se encuentra comprometida su actividad simbólica. La falta de estimulación entendida en sentido amplio, puede ser un factor que condicione negativamente dicha adquisición, pero no necesariamente esto es así, ni resulta siempre irreversible. Las posibilidades crecientes en cuanto al control de la rno- tricidad permiten el despliegue de nuevas formas de atención, lo que posibilita otros modos de aprendizaje y otros requerimientos por parte de la propuesta escolar. Sin embargo, es frecuente que en este subperiodo muchos niños y niñas no logren aún quedarse quietos en el contexto escolar, al menos por mucho tiempo. El pasaje de la escolaridad del nivel inicial al primario les exige un nuevo esfuerzo de adaptación ya que las actividades planteadas en ambos niveles son muy diferentes: las primeras están centra das principalmente en torno al juego, con intensa participación del cuerpo, los afectos y la motilidad; mientras que la segunda demanda la permanencia en las mesas de trabajo dentro del aula durante periodos prolongados de tiempo -entre recreos- y una 93 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSÍQUICO mayor adecuación a pautas y responsabilidades por el aprendi zaje. Por este motivo se trabaja desde ambos niveles educativos para crear una transición tomando, por ejemplo, al juego como motor del aprendizaje. Por otra parte, las nuevas tecnologías implementadas en el ámbito escolar constituyen una manera de acercar los aprendizajes escolares a los lenguajes digitales que cada día impregnan en mayor medida la vida cotidiana infantil desde los primeros tiempos. Los planes de universalización de los recursos tecnológicos a todas las escuelas están además, al servicio de la inclusión de todos los sectores sociales en la alfabe tización digital. Retomando la cuestión de la motricidad, el que sean capaces de un mayor control no impide que los chicos en esta subetapa sigan disfrutando intensamente del despliegue de la actividad motriz como descarga, que le ofrece gratificaciones libidinales y agresivas, a la vez que es una contención de las fantasías mastur batorias e incestuosas. En la latencia la defensa contra la tenta ción onanista se expresa, por ejemplo, en el conflicto entre el de seo de conservar el autoerotismo (vinculado a la sensorialidad) y la exigencia de prestar atención a la palabra de los maestros; también, en la tensión que se juega entre la inclinación a dar vía libre a las fantasías y someter el pensamiento propio a los crite rios impuestos por la educación. La actividad motriz se despliega también en el marco de jue gos en los que comienza a aparecer la necesidad de la regla como pauta consensuada entre los integrantes del juego. Se inicia tam bién el interés por las actividades deportivas, si bien su mayor despliegue y sistematicidad será propio del segundo subperiodo, en el que se irán perfeccionando y derivarán en competencias re gladas, por ejemplo, a través de campeonatos o torneos que las escuelas o clubes organizan. Los juegos reglados y la actividad deportiva brindan durante toda la latencia un camino social mente aceptado y valorado para la regulación de la satisfacción pulsional y de ese modo contribuyen a evitar la descarga direc ta. Así por ejemplo, el hacer gimnasia deportiva o cualquier otro 94 JUAN JOSÉ CALZETTA deporte orienta los pensamientos y la expectativa de placer in fantil en obtener mayor refinamiento en las destrezas físicas y mejor rendimiento en las competencias desviando el interés ha cia otros destinos diferentes de la satisfacción autoerótica. Otro aspecto importante de destacar en relación con el mayor dominio de la actividad motriz es el aporte que realiza a la capa cidad yoica para ejercer la prueba de realidad. Esta se constata a través del aprendizaje por la experiencia, actividad que los niños y niñas en el periodo de latencia desarrollan con notable inte rés de manera espontánea en ámbitos naturales o en respuesta á propuestas que puedan provenir del docente en la escuela. Se ha observado, por ejemplo, que en la actividad de taller de papel reciclado en el Museo de los Niños, utilizan la actividad motora al servicio de descubrir y comprobar cómo es el proceso de ela boración dél mismo. Una niña, finalizada la actividad decía: “Yo no pensaba que se hacía así”. También hoy los videojuegos, de lo que se hablará más adelante, ofrecen a niños y niñas situaciones problemáticas a resolver, en las que pondrán enjuego esta capa cidad yoica, en este caso aplicada al mundo virtual. En cuanto a los tiempos de instalación, otra cuestión impor tante es la referida al superyó. Mientras se van dando los pro cesos de identificación puede ocurrir que los niños y niñas no puedan determinar si los imperativos categóricos provienen de una voz interior o exterior. Así, un niño de 7 años refería, no sin asombro, que estaba en el baño y escuchaba una voz que le decía que tenía que limpiar lo que había ensuciado. Por otra parte, la relación del niño y la niña con el superyó, teñida de ambivalencia frente a sus mandatos, puede dar lugar a conductas que manifies ten tanto una obediencia complaciente como una rebeldía culpo sa. Sobre el final de segunda observación durante la visita al mu seo, se ve cómo el nene que había dicho a otro que no se llevara los billetes, sale corriendo primero que todos, se acerca a la caja y se lleva todos los billetes que encuentra, para luego mostrárselos a un compañero, con risa picara, mostrando esa oscilación entre ambas posiciones frente a un mandato superyoico. 95 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSÍQUICO b) Latericia tardía: Hay mayor equilibrio de las estructuras psíquicas: Expansión de las sublimaciones y consolidación de la autoestima. Fragmento de una observación a un grupo de quinto grado realizada en el Museo de los Niños del Shopping Abasto de la Ciudad de Buenos Aires, en el sector que reproduce un estudio de televisión. Se trata de un espacio equipado con tres cámaras -dos móviles y una fija- que pueden “mezclarse” en un monitor, una escenografía, micrófonos y disfraces. Los chicos y las chicas están sentados en una tarima, muy atentos a lo que les explica la guía. Frente a los efectos de cámara que esta les enseña, ríen y aplauden. Al pregun társeles si saben cómo funcionan los efectos, la mayoría levanta la mano para manifestar sus diferentes opiniones sobre cuestiones técnicas de la televisión. Ante la propuesta que reciben de realizar un programa de televisión, deben repartirse los roles. Las nenas prefieren actuar, hablar y bailar (salir en cámara), mientrasque los nenes eligen manejar la consola y ser camarógrafos. Las nenas se muestran muy entusiasmadas en disfrazarse. Una propone hacer de una famosa conductora de televi sión, otra de una modelo muy renombrada en los medios. Se dividen los roles dentro del grupo de las nenas: pre sentadora, invitada, bailarina. Los nenes practican dife rentes planos con las cámaras. Un nene sube al escenario y canta “¡Dale Boca!” Cuando comienza el programa, hacen silencio y al finali zar, aplauden... En este subperiodo se consolidan las características que se describen, en general, como propias del periodo de latencia. Es decir, que se logra un mayor equilibrio y una mayor estabilidad de las diferentes instancias a medida que se consolida el desarro llo del yo y del superyó. Se termina así de conformar el sustrato 96 JUAN JOSÉ CALZETTA psíquico que permitirá a niños y niñas afrontar los aumentos de tensión sexual y agresiva de la pubertad y los procesos de cambio adolescente. Por eso, en la práctica clínica resulta importante, en la consulta con adolescentes, la evaluación de los logros que fue ron conseguidos durante el periodo de latencia, ya que las difi cultades en este sentido pueden hacer prever mayores problemas para cursar los cambios de la adolescencia. En términos generales se puede decir que, a lo largo de este subperiodo, la relación entre las instancias se irá modificando. En la medida en que el yo se complejiza adquiere mayores recur sos para domeñar lo pulsional. A partir de los 8 años niños y niñas van logrando una ma yor concentración cuando trabajan de manera individual y una colaboración más efectiva cuando participan en actividades de grupo. Cuando la experiencia subjetiva se corresponde con la obtención de logros (en el aprendizaje, en los deportes, en cuanto a la autonomía, etc.) y se despliega en condiciones am bientales favorables, se observa una expansión de las potencia lidades y del disfrute en el medio extrafamiliar (la escuela, el barrio, el club). En eso consisten las posibilidades sublimatorias, en poder encontrar placer adquiriendo un saber, leyendo o escuchando un relato, escribiendo, pero también fabricando un objeto, conver sando con otros, chateando, realizando un dibujo o mirando una pintura, entre otros ejemplos de despliegue personal y de inter cambio creativo y enriquecedor con el medio social (Castoriadis, 1989). Estas posibilidades y las de mayor organización y mediati- zación se ponen claramente de manifiesto en las actividades que se describen en la observación realizada en el estudio de graba ción del Museo de los Niños. Aunque la sobreestimulación que ofrecía el contexto del estudio de grabación siguió favoreciendo la tendencia a la descarga motriz, en este subperiodo sólo se ob servan conductas de este tipo de manera aislada, ya que los niños cuentan con más recursos simbólicos para participar y mante nerse interesados en las propuestas. 97 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSÍQUICO 5. Otros aspectos de la latericia para considerar Si bien la mención de primera y segunda latencia resulta de utilidad para ver los procesos en su devenir constitutivo, se reto marán en este apartado cuestiones correspondientes al periodo de latencia en general. 5.1 El pensar racional y los sueños diurnos La perspectiva constructivista genética ofrece interesantes aportes para la comprensión de las transformaciones de los pro cesos cognitivos en este periodo. Un hecho observable es que ni ños y niñas razonan de manera diferente si lo comparamos con el periodo anterior. Sobrepasan con el pensamiento la inmediatez de la percepción y realizan operaciones: ordenan elementos en series, manejan sistemas de clases y relaciones, operan con los números más allá de las meras intuiciones. El inicio de las operaciones concretas caracterizado por la ad quisición de la reversibilidad, les brinda la posibilidad de conocer el mundo mediante un pensamiento lógico combinando simultá neamente diversas variables o puntos de vista posibles. Con el logro de la reversibilidad, establecen relaciones compensatorias entre las sucesivas transformaciones y las integran en un siste ma de reciprocidades objetivas (Piaget, 1981). Así logran, por ejemplo, comprender que las relaciones entre las partes y el todo mantienen un ordenamiento jerárquico y que están reguladas por leyes; también que la cantidad de la sustancia se conserva a pesar de ciertas variaciones perceptibles (lo que se conoce como conservación de la sustancia o de las cantidades). Esta nueva for ma de pensamiento, lógico, se acompaña de transformaciones en la vida emocional y social. Piaget plantea la construcción de una moral autónoma, la comprensión de una justicia distributiva -en la que las normas sociales son universales y válidas para el con junto-, el surgimiento de nuevos sentimientos morales como la honestidad, la camaradería, la justicia, y una organización de la voluntad. 98 JUAN JOSÉ CAIZETTA Desde el marco psicoanalítico, el tema del pensamiento en el periodo de latencia lleva a considerar la progresiva posibilidad de diferenciar entre el pensamiento racional y la fantasía. Por una parte, el pensar racional adquiere nuevas formas en tanto el proceso secundario se reafirma, se internalizan legalidades y se producen nuevas simbolizaciones que acre cientan la posibilidad de realizar acciones específicas. Por otra, el fantaseo y los sueños diurnos constituyen otro modo de pensamiento. Estos, si bien están compuestos de palabras y relaciones lógicas correspondientes al proceso secundario, se encuentran guiados por el principio de placer y buscan la identidad de percepción y, por lo tanto, no tienen como finali dad alcanzar la acción específica (Valls, 2004). Como transac ción entre los mandatos superyoicos y los impulsos, los sueños diurnos, conscientes para el yo del latente, se ocultan a la per cepción del adulto. Desde el psicoanálisis y el constructivismo genético, puede explicarse el interés de niños y niñas por los sistemas de rela ciones de parentesco, siendo de gran importancia para la cons titución subjetiva la posibilidad de comenzar a historizar su vida (tarea que se tornará central en la adolescencia). La caída de la omnipotencia paterna permite visualizar al padre como hijo de otro padre -ocupando de ese modo un lugar en la ca dena generacional-, así como también ubicarlo en una trama de jerarquías en el ámbito laboral. El manejo del sistema de las relaciones que liga entre sí a los miembros de su familia eviden cia esta nueva lógica y la expansión del pensamiento reflexivo. Se vincula también con la edición de la novela familiar y las fantasías de adopción. Mediante la novela familiar, la actividad imaginativa es uti lizada para liberarse de los padres depreciados y reemplazarlos por otros, de categoría social más elevada. De este modo recupe ran en la fantasía (incluso consciente) aquellas figuras parentales idealizadas de la primera infancia. 99 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSIQUICO 5.2 El juego Si bien ya los niños y las niñas más pequeños empiezan a imitar el formato de los juegos de reglas, es a partir de la entrada en la latencia y con las posibilidades del pensamiento operatorio concreto que cambia la estructura del juego. Esta da cuenta de la inscripción subjetiva de la ley: al jugar inventan reglas, o se apropian de otras transmitidas de generación en generación, a las que a veces transforman. En estos juegos se reparten roles, se juega cooperativa y competitivamente y las habilidades (men tales, motrices, de coordinación visomotora, etc.) se combinan con el azar. Todo esto es posible también gracias a la posibilidad intelectual de comprender que existen diferentes puntos de vista que pueden coordinarse y que todos los participantes del grupo de juego se encuentran sometidos a una legalidad que los regula a todos por igual. Junto con las reglas surge también la posibilidad de transgre dirlas. Enla latencia temprana, cuando la norma se está inter nalizando, los chicos suelen hacer muchas “trampas”. A medida que se consolidan las estructuras, comparten los juegos incorpo rando de manera más clara la comprensión de que todos deben someterse a las mismas leyes, entendidas como fruto de acuerdos y consensos. Hoy el juego se encuentra atravesado por la tecnología. Los juegos electrónicos o video juegos ocupan el interés de niños y ni ñas desde edades tempranas, lo que hace posible observar cómo ejercitan habilidades y exploran ese medio. Si bien constituyen un modo de ingreso a los códigos de la virtualidad, permiten además el desarrollo de posibilidades cognoscitivas. Ante cada pantalla nueva, identificados con el personaje, intentan resolver con éxito los problemas que se plantean. Inmersos en el desarro llo de una trama argumental en la cual se sienten protagonistas, despliegan capacidades de análisis, abstracción y generalización; construyen hipótesis e inferencias en acción, todo ello, imbuidos de intensos y variados estados afectivos. 100 JUAN JOSÉ CALZETTA El mundo adulto ha acompañado con cierta desconfianza el creciente interés por los juegos electrónicos. Contrariamente a la supuesta introversión que se les asocia, estudios recientes plantean que los videojuegos, junto a internet y los celulares po tenciarían la interacción. Las relaciones sociales en la infancia se enriquecerían en los intercambios vinculados con la virtuali dad, por ejemplo al compartir acerca de nuevos descubrimientos (trucos para pasar de pantalla, entre otros), lo que da cuenta del aspecto socializante de esta actividad. En la latencia se observa cierta preferencia por aquellos vi deojuegos que retoman las temáticas de películas infantiles o de relatos populares, como por ejemplo Las Crónicas de Narnia, Buscando a Nenio, Peter Pan, etc. (Fernandez Salazar, 2009). La presencia de las mismas narrativas en distintos formatos -medios de comunicación audiovisuales, gráfica, películas, vi deojuegos, merchandising-, generan un contexto de familiari dad en los temas e historias: reconocer los iconos y las tramas del relato, lo que mejora las estrategias interactivas para la resolu ción de problemas (Corea, 2005). Chicos y chicas en la actualidad prefieren los videojuegos a la televisión y pasan más tiempo en la Red (Balaguer Prestes, 2002). Allí, a través del despliegue de numerosas actividades sienten que pueden controlar lo que su cede en la pantalla, lo que les brindaría una mayor sensación de poder, a diferencia de la televisión, que también ocupa un lugar relevante en el empleo del tiempo libre. Otra diferencia que se se ñala entre ambos medios es el mayor nivel de concentración que requieren los videos (Levis, 1997). La inmersión en el juego im plica además, compenetrarse con el programa subyacente, cuya lógica es necesario descubrir para alcanzar el éxito en el juego. Los juegos tradicionales, aquellos que se transmiten de ge neración en generación y se inscriben en la historia sociocultural de las comunidades también se siguen jugando, si bien compiten con los videojuegos ya mencionados. Así por ejemplo, el elástico, la rayuela, saltar la soga, el poliladron, la pelota y tantos otros son parte de la cultura popular, si bien su devenir histórico incluye 101 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSÍQUICO transformaciones a través de la incorporación de creaciones anó nimas de generaciones que se van sucediendo (Bang, 2013). 5.3 El lenguaje y la consolidación del proceso secundario Desde el psicoanálisis se afirma que existe una correlación entre la constitución del lenguaje y la del aparato psíquico. En la latencia, la mayor complejización del mundo represen- tacional, la consolidación del proceso secundario y la sujeción a leyes que regulan el sistema de la lengua, permiten la utilización de mecanismos de procesamiento lógico y el uso de conceptos abstractos. Como consecuencia de ello aumentan las posibilida des de procesamiento de la información recibida y se incremen tan las posibilidades de expresión verbal, a la vez que el cuerpo deja de ser un instrumento privilegiado para la expresión de es tados internos, sentimientos, pensamientos y afectos. Por medio del desarrollo del lenguaje, que deja de ser ego céntrico, los chicos y chicas de estas edades pueden dar cuenta de las justificaciones lógicas utilizadas para la conexión entre sus ideas y también disponen del uso de la metáfora y el chiste. Las posibilidades de discusión, la comprensión de distintos puntos de vista y valores y la justificación de las propias afirmaciones, hacen que las interacciones entre pares en el plano de la palabra y del pensamiento se incrementen. Es notorio cómo demuestran un aumento en la preocupación por el entendimiento del mundo circundante: fenómenos naturales, funcionamiento de máqui nas, etc. También logran mayores posibilidades de expresión ar tística como concreción de las posibilidades de sublimación. Intereses vinculados con las relaciones de parentesco son desplegados a través del uso de conectores y términos que per miten establecer relaciones de implicación, suma e intersección. Muchos juegos característicos de estas edades, como el ahor cado o el tuttifruti, el Scrabble o similar, ponen de manifiesto el interés por dominar un sistema de representaciones que les abre mayores posibilidades de expresión y les permite medirse 102 JUAN JOSÉ CALZETTA competitivamente con pares y adultos, a quienes suelen incluir como rivales en estos juegos. Alrededor de los 10 años se completa la adquisición de la len gua con sus leyes lógicas gramaticales y sociales. 5.4 Las relaciones sociales: el pasaje de un mundo privado a un mundo público Si bien la inclusión de niños y niñas en instituciones extrafa miliares comienza de forma temprana en los jardines maternales y escuelas de educación inicial, los procesos intrapsíquicos co rrespondientes al final del complejo de Edipo otorgan a las re laciones sociales durante la latencia una impronta diferente. La tendencia a la exogamia, habilitada por la prohibición del incesto en el seno de la familia, se constituye como operación sociali zante que permite el pasaje de un mundo privado a un mundo público.3 La imagen idealizada de las figuras parentales queda cues tionada por la comparación con otros. Desde el psicoanálisis se ha pensado la vida social del latente apuntalada en la noción de sustitutos: más independientes de las figuras primarias en lo emocional, desplazan su interés a otras del medio extrafamiliar -maestros y maestras y compañeros y compañeras de escuela, como también personajes mediáticos, inexistentes en los tiem pos en que Freud desarrolló sus teorizaciones- que sustentarán nuevas vinculaciones y nuevas identificaciones. En este sentido resulta paradigmático el artículo de Freud “Sobre la psicología del colegial” (1914), donde plantea que las 3. Esta tendencia no se despliega de modo lineal. Las familias pueden provocar fuertes atrapamientos que, lejos de permitir en los niños esos movimientos de aperturas y despegues, los retienen en su interior, por ejemplo, con la convicción de que allí estarán más protegidos. Se ha de nominado función paradojal de la familia a ese doble movimiento de retención y cesión de sus miembros que puede observarse en distintos momentos de las vidas de estos. 103 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSÍQUICO actitudes afectivas de los sujetos se establecen en forma definiti va en los primeros seis años de vida. La forma y el tono afectivo que se han fijado en la relación con las figuras primarias y her manos y hermanas van a ser transferidas a todas las relaciones que en el futuro establezca con otros adultos, niños y niñas; po drán desarrollarlas y orientarlas en otros sentidos pero ya nunca abandonarlas. Sin dejar de reconocer la eficacia de los tempranos mecanis mos de introyección e identificación, así como de la fijación de la libidoy de los procesos de sustitución y transferencia de los objetos primarios hacia el resto de los objetos, el psicoanálisis contemporáneo admite la eficacia de las nuevas experiencias en un psiquismo considerado como un sistema abierto. La impronta de la teoría de la complejidad y de las concepciones probabilísti- cas de la causalidad otorga a la novedad (azar) el sentido de una oportunidad de cambio en destinos que no estarían prefijados únicamente por las experiencias tempranas. La infancia y la adultez de hoy son muy diferentes a la de los tiempos de elaboración de las teorías de referencia freudianas y, si bien estas mantienen su vigencia explicativa, es necesario pen sar adecuaciones. Se describen en la actualidad diferentes modos de la relación infantil-adulto: la asimetría tradicional, una cierta horizontali dad y la asimetría invertida (Biotti, Gómez, Pizzo, 2013). Sin que haya dejado de existir la asimetría tradicional, se pre sentan hoy situaciones que dejan en evidencia que se está frente a grandes cambios, y que las formas de la horizontalidad y la in versión de la asimetría plantean la problemática de la recompo sición de una nueva forma de autoridad. Hoy día los niños y las niñas enseñan a las personas mayores cuestiones de tecnología, desde las más básicas (qué botón apretar o cómo deslizar la yema del pulgar por la pantalla) a otras más complejas (como el mane jo de programas de software, entre otros). Parece ser necesario para la constitución subjetiva contar con adultos de referencia, que porten la diferencia generacional 104 JUAN JOSÉ CALZETTA como un valor asociado a las experiencias de vida a transmitir en la línea de la filiación. Las organizaciones familiares se han modificado vertiginosamente en las últimas décadas y si bien la familia se mantiene como institución primaria de referencia en el cuidado y atención de los niños y niñas, las diferentes mo dalidades en que se establecen los lazos familiares y sus posi bles efectos son, en estos tiempos, tema de debate en contextos académicos, jurídicos y científicos. En la actualidad, las nuevas formas de relación adulto-niño y niña, se vinculan con un mo delo de autoridad que se construye en cada situación a través de los intercambios y que no está garantizada solamente por ser ejercida por el portador de un rol (padre, madre, docente, por ejemplo) como ocurría en otro contexto cultural e históri co. Por otra parte, así como históricamente han sido la fami lia y la escuela las principales agencias de socialización, hoy estas comparten su función con los medios de comunicación. Considerarlos como un “parafamiliar mediático” permite con- ceptualizar el modo en que un mundo en formato de video nos ofrece afectos y conocimientos en sustitución de un mundo real (Giberti, 2005). La enorme proliferación de imágenes y contenidos visuales fácilmente disponibles para niños y niñas, en algunos casos con escenas sexuales explícitas o información “escabrosa”, los so mete a un bombardeo de información que les resulta de difícil tramitación. Esto se correlaciona con la manifestación iinfantil de expresiones verbales y actitudes en las que imitan o repiten lo visto y oído sin tener una comprensión de lo que enuncian o proponen. En este contexto que describimos, se multiplican escenas en las que el abismo entre lo que se enuncia y se com prende se hace palpable: un niño de 9 años es reprendido en la escuela por “insultar” a un compañero diciéndole que es gay (ho mosexual). La escuela se comunica con la madre quien reprende al niño y lo castiga con una penitencia. El niño le dice a la madre: “La penitencia está bien... yo la cumplo... pero... ¿qué quiere de cir gay?”. También se observan otras escenas como la siguiente: 105 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSÍQUICO “¡Pobre X!” Deslizó en voz baja una niña de 9 años, mientras en la televisión se relataban los momentos más álgidos del secues tro, abuso sexual y crimen de una niña de 11 años. Estas situacio nes ponen en evidencia cómo el exceso de problemáticas adultas, por las imposibilidades de metabolización, dificulta o impide a los niños y niñas construir conocimiento. Paralelamente, desde hace varias décadas, con un fuerte empuje en los años marcados por el auge de las políticas neoli berales, en estas edades se han constituido en importantes des tinatarios del interés de los mercados. Son niños y niñas que deben pedir el dinero a sus padres a la hora de comprar, pero que tienen poder de decisión sobre las compras. Incluso hay en cuestas que demuestran la influencia que tienen sobre sus pa dres a la hora de elegir una marca determinada de ropa, de auto u otros artículos no siempre suntuosos. En estas situaciones se visualiza lo mencionado anteriormente acerca de las modalida des que en la actualidad adquiere la relación adulto-niño y niña, alejada de la asimetría tradicional. El sector del mercado que más los tiene como destinatarios es el de las golosinas, cadenas de comidas rápidas, bebidas, snacks, entre otros. Los fabrican tes de ropa proponen diseños de grandes en talles pequeños sa tisfaciendo e incrementando esta demanda. Conferido el lugar de plausibles consumidores, los ideales internalizados se han imbuido de aspiraciones materiales, tanto para los que son po sibles y efectivos consumidores, como para aquellos que están excluidos de tal condición, quienes de algún modo “compran” al menos la idea de que si consumen lograrán quedar dentro del sistema. Para ambas situaciones, al creer que se “es” en tanto se “tiene”, es en la relación con el objeto (a consumir) y no con el sujeto (él semejante) donde se espera alcanzar la sa tisfacción. En este marco, la posibilidad de acercamiento a los ideales “consagrados” desde distintos ámbitos, entre los cuales los medios de comunicación ocupan un importante papel, se vuelve nula para una gran mayoría que no encuentra un lugar en la sociedad “legitimada” y se ve anulada y/o intenta existir y 106 JUAN JOSÉ CALZETTA expresarse de maneras violentas o consideradas marginales por el discurso dominante. Sin lugar a dudas, la escuela es el lugar de mayor socializa ción en estas edades. El grupo escolar se configura como trama de pertenencia en la cual el otro ocupa tanto la posición de obje to, como de modelo, de auxiliar y enemigo (Freud, 1921), dando lugar a diferentes modos posibles de vinculación. Se despliegan así aprendizajes y juegos a la vez que se constituyen amistades, rivalidades, solidaridades, liderazgos, lealtades, en un ambien te de cotidianeidad que ofrece un marco estable dentro del cual se ponen en juego las repeticiones, pero donde también pue den desplegarse procesos de transformación. En esos vínculos, los niños aprenden a resolver conflictos, asumir compromisos, compartir y defender puntos de vista e intereses como iguales. La diferencia existente entre el medio familiar y este espacio de inscripción en lo social/cultural ampliado permite al latente con frontar la propia imagen conformada “en casa” con la que le de vuelven sus maestros y compañeros. Así su autovaloración se irá construyendo. Gela Rosenthal (1975) ha planteado que en el vínculo con los padres o sustitutos diversos el sujeto infantil pone en evidencia principalmente las defensas frente a los impulsos, por lo cual ante ellos el ocultamiento de la vida impulsiva y los secretos se hacen frecuentes, mientras que en las relaciones con sus pares experimentan aventuras y dificultades que muchas veces los adultos desconocen. La participación en grupos por fuera de la escuela -activi dades recreativas o deportivas- ofrece otras posibilidades de socialización, lo mismo que las relaciones que se despliegan en el espacio virtual que posibilitan un modo de estar con otro sin presencia efectiva de los cuerpos. Se trata de una modalidad de socialización que se afirma con el paso del tiempo y la incorpora ción del uso de la tecnología a la vida cotidiana.Se puede decir que la virtualidad ha penetrado en los vínculos humanos. Cómo esta novedad va a impactar en la 107 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSIQUICO constitución subjetiva a futuro es un tema de debate actual y sobre el que no hay unanimidad ni resultados probados. Sin co nocer con certeza aún los efectos de este fenómeno social, son observables algunas modificaciones en cuanto a la delimitación tradicional entre lo público y lo privado, precisamente en un momento del desarrollo en el que se supone que la intimidad va adquiriendo cada vez más valor. La mayoría de los estudios realizados provienen del campo de las ciencias sociales. El so ciólogo polaco Zigmunt Bauman (2014) afirma que la humani dad vive en dos mundos paralelos y diferentes y que la gente pasa más tiempo frente a las pantallas que ante otras personas, sustituyendo así otras formas de sociabilidad. Estima que como consecuencia de este fenómeno social, se perdería la capacidad de diálogo a causa del deterioro de la posibilidad de escuchar y la facultad de comprender, y los problemas de la diversidad quedarían evitados y por lo tanto, sin resolver. Nuevos códigos se comparten a partir de esta inmersión en la virtualidad. Navegar por infinitas páginas, chatear, enviar y recibir mails, jugar en red, estar en Facebook o tener Twitter, entre muchas otras opciones, configuran modos de aprender, de jugar y de socializar que aún sorprenden a generaciones que no son nativas digitales y que viven como inmigrantes en es tos nuevos mundos (Rojas, 2013). Una niña de 10 años refe ría que había “hablado” con su amiga, mientras acompañaba el comentario con un movimiento de dedos que representaba el movimiento de los mismos sobre el teclado. Este ser nativos digitales y manejar códigos que están atravesados por la tecno logía, se hace presente también en las consultas terapéuticas. Por ejemplo, la cada vez más frecuente propuesta de juegos con formato digital en los que el papel se transforma en pantalla y los botones se dibujan para ser accionados, creándose un “como si” en el cual, para que haya juego, hay que hacer presente sim bólicamente a la máquina. 108 JUAN JOSÉ CALZETTA 6. Algunas reflexiones e interrogantes que siguen abiertos Si bien se han descrito aspectos metapsicológicos y manifes taciones características del periodo de latencia, no se busca con ello crear la ilusión de un niño universal y teórico. Por el contrario, más allá de las generalidades descritas, expresión de transforma ciones estructurales que permiten una aproximación a ciertas re gularidades y problemáticas que se podrían considerar típicas de un momento de la constitución subjetiva, ante el encuentro con un niño o niña se tratará siempre de su singularidad, su historia particular, que discurre en contextos familiares/sociales que la constituyen en única. La consideración de diferentes variables -culturales, históricas, familiares, geográficas, socioeconómicas y de género, entre otras- permite visualizar diferencias, conside rar particularidades, así como también descubrir desigualdad de oportunidades que dan cuenta de situaciones de injusticia social. Es así que se podría hablar de “latencias”, para dar lugar a la di versidad de modos de transitar el periodo. Es posible señalar variaciones epocales como los cambios en las organizaciones familiares y en las relaciones adulto-niño y niña la irrupción de lo tecnológico en el campo del saber, el juego y las comunicaciones, pero también diferencias que se hacen pal pables para niños y niñas del mismo momento histórico, según variables económicas, geográficas o de género, por mencionar al gunas de las más relevantes. Las oportunidades de juego, de realización de actividades de portivas o artísticas extraescolares, el uso de internet, la lectura de textos impresos así como las características de la escolaridad, difieren, por ejemplo, según condición socioeconómica o lugar de residencia.4 Asimismo, la problemática del trabajo infantil, 4. Informe "Situación de la infancia a inicios del bicentenario. Un enfo que multidimensional y de derechos”. Universidad Católica Argentina. Elaborado en base al Programa Investigación del Observatorio de la Deu da Social Argentina (OSDA), de la misma Universidad. El mismo indaga 109 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSÍQUICO sea este trabajo doméstico intensivo (atender la casa en tareas de limpieza, compras, hacer la comida y cuidar hermanos) o trabajo no doméstico (ayudar en un trabajo para ganar dinero, o tener un trabajo como empleado o aprendiz) se presenta de modo diferen te según sector social y género.5 . Diversas situaciones pueden llevar a que chicos y chicas de estas edades no puedan contar con la protección que aún necesi tan, y muchas veces se vean compelidos a asumir posiciones de responsabilidad o a asumir exigencias que no se corresponden con el ejercicio de sus derechos -ya que los privan de estudiar o de jugar, por ejemplo- y que los condicionan negativamente en la estructuración de su subjetividad. Pareciera que ese tiempo de trabajo psíquico propio de la latencia, en algunos casos es desti tuido desde lo social. En ámbitos con suficiente poder adquisitivo, en los que no hay carencia en términos económicos sino más bien sobreesti mulación, muchas veces se exigen rendimientos y adquisición de habilidades y conocimientos, sin respetar el tiempo que los procesos psíquicos elaborativos propios de la edad requieren, en concordancia con el aceleramiento que impone la cultura actual. Respecto de las tecnologías de información y comunicación (TICS) se podría pensar que los avances acaecidos tienen un va lor paradojal, ya que si bien su uso extendido favorece las po sibilidades de intercambio a pesar de las distancias, otras veces parece retraer a sus miembros limitando el tiempo de encuentro personal y el diálogo intrafamiliar. Aún cuando no se pretenda juzgar este fenómeno social como positivo o negativo, es insosla yable que produce efectos en la subjetividad. Algunas de las con secuencias de esta modalidad de comunicación mediante chat, Facebook, Twitter, Whatsapp, etc., se manifiestan en cuanto que especialmente la existencia de desigualdades en cuanto a condiciones y oportunidades en las vidas de niños y niñas en base a datos que abarcan el período 2002- 2010. 5. IDEM 3 110 JUAN JOSÉ CALZETTA el lenguaje escrito se modifica (por ejemplo en la extensión del vocabulario), los grupos de pertenencia, en muchos casos, se conforman entre habitantes de diferentes zonas geográficas y se habilita la posibilidad de inventarse perfiles de personajes dife rentes, incluso ocultando la verdadera identidad. ¿En qué me dida y de qué manera esta globalización progresiva impacta en la personalidad, concebida como una apropiación simbólica? En cuanto a los juguetes tecnológicos ¿ofrecen actividades más este reotipadas y rígidas y podrían dificultar el desarrollo de la crea tividad? Hay pensamientos diferentes y hasta contradictorios al respecto. El modo en que la sexualidad se muestra sin velos ante las miradas excitables de niños y niñas, como característica epocal, conduce a preguntarse si en estos contextos, puede seguir afir mándose la existencia de un periodo de latencia tal como se des cribe en la bibliografía psicoanalítica. Según Freud, cuando en la cultura no se expresa un proyec to claro de represión de la sexualidad, los procesos esperables durante el periodo de latencia se ven perturbados. La carencia de nuevos fines sexuales determinada por la imposibilidad bio lógica que se extiende hasta la pubertad, impide canalizar las excitaciones a través de conductas amorosas con compromiso genital. En tal sentido, la hiperactividad y las dificultades en la concentración -conductas de neto corte impulsivo- que se observan con frecuencia especialmente én ámbitos escolares, pueden pensarse vinculados a la sobreestimulación a la que es tán expuestos en ocasiones los niñosy las niñas. Si se conside ra que un exceso de información adquiere valor traumático o tóxico, la obligatoriedad de la educación sexual integral en las escuelas podría jugar un papel favorable para los procesos de elaboración. Sin dejar de lado los aspectos mencionados, existen razones para pensar que, a pesar de los versátiles contextos sociocultu- rales y de los posibles cambios biológicos por leve aceleramien to de los procesos madurativos y sociales que parecen acortar la 111 SUBJETIVIDAD Y APARATO PSIQUICO distancia entre la declinación del complejo de Edipo y la puber tad, existe un compás de espera que se sustenta en la imposibi lidad estructural y biológica que sigue sosteniendo un periodo en el que la sexualidad, a pesar de no desaparecer totalmente sus manifestaciones o incluso estando éstas incrementadas por las incitaciones provenientes del medio, no encuentra nuevas metas ni nuevas formas organizativas que le permitan sortear la imposibilidad de satisfacción pulsional que existe al final del complejo de Edipo. Sin embargo, tal como se resalta a lo largo del presente trabajo, este compás de espera no transcurre pasi vamente, sino que es un tiempo de intenso trabajo intrapsíqui- co indispensable para la conformación de un sujeto adulto, con un equilibrio relativamente estable entre sus instancias. Si bien se mantienen en pie los interrogantes, puede afir marse que la falta de maduración de la función genital sigue siendo un elemento por ahora inamovible en cuanto a la ausen cia de nuevas metas sexuales durante este periodo. Bibliografía Balaguer Prestes, Roberto: “Videojuegos, internet, infancia y adolescencia del nuevo milenio” en Revista Kairos, año 6, N° 10, 2do. Semestre de 2002. 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