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La protón Pseudos histérica: Emma
“¿Qué cosa es el tiempo? Si nadie me lo pregunta yo lo sé para entenderlo, pero si quiero explicarlo a quién me pregunta, confieso que no puedo”. 
San Agustín
Confesiones XI
“soy un zoon politikon”.
Freud citando a Aristóteles
Diego Moreira 
Presentación 
En la clase del 23 de diciembre de 1959, Lacan recuerda el caso Emma que Freud —doctor en filosofía—, había trabajado en la Sección 4 del Proyecto (Entwurf), denominada “La [Proton Pseudos] histérica”. 
Es notorio que tanto Emma, como el sueño de la inyección de Irma, y la compulsión histérica del Proyecto, tienen en común un elemento fundamental de la teoría psicoanalítica enlazado a la Protón Pseudos. El mecanismo psíquico se sustenta en el silogismo de Aristóteles, en particular el Silogismo Práctico donde las premisas son contradictorias. Recordemos que el silogismo (syllogismus) es una modalidad de razonamiento que consta de dos proposiciones como premisas (juicios) y otra como conclusión, siendo la última una inferencia necesaria de las otras dos (silogismo teórico)[footnoteRef:2]. [2: Los griegos equipararon el concepto de razón con el concepto de lenguaje. Un animal racional implicaba ser capaz de hablar recurriendo al lenguaje y sus leyes. 
] 
Ahora bien, la Protón Pseudos es el nombre de una expresión de Aristóteles que nos insta a pensar en una premisa mayor falsa en un silogismo que en consecuencia posibilita conclusiones también falsas. El término procede de Aristóteles, Primeros Analíticos, L. II, capítulo 18, Ma, 16). Obra que se ocupa de la teoría del silogismo incluida en la Lógica (Órganon). A la Protón pseudos se la considera como un "primer error" o una "primera falsedad". Entiendo que se trata de una apariencia, de un simulacro. James Strachey (1976), traductor de las obras completas de Freud al inglés, la interpreta del griego como una primera mentira.
Es indudable, no obstante, que el término conclusión —del silogismo— es utilizado por Freud (1950ª, p. 403) en el Proyecto como sinónimo de síntoma. Así, se lee: “Que la conclusión —el síntoma— se haya formado de manera por entero correcta, de suerte que el símbolo no desempeña ningún papel en ella, es en verdad una particularidad de este caso”.
¿Quién era Emma Eckstein? 
Antes de continuar, quiero detenerme en Emma. Se trata de una muchacha analizante de Freud entre 1892 y 1895, ubicada en su naciente pubertad con las exteriorizaciones propias de una fobia o histeria. Emma Eckstein pertenecía a la burguesía de Viena. Se convirtió en la primera mujer psicoanalista y hacia 1905 y 1910 escribió varios artículos analíticos e intercambió cartas con Freud. Fue una activa militante del movimiento feminista de Austria[footnoteRef:3]. [3: Algunos autores consideran a Emma Eckstein como la Irma del sueño de la inyección de Freud. Sin embargo, Roudinesco considera a esta última como una condensación de Emma Eckstein y Anna Lichtheim (Irma), hija de Samuel Hammerschlag. A una conclusión semejante accede Peter Gay (1998) en A Life for our Time.] 
El retorno de la Protón Pseudos
Pero vayamos a Emma Eckstein y a los engaños de la histeria (Freud, 1950a). La compulsión histérica se caracteriza por ser desde un punto de vista descriptivo: incomprensible; refractaria a toda elaboración intelectual; e incongruente en su estructura. 
Emma se encontraba imposibilitada de entrar sola en un comercio (el síntoma o conclusión). La muchacha recordaba que alrededor de sus 12 años concurrió a una tienda para hacer algunas compras, "vio a dos empleados (de uno de los cuales guarda memoria) reírse entre ellos, y salió corriendo presa de algún afecto de terror”. Entonces, nos dice Freud (1950a, p. 430), se despiertan ciertos pensamientos: “que esos dos se reían de su vestido, y que uno le había gustado sexualmente". 
	Esta escena de los empleados permitió encontrar un segundo recuerdo: cuando la niña tenía ocho años “fue por dos veces a la tienda de un pastelero para comprar golosinas, y este caballero[footnoteRef:4] le pellizcó los genitales a través del vestido”. Aquí, el pastelero acompaña el tocamiento con una risotada. [4: Lacan (1959/60) Seminario 7, afirma que es tocada por un “Greissler”. “La traducción francesa, hecha sobre la inglesa, ella misma especialmente desenfadada, dice tendero, pero se trata de un vejete, de un hombre de cierta edad, que la pellizcó en alguna parte debajo de su vestido, de manera harto directa”.] 
“No obstante la primera experiencia, acudió allí una segunda vez. Luego de la segunda, no fue más. Ahora bien, se reprocha haber ido por segunda vez, como si de ese modo hubiera querido provocar el atentado”. 
Se trata de una vivencia ligada a un estado de mala conciencia oprimente, propuesto hacia 1887, por Nietzsche (2008) en Genealogía de la moral, un texto visitado asiduamente por Freud. 
Ahora bien, lo que queda en el síntoma se enlaza con la burla sobre la vestimenta, pero el itinerario de la verdad es puesto en evidencia por la cobertura de unas catáfilas, por “la Vorstellung (representación) mentirosa de la vestimenta. Hay alusión, en forma opaca, a lo que aconteció, no durante el primer recuerdo, sino durante el segundo". 
Así, aquello que no pudo aprehenderse en un comienzo, sólo lo es con posterioridad (Al. Nachtráglichkelt [s. [; nachtraglich [adj. y adv.]). Fr. aprés-coup [adj. y s. m.]) y por intermedio de esa transformación mentirosa: protón pseudos. Allí tenemos la indicación de lo que, en el sujeto, marca para siempre su relación con "das Ding" (la Cosa) como malo, acerca del cual no se puede formular entonces que sea malo salvo a través del síntoma.
Freud puso en evidencia que el individuo con posterioridad modifica el pasado, y es precisamente esta modificación la que otorga un sentido e incluso una eficacia patógena. Hacia diciembre de 1896 le escribe a Fliess: “... trabajo sobre la hipótesis de que nuestro mecanismo psíquico se establece por estratificación: los materiales existentes en forma de huellas mnémicas experimentan de vez en cuando, en función de nuevas condiciones, una reorganización, una reinscripción”.
	Aquí, el relato implica un discurso particular, el de la histérica, que incluye un lazo social o vínculo, que remite a una identificación histérica, propia de una posición de la adolescencia.
La segunda frase o recuerdo de Emma, implica la escena reprimida. Se trata de la Tyche, es un encuentro con un gozo extraño. 
Me pregunto ¿por qué retorna Emma una segunda vez a la tienda luego del tocamiento? Se trata del automatismo de repetición propuesto por Lacan o la compulsión de repetición de Freud. Aquí cobra eficacia un encuentro con lo contingente o circunstancial —lo real—. 
En la "Protón Pseudos" retorna el trauma, lo ajeno, es decir, el "das Ding" que no se deja sustituir por completo. 
Un efecto de significancia: ¿resignificación? 
De las escenas y el síntoma, premisas y conclusiones, sólo me interesa la lógica y las pulsiones, del resto no referiré sino lo indispensable para que se entienda. 
Estas observaciones le permiten a Freud acometer y explicitar diversas cuestiones, como el enlace lógico entre dos escenas como recuerdo en acto, el tipo de temporalidad puesto en juego, es decir una temporalidad cronológica y otra retroactiva. También, la función de la mirada (enlazada a la pulsión de ver o escópica) y la voz (ligada a la pulsión invocante). 
En todo psicoanálisis el trauma requiere de dos escenas relacionadas, con lo que se cuestiona una causalidad lineal. La segunda escena configura la eficacia de la primera. Esta articulación puede ser escrita con el siguiente matema de Lacan:
 
El S2, de la segunda escena retorna sobre el S1, que se enlaza a su vez con el primero. 
En ocasiones, nos dice Harari (1987), se considera que la segunda escena resignifica la primera, como si se tratara de un sentido agregado al del primer tiempo. Sin embargo, como el sentido sólo se decanta en el segundo, podemos decir que no hay resignificación. Así, la segunda escena noresignifica la primera, sino que la articulación de ambas permite la decantación de un efecto de significancia. La significancia, a diferencia del significado (que suele remitir al diccionario), hace referencia al sesgo de lo unario, de lo singular, de lo vigente para el sujeto.
La primera escena queda a la espera de su destino de acuerdo con el universo significante propio de la pubertad.
En ese instante el destino de pulsión o defensa produce el inconsciente y el trauma. Dicho de otra manera, cobra eficacia la defensa, se reprime y se instaura el trauma. La represión (Verdrängung) implica un esfuerzo de desalojo y suplantación (tesis-antítesis) vía lógicas como la analogía entre el vestido y la risa de ambas escenas, y la causalidad, el empleado-pastelero como causa de su deseo. La metáfora y su chispa creadora en Lacan, que brota entre dos significantes, donde uno ha sustituido al otro tomando su lugar, mientras el significante oculto está presente por su enlace metonímico con la cadena de frases. 
Por fin ya es hora de sustituir los interrogantes habituales por una pregunta distinta: ¿cuáles son los enlaces lógicos propuestos por Freud?[footnoteRef:5] ¿Y los actos del pensar?[footnoteRef:6] [5: Cómo anticipe, cobra valor un enlace por analogia y otro por causalidad (Freud (1950a, 1900a), propio de la represión. Desde Lacan hablamos de la metáfora y su efecto de sentido. 
] [6: Se incluye un razonamiento por analogía que Freud (1950a), llamó pensar judicativo, que admite dos valores: afectivo y de movimiento. El enlace por la risa de los empleados y la risotada del pastelero implica un valor afectivo. ] 
 Risa dependiente/ risotada pastelero. Enlace alentado por un pensar judicativo en su valor de movimiento. 
 Vestidos / Vestidos
Veamos el gráfico de Freud (1950a):
Agrego: cuestionada una causalidad lineal, la retroacción del significante en su eficacia, nos dice el autor francés, hay que distinguirla de la causa final.
“Sería incluso demostrando que es la única y verdadera causa primera como se vería unirse la aparente discordancia de las cuatro causas de Aristóteles —y los analistas podrían, desde su terreno, a esta reanudación contribuir” (Lacan, 1960/64, Posición del inconsciente en el congreso de Bonneval). 
Aquí puedo decir: el concepto de pulsión o querencia significa causa, pero causa como la entendió y conceptualizó Aristóteles. El trieb freudiano es un concepto artificial. Freud le adjudicó cuatro elementos —fuente, esfuerzo, objeto y meta—, que no son otra cosa que los nombres de las cuatro causas de Aristóteles, pero veladas dialécticamente: causa material, causa eficiente, causa formal y causa final. 
Freud y Lacan proponen en sus propios contextos teóricos y términos, desde luego inconmensurables, que el campo de la representación y el significante, y el campo de la sexualidad o sexuación, constituyen el campo de la experiencia analítica[footnoteRef:7]. [7: Freud construye su paradigma de la sexualidad, basado en la anticipación de Schopenhauer, en El mundo como voluntad y representación. ] 
En este marco Freud (1950a) considera a la adolescencia como una organización particular en la que cobra eficacia una condición histérica generalizada.
 
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