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40 - Fernández, A M La chica de la silueta problemas a elucidar a partir de una situación

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CAPÍTULO III
La chica de la silueta: problemas a elucidar a partir de una situación
 1. Irrupción de lo inesperado: “La chica de la silueta”
¿Cuándo podemos afirmar que un colectivo ha producido un sentido? es decir ha transitado 
por uno de los modos de producción de subjetividad?. Si bien muchos son los caminos por que de 
un magma de significaciones imaginarias se produce una forma, un sentido, este Apartado presenta 
una situación que por su contundencia nos impactó cuando se produjo.
Es necesario evocar aquí un momento en el Plenario de cierre de las Jornadas de 
Producciones Grupales de hace unos años1. En uno de los talleres, luego de realizarse una 
multiplicación dramática y su ronda de comentarios, siguiendo las consignas del dispositivo, los 
alumnos comienzan a confeccionar un afiche que de algún modo de cuenta de lo acontecido en ese 
taller. Para hacer el afiche deciden comenzar dibujando una mujer. Para dibujarla le piden a una 
integrante que se recueste en el piso sobre el papel, y dibujan así su contorno. Todo esto con total 
espontaneidad, en medio de risas y cometarios graciosos. Sin embargo hay un par de detalles 
significativos; para delinear su silueta usan color negro, y no rellenan ni dibujan nada dentro del 
contorno de esta silueta. Sí le agregan muchos detalles alrededor. Todo sigue con alegría. Como es 
costumbre, ponen el afiche en una de las paredes del Aula Mayor donde se realizará el plenario. 
Algunos docentes no pueden evitar ver en esa figura una fuerte similitud con las siluetas que, 
desde tiempo atrás, los organismos de derechos humanos pintaban sobre el pavimento en alusión a 
los desaparecidos. Cada uno por su lado decide no decir nada dado que esto podía ser una lectura 
muy personal o “generacional” y no necesariamente “el sentido” que los alumnos le atribuían a su 
dibujo. 
Cuando le llega el turno de exponer a los integrantes de ese taller quien sube como vocera 
del mismo es, justamente, la chica que había servido como molde para dibujar esa figura. Sube muy 
contenta dispuesta a hablar sobre lo acontecido en su taller, mira el afiche y se detiene quedando un 
poco atónita y en silencio. Luego de un minuto dice: “Ahora que lo miro, parece la figura de un 
desaparecido, y la hicieron conmigo, eso me impresiona…”. Donde nadie lo esperaba ni lo quería, la 
figura del desaparecido aparece. Casi como fantasmas los desaparecidos cuelan desde sus 
latencias la tragedia. Como los fantasmas, no se ven sino por sus efectos. Solo impronta, solo 
inmediatez –actualización- en acto. Su sordo mundo se reabre, cuando nadie lo esperaba. 
 Una vez que ella puso en palabras el sentido “desaparecido” de la silueta, dicha atribución se 
volvió obvia, aún para los que inicialmente no se les había ocurrido y lo que es más, borró el sentido 
explícito para el que había sido dibujada.
1 Realizada en el segundo cuatrimestre del 2000.
1
Hasta aquí el relato de lo acontecido en las Jornadas de Producciones Grupales. En 
consecuencia cabe abrir el interrogante ¿Cómo se produjo en este ejemplo, esta irrupción de 
sentido? Solemos decir que el dispositivo dispone. Sabemos que el tipo de dispositivo que se elija 
para trabajar crea las condiciones de posibilidad para la producción de determinado tipo de material 
y no otro. Pero ¿cómo se produjo ese efecto en ese dispositivo?
Como ya se dijo, este dispositivo desde sus inicios está pensado para crear las condiciones 
de posibilidad para el despliegue de la diversidad. Al terminar una Multiplicación Dramática no hay 
nada que comprender, en la secuencia de escenas no hay una linealidad, hay sólo una serie de 
escenas sin demasiadas conexiones entre ellas. Un dispositivo que en sus consignas abre el juego a 
los múltiples sentidos, permite que las latencias circulen durante todo el taller e irrumpan o no en 
cualquier momento, como es el caso de la situación que aquí se presenta.
Desde esta óptica la “lectura” o la atribución de un único sentido se vuelve imposible; este 
dispositivo abre trazados de líneas de significación a posteriori. Líneas que a partir de distinguir y 
puntuar insistencias, rarezas, etc. permitan abrir significaciones allí donde hay multiplicidad de 
producciones. Pero un nuevo interrogante se abre: ¿Cómo leer las significaciones que circulan 
simultáneamente en las dimensiones posibles de su diversidad? 
Retomando el análisis de la situación mencionada, el desaparecido aparece. Su fuerza 
disruptiva da cuenta de la potencia con que operan -en las latencias que laten-ahí-todo el tiempo en 
las instituciones- las marcas de este siniestro cuyas tramitaciones colectivas han sido obturadas de 
un sin fin de maneras.
¿Cómo de un magma de significaciones imaginarias –de múltiples latencias- surge una forma, 
una figura, un sentido?. Es decir ¿cómo del dibujo de una silueta durante la elaboración del taller en 
clima festivo, al verla en el plenario de cierre la participante -y algunos otros- conecta y compone un 
sentido diferente y “ve” un desaparecido?; ¿Cómo se produjo ese sentido que se volvió tan evidente 
para todos una vez producido?
Si bien en este ejemplo la fuerza disruptiva de desaparecido está dada por la especificidad 
con que operan en las latencias colectivas las vicisitudes en la tramitación colectiva de este siniestro 
(familiar y extraño) social, están allí operando similares procedimiento de significación que en la 
producción cotidiana de subjetividad.
Este ejemplo abre en principio tres fuertes interrogaciones: 
• ¿Cómo pensar las latencias que laten en un colectivo social?.
• ¿Es posible pensar este acontecimiento de sentido “inesperado” desde una idea 
clásica de sujeto?.
• ¿Cómo se produce sentido?
Los alumnos usaron una silueta simplemente como un contorno, pero este recurso gráfico se 
trasviste, se transforma en la figura de un desaparecido. No se trata aquí de una metáfora de un 
2
sentido primero, más bien se produce toda una metamorfosis en la que pueden existir ambas 
significaciones. 
Ya se ha desmarcado el uso del término latencia del modo clásico de utilización de los 
términos manifiesto-latente donde “manifiesto” refería aquellos sentidos visibles, evidentes, por 
encontrarse en la superficie y “latente” a aquellos sentidos ocultos en las profundidades, para ubicar 
la dimensión de latencia como aquello “que late ahí todo el tiempo, insistiendo en la escena grupal, 
en los pliegues de la superficie y no en las profundidades, todo está ahí latiendo”2. 
La latencia desaparecidos insiste para existir e irrumpe en el espacio del Plenario; no está 
oculta, sino tan ahí que para muchos no se veía. Constituye una insistencia en los pliegues de la 
superficie que recién se visibiliza para esos muchos a partir de las condiciones de plenario final.
A partir de este modo de pensar la latencia como lo que late ahí todo el tiempo, es posible 
abrir la pregunta ¿Cómo del magma de significaciones sociales operando en latencia se produce 
una forma de sentido? Y lo que es más; ¿Cómo la irrupción de “desaparecidos” toma a muchos o 
algunos de sorpresa? ¿Cómo se actualiza la forma-figura desaparecido, previamente existente en el 
histórico social pero aparentemente ausente hasta minutos antes en esa Jornada?.
Sin duda si este afiche se hubiera dibujado en, por ejemplo, un taller en la Casa de las 
Madres, la referencia a desaparecido hubiera sido obvia para todos, explícita y no implícita. La 
institución hubiera textuado produciendo un cerco de sentido muy definido y habría conectado de un 
modo evidente esta referencia. Pero en el aula mayor de la Facultad de Psicología, U.B.A., en el 
año 2000 la silueta no refirió a desaparecidos, desde un principio, ni se produjo en todos los 
presentes, o por lo menos, no de igual modo,ni en igual momento. Al mismo tiempo también hay 
que señalar que para que se produzca sentido, la conexión entre la imagen de la silueta del afiche y 
la significación imaginaria social “desaparecidos” tiene que volverse evidente en una modalidad 
colectiva, para más de uno, aunque no necesariamente para todos. No hay sentido propio, es decir 
que no puede producirse sentido sólo para uno3. Tampoco las palabras pueden tener un único 
sentido. También allí puede decirse que no hay sentido propio. 
Es decir que es imposible aprehender y encerrar un sentido; lo que sí existe siempre, aún en 
las metáforas o alegorías más disparatadas, es referencia identitaria: punto de una referencia de 
referencias identitarias, en el magma de las significaciones y referido a su vez. En esta línea 
argumental es que en el Primer Tomo se ha afirmado que todo lenguaje es abuso de lenguaje ya 
que no hay uso de lenguaje propio. La misma línea de la ausencia de sentido propio es que G. 
2 Fernández, El campo Grupal. Notas para una genealogía, Nueva Visión, Buenos Aires, 1989, p. 153.
3 F. Roustang, refiriéndose a la enseñanza de J. Lacan afirma que “El delirio es la teoría de uno solo, mientras que la 
teoría es el delirio de varios, susceptible de ser transmitida. Mis discípulos, aquellos que retienen mis palabras y las 
difunden, me liberan de mi palabra solitaria, transformándola en ciencia y en principio de comunicación: ellos son, para 
mí, mis protectores.”, Francois Roustang: Un funesto destino, Premia Editora, México, 1980, p. 43. Desde otro linaje 
filosófico Wittgenstein afirmará que no hay lenguaje privado, F. Naishtat “La acción en la perspectiva del giro lingüístico” 
en Teoría de la acción. Perspectivas Filosóficas y Psicoanalíticas, ADEP, Buenos Aires, 1999, p. 13. 
3
Deleuze en Lógica del sentido retoma la insistente pregunta de Alicia “¿En qué sentido, en qué 
sentido?” 4.
En el caso que se intenta dilucidar, podría pensarse que la red simbólico-institucional que 
delimita lo pertinente a ese ámbito crea o no condiciones de posibilidad para determinado cerco de 
sentido. Sitúa y pone marca, en este caso, marca de referencia institucional. Sitúa y sitia – hace sitio 
a un sentido y no a otro. Hace sitio, hace lugar y pone sitio, establece. Establece cerco de sentido.
Retomando lo expuesto en el Primer Tomo, la tradición platónica - aristotélica ha sostenido la 
exigencia de que un término tenga en cada momento un sentido y solo uno. Tal exigencia de 
determinidad da cuenta de una particular violencia del discurso al utilizar de modo exclusivo la lógica 
identitaria. Cuando, por ejemplo en el campo de las teorizaciones opera esta reducción de 
determinidad, la condición de la referencia identitaria -como ya se ha planteado- se transforma en 
una ontología, y se vuelve instrumento inseparable de las pretensiones de construcción de saberes 
absolutos.
Volviendo a la chica de la silueta, ¿por qué no puede explicarse esta nueva producción de 
sentido que irrumpe en el plenario y en la misma alumna, no solo participante del taller, sino modelo 
para el dibujo de la silueta?. El ejemplo posiblemente da cuenta de la insuficiencia -en términos de 
C. Castoriadis- de la lógica conjuntista – identitaria apta para pensar ámbitos de la racionalidad, la 
matemática, la ciencia, (al menos en sus territorios más clásicos) para el abordaje de estas 
cuestiones. 
Puede inferirse que las significaciones operan desde otra lógica; según C. Castoriadis, 
responden a la multiplicidad y no a la determinación causal. Las significaciones no se dejan 
formalizar. Dirá “Formalizar el sentido, por qué no vaciar el mar con una cuchara” 5. Recordemos que 
las palabras operan desde haces de remisiones por los cuales remiten unas a otras. Sin embargo, 
lejos están de operar en lo indeterminado. Lo inasignable de su derrotero no las coloca en el mero 
azar, sino en lo inasignable. Su derrotero es incierto pero no es cualquier derrotero; es inasignable 
dada la por la multiplicidad de determinaciones que convergen en un acto de lenguaje. Dichas 
multiplicidades no están determinadas, sino que son infinitamente determinables6.
No puede haber explicación, ni predicción, solo distinción y puntuación ex-post-facto de una 
producción de sentido. Nada permite definir de antemano, para tal individuo o para tal acto psíquico, 
el procedimiento y los términos que serán puestos en juego. Sólo ex-post es posible distinguir 
algunos de ellos7. Podría delinearse alguna figuración más no una explicación. No puede llegar a 
“comprenderse” por qué se ha producido un enlace y no otro.
4 Ver Primer Tomo Capitulo IV Hacía el pensamiento de la multiplicidad: las lógicas magmáticas.
5 Cornelius Castoriadis: El psicoanálisis, proyecto y elucidación, Nueva Visión, Buenos Aires, 1992, p. 87 
6 Ver Tomo I Capitulo III: El escándalo de la imaginación en la filosofía.
7 Cornelius Castoriadis: “Epilegómenos a una teoría del alma que pudo presentarse como ciencia” en Psicoanálisis, 
proyecto y elucidación, ob.cit., p. 94. 
4
Desde esta perspectiva también queda sin explicar por qué unos “lo vieron” y otros no, por 
qué en ese momento y no antes. Esto no significa renunciar a la posibilidad de elucidar los 
mecanismos por los cuales se produce una conexión de tales características. Elucidaciones que 
pueden hacer objetivable ciertas condiciones de posibilidad de la producción de sentido -y por ende 
de subjetividad- sin desalojar, sin desmentir lo inefable, lo impredecible, lo infinitamente determinable 
de las conexiones y desconexiones. Algo conecta, algo hace lazo, algo hace masa, sólo que no 
sabemos por qué. Algunas veces podremos elucidar cómo se hace8.
Pueden pensarse un conjunto de condiciones de posibilidad para que de un magma de 
significaciones imaginario-sociales se produzca esta forma de sentido: desaparecidos, pero ¿cómo 
se transvistió una linda silueta femenina en el horror de nuestros desaparecidos?.
Historia de horror que involucra más allá de la voluntad de cada quién. Historia de horror que 
vuelve como ritornello, línea de fuga del campo social, que insiste para existir. Muertos sin sepultura, 
violentamente des-historizados, pero re-investidos cada vez. Sus apariciones y re-apariciones dan 
cuenta de algo más que un reclamo desoído. No haberlos enterrado no solo ha dejado inconclusos 
los duelos de sus familiares, sino que tampoco hizo posible la tramitación colectiva de un horror 
histórico. Aparecen y aparecerán a modo fantasmático frente a una historia oficial que fracasó en su 
proyecto de desmentir la necesidad de justicia: muertos sin sepultura que pueden travestir cualquier 
escena poniendo en acto las verdades de sus muertos. Los colectivos históricos sociales también 
portan sus “fantasmas”, sin embargo este no debería habilitar alguna idea de inconsciente colectivo. 
2. El problema del sentido: del magma a la forma
El evocar esta situación opera aquí como pre-texto. Texto previo que abre interrogación a una 
problemática teórica y que se desmarca de la búsqueda de un criterio de objetividad. Esto no 
significa renunciar a la necesidad de diseñar sus tecnologías de indagación. Estas al operar en sus 
modos de recurrencia, de insistencia de las interrogaciones en el campo de problemas a trabajar en 
tal camino van estableciendo sus estilos metodológicos. Quiere subrayarse que es en sus 
problematizaciones recursivas que abre camino (arma met-odhos), fuerza a pensar, en este caso, la 
problemática del sentido.
Una pregunta -y más allá de situaciones particulares- insistirá: ¿cómo se produce sentido? Se 
hace necesario detenerse en estas situaciones de cruce entre las disponibilidades de significación 
imaginarias-sociales y la singularidad de una conexión o agenciamiento. Se trata de pensarcómo de 
un magma de significaciones imaginarias sociales operando en latencia se produce una forma, una 
forma de sentido.
En esta primera mirada se ha podido realizar una primera distinción en relación a la 
inscripción en dispositivos institucionales en que se realiza tal agenciamiento. Para transitar esta 
8 Es en este entendimiento que en el dispositivo que la cátedra implementa se pregunta a cada participante cómo 
imagino la escena y no por qué. 
5
cuestión será necesaria una fuerte interrogación a una idea clásica de sujeto (como puede 
observarse en este ejemplo, cae la pregunta por quién realiza la conexión). Por lo pronto a aquella 
que supondría un sujeto trascendental que confiere significado, como también a aquella que concibe 
un sujeto de intenciones inconscientes organizado en una lógica familiarista-edípica. 
Si se vuelve al ejemplo, el dibujo de la silueta no quiere decir (traducción) desaparecido. 
Tampoco hay un sujeto previo que confiere significado. En realidad, el croquis de la silueta se 
separa de la intención explícita y consensuada con que fue dibujada, desliza y conecta en otro 
universo de significación. En tal sentido, opera como significante que desliza. Desliza y conecta con 
otro significante que irrumpe: “desaparecido”, hasta ese momento en latencia, en disponibilidad en el 
magma de la multiplicidad de significaciones imaginarias sociales. 
Producción de sentido en el acto mismo de este agenciamiento singular, impredictible. 
Agenciamiento que al producir su point de capiton9 establece una forma. Esta forma al delinearse 
detiene el flujo magmático en tanto ha producido un sentido nuevo, un acontecimiento, en este caso, 
intempestivo. A partir de allí, en el ejemplo presentado, este nuevo sentido se instaló 
situacionalmente de modo tal que se volvió obvio para muchos de los presentes. De todas formas 
esta homogenización de un sentido posible implica que la forma de afectación, lo que evoca el 
significante “desaparecidos” en cada uno/a, el registro en el cuerpo, la intensidad de las emociones 
que despierta en cada quién será propio e irrepetible en cada uno. 
Se ha producido un movimiento del universo de significaciones a la singularidad de sentido. 
Aquí la idea de singularidad se refiere tanto a la singularidad del agenciamiento colectivo de 
enunciación como de la singularidad de la implicación de cada participante. Del magma a la forma; y 
en la forma nuevas singularidades, múltiples singularidades -cada cual con su historia- que no 
pueden subsumirse en un universal. 
Producción de sentido que deja caer una vez más criterios binarios de individuo-sociedad, o 
criterios sustancialistas que han imaginado un sujeto solipsista que confiere significados. Si se trata 
de hacer de la pregunta ¿cómo se produce sentido? un problema teórico, es importante tener en 
cuenta las cauciones de método presentadas con anterioridad, respecto al escepticismo metódico 
frente a universales antropológicos. Estas cauciones que se refieren a cómo pensar las modalidades 
enunciativas sin apelar a un sujeto trascendental o a una subjetividad psicológica10. Para M. Foucault 
se trataba de rechazar cualquier a priori universal sustituyéndolo siempre por una red de aprioris 
históricos. Afirmaba que la sujeción antropológica delimita un Hombre que indagará en análisis 
empíricos y al mismo tiempo lo instituye como condición trascendental de posibilidad de todo saber. 
En tal sentido, consideraba necesario desarticular este pliegue de lo positivo en lo trascendental; 
para ello será necesario el estudio de las prácticas entendidas como modos de actuar y de pensar.
9 Jacques Lacan: Seminario III Las psicosis, Paidós, Buenos Aires, 2004, p. 382.
10 Ver TomoI Capitulo III: El escándalo de la imaginación en la filosofía
6
Para avanzar en la elucidación del ejemplo presentado, para abordar el problema teórico del 
sentido, se trabajará la noción de agenciamiento. Es decir que a partir de una práctica dada por el 
ejemplo se tratará de pensar dicha noción, en tanto ésta refiere a las conexiones muchas veces 
inesperadas que producen sentido.
 Es decir que si el sentido, según G. Deleuze, es el acontecimiento y éste se produce por 
agenciamiento, será necesario también abrir a la problemática que abre la noción de agenciamiento 
colectivo de enunciación11. Posicionar la cuestión del acontecimiento del lado del sentido, no es una 
cuestión menor. Confronta y se diferencia de una idea de acontecimiento como irrupción de verdad. 
Es bueno ubicar esta distinción puesto que conlleva no sólo diferencias teóricas-filosóficas, sino que 
también abarca dimensiones ético-políticas. En el marco de tal diferenciación puede ubicarse la 
discusión que establece A. Badiou a la postura deleuziana del acontecimiento-sentido oponiéndole la 
idea de acontecimiento como irrupción de verdad12.
Se trabajaran aquí algunas ideas centrales de G. Deleuze en relación a la problemática del 
sentido. Sin duda su contribución más importante al respecto es “Lógica del sentido” texto publicado 
por Editions de Minuit en 1969. Época de auge del estructuralismo y el desarrollo de la 
fundamentación lingüística para las más diversas áreas de las ciencias humanas. Como uno de sus 
antecedentes más significativos puede citarse la publicación en 1964 de M. Foulcault de “Las 
palabras y las cosas”13 donde éste analiza la episteme occidental como condición de posibilidad de 
las producciones de sentido.
G. Deleuze, frente a una explicación exclusivamente lingüística que busca el sentido en las 
propias envolturas del lenguaje, consideró al sentido como aquello que no se deja reducir ni a las 
cosas ni a las palabras: la dimensión de los incorporales. Avanzará en esta dirección contra “el 
totalitarismo del lenguaje” cuando desarrolla sus estudios sobre cine; allí plantea que el cine no es 
un lenguaje, que la imagen escapa al lenguaje14. Dirá que el cine saca a luz una materia inteligible, 
que es como un presupuesto, una condición, un correlato necesario a través del cual el lenguaje 
constituye sus unidades y operaciones significantes15. Es importante para nuestro trabajo de 
elucidación tener en cuenta estas consideraciones sobre el cine ya que en muchos tramos de una 
multiplicación dramática resuena este criterio.
Allí donde la tradición de la filosofía buscaba el sentido original de un signo, la fidelidad del 
sentido primero y único G. Deleuze escribirá sobre la imposibilidad de inmovilizar el sentido, sobre 
sus deslizamientos permanentes, por lo cual pensará el sentido como una entidad inexistente, que 
insiste, para existir.
11 Gilles Deleuze; Felix Guattari: Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Pre-Textos, Valencia, 1994, p. 134. 
12 Para un desarrollo de este debate Tomás Abraham: Batallas éticas, Nueva Visión, Buenos Aires, 1995, p. 271 y 
siguientes. 
13 Michel Foucault: Las Palabras y las Cosas, Siglo XXI, México, 1969. 
14 Raúl García: La anarquía coronada, Colihue, Buenos Aires, 1999, p. 48. 
15 Gilles Deleuze: La Imagen Tiempo, Paidós, Barcelona, 1996, p. 347, citado por García, ob. cit. 
7
“El sentido no es nunca principio ni origen, sino producto. No hay que descubrirlo, restaurarlo 
ni reemplearlo, sino que hay que producirlo, mediante una nueva maquinaria”16 
Lógica de Sentido puede considerarse, según M. Foulcault como pensamiento del 
acontecimiento puro. Para G. Deleuze el acontecimiento es “el nombre propio de lo que llama 
sentido”17 y constituye una importante actualización del tratamiento respecto a la materialidad de los 
incorporales. Estamos en presencia de la producción de un acontecimiento cuando se ha producido 
sentido. Desde tal perspectiva se vuelve necesario indagar en la lógica de las producciones de 
sentido.Para ello es necesario sustituir la lógica ternaria, tradicionalmente centrada en el referente 
por un juego de cuatro términos. A las tres dimensiones de la proposición: designación, expresión, 
significación se vuelve necesario añadir una cuarta que sería el sentido.
El sentido pensado como cuarta dimensión de la proposición es ese “incorporal en la 
superficie de las cosas, entidad compleja, irreductible, acontecimiento puro que insiste o subsiste en 
la proposición”18.
Es significativo el trazado que el autor reconoce como el linaje filosófico de este modo de 
abordar el problema. Desde los estoicos con su inversión del platonismo19 pasando, en el S. XIV, por 
la escuela de Guillermo de Ockam que elucidó el problema de los universales (los universales ante 
rem) para arribar hacia finales del S.XIX con el filósofo y lógico Meinong quien interpela la lógica 
hegeliana. Según G. Deleuze, este debate que parte de los estoicos y llega a nuestros días implica 
la pregunta ¿Hay alguna cosa que no se confunda ni con la proposición, ni con el objeto o el estado 
de cosas que la proposición designa, ni con lo vivido, la representación o la actividad mental del que 
se expresa en la proposición, ni con los conceptos o las escencias significadas?.
El sentido sería irreductible tanto a los estados de cosas individuales como a las imágenes 
particulares, a las creencias personales y a los conceptos universales.
• El sentido no existe fuera de su expresión, por eso no puede decirse que existe, sino sólo 
que insiste o subsiste.20 
• El sentido se atribuye, pero no es atributo de la proposición. No se confunde con el estado 
de cosas físico, ni con una cualidad o relación de este estado. El atributo no es el ser, no 
es un cuerpo ni un estado de cosas. Es un extra-ser.
• Es a un tiempo, extra-ser e inexistencia, es ese mínimo de ser que conviene a las 
insistencias. 
16 Deleuze, Lógica del sentido, citado por M. Morey en el prólogo a la edición española de Foucault de Gilles Deleuze, 
Paidos, Buenos Aires, 1987. p. 14. 
17 Abraham, Batallas éticas, ob.cit.
18 Deleuze, Lógica del Sentido, ob.cit. p. 20.
19 Deleuze, “Apéndice I”, en Lógica del Sentido, ob.cit., p. 321.
20 El término “subsiste” podría entenderse como existencia por debajo. El mundo “psi” ha desarrollado una ideología 
fuerte en relación a una dimensión inconsciente de las profundidades, por lo que se evitará su uso. Con respecto a la 
insistencia del sentido, ya en 1957 J. Lacan había señalado “es en la cadena significante donde el sentido insiste, pero 
que ninguno de los elementos de la cadena consiste en la significación de lo que es capaz en el mismo momento” en “La 
instancia de la letra en el inconsciente”, Escritos I, Siglo XXI, Buenos Aires, 1971, p. 188. 
8
No hay que preguntar cuál es el sentido de un acontecimiento ya que: el acontecimiento es el 
sentido mismo. El sentido es acontecimiento y esto no se confunde con la realización temporal de 
alguna materialidad sino con acto de lenguaje definido como frontera del ser21.
Para desplegar la Lógica de Sentido empleó el modelo serial desde la idea que el 
acontecimiento es un exceso que se produce por el cruce de dos series heterogéneas. Todo efecto 
de sentido pone en juego al menos dos series diferenciadas. Una serie que siempre conecta con 
otras series y forman de este modo un sistema serial en el cual no existe una que refleje a la otra, 
sino que cada una entra en complejas relaciones con las otras que aportan desde su singularidad al 
relieve de la superficie serial. La serie puede crear series de series o sea que una serie o elemento 
de la serie puede conectar con una serie o elemento de la otra serie y de este modo crear series 
infinitas.
A cada serie corresponden figuras que no solo son históricas, sino también tópicas y lógicas. 
Algunos puntos de una figura dentro de una serie remiten a otros puntos de otra figura para 
conformar la “historia embrollada” del sentido. 
En el texto de referencia presenta una serie de paradojas en tanto propone que el sentido en 
tanto entidad no existente, se encuentra en una relación muy particular con el sin sentido. Confronta 
con la idea de que en las cosas hay un sentido determinable ya que la propia paradoja es la 
afirmación de dos sentidos a la vez. Considerará que la paradoja es lo que distingue “la cordura” del 
sentido único y el sentido común como asignación de identidades fijas22. 
Si bien G. Deleuze considera Lógica del Sentido un “ensayo de novela lógica y psicoanalítica” 
pondrá interrogación sobre una cuestión central al considerar que es necesario averiguar y no 
aceptar llanamente “las bodas del lenguaje y el inconsciente que se han concertado y celebrado de 
tantas maneras”.
En Lógica del Sentido el psicoanálisis realiza un significativo aporte para esta filosofía de las 
superficies. Las profundidades del cuerpo emergen planeando a nivel de la piel que termina por 
constituirse en la mayor profundidad: el borde entre el adentro y el afuera. Cita al respecto a Paul 
Valery cuando dice: “lo más profundo es la piel”23.
Si para la fenomenología el “cuerpo organismo” estaba unido al mundo por una red de 
significaciones originaria que la percepción de las mismas cosas tejía, en G. Deleuze el fantasma 
forma la incorporal e impenetrable superficie del cuerpo y es a partir de todo este trabajo “a la vez 
topológico y cruel" que se constituye algo que se pretende organismo centrado, distribuyendo 
alrededor el progresivo alejamiento de las cosas24.
21 Abraham, ob.cit.
22 Aquí se indagan modalidades de producción de sentido a través de dispositivos grupales de multiplicación dramática 
que si bien no trabajan desde la paradoja, están diseñados para crear condiciones de posibilidad para la visibilización de 
las multiplicidades de sentidos posibles. 
23 Deleuze, Lógica del Sentido, ob.cit., p. 20.
24 Michel Foucault: Theatrum Philosophicum, Anagrama, Barcelona, 1995, p.13.
9
Según M. Foucault en el trabajo de hacer entrar en resonancia la serie del acontecimiento con 
la del fantasma, de lo incorporal y de lo impalpable, el gran mérito de G. Deleuze es no pensar que 
convergen en un punto que le sería común, en algún acontecimiento fantasmático o en el origen 
primero del simulacro. El acontecimiento es lo que siempre falta a la serie del fantasma – falta o 
indica su repetición sin original. En cuanto al fantasma, está demasiado en la singularidad del 
acontecimiento. 
En Theatrum Philosofhicum25 M. Foucault puntualiza que en el ámbito filosófico ha habido tres 
grandes tentativas en el mundo contemporáneo de pensar el acontecimiento: el neopositivismo, la 
fenomenología y la filosofía de la historia y que sin embargo las tres “pierden el acontecimiento”.
El neopositivismo confundió lógicamente el acontecimiento con el estado de cosas, 
desplegando el acontecimiento por el lado del atributo.
La fenomenología desplegó el acontecimiento con relación al sentido. Según M. Foucault 
tanto para J. P. Sartre, como para M. Merlau Ponty el sentido no estaba nunca a la hora del 
acontecimiento. De allí provendría “una lógica de la significación, una gramática de la primera 
persona, una metafísica de la conciencia”.
La filosofía de la historia encerrará el acontecimiento en el ciclo del tiempo. Afirmará que su 
error es gramatical; convierte el presente en una figura encuadrada por el futuro y el pasado. A tal 
efecto necesitará una lógica de la esencia y del concepto y una metafísica del cosmos que da cuenta 
del mundo en jerarquía26.
Pierden el acontecimiento, ya que el neopositivismo en tanto no puede decir nada de lo que 
está fuera del mundo, rechaza la pura superficie del acontecimiento y quiere circunscribirlo a ser sólo 
un referente de la “plenitud esféricadel mundo”. La fenomenología, en tanto sólo hay significación 
para la conciencia, coloca el acontecimiento sea fuera y delante o dentro y después, pero siempre 
situado en relación al yo. Para la filosofía de la historia, a partir de considerar sólo hay 
acontecimiento en el tiempo, lo considera en su identidad y en un orden jerárquico.
“El mundo, el yo y Dios, esfera, círculo, centro, constituirán según M. Foucault una triple 
condición para no poder pensar el acontecimiento”. Es desde estas consideraciones que M. Foucault 
puntúa la innovación deleuziana. Frente a la triple sujeción que impide pensar el acontecimiento, a 
una física del mundo G. Deleuze propone una metafísica del acontecimiento incorporal, a una 
fenomenología de las significaciones y del sujeto, una lógica del sentido neutro, a un pensamiento 
que ubica el relevo del futuro conceptual en la esencia del pasado G. Deleuze propone un 
pensamiento del presente infinitivo. 
25 Ídem, p. 21.
26 Ídem, p. 20.
10
En síntesis, ni el yo, ni dios, ni el mundo, para poder pensar la materialidad de los 
incorporales. El acontecimiento, ese incorporal que insiste, para existir27. En palabras de M. 
Foucault: 
 “Lógica del sentido nos da a pensar lo que durante tantos siglos la filosofía había 
dejado en suspenso: el acontecimiento (asimilado en el concepto, del que en vano más 
tarde se intentaba sonsacarlo bajo las formas del hecho, verificando una proposición, de lo 
vivido, modalidad del sujeto, de lo concreto, contenido empírico de la historia), y el fantasma 
(reducido en nombre de lo real, y colocado en el extremo final, hacia el polo patológico de 
una secuencia normativa: percepción-imagen-recuerdo-ilusión). Después de todo, en este 
siglo veinte, ¿existe algo por pensar más importante que el acontecimiento y el fantasma?. 
 Agradezcamos a Deleuze el que no haya repetido el slogan que nos harta: Freud con 
Marx, Marx con Freud, y ambos, si les parece, con nosotros. Deleuze ha analizado 
claramente lo que era necesario para pensar el fantasma y el acontecimiento. No ha 
intentado reconciliarlos (ensanchar la punta extrema del acontecimiento con toda la espesor 
imaginaria del fantasma; o lastrar la flotación del fantasma con un grano de historia real). Ha 
descubierto la filosofía que permite afirmarlos, uno y otro, disyuntivamente. Deleuze había 
formulado esta filosofía, incluso antes de “Lógica del sentido”, con una audacia sin 
parangón, en “Diferencia y Repetición” 28. 
3. La noción de agenciamiento 
Como se señalaba líneas arriba, en Lógica del sentido G. Deleuze desarrolló principalmente 
un modelo/serial para desplegar la idea de que el acontecimiento es un exceso que se produce por 
el cruce de dos series heterogéneas. Así, diagrama composiciones en red como alternativa a los 
esquemas causales y teológicos29. Si Lógica del sentido constituye un texto paradigmático de este 
período, El Anti-edipo y Mil mesetas lo son del período siguiente desde donde avanza pasando del 
modelo serial al modelo de las intensidades30. De allí el nombre de Mil Mesetas, entendiendo por 
“mesetas” zonas de intensidad continua.
El acontecimiento -que ha puesto en juego dos series de diferencias- cuando se establece el 
nexo se produce una diferencia de potencial, el contacto se produce entre dos zonas de 
intensidades diferenciadas. G. Deleuze no piensa en términos de registros, sino de virtualidades y 
efectuaciones. La actualización de lo virtual es una renuncia a la velocidad infinita, un punto de 
coagulación de una máquina rizomática31.
27Al final de una multiplicación dramática buscamos insistencias. ¿Qué insiste? ¿cómo insiste?. 
28 Foucault, Theatrum Philosophicum, ob.cit., p. 26. 
29 Abraham, Batallas éticas, ob.cit., p. 42 y siguientes.
30 Ídem.
31 Ídem.
11
Es un momento de pasaje muy significativo en la obra de G. Deleuze; podría decirse un 
movimiento de diferenciación, de salida del estructuralismo de época en que fueron escritos 
Diferencia y repetición y Lógica del sentido. Se produce allí una torsión particular que modifica la 
diferencialidad, en diferencia de diferencias, para finalmente en Mil mesetas hablar de 
multiplicidades; las series dadas convergentes, en divergencias de series, para arribar al 
pensamiento de las intensidades y la metáfora como lazo interserial en metamorfosis. 
Desde esta perspectiva es bueno detenerse en la noción de agenciamiento32. Tal cual se ha 
planteado la unidad real mínima no es la palabra, ni la idea ni el concepto, ni aún el significante. En 
G. Deleuze, la unidad mínima es el agenciamiento y es el agenciamiento el que produce los 
enunciados. Desde esta perspectiva entonces los enunciados no tienen como causa un sujeto que 
actuaría como sujeto de enunciación ni tampoco se relacionan con los sujetos como sujetos de 
enunciado.
El enunciado es el producto de un agenciamiento, que siempre es colectivo y que pone en 
juego en nosotros y fuera de nosotros multiplicidades, devenires, acontecimientos, etc.33. Inventamos 
agenciamientos a partir de agenciamientos que se han inventado y esto hace que una multiplicidad 
pase a formar parte de otra. 
Aquí se establece una importante diferencia con la idea de estructura que pone en 
condiciones de visibilidad y enunciabilidad lo específico que delimita en el armado de conjuntos de 
puntos y de posiciones, de relaciones binarias entre esos puntos y de relaciones biunívocas entre 
esas posiciones. Los acontecimientos, por el contrario implican multiplicidad.
Aquí es necesario puntualizar que lo múltiple es tratado como sustantivo: multiplicidad. Esta 
modificación terminológica lleva en G. Deleuze el indicio de una preocupación más amplia; anuncia 
el avance en la constitución del pensamiento de la diferencia sin diferencia, donde lo múltiple deja de 
estar referido lo Uno. No se establece en relación a lo Uno y lo múltiple. Una multiplicidad deja de 
referirse a lo uno; no tiene objeto ni sujeto, sino únicamente determinaciones, tamaños, dimensiones 
que no pueden aumentar sin que ella cambie de naturaleza. Un agenciamiento es ese aumento de 
dimensiones en una multiplicidad que cambia necesariamente de naturaleza a medida que aumenta 
sus conexiones34.
No hay unidades de medida sino multiplicidades. La noción de unidad aparece cuando en 
una multiplicidad se produce una captura por el significante (significancia) o un proceso de 
subjetivación. 
32 El término francés agencement, en algunas versiones al español ha sido traducido como disposición, otra como 
dispositivo, aquí para evitar confusiones se adopta el galicismo agenciamiento. 
33 Gilles Deleuze; Claire Parnet: Diálogos, Pre-Textos, Valencia, 1997, p. 61. 
34 Gilles Deleuze; Felix Guattari: “Rizoma” en Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Pre-Textos, Valencia, 1994, p. 
14.
12
En tanto lo múltiple ya no esta aquí pensado como un adjetivo referido o subordinado a lo Uno 
que se divide, ni esta referido al ser que lo engloba, convertido en sustantivo, puede decirse que la 
multiplicidad no está en los términos, ni en su conjunto ni en su totalidad. Se agencia por el medio. 
Una multiplicidad está en el Y. Y por tanto no tiene la misma naturaleza que los elementos, los 
conjuntos o sus relaciones.
El acontecimiento es producido “por cuerpos que chocan entre sí” se cortan o interpenetran. 
Pensar en términos de acontecimientos no es fácil -advierte G. Deleuze-. El agenciamiento es una 
multiplicidad que comporta muchos términos heterogéneos que establece conexiones entre ellos, 
“conexiones por simpatía”. Implica dos instancias: por un lado, estados de cosas, estados de 
cuerpos que se penetran, se mezclan se transmiten afectos; por elotro, enunciados, regímenes de 
enunciados, los signos se organizan de una nueva forma, aparecen nuevas formulaciones. Estas 
dos instancias constituyen dos modos de formalización: formalización de expresión y formalización 
de contenido. En tal sentido, G. Deleuze y F. Guattari distinguirán:
• Agenciamientos maquínicos de efectuación. 
• Agenciamientos colectivos de enunciación.
Aclarando que son ambos indisolubles ya que todo agencimiento implica ambas 
formalizaciones. En la enunciación, en la producción de enunciados no hay sujeto, sino agentes 
colectivos y en el contenido del enunciado nunca se encontraran objetos, sino estados maquínicos. 
Ambos no cesan de entrecruzar sus valores y sus segmentos35. 
“Nadie ha mostrado mejor que Kafka esas dos caras complementarias de todo 
agenciamiento. Si hay un modo kafkiano, no es ciertamente el de lo extraño o el de lo 
absurdo, sino un mundo donde la máxima formalización jurídica de los enunciados 
(preguntas y respuestas, objeciones, argumentaciones, consideraciones, entrega de 
conclusiones, veredicto) coexiste con la intensa formalización maquínica, la maquinación de 
estados de cosas y de cuerpos (la máquina-barco, máquina-hotel, máquina-circo, máquina-
castillo, máquina-proceso). Una misma y única función-K, con sus agentes colectivos y sus 
pasiones de cuerpos, Deseo”36.
Es interesante al respeto la diferencia que en esta cuestión G. Deleuze y F. Guattari 
establecen con M. Foucault. Afirman coincidir con su teoría de los enunciados, en tanto estos siguen 
niveles sucesivos, particularmente cuando en la Arqueología del saber M. Foucault distingue dos 
tipos de multiplicidades -de contenido y de expresión- que no se dejan reducir a relaciones de 
correspondencia o de causalidad, sino que están en presuposición recíproca. 
También cuando en Vigilar y castigar, M. Foucault busca una instancia capaz de explicar dos 
formas heterogéneas imbricadas una en otra y la encuentra en agenciamientos de poder o 
35 Deleuze; Parnet, Diálogos, ob.cit., p. 81.
36 Ídem, p. 81.
13
micropoderes cuando considere que la serie de esos agenciamientos colectivos (escuela, ejercito, 
fábrica, hospital, cárcel, etc.) sólo son grados o singularidades en un diagrama abstracto, que implica 
únicamente de por sí materia y función en cualquier multiplicidad humana a controlar y aún cuando 
en Historia de la sexualidad toma otra dirección, donde ya los agenciamientos no se encuentran 
relacionados a un diagrama sino son una biopolítica de la población, es decir en términos de G. 
Deleuze y F. Guattari una máquina abstracta.
Pero señalan que están en desacuerdo con M. Foucault en dos cuestiones. No consideran 
que los agenciamientos sean sobre todo de poder, sino de deseo, deseo que siempre está 
agenciado. Para ellos el poder sólo sería una dimensión estratificada del agenciamiento. 
En la misma línea plantean otra disidencia; consideran que el diagrama o máquina abstracta 
tiene líneas de fuga que son primeras y que no son, en un agenciamiento sólo fenómenos de 
resistencia sino máximos de creación y desterritorialización37. 
 Años más tarde G. Deleuze retoma estas cuestiones intentando actualizar el diálogo con M. 
Foucault considerando que los dispositivos de poder serían un componente de los agenciamientos y 
surgirían donde operan territorializaciones, incluso abstractas. Los agenciamientos indicarían puntos 
de desterritorialización. Por lo tanto los dispositivos no serían los que agencian ni serían 
constituyentes, sino que serían los agenciamientos de deseo quienes articularían las formaciones de 
poder siguiendo una de sus dimensiones. Frente a la pregunta ¿cómo puede el poder ser deseado? 
G. Deleuze responde que el poder es una afección del deseo38.
En el Primer Tomo se ha trabajado la noción foucoultiana de dispositivo y el uso que de ella 
hacemos en las intervenciones institucionales y comunitarias. La relación dispositivo – 
agenciamiento es un debate que habría de quedar abierto. Pero hasta donde está planteado este 
problema se prefiere aquí pensar que los dispositivos crean condiciones de posibilidad para que los 
agenciamientos se efectúen o no, o se produzcan unos y no otros. Allí entonces se trata de avecinar 
la posición foucoultiana. Si como bien plantea G. Deleuze los agenciamientos de deseo y los 
agenciamientos de enunciación no son los mismos en el feudalismo que en el capitalismo, ¿por qué 
razón son diferentes?. ¿No es que agencian diferente porque los dispositivos de poder y los modos 
de subjetivación han cambiado? Al desterritorializar “el deseo” de la historia puede considerarse que 
el psicoanálisis ha creado condiciones de esencialización en el problema del deseo, cuestión que el 
propio G. Deleuze ha desconstruido ya desde El Antiedipo, pero ¿si se antepone el deseo al poder 
no se estarían creando condiciones para una ontologización vitalista del deseo?. 
Sin embargo cuando discuten sobre la cuestión deseo o placer, donde M. Foucault se niega a 
hablar de deseo, ya que éste estaría “necesariamente asociado a carencia” resulta más interesante 
37 Deleuze Guattari, “Postulados de la lingüística” en Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, ob.cit., Nota 36, p. 153.
38 Gilles Deleuze: “Deseo y placer”, Revista Archipiélago, N° 23, Barcelona, 1996, p. 12. Publicado originalmente por la 
Revista Magazine, Li Herone N° 325, París, 1994. 
14
la postura deleuziana que retoma la noción de deseo, desnaturalizando su articulación con 
“carencia” o falta:
“Para mi, deseo no implica ninguna falta; tampoco es un dato natural; está vinculado a 
una disposición de heterogéneos que funciona; es proceso, en oposición a estructura o 
génesis; es afecto, en oposición a sentimiento; es haecceidad (individualidad de una jornada, 
de una estación, de una vida), en oposición a subjetividad; es acontecimiento en oposición a 
cosa o persona. Y sobre todo indica la constitución de un campo de inmanencia o de un 
“cuerpo sin órganos”, que se define sólo por zonas de intensidad, de umbrales, de gradientes, 
de flujos. Este cuerpo es tanto biológico como colectivo y político; sobre él se hacen y se 
deshacen las disposiciones, es él quien lleva las puntas de desterritorialización de las 
disposiciones o las líneas de fuga. Varía (el cuerpo sin órganos de la feudalidad no es el 
mismo que el del capitalismo). Si lo llamo cuerpo sin órganos es porque se opone a todos los 
estratos de organización, del organismo, pero también a las organizaciones de poder. Es 
justamente el conjunto de las organizaciones del cuerpo quien romperá el plano o el campo 
de inmanencia e impondrán al deseo otro tipo de "plano”, estratificando en cada ocasión el 
cuerpo son órganos”39 
El problema permanece abierto. Desmarcada la cuestión del deseo de su marca platónica de 
la carencia40 G. Deleuze reformula esta cuestión en un linaje spinozista que le permite considerar el 
deseo como producción. Queda abierta la cuestión de cómo se encarnan las líneas de fuga en sus 
potencias no orgánicas de modo tal que el pensamiento no deslice hacía una suerte de 
ontologización vitalista.
Retomando, la noción de agenciamiento (maquínico de deseo -colectivo de enunciación-) 
implica que en su multiplicidad actúan a la vez flujos semióticos, flujos materiales, flujos sociales. 
Desde esta perspectiva decae la clásica tripartición entre un campo de la realidad (el mundo) un 
campo de representación y un campo de subjetividad. Un agenciamiento pone en conexión ciertas 
multiplicidades pertenecientes a cada uno de estos órdenes. Asimismo estas consideraciones llevan 
a los conceptos deleuziano-foucoultianos de subjetivación y de producción de subjetividad, donde el 
sujeto es pensado en tantoproceso.
En su lógica del Y confronta con el criterio ontológico que establece la necesidad del 
fundamento y con la idea de origen y fin que tiene como correlato necesario procedimientos de 
disyunciones excluyentes. El medio no es una media sino el sitio donde las cosas adquieren 
velocidad. “Entre” no designa una relación localizable que va de una cosa a otra, y recíprocamente, 
39 Ídem, p. 18.
40 Dardo Scavino: Nomadología. Una lectura de Deleuze, Ediciones del Fresno, Buenos Aires, 1991, p. 55. 
15
sino una dimensión transversal que arrastra una cosa a la otra, "arrasa sin principio ni fin que socava 
las dos orillas y adquiere velocidad en el medio”41. 
En tanto la idea de multiplicidad como sustantivo deja por fuera la oposición de lo uno y lo 
múltiple, crea condiciones de posibilidad para un pensamiento que “escape a la dialéctica” 42. En el 
prefacio a la edición italiana de “Mille Plateaux” G. Deleuze y F. Guattari explicitan la teoría de las 
multiplicidades en tanto tales, reconociendo que en el Anti-Edipo aún trataban lo múltiple en relación 
a lo Uno. Consideran que las multiplicidades desbordan la distinción de conciente e inconsciente, de 
la naturaleza y la historia, del cuerpo y el alma. Son en tal sentido un intento de superar los 
binarismos. Aclaran que no presuponen ninguna unidad, no entran en ninguna totalidad del mismo 
modo que tampoco remiten a ningún sujeto. Las subjetivaciones, las totalizaciones, las unificaciones 
son, por el contrario procesos que se producen y acoplan en las multiplicidades. 
Pueden considerarse como características principales de la multiplicidad:
• Sus elementos son singulares.
• Sus relaciones son devenires.
• Sus acontecimientos son haecceidades; es decir individuaciones sin sujeto.
• Sus espacios-tiempos son lisos.
• Su modo de realización es el rizoma.
• Su plano de composición son los “plateaux” o mesetas o zonas de intensidad continua.
• Los vectores que la atraviesan constituyen sus territorios y sus grados de 
desterritorialización43
 Establecen distinciones entre distintos tipos de multiplicidad y toman como referentes “el 
modo en que el físico-matemático Riemann diferencia multiplicidades discretas y continuas”, como 
también “a Meinong y Russell que distinguen multiplicidades extensivas e intensivas”; también 
“Bergson que hablaba de multiplicidades extensas y de duración”44. G. Deleuze y F. Guattari 
distinguen macro y micro multiplicidades. 
Las primeras serán molares, totalizables, extensivas, divisibles, mientras que las moleculares 
serán intensivas, constituidas por elementos que al dividirse cambian de naturaleza, por distancias 
que al variar cambian de multiplicidad, que se hacen y se deshacen. Sus elementos son partículas; 
sus relaciones, distancias; sus movimientos, brownianos; sus cantidades, intensidades o diferencias 
de intensidad.
De todas formas oponer ambos tipos de multiplicidad, será reinstalar un dualismo, una 
oposición binaria que no sería demasiado diferente al dualismo de lo uno y lo múltiple que se quiere 
41 Ídem, p. 29
42 Deleuze; Guattari, Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, ob.cit., p. 39
43 Gilles Deleuze; Felix Guattari: “Prefacio a la edición italiana de Mille Plateaux” en Revista Archipiélago, Nº 17, 
Archipiélagos, Madrid, 1994, p. 93
44 Deleuze, Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, ob.cit., p.39.
16
superar. Es por tanto importante subrayar que cualquier situación puede presentar multiplicidades 
molares y moleculares; la multiplicidad de agenciamientos puede tomar dimensiones arborescentes 
tanto como rizomáticas.
No hay enunciado individual, sino agenciamientos maquínicos productores de enunciados. No 
serán máquinas diferentes sino diferentes tipos de multiplicidades que se combinan y forman en 
determinado momento un agenciamiento maquínico. Todos estamos incluidos en agenciamientos de 
este tipo. “Reproducimos el enunciado cuando creemos hablar en nombre propio, o más bien 
hablamos en nombre propio cuando producimos el enunciado”45.
Tampoco habría que entender por agentes colectivos de enunciación los pueblos o las 
sociedades. Para poder fundar el carácter social de la enunciación es necesario poner en evidencia 
como la enunciación remite de por sí a agenciamientos colectivos. En tal sentido, solo habrá 
individuación en el enunciado y subjetivación en la enunciación, en la medida en que el 
agenciamiento colectivo impersonal lo exige y lo determina. No se trata de enunciados 
diferentemente individuados, ni acoplamientos de sujetos de enunciación diversos, sino un 
agenciamiento colectivo que va a determinar como su consecuencia los procesos relativos de 
subjetivación, las asignaciones de individualidad y sus distribuciones cambiantes en el discurso. No 
es la distinción de los sujetos lo que explica el discurso, es el agenciamiento, tal como aparece 
libremente en ese discurso, el que explica “todas las voces presentes en una voz”46.
G. Deleuze y F. Guattari consideran que hay relativamente pocos lingüistas que hayan 
analizado el carácter necesariamente social de la enunciación47. Ponderan la excepción de M. 
Bakhtine y W. Labov. La importancia de poner de relevancia dicho carácter es entre otras cuestiones 
estratégica ya que confrontan no solo con el subjetivismo, sino también con en el estructuralismo en 
tanto este remite el sistema de la lengua a la comprensión de un individuo de derecho, y los factores 
sociales a los individuos de hecho en tanto que hablan. Señalan que Labov ha mostrado la 
estrechez de considerar la lengua como la parte social del lenguaje y remitir las palabras a las 
variaciones individuales.
Un agenciamiento colectivo de enunciación tiene enunciados de un discurso siempre 
indirecto. Toman esta noción de M. Bakhtine y de J.P. Bomberger48. Un discurso indirecto es la 
presencia de un enunciado transmitido en el enunciado transmisor, la presencia de una “consigna” 
en una palabra. Abarca la totalidad del lenguaje; más que considerar que dicho discurso suponga un 
discurso directo, es éste el que se extrae de aquel ya que las operaciones de significancia y los 
procesos de subjetivación en un agenciamiento están distribuidos, atribuidos, asignados; de este 
modo las variables del agenciamiento entran en relaciones constantes por muy provisionales que 
45 Ídem, p. 42. 
46 Ídem, p. 85 y siguientes.
47 Ídem. 
48 Ídem, Notas 4 y 9, p. 113.
17
sean. El discurso directo es un fragmento que nace del agenciamiento colectivo pero éste siempre 
será ese “rumor de donde extraigo mi nombre propio, el conjunto de voces concordantes o no de 
donde saco mi voz Siempre dependo de un agenciamiento de enunciación molecular, que no esta 
dado en mi conciencia, que tampoco depende únicamente de mi determinaciones sociales 
aparentes, y que reúne muchos regímenes de signos heterogéneos”49.
4. Sentido y subjetivación
Si volvemos al ejemplo de La chica de la silueta, pueden subrayarse algunas cuestiones:
• Se ha producido al entrar al plenario un agenciamiento entre la silueta del afiche y la 
significación “desaparecidos” que ha hecho posible una producción de sentido.
• Este sentido existe en tanto se expresa.
• No esta oculto ni es fijo ni pre-existente. Depende de que el agenciamiento se 
produzca.
• Este se produce en algunas personas, no en todas. Tampoco en igual momento. Ni 
anula otros agenciamientos posibles con la silueta. Es molecular.
• No hay sentido propio. Para que se produzca sentido, en tanto acontecimiento este 
agenciamiento deberá realizarse en más de uno de los allí presentes. 
• No hay sentido único, pero si se instituyen cercos de sentido que crean condicionesde 
posibilidad para que se produzca un agenciamiento y no otro.
• Un acontecimiento puede irrumpir intempestivamente.
• Las significaciones imaginarias operan en latencias que laten-ahí-todo-el-tiempo, desde 
una lógica “magmática” de la multiplicidad.
• Cuando se produce un agenciamiento, lo magmático hace forma y se produce un 
sentido.
• El sentido se produce por insistencias. 
• Muchos agenciaron la conexión silueta-desaparecidos instalando un agenciamientos 
colectivo de enunciación. La silueta devino “desaparecidos” 
• El acontecimiento no instituye verdad, sino que instala un sentido.
• El agenciamiento colectivo en tanto produce acontecimiento, produce subjetividad.
• Se vuelve necesario distinguir sujeto de subjetivación; o mejor dicho de producción de 
subjetividad.
49 Ídem, p. 89.
18
Abrir al problema del sentido a partir de la pregunta ¿Cómo se produce sentido? nos lleva a 
la necesidad pensar, nos fuerza a pensar, las condiciones de posibilidad de la producción de 
subjetividad. En palabras de F. Guattari:
 “Considerar la subjetividad desde el ángulo de su producción no implica ningún retorno 
a los tradicionales sistemas de determinación binaria, infraestructura material-
superestructura ideológica. Los diferentes registros semióticos que concurren a engendrar 
subjetividad no mantienen relaciones jerárquicas obligadas, establecidas de una vez para 
siempre. Puede ocurrir, por ejemplo, que la semiotización económica, se haga dependiente 
de factores psicológicos colectivos, según permite constatarlo la sensibilidad de los índices 
bursátiles a las fluctuaciones de la opinión. De hecho, la subjetividad es plural y polifónica, 
para retomar una expresión de Mijail Bajtin. No conoce ninguna instancia dominante de 
determinación que gobierne a las demás instancias como respuesta a una causalidad 
unívoca”50
Que el afiche de la chica de la silueta devenga “desaparecido” produciendo un acontecimiento 
puede referir a la idea de clinamen desarrollada en el Primer Tomo51. Que el agenciamiento, la 
conexión se establezca es incierto pero no indeterminado. Es decir que las posibilidades de tal 
conexión, en tal momento, son “indefinidamente determinadas”. Esto crea las condiciones de 
posibilidad de una de las características principales del acontecimiento: la singularidad.
50 Felix Guattari: Caosmosis, Manantial, Buenos Aires, 1996, p. 11. 
51 Ver Primer Tomo Capítulo III El escándalo de la Imaginación en la filosofía.
19
	CAPÍTULO III
	La chica de la silueta: problemas a elucidar a partir de una situación
	1. Irrupción de lo inesperado: “La chica de la silueta”
	Desde esta perspectiva es bueno detenerse en la noción de agenciamiento32. Tal cual se ha planteado la unidad real mínima no es la palabra, ni la idea ni el concepto, ni aún el significante. En G. Deleuze, la unidad mínima es el agenciamiento y es el agenciamiento el que produce los enunciados. Desde esta perspectiva entonces los enunciados no tienen como causa un sujeto que actuaría como sujeto de enunciación ni tampoco se relacionan con los sujetos como sujetos de enunciado.

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