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48 - Fernández A M Imaz X Calloway C La-invención-de-las-fábricas-sin-patrón

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Revista Tramas 
Subjetividad y Procesos Sociales 
Universidad Autónoma Metropolitana 
México 
LAS FÁBRICAS SIN PATRÓN EN ARGENTINA 
Autores: Ana M. Fernández1, 
Xabier Imaz2, Cecilia Calloway3 
Buenos Aires, Noviembre de 2005 
 
 
 
 
 
1 Profesora e Investigadora de la Universidad de Buenos Aires, profesora Titular Plenaria Cátedra teoría y 
Técnica de Grupos e Introducción de los Estudios de Género y Directora del Programa de Actualización En el 
Campo de problemas de la Subjetividad Facultad de Psicología U.B.A. 
Dirección:J.A.Cabrera 4448. C.A.B.A. Tel /Fax: 4899-0743. E-mail: ana_fernandez@fullzero.com.ar. 
2 Xavier Imaz, Docente e Investigador de la Universidad de Buenos Aires. Docente de la cátedra Teoría y 
Técnica de Grupos y de la Cátedra Introducción a los Estudios de Género; Facultad de Psicología, U.B.A. 
Dirección Hipólito Irigoyen 3560 6°19, C.A.B.A. E-mail: xbimaz@psi.uba.ar 
3 Cecilia Calloway, Docente e Investigadora de la Universidad de Buenos Aires. Docente de la Cátedra Teoría y 
Técnica de grupos Facultad de psicología, U.B.A. 
Dirección: Rio de Janeiro 783 5°D. E-mail: ceciliacalloway@yahoo.com.ar. 
2 
 
Resumen 
 
 Este trabajo presenta la experiencia de recuperación de fábricas y empresas por parte de sus 
trabajadores, en la ciudad de Buenos Aires_ Las políticas económicas neoliberales adoptadas en la 
década de 1990 desencadenaron una crisis, que causó el cierre más de 5000 empresas. Algunos 
trabajadores las "ocuparon” y comenzaron a producir en medio de represiones policiales, amenazas de 
desalojos y solidaridades de vecinos y organizaciones populares. Son unas 170 empresas y 12.000 
trabajadores. Se organizaron en forma autogestiva, tomando las decisiones mediante dispositivos 
asamblearios horizontales de democracia directa. Se analiza la producción de significaciones, la lucha 
y su relación con la capacidad de invención colectiva, como así también las dimensiones: productiva, 
política, legal y subjetiva de la invención de "las fábricas sin patrón”. Se considera que estos 
emprendimientos autogestivos no hubieran podido crearse y sostenerse sin amplias transformaciones 
subjetivas de sus protagonistas. Finalmente, se pone en consideración la radicalidad que estos 
colectivos despliegan, pensando estas experiencias como un germinal politico en curso. 
 
 
Abstract 
 
 
This paper presents the experience of recovering factories and companies by the workers in 
Buenos Aires City. The neoliberal economic politics adopted in the decade of 1990 unleashed a crisis 
that caused the closing of more than 5000 companies. Some workers occupied them and began to 
produce amid police repressions, dislodge threats and neighbours' and popular organizations' 
solidarity. They are about 170 companies and 12.000 workers. They are organized in a self-managed 
way, taking decisions by means of horizontal assembly mechanisms of direct democracy. They are 
analyzed the production of significances, the fight and its relationship with the capability of collective 
invention and the dimensions productive, political legal and subjective of the factories without 
owners. It is considered that these ''factories without owners” had not been able to create and subsist 
without their main characters wide subjective transformations. Finally it is considered the radicality of 
this autogestive collectives produces, thinking these experiences like a politic germinal in course 
 
I. Introducción 
 
Este trabajo presenta algunas consideraciones en torno a la experiencia de la recuperación por 
parte de sus trabajadores de diversas fábricas y empresas en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires4. 
 
4 Si bien se hace referencia a las fábricas empresas recuperadas de la Ciudad de Buenos Aires también se 
toman en consideración experiencias del resto del país. 
 
Estas experiencias se desarrollaron a partir de la crisis económica que comenzó a desencadenarse a 
partir del año 2000 en la Argentina. Si bien muchas de ellas fueron tomadas por sus trabajadores con 
anterioridad a los acontecimientos de la revuelta del 19 y 20 de diciembre del 2001 las acciones 
colectivas que a partir de dicha revuelta se desencadenaron en diferentes espacios sociales -desde 
movimientos de desocupados hasta asambleas barriales- aceleraron y profundizaron la toma de 
fábricas y las decisiones de las asambleas de sus operarios de poner las empresas a producir por sus 
propios medios. 
Durante el año 2001 fueron numerosas las fábricas y empresas que fueron cerradas, siendo 
frecuente que los obreros y empleados no recibieran ningún tipo de pago de salarlos adeudados 
indemnizaciones. En muchos casos los trabajadores tomaron las empresas y comenzaron a producir en 
medio de grandes dificultades. Un rasgo característico de estos grupos es que fueron adoptando 
modalidades autogestivas de organización. Son empresas abandonadas o vaciadas por sus dueños que 
sus trabajadores han tomado y puesto a producir. Son proyectos generalmente de cooperativas 
autogestivas organizados a través de modalidades de decisión asamblearias, horizontales, que han 
recuperado la productividad y rentabilidad de las mismas en medio de represión policial, amenazas de 
desalojos y solidaridades de vecinos y organizaciones populares. Estas fábricas sin patrón, como se 
las llama, no hubieran podido crearse y mucho menos sostenerse sin amplias transformaciones 
subjetivas de sus protagonistas, 
Esta situación puede pensarse como el resultado de una serie de políticas económicas de tipo 
neoliberal adoptadas en la década de 1990, que además de generar un gran endeudamiento del país, 
fueron produciendo un literal desmantelamiento de la industria local, sobre todo de las medianas y 
pequeñas industrias que no podían competir con precios internacionales extremadamente bajos debido 
a un cambio fijo muy desfavorable para el sector productivo, En general algunos empresarios optaron 
por vender sus empresas a grandes grupos económicos internacionales o grupos más concentrados 
dentro de su propia actividad. Otros, en cambio, decidieron continuar y fueron acumulando deudas a la 
espera de un entorno económico más favorable, esto en la mayoría de los casos los llevó a situaciones 
de quiebra. Finalmente, otros optaron por una estrategia bastante habitual en Argentina que se 
denomina "vaciamiento”, esto significa que antes de llegar a una situación de quiebra se 
descapitaliza a la empresa con diversos métodos poniendo a salvo el capital en el exterior o en 
una nueva empresa, dejando de pagar los impuestos, los aportes al sistema de seguro social, las deudas 
con los proveedores y los sueldos de los trabajadores. En estos casos, fue bastante frecuente que de un 
día para otro los propietarios “desaparecieran”, quedando la fábrica sin dirección. Lo que podría 
pensarse como una quiebra de hecho. 
En los dos últimos casos, el de quiebra y el de vaciamiento, al quedar las fábricas intactas y 
aptas para producir, un modo de sobrevivir que fueron encontrando los trabajadores, luego de meses 
sin cobrar ni sueldos ni indemnizaciones, fue el de "tomar" la fábrica y ponerla a producir de un modo 
autogestivo. Esto en medio de complejos procesos legales donde se dirimia la propiedad de los 
4 
 
edificios y de las maquinarias. En muchos casos, como el de la fábrica textil "Brukman" (López, 
Imaz., Ojám, Calloway, 2003: 3), esto ha involucrado diversos intentos de desalojo, varios de ellos 
mediante una muy fuerte represión policial 
Actualmente la mayoría de estos conflictos se ha ido encaminando, decretándose las 
quiebras y entregando el control de las fábricas a los trabajadores. Respecto a la cuestión legal5 
algunos obtuvieron la posesión de los edificios y de las máquinas, otros lograron sólo el uso de los 
mismos por un tiempo,que en general se estableció por un período de dos años (con posibilidad de 
renovación) hasta tanto se resolvieran las cuestiones legales. En casi todos los casos se constituyeron 
cooperativas de trabajadores, que en general continúan funcionando de un modo autogestivo. La 
mayoría de estas fábricas se encuentran actualmente en producción. 
Pensando el fenómeno en cifras, podemos decir que son alrededor de 170 la totalidad 
de fábricas y empresas recuperadas. Siendo aproximadamente 12.000 los trabajadores que las 
impulsan6. Los rubros que abarcan son diversos, encontramos metalúrgicas (que constituyen el 25% 
del total), frigoríficos, imprentas, textiles, fabricantes de aparatos eléctricos, etc La mitad eran firmas 
de más de un cuarti de décadas de trayectoria que, en el momento de su recuperación por parte de los 
trabajadores, promediaban los 60 empleados. En la actualidad algunas de ellas han incorporado nuevos 
trabajadores a su planta originaria. 
Sus trabajadores frecuentemente eran operarios con mucha antigüedad, de planta, por lo 
que no se los había despedido. Esta situación proporcionó dos elementos fundamentales para la 
posibilidad de volver a poner en funcionamiento dichas unidades productivas. Por una parte los 
trabajadores contaban con un buen conocimiento de su oficio y del manejo de las máquinas (Rebon, 
2004: 541). a su vez, la situación era vivida por sus protagonistas como “última oportunidad” para 
evitar caer en un tipo de desocupación que dadas las características de la crisis y la ausencia en 
Argentina de seguro de desempleo, ponía a dichos trabajadores y a sus familias en una situación límite 
(Fernández, López, Ojám, Calloway, 2005 A:4). 
Si bien la experiencia de las fábricas y empresas gestionadas por sus trabajadores no es un 
proceso enteramente nuevo -en la historia de las luchas obreras encontramos experiencias de este 
tipo en diversos países- experiencia, la argentina presenta particularidades que interesa resaltar en 
esta presentación. Se pueden ubicar como uno de sus precedentes más inmediatos los movimientos 
de los Sin tierra de Brasil -de quienes incluso retoman una de sus consignas más conocidas 
 
5 En un comienzo en la búsqueda de tener alguna legalidad en la tenencia de las fábricas se estableció un 
debate entre adoptar una modalidad de estatización con control obrero (Impulsada por el Partido Obrero y el 
Partido de los trabajadores Socialistas) y cooperativas antogestivas de trabajadores, generalmente con 
modalidades autogestivas (impulsada por el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas MNFR y el 
Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas MNFR. 
6 Las dificultades de establecer cifras precisas son señaladas por “Las empresas recuperadas en la Argentina”. 
Informe del segundo relevamiento del Programa de Facultad Abierta (SEUBE- Facultad de Filosofía y Letras 
UBA). Buenos Aires, 2005. 
 
"ocupar, resistir, producir” -que afirman el derecho a trabajar la tierra en vez de reclamar. En este 
sentido Naomí Klein describe el alcance de este tipo de prácticas de la siguiente manera: 
"Hay conflicto incluso legal- entre el derecho a la propiedad y estos otros 
derechos. En Brasil por ejemplo, hay leves que dicen que la tierra no 
productiva puede ser ocupada y puesta a producir, En mi país (Canadá) se dice 
que la gente tiene derecho a la vivienda, aunque no tenga casa. En Sudáfrica la 
Constitución dice que todos tienen derecho al agua. Pero en la práctica todos 
estos derechos no se respetan y lo que se aplica es el derecho a la propiedad 
privada con pleno apoyo del poder estatal. Entonces plantear "don't ask, take!” 
no significa robar sino tomar lo que es nuestro pero se nos está negando”. 
(Klein, 2004: 27) 
Como puede constatarse, una nueva noción de propiedad está allí en juego; ya no es la 
propiedad privada versus la expropiación que la transforma en propiedad estatal. La idea misma de 
propiedad se desvanece y prevalece la idea de función social de los recursos productivos, la idea de 
propietario parece quedar en suspenso para dejar lugar a la idea de uso productivo. También hay un 
cambio en la noción de apropiación, no se "toma" para poseer o adueñarse, sino para producir y 
subsistir 
Las actuales experiencias realizadas en Argentina se fueron desarrollando en condiciones 
muy particulares. Hoy en día estos proyectos se desarrollan en medio de un entorno de economías 
neoliberales y de Estados mutados en sus funciones y objetivos prioritarios. Este contexto les ha 
dado una impronta muy particular a su desarrollo y su organización. Cabe señalar que han adoptando 
un modo autogestivo de organización, más que por inscribirse en linajes políticos insurreccionales 
y/o de desobediencia civil, como una forma de organización que implementan en de la ferocidad de 
la situación misma constituyendo una original estrategia colectiva de supervivencia. Curiosamente 
casi ninguno/a tenía demasiados conocimientos previos sobre cooperativismo o sobre autogestión. 
Podría decirse que la fuerza de las cosas es lo que les lleva a ir transitando este camino y en ese 
caminar se producen sorprendentes transformaciones subjetivas y políticas en muchos/as de ellos/as. 
II. Las consignas como producción de significaciones 
Respecto a las producciones de sentido que se fueron configurando en estos colectivos, hay 
dos consignas que no solamente insistieron a lo largo del tiempo y en multitud de espacios, sino que 
condensan los imaginarios y las prácticas que se fueron formando a lo largo de esta etapa 
constitutiva de las fábricas recuperadas. 
La primera nace con la experiencia de IMPA (Rebón, 2004: 33)7 y es: “ocupar. resistir, 
producir” consigna que como señala Naomí Klein es también utilizada por los movimientos de los 
 
7 IMPA es una de las primeras fábricas recuperadas. Es una empresa metalúrgica que está autogestionada por 
sus obreros desde mayo de 1998. Ha cumplido y cumple un lugar central en el movimiento de fábricas y 
6 
 
Sin Tierra de Brasil (MST) (Klein, 2004: 27). De esta idea se pueden desplegar tres cuestiones. Una 
es el uso de la herramienta de la acción directa antes que cl reclamo, otra es la clara voluntad de 
producir, de poner como prioridad la recuperación del trabajo como derecho, como dignidad y la 
tercera, agotados el reclamo o la protesta la autogestión de las propias necesidades. Esta consigna 
condensa, entonces, todo un modelo autogestivo en acto. 
Cabe destacar que estos trabajadores y trabajadoras optan por asambleas horizontales como 
forma de organización; se resisten a la jerarquización y a la delegación, tratan de tomar sus decisiones 
por consenso. Esta capacidad de decidir ganada luego de una muy dura lucha, parece hacerles rechazar 
de un modo categórico toda forma de delegación o de heteronomía. Algo que los convierte de hecho 
en protagonistas de experiencias de democracia directa, tanto al interior de la fábrica como en las 
modalidades de sus vínculos con otras organizaciones. Han ido encontrando modos de organizarse 
mediante sistemas no representativos, donde las decisiones no son tomadas por delegados o 
representantes, sino por amplios consensos de todo el colectivo. En tal sentido innovan respecto de la 
modalidad representacional propia de las formas organizativas históricas de los sindicatos; más bien 
forman parte de las características propias de nuevas modalidades políticas que va tomado fuerza en 
estos últimos tiempos, siendo muy diversos los movimientos sociales que adoptan dispositivos 
similares como por ejemplo el Zapatismo en México, los jóvenes alter- mundistas de Europa y 
América del Norte, el Movimiento Sin Tierra en Brasil o Asambleas Barriales en la ciudad de Buenos 
Aires. 
“Buen aparte de estas nuevas experiencias adoptaron un ideario similar 
al de las organizaciones anticapitalistasque se apoyan en la 
horizontalidad de las decisiones, básicamente construidas a través de 
asambleas. El objetivo de este tipo de organización es evitar la 
delegación del poder en una forma piramidal que suele desembocar en la 
apropiación del mismo para beneficio personal por parte de un grupo 
dirigente.( Magnani, 2003:39). 
 
La otra consigna que puede pensarse como conclusión de un un universo de sentido que se fue 
construyendo en sus luchas, es la conocida "Si tocan a una tocan a todas”. Desde sus significaciones 
puestas en acto se apunta a constituir una red solidaria entre las fábricas recuperadas; es de destacar 
que esto comenzó de hecho como una práctica concreta, cuando desde las otras fábricas todos se 
movilizaban si se intentaba desalojar a una de ellas, para luego tomar la forma de la consigna. En este 
sentido es muy interesante que esta práctica de apoyo se instale aún antes de la consolidación de la red 
formal que constituyen los dos Movimientos de Empresas y Fábricas Recuperadas (MNER y MNFR). 
Un dato también significativo es que este "todas” de algún modo también implicaba a las Asambleas 
Barriales como a las redes informativas alternativas como Indymedia y diversos colectivos 
 
empresas recuperadas, abrió el camino y proporcionó solidaridad y convicción de que las fábricas sin patrón 
eran posibles. También proporcionó todo tipo de asesoramiento a los nuevos colectivos que iniciaban el 
camino de la autogestión. Jugó un papel decisivo en el paso de las tomas a la producción autogestiva como 
también en las estrategias legales a implementar. 
 
constituidos al calor de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001, todos muy activos en la 
defensa de las fábricas recuperadas transformándose en un factor que ayudó a inclinar la balanza para 
que la dirigencia política llegara a considerar que oponerse a las fábricas recuperadas podía implicar 
un costo político muy alto, que no estaban dispuestos a afrontar. 
Es este sentido podría suponerse que en la experiencia de las fábricas recuperadas, para su 
éxito y supervivencia fueron fundamentales, por un lado un protagonismo muy decidido de sus 
trabajadores y por el otro, un apoyo muy claro de un sector importante de la sociedad que mostró su 
decisión en la calle. Ante esto Cándido de la Cooperativa Chilavert dice: 
 
"Si éramos nosotros solos, nos hubieran sacado diez veces: pero no 
éramos nosotros solos. Eran las asambleas, los jubilados, los vecinos. La 
gente se está involucrando porque está podrida. De una u otra forma la 
gente se ve perjudicad por este sistema de mierda, entonces es la gente la 
que quiere cambiar, no sólo unos iluminados, estamos en el conjunto. 
Nosotros estamos en la avanzada pero la gente está acompañando, 
porque si no, esto no hubiera podido seguir”. (Magnani, 2003:79). 
 
 
III. Resistir e inventar 
 
SI bien la toma fábricas ha sido una forma de lucha frecuentemente implementada en la historia del 
movimiento obrero, esta metodología generalmente ha sido jugada como una de las formas de presión 
de obreros en huelga en el marco de sus protestas y/o reivindicaciones; aquí se trata de tomar la fábrica 
para ponerla a producir a partir del abandono o vaciamiento de las mismas por parte de sus 
propietarios; es decir que las razones de este accionar se basan, al menos inicialmente, en mantener la 
fuente de trabajo; es decir, han accionado como estrategias colectivas de supervivencia en un 
momento del país con más de un 20% de trabajadores desocupados y un 50% de su población por 
debajo de la línea de la pobreza, donde era muy difícil suponer que perdido el puesto de trabajo, se 
pudiera salir de la desocupación 
Los sindicatos no sólo no los han apoyado, sino que generalmente han intentado disuadirlos 
y/o han jugado a favor de la patronal. 
Si bien en cada fábrica recuperada el proceso de conformación de una modalidad autogestiva 
de producción presenta particularidades específicas puede constatarse que generalmente operan con un 
grado de delegación mínimo y una horizontalidad máxima. Si bien en un principio pudo considerarse 
la horizontalidad como un rasgo organizacional, rápidamente pudo constatarse que fue mucho más allá 
de cuestiones organizativas (Zibechi, 2003: 105). Se instalan otras formas de relaciones 
interpersonales, tanto al interior como al exterior del colectivo y se configuraron otras formas de 
construcción política. La horizontalidad transforma y produce nuevas relaciones sociales, políticas y 
subjetivas 
8 
 
Desde esta perspectiva estos emprendimientos pueden considerarse como campos 
experienciales, experienciarios (Fernández, 2003: 6), donde se ensayan, se ponen en juego las 
capacidades de invención colectiva de factores productivos, afectivo-relacionales, políticos y 
subjetivos de todo tipo. Junto a los nuevos modos de organizar la producción y de insertarse en la 
economía -en ese accionar- se instalan junto a esas nuevas prácticas fabriles nuevas formas de 
relaciones entre ellos/as. En el calor de sus acciones, adquieren nuevos sentidos el trabajo, el dinero, 
los compañeros/as, la familia. Allí en la invención de sus prácticas se despliegan -en acto- otras 
formas de hacer política. En el accionar de su resistencia la expulsión social, han inventado no sólo 
producir sin patrón y novedosas estrategias legales, sino también modalidades de acción política que 
han transformado sus modos de pensar, sentir, actuar, relacionarse. 
Esta estrecha relación entre resistencia e invención no se instala de una vez para siempre, 
opera en permanente tensión con tendencias a volver a instalar gerencias, por ejemplo, o a delegar en 
unos pocos cuestiones administrativas; dichas tensiones también están presentes en las deliberaciones 
sobre si tomar nuevos operarios en calidad de asalariados o socios de la cooperativa. Por otra parte, 
dentro de una misma fábrica son muy diferentes los grados de implicación de "compromiso" -para 
usar sus propias palabras- con que cada trabajador toma sus nuevas responsabilidades (López, Imaz, 
Ojám, Calloway, 2002 A: 5). A su vez, se sienten más libres ahora pero muchas veces también se 
reconocen asustados por sus nuevas tareas y responsabilidades, etc. Estas tensiones dan a estas 
experiencias una particular complejidad que hace que no puedan "leerse" desde esquemas simples: 
tampoco desde criterios de ingenuo optimismo. No puede predecirse qué rumbo van tomando. Pero 
también en estas complejidades está el desafío de pensarlas. 
Los y has protagonistas de estas experiencias para nada son ajenos a las complejidades 
aludidas. Muy por el contrario, expresión de ello es, por ejemplo, una adaptación que realizan de la 
consigna de los Sin Tierra. Dicen "ocupar, resistir, producir... y volver a resistir" aludiendo a las 
dificultades en las transformaciones subjetivas y políticas necesarias para sostener la autogestión. 
También señalan "es más fácil volver a poner la fábrica a producir que cambiar la cabeza de algunos 
compañeros”. 
¿Qué han inventado en su resistencia a la expulsión social? Las fábricas sin patrón; a los fines 
expositivos se distinguen cuatro dimensiones de dicha invención: productiva, política, legal y 
subjetiva pero quiere aclararse de entrada, que se producen en simultáneo y que, no puede pensarse 
ninguna de ellas sin las otras. 
a) La dimensión productiva 
Retomando la consigna "Ocupar, resistir, producir”, podría decirse que la dinámica de estas 
fábricas recuperadas ha seguido ese camino. Primero fueron ocupadas, luego vino una segunda etapa 
de resistencia a desalojos y de enfrentar conflictos legales y en medio de los conflictos de esta segunda 
etapa muchas empezaron a producir para poder sostenerse económicamente. 
 
En general las ocupaciones de lasfábricas no han partido de una convicción ideológica previa, 
por ejemplo de lucha contra la explotación por parte del patrón o del capitalismo. No se observó ese 
tipo de discurso al comienzo de las tomas de las fabricas entre los trabajadores. Tampoco respondió a 
un plan claramente predeterminado. Por el contrario en un principio muchos tomaron la fábrica en 
espera del patrón, con la expectativa de que volverá y les pagará los sueldos adeudados. Cuando 
empiezan a darse cuenta que esto no va a suceder, allí se plantean qué hacer, cómo seguir. Para casi 
todos la ocupación de la fábrica estuvo dirigida a mantener los puestos de trabajo, no ha sido un medio 
de lucha para lograr el cumplimiento de un reclamo8, tampoco se encuadro en programas políticos de 
corte anticapitalista sino que han sido ocupaciones cuyo objetivo inicial fue el de volver a producir y 
recuperar así la condición de asalariados. 
Ante el vacío que dejan los dueños y directivos, tomar en sus manos la producción como un 
medio de seguir trabajando, sin cuestionarse en un principio la propiedad de las máquinas y edificios. 
Mientras tanto echan a andar los dispositivos legales que les permitan legitimar su ocupación. Su 
modo de producir es necesariamente innovador, no cuentan con cuadros directivos ni técnicos, no hay 
compradores, ni vendedores, ni ingenieros, ni gerentes. De hecho ellos mismos de a poco van 
asumiendo estas funciones. Organizan la producción repartiendo funciones entre todos. Se flexibilizan 
los puestos de trabajo, aprenden a hacer un poco de todo. Los más antiguos y experimentados 
organizan el trabajo pero su modo de hacerlo no se sostiene en una autoridad tal como la que podía 
tener un capataz o un jefe de sector. Mantienen cierta igualdad sen Jerarquías. En lugar de "jefe" 
algunos usan la palabra “responsable" cuya principal tarea es coordinar una serie de trabajos de 
modo de cumplir con los plazos convenidos con los clientes (López, Imaz, Ojám, Calloway, 
2002 B: 4). "Hay coordinadores de trabajo que es la persona mas capacitada, que hace un 
seguimiento de toda la producción”9. 
Curiosamente este tipo de trabajo es visto como angustiante y estresante, “es mucha 
responsabilidad", suelen decir. Aparecen dificultades para regular el trabajo sin usar medios 
coercitivos. Inventar modos de control colectivo basados principalmente en hacer reflexionar al que no 
cumple, o apelando a la justicia que implicaría el reparto igualitario de los esfuerzos entre todos. Es 
decir que lejos de los sistemas de tradicionales donde la producción se dirige mediante dispositivos de 
vigilancia y castigo, tal como ha descripto Michael Foucault para los ejércitos, las cárceles, las 
fábricas y las escuelas de la modernidad (Foucault, 1981:175), ellos ensayan otros modos de regular 
las conductas, apelando a la pertenencia y a la autorregulación 
Este modo de producir implica una muy fuerte transformación: pone en acción 
prácticas y significaciones que desde hace más de tres siglos sostiene la naturalidad de 
organización fabril, tal como se fue generando y constituyendo a partir del capitalismo industrial. 
 
8 Así fue por ejemplo en la ocupación de la fábrica Ford durante 18 días en el año 1985, donde ocupar fue una respuesta al 
despido de 33 trabajadores. 
9 Entrevista a Juan Carlos, trabajador de Brukman, actual Cooperativa 18 de Diciembre, 15 de noviembre de 
2002 
10 
 
Dicha estrategia de organización de la producción se sostiene en la di visión del trabajo, que produce 
alienación en tanto cada quién sólo conoce lo especifico de su función 
Por otra parte la verticalidad de las relaciones fabriles se sostiene en dos formas de autoridad. 
Por un lado, aquella que se sostiene en cierto saber técnico, generalmente basado en cierto monopolio 
del saber por parte de los cuadros dirigentes. A su vez y amalgamada con ella, opera otro tipo de 
autoridad más de tipo patriarcal, que caracteriza al lugar del patrón, quien al asumir el riesgo 
empresario se convierte en una autoridad que ordena y manda sin aceptar prácticamente ningún tipo 
de apelación, produciendo además una modalidad de contrato de trabajo establecido de modo tal que 
permita la extracción mayor de plusvalía al trabajo de sus obreros. Prácticas disciplinarias extremas e 
imaginarios fabriles naturalizaron estos modos de organización de la producción como los únicos 
posibles; tales prácticas e imaginarlos garantizaron la reproducción capitalista anudando en su modo 
de producción, discursos, cuerpos, prácticas y deseos de modo tal de sostener la reproducción del 
orden social. 
Los imaginarios sociales que circulan en los ámbitos fabriles son de una gran complejidad y 
de una gran solidez; entre sus supuestos básicos está fuertemente arraigada la idea de que una fábrica 
no podría funcionar sin imprescindibles directorios, patrón y/o presidente necesarios para tomar las 
grandes decisiones. Del mismo modo se sostiene que son necesarios los gerentes y jefes de fábrica, en 
función de saberes técnicos que ellos poseen y que los trabajadores no tendrían. En ambos casos se 
presupone que es mejor que sea una sola persona la que comande y tome las decisiones. Estos 
imaginarios no solo los sustentan patrones y gerentes sino también los propios trabajadores. 
En estas experiencias todo esto cae de hecho. Cuando las empresas comenzaron a tener 
dificultades económicas y dejaron de pagar los sueldos regularmente los cuadros gerenciales y 
administrativos de a poco fueron migrando a otras empresas. Luego fueron los propios patrones 
quienes dejaron de ir a la fábrica y así fue como los trabajadores fueron quedando solos. Para 
sobrevivir la mayoría decidió empezar a producir con los elementos materiales y simbólicos con los 
que contaban. Y al hacerlo "descubrieron" muchas cosas. La primera fue que podían producir, que 
contaban con más saberes técnicos de los que pensaban. En segundo lugar "descubrieron" que podían 
decidir colectivamente y que sus decisiones no resultaban tan erradas. "Descubrieron” que se podía 
producir sin instalar sistemas jerárquicos. "Descubrieron”, de hecho, la plusvalía al darse cuenta que 
con dos días de producción podían pagar todos los sueldos!!. 
En este "descubrir" han caído varios telones al mismo tiempo. El patrón que por muchos de 
ellos/as a lo largo de toda una vida había sido visto como protector, amigo, pasaba ahora no sólo a ser 
quien los "abandonaba”, sino quien se había enriquecido a costa de sus esfuerzos. Para un intelectual 
o un político de izquierda la explotación y la alienación capitalista son conceptos obvios y básicos. 
Para la mayoría de los obreros y obreras de fábricas recuperadas fue un gran descubrimiento, todo un 
shock. 
Pero aquí hay que apurarse a aclarar que del shock de descubrir la plusvalía no deviene 
necesariamente una "conciencia de clase”, ni las acciones a emprender se sostendrán necesariamente 
desde la voluntad política de formar parte de las luchas anticapitalistas 
 
Registrar que a lo largo de los años -pese a haber estado confinados a una función 
extremadamente repetitiva y limitada- habían acumulado un saber-hacer, criterios y habilidades que 
les permita abracar el conjunto de la producción también fue todo un impacto. Darse cuenta de que 
eran "propietarios" de un inmenso capital, necesariamente colectivo los impulsó a poner en acción un 
proyecto de trabajo que sólo unos días antes les hubiera parecido imposible 
Estos "experienciarios" han desandado la amalgama de prácticas, discursos, cuerpos y deseos 
propios hasta ese momento de la organización fabril creando condiciones de potencia colectiva e 
individual que no sólo transforma sus creencias, sino que instala otros anhelos y deseos; cuerpos 
dispuestos de otro modo ya no en la obediencia disciplinaria, sino empoderados en las luchas contra el 
desalojo, pero también en las convivenciasde las tomas, en el hacer de otro modo en la producción y 
en sus espacios informales. Estos “cuerpos que piensan” (Mattini 2003: 109) pueden hacer, 
entusiasmarse, compartir, haciendo posible lo inimaginable hasta ese momento 
Sin duda a partir de esta experiencia aprenden a producir de un modo diferente, un modo que 
no se implementa a partir de una receta económica o de una propuesta ideológica, sino a partir de 
cierto sentido común que van produciendo; se trata de un aprendizaje en el terrenos en la situación, de 
un saber hacer colectivo que se produce entre todos. 
Este nuevo modo de producir -en la experiencia- va demostrando que es viable 
económicamente y que contrariamente a lo que muchos podrían creer, estas fábricas parecen estar en 
condiciones de producir mejor que cuando estaban bajo patrón. Una de las razones es que pudieron 
reducir significativamente sus costos, al no existir ya los retiros de los patrones ni los sueldos 
gerenciales. Estos implicaban un gran porcentaje del costo empresarial ya que estos sueldos en general 
son entre diez y veinte veces más altos que tos sueldos de los trabajadores. Al no tener estos gastos 
pudieron bajar sus costos y abaratar los productos. Esto les brindó una ventaja competitiva, en tanto 
contaron con mejores precios con el mismo nivel de calidad; por este motivo muchos de los antiguos 
clientes siguen trabajando con ellos. Dice uno de los abogados y dirigentes Movimiento de Fábricas 
Recuperadas, Luis Caro: 
¿Por qué son exitosas hasta económicamente las fábricas recuperadas y entran en el 
mercado? Porque ellas cumplen con dos condiciones fundamentales. El interés del comerciante como 
decía, Adam Smith, es económico. Ellas, si tienen calidad y tienen precio, van a vender. ( ) sea que no 
hay ningún problema con que sean trabajadores o no. Entonces la calidad la tienen. Yo les pregunto a 
ellos: “Ustedes son los mismos trabajadores que hicieron 20 ó 30 años este producto. ¿Pueden 
garantizar la calidad? En el precio de todo producto está incluido: materia prima, insumos, servicios 
e impuestos y después tenemos el costo laboral y el costo empresarial. El costo empresarial en la 
Argentina es altísimo. Son los sueldos gerenciales, que son de 10 a 20 veces más que el sueldo del 
obrero y las utilidades, lo que se llama plusvalía. Eso desaparece. También el costo laboral en este 
proceso, no es costo: es inversión " (Magnani. 2003: 57) 
En cuanto al capital de trabajo tienen serias dificultades, meses sin cobrar sueldos los han 
dejado muy mal financieramente, les es muy difícil obtener créditos bancarios, a duras penas 
consiguen algún nivel de crédito de los proveedores de materias primas. La mayoría adoptó como 
12 
 
estrategia productiva inicial el trabajo a façon, o sea que toman trabajos donde el comprador se hace 
cargo de proveerles los insumos, de modo tal que lo que ellos venden es la mano de obra. Luego de 
algunos meses la mayoría fue logrando ponerse a tono del ritmo de producción anterior, tanto en 
volumen de producción como en capacidad de comprar sus insumos 
Un rasgo que va apareciendo es que de a poco cada trabajador/a asume mayor cantidad de 
funciones rompiendo de hecho con la alienación que lo restringe a un puesto de trabajo en una línea de 
montaje, Si se considera el cambio de cada trabajador/a, es importante la apropiación de nuevas áreas 
y destrezas; se considera el colectivo, es muy significativo el grado de empoderamiento que van 
adquiriendo, compran, venden, negocian, proyectan, deciden en un grado nunca imaginado incluso por 
ellos mismos; este cambio en el modo de organizar la producción se relaciona así muy íntimamente 
con los cambios subjetivos que fueron realizando tanto a nivel personal como colectivo. 
La invención en su dimensión productiva estaría en producir. Sin patrón, sin gerentes y sin 
una división del trabajo estricta, basándose en una dirección colectiva y un modo más flexible de 
pensar la producción. 
 
b) La dimensión política 
Si lo político está implicado en toda actividad humana, toda organización tiene que enfrentar 
las cuestiones y complejidades del poder y de la toma de decisiones mediante dispositivos específicos; 
las formas que estos adopten, más allá o más acá de sus discursos, darán cuenta, en acto, en situación 
(Benasayag, Sztulwark 2000: 87), de las particularidades de la construcción política que realizan, las 
fábricas recuperadas no han sido ajenas a esta problemática y la enfrentaron mediante estrategias 
específicas que vale la pena señalar. 
Puede pensarse que en estas experiencias se fueron produciendo dos tipos de estrategias 
políticas específicas, aunque fuertemente articuladas. Unas dirigidas a organizarse intensamente, 
estableciendo mecanismos de decisión. Otras dirigidas al exterior destinadas a producir alianzas con el 
universo de la política y con las otras fábricas y empresas recuperadas. 
Respecto a la toma de las decisiones, en todos los casos se fueron tomando por asambleas. 
En un principio fueron informales y luego se establecieron días y mecanismos para su realización. En 
general, fueron adoptando un modo particular de dispositivo asambleario que no era tomado de los 
clásicos reglamentos de cooperativas, sino que se configuraba en un proceso de afirmación de la 
importancia de tomar las decisiones entre todos 
En muchos casos, sobre todo en aquellas fábricas donde el número de trabajadores es 
reducido, se tiende a decidir buscando un consenso amplio antes que por mecanismos de votación. El 
mantenerse unidos como grupo, como colectivo, fue considerándose de mayor importancia que el 
imponer mediante una simple mayoría un proyecto en particular 
Otra característica que se observa es que por fuera de la asamblea que se establece con cierta 
regularidad -de acuerdo a cada fábrica- se produce una suerte de estado asambleario en el cual las 
discusiones se desarrollan en todo momento en los pasillos, en los descansos, las comidas, en la 
cotidianidad, de modo tal que el tratamiento de los temas no se restringe al espacio propiamente 
 
asambleario sino que se da una suerte de debate o deliberación que incluye los espacios informales, 
los tiempos de producción y de descanso. 
En estas deliberaciones discuten intensamente todas las cuestiones "Discutimos hasta como 
prender una lamparita” fin estos debates pocos quedan afuera. Comparten un clima de euforia e 
implicación que en muchos casos contrasta con la apatia, el desgano de solo trabajar para cumplir que 
había caracterizado hasta hacía muy poco las actitudes fabriles. Muchas veces estas discusiones 
previas y posteriores a la asamblea son vividas con bastante angustia va que la fractura del colectivo 
podría implicar el fin del proyecto. De allí que intenten por todos los medios llegar a acuerdos por 
consenso más que por votaciones. 
Todo esto da la pauta de la diferencia que se establece con el dispositivo asambleario 
puramente formal tal como, frecuentemente, se lo puede encontrar en muchas cooperativas 
tradicionales, sociedades de fomento, clubes y consorcios. estos casos una pequeña minoría con un de 
quórum puede llegar a tomar decisiones que teóricamente son colectivas; de ésto resulta que en 
muchos casos la asamblea termina siendo sólo una instancia burocrática para legitimar las decisiones 
de un pequeño grupo dirigente. Todo es legal porque se cumple con lo establecido por los estatutos y 
reglamentos de las cooperativas, sin embargo la legitimidad se desfonda ya que el dispositivo 
asambleario en sí no garantiza que se produzca una decisión colectiva si funciona vaciado de una 
genuina implicación de todos en los asuntos que son de todos. 
Una modalidad asamblearia como la implementada por las fábricas recuperadas si bien lejos 
está de garantizar por si misma procesos de horizontalidad, crea condiciones de posibilidad para que 
se produzcan situaciones de potenciamiento colectivo:primer paso -aunque no menor- en la 
desnaturalización de las tendencias a delegar y su consecuente conformación de nuevas burocracias. 
A lo largo de las entrevistas se reiteran frases que muestran que vivieron diversas situaciones 
que los llevaron a pensar y a sentir que tanto los patrones como los sindicatos los habían traicionado y 
que por lo tanto a la hora de recuperar la fábrica sólo podían contar con sus propias fuerzas. Delegar 
parece ser entonces para ellos el camino que posibilitaría nuevas traiciones y es por lo tanto un camino 
que a toda costa ellos/as intentan evitar. Su obstinado rechazo a cualquier forma de delegación los 
lleva a sostener, pese a sus dificultades, un dispositivo asambleario habitado por todos. Esta práctica 
de democracia directa expresa su rechazo al “representante” ya que eso implicaría un sistema de 
delegación política. En lugar de ello prefieren tener “voceros”. 
Cuando son interrogados por el porqué de este tipo de dispositivos asambleario, es muy 
interesante lo que generalmente responden "Así, si todo lo discutimos entre todos, tenemos menos 
riesgo de equivocarnos”. En este punto es de resaltar el miedo y la inseguridad inicial, todo un mundo 
desconocido e incierto se abría para ellos. Les era muy difícil imaginar que sabían y podían lo que 
supieron y pudieron. En la misma línea otra de las respuestas más frecuentes es “Así todos somos 
responsables” (Sitrin, 2005:29).10 
 
10 Estas frases han insistido en las entrevistas realizadas en nuestro trabajo de campo. También subraya estas 
respuestas Marina Sitrin en Horizontalidad. Voces del Poder popular en Argentina, Ed. Marina Sitin, Buenos 
Aires. 2005 
14 
 
Tal vez sostengan tenazmente esta práctica de democracia directa, dado el desgaste que ha 
sufrido el mecanismo de delegación a lo largo de años de corrupción en todos los diferentes niveles de 
representación, desde el gobierno nacional hasta los sindicatos, que en general les han dado la espalda 
a los obreros a la hora de defenderlos ante el vaciamiento y abandono de las fábricas. 
Otro punto que es importante destacar es la permanente defensa que realizan de la 
“autonomía”11 conseguida a través de esta horizontalidad que fueron logrando. Si bien existen 
movimientos que colaboran con estas fábricas recuperadas para ayudarles a conformar cooperativas y 
las asesoran en los temas legales, tales como el FECOOTRA, el MNER y el MNFR, la mayoría de las 
fábricas no mantiene ningún compromiso de militancia o adhesión a los mismos. Tal parece que de 
alguna forma entienden que una adhesión muy estrecha serla volver a despojarse de ciertos grados de 
"autonomía” que han conseguido con su lucha. Negocian con ellos y toman aquello que les resulta útil 
para salir adelante. Sostienen una actitud de desconfianza tanto respecto de antiguos jefes o delegados 
como a la constitución de nuevas jerarquías y representaciones. 
Su actitud es de negociar con todos; aceptan todos los apoyos y los recursos que les ofrecen y 
esta aceptación para ellos no implica necesariamente un compromiso posterior sosteniendo un sistema 
de alianzas múltiples que aumenta sus recursos y posibilidades y que en su complejidad de alguna 
manera les permite mantener dicha "autonomía”. Logran que no se los identifique como perteneciendo 
a estas organizaciones, sino seguir teniendo una identidad propia como colectivo. De hecho hay 
algunos casos de fábricas que se han afiliado a más de un movimiento de fábricas recuperadas, 
buscando todos los apoyos posibles, mediante alianzas flexibles con todos 
Si en lo concerniente a las formas organización “interna” se destaca la implementación de 
dispositivos asamblearios que en muchos de ellos/as va conformando una voluntad política de 
horizontalidad, en el aspecto “externo” se caracterizarían entonces por establecer alianzas flexibles 
con organizaciones que las nuclean pero no las subsumen. El mismo tipo de vínculo es el que 
establecen con los partidos políticos y los organismos estatales que ofrecen colaboración. 
En este tipo de estrategias parece operar una lógica de la multiplicidad (Fernández, 2005: 
283), se realizan múltiples conexiones priorizando aquello que en determinado momento les es 
adecuado pero sin establecer adhesiones. Esta lógica sustituye a las disyuntivas de tipo binario que los 
llevaría a elecciones dicotómicas y a alianzas y adhesiones de un compromiso más incondicional. 
Quizás una articulación que podría establecerse entre las relaciones en la fábrica y las 
relaciones con otras organizaciones estaría dada por la modalidad que han tenido como movimiento, 
donde las experiencias de toma de fábricas se multiplican sin repetirse, son promovidas, alentadas y 
ayudadas por los movimientos de fábricas y empresas recuperadas, pero esto no produce una réplica 
de un modelo, sino que cada una encuentra su forma particular de organizarse y de llevar adelante su 
proyecto. 
Esta diversidad de experiencias, a su vez está compuesta por una diversidad de implicaciones 
de los trabajadores dentro a de cada fábrica; a su vez también son muy diversos los grados de 
 
11 El término “autonomía” se presenta aquí encomillado porque respeta la palabra usada por los/as 
trabajadores/as en las entrevistas. En nuestra opinión seria adecuado hablar aquí de independencia con respecto 
al tipo de relación que establecen con diferentes organizaciones, movimientos, partidos, Estado. 
 
compromiso solidario de unas fábricas recuperadas con otras. En una entrevista durante el 2004 
Eduardo Murúa del MNER decía: 
“La verdad es que en general las fábricas muestran poco compromiso con el 
Movimiento, pero mucho compromiso con su empresa. Habrá un 20 % que entiende el 
proceso de lucha y que pueden ser solidarios con otros proyectos. Nosotros en el 
MNER no queremos clientelismo -pensamos que cada empresa debe tener su 
autonomía- pero si esperamos que ayuden a otros en las luchas. Por ejemplo con 
Chilavert estuvimos cerca mucho tiempo, es distinto, con ellos hay más contacto”. 
Aquellos que denotan una implicación de más basto alcance ya sea porque trabajen en algunos 
de los movimientos de fábricas o empresas recuperadas, o porque formen parte de un proyecto político 
o participen de un ideario de una sociedad más justa o de iguales, recalcan con insistencia que “hay 
que respetar el grado de compromiso que cada compañero tenga”, también aceptan que en alguna 
fábrica su colectivo no tenga mayor disponibilidad para acciones solidaria cuando alguna está en 
apuros. No se trata tanto de un espíritu de tolerancia, sino posiblemente otra modalidad de 
construcción política 
Estas cuestiones ponen en evidencia una particular tensión entre las implicaciones personales 
y colectivas para sacar “su” fábrica adelante y las implicaciones personales y colectivas con el 
conjunto de fábricas recuperadas y otros colectivos autogestivos de resistencia y lucha contra la 
expulsión social. que opera momentos de ida y vuelta. Podría suponerse que la implicación en 
acciones más amplias que “su” fábrica o empresa crea condiciones de posibilidad de sostener con 
mayor impulso el potenciamiento colectivo que construye en su fábrica. Es decir que la capacidad de 
inventar alternativas productivas y formas de organización que no retrocedan a modalidades 
instituidas en la producción fabril tradicional se encontraría en intima relación con la composición de 
comprensiones socio políticas de mayor extensión. 
Por otra parte, el tiempo dirá si la flexibilidad en sus alianzas, imprescindibles en los tiempos 
de estrategias de supervivencia, se constituirá en tiempos de mayor estabilidad en un factor de lucidez, 
de desorientación o aún de oportunismo político 
Retomando la cuestión del dispositivo asambleario y la horizontalidad, cuando un 
agrupamiento configuraun colectivo de iguales, la ausencia de jerarquías es sólo el punto de partida 
(Zibechi, 2003: 114); la no delegación, las decisiones por consenso recuperan en un poner momento la 
potencia colectiva que la representación -aunque no traicione- había subsumido. Comienzan allí un 
proceso de construcción autogestiva. Para que dicho proceso produzca autonomía y no sólo 
independencia, dicha organización horizontal tendrá que operar como transformador de todas sus 
formas de relación y no sólo aquellas ligadas a la producción; implica no sólo un proceso de cambios 
abruptos y visibles, pero también lentos e invisibles de todas las esferas de la vida. 
Implica no sólo relaciones igualitarias entre ellos/as sino transformaciones en sus 
subjetividades, en sus vínculos personales, en sus cuerpos y en el modo de pensar el mundo. Implica a 
su vez, no sólo que en dichos dispositivos asamblearios se tomen decisiones consensuadas sobre lo 
16 
 
que hay que hacer, sino que imaginen, inventen, creen espacios elucidativos aptos para interrogarse 
sobre sus haceres y habiliten la construcción de un pensar sobre lo que se hace, es decir elucidar 
(Castoradis, 1983: 1l) la construcción política que realizan mientras transforman la organización 
fabril. 
A su vez, dichos dispositivos asamblearios necesitan construir la voluntad política de revisar 
las presentes tendencias a volver a instalar rutinas burocráticas. Una producción fabril eficiente 
necesita instalar rutinas, el desafío es no armar de ellas nuevas burocracias, nuevos especialistas. 
El tomar decisiones por consenso implica, a su vez, habilitar espacios-tiempos de 
características propias que prioricen la consolidación grupal, al mismo tiempo que con formen redes, 
que aíslen a un emprendimiento de los otros, que sostengan la tensión “adentro-afuera”. 
El hasta dónde construyan en tal proceso, creará las condiciones de posibilidad para el grado 
de autonomía que su autogestión pueda lograr. 
Quiere subrayarse, entonces que las igualdades que el dispositivo asambleario permite son un 
punto de partida; en los despliegues que la potencia del colectivo pueda generar -en sus procesos 
autogestivos - esta igualdad podrá producir voluntades de paridad política. No en todos por igual, ni 
siempre. A su vez, las paridades políticas que se puedan establecer podrán configurar el punto de 
partida de las libertades y autonomías a producir; éstas necesariamente implicaran complejos procesos 
políticos y subjetivos, personales y colectivos, siempre amenazados por la insistencia, política y 
subjetiva, personal y colectiva de volver a los caminos de siempre. 
 
c) La dimensión legal 
Frente a la situación de la toma surge desde un comienzo el problema de buscar salidas 
legales que al menos provisoriamente suspendan las amenazas de los desalojos y permitan poder 
empezar a producir con ciertas garantías. Históricamente los jueces fueron partidarios de la opción de 
decretar la quiebra y la liquidación de los activos para saldar deudas. En las primeras experiencias los 
jueces ordenaron importantes operativos policiales para lograr el desalojo de estas fábricas. Estos 
operativos se caracterizaron por la participación de un gran número de efectivos, por un grado muy 
alto de intimidación y un considerable uso de la fuerza, configurando una modalidad de tipo represivo. 
Como ejemplo se puede citar lo que sucedió en la imprenta Chilavert, que habiendo sido ocupada por 
sus 8 trabajadores, se montó un operativo para desalojarlos compuesto por 8 patrulleros, 8 carros de 
asalto, dos ambulancias y un camión de bomberos (Grupo Alavio, 2004)12 
Sin embargo la fuerte presión social y la intensa actividad de los abogados que defendieron a 
Has fábricas fueron produciendo una invención legal que provisoriamente permitió una salida 
alternativa a estos conflictos y luego la generación de un proyecto de ley de reforma de la Ley de 
Quiebras, que hasta el momento no ha logrado ser aprobado 
La invención legal consistió en el uso imaginativo de las actuales leyes aplicado al caso de las 
fábricas recuperadas. Los abogados encontraron una serie de salidas coyunturales que en la mayoría 
de los casos consistieron en que los trabajadores formaran cooperativas, a las que luego los Jueces les 
 
12 “Chilavert recupera”. Video Grupo Alavio. Buenos Aires, 2004. 
 
dieron usufructo de la fábrica y las maquinas por dos años de modo de permitirles vivir de su trabajo. 
En general la situación en muchas de las fábricas era que la mayoría de sus deudas eran con el Estado, 
los trabajadores y proveedores. Lo que permitió este tipo de salidas alternativas ya que los propios 
trabajadores constituían uno de los principales grupos de acreedores. En tanto el Estado aceptaba 
reorientar lo que se debía hacia la cooperativa, este trámite se facilitaba. Esto se logra por la 
modificación del artículo 190 de la Ley Nacional de Concursos y Quiebras, esta modificación tuvo 
lugar en abril de 2002 
En torno a las cuestiones legales hubo en un fuerte debate de fondo alrededor de la propuesta 
de algunos sectores de la izquierda de organizar estas empresas recuperadas bajo el modelo de 
estatización bajo control obrero. Por muy diversas razones ésta opción fue perdiendo consenso 
adoptándose en la mayoría de los casos la forma de cooperativas autogestivas ya descripta. 
Las tomas de las fábricas cuestionan los límites de lo público y lo privado, plantean 
interrogantes sobre la forma privada de la propiedad. Puede pensarse entonces que este tipo de 
prácticas van al corazón mismo de la reproducción del capital. Junto con esto establecen un debate que 
apunta a los cimientos mismos de nuestra sociedad: ¿qué está primero, el derecho a la propiedad 
privada del dueño de la fábrica o el derecho a trabajar de los operarios? Sobre esto el Dr. Caro, 
presidente del MNFR dice: 
“...en la Argentina la Constitución Nacional en el artículo 17 dice que la propiedad es 
inviolable. Y en el artículo 14 dice que todo argentino tiene derecho a trabajar y a ejercer toda 
industria lícita. Entonces son dos artículos que están en el mismo nivel constitucional” (Magnani, 
2003: 56) 
Ante el conflicto entre dos derechos, el derecho al trabajo con el derecho a la propiedad, 
algunos jueces parecen cambiado sus órdenes de prioridades. En este sentido puede suponerse que 
particularmente luego de diciembre de 2001, donde el desempleo se transformó en toda una amenaza 
para el orden social, se volvió prioritario bajar la conflictividad social 
Es significativo el papel que tuvieron los Movimientos de Empresas y Fábricas Recuperadas 
(entre otros el MNER Y el MNFR) a través de sus abogados y de la presión que ejercieron como 
movimientos sociales. Muchos desalojos se frenaron por la gran cantidad de gente que se oponía a los 
mismos realizando manifestaciones y escraches frente al juzgado. Los hechos acontecidos en relación 
a las fábricas Chilavert y Brukman son prueba de ello. Acompañar las cuestiones legales con fuerte 
presencia popular frente a los juzgados no ha sido una cuestión menor; que a estas convocatorias 
acudieran no sólo los/as interesados/as sino los más variados sectores sociales, puso en evidencia el 
resquebrajamiento de un orden de sentido que ha legitimado de mil maneras la falta de garantías 
básicas para los trabajadores 
Por otra parte dentro del movimiento de fábricas y empresas recuperadas se fue gestando un 
fuerte consenso alrededor de la necesidad de cambiar la legislación dando cabida a este tipo de 
situaciones, cada vez más frecuentes. Casi todos los protagonistas coinciden en la necesidad de una 
nueva Ley de Quiebras que tenga como prioridad en estos casos la entrega de las fábricas a sus 
trabajadores para evitar la pérdida de las fuentes de trabajo. Entre las variantes sobre esta ley algunos 
18 
 
proponen algún tipo de apoyo estatal paraproteger a estos emprendimientos al menos en su etapa 
inicial, mediante algún tipo de apoyo económico. 
Es interesante este proceso de transformación donde empieza a pensarse cómo hacer legal lo 
que gran parte de la sociedad ya considera como legítimo o sea como ajustar las leyes a las nuevas 
realidades. En este sentido los cambios en el sistema jurídico-legal no son sencillos va que requieren 
ser impulsados por amplios sectores sociales y aun así encuentran fuertes resistencias desde las 
estructuras jurídicas y partidos políticos que sostienen un orden establecido. 
La existencia -de hecho- de las fábricas recuperadas, produciendo con eficacia y sin patrón, ha 
puesto en interrogación crítica un principio hasta ahora indiscutible de la sociedad capitalista tal cual 
es el derecho a la propiedad privada de los medios de producción. Su dimensión mínima no disminuye 
aquello que interpela. 
d ) La dimensión subjetiva 
No podría Imaginarse la existencia de fábricas sin patrón sin tomar en cuenta las 
transformaciones subjetivas que las mismas han implicado para estos trabajadores y trabajadoras. Ya 
desde las tomas y resistencias a los desalojos se produjeron importantes cambios en los 
posicionamientos y actitudes de muchos de ellos/as y entre ellos/as. No hay que perder de vista que las 
fábricas modernas instituyeron necesariamente dos subjetividades fuertemente establecidas y 
diferenciadas: la del patrón y la del asalariado. Esquemáticamente dicho, el primero es subjetivado 
para decidir, mandar y tener ambición. El segundo para aceptar un papel instrumental, ser sumiso y 
aceptar con naturalidad su inferioridad. Al mismo tiempo, esta subjetivación disciplinaria ha 
constituido un tipo particular de cuerpos dóciles aptos para trabajar en los engranajes tecnológicos de 
la producción. 
Muchos de los trabajadores provienen de este modelo de subjetivación, Sin embargo ta 
velocidad de los acontecimientos parece haber desencadenado en ellos importantes transformaciones 
subjetivas. Cierto posicionamiento subjetivo propio de la organización fabril tradicional va cayendo en 
estas experiencias apareciendo en su lugar diversos potenciamientos personales y colectivos; muchos 
amplían sus universos de recursos simbólicos y sus capacidades se encuentran desplegando 
posibilidades de acción de decisión, de pensamiento que desconocían. Nunca todos por igual 
 
Se registran fuertes transformaciones en sus vínculos, En la mayoría de las fábricas a pesar 
que durante años fueron compañeros y compañeras de trabajo aun coexistiendo varias horas por día, 
apenas se conocían. Todo un sistema de prohibiciones explicitas, de normas de la fábrica, 
desalentaban de diversas maneras el establecimiento de vínculos más cercanos entre ellos prohibiendo 
inclusa hablar durante el trabajo o circular por sectores de la empresa que no fueran los propios. Las 
fábricas organizadas con una lógica disciplinaria implementan controles y regulaciones de todo tipo 
que buscan sostener el aislamiento y la fragmentación de operarios y operarias llegando incluso a 
regular aspectos propios de sus vidas privadas aun aquellos que se desarrollen fuera de las espacios y 
 
tiempos de la producción. Así por ejemplo, los obreros de Chilavert relatan que cuando querían jugar 
juntos al fútbol, lo debían hacer a escondidas, porque el patrón no se los permitía. 
De pronto estos trabajadores y trabajadoras que habían permanecido prácticamente ajenos 
unos a otros por años, ahora se encontraban ocupando una fábrica en largos días de toma, haciendo 
guardias nocturnas, durmiendo, comiendo y teniendo que enfrentar problemas cotidianos juntos; es 
más, teniendo que, decidir rumbos de acción que sólo se volverían viables mancomunando decisiones 
y acciones (Fernández, Imaz, Calloway, Ojám, 2005 B, 3). 
Este nuevo tipo de cotidianidad sin patrón, sin horario y sin normas restrictivas, va 
produciendo otros vínculos. Se conocen en lo cotidiano de comer, cocinar y limpiar juntos, algunas 
mujeres llevan a sus hijos porque no tienen con quien dejarlos y porque no pueden abandonar la toma. 
Se empiezan a conocer, charlan de sus cosas, de sus problemas y sus afectos, de sus proyectos, de sus 
sueños, de su historia. Casi sin proponérselo, terminan componiendo una comunidad donde se 
comparte mucho más que pequeñas ganancias de lo producido. No llegan a ser "una gran familia” 
como tantas veces les decían los patrones que eran. Sin embargo ya no son un grupo de trabajadores 
aislados, un conjunto política y existencialmente fragmentado. Ahora una densa red de vínculos los 
une, los recorren amores y odios intensos, se conocen. 
En las resistencias a los desalojos13, en los enfrentamientos con la policía, cierran filas y se 
cuidan unos a otros. Esto anuda gratitudes y fidelidades tan intensas como la lucha que tienen que 
vivir. En los enfrentamientos frente a los desalojos llegan a conocerse de otra manera, aparecen 
reacciones que ni ellos mismos hubieran imaginado, expresa un obrero de Chilavert “nosotros tuvimos 
una asamblea en cl portón de la fábrica con la gente de IMPA y con gente de la asamblea del barrio y 
nos preguntaron hasta dónde íbamos a llegar porque si vos vas a defender a una persona querés 
saber hasta dónde la vas a defender. Fue una asamblea que duró un minuto coincidimos todos en que 
la pelea iba a ser hasta el final. De Chilavert nos iban a sacar muertos” 
En la vorágine de sucesos, dicen "no hay tiempo para fingimientos, cada uno empieza a ser 
como es”, llegando a sorprenderse incluso de sus propias reacciones. Comparten miedos y 
sufrimientos, se ayudan, se pelean, se desesperan y se vuelven a ayudar. Descubren tanto sus 
diferencias políticas como sus compromisos mutuos con un proyecto laboral que todos necesitan 
indefectiblemente que salga adelante. Hay un punto donde ya no quieren volver atrás, donde ya no 
pueden volver atrás y donde ya no les importa tanto sus diferencias cuando consideran todo el 
esfuerzo inmenso que llevan invertido. Los vínculos entre ellos se consolidan, conforman una nueva 
aleación forjada en el calor de la lucha. 
En la intensa convivencia, casi comunitaria y en las situaciones de lucha se impulsa la 
formación y consolidación de una modalidad vincular muy particular, caracterizada por una gran 
intensidad, produciéndose vínculos que podrían describirse como fraternos, pero no familiares, 
vínculos solidarios; no se trata de la ayuda de quienes están mejor a quienes están peor, sino de una 
 
13 En los desalojos no se ahorraron brutalidades policíacas. Relata una obrera respecto del primer desalojo de 
Brukman: "Me acuerdo que en el primer desalojo estuve con mi hijo acá. Tengo un dios aparte porque no 
tocaron a mi hijo. Entraron de golpe a los gritos decían "no me mires, mirá para abajo!” Te gritaban y te 
ponían la Itaka en la cabeza”: 
20 
 
genuina solidaridad en el sentido de la mutua protección y ayuda, desde igualdades y fragilidades 
compartidas. Una solidaridad de ayudarse juntos. Un vínculo que se construye no como repetición de 
otros vínculos, sino como respuesta a una situación; inventan los vínculos que necesitan; lo solidario 
más que provenir de sus buenas intenciones es aquí el producto de haber atravesado juntos vivencias 
intensas y difíciles. Esta fraternidad que se despliega lejos está en la mayoría de ideologías utópicas; 
es bien concreta, es decir es imperfecta y está llena de ambivalencias, de amores y odios, de 
enfrentamientos y tensiones. Casi ninguno de estos colectivos ha estallado en fragmentos, en todos 
ellos se observan vínculos más sólidos, sin duda han logrado construir algo “común” que compone, 
como ellos dicen el “estar en esto”. 
En las entrevistas a los trabajadores, as aparecen fuertes insistencias en sus relatos de los días 
o meses que estuvieron vi viendo en la fábrica durante la “toma”. Hay un gran convergenciade estos 
discursos en cuanto a significar estas experiencias como momentos de gran exposición corporal, 
fuertes vivencias en las que “había que poner el cuerpo”, donde los cuerpos no solo podían llegar a ser 
blanco de los golpes en los desalojos policiales, sino que también para muchos significaba la 
exposición a una persistente situación de riesgo que los llevaba a “sentir el miedo en el cuerpo 
Son cuerpos que en su accionar han pasado frío y hambre, cabe recordar que en general en 
estas fábricas, cuando llegaban al punto de vaciamiento, la cesación de pagos implicaba un corte 
general de servicios, tales como la electricidad, el gas o el agua, lo que hacía que fuera mucho más 
duro sostener la situación de ocupación. Esta precariedad en sus necesidades básicas para muchos 
recién mejora cuando empiezan a obtener la ayuda de los vecinos y otras agrupaciones que les fueron 
llevando abrigo y comida, cuando lograron formar los fondos de huelga y en algunos casos recién 
cuando pudieron empezar a producir 
El tema de los desalojos policiales afectó directamente los cuerpos, tanto en forma de golpes 
y forcejeos en los varios desalojos y choques en las calles, como en la tensa situación de no poder 
dormir por miedo a que fuera esa noche el momento en que la policía irrumpiera por sorpresa, 
tomando por asalto la fábrica. Algunos incluso llegan a decir que este miedo vivido corporalmente en 
las tensas esperas es mucho peor que los golpes de los desalojos reales 
Sin embargo logran sobrevivir a todas estas situaciones; frente a todas dificultades brota una 
actitud de resistencia y lucha, un empuje –“más ganas”- que se potencia colectivamente. Esto no 
implica necesariamente transformaciones radicales en su "conciencia de clase" pero si procesos 
colectivos y personales donde se descomponen sus cuerpos de clase. Se abren allí procesos que 
producen transformaciones específicas de los cuerpos dóciles, de acciones rutinarias y movimientos 
reducidos o fragmentarios a cuerpos en guardia, tensos, activos 
Podría suponerse que ante situaciones para las que no estaban preparados, que por su 
velocidad y su ferocidad impactaron directamente sobre sus cuerpos, muchos se encontraron 
respondiendo desde esos mismos cuerpos. Ante la irrupción brutal de una realidad no esperada 
resisten casi como llevados por una voluntad de no rendirse que reactivamente los posiciona 
corporalmente en guardia y/o en ataque. 
 
Todo indicaría que pudieron enfrentar estas situaciones de adversidad desplegando potencias, 
recursos y capacidades que fueron surgiendo en el fragor de las luchas. Como ha dicho Spinoza "nadie 
sabe de lo que es capaz un cuerpo” y ellos tampoco lo sabían hasta que la realidad los puso a prueba y 
sus cuerpos fueron capaces de mucho. Por otra parte, este mismo darse cuenta de sus potencias, parece 
haberles permitido tener más confianza en sus propias fuerzas, empoderarse y enfrentar más 
decididamente el desafío que implicaba la posibilidad de poner a producir autogestivamente "sus" 
fábricas. 
Puede pensarse que esos tiempos hechos de momentos difíciles propician que los cuerpos 
quiebren cierta anestesia, cierto grado de enajenación de las propias necesidades y sensaciones 
corporales; tales anestesias han sido funcionales para lograr el estado de apatía necesaria para sostener 
obediencia fabril. Estos cuerpos ahora en lucha, se vuelven visibles aún para ellos/as mismos/as. En un 
mismo movimiento establecen nuevos registros del sufrimiento y maltrato al que fueron sometidos y 
nuevos registros ante la percepción dc sus potencias en despliegue. 
Una vez que estos cuerpos anestesiados que han naturalizado distintas formas de maltrato 
fabril pasan a ser cuerpos activos que entran en situaciones de reacción, resistencia, enfrentamientos 
no sólo son capaces de luchar con energía, sino también se abren a la posibilidad de acceder a la 
alegría del trabajo, la alegría de producir, la alegría de cuerpos que accionan sus potencias. 
Descomponer estos cuerpos de clase, cuerpos formados en la obediencia que brindó durante 
años el dispositivo fabril -necesariamente dispositivo de control social (Zibechi, 2003: 27)14 - ha 
desplegado otros postcionameintos de acción, de dignidad, de solidaridad. En tal sentido puede 
suponerse que las fábricas que tuvieron mayores enfrentamientos para poder instalar su autogestión 
han creado mejores condiciones de posibilidad para sostener sus dispositivos autogestivos. 
 
Cuatro cuestiones quieren resaltarse: 
 
 La Intrínseca relación entre las luchas para sostener la ocupación y el grado de 
autogestión implementado y sosteniendo. 
 La estrechez de considerar la subjetividad como “mental”. Si los procesos de 
objetivación-subjetivación de los dispositwos de dominio operan no sólo en la 
producción de imaginarios sociales sino sobre cuerpos, a través de prácticas 
específicas, los procesos de objetivación-subjetivación de resistencia y nuevas 
producciones de subjetividad también implican todas estas dimensiones. 
 Los empoderamientos de los colectivos nunca se instalan de una vez para siempre ni 
en todos por igual. 
 
14 "La vida cotidiana del obrero tradicional transcurría en espacios en los que imperaba un estricto control, y 
eran lugares de disciplinamiento: la fábrica, la familia, el cuartel, la escuela, incluidos los clubes sociales y 
deportivos responden a esos mismos patrones, por no hablar del sindicato” Raúl Zibechi Genealogía de la 
Revuelta, Argentina la sociedad en movimiento… Letra Libre, La Plata, 2003. 
 
22 
 
 La inercia de lo instituido, las operaciones de captación, etc. son un asedio 
permanente a las libertades que se construyen. 
 
Tomas y resistencias a los desalojos marcan un primer momento donde en términos generales 
puede decirse que se establece un dispositivo asambleario que abre a procesos de horizontalidad y 
democracia directa. Es allí donde se producen las primeras deliberaciones que luego de vacilaciones y 
titubeos, llevan a las decisiones de poner la fábrica a producir. La “ingeniería fabril" no fue lo más 
difícil; rápidamente comprenden que pueden hacer ahora sólos/as aquello que de una manera u otra 
han hecho toda la vida. Pero el mundo de la comercialización les es desconocido. Les asusta tanto que 
en muchos casos llegan a suponer que les daría más seguridad que la empresa se estatizara o que el 
Estado fuera su comprador principal. 
La invención de sus dispositivos autogestivos no sólo implica las decisiones entre todos, como 
ya se dijo la construcción de horizontalidad es más que una forma de organización. Así, el producir sin 
patrón, crea, inventa otras modalidades de habitar la fábrica mientras se produce. Escuchan música, 
toman mate15 conversan están a gusto sin un capataz que controle los tiempos, prohíba, exija. Para 
sorpresa de ellos mismos la producción no disminuye o se enlentece, sino todo lo contrario. La 
productividad no se vió afectada. Lo que si se modificó es el grado de sociabilidad entre ellos. “Ahora 
nos conocemos más, sabemos de nuestras vidas, ya no somos extraños”. 
Las prácticas de aislamiento entre los trabajadores implican una forma de alienación muy 
significativa si se considera que son una de las primeras cosas que se cambian. El poder hablar con 
otros implica humanizar, personalizar el espacio de trabajo, transformar el espacio de producción en 
un lugar donde se vive con otros y hacer que deje de ser algo parecido a una cárcel. En la fábrica de 
cerámicas Zanón, con anterioridad a la toma, por ejemplo, los mamelucos de cada sector tenían los 
mismos colores que las zonas a donde pertenecía cada operario y en el piso se marcaba con el mismo 
color los recorridos autorizados. Esta restricción de los espacios es eliminada; ni bien comenzaron a 
organizarse autogestivamente empezaron a tomar mate, cocinar y comer juntos. Muchos hicieronde 
los almuerzos un momento de encuentro, un lugar donde compartir y charlar entre todos. Se establece 
asi un habitar la fábrica. 
Estas mejoras en la calidad de vida fabril parecen haber sido tan importantes como la mejora 
económica; en las entrevistas mencionan con insistencia el poder trabajar a gusto, poder hablar, tomar 
mate; es también significativa la importancia que otorgan a poder escuchar música, es otro elemento 
que no falta en ninguna fábrica recuperada. Para muchos esta libertad no es menor. Consideran que 
trabajar con música es la difierencia entre un espacio sombrío y triste y un lugar alegre y habitable. 
Señalan incluso que el ruido de las máquinas resulta más tolerable si hay música. Además podría 
pensarse que ponerle la propia música a un lugar es uno de los tantos modos de apropiarse, de hacerlo 
propio. 
“Lo que hace a Brukman diferente son los sonidos. Esta el rugido familiar de las 
máquinas y el silbido del vapor, pero se escucha también la música folklórica 
 
15 En la gran mayoría de las empresas y fábricas se prohíbe tomar mate porque se considera que da una mala 
imagen empresarial y porque atenta contra la disciplina y la productividad. 
 
boliviana, que viene de una pequeña grabadora desde el fondo de la habitación, y 
voces suaves de gente, mientras que las trabajadoras viejas se inclinan sobre las 
nuevas, enseñándoles nuevas puntadas. ‘No nos dejaban hacer eso antes’ dijo 
Martinez. ‘No nos dejaban levantarnos de nuestro lugar o escuchar música. Pero 
¿Por qué no escuchar música para levantar un poco el ánimo? "(Magnani, 
2003:81). 
Podemos pensar entonces que junto con estas pequeñas apropiaciones cotidianas del lugar de 
trabajo, con este modelar a su gusto, los/as trabajadores/as van conquistando alegría, la alegría de 
producir, que parece quedar en las antípodas de la alienación del modelo de fábrica tradicional. 
Van ganando distintas libertades, pero no todas son significadas por ellos/as en igual valoración; se 
mira desde una óptica económica la mayor libertad que obtuvieron fue -en sus desesperados intentos 
de mantener una fuente de trabajo- devenir en ser protagonistas económicos con capacidad de 
producir, comprar y vender. Desde el punto de vista de la producción ganaron la libertad de manejar 
todos los procesos que la componen; en este punto adquieren confianza en poder hacerlo con bastante 
rapidez. Sin embargo la responsabilidad de la comercialización parece agobiar a muchos de ellos. 
Reiteradamente relatan la angustia que les produce no saber hacerlo. También muchos/as de ellos/as 
suelen presentar resistencias y dificultades frente a las tareas administrativas a realizar 
Pero, como se dijo líneas arriba, en las entrevistas aparecen una y otra vez como muy 
valoradas esas quizás pequeñas libertades, más relacionadas con su trabajo, con las condiciones en que 
el mismo se realiza. Tomar mate o charlar o moverse o ir vestidos a su gusto, son pequeñas grandes 
libertades, que les resultan significativas, que festejan haber ganado, que los/as enorgullece y que 
parecen tener cierto rasgo en común: son aquellas libertades que les permiten habitar la fábrica de otra 
manera. Son pequeñas libertades que les permiten abandonar una masa operaria uniforma y configurar 
un colectivo donde cada uno es cada quien 
Este habitar la fábrica no es un tema menor ni sus libertades son tan pequeñas. No sólo 
componen un estar más agradable no sólo quiebran procesos de fragmentación, sino que restituyen 
dignidades y en tal sentido forman parte insustituible de la producción de potencias personales y 
colectivas. Sin ellas las fábricas sin patrón no hubieran sido posibles. Al mismo tiempo, quiere 
subrayarse una vez más que no han bajado el rendimiento, sino todo lo contrario 
Otra libertad que se gana es la destitución del reloj, por ejemplo en Chilavert había un gran 
reloj que se podía ver desde cualquier lugar de la fábrica. Uno de sus primeros actos de autonomía fue 
bajar ese reloj y guardarlo. Trabajar sin reloj implica para ellos parar las máquinas cuando la comida 
está lista o a veces cuando se terminó la partida que se entrega al día siguiente. Se autorregulan el 
tiempo y trabajan de un modo más cómodo sin perder de vista los objetivos productivos. Cuando se 
constata que las modalidades de trabajo tanto más amables que las fábricas sin patrón establecen no 
bajan la producción, puede ponerse en visibilidad una vez más que las modalidades disciplinarias 
fabriles han estado -más que al de la eficiencia de la producción- formando parte de estrategias 
biopolíticas de dominio y sujeción 
24 
 
Junto a las libertades conquistadas se instalan los nuevos deberes. En este sentido también se observan 
cambios relevantes. El dispositivo de control fabril es dejado de lado. La idea de supervisores 
desaparece y se abandona el dispositivo de sanciones. Esto implica que las prácticas que se sostenían 
mediante estas regulaciones externas debían ser ahora sostenidas por otros medios que hubo que 
inventar. Algunos aspectos se sostienen ahora mediante mecanismos internos, como por ejemplo la 
motivación personal, se trabaja para el propio bienestar. Hay además un fuerte compromiso grupal que 
los lleva a cumplir con el trabajo, ya que "se le debe mucho al grupo” y "no se quiere defraudar a los 
compañeros” esto produce fuertes sentimientos de responsabilidades compartidas. 
San embargo no todos configuran iguales niveles de compromiso. Para muchos el trabajo 
sigue siendo sólo trabajo y tratan en lo posible de reducir su esfuerzo. En estos casos, no se opera 
desde dispositivos disciplinarios de sanción, vigilancia, control sino que se inventan y establecen 
formas de regulación colectiva. La opinión de los demás incide para que la persona regule su actividad 
según lo esperable por el conjunto. 
Un ejemplo bastante creativo fue el que apareció en la Imprenta Chilavert. Uno de los 
trabajadores jóvenes, llamado Martín, que se había incorporado al proyecto un tiempo después de la 
toma, por razones personales había faltado al trabajo por varios días sin avisar. Cuando regresó, nadie 
le reclamó nada, solo se encontró con un pequeño cartel colgado en una viga que decía: “¿Qué 
hacemos con Martin?”. Esta situación puede leerse o analizarse de muchas maneras, lo que 
seguramente puede afirmarse es que implica una estrategia inventada sobre la marcha para regular la 
actividad o las prácticas, en este caso de ausentismo, en una clara posición -en acto- de no reproducir 
las modalidades disciplinarias. 
Esto es hoy posible, seguramente, dado el importante cambio en la intensidad y la naturaleza 
de los vínculos entre ellos. El haber peleado juntos, durmiendo, comiendo, conviviendo y ayudándose 
mutuamente en momentos muy difíciles, les da un grado de cercanía emocional que trasforma todas 
las relaciones. Tanto los afectos como las conflictividades crecen en intensidad, pero la unión entre 
ellos es más sólida, hay un tipo de alianza entre quienes lucharon juntos que trasciende lo laboral o lo 
económico y que vuelve viables estas formas de autorregulación. Es decir que para que la regulación 
colectiva regule previamente hubo de establecerse lo común (Lazaratto, 2005: 7). En este caso ha 
implicado relaciones entre iguales, producción de fraternidades y convicción de que su 
emprendimiento sólo es viable entre todos. 
Hay dos factores que parecen haber sido decisivos para producir estos cambios en la 
subjetividad. Uno parece haber sido la lucha, algo que para muchos fue sin duda muy difícil y 
angustiante pero que los llevó a desarrollar recursos y potencias. Empiezan a lograr adquisiciones, se 
empoderan tanto en lo personal como colectivamente. No sólo han aumentado su protagonismo sino 
que para muchos/as ha traído cambios en sus vidas privadas; ya no se callan, se hacen respetar de otra 
manera, se plantan frente

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