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Evaluacion de la personalidad normal - Cap 3

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3 
La aproximación teórica-racional: el modelo 
de T. Millón 
Alejandro Castro Solano 
Para Millón, la personalidad es un patrón altamente complejo de rasgos 
cognitivos, afectivos y conductuales que persisten por largos períodos de 
tiempo. Estos rasgos emergen de un interjuego entre la matriz de 
disposiciones biológicas que los individuos traen y el aprendizaje de 
experiencias que ocurre básicamente en las primeras etapas del ciclo vital 
(Millón, 1996). En función de estas interrelaciones surgen formas 
relativamente estables (estilos) de pensar, percibir, sentir y afrontar 
situaciones y vincularse con los otros seres humanos. 
En esta conceptualización cobra importancia el concepto de patrón. Si 
tomamos en cuenta el desarrollo de los niños, vemos que estos exhiben 
diferentes tipos de conductas; algunas de ellas son premiadas y otras 
castigadas en función del refuerzo recibido por parte de padres, otros 
significativos, pares, etcétera. Algunas de estas conductas se conservan y 
otras simplemente se extinguen. El niño, por lo tanto, comienza a exhibir 
hábitos de comportamiento que tienden a hacerse cada vez más estables en 
función de estas circunstancias modeladoras del ambiente. A medida que 
pasa el tiempo, estos hábitos se vuelven consistentes a través de los 
diferentes contextos (e.g., la escuela, la casa, el grupo de pares). El niño sigue 
así su proceso madurativo y comienza a exhibir un grupo repetitivo de 
hábitos, que pueden ser catalogados como rasgos psicológicos. Al final de la 
adolescencia y comienzos de la adultez este grupo de rasgos se cristaliza en 
un patrón permanente de comportamientos, altamente resistente y poco 
modificable. Así, en función de estas disposiciones biológico-
temperamentales y de las experiencias con el ambiente, queda delimitado 
un patrón distintivo de 
50 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
interacciones interpersonales relativamente fijo que puede ser 
caracterizado como la personalidad (Millón y Everly, 1994). 
La personalidad se confunde a menudo con dos conceptos vecinos que 
son el temperamento y el carácter. Se llama temperamento a los aspectos 
biológicamente determinados de la personalidad. Los niños, desde su 
nacimiento, exhiben ciertos patrones predecibles de hambre, eliminación, 
sueño. Algunos infantes son relativamente relajados y otros, en cambio, son 
más tensos y energéticos, como cualquier padre o cuidador puede observar 
en niños pequeños. Estas conductas están determinadas por disposiciones 
biológicas. Dado que se supone que la influencia del ambiente a pocos días 
del nacimiento es más bien escasa, podemos decir que el niño exhibe 
disposiciones temperamentales. Así, el temperamento puede ser definido 
como el material biológico en bruto desde el cual la personalidad 
finalmente emerge. Incluye un sustrato neurológico, endocrinológico y 
bioquímico desde donde la personalidad cobrará su forma en etapas 
posteriores de la vida (Millón y Everly, 1994). 
El otro término que comentamos es el de carácter. El carácter es una 
dimensión esencialmente valorativa de la personalidad y alude a la 
intemalización de ciertos valores morales (Nicholson, 1998). Así, por 
ejemplo, el deber, el honor, la abnegación hacen referencia al carácter de la 
persona; se dice que algunas instituciones (la familia, la escuela) forjan el 
carácter, es decir, la adquisición de estos principios éticos. En cambio, los 
pioneros psicólogos de la personalidad adoptaron una terminología más 
neutral: dominante, enérgico, creativo, magnético, asertivo, eran términos 
vinculados con la personalidad y no con el carácter (Allport y Vernon, 
1930). El carácter es de este modo el reflejo de un conjunto de influencias 
ambientales; es mucho más amplio que el temperamento, pero mucho más 
reducido que el término "personalidad'; La conceptualización del carácter 
en la historia de la psicología fue considerada recién hacia finales del siglo 
XX con el surgimiento de la Psicología Positiva (Seligman y 
Csikszcntmihalyi, 2000). Desde esta óptica, se considera el carácter moral 
como un conjunto de rasgos psicológicos positivos esenciales para la 
comprensión del buen vivir psicológico y ocupan un rol central en el 
estudio de las fortalezas humanas (véase Peterson y Seligman, 2004). 
La personalidad puede ser entendida como un estilo distintivo de 
funcionamiento adaptativo que un organismo exhibe en sus vínculos con 
sus contextos habituales. En cambio, cuando estos estilos se tornan no 
adaptativos debido a desequilibrios o conflictos para afrontar 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 
las demandas del contexto hablamos de trastornos de personalidad (Millón y 
Davis, 2000). 
Desde la perspectiva de T. Millón, las diferencias entre personalidad 
normal y con trastornos se caracteriza en función de tres criterios 
diferenciados: (1) inflexibilidad adaptativa; (2) tendencia a fomentar círculos 
viciosos y (3) estabilidad lábil. En la tabla siguiente vemos las diferencias 
entre ambas conceptualizaciones. 
TABLA 1. Diferencias entre personalidad normal y con trastornos. 
Personalidad normal Personalidad con trastornos 
Capacidad para relacionarse con el 
entorno de manera flexible y 
adaptativa 
La persona no puede afrontar las 
responsabilidades de la vida 
diaria, es inflexible y exhibe 
conductas desadaptativas 
La percepción subjetiva de sí 
mismo es esencialmente positiva y 
constructiva 
Tanto la percepción de sí mismo 
como del contexto es 
esencialmente frustrante 
Los patrones de conducta 
manifiesto son promotores de 
salud 
Los patrones de conducta 
manifiesto tienen efectos 
perjudiciales para la salud 
Una persona con trastornos de personalidad puede ser caracterizada 
como alguien incapaz de adaptarse al ambiente exhibiendo conductas 
desadaptativas con imposibilidad para acomodarse a las circunstancias 
siempre cambiantes del entorno, y con un limitado repertorio conductual. 
Esta persona, dada la labilidad de sus estrategias de afrontamiento, es muy 
sensible a las presiones ambientales; sus esfuerzos por afrontar la realidad 
se vuelven ineficaces poniendo en marcha nuevas conductas autofrustrantes 
(modelo de la vulnerabilidad). Si esto se perpetúa, el sujeto se patologiza y el 
trastorno de personalidad avanza hacia formas más patológicas. Por ello es 
que Millón comenta que la normalidad y la anormalidad son conceptos 
relativos y pueden ser mejor descritos como continuos o gradientes más que 
como entidades discretas, como clásicamente los concebía la psiquiatría y la 
psicología de finales del siglo XIX y principios del XX. Desde esta 
perspectiva, los trastornos de personalidad son entidades dinámicas más 
que estáticas. La conducta patológica se desarrolla y se forma 
52 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
según los mismos principios y mecanismos que están involucrados en el 
desarrollo de la conducta normal. Sin embargo, en función de estas 
disposiciones biológicas comentadas y de la exposición a ciertos aportes del 
ambiente a edades tempranas, algunas personas aprenden hábitos 
desadaptativos (cognitivos, emocionales, conductuales) mientras que otras 
simplemente no lo hacen (Millón y Everly, 1994). 
La taxonomía de Millón 
Millón propone la construcción de una taxonomía que permita clasificar 
y explicar tanto la personalidad normal (estilos) como sus trastornos. Este 
modelo integrador, como comentamos, propone un continuo entre 
personalidad normal y patológica (Millón, 1969, 1981, 1994, 1996). Millón 
(1996) comenta que el problema de la clasificación en la personalidad no 
puede ser explicado simplemente por las diferencias manifiestas que 
exhiben los individuos. Esta proposición trae como consecuencia que 
aquellos que exhiben conductas similares parezcan iguales, pero puedan en 
realidad no serlo; y viceversa, sujetos con conductas aparentementediferentes pueden estar en posesión de la misma estructura de la 
personalidad. Lo aparente y manifiesto es una base falsa para la 
construcción de una teoría de la personalidad. 
Para Millón, la personalidad es el producto no solo de la experiencia 
individual de la persona a lo largo de su vida, sino también el producto de 
años de evolución, y se trata de una unidad bio-psico-social indivisible. 
Millón fue evolucionando a lo largo de los años en su conceptualización 
de la personalidad. En 1969 era partidario de una teoría bio- social y 
consideraba el cruce de dos dimensiones teóricas (actividad pasividad x 
fuentes de refuerzo instrumental). Estas dos dimensiones teóricas pueden 
gráficamente representarse como ejes ortogonales que sintetizan los ocho 
tipos básicos de personalidad (prototipos). Millón otorga importancia en su 
teoría tanto a los aspectos nomotéticos como idiográficos y considera que 
un sujeto difícilmente pueda encuadrarse en un solo prototipo. Una 
persona puede ser entendida en términos de perfil. Así, la individualidad 
humana se entiende como el resultado de la combinación de diferentes 
prototipos, de naturaleza nomotética. 
La dimensión actividad/pasividad. Las personas intentan maximizar su 
placer y minimizar su dolor mediante la búsqueda activa de 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 53 
refuerzos (proactivo) o simplemente a través de la pasividad (reactivo). En 
el polo actividad podemos ubicar a los sujetos tendientes a la acción, alertas, 
vigilantes y con determinación para obtener un objetivo. En la dimensión 
pasividad, ubicamos a las personas de naturaleza más apática, reservada, 
descontenta, que se entregan al curso de los acontecimientos sin tener una 
participación activa en ellos. 
La dimensión fuente de refuerzo instrumental está compuesta por cuatro 
categorías (dependiente, independiente, ambivalente, desvinculado). Estas 
fuentes señalan la modalidad preferida de cada uno en la búsqueda de 
refuerzos. Se puede obtener el refuerzo en sí mismo (independientes). Estas 
personas aprendieron a lo largo de su vida a confiar en ellos mismos como 
fuente única de refuerzo. Por el contrario existe otro tipo de individuos que 
esperan que los demás les proporcionen el esfuerzo buscado (dependientes). 
Un tercer grupo estaría integrado por los sujetos oscilantes entre el sí mismo 
y el otro (ambivalentes), y por último están aquellos a los que no les interesa 
la búsqueda del refuerzo y tienden a mantenerse retraídos, aislados y se 
desinteresan de las actividades placenteras (desvinculados). 
Así, por ejemplo, a una persona de naturaleza activa que busca de forma 
pasiva el refuerzo en los demás (dependiente) podríamos catalogarla como 
cooperadora. En cambio, un sujeto con un patrón de conducta instrumental 
activo y que busca el refuerzo en los demás podría tratarse de una 
personalidad sociable. Una persona que no busca el refuerzo ni en sí mismo ni 
en los demás, pero que exhibe un patrón activo puede tratarse de una 
personalidad inhibida según este modelo (véase Tabla 2). Hasta aquí hablamos 
de estilos de personalidad normal. Si la persona cooperadora se vuelve muy 
dependiente de los otros para maximizar su placer y no puede adaptarse 
efectivamente al ambiente si no tiene el "apoyo” de un otro, por ejemplo, 
para tomar decisiones y llevar su vida diaria, diremos que se trata de un 
trastorno de personalidad dependiente. El otro caso que comentamos de la 
personalidad sociable y gregaria se trata de un estilo de personalidad 
normal. En cambio, si este individuo necesita activamente de los otros para 
poder mantener su equilibrio y trata de cautivar, atraer o fascinar a los otros, 
hablamos de una personalidad histriónica. Esta personalidad puede 
patologizarse aún más si se vuelve más lábil emocionalmente y tiene más 
inflexibilidad adaptativa, transformándose en un trastorno borderline de la 
personalidad. Como vemos, estos ejemplos ilustran el principio de 
continuidad sindrómica. La estructura básica y los mecanismos de la 
personalidad normal y con 
54 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
trastornos son originariamente los mismos, que van patologizándose en 
función de las experiencias ambientales vividas tempranamente y que 
hacen imposible que algunos individuos afronten las demandas siempre 
cambiantes del entorno. 
TABLA 2. El modelo 4x2. 
Patrón de 
conducta 
instrumental 
Fuente de refuerzo 
 Independien 
te 
(Propio) 
Dependiente 
(Los demás) 
Ambivalente 
(Confuso) 
Desvinculado 
(ni propio ni 
los demás) 
Activa 
Personalidad 
violenta 
Personalidad 
sociable 
Personalidad 
sensitiva 
Personalidad 
inhibida 
Pasiva 
Personalidad 
segura 
Personalidad 
cooperadora 
Personalidad 
respetuosa 
Personalidad 
introvertida 
En la década de 1990, Millón incorpora a su modelo los aportes de la 
teoría evolucionista y convierte la primitiva teoría biosocial en un modelo 
ecológico-evolucionista. Ya en el año 1981 el autor había reformulado su 
teoría original 4x2 (ocho estilos), transformándola en un modelo 5x5 (diez 
estilos de personalidad), agregando la dimensión placer-dolor 
conjuntamente con las ya comentadas sí mismo-otros y la dimensión 
actividad-pasividad. En 1990 añade las mencionadas influencias 
evolucionistas. Desde este punto de vista, plantea el estudio de tres ejes 
centrales: las metas motivacionales, los procesos cognitivos y los vínculos 
interpersonales. Es decir, que parte del estudio de los trastornos de la 
personalidad, diseña un modelo teórico taxonómico que da cuenta de su 
clasificación y explicación y en la última reformulación teórica aborda la 
personalidad normal a través del concepto de estilos de personalidad. A 
continuación se comentan las contribuciones de este modelo evolutivo. 
Las metas de la existencia. Todos los sistemas necesitan de algún modo 
conservar su existencia, preservarse. Esto refleja un dilema básico: ser o no 
ser. Todos aquellos eventos que posibilitan la vida y aquellos que la 
preservan pueden expresarse a través de la polaridad 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 55 
placer/dolor. En términos netamente humanos esto se traduce en la 
búsqueda de actividades placenteras (hedonismo) y la evitación de 
experiencias frustrantes o displacenteras. Una personalidad balanceada 
implica un ajuste entre los extremos de esta polaridad: experimentar al 
máximo las sensaciones placenteras o concentrarse en evitar los peligros y 
amenazas que proceden del medio ambiente. 
Los modos de adaptación. El dilema aquí reside en modificar el contexto o 
bien acomodarse a él. La polaridad dominante es actividad/ pasividad. 
Todas las personas necesitan acomodarse a los hábitats en los que 
transcurren sus vidas. Algunos lo hacen de modo pasivo, prefiriendo la 
seguridad, el arraigo, el sedentarismo, mientras que otros intentan 
activamente cambiar las circunstancias vitales a los efectos de adecuar el 
medio a las necesidades personales. El funcionamiento psicológico óptimo 
requiere un equilibrio entre ambos aspectos. Esto sería un balance entre la 
aceptación del destino que nos tocó vivir o la toma de iniciativas para 
cambiar las circunstancias en las que transcurre nuestra existencia. 
Las estrategias de replicación. La polaridad aquí es sí mismo/otros. Esta 
polaridad está basada en las estrategias r y k que describe la biología de las 
poblaciones. La estrategia r consiste en el desarrollo de la progenie mediante 
la reproducción (otros), mientras que la estrategia k presta una mayor 
atención al cuidado de los miembros de la especie (sí-mismo). En función de 
las experiencias de aprendizaje previo los sujetos orientan su vida al 
cuidado de los hijos o hacia su autoprotección. Esta polaridad estaría 
indicando hasta dónde las personas satisfacen sus deseos personales o 
prestan cuidado, atención y apoyo hacialos demás. 
La capacidad de abstracción. En la adolescencia surge la capacidad de 
abstracción, que consiste en una mayor integración intracortical que 
posibilita el surgimiento de la habilidad para representar y simbolizar el 
mundo. Esta capacidad está estrechamente vinculada con las formas del 
procesamiento de la información, su combinación y su organización. 
Supone la capacidad de sentir, evaluar, planificar y poder formular juicios 
valorativos de manera autónoma e independiente. La tarea evolutiva de esta 
etapa es poder equilibrar el pensamiento racional y las emociones. 
En la Tabla 3 resumimos los componentes del modelo evolutivo de T. 
Millón. 
56 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
TABLA 3. Componentes del modelo evolutivo de T. Millón. 
Fase Funciones de 
supervivencia 
Etapa 
neuropsicológica 
Tarea evolutiva 
Existencia Obtener placer / 
Evitar el dolor 
Apego sensorial Desarrollar 
confianza en los 
otros 
Adaptación Modificar el 
ambiente / 
Acomodarse 
pasivamente 
Autonomía 
sensorio-motriz 
Adquirir 
confianza 
adaptativa 
Replicación 
Desarrollo de la 
progenie (otros) / 
Énfasis en los 
miembros de la 
especie (sí mismo) 
Identidad según 
género 
(masculino/ 
femenino) 
Asumir roles 
sexuales 
Abstracción Razón vs. Emoción Integración 
intracortical 
Equilibrar el 
pensamiento y la 
actividad 
emocional 
En función de lo comentado, los estilos de personalidad tanto normales 
como patológicos, son el resultado de experiencias de aprendizaje que se 
desarrollan en los diferentes contextos que atraviesan la vida de un sujeto. 
Tanto los refuerzos positivos como los negativos, así como los modelos de 
identificación y los mecanismos de defensa que hayan resultado exitosos 
juegan un papel central en la teoría. Millón considera que las personas no 
se patologizan al azar, sino sobre las mismas bases de funcionamiento que 
tiene la personalidad normal, y no son producto de la intromisión de 
alguna fuerza extraña sobre la personalidad del individuo. Los estilos de 
personalidad tienen una función esencialmente adaptativa y son el 
equivalente en términos humanos de nuestro sistema inmunológico 
(Millón y Davis, 2000). Ante ciertas demandas del ambiente (estresores), 
una personalidad balanceada (sin trastornos) puede poner en marcha 
acciones y mecanismos para afrontar estas situaciones siempre cambiantes 
y obtener resultados exitosos y por lo tanto no patologizarse, siendo este el 
caso de la personalidad normal. Aquellos estilos rígidos y poco flexibles 
serán muy vulnerables a los estresores ambientales, dando lugar a lo que 
en las nosologías DSM se caracteriza como trastorno de la personalidad. El 
resultado, en este caso, consiste en conductas desadaptativas y 
autofrustrantes, en suma, trastornos y síndromes clínicos de Eje I (véase 
Figura 1). 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 57 
FIGURA 1. Relación entre ejes del DSM y dinámica de los trastornos de 
personalidad. 
Eje IV (estresores 
psicosociales). Ej.: 
problemas 
económicos, pérdida 
de empleo, etc. 
Eje II (trastornos 
de personalidad). 
Ej.: antisocial, 
borderline, 
histriónico, etc. 
Eje I (síndromes 
clínicos). Ej.: 
ansiedad, 
depresión, etc. 
A continuación presentamos la última formulación de los trastornos de 
la personalidad del autor, tomando en consideración los aportes de la teoría 
evolucionista. Algunas configuraciones de personalidad presentan un 
adecuado balance de sus polaridades, por lo que en este caso solo 
hablaremos de estilos (no patológicos). En cambio, en aquellas personas con 
déficits en su personalidad (trastornos) existe un marcado desbalance entre 
algún aspecto de sus polaridades. Así, por ejemplo, el esquizoide tiene 
dificultades para experimentar tanto el placer como el dolor; el dependiente 
está excesivamente orientado hacia el aspecto "otros" de la polaridad 
correspondiente, etcétera. En esta última formulación cabe señalar la 
presencia de tres trastornos de personalidad estructuralmente deficientes, 
que se caracterizan por un gran deterioro estructural y difieren 
significativamente de otros trastornos de personalidad más frecuentes. 
Estos cuadros (esquizotípico, borderline y paranoide) se distinguen por la 
presencia de episodios de naturaleza psicótica y por incluir serios déficits 
en las competencias sociales. Quienes registran estos trastornos tienen su 
sistema de afrontamiento muy deteriorado y son muy vulnerables al 
impacto de los estresores ambientales cotidianos. 
58 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
TABLA 4. Los trastornos de personalidad. Aportes de las teorías evolucionistas. 
 
Metas existenciales Estrategias de replicación 
 
Apertura vs. 
Preservación 
Individualismo vs. Protección 
Polaridad Placer/ Dolor Sí mismo / Otros 
Deficiencia, 
desequilibri
o o conflicto 
Placer 
(bajo), 
dolor (bajo 
o alto) 
Placer- 
Dolor 
(inversión) 
Sí mismo 
(bajo)/ 
Otros (alto) 
Sí mismo 
(alto)/ 
Otros 
(bajo) 
Sí-mismo / 
Otros 
(invertido) 
 
Trastornos de la personalidad 
Pasividad 
(acomoda- 
ción) 
Esquizoide 
Masoquís- 
tico 
Depen 
diente 
Narcisist
a 
Compulsivo 
Melancólic
o 
Actividad 
(modifica 
ción) 
Evitativo Sadístico 
Histriónico 
Hipoma- 
níaco 
Antisocia
l 
Negativista 
Patologías 
graves 
Esquizotí- 
pico 
Borderline/ 
Paranoide 
Borderline Paranoid
e Borderline/ 
Paranoide 
Los orígenes de la personalidad 
La premisa básica del modelo de T. Millón consiste en el interjuego 
entre los factores biológicos básicos (lo que se trae al nacer) y las 
experiencias ambientales. Si bien los factores biológicos establecen los 
fundamentos sobre los que se construye la personalidad, los factores 
ambientales contribuyen a modelar la expresión de esas predisposiciones 
biológicas. 
Dentro de los factores biológicos básicos, Millón considera los factores 
heredados que se asientan en las predisposiciones genéticas sobre las que 
se va a expresar la personalidad. El ambiente modula la expresión de esta 
predisposición. La ciencia ha demostrado que una importante cantidad de 
trastornos psicológicos (e.g., esquizofrenia, autismo, depresión unipolar, 
rumiación cognitiva, etcétera) tiene fundamentos neurobiológicos de 
origen genético. Asimismo, dentro de 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 59 
los factores biológicos el autor incluye los factores maternos prenatales, ya 
que el desarrollo de la personalidad del niño puede ser afectado por 
complicaciones durante el embarazo, la salud y el estado nutricional de la 
madre. 
En cuanto a los factores bioambientales, el autor da importancia a la 
aportación estimular proveniente del ambiente. El mayor brote de 
crecimiento neurológico ocurre durante el período prenatal y en los 
primeros cinco años de vida. El estímulo ambiental tiene un efecto muy 
importante si ocurre durante estos períodos de gran crecimiento y un efecto 
nulo o bajo si se aplica después. La idea básica es que se debe recibir el 
estímulo nutricional adecuado en el período apropiado de crecimiento para 
obtener un desarrollo óptimo. Un exceso o un delecto de la aportación 
estimular traerá como consecuencia una disfunción o un desarrollo 
inadecuado. En la Tabla 5 reseñamos las consecuencias psicológicas 
principales en cada etapa del desarrollo neuropsicológico, tanto para un 
exceso como para un defecto de la aportación estimular. 
TABLA 5. Etapas de desarrollo neuropsicológico. 
Etapa 
 Defecto 
estimular 
Estimulación 
excesiva 
Fijación 
sensorial Nacimiento 
a 18 meses 
Retardo sensorial / 
Apatía 
Dependencia / 
Hiperactividad 
Autonomía 
sensoriomotora 
23 meses a 6 
años Falta de conductas 
exploradoras / 
Desarrollo de 
conductas pasivas 
Irresponsabilidad 
social / 
Narcisismo 
Iniciativa 
intracortical 
4 años a la 
adolescencia 
Falta de habilidades 
cognitivas y 
abstractas / 
Conductasimpulsivas 
Rigidez / 
Compulsividad 
La personalidad es fruto de las experiencias de aprendizaje ocurridas en 
diferentes contextos, así como de una serie de eventos que tienen lugar 
durante la vida de las personas. Millón otorga un papel importante a las 
experiencias de aprendizaje patogénico por las cuales se refuerzan las 
conductas autofrustrantes y desadaptativas. La idea base es que las 
omitidas patológicas aumentan gradualmente a través 
60 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
de experiencias aprendidas en forma repetida. Dentro de estas experiencias 
tienen lugar los métodos de control que emplean los padres por medio de 
los mensajes verbales, los castigos, las recompensas contingentes o 
simplemente los métodos inconsistentes. Estas experiencias de aprendizaje 
contribuyen a reforzar las conductas desadaptativas tempranamente 
aprendidas y son la génesis de los trastornos de la personalidad en la edad 
adulta. 
Instrumentos derivados de la teoría 
Millón no solo se propuso diseminar sus ideas acerca de la 
personalidad y sus trastornos, sino que se dedicó fuertemente al diseño de 
instrumentos de evaluación psicológica que operacionalizaron sus 
concepciones teóricas acerca de la personalidad. La idea fundamental del 
autor es que las teorías (psicopatología) debían estar sustentadas en 
principios científicos universales. A su vez, las taxonomías y/o nosologías 
debían surgir lógicamente de las teorías, para que de ellas deriven 
instrumentos de evaluación psicológica con un fuerte componente teórico-
racional. Las técnicas de evaluación debían ser el medio para verificar las 
hipótesis de las teorías y al mismo tiempo deberían ser las herramientas 
esenciales para poder diagnosticar los trastornos y verificar la efectividad 
de las intervenciones propuestas. Finalmente, las intervenciones 
psicoterapéuticas debían estar basadas en las evaluaciones procedentes de 
estos instrumentos para así planificar estrategias de abordaje 
psicoterapéutico fuertemente basadas en principios teóricos. 
En la Tabla 6 presentamos brevemente los instrumentos derivados del 
modelo de Millón y sus características generales. 
TABLA 6. Instrumentos derivados del modelo teórico de T. Millón. 
Nombre Población Uso Descripción 
M-PACI (Millón 
Pre-Adolescent 
Clinical Inventory) 
Preadolescentes 
(9 a 12) 
Clínico / 
Inventario 
97 ítems. Evaluación de 
patrones de 
personalidad (trastornos) 
y síndromes clínicos 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 61 
MACI (Millón 
Adolescent Clinical 
Inventory) 
Adolescentes (13 
a 19) 
Clínico/ 
Inventario 
160 ítems. Evaluación de 
patrones de personalidad 
(trastornos) y síndromes 
clínicos 
MAPI (Millón 
Adolescent 
Personality 
Inventory) 
Adolescentes (13 
a 18) 
Clínico/ 
Inventario 
150 ítems. Evaluación de 
patrones de 
personalidad, 
preocupaciones comunes 
y correlatos conductuales 
MCMI III (Millón 
Clinical Multiaxial 
Inventory) 
Adultos 
(+18) 
Clínico/ 
Inventario 
170 ítems. Evaluación de 
trastornos de 
personalidad y 
síndromes clínicos 
MIPS (Millón 
Index of 
Personality Styles) 
Adultos (+18) 
Población 
general no 
consultante 
No clínico - 
Consultoría 
/ Inventario 
180 ítems. Evaluación de 
los estilos de 
personalidad 
MBMD (Millón 
Behavioral 
Medicine 
Diagnostic) 
Adultos 
(+18) 
Población con 
enfermedades 
médicas 
No clínico - 
Consultoría 
/ Inventario 
165 ítems. Evaluación de 
las estrategias de afronta- 
miento, hábitos negativos 
de salud e indicadores 
psiquiátricos 
PACL (Personality 
Adjective Check 
List) 
Adultos y 
adolescentes 
Clínico y no 
clínico/ 
Inventario 
153 adjetivos. Evaluación 
de las estrategias de 
afrontamiento (modelo 
4x2) 
MCCI (Millón 
College Counseling 
Inventory) 
Adultos 
(+17-45) 
Estudiantes 
universitarios 
No clínico - 
Consultoría 
/ Inventario 
150 ítems. Evaluación de 
estilos de personalidad 
(no clínicos); 
preocupaciones comunes 
e indicadores de 
psicopatología grave 
MG-PDC (Millón 
Grossman 
Personality 
Domain Checklist) 
Adultos 
(+18) 
Clínico / 
Hetero- 
reporte 
Evalúa la expresión del 
trastorno, la faceta 
interpersonal, el estilo 
cognitive, la autoimagen, 
el afecto predominante, 
los mecanismos 
intrapsíqui- cos y el nivel 
de severidad global del 
trastorno de 
personalidad 
62 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
Conclusión 
El mérito de este modelo teórico consiste en su capacidad para abordar 
tanto la personalidad normal como sus trastornos desde una base teórico-
racional con suficiente evidencia empírica. Reúne los aportes de diferentes 
teorías y modelos (interpersonal, evolucionista, psicodinámico, evolutivo) 
sin ceñirse exclusivamente a ellos, siendo por lo tanto una propuesta 
integradora y pluriparadigmática. 
Un capítulo aparte merece el esfuerzo invertido en la construcción de 
instrumentos diseñados para diferentes tipos de poblaciones, basados en 
un sólido modelo teórico que asimismo tome en cuenta las propuestas de 
nosologías oficiales (DSM), los diferentes ámbitos de aplicación y los 
distintos grupos de edad. Estos instrumentos poseen un refinamiento 
psicométrico digno de destacarse. 
Por otra parte, los conceptos de dimensionalidad y continuo normal-
patológico considerados hace décadas por Millón están siendo 
recientemente incorporados en estas nosologías oficiales (DSM-5) y son uno 
de los focos de discusión actuales en este ámbito. Por lo tanto, se considera 
a este autor un precursor en el estudio de la personalidad normal y de sus 
trastornos. 
En el capítulo siguiente comentaremos en detalle el problema de las 
nosologías oficiales para la consideración de los trastornos de la 
personalidad desde sus inicios en los años ochenta hasta las nuevas 
modificaciones introducidas en el DSM-5. 
Referencias bibliográficas 
ALLPORT, G. W. Y VERNON, P. E. (1930) "The field of personality" 
Psychological Bulletin, 27, pp. 677-730. 
MILLÓN, T. (1969) Psicopatología moderna. Buenos Aires. Salvar. 
MILLÓN, T. (1981) Disorders of personality: DSM-IIl, Axis II. Nueva York. 
Wiley. 
MILLÓN, T. (1994) Inventario Millón de Estilos de Personalidad. Buenos Aires. 
Paidós. 
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