Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
2 La aproximación analítico-factorial: el modelo de los cinco factores Guadalupe de la Iglesia, Agustín Freiberg Hoffmann En el capítulo anterior se mencionaron distintos modelos teóricos dedicados al estudio de la personalidad. Dentro del enfoque empírico politaxonómico, se destacó el modelo de los cinco factores o Big Five como el más representativo. Este modelo propone que es posible analizar la personalidad mediante la valoración de cinco aspectos: neuroticismo, extraversión, apertura a la experiencia, afabilidad y responsabilidad. Su fundamentación radica en resultados de diversos análisis factoriales (estudios estadísticos realizados mediante inventarios de personalidad). Es por ello que para comprenderlo será necesario conocer en qué consiste este método y cuál es su utilidad. i El análisis factorial Este tipo de cálculo estadístico fue desarrollado por Spearman (1904), un psicólogo británico que tenía como objetivo inicial estudiar la inteligencia humana. A pesar de que es factible darle una amplia variedad de usos, se lo emplea con asiduidad en la psicología para la construcción de instrumentos de evaluación psicológica. En concreto, en psicometría el análisis factorial es una de las técnicas más comúnmente empleadas para obtener evidencias sobre la validez de los resultados obtenidos por medio de un test bajo ciertas condiciones. Podemos recordar que las evidencias de validez para un test dado se refieren a si el instrumento mide el constructo que afirma medir. Es decir, por ejemplo, en el caso de un inventario de personalidad, que 34 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) mida efectivamente la personalidad según determinadas condiciones teóricas y metodológicas, y no algún otro atributo psicológico - probablemente vinculado y que, por ende, podría estar contaminando o actuando como variable interviniente en los resultados obtenidos-, como podría ser la ansiedad. Spearman era discípulo de Pearson y la influencia de su maestro se advierte claramente en su propuesta, ya que el análisis factorial se basa en el cálculo de correlaciones. En consecuencia, para lograr comprender qué es un análisis factorial debemos primero entender qué es una correlación. En principio, comencemos por decir que calcularla nos informará sobre el grado de asociación entre dos variables. Aquí podemos preguntarnos: ¿qué es una variable? Una variable es un atributo que, tal como indica su nombre, varía. Es decir, que puede adquirir más de un valor. Su opuesto es una constante, un atributo que no varía. Veamos un ejemplo. Si estudiáramos un grupo de embarazadas, podríamos analizar distintos atributos que difieren o varían entre cada una de ellas, como por ejemplo su edad o los años de educación formal cursados por estas futuras madres. Allí estaríamos prestando atención a dos variables (o atributos de estas mujeres): edad y años de educación. Sin embargo, no tendría mucho sentido analizar el atributo “sexo" ya que en este grupo es una constante; no varía porque todas son mujeres. Habiendo comprendido entonces a qué nos referimos cuando hablamos de variables, podemos decir que una correlación nos indicará si dos variables se encuentran asociadas, de qué manera y en qué grado. Por ejemplo, se ha determinado que la capacidad de memoria está vinculada con los años de educación de una persona. Si preguntáramos a un grupo de sujetos cuántos años de educación han cursado y les administráramos un test para evaluar su memoria -a los efectos de la ejemplifícación, no es aquí relevante aludir al tipo de memoria-, obtendríamos información sobre esas dos variables: memoria y educación. Con esos datos podríamos llevar a cabo una correlación mediante el cálculo del coeficiente r de Pearson (el nombre estadístico de la prueba; recordemos que Pearson fue maestro de Spearman, y a aquel debe su nombre este índice). Su resultado probablemente nos indicaría que las variables se encuentran asociadas. En un análisis más detallado verificaríamos, quizás, que esta relación es positiva o directa. Es decir, que cuantos más años de educación haya cursado un individuo, mejor rendimiento en actividades vinculadas con el uso de la memoria tiene. Y viceversa, este coeficiente r positivo también nos Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 35 indica que cuantos menos años de educación tenga una persona, ella se caracterizará por tener peor rendimiento en tareas memorísticas. Hasta aquí, entonces, un ejemplo de correlación positiva. Pasemos ahora a uno sobre correlación negativa. Podríamos preguntarle a este grupo de sujetos sobre su edad, indagando así sobre otra variable (edad). Si calculáramos una correlación entre las variables edad y memoria probablemente encontraríamos que se encuentran asociadas pero de manera inversa o negativa. A mayor edad, menos memoria y viceversa. Finalmente, puede ocurrir que dos variables no se encuentren asociadas entre sí. Si, continuando con el ejemplo anterior, indagáramos sobre el peso en kilogramos de estos sujetos y lo correlacionáramos con el resultado en el test de memoria, verificaríamos que no existe asociación entre memoria y peso. Es decir que vamos a encontrar personas con buena memoria que pesan mucho, término medio o poco, y lo mismo va a ocurrir entre las personas con poca memoria o con memoria término medio. Por supuesto, estos son ejemplos ilustrativos, pero cuando trabajamos en investigación científica, las correlaciones que calculamos intentan siempre respetar una lógica teórica, es decir, estar sustentadas en alguna hipótesis que tenga una justificación basada en un modelo psicológico determinado. Ahora bien, comenzamos este apartado comentando que el análisis factorial se basa en el estudio de correlaciones. En el caso de los inventarios de personalidad las variables que se correlacionan son los ítems. Recordemos que las variables son un atributo que varía, y en el caso de 1 los test, las personas tienen al menos dos opciones de respuesta, por lo que no todas contestan de la misma manera y la respuesta variará según el individuo que esté siendo evaluado. Al hablar de variables en el terreno académico, los psicólogos y estudiantes de psicología solemos pensar automáticamente en atributos psicológicos que asumen distintos valores -varían-; pero en términos matemáticos este rótulo también aplica para los ítems, ya que los sujetos responden a ellos de diferentes modos, sean aquellos dicotómicos (por ejemplo, V o F, correcto e incorrecto) o politómicos (por ejemplo, una escala Likert de tres, cuatro, cinco o más opciones). Y ya que estamos tratando el tema correlaciones, es lícito pensar en términos matemáticos. Cuando analizamos la validez de los resultados aportados por un test mediante un análisis factorial buscamos determinar si es posible identificar factores en los que los ítems se agrupan. Estos factores se convertirán luego en las escalas o subescalas del testy podrían conformar un modelo para explicar algún constructo psicológico complejo 36 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) como la personalidad. Para encontrarlos, estudiamos cómo se correlacionan los ítems entre sí e identificamos aquellos que están asociados, es decir, cuyas respuestas están relacionadas de algún modo. Esta asociación nos dará pauta de que tienen algo en común. A ese algo lo llamaremos factor y le pondremos un nombre. Pasemos a un ejemplo ficticio. Supongamos que tenemos un test con seis ítems y les proponemos a los sujetos que evaluamos cuatro opciones de respuesta: nunca, casi nunca, casi siempre o siempre. Los ítems ficticios son: 1. Reviso los correos electrónicos que envío muchas veces antes de enviarlos 2. Me dicen que soy el alma de las fiestas 3. Suelo gastar mucho dinero sin pensarlo demasiado 4. Me siento intranquilosi las cosas no están limpias y ordenadas 5. Tengo ideas nuevas constantemente 6. Pienso que hay un solo modo correcto de hacer las cosas Al leer las respuestas de los sujetos al test vemos que por ejemplo: Sujeto 1 Sujeto 2 Sujeto 3 Sujeto 4 Sujeto 5 Sujeto 6 Sujeto 7 ítem 1 Siempre Casi nunca Nunca Casi siempre Casi nunca Nunca Siempre ítem 2 Nunca Siempre Siempre Siempre Nunca Casi siempre Nunca ítem 3 Nunca Siempre Casi siempre Siempre Casi nunca Siempre ¿? ítem 4 Siempre Casi nunca Nunca Siempre Nunca Nunca ¿? ítem 5 Nunca Siempre Siempre Casi siempre Nunca Casi siempre ítem 6 Siempre Casi nunca Casi nunca Siempre Casi nunca Nunca ¿? Un análisis a simple vista parece indicar que las personas que contestan "siempre" o "casi siempre” al ítem 1, contestan de manera similar a los ítems 4 y 6. Lo mismo ocurre con quienes eligen la opción Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 37 "nunca” o “casi nunca” para el ítem 1 ya que contestan parecido a los ítems 4 y 6. A la vez, las respuestas a los ítems 2, 3 y 5 parecen ser similares en cada sujeto. Algunos contestan siempre/casi siempre y otros nunca/casi nunca. Esto nos da una pauta de que algo sucede entre los ítems 1, 4 y 6 por un lado, y con los ítems 2, 3 y 5 por el otro. Pareciera que evalúan algo en común, ya que si tuviésemos que adivinar qué respondió el sujeto 7 a los ítems 3, 4, 5 y 6 podríamos decir que probablemente haya contestado siempre/casi siempre a los ítems 4 y 6, y nunca/casi nunca a los ítems 3 y 5. Volviendo al concepto de correlación, pareciera que los ítems 1, 4 y 6 están asociados por un lado, y los 2, 3 y 5 por el otro. Si calculáramos un análisis factorial -aunque desde ya que para realizar un análisis de este tipo debe trabajarse con unas cantidades mucho más grandes de ítems y de sujetos- el resultado nos indicaría algo parecido. Ha sido posible identificar dos agrupaciones de ítems diferentes, que por alguna razón los sujetos responden mayoritaria- mente siguiendo ciertos patrones individuales. Cómo llamamos a cada agrupación es una decisión del investigador que está realizando el estudio. En nuestro ejemplo, podríamos proponer que el grupo conformado por los ítems 1, 4 y 6 se llamara "Obsesividad” y al grupo constituido por los restantes denominarlo "Elipomanía”. Es aquí donde surge el concepto de factor. Ellos nos permitirán analizar la información de manera más eficiente, debido a que en lugar de ser necesario verificar qué se respondió a cada uno de los ítems, podremos analizar grupos de ítems en simultáneo mediante el cálculo de una escala - suma de ítems-, que ya hayamos localizado como agrupados en un mismo factor sobre la base de sus correlaciones. Definimos los factores como "constructos hipotéticos o conceptos subyacentes o latentes (no observables directamente) deducidos de las correlaciones entre las variables" (Vallejo, 2013, p. 6). La realidad es que los factores en sí mismos no existen en la realidad concreta, sino que los inferimos a partir de ciertos indicadores (los ítems, en este caso). Existen varios sinónimos que suelen usarse para referirse a los factores: dimensión, constructo, escala, componente, variable latente. Y es importante advertir que las etiquetas que cada investigador elija para nombrar cada factor identificado en el análisis factorial deberán estar sustentadas por modelos teóricos o investigaciones empíricas previas, y será la coherencia entre el contenido de los ítems que en él se agrupan y las hipótesis del modelo la que decida la conveniencia de elegir entre una denominación u otra. 38 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) La personalidad es un constructo psicológico complejo ya que se compone de varias dimensiones o aspectos. Es por ello que los análisis factoriales se constituyen como la vía regia para el análisis de la validez de los resultados aportados por los inventarios que pretendan medirla. Identificar estas dimensiones nos permitirá medir en qué grado o magnitud se encuentra presente cada una de ellas en cada evaluado. Es decir, no existirá una puntuación total que represente la personalidad de cada sujeto sino puntajes separados para cada uno de sus componentes. De todos modos, conviene aclarar que en algunos otros constructos psicológicos complejos, como es el clásico caso de la inteligencia, según el modelo teórico que sustente el test, las puntuaciones parciales establecidas a partir de un análisis factorial podrían dar lugar a una sumatoria de factores que permitieran el cálculo de un puntaje total, representativo de la inteligencia general de casa sujeto, como en el caso de las escalas Wechsler. Pero como queremos aquí destacar, eso no depende de decisiones antojadizas de un investigador sino de la coherencia con el modelo teórico de base. ¿Qué es el modelo de los cinco factores? En el estudio con inventarios de personalidad mediante análisis factoriales se ha encontrado con frecuencia que los ítems se agrupan en cinco factores o dimensiones integrantes de ese constructo a las que los investigadores coincidieron en denominar neuroticismo, extraversión, apertura a la experiencia, afabilidad y responsabilidad (e.g. Digman, 1963; Fiske, 1949; Norman, 1963; Peabody, 1987; Tupes y Christal, 1961). Este modelo para evaluar la personalidad es conocido como el modelo de los cinco factores o Big Five. A continuación, describiremos a qué se refiere cada uno de ellos. El primer factor fue etiquetado como neuroticismo y se relaciona con la inestabilidad emocional y la experiencia de malestar. La personalidad predominantemente neurótica es característica de aquellos que se muestran con frecuencia ansiosos, preocupados, malhumorados, deprimidos, con presencia de trastornos del sueño y enfermedades psicosomáticas. En segundo lugar, la extraversión se refiere a aspectos tales como la asertividad y el dinamismo. Los extrovertidos son personas sociables, amantes de las fiestas y/o actividades sociales, que gustan de tener Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 39 muchas amistades, que sienten necesidad de hablar con gente, prefieren estudiar en compañía, aman la aventura y el riesgo. Son también impulsivos, bromistas, afines a la variación y al cambio, despreocupados y agresivos. La apertura a la experiencia, el tercer factor, se caracteriza por la presencia de valores e ideas no convencionales, amplitud de intereses tanto relativos al ambiente exterior cuanto al mundo interno, apertura mental y vidas enriquecidas por la experiencia. Los intereses de estos sujetos son predominantemente intelectuales y creativos. Suelen ser sensibles a lo estético y se mueven en un sentido contrario a lo rutinario, necesitando renovarse, son ocurrentes, imaginativos, inventivos. En cuarto lugar encontramos aquella dimensión denominada afabilidad. Las personas con este rasgo se describen como altruistas, compasivas, confiadas, francas y sensibles hacia los demás. Se caracterizan por ser generosos, brindar apoyo y ser afectuosos. Por último, la responsabilidad implica la tendencia hacia el sentido del deber, el esmero, el orden, la organización, la búsqueda de objetivos, la autodisciplina y la eficacia. Los individuos poseedores de este rasgo son voluntariosos, escrupulosos, puntuales, fiables y capaces de controlar sus impulsos. En general están orientados hacia el logro. Adicionalmente se ha determinado que cada uno de los cinco factores puede analizarse en su interior mediante distintos aspectos que, a su vez, los componen. Estos aspectos se reflejan en términos de subdimensiones de menor nivel y, si nos ubicamos en el terreno de los instrumentos, constituirían lo que conocemos con el nombre de subescalas. Ellas se enumeranen la Tabla 1. TABLA 1. Subdimensiones de los cinco factores (Sánchez-Cánovasy Sánchez López, 1994). Factor Neuroticismo Extraversión Apertura a la experiencia Afabilidad Responsabilidad •Ansiedad •Afecto •Fantasía •Sinceridad •Competencia •Depresión •Gregarismo •Estética •Altruismo •Orden •Hostilidad •Asertividad •Sentimien tos •Condescen- •Obediencia •Autoconcienc ia •Actividad •Acciones dencia •Esfuerzo hacia •Impulsividad •Búsqueda •Ideas •Modestia el logro •Vulnerabilid ad De emociones positivas •Valores •Susceptibili dad •Autodisciplina •Reflexión 40 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) Fundamentos y antecedentes del modelo Tal como se comentara en el capítulo precedente, ubicamos el modelo de los cinco factores dentro de un enfoque empírico y poli- taxonómico. Su propuesta surge de la búsqueda de datos empíricos capaces de dar cuenta de las dimensiones de la personalidad. Es dedique no se fundamenta en postulaciones teóricas. El modo en el que se intentó representar esta empiria fue a través del lenguaje, debido a que se asumió que su expresión en palabras - generalmente adjetivos- representaba con bastante precisión las diferencias en los rasgos de personalidad de las personas (enfoque léxico y nomo- tético). Esta propuesta se remonta hasta Galton (1884), quien fue pionero en el uso de adjetivos hallados en los diccionarios con el fin último de lograr una descripción de la personalidad humana. Varios autores tomaron esta idea para generar listados de palabras (Allport y Odbert, 1936; Cattell, 1943) y a posteriori realizar estudios factoriales que, generalmente, finalizaban con el hallazgo de cinco factores (e.g. Digman, 1963; Fiske, 1949; Norman, 1963; Peabody, 1987; Tupes y Christal, 1961). Fue Goldberg (1981) quien por primera vez utilizó la denominación Big Five -los cinco grandes- para referirse a este modelo descriptivo de la personalidad. Un antecedente fundamental se encuentra en el trabajo de Eysenck (1947), quien fue el primero en describir en detalle los factores iniciales conocidos como los Big Two: neuroticismo y extraversión. La disconformidad respecto de la idea de que la personalidad pudiera ser descrita solo mediante esas dos dimensiones motivó a otros investigadores a buscar modelos con mayor cantidad de factores. Es así que Costa y McCrae (1976) hallaron un tercer factor al que nombraron apertura a la experiencia. Su trabajo confluyó en la creación de un inventario para evaluar la personalidad, al que llamaron NEO-PI -pollas siglas en inglés correspondientes a las tres dimensiones y Personality Inventory- (Costa y McCrae, 1976,1980). Luego, añadieron las otras dos dimensiones - afabilidad y responsabilidad- (Costa y McCrae, 1985). Este apartado se encontraría incompleto de no mencionarse otro antecedente cardinal: los aportes de Cattell. Mediante el uso de análisis factoriales, Cattell (1945) halló treinta y cinco factores que explicaban las principales dimensiones personológicas. Tupes y Christal (1961) retomaron estos hallazgos y fueron pioneros cuando propusieron que la personalidad pudiera explicarse mediante cinco factores. El Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 41 modelo de los Big Five ha tenido tanta aceptación que incluso el 16PF, un cuestionario creado por Cattell para medir dieciséis factores de la personalidad (Cattell, Eber y Tatsuoka, 1970), actualmente en su versión revisada (Cattell, Cattell y Cattell, 1993) incluye la evaluación de los cinco grandes factores. Estudio de la personalidad desde esta visión El modelo de los cinco factores ha sido útil para llevar a cabo investigaciones capaces de dar cuenta de los rasgos de personalidad de distintas poblaciones. Se han encontrado diferencias según sexo, edad, cultura, así como asociaciones con otras variables de interés, como el rendimiento académico, el laboral, la presencia de trastornos de personalidad, entre otras. El fin ha sido conocer cómo se comportan los rasgos de personalidad en los distintos individuos e identificar las diferencias entre ellos (recuérdese que el modelo de los cinco factores se enmarca en un enfoque nomotético). Diferencias según sexo y edad Las investigaciones han encontrado, por ejemplo, que las mujeres y i los varones suelen ser diferentes en sus características de personalidad. En general, los hallazgos demuestran que las primeras puntúan más alto en los factores neuroticismo, extraversión, afabilidad y responsabilidad, en contraste con los hombres, que se destacan por mayores puntuaciones en apertura a la experiencia (Costa, Terracciano y McCrae, 2001; Lehmann, Denissen, Allemand y Penlce, 2013; Marsh, Nagengast y Morin, 2013). En cuanto a la edad, las conclusiones llevaron a hipotetizar que, con el correr de los años, los sujetos aumentan sus puntajes en los factores de afabilidad y responsabilidad, y decrecen en neuroticismo, extraversión y apertura a la experiencia (Chan el al, 2012; Donnellan y Lucas, 2008; Lehmann, Denissen, Allemand y Penlce, 2013; Marsh, Nagengast y Morin, 2013; Soto, John, Gosling y Potter, 2011). Resulta interesante una investigación llevada a cabo por Specht, Egloffy y Schmulde (2011) en la que se verificó que los rasgos de extraversión, apertura a la experiencia y afabilidad tienen un comportamiento curvilíneo aumentando 42 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) desde la adolescencia hacia la adultez, con un pico entre los 40 y 60 años, observando un posterior decrecimiento. Diferencias culturales En ocasiones, los investigadores quisieron probar si el modelo de los cinco factores se replicaba -es decir, si se encontraba ese mismo modelo- en culturas diferentes de aquella en la que tuvo origen (estadounidense). En general, cuando se verificó la estructura factorial del NEO-PI-R -el inventario de personalidad más frecuentemente usado para medir personalidad con el modelo de los cinco factores- los resultados indicaron que la estructura del Big Five suele replicarse con mucha exactitud (McCrae y Allik, 2002; Schmitt, Allik, McCrae y Benct- Martínez, 2007). Por ello se postula que el modelo es pasible de ser generalizado a distintos entornos culturales, es decir, se lo considera bastante universalizable. En cuanto a las diferencias en los factores entre distintas culturas, Schmitt, Allik, McCrae y Benet-Martínez (2007), en una investigación que incluyó datos sobre cincuenta y seis naciones, hallaron que las personas más extrovertidas vivían en Serbia y Croacia, y las menos extrovertidas en Bangladesh y Francia. En relación con la afabilidad, los puntajes más altos se dieron para los residentes de la República del Congo y de Jordania, y los más bajos para los japoneses y lituanos. En responsabilidad puntuaron más alto los congoleños y los etíopes, y los más bajos fueron los japoneses y surcoreanos. En cuanto a neuroti- cismo, los individuos con mayor puntaje se encontraban en la Argentina y Japón, y los que tenían menor puntaje, en el Congo y Eslovenia. Finalmente, en relación con la apertura a la experiencia los mayores puntajes se hallaron en chilenos y belgas, y los menores, en Japón y China. Asociación con otras variables, trabajos psicométricos locales y datos curiosos Los cinco factores también han sido analizados en relación con otras variables de interés como el rendimiento académico. Es así que se observó que quienes se caracterizaban por mayor apertura a la Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 43 experiencia tenían más éxito en sus estudios (Spengler, Lüdtke, Martin y Brunner, 2013). También, en otra veta de análisis, se encontró que un mejor rendimiento, pero en este caso en el ámbito laboral, se daba en empleados de atención telefónica que tenían mayores niveles de afabilidad (Timmermar, 2004). Asimismo,se han hallado relaciones significativas entre los rasgos de personalidad y distintos trastornos mentales. Por ejemplo, Quilty, Scllbom, Tackett y Bagby (2009) concluyeron que los factores neuroticismo, afabilidad y extraversión podían predecir la presencia de un trastorno bipolar. En relación con las adicciones, los adictos al tabaco demostraron obtener puntajes más elevados en neuroticismo y menores en afabilidad (Jafar, 2012). Y quienes presentan mayor estrés laboral solían tener elevada la escala de neuroticismo, y disminuidas las de apertura y responsabilidad (Tórnroos, Hintsanen, Hintsa, Jokela, Pulkki-Ráback, TIutri-Káhónen y Keltikangas- fárvinen, 2013). Algunos resultados de carácter curioso, por ejemplo, indicaron que quienes utilizaban con asiduidad la red social Facebook presentaban altos grados de neuroticismo, extraversión y apertura a la experiencia, mientras que quienes usaban Twitter tenían bajos niveles de neuroticismo y extraversión (Hughes, Rowe, Batey y Lee, 2012). También las personas que tenían preferencia por melodías ligadas a sentimientos de tristeza presentaban mayores niveles de apertura a la experiencia o bajos en extraversión (Ladinig y Schellenberg, 2012), y los sujetos con actitudes materialistas mostraban elevadas calificaciones en neuroticismo y bajas en afabilidad (Watson, 2014). En cuanto a estudios locales de calidad psicométrica para instrumentos derivados de este modelo, podemos nombrar los desarrollados recientemente con el IPIP-NEO (Cupani, Pilatti, Urrizaga, Chincolla y Richaud de Minzi, 2014, en prensa), con el NEO-FFI, versión abreviada del NEO-PI (Cupani, Vaiman, Font, Pizzichini y Zaretti, 2012) y con el Adjective Checklist for Personality Assessment (Ledesma, Sánchez y Díaz Lázaro, 2011). Y hace más de una década, los trabajos de Castro Solano (2002) y de Castro Solano y Casullo (2001), con su adaptación del Big Five Inventory (John, Donahue y Kentle, 1991). 44 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) Conclusiones Podemos concluir que el modelo de los cinco factores se constituye como una propuesta primordial en el estudio de la personalidad. A lo largo del capítulo delimitamos que se basa en datos léxico-empíricos que son luego analizados mediante un cálculo estadístico particular denominado análisis factorial. También se señaló que muchas investigaciones han hallado y confirmado la existencia de las cinco dimensiones a lo largo de numerosas y diversas poblaciones. Adicionalmente, se repasaron algunos resultados de estudios que analizaron estos rasgos de personalidad examinando si se verificaban diferencias según sexo, edad y cultura, y otros trabajos en los que se daba cuenta del vínculo de los factores con otras variables como el rendimiento académico, laboral y los trastornos mentales. En el próximo capítulo del libro, se realizará un recorrido por algunos aspectos de la salud mental ligados a la personalidad: la búsqueda de consenso para la descripción de los trastornos de personalidad. Referencias bibliográficas ALLPORT, G. W. Y ODBERT, H. S. (1936) "Trait-names: A psychol-lexical study” Psychological Monographs, 47(1), pp. 1-171. CASTRO SOLANO, A. (2002) Técnicas de evaluación psicológica en los ámbitos militares. Buenos Aires. Paidós. CASTRO SOLANO, A. Y CASULLO, M. M. (2001) "Rasgos de personalidad, bienestar psicológico y rendimiento académico en adolescentes argentinos” Interdisciplinaria, 18(1), pp. 65-85. CATTELL, R. B. (1943) "The description of personality. I. Foundations of trait measurement" Psychological Review, 50(6), pp. 559-594. CATTELL, R. B. (1945) "The description of personality: Principles and findings in a factor analysis” The American Journal of Psychology, 58, pp. 69-90. CATTELL, R. B.; CATTELL, A. K. Y CATTELL, FI. E. P. (1993) 16PFFifth Edition Questionnaire. Champaign, IL. Institute for Personality and Ability Testing. CATTELL, R. B.; EBER, H. W. Y TATSUOKA, M. M. (1970) Handbook for the Sixteen Personcdity Factor Questionnaire (16PF'). Champaign, IL. Institute for Personality and Ability Testing. Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 45 CHAN, W.; MCCRAE, R.; DE FRUYT, E; JUSSIM, L.; LOCKENHOFF, C.; DE BOLLE, M.; TERRACCIANO, A. et al. (2012) “Stereotypes of age differences in personality traits: Universal and accurate?) Journal of Personality and Social Psychology, 103(6), pp. 1050-1066. COSTA, P. T. Y MCCRAE, R. R. (1976) “Age differences in personality structure: a cluster analytic approach) Journal of Gerontology, 31 (5), pp. 564-570. COSTA, P. T. Y MCCRAE, R. R. (1980) "Still stable after all these years: Personality as a key to some issues in adulthood and old age) en P. B. Baltes y O. G. Brim, Jr. (eds.), Life Span Development and Behavior. Nueva York. Academic Press, Vol. 3, pp. 65-102. COSTA, P. T. Y MCCRAE, R. R. (1985) The NEO Personality Inventory Manual. Odessa, FL. Psychological Assessment Resources. COSTA, P. T; TERRACCIANO, A. Y MCCRAE, R. R. (2001) "Gender differences in personality traits across cultures: Robust and surprising findings) Journal of Personality and Social Psychology, 81 (2), pp. 322-331. CUPANI, M.; PILATTI, A.; URRIZAGA, A.; CHINCOLLA, A. Y RICHAUD DE MINZI, M. C. (2014, en prensa) "Inventario de personalidad 1PIP-NEO: estudios preliminares de adaptación al español en estudiantes argentinos) Revista Mexicana de Investigación en Psicología, 6. CUPANI, M.; VAIMAN, M.; FONT, M. L.; PIZZICHINI, F. Y ZARETTI, B. (2012) "Análisis Factorial Confirmatorio del NEO-FFI utilizando parcelización de ítems y método bootstrap) Avaliacao Piscológica, 11 (12), pp. 159-168. DIGMAN, J. M. (1963) “Principal dimensions of child personality as inferred from teachers’ judgements) Child Development, 34, pp. 43-60. DONNELLAN, M. B. Y LUCAS, R. E. (2008) "Age differences in the Big Five across the life span: evidence from two national samples) Psychology and Aging, 23(3), pp. 558-566. EYSENCK, H. J. (1947) Dimensions of Personality. Londres. Routledge. FISKE, D. M. (1949) “Consistency of factorial structures of personality ratings from different sources) Journal of Absnormal and Social Psychology, 44(3), pp. 329-344. GALTON, F. (1884) “The measurement of character) Fortnightly Review, 42, pp. 179-185. GOLDBERG, L. R. (1981) “Language and individual differences: The search for universals in personality lexicons) en L. Wheeler (ed.), Review of Personality and Social Psychology. Beverly Hills, CA. Sage, Vol. 1, pp. 141- 165. HUGHES; D. J.; ROWE, M.; BATEY, M. Y LEE, A. (2012) “A tale of two sites: Twitter vs. Facebook and the personality predictors of social media usage) Computers in Human Behavior, 28(2), pp. 561-569. 46 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) JAFAR, H. (2012) "Personality characteristics in smokers and nonsmolcers according to the five factor model of personality'; Journal of Psychology, 16(3), pp. 232-250. JOHN, O. P.; DONAHUE, E. M. Y KENTLE, R. L. (1991) The Big Five Inventory, Versions 4a and 54. Berkeley: University of California, Berkeley. Institute of Personality and Social Research. LADINIG, O. Y SCHELLENBERG, E. G. (2012) "Linking unfamiliar music: Effects of felt emotion and individual differences” Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts, 6(2), pp. 146-154. LEDESMA, R. D.; SÁNCHEZ, R. Y DÍAZ LÁZARO, C. M. (2011) "Adjective checklist to assess the Big Five personality factors in the Argentine population) Journal of Personality Assessment, 93(1), pp. 46-55. LEHMANN, R.; DENISSEN, J.). A.; ALLEMAND, M. Y PENKE, L. (2013) "Age and gender differences in motivational manifestations of the Big Five from age 16 to 60) Developmental Psychology, 49(2), pp. 365-383. MARSH, H. W.; NAGENGAST, B. Y MORIN, A. J. S. (2013) "Measurement invariance of big-five factors over the life span: ESEM tests of gender, age, plasticity, maturity,and la dolce vita effects) Developmental Psychology, 49(6), pp. 1194-1218. MCCRAE, R. R. Y At,UK, J. (2002) The Five-Factor model of personcdily across cultures. Nueva York. Plenum. NORMAN, W. T. (1963) ".Toward an adequate taxonomy of personality attributes: Replicated factor structure in peer nomination personality ratings) The Journal of Abnormal and Social Psychology, 66(6), pp. 574-583. PEABODY, D, (1987) “Selecting representative trait adjectives) Journal of Personality and Social Psychology, 52(1), pp. 59-71. QUILTY, L. C.; SELLBOM, M.; TACKETT, J. L. YBAGBY, R. M. (2009) “Personality trait predictors of bipolar disorder symptoms) Psychiatry Research, 169(2), pp. 159-163. SÁNCHEZ-CÁNOVAS, J. S. Y SÁNCHEZ LÓPEZ, M. P. (1994) Psicología diferencial: Diversidad e individualidad humanas. Madrid. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces. SCHMITT, D. P.; ALLIK, J.; MCCRAE R. R. Y BBNET-MARTÍNEZ, V. (2007) "The geographic distribution of Big Five Personality Traits: Patterns and profiles of human self-description across 56 nations) Journal of Cross- Cultural Psychology, 38(2), pp. 173-212. SOTO, C. J.; JOHN, O. R; GOSLING, S. D. Y POTTER, J. (2011) "Age differences in Personality Traits from 10 to 65: Big Five domains and facets in a large cross-sectional sample) Journal of Personality and Social Psychology, 100(2), pp. 330-348. Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 47 SPEARMAN, C. (1904) "General intelligence. Objectively determined and measured" The American Journal of Psychology, 15(2), pp. 201-292. SPECHT, J.; EGLOFF, B. Y SCHMUKLE, S. C. (2011) “Stability and change of personality across the life course: The impact of age and major life events on mean-level and rank-order stability of the Big Five’,' Journal of Personality and Social Psychology, 101 (4), pp. 862-882. SPENGLER, M.; LÜDTKE, O.; MARTIN, R. Y BRUNNER, M. (2013) "Personality is related to educational outcomes in late adolescence: Evidence from two large-scale achievement studies) Journal of Research in Personality, 47(5), pp. 613-625. TUPES, E. C. Y CHRISTAL, R. E. (1961) "Recurrent personality factors based on trait ratings) USAFASD Technical Report, pp. 61-97. TIMMERMAR, T. A. (2004) "Relationships between NEO PI-R personality measures and job performance ratings of inbound call center employees) Applied H.R.H. Research, 9(1-2), pp. 35-38. TÓRNROOS, M.; HINTSANEN, M.; HINTSA, T.; JOKELA, M.; PULKKI- RABACK, L.; HUTRI-KAHONEN, N. Y KELTIKANGAS-JARVINEN, L. (2013) "Associations between five-factor model traits and perceived job strain: A population- based study) Journal of Occupational Health Psychology, 18(4), pp. 492-500. VALLEJO, P. M. (2013) ElAnálisis Factorial en la construcción e interpretación de test, escalas y cuestionarios. Recuperado de http://web.upcomillas. es/personal/peter/investigacion/AnalisisFactorial.pdf WATSON, D. C. (2014) "Materialism: Profiles of agreeableness and neuroticism) Personality and Individual Differences, 56, pp. 197-200. http://web.upcomillas/
Compartir