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Evaluacion de la personalidad normal-Cap 2

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2 
La aproximación analítico-factorial: el modelo 
de los cinco factores 
Guadalupe de la Iglesia, Agustín Freiberg Hoffmann 
En el capítulo anterior se mencionaron distintos modelos teóricos 
dedicados al estudio de la personalidad. Dentro del enfoque empírico 
politaxonómico, se destacó el modelo de los cinco factores o Big Five como el 
más representativo. Este modelo propone que es posible analizar la 
personalidad mediante la valoración de cinco aspectos: neuroticismo, 
extraversión, apertura a la experiencia, afabilidad y responsabilidad. Su 
fundamentación radica en resultados de diversos análisis factoriales (estudios 
estadísticos realizados mediante inventarios de personalidad). Es por ello 
que para comprenderlo será necesario conocer en qué consiste este método 
y cuál es su utilidad. 
i 
El análisis factorial 
Este tipo de cálculo estadístico fue desarrollado por Spearman (1904), un 
psicólogo británico que tenía como objetivo inicial estudiar la inteligencia 
humana. A pesar de que es factible darle una amplia variedad de usos, se lo 
emplea con asiduidad en la psicología para la construcción de instrumentos 
de evaluación psicológica. En concreto, en psicometría el análisis factorial es 
una de las técnicas más comúnmente empleadas para obtener evidencias 
sobre la validez de los resultados obtenidos por medio de un test bajo ciertas 
condiciones. Podemos recordar que las evidencias de validez para un test 
dado se refieren a si el instrumento mide el constructo que afirma medir. Es 
decir, por ejemplo, en el caso de un inventario de personalidad, que 
34 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
mida efectivamente la personalidad según determinadas condiciones 
teóricas y metodológicas, y no algún otro atributo psicológico -
probablemente vinculado y que, por ende, podría estar contaminando o 
actuando como variable interviniente en los resultados obtenidos-, como 
podría ser la ansiedad. 
Spearman era discípulo de Pearson y la influencia de su maestro se 
advierte claramente en su propuesta, ya que el análisis factorial se basa en 
el cálculo de correlaciones. En consecuencia, para lograr comprender qué 
es un análisis factorial debemos primero entender qué es una correlación. 
En principio, comencemos por decir que calcularla nos informará sobre el 
grado de asociación entre dos variables. 
Aquí podemos preguntarnos: ¿qué es una variable? Una variable es un 
atributo que, tal como indica su nombre, varía. Es decir, que puede adquirir 
más de un valor. Su opuesto es una constante, un atributo que no varía. 
Veamos un ejemplo. Si estudiáramos un grupo de embarazadas, podríamos 
analizar distintos atributos que difieren o varían entre cada una de ellas, 
como por ejemplo su edad o los años de educación formal cursados por 
estas futuras madres. Allí estaríamos prestando atención a dos variables (o 
atributos de estas mujeres): edad y años de educación. Sin embargo, no 
tendría mucho sentido analizar el atributo “sexo" ya que en este grupo es 
una constante; no varía porque todas son mujeres. 
Habiendo comprendido entonces a qué nos referimos cuando 
hablamos de variables, podemos decir que una correlación nos indicará si 
dos variables se encuentran asociadas, de qué manera y en qué grado. Por 
ejemplo, se ha determinado que la capacidad de memoria está vinculada 
con los años de educación de una persona. Si preguntáramos a un grupo de 
sujetos cuántos años de educación han cursado y les administráramos un 
test para evaluar su memoria -a los efectos de la ejemplifícación, no es aquí 
relevante aludir al tipo de memoria-, obtendríamos información sobre esas 
dos variables: memoria y educación. Con esos datos podríamos llevar a 
cabo una correlación mediante el cálculo del coeficiente r de Pearson (el 
nombre estadístico de la prueba; recordemos que Pearson fue maestro de 
Spearman, y a aquel debe su nombre este índice). Su resultado 
probablemente nos indicaría que las variables se encuentran asociadas. En 
un análisis más detallado verificaríamos, quizás, que esta relación es 
positiva o directa. Es decir, que cuantos más años de educación haya 
cursado un individuo, mejor rendimiento en actividades vinculadas con el 
uso de la memoria tiene. Y viceversa, este coeficiente r positivo también nos 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 35 
indica que cuantos menos años de educación tenga una persona, ella se 
caracterizará por tener peor rendimiento en tareas memorísticas. Hasta 
aquí, entonces, un ejemplo de correlación positiva. 
Pasemos ahora a uno sobre correlación negativa. Podríamos preguntarle 
a este grupo de sujetos sobre su edad, indagando así sobre otra variable 
(edad). Si calculáramos una correlación entre las variables edad y memoria 
probablemente encontraríamos que se encuentran asociadas pero de 
manera inversa o negativa. A mayor edad, menos memoria y viceversa. 
Finalmente, puede ocurrir que dos variables no se encuentren asociadas 
entre sí. Si, continuando con el ejemplo anterior, indagáramos sobre el peso 
en kilogramos de estos sujetos y lo correlacionáramos con el resultado en el 
test de memoria, verificaríamos que no existe asociación entre memoria y 
peso. Es decir que vamos a encontrar personas con buena memoria que 
pesan mucho, término medio o poco, y lo mismo va a ocurrir entre las 
personas con poca memoria o con memoria término medio. Por supuesto, 
estos son ejemplos ilustrativos, pero cuando trabajamos en investigación 
científica, las correlaciones que calculamos intentan siempre respetar una 
lógica teórica, es decir, estar sustentadas en alguna hipótesis que tenga una 
justificación basada en un modelo psicológico determinado. 
Ahora bien, comenzamos este apartado comentando que el análisis 
factorial se basa en el estudio de correlaciones. En el caso de los inventarios 
de personalidad las variables que se correlacionan son los ítems. Recordemos 
que las variables son un atributo que varía, y en el caso de 1 los test, las 
personas tienen al menos dos opciones de respuesta, por lo que no todas 
contestan de la misma manera y la respuesta variará según el individuo que 
esté siendo evaluado. Al hablar de variables en el terreno académico, los 
psicólogos y estudiantes de psicología solemos pensar automáticamente en 
atributos psicológicos que asumen distintos valores -varían-; pero en términos 
matemáticos este rótulo también aplica para los ítems, ya que los sujetos 
responden a ellos de diferentes modos, sean aquellos dicotómicos (por 
ejemplo, V o F, correcto e incorrecto) o politómicos (por ejemplo, una escala 
Likert de tres, cuatro, cinco o más opciones). Y ya que estamos tratando el 
tema correlaciones, es lícito pensar en términos matemáticos. 
Cuando analizamos la validez de los resultados aportados por un test 
mediante un análisis factorial buscamos determinar si es posible identificar 
factores en los que los ítems se agrupan. Estos factores se convertirán luego 
en las escalas o subescalas del testy podrían conformar un modelo para 
explicar algún constructo psicológico complejo 
36 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
como la personalidad. Para encontrarlos, estudiamos cómo se correlacionan 
los ítems entre sí e identificamos aquellos que están asociados, es decir, 
cuyas respuestas están relacionadas de algún modo. Esta asociación nos 
dará pauta de que tienen algo en común. A ese algo lo llamaremos factor y 
le pondremos un nombre. 
Pasemos a un ejemplo ficticio. Supongamos que tenemos un test con 
seis ítems y les proponemos a los sujetos que evaluamos cuatro opciones de 
respuesta: nunca, casi nunca, casi siempre o siempre. Los ítems ficticios son: 
1. Reviso los correos electrónicos que envío muchas veces antes de 
enviarlos 
2. Me dicen que soy el alma de las fiestas 
3. Suelo gastar mucho dinero sin pensarlo demasiado 
4. Me siento intranquilosi las cosas no están limpias y ordenadas 
5. Tengo ideas nuevas constantemente 
6. Pienso que hay un solo modo correcto de hacer las cosas 
Al leer las respuestas de los sujetos al test vemos que por ejemplo: 
 
Sujeto 
1 
Sujeto 
2 
Sujeto 
3 
Sujeto 
4 
Sujeto 
5 
Sujeto 
6 
Sujeto 
7 
ítem 
1 
Siempre 
Casi 
nunca 
Nunca 
Casi 
siempre 
Casi 
nunca 
Nunca Siempre 
ítem 
2 
Nunca Siempre Siempre Siempre Nunca 
Casi 
siempre 
Nunca 
ítem 
3 
Nunca Siempre 
Casi 
siempre 
Siempre 
Casi 
nunca 
Siempre ¿? 
ítem 
4 
Siempre 
Casi 
nunca 
Nunca Siempre Nunca Nunca ¿? 
ítem 
5 
Nunca Siempre Siempre 
Casi 
siempre 
Nunca 
Casi 
siempre 
 
ítem 
6 
Siempre 
Casi 
nunca 
Casi 
nunca 
Siempre 
Casi 
nunca 
Nunca ¿? 
Un análisis a simple vista parece indicar que las personas que contestan 
"siempre" o "casi siempre” al ítem 1, contestan de manera similar a los ítems 
4 y 6. Lo mismo ocurre con quienes eligen la opción 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 37 
"nunca” o “casi nunca” para el ítem 1 ya que contestan parecido a los ítems 
4 y 6. A la vez, las respuestas a los ítems 2, 3 y 5 parecen ser similares en cada 
sujeto. Algunos contestan siempre/casi siempre y otros nunca/casi nunca. 
Esto nos da una pauta de que algo sucede entre los ítems 1, 4 y 6 por un lado, 
y con los ítems 2, 3 y 5 por el otro. Pareciera que evalúan algo en común, ya 
que si tuviésemos que adivinar qué respondió el sujeto 7 a los ítems 3, 4, 5 y 
6 podríamos decir que probablemente haya contestado siempre/casi 
siempre a los ítems 4 y 6, y nunca/casi nunca a los ítems 3 y 5. Volviendo al 
concepto de correlación, pareciera que los ítems 1, 4 y 6 están asociados por 
un lado, y los 2, 3 y 5 por el otro. 
Si calculáramos un análisis factorial -aunque desde ya que para realizar 
un análisis de este tipo debe trabajarse con unas cantidades mucho más 
grandes de ítems y de sujetos- el resultado nos indicaría algo parecido. Ha 
sido posible identificar dos agrupaciones de ítems diferentes, que por alguna 
razón los sujetos responden mayoritaria- mente siguiendo ciertos patrones 
individuales. Cómo llamamos a cada agrupación es una decisión del 
investigador que está realizando el estudio. En nuestro ejemplo, podríamos 
proponer que el grupo conformado por los ítems 1, 4 y 6 se llamara 
"Obsesividad” y al grupo constituido por los restantes denominarlo 
"Elipomanía”. Es aquí donde surge el concepto de factor. Ellos nos permitirán 
analizar la información de manera más eficiente, debido a que en lugar de 
ser necesario verificar qué se respondió a cada uno de los ítems, podremos 
analizar grupos de ítems en simultáneo mediante el cálculo de una escala -
suma de ítems-, que ya hayamos localizado como agrupados en un mismo 
factor sobre la base de sus correlaciones. 
Definimos los factores como "constructos hipotéticos o conceptos 
subyacentes o latentes (no observables directamente) deducidos de las 
correlaciones entre las variables" (Vallejo, 2013, p. 6). La realidad es que los 
factores en sí mismos no existen en la realidad concreta, sino que los inferimos 
a partir de ciertos indicadores (los ítems, en este caso). Existen varios 
sinónimos que suelen usarse para referirse a los factores: dimensión, 
constructo, escala, componente, variable latente. Y es importante advertir 
que las etiquetas que cada investigador elija para nombrar cada factor 
identificado en el análisis factorial deberán estar sustentadas por modelos 
teóricos o investigaciones empíricas previas, y será la coherencia entre el 
contenido de los ítems que en él se agrupan y las hipótesis del modelo la que 
decida la conveniencia de elegir entre una denominación u otra. 
38 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
La personalidad es un constructo psicológico complejo ya que se 
compone de varias dimensiones o aspectos. Es por ello que los análisis 
factoriales se constituyen como la vía regia para el análisis de la validez de 
los resultados aportados por los inventarios que pretendan medirla. 
Identificar estas dimensiones nos permitirá medir en qué grado o magnitud 
se encuentra presente cada una de ellas en cada evaluado. Es decir, no 
existirá una puntuación total que represente la personalidad de cada sujeto 
sino puntajes separados para cada uno de sus componentes. De todos 
modos, conviene aclarar que en algunos otros constructos psicológicos 
complejos, como es el clásico caso de la inteligencia, según el modelo teórico 
que sustente el test, las puntuaciones parciales establecidas a partir de un 
análisis factorial podrían dar lugar a una sumatoria de factores que 
permitieran el cálculo de un puntaje total, representativo de la inteligencia 
general de casa sujeto, como en el caso de las escalas Wechsler. Pero como 
queremos aquí destacar, eso no depende de decisiones antojadizas de un 
investigador sino de la coherencia con el modelo teórico de base. 
¿Qué es el modelo de los cinco factores? 
En el estudio con inventarios de personalidad mediante análisis 
factoriales se ha encontrado con frecuencia que los ítems se agrupan en 
cinco factores o dimensiones integrantes de ese constructo a las que los 
investigadores coincidieron en denominar neuroticismo, extraversión, 
apertura a la experiencia, afabilidad y responsabilidad (e.g. Digman, 1963; Fiske, 
1949; Norman, 1963; Peabody, 1987; Tupes y Christal, 1961). Este modelo 
para evaluar la personalidad es conocido como el modelo de los cinco 
factores o Big Five. A continuación, describiremos a qué se refiere cada uno 
de ellos. 
El primer factor fue etiquetado como neuroticismo y se relaciona con la 
inestabilidad emocional y la experiencia de malestar. La personalidad 
predominantemente neurótica es característica de aquellos que se muestran 
con frecuencia ansiosos, preocupados, malhumorados, deprimidos, con 
presencia de trastornos del sueño y enfermedades psicosomáticas. 
En segundo lugar, la extraversión se refiere a aspectos tales como la 
asertividad y el dinamismo. Los extrovertidos son personas sociables, 
amantes de las fiestas y/o actividades sociales, que gustan de tener 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 39 
muchas amistades, que sienten necesidad de hablar con gente, prefieren 
estudiar en compañía, aman la aventura y el riesgo. Son también 
impulsivos, bromistas, afines a la variación y al cambio, despreocupados y 
agresivos. 
La apertura a la experiencia, el tercer factor, se caracteriza por la presencia 
de valores e ideas no convencionales, amplitud de intereses tanto relativos 
al ambiente exterior cuanto al mundo interno, apertura mental y vidas 
enriquecidas por la experiencia. Los intereses de estos sujetos son 
predominantemente intelectuales y creativos. Suelen ser sensibles a lo 
estético y se mueven en un sentido contrario a lo rutinario, necesitando 
renovarse, son ocurrentes, imaginativos, inventivos. 
En cuarto lugar encontramos aquella dimensión denominada afabilidad. 
Las personas con este rasgo se describen como altruistas, compasivas, 
confiadas, francas y sensibles hacia los demás. Se caracterizan por ser 
generosos, brindar apoyo y ser afectuosos. 
Por último, la responsabilidad implica la tendencia hacia el sentido del 
deber, el esmero, el orden, la organización, la búsqueda de objetivos, la 
autodisciplina y la eficacia. Los individuos poseedores de este rasgo son 
voluntariosos, escrupulosos, puntuales, fiables y capaces de controlar sus 
impulsos. En general están orientados hacia el logro. 
Adicionalmente se ha determinado que cada uno de los cinco factores 
puede analizarse en su interior mediante distintos aspectos que, a su vez, 
los componen. Estos aspectos se reflejan en términos de subdimensiones de 
menor nivel y, si nos ubicamos en el terreno de los instrumentos, 
constituirían lo que conocemos con el nombre de subescalas. Ellas se 
enumeranen la Tabla 1. 
TABLA 1. Subdimensiones de los cinco factores (Sánchez-Cánovasy Sánchez López, 1994). 
Factor Neuroticismo Extraversión Apertura a la 
experiencia 
Afabilidad Responsabilidad 
 •Ansiedad •Afecto •Fantasía •Sinceridad •Competencia 
 •Depresión •Gregarismo •Estética •Altruismo •Orden 
 •Hostilidad •Asertividad •Sentimien
tos 
•Condescen- •Obediencia 
 •Autoconcienc
ia 
•Actividad •Acciones dencia •Esfuerzo hacia 
 •Impulsividad •Búsqueda •Ideas •Modestia el logro 
 •Vulnerabilid
ad 
De 
emociones 
positivas 
•Valores •Susceptibili
dad •Autodisciplina 
 •Reflexión 
40 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
Fundamentos y antecedentes del modelo 
Tal como se comentara en el capítulo precedente, ubicamos el modelo 
de los cinco factores dentro de un enfoque empírico y poli- taxonómico. Su 
propuesta surge de la búsqueda de datos empíricos capaces de dar cuenta 
de las dimensiones de la personalidad. Es dedique no se fundamenta en 
postulaciones teóricas. 
El modo en el que se intentó representar esta empiria fue a través del 
lenguaje, debido a que se asumió que su expresión en palabras -
generalmente adjetivos- representaba con bastante precisión las diferencias 
en los rasgos de personalidad de las personas (enfoque léxico y nomo- 
tético). Esta propuesta se remonta hasta Galton (1884), quien fue pionero en 
el uso de adjetivos hallados en los diccionarios con el fin último de lograr 
una descripción de la personalidad humana. Varios autores tomaron esta 
idea para generar listados de palabras (Allport y Odbert, 1936; Cattell, 1943) 
y a posteriori realizar estudios factoriales que, generalmente, finalizaban 
con el hallazgo de cinco factores (e.g. Digman, 1963; Fiske, 1949; Norman, 
1963; Peabody, 1987; Tupes y Christal, 1961). Fue Goldberg (1981) quien por 
primera vez utilizó la denominación Big Five -los cinco grandes- para 
referirse a este modelo descriptivo de la personalidad. 
Un antecedente fundamental se encuentra en el trabajo de Eysenck 
(1947), quien fue el primero en describir en detalle los factores iniciales 
conocidos como los Big Two: neuroticismo y extraversión. 
La disconformidad respecto de la idea de que la personalidad pudiera 
ser descrita solo mediante esas dos dimensiones motivó a otros 
investigadores a buscar modelos con mayor cantidad de factores. Es así que 
Costa y McCrae (1976) hallaron un tercer factor al que nombraron apertura 
a la experiencia. Su trabajo confluyó en la creación de un inventario para 
evaluar la personalidad, al que llamaron NEO-PI -pollas siglas en inglés 
correspondientes a las tres dimensiones y Personality Inventory- (Costa y 
McCrae, 1976,1980). Luego, añadieron las otras dos dimensiones -
afabilidad y responsabilidad- (Costa y McCrae, 1985). 
Este apartado se encontraría incompleto de no mencionarse otro 
antecedente cardinal: los aportes de Cattell. Mediante el uso de análisis 
factoriales, Cattell (1945) halló treinta y cinco factores que explicaban las 
principales dimensiones personológicas. Tupes y Christal (1961) retomaron 
estos hallazgos y fueron pioneros cuando propusieron que la personalidad 
pudiera explicarse mediante cinco factores. El 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 41 
modelo de los Big Five ha tenido tanta aceptación que incluso el 16PF, un 
cuestionario creado por Cattell para medir dieciséis factores de la 
personalidad (Cattell, Eber y Tatsuoka, 1970), actualmente en su versión 
revisada (Cattell, Cattell y Cattell, 1993) incluye la evaluación de los cinco 
grandes factores. 
Estudio de la personalidad desde esta visión 
El modelo de los cinco factores ha sido útil para llevar a cabo 
investigaciones capaces de dar cuenta de los rasgos de personalidad de 
distintas poblaciones. Se han encontrado diferencias según sexo, edad, 
cultura, así como asociaciones con otras variables de interés, como el 
rendimiento académico, el laboral, la presencia de trastornos de 
personalidad, entre otras. El fin ha sido conocer cómo se comportan los 
rasgos de personalidad en los distintos individuos e identificar las 
diferencias entre ellos (recuérdese que el modelo de los cinco factores se 
enmarca en un enfoque nomotético). 
Diferencias según sexo y edad 
Las investigaciones han encontrado, por ejemplo, que las mujeres y i los 
varones suelen ser diferentes en sus características de personalidad. En 
general, los hallazgos demuestran que las primeras puntúan más alto en los 
factores neuroticismo, extraversión, afabilidad y responsabilidad, en 
contraste con los hombres, que se destacan por mayores puntuaciones en 
apertura a la experiencia (Costa, Terracciano y McCrae, 2001; Lehmann, 
Denissen, Allemand y Penlce, 2013; Marsh, Nagengast y Morin, 2013). 
En cuanto a la edad, las conclusiones llevaron a hipotetizar que, con el 
correr de los años, los sujetos aumentan sus puntajes en los factores de 
afabilidad y responsabilidad, y decrecen en neuroticismo, extraversión y 
apertura a la experiencia (Chan el al, 2012; Donnellan y Lucas, 2008; 
Lehmann, Denissen, Allemand y Penlce, 2013; Marsh, Nagengast y Morin, 
2013; Soto, John, Gosling y Potter, 2011). Resulta interesante una 
investigación llevada a cabo por Specht, Egloffy y Schmulde (2011) en la 
que se verificó que los rasgos de extraversión, apertura a la experiencia y 
afabilidad tienen un comportamiento curvilíneo aumentando 
42 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
desde la adolescencia hacia la adultez, con un pico entre los 40 y 60 años, 
observando un posterior decrecimiento. 
Diferencias culturales 
En ocasiones, los investigadores quisieron probar si el modelo de los 
cinco factores se replicaba -es decir, si se encontraba ese mismo modelo- en 
culturas diferentes de aquella en la que tuvo origen (estadounidense). En 
general, cuando se verificó la estructura factorial del NEO-PI-R -el 
inventario de personalidad más frecuentemente usado para medir 
personalidad con el modelo de los cinco factores- los resultados indicaron 
que la estructura del Big Five suele replicarse con mucha exactitud (McCrae 
y Allik, 2002; Schmitt, Allik, McCrae y Benct- Martínez, 2007). Por ello se 
postula que el modelo es pasible de ser generalizado a distintos entornos 
culturales, es decir, se lo considera bastante universalizable. 
En cuanto a las diferencias en los factores entre distintas culturas, 
Schmitt, Allik, McCrae y Benet-Martínez (2007), en una investigación que 
incluyó datos sobre cincuenta y seis naciones, hallaron que las personas 
más extrovertidas vivían en Serbia y Croacia, y las menos extrovertidas en 
Bangladesh y Francia. En relación con la afabilidad, los puntajes más altos 
se dieron para los residentes de la República del Congo y de Jordania, y los 
más bajos para los japoneses y lituanos. En responsabilidad puntuaron más 
alto los congoleños y los etíopes, y los más bajos fueron los japoneses y 
surcoreanos. En cuanto a neuroti- cismo, los individuos con mayor puntaje 
se encontraban en la Argentina y Japón, y los que tenían menor puntaje, en 
el Congo y Eslovenia. Finalmente, en relación con la apertura a la 
experiencia los mayores puntajes se hallaron en chilenos y belgas, y los 
menores, en Japón y China. 
Asociación con otras variables, trabajos psicométricos 
locales y datos curiosos 
Los cinco factores también han sido analizados en relación con otras 
variables de interés como el rendimiento académico. Es así que se observó 
que quienes se caracterizaban por mayor apertura a la 
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 43 
experiencia tenían más éxito en sus estudios (Spengler, Lüdtke, Martin y 
Brunner, 2013). También, en otra veta de análisis, se encontró que un mejor 
rendimiento, pero en este caso en el ámbito laboral, se daba en empleados 
de atención telefónica que tenían mayores niveles de afabilidad 
(Timmermar, 2004). 
Asimismo,se han hallado relaciones significativas entre los rasgos de 
personalidad y distintos trastornos mentales. Por ejemplo, Quilty, Scllbom, 
Tackett y Bagby (2009) concluyeron que los factores neuroticismo, afabilidad 
y extraversión podían predecir la presencia de un trastorno bipolar. En 
relación con las adicciones, los adictos al tabaco demostraron obtener 
puntajes más elevados en neuroticismo y menores en afabilidad (Jafar, 2012). 
Y quienes presentan mayor estrés laboral solían tener elevada la escala de 
neuroticismo, y disminuidas las de apertura y responsabilidad (Tórnroos, 
Hintsanen, Hintsa, Jokela, Pulkki-Ráback, TIutri-Káhónen y Keltikangas-
fárvinen, 2013). 
Algunos resultados de carácter curioso, por ejemplo, indicaron que 
quienes utilizaban con asiduidad la red social Facebook presentaban altos 
grados de neuroticismo, extraversión y apertura a la experiencia, mientras 
que quienes usaban Twitter tenían bajos niveles de neuroticismo y 
extraversión (Hughes, Rowe, Batey y Lee, 2012). También las personas que 
tenían preferencia por melodías ligadas a sentimientos de tristeza 
presentaban mayores niveles de apertura a la experiencia o bajos en 
extraversión (Ladinig y Schellenberg, 2012), y los sujetos con actitudes 
materialistas mostraban elevadas calificaciones en neuroticismo y bajas en 
afabilidad (Watson, 2014). 
En cuanto a estudios locales de calidad psicométrica para instrumentos 
derivados de este modelo, podemos nombrar los desarrollados 
recientemente con el IPIP-NEO (Cupani, Pilatti, Urrizaga, Chincolla y 
Richaud de Minzi, 2014, en prensa), con el NEO-FFI, versión abreviada del 
NEO-PI (Cupani, Vaiman, Font, Pizzichini y Zaretti, 2012) y con el Adjective 
Checklist for Personality Assessment (Ledesma, Sánchez y Díaz Lázaro, 
2011). Y hace más de una década, los trabajos de Castro Solano (2002) y de 
Castro Solano y Casullo (2001), con su adaptación del Big Five Inventory 
(John, Donahue y Kentle, 1991). 
44 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.) 
Conclusiones 
Podemos concluir que el modelo de los cinco factores se constituye 
como una propuesta primordial en el estudio de la personalidad. A lo largo 
del capítulo delimitamos que se basa en datos léxico-empíricos que son 
luego analizados mediante un cálculo estadístico particular denominado 
análisis factorial. También se señaló que muchas investigaciones han 
hallado y confirmado la existencia de las cinco dimensiones a lo largo de 
numerosas y diversas poblaciones. Adicionalmente, se repasaron algunos 
resultados de estudios que analizaron estos rasgos de personalidad 
examinando si se verificaban diferencias según sexo, edad y cultura, y otros 
trabajos en los que se daba cuenta del vínculo de los factores con otras 
variables como el rendimiento académico, laboral y los trastornos mentales. 
En el próximo capítulo del libro, se realizará un recorrido por algunos 
aspectos de la salud mental ligados a la personalidad: la búsqueda de 
consenso para la descripción de los trastornos de personalidad. 
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