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TEÓRICOS TEMA 8: TRASTORNOS DE PERSONALIDAD Narcisismo patológico.Mentalización y Trastornos de personalidad Estrategias y abordajes TERAPIA BASADA EN LA MENTALIZACIÓN – Bateman y Fonagy. Sabemos que la mentalización refiere a la capacidad de cada sujeto para comprender la conducta tanto de los otros como la propia, en términos de estados mentales. Mentalizar implica la toma de conciencia de los estados mentales presentes en uno mismo y en otras personas, sobre todo cuando se trata de explicar la conducta. Así, está capacidad va a sustentar y regular las relaciones interpersonales de los seres humanos, dependiendo en qué contexto haya emergido. Por ello, Fonagy la piensa como la espina dorsal de nuestra identidad y sentido del self. Vernos a nosotros mismos como seres intencionales y con capacidad de agencia, impulsados por estados mentales significativos y comprensibles, genera una coherencia psicológica acerca de los demás y de uno mismo, que resulta indispensable para explorar el mundo social. Entonces, ante la ausencia de la mentalización no puede haber un sentido robusto del self, interacciones sociales constructivas, reciprocidad en las relaciones, como tampoco ninguna sensación de seguridad personal. Esto es lo que pasa con los pacientes que tienen trastorno límite de personalidad, en quienes existe una falla en la mentalización y por tanto, en la función reflexiva. Sabemos que la capacidad de mentalización emerge en el contexto de las relaciones de apego, por lo que es un determinante clave en la organización del self y la regulación de los afectos. De esta manera, la forma en que comprendamos a los demás va a depender de si nuestros propios estados mentales se vieron entendidos de manera adecuada por cuidadores que, además fueron cariñosos, atentos y no amenazadores, es decir que haya tenido lugar un patrón de pego seguro. Vemos entonces que es de gran importancia que el adulto tengo capacidad para representar el afecto del niño y hacerle sentir que es comprendido, al mismo tiempo que le trasmite la forma de afrontar el afecto. Trasesto, podemos decir entonces que quienes tienen TLP, han experimentado patrones de apego que nada tiene que ver con lo seguro: inseguro, ansioso o desorganizado, por lo que su mente va a mal interpretar la conducta de los demás y de sí mismo ya que, es “leída” desde uno mismo, desde la propio experiencia. Sin embargo, en quienes no padecen este trastorno, igualmente esta capacidad no es algo totalmente estable, homogéneo o unidimensional, es decir que no todos somos capaces de mentalizar con igual intensidad o de la misma manera. Todos tenemos fortalezas y debilidades en aspectos particulares de la mentalización; ello porque los autores plantean que la mentalización tiene una naturaleza multidimensional. Está compuesta por cuatro componentes o dimensiones: MENTALIZACIÓN CONTROLADA VS AUTOMÁTICA: la controlada exige reflexión, atención, conciencia, intención y esfuerzo mientras que la automática implica un procesamiento muchos más rápido, que tiende a ser como un acto reflejo por lo que exige poca o casi nada atención, conciencia, intención o esfuerzo. En un entorno de apego seguro, en el cual se supone que las cosas funcionan sin problemas a nivel interpersonal, no se requiere demasiado de una mentalización controlada. Es más, si se recurre demasiado a ella, podría dificultarse las interacciones en tanto éstas se sentirán hipermentalizadas. Por el contrario, una excesiva mentalización controlada hace que sea dificultoso entender y reflexionar sobre lo que está sucediendo. Sin embargo, lo importante es que exista un equilibrio entre ambos modos de mentalizar, según el contexto y situación. SOBRE OTROS VS SOBRE UNO MISMO: esta dimensión implica tener capacidad para mentalizar nuestro propio esto, es decir, el self, o el estado de otras personas. Ambos están vinculados por lo que un desequilibrio entre ellos indica una vulnerabilidad para mentalizar tanto a los otros como a uno mismo. Aunque los individuos con problemas de mentalización se centran preferentemente en un extremo de esta dimensión, pueden verse afectados ambos polos. En el caso, del TLP se centra sobre otros. DE ESTAMOS INTERNOS VS DE ESTADOS EXTERNOS: mentalizar puede implicar que tengamos que hacer inferencias basándonos en indicadores externos de los estados mentales de otra persona, por ejemplo, sus expresiones faciales o bien, se puede averiguar la experiencia interna de alguien a partir de lo que sabemos de él y de la situación en que se encuentra. También incluye pensar en uno mismo y en los propios estados internos y externos. Esta distinción es importante para pensar por qué la capacidad de algunos pacientes para “leer la mente” de los demás parece deteriorada, a pesar de que puedan ser hipersensibles a las expresiones faciales o la postura corporal, dando la falsa impresión que perciben detalles de los estados mentales ajenos. Pacientes con TLP por ejemplo, tienden a hipermentalizar las emociones ajenas, incluso las del terapeuta. Esto se debe a que, por un lado prestan mucha atención a los indicadores externos, son hipersensibles a las expresiones faciales o corporales y, por otro lado, a que sus ideas iniciales no son sometidas a comprobación a través de la mentalización controlada. Ello limita la posibilidad de atribuir determinados pensamientos y sentimientos a los demás. De esta manera, que estos sujetos se focalicen en las características externas hace que sean altamente vulnerables al contexto social. CORGNITIVA VS AFECTIVA: la mentalización cognitiva implica la capacidad de razonar, reconocer y nombrar los estados mentales mientras que la afectiva supone la capacidad de comprender el sentimiento que acompaña a esos estos; siempre tanto en los demás como en uno mismo. Esto resulta imprescindible para cualquier auténtica experiencia de empatía y de sentido del self. En este caso, pacientes con TLP presentan un déficit de empatía cognitiva que se asocia a una elevada sensibilidad hacia cualquier tipo de señal. Como decíamos antes, todos tenemos fortalezas y debilidades en aspectos particulares de la mentalización pero lo importante es que actúen de manera regulada ambas dimensiones, de acuerdo al contexto y la situación en la que se encuentra el sujeto. Por ello, la mentalización siempre debe ser evaluada de acuerdo a contextos. Lo que sucede en los pacientes con TLP es que, al haber una falla en la mentalización y regulación afectiva, predominan dimensiones por sobre otras por lo que tienen relaciones interpersonales complicadas. Ahora bien, al haber un fallo en la mentalización estos pacientes recurrer a modos de pensamientos no mentalizadores o PREMENTALIZADORES que, muestran un paralelismo con la conducta que manifiestan los niños pequeños antes de desarrollar esta capacidad. Es fundamental que el terapeuta reconozca y entienda estos modos prementalizadores porque, no sólo nos habla dela experiencia personal del paciente sino que, causan grandes dificultades interpersonales y da lugar a conductas autodestructivas. Estos modos son los siguientes: ● MODO DE EQUIVALENCIA PSIQUICA: los pensamientos y sentimientos son demasiado reales para los pacientes, hasta el punto de que es difícil concebir posibles perspectivas alternativas. Ello porque la dimensión afectiva domina a la cognitiva. En la clínica este modo prementalizador se observa a través de la suspensión de la duda. Los pacientes no dudan de nada, relatan con totalcerteza sus experiencias subjetivas y creen cada vez más que su perspectiva es la única posible. Ante esto es importante que el terapeuta no discuta sobre los dichos del paciente ni intente mostrarle otras perspectivas en el inicio sino que, es importante mostrar curiosidad hasta haber logrado una confianza empática. ● MODO TELEOLÓGICO: los estados mentales son reconocidos y creídos solo si los resultados son físicamente observables. Por lo tanto, el individuo puede reconocer estados mentales pero se limita a situaciones muy concretas (Por ejemplo, solo reconoce que un afecto es genuino cuando está acompañado de una caricia. “Me corto y me siento real; el terapeuta alargó la sesión porque le importo). Vemos entonces que, se centra en la acción porque está desequilibrado hacia el polo externo de la dimensión interna-externa, es decir, está sesgado hacia la compresión de cómo se comportan las otras personas, y él mismo, y cuáles pueden ser sus intenciones desde el punto de vista de lo que hacen físicamente. ● MODO SIMULADO: los sentimientos y afectos se desgajan de la realidad, es decir que el paciente puede hipermentalizar (dimensión controlada en exceso) un estado en el cual pueden decir muchas cosas acerca de los estados mentales pero, con poco significado verdadero, escasa conexión con la realidad y/o poca comprensión afectiva. Tienden a involucrar narrativas excesivamente largas, carentes de un verdadero núcleo afectivo o de toda conexión con la realidad. A primera vista resulta difícil diferenciar este modo prementalizador con una genuina mentalización; parece estar trabajando con una persona con extraordinaria capacidad para mentalizar pero, después de un breve período se torna evidente que el paciente es incapaz de acompañar la mentalización con los sentimientos. Es importante reconocer en los pacientes estos tres modos premantalizadores ya que suelen estar acompañados por la presión por externalizar aquellos aspectos del self que no fueron mentalizados, a los que Fonagy denomina partes del alien self. Sabemos que Winnicott plantea que cuando el niño no puede desarrollar una representación de su propia experiencia a través del reflejo parental (por un apego desorganizado), va a internalizar la imagen de su cuidador afirmándola como una parte de la representación de sí mismo. Pero, si bien esto se realiza poder reforzar el self infantil, la imagen del cuidador internalizada no coincide con él en cualidad, intensidad o tono. Esta discontinuidad en el yo es lo que se denomina alien self. Lo que sucede en los pacientes con TLP es que mitigan esta incoherencia del self a través de la externalización o proyección, es decir, adjudicando a otra persona un aspecto del propio self y empujándola a actuar según la representación que requiere dicha externalización. Entonces, si el alien self se traduce en una experiencia de agresividad, la persona recreará esa experiencia irritando a la otra persona; si es depresión, falta de interés o desesperanza puede forzarlo a ser su potencial ayuda para frustrar sus esperanzas una y otra vez. En todos los casos, estará resolviendo la incoherencia interna, liberándose de su alien self y proyectándolo sobre alguien en el mundo exterior. Estos pacientes pueden sentir la necesidad de externalizar como una cuestión de vida o muerte, no sólo como un alivio momentáneo de una molestia ya que, el alien self con frecuencia se convierte en el vehículo de una experiencia de maltrato, en una intencionalidad malévola, instalada en sí mismo, que expresa una intensión negativa desde su interior, a través de la autodestrucción por ejemplo. Frente a esto, le self se desestabiliza y no hay respuesta más que el pánico. Es por ello que proyectan los aspectos del self que resultan desestabilizadores, viéndolos en el otro. Así, las relaciones no pueden más que volverse rígidas y fijas, en tanto el otro tiene que ser controlado, obligado a mantener ciertas características y no abandonando el papel de la parte del alien self. Además, la necesidad de que haya otro que actúe como vehículo para esas partes del self que lo desestabilizan, se vuelve abrumadora porque el paciente lo experimenta, como decíamos antes, como una cuestión de supervivencia; existiendo la posibilidad de que se desarrolle un pseudoapego adictivo hacia ese sujeto. Éste tratamiento, basado en la mentalización, se propone trabajar sobre dos cuestiones: señales ostensivas y confianza epistémica. Por un lado, el concepto de CONFIANZA EPISTÉMICA hace referencia a la confianza que depositamos en la información que nos trasmiten otras personas sobre el mundo social, es decir, el grado y la forma en que consideramos que un conocimiento social es genuino y relevante para nosotros. Fonagy plantea que los seres humanos hemos evolucionado tanto para trasmitir como para recibir información cultural nueva y pertinente y, para ello, hemos desarrollado una sensibilidad especial a las formas de comunicación que suponen una oportunidad para este tipo de aprendizaje, como las primeras comunicaciones con los cuidadores. En este proceso, el cuidador señala al niño lo que es relevante social y culturalmente y, puede ser considerado como un conocimiento útil y válido, a través de las SEÑALES OSTENSIVAS que incluye el contacto visual y una entonación especial. Los niños están preparados para responder a estas señales que, indican al bebé que los cuidadores lo reconocen como individuo y agente mentalizador: que piensa y siente. De esta manera, responder de manera sensible a las necesidades del niño no sólo fomenta la confianza general de que es importante como persona sino que también promueve la confianza epistémica. Sirve para abrir se mente para recibir nueva información que, puede alterar sus creencias y, por lo tanto, modificar su conducta futura. Ahora bien, los pacientes con TLP no han tenido estas señales sensibles por lo que no tienen confianza epistémica. Por el contrario, Fonagy plantea que han atravesado por experiencias que llevan a encontrar en ellos una desconfianza epistémica crónica, por lo que se muestran resistentes a recibir información que desconocen que no creen; incluso suelen interpretar que los motivos de comunicación con los demás son negativos. De esta manera, se muestran como rígidos, tercos e incluso irracionales, porque tratan con sospecha profunda el nuevo conocimiento del comunicadory no lo internalizan, es decir, no modifican sus estructuras mentales internas para asimilarlo. La confianza epistémica está socavada por las primeras experiencias y como consecuencia, se bloquea el canal preparado para la adquisición de nueva información relevante. Como terapeutas, podemos decir que estas personas son de “difícil acceso” pero, están demostrando lo que podría ser una adaptación razonable a un entorno social en el que la información de la mayoría de figuras de apego ha sido “etiquetada” como probablemente engañosa. Entonces, a pesar de que la conducta de la pareja sea totalmente solidaria y siempre busque el interés del paciente por ejemplo, o que el terapeuta le ofrezca consejos valiosos y precisos, el paciente no lo tendrá en cuenta, ignorará la evidencia de la cooperación y el apoyo e insistirá con que se siente abandonado, traicionado y que no lo apoyan. Por ello, Fonagy plantea tres sistemas de cambio de comunicación en el tratamiento con estos pacientes: 1. En primer lugar, es necesario que se estabilice el contexto social del paciente ya que, el cambio será imposible si está preocupado por las finanzas, la situación laboral y otras agentes estresantes. Además, en esta instancia, el terapeuta mediante señales ostensivas debe proporcionar al paciente información útil sobre el modelo terapéutico y abordaje en el que se van a adentrar. Esto implica entender al paciente y, reconocerlo como persona y como agente mentalizador, lo cual va a permitir, de a poco, la apertura de la confianza epistémica. 2. El terapeuta debe utilizar el entorno terapéutico para incrementar la mentalización. En este proceso es importante que ambos puedan verse con mayor claridad como agentes intencionales para que pueda generarse una atmósfera confiable y empática que, logrará una mejor comprensión de las creencias, deseos y anhelos de los otros como de un mismo. Al establecerse un espacio afectivo compartido ayuda a aumentar la creencia del paciente de que no está solo y, le indica que otra mente puede ser útil para aclarar los estados mentales y aumentar la sensación de agencia. De esta manera, se espera que su perspectiva cambie cuando disponga de nueva información. 3. El paciente en esta instancia ya ha superado la desconfianza epistémica, de modo que la información social positiva que antes había sido desautorizada, puede ser ahora registrada y modificar sus creencias anteriormente rígidas, de sí como de los demás. Este es el componente esencial del cambio que, ayuda a reducir el aislamiento. De esta manera, al sentirse pensado va mejorando cada vez más la mentalización y, al mismo tiempo, la comprensión de las situaciones sociales y de las personas importantes en la vida del paciente. Esto último es muy importante porque hace crecer el potencial de respuesta sensible de los otros y, por lo tanto el paciente se sentirá entendido. Esto, a su vez, da lugar a que las relaciones sean más confiadas y abre al paciente a comprensión de situaciones más cotidianas de la vida. Vemos entonces como en el tratamiento MTB no solo se busca que el paciente “funcione” bien en la terapia sino que también se reemerge el aprendizaje social y los vínculos. “LA PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA DE LA TEORIA DEL APEGO” – Juri Este autor plantea que la base segura terapéutica opera como un “ambiente facilitador”, a partir del cual es posible emprender las exploraciones del psiquismo. Sin esa seguridad básica ninguna terapia podría prosperar. Sin embargo, pese a ser una condición necesaria no es suficiente por sí sola para una psicoterapia. Es necesaria la capacidad de empatía del terapeuta (desarrollada mejor con alianza en la primera parte) que, implica colocarse en el lugar del otro, estar en contacto con lo que otro experimenta y siente. Se trata de un intento de comprender a la persona desde su perspectiva interior. La misma empatía que interviene en la relación madre – bebé en los primeros cuidados, forma parte de la práctica de terapeutas. Para la teoría del apego la empatía forma parte del conjunto de actitudes del terapeuta, las cuales configuran una base segura para el paciente. En muchas ocasiones, solo con un acercamiento empático el paciente experimenta la suficiente seguridad como para continuar adelante con sus relatos y mostrar lo que de otro modo puede quedar enclaustrado. A diferencia del Terapeuta Observador, que desde el exterior analiza la conflictiva del paciente a través de su marco teórico, el Terapeuta Empático intenta ubicarse en el interior de la perspectiva del paciente, mirar la situación desde la experiencia subjetiva del propio paciente y no de la propia. Sin embargo, pese a que el analista trata de captar la perspectiva del paciente mediante la comprensión empática, también es necesario que permanezca separado como un pensador independiente, es decir que no existe la neutralidad absoluta para este autor. Ser un terapeuta empático no quiere decir que no se posicione como independiente o que no use la intuición y cognición cc; tampoco es contradictorio con una escucha del lenguaje y sus distorsiones en términos de Freud. No es un espejo sino un selector en tanto seleccionara un camino interpretativo entre tantos otros y elijará un rumbo determinado. De esta manera, un terapeuta podrá ser empático hasta las fronteras de su paradigma. TEMA 9: TRASTORNOS DE PERSONALIDAD BORDERLINE Aspectos teóricos y clínicos. Abordaje. DSM: Trastornos de la personalidad En primer lugar, los rasgos de personalidad son patrones persistentes del modo de percibir, pensar y relacionarse tanto con el entorno como con uno mismo, los cuales se muestran en una amplia gama de contextos sociales y laborales. Cuando estos rasgos de personalidad son inflexibles, desadaptativos y causan un deterioro funcional o malestar subjetivo significativo, constituyen un trastorno de personalidad. Entonces, el trastorno de personalidad es un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta de las expectativas de la cultura del sujeto y que, se manifiesta en dos o más de las siguientes áreas: ● Cognición: es la forma en el que sujeto se percibe e interpreta a sí mismo, a otras persona y a los acontecimientos que le suceden. ● Afectividad: hace referencia a cómo el sujeto se adecua a la respuesta emocional, la intensidad, el rango de ésta. ● Funcionamiento interpersonal: cómo se relaciona con los otros. ● Control de los impulsos Este patrón provoca malestar clínicamente significativo en el sujeto, y un deterioro en distintas áreas importantes como, la social, laboral, corporal. Es estable, de larga duración y suele tener inicio en la adolescencia o edad adulta temprana. De esta manera, el clínico debe valorar la estabilidad de los rasgos de personalidad a lo largo del tiempo y a través de distintas situaciones. Sin embargo, a veces es suficiente con una sola sesión para establecer un diagnóstico pero se recomiendarealizar más de una entrevista separadas en el tiempo. La evaluación suele ser complicada a veces porque los pacientes con TP no consideran problemáticas las características que definen dicho trastorno. Ahora bien, estos trastornos se dividen en tres grupos: ● GRUPO A: compuesto por tp paranoide, esquizoide y esquizotípica. Suelen mostrarse raros o excéntricos. ● GRUPO B: compuesto por tp antisocial, límite, histriónica y narcisista. Se caracterizan por ser exageradamente dramáticas, emocionales o erráticas. ● GRUPO C: compuesto por tp evitativa, dependiente y obsesivo-compulsivo. Se caracterizan por ser ansiosos o temerosos. TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD (Grupo B): es un patrón dominante de inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos, y presentan una impulsividad intensa. Comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos. Se caracteriza por 9 síntomas de los cuales deben presentarse al menos 5 para éste diagnóstico: ● Inestabilidad afectiva. Es el síntoma que más lleva a la cormobidad. ● Impulsividad. ● Sensación crónica de vacío ● Enojos inapropiados e intensos y/o dificultad para manejar la ira. ● Inestabilidad en la autoimagen y del sentido del yo. ● Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensos (idealización – devaluación en extremos) ● Esfuerzos desesperados para evitar el abandono real o imaginario. ● Ideas paranoides transitorias y/o síntomas disociativos graves. ● Comportamiento, actitud o amenazas recurrentes de suicidio y/o automutilación. Frases típicas: “Voy a estar sólo, nadie está para mí” – “si me dejo de cortar nadie se va a acordar de mí” – “seguro que me trata bien porque quiere algo” – “soy un infeliz, me lo merezco”. “EL SELF EN EL BORDERLINE: EL MITO DEL FRACASO” – Ortiz Frágola. En el imaginario psicológico subyace una fuerte asociación entre borderline, vida tormentosa y destino penoso. Desde la clínica, los profesionales tienden a prepararse para afrontar un tratamiento difícil, con alta probabilidad de fracaso. El reflejo de esta patología dibuja caóticas vivencias contratransferenciales y un clima de estrés y desesperanza que, muestra parte de las vivencias tempranas del propio paciente. Situaciones de abuso infantil o tempranas relaciones patógenas, producen en el paciente un self sub o sobre-estimulado que tarde o temprano será experimentado como vacío o descontrol por el propio terapeuta. Esto muchas veces, produce a veces un sesgo por el cual ciertos pacientes que se enojan o evolucionan mal, suelen ser sobre diagnosticados como borderline o incluso como psicóticos. En la práctica clínica con estos pacientes, es común hallar situaciones críticas que generan alarma en los pacientes, en sus familias y en los terapeutas encargados de los casos. Lesiones autoinflingidas, amenazas de suicido, estados confusionales y disociativos con síntomas delirantes luego de ingerir drogas, violencia familiar o relaciones de pareja caóticas, se asocian y generan intensas reacciones contratransferenciales. Entonces, la frustración del terapeuta ante la presunta inutilidad de sus esfuerzos se acompaña con frustración, rabia y dudas por su propia competencia. Con frecuencia los terapeutas padecen de splitting, una contratransferencia cuasi psicótica que tienen a repetir el mismo tipo de relación patógena vivida por el paciente en su infancia: el terapeuta se transforma en el abusador y el paciente en la víctima. Inmerso en esta movilización contratransferencial, el terapeuta puede ver perturbada su propia perspectiva y evaluación de la situación. De esta manera, inmerso en contexto de complicadas manifestaciones clínicas, se puede llegar a diagnósticos equivocados como: falsos positivos o falsos negativos. En el caso de los falsos positivos, se formulan pronósticos dramáticos y se indican medidas terapéuticas innecesarias, como internación o medicación, que repercuten perjudicialmente en el paciente, la familia y el contexto. Además, el terapeuta trata de cubrirse a través de lo que se llama “medicina defensiva”, con explicaciones diagnósticas alarmantes o actitudes evitativas. El resultado de esto suele ser la estigmatización del paciente, que se exacerba por el acceso de información en la web por el paciente o su flia. En el caso de los falsos negativos, se atribuyen las manifestaciones ruidosas a crisis vitales o a la evolución engañosa de la transferencia. En consecuencia, se demora la terapéutica adecuada cuando en realidad son cuadros que pueden evolucionar mal, con fuerte daño a la vida personal y familiar. Es de utilidad práctica considerar que, las manifestaciones clínicas tormentosas corresponden a trastornos en el self, perturbaciones del sí mismo que incluye desde perturbaciones relativamente benignas como las crisis adolescentes o algunos trastornos de estrés postraumáticos, a cuadros de gravedad media como los trastornos narcisistas o graves como los fronterizos. Estos últimos tienen una impulsividad caótica y fallas graves en la identidad que sugieren un déficit estructural severo que hace sombrío el pronóstico y exige al máximo a familias y terapeutas. En la psicoterapia de pacientes borderline, una aproximación diagnóstica es parte intrínseca del proceso terapéutico, no algo separado del tratamiento. Forma parte de las sesiones iniciales y es esencial para comprometer al paciente en el proceso y lograr que sus estados manteles puedan ser objetos de observación y reflexión. En este tipo de pacientes, se producen estados de desequilibrio narcisista que ejercen un efecto inquietante y perturban su estabilidad emocional. La angustia existencial, las vivencias de vacío, ciertos fenómenos hipocondríaco, los sentimientos de vergüenza, inadecuación e inferioridad, los procesos de idealización y desvalorización en los vínculos interpersonales, se asocian a profundos disturbios en la regulación del estado del sí mismo y se acompañan de una crónica vulnerabilidad en la autoestima. Buscan vivir estados de agitación, tensión, o incluso dolor a modo de estímulos que consolidan el self y le señalan sus límites. Protegen al sujeto del vacío, del temor al derrumbe y lo hacen sentirse vivo. La hipersociabilidad superficial, la sexualidad compulsiva o el uso de sustancias, son con los mismos fines. El profesional debe estar preparado para vivir en carne propia la turbulencia emocional y la confusión propia del cambio intersubjetivo en el que creció y en el que vive el sujeto con esta psicopatología. Actualmente se está viendo en distintos pacientes una relación entre borderline y los trastornos afectivos (depresión). Hay autores como Ghaemi que sostienen que hay que abstenerse de diagnosticar trastorno de la borderline en personas que tengan cuadros de depresión severos, sino que hay que tratarlos y si se resuelven las alteraciones de humor, pero persisten los rasgos border, allí diagnosticar. Una característica que permite distinguirlas son los actos impulsivos. Fonagy ha estudiado el apego ansioso y el desorganizadoque caracterizan los vínculos de estos pacientes, son dependientes y las situaciones de pérdida son vividas como un desamparo y abandono que atenta contra los inestables sentido del self. Estos rasgos propios de la patología llevan a que estas personas utilicen el término depresión para describir sentimientos crónicos de vacío y soledad. Si esto no puede ser compensado por el paciente o terapeuta se hacen presente la desesperanza, rabia y autodestructividad, como una suerte de pseudodepresión (vacío, angustia existencial, falta de sentido de la vida, indiferencia afectiva, aburrimiento) Lo que resalta el autor es que a pesar de las complicaciones, el borderline puede tener una evolución más benigna del a que siempre se ha pensado. Un porcentaje experimenta una reducción sustancial de su sintomatología, luego de cinco años. Sostiene que el origen de estos cuadros no debemos simplificarlo a tempranas relaciones objetales patógenas: un porcentaje ha desarrollado el cuadro sobre la base de una carga genética de trastorno afectivo, donde hay síntomas relacionados con alteraciones del humor que pueden dominar el cuadro, otros sobre la base de abusos severos en la vida temprana, que suelen persistir a lo largo de la vida, continua entablando relaciones amorosas y de amistad tempestuosas y conflictivas que generan insatisfacción y desesperanza. Existe una perspectiva de fracaso, de ambas partes, pero a pesar de tener un déficit simbólico o una limitada mentalización a veces poseen una especial sensibilidad para captar los estados mentales de otras personas. Se demuestra que en muchos casos se atenúa y pasa a un nivel neurótico, especialmente luego de un largo o corto tratamiento adecuado, un grupo apreciable pasa a tener trastornos de personalidad menos definidos que les permiten llevar vidas productivas. Muchos de estos pacientes logran remontan en su comienzo accidentado y compensar falencias de su armazón psíquica, se vuelven menos dependientes de sus impulsos y alcanzan a encontrar una existencia que merece ser vivida. TEMA 10: DEPRESIÓN Aspectos teóricos y clínicos. Abordaje. Bleichmar “Algunos subtipos de depresión, sus interrelaciones y consecuencias para el tratamiento psicoanalítico” Freud consideró que la depresión es la reacción a la pérdida de un objeto real o imaginario. Además,enfatizó que la “insatisfacible carga de anhelo” es un rasgo distintivo de la depresión. La expresión “carga de anhelo” indica que la pérdida de objeto es acompañada por la persistencia de un intenso deseo por él, y al mismo tiempo, por la representación de que este deseo es irrealizable. El deseo puede consistir, entre muchos otros, en deseos de apego, o en deseos de sentirse seguro, o en deseos relacionados con el bienestar del objeto, etc. Los deseos pueden ser clasificados en dos categorías principales: por un lado, deseos de autodefinición, de autonomía, de ser agente activo de las propias acciones, de control y, por otro lado, en deseos de relación, de estar en contacto con otras personas. Joffe y Sandler remarcaron que debemos diferenciar entre estados de infelicidad y sufrimiento (dolor), por un lado, y la respuesta depresiva por el otro. El sufrimiento lo relacionaron con un estado de discrepancia entre una representación ideal del self y otra representación del self sentida como la real; y la respuesta depresiva fue vista como un tipo de reacción afectiva que surgiría en circunstancias particulares en que se experimente impotencia/indefensión ante el sufrimiento. Bibring resaltó el papel central que desempeña el sentimiento de impotencia/indefensión en la constitución del fenómeno depresivo. Pero, impotencia/indefensión pueden ser también sentidas en situaciones en que el sujeto se halle atrapado por sentimientos de terror, es decir, presa de la ansiedad. Esta es la razón por la cual en psicoanálisis se ha diferenciado entre ansiedad, como anticipación de un peligro -hay impotencia e indefensión, pero respecto a algo por venir-, y la depresión como la reacción a la pérdida ya ocurrida de un objeto amado, sea éste la representación de una persona, o de uno mismo como self ideal, o de una abstracción que es adorada. Los componentes que caracterizan al estado depresivo son: a. Fijación a cierto deseo que ocupa un lugar central en el mundo del sujeto y que es sentido como no realizable. b. Una representación de sí mismo como impotente/indefenso para satisfacer ese deseo. c. Los componentes afectivos y motivacionales que acompañan a las dos condiciones mencionadas (el afecto depresivo y cierto grado de inhibición psicomotriz) Las experiencias traumáticas Las experiencias adquieren su significado psicológico en base a las fantasías y estados internos a través de las cuales son captadas. Pero, al mismo tiempo, esas fantasías no surgen exclusivamente como una creación intrapsíquica sino que están sujetas a los discursos parentales conscientes e inconscientes, a sus conductas, a todos los sucesos creados por la realidad externa. Es un continuo proceso de ida y vuelta, de asimilación de lo externo por las condiciones mentales internas y de modificación de la mente por lo externo. Identificación con padres depresivos Las fantasías de los padres y sus conductas en la realidad, si ellos perciben a la vida como intrínsecamente frustrante o abrumadora, o como placentera y excitante, determina en parte las formas inconscientes y conscientes con las cuales el niño se relacionará con la realidad y con él mismo. La realidad será construida ya sea como manejable o como fuera de control, y el niño se verá como potente o impotente. La transmisión intergeneracional desempeña un papel importante en el orígen de la patología. Depresión debida a un trastorno narcisista previo Plantea dos condiciones diferentes del trastorno narcisista. En primer lugar, aquel que se caracteriza por permanente baja autoestima. En segundo lugar, personas con incapacidad para depender de otras, que atacan y denigran sus objetos. Los caminos a través de los cuales estos dos tipos de trastornos narcisista conducen a la depresión son muy diferentes. En el tipo de trastorno narcisista, con pobre representación de sí mismo, la depresión puede originarse: a. Directamente,como un profundo y persistente sentimiento de impotencia, de ser incapaz de satisfacer deseos, de alcanzar metas, de enfrentar a la realidad. b. Indirectamente, por las consecuencias de las defensas empleadas. En el tipo de trastorno narcisista caracterizado por grandiosidad y omnipotencia, la depresión surge en los momentos en que hay un colapso en el sentimiento de omnipotencia. Ansiedad persecutorias Otra condición que puede conducir a la depresión son las ansiedades persecutorias. Esto es debido a las consecuencias que tienen sobre el funcionamiento mental: perturban el desarrollo del yo, las relaciones interpersonales, y la relación con la realidad en general. Las defensas que se activan para disminuir los sentimientos persecutorios limitan las capacidades del sujeto, le hacen sentirimpotente, indefenso para dominar su mente, la realidad externa y para satisfacer sus deseos. Jimenez. “El tratamiento psicoterapéutico de la depresión: una visión critica integrada” En relación con el curso y la historia natural de la depresión, los datos muestran que el curso probable de la depresión varía de acuerdo con el subtipo considerado (depresión mayor, distimia o depresión doble) y con su cronicidad. En general, la depresión se caracteriza por la alta probabilidad de recaída. El tratamiento farmacológico de larga duración es hasta ahora el único método que muestra inequívocamente efectividad en la prevención de recaídas. Las orientaciones psicoterapéuticas que han sido estudiadas sistemáticamente en el tratamiento de la depresión son la terapia cognitivo conductual, la psicoterapia interpersonal y, en menor escala, la psicoterapia psicodinámica. Terapia cognitivo conductual Los fundamentos de las terapias conductual y cognitivo conductual surgen de la teoría de condicionamiento clásica y de la teoría de aprendizaje social. En la terapia cognitiva las cogniciones son consideradas aprendidas y mantenidas a través de reforzamiento. Por lo tanto, el desafío terapéutico a las cogniciones patológicas debe hacerse directamente y no por la vía de levantar sus determinantes inconscientes, como en el caso de las terapias dinámicas. Los distintos desarrollos dieron origen a una terapia específica para el tratamiento de la depresión y de la conducta suicida. La terapia es breve, orientada a problemas y altamente estructurada, y utiliza técnicas variadas, como tareas escritas y calendarización de actividades, etc. El objetivo estratégico es lograr una modificación cognitiva. La meta es darle al paciente herramientas de autoayuda que puede continuar utilizando después de la terminación de la terapia. En general, al clínico cognitivo le interesa menos que al dinámico investigar cómo han surgido las ideas y las conductas mal adaptadas. El individuo deprimido tiene un impacto depresivo sobre los que lo rodean, contribuyendo así a la evitación y rechazo social. Además, tienen una representación de sí mismo como impotente y un autoestima disminuida. Psicoterapia interpersonal Se basa en las ideas de la escuela de la psiquiatría interpersonal e inicialmente fue formulada como una terapia limitada de una frecuencia de una sesión semanal para pacientes depresivos. El foco terapéutico está puesto en la conexión entre el momento de aparición de los síntomas depresivos y los problemas interpersonales actuales. De este modo, se orienta más a las relaciones actuales que a los aspectos crónicos de la personalidad. La actitud del terapeuta es activa y apoyadora. La PI es un tratamiento breve que comienza con una fase diagnóstica en la que el desorden del paciente es identificado y explicado. En la segunda fase de tratamiento, el terapeuta lleva a cabo estrategias específicas para alguna de las tareas problemáticas. En la fase final del tratamiento, el paciente es ayudado a focalizar en los logros terapéuticos y a desarrollar maneras para identificar y enfrentar los síntomas depresivos en el caso de que éstos reaparezcan en el futuro. El foco esencial se dirige a los roles sociales y a las acciones interpersonales.Tanto el enfoque interpersonal como el psicoanalítico consideran todo el ciclo vital de la persona y dan valor a las experiencias tempranas y a los patrones persistentes de personalidad en todas las etapas del desarrollo. Sin embargo, en la comprensión psicodinámica el acento está puesto en las relaciones de objeto, mientras que el psicoterapeuta interpersonal se fija en las relaciones interpersonales. Terapia psicoanalítica Después de la Segunda Guerra Mundial surgió la psicoterapia psicoanalítica focal, de duración menor que un psicoanálisis. No se busca la transformación de toda la personalidad, sino la comprensión cognitiva (insight) de los problemas personales que pueden iniciar un cambio sintomático. La psicoterapia focal tiende a durar entre 4 a 6 meses, con una frecuencia de 1 a 2 sesiones por semana. Tiene como meta la resolución de conflictos inconscientes y, a diferencia de las psicoterapias cognitivas y conductistas, se preocupa de ir más allá del cambio sintomático. La técnica de la psicoterapia psicodinámica se basa en el establecimiento de un foco de comprensión consciente, que se elabora a través de las interpretación de las verbalizaciones y conductas del paciente en sesión. Hay una actitud más activa por parte del terapeuta. Existen dos modelos psicoanalíticos para la psicopatogenia de la depresión. El más antiguo destaca la importancia de agresión y culpa en la génesis de la depresión. El más moderno recalca la tensión patológica entre la realidad y el ideal del yo en pacientes deprimidos. Bleichmar ofrece un modelo integrado entre ambos que plantea: - La existencia de un deseo que ocupa un lugar central para el paciente deprimido, fijación que no puede ser reemplazada o compensada por otros deseos y ello conduce a una situación de catástrofe psicológica. - El sentimiento de desamparo e impotencia frente a la realización de ese deseo, con la correspondiente representación de sí mismo como incapaz de satisfacer el deseo. Más allá de las diferencias entre los diferentes modelos, el objetivo diagnóstico común es descubrir, con el paciente, la vía particular a través de la cual éste llegó a deprimirse. Este proceso conduce al establecimiento del foco dinámico. El concepto de técnica focal supone que el trabajo terapéutico puede centrarse en la interpretación y elaboración del mismo conflicto patógeno a lo largo de la terapia. La determinación del foco no es una imposición del terapeuta, sino que surge de la negociación entre ambos. TEMA 12: INTERVENCIONES EN PSICOTERAPIA Las intervenciones verbales del terapeuta como instrumentos técnicos. Las intervenciones en las diferentes orientaciones psicoterapéuticas.Factores comunes y específicos.Intervenciones e investigación en psicoterapia. Stordeur, M. & Vernengo, M. P. (2018). Sistematización de intervenciones psicoterapéuticas.Factores comunes y específicos. Manuscrito no publicado, Facultad de Psicología,Universidad de Buenos Aires, Argentina Las intervenciones, en sus distintas modalidades, son la forma en la que el psicoterapeuta procede y acciona en su intercambio con el paciente dentro del tratamiento. Son así instrumentos esenciales del proceso terapéutico, herramientas que se constituyen en agentes de cambio. Son pensadas actualmente, no como algo que brinda o da el terapeuta, sino como construcciones surgidas dentro de la relación terapéutica. Esto no excluye tener en cuenta la asimetría de la relación paciente – terapeuta. En la actualidad, se tiende más bien hacia una concepción amplia de la técnica, entendida como el conjunto de reglas que permite la maximización de los factores curativos. Las intervenciones se refieren a las acciones concretas del psicoterapeuta dirigidas intencionalmente hacia el paciente,persiguen un objetivo o propósito, se diferencian de las inferencias, que aluden a los juicios o las hipótesis que el psicoterapeuta elabora y propone sobre su paciente. Ambas son parte del proceso terapéutico, que puede definirse como el devenir temporal de sucesos que se encadenan, incluyendo las acciones que se realizan para lograr cambios. Las representaciones que se tengan sobre el proceso influyen en las metas del tratamiento y en las intervenciones que se desprenderán de éstas. La evidencia más sólida que relaciona proceso y resultado, es la alianza terapéutica. Uno de los objetivos de la psicoterapia psicodinámica, es modificar la relación del paciente con sus propios afectos; favorecer el despliegue de la afectividad mentalizada y potenciar las funciones integradoras. Factores comunes y específicos: Las intervenciones comunes son aquellas compartidas por más de un marco teórico. A su vez, pueden ser entendidas como específicas o no específicas, en relación al hecho de que los marcos teóricos posean o no una conceptualización sobre las acciones a llevar a cabo por parte los terapeutas. Las intervenciones específicas, son las que se encuentran teorizadas o definidas por un modelo teórico en particular. Podemos decir que la disposición del paciente y la persona del terapeuta constituyen factores curativos comunes a toda forma de psicoterapia. Ambos factores se suman al establecimiento de la alianza terapéutica que aparece entonces como el factor central y genérico de cambio. El contacto comunicativo entre paciente y terapeuta, incluye variables tales como la expresividad del paciente (capacidad de comunicación eficaz sobre lo que le ocurre), la empatía del terapeuta y los procesos recíprocos de expresividad del terapeuta y empatía del paciente. La calidad de la empatía del terapeuta y de la sintonía afectiva recíproca son aspectos que pueden resultar centrales en la construcción del vínculo. intervenciones de apoyo e intervenciones exploratorias o interpretativas. Las intervenciones de apoyo: la reflexión, la clarificación y el ofrecimiento de apoyo emocional, aliento y consejos o directivas. De esta manea refuerzan las respuestas adaptativas (defensas del yo) en el paciente. Apoyo: Validación empática - Intervención psicoeducacional – Consejo Ligadas a las intervenciones de apoyo, podemos señalar las intervenciones vinculares. Varios autores las señalan como aquéllas que permitirían al paciente fomentar los procesos de regulación afectiva y mentalización. Incluyen una amplia gama de intervenciones que promueven crear activamente el vínculo. Esta perspectiva incluye brindar la posibilidad de crear el ―espacio del nosotros‖ a través de la resonancia empática. En las intervenciones vinculares el acento está puesto muchas veces, en los aspectos preverbales, como el tono de voz, más que en el contenido. En las intervenciones vinculares el acento está puesto muchas veces en los aspectos preverbales, como el tono de voz, más que en el contenido. Intervenciones afirmativas tienen como objetivo, promover la experiencia de: ser visto – ser entendido – ser escuchado – afirmar el sí mismo. (killingmo pat del déficit) Las intervenciones exploratorias o interpretativas: incluyen la exploración e interpretación de las defensas, de los patrones de relación con los otros, y de la transferencia, (Bond y ot. 1998). Las técnicas expresivas exploran y descubren (expresan) el conflicto inconsciente detrás de los síntomas del paciente (Luborsky, 1984). Estas intervenciones incluyen la exploración del afecto y los temas interpersonales y hacer conexiones entre las diferentes relaciones en la vida del paciente (interpretaciones de transferencia). En la mayoría de los casos, se supone que es probable que un mayor uso de estas técnicas conduzca a una mejoría para el paciente. Expresivo: Interpretación – Observación - Confrontación - Clarificación - Estímulo a la elaboración Gabbard (2004) señala tres clases de intervenciones: a-Intervenciones que fomentan el insight: la asociación libre, la interpretación, y la observación desde una perspectiva externa, (deriva de la teoría de la mentalización desarrollada por Fonagy). La asociación libre, pedirle al paciente que hable de lo que venga a su mente, permite seguir los circuitos asociativos y defensivos del paciente, y en segundo lugar, permite al paciente y al terapeuta explorar y trazar un mapa de las redes de asociación implícitas. b-Intervenciones derivadas de la relación terapéutica: aspectos de la relación que influyen objetivos del cambio terapéutico.Todos estos aspectos de la internalización se basan en el desarrollo de una relación terapéutica en la cual el paciente se sienta lo suficientemente seguro como para explorar su mente en presencia de otro. Es decir la relación terapéutica es agente de cambio por la experiencia de una forma diferente de relación, por la internalización de la función terapéutica (permiten desarrollar las funciones de autosostén y reflexión), por la internalización de la actitud emocional de terapeuta, como su forma de autorreflexión. c-Intervenciones o estrategias secundarias: Incluye intervenciones ligadas a favorecer los procesos de pensamiento del paciente, favorecen el desarrollo del preconsciente. Son: sugestión explícita o implícita, confrontación de creencias erróneas, empleando el método de resolución de problemas, exposición, explicitación de la contratransferencia de manera juiciosa, afirmación y técnicas facilitativas que van desde el uso del humor a la explicación del funcionamiento mental. El primero de este tipo de intervenciones implica varias formas de confrontación que conllevan sugestiones implícitas o explícitas para el cambio. Una segunda forma de intervención es la confrontación de creencias disfuncionales (Weiss, 1990). Una tercera clase de estrategias secundarias implica los efectos de encarar la forma consciente de solucionar problemas y tomar decisiones por parte del paciente. Se asocia con las intervenciones “directivas”. Éstas no son sólo útiles para pacientes graves, con trastornos severos de la personalidad que tienen dificultad para mentalizar. Sino, que incluso los pacientes con muy buen funcionamiento pueden beneficiarse de las mismas. Una cuarta estrategia, la exposición, es el mecanismo de cambio más robusto en los tratamientos conductuales, especialmente para tratar los estados de ansiedad. La exposición significa enfrentar al paciente a los estímulos o la situación que le provoca temor e inducirlo a afrontarla y a seguir haciéndolo hasta que deje de estar ansioso -rompiendo así, disminuyendo, la fuerza de vínculos asociativos que de otro modo lo alteraban. Gabbard ubica la afirmación, dentro de las intervenciones ―secundarias‖. otra de las estrategias secundarias incluye las llamadas estrategias facilitadoras: intervenciones que ayudan al paciente a sentirse más cómodo colaborando con el analista o terapeuta para llegar a comprender su mundo interno. Estas pueden ir desde las sutilezassociales normales que hacen que alguien se sienta cómodo en una conversación, el uso del humor, los comentarios educacionales. Tipos de intervenciones según Fiorini: Interrogar: ampliar el campo perceptivo. Consiste en pedir al paciente datos precisos, ampliaciones y aclaraciones del relato. consulta a la conciencia del paciente y sondear las limitaciones y distorsiones de esa conciencia. Supone en el terapeuta una actitud investigadora, una posición no omnipotente, respeto por el carácter singular de la experiencia del paciente (no generalizaciones); busca indagar la perspectiva que el paciente se hace de su situación (cosmovisión singular de la situación). Favorece la construcción de la alianza terapéutica, en el sentido de un vínculo de colaboración, positivo y con el paciente en un lugar activo. Muchas veces la indagación misma contiene estímulos terapéuticos. Cada detalle aportado puede ser útil para confirmar o rectificar las hipótesis que el terapeuta va contribuyendo. Al preguntar, el terapeuta pone en acción estímulos que promueven el cambio: la percepción y reflexión del paciente, y el comprender las diferentes perspectivas (favorecedor de la mentalización). Informar: crear perspectiva psicosocial. El terapeuta cumple un rol como agente de salud. Puede así, proporcionar o facilitar la información que se enmarca en la problemática del paciente Cumple un rol terapeútico específico, crea una perspectiva desde la cual los problemas del paciente, con toda su singularidad, dejan de ser vistos como algo estrictamente individual que sólo a él le pasan. No informar puede constituir un falseamiento de la óptica psicosocial, necesaria para comprender los dinamismos individuales y grupales. Confirmar: contribuye a consolidar en el paciente una confianza en sus propios recursos. Refuerza los logros positivos. Se relaciona con la creación de un clima de ecuanimidad, propio de una relación madura. Es de valor terapéutico también prestar atención a las respuestas del pacientes a las confirmaciones. Si logra trabajar con éstas de forma activa, aportando asociaciones propias, o se trata más bien de una respuesta infantil, que busca complacer al terapeuta. Rectificar enunciados del paciente: permite poner de relieve el papel de las defensas, los escotomas del discurso y las limitaciones del campo de la conciencia. Observar cómo el paciente manipula el aporte rectificador del terapeuta. Si sólo se le marcan los errores y defectos, se promueve una estructura de vínculo infantil dependiente, tendiente más a la inercia que al crecimiento, acentuando ―lo enfermo‖. Así como con la confirmación, las respuestas nos permiten continuar el trabajo en pos de la elaboración y la discriminación de las conflictivas del paciente. Clarificaciones: aclarar relato confuso. Este tipo de intervenciones, apunta a despejar el relato del paciente a fin de recortar los elementos significativos del mismo. A menudo se clarifica mediante una reformulación del relato. La clarificación busca darle claridad a temas que aparecen vagos, difusos o desconectados. Preparan el campo para realizar señalamientos e interpretaciones. Favorecen en el paciente el ejercicio de mirar selectivamente, de recorrer los acontecimientos, con el fin de incorporar un método de discriminar para comprenderse. Recapitulaciones: estimula capacidad de síntesis Como la clarificación, estimulan el desarrollo de una capacidad de síntesis. Las recapitulaciones permiten una mirada panorámica sobre lo que se ha venido trabajando, o sobre los acontecimientos que ha vivido el paciente. Sirven a modo de mojones el camino recorrido, y en este sentido permiten la producción de recortes y ―cierres‖ provisorios. Soporte provisional en el cual se apoyan, para ejercitarse, los recursos del paciente. Señalamientos: relaciona datos, elementos. Favorece el insight. Esta intervención busca recortar los eslabones de una secuencia, llamando la atención sobre componentes significativos de la experiencia que han sido pasados por alto; muestra relaciones entre sucesos. Es un estímulo en el paciente del desarrollo de una nueva manera de percibir la propia experiencia. También es en general, un trabajo preliminar que sienta las bases para interpretar el sentido de las conductas del paciente. Se tiende a proponer en psicoterapias, señalar siempre antes de interpretar. Estimula al paciente a interpretase a partir de los elementos recortados, es un llamado a su capacidad de autocomprensión. Las respuestas del paciente a los señalamientos, pueden revelan la capacidad de insight del paciente, sus recursos cognitivos, sus mecanismos defensivos y la situación transferencial. Interpretaciones: hipótesis. Introduce una racionalidad posible en donde había datos sueltos, inconexos, ilógicos o contradictorios. Supone un pasaje del nivel de los hechos al de las significaciones y el manejo singular que hace el sujeto de esas significaciones. La interpretación es una hipótesis, por lo tanto su verificación es un proceso siempre abierto. Constituye desde la teoría psicoanalítica, un instrumento primordial como agente de cambio. Por ej., hacer consciente lo inconsciente. Las interpretaciones pueden cubrir una amplia gama de cuestiones: - Proporcionar hipótesis sobre conflictos actuales en la vida del paciente, es decir, motivaciones y defensas. - Reconstruir determinadas constelaciones históricas significativas de la vida del paciente. - Explicitar situaciones transferenciales en el proceso. - Rescatar capacidades del paciente negadas o no cultivadas. - Hacer comprensible la conducta de otros en función de nuevos comportamientos del paciente - Destacar las consecuencias de encontrar el paciente alternativas capaces de sustituir estereotipos personales o grupales. Cada paciente, y cada momento singular del proceso terapéutico puede requerir un tipo diferente de interpretación. Sugerencias: promover insight desde otras áreas Proponer conductas alternativas, puede orientar al paciente hacia ensayos originales. El objetivo es favorecer insights desde nuevos ángulos, desde el ensayo de conductas. Cuando el paciente puede tomar estas intervenciones en consideración, pueden funcionar a modo de confrontaciones con las expectativas previas respecto a esas experiencias. A su vez, posibilitan el aporte de nuevos datos de la problemática. Una variedad de sugerencias, puede ser el uso de dramatizaciones imaginarias. La sugerencia apela, así como la dramatización, al papel revelador del acto, de la riqueza de la vivencia. Intervenciones directivas: prevenir. Cuando el paciente no cuenta con recursos Este tipo de intervenciones surge en relación a condiciones del proceso mismo, o actitudes que se consideran relevantes a evitar o ensayar fuera del ámbito terapéutico. Pueden tener un rol preventivo, buscar propiciar una situación que se incorpore como experiencia, trasladable posteriormente a otros contextos. Insight que puede lograrse después de la acción. Las intervenciones directivas se utilizan antesituaciones en las que se considera que el paciente no cuenta con los recursos emocionales o psíquicos para afrontar determinada situación, o ante situaciones de riesgo. Hasta que el paciente recupera o adquiere los recursos yoicos para lograr autonomía y capacidad de elaboración. Algunas líneas psicoanalíticas podrían objetar que el terapeuta no se muestra neutral. Es importante diferenciar la noción de neutralidad valorativa frente a los procesos y afectos del paciente, de la noción y diagnóstico de riesgo del paciente. Operaciones de encuadre: reajustar la tarea Especificaciones relativas a la modalidad espacial y temporal que habrá de asumir la relación terapéutica. Trabajo de elaboración en conjunto del encuadre. Se propone un reajuste y elaboración juntamente con el paciente. Esto permite arrojar datos sobre la problemática del paciente Muchos de esos datos quedan oscurecidos en el caso de someterlo a un encuadre impuesto. Meta- Intervenciones: mostrar relación de reciprocidad. Fortalecer alianza terapéutica Intervenciones cuyo objeto son las propias intervenciones del terapeuta. Pueden dirigirse a aclarar el significado de una intervención en un momento de la sesión. Busca precisar los fundamentos de la intervención para que el paciente pueda trabajar psíquica y emocionalmente con la misma y no quede atrapado en el impacto. También una forma de meta intervención podría ser producir un cuestionamiento de la propia intervención, señalando el carácter parcial e hipotético de sus premisas. Cooper y Bond (1992) Dividen las intervenciones en interpretativas y no interpretativas 1) Intervenciones interpretativas: podemos agregar sobre los tipos de interpretación: - interpretaciones de defensa: observaciones del terapeuta que intentan señalar, referir o explicar los motivos de los procesamientos que mitigan o disminuyen el afecto en el paciente, o procesos que reflejan cambios en el contenido de los tópicos o representaciones. Estas intervenciones pueden abordar cualquier aspecto de un conflicto dinámico. -Interpretaciones de transferencia: observaciones del terapeuta que señalan, se refieren, preguntan o explican la experiencia del paciente acerca de la relación terapéutica. 2) Intervenciones no interpretativas: refieren las siguientes (algunas ya mencionadas en lael listado d eintervenciones de Fiorini) -Aceptación /feedback: observaciones del terapeuta destinadas a transmitir que se ha recibido la comunicación del paciente. -Clarificación: observaciones del terapeuta que resumen lo que el paciente ha dicho sin interpretar, y con la intención de asegurar que el terapeuta ha entendido la comunicación del paciente. -Preguntas: consultas sobre afectos o detalles de la vida del paciente, relaciones u otras personas significativas. -Asociaciones: observaciones del terapeuta que remarcan algo que el paciente ha dicho en otro momento, pero sin hacer una interpretación, o que impliquen reflexiones del terapeuta. Estos pueden incluir respuestas a preguntas o explicaciones.. -Reflexiones: observaciones del terapeuta en las que la intención es expresar brevemente la experiencia del paciente. Normalmente esto implica la afirmación de un afecto. -Estrategias para favorecer el trabajo terapéutico: comentarios del terapeuta que explican el valor y la lógica de la terapia y alientan al paciente a decir lo que se le ocurra, sin importar lo que parezca sin importancia u oscuro. -Convenios sobre el contrato: observaciones del terapeuta que se relacionan con los "cuándo", "por cuánto tiempo" y "cuánto cuesta" el tratamiento. Estas últimas parecen asociarse a lo mencionado previamente como las intervenciones características de las terapias de apoyo, a que apuntan al afianzamiento del vínculo terapéutico INTERVENCIONES Y MENTALIZACION La mentalización se refiere a la capacidad de comprender las acciones tanto de los demás como de uno mismo en términos de pensamientos, sentimientos, deseos y anhelos; se trata de una capacidad humana que sustenta nuestras interacciones cotidianas (Fonagy y ot. 1998). En la Terapia Basada en la Mentalización, el terapeuta reconoce implícitamente el sentido agente del paciente a través de la transmisión de conocimientos y habilidades que se consideran importantes y útiles para el paciente. Busca también transmitir la impresión de que el terapeuta trata de entender la perspectiva del paciente. Es importante que, en este proceso, tanto paciente como terapeuta lleguen a verse mutuamente con más claridad como agentes de su experiencia. El trabajo con los pacientes busca promover los tres tipos de procesos inherentes a la mentalización de los afectos: identificación, modulación y expresión de los afectos. El objetivo de la Terapia Basada en la Mentalización es hacer foco sobre el proceso emocional y crear conexiones robustas entre los actos, las emociones y los sentimientos. Tareas que se ocupan de favorecer durante el proceso: - la Identificación y expresión de los afectos -detectar diferencias en las perspectivas, legitimar y aceptar las perspectivas diferentes. Esto se realiza a través de preguntar activamente al paciente por sus experiencias. Uno de los objetivos es detectar los estados de prementalizacion en el paciente y favorecer el equilibrio y flexibilidad en las diferentes dimensiones de la mentalización. Las intervenciones son presentadas de forma simple, clara y con preguntas y afirmaciones inequívocas. Se destacan: - Apoyo y validación: Las intervenciones de apoyo respetan y validan los relatos del paciente además de manifestar el deseo del terapeuta de comprender el impacto emocional de la situación actual asociada a una mayor angustia y al fallo en la mentalización. - Aclaración y elaboración: Esfuerzo activo para tejer una imagen detallada de la secuencia conductual e interpersonal que llevó a la ruptura de la mentalización. Supone un esfuerzo activo para ordenar o reconstruir el contexto emocional e interpersonal que condujo a la ruptura de la mentalización. - Confrontación y desafío: El alcanzar un nivel más elevado de mentalización le permite al terapeuta desafiar y confrontar al paciente para que éste intente cambios en su vida cotidiana. El propósito de la confrontación y el desafío es estimular en el paciente un interés en asumir el riesgo de aprender a autocontrolarse y ser más efectivo en las relaciones, a través de ejercitar la capacidad de entender y representarse los estados mentales propios y de los demás, de una forma más compleja y acertada. Los terapeutas intentan despertar el interés en los pacientes sobre sus propias motivaciones y que se den cuenta que los estados mentales y las motivaciones se pueden por un lado ocultar, ignorar o rechazar, y por el otro, tratar de entender. - La mentalización de la transferencia: Mentalizar la transferencia sería el paso final en el abanico de intervenciones. Ésta se vuelve posible cuando los pacientes demuestran la capacidad para comprometerse con una mentalización más compleja, a pesar de los incrementos en la excitación y de la cercanía emocional.TEMA 13: SITUACIONES DE CRISIS E INTERCONSULTA Crisis, trauma y conflicto.Emergencia e Intervenciones de primera respuesta Estrés agudo La interconsulta. Tratamiento combinados.Etapas de las situaciones de Crisis Abordaje – Resiliencia DSM 5 Trastorno de estrés post traumático ● Criterio diagnóstico: 1. Exposicion a la muerte, lesión grave o violencia sexual, ya sea real o amenaza, en una (o más) de las siguientes formas: ❖ Experiencia directa del sucesos traumáticos ❖ Presencia directa del suceso 7s ocurrido a otros ❖ Conocimiento de que el suceso traumático ha ocurrido a un familiar próximo o a un amigo intimo. En los casos de amenaza o realidad de muerte de un familiar o amigo, el suceso ha de haber sido violento o accidental. ❖ Exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso traumático (ej. rescatistas) 2. Presencia de uno o mas de los siguientes síntomas que comienza luego del o de los hechos traumáticos: ❖ Recuerdos angustiosos recurrentes del hecho traumático ❖ Sueños angustiosos recurrentes relacionados al hecho traumático ❖ Reacciones disociativos en las que el sujeto siente o actúa como si se repitiera el suceso traumático ❖ Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso traumático ❖ Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto de suceso traumático 3. Evitación persistente de estímulos asociados al suceso traumático que comienza tras el suceso traumático como se pone de manifiesto por una o las dos características siguientes.: ❖ Evitación o esfuerzos para evitar recuerdos pensamientos o sentimientos angustiosos acerca de suceso traumático ❖ Evitación o esfuerzos para evitar recordatorios externos que despiertan recuerdos pensamientos o sentimientos angustiosos acerca de los sucesos traumáticos 4. Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo asociado al suceso traumático que comienzan o empeoran después de suceso traumático Cómo se pone de manifiesto por dos o más de las características siguientes. ❖ Incapacidad de recordar un aspecto importante de suceso traumático ❖ Creencias expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo los demás o el mundo ❖ Percepción distorsionada persistente de la causa de las consecuencias del suceso traumático que hace que el individuo se acusa a sí mismo oa los demás ❖ Estado emocional negativo persistente ❖ Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas ❖ Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás ❖ Incapacidad persistente experimentar emociones positivas 5. Alteración importante de la alerta y reactividad asociada al suceso traumático que comienza o empeora después del suceso traumático como se pone de manifiesto por dos o más de las características siguientes: ❖ Comportamiento irritable y arrebatos de Furia que se expresan típicamente como agresión verbal o física contra personas o objetos ❖ Comportamiento imprudente autodestructivo ❖ Hipervigilancia ❖ Respuesta de sobresalto exagerada ❖ Problema de concentración ❖ Alteración del sueño 6. La duración de la alteración superior a un mes 7. La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social laboral o de otras áreas importantes del funcionamiento 8. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o a otra afección médica. 9. El individuo experimenta síntomas persistentes o recurrentes de una de las características siguientes despersonalización y desrealización ● Características diagnósticas: La características esenciales del trastorno de estrés postraumático es el desarrollo de síntomas específicos tras la exposición a uno o más eventos traumáticos. Características asociadas que apoyan el diagnóstico: se puede producir una regresión en el desarrollo como la pérdida del lenguaje en los niños pequeños puede aparecer pseudoalucinaciones auditivas tales como experiencias sensoriales auditivas de las propios pensamientos en forma de una o dos voces diferentes que hablan así como ideación paranoide. En los hechos traumáticos prolongados reiterados y graves el individuo puede experimentar además problemas para regular las emociones o para mantener unas relaciones interpersonales estables o síntomas disociativos ● Desarrollo y curso: El trastorno de estrés postraumático puede ocurrir a cualquier edad empezando a partir del primer año de vida. Los síntomas comienzan Generalmente dentro de los primeros tres meses después del trauma. La oración de los síntomas varía con una recuperación completa Los tres meses que aproximadamente la mitad de los adultos otros luego de 12 meses o hasta 50 años. Los síntomas pueden aparecer de manera recurrente intensificados a partir de recuerdos del trauma o nuevos acontecimientos traumáticos ● Factores de riesgo y pronóstico: Los factores de riesgo se dividen en factores pre traumáticos peritraumaticos y postraumatico ❖ Factores pretraumaticos: Temperamentales: son los problemas emocionales de la infancia Ambientales: bajo nivel socioeconómico educación escasa. Exposición a un trauma previo a la adversidad en la niñez Genéticos y fisiológicos: ciertos genotipos pueden ser protectores o de riesgo para el trastorno de estrés postraumático después de la exposición a sucesos traumáticos ❖ Factores peritraumatico Ambientales: son la gravedad del trauma el peligro vital percibido las lesiones personales la violencia interpersonal ❖ Factores postraumáticos Temperamentales: son la evaluación negativa las estrategias de afrontamiento inadecuadas y el desarrollo de un trastorno de estrés agudo Ambientales: zona posterior exposiciones recuerdos molestos repetitivos acontecimientos adversos posteriores la pérdida de relacionadas con trauma financieras o de otra índole ● Riesgo sucidio: los eventos traumáticos como el abuso infantil aumentan el riesgo de suicidio de una persona. El trastorno de estrés postraumático se asocia con ideación suicida en intentos de suicidio ● Consecuencias funcionales: este trastorno se asocia con altos niveles de discapacidad social ocupacional y física así como costes económicos considerables y altos niveles de utilización de los servicios médicos Trastorno de estrés agudo ● Criterio diagnóstico 1. Exposición a la muerte lesión grave o violencia sexual ya sea real o amenaza en una o más de las siguientes formas: ❖ Experiencia directa del suceso traumático ❖ Presencia directa del suceso ocurrido a otros ❖ Conocimiento de que el suceso traumático ha ocurrido un familiar próximo o a un amigo íntimo ❖ Exposición repetida o extrema a detalle repulsivo de sucesos traumáticos (socorristas) 3. Presencia de 9 o más de los síntomas siguientes después del hecho traumático: Síntoma intrusión: ❖ Recuerdos angustiosas recurrentes ❖ Reacciones disociativas en las que el individuo siente o actúa como si se repite el suceso traumático. ❖ Malestar psicológico intenso o prolongado reacciones físicas importantes en respuesta a factores internos o externos que simboliza no O se parecen a un aspecto de suceso traumático Estado de ánimo negativo ❖ Incapacidad persistente experimentar emociones positivas ❖ Síntomas disociativos ❖ Sentido de la realidad alterada del entorno o de uno mismo ❖ Incapacidad de recordar un aspecto importante de suceso traumático ❖ Síntomas de evitación ❖ Esfuerzos para evitar recuerdos pensamientos o sentimientos angustiosos acerca de sucesos traumáticos ❖ Esfuerzos para evitar recuerdos externos que despiertan recuerdos pensamientos o sentimientos angustiosos acerca del MN Síntomas de alerta ❖ Alteración del sueño ❖ Comportamiento irritable y arrebatos de furia que se expresa típicamente como agresión verbal o física
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