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FUNCION Y ESTRUCTURA DEL CUERPO HUMANO (155)

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Capítulo 6 Sistema esquelético 127
Arco longitudinal medial 
Arco longitudinal lateral
Hueso cuboides
Huesos
metatarsianos
Falanges
Arco transversal
Pie plano
Arcos del pie. A. Arcos longitudinales medial y lateral. B. El «pie plano» se produce cuando los tendones y los ligamentos 
se debilitan y el arco se hunde. C. Arco transversal.
El ser humano ha adoptado la postura erecta, por 
lo que ciertas características de sus pies lo hacen 
capaz de soportar el peso del cuerpo. El primer dedo 
del pie, por ejemplo, es bastante más sólido y menos 
movible que el pulgar. Los huesos de los pies se 
encuentran situados de modo que forman dos arcos 
longitudinales y otro transversal. Esos arcos propor­
cionan gran resistencia y una base muy estable. Los 
fuertes ligamentos y los tendones de los músculos de 
las piernas mantienen normalmente con firmeza los 
huesos de los pies en sus posiciones arqueadas. Sin 
embargo, no es raro que esos ligamentos y tendones 
se debiliten. En ese caso se aplanan los arcos, un 
cuadro conocido como pies planos (fig. 6-20, B).
Hay dos arcos longitudinales en el pie (fig. 6-20, A). 
Uno está situado en la parte interna del pie y se 
conoce como arco longitudinal medial. El otro se 
encuentra a lo largo del borde externo y se denomina 
arco longitudinal lateral. Un tercer arco se extiende 
a través de la región metatarsiana: el arco transversal 
o metatarsiano (fig. 6-20, C).
DIFERENCIAS ENTRE EL ESQUELETO 
DEL HOMBRE Y EL DE LA MUJER
Los esqueletos del hombre y de la mujer difieren en 
varios aspectos. Si examina un esqueleto masculino y 
otro femenino, es probable que lo primero que note 
sea la diferencia de tamaño. La mayoría de los esque­
letos masculinos tienen huesos más grandes, con 
© prominencias y otras marcas más pronunciadas que 
la mayor parte de los femeninos. Esta diferencia se
debe, en parte, a la existente en la tensión muscular 
ejercida sobre los huesos, de modo que cuanto mayor 
es la tensión aplicada al hueso, más grande y denso 
se hace este en los puntos de inserción muscular. 
Estas diferencias entre el hombre y la mujer son visi­
bles en casi todos los huesos del cuerpo, por lo que 
no es extraño que los científicos forenses a menudo 
puedan determinar con precisión el sexo de la persona 
a la que pertenecen determinados restos humanos 
usando unos pocos huesos.
Quizá la diferencia estructural más obvia entre los 
esqueletos masculino y femenino se encuentre en la 
cintura pélvica o pelvis (el anillo formado por los dos 
huesos pélvicos o coxales y el sacro). La palabra 
pelvis significa «cuenco». La estructura ancha de la 
pelvis femenina permite proteger el cuerpo de un 
feto antes de nacer y su amplia abertura hace posible 
el paso del bebé durante el parto. Aunque los huesos 
coxales masculinos individuales generalmente son 
mayores que los coxales femeninos individuales, en 
conjunto los primeros forman una estructura más 
estrecha que los segundos. La pelvis masculina tiene 
forma de embudo frente a la forma de cuenco plano 
y ancho de la femenina (fig. 6-21).
En la figura 6-21 también puede observar que las 
aberturas desde el abdomen y a través de la pelvis 
(entrada y salida pélvicas) son normalmente mucho 
más anchas en la mujer que en el hombre. Esto se 
debe, en parte, a que el ángulo en la región anterior 
de la pelvis femenina donde se unen los dos huesos 
púbicos (ángulo púbico) es más ancho que en el 
hombre. Esta disposición hace que quede más espacio 
para el paso de la cabeza fetal durante el parto.
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