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FUNCION Y ESTRUCTURA DEL CUERPO HUMANO (366)

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338 Capítulo 14 Aparato respiratorio
inferior del diafragma, con lo que este se eleva y su 
forma de cúpula se hace más pronunciada. El resultado 
es una disminución del tamaño vertical de la cavidad 
torácica. Conforme la cavidad torácica disminuye de 
tamaño, la presión del aire dentro de ella aumenta y el 
aire sale de los pulmones (v. fig. 14-11).
Intercambio de gases en los pulmones 
(respiración externa)
La sangre bombeada por el ventrículo derecho del 
corazón entra en la arteria pulmonar y después llega 
a los pulmones. Fluye a través de los miles de dimi­
nutos capilares pulmonares que están en proximidad 
íntima con los alvéolos llenos de aire (v. fig. 14-1). La 
respiración externa o intercambio de gases entre la 
sangre y el aire alveolar ocurre por difusión.
Las cantidades o concentraciones de algunas sus­
tancias en la sangre se miden en términos de peso. Un 
ejemplo es la representación de cuántos miligramos 
de una sustancia determinada existen en 100 mi de 
sangre (mg/dl). Sin embargo, la concentración de un 
gas determinado en el aire o en la sangre se expresa 
como la presión ejercida por el gas y se mide en milí­
metros de mercurio (mmHg). Recuerde del capítulo 
12 que la presión arterial se mide también en mmHg. 
En el aire y la sangre existen gases muy diferentes. La 
presión global de todos los gases presentes en el aire 
o la sangre es, por supuesto, la suma de cada uno de 
los gases presentes. Como la presión de los llamados 
gases respiratorios -oxígeno (O2) y dióxido de carbono 
(C 02)- en la sangre solo es una parte de la presión 
total existente, su concentración se mide como presión 
parcial (P). El símbolo utilizado para designar la 
presión parcial es la letra P que precede al símbolo 
químico del gas. En el caso de los gases respiratorios 
se utiliza Po2 y Pco2. La medida de la presión parcial 
de una serie de gases en sangre es importante para el 
diagnóstico y tratamiento de muchas patologías.
La difusión es un proceso pasivo que origina movi­
miento a favor de un gradiente de concentración o de 
presión parcial (es decir, las sustancias se mueven desde 
un área de concentración o presión parcial alta hacia otra 
de concentración o presión parcial más baja). El oxígeno 
es extraído continuamente de la sangre y utilizado por 
las células del cuerpo. Cuando la sangre llega a los ca­
pilares pulmonares, la P02 es de 40 mmHg. Puesto que 
el aire alveolar es rico en oxígeno (P02 de 100 mmHg), 
la difusión hace que el oxígeno pase desde el área 
con presión parcial alta (aire alveolar) hacia el área con 
presión parcial baja (sangre capilar). Dicho de otro 
modo, el oxígeno difunde «a favor» de su gradiente de 
presión parcial.
También se produce difusión de dióxido de carbono 
(C02) entre la sangre de los capilares pulmonares y el 
aire alveolar. La sangre que fluye a través de los capila­
res pulmonares es rica en dióxido de carbono, con un 
valor de Pco2 de 46 mmHg. La PCO2 del aire alveolar es 
de unos 40 mmHg, de forma que la difusión del dióxido 
de carbono se traduce en el desplazamiento desde la 
zona de elevada presión parcial de los capilares pulmo­
nares a la de presión menor del aire alveolar. Desde los 
alvéolos, el dióxido de carbono sale del cuerpo en el aire 
espirado (fig. 14-12).
Intercambio de gases en los tejidos 
(respiración interna)
El intercambio de gases que ocurre entre la sangre y las 
células corporales a nivel de los capilares sistémicos se 
denomina respiración interna. Como era de esperar, la 
dirección del movimiento del oxígeno y el dióxido de 
carbono durante la respiración interna es justo la 
opuesta a la descrita en el intercambio que tiene lugar 
durante la respiración externa, cuando los gases son 
intercambiados entre la sangre de los capilares pulmo­
nares y el aire de los alvéolos. Durante el proceso de 
respiración interna, las moléculas de oxígeno salen con 
rapidez de la sangre a través de la membrana del 
capilar sistémico hacia el líquido intersticial y hacia las 
células que componen los tejidos. Mientras sucede eso, 
las moléculas de dióxido de carbono salen de las células 
y entran en los capilares sistémicos, para su posterior 
traslado a los pulmones, desde los cuales se eliminan en 
el organismo. El oxígeno es utilizado por las células 
para sus actividades metabólicas. La difusión produce 
movimiento del oxígeno desde un área de presión 
parcial alta en los capilares sistémicos (P02 100 mmHg) 
hacia otra de presión parcial baja (Po2 40 mmHg) en las 
células, donde hay necesidad de él. También la difusión 
es responsable del movimiento del C 0 2 desde un área 
de presión parcial elevada en las células (PCO2 46 mmHg) 
a otra de baja presión parcial en los capilares sistémicos 
(PCO2 43mmHg). En otras palabras, la sangre oxigenada 
que entra en los capilares sistémicos es convertida en 
sangre desoxigenada conforme fluye a través de esos 
vasos. Durante el proceso de pérdida de oxígeno, el 
producto de desecho dióxido de carbono es captado y 
transportado a los pulmones para su eliminación.
Transporte de gases en la sangre
La sangre transporta los gases respiratorios, 
oxígeno y dióxido de carbono, disueltos o combi­
nados con otras sustancias químicas. Nada más 
entrar en la sangre, tanto el oxígeno como el
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