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Examen Parcial de Historia del Pensamiento
Estudiante: Nicolás E. Acosta
1-De los filósofos presocráticos de los que tenemos registro alguno de su existencia y obra, sin dudas dos de los más importantes han sido Tales de Mileto y Heráclito de Efeso. Ambos provenían de ciudades sitas en el Asia Menor o actual Turquía; esto no debería ser sorprendente ya que ambos están ubicados en el período de la Grecia Arcaica que siguió inmediatamente a la Edad Oscura, lo que explica que a nivel cultural e intelectual Grecia tenía todavía cierto atraso que se acarreaba de dicha etapa de su historia, sumado a que aún la politeia bajo las cuales las poleis se gestionaban era más bien la aristocracia que la democracia.
En cuanto a Tales se puede decir que es considerado el primer filósofo y matemático occidental, cuyo máximo logro o hazaña fue indudablemente el vaticinio del eclipse de Sol que tuviese lugar en el año 585 a.C., como así también por haber sido un hombre con conocimientos de ingeniería, como por ejemplo, los rumores de su capacidad de desviar aguas; meteorología, ya que entre otras cosas, podía explicar el crecimiento de los cursos de agua a través del viento y otros fenómenos, matemáticas, ya que fue él quien formuló los dos teoremas geométricos que en su honor llevan su nombre (proporcionalidad entre triángulos, y triangulación en circunferencias), y astrología, como ya se explicó con el célebre ejemplo del eclipse solar. Por ser considerado el primer filósofo y el primero pre-socrático, es por lo tanto que éste pensador fuera quien diera pie a la búsqueda de la naturaleza como origen del todo o del universo (arché) en lugar de las deidades. 
Para explicar mejor la afición de Tales a la astrología, la meteorología y las matemáticas , comparto el siguiente pasaje de Platón:
72 Platón, Téeteto 174 A
 72 “Como, oh Teodoro, se dice que una aguda y graciosa esclava tracia se burló de Tales, porque, mientras observaba las estrellas y miraba hacia arriba se cayó en un pozo; ávido por observar las cosas del cielo, le pasaban desapercibidas las que estaban detrás de él y delante de sus pies.”
(Los filósofos presocráticos, p.106)
Si bien no es casual que Platón soliera tener una mirada ciertamente ridiculizadora de los filósofos pre-socráticos y que este fragmento narrase de hecho una desventura de Tales, el pasaje pone en evidencia la devoción y entrega del matemático y astrólogo a las áreas del saber de su interés, y su constante búsqueda de su propio arché, que en su caso, era el agua. No debe sorprender que buena parte de los logros en vida de Tales estén relacionados con dicho elemento, entre las que figuraban, además de las nombradas con anterioridad (acerca del uso del agua), otras más bien vinculadas a la navegación, mediante las que él llamaba las pequeñas estrellas del carro (la Osa menor).
Que Tales tuviera como arché al agua no debería ser visto con tanta sorpresa, ya que fue un filósofo no muy posterior al poeta Homero, el cual tenía al concepto de Océano como origen de todas las cosas, y si bien no fueron contemporáneos y Homero formulaba esas teorías desde el campo de la deidad y la mitología, sin dudas fue una de las bases para su pensamiento filosófico.
Ahora bien, pasemos a hablar de Heráclito de Efeso, quien fuera más conocido como el filósofo oscuro, ya que su obra resultaba de muy difícil comprensión; este pensador sería quien promoviera la idea de la atracción entre las cosas opuestas como así también que el todo o el universo cambia constantemente y que está en una fluctuación o flujo permanente “como los ríos” (de ahí que algunos también lo etiquetaran como el filósofo llorón). Su otro gran aporte sería la teoría de que el mundo y todo lo que nos rodea no fue invención de dioses o el hombre si no que siempre ha existido porque se sostiene a sí mismo; por último, haber sido el primer filósofo en formular el principio o concepto del logos como la unidad de todo lo real o lo que existe, Heráclito afirma que el hombre tiene conocimiento del logos todo el tiempo y sólo no lo hace al momento de dormir ya que no tiene conocimiento de lo que hace y no tiene interacción alguna; el logos es lo que está en constante cambio y por lo tanto el hombre ya no puede conocerlo como lo había conocido en una anterior ocasión, un ejemplo de ello es su famosa frase “nadie se baña dos veces en el mismo río”, porque cada vez que uno realiza una acción se dará en una unidad completamente distinta a la última, para comprender estos continuos e infinitos cambios se es necesario conocer los opuestos entre todas las cosas, a modo de ilustrar mejor este concepto se pueden exponer estos cuatro pasajes rescatados por Hipólito, Estobeo y Plutarco:
199 Fr. 61, Hipólito, Ref. ix 10, 5 199 
“El mar es el agua más pura y más corrupta; es potable y saludable para los peces; para los hombres, en cambio, es impotable y deletérea.”
 200 “El camino arriba y abajo es uno y el mismo”. 
201 (Estobeo) “La enfermedad hace a la salud agradable y buena, el hambre a lo hartura, el cansancio al descanso.”
 202 (Plutarco) “Lo mismo es vida y muerte, velar y dormir, juventud y vejez; aquellas cosas se cambian en éstas y éstas en aquéllas”
(Los filósofos presocráticos, p.245)
Heráclito formula que en cada diferencia entre opuestos en realidad hay una unidad ya que en uno de sus actores está la complementación del otro, por ejemplo, el agua como bebida para los seres humanos puede resultar desagradable o poco apetecible pero es también lo que se necesita para tener una buena salud y un buen funcionamiento del cuerpo, del mismo modo que los insectos pueden resultarnos tediosos más son los responsables de la producción de semillas, frutos y alimentos como la miel.
Estas unidades entre opuestos conforman todas una única unidad, el logos, esa unidad puede manifestarse como un Dios, la naturaleza, la razón o el conocimiento en sí, todo ello en devenir y cambio constante, y el elemento en común en esta manifestación, según el filósofo, es el fuego que continuamente modifica su forma y se convierte en otras cosas o materias, créandose y destruyéndose a cada instante.
La compleja definición, a diferencia de Tales, de lo que para Heráclito era el arché o principio de todas las cosas, va de la mano con su personalidad enigmática, su mote de oscuro y su fama de persona ermitaña.
2- Para poder establecer una buena relación entre las tragedias de la Orestíada y de Edipo Rey, y el concepto de polis, podríamos empezar a decir que éstas comenzaron a aflorar en el siglo VIII a.C. tras el largo período de la historia griega conocida como Edad Oscura, la cual prosiguió a la caída de la civilización micénica y ocasionó un gran colapso económico y cultural, donde incluso se perdería el uso de la escritura. Con las polis se abandonará la burocracia palacial y se avanzará primero a una aristocracia elitista (Edad Arcaica) y posteriormente, en la Edad Clásica, comenzando por Atenas, se dará pie a las polis democráticas, como consecuencia de un período de reclamos por parte de algunos actores que se sentían poco correspondidos por su contribución al triunfo de la liga de poleis sobre los persas. En contraste con otras ciudades como Esparta (el mejor ejemplo de politeia aristocrática), Atenas era una ciudad avanzada en cuanto a la participación ciudadana y espacio para la opinión pública respectaba: se había eliminado completamente a la población interna sometida (ya no habría más esclavos oriundos de la ciudad), y se había logrado la igualdad política y jurídica de todos sus ciudadanos; esto originaría un crecimiento en la importancia de los extranjeros, tanto metecos como esclavos, si bien el acceso de éstos a cada una de las facultades y derechos con que contaba un ciudadano, no estaba garantizado. 
(Austin y Vidal Naquet, Economía y sociedad en la antigua Grecia, p. 95). 
Para ejemplificar mejor estas negaciones a un sector de la población, e ingresar en el terreno del teatro y específicamente la tragedia, se puede afirmar que los esclavos y las mujerestenían acceso denegado a los auditorios en los que éstas obras eran representadas, porque se los consideraba propiedad de los atenienses y extranjeros NO esclavos. Los festivales estaban especialmente vinculados al culto del dios del vino y la fertilidad, y Atenas era el principal centro de estos festejos, donde tenían lugar las Leneas (donde era más aconsejado presentar comedias) y las Grandes Dionisíacas (donde se presentaban, en mayor medida, tragedias, que es el género a trabajar).
La tragedia pretendía hacer de las historias que se narraban a través de ella, una lección para quienes asistían a ella, y –según Aristóteles- generar en los espectadores un sentimiento de empatía (pathos) con los personajes y temor (phobos) a que los acontecimientos pudieran ocurrirles a ellos. 
Los principales autores de este género dramático han sido Eurípides, Esquilo y Sófocles, de los cuales se han encontrado a la fecha 7 piezas de los dos últimos, y 19 del primero. Todas ellas son pertenecientes al siglo V a.C., lo que va de la mano con la debacle de Atenas posterior a la Guerra del Peloponeso a partir de la cual no se han encontrado más obras de este tipo; eso indica que el material conservado es contemporáneo al período de Atenas como polis democrática. 
A fin de reforzar mejor estas afirmaciones, podemos analizar algunos pasajes de la Orestíada de Esquilo; vale hacer saber que este autor fue combatiente en la guerra contra Persia y por ello no debería sorprender que buena parte de sus obras traten sobre conflagraciones, héroes de éstas y dioses del Olimpo, aunque siempre anteponiendo a todo la condición humana y el valor de la justicia.
Ya comenzada la tragedia de Agamenón, Esquilo demuestra su empatía por los esclavos y las pobres condiciones de trabajo en las que se encontraban, algo que era todavía vigente en las polis especialmente arcaicas:
Vigía . — Suplico a los dioses la liberación de este penoso trabajo: una vigilancia que se alarga ya todo un año, durante la cual, echado sobre la azotea del palacio de los Atridas , apoyándome sobre los codos lo mismo que un perro, he llegado a reconocer las constelaciones de las estrellas que se ven de noche y las principales por su fulgor, que invierno y verano traen a los mortales, los luceros que más se destacan en el cielo, con sus ocasos y con sus ortos. Ahora estoy acechando la señal de una antorcha, destello del fuego que traiga noticias de Troya y el anuncio de su conquista. Así lo manda un corazón de mujer previsora y tan decidida como un varón. Siempre que ocupó este lecho húmedo por el rocío, que no permite el nocturno reposo y que nunca visita el sueño, el miedo, no el sueño, está a mi lado, para que de sueño no cierre del todo mis párpados; y cuando pienso en cantar o tararear, sirviéndome de este canto como remedio contra el sueño, me echo a llorar, lamentando el infortunio de esta morada que ya no se rige del mejor modo como tiempos atrás. ¡Ojalá que ahora mismo se produjera la dichosa liberación de mis penas, porque en medio de la obscuridad brillara el fuego portador de buenas noticias! 
(Breve pausa. En lontananza se advierte una luz.)
 De Agamenón, hijo de Atreo. Alegre te saludo, antorcha que en plena noche anuncias ya la luz del día y la institución de innúmeros coros de Argos por este suceso. ¡Victoria! ¡Victoria! A gritos doy la señal a la mujer de Agamenón , para que cuanto antes salte del lecho y, en el palacio, prorrumpa en gritos de alegría y victoria, dando la bienvenida a la luz de esa antorcha, si es verdad que ha sido tomada la ciudad de Ilio , según lo anuncia la tea con su resplandor. Por lo que a mí toca, voy a iniciar con mi danza la fiesta (se pone a bailar), pues al caer bien los dados de mis amos, sacaré ventaja, que esta señal luminosa me ha valido tres seises . ¡Ojalá que yo pueda estrechar con esta mi mano la bienamada mano del soberano de este palacio cuando haya llegado! Lo demás me lo callo. Un buey enorme pisa mi lengua . El propio palacio, si voz tuviera, podría decirlo con la mayor claridad, porque yo tengo el propósito de hablar del asunto sólo con quienes ya están informados, pero lo tengo olvidado para los que lo ignoran.
(Orestíada, p.373)
Más adelante, en una de las Antístrofas, el autor comienza a hacer hincapié en las cuestiones de la democracia y la necesidad de que los ciudadanos tengan una voz y opinión:
Antístrofa 3.a Cosa grave es la voz de unos ciudadanos que sienten rencor. El gobernante paga la deuda cuando la maldición del pueblo se cumple. Mi angustia espera escuchar algo aún oculto por las tinieblas, que a los autores de tantas muertes no dejan de verlos los dioses, y con el tiempo las negras Erinis, al que ha ido teniendo fortuna feliz, pero al margen de la justicia, mediante un cambio de la fortuna que arruina su vida, lo sumen en la obscuridad, pues no tiene fuerza para defenderse el que se encuentra ya entre los muertos. Gozar de una fama desmedida es algo muy grave, que el rayo de Zeus alcanza la casa dela gente así. Prefiero un bienestar que no provoque envidia. ¡Nunca sea yo destructor de ciudades! ¡Ni, prisionero, vea mi vida sometida a otro! Epodo. —A consecuencia de ese fuego portador de buenas noticias, un rumor recorre veloz la ciudad. Pero ¿quién sabe si eso es verdad o, en cierta medida, sólo un engaño de la deidades? 
—¿Quién es tan pueril o tiene un juicio tan tocado, que enardezca su corazón por los recientes mensajes de una llama, para después sufrir si cambia el cuento? Sin haber sido incinerados.
—Propio de una mujer investida de autoridad es dejarse arrastrar por la alegría antes de que el suceso se manifieste en la realidad. 
 —Crédulo en exceso, el corazón femenino se deja ganar fácilmente al conmoverse con rapidez; pero también, con vida corta, perece el rumor propagado por una mujer. 
(Orestíada, p.391)
Las primeras líneas de Agamenón en la obra permiten identificar y honrar el funcionamiento de la democracia en Atenas al destacar la votación de los dioses en su decisión de que la victoria en la guerra fuera de los aqueos, como así también se referencia el poder del debate público:
Agamenón. — En primer lugar, es justo que yo mi saludo dirija a Argos y a los dioses de nuestro país, mis colaboradores en nuestro regreso y en el castigo que impuse a la ciudad de Priamo, porque los dioses, sin escuchar defensas jurídicas dichas con la lengua, sin vacilaciones, en una urna ansiosa de sangre depositaron sus votos en favor de que hombres murieran y de que fuera destruida Ilio. A la urna contraria, que no se llenaba, solo, se acercaba la esperanza que infundía la mano, y la ciudad, ya conquistada, aun ahora se distingue con facilidad por el humo. Solo viven alli torbellinos de ruina. Con dolorosa muerte, la ceniza despide densos vapores de riquezas.
(…)
Lo demás que concierne a la ciudad y a los dioses, luego que convoquemos debates públicos, en la asamblea general del pueblo lo decidiremos. Hay que ver el modo de que permanezca y dure mucho tiempo lo que está bien, mientras que en aquellos que se hacen precisos remedios eso salutiferos, cauterizaremos o sajaremos con benevolencia e intentaremos alejar el daño de la enfermedad. (Orestíada, p.406)
Cuando Agamenón es herido y consulta al pueblo (coro) sobre qué resolución se debe tomar en torno a dicho crimen, podemos contemplar otro ejemplo explícito de la discusión democrática y la votación popular:
Agamen n . — ¡Ay de mí! ¡Me han herido de un golpe mortal en las entrañas!
Corifeo . — ¡Calla! ¿Quién grita, herido de un golpe de muerte? 
Agamenón . — ¡Ay de mí nuevamente! ¡Me han herido otra vez! 
Corifeo . — Por los gritos de dolor del Rey, me parece que el crimen ya se ha ejecutado. Deliberemos entre todos por si de algún modo hubiera decisiones seguras. 
—Os digo mi opinión: hacer correr la voz entre los ciudadanos, para que acudan aquí, a palacio
.—Pero a mí me parece que, cuanto antes, caigamos sobre ellos y les probemos su crimen con el puñal chorreando sangre recién vertida. 
—Yo soy de la misma opinión y votaré por haceralgo. No es momento de andar con demoras.
—Está visible, pues su preludio es como si dieran indicios de tiranía para la ciudad.
 —Pues estamos perdiendo el tiempo, mientras, en el suelo, ellos pisotean nuestra fama de vacilantes y no se duermen en la acción.
 —No sé; se me ha ocurrido un consejo que digo: es también propio del que hace algo el meditar acerca de ello
—También yo pienso así, porque difícilmente podemos resucitar con palabras al muerto.
 —¿Acaso, por alargar nuestra vida, vamos a ceder ante esos cabecillas que son la deshonra del palacio? 
—¡Intolerable! Prefiero morir. Más dulce es la muerte que la tiranía. 
—¿Por sólo unos indicios de gemidos vamos a ser adivinos de la muerte de nuestro Rey?
—Debemos hablar de ello, cuando estemos seguros. Dista mucho el hacer conjeturas de saberlo con claridad.
 (Los coreutas hacen signos de aprobación.)
(Orestíada, pp.428-29)
Cerca del final de la pieza , cuando Clitemestra intenta expulsarse del asesinato de Agamenón, se hace un guiño al funcionamiento de la Justicia y el derecho del ciudadano a la defensa y juicio justo:
Antístrofa 3 .a 
 Coro . — ¿Quién dará testimonio de que no eres culpable de este asesinato? ¿Cómo? ¿Cómo va a darlo? Puede, no obstante, haber sido cómplice tuyo el genio que ansiaba venganza del padre. 
Avanza violento el Ares tenebroso entre familiares ríos de sangre con los que otorgará justicia al cuajaron de sangre infantil devorada. ¡Ay, ay! ¡Rey, Rey! ¿De qué manera debo llorarte?¿Qué decirte desde el interior de mi alma amiga? Yaces en esa tela de araña, exhalando tu vida con impía muerte 
—¡ay, ay de mí!
— en ese indigno lecho, vencido por muerte traicionera, mediante el arma de doble filo que una mano empuñó
(Orestíada, p.434)
Ya en Las Coéforas, hay evidencias de la existencia de esclavos, que era algo común a todas las poleis, y que el grado de desprecio que recibían era tal que ni siquiera tenían un nombre designado:
Corifeo . 
— Parece que el varón extranjero está produciendo alguna desgracia. Ahí veo a la nodriza de Orestes anegada en llanto. ¿Por qué pisas, esclava cilicia , la puerta del palacio? Tienes por compañera una pena que no es pena a sueldo. (Cilicia era una región del Asia Menor –hoy Turquía- y a los esclavos se les solía llamar por el nombre del lugar geográfico del que provenían)
(Orestíada, p.476)
Llegando al último acto, Las Euménides, Orestes demuestra su respeto hacia la democracia y las instituciones y el poder de deliberación que éstas tienen, cuando Atenea le comunica sobre el juicio al que podría ser sometido:
Orestes: (…)Dicta sentencia tú ahora sobre si obré o no justamente. Cualquier decisión que consiga de ti, la aceptaré en todos los términos.
(Orestíada, p.516)
En la misma página, hay alusión a la participación ciudadana en los asuntos de la sociedad al nombrar Atenea sus intenciones de que un jurado popular forme parte del proceso de enjuiciamiento a Orestes:
Atenea. — Si alguien piensa que este asunto es demasiado grave para que lo juzgue un mortal, tampoco a mí me autoriza la ley divina a resolver en un juicio por homicidio cometido bajo el influjo de cólera intensa. Y, sobre todo, cuando tú has venido bien preparado —como suplicante que ya tuvo purificación y sin peligro de daño para mi templo— y éstas, igualmente, están revestidas de una dignidad no desdeñable y, si no ganan en el asunto, inmediatamente de haber caído a tierra desde el interior de su pecho, se irá extendiendo su veneno, insoportable, eterna peste. 
Esto es así: ambas cosas —que se queden o echarlas de aquí— constituyen fcalamidades contra las que no tengo soluciones yo. Pero, ya que este asunto se ha presentado aquí, para entender en los homicidios, elegiré jueces, que a la vez que sean irreprochables en la estimación de la ciudad, estén vinculados por juramento, y los constituiré en tribunal para siempre. 
Citad vosotros testigos que aporten las pruebas, y, juramentados, vengan en auxilio de la justicia. Cuando yo haya seleccionado los mejores de mis ciudadanos, vendré con ellos, para que juzguen este proceso con toda verdad, (sin transgredir su juramento, sin dejarse llevar por pensamientos que no sean justos)
(Orestíada, pp.516-517)
Finalmente, la obra nos presenta en todo su esplendor una de las principales insignias de las poleis, los tribunales de justicia, porque si bien las Erinias son quienes lo demanda y el dios Apolo quien lo defiende, el papel de los jueces recae ni más ni menos que en los propios ciudadanos, quienes por medio de su voto y veredicto dan impresión de estar ofreciendo un servicio a la comunidad y hacer de la suya una más democrática y menos burocrática y/o aristrocrática o tiránica.
Los principales fragmentos que evidencian esto son los siguientes:
— Ordeno que estos emitan un voto justo, de acuerdo con su parecer, porque ya se ha hablado bastante. 
(Orestíada, p. 524)
— (…) Establezco este tribunal insobornable, augusto, protector del país y siempre en vela por los que duermen. Me he alargado en esta exhortación a los ciudadanos para el futuro, pero ahora debéis poneros en pie, tomar el voto y dictar sentencia, respetuosos con el juramento. Dicho esta todo.
(Los jueces se levantan y van depositando los votos en las urnas, mientras la Corifeo y Apolo discuten)
 (Orestíada, p. 525.)
Como se podrá ver, a lo largo de esta trilogía se logra cumplir con el principio aristotélico de la tragedia como vehículo de empatía del espectador (en este caso con Orestes, ya que comprende que el protagonista hizo lo que hizo motivado por la sed de venganza contra los asesinos de su padre), y también del generar miedo en el mismo por toda la violencia narrada en la obra, como por ej. las menciones de sacrificios humanos y canibalismo). La humanidad de Orestes se manifiesta a través del concepto del ate o error ya que si bien el homicidio es considerado un error craso, el hecho de que haya sido motivado por la ira y el resentimiento hacen ver que no fue adrede, lo cual mantiene el estatus de “humano” del personaje, de ahí que al día de hoy se diga frecuentemente que “errar es humano”.
Ahora bien, pasaremos a hablar de Edipo Rey, una de las principales obras de Sófocles; éste dramaturgo fue conocido por ser el autor más galardonado de la dramaturgia griega y por haber formado parte de la vida política de Atenas, destacando su puesto de estratego en dos ocasiones. Sófocles destacaba por situar al hombre en el centro de todas las cosas y creer en su importancia y grandeza, y hacer que en torno a estos conceptos giraran la casi totalidad de sus obras. La humanización que Sófocles le imprimiría a sus personajes era aún más profunda que la de Esquilo, es bueno también recordar que los héroes sofocleos tendían a ser solitarios y que su obra destacaba por profesar amor a la vida y al hombre mismo.
Al comienzo de Edipo Rey, un sacerdote exclama a Edipo y al mismo tiempo hace una sucinta pero aceptable descripción de una típica polis griega donde podían encontrarse plazas, templos, gente de distintas edades, belleza urbana, y cultivos y actividad campesina en sus afueras o periferias, que es donde por lo general se encontraban los esclavos y aquellos no considerados ciudadanos, que algunas veces podían ocasionar revueltas o levantamientos; hay una observación sobre la inferiodidad de condiciones en las que estaba la mujer, que además de no poder (por ejemplo) participar de olimpíadas u representaciones teatrales, tenía menor poder de decisión y protagonismo en la vida pública y tenían problemas para dar hijos a luz como posible consecuencia de esas vulneraciones:
Sacerdote . — ¡O h Edipo, que reinas en mi país! Ves de qué edad somos los que nos sentamos cerca de tus altares: unos, sin fuerzas aún para volar lejos; otros, torpes por la vejez, somos sacerdotes —yo lo soy de Zeus— , y otros, escogidos entre los aún jóvenes. El resto del pueblo con sus ramos permanece sentado en las plazas en actitud de súplica, junto a los dos templos de Palas y junto a lá ceniza profética de Ismeno. La ciudad, como tú mismo puedesver, está ya demasiado agitada y no es capaz todavía de levantar la cabeza de las profundidades por la sangrienta sacudida. Se debilita en las plantas fructíferas de la tierra, en los rebaños de bueyes que pacen y en los partos infecundos de las mujeres (…)
(Edipo Rey, p.312)
Una primera insinuación de democracia se presenta en este fragmento:
Creonte: -Diré las palabras que escuché de parte del dios. El soberano Febo nos ordenó, claramente, arrojar de la región una mancilla que existe en esta tierra y no mantenerla para que llegue a ser irremediable.
Esto demuestra que el poder recae ahora en los ciudadanos.
(Edipo Rey,p.315)
Más adelante se hace mención de los ágoras, la plaza de las ciudades-estado griegas, donde se solían congregar los ciudadanos y se centraba el comercio, la cultura y la política de la vida social de los griegos:
Antístrofa 1: “Te invoco la primera, hija de Zeus, inmortal Atenea, y a tu hermana, Ártemis, protectora del país, que se asienta en glorioso trono en el centro del ágora, y a Apolo el que flecha a distancia. ¡Ay! Haceos visibles para mí, los tres, como preservadores de la muerte. Si ya anteriormente, en socorro de una desgracia sufrida por la ciudad, conseguisteis arrojar del lugar el ardor de la plaga, presentaos también ahora.”
(Edipo Rey,pp..317-318)
En otro pasaje, cuando el adivino trabaja sobre el perfil del asesino de Layo, habla sobre los extranjeros que forman parte de la polis de Tebas, es decir, algunos de los considerados no ciudadanos:
Tiresias . — Me voy, porque ya he dicho aquello para lo que vine, no porque tema tu rostro. Nunca me podrás perder. Y te digo: ese hombre que, desde hace rato, buscas con amenazas y con proclamas a causa del asesinato de Layo está aquí. Se dice que es extranjero establecido aquí, pero después saldrá a la luz que es tebano por su linaje y no se complacerá de tal suerte. Ciego, cuando antes tenía vista, y pobre, en lugar de rico, se trasladará a tierra extraña tanteando el camino con un bastón. Será manifiesto que él mismo es, a la vez, hermano y padre de sus propios hijos, hijo y esposo de la mujer de la que nació y de la misma raza, así como asesino de su padre. 
Entra y reflexiona sobre esto. Y si me coges en mentira, di que yo ya no tengo razón en el arte adivinatorio.
(Edipo Rey,pp..328-329)
Promediando la obra hay nuevas menciones a la esclavitud, y cómo los esclavos estaban encuadrados en una clase inferior al resto de la ciudadanía, de ahí que para éstas, éstos eran merecedores de ciertos reconocimientos pero que siempre se ubicaban por debajo de los cuales los ciudadanos y autoridades se arrogaban:
— No, por cierto. Cuando llegó de allí y vio que tú regentabas el poder y que Layo estaba muerto, me suplicó, encarecidamente, cogiéndome la mano, que le enviara a los campos y al pastoreo de rebaños para estar lo más alejado posible de la ciudad. Yo lo envié, porque, en su calidad de esclavo, era digno de obtener este reconocimiento y aún mayor.” (Edipo Rey, p. 340)
El mensajero al que Edipo recurre para saber la verdad sobre su pasado era un extranjero y esclavo (más precisamente un pastor)y fue, por su quizá desdichada situación, que pudo hallarlo:
Edipo . — Y tú, ¿me habías comprado o encontrado cuando me entregaste a él? 
Mensajero . — Te encontré en los desfiladeros selvosos del Citerón. 
Edipo . — ¿Por qué recorrías esos lugares? 
Mensajero . — Allí estaba al cuidado de pequeños rebaños montaraces. 
Edipo . — ¿Eras astor y nómada a sueldo? 
Mensajero. — Y así fui tu salvador en aquel momento.
(Edipo Rey,p.350)
Al protagonista no le molestaba tener antepasados vinculados a la esclavitud, pero a Yocasta sí por pertenecer a la clase gobernante, esto denota lo cuán inferior veían las clases más elevadas a aquellas que eran directamente excluidas del círculo de la ciudadanía:
Edipo . — Tranquilízate, pues aunque yo resulte esclavo, hijo de madre esclava por tres generaciones, tú no aparecerás innoble.(…)
Corifeo . — ¿Por qué se ha ido tu esposa, Edipo, tan precipitadamente bajo el peso de una profunda aflicción? Tengo miedo de que de este silencio estallen desgracias. 
Edipo. — Que estalle lo que quiera ella. Yo sigo queriendo conocer mi origen, aunque sea humilde. Esa, tal vez, se avergüence de mi linaje oscuro, pues tiene orgullosos pensamientos como mujer que es. Pero yo, que me tengo a mí mismo por hijo de la Fortuna, la que da con generosidad, no seré deshonrado, pues de una madre tal he nacido. Y los meses, mis hermanos, me hicieron insignificante y poderoso. Y si tengo este origen, no podría volverme luego otro, como para no llegar a conocer mi estirpe.
Ya cerca del final de la tragedia, Edipo da a entender que a veces la vida en la polis y siendo un ciudadano más, era una experiencia más dolorosa de la que podrían tener los esclavos, que ya de por sí era muy marginal y miserable, ¿de qué sirve el poder si termina siendo un estorbo más que un don o una fortuna?
Antístrofa 2 .a 
Edipo . — ¡Así perezca aquel, sea el que sea, que me tomó en los pastos, desatando los crueles grilletes de mis pies, me liberó de la muerte y me salvó, porque no hizo nada de agradecer! Si hubiera muerto entonces, no habría dado lugar a semejante penalidad para mí y los míos. 
Coro .— Incluso para mí hubiera sido mejor.
 Edipo . — No hubiera llegado a ser asesino de mi padre, ni me habrían llamado los mortales esposo de la que nací. Ahora, en cambio, estoy desasistido de los dioses, soy hijo de impuros, tengo hijos comunes con aquella de la que yo mismo —¡desdichado!— nací. Y si hay un mal aún mayor que el mal, ése le alcanzó a Edipo. 
Corifeo . — No veo el modo de decir que hayas tomado una buena decisión. Sería preferible que ya no existieras a vivir ciego
(Edipo Rey, p.362)
La inferioridad de la mujer en la sociedad griega es nuevamente expuesta en este fragmento, donde Edipo considera que sus hijos no necesitan ninguna preparación para subsistir sin su presencia, a diferencia de sus hijas femeninas: 
(…) Por mis hijos varones no te preocupes, Creonte, pues hombres son, de modo que, donde fuera que estén, no tendrán nunca falta de recursos. Pero a mis pobres y desgraciadas hijas, para las que nunca fue dispuesta mi mesa aparte de mí, sino que de cuanto yo gustaba, de todo ello participaban siempre, a éstas cuídamelas. 
(Edipo Rey, p. 365)
Finalmente, para cerrar la tragedia, Corifeo llama a todos los personajes a contemplar al ahora ciego y caído en desgracia Edipo, calificándolo de la siguiente manera:
Corifeo . — ¡Oh habitantes de mi patria, Tebas, mirad: he aquí a Edipo, el que solucionó los famosos enigmas y fue hombre poderosísimo; aquel al que los ciudadanos miraban con envidia por su destino! ¡En qué cúmulo de terribles desgracias ha venido a parar! De modo que ningún mortal puede considerar a nadie feliz con la mira puesta en el último día, hasta que llegue al término de su vida sin haber sufrido nada doloroso.
Edipo había llegado al poder por decisión ciudadana (aunque al tratarse de Tebas y no de Atenas, debió haber sido a través de la aristocracia y los estratos más altos de la ciudadanía tebana); en este pasaje se menciona a los ciudadanos que contemplaban con envidia al rey, se puede decir que ello es una connotación democrática porque al día de hoy muchas veces uno se está con desacuerdo con las autoridades y a veces no estamos conformes con la elección popular o de quienes tienen la responsabilidad de elegir; además la situación en que es presentado Edipo también se puede interpretar como un escrache o un escarmiento, algo a lo que incluso en nuestros días recurrimos para demostrar nuestro repudio a aquellas figuras políticas que no merecen nuestro respeto, una conducta que puede encuadrarse dentro de lo que la democracia habilita. Aún así uno puede empatizar con Edipo debido a su cruda historia de vida en la que fue torturado y abandonado, como así también tener temor de la desgracia o dolencia eterna que lleve a uno a preferir estar muerto que pasar por dicha penuria. La humanización de Edipo por parte de Sófoclesse manifiesta cuando éste a pesar de su nueva adversidad perpetua, la ceguera, confía en que su salud jamás se verá quebrantada.

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