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anatomia y fisiologia del cuerpo-91

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Anatomía y fisiología del cuerpo humano76
con la membrana oval que cierra la ventana oval a partir de la 
cual comienza el oído interno.
La principal función del oído medio es transmitir el sonido 
desde un medio con una impedancia baja para las ondas sono-
ras (aire) a otro de impedancia alta (líquido) perdiendo la menor 
cantidad posible de energía. El oído medio tiene también dos 
músculos: el estapedio y el tensor del tímpano (Fig. 3.42C) cu-
yas funciones consisten en mantener constante, por vía refleja, la 
intensidad de los sonidos bajos, protejer el tímpano contra so-
nidos excesivamente altos, reducir los ruidos producidos por las 
palabras del mismo individuo, amortiguar la resonancia de ciertas 
vibraciones en el oído medio y reducir el enmascaramiento de los 
sonidos de alta frecuencia por otros de baja.
En el oído interno se encuentra el vestíbulo o laberinto esta-
tocinético, que ya ha sido estudiado anteriormente y la cóclea o 
caracol que es una estructura helicoidal hueca labrada en el hueso 
temporal que contiene las células receptoras del sonido.
En un corte transversal (Fig. 3.42B) pueden verse tres huecos: 
uno, en el centro, que es la rampa media o conducto coclear,
llena de endolinfa, donde se encuentran las células receptoras del 
sonido que forman el órgano de Corti, otro superior llamado 
rampa vestibular, que comienza en la ventana oval y cuyo suelo, 
la membrana de Reissner, constituye el techo de la rampa media 
y un tercero, la rampa timpánica que comienza en la ventana 
redonda y cuyo techo, la membrana basilar, constituye el suelo del 
conducto coclear. Las rampas vestibular y timpánica están llenas 
de perilinfa y en el vértice del caracol comunican una con la otra 
por un agujero llamado helicotrema.
El órgano de Corti está formado por células receptoras cilia-
das externas e internas que se apoyan en la membrana basilar. Del 
ángulo interno de la rampa media se origina la membrana tec-
toria que, a modo de visera, se extiende por encima de las células 
ciliadas en estrecho contacto con los cilios.
La vibración sonora transmitida por el estribo a la membrana 
de la ventana oval se transmite a la perilinfa (Fig. 3.42C) cuya 
vibración deforma a las membranas de Reissner y basilar que son 
flexibles. La onda sonora las deforma a su paso como si fuera una 
ola, deformación que se transmite a la endolinfa y a la membra-
na tectoria que, al moverse, dobla los cilios de los receptores lo 
que constituye el estímulo adecuado que dará lugar a la actividad 
eléctrica (potencial de receptor) en las células ciliadas que libera 
el neurotransmisor (probablemente ácido glutámico) que estimu-
la las terminaciones nerviosas de la rama acústica del VIII par 
craneal que las inerva.
10.2.3. Vías auditivas
En el nervio acústico se codifican la frecuencia, intensidad, di-
rección y distancia de la fuente del sonido. Las frecuencias es-
tán codificadas en la misma cóclea, ya que las membranas basilar, 
de Reissner y tectoria vibran en diferentes zonas para diferentes 
frecuencias (Fig. 3.42C) lo que hace que respondan diferentes 
células ciliadas y fibras nerviosas.
La intensidad está codificada en una mayor cantidad de neu-
rotransmisor liberada por el receptor, que dará lugar a un mayor 
número de potenciales de acción en la fibra nerviosa si el sonido 
es más intenso. La dirección del sonido viene dada por el retraso 
en la estimulación en un oído con respecto al otro y la distancia, 
fundamentalmente, por la pérdida de las frecuencias altas a medi-
da que se aleja la fuente del sonido.
Las células ciliadas de la cóclea están inervadas por neuronas 
cuyo soma se encuentra en el ganglio espiral (Fig. 3.42D). Los 
axones de las mismas forman el nervio acústico y terminan ha-
ciendo sinapsis en las neuronas de los núcleos cocleares ipsilate-
rales del bulbo (anteroventral, posteroventral y dorsal) en los que 
se distribuyen topográficamente en razón de las frecuencias de los 
sonidos (distribución tonotópica). Ahí tiene lugar el primer tra-
tamiento de la información que suprime ruidos incrementando el 
contraste por mecanismos de inhibición lateral.
Los axones de los núcleos cocleares se proyectan al núcleo 
olivar y accesorio ipsi y contralateral, donde se compara la inten-
sidad y la dirección del sonido. Los axones de estos núcleos, por el 
lemnisco lateral, terminan en el tubérculo cuadrigémino inferior 
(bilateral), que es, además, el núcleo motor de los músculos del 
oído medio. A este nivel se comparan la información que viene 
del núcleo coclear con la del olivar superior y se proyectan al nú-
cleo geniculado medial del tálamo cuya neurona envía su axón a 
las capas III y VI de la corteza acústica (temporal).
En los centros corticales tiene lugar el análisis y la diferencia-
ción de sonidos complejos, el almacenamiento de la memoria a 
corto plazo para la comparación de los tonos, la escucha intencio-
nada y la inhibición de respuestas motoras no buscadas.
10.3. EL GUSTO
Los quimiorreceptores del gusto se encuentran en la lengua. La 
lengua es un órgano muscular voluntario que interviene en la 
masticación, deglución y modulación de la palabra. Está cubierta 
por un epitelio escamoso estratificado en el que se intercalan los 
receptores del sentido del gusto. Éstos son células diferenciadas 
que se agrupan en unas estructuras llamadas botones gustativos
(Fig. 3.43), a modo de barriles cuyas lamas son las células que 
comunican con la superficie de la papila gustativa por el poro 
gustativo. Los botones están inervados por fibras sensoriales afe-
rentes que viajan con los nervios cuerda del tímpano, glosofarín-
geo y vago. Varios botones se sitúan en el epitelio de las papilas
gustativas.
Las funciones del gusto son, primero, la apreciación de ciertas 
características de los alimentos y diversas sustancias químicas po-
tencialmente peligrosas y, segundo, junto con receptores táctiles 
de la mucosa bucal, informar de la presencia y características de 
los alimentos para iniciar la secreción salival y gástrica.
En función de los análisis de los receptores gustativos, se 
distinguen cinco sabores básicos: salado, ácido o agrio, dulce,
amargo y umami, nombre derivado de la palabra japonesa que 
significa «delicioso». El umami es un gusto básico que aumenta 
el sabor agradable de los alimentos y está asociado con el ami-
noácido glutamato y algunos nucleósidos. Los receptores respon-
den a cada uno y no detectan sabores intermedios que, teórica-
mente, pudieran ser el resultado de la mezcla de dos o más de 
ellos: las sensaciones placenteras o displacenteras que producen 
los alimentos realmente se deben a la estimulación de receptores 
olfativos.
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