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CAPÍTULO 1 Temas principales de anatomía y fisiología 11 mayor protección contra depredadores, menor competencia y un rico suministro alimenticio de hojas, frutas, insectos y lagar- tos. Pero el techo del bosque es un mundo desafi ante, con una luz tenue y moteada, ramas bamboleantes y presas que se mue- ven con rapidez en el denso follaje. Cualquier nueva caracterís- tica que permitiera a los animales arborícolas moverse con mayor facilidad por las copas de los árboles hubiera sido favo- recida por la selección natural. Por tanto, los hombros adquirie- ron mayor movilidad y permitieron a los primates girar en cualquier dirección (incluso hacia arriba, lo que muy pocos mamíferos pueden hacer). Los pulgares se volvieron opuestos por completo (podían cruzar la palma para tocar la punta de los dedos) y permitieron a los primates sostener pequeños objetos y manipularlos con mayor precisión que otros mamíferos. Los pulgares opuestos hicieron las manos prensiles,10 capaces de apretar ramas al rodearlas con el pulgar y los dedos (fi gura 1.5). El pulgar es tan importante que recibe la mayor prioridad en la reparación de las lesiones de la mano. Si el pulgar puede salvar- se, la mano puede conservar un funcionamiento razonable; si se pierde, las funciones manuales quedarán muy disminuidas. Los ojos de los primates se desplazaron hacia el frente de la cara (fi gura 1.6), lo que les permitió una visión estereoscópi- ca11 (percepción de la profundidad). Esta adaptación propor- cionó mejor coordinación entre la mano y el ojo al capturar y manipular presas, con la ventaja adicional de facilitar el cálcu- lo preciso de las distancias al saltar de un árbol a otro. La visión de color, rara entre los mamíferos, también es una carac- terística de los primates. Éstos se alimentan sobre todo de fru- tas y hojas. La capacidad para distinguir tonos sutiles de anaranjado y rojo les permitió diferenciar las frutas maduras, azucaradas, de las que aún no lo están. La distinción de tonos sutiles de verde les ayuda a diferenciar entre hojas tiernas y suaves y follaje más duro, viejo y tóxico. En el bosque tropical, varias frutas maduran en épocas diferentes y en lugares muy distantes. Por ello, se requiere una buena memoria de lo que está disponible, cuándo y cómo obte- nerlo. Es posible que los cerebros más grandes hayan evolucio- nado como respuesta al desafío de una efi ciente búsqueda de alimentos y, a la vez, hayan establecido la base para una orga- nización social más sofi sticada. Nada de esto busca implicar que los seres humanos evolu- cionaron de los simios (un concepto común y erróneo acerca de la evolución y que ningún biólogo cree). La relación entre simios y seres humanos no es como la de padres e hijos, sino, más bien, como la de primos que tienen los mismos abuelos. La observación de los monos proporciona conocimientos sobre cómo los primates se adaptaron al hábitat arborícola y, por tan- to, cómo pudieron originarse ciertas adaptaciones humanas. Bipedestación Hace cuatro o cinco millones de años, ciertas partes de África se volvieron más cálidas y secas, y gran parte del bosque fue reemplazado por la sabana (pastizales). Algunos primates se adaptaron a la vida en la sabana, pero ésta era un lugar peligro- so, con más depredadores y menos protección. Así como las ardillas y los monos se paran por un momento sobre sus patas Simio Ser humano FIGURA 1.5 Pulgares oponibles. Esta clase de pulgar hace que la mano del primate sea prensil, capaz de rodear y afianzar objetos. 10 prehens = aprehender. 11 estereo = sólido, en tres dimensiones; scopio = visión. FIGURA 1.6 Uso de herramienta primitiva por un primate. Los chimpancés tienen manos prensiles y ojos hacia el frente, característicos de los primates. Estos rasgos dotan a los primates de visión estereoscópica (percepción de la profundidad) y buena coordinación entre ojos y manos, dos factores de gran importancia en la evolución del ser humano.
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