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CAPÍTULO 8 El sistema óseo 273 CONOCIMIENTO MÁS A FONDO 8.4 Medicina evolutiva Adaptaciones óseas para la bipedación Algunos mamíferos pueden pararse, saltar o caminar por periodos breves en sus patas traseras, pero los seres humanos son los únicos mamíferos que caminan en dos pies de manera natural. Las huellas preservadas en una capa de ceniza volcánica en Tanzania indican que los homínidos caminaban erguidos hace ya 3.6 millones de años. Esta locomoción bipédica sólo es posible gracias a varias adaptaciones de los pies, las piernas, la columna vertebral y el crá- neo del ser humano (figura 8.43). Estas características son tan distin- tivas que los paleontólogos (quienes estudian los restos fósiles humanos) pueden saber con considerable certeza si una especie fósil podía caminar erguida. Así como la mano ha sido importante para la evolución de la humanidad, tal vez el pie haya significado una adaptación más sig- nificativa. A diferencia de otros mamíferos, los seres humanos sopor- tan todo su peso corporal en dos pies. Mientras que los monos tienen el pie plano, los seres humanos cuentan con arcos fuertes y flexibles que absorben el choque mientras el cuerpo se proyecta hacia arriba y hacia abajo durante la caminata y la carrera. Los hue- sos tarsianos están muy articulados entre sí, y el calcáneo se ha desarrollado en gran medida. El dedo gordo no se opone a los demás como en la mayor parte de los monos del viejo mundo, sino que está muy desarrollado para empujar el cuerpo hacia delante en la última fase de la caminata (figura 8.43a). Por ello, la pérdida del dedo gordo tiene mayor efecto discapacitante que la pérdida de cualquier otro dedo del pie. Mientras que el fémur de los monos es casi vertical, en los seres humanos tiene una inclinación medial, de la cadera a la rodilla (figu- ra 8.43b). Esto acerca más las rodillas humanas debajo del centro de gravedad del cuerpo. El ser humano endereza las rodillas cuando permanece de pie, lo cual le permite mantener una postura erecta con poco esfuerzo muscular. Los monos no pueden hacer esto ni pueden permanecer en dos patas por mucho tiempo sin cansarse (tal como pasaría si se tratara de mantener una posición erecta con las rodillas un poco dobladas). En monos y otros mamíferos cuadrúpedos (que caminan en cua- tro patas) la pared abdominal muscular soporta las vísceras abdomi- nales. En los seres humanos las vísceras descansan sobre el piso de la cavidad pélvica y es necesaria una pelvis con forma de tazón para soportar su peso. Esto ha producido un estrecho inferior de la pelvis más reducido, situación que crea dolor y dificultad durante el naci- miento de neonatos con un cerebro muy grande. El dolor del parto a) Pie b) Rodilla Humano Chimpancé Humano Chimpancé c) Músculos glúteos Chimpancé Humano FIGURA 8.43 Adaptaciones óseas para la bipedación. Las adaptaciones humanas para la bipedación se comprenden mejor al compararlas con las del pariente más cercano del hombre, el chimpancé, que no está adaptado para mantenerse erecto de manera cómoda o sostenida. Consulte el texto para conocer la relevancia de cada comparación. (Continúa en la p. 274.)
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