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Marx y el Socialismo Científico

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Nociones básicas sobre el pensamiento de Karl Marx 
Marx es un pensador alemán que nació en 1818 y murió en 1883. Es el referente teórico más 
importante de la tradición socialista, y uno de los filósofos más relevantes de los últimos siglos. 
Su obra más importante es El Capital, y es autor -junto a su estrecho colaborador Friedrich 
Engels- del Manifiesto Comunista. 
Es considerado uno de los grandes maestros de la duda, junto a Sigmund Freud y Friedrich 
Nietzsche. Esto es: personas que tuvieron un enorme impacto sobre el sentido común propio 
de la modernidad, y dieron lugar a un cambio radical o un giro copernicano en el pensamiento 
de su tiempo. A partir de Marx, Freud y Nietzsche los grandes postulados modernos sobre la 
sociedad, la economía, el poder y el propio sujeto entran en crisis. 
Marx es un pensador del siglo diecinueve o decimonónico. Eso lo coloca dentro de lo que se 
conoce como positivismo epistemológico. Para los positivistas del siglo XIX, el conocimiento 
se entiende en términos de ciencia dura, es decir, como un conjunto de datos o información 
objetiva a la que puede accederse mediante la investigación empírica. Esto diferencia a los 
positivistas del pensamiento filosófico de idealistas como Kant o Hegel, que creen en la razón 
formal como principal fuente del conocimiento. 
Cuando Marx plantea su noción de socialismo, no está ofreciendo una opinión o una 
interpretación. Desde su punto de vista, está alcanzando conclusiones objetivas basadas en la 
evidencia científica disponible. En esto yace la clave de la mirada positivista de las ciencias 
sociales: no hay interpretación de los hechos, sino un descubrimiento de hechos 
presuntamente indiscutibles. Es por ello que hablamos de socialismo científico, a pesar de que 
esta noción luego sea cuestionada y superada por otras miradas del siglo XX. 
Marx es un crítico implacable del capitalismo. Pero, en su esfuerzo por demoler 
conceptualmente esta forma de organización económica, llega a describirla y a explicitar su 
dinámica de modo sumamente detallado. Por eso Marx, a pesar de estar indisolublemente 
asociado a la idea de socialismo, también es un gran pensador del capitalismo en sí. Describe 
sus ciclos de acumulación, sus crisis, su comportamiento. 
Desde su perspectiva, la aparición del capitalismo como forma de producción se asemeja a la 
situación de un mago que invoca poderes que no puede controlar. La forma de producción 
capitalista se adueña del mundo y aliena a los seres humanos. Es un fenómeno incontrolable, 
como el maleficio desafortunado de este hipotético hechicero. 
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES - UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUCUMÁN 
 
CÁTEDRA DE NOCIONES DE ECONOMÍA / TEORÍAS ECONÓMICAS 
 
 Texto 18 - Marx y el Socialismo Científico (Unidad 4 punto 1) 
 
Autor: HORACIO BACA AMENABAR 
 
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Dentro de esa forma de producción, los obreros venden su fuerza de trabajo sólo para poder 
sobrevivir. No pueden acumular riqueza. Sólo tienen a sus hijos, su prole. Es por ello que los 
llama proletarios. Y el conjunto de los proletarios conforma una clase social a la que Marx 
denomina proletariado, y que -en su concepción- está destinada a recuperar lo que es suyo y 
a gobernar. Una dictadura del proletariado. 
¿Pero qué es lo que se les arrebata a los proletarios? Algo que conocemos como plusvalía. En 
síntesis, es el valor que el trabajador asalariado crea por encima del valor de su fuerza de 
trabajo. Pensémoslo así: el trabajador crea riqueza en base a su trabajo, pero no adquiere el 
total de esa riqueza. El capitalista, que puede ser por ejemplo dueño de una fábrica, se apropia 
de una parte. Esa apropiación, que para otros pensadores se justifica por la puesta en 
disponibilidad del capital, para Marx es ilegítima. El trabajador tiene derecho a la totalidad de 
lo que produce. 
Ahora bien, ¿por qué los trabajadores permiten esto? Porque se encuentran en estado de 
alienación: están tomados o asimilados por la propia forma de producción capitalista. En este 
sentido, para Marx los afecta una falsa ideología: una concepción de la vida social basada en 
cosas tales como la ética, la moral, la religión y el derecho. Todo esto no tiene importancia 
para Marx. 
En lugar de esas nociones, él considera que la vida social se explica por las relaciones de 
producción. Los seres humanos producen su vida material en base a su trabajo, y la forma en 
la que se configura esa relación de producción es la estructura de la sociedad. Es lo que está 
por debajo de las nociones como el derecho o la ética, que son, entonces, una superestructura. 
Es importante entender cómo razona Marx en este punto: si bien vivimos interpelados por 
preguntas éticas, por discusiones jurídicas, por debates políticos, todo eso en realidad es como 
una suerte de máscara ideológica. Un subproducto que emana de las relaciones de producción 
y las esconde. 
Por eso para un trabajador es parte del sentido común que el capitalista se adueñe de su 
trabajo: es algo que está en la superestructura ética. Puede ser, por ejemplo, una narración 
religiosa: el trabajador que se sacrifica luego heredará el reino de los cielos. A través de estos 
engaños propios de las superestructuras éticas, legales y religiosas, los trabajadores son 
despojados de la plusvalía. 
¿Cómo se supera esta injusticia en opinión de Marx? Mediante la revolución del proletariado. 
Como dijimos antes, Marx se diferencia de pensadores idealistas como Hegel. Marx es, en este 
sentido, materialista: considera que la realidad se explica en base a relaciones materiales. Pero 
eso no significa que desestime a Hegel: de él toma la noción de dialéctica, y entendiendo a 
ésta comprenderemos cómo puede producirse la revolución señalada. 
La dialéctica es una forma de ver a la lógica en movimiento. La lógica formal tradicional es 
como una fotografía: te muestra un estado de cosas en un momento dado. Pero la dialéctica 
es como una película: te permite ver el flujo de la historia y los acontecimientos. Ese flujo es 
dialéctico: surge de posiciones y oposiciones a esas posiciones, que resultan finalmente en 
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una composición. B se opone a A, y de esa oposición resulta C, que vuelve a ser una posición 
original, y así se reinicia el ciclo. Esto es lo que se conoce como tesis, antítesis y síntesis. 
Marx considera que la dialéctica, esta interacción entre tesis, antítesis y síntesis (que vuelven 
a ser tesis de un nuevo proceso), explica el desarrollo de la historia. Las relaciones de 
producción van sucediéndose dialécticamente las unas a las otras, pero este proceso no se 
extiende al infinito. Por el contrario, llega a su fin con la revolución y consiguiente dictadura 
del proletariado, en la que los trabajadores superan su estado de alienación y se apropian de 
los medios de producción. 
Ello conduce al socialismo, primero, y luego -en forma mediata- al comunismo, donde las 
relaciones de producción se han vuelto tan horizontales que ya ni siquiera hace falta un 
Estado. Este último escenario, que vendría a ser el fin de la historia, es el comunismo. 
Lamentablemente, Marx no desarrolla ni explica cómo funcionaría políticamente este paraíso 
comunista. Su pensamiento se concentra en la crítica al capitalismo, pero carece de un 
programa político con un nivel de desarrollo equivalente a la envergadura de su crítica. Es por 
eso que numerosos líderes políticos completan a Marx con su propio pensamiento político, y 
así tenemos marxismo-leninismo, maoísmo, guevarismo, etc. 
A diferencia de muchos filósofos, el pensamiento de Marx tuvo un impacto concreto sobre las 
sociedades. Quienes lo interpretaron, llevaron adelante revoluciones que instauraron Estados 
presuntamente basados en su pensamiento. Pero la falta de un programa político desarrollado 
por el propio Marx condujo a que esos Estados en la mayoría de los casos sean autoritarios, 
burocráticos e incluso sanguinarios. 
Sin embargo, esto no le resta importanciaal aporte teórico de Marx, que ha marcado la 
historia de los últimos dos siglos y que aún sigue siendo objeto de estudio, debate e incluso 
militancia. Más allá de la aplicación de sus ideas, Marx es un gigante del pensamiento, y es por 
ello importante que conozcamos las nociones básicas de su obra para entender la historia 
reciente de la economía, la sociología y la filosofía.

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