Logo Studenta

Cullen-Critica-de-las-razones-de-educar

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.1
Cullen, Carlos A. Crítica de las razones de educar: temas de filosofía de la
educación. Buenos Aires: Paidós, 1997.
(Ficha Bibliográfica)
Primera parte
Educación y conocimiento
Presentación: Las relaciones de la educación con el conocimiento
En este texto el autor trata de reflexionar sobre los fundamentos de las razones de
educar. Se trata de plantear la cuestión desde una definición de las relaciones de la
educación con el conocimiento lo que define la educación y su diferencia de otras
acciones sociales es su intento de socializar mediante el conocimiento. Es desde esta
tarea que es posible entender las relaciones entre enseñanza y aprendizaje.
No es algo simple ni lineal poder definir las relaciones que guarda la educación
con el conocimiento.
Primero, porque no siempre se comprendió el conocimiento de la misma manera,
y es una hipótesis válida rastrear cómo las variaciones históricas en torno a los procesos,
los criterios y las formas del conocimiento condicionaron los procesos, los criterios y
las formas de las razones de educar.
Segundo, porque no siempre sostuvo la educación desde las mismas funciones
sociales, y es también una hipótesis válida rastrear cómo las variaciones históricas en
torno a los fines, las legitimaciones, los modelos en las formas de educar condicionaron
fuertemente los modos de comprender los procesos mismos del conocimiento, sus
diferenciaciones, sus jerarquizaciones, sus criterios de validación.
La ilusión moderna, en cuya crisis se sitúa para reflexionar, consistió en la extraña
construcción social de una educación reducida a un método inmanente al proceso
mismo del conocimiento, casi un mero “discurso del método” y, recíprocamente, la
construcción social de un conocimiento reducido solamente a los procesos sociales de la
educación, casi una mera “cultura escolar”. La ciencia se ilusionó con dominar los
procesos sociales de la educación, y la educación se ilusionó con domesticar los
procesos críticos del conocimiento.
Ni la ciencia, sin dejar de ser autónoma, deja de estar relacionada con los fines
sociales del conocimiento, ni la educación, sin dejar de ser autónoma, deja de estar
relacionada con la fuerza crítica del conocimiento.
En estas contaminaciones de discursos autónomos desea reflexionar. Por de
pronto, proponiendo una noción de educación más comprometida con el conocimiento,
y por otro lado, proponiendo una noción de conocimiento más comprometida con la
educación.
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.2
Capítulo I
Las complejas relaciones de la educación con el conocimiento,
como perspectiva para pensar
los fundamentos del currículo
Se propone en este capítulo mostrar cómo las diversas dimensiones y los diversos
aspectos, que habitualmente se incluyen como fundamentos del currículo refieren, en
última instancia, a modos de explicitar las complejas relaciones de la educación con el
conocimiento.
Los fundamentos del currículo
Tanto frente al problema teórico para definir un currículo, como frente a los
desafíos prácticos que implica construir diversos currículos compatibles, la reflexión
sobre los fundamentos parece imprescindible.
Pero, ¿a qué se hace referencia cuando se habla de fundamentos de un currículo?
El problema de los fundamentos se plantea a partir de la pretensión normativa del
currículo. En la resolución citada del Consejo Federal de Cultura y Educación, cuando
se describe la función del currículo, definido como explicitación fundada de un proyecto
educativo (…) claramente se habla de establecer las normas para la especificación,
evaluación y mejoramiento de los contenidos y procesos de enseñanza y aprendizaje en
diversos contextos políticos y socioeconómicos, y servir como código común para la
comunicación entre los distintos protagonistas del quehacer educativo. Se trata, en
definitiva, de un conjunto de prescripciones para el trabajo y la comunicación docentes.
La cuestión de los fundamentos del currículo es un problema de legitimación de
las prescripciones sobre la enseñanza que lo definen.
Los fundamentos del currículo son, en definitiva, los criterios que legitiman sus
prescripciones sobre la enseñanza.
Un primer criterio de legitimación tiene que ver con la coherencia normativa, en
relación con la Constitución Nacional y la Provincial correspondiente, así como la Ley
Federal de Educación y las leyes educativas provinciales, cuando las haya. Este criterio
supone acuerdo con los principios fundantes de cualquier política educativa. Se trata
del fundamento pedagógico-político, y por lo mismo ético y social, de cualquier
currículo.
Un segundo criterio de legitimación tiene que ver con la consistencia racional de
las prescripciones curriculares sobre la enseñanza, tanto en lo que se refiere a los
procedimientos de su construcción y elaboración, como a las argumentaciones, que
permiten comprenderlas, explicarlas, justificarlas. Este criterio supone poner en juego
una comprensión de las relaciones de la educación con el conocimiento. Se trata del
fundamento pedagógico-epistemológico, y por lo mismo crítico y público, de cualquier
currículo.
Un tercer criterio de legitimación tiene que ver con la prudencia razonable de las
prescripciones curriculares sobre la enseñanza, lo cual permitirá su aplicación y
eventualmente su transformación. Este criterio define con claridad los alcances de las
prescripciones curriculares, no solamente en relación con los logros esperables sino
también en relación con lo que es prescriptible curricularmente, y a lo que, aun siendo
prescriptible, se opta por dejarlo al libre juego de las decisiones institucionales y
áulicas. La contextualización, la innovación, la evaluación permanente dependen de la
razonabilidad de las prescripciones. En realidad, se trata del fundamento pedagógico-
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.3
profesional, y por lo mismo didáctico e institucional, de cualquier currículo.
Prescripciones curriculares coherentes, consistentes y prudentes son las que están
fundadas en razones políticas, epistemológicas y profesionales.
Educar mediante el conocimiento
Un currículo explicita, las complejas relaciones del conocimiento con la sociedad.
Define un modo de relacionarse con el conocimiento, tanto cuando define la enseñanza
como cuando define el aprendizaje. Define también un modo de entender el
conocimiento mismo cuando define los contenidos educativos. Define, finalmente, un
modo de entender las relaciones del conocimiento con la vida cotidiana y con las
prácticas sociales. En estas relaciones se explicitan:
1) Los modelos deseables en la construcción del sujeto social del conocimiento.
2) Criterios para el control de la circulación social del conocimiento.
3) Logros esperables en relación con los fines sociales del conocimiento.
Que la socialización de los individuos suponga la construcción de un sujeto social
del conocimiento, y que esta construcción necesite la intervención explícita de sujetos
que enseñen conocimientos para que otros los aprendan, es el elemento instituyente de
la escuela como lugar social donde se enseñan conocimientos y se aprenden
conocimientos.
Que la definición mismo de contenido educativo suponga la construcción de una
red de control social del conocimiento que circula, y que esa construcción suponga la
opción explícita de criterios que legitimen las definiciones tomadas, son elementos
instituyentes de la escuela como lugar donde se enseñan conocimientos válidos y se
aprenden conocimientos válidos.
Que la definición misma de las relaciones de los contenidos educativos con la vida
cotidiana, con las prácticas sociales y con el mismo conocimiento supongala
determinación de fines sociales del conocimiento, y que esa determinación obligue a
definir una gama variada de competencias para el desempeño social y la realización
individual, son elementos instituyentes de la escuela como lugar donde se enseñan
conocimientos válidos y significativos, y se aprenden conocimientos válidos y
significativos.
La escuela socializa mediante la enseñanza de conocimientos legitimados
públicamente.
Que la escuela socializa quiere decir que resignifica continuamente procesos
socializadores anteriores y simultáneos, interiores de la escuela y exteriores a ella. Lo
que sí hace es resignificarla desde la enseñanza.
Que la socialización sea mediante la enseñanza quiere decir que la escuela recrea
continuamente conocimientos producidos en otros contextos sociales y, para que los
produzcan otros sujetos sociales distintos del maestro. La escuela no inventa el
conocimiento ni monopoliza su circulación. Lo que sí hace es enseñarlo,
intencionalmente, sistemáticamente, públicamente.
Que la enseñanza sea de conocimientos legitimados públicamente quiere decir que
la escuela enseña a todos, sin restricciones ni exclusiones, de todo, sin censuras ni
exclusiones, para todos, en un clima democrático y pluralista. Quiere decir, por el
contrario, que legitima lo que enseña públicamente, sin discriminaciones de los sujetos,
sin dogmatismo en la selección de los objetos, sin autoritarismos en la práctica de los
métodos.
Consecuencias para la organización de los contenidos educativos
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.4
En este contexto propone algunas reflexiones sobre lo que se puede llamar el
formato escolar del conocimiento, limitándose solamente a un aspecto: los
agrupamientos de los contenidos educativos con criterios disciplinares,
interdisciplinares y transversales.
El formato escolar disciplinar para el conocimiento
La disciplinariedad implica un recorte en el conocimiento desde, por lo menos,
tres criterios: la comunicabilidad, la inserción en las prácticas sociales, la especificidad
de contenidos y métodos.
1) Los conocimientos se agrupan disciplinadamente para facilitar su comunicación,
su enseñanza, y al mismo tiempo regularla y condicionarla a una serie de pasos y
saberes previos. Se trata de un concepto didáctico de disciplina.
2) Los conocimientos se agrupan disciplinadamente, además, para facilitar la
adquisición de competencias determinadas necesarias para la vida social, y
también para regular y condicionar su producción y circulación desde ciertas
finalidades sociales. Se trata de un concepto instrumental de disciplina.
3) Los conocimientos se agrupan disciplinadamente, por último, desde ciertas
características propias, según los campos de la realidad a que se refieren, los
tipos de categorías que utilizan, las formas de construir las teorías y de controlar
las afirmaciones, las hipótesis, los modos de explicación y la propia historia en
la que se insertan. Se trata de un concepto epistemológico de disciplina.
Los formatos disciplinares no sólo reconocen diferencias de conocimientos sino
que diseñan también un universo del saber, asignando lugares y funciones, para de este
modo asegurar la unidad del sujeto social del conocimiento, garantizar el control social
de su circulación y realizar eficientemente sus fines sociales.
En este contexto es oportuno pensar el llamado, con muchas imprecisiones,
modelo enciclopédico, típico formato moderno escolar para organizar los contenidos
educativos.
Entiende por “modelo enciclopédico” el que organiza los conocimientos por
aquellas diferencias disciplinares, legitimadas desde su pertenencia a un registro de
conocimientos válidos (científicos), que se suponían necesarios para tener una
formación “general”.
Este modelo enciclopédico se presenta con clara intención crítica del modelo
jerárquico, típico formato escolar antiguo, para organizar los contenidos educativos.
Entiende por modelo jerárquico, el que organiza los conocimientos por aquellas
diferencias disciplinares, regidas por la dignidad de sus objetos medida según criterios
de mayor o menor aproximación a las ideas o verdades esenciales, y que implica
relaciones de subordinación.
Se legitima esencialmente una jerarquía de saberes. Hay saberes “inferiores” y
saberes “superiores”.
El modelo enciclopédico, propiamente disciplinar, homogeneiza los saberes que
incluye, rompiendo jerarquías, pero lo hace separando entre sí los saberes, y excluyendo
saberes, que no cumplen las condiciones de validez, que dan la visa o el permiso para
transitar por la Enciclopedia.
Estima que el efecto que se produjo fue una progresiva pérdida de la significación
social de la enseñanza escolar, que se manifiesta, por un lado, en el alejamiento (o
brecha) de la vida, como lo testimonia el poderoso movimiento crítico de la Escuela
Nueva y, por el otro, en la normalización, cada vez más fuerte, de los contenidos
enseñados, que se alejan progresivamente de las fuentes de producción de los
conocimientos científicos y tecnológicos y de los debates sociales correspondientes.
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.5
El problema radica en que este modelo “enciclopédico” construyó un sujeto social
del conocimiento, escindido en sí mismo, desfasado del sujeto cultural que lo sostiene;
sostuvo, como criterio de control social para la circulación del conocimiento, el despojo
de saberes previos (y con ellos de contextos socio-económicos diferentes), y la consigna
de la neutralidad y de la “normalidad” de los saberes enseñables (y con ellos la
exclusión de la historicidad, el conflicto y la crítica); finalmente se ilusionó pensando
que con la adaptación a la sociedad unidimensional y a sus valores hegemónicos se
lograrían los fines sociales de la educación, que una retórica repetida y ampulosa
formulaba, y sigue formulando, como formación integral del hombre y del buen
ciudadano.
El formato escolar interdisciplinar y el transversal para el conocimiento
a) El formato escolar interdisciplinar
1. Lo interdisciplinar es dependiente del tipo de relaciones que efectivamente se
van dando en la producción de los conocimientos científicos y tecnológicos.
Estas relaciones van desde la mera yuxtaposición (multi o pluridisciplinaria)
pasando por verdaderas relaciones interdisciplinares, que transforman los
cuerpos teóricos y categoriales de las disciplinas intervinientes y que a veces
producen o crean nuevas disciplinas, hasta llegar, en algunas casos, a
verdaderas planteos transdisciplinares, logrando –como definen algunos– una
axiomática común a varias disciplinas.
2. La interdisciplina, como problema epistemológico, se mueve desde la lógica y
la historia de las disciplinas, no siendo fácil, mucha veces, distinguir cuándo se
da efectivamente y cuándo se trata sólo de la confluencia de muchas o algunas
disciplinas, en el tratamiento investigativo de algún tema o problema. La
transferencia al formato escolar debe limitarse a la planificación de algunos
núcleos interdisciplinares, sobre la base de una organización disciplinar de los
contenidos.
3. Esto no quita que, por razones de transposición didáctica y de lo que se ha
llamado “operación pedagógica”, puedan darse, sobre todo en el nivel inicial y
en los primeros ciclos de la EGB, formatos organizados por áreas, conscientes
de que este tipo de organización no responde necesariamente a razones
estrictamente epistemológicas, sino a una lógica determinada del trabajo
escolar.
4. Cree importante formular dos reglas en relación con lo interdisciplinar como
formato escolar del conocimiento.
§ Integrar sólo lo integrable, explicitando las razones. No forzar
integraciones ni caer en un integracionismo infundado.
§ Trabajar las relaciones posibles en el universo de las disciplinas escolares
y no solamente en loscontenidos científicos, que las fundan en sucesivas
mediaciones.
Considera que el trasfondo de los intentos interdisciplinares es reconocer que la
unidad de la razón, como alguien lo ha dicho, es también pluralista. Es decir que el
sujeto social del conocimiento, deseable de construir, no es ni una unidad metafísica
(esencial) ni una unidad meramente trascendental (a priori). Es una unidad socio-
histórica que se construye por mediaciones e interacciones.
b) El formato escolar transversal
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.6
1. La presencia de contenidos transversales en los programas educativos obedece
a una lógica distinta de la de los contenidos interdisciplinares, si bien se
inscribe, como aquélla, en la misma intención de resignificar socialmente a la
escuela.
§ La interdisciplina critica al formato enciclopédico en lo que tiene de
compartimientos estancos y de supuestos ilusorios en la unidad
trascendental de la razón.
§ La transversalidad, en cambio, apunta a otra crítica, que es la
desvinculación de los conocimientos escolares en relación con los
problemas sociales, relacionado con la separación de las esferas de la
cultura y con la pretendida neutralidad y no conflictividad de la razón
enseñante.
2. Los contenidos transversales responden a demandas sociales específicas y no a
la lógica de las disciplinas o de las posibles interdisciplinas.
§ Los contenidos transversales se hacen cargo del planteamiento de
problemas significativos, que no quedan planteados desde las lógicas
disciplinares, aunque aparezcan atravesando muchos de sus contenidos.
§ El hecho de que los contenidos transversales respondan a demandas
sociales específicas no quiere decir que representen inmediatamente esas
demandas específicas ni que esos contenidos seleccionados respondan a las
verdaderas necesidades básicas de aprendizaje. La distinción entre
necesidad social y demanda social
Las relaciones de la educación con el conocimiento dependen, como condición
necesaria aunque no suficiente, de las relaciones del docente con el conocimiento. De
que la escuela cumpla su función de socializar mediante conocimientos legitimados
públicamente. Que el aprendizaje escolar tenga que ver con la producción de sujetos
sociales con conocimientos válidos y significativos.
La relación de la educación con el conocimiento determina que la escuela sea el
lugar de la enseñanza y del aprendizaje. Y aquí radica el fundamento de los
fundamentos curriculares, porque las relaciones de la educación con el conocimiento
son relaciones políticas, epistemológicas y de profesionalidad docente.
Capítulo II
Saberes y conocimientos en la resignificación
social de la escuela
En este capítulo se propone para el debate algunas consideraciones sobre la
relación del saber y los conocimientos con la escuela y su significación social. Al
respecto se analizan tres cuestiones.
1) La escuela no es templo, sino escuela del saber y los conocimientos. Es el
lugar mismo donde el saber y los conocimientos se hacen escuela, es decir
procesos de enseñanza y aprendizaje. La escuela seculariza –arranca del
templo– la producción, la distribución y la apropiación de los saberes y los
conocimientos. Pero esta secularización (expresión asociada a los procesos de
modernización escolar, en tanto desacralización de la enseñanza y apelación a
la educación común) no consiste en que la escuela “laica” (desecularizada) se
convierta en “templo del saber”, como espacio sagrado, separado, secreto. Por
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.7
el contrario, lo hace definiéndose a sí misma como espacio público. La
escuela, como espacio público, da a los conocimientos y los saberes,
universalidad, criticidad, comunicabilidad. Y como tal, tiene significación
social. La pérdida de significación social de la escuela tiene que ver con una
crisis de lo público como criterio social de la circulación de saberes.
2) La enseñanza es enseñanza del saber y los conocimientos. Es la práctica social
por la cual el saber y los conocimientos se hacen enseñanza, es decir
comunicación ordenada y fundada de sentidos. La enseñanza, desmitifica los
procesos de transmisión y de distribución de los saberes y los conocimientos,
desritualizándola. Esta desmitificación no consiste en reemplazar un canon
sagrado por una normalización del saber que, como ley sagrada, ritualiza y
esclerosa el proceso de transmisión. Por el contrario, lo hace, definiéndose a sí
misma como el proceso dialéctico de normalización e innovación. La
enseñanza da a los saberes y los conocimientos su procesualidad histórica y
tiene su significación social. La pérdida de significación social de la escuela
tiene que ver con una crisis de lo histórico, y de lo histórico como proceso de
transmisión de los saberes.
3) El aprendizaje es aprendizaje del saber y de los conocimientos. Se trata del
tiempo, en el cual el saber y los conocimientos se hacen aprendizaje, es decir
producción articulada y coherente de sentidos. El aprendizaje democratiza los
procesos de apropiación y producción de los saberes y los conocimientos.
Pero esta democratización lo hace definiéndose a sí mismo como el tiempo
autónomo de la creación y la producción social de reglas de comunicación. El
aprendizaje da a los saberes y los conocimientos su tiempo lúdico, es decir de
producción gozosa y autodisciplinada de sentidos sociales. Y es en cuanto tal
que tiene significación social. La pérdida de significación social de la escuela
tiene que ver con la crisis de lo lúdico en la producción y la apropiación de
saberes y conocimientos.
La crisis de lo público en los saberes
El conocimiento no se funda en una visión esencial ni siquiera en una
representación objetiva. Se funda hoy en una simulación virtual.
Mientras la escuela siga pensándose como templo del saber, como ámbito para
captar esencias o para construir representaciones objetivas de la realidad, se desfasará
de su significación social. El saber es hoy simulación virtual de la realidad, y no
captación esencial o construcción objetiva. Y esto es así porque quien conoce es sujeto
ampliado, educado para imaginar posibles.
La escuela es el espacio donde el saber no se limita a reflejar esencias ni queda
constreñido a la tarea de construir objetos. No es el espacio reservado a quienes puede
sacarse el cuerpo de encima para tener visiones esenciales, y/o a quienes deben
despojarse de la cultura que traen para estar en condiciones óptimas para construir
objetos.
La escuela es el espacio público del saber, donde los saberes y los conocimientos
liberan las posibles virtualidades de lo real y las diferentes energías de los individuos y
los grupos en su trato con lo real.
Lo público del saber es hoy hacerse cargo de lo virtual y lo diferente, y construir
desde ahí unidades de sentido y proyectos de acción. La resignificación social de la
escuela implica definir su espacio como público o como el ámbito donde el saber y los
conocimientos se saben públicos.
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.8
La crisis de lo histórico en la enseñanza
La escuela es una práctica social: la de enseñar saberes y conocimientos.
Esta práctica social de enseñar fue comprendida por el mundo moderno como una
práctica social normalizadora, es decir uniformadora (universalidad sin restricciones),
pero también homogeneizadora (universalidad metódica, que supone despojo de saberes
previos)
La normalización supone que es necesario acercar un cuerpo ordenado de
conocimientos fundados a todos los sujetos desprovistos de él, con la finalidad de
homogeneizar el sujeto social desde el parámetro seguro que daba la ciencia normal.
A la normalizaciónen la enseñanza le corresponde un saber normalizado, dentro
de paradigmas compartidos y con una epistemología que apele a los hechos, a lo
verificable, a lo repetible, a lo asociable y a lo no contradecible, dentro de las
definiciones, categorías y métodos de paradigma. La ideología positivista de fundación
de la ciencia y la forma enciclopédica de comprender el universo del saber fueron los
sostenes y soportes de la normalización en la enseñanza. Cuando los saberes y los
conocimientos pierden su forma enciclopédica, rompen las paredes de una
epistemología de lo observable, asociable, no contradecible y se desliza hacia lo
autoritario, irrelevante y desactualizado.
Los saberes y los conocimientos, por lo mismo que públicos, son también
históricos y afectan la enseñanza, que no puede ya moverse sólo dentro de un
paradigma, y menos fijarlo. La práctica social de la enseñanza necesita, hoy, asumir la
historicidad del saber, moverse en la lógica de las incertidumbres y las simulaciones.
La escuela recupera su significación social cuando la enseñanza sabe dialectizar la
normalización del saber con las innovaciones. Actualizarse de forma permanente es
aprender a moverse con distintos paradigmas, y también en esos espacios difíciles que
son los dejados por los cambios de paradigmas.
La profesionalidad de sus agentes, maestros y profesores garantizará su calidad y
eficacia. Sólo condiciones laborales dignas podrán garantizar profesionalidad en la
enseñaza. Porque recuperar la significación social de la escuela, desde la enseñanza, no
es sólo una demanda social sino que es también una política educativa.
La crisis de lo lúdico en el aprendizaje
La escuela no sólo se define como un lugar y una práctica sino también como un
tiempo: el del aprendizaje.
Si el saber se define más desde el imaginar posibles y su enseñanza –es decir su
comunicación y distribución– es una práctica social, animada por la dialéctica de
normalización e innovación, dada la historicidad misma del conocimiento.
Se aprende desde diferencias históricas que producen sentidos; desde diferentes
estrategias de apropiación y contrastación social de los saberes y los conocimientos
enseñados.
El tiempo escolar del aprendizaje es tiempo de producción diferenciada de
sentidos y de construcción de reglas comunes para su comunicación. No es tiempo para
sujetar el deseo de aprender, disciplinando el cuerpo para que el intelecto vea las
esencias, o disciplinando la experiencia para que la razón construya objetos. Es tiempo
para producir sentidos y reglas de comunicación social en la apropiación de los saberes
y los conocimientos enseñados.
El tiempo del aprendizaje es fundamentalmente, un tiempo lúdico, que genera sus
propias reglas sociales de producción diferenciada y de comunicación comprensiva. Es
un tiempo creativo, integrador, gozoso, porque es un tiempo de producción y
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.9
comunicación.
El sujeto que aprende es un sujeto que produce sentidos. En este caso, la
disciplina no es otra cosa que las reglas mismas que genera la práctica social de la
producción de sentidos en la apropiación de saberes, enseñados desde una práctica
social simultáneamente normalizada e innovadora.
Saberes y conocimientos para todos, sin restricciones ni expoliaciones. Enseñanza
como práctica social histórica, que dialectiza ciencia normal con innovación, en la
transmisión de esos saberes y conocimientos. Aprendizaje como tiempo lúdico de la
apropiación de los saberes y los conocimientos enseñados, y que dialectiza creatividad y
disciplina.
Reflexionar sobre la relación de saberes y conocimientos con la significación
social de la escuela es afirmar que la escuela hoy es a) vigencia de lo público como
espacio social del conocimiento, b) vigencia de lo histórico en la práctica social de la
enseñanza, c) vigencia de lo lúdico en el tiempo de aprendizaje.
Capítulo III
Los contenidos educativos.
Entre el vaciamiento y el rebasamiento
Los contenidos como núcleo de la función social de la escuela
Enseñar es siempre enseñar algo; aprender es siempre aprender algo. Ese algo que
se enseña y que se aprende es el contenido.
Así, el contenido significa y determina, en cada caso, la intención de enseñar y el
deseo de aprender.
Los contenidos escolares se definen en el contexto de una práctica social, que es
disimétrica en los lugares de la comunicación: poder de enseñar y deseo de aprender, y
que es diferenciada en la significación atribuida por los sujetos sociales intervinientes:
políticas educativas, diseños curriculares, dinámica institucional, contextos
socioculturales de maestros y alumnos, complejos procesos grupales y personales.
Los contenidos son productos sociales e históricos y son el objeto común tanto de
la intención de enseñar como del deseo de aprender.
Los contenidos son el referente central para definir la función social de la escuela:
enseñar y aprender, y son también los que definen la enseñanza y el aprendizaje como
una práctica social disimétrica y diferenciada, que está orientada a romper las
disemetrías y construir lo común.
Los contenidos escolares son los saberes que circulan en la escuela, como objetos
de enseñanza y como tarea de aprendizaje.
En tanto saberes, implican modos de referirse y representarse la realidad, o bien de
operar sobre ella (según la postura epistemológica que se tenga). En tanto escolares,
implican un recorte desde algunos criterios que legitiman su incorporación a los
procesos intencionalmente conducidos de enseñar y aprender.
Revalorizar los contenidos es revalorizar el saber y entender que la escuela cumple
su función cuando hace circular los saberes fundados, cuando los enseña para que se
aprendan y deja que se aprendan, para erradicar la marginación del saber y permitir a
todos, mejores condiciones para luchar por niveles dignos de calidad de vida.
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.10
El vaciamiento de contenidos
Hay una tendencia creciente a ver la crisis de la escuela en términos de una
situación de vaciamiento de contenidos. La escuela ya no enseña nada, o enseña poco, o
lo que enseña no tiene significación alguna.
El lenguaje de los que critican el vaciamiento de contenidos de la escuela es
ambiguo. Se insiste en repoblar de contenidos legítimos el espacio vaciado por una
pedagogía interesada más que en asistir que en enseñar, más en formar ciudadanos
adaptados que coincidencias críticas, más en conseguir resultados que en formar
actitudes, más en producir funcionarios que investigadores de la realidad. En definitiva,
una escuela más preocupada en reproducir una estructura social injusta y marginadora
que en transformar críticamente a la sociedad, permitiendo un orden más justo y sin
marginaciones.
En este debate en torno al vaciamiento de los contenidos, el autor se propone
contribuir con una contextualización olvidada: es cierto que la escuela nueva y los
modelos tecnológicos y comunicacionales tienden a vaciar de contenidos la enseñanza,
pero es cierto también que este vaciamiento refuerza y actualiza un vaciamiento más
fundamental, que opera el modelo llamado de la escuela tradicional (que en realidad es
el modelo moderno de escuela): se refiere al vaciamiento de los contenidos culturales de
la memoria popular, exigido por el paradigma iluminista de la racionalidad moderna,
que se expresa con el ambiguo apotegma con hay que educar al soberano. Educar al
soberano, vaciándolo de todos sus conocimientos culturales, que son visualizados a
priori como vulgares, supersticiosos, acríticos, equivocados.
La revisión crítica de los paradigmas
Cullen propone una revisión crítica de tres paradigmas pedagógicos que desde
planos diferentes produjeron y producen un vaciamiento de contenidos, cuyosentido no
es el mismo y por ello su crítica tampoco ha de ser la misma.
El paradigma moderno de la llamada educación tradicional
La educación del estado moderno, hegemonizado por las clases burguesas, generó
un modelo educativo conforme a sus dos necesidades básicas:
a) Generar un consenso político democrático (popular) en torno a la gestión de
una clase dirigente no popular (elitista)
b) Lograr un sujeto económico abstracto. El sujeto del trabajo, en la economía
capitalista, concebido como mero valor, medible por su fuerza de trabajo y
universalmente equivalente.
Este modelo, llamado tradicionalista se vertebró en torno a la función escolar de
homogeneizar el sujeto cultural, vaciándolo de todo contenido, previo al ingreso en el
sistema educativo. Se trata de la operación que declara al sujeto desescolarizado como
primitivo, bárbaro, salvaje, inculto y prácticamente bruto. Psicológicamente, esto se
refuerza por la versión de la teoría de la inteligencia como tabula rasa, y de la
adquisición de conocimientos en función de estímulos externos y asociaciones internas,
o complejas síntesis estructurales.
El paradigma de la experiencia en la llamada escuela nueva
A comienzos del siglo (en realidad ya en la mitad del siglo pasado) comienza a
problematizarse el énfasis puesto en los contenidos y en el aula en el modelo que a
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.11
partir de este momento, empieza a llamarse tradicional.
Se reivindica la experiencia del sujeto del aprendizaje y la necesidad de que la
vida misma vaya al aula. La estrategia iluminista de vaciar los contenidos culturales,
proponiendo una tabula rasa, como sujeto social abstracto medible por el valor
intercambiable de su fuerza de trabajo, es criticada en nombre de la experiencia del
sujeto o de la capacidad de los niños de ser ellos sujetos de su propio aprendizaje.
Hay dos líneas que recogerán (y fundamentarán) esta crítica escolanovista a los
contenidos enciclopédicos de la escuela tradicional. Una, que pondrá el acento en la
posibilidad del constituirse en sujeto epistémico (es decir científico), superando
posibilidades de ser sujeto de la experiencia, y otra que pondrá el acento en la
posibilidad de constituirse en sujeto eficiente, negando los contenidos que no sirvan
como medios para alcanzar determinados fines.
Se refiere a los aportes de la psicología genética y del conductismo, tal como han
sido receptuados desde el modelo pedagógico escolanovista, con quien comparten la
preocupación por la experiencia por el sujeto, por una socialización eficaz y por la
necesidad de criticar el enciclopedismo del modelo tradicional.
Estas dos líneas generarán dos sutiles formas del vaciamiento de contenidos:
a) La oposición de los contenidos con los métodos. Importa que los alumnos
piensen bien, construyendo las nociones, sin atender a los métodos específicos.
b) Y la oposición de los contenidos con los objetivos. Importa que los alumnos
sean eficientes en sus adaptaciones, desde patrones de conducta previamente
definidos como deseables, sin atender a la especificidad de los contenidos que
se trabajen.
El paradigma de los llamados modelos comunicacionales
El modelo comunicacional, que comienza a operar en la pedagogía desde la
década del ´70, propondrá un vaciamiento de contenidos no sólo de los culturales de la
memoria popular sino también de los científicos, a diferencia de la escuela nueva, donde
todavía operan.
El vaciamiento se hace ahora en nombre de los vínculos pedagógicos, que son
fundamentalmente vínculos afectivos. Se trata de lograr construir un sujeto expresivo y
creativo.
Dos estrategias escolares se dibujan como eficaces para esta nueva forma de
profundizar el vaciamiento de contenidos culturales.
a) Una consiste en la contraposición curricular de áreas del conocimiento y áreas
expresivas, con especialización de los maestros en estas últimas y con acento
en la reivindicación de la creatividad como monopolio de estas áreas. Esta
estrategia es resistida por los bastiones de la escuela tradicional y de lo
escolanovista, en nombre del orden y la eficiencia.
b) La otra línea, insiste en contraponer las actividades individuales y las grupales,
con especialización de estrategias didácticas, basadas en los aportes de la
psicología social y de la dinámica de grupos. Es aquí donde se instala una
fuerte crítica a la institución juzgada como represora. Es más importante
socializar que instruir, trabajar en equipos, aprendiendo a convivir, que
construir conocimientos por sí solos.
Hacia un paradigma crítico
En América latina se dibuja, cada vez más, la necesidad de entender el
vaciamiento de contenidos simultáneamente desde una educación liberadora, una
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.12
pedagogía crítica y una educación popular.
La pedagogía del oprimido tiene que entender que el oprimido también se resiste y
que los mecanismos de manipulación y de reproducción no son tan lineales. La
pedagogía crítica tiene que entender que el vaciamiento de contenidos no sólo está
referido a los contenidos científicos, legitimados socialmente desde los centro de poder,
sino que se refiere de manera fundamental a los contenidos culturales de la memoria
popular, la que resiste a la dominación y es declarada socialmente marginal y no
legitimada.
Postula una corrección popular de la educación liberadora y de la pedagogía
crítica, que pueda reivindicar la función transformadora de la escuela.
El problema, para una pedagogía liberadora, crítica y popular radica, en la
articulación de los contenidos que la escuela enseña con los contenidos de la memoria
popular. Esto implica despojarse de esa capa de iluminismo elitista, que se adhiere
muchas veces a los planteos críticos más lúcidos de los pedagogos latinoamericanos.
Es a la luz de este problema de articulación con la memoria popular de la
resistencia –articulación tanto de la función liberadora y transformadora como de la
necesaria instrumentación científico-técnica, para esa transformación– que podremos
plantear mejor la cuestión del vaciamientos de contenidos, tal como opera en la escuela.
El rebasamiento de contenidos
A la era del vacío parece corresponderle, sobre todo cuando el vacío es por
pobreza, falta de trabajo, una necesidad casi compulsiva de tener la escuela llena, al
menos, de contenidos.
Hay nuevos contenidos para enseñar. Están ahí, como Contenidos Básicos
Comunes, sin que se sepa bien por qué básicos, y menos aún por qué comunes. Están
ahí, esperando que los Diseños Curriculares jurisdiccionales los animen, insuflen en su
barro algún marco teórico, alguna concepción de aprendizaje, alguna contextualización
significante.
Hay nuevas formas, además, de entender la noción misma de contenido educativo.
Como una forma de resignificar lo que la escuela enseña, se propone no quedarse sólo
en conceptos, sino enseñar también procedimientos y actitudes. En realidad se
resignifican viejas taxonomías, disecando ahora no la conducta y el aprendizaje sino el
conocimiento y la enseñanza.
Estos contenidos separados están ahí, esperando que los Diseños Curriculares les
den alguna organización, alguna secuencia, alguna orientación didáctica.
Hay nuevos tipos de contenidos, que se agregan a los ya casi tradicionales, o
disciplinares, y a los ya casi modernos, o interdisciplinares. Son los contenidos
transversales, que pueden interpretarse como posmodernos. Pero son transversales,
porque atraviesan todos o algunos de los contenidos, todas o algunas de las prácticas
institucionales de la escuela, todas o algunas de las redes sociales de sentido.
Estos contenidos transversales están ahí, esperando que los Diseños Curriculares
los definan, los formateen de alguna manera, para que puedan leer las demandas
sociales, los códigos de la modernidady la competitividad, que parecen ser los
manejados por el sistema operativo de la educación de calidad en el mundo
contemporáneo.
La transformación educativa no depende del llenado de un vacío. Depende de la
transformación social que una política educativa, dependiente de un modelo económico
y cultural determinado, quiera llevar a cabo.
Es curioso, antes la escuela tenía que vaciar de contenidos, para llegar a la tabula
rasa y entonces construir subjetividad segura. Ahora, la escuela tiene que llenar de
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.13
contenidos, para no llegar al sujeto desnudo y construir superficies adaptadas.
Esta relación del conocimiento escolar con el supuesto vacío de saberes previos,
propio de la etapa moderna de la integración nacional y del capitalismo industrial,
contrasta con una relación del conocimiento escolar con un supuesto lleno de
información social, propia de la etapa posmoderna, de la globalización y del capitalismo
posindustrial. Es en este contexto que se debe entender el énfasis puesto, en la
formación de competencias.
Capitulo IV
El debate epistemológico de fin de siglo y su incidencia en la
determinación de las competencias científico-tecnológicas
en los diferentes niveles de al educación formal
Para definir el conocimiento científico es indispensable referirse a su
enseñabilidad.
La ciencia siempre se comprendió a sí misma como un tipo de conocimiento
enseñable y, por ello, aprendible por cualquiera que sepa usar su inteligencia o razón.
La escuela se comprende como un ámbito de circulación de conocimientos
debidamente fundados. Este debidamente fundado plantea la cuestión de los criterios
de selección, validación y legitimación de los conocimientos que circulan en la escuela.
La referencia a la cientificidad de los conocimientos seleccionados suele ser, en la
escuela moderna, el gran criterio legitimador.
Esto cobra una particular relevancia cuando la demanda social a la escuela
explícitamente incluye la educación científica y tecnológica, como forma privilegiada
de satisfacer algunas necesidades básicas de aprendizaje, requeridas para un buen
desempeño social.
Hay un cierto consenso en diagnosticar una ausencia de la ciencia en la escuela o
una presencia débil, desdibujada, obsoleta. Y hay también consenso en afirmar que la
pérdida de significación social de la escuela tiene como causa, junto a otras, la distancia
de los conocimientos que circulan en ella en relación con los conocimientos que
produce la ciencia y la tecnología.
Cambiar la escuela tiene mucho que ver, hoy, con revisar sus relaciones con la
ciencia y la tecnología.
En este trabajo se pretende contribuir al debate acerca de la incidencia del debate
epistemológico actual en la determinación de las competencias científico-tecnológicas,
que se supone la escuela debe hoy formar.
Los aspectos significativos del debate epistemológicos hoy
Hay tres campos problemáticos, que afectan hoy la comprensión de la ciencia. El
primero apunta a mostrar las relaciones de la ciencia con la tecnología, por un lado, y
con la ética, por el otro. El segundo enfrenta la diversidad de paradigmas o marcos
teórico-prácticos, y las cuestiones que plantea. El tercero se centra en algunos núcleos
problemáticos más específicos.
Ciencia, tecnología y ética: autonomía e interacciones
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.14
La ciencia se encuentra, en este final de siglo, teniendo que afirmar su autonomía
en relación con otros tipos de ejercicio de la racionalidad humana, que interactúan con
ella. Interesa aquí, colocarse en este peculiar momento de finales del siglo XX, donde
el supuesto moderno de la autonomía de la racionalidad científica, tecnológica y ética
está, por un lado, consolidado, pero –por el otro– necesitado de redefinir sus relaciones.
La ciencia depende, hoy, de la tecnología, y cualquier emprendimiento
tecnológico de importancia implica, hoy, contar con alto desarrollo científico. Por otro
lado, la ética, como ámbito específico de la racionalidad práctica, es decir referida a la
acción humana en tanto normalizadora absolutamente, se encuentra también en niveles
crecientes de dependencia de la acumulación de nuevos saberes científicos sobre la
acción humana, así como demandada por la creciente posibilidad de intervención
tecnológica para condicionar la conducta de los hombres, y del medio, del cual depende
la acción de los hombres.
Las teorías científicas, los sistemas técnicos y los principios universales de la ética
tienen hoy suficiente racionalidad autónoma para fundarse a sí mismos. Pero mutuas
dependencias e incidencias generan campos, donde las discusiones sobre las
aplicaciones, las fronteras, los sentidos, están ya generando zonas interracionales, como
las de la ética aplicada, o las de la ingeniería genética.
Este juego de autonomía e interacción entre ciencia, tecnología y ética define, el
sentido de la demanda social a la escuela sobre el conocimiento. Educación y
conocimiento tiene que ver con la transformación productiva que sin ciencia y
tecnología es impensable hoy, tiene que ver también con el eje de la equidad, que es una
categoría que define la justicia y, por lo mismo, implica competencias de racionalidad
moral autónoma (ética, en sentido estricto). Esto supone redefinir la demanda de
conocimiento a la escuela no sólo en términos de más competencia científica y
tecnológica sino también de más competencia científica y tecnológica sino también de
más competencias ética.
Lo propio del debate actual es que no se puede plantear una escuela humanista que
no sea simultáneamente científica, tecnológica y ética. Pero lo mismo vale si el planteo
se hace desde una escuela “tecnológica” o una escuela científica.
La apelación a la cientificidad como criterio de legitimación y validación de los
saberes que circulan en la escuela es, hoy, apelación a una racionalidad autónoma
específicas: la tecnológica y la ética.
La diversidad de paradigmas
Una segunda cuestión significativa del debate epistemológica de fin de siglo tiene
que ver con la cuestión de la diversidad de paradigmas, que constituyen la complejidad
creciente del concepto mismo de ciencia. Lo que se encuentra en el mundo de la ciencia
es muchas ciencias, diferentes comunidades científicas, distintos encuadres teóricos y
metodológicos, diversidad de recursos y de políticas científicas.
En el debate actual se presentan tres modelos para pensar la diversidad, que no son
excluyentes sino que marcan cuestiones distintas, que se entrecruzan y que tienen
lógicas diferentes.
La diversidad de paradigmas y la historia de las ciencias
Una forma de plantear el problema tiene que ver con el reconocimiento de la
historicidad del conocimiento científico, que no es sólo apelar a su continuo progreso
sino que implica hacerse cargo de continuidades y rupturas. La idea de revolución
científica es, hoy día, una cuestión epistemológica y no una mera descripción de la
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.15
historia de la ciencia.
Una cosa es suponer que el conocimiento científico viene garantizado por un
sujeto trascendental (no afectado por las condiciones históricas de los sujetos empíricos
que hacen ciencia) y explicar el progreso de la ciencia, su historia, como la distancia
entre la idea de razón y sus realizaciones concretas (modelo explicitado por Kant en el
siglo XVIII), y otra cosa es suponer que el conocimiento científico viene legitimado por
comunidades científicas, que se definen porque comparten paradigmas. El progreso de
la ciencia no es, en este caso, una continuidad lineal, sino un verdadero corte o ruptura,
que implica la revolución científica, la emergenciade nuevos paradigmas y, el cambio
de comunidades científicas.
La diversidad de paradigmas, en este modelo de historicidad del conocimiento
científico, significa que se reconoce hoy que la ciencia la hacen sujetos históricos,
agrupados en comunidades científicas, expuestos siempre a la refutación de sus teorías,
conscientes de que apelar a lo que ya se sabe para no avanzar es, un serio obstáculo
epistemológico.
Esta presencia de la historicidad y de la sociedad (porque las comunidades
científicas comparten valores, recursos, tradiciones, posiciones sociales, etc.) no
significa, la caída en una historicidad radical. Por el contrario, de lo que se trata es la de
la validez de las afirmaciones científicas, sólo que no fundadas en la ilusión de un sujeto
epistémico ahistórico sino en las configuraciones reales de comunidades científicas, de
programas de investigación, de cultura continuada.
La diversidad de paradigmas y el sistema de las ciencias
Un segundo modelo para pensar la diversidad tiene que ver con la preocupación
por establecer un sistema de las ciencias, o tener criterios claros de clasificación. Esta
forma de encarar el problema de la diversidad de saberes ha sido decisivo a la hora de
organizar los saberes en la escuela.
No es aceptable hoy confundir clasificación de los saberes con presuntas
jerarquizaciones.
Una cosa es diferencias saberes formales, empíricos, básicos, aplicados, teóricos,
prácticos, técnicos, analíticos, sistémicos, y otra cosa es deslizar en estas
diferenciaciones pretendidas clasificaciones de ciencias o disciplinas, con fronteras
claramente delimitadas y, mucho menos, deslizar jerarquizaciones y valoraciones.
Si el modelo jerárquico de organización, donde el vértice lo ocupa alguna ciencia
o paradigma pretendidamente superior y abarcante del resto, no es ya operativo,
tampoco lo es el criterio enciclopédico, de clasificación y relación entre las ciencias,
que ocultaban en realidad la supuesta primacía de algunos saberes sobre otros, en el
momento de definir su consistencia epistemológica o su cientificidad a secas.
Las relaciones de los saberes, se plantea hoy en términos de reconocimiento de las
diferencias.
La diversidad de paradigmas genera hoy, en la ciencia, más que clasificaciones
congeladas, luchas por el reconocimiento y un esfuerzo por ver qué relaciones se
pueden establecer entre teorías diferentes, métodos diferentes, objetos diferentes,
criterios diferentes de validación. El problema del sistema de las ciencias, hoy es más
una cuestión de estrategias de interacción, de reconocimiento de incidencias, de
búsqueda de coherencias. De aquí la importancia de la categoría de interdisciplina o de
relaciones interdisciplinares, y la constelación de categorías que la acompañan:
multidisciplina, transdisciplina, codisciplina.
La importancia de este tema para la escuela es obvia. A la escuela se le demanda
no sólo que forme competencias científico-tecnológicas sino también que las integre, y
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.16
que ella misma sea un modelo social de clasificación y de integración. El problema
radica, en ver si sus criterios toman en cuenta el debate epistemológico y sus
dificultades, o apelan a una clasificación y organización de los saberes ajena a este
debate.
La diversidad de paradigmas y los contextos de la ciencia
Un tercer modelo para plantear la diversidad atiende a las condiciones de
producción, circulación y apropiación de los saberes científicos. Es decir a sus
contextos sociales. Esta cuestión es parte del debate epistemológico.
La diversidad de paradigmas tiene que ver con la diversidad de contextos sociales
para la producción y circulación del saber científico.
La producción de saber científico ha ido adquiriendo, cada vez más, un valor
económico. Hacer ciencia, hoy día, sale caro y exige inversiones de importancia.
La producción científica no puede prescindir hoy de información acumulada, de
tiempo disponible, de equipos de personas dedicadas, de instalaciones apropiadas, de
recursos múltiples.
La diferencia de paradigmas quiere decir, también, diferentes contextos de
producción de la ciencia, y diferencia de ciencias en relación con sus propias
condiciones de producción.
Esto afecta profundamente un tópico central: la definición de sujeto científico. No
es ya cuestión, meramente, de buen uso de la razón. Se trata también de buena
inserción en grupos productores de conocimiento científico. Y esto lleva a distinguir,
entre otras cosas, países productores y países consumidores de ciencia y tecnologías.
Las brechas científicas y tecnológicas plantean formas diversas de producción de la
ciencia, que llevan a tener que diferenciar paradigmas científicos.
El problema de la diversidad tiene que ver también con la circulación y
distribución del conocimiento científico.
Dado el alto valor económico que tiene hoy el conocimiento científico y
tecnológico, esta información y sus circuitos de distribución tienen reglas fijas que
dependen de la fuerza de las políticas científicas y de la claridad de las normas sobre la
publicidad del saber científico.
Esto afecta otro aspecto central de la ciencia: su carácter universal y público. La
cuestión de la libre circulación de la información es hoy, al final del siglo, una cuestión
abierta y compleja. Y esto afecta la comprensión misma de la ciencia.
La diversidad de paradigmas tiene que ver también con las diferencias en los
contextos de apropiación, y la escuela es uno de los socialmente privilegiados, del
conocimiento científico-tecnológico.
La ciencia es, hoy, variable dependiente de políticas económicas, culturales,
educativas, y esto afecta el valor de la autonomía de la ciencia. Las malas condiciones
de producción, circulación y apropiación son condiciones contextuales, que no pueden
obviar la buena voluntad de los científicos o de los responsables de la enseñanza y el
aprendizaje de los conocimientos científicos.
Los problemas de transformación educativa y de mejoramiento de la calidad de la
educación no pueden obviar la cuestión de la diversidad de paradigmas, por las
diferentes condiciones de producción.
Los núcleos problemáticos
Hay algunos núcleos problemáticos que señalan cambios importantes en la
comprensión de la ciencia. Estos son pertinentes para la cuestión de la incidencia del
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.17
debate epistemológico en la determinación de las competencias científico-tecnológicas
en la escuela.
Certidumbres e incertidumbres
Que la ciencia no se mueve para buscar certezas sino para reducir incertidumbres
es un tópico de fuerte impacto en la cultura y en la educación. No se espera que la
ciencia dé certezas sino que ayude a enfrentar racionalmente las incertidumbres.
Teoría y práctica
Las relaciones de la teoría con la práctica constituyen un núcleo problemático del
debate epistemológico de fin de siglo. Hay mucha más conciencia de las relaciones
entre las teorías y las propias prácticas científicas: los paradigmas, los programas de
investigación, los modelos incluidos en la estructura misma de la ciencia son buenos
ejemplos de lecturas del problema, hechas por los mismos epistemólogos.
Los trabajos que ponen de relieve los contextos de la producción, la circulación y
la apropiación de los saberes científicos enfatizan la fuerte interdependencia de las
teorías con las prácticas sociales.
La relación teoría-práctica va mucho más allá que la mera aplicación externa de la
una a la otra, o que la mera determinación interna (dialéctica) de la una por la otra. Se
trata de interacciones, contaminaciones, coproducciones.
1) La ciencia, hoy día, se siente relativamente autónoma, y se sabe fuertemente
condicionada por las demandas de eficacia y eficiencia que presidenlas
relaciones económicas, cada vez más conscientes del valor agregado que
significa el conocimiento científico-tecnológico, para la rentabilidad y la
competitividad. Esta demanda social es paradójicamente, de responsabilidad
moral y cuidado de la vida en el planeta.
2) La ciencia se sabe hoy día atravesada por la diversidad de paradigmas, que la
convierte en una actividad humana muy dependiente de su propia historia, de
sus propios conflictos en las relaciones y los agrupamientos de la diversidad, y
de sus propias condiciones de producción, circulación y apropiación. La
cuestión interdisciplinar, entendida como relación entre paradigmas, es una
cuestión intrínseca a la misma ciencia en su comprensión actual.
3) La ciencia hoy día es también saber de incertidumbres, disensos, aconteceres.
Y todo esto redefine, internamente, su propio posicionamiento como teoría y
práctica.
La determinación de las competencias científico-tecnológicas en los diferentes
niveles de la educación formal
En este apartado se aborda por un lado qué quiere decir que la escuela tiene que
formar competencias científico-tecnológicas, y por otro, cómo se determinan las
competencias científico-tecnológicas en los diferentes niveles de la educación formal.
La escuela y la formación de competencias científico-tecnológicas
La cuestión se refiere a poder precisar las relaciones de la ciencia y la tecnología
con la escuela.
1) La escuela tiene como función la distribución equitativa de conocimientos
socialmente válidos, necesarios para una buena integración de la personalidad
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.18
y para un buen desempeño en los diferentes contextos de la vida social. La
ciencia y la tecnología tienen que ver con los criterios de validez social, de los
conocimientos y, a su vez, están comprendidas en las definiciones de la buena
integración y del buen desempeño. En este sentido, son tanto parte de la
demanda social a la escuela, como del lugar desde el cual la escuela responde a
esta demanda.
2) No es función de la escuela formar científicos y/o tecnólogos.
3) La ciencia y la tecnología tienen sus propios y específicos contextos de
producción de conocimientos. El contexto escolar de producción y circulación
de conocimientos sociales opera, con los saberes científicos y tecnológicos,
procesos de mediación educativa.
4) Estos procesos de mediación educativa incluyen diferentes niveles de
procesamiento escolar de lo que proviene del mundo científico y tecnológico.
No es lo mismo la presencia de lo científico-tecnológico en la formulación de
las políticas educativas, en la construcción de los diseños curriculares, en los
diferentes estilos de capacitación docente o de desarrollo curricular, en las
diversas estrategias institucionales y, en la trasposición didáctica que cada
docente hace en el aula.
5) Cada uno de estos niveles tiene una relativa autonomía en la forma de
relacionarse con la ciencia y con la tecnología y, como parte del complejo
proceso de su mediación educativa, puede o no relacionarse con los otros,
puede o rehacer o reelaborar las mediaciones operadas desde otro lugar.
6) Que la escuela debe formar competencias científico-tecnológicas es una
formulación propia de una política educativa, porque se trata de un fin u
objetivo para la educación formal.
7) Esta valiosidad se funda en el consenso que, a mayor competencia científico-
tecnológica en los ciudadanos, mayores serán las oportunidades de desarrollo
político, económico y social.
8) Que la escuela tiene que formar buenos ciudadanos y trabajadores eficaces es,
también, una demanda social. En la demanda social a la escuela no siempre
está explícito el lugar que ocupa la competencia científico-tecnológica para
alcanzar niveles de participación y productividad, ciertamente deseables.
9) Formar competencia científico-tecnológica, es un fin valioso, que necesita
estar formulado explícitamente en una política educativa, y que se legitima
como una de las formas posibles, necesaria pero no suficiente, de responder a
la demanda social de más y mejor educación para todos.
10) Formar competencia científico-tecnológica, en la escuela, es parte de una tarea
más amplia, educar, y tendrá que compartir su tiempo y sus exigencias con los
tiempos y las exigencias necesarias para formar otras competencias.
11) Al ser la escuela una institución que socializa por el conocimiento y desde el
conocimiento, la competencia científico-tecnológica ocupa un lugar, en la
escuela, análogo al de la ciencia y la tecnología en el amplio campo de los
conocimientos humanos.
12) La competencia científico-tecnológica no debe ocupar –y de hecho no lo
ocupa– todo el espacio de los conocimientos escolares. Pero no debe estar
excluida a priori, como racionalidad fundada, en ninguno de los otros saberes
que circulan en la escuela.
13) Que la escuela tiene que formar competencia científico-tecnológica es una
decisión de política educativa, que implica ya una mediación, en relación con
los conocimientos científicos-tecnológicos. Se necesitará de otras
mediaciones: curriculares, institucionales, áulicas. Pero, en todos los casos, es
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.19
una política educativa la que revela la voluntad de incorporar la ciencia y la
tecnología a los contenidos escolares, como un elemento esencial para
satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje, que la demanda social hace a
la escuela.
14) Que la ciencia y la tecnología estén en la escuela no quiere decir que la
educación se reduzca a formar competencia científico-tecnológica, pero sí
quiere decir que en el proyecto educativo global, que define a la escuela como
institución social significativa, tanto la ciencia como la tecnología han de estar
presentes, con sus posibilidades, su historicidad, su diversidad y su
problematicidad.
¿Cómo se determinan las competencias científico-tecnológicas que la escuela debe
formar?
Hacia una definición curricular de competencia científico-tecnológica
Las competencias en términos de historia curricular es una categoría que
reemplaza, a la de objetivos educacionales que se había apoderado de la escena
educativa a partir de la década del ´70.
La crítica a la pedagogía por objetivos, que lleva a hablar de una pedagogía por
competencias, se basa en una crítica socio-política a los modelos eficientistas en
educación. Las competencias permiten, atender más a los sujetos concretos (con sus
diferencias y saberes previos) y plantear la cuestión de la evaluación del aprendizaje con
otros parámetros.
La crítica se fundamenta en una definición más sutil de la eficiencia, que no busca
operacionalizar los fines, determinando cambios de conductas deseables y observables,
sino que se preocupa por desarrollar las habilidades y las destrezas para saber qué hacer
ante cambios de desafíos y problemas, deseables y no deseables, observables y no
observables.
La noción de competencia apunta más a lo que el sujeto pueda hacer, que a lo que
hace efectivamente. La noción de competencia guarda una estrecha relación con los
desempeños. Plantear la eficiencia en términos de competencias permite ligarla a la
pertinencia y a la relevancia.
Las competencias son más relevantes porque se hacen cargo mejor de las
necesidades sociales, formuladas hoy en términos de perfiles flexibles, tanto para la
productividad como para la ciudadanía. Son más pertinentes, porque permiten
contextualizar mejor los aprendizajes, haciéndose cargo de las diferencias en los puntos
de partida.
Las competencias son capacidades complejas, construidas desde integraciones de
saberes previos y en diversos grados, que permiten relacionarse inteligentemente con
diversos ámbitos y en diversas situaciones.
¿Quién determina las competencias necesarias? El criterio de las exigencias de losdesempeños, al ser estos históricos y definidos socialmente, es el criterio de la demanda
social. La demanda social no es fácilmente definible, es heterogénea, y siempre está
atravesada por las formas históricas en que se producen y circulan los bienes, los
poderes y las informaciones. La cosa toda la función misma de la escuela, que no es
solamente formar competencias para un desempeño eficaz, en determinadas condiciones
socio-históricas, sino también que esas competencias sirvan para criticar y transformar
esas condiciones.
Se trata de plantear las competencias no sólo en términos de desempeños
eficientes, sino también de desempeños correctos. Es decir toca necesariamente los
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.20
fines de la educación.
Formar competencias es formar sujetos capaces de definir fines y medios,
alternativas fundadas y estrategias diversas, capacidad de evaluar desempeños a la luz
de las posibilidades que vienen de las competencias adquiridas, y no de la demanda
específica de determinados desempeños.
La formación de competencias necesita intencionalidad educativa. Es necesario
definirlas, es necesario aprenderlas, es necesario construirlas.
Las competencias que la escuela debe formar son saberes socio-políticos, son
saber acumulado y transmitido. Son las que conforman social e históricamente al
sujeto.
Curricularmente las competencias se definen como las complejas capacidades,
integradas en diversos grados, que la escuela debe formar en los individuos, para que
puedan desempeñarse como sujetos responsables en diferentes situaciones y contextos
de la vida social y personal, sabiendo ver, hacer, actuar y disfrutar convenientemente,
evaluando alternativas, eligiendo las estrategias adecuadas y haciéndose cargo de las
decisiones tomadas.
Son estas competencias las que definen los criterios para la selección de
contenidos y definen, una concepción de contenidos escolares, una forma de
organizarlos y una forma de distribuir el tiempo, el espacio y las formas para
aprenderlos.
La integración de las competencias supone diversos grados, tanto en el sentido
temporal, de sucesivas síntesis que el sujeto va logrando, como en el sentido horizontal,
de articulación de las diversas competencias y los saberes y contenidos que ellas
suponen.
En cuanto a la competencia científico-tecnológica a formar en los sujetos:
1) La escuela no tiene como función social formar científicos ni tecnólogos.
2) Se hace necesario, diferenciar la competencia científica de la tecnológica.
3) No hay razones para privilegiar la competencia científico-tecnológica en
relación con la competencia ético-científica, o ético-tecnológica. Las
racionalidades autónomas generan competencias específicas y diferentes. Se
propone tratarlas separadamente y criticar la tendencia a presentar la
competencia científico-tecnológica como si fuera una. Esto lleva a
comprometer la autonomía de algunas de las dos competencias o de ambas.
Las interacciones de estas racionalidades autónomas es una de las cuestiones
centrales del debate teórico y práctico de finales de siglo.
4) El esquema lineal de una escuela humanista, una científica y una técnica o
tecnológica es falaz e ideológicamente comprometido con concepciones sobre
la división social del trabajo y sobre la cultura. Conservadoras o
neoconservadoras, incapaces de hacer frente a los desafíos del fin de siglo,
orientadas más bien a la integración de competencias y no a su fragmentación
o pequeñas alianzas.
5) Formar sujetos competentes, tanto científica como tecnológicamente, es hoy
formar sujetos integrados.
6) Se debe diferenciar también competencias científica y/o tecnológica de
diversas y específicas competencias científicas y tecnológicas.
7) Formar competencia científica, hoy quiere decir enseñar a ubicarse en la
diversidad de paradigmas y a operar con esa diversidad. No es compatible con
la formación de competencia científica una enseñanza dogmática de la ciencia,
descontextualizada y aferrada a clasificaciones y valoraciones de los saberes,
supuestamente fundados en la claridad de los objetos científicos y en su
nobleza.
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.21
8) No se puede pretender formar competencia científica ignorando, u ocultando,
los núcleos problemáticos del debate científico contemporáneo. Estos núcleos
problemáticos de las ciencias, que afectan la noción misma de ciencia y
cientificidad, no pueden deducirse de ninguna definición esencial o más o
menos formalizada. Son saberes históricos, y como tales hay que aprenderlos.
9) Por su especial relevancia para la formación de competencia científica hoy,
algunos de estos núcleos significativos son: el tema de las incertidumbres, los
disensos, las singularidades, las relaciones teoría-práctica.
10) La competencia científica, que la escuela debe formar, supone conciencia
gnoseológica, competencia disciplinar propiamente dicha y disponibilidad
interdisciplinar.
11) Por conciencia gnoseológica entiende lo que se sabe acerca del conocimiento
humano. Para tener competencia científica es necesario contar con una
conciencia gnoseológica amplia y flexible, que sepa de las dimensiones
contextuales del conocimiento, de la posibilidad de diferenciar conocimientos
según intereses, intenciones, actitudes, que entiendan la reflexividad del
conocimiento, ya que se conoce siempre desde una interacción significativa,
social e histórica, con lo que se quiere conocer.
12) Por competencia disciplinar entiende la compleja capacidad de orientarse en el
punto de vista disciplinar del conocimiento. Esto tiene que ver con saber de
rupturas continuidades, paradigmas y reglas, componentes estructurales de las
disciplinas y aconteceres históricos de éstas.
13) Por disponibilidad interdisciplinar entiende, una actitud, que, desde la
identidad disciplinar diferenciada, y con una amplia y flexible conciencia
gnoseológica, permite abrirse a la integración, reconociendo otras identidades
disciplinares, y permite buscar reconstrucciones racionales más totalizantes y
abarcadoras de la complejidad de la realidad.
14) Formar competencia científica es enseñar a saber colocarse en el punto de
vista de la ciencia, con toda la complejidad, conflictividad y diversidad que
esto significa, y que, a la luz del debate contemporáneo, puede resumirse en la
capacidad de relacionar la teoría con la práctica, sabiendo que cualquier teoría
científica es también una práctica social y que no hay práctica social que no
incluya entre sus determinaciones las teoría, sus interacciones y sus conflictos.
15) Con respecto a la competencia tecnológica tiene que ver con la capacidad de
saber manejarse con otro tipo de racionalidad: la instrumental, la del saber-
hacer, la del análisis funcional, la de las operaciones de los artefactos y
sistemas.
16) La tecnología, como competencia, es una forma de relacionarse con el mundo,
que tiene cada vez más señales de configuración tecnológica. Por eso, formar
competencia tecnológica es, también, capacidad de entender el mundo, no
solamente de saber operar con artefactos y sistemas.
17) Formar competencia tecnológica en la escuela, supone contextualizar los
saberes que circulan en la escuela en una mirada funcional e instrumental,
relacionada con necesidades humanas y demandas sociales. Pero implica
también saber que esta mirada tecnológica necesita también de una
comprensión, crítica y fundada, de esas mismas necesidades y esas mismas
demandas.
18) La competencia tecnológica tiene una especial relación con los desempeños
eficaces. Tiene que ver, con la definición misma de competencia tecnológica,
que es saber-hacer y saber-operar, que son ellas mismas capacidades de
eficiencia. En el caso de la competencia tecnológica lo que se espera –y lo que
Federación de Educadores BonaerensesD .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.22
también hay que enseñar– es que los desempeños tecnológicos sean
pertinentes y relevantes.
19) La formación de competencia tecnológica está asociada, en la demanda a la
escuela, a la formación para el trabajo. Y esto genera problemas en la
determinación escolar de la competencia tecnológica, sea porque se la
confunde con la cuestión de las salidas laborales inmediatas, se porque se la
ensalza como panacea, para conjurar el temor del ingreso y la permanencia en
el mundo laboral.
20) Formar competencia tecnológica es enseñar a saber manejarse con artefactos,
instrumentos y sistemas operativos, con toda la eficacia y eficiencia
necesarias, pero es también saber evaluar su pertinencia, en relación con las
demandas sociales. La competencia tecnológica no es sólo una cuestión de
competitividad económica, que también lo es. Además, una cuestión de
calidad de vida y de solución funcional de problemas y necesidades del
hombre. Y del hombre no en abstracto, sino en determinados contextos
históricos, sociales y culturales.
Las condiciones institucionales para formar las competencias científico-tecnológicas
Hay dos condiciones institucionales fundamentales para poder formar
competencia científico-tecnológica: una tiene que ver con la racionalidad de la
institución misma, y otra tiene que ver con la profesionalidad de sus agentes principales,
los docentes.
Una institución escolar que no es capaz de generar un clima racional, para la toma
de decisiones, que no acepta el disenso ni lo tolera, que no expone argumentativamente
sus razones, no funcionaliza sus normas y sus sistemas de gestión, para los fines que se
propone, que no deja lugar a las innovaciones, es difícil que pueda formar competencia
científico-tecnológica.
Este clima institucional, coherente con la propuesta de formar competencia
científico-tecnológica, condiciones estructurales que no dependen de la voluntad de los
agentes. Las políticas educativas, que incluyen políticas salariales, infraestructura,
reglamentos y normas, prescripciones curriculares, pautas de evaluación, son
determinantes ciertos del trabajo escolar. También esta política educativa tiene que ser
coherente con el fin que se propone de formar competencia científico-tecnológica.
La otra condición que considera central es la profesionalidad docente y esto tiene
que ver con la formación y capacitación de los docentes, así como con las condiciones
laborales para su desempeño.
Es inútil demandar a los docentes que formen competencia científico-tecnológica,
si ellos no han sido formados en esa dirección.
Los docentes no son ni científicos ni tecnólogos. Pero son profesionales a quienes
la sociedad les pide que formen competencia científico-tecnológica.
Lo primero que es necesario trabajar es la relación del docente con el
conocimiento. En la formación básica no es un tema que ocupe un lugar especial.
Lo segundo son las competencias disciplinares específicas. Se refiere a las
específicas, en relación con la tarea docente como tal, también a las específicas, en
relación con los conocimientos que se transmiten.
En tercer lugar, la profesionalidad docente, requerida para formar competencia
científico-tecnológica, tiene que ver con la capacidad de saber poner en juego, en la
toma de decisiones, toda la racionalidad posible. El docente que no argumenta, que no
acepta la crítica, que no tolera el disenso, que no reconoce sus errores, que descalifica
porque sí los saberes que traen sus alumnos, este docente es difícil que pueda formar
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.23
competencia científico-tecnológica.
Estas condiciones de racionalidad institucional y de profesionalidad docente dan
cuerpo y sujeto a las definiciones curriculares de competencia y, específicamente, de
competencia científico-tecnológica.
La especificación por niveles de la formación de la competencia científico-tecnológica
La formación de la competencia científico-tecnológica es una tarea de todo el
sistema educativo formal, que debe mantenerse a lo largo de todos los niveles, con la
especificidad de complejidad y fundamentación correspondientes.
En la actual estructura del sistema educativo argentino la formación de la
competencia científico-tecnológica, en el nivel inicial, se relaciona con las formas como
se plantean la intencionalidad enseñante, por un lado, y los modos de vérselas con el
conocimiento que tienen los niños, por el otro. Los modelos de enseñanza y las
posibilidades de preguntar, experimentar e imaginar respuestas, en la construcción de
los aprendizajes, son elementos que conforman la disponibilidad para la formación de
competencias científico-tecnológica. Los contenidos de la enseñanza, diferenciados por
áreas del conocimiento, cobran una significación pertinente para la formación de la
competencia científico-tecnológica, siempre que sean contenidos fundamentados y
válidos. El nivel inicial tiene carácter de iniciador en la formación de la competencia
científico-tecnológica.
En la Educación General Básica (EGB), con respecto a la formación de la
competencia científicas, lo más importante es la progresiva valoración del saber
ciencias, para poder comprender mejor el medio, natural y social, y en mejores
condiciones de inserción en y transformación de. Un elemento central para esta
competencia científica tiene que ver con los modelos institucionales de agrupamiento de
disciplinas, de distribución del tiempo para su aprendizaje y coherencia teórico-práctica
en los enfoques respectivos. La diferenciación de disciplinas y los niveles de
integración suelen ser un problema central en la educación básica. También es decisivo,
para la formación de competencia científica, la insistencia en el carácter histórico-social
de los conocimientos y en la necesidad progresiva de racionalidad exploratoria,
experimental y argumentativa. La capacidad de buscar información y de tener criterios
para saber interpretarla, diferenciando categorías, métodos, marcos teóricos, es un
componente central de lo básico de esta competencia.
Con respecto a la formación de la competencia tecnológica, el problema es decidir
si es más conveniente formarla desde un área específica de tecnología, o bien desde un
enfoque más instrumental y transversal, ligada a los conocimientos de las otras áreas.
En relación con el nivel Polimodal ambas competencias, la científica y la
tecnológica, tienen que estar presentes en el tronco común, y a lo largo de todo el nivel.
Cualquiera que sea la orientación específica que se elija, la formación de la competencia
científico-tecnológica tiene que estar presente.
Esta presencia necesita ser explicitada ya en los términos propios de cada
disciplina, sin integraciones apresuradas, y con coherencia de marco epistemológico
global.
Lo difícil, en este nivel, es definir la complejidad de la competencia científico-
tecnológica, que, simultáneamente, permita una terminalidad con grados significativos
para los desempeños en la vida social, y prepare una posible continuidad de estudios
superiores.
La competencia científico-tecnológica, como logro de este nivel educativo, es
componente esencial del perfil generalista y flexible, que parece hoy el más adecuado
para aprender las continuas variaciones de la demanda laboral. Sin embargo, sigue
Federación de Educadores Bonaerenses
D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Pág.24
siendo un problema en cada una de las orientaciones los qué, los cómo y los cuándo de
la formación específica, pensando en las determinadas especialidades de las ciencias y
de las tecnologías, y pensar las mismas preguntas, en relación con la competencia
científico-tecnológica, como parte de la formación general.
Capítulo V
Disciplinariedad, interdisciplinariedad y transversalidad

Más contenidos de este tema