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Mancovsky - El enfoque clinico en ciencias sociales (1) (1)

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EL ENFOQUE CLÍNICO EN CIENCIAS SOCIALES: LA SUTIL 
DIFERENCIA ENTRE LA BÚSQUEDA Y EL HALLAZGO... 
Dra. Viviana Mancovsky*. 
1. El enfoque clínico o ¿cómo acercarse al estudio y a la comprensión del 
otro? 
Ryszard Kapuscinski, periodista y escritor polaco, se remonta a los orígenes de 
la humanidad para recrear literalmente el encuentro con el otro: “Desde siempre, 
el encuentro con el Otro ha sido una experiencia universal y fundamental para 
nuestra especie. Según dicen los arqueólogos, los primeros grupos humanos 
eran pequeñas familias o tribus de treinta a cincuenta individuos.(...) He aquí, 
pues, a nuestra pequeña familia o tribu vagando en busca de alimento. De pronto, 
se topa con otra familia o tribu y descubre que hay otras personas en el mundo. 
¡Qué paso significativo en la historia mundial! ¡Qué descubrimiento trascendental! 
Hasta entonces, los miembros de estos grupos primordiales, que deambulaban 
en compañía de treinta o cincuenta parientes, habían podido vivir en el 
convencimiento de que conocían a toda la población mundial. Resultó que no era 
así: ¡también habitaban el mundo otros seres similares a ellos, otras personas! 
Pero ¿cómo actuar frente a semejante revelación? ¿Qué hacer? ¿Qué decisión 
tomar? ¿Debían arremeter contra esas otras personas? ¿Mostrarse indiferentes 
y seguir su camino? ¿O, más bien, tratar de llegar a conocerías y 
comprenderlas?” (Kapuscinski, 2007). Conocer y comprender al otro a través de 
un encuentro... 
Entablar un diálogo con lo diferente, lo ajeno, el otro encierra la idea de 
acercamiento: una experiencia humana intensa y novedosa que, motivada por 
la curiosidad, la solidaridad o el propio beneficio, el interés de conocimiento, 
control o dominio, desafió a nuestros antepasados hace miles de años. Una 
experiencia que sigue desafiándonos, hoy, en cada nuevo encuentro, con esa 
misma intensidad. 
Ahora bien, el interés y la curiosidad de los hombres por conocer y estudiar otros 
modos de vida, los ritos y costumbres, las marcas culturales de sus semejantes, 
las “maneras de hacer”, al decir del historiador Michel de Certeau, fueron 
configurando distintas modalidades de acercamiento a lo largo del tiempo. 
Diversas maneras de posicionarse de un sujeto, con el fin de estudiar al otro, en 
 
 
determinados contextos socio-culturales e históricos. Más precisamente, distintas 
perspectivas de hacer investigación social. 
Las ciencias sociales, desde sus orígenes modernos, se han esforzado- 
obstinado por definir cómo acercarse al estudio de sus semejantes, cómo 
atrapar y capturar los datos de la realidad social que se proponían descifrar. 
Recuperando la raíz etimológica1 de “método”, ¿cómo construir “un camino hacia” 
esa realidad convertida en objeto de estudio? Evidentemente, ese esfuerzo 
histórico respondía a la necesidad de legitimar sus resultados como lo exigía toda 
ciencia rigurosa con status de seriedad y madurez. Y en esa obstinación histórica, 
las ciencias sociales acudieron a los paradigmas existentes imitando sus modos 
de acercarse a la realidad. En un primer momento, los estudios sobre la 
naturaleza marcaron el rumbo de las ciencias sociales hacia una mirada 
experimental. El objeto de estudio era concebido como una realidad acabada, 
“manipulable”, neutra y por lo tanto, factible de ser objetivada. Un objeto distante 
a ser estudiado a partir de una relación de oposición con el sujeto-investigador. 
Era, justamente, esta supuesta separación, la que fundamentaba la construcción 
de conocimiento “objetivo”. 
Sin embargo, las ciencias sociales, no satisfechas con lo que quedaba por fuera 
de esa mirada, empezaron a construir otro modo de acercamiento: la mirada 
clínica. Inspirados, en principio, por la medicina moderna de fines del siglo XVIII 
y luego, por la psicología que intentó alejarse de las prácticas experimentales de 
laboratorio 2 , comienza a delinearse un “camino alternativo” para abordar la 
singularidad y especificidad del mundo social. Más allá de la mirada, toma cuerpo 
la escucha3 . En ese nuevo andar, se descarta de entrada, la posibilidad de 
explicar objetivamente al hombre. El lenguaje va a ser otro... La relación sujeto- 
objeto de conocimiento va a ser otra. Al respecto, sostiene S. Kramer (1998): 
“...en las ciencias humanas es imposible realizar una escisión entre sujeto y 
objeto. Hay un sujeto que es objeto de sí mismo, que refleja sobre sí mismo y sus 
 
1 El término "método” deriva del griego y significa “meta": hacia, más allá y “hodos”: camino. El 
sentido común de la palabra remite al conjunto de procedimientos o directivas seguidas en un 
dominio determinado, en vistas a obtener un objetivo propuesto de antemano". (Clement, E. et al. 
Pratique de la philosophie de A à Z. Haitier, Paris. 1994) 
2 Para un rastreo de tos usos históricos de la noción de “clínica”, vinculados al surgimiento de la 
medicina moderna y la psicología clínica, Cf. Mancovsky, V. 2011. 
3 Retomando la explicación esclarecedora de F. Guist-Desprairies, esta autora sostiene que la 
 
 
relaciones. En esas relaciones, construye conocimientos. (...) No se trata de 
negar la cientificidad de las ciencias humanas sino de construir otra forma 
científica de conocimiento'’. 
El enfoque clínico comienza a vislumbrarse entonces, como “un método” de las 
ciencias sociales, ligado a la psicología social y la sociología. Este cambio marca 
una apertura significativa de la clínica al campo de las investigaciones sociales 
que toman al “sujeto en situación” como “objeto” de estudio. El presupuesto que 
sostiene dicho cambio tiene que ver con: “...cómo las ciencias sociales han ido 
necesitando de la construcción de un paradigma propio para abordar la 
complejidad y la singularidad de los hechos, la imposibilidad de reproducir y 
generalizar los datos analizados y el despliegue de sentimientos, más o menos 
conscientes, que irremediablemente nacen en el investigador social a partir del 
estudio de “lo humano”4 
El enfoque clínico no se lo concibe como una metodología específica o una etapa 
precisa y acotada en el proceso de recolección de datos. Tampoco se remite a 
una lectura psicoanalítica exclusiva ni excluyente que interpreta los datos 
recogidos. 
Por el contrario, el enfoque clínico en ciencias sociales se concibe como un modo 
particular de construir saberes nuevos, al abordar la singular relación entre sujeto 
y objeto de conocimiento. Más precisamente, este abordaje se define a partir de 
las intrincadas relaciones entre: 
- un sujeto investigador implicado “en” y “con” un recorte de la realidad, 
construida en objeto de estudio, desde su subjetividad y el contexto socio- 
histórico en el cual desarrolla su trabajo. 
- sus motivaciones, posiblemente “des-conocidas”, al momento de iniciar la 
investigación. 
- la teoría producida sobre dicho objeto que funciona como referente 
necesario para elaborar saberes nuevos. 
 
 
 
clínica en ciencias sociales, al desbordar su acepción médica basada en la mirada y el tacto, se basa 
en el corte epistemológico propuesto por Freud a favor de la escucha. A partir del mismo, ya no se 
trata de comprender los signos de un síntoma que se revelan a aquellos que saben ver, sino, por el 
contrario, se trata de entender a aquel que busca expresarse. En esa escucha, se trata de dejar que 
el sujeto acceda a la construcción de sentido. (Guist-Desprairies, F. 2004) 
4Mancovsky, V. La palabra del maestro. Evaluación informal en la interacción de la clase. Ed. 
Raidos. Bs. As. 2011. 
 
 
 
 
A partir de este entramado, se deriva que el enfoque clínico es un modo 
específico de producción de conocimiento que se basa en una “relación en 
situación”, jamás aislada del contexto en la que se despliega. F. Guist- 
Desprairies sostiene: “el enfoque clínico establece como objeto, la co-presencia; 
es decir que los contenidos (sobre los cuales uno habla) son hablados al interior 
de un encuentro enel cual cada uno (investigador y sujeto entrevistado) es 
puesto en riesgo. La clínica, como teoría, coloca al conocimiento, no solamente 
a nivel del contenido, sino que se hace cargo del continente. El dispositivo de 
investigación 'habla' y produce, él mismo, significados a comprender que 
orientan la inteligibilidad de los contenidos5. 
Más precisamente, al estudiar el sentido que los sujetos le asignan a los 
hechos, las situaciones en la interacción con otros, dentro de un contexto 
institucional y/o socio-histórico determinado, el investigador co-construye un 
sentido sobre el sentido que elaboran los sujetos estudiados. Para ello, 
despliega una sensibilidad clínica particular. 
El enfoque clínico se apoya, precisamente, en la necesidad de hacer visible la 
subjetividad del sujeto que investiga, “envuelto” y “atravesado” en y por la 
realidad que elige como objeto de estudio y de la cual, forma parte. Dicho de 
otro modo, el investigador social tiene como herramienta de trabajo, primera y 
principal, a su propia subjetividad. La perspectiva clínica pone en evidencia el 
análisis imprescindible de la implicación. 
 
A partir de esta breve presentación sobre los rasgos centrales del enfoque 
clínico en ciencias sociales, desearía reflexionar acerca de algunas cualidades 
del investigador implicado en el objeto que estudia. 
 
2. La implicación del investigador o ¿De qué se trata el trabajo con uno 
mismo? 
En primer lugar, me resulta atractiva la idea de comparar el trabajo del 
investigador y su propia implicación, con el trabajo del escultor que talla y 
modela su obra. 
 
 
5 Guist-Desprairies, F. op. cit. 2004. 
 
El reconocido artista y profesor de escultura, Leo Vinci, señala que no es el 
material el que lleva la carga expresiva de una obra, sino que depende de cómo 
se lo trabaje. Es el trabajo del escultor que da vida a una creación. Es una 
forma, las propias manos, las herramientas, una idea... Es la idea junto con la 
forma, en el despliegue del espacio y del tiempo. “Es el trabajo de modelado o 
tallado el que hace hablar a la materia”, nos advierte L. Vinci (2009). 
En el modelado, explica el artista, se parte desde adentro y se proyecta la forma 
hacia el espacio. “La concreción de una obra no se logra solamente 
construyéndola a través de volúmenes y espacios, la materia permite a la vez 
registrar en ella, con las herramientas o las manos, tiempos, ritmos, 
velocidades, intensidades, acordes con la idea y la imagen que se está 
gestando. (...) Por el contrario, en el tallado, no se agrega, sino que se quita 
materia. El escultor al tallar, “pone el espacio que falta”. (Vinci, L. 2009) 
Me pregunto: ¿Cuánto se reconoce el investigador en el material que estudia? 
Se parte desde adentro y se proyecta un objeto de estudio... ¿En qué consiste 
“ese adentro”? ¿Son las propias motivaciones, deseos, la singular historia de 
cada uno, las necesidades vitales y profesionales de un aquí y ahora que define 
la situación socio-histórica de un investigador? ¿Cuánta conciencia tiene de 
este trabajo necesario consigo mismo? 
A mi entender, en esta breve y a su vez, sugerente comparación, se trata de 
modelar y a su vez, tallar un objeto específico de investigación reconociéndose 
en esa materia para poder distanciarse, observarla, comprenderla y así construir 
saberes nuevos. Sin ese reconocimiento que refleja el estar “envuelto” en eso 
que se decide estudiar, es imposible separar, analizar, asombrarse, descubrir, 
crear6... 
Entrando más específicamente en el trabajo del investigador social, sostengo 
que llevar a cabo una investigación desde el enfoque clínico encierra un 
cuestionamiento profundo a los saberes del sujeto y a su relación con el saber7 
 
6 Dice el célebre escultor rumano Brancusi: “Es al esculpir la piedra, que uno descubre el espíritu de 
la materia. La mano piensa y sigue el pensamiento de la piedra”. En este estado, el escultor y su obra 
son inseparables, indistintos.,. En el campo de la investigación social, esta no-separación entre sujeto- 
objeto invisibliza a éste último, a punto tal que, el trabajo empírico se vuelve auto-confirmación del 
sujeto. Se trata de la llamada “observación ciega” que solo verifica lo ya sabido y supuesto por e! sujeto 
que cree estar investigando. (Mancovsky, V. 2001} 
7 La relación con el saber es una expresión de origen relativamente reciente y se vincula al campo del 
 
 
 
tendiente a alcanzar una mayor libertad con lo ya aprendido y los saberes por 
crear. Cuestionamiento que tiene que ver con albergar, en sí mismo, preguntas 
sin respuestas inmediatas, estados de ánimo movilizadores y perdurables, ni 
triviales ni pasajeros. Es aceptar andar, por largo tiempo, "en estado de 
pregunta". 
Además de las cuestiones que ayudan a definir, recortar y enunciar un tema o 
problema de la realidad, convertida en objeto de estudio, existe toda otra serie 
de preguntas que se entraman con las primeras y que conciernen a las propias 
motivaciones por el estudio de ese objeto. ¿Por qué uno decide indagar este 
tema? ¿Qué es lo que uno compromete de sí mismo, al querer estudiar ese 
recorte y no, otro? 
De manera categórica, la antropóloga M. Petit comienza una de sus obras, de 
marcado tinte personal, en la cual cuenta su relación con los libros desde su 
infancia, diciendo: “Todo trabajo científico es una autobiografía disfrazada”8. Por 
eso, es necesario estar dispuesto a querer escuchar esos motivos claroscuros 
que se desprenden de nuestras singulares historias de vida. Por eso también, 
ese cuestionamiento encierra el esfuerzo, el valor y a la vez, la humildad de 
reconocerse vulnerable frente a las preguntas de su propia historia, permitiendo 
alcanzar una apertura y una sensibilidad clínica que se entrelazan con las 
decisiones teóricas y metodológicas que exige toda investigación desde este 
enfoque”9. 
 
 
psicoanálisis (desde los aportes teóricos de J. Lacan), la sociología crítica (a partir de los escritos de 
L. Althusser, vinculándola a la noción de ideología) y la formación de adultos. Fue retomada por las 
Ciencias de la Educación desde dos equipos de investigación pertenecientes a dos universidades 
francesas: París X, hacia el año 1987 y París VIII desde 1980. En principio, sugiere una disposición 
de alguien hacía el saber. Dicha disposición implica intimidad del propio saber e intimidad con el 
saber. La misma daría cuenta del placer y del sufrimiento que cada uno siente en relación con el 
saber. Esta última no es un rasgo del sujeto ni una característica de su carácter. Uno no tiene una 
relación con el saber. En este sentido, mejor sería decir que: “...uno es su relación con el saber. Ser 
'su relación con el saber’ significa que mis actos y mis conductas testimonian y transcriben aquello 
que yo quiero, que yo sé y aquello que no sé; dan cuenta de mis saberes adquiridos y de los cuales 
he quedado impregnado. Significa además, aquello que yo hago con mis saberes, cuales fueren, de 
distinto grado y naturaleza; pero también, se refiere a aquello que habla de mis ignorancias y mis 
carencias. (Beilierot, J. 2000). 
8 Petit, M. Une enfance au pays des livres. Rageot Editeur. Paris. 2008. 
9 Al respecto, J. Beillerot afirma que es necesario que el investigador se atreva a indagar sus motivos 
de elección de objeto: “Uno no puede trabajar un tema de investigación sin pasión y sin entusiasmo 
pero, a su vez, éstos se convierten en obstáculos si no propician un diálogo con el deseo propio del 
investigador". (Beiilerot, J. Notas personales del Seminario « Dimensions éthiques et institutionnelles 
de la recherche en éducation ». Université Paris X. Nanterre. 1995) 
10 M. Cifaili, “Enfoque clínico, formación y escritura", En: L. Paquay y otros: La formación profesional 
 
 
Más precisamente, este estado de pregunta remite a la noción de implicación. 
La misma comprende: ...”un trabajo sobre la distancia adecuada: una demanda 
inexorable;un encuentro intersubjetivo entre seres humanos que no están en la 
misma posición; la complejidad de lo vivo y la mezcla ineludible de lo psíquico y 
lo social10. Más aun, la implicación se refiere al trabajo personal que el 
investigador sostiene a lo largo de todas las etapas de la investigación. Dicho 
trabajo se basa en una búsqueda introspectiva donde el sujeto que investiga se 
reconoce al interior de la problemática elegida y entabla un diálogo consigo 
mismo desde su primera motivación de estudio. A partir de esa indagación 
íntima, uno llega a posicionarse como investigador frente a una "realidad 
exterior-interior" que lo interpela. A su vez, otorga validez y rigurosidad a la 
investigación emprendida. 
En síntesis, el enfoque clínico en la investigación social se constituye a partir del 
anudamiento-entramado entre las cuestiones ligadas a las decisiones 
epistemológicas y las cuestiones vinculadas a la implicación subjetiva y socio- 
histórica del investigador. 
Por último, a partir de la experiencia de “pensar-hacer-sentir" trabajos de 
investigación que se encuadran en este enfoque, relevo ciertas cualidades que 
se van desarrollando en el investigador. Cualidades que evocan dos 
“imágenes”, al parecer, opuestas: posicionamiento y disponibilidad. Ambas 
parecerían encerrar sentidos contradictorios: por un lado, definición de lugar y 
fijación, y por el otro, movimiento, soltura y flexibilidad. 
Posicionamiento connota un sentido de construcción de lugar estable. Un lugar 
que se define y se sostiene cuando uno llega a enunciar una pregunta- guía o 
clave del proceso investigativo: “yo quiero saber esto" a partir de: un trabajar las 
propias motivaciones, elegir un recorte de objeto, acotar nociones y rasgos 
específicos de un problema de investigación, asumir decisiones teóricas y 
metodológicas, coherentes con esa teoría. El posicionamiento es netamente un 
trabajo de búsqueda. 
Disponibilidad reenvía a la idea de afinación y entrenamiento de una escucha 
particular. Un modo de estar presente en la situación desde la capacidad de 
 
 
del maestro, FCE, México, 2005, p.172. 
 
 
 
asombro y sorpresa, de registro de palabras, gestos y silencios que encierran 
sentidos múltiples. La disponibilidad es un trabajo de apertura hacia el hallazgo. 
Más aun, en ese estar disponible, es necesario: desertar las creencias y los 
supuestos, huir a los terrenos despoblados de certezas y prejuicios, vivir por 
fuera del amparo de los saberes ya conocidos, soportar la orfandad de la 
pregunta indómita, buscar el desapego del pensamiento sereno, reconocerse en 
los múltiples sentidos, aún sin comprender. Sin embargo, en ese estado de 
desamparo, es preciso ser leal a “la pregunta” que orienta la búsqueda. En esa 
tierra desconocida, es necesario sostener el posicionamiento de las 
intenciones esclarecidas y de la pregunta-guía de ruta. Mezcla rara de docilidad 
y obstinación que nos sugiere esta manera específica de producir saberes 
nuevos... 
A mi entender, posicionamiento y disponibilidad dan cuenta de una tensión entre 
un saber “dónde y cómo” estar entre los datos, buscando y construyendo el 
sentido dado por los sujetos y “un dejarse llevar” entre los mismos. Esa tensión 
traduce un saber particular, arquetipo de toda investigación clínica en el campo 
de lo social: un saber que se busca y, a su vez, un no-saber sobre lo que se 
puede llegar a encontrar. En fin, es en esa tensión que nace la diferencia sutil 
entre la búsqueda y el hallazgo. Y en esa tensión, se gesta lentamente la 
posibilidad de descubrimiento, invención y creación de saberes nuevos. 
En conclusión, como la materia al escultor, nuestra subjetividad debe ser 
trabajada, tallada, modelada... Se trata de un trabajo pausado en cada gesto, 
palabra, pensamiento y emoción a partir del acercamiento-diálogo con el otro. 
Poco a poco, va apareciendo la claridad de la forma, la textura, el momento de 
comprensión y de entendimiento de sentido... Desde el Ensimismo, que nos 
ofrece Leo Vinci, que no tiene temor a buscar y a buscar-se... 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ensimismo (Leo Vinci) 
Hacia un Emergiendo de nuevas ideas, nuevos pensamientos, nuevos 
saberes... 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
*Dra. En Ciencias de la Educación por la Université Paris X (Nanterre) y por la Universidad de 
Buenos Aires. Asesora pedagógica de la Universidad Nacional de Lanús y profesora del Programa 
Interuniversitario de Doctorado en Educación (UNTREF y UNLA). 
Bibliografía: 
-Beillerot, J. Notas personales del Seminario « Dimensions éthiques et 
institutionnelles de la recherche en éducation », Université Paris X. Nanterre. 
1995. 
-Beillerot, J. et al. Formes et formations du rapport au savoir. L'Harmattan. Paris. 
2000. 
-Garni et Santamera, La sculpture sur pierre, Ed. Gründ. Paris, 2001. 
-Cifalli, M. “Enfoque clínico, formación y escritura”, En: L. Paquay y otros: La 
formación profesional del maestro, FCE, México, 2005. 
-Clement, E. et al. Pratique de la philosophie de A à Z. Haitier, Paris. 1994. 
-De Certeau, M. L'invention du quotidien. Tome I.Arts de faire, Gallimard, Paris, 
1990. 
 
 
-Guist-Desprairies, F. Le désir de penser. Construction d'un savoir clinique. Ed. 
Teraèdre, paris. 2004. 
-Kramer, S. “Lectura y escritura de maestros. De la práctica de investigación a la 
práctica de formación”. En: Propuesta educativa. Año 9 N° 19. Diciembre, 1998. 
Fiacso. 
-Mancovsky, V. La palabra deI maestro. Evaluación informal en la interacción de 
la clase. Ed. Paídós. Bs. As. 2011. 
-Petit, M. Une enfance au pays des livres. Rageot Editeur. Paris. 2008. 
-Vinci, L. El lenguaje de la escultura. Reflexiones sobre el arte. Ediciones TAE. 
Bs. As. 2009. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	1. El enfoque clínico o ¿cómo acercarse al estudio y a la comprensión del otro?
	2. La implicación del investigador o ¿De qué se trata el trabajo con uno mismo?

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